delegaciondecatequesiszaragoza.files.wordpress.com€¦  · Web view* Recibir con alegría y...

29
“Desde las entrañas de misericordia: educar y celebrar”. Escuela de verano 2016 CELEBRAR LA MISERICORDIA: PISTAS Y REFLEXIONES PARA LA CATEQUESIS I- Introducción: Un Año de gracia del Señor (8 diciembre 2015 al 20 noviembre 2016). Para el Adviento de 2015, el papa Francisco nos tenía reservada una sorpresa: invitarnos al Jubileo de la Misericordia. Lleva como lema de su ministerio episcopal “Miserando atque eligendo” (“lo miró con misericordia y lo eligió”); y con este espíritu nos ha convocado a dicho Jubileo para alcanzar de Dios el perdón y la paz, la comprensión y la compasión, la ternura y el amor. Al regalarnos el don de su misericordia, el Padre nos hace bienaventurados y nos invita a hacer de nuestra propia vida una gran obra de misericordia para acariciar a quienes el mundo descarta, a quienes el mundo desprecia, a quienes el mundo prefiere que no estén; se trata, por ejemplo, de acompañar y alegrar a los que están solos, acoger e integrar a los “sin papeles”, dignificar a quienes se sienten prostituidos, defender a los marginados, favorecer la no violencia, promover una sana ecología. Frutos de verdadera humanidad, pues quien no vive para servir, no sirve para vivir (MV 15). El Papa Francisco escogió el 8 de diciembre para celebrar un aniversario particularmente significativo en la historia más reciente de la Iglesia: la clausura del Concilio Ecuménico Vaticano II. Muchos son los frutos de gracia que el Señor ha dado a la Iglesia y al mundo a través de aquel acontecimiento, soplo del Espíritu Santo. Además, en esa fecha de inicio del Jubileo, solemnidad de la Inmaculada Concepción, el Papa nos Avelino José Belenguer Calve. Peralta de la Sal (Huesca). 6 julio 2016

Transcript of delegaciondecatequesiszaragoza.files.wordpress.com€¦  · Web view* Recibir con alegría y...

Page 1: delegaciondecatequesiszaragoza.files.wordpress.com€¦  · Web view* Recibir con alegría y mantener con una lvida santa los frutos del perdón. ... • Todo fiel puede “recibir”

“Desde las entrañas de misericordia: educar y celebrar”. Escuela de verano 2016

CELEBRAR LA MISERICORDIA:

PISTAS Y REFLEXIONES PARA LA CATEQUESIS

I- Introducción: Un Año de gracia del Señor (8 diciembre 2015 al 20 noviembre 2016).

Para el Adviento de 2015, el papa Francisco nos tenía reservada una sorpresa: invitarnos al Jubileo de la Misericordia. Lleva como lema de su ministerio episcopal “Miserando atque eligendo” (“lo miró con misericordia y lo eligió”); y con este espíritu nos ha convocado a dicho Jubileo para alcanzar de Dios el perdón y la paz, la comprensión y la compasión, la ternura y el amor. Al regalarnos el don de su misericordia, el Padre nos hace bienaventurados y nos invita a hacer de nuestra propia vida una gran obra de misericordia para acariciar a quienes el mundo descarta, a quienes el mundo desprecia, a quienes el mundo prefiere que no estén; se trata, por ejemplo, de acompañar y alegrar a los que están solos, acoger e integrar a los “sin papeles”, dignificar a quienes se sienten prostituidos, defender a los marginados, favorecer la no violencia, promover una sana ecología. Frutos de verdadera humanidad, pues quien no vive para servir, no sirve para vivir (MV 15).

El Papa Francisco escogió el 8 de diciembre para celebrar un aniversario particularmente significativo en la historia más reciente de la Iglesia: la clausura del Concilio Ecuménico Vaticano II. Muchos son los frutos de gracia que el Señor ha dado a la Iglesia y al mundo a través de aquel acontecimiento, soplo del Espíritu Santo. Además, en esa fecha de inicio del Jubileo, solemnidad de la Inmaculada Concepción, el Papa nos llama a todos a fijar la mirada y el corazón en María, “reina y madre de misericordia”. Así como el papa Francisco ha puesto este Año Santo bajo su protección, así también nosotros nos ponemos cada uno bajo su mirada diciendo: “vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos”.

En este Año Jubilar se esperan muchas vueltas a casa de hijos pródigos, mucha conversión a la misericordia de hermanos mayores y mucha vivencia entrañable de abrazos y besos por parte del Padre. Sí, el jubileo es el tiempo en que la misericordia de Dios se manifiesta con mucha intensidad. No es el creyente el que consigue salvación y gracia con su esfuerzo espiritual, repitiendo oraciones, haciendo peregrinaciones o abriendo puertas. Es Dios quien derrama el júbilo de su Espíritu a quien se dispone a recibirlo, a quien se pone en camino o a quien se abre a Él. A más apertura, más júbilo; a más pobreza interior, más riqueza de indulgencias; a más deseo, más bendición; a más caridad, más misericordia.

Avelino José Belenguer Calve. Peralta de la Sal (Huesca). 6 julio 2016

Page 2: delegaciondecatequesiszaragoza.files.wordpress.com€¦  · Web view* Recibir con alegría y mantener con una lvida santa los frutos del perdón. ... • Todo fiel puede “recibir”

“Desde las entrañas de misericordia: educar y celebrar”. Escuela de verano 2016

II-Júbilo de alegría y jubileo de misericordia.

Júbilo es alegría en el cielo y jubileo es misericordia en la tierra. Aunque Dios sea plenamente feliz, no es impasible ante el sufrimiento o el gozo de sus hijos. Podemos alegrar a Dios, hacerle reír o sonreír. Es cuando Dios se complace en sus obras o en sus hijos: “Y vio Dios que era bueno”, es una complacencia divina. “Y vio Dios que era muy bueno”: es una alegría divina.

Estas manifestaciones de los sentimientos de Dios no se dan solo al comienzo de la Creación. Cada día, cada instante, Dios mira al mundo, mira especialmente a los hijos de los hombres y encuentra motivos para la alegría y motivos para la tristeza. También para la tristeza. La Sagrada Escritura nos habla del dolor de Dios cuando ve que las cosas no marchan, que sus hijos sufren opresión o que se desvían del recto camino. Cada vez que vea en el hombre la marca de Caín, Lamech, Herodes, Judas, Caifás. Pilato… se entristece. Cada vez que ve la marca de Jesucristo, María, Pedro, Pablo, Teresa de Calcuta… se alegra. Se entristece cuando ve los viacrucis de cada día, se alegra cuando ve las resurrecciones y pascuas de cada día. Cuando Dios ve a sus hijos que piden perdón e indulgencia, Él derrocha perdones e indulgencias. Cuando ve a sus hijos que llaman a la puerta, Él la abre de para en par con alegría. Jubileo es el júbilo del Espíritu hasta rebosar. Este desbordamiento puede traducirse en entusiasmo, en fortaleza, en lágrimas de consuelo o en una paz estable. Siempre tenemos la seguridad de que Dios está con nosotros y que estamos definitivamente salvados, porque somos gratuita e incondicionalmente amados. El Jubileo es como un pequeño anticipo de la alegría del cielo.

III- ¿Qué significa celebrar un Jubileo de la Misericordia?

El anuncio hecho por el papa Francisco de celebrar un Jubileo de la Misericordia nos pilló a todos por sorpresa. Ahora bien, es obvio que la misericordia es un punto de referencia permanente para el Papa, y la convocatoria de este Año Santo extraordinario es la feliz consecuencia de la atención y del testimonio que Francisco ofrece constantemente a la Iglesia y al mundo.

Al explicar las motivaciones que le impulsaron a convocar un Año Santo, el papa Francisco dijo: “Es el tiempo para que la Iglesia vuelva a encontrar el sentido de la misión que el Señor le encomendó el día de Pascua: ser signo e instrumento de la misericordia del Padre (Jn 20, 21-23). Por eso el Año Santo debe mantener vivo el deseo de saber acoger los numerosos signos de la ternura que Dios ofrece al mundo entero y sobre todo a cuantos sufre, están solos y abandonados, y también sin esperanza de ser perdonados y de sentirse amados por el Padre… Esta es la razón del Jubileo: este es el tiempo de la misericordia. Es el tiempo favorable para curar las heridas, para no cansarse de encontrarse con quienes esperan ver y tocar con las manos los signos de la cercanía de Dios, para ofrecer a todos, a todos, la vía del perdón y de la reconciliación”.

Avelino José Belenguer Calve. Peralta de la Sal (Huesca). 6 julio 2016

Page 3: delegaciondecatequesiszaragoza.files.wordpress.com€¦  · Web view* Recibir con alegría y mantener con una lvida santa los frutos del perdón. ... • Todo fiel puede “recibir”

“Desde las entrañas de misericordia: educar y celebrar”. Escuela de verano 2016

Por tanto:

1º.- Este Jubileo es una ocasión extraordinaria para dar fuerza y vigor a lo que constituye la vida ordinaria de la Iglesia y de todo cristiano: ser signo de la cercanía y la ternura de Dios. Es un desafío de no poca importancia en el contexto de la cultura de nuestros días. Una cultura que hace predominar el concepto de la posesión.

2º.- El Jubileo tiene el objetivo de recordar a cada uno la belleza de la fe, que pone en su centro el amor misericordioso del Padre hecho visible en el rostro de Cristo y sostenido por el Espíritu, que guía los pasos de los creyentes en las vicisitudes de la historia.

3º.- El Jubileo vuelve a proponer la fuerza de la misericordia de Dios como vía principal para dejarse reconciliar con el Padre y para redescubrir la urgencia de la solidaridad, del amor y del perdón entre los hermanos.

4º.- Rompiendo los esquemas precedentes, este Jubileo sitúa como contenido fundamental la “misericordia misma”. Tarea ardua en nuestros días, tan frecuentemente marcados por la violencia y por la incapacidad de perdonar. Si se quiere, es precisamente esta palabra, PERDÓN, la que sintetiza la novedad del Jubileo de la Misericordia. Un término que contiene en sí la esencia de la revelación de Jesucristo, que vino para que nos reconciliáramos con el Padre (Ef. 2, 14-18).

IV- La celebración litúrgica: momento privilegiado para encontrarnos con Dios, Padre misericordioso, poder vislumbrar su rostro y dejarnos fascinar por él.

Si queremos impulsar desde su raíz la nueva evangelización, y vivir en plenitud el sentido del Jubileo de la Misericordia, tenemos que recuperar el lugar central de la pastoral litúrgica, “cumbre a la que tiende la actividad de la Iglesia y, al mismo tiempo, fuente de donde mana toda su fuerza” (SC 10). Hay una estrecha relación entre la celebración de la fe (pastoral litúrgica) y acción evangelizadora-catequética, objeto específico del Jubileo.

Recuerda el papa Francisco en la bula Misericordiae vultus: “Hay momentos en los que de un modo mucho más intenso estamos llamados a tener la mirada fija en la misericordia, para poder ser también nosotros mismos signo eficaz del obrar del Padre” (MV 3. La celebración litúrgica es un momento privilegiado para poder vislumbrar y dejarse fascinar por el rosto misericordioso del Padre.

Está bien que recordemos brevemente lo que es, en general, la liturgia.

La palabra LITURGIA viene de una palabra griega (leiton ergon) que significa “acción”, “servicio público”. Los primeros cristianos la adoptaron para designar el culto público que daban a Dios, culto referido a la vez a lo que Dios hace por su pueblo y a la Iglesia por Dios. En un sentido más restringido, significa la celebración de los sacramentos, en particular el de la

Avelino José Belenguer Calve. Peralta de la Sal (Huesca). 6 julio 2016

Page 4: delegaciondecatequesiszaragoza.files.wordpress.com€¦  · Web view* Recibir con alegría y mantener con una lvida santa los frutos del perdón. ... • Todo fiel puede “recibir”

“Desde las entrañas de misericordia: educar y celebrar”. Escuela de verano 2016

Eucaristía, llamada entonces “fracción del Pan”. Este es el caso de Oriente, donde todavía la “divina liturgia” designa a la “misa”.

Pero la liturgia integra otras celebraciones, además de las de los sacramentos: particularmente la del oficio divino, los funerales, las consagraciones, las procesiones... Todas las reuniones litúrgicas tienen la misa finalidad: responder a la llamada de Dios, presente en medio de su pueblo, para escuchar su palabra y responder a través de la acción de gracias. Cada celebración litúrgica es un conjunto de palabras, de textos bíblicos, de gestos y de ritos, que se suceden dentro de un orden definido en un “ritual”.

Lo esencial de la Liturgia es ser una celebración. “Celebrar” es festejar; y “festejar” es hacer fiesta, es vivir intensamente y con alegría. La Iglesia “celebra”, “festeja” los acontecimientos de la Historia de la Salvación con ritos, signos, símbolos, palabras... que llamamos LITURGIA. Por tanto, podemos definir la Liturgia como la “celebración de nuestra fe”, como la “celebración del misterio salvador de Cristo”, del acontecimiento de Cristo.

Pero al mismo tiempo es:- una acción de Cristo, de Cristo resucitado que se hace presente en la asamblea que se reúne.- una acción que realizamos nosotros; una acción propia de la comunidad cristiana, de los creyentes (del pueblo cristiano entero – y no únicamente del celebrante-) para suscitar y vivir desde la fe. Hacemos memoria de Cristo recordando cuál es el origen y respuesta de la fe. Por eso, todos estamos invitados a participar “activamente “ en las celebraciones litúrgicas.

¿QUIÉN celebra?

a) Cristo Jesús Único y Eterno Sacerdote.

b) La Iglesia, participa del Sacerdocio de Cristo Jesús.

"Las acciones litúrgicas no son acciones privadas, sino celebraciones de la Iglesia, que es `sacramento de unidad', esto es, pueblo santo, congregado y ordenado bajo la dirección de los obispos. Por tanto, pertenecen a todo el Cuerpo de la Iglesia, influyen en él y lo manifiestan, pero afectan a cada miembro de este Cuerpo de manera diferente, según la diversidad de órdenes, funciones y participación actual" (SC 26).

c) Una misma dignidad pero una diversidad de ministerios. Pero "todos los miembros no tienen la misma función" (Rm 12,4).

- Ministerio ordenado: Algunos son llamados por Dios en y por la Iglesia a un servicio especial de la comunidad. Estos servidores son escogidos y consagrados por el sacramento del Orden, por el cual el Espíritu Santo los hace aptos para actuar en representación de Cristo-Cabeza para el servicio de todos los miembros de la Iglesia (cf PO 2 y 15). El ministro ordenado es como el "icono" de Cristo Sacerdote. Por ser en la Eucaristía donde se manifiesta plenamente el sacramento de la Iglesia, es también en la presidencia de la Eucaristía donde el ministerio del obispo aparece en primer lugar, y en comunión con él, el de los presbíteros y los diáconos.

- Ministerios particulares. En orden a ejercer las funciones del sacerdocio común de los fieles existen también otros ministerios particulares, no consagrados por el sacramento del Orden, y cuyas funciones son determinadas por los obispos según las tradiciones litúrgicas y las

Avelino José Belenguer Calve. Peralta de la Sal (Huesca). 6 julio 2016

Page 5: delegaciondecatequesiszaragoza.files.wordpress.com€¦  · Web view* Recibir con alegría y mantener con una lvida santa los frutos del perdón. ... • Todo fiel puede “recibir”

“Desde las entrañas de misericordia: educar y celebrar”. Escuela de verano 2016

necesidades pastorales. "Los acólitos, lectores, comentadores y los que pertenecen a la 'schola cantorum' desempeñan un auténtico ministerio litúrgico" (SC 29).

- Los laicos realizan su misión sacerdotal esforzándose por santificarse y por santificar su vida en la familia y en el trabajo y expresan su relación con la Iglesia total, pueblo sacerdotal, a través de la celebración-participación en los sacramentos, la oración litúrgica, la vivencia doméstica del Año litúrgico y otras formas de expresión creyentes. En concreto, la familia, como “iglesia doméstica”, participa de la misión sacerdotal de la Iglesia al estar fundamentada en los sacramentos del Bautismo y del Matrimonio. La realiza a través del ministerio de los padres y se expresa en la ofrenda de sí mismo, en la plegaria en común y en la liturgia familiar, y en la participación en la oración y en los sacramentos de la Iglesia.

Así, en la celebración de los sacramentos, toda la asamblea es "liturgo", cada cual según su función, pero en "la unidad del Espíritu" que actúa en todos. "En las celebraciones litúrgicas, cada cual, ministro o fiel, al desempeñar su oficio, hará todo y sólo aquello que le corresponde según la naturaleza de la acción y las normas litúrgicas" (SC 28).

¿CÓMO celebrar?

Signos y símbolos

Una celebración sacramental esta tejida de signos y de símbolos. Según la pedagogía divina de la salvación, su significación tiene su raíz en la obra de la creación y en la cultura humana, se perfila en los acontecimientos de la Antigua Alianza y se revela en plenitud en la persona y la obra de Cristo.

Signos del mundo de los hombres. En la vida humana, signos y símbolos ocupan un lugar importante. El hombre, siendo un ser a la vez corporal y espiritual, expresa y percibe las realidades espirituales a través de signos y de símbolos materiales. Como ser social, el hombre necesita signos y símbolos para comunicarse con los demás, mediante el lenguaje, gestos y acciones. Lo mismo sucede en su relación con Dios.

- Dios habla al hombre a través de la creación visible. El cosmos material se presenta a la inteligencia del hombre para que vea en él las huellas de su Creador (cf Sb 13,1; Rm 1,19-20; Hch 14,17). La luz y la noche, el viento y el fuego, el agua y la tierra, el árbol y los frutos hablan de Dios, simbolizan a la vez su grandeza y su proximidad. En cuanto creaturas, estas realidades sensibles pueden llegar a ser lugar de expresión de la acción de Dios que santifica a los hombres, y de la acción de los hombres que rinden su culto a Dios.

- También, Dios nos habla con los signos y símbolos de la vida social de los hombres: lavar y ungir, partir el pan y compartir la copa pueden expresar la presencia santificante de Dios y la gratitud del hombre hacia su Creador.

Las grandes religiones de la humanidad atestiguan, a menudo de forma impresionante, este sentido cósmico y simbólico de los ritos religiosos. La liturgia de la Iglesia presupone, integra y santifica elementos de la creación y de la cultura humana confiriéndoles la dignidad de signos de la gracia, de la creación nueva en Jesucristo.

Signos de la Alianza. El pueblo elegido recibe de Dios signos y símbolos distintivos que marcan su vida litúrgica: no son ya solamente celebraciones de ciclos cósmicos y de acontecimientos sociales, sino signos de la Alianza, símbolos de las grandes acciones de Dios

Avelino José Belenguer Calve. Peralta de la Sal (Huesca). 6 julio 2016

Page 6: delegaciondecatequesiszaragoza.files.wordpress.com€¦  · Web view* Recibir con alegría y mantener con una lvida santa los frutos del perdón. ... • Todo fiel puede “recibir”

“Desde las entrañas de misericordia: educar y celebrar”. Escuela de verano 2016

en favor de su pueblo. Entre estos signos litúrgicos de la Antigua Alianza se puede nombrar la circuncisión, la unción y la consagración de reyes y sacerdotes, la imposición de manos, los sacrificios, y sobre todo la pascua. La Iglesia ve en estos signos una prefiguración de los sacramentos de la Nueva Alianza.

Signos asumidos por Cristo. En su predicación, el Señor Jesús se sirve con frecuencia de los signos de la Creación para dar a conocer los misterios del Reino de Dios (cf. Lc 8,10). Realiza sus curaciones o subraya su predicación por medio de signos materiales o gestos simbólicos (cf Jn 9,6; Mc 7,33-35; 8,22-25). Da un sentido nuevo a los hechos y a los signos de la Antigua Alianza, sobre todo al Éxodo y a la Pascua (cf Lc 9,31; 22,7-20), porque Él mismo es el sentido de todos esos signos.

Signos sacramentales. Desde Pentecostés, el Espíritu Santo realiza la santificación a través de los signos sacramentales de su Iglesia. Los sacramentos de la Iglesia no anulan, sino purifican e integran toda la riqueza de los signos y de los símbolos del cosmos y de la vida social. Aún más, cumplen los tipos y las figuras de la Antigua Alianza, significan y realizan la salvación obrada por Cristo, y prefiguran y anticipan la gloria del cielo.

Palabras y acciones

Toda celebración sacramental es un encuentro de los hijos de Dios con su Padre, en Cristo y en el Espíritu Santo, y este encuentro se expresa como un diálogo a través de acciones y de palabras.

Ciertamente, las acciones simbólicas son ya un lenguaje, pero es preciso que la Palabra de Dios y la respuesta de fe acompañen y vivifiquen estas acciones, a fin de que la semilla del Reino dé su fruto en la tierra buena. Las acciones litúrgicas significan lo que expresa la Palabra de Dios: a la vez la iniciativa gratuita de Dios y la respuesta de fe de su pueblo.

La liturgia de la Palabra es parte integrante de las celebraciones sacramentales. Para nutrir la fe de los fieles, los signos de la Palabra de Dios deben ser puestos de relieve: el libro de la Palabra (leccionario o evangeliario), su veneración (procesión, incienso, luz), el lugar de su anuncio (ambón), su lectura audible e inteligible, la homilía del ministro, la cual prolonga su proclamación, y las respuestas de la asamblea (aclamaciones, salmos de meditación, letanías, confesión de fe...).

La palabra y la acción litúrgica, indisociables en cuanto signos y enseñanza, lo son también en cuanto que realizan lo que significan. El Espíritu Santo, al suscitar la fe, no solamente procura una inteligencia de la Palabra de Dios suscitando la fe, sino que también mediante los sacramentos realiza las "maravillas" de Dios que son anunciadas por la misma Palabra: hace presente y comunica la obra del Padre realizada por el Hijo amado.

Canto y música

"La tradición musical de la Iglesia universal constituye un tesoro de valor inestimable que sobresale entre las demás expresiones artísticas, principalmente porque el canto sagrado, unido a las palabras, constituye una parte necesaria o integral de la liturgia solemne" (SC 112). La composición y el canto de Salmos inspirados, con frecuencia acompañados de instrumentos musicales, estaban ya estrechamente ligados a las celebraciones litúrgicas de la Antigua Alianza. La Iglesia continúa y desarrolla esta tradición: "Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y salmodiad en vuestro corazón al Señor" (Ef

Avelino José Belenguer Calve. Peralta de la Sal (Huesca). 6 julio 2016

Page 7: delegaciondecatequesiszaragoza.files.wordpress.com€¦  · Web view* Recibir con alegría y mantener con una lvida santa los frutos del perdón. ... • Todo fiel puede “recibir”

“Desde las entrañas de misericordia: educar y celebrar”. Escuela de verano 2016

5,19; cf Col 3,16-17). "El que canta ora dos veces" (S. Agustín, sal. 72,1). “El que canta y baila, ¿cuántas veces reza?” (S. Juan Pablo II en Zaragoza).

El canto y la música cumplen su función de signos de una manera tanto más significativa cuanto "más estrechamente estén vinculadas a la acción litúrgica" (SC 112), según tres criterios principales: la belleza expresiva de la oración, la participación unánime de la asamblea en los momentos previstos y el carácter solemne de la celebración. Participan así de la finalidad de las palabras y de las acciones litúrgicas: la gloria de Dios y la santificación de los fieles (cf SC 112):

¿CUÁNDO celebrar?:

- El Año litúrgico.

A partir del "Triduo Pascual", como de su fuente de luz, el tiempo nuevo de la Resurrección llena todo el año litúrgico con su resplandor. De esta fuente, por todas partes, el año entero queda transfigurado por la Liturgia. Es realmente "año de gracia del Señor" (cf Lc 4,19). La Economía de la Salvación actúa en el marco del tiempo, pero desde su cumplimiento en la Pascua de Jesús y la efusión del Espíritu Santo, el fin de la historia es anticipado, como pregustado, y el Reino de Dios irrumpe en el tiempo de la humanidad.

Por ello, la Pascua no es simplemente una fiesta entre otras: es la "Fiesta de las fiestas", "Solemnidad de las solemnidades", como la Eucaristía es el Sacramento de los sacramentos (el gran sacramento). S. Atanasio la llama "el gran domingo" (Ep. fest. 329), así como la Semana Santa es llamada en Oriente "la gran semana". El Misterio de la Resurrección, en el cual Cristo ha aplastado a la muerte, penetra en nuestro viejo tiempo con su poderosa energía, hasta que todo le esté sometido.

En el Concilio de Nicea (año 325) todas las Iglesias se pusieron de acuerdo para que la Pascua cristiana fuese celebrada el domingo que sigue al plenilunio (14 del mes de Nisán) después del equinoccio de primavera.

El año litúrgico es el desarrollo de los diversos aspectos del único misterio pascual. Esto vale muy particularmente para el ciclo de las fiestas en torno al Misterio de la Encarnación (Anunciación, Navidad, Epifanía) que conmemoran el comienzo de nuestra salvación y nos comunican las primicias del misterio de Pascua.

Como preparación a estas dos grandes fiestas cristianas, el pueblo prepara su corazón con otros tiempos litúrgicos: Cuaresma y Adviento, respectivamente.

- El día del Señor (domingo cristiano).

El domingo es:

1. Día de la resurrección de Cristo . "La Iglesia, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que se llama con razón 'día del Señor' o domingo" (SC 106). El día de la Resurrección de Cristo es a la vez el "primer día de la semana", memorial del primer día de la creación, y el "octavo día" en que Cristo, tras su "reposo" del gran Sabbat, inaugura el Día "que hace el Señor", el "día que no conoce ocaso" (Liturgia bizantina). El "banquete del Señor" es su centro,

Avelino José Belenguer Calve. Peralta de la Sal (Huesca). 6 julio 2016

Page 8: delegaciondecatequesiszaragoza.files.wordpress.com€¦  · Web view* Recibir con alegría y mantener con una lvida santa los frutos del perdón. ... • Todo fiel puede “recibir”

“Desde las entrañas de misericordia: educar y celebrar”. Escuela de verano 2016

porque es aquí donde toda la comunidad de los fieles encuentra al Señor resucitado que los invita a su banquete (cf Jn 21,12; Lc 24,30):

El día del Señor, el día de la Resurrección, el día de los cristianos, es nuestro día. Por eso es llamado día del Señor: porque es en este día cuando el Señor subió victorioso junto al Padre. Si los paganos lo llaman día del sol, también lo hacemos con gusto; porque hoy ha amanecido la luz del mundo, hoy ha aparecido el sol de justicia cuyos rayos traen la salvación (S. Jerónimo, pasch.).

2. Día de la Iglesia . El domingo es el día por excelencia de la Asamblea litúrgica, en que los fieles "deben reunirse para, escuchando la Palabra de Dios y participando en la Eucaristía, recordar la pasión, la resurrección y la gloria del Señor Jesús y dar gracias a Dios, que los 'hizo renacer a la esperanza viva por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos'" (SC 106).3. Día del hombre: El domingo es creado para el hombre, es el día apropiado para el solaz y el descanso, para la reflexión, para la relación y para la atención de los hermanos más necesitados.

- La celebración de los Sacramentos:

A lo largo de todo este Año Jubilar se nos invita y se nos llama, no solo a los pastores y los ministros, sino a todos en general, a que actuemos de una manera que, sobre todo en la celebración de los sacramentos, puedan aparecer a través de las palabras y de los gestos sugeridos por la liturgia, la misericordia y la solicitud del Padre por cada uno de sus hijos, expresadas en el don de la gracia sacramental. Hay algunos sacramentos en los que esta dimensión emerge de un modo mayor respecto a los otros (Bautismo, Reconciliación, Unción de enfermos y Eucaristía).

1.- Bautismo. A través de un camino mistagógico marcado por la iniciación de los signos, de los que el Rito del Bautismo es particularmente rico (pila bautismal, óleos, agua, vestidura blanca, cirio pascual, inmersión-infusión…), se tendrá cuidado de subrayar cómo el baño de regeneración, “puerta” de todos los sacramentos, introduce en la vida sacramental de la Iglesia y reviste al hombre de la imagen de Dios, que el cristiano está llamado a llevar sin mancha para la vida eterna.

2.- Reconciliación.En el Año Santo de la Misericordia asume gran relevancia el sacramento de la

Reconciliación. La Penitencia en su sentido profundo es conversión o “metanoia”, término griego que significa “cambio de mentalidad” o de actitud”, y que conlleva un “cambio de corazón y de vida”. Ese cambio conduce de inmediato a la reconciliación con Dios y con los hermanos.

Con Dios: aquella imagen de Dios que le hombre lleva en sí mismo quedó deteriorada. Aquella relación filial quedó rota. “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de llamarme hijo tuyo” (Lc 15, 18-19). Dios responde con su abrazo de perdón amoroso,

Avelino José Belenguer Calve. Peralta de la Sal (Huesca). 6 julio 2016

Page 9: delegaciondecatequesiszaragoza.files.wordpress.com€¦  · Web view* Recibir con alegría y mantener con una lvida santa los frutos del perdón. ... • Todo fiel puede “recibir”

“Desde las entrañas de misericordia: educar y celebrar”. Escuela de verano 2016

revistiéndole con la túnica de su imagen y poniéndole el anillo de su filiación: “Porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido…” (Lc 15, 24).

Con los hermanos: el pecado había roto a toda la familia, a los hermanos. La reconciliación ha de realizarse también con ellos. De ahí la fiesta familiar, el banquete y la vuelta a la fraternidad: “Porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido, estaba perdido y lo hemos encontrado” (Lc 15, 32).

A) Lo que Dios nos ofrece en el sacramento de la Penitencia (el ROSTRO de DIOS).

* Dios, rico en amor, es quien nos da el conocimiento de los pecados.* Nos da su misericordia.* Ama la vida.* Es lleno de clemencia.* Es el Padre y nosotros vamos a su encuentro.* Es el Supremo Bien.* Es digno de ser amado sobre todas las cosas.* Reconcilió consigo al mundo por la muerte y resurrección de su Hijo.* Es quien derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, para hacernos herederos e hijos.* El concede el perdón y la paz.* Se aplaca con nuestro arrepentimiento.* Es el que nos convoca para alcanzar misericordia.* Abre nuestros ojos y mueve nuestro corazón.* Su amor reúne a los divididos por el pecado.* Es el que envió a Jesucristo.* Es el creador del hombre y el redentor.* Corrige con justicia y perdona con clemencia.* Es el autor y dueño de la luz.* Siempre es generoso para el perdón.

B) Lo que le pedimos a Dios en el sacramento de la Penitencia.

* Que se acuerde de nosotros y nos purifique para que caminemos como hijos de la luz.* Que nos purifique y nos haga ofrenda agradable.* Que nos absuelva de todos los pecados.* Que corregida nuestra vida podamos gozar de las alegría eternas.* Que abra nuestros ojos para que podamos descubrir el mal que hemos hecho.* Que mueva nuestro corazón para convertirnos a él.* Que nos sane y robustezca por su fuerza.* Escuchar su palabra, confesar nuestros pecados yd ar gracias por el perdón.* Que nos conceda la gracia de una verdadera penitencia.* Que volvamos a la iglesia.* Que nos devuelva la primitiva blancura del bautismo .

Avelino José Belenguer Calve. Peralta de la Sal (Huesca). 6 julio 2016

Page 10: delegaciondecatequesiszaragoza.files.wordpress.com€¦  · Web view* Recibir con alegría y mantener con una lvida santa los frutos del perdón. ... • Todo fiel puede “recibir”

“Desde las entrañas de misericordia: educar y celebrar”. Escuela de verano 2016

* Recibir con alegría y mantener con una lvida santa los frutos del perdón.* Le damos gracias por su misericordia.* Sentir el temor de su piedad y que tengamos fe en el corazón, justica en las obras, piedad en la conducta, verdad en los labios y disciplina en las costumbres.* Merecer la vida inmortal.* Que conservemos siempre los bienes que recibimos.* Que nos levantemos cada vez que caemos en el pecado.* Que no nos falte la fortaleza de la perseverancia.* Que nos perdonemos siempre unos a otros, y que trabajemos todos juntos por la paz del mundo.

C) Hacer una “buena confesión” ante la misericordia de Dios.

El discípulo de Cristo que, después del pecado, movido por el Espíritu Santo, acude al sacramento de la Penitencia, ante todo debe convertirse de todo corazón a Dios. Esta íntima conversión del corazón, que incluye la contrición del pecado y el propósito de una vida nueva, se expresa por la confesión hecha a la Iglesia, por la adecuada satisfacción y por el cambio de vida. Dios concede la remisión de los pecados por medio de la Iglesia, a través del ministerio de los sacerdotes.

* Contrición. Entre los actos del penitente ocupa el primer lugar la “contrición”, que es un dolor del alma y un detestar del pecado cometido con propósito de “no pecar en adelante”. En efecto, solamente podemos llegar al Reino de Cristo a través de la “metanoia”, es decir, de aquel íntimo cambio de todo hombre –de su manera de pensar, juzgar y actuar- impulsado por la santidad y el amor de Dios.

* Confesión. La confesión de las culpas, que nace del verdadero conocimiento de sí mismo ante Dios y de la contrición de los propios pecados, es parte del sacramento de la Penitencia. Este examen interior del propio corazón y la acusación externa debe hacerse a la luz de la misericordia divina. La confesión, por parte del penitente, exige la voluntad de abrir su corazón al ministro de Dios.

* Satisfacción. La verdadera conversión se realiza con la satisfacción por los pecados, el cambio de vida y la reparación de los daños. Conviene que la pena impuesta sea realmente remedio del pecado cometido y, de algún modo, renueve la vida. Así el penitente, olvidándose de lo que queda atrás, se injerta de nuevo en el misterio de la salvación y se encamina de nuevo hacia los bienes futuros.

* Absolución. Al pecador que manifiesta su conversión al ministro de la Iglesia en la confesión sacramental, Dios le concede su perdón por medio del signo de la absolución y así el sacramento de la Penitencia alcanza su plenitud. Por medio del sacramento de la Penitencia, el Padre acoge al hijo que retorna a él, Cristo toma sobre sus hombros a la oveja perdida y la conduce nuevamente al redil y el Espíritu Santo vuelve a santificar su templo o habita en él con mayor plenitud; todo ello se manifiesta al participar de nuevo, o con más fervor que antes, en la mesa del Señor.

Avelino José Belenguer Calve. Peralta de la Sal (Huesca). 6 julio 2016

Page 11: delegaciondecatequesiszaragoza.files.wordpress.com€¦  · Web view* Recibir con alegría y mantener con una lvida santa los frutos del perdón. ... • Todo fiel puede “recibir”

“Desde las entrañas de misericordia: educar y celebrar”. Escuela de verano 2016

D) Hacer una “buena celebración” de la misericordia de Dios.

La celebración del sacramento de la Penitencia es siempre una acción en la que la Iglesia proclama su fe, da gracias a Dios por la libertad con que Cristo nos liberó y ofrece su vida como sacrificio espiritual en alabanza de la gloria de Dios y sale al encuentro de Cristo que se acerca.

¿Qué es necesario para hacer una buena celebración del amor misericordioso del Padre?:

* Preparación y acogida del penitente, invitando a poner su confianza en Dios.

* Proclamación de la Palabra de Dios: por ella el cristiano es iluminado en el conocimiento de sus pecados y es llamado a la conversión en el amor misericordioso de Dios.

* Confesión de los pecados. No se trata de decir pecados sino de reconocerse pecador. En la celebración de la penitencia lo más importante “no es lo que tengo que decir sino lo que Dios mismo me dice”. No es “he hecho mal tal cosa y tal otra” sino “soy pecador en esto y en esto otro”; tampoco se trata de “pregúnteme padre” (el sacerdote no tiene la función de sonsacar los pecados como si fuese un “sacacorchos”), sino “me reconozco pecador en esto y en esto otro”.

La celebración de la penitencia presenta el rostro de ese Padre que Jesús anuncia en la parábola del Hijo pródigo; una celebración que me ayude a tomar conciencia de que he fallado a la opción primordial que he hecho como cristiano y de la que con el pecado me he separado.

* Imposición de manos y absolución. El sacerdote, después que el penitente ha terminado su oración, imponiendo sus dos manos, al menos la derecha, sobre la cabeza del penitente dice la “absolución”.

* Acción de gracias. Una vez recibido el perdón de los pecados, el penitente proclama la misericordia de Dios y le da gracias con una breve aclamación tomada de la Sagrada Escritura. Luego, ha de continuar y manifestar su conversión, reformando su vida según el Evangelio de Cristo y con un amor a Dios cada vez más generoso, (¿qué sentido y valor tiene el “rece tantos padrenuestros o avemarías? ¿la oración es una penitencia?).

3.- Unción de enfermos.Toda la Iglesia podrá encontrar en este Jubileo la alegría para redescubrir y hacer

más fecunda la misericordia de Dios, con la cual todos estamos llamados a dar consolación a cada hombre y cada mujer de nuestro tiempo. En la Unción de enfermos, administrada con particular solicitud a quienes se preparan para el encuentro definitivo con el Padre,

Avelino José Belenguer Calve. Peralta de la Sal (Huesca). 6 julio 2016

Page 12: delegaciondecatequesiszaragoza.files.wordpress.com€¦  · Web view* Recibir con alegría y mantener con una lvida santa los frutos del perdón. ... • Todo fiel puede “recibir”

“Desde las entrañas de misericordia: educar y celebrar”. Escuela de verano 2016

subráyese principalmente la dimensión de la esperanza y de la espera de la visión beatifica de Dios, que no ha venido a condenar, sino a perdonar.

La Unción de los enfermos es un “sacramento para vivir cristianamente la enfermedad” afrontada desde la gran misericordia que Dios Padre nos tiene. Y de aquí se desprenden las siguientes notas características:

La unción de los enfermos no es (como antes quizá se pensaba) un sacramento para los que ya están inconscientes y a punto de morir. La unción es el sacramento que tiene que dar la fuerza para afrontar la enfermedad grave y la debilidad de la vejez. Por eso el sacramento de la unción merece la pena que sea preparado y vivido intensamente,

La unción de los enfermos es el sacramento con el que Jesucristo se acerca a sus hermanos más débiles y por ello más amados. La unción con el óleo significa y realiza esta presencia cercana, tierna, confortante, de Jesús hacia nosotros.

La unción de los enfermos está destinada a todos los que padecen una enfermedad grave; también a los que enfermos crónicos, a los accidentados y a los impedidos, y a aquellos que se encuentran seriamente debilitados por los achaques de la vejez. No es un sacramento para ir repitiéndolo a menudo, sino que, en todo caso, se puede volver a recibir cuando se dé un agravamiento.

La unción de los enfermos es un sacramento, una celebración de toda la comunidad cristiana. Por eso, cuando el enfermo recibe la unción en su casa, toda la familia está a su alrededor, orando con él. Y por eso es conveniente también, a la vez que significativo, celebrar juntos el sacramento en la iglesia.

La unción de los enfermos es un gran signo del interés de la comunidad cristiana hacia sus miembros que sufren. Es un interés de todos: de los sacerdotes y de los laicos. Y un interés que de debe ser constante, permanente, de todo el año.

← Los tres momentos principales de la celebración de la Unción:

Avelino José Belenguer Calve. Peralta de la Sal (Huesca). 6 julio 2016

Page 13: delegaciondecatequesiszaragoza.files.wordpress.com€¦  · Web view* Recibir con alegría y mantener con una lvida santa los frutos del perdón. ... • Todo fiel puede “recibir”

“Desde las entrañas de misericordia: educar y celebrar”. Escuela de verano 2016

4.- La Eucaristía.

La Eucaristía, “culmen y fuente” de la vida de la Iglesia, lo es con mayor razón también de todas las celebraciones y actividades que tendrán que ver con este Año Santo extraordinario. La Eucaristía, en efecto, es centro de la vida sacramental y consummatio vitae spiriualis et ómnium sacramenturon finis, como enseña santo Tomás. En ella se consuma el perdón recibido en el sacramento de la reconciliación, con la participación en la comunión del cuerpo y sangre de Cristo junto a toda la comunidad de los bautizados. “En la Eucaristía , Cristo da el mismo cuerpo que por nosotros entregó en la cruz, y la sangre misma que “derramo por muchos […]

V- para remisión de los pecados” (Mt 26, 28 […] cuya memoria se perpetua hasta el fin de los siglos (I Co 11,23) y cuya virtud saludable se aplicará a la remisión de los pecados que cometemos cada día (Concilio de Trento DS 1740) “ (CIC 1365-66).

La Eucaristía y la Reconciliación son dos sacramentos en estrecha relación. “La Eucaristía, al hacer presente el Sacrifico redentor de la Cruz, perpetuándolo sacramentalmente, significa que de ella se deriva una exigencia continua de conversión, de respuesta personal a la exhortación que san Pablo dirigía a los cristianos de Corinto: “En nombre de Cristo os suplicamos: ¡reconciliaos con Dios!“ (2 Cor 5,20). Así pues, si el cristiano tiene conciencia de un pecado grave está obligado a seguir el itinerario penitencial, mediante el sacramento de la Reconciliación para acercarse a la plena participación en el Sacrifico eucarístico” (Juan Pablo II, Eclesia de Eucharistía 37).

En todas las diócesis y comunidades se ha de prestar particular atención, por tanto, a que la celebración de la Misa sea preparada en su aspecto litúrgico (signos, símbolos, gestos), para una participación consciente, activa y fructuosa de todo el pueblo de Dios, en sus distintas expresiones: niños, jóvenes, adultos, ancianos, discapacitados, encarcelados, haciendo así que cada uno se sienta interpelado de manera seria y serena por la misericordia de Dios, de la que la

Avelino José Belenguer Calve. Peralta de la Sal (Huesca). 6 julio 2016

Page 14: delegaciondecatequesiszaragoza.files.wordpress.com€¦  · Web view* Recibir con alegría y mantener con una lvida santa los frutos del perdón. ... • Todo fiel puede “recibir”

“Desde las entrañas de misericordia: educar y celebrar”. Escuela de verano 2016

celebración eucarística es trasparencia. En cada diócesis, según el calendario del Jubílelo, propónganse iniciativas y celebraciones en las que se impliquen, en oración, las diversas manifestaciones del pueblo de Dios.

Es importante que se tenga una especial preocupación por los que viven en las periferias de nuestras parroquias, sobre todo por quienes se han alejado de la Iglesia o que por distintos motivos han sido marginados. Búsquese hacer llegar también a estos el mensaje de que Dios es Padre de todos y espera a todos para que puedan ser objeto de la “indulgencia del Padre” (MV 22) y recibir el abrazo reconciliador para ser rehabilitados plenamente en la herencia que corresponde a los hijos de Dios.

V.- Otros “signos jubilares” de Misericordia de Dios.

Desde siempre el hombre vive de signos. La historia y la entera existencia personal podrían contenerse dentro de un signo. Un signo quiere ser una referencia continua hacia un significado que cada uno de nosotros llega a captar, pero que las solas palabras no son capaces de expresar de forma plena y completa.

En la vida de la fe los signos son fundamentalmente importantes. Como sabemos, el contenido de la fe está recogido en el misterio. Se percibe y se capta mucho, pero a menudo resulta pobre expresar la realidad con las palabras. Mediante los signos sacramentales la Iglesia permite captar las fases relevantes de la vida espiritual y explica de este modo la inserción del creyente en la vida de gracia.

El Jubileo no escapa a esta lógica. Siendo un momento de gracia particular, que es ofrecida a los creyentes para reflexionar sobre la existencia de fe y sobre el misterio del perdón y de la reconciliación, también él debe expresar su verdad más profunda a través de los signos.

Signos más conocidos que caracterizan al Jubileo:

A) La Peregrinación.

- Peregrinos por los caminos del mundo. La peregrinación expresa en primer lugar lo que es el mismo hombre: homo viator. El

término latino “peregrinus” admite dos posibles derivaciones: per ager, que se refiere a aquel que atraviesa los campos , y per eger, que remite a aquel que atraviesa las fronteras. En un caso y en el otro, el peregrino es un forastero, un hombre en camino hacia una meta. Esto es lo que le distingue de un vagabundo, que no tiene una meta fija, sino que solo vaga permanentemente sin saber que busca.

Cada uno de nosotros estamos en camino. Olvidar esta dimensión equivaldría a perder el sentido y la medida de la propia humanidad. Al final obligaría a encerrarse uno mismo en un círculo en el que la ilusión de la inmortalidad nos llevaría a la tumba inconscientemente antes de todo tiempo previsto.

Avelino José Belenguer Calve. Peralta de la Sal (Huesca). 6 julio 2016

Page 15: delegaciondecatequesiszaragoza.files.wordpress.com€¦  · Web view* Recibir con alegría y mantener con una lvida santa los frutos del perdón. ... • Todo fiel puede “recibir”

“Desde las entrañas de misericordia: educar y celebrar”. Escuela de verano 2016

Estamos en camino, todos, siempre y dondequiera que nos encontremos. Es un camino que para unos toma la vía de la búsqueda de la verdad, para otros el anhelo de una paz interior, y para otros el encuentro con Dios. En todo caso, es el signo de una exigencia profunda, casi innata, y de un movimiento que permite captar la profunda espiritualidad de la que somos portadores.

- Roma

Nos dice el papa Francisco en la bula Miseicordiae Vultus: “signo peculiar del Año Santo será la peregrinación que tendrá a Roma como absoluta protagonista”; la ciudad santa y eterna se prepara para acoger a peregrinos de todo el mundo, que llegarán a sus calles para atravesar la Puerta de la Misericordia, experimentando el amor de Dios que “consuela, perdona y ofrece esperanza” (MV 3); pero también para visitar los lugares que vieron la culminación del largo y denso viaje en la fe de los santos Pedro y Pablo, que hicieron de Roma referencia fundamental del cristianismo.

Aunque el Jubileo deberá celebrarse y vivirse antes que nada en el plano local, en cada Iglesia particular del mundo, el Año Santo tendrá su centro en Roma, pues es un hecho universal.

Cada una de las cuatro Basílicas papales de Roma: san Pedro, san Juan de Letrán, santa María la Mayor y san Pablo Extramuros, serán iglesias jubilares donde acercarse en peregrinación para obtener la indulgencia cumpliendo las condiciones establecidas. A las cuatro Basílicas papales se unen las tres iglesias que, junto a ellas, conforman la ruta tradicional de las “siete iglesias”, a saber: san Lorenzo Extramuros, Santa Cruz de Jerusalén y San Sebastián Extramuros.

- Otros lugares.

“El Jubileo, por tanto, será celebrado en Roma así como en las Iglesias particulares como signo visible de la comunión de toda la Iglesia” (MV 3). Por tal motivo las comunidades parroquiales, colegios, instituciones de apostolado laico, movimientos, etc… pueden organizar visitas a una Iglesia Jubilar de acuerdo a criterios de cercanía u otros motivos.

B) La Puerta Santa.

El Santo Padre Francisco, en la Bula Misericordiae Vultus ha establecido que el Año Santo se abrirá el 8 de diciembre de 2015, solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, con la apertura de la PUERTA SANTA de la Basílica de San Pedro en el Vaticano; esta puerta se abre solamente en los años jubilares y permanece cerrada, sellada y tapiada en los demás años.

El domingo siguiente, III de Adviento, se abrirá la Puerta santa en la Catedral de Roma, la Basílica de San Juan de Letrán. Sucesivamente se abrirá la Puerta Santa en las otras Basílicas Papales. Además el Santo Padre ha establecido que “en cada Iglesia particular (= diócesis), en la catedral, que es la Iglesia Madre para todos los fieles, o en la concatedral o en una iglesia de

Avelino José Belenguer Calve. Peralta de la Sal (Huesca). 6 julio 2016

Page 16: delegaciondecatequesiszaragoza.files.wordpress.com€¦  · Web view* Recibir con alegría y mantener con una lvida santa los frutos del perdón. ... • Todo fiel puede “recibir”

“Desde las entrañas de misericordia: educar y celebrar”. Escuela de verano 2016

significado especial se abra todo el Año Santo una idéntica Puerta de la Misericordia. A juicio del Ordinario (= Obispo), ella podrá ser abierta también en los santuarios, meta de tantos peregrinos que en estos lugares santos con frecuencia son tocados en el corazón por la gracia y encuentran el camino de la conversión” (M V 3).

C) La “profesión de fe”.

Atravesando la Puerta Santa, el peregrino entra en la basílica o lugar jubilar. Al acercarse al altar o dentro de la celebración litúrgica en la que se participe, el peregrino está llamado a recitar la “profesión de fe” (el CREDO). Se trata de un signo que debemos comprender bien en su profundidad teológica y en el valor que posee para la vida cristiana.

D) La “indulgencia jubilar”.

“El Jubileo lleva también consigo la referencia a la indulgencia. En el Año Santo de la Misericordia ella adquiere una relevancia particular. El perdón de Dios por nuestros pecados no conoce límites. En la muerte y resurrección de Jesucristo, Dios hace evidente este amor que es capaz incluso de destruir el pecado de los hombres. Dejarse reconciliar con Dios es posible por medio del misterio pascual y de la mediación de la Iglesia. Así entonces, Dios está siempre disponible al perdón y nunca se cansa de ofrecerlo de manera siempre nueva e inesperada. Todos nosotros, sin embargo, vivimos la experiencia del pecado. Sabemos que estamos llamados a la perfección, pero sentimos fuerte el peso del pecado. Mientras percibimos la potencia de la gracia que nos transforma, experimentamos también la fuerza del pecado que nos condiciona. No obstante el perdón, llevamos en nuestra vida las contradicciones que son consecuencia de nuestros pecados. En el sacramento de la Reconciliación Dios perdona los pecados, que realmente quedan cancelados; y sin embargo, la huella negativa que los pecados dejan en nuestros comportamientos y en nuestros pensamientos permanece. La misericordia de Dios es incluso más fuerte que esto. Ella se transforma en indulgencia del Padre que a través de la Esposa de Cristo alcanza al pecador perdonado y lo libera de todo residuo, consecuencia del pecado, habilitándolo a obrar con caridad, a crecer en el amor más bien que a recaer en el pecado.

La Iglesia vive la comunión de los Santos. En la Eucaristía esta comunión, que es don de Dios, actúa como unión espiritual que nos une a los creyentes con los Santos y los Beatos cuyo número es incalculable. Su santidad viene en ayuda de nuestra fragilidad, y así la Madre Iglesia es capaz con su oración y su vida de ir al encuentro de la debilidad de unos con la santidad de otros. Vivir entonces la indulgencia en el Año Santo significa acercarse a la misericordia del Padre con la certeza que su perdón se extiende sobre toda la vida del creyente. Indulgencia es experimentar la santidad de la Iglesia que participa a todos de los beneficios de la redención de Cristo, para que el perdón sea extendido hasta las extremas consecuencias a la cual llega el amor de Dios. Vivamos intensamente el Jubileo pidiendo al Padre el perdón de los pecados y la dispensación de su indulgencia misericordiosa” (Misericordiae vultus, n. 22).

¿Qué son las indulgencias?

• La indulgencia es la remisión de la pena temporal debida por los pecados ya perdonados (en cuanto a la culpa) que un fiel, consigue por mediación de la Iglesia. Como administradora de la redención la Iglesia distribuye y aplica el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos sobre los fieles bien dispuestos que cumplen determinadas condiciones.

Avelino José Belenguer Calve. Peralta de la Sal (Huesca). 6 julio 2016

Page 17: delegaciondecatequesiszaragoza.files.wordpress.com€¦  · Web view* Recibir con alegría y mantener con una lvida santa los frutos del perdón. ... • Todo fiel puede “recibir”

“Desde las entrañas de misericordia: educar y celebrar”. Escuela de verano 2016

• La indulgencia es parcial o plenaria según libre de la pena temporal debida por los pecados en parte o totalmente.• Todo fiel puede “recibir” para si mismo o aplicar por los difuntos, a manera de sufragio, las indulgencias tanto parciales como plenarias.

Condiciones generales para “recibir” i ndulgencias.

• Para ser capaz de “recibir” indulgencias es necesario estar bautizado, no excomulgado y hallarse en estado de gracia santificante por lo menos al final de las obras prescritas.• Para “recibir” efectivamente indulgencias, además de ser sujeto capaz, se debe tener:o al menos intención de conseguirlas, o cumplir las obras prescritas dentro del tiempo determinado, y de la manera debida, según el tenor de la concesión.

Requisitos especiales para recibir indulgencia plenaria

• Ejecución de la obra enriquecida con la indulgencia. Excepto en caso de muerte, solo se puede ganar una indulgencia plenaria al día.• Confesión sacramental, comunión eucarística y rezar por las intenciones del Papa (Padrenuestro y Ave María, u otras oraciones distintas según la devoción del fiel). Aunque pueden cumplirse algunos días antes o después de la ejecución de la obra prescrita, es conveniente que la comunión y la oración par las intenciones del Papa, se realicen el mismo día en que se haga la obra. Con una sola confesión se pueden ganar varias indulgencias plenarias. La comunión tiene que ser una por cada vez.• Exclusión de todo afecto al pecado, incluso venial.

Algunas obras enriquecidas con INDULGENCIA PLENARIA

• Adoración al Santísimo Sacramento, al menos durante media hora.• Bendición apostólica para el momento de la muerte.• La Primera Comunión o asistir a ella recibiendo piadosamente la Sagrada Eucaristía. • Rezo del Santo Rosario en una Iglesia, en un oratorio o en familia.• Lectura espiritual de la Sagrada Escritura al menos durante media hora.• Ejercicio del Vía Crucis, recorriendo las 14 estaciones y meditando la pasión y muerte del Señor. Los enfermos o impedidos pueden simplemente leer y meditar cada una de las estaciones.

E) Invitación a la “acción evangelizadora y caritativa-social”

“En la misericordia tenemos la prueba de cómo Dios ama. Él da todo sí mismo, por siempre, gratuitamente y sin pedir nada a cambio. Viene en nuestra ayuda cuando lo invocamos. Es bello que la oración cotidiana de la Iglesia inicie con estas palabras: « Dios mío, ven en mi auxilio; Señor, date prisa en socorrerme » (Sal 70,2).” (MV 14). Este lema es una invitación a la acción evangelizadora en la perspectiva de la exhortación apostólica Evangelii Gaudium:

Las obras de misericordia espirituales y corporales (MV 15) deben redescubrirse en la predicación, en la catequesis, en la acción litúrgica y sociocaritativa… "para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina".

La íntima e indisoluble relación entre la justicia y la misericordia implica que ambas no se deben detener en una visión legalista, sino que apunta a un camino que desemboca en amor misericordioso (MV. 20-21).

Avelino José Belenguer Calve. Peralta de la Sal (Huesca). 6 julio 2016

Page 18: delegaciondecatequesiszaragoza.files.wordpress.com€¦  · Web view* Recibir con alegría y mantener con una lvida santa los frutos del perdón. ... • Todo fiel puede “recibir”

“Desde las entrañas de misericordia: educar y celebrar”. Escuela de verano 2016

Este curso pastoral 2015-16 se puede vivir la experiencia de la misericordia con el sacramento de la penitencia y con el don de la indulgencia del Jubileo. “En el sacramento de la Reconciliación Dios perdona los pecados, que realmente quedan cancelados; y sin embargo, la huella negativa que los pecados tienen en nuestros comportamientos y en nuestros pensamientos permanece. La misericordia de Dios es incluso más fuerte que esto. Ella se transforma en indulgencia del Padre que a través de la Esposa de Cristo alcanza al pecador perdonado y lo libera de todo residuo, consecuencia del pecado, habilitándolo a obrar con caridad, a crecer en el amor más bien que a recaer en el pecado” (MV 22).

La misericordia es la actitud cotidiana de quien se sabe fruto de su misericordia entrañable: "Vivir en la vida de cada día la misericordia que desde siempre el Padre dispensa hacia nosotros. Dejémonos sorprender por Dios. Él nunca se cansa de destrabar la puerta de su corazón para repetir que nos ama y quiere compartir con nosotros su vida…”

VI- “Misericordiosos como el Padre”: ser testigos de la misericordia y del perdón.

Podemos decir con toda certeza y esperanza que ¡Dios es misericordioso!. La gran noticia no es simplemente que Dios existe, sino que nosotros existimos para Él; y que nos ama a cada uno de forma única e irrepetible.

La Iglesia celebró en el año 2000 el “Jubileo de la Encarnación” y anteriormente, en 1933 y 1983, el “Jubileo de la Redención” (recordando los 1900 y 1933 años de la muerte y resurrección del Señor). El Papa Francisco ha tenido la intuición de convocar ahora un Jubileo extraordinario para celebrar la Misericordia de Dios. A diferencia de los Jubileos anteriores, no conmemoramos tanto un aniversario concreto, cuanto que proclamamos que Dios es bueno, infinitamente bueno; es decir, misericordioso. ¡Nada más y nada menos!.

Pero más aún, no solo celebramos que Dios es misericordioso, sino que recordamos esperanzadamente que hemos sido creados a imagen y semejanza suya, y que por lo tanto estamos llamados a ser misericordiosos. De ahí el lema de este Año Jubilar: “Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso”. De los hijos se espera que sean como el Padre. Lo contrario sería una traición hacia Él, además de una desgracia para nosotros.

Esto nos recuerda que la misericordia es un don de Dios, y al mismo tiempo una llamada a nuestra conversión. La misericordia de Dios no estriba tanto en “tapar” nuestro pecado, cuanto en realizar en nosotros el milagro de la transformación interior. O dicho con otras palabras, la bondad de Dios no consiste solo en tener paciencia con nuestro pecado, sino en santificarnos. Este es el motivo por el que el sacramento de la Reconciliación ocupa un lugar central en la celebración del Jubileo.

En conclusión, la verdadera misericordia es la que nos lleva a la propia conversión, al mismo tiempo que nos conduce a tener paciencia con el prójimo. He aquí un buen propósito para este Año Jubilar: ¡Sé exigente contigo mismo, y paciente con los demás!.

Este Jubileo nos ofrece la posibilidad de vivir una experiencia de misericordia con los pobres, con los prófugos, con los enfermos, con los refugiados, con los presos, en las misiones, etc… ¡Participemos en esas experiencias de misericordia!

Avelino José Belenguer Calve. Peralta de la Sal (Huesca). 6 julio 2016

Page 19: delegaciondecatequesiszaragoza.files.wordpress.com€¦  · Web view* Recibir con alegría y mantener con una lvida santa los frutos del perdón. ... • Todo fiel puede “recibir”

“Desde las entrañas de misericordia: educar y celebrar”. Escuela de verano 2016

CELEBRAR LA MISERICORDIA:

PISTAS Y REFLEXIONES PARA LA CATEQUESIS

(para dialogar, trabajar en grupo y ponerlo en común)

1ª- Señalar 3 ideas o frases que nos hayan llamado más la atención. ¿Por qué?

2ª- ¿Cuál es la participación que me corresponde en la celebración de la misericordia de Dios?

3ª- ¿Cómo crees tú que la catequesis y los catequistas pueden preparar para la “experiencia de la misericordia de Dios”?

4ª- ¿Cómo ayudamos, desde la catequesis, a que nuestros niños, jóvenes y adultos descubran la riqueza espiritual y catequética del DON de la INDULGENCIA?

Avelino José Belenguer Calve. Peralta de la Sal (Huesca). 6 julio 2016