DELEUZE, Gilles - Deseo y Placer (Traducido Por Javier Sáez, En Archipiélago. Cuadernos de...

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  • Deseo y placer

    Gilles Deleuze

    Traducido por Javier Sez Archipilago. Cuadernos de crtica de la cultura

    Barcelona, n 23 / 1995

    Los nmeros entre corchetes corresponden a la paginacin de la edicin impresa

  • [12]

    A. Una de las tesis esenciales de V. y C.1 se refera a los disposi-

    tivos de poder. Esta tesis me parece esencial desde tres puntos de vista:

    1) en s misma y en relacin al izquierdismo: profunda nove-

    dad poltica de esta concepcin del poder, en oposicin a cualquier

    otra teora del Estado. 2) En relacin al propio Michel [Foucault], ya

    que esta tesis le permita superar la dualidad de las formaciones

    discursivas y de las formaciones nodiscursivas, que subsista en A.

    S. 2, y explicar cmo los dos tipos de formaciones se distribuan o se

    articulaban punto por punto (sin reducirse la una a la otra, ni

    parecerse... etc.). No se trataba de suprimir la distincin, sino de

    encontrar una razn de sus relaciones.

    3) Por una consecuencia precisa: los dispositivos de poder no ac-

    tuaban ni por represin ni por ideologa. Por tanto, ruptura con una

    disyuntiva que todo el mundo haba ms o menos aceptado. [13] En

    lugar de represin o ideologa, V. y C. conformaba un concepto de

    normalizacin, y de disciplinas.

    B. Esta tesis sobre los dispositivos de poder me parece que pre-

    senta dos direcciones, en absoluto contradictorias, pero distintas. De

    todas formas, estos dispositivos eran irreductibles a un aparato de

    1 V. y C. por Vigilar y Castigar. Todas las notas son de la redaccin de Magazine

    Littraire.

    2 A. S. por Arqueologa del Saber.

    3

  • Estado. Pero en una direccin, consistan en una multiplicidad difusa,

    heterognea, de microdispositivos. En otra direccin, remitan a un

    diagrama, a una especie de mquina abstracta inmanente a todo el

    campo social (como el panoptismo, definido por la funcin general de

    ver sin ser visto, aplicable a una multiplicidad cualquiera). Eran

    como dos direcciones de microanlisis, igualmente importantes, ya

    que la segunda mostraba que Michel no se contentaba con una

    diseminacin.

    C. V. S..3 supone un nuevo paso, en relacin a V. y C. El punto de

    vista permanece idntico: ni represin ni ideologa. Pero, dicho bre-

    vemente, los dispositivos de poder ya no se limitan a ser normalizado-

    res, tienden a ser constituyentes (de la sexualidad). Ya no se limitan a

    formar saberes, son constitutivos de verdad (verdad del poder). Ya no

    se refieren a categoras, negativas a pesar de todo (locura, delin-

    cuencia como objeto de encierro), sino a una categora considerada

    positiva (sexualidad). Este ltimo punto es confirmado por la entrevis-

    ta de la Quinzaine.4, al comienzo de la pgina 5. A este respecto, creo

    que se puede ir ms lejos en el anlisis de V. S. El peligro es: Michel

    vuelve a un anlogo del sujeto constituyente?, y por qu experimenta

    la necesidad de resucitar la verdad, incluso si hace de ella un nuevo

    3 V. S. por La voluntad de Saber.

    4 Les Rapports de pouvoir pasent linterieur des corps (entrevista con Lucette

    Finas), La Quinzaine littraire, n 247, 1, 15 enero 1977, pp 46; cf. Dits et crits, n 197,

    III p. 228 (Dits et crits es el nombre de una obra en cuatro volmenes publicada en

    1994 por la editorial Gallimard que recoge entrevistas, artculos y cursos de Foucault

    aparecidos en diferentes publicaciones desde 1954 hasta 1988. N. d. T.)

    4

  • concepto? No es que yo plantee estas preguntas, pero me parece que

    estas dos falsas preguntas se plantearn, en la medida que Michel no

    las ha explicado suficientemente.

    D. Una primera cuestin para m era la naturaleza del micro

    anlisis que Michel estableca a partir de V. y C. Entre lo micro y lo macro, la diferencia evidentemente no era de tamao, en el

    sentido de que los microdispositivos nicamente se refieren a

    pequeos grupos (la familia no tiene menos extensin que cualquier

    otra formacin). No se trata tampoco de un dualismo extrnseco, ya

    que hay microdispositivos inmanentes al aparato del Estado, y que

    segmentos del aparato del Estado penetran tambin en los micro

    dispositivos inmanencia completa de las dos dimensiones. Hay

    que entender entonces que la diferencia es de escala? Una pgina de V. S. (132) rechaza explcitamente esta interpretacin. Pero esta pgina parece remitir lo macro al modelo estratgico, y lo micro al modelo

    tctico. Y esto es algo que me molesta, ya que los microdispositivos

    me parece que tienen en Michel una dimensin estratgica diferente

    (sobre todo si se tiene en cuenta este diagrama [14] del que son insepa-

    rables). Otra direccin sera la de las relaciones de fuerza como

    determinantes de lo micro: cf. especialmente la entrevista en la Quinzaine. Pero Michel, a mi juicio, no ha desarrollado todava este punto: su concepcin original de las relaciones de fuerza, lo que l

    llama relacin de fuerza, y que debe ser un concepto tan nuevo como

    los restantes.

    En todo caso, hay diferencia de naturaleza, heterogeneidad entre

    lo micro y lo macro. Lo cual no excluye en ningn caso la inmanencia

    5

  • de los dos. Pero la cuestin, en ltimo trmino, sera sta: esta

    diferencia de naturaleza todava permite que se hable de dispositivos

    de poder? La nocin de Estado no es aplicable en el nivel de un micro

    anlisis, ya que, como dice Michel, no se trata de miniaturizar el

    Estado. Pero la nocin de poder es ms aplicable?, no es tambin

    ella la miniaturizacin de un concepto global?

    A partir de esto, vuelvo a mi primera diferencia con Michel ac-

    tualmente. Si hablo con Flix5 de disposicin (agencement.) de deseo,

    es porque no estoy seguro de que los microdispositivos puedan ser

    descritos en trminos de poder. Para m, disposicin de deseo seala

    que el deseo no es nunca una determinacin natural, ni espont-

    nea. Por ejemplo, feudalidad es una disposicin que pone en juego

    nuevas relaciones con el animal (el caballo), con la tierra, con la

    desterritorializacin (la carrera del caballero, la Cruzada), con las

    mujeres (el amor caballeresco), etc. Disposiciones completamente

    locas, pero siempre histricamente asignables. Yo dir por mi parte

    que el deseo circula en esta disposicin de heterogneos, en esta

    especie de simbiosis: el deseo est vinculado a una disposicin

    determinada, supone un cofuncionamiento. Por supuesto, una

    disposicin de deseo comportar dispositivos de poder (por ejemplo

    los poderes feudales), pero habr que situarlos entre los diferentes

    componentes de la disposicin. Siguiendo un primer eje se pueden

    distinguir en las disposiciones de deseo los estados de cosas y las

    enunciaciones (lo que sera conforme a la distincin de los dos tipos de

    5 Se trata evidentemente de Flix Guattari. (En todo el texto hemos traducido

    agencements por disposiciones. N. d. T.)

    6

  • formaciones o de multiplicidades que hace Michel). Siguiendo otro eje,

    se distinguiran las territorialidades o reterritorializaciones, y los

    movimientos de desterritorializacin que una disposicin implica

    (por ejemplo todos los movimientos de desterritorializacin que

    implican la Iglesia, la caballera, los campesinos). Los dispositivos de

    poder surgiran donde operan reterritorializaciones, incluso abstrac-

    tas. Los dispositivos de poder seran por tanto un componente de las

    disposiciones. Pero las disposiciones indicaran tambin puntos de

    desterritorializacin. En resumen, los dispositivos de poder no seran

    los que disponen, ni seran constituyentes, sino que seran las disposi-

    ciones de deseo quienes articularan las formaciones de poder si-

    guiendo una de sus dimensiones. Esto me permite responder a la

    pregunta, necesaria para m, no necesaria para Michel: cmo puede el

    poder ser desea-[15]do? La primera diferencia sera pues que, para m,

    el poder es una afeccin del deseo (una vez dicho que el deseo no es

    nunca realidad natural). Todo esto es muy aproximativo: relaciones

    ms complicadas que no cito entre los dos movimientos, de desterrito-

    rializacin y de reterritorializacin. Pero es en este sentido en el que

    el deseo me parece lo primero, y es el elemento de un microanlisis.

    E. Estoy de acuerdo con Michel sobre un punto que me parece

    fundamental: ni ideologa ni represin por ejemplo, los enunciados

    o ms bien las enunciaciones no tienen nada que ver con la ideolo-

    ga. Las disposiciones de deseo no tienen nada que ver con la repre-

    sin. Pero evidentemente para los dispositivos de poder no tengo la

    actitud firme de Michel, desemboco en lo vago, visto el estatuto ambi-

    guo que tienen para m: en V. y C, Michel dice que normalizan y

    7

  • disciplinan; yo dira que codifican y reterritorializan (supongo que,

    tambin en esto, existe algo ms que una distincin de palabras). Pero

    vista mi primaca del deseo sobre el poder, o el carcter secundario

    que adoptan para m los dispositivos de poder, sus operaciones

    siguen teniendo un efecto represivo, ya que no aplastan el deseo

    como dato natural, sino los puntos de disposicin del deseo. Tomemos

    una de las tesis ms hermosas de V. S.: el dispositivo de sexualidad pliega la sexualidad sobre el sexo (sobre la diferencia de los sexos...

    etc.; y el psicoanlisis est de lleno en el movimiento de este plega-

    miento). Veo ah un efecto de represin, precisamente en la frontera

    de lo micro y lo macro: la sexualidad, como disposicin de deseo

    histricamente variable y determinable, con sus puntas de desterrito-

    rializacin, de flujos y de combinaciones, va a ser replegada sobre una

    instancia molar, el sexo, y aunque los procedimientos de este

    movimiento no son represivos, el efecto (noideolgico) es represivo,

    en tanto que las disposiciones se rompen, no slo en sus potenciali-

    dades, sino en su microrealidad. Entonces ya slo pueden existir

    como fantasmas, que las cambian y las distorsionan completamente,

    o como cosas vergonzosas... etc. Hay un pequeo problema que me

    interesa mucho: porqu ciertos trastornos son ms accesibles a la

    vergenza e incluso dependientes de ella que otros (por ejemplo,

    el enursico, el anorxico son poco accesibles a la vergenza)? Necesito

    por tanto de un cierto concepto de represin no en el sentido de que la

    represin remita a una espontaneidad, sino en el sentido de que las

    disposiciones colectivas tengan muchas dimensiones, y los disposi

    tivos de poder no sean ms que una de estas dimensiones.

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  • F. Otro punto fundamental: creo que la tesis ni represinni

    ideologa tiene un correlato, y quiz depende ella misma de este

    correlato. Un campo social no se define por sus contradicciones. La

    [16] nocin de contradiccin es una nocin global, inadecuada, y que

    implica una gran complicidad de las contradicciones en los dis-

    positivos de poder (por ejemplo, las dos clases, la burguesa y el

    proletariado). Y en efecto, me parece que otra gran novedad de la

    teora del poder en Michel es que una sociedad no se contradice, o

    apenas lo hace. Pero su respuesta es: se estrategiza, estrategiza. Y

    encuentro esto muy bello, veo la inmensa diferencia entre estrategia y

    contradiccin. En este sentido tendra que releer a Clausewitz. Pero

    no me seduce la idea.

    Por mi parte, yo dira: una sociedad, un campo social no se con-

    tradice, pero lo primero es que extiende lneas de fuga desde todas

    partes, primero son las lneas de fuga (aunque primero no es cro-

    nolgico). Lejos de estar fuera del campo social o de salir de l, las

    lneas de fuga constituyen el rizoma o la cartografa. Las lneas de fuga

    son casi lo mismo que los movimientos de desterritorializacin: no

    implican ningn retorno a la naturaleza, son puntas de desterritoria-

    lizacin en las disposiciones de deseo. Lo primero en la feudalidad son

    las lneas de fuga que supone; lo mismo ocurre para los siglos X al XII;

    y lo mismo para la formacin del capitalismo. Las lneas de fuga no son

    necesariamente revolucionarias, al contrario, pero los dispositivos

    de poder quieren taponarlas, amarrarlas. Alrededor del siglo XI, todas

    las lneas de desterritorializacin se precipitan: las ltimas invasiones,

    las bandas de pillaje, la desterritorializacin de la Iglesia, las migracio-

    nes campesinas, la transformacin de la caballera, la transformacin

    9

  • de las ciudades que abandonan cada vez ms los modelos territoriales,

    la transformacin de la moneda que se integra en nuevos circuitos, el

    cambio de la condicin femenina con los temas del amor corts que

    desterritorializan incluso el amor caballeresco... etc. La estrategia ser

    secundaria en relacin a las lneas de fuga, a sus combinaciones, a sus

    orientaciones, a sus convergencias o divergencias. Una vez ms en-

    cuentro ah la primaca del deseo, ya que el deseo est precisamente en

    las lneas de fuga, conjugacin y disociacin de flujos. Se confunde con

    ellas. Me parece, por tanto, que Michel se enfrenta con un problema

    que no tiene en absoluto el mismo estatuto que para m. Porque si los

    dispositivos de poder son de alguna forma constituyentes, slo puede

    haber contra ellos fenmenos de resistencia, y la cuestin nos lleva al

    estatuto de estos fenmenos. En efecto, stos tampoco seran ni ideol-

    gicos ni antirepresivos. De aqu la importancia de las dos pginas de

    V. S. donde Michel dice: no se me haga decir que estos fenmenos son un seuelo... Pero qu estatuto les confiere? Aqu se producen dife-

    rentes direcciones: 1) la de V. S. (126127) donde los fenmenos de resistencia seran como una imagen invertida de los dispositivos,

    tendran los mismos caracteres, difusin, heterogeneidad... etc.,

    estaran vis vis con ellos; pero esta direccin me parece que tapona las salidas en vez de en-[17]contrar una; 2) la direccin de la entrevista

    Politique Hebdo.6: si los dispositivos de poder son constitutivos de verdad, si hay una verdad del poder, debe haber como contra

    estrategia algn tipo de poder de la verdad contra los poderes. De aqu

    el problema del papel del intelectual en Michel; y su forma de reintro-

    6 La Fonction politique de lintellectuel Politique Hebdo, 29 noviembre 5 di-

    ciembre, 1976, cf. Dits et crits, n 184, III, p. 109.

    10

  • ducir la categora de verdad, pero, al renovarla completamente hacin-

    dola depender del poder, encontrar en esta renovacin una materia

    que se pueda volver contra el poder? No veo cmo. Hay que esperar a

    que Michel hable de esta nueva concepcin de la verdad, en el nivel de

    su microanlisis; 3) tercera direccin, sera la de los placeres, el cuerpo

    y los placeres. Aqu tambin, para m, la misma espera, cmo animan

    los placeres a los contrapoderes, y cmo concibe l esta nocin de

    placer?

    Me parece que hay tres nociones que Michel toma en un sentido

    completamente nuevo, pero sin haberlas desarrollado an: relaciones

    de fuerza, verdad, placeres.

    Se me plantean algunos problemas; problemas que no se plan-

    tean para Michel porque han sido ya resueltos anteriormente en sus

    investigaciones. Inversamente, para animarme, me digo que a m no

    se me plantean otros problemas que s se le presentan a l ne-

    cesariamente por sus tesis y sentimientos. Las lneas de fuga, los

    movimientos de desterritorializacin no me parece que tengan

    equivalencia en Michel, como determinaciones colectivas histricas.

    Para m, no hay problema en el estatuto de los fenmenos de resisten-

    cia: dado que las lneas de fuga son las determinaciones primeras, dado

    que el deseo dispone el campo social, son ms bien los dispositivos de

    poder los que, al mismo tiempo, son producidos por estas disposicio-

    nes, y las aplastan o las taponan. Comparto el horror de Michel hacia

    esos que se llaman marginados: el romanticismo de la locura, de la

    delincuencia, de la perversin, de la droga, me resulta cada vez ms

    insoportable. Desde mi punto de vista, las lneas de fuga, es decir las

    disposiciones de deseo, no han sido creadas por los marginados. Por el

    11

  • contrario, son lneas objetivas que atraviesan una sociedad, en las que

    los marginados se instalan aqu o all, para hacer un bucle, un remoli-

    no, una recodificacin. Por tanto no tengo necesidad de un estatuto

    para los fenmenos de resistencia, dado que el primer dato de una

    sociedad es que todo huye, todo se desterritorializa en ella. De ah que

    el estatuto intelectual, y el problema poltico no sean tericamente los

    mismos para Michel y para m (intentar decir en seguida cmo veo

    esta diferencia).

    G. La ltima vez que nos vimos Michel me dijo, con mucha ama-

    bilidad y afecto, ms o menos esto: no puedo soportar la palabra deseo;

    incluso si usted lo emplea de otro modo, no puedo evitar pensar o vivir

    que deseo = falta, o que deseo significa algo reprimido. Michel aadi:

    lo que yo llamo placer es quiz lo que us-[18]ted llama deseo; pero

    de todas formas necesito otra palabra diferente a deseo.

    Evidentemente, una vez ms, no es una cuestin de palabras.

    Porque yo mismo no soporto apenas la palabra placer. Pero, por

    qu? Para m, deseo no implica ninguna falta; tampoco es un dato

    natural; est vinculado a una disposicin de heterogneos que fun-

    ciona; es proceso, en oposicin a estructura o gnesis; es afecto, en

    oposicin a sentimiento; es haecceidad (individualidad de una jor-

    nada, de una estacin, de una vida), en oposicin a subjetividad; es

    acontecimiento, en oposicin a cosa o persona. Y sobre todo implica la

    constitucin de un campo de inmanencia o de un cuerpo sin rga-

    nos, que se define slo por zonas de intensidad, de umbrales, de

    gradientes, de flujos. Este cuerpo es tanto biolgico como colectivo y

    poltico; sobre l se hacen y se deshacen las disposiciones, es l quien

    12

  • lleva las puntas de desterritorializacin de las disposiciones o las lneas

    de fuga. Vara (el cuerpo sin rganos de la feudalidad no es el mismo

    que el del capitalismo). Si lo llamo cuerpo sin rganos es porque se

    opone a todos los estratos de organizacin, del organismo, pero

    tambin a las organizaciones de poder. Es justamente el conjunto de

    las organizaciones del cuerpo quien romper el plano o el campo de

    inmanencia e impondrn al deseo otro tipo de plano, estratificando

    en cada ocasin el cuerpo sin rganos.

    Si digo todo esto tan confuso es porque se me plantean muchos

    problemas en relacin a Michel: 1) no puedo dar al placer ningn

    valor positivo, porque me parece que el placer interrumpe el proceso

    inmanente del deseo; creo que el placer est del lado de los estratos y

    de la organizacin; y en un mismo movimiento el deseo es presentado

    como sometido desde dentro a la ley y escandido desde fuera por los

    placeres; en los dos casos, hay negacin de un campo de inmanencia

    propio al deseo. Pienso que no es casualidad que Michel atribuya

    cierta importancia a Sade, y yo por el contrario a Masoch7. No sera

    suficiente decir que yo soy masoquista, y Michel sdico. Eso quedara

    bien, pero no es verdad. Lo que me interesa en Masoch no son los

    dolores, sino la idea de que el placer viene a interrumpir la positivi-

    dad del deseo y la constitucin de su campo de inmanencia (de igual

    modo, o ms bien de otra manera, sucede en el amor corts: constitu-

    cin de un plano de inmanencia o de un cuerpo sin rganos donde al

    deseo no le falta nada, y donde ste evita todo lo posible placeres que

    vendran a interrumpir su proceso). El placer me parece el nico

    7 Deleuze ha dedicado un libro a Sacher Masoch: Presentacin a Sacher Ma-

    soch, Taurus, Madrid, 1973.

    13

  • medio para una persona o un sujeto de recuperarse en un proceso

    que le desborda. Es una reterritorializacin. Y, desde mi punto de

    vista, el deseo se remite de la misma manera a la ley de la falta y a la

    norma del placer.

    2) Por otra parte, es esencial la idea en Michel de que los disposi-

    tivos de poder tienen una relacin con el cuerpo inmediata y directa.

    Pero para m, esto sucede en la medida en que imponen una or-

    [19]ganizacin a los cuerpos. Mientras que el cuerpo sin rganos es lu-

    gar o agente de desterritorializacin (y por ello plano de inmanencia

    del deseo), todas las organizaciones, todo el sistema de lo que Michel

    llama el biopoder opera reterritorializaciones del cuerpo.

    3) Podra pensar en equivalencias del tipo: lo que para m es

    cuerpo sin rganosdeseos corresponde a lo que para Michel es

    cuerposplaceres? La distincin de que me hablaba Michel cuerpo

    carne, puedo ponerla en relacin con cuerpo sin rganosorganis-

    mo? Existe una pgina muy importante en V. S. (190) sobre la vida en tanto que confiere un estatuto posible a las fuerzas de resistencia. Esta

    vida, para m, incluso aquella de que habla Lawrence, no es en absoluto

    Naturaleza, es exactamente el plano de inmanencia variable del deseo, a

    travs de todas las disposiciones determinadas. Concepcin del deseo en

    Lawrence, en relacin con las lneas de fuga positivas (pequeo detalle:

    la forma en que Michel se sirve de Lawrence al final de V. S., opuesta a la forma en que yo me sirvo de l).

    H. Ha avanzado Michel en el problema que nos ocupaba: afir-

    mar los derechos de un microanlisis (difusin, heterogeneidad,

    carcter parcelario), y sin embargo encontrar una especie de principio

    14

  • de unificacin que no sea del tipo Estado, partido, totalizacin,

    representacin?

    En primer lugar, del lado del poder mismo: vuelvo a las dos di-

    recciones de V. y C, por una parte, carcter difuso y parcelario de los

    microdispositivos, pero tambin, por otra parte, diagrama o mqui-

    na abstracta que cubre el conjunto del campo social. Me parece que

    segua existiendo un problema en V. y C.: la relacin entre esas dos

    instancias del microanlisis. Creo que la cuestin cambia un poco en

    V. S..: aqu, las dos distinciones del microanlisis seran ms bien las

    microdisciplinas por una parte, y por otra parte los procesos bio

    polticos (p. 183 y ss.). Esto es lo que quera decir en el punto C de

    estas notas. As pues, el punto de vista de V. y C. sugera que el dia-

    grama, irreductible a la instancia global del Estado, operaba quiz una

    microunificacin de los pequeos dispositivos. Debemos entender

    ahora que los procesos biopolticos tendran esta funcin? Confieso

    que la nocin de diagrama me parece muy rica: la encontrar Michel

    sobre este nuevo terreno?

    Pero del lado de las lneas de resistencia, o de lo que yo llamo l-

    neas de fuga, cmo concebir las relaciones o las conjugaciones, las

    conjunciones, los procesos de unificacin? Yo dira que el campo de

    inmanencia colectivo donde se producen en un momento dado las

    disposiciones y donde trazan sus lneas de fuga, presenta tambin un

    verdadero diagrama. Por tanto, hay que encontrar la disposicin

    compleja capaz de efectuar este diagrama, operando la conjuncin de

    las lneas o de los puntos de desterritorializacin. Es en este sentido en

    el que yo hablaba de una mquina de guerra, to-[20]talmente diferente

    15

  • del aparato del Estado y de las instituciones militares, y tambin de los

    dispositivos de poder. As pues, tendramos por una parte: Estado

    diagrama del poder (siendo el Estado el aparato molar que realiza los

    microdatos del diagrama como plano de organizacin); por otra

    parte, mquina de guerradiagrama de las lneas de fuga (siendo la

    mquina de guerra la disposicin que realiza los microdatos del

    diagrama como plano de inmanencia). Me detengo en este punto, ya

    que esto pondra en juego dos tipos de planos muy diferentes, una

    especie de plano transcendente de organizacin contra el plan inma-

    nente de las disposiciones, y que revertira sobre los problemas

    precedentes. Y a partir de este punto ya no s cmo situarme en

    relacin a las investigaciones actuales de Michel.

    [Apndice: lo que me interesa en los dos estados opuestos del

    plano o del diagrama es su enfrentamiento histrico y bajo formas

    muy diversas. En un caso, se tiene un plan de organizacin y de de-

    sarrollo, que est escondido por naturaleza, pero que permite ver todo

    lo que es visible; en el otro caso, se tiene un plano de inmanencia,

    donde ya no hay ms que velocidades y lentitudes, no desarrollo, y

    donde todo es visto, odo... etc. El primer plano no se confunde con el

    Estado, pero est ligado a l: el segundo, por el contrario, est ligado a

    una mquina de guerra, a una ilusin de mquina de guerra. En el

    nivel de la naturaleza, por ejemplo, Cuvier, y tambin Goethe, conci-

    ben el primer tipo de plano; Hlderlin en Hiperin, pero ms an Kleist, conciben el segundo. De golpe, dos tipos de intelectuales

    (ponerlo en relacin con lo que dice Michel sobre la posicin del

    intelectual). O bien en el terreno de la msica, las dos concepciones del

    plano sonoro se enfrentan. Las relaciones podersaber tal como Michel

    16

  • las analiza podran explicarse as: los poderes implican un plano

    diagrama del primer tipo (por ejemplo la ciudad griega o la geometra

    euclidiana). Pero inversamente, del lado de los contrapoderes y ms

    o menos en relacin con las mquinas de guerra, hay otro tipo de

    plano, de especies de saberes menores (la geometra arquimediana,

    o la geometra de las catedrales que va a ser combatida por el Estado);

    todo un saber propio de las lneas de resistencia, y que no tiene la

    misma forma que el otro saber, el saber sobre los poderes?]

    17