DEMOCRACIA, JUSTICIA Y SOCIEDAD · Varios autores. Edición a cargo de: Mauricio García Villegas y...

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  • DEMOCRACIA, JUSTICIA Y SOCIEDAD DIEZ AOS DE INVESTIGACIN EN DEJUSTICIA

  • Mauricio Garca Villegas Mara Adelaida Ceballos Bedoya

    (editores)

    Diez aos de investigacin en Dejusticia

    Democracia,justiciay

    sociedad

  • Varios autores. Edicin a cargo de: Mauricio Garca Villegas y Mara Adelaida Ceballos BedoyaDemocracia, justicia y sociedad. Diez aos de investigacin en Dejusticia. Bogot: Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad, Dejusticia, 2016917 p; 16,5 x 23,5 cmISBN 978-958-59496-6-9 versin digital978-958-59496-5-2 versin impresa1. Colombia 2. Constitucin 1991 3. Sistema judicial 4. Democracia 5. Accin de tutela 6. Derechos humanos 7. Reforma a la justicia 8. Sociologa jurdica 9. Estado social de derecho

    ISBN 978-958-59496-6-9 versin digital978-958-59496-5-2 versin impresa

    Preparacin editorialMarta Rojas

    Revisin de textosMara Jos Daz Granados M.

    CubiertaAlejandro Ospina

    ImpresinEdiciones Antropos Ltda.

    Primera edicinBogot, D.C., noviembre de 2016

    Este texto puede ser descargado gratuitamente en http://www.dejusticia.org

    Creative Commons Licence 2.5 Atribucin No comercial Compartir igual

    Dejusticia, 2016Carrera 24 N 34-61, Bogot D. C.Telfono: 608 3605www.dejusticia.org

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  • Contenido

    Agradecimientos 13

    Estudio preliminar Derecho, justicia y sociedad en Colombia 15Mauricio Garca Villegas y Mara Adelaida Ceballos Bedoya

    PARTE 1 SEIS PUNTOS DE VISTA SOBRE LA JUSTICIA 48

    Captulo 1 LA JUSTICIA COMO INSTITUCIN 50

    El sistema judicial visto desde el institucionalismo social 51Mauricio Garca Villegas, Csar Rodrguez Garavito y Rodrigo Uprimny Yepes

    Captulo 2 JUSTICIA Y DEMOCRACIA 60

    A. Un sistema judicial para profundizar la democracia 61Rodrigo Uprimny Yepes

    B. El potencial emancipatorio de las decisiones de la Corte Constitucional colombiana 71

    Rodrigo Uprimny Yepes y Mauricio Garca Villegas

    C. El constitucionalismo aspiracional y las estrategias polticas de transformacin social 83

    Mauricio Garca Villegas

    Captulo 3 JUSTICIA Y ECONOMA 96

    A. El control constitucional a la economa 97Rodrigo Uprimny Yepes

    B. El modelo econmico de la Constitucin de 1991 112Rodrigo Uprimny Yepes y Csar Rodrguez Garavito

    Captulo 4 REFORMAS JUDICIALES Y DERECHOS SOCIALES 126

    Las consecuencias de las reformas judiciales con enfoque neoliberal en Colombia 127

    Csar Rodrguez Garavito y Rodrigo Uprimny Yepes

  • Captulo 5 JUSTICIA Y CONFLICTO ARMADO 142

    El aparato judicial: un sustituto de la violencia y la guerra? 143Mauricio Garca Villegas y Rodrigo Uprimny Yepes

    Captulo 6 JUSTICIA Y TERRITORIO 156

    A. Fragmentacin territorial, conflicto armado y justicia 157Mauricio Garca Villegas

    B. Los desafos del apartheid institucional 168Mauricio Garca Villegas y Jose Rafael Espinosa

    PARTE 2 ACCESO, PROBLEMAS DE DISEO Y AMENAZAS A LA JUSTICIA 176 INTRODUCCIN 180

    Justicia rutinaria y protagnica: una caracterizacin de la justicia colombiana 181

    Rodrigo Uprimny Yepes

    Captulo 7 LA CIUDADANA FRENTE A LA JUSTICIA 192

    I. ACCESO A LA JUSTICIA 193

    A. Las cifras del acceso y la cobertura judicial 194Rodrigo Uprimny Yepes, Csar Rodrguez Garavito y Mauricio Garca Villegas

    B. Necesidades jurdicas insatisfechas segn grupo poblacional 202

    Miguel Emilio La Rota, Sebastin Lalinde Ordez, Sandra Santa Mora y Rodrigo Uprimny Yepes

    C. Estudio de caso: el acceso efectivo a la justicia de las mujeres vctimas del conflicto armado 220

    Diana Esther Guzmn y Sylvia Prieto Dvila

    II. LA EVOLUCIN DE LA PERCEPCIN SOBRE EL SISTEMA JUDICIAL COLOMBIANO 235

    A. La percepcin ciudadana de fines de la dcada de los noventa 236

    Rodrigo Uprimny Yepes, Csar Rodrguez Garavito y Mauricio Garca Villegas

    B. La percepcin ciudadana en la segunda dcada del siglo XXI 241

    Miguel Emilio La Rota, Sebastin Lalinde Ordez, Sandra Santa Mora y Rodrigo Uprimny Yepes

  • Captulo 8 PROBLEMAS INSTITUCIONALES DE LA JUSTICIA 250

    A. La gestin del sector jurisdiccional de la Rama Judicial 251Rodrigo Uprimny Yepes y Carolina Villadiego Burbano

    B. Problemas de rendicin de cuentas y gestin de recursos en el sistema judicial 259

    Miguel Emilio La Rota, Carolina Bernal Uribe, Sandra Santa Mora y Rodrigo Uprimny Yepes

    C. La impermeabilidad del sistema judicial y las fallas en el diseo institucional del Consejo Superior de la Judicatura 277

    Miguel Emilio La Rota

    D. Independencia orgnica de la Rama Judicial y nominacin de los magistrados de las altas Cortes 285

    Sebastin Lalinde Ordez

    Captulo 9 AMENAZAS A LA JUSTICIA 296

    I. CAPTURA DE LA JUSTICIA 297

    A. Amenazas a la independencia del Consejo Superior de la Judicatura durante el Gobierno Uribe Vlez 298

    Javier Eduardo Revelo Rebolledo

    B. Captura y resistencia en la Rama Judicial 309Javier Eduardo Revelo Rebolledo

    II. PRESENCIA DISPAR DEL ESTADO EN EL TERRITORIO 327

    El desempeo de la justicia local y el apartheid institucional 328

    Mauricio Garca Villegas y Jose Rafael Espinosa

    III. IMPACTOS DE LA GUERRA SOBRE EL FUNCIONAMIENTO DE LA JUSTICIA 351

    A. Relato: Y yo con esas ganas de ser juez 352Mauricio Garca Villegas

    B. Relato: La justicia en medio de la guerra 363Mauricio Garca Villegas

  • PARTE 3 REFLEXIONES EN TEMAS ESPECIALIZADOS DE JUSTICIA 370

    Captulo 10 EL CONSTITUCIONALISMO EN LA JUSTICIA 376

    I. REFLEXIONES CONSTITUCIONALES EN COLOMBIA Y EL MUNDO 377

    A. La relacin entre tribunales constitucionales y procesos de paz. Anlisis comparado 378

    Rodrigo Uprimny Yepes y Nathalia Sandoval Rojas

    B. Los cambios constitucionales en Amrica Latina 393Rodrigo Uprimny Yepes y Luz Mara Snchez Duque

    C. El constitucionalismo en Colombia y la revolucin de los derechos 409

    Juan Fernando Jaramillo Prez

    D. Control judicial a los estados de excepcin 422Mauricio Garca Villegas y Rodrigo Uprimny Yepes

    II. DERECHOS, ACCIN DE TUTELA Y ACTIVISMO JUDICIAL 435

    A. Controversias en torno a la accin de tutela 436Mauricio Garca Villegas y Rodrigo Uprimny Yepes

    B. Necesidad, conveniencia y aspectos por reformar de la tutela contra sentencias 455

    Mauricio Garca Villegas y Rodrigo Uprimny Yepes

    C. La judicializacin de los derechos: el caso de la salud 461Csar Rodrguez Garavito

    D. Los efectos de los fallos estructurales sobre derechos sociales: la sentencia T-025 de 2004 477

    Csar Rodrguez Garavito y Diana Rodrguez Franco

    E. El activismo dialgico y el impacto de los fallos sobre derechos sociales 489

    Csar Rodrguez Garavito

    III. JUSTICIA CONSTITUCIONAL Y PUEBLOS TNICOS 503

    A. Constitucionalismo multicultural, etnicidad.gov y el derecho a la consulta previa 504

    Csar Rodrguez Garavito y Carlos Andrs Baquero Daz

    B. Las comunidades negras y la consulta previa 521Carlos Andrs Baquero Daz

  • C. La proteccin constitucional de los pueblos tnicos 525Carlos Andrs Baquero Daz

    D. La Corte Constitucional y los efectos desproporcionados del desplazamiento forzado sobre los pueblos indgenas 529

    Carlos Andrs Baquero Daz

    IV. JUSTICIA CONSTITUCIONAL Y MEDIO AMBIENTE 533

    A. Las consultas populares en los casos de extraccin de recursos naturales no renovables 534

    Diana Rodrguez Franco

    B. La locomotora minera y el principio de precaucin 538Diana Rodrguez Franco y Celeste Kauffman

    Captulo 11 JUSTICIA PENAL 542

    A. Debate metodolgico sobre el concepto de impunidad 543Rodrigo Uprimny Yepes, Csar Rodrguez Garavito y Mauricio Garca Villegas

    B. Buenas prcticas de lucha contra la impunidad 552Rodrigo Uprimny Yepes y Diana Esther Guzmn

    C. Funcionamiento del sistema penal mixto de corte inquisitivo (Ley 600 de 2000) 564

    Rodrigo Uprimny Yepes, Csar Rodrguez Garavito y Mauricio Garca Villegas

    D. Los funcionamientos diferenciados del sistema penal acusatorio (Ley 906 de 2004) 571

    Rodrigo Uprimny Yepes, Diana Esther Guzmn y Javier Eduardo Revelo Rebolledo

    E. La defensa pblica penal en Colombia 583Carolina Bernal Uribe

    F. Los funcionarios judiciales ante la prisin preventiva 597Miguel Emilio La Rota y Carolina Bernal Uribe

    G. La irracionalidad de la persecucin de los delitos complejos en Colombia 609

    Miguel Emilio La Rota y Carolina Bernal Uribe

    H. La inconveniente ampliacin del fuero penal militar 621Rodrigo Uprimny Yepes y Luz Mara Snchez Duque

    Captulo 12 LA DESPROPORCIN DE LA CRIMINALIZACIN DE LAS CONDUCTAS RELACIONADAS CON DROGAS 632

    I. DESPROPORCIONALIDAD EN SENTIDO ABSTRACTO 633

    Los excesos en los delitos y en las penas relacionados con drogas 634Rodrigo Uprimny Yepes, Diana Esther Guzmn y Jorge Alberto Parra Norato

  • II. DESPROPORCIONALIDAD EN SENTIDO CONCRETO: IMPACTOS DE LA JUDICIALIZACIN DE LOS DELITOS DE DROGA 641

    A. Presin sobre el sistema judicial 642Rodrigo Uprimny Yepes, Diana Esther Guzmn y Jorge Alberto Parra Norato

    B. Presin sobre el sistema carcelario e impacto de la criminalizacin sobre la poblacin carcelaria 648

    Rodrigo Uprimny Yepes, Diana Esther Guzmn y Jorge Alberto Parra Norato

    C. Eficacia selectiva segn territorio, delito y eslabn de la cadena de narcotrfico 653

    Mauricio Garca Villegas, Jos Rafael Espinosa y Felipe Jimnez ngel

    D. Feminizacin de los delitos de drogas 661Rodrigo Uprimny Yepes, Diana Esther Guzmn y Jorge Alberto Parra Norato

    III. DESPROPORCIONALIDAD DESDE UNA PERSPECTIVA UTILITARIA 667

    Costos y beneficios de la judicializacin de los delitos de drogas 668

    Rodrigo Uprimny Yepes, Diana Esther Guzmn y Jorge Alberto Parra Norato

    IV. DESPROPORCIONALIDAD DESDE EL PUNTO DE VISTA CONSTITUCIONAL 677

    El test de proporcionalidad aplicado a los delitos de drogas 678

    Rodrigo Uprimny Yepes, Diana Esther Guzmn y Jorge Alberto Parra Norato

    Captulo 13 JUSTICIA TRANSICIONAL 686

    A. Potencialidades y limitaciones del enfoque restaurativo en el marco de la justicia transicional 687

    Rodrigo Uprimny Yepes y Mara Paula Saffon

    B. La reparacin integral desde una perspectiva de gnero 699Diana Esther Guzmn

    C. La restitucin de tierras, los imperativos de la justicia transicional y los principios del derecho privado 711

    Rodrigo Uprimny Yepes y Nelson Camilo Snchez Len

    D. Justicia tnica colectiva y justicia transicional 728Csar Rodrguez Garavito y Yukyan Lam

    E. Reparaciones transformadoras: un mecanismo para aliviar las tensiones entre justicia correctiva y justicia distributiva 741

    Rodrigo Uprimny Yepes

  • Captulo 14 JUSTICIA CIVIL 756

    Congestin, tipos de procesos frecuentes y formas de terminacin de los procesos civiles 757Rodrigo Uprimny Yepes, Csar Rodrguez Garavito y Mauricio Garca Villegas

    Captulo 15 JUSTICIA INTERNACIONAL 764

    El retraso procesal en el sistema interamericano de derechos humanos 765Nelson Camilo Snchez Len y Laura Lyons Cern

    Captulo 16 OTRAS FORMAS O EXPERIENCIAS DE JUSTICIA 782

    A. Los mecanismos de informalizacin de la justicia en la Constitucin de 1991 783

    Rodrigo Uprimny Yepes, Csar Rodrguez Garavito y Mauricio Garca Villegas

    B. Los riesgos y las potencialidades de la justicia informal 786Rodrigo Uprimny Yepes

    C. Caractersticas y funcionamiento de las casas de justicia 797Mauricio Garca Villegas y Carolina Villadiego Burbano

    D. La justicia penal comunitaria en cuatro barrios de Bogot y los tipos de justicia privada 801

    Mauricio Garca Villegas

    PARTE 4 ALGUNAS RECOMENDACIONES PARA LAS REFORMAS A LA JUSTICIA 818

    Captulo 17 SOBRE LAS REFORMAS NORMATIVAS DE LA JUSTICIA 822

    A. Lecciones sobre cmo no hacer una reforma constitucional 823

    Rodrigo Uprimny Yepes y Sebastin Lalinde Ordez

    B. Las reformas judiciales y el compromiso de lucha contra la desigualdad social 832

    Csar Rodrguez Garavito

    Captulo 18 LA JUSTICIA CON NFASIS TERRITORIAL 836

    A. Cmo pensar la justicia en zonas de conflicto armado 837Mauricio Garca Villegas

    B. Recomendaciones para el fortalecimiento de la justicia local 840

    Mauricio Garca Villegas, Jose Rafael Espinosa y Felipe Jimnez ngel

  • Captulo 19 SOBRE EL DISEO INSTITUCIONAL DE LA JUSTICIA 844

    A. Alternativas para mejorar el acceso a la justicia 845Miguel Emilio La Rota, Sebastin Lalinde Ordez, Sandra Santa Mora y Rodrigo Uprimny Yepes

    B. El Consejo Superior de la Judicatura: por una Sala Administrativa menos corporativa y una Sala Disciplinaria menos poltica 854

    Miguel Emilio La Rota

    C. Prouestas relativas al presupuesto y la rendicin de cuentas de la Rama Judicial 858

    Miguel Emilio La Rota, Carolina Bernal Uribe, Sandra Santa Mora y Rodrigo Uprimny Yepes

    Captulo 20 RECOMENDACIONES EN TEMAS ESPECIALIZADOS DE JUSTICIA 864

    A. Recomendaciones en torno a la tutela contra sentencias 865Mauricio Garca Villegas y Rodrigo Uprimny Yepes

    B. Cmo mejorar los procesos de investigacin penal de crmenes complejos 868

    Miguel Emilio La Rota y Carolina Bernal Uribe

    C. Recomendaciones relativas a la defensa pblica penal en Colombia 873

    Carolina Bernal Uribe

    D. Las Cortes de Drogas: una alternativa a la privacin de la libertad? 878

    Diana Esther Guzmn

    E. Una propuesta de marco jurdico para la transicin en Colombia 890

    Rodrigo Uprimny Yepes, Luz Mara Snchez Duque y Nelson Camilo Snchez Len

    ndice temtico 906

  • AGRADECIMIENTOS PARTE 1 13

    Agradecimientos

    Durante la elaboracin de este libro contamos con la generosa ayuda de mu-chas personas, sobre todo de los miembros del Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad (Dejusticia), quienes leyeron y comentaron atinadamente los textos aqu contenidos. Sus opiniones y sus consejos fueron fundamentales para mejorar los primeros borradores de este proyecto editorial. En especial, debemos resaltar la inestimable colaboracin de Jose Rafael Espinosa, quien laboriosamente particip en la concepcin y elaboracin inicial de esta compi-lacin; de Carolina Villadiego Burbano, quien, a partir de una juiciosa lectura de los primeros borradores, nos permiti precisar muchos conceptos y afinar los criterios de seleccin de los extractos; y de Elvia Senz, quien pacientemente asumi gran parte de la pesada carga administrativa que supone llevar a buen trmino un proyecto de libro de estas dimensiones.

    Tambin debemos un especial agradecimiento a Marta Rojas y su equipo editorial, quienes tuvieron un particular esmero en llevar a cabo el gran trabajo de edicin de los numerosos textos aqu compilados.

    Queremos adems agradecer a todos los autores, instituciones y casas editoriales que de manera desinteresada dieron su consentimiento para modi-ficar y publicar los documentos originales que reunimos en este libro.

    Finalmente, esta publicacin es el reflejo de ms de una dcada de esfuer-zos individuales e institucionales. Es por esto que nuestra gratitud va tambin dirigida a las personas que han hecho parte de la historia de Dejusticia y a las organizaciones que han trabajado con Dejusticia, en particular a la Fundacin Ford y a la Fundacin Open Society, las cuales han apoyado y financiado buena parte de las investigaciones que aparecen en este libro.

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  • ESTUDIO PRELIMINAR PARTE 1 15

    Estudio preliminar Derecho, justicia y sociedad en ColombiaMauricio Garca Villegas y Mara Adelaida Ceballos Bedoya

    Colombia es un pas complejo y difcil de entender. Parte de esa complejidad se origina en la existencia de dos rasgos contradictorios de su vida social e institu-cional: por un lado, una extraordinaria estabilidad democrtica e institucional y, por el otro, una violencia casi endmica, acompaada de una notable debili-dad de los movimientos sociales y una marcada desigualdad social.

    El contraste entre ambos rasgos ha sido objeto de mltiples estudios, a tal punto que se le conoce en la literatura nacional e internacional como la paradoja colombiana.1 La mayor parte de estos estudios se concentra en la segunda parte de la paradoja, es decir, en los aspectos sociales y polticos y, de manera particular, en entender la violencia, el rgimen poltico o las condiciones materiales en las cuales vive la poblacin.

    Mucha menos atencin ha recibido la primera parte de la paradoja, es decir, la relacionada con la estabilidad institucional y la democracia, si bien en los lti-mos aos ha habido un nmero importante de publicaciones que intentan mos-trar la incidencia que tienen ciertas dinmicas institucionales en la configuracin del rgimen poltico colombiano y en los rasgos paradjicos que lo componen.2 La promulgacin de la Constitucin de 1991, y el impacto que ha tenido en la vida social e institucional del pas, explican en buena parte el inters que existe hoy por la dimensin institucional. No obstante, este evento constitucional no es nico ni aislado y, por el contrario, se enmarca dentro de una larga tradicin colombiana que pone al derecho en el centro de los debates polticos e institucionales desde

    1 El trmino estabilidad institucional no es aqu un juicio de valor sino una realidad, por lo dems, bien reconocida en la literatura comparada de Amrica Latina. Vase lo que se ha dicho sobre la paradoja colombiana en: Bejarano y Pizarro (2004), Deas (1997), Gar-ca Villegas (2014b), Gonzlez, Bolvar y Vsquez (2003), Gutirrez (2011), Hartlyn (1993), Leal Buitrago (1984), Rodrguez Garavito y Portes (2012). Vanse asimismo Bergquist (1988); Bergquist, Pearanda y Snchez (1992), Bushnell (1996), Camacho Guizado (1997), Dvila Ladrn de Guevara (1999), Deas (1995), Ibez (2009), Garca Villegas (2014a), Gonzlez (1989, 1998, 2014), Gutirrez (2002, 2011, 2014), Leal Buitrago (1984), Leal y Dvila (1990), Melo (1992, 1998), Oquist (1978), Palacios (2003), Pcaut (1978), Posada-Carb (2006), Ro-mero (2003), Rubio (1999) Safford y Palacios (2002) y Thoumi (1995).2 Vase, por ejemplo, Garca Villegas y Espinosa (2013), Gonzlez (2003) y Gutirrez (2010, 2002).

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  • 16 DEMOCRACIA, JUSTICIA Y SOCIEDAD. DIEZ AOS DE INVESTIGACIN EN DEJUSTICIA

    los orgenes de la repblica.3 No sobra anotar, sin embargo, que la centralidad del derecho y de la justicia hace parte tambin de un fenmeno global que se conoce como la juridizacin de la poltica.4 Aqu partimos de la idea de que la juridizacin de los problemas sociales y polticos en Colombia es de tal importancia que tiene implicaciones decisivas en la caracterizacin del rgimen poltico colombiano.

    Este libro recoge lo esencial de los textos sobre justicia elaborados durante la ltima dcada en el Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad De-justicia. Los textos seleccionados fueron escritos por ms de una docena de in-vestigadores de Dejusticia. La seleccin fue hecha de tal manera que el libro pudiera dar una visin lo ms amplia y profunda posible de las investigaciones, los anlisis y las propuestas hechas en Dejusticia desde su fundacin. Para lo-grar este propsito fue necesario editar los escritos, extractando las partes que contienen las ideas esenciales de cada uno de ellos.

    La decisin de recoger estos textos en un libro obedece a nuestra conviccin de que su lectura puede contribuir a mejorar el debate sobre los problemas pro-pios del derecho en Colombia desde una perspectiva democrtica y de defensa del Estado de derecho. Adems, creemos que su divulgacin puede ayudar a dilucidar las complejidades de la paradoja colombiana a travs de una mejor explicacin del rol que han tenido el derecho y la justicia en nuestra sociedad. Estos propsitos son particularmente relevantes hoy en da cuando se vislumbra la posibilidad de un fin del conflicto armado colombiano.

    Un propsito ms especfico de este libro es el de contribuir a los debates nacionales en torno a las reformas a la justicia. En Colombia, la justicia est en el centro del debate poltico desde la promulgacin de la Constitucin de 1991. Ms an, durante la ltima dcada, fenmenos tan diversos como la captura de una parte del Congreso por la parapoltica, los intentos por imponer el caudillis-mo poltico desde la Presidencia de la Repblica, los escndalos de clientelismo judicial en las altas Cortes y, ms recientemente, las negociaciones de La Haba-na y los problemas de justicia transicional que ello suscita, han hecho an ms visibles y debatibles las actuaciones de los jueces.

    3 Colombia ha sido un pas con una larga tradicin jurdica y con una presencia muy importante de los abogados en la vida nacional (Uribe, 2000). El derecho y la justicia son a tal punto importantes en el debate poltico que pareciera como si el dficit de legitimidad, originado en la crisis de representacin y de participacin poltica, se intentara compensar con un cierto supervit (relativo pero importante) de juridicidad (Garca Villegas, 2014a).4 El trmino juridizacin indica una especie de colonizacin de la poltica y de la vida social por el derecho cuyo resultado consiste en que buena parte de los conflictos sociales pasan por el tamiz del derecho. Al respecto vase Commaille (2015), Commaille et al. (2010); para Colombia vase Garca Villegas (2014a).

  • ESTUDIO PRELIMINAR PARTE 1 17

    Durante la edicin de este libro, la Corte Constitucional tumb buena parte de la reforma de equilibrio de poderes (Acto Legislativo 02 de 2015), en la cual se establecan modificaciones significativas a la Rama Judicial. La Corte consider, entre otras cosas, que el nuevo rgano de gobierno de la justicia, lla-mado el Consejo de Gobierno Judicial, era inconstitucional por violar el princi-pio de la autonoma de la Rama Judicial. Esta decisin hizo que reviviera la Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura, un rgano que ha sido cuestionado por su falta de capacidad gerencial y por los vnculos clientelistas que una buena parte de sus magistrados mantienen con la clase poltica. Este nuevo fracaso en el propsito de reformar la administracin de justicia pone en evidencia la vigencia de buena parte de las crticas que se hacen en este libro al corporativismo de los jueces y a su falta de transparencia.

    La hechura de esta coleccin de textos ha sido un repaso, no solo de la memoria investigativa e institucional de Dejusticia (un buen ejercicio de reflexi-vidad), sino tambin de la evolucin de los debates sobre justicia que se han desarrollado en Colombia en las ltimas dcadas. En una sociedad tan poco in-clinada a hacer altos en el camino como la nuestra, menos an cuando se trata de temas relacionados con la justicia, este libro ha sido un aprendizaje y una experiencia que nos demuestra, una vez ms, la importancia que en este pas tiene mirar los problemas y los intentos de solucin a los mismos con una pers-pectiva de mediano y largo plazo.

    En este estudio preliminar explicaremos los siguientes puntos: primero, los presupuestos tericos, polticos y metodolgicos que inspiraron la concep-cin y escritura de estos textos; segundo, las lneas temticas que componen este libro; tercero, una explicacin sucinta del contenido de los textos aqu pu-blicados; y, por ltimo, algunas anotaciones metodolgicas y editoriales sobre la construccin de este libro.

    I. Marco tericoA pesar de que los textos aqu publicados tienen tonalidades distintas, propias de cada autor, entre ellos existe una sorprendente unidad, no solo en la manera como se abordan y se analizan los temas, sino tambin en las propuestas que plantean y en su orientacin social y poltica. Esa unidad se origina en las ideas fundacionales de Dejusticia sobre la interconexin entre el derecho, la justicia y la sociedad. Lo esencial de esas ideas est contenido en los siguientes cuatro puntos: i) una teora social de las instituciones; ii) una visin sociojurdica de la justicia, iii) una opcin poltica a favor de la igualdad, la lucha contra la discrimi-nacin y la democracia, y iv) unas implicaciones metodolgicas.

  • 18 DEMOCRACIA, JUSTICIA Y SOCIEDAD. DIEZ AOS DE INVESTIGACIN EN DEJUSTICIA

    Teora social e instituciones

    La manera como Dejusticia aborda la relacin entre derecho, justicia y sociedad proviene de una teora social de tipo constructivista, segn la cual entre las ins-tituciones y los contextos sociales existe una relacin de recproca incidencia, de tal manera que por fuera de esa relacin no hay entidades puras, autnomas y autorreferentes que se puedan explicar por s mismas. En este sentido, las instituciones no son simples instrumentos autnomos que operan sobre una realidad que les es externa, sino que su suerte y su devenir dependen de su relacin con esa realidad (Burawoy, 2005; Evans, 2004; Portes y Rodrguez Ga-ravito, 2011). As pues, el derecho y la justicia estn incrustados en entornos sociales de los cuales dependen y son producto.

    Esto no significa, sin embargo, que los funcionamientos internos del dere-cho y de la justicia sean irrelevantes o que estos sean simplemente un subpro-ducto de los contextos en los cuales operan. El derecho y la justicia tienen una relativa autonoma con respecto a la realidad social y, por eso, el estudio de sus lgicas internas no solo es relevante sino necesario para su comprensin.

    La postura constructivista se contrapone al instrumentalismo, que es una teora social segn la cual las reformas institucionales son herramientas tcni-cas que operan en una realidad que les es externa y que, por tanto, permiten ob-tener resultados con independencia del contexto (Portes y Rodrguez Garavito, 2011). No sobra agregar que el instrumentalismo ha inspirado buena parte de las reformas judiciales en Amrica Latina desde hace un par de dcadas, pro-movidas y financiadas por agencias internacionales, como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID). Para estas agencias, el desarrollo econmico depende de un aparato judicial que brinde eficiencia y seguridad a las relaciones comerciales, de lo cual se deriva un nfasis particular en la oferta de justicia y en el aumen- to de las penas para los infractores.5

    Pero el punto de vista constructivista tambin se opone a una visin ma-terialista del derecho, segn la cual las ideas jurdicas son meros subproductos de las condiciones materiales y, por tanto, los cambios normativos son irrele-vantes cuando de producir transformaciones sociales se trata (Correas, 1986; Kennedy, 1997; Miaille, 1976; Tushnet, 1984).

    5 Para una distincin entre las reformas neoinstitucionalistas de los aos noventa y la primera ola de los programas de Derecho y Desarrollo de los aos sesenta y setenta, vase Rodrguez Garavito (2006).

  • ESTUDIO PRELIMINAR PARTE 1 19

    En sntesis, en Dejusticia creemos que hay que evitar tanto el idealismo ilusorio que supone que la sociedad es un reflejo de las instituciones que la regulan, como el fatalismo materialista que supone que las instituciones son creaciones de papel sin ninguna capacidad para transformar el tejido social. Lo primero confunde la realidad existente con las normas plasmadas en las leyes; lo segundo reduce toda explicacin a las condiciones materiales del mercado o de la sociedad. Quizs un ejemplo ayude a aclarar este punto. En Colombia se ha discutido mucho si la crisis de la justicia se debe al aumento de la violencia o si el aumento de la violencia se explica por la ineficacia de la justicia. Pues bien, las investigaciones de Dejusticia muestran que en ambas ideas hay algo de cierto: la ineficacia de la justicia puede ser un factor que aumenta la violencia y esta, a su turno, puede debilitar la capacidad de la justicia para llevar a cabo sus cometidos.

    Visin sociojurdica de la justicia

    De la teora social que acaba de exponerse se desprende una concepcin de la justicia entendida no como un sistema autnomo, operado por jueces, magis-trados o funcionarios segn una lgica institucional y un saber jurdico cerra-dos y autorreferenciales, sino como una institucin conectada con el entorno social. Esta idea est bien representada en lo que se conoce como la pirmide de la litigiosidad. En la base de esta pirmide se representan los conflictos so-ciales percibidos.6 La cspide representa el porcentaje de aquellos conflictos totales percibidos que ingresaron al sistema judicial, que fueron resueltos de manera oportuna y mnimamente satisfactoria, y cuyas decisiones o resolucio-nes fueron finalmente cumplidas (La Rota, Lalinde, Santa y Uprimny, 2014, pp. 158 y 159). Entre los dos extremos pueden ocurrir muchas cosas: entendimien-to entre las partes, frustracin por la falta de solucin, violencia, mediacin, conciliacin, etc.

    6 No todo conflicto social es percibido como tal, segn se muestra en el texto clsico de Felstiner, Richard y Austin (2001). Hay un paso inicial de la transformacin de las disputas que no siempre aparece, y que consiste en la capacidad del sujeto de identificar una experiencia como daosa. Por ejemplo, muchas de las quejas que hacen hoy las mujeres por razones de discriminacin o de acoso no se hacan antes simplemente porque se crea que esos actos eran normales, no eran atribuibles a nadie o no merecan tratamiento judicial. De otra parte, puede haber conflictos percibidos que en realidad no deberan serlo. Hay pues una dimensin subjeti-va importante en la existencia de los conflictos. Al respecto vase tambin La Rota, Lalinde, San-ta y Uprimny (2014, pp. 32 y ss); all se entiende como base de la pirmide la demanda potencial total; o sea, la que incluye tanto los conflictos percibidos como los no percibidos (p. 158).

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    La base y la cima de la pirmide no estn aisladas; por el contrario, son interdependientes y es por eso que, de una parte, las deficiencias del aparato judicial inciden en el incremento de la conflictividad social y, de otra, el mal funcionamiento de los escalones intermedios, es decir, de los mecanismos informales y sociales de entendimiento y solucin de conflictos, impacta ne-gativamente el desempeo de la cspide de la pirmide. Sobre esto ltimo es importante sealar que la falta de una cultura ciudadana y la existencia de un umbral muy bajo de desencadenamiento de la violencia en caso de conflicto son causas importantes de los problemas que tiene la justicia en nuestro pas (Ardila, 2000; Mockus y Corzo, 2003; Rodrguez Garavito, 2001; Santos y Garca Villegas, 2001; Uprimny, 1994).

    As pues, la visin sociojurdica exige una mirada ms amplia de la justicia, no limitada a los operadores estatales, que incluya otras experiencias sociales encaminadas a la solucin de los conflictos y entre las cuales se encuentran los llamados mecanismos alternativos de solucin de conflictos (MASC), tales como la mediacin y la conciliacin. En este sentido, existe un fructfero terreno fron-terizo de anlisis entre el aparato de justicia oficial, los mecanismos sociales de solucin de conflictos y los programas gubernamentales destinados a disminuir la conflictividad social, tales como las casas de justicia. Este terreno fronterizo es de gran importancia para las polticas pblicas de tipo judicial. Por ejemplo, dado que una de las principales deficiencias de la justicia oficial est relacio-nada con la falta de equidad en el acceso, es necesario que el Estado admita y apoye otros mecanismos de resolucin de conflictos liderados por miembros de la comunidad o por autoridades que no son necesariamente judiciales (Garca Villegas, Espinosa, Lalinde, Arroyave y Villadiego, 2015; La Rota et al., 2014).

    La visin ampliada de la justicia se puede extender incluso al anlisis so-ciolgico de la justicia ilegal (guerrillera, paramilitar, etc.), lo cual tiene particu-lar importancia en un pas como Colombia, en donde el Estado no cuenta con el monopolio de la fuerza ni de la solucin de las controversias (Santos y Garca Villegas, 2001). Esto implica, adems, una visin ms espacial y ms temporal de la justicia, es decir, un anlisis de la manera como los jueces realmente ope-ran en el territorio nacional a lo largo del tiempo. As, un juez puede verse, bajo ciertas circunstancias, obligado a ceder su capacidad impositiva frente a otros actores sociales, legales o ilegales, que tienen el poder suficiente para asumir y resolver los conflictos que inicialmente correspondan a su competencia juris-diccional, y ello debido a la incapacidad del Estado para someter a tales indivi-duos a la justicia oficial (Garca Villegas, 2008).

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    De otra parte, la riqueza, la complejidad y los problemas de la justicia no se captan plenamente si la mirada se concentra en los jueces y tribunales ms visibles, es decir en aquellos que aparecen diariamente en los medios de comu-nicacin. De ah la importancia que tiene el estudio de lo que aqu llamamos la justicia rutinaria, en contraste con la justicia protagnica. Mientras que esta ltima est representada por las actuaciones de las altas Cortes, la justicia rutinaria es aquella que suele ser menos visible y se ocupa de los conflictos y litigios ordinarios en asuntos civiles, penales o laborales.

    Una visin sociojurdica de la justicia no solo debe tener en cuenta es-tos dos mbitos del trabajo judicial protagnico y rutinario, sino que debe poder mostrar sus conexiones e interdependencias. Por ejemplo, ciertos vicios corporativistas que se observan en algunos crculos de las altas Cortes son pro-blemas que se originan en una cultura judicial que tiene sus races en la justicia rutinaria; cultura esta que es reproducida e incluso reforzada desde aquellos crculos de las altas Cortes.

    De otra parte, una visin ampliada y sociojurdica de la justicia permite ver con mayor claridad algunos de los problemas que la aquejan. Entre ellos est la selectividad. La justicia civil, por ejemplo, dedica la mayora de sus es-fuerzos a proteger los intereses de la parte ms poderosa del litigio (Rodrguez Garavito, 2001). La justicia penal, por su parte, se ocupa sobre todo de perse-guir los delitos ms fciles y que suelen ser cometidos por la poblacin ms pobre (La Rota y Bernal Uribe, 2014; Rubio, 2001). Otro problema es la falta de equidad en el acceso a la justicia. Si bien se han hecho avances en esta materia, siguen existiendo muchos obstculos para que los ciudadanos del comn y, so-bre todo, las minoras puedan acceder efectiva y equitativamente a la justicia (La Rota et al., 2014).

    Apuesta poltica por la igualdad, la antidiscriminacin y la democracia

    El derecho no es un mecanismo institucional polticamente neutro y puramente tcnico de regulacin, capaz de cambiar la realidad social a partir del cambio de sus textos normativos. El derecho tampoco es, como se dijo, un simple reflejo de la realidad social o de las concepciones polticas dominantes en una determina-da sociedad. As pues, la racionalidad interna del derecho y la tcnica jurdica son, sin duda, importantes, pero su explicacin es inseparable de las condicio-nes materiales y de las concepciones polticas que existan sobre el derecho.

    La realidad del derecho se encuentra en un espacio intermedio entre el optimismo ingenuo de la visin juridicista, que cree que la realidad se puede

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    cambiar por el simple hecho de introducir cambios normativos, y el pesimismo fatalista de la visin materialista, que cree que ninguna transformacin social puede lograrse a partir de cambios normativos.7 En sntesis, en Dejusticia esta-mos convencidos de que el derecho puede ser un elemento esencial en el logro de algunas de las transformaciones sociales que busca el pas, sin que ello nos lleve a desconocer otros aspectos, econmicos, culturales y polticos, que tam-bin condicionan tales transformaciones. La Constitucin de 1991 es quizs un buen ejemplo del poder del derecho, limitado pero poder despus de todo, para producir cambios institucionales y sociales.

    Fundados en una concepcin constructivista del derecho, los autores de los textos que se incluyen en este libro reflejan una apuesta poltica por el dere- cho, entendido este como un mecanismo de transformacin social, capaz de generar una cultura jurdica democrtica, favorable a las instituciones y respe-tuosa de los derechos humanos. Esa apuesta recoge, en lo esencial, la cultura jurdica y las concepciones del derecho que dieron lugar a la promulgacin de la Constitucin de 1991.

    Con base en esta cultura y esa concepcin, los autores de este libro hacen nfasis en la lucha contra la discriminacin, la reivindicacin de los derechos humanos (en particular, de los derechos econmicos y sociales), el fortaleci-miento del Estado de derecho, la defensa de la justicia ambiental, la exigencia de una independencia judicial democrtica y la aplicacin ponderada de la jus-ticia transicional.

    Implicaciones metodolgicas

    La adopcin de una concepcin sociojurdica de la justicia y de las instituciones (lo que en Dejusticia entendemos como institucionalismo social) tiene impli-caciones metodolgicas importantes. Entre ellas estn la interdisciplinariedad y el dilogo entre teora e investigacin emprica.

    Dejusticia es un centro de investigacin cuyo trabajo tiene como eje fun-damental el derecho visto con un enfoque social. Esto implica un dilogo inter-disciplinario permanente entre el derecho, la economa, la sociologa, la ciencia poltica, la filosofa moral, entre otros saberes disciplinarios. Este dilogo trae consigo una flexibilizacin de los mtodos de investigacin, los cuales son

    7 Tanto el juridicismo como el materialismo hacen parte de lo que hemos llamado aqu una concepcin instrumentalista del derecho, es decir, una concepcin que ve la realidad so-cial como algo radicalmente externo al derecho. Al respecto vase Trubek y Esser (1989).

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    concebidos, segn las investigaciones puntuales, como herramientas de trabajo que pueden combinarse y adaptarse a los estudios concretos de la realidad que se quiere aprehender (Garca Villegas, 2015).

    De otra parte, en Dejusticia existe un gran inters por los debates tericos pero siempre vinculados a problemas colombianos y latinoamericanos. En este sentido, los textos seleccionados en este libro dan cuenta del carcter anfibio de Dejusticia, entendiendo por esto su capacidad para moverse entre el mundo acadmico y el mundo de las polticas pblicas. Los investigadores de Dejus-ticia no solo estn preparados para participar en los principales debates con-temporneos en torno a la relacin entre derecho, poltica y sociedad, sino que tienen la capacidad de traducir esos debates en frmulas de polticas pblicas que tengan en cuenta las condiciones particulares en las cuales esas polticas se implementan. Es por eso que, en Dejusticia, existe un dilogo permanente entre teora y prctica. La teora ilumina los problemas empricos y estos, a su turno, ayudan a reconstruir y reconsiderar los postulados tericos.

    Esta conexin entre teora y prctica implica un especial inters por la recoleccin de datos empricos, lo cual tiene una particular relevancia en el con-texto actual de la justicia. Como se pondr de presente repetidamente en este libro, en los mbitos judiciales, empezando por el Consejo Superior de la Judi-catura, existe un marcado menosprecio por la recoleccin de datos y la cons-truccin de bases de informacin. Las cifras suelen ser escasas, inconsistentes y poco desagregadas; y, en el mejor de los casos, las entidades administran sus propios datos como si fueran propiedad privada. A ello se suma que no se cuen-ta con indicadores que definan y midan adecuadamente problemas complejos como la impunidad o la falta de cobertura judicial. Uno de los propsitos esen-ciales de Dejusticia ha sido el de contribuir a mejorar, con buena informacin, el panorama, muchas veces desalentador, que exhiben los datos de la justicia.

    El inters que Dejusticia tiene por mantener un dilogo constructivo en-tre teora y prctica se ha materializado, entre otras cosas, en las actividades de litigio estratgico encaminadas a promover un sistema judicial ms trans-parente y equitativo. As por ejemplo, Dejusticia ha demandado las elecciones de algunos magistrados de las altas Cortes, con el fin de reclamar mayores es-tndares de transparencia, revelar los conflictos de intereses de los elegidos y evitar la seleccin de jueces con cooptacin plena. Asimismo, Dejusticia ha emprendido numerosos litigios constitucionales para defender el trato igualita-rio a las parejas del mismo sexo, el respeto del nmero mnimo de mujeres can-didatas en las ternas para la eleccin de servidores pblicos, la promocin del

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    pluralismo poltico en el sistema electoral y la proteccin de las vctimas en la normatividad sobre el conflicto armado y la justicia transicional. Si bien en este libro no se recogen estudios que analicen, de manera expresa, estas experien-cias de litigio, hay que decir que ellas han inspirado la elaboracin de muchos de los textos aqu compilados.

    II. La justicia en Colombia

    Este libro recoge buena parte de la produccin de Dejusticia desde su fundacin en 2006.8 Esa produccin tiene origen en las siguientes seis lneas de investi-gacin: antidiscriminacin, derechos sociales, justicia transicional, Estado de derecho, justicia ambiental y sistema judicial. En todos estos temas ha habido una gran cantidad de investigaciones, columnas de opinin, litigio estratgico e intervenciones pblicas.9

    Algunos de los temas estudiados en estas lneas, como los estudios sobre justicia transicional, justicia constitucional y sistema judicial, han ocupado un lugar central en la agenda de Dejusticia desde sus inicios. Ms recientemente, esa agenda se ha abierto a nuevos campos y le ha apostado al fortalecimiento de otros temas igualmente fundamentales, como la igualdad de gnero, los de-rechos de la poblacin LGBTI, la consulta previa, la desproporcin de los delitos de drogas, entre otros tantos.

    De otra parte, es importante sealar que en Dejusticia hay un dilogo per-manente entre reflexin acadmica y activismo social, de all que muchas de las investigaciones hayan nacido con el nimo, bien de traducirse en propuestas de poltica pblica que permitan jalonar problemas inexplorados, o bien de contri-buir a los debates coyunturales. No solo eso, en Dejusticia existe un inters cre-ciente por participar en el dilogo Sur-Sur, con lderes populares y acadmicos de otros pases, no solo en Amrica Latina sino en el resto del mundo, en lo que se conoce como el Sur global. Este inters est fundado en la conviccin de que la solucin a los grandes problemas que enfrentamos hoy en da pasa por una visin planetaria de los mismos.

    8 Los estudios de Dejusticia en estas materias estn alimentados por reflexiones ante-riores de sus socios fundadores, las cuales se iniciaron con el proyecto de investigacin que dio lugar a la publicacin de El caleidoscopio de las justicias en Colombia (Santos y Garca Villegas, 2001).9 Para una visin completa de esta produccin vase la pgina de Dejusticia www.dejus-ticia.org

    http://www.dejusticia.orghttp://www.dejusticia.org
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    Ciertamente, el trabajo de Dejusticia obedece, en alguna medida, a los de-bates jurdicos propios de la coyuntura poltica del momento. Por ejemplo, la propuesta de reforma constitucional encaminada a imponer la segunda reelec-cin del presidente Uribe desencaden un debate pblico de enormes propor-ciones en el pas, lo cual incidi en el trabajo de Dejusticia durante casi dos aos. Algo parecido ocurre actualmente con temas tales como la reforma judicial y la justicia transicional, en los cuales Dejusticia ha hecho aportes fundamentales (Uprimny, Saffon, Botero y Restrepo, 2006).

    Sin embargo, dentro de la enorme variedad de temas y problemas que aborda el trabajo de Dejusticia hay uno que atraviesa casi todas sus lneas de investigacin. Ese tema es el de la justicia, en sus diferentes manifestaciones: como rama del poder pblico, como instrumento de pacificacin justicia transicional, como mecanismo de proteccin de derechos o como litigio. Por eso la justicia es el tema central de este libro, lo cual, repetimos, solo da cuenta de una parte de los temas abordados por Dejusticia a lo largo de su existencia.

    Esta eleccin temtica se justifica, adems, porque la justicia en Colombia tiene un gran impacto (no siempre positivo) en el juego poltico; en la efectivi-dad de los derechos ciudadanos; en la lucha contra el clientelismo, la corrupcin y la violencia; en la defensa de las comunidades y las minoras; y, por supuesto, en el futuro de la paz.

    Es por estas razones que dedicamos el siguiente apartado al tema de la justicia y de manera particular a su relacin con la poltica, as como al tipo de organizacin que ms se sintoniza con la democracia y el constitucionalismo.

    Entre la judicializacin de la poltica y la politizacin de la justicia

    La justicia ha estado en el centro de los debates polticos e institucionales de los ltimos aos, no solo en Colombia, sino en casi todas las democracias occiden-tales.10 El protagonismo de los jueces, fruto de una intervencin creciente de la justicia en los asuntos polticos conocida como judicializacin de la poltica,

    10 El protagonismo social y poltico de la justicia no solo ocurre en Colombia. En Estados Unidos este es un fenmeno que viene desde los inicios del siglo XIX. En los pases con una tradicin de derecho civil, el protagonismo de los jueces es ms reciente. Al respecto vanse Ansolabehere (2010), Commaille (2007), Garapon (1996), Rodrguez Garavito, Garca Ville-gas y Uprimny (2003), Salas (2001), Santos y Garca Villegas (2001), Stone (1992), Tate y Vallinder (1995), Uprimny, Rodrguez Garavito y Garca Villegas (2003). Segn Antoine Ga-rapon, la entrada en vigor de la justicia en el escenario poltico implica tres cosas: la prdida de inmunidad judicial de una buena parte de la clase poltica, la ampliacin de las fuentes del derecho por fuera del Estado y la interpretacin de los conflictos en la escena poltica (1996).

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    inevitablemente conlleva un cierto grado de politizacin de la justicia. La vieja idea del juez como boca de la ley, siempre sometido a ejecutar la voluntad del legislador a travs de procedimientos rigurosos de interpretacin de la ley, ha dado paso, en las sociedades contemporneas, a la idea de un juez defensor de derechos, que interpreta los textos legales a travs de principios constituciona-les, dotados estos de una gran apertura semntica, y que interviene no solo en la vida poltica e institucional del Estado, sino tambin en la vida privada de los ciudadanos.

    Este doble fenmeno (de judicializacin de la poltica y de politizacin de la justicia) ha trado consigo un nuevo balance entre las ramas del poder pblico, a favor de la justicia, a lo cual, por lo dems, ha contribuido de manera importante la crisis de los rganos de representacin poltica y, de manera muy particular, la crisis de los parlamentos (Magalhaes, 2003; Terr, 1980).

    Este es, en apretada sntesis, el panorama general del rol protagnico de la justicia en las democracias actuales (Commaille, 2015). Ahora bien, el protago-nismo judicial tiene connotaciones particulares en cada pas, segn su historia institucional, su sistema poltico, su tradicin judicial y su cultura jurdica. Por eso, para entender la manera como se manifiesta el protagonismo de los jueces no basta con analizar los cambios normativos (constitucionales, por ejemplo) en los que se apoya. Tambin hay que estudiar las relaciones de recproca inciden-cia entre esas normas y los contextos sociales en los que operan. Esto implica es-tudiar no solo la manera como los contextos social, cultural y poltico inciden en la percepcin, interpretacin y aplicacin de dichos cambios, sino tambin las caractersticas propias del sistema judicial, la cultura judicial que domina entre sus miembros y la historia de sus relaciones con el poder poltico (Smulovitz y Peruzzotti, 2000). Esto es lo que haremos, brevemente, en lo que sigue.

    La independencia de la justicia

    El rasgo ms sobresaliente de la justicia en Colombia es el de su independen-cia respecto del poder poltico.11 En trminos comparados para Amrica Latina,

    11 La independencia judicial (IJ) es un concepto complejo. Como lo ha mostrado Owen Fiss (1997), ella tiene al menos tres manifestaciones: 1) como imparcialidad, segn la cual un juez no debe tener vnculos ni sesgos favorables o contrarios a las partes en el proceso; 2) como autonoma personal interpretativa, en virtud de la cual un juez no debe recibir ins-trucciones de otros jueces, y tampoco puede ver disminuido su salario o ser despedido de su cargo en razn de los fallos que profiera, pues debe poder aplicar el derecho segn su enten-dimiento honesto del mismo; y 3) como insularidad poltica, que busca que el poder judicial

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    en Colombia los jueces gozan de una notable independencia en relacin con el poder poltico.12 Esa independencia es particularmente fuerte y notoria en la denominada justicia protagnica que, como se dijo, es aquella de la cual hacen parte los altos tribunales de justicia, sobre todo en asuntos penales y constitucionales.

    La independencia de los jueces en Colombia tiene razones histricas. La justicia colombiana logr una notable autonoma e independencia orgnicas (aunque con una clara dependencia del Poder Ejecutivo en lo administrativo y lo financiero13) desde el plebiscito de 1957. Ahora bien, esta autonoma or-gnica no fue, como lo explica Rodrigo Uprimny, una conquista del activismo poltico de los funcionarios judiciales, ni un triunfo de movimientos ciudadanos en defensa del Estado de derecho, ni siquiera un proyecto particular de algn sector poltico (Uprimny, 2001). La independencia de la Rama Judicial fue, ante todo, obra de la Junta Militar. En efecto, antes del plebiscito, los magistrados

    cuente con autonoma presupuestal y administrativa para que sea orgnicamente indepen-diente de los otros poderes. Estas manifestaciones admiten grados de restriccin distintos. La IJ como imparcialidad requiere una garanta absoluta, as que no admite restricciones. La IJ como autonoma interpretativa individual admite un grado moderado de restriccin pues hay cierta fuerza obligatoria del precedente y las decisiones pueden ser revocadas por instancias judiciales superiores. La insularidad poltica del poder judicial, en cambio, es la que ms limitaciones admite y requiere, pues la rama judicial debe rendir cuentas de la manera como gasta los recursos y su funcionamiento debe armonizarse con la accin de los otros poderes del Estado. Una insularidad poltica excesiva de la rama distorsiona la independencia judicial. Deja de ser una garanta de la ciudadana para convertirse en un privilegio corporativo de los jueces y magistrados. 12 El concepto de independencia judicial se refiere a la capacidad que tienen los jueces para interpretar y aplicar el derecho segn su propio razonamiento, sin la intervencin de poderes polticos, econmicos o sociales. Es difcil encontrar un ndice preciso que muestre el grado de independencia de los jueces en Colombia, pero se han hecho esfuerzos importantes. Al respecto, Feld y Voigt (2003) relacionan desarrollo econmico con independencia judicial para lo cual construyen una medicin de independencia de jure (lo que dicen las normas) y de facto (lo que realmente pasa). En la medicin de jure, Colombia ocupa el primer lugar; sin embargo en la de facto, baja al puesto 32.13 La Rama Judicial, orgnicamente independiente, estaba subordinada presupuestal y administrativamente al Fondo Rotatorio de Justicia adscrito al Poder Ejecutivo. As, en la prctica, el manejo cotidiano y los niveles de remuneracin estaban fuertemente condicio-nados por las decisiones gubernamentales, de suerte que hasta la administracin Gaviria no se dot presupuestalmente en abuena forma al aparato judicial. En esos aos, el presupuesto de la justicia fue de aproximadamente del 2 al 3% del presupuesto nacional, mientras que el presupuesto militar era del 15 al 18%, y el servicio de la deuda pblica externa del Gobierno central representaba aproximadamente el 20% del gasto. Segn cifras de la Contralora, en 1987 la justicia particip con 1,9% del presupuesto nacional, los gastos de defensa fueron del 18,3% y el servicio de la deuda externa del 17,6%.

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    de la Corte Suprema y del Consejo de Estado eran elegidos por las Cmaras, de ternas presentadas por el presidente.14 La Corte elega a los magistrados de los tribunales de cada distrito judicial, quienes a su turno nombraban a los jueces.15 Haba entonces una considerable influencia de los rganos polticos en la con-formacin de los tribunales. Los acuerdos del Frente Nacional no contemplaron nada en relacin con el Poder Judicial,16 pero la Junta Militar propuso que se agregara un artculo en el que estipulaba que los magistrados de la Corte Su-prema fueran vitalicios y de nombramiento por la misma entidad (cooptacin). De esta manera, dice Uprimny, los militares instauraron una total autonoma del Poder Judicial, que ni los jueces ni ninguna fuerza poltica haban buscado, y cuya importancia al principio pas relativamente desapercibida (Garca Ville-gas, Rodrguez Garavito y Uprimny, 2006; Uprimny, 2007).17

    Pero la independencia de la justicia no necesariamente implica el prota-gonismo poltico de jueces enfrentados contra los poderes Ejecutivo y Legis-lativo. La notable independencia orgnica que los jueces adquirieron desde el Frente Nacional no se traduca, por lo menos hasta finales de los aos setenta, en un control poltico del Poder Ejecutivo. Los rasgos autoritarios impuestos por el abuso del estado de sitio, por ejemplo, eran aceptados por los jueces sin mayores reparos. Una cierta unidad poltica entre los poderes Ejecutivo y Judi-cial prevaleca en medio de problemas funcionales crecientes (Uprimny, 2001, 2007; Uprimny, Rodrguez Garavito y Garca Villegas, 2003).

    La judicializacin de la poltica tom fuerza sobre todo desde la Consti-tucin de 1991, la cual mantuvo la independencia de la justicia y, adems, for-taleci sus facultades de control poltico. Las manifestaciones recientes de este fenmeno son tan numerosas como impresionantes. As, en julio de 2011 haba

    14 Acto Legislativo 1 de 1945, artculos 36 y 49.15 Ibd., artculos 57, 60 y 61.16 Consltense los textos de la Declaracin de Sitges y el proyecto de consulta plebiscita-ria redactado tambin en Sitges en Cobo Carrizosa (s. f.), seccin anexos histricos.17 Hasta la promulgacin de la Constitucin de 1991, la Rama Judicial era independiente pues su integracin orgnica no estaba sometida a la injerencia directa de los otros pode-res, pero careca de autonoma, ya que no estaba dotada, debido a su precariedad adminis-trativa y presupuestal, de una real capacidad de autogobierno. Vase Cceres Corral (1995, p. 65). Con la creacin del Consejo Superior de la Judicatura, previsto en la Constitucin de 1991, los jueces consiguieron, al menos formalmente, su autonoma respecto del poder poltico. Al respecto vase Garca Villegas y Revelo Rebolledo (2010). De otra parte, casi la mayora de los jueces y magistrados de tribunales se encuentran hoy adscritos a la carrera judicial, a la cual llegan por concurso (es cierto, sin embargo, que en la Fiscala General de la Nacin el desarro-llo de la carrera ha sido muy precario, a pesar de los avances importantes de los ltimos aos).

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    ms de 110 miembros del Congreso investigados por los jueces en Colombia (sobre todo por la Corte Suprema de Justicia), 36 de ellos haban sido condena-dos y, lo que es ms sorprendente, buena parte de ellos perteneca a la coalicin de Gobierno.

    De otra parte, la Corte Suprema de Justicia no solo se neg durante ms de un ao a elegir al Fiscal General a partir de la terna presentada por el pre-sidente lvaro Uribe Vlez para tal efecto, sino que impuso luego, con el nuevo Gobierno, el cambio de dicha terna.18 Incluso el Consejo de Estado ha interveni-do de manera importante en la vida poltica del pas al decretar la prdida de la investidura de por lo menos cincuenta congresistas.19

    La Corte Constitucional, por su parte, ha controlado el abuso de los es-tados de excepcin y ha protegido las libertades en casos en los cuales exista un fuerte apoyo popular en su contra, como la despenalizacin del consumo de drogas (sentencia C-221/94) y de la eutanasia (sentencia C-239/97), o la anula-cin del concordato. La Corte declar la inconstitucionalidad de varios artculos Ley de Justicia y Paz y Ley de biocombustibles y de leyes completas Es-tatuto Antiterrorista, Ley General Forestal, Estatuto de Desarrollo Rural y Ley que convocaba al referendo de la segunda reeleccin que eran centrales para el proyecto de reconfiguracin institucional. En todos estos casos, y en muchos otros, las mayoras reaccionaron fuertemente en contra de la Corte (Rodrguez Garavito, 2013).

    Pero quizs la decisin ms importante y trascendente de todas las toma-das por la Corte Constitucional en oposicin a las mayoras polticas fue la que tom en 2010 en contra de la posibilidad de un tercer mandato para el presi-dente Uribe, lo cual se hizo con la declaratoria de inconstitucionalidad de una ley que buscaba un referendo a favor de la reeleccin (sentencia C-141 de 2010, en una votacin de 7 contra 2). Es muy posible que en la historia del derecho en Amrica Latina no exista un caso semejante en donde los jueces se hayan opuesto de manera tan clara y tan frontal a un Gobierno apoyado por una abru-madora mayora. Pocos pases en el mundo [dice Rodrigo Uprimny] tienen una

    18 Esta actitud de la Corte no es necesariamente positiva, ni tampoco debe ser vista como modelo de independencia judicial democrtica. 19 Hay otros casos como, por ejemplo, la oposicin de la Corte Suprema de Justicia a la extradicin de los paramilitares y su negativa, tambin en contra del Gobierno, a considerar el paramilitarismo como delito poltico. Para una explicacin ms detallada sobre estas mani-festaciones de resistencia de la Rama Judicial frente al poder poltico durante el Gobierno del expresidente Uribe, vase Garca Villegas y Revelo Rebolledo (2010).

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    Corte Constitucional que haya desarrollado tan profundamente los derechos fundamentales o una Corte Suprema que haya realizado una investigacin judi-cial como la de la parapoltica (Uprimny, 2009). As pues, en ningn otro pas del continente los jueces de las altas Cortes se han opuesto de manera tan fran-ca y directa y con tantas posibilidades de xito (sin que peligren sus cargos o sus funciones) al poder ejecutivo.

    Durante los ltimos aos, sin embargo, se ha visto cmo la independencia orgnica de la Rama Judicial tambin ha tenido implicaciones negativas. De un lado, las decisiones de la Corte Suprema de Justicia que han dado lugar a los juicios de la parapoltica han sido criticadas por su exceso punitivo y por su inflexibilidad, de lo cual se deriva la idea de que hay mucho de poltico en estos juicios. Como se sabe, del hecho de que los polticos se hubieran asociado con paramilitares, la Corte, en algunos casos, deriv la conclusin de que estos po-lticos eran responsables de los crmenes de lesa humanidad que cometieron los paramilitares, lo cual, por decir lo menos, no deja de ser algo discutible.20

    De otro lado, el mecanismo de la cooptacin y la autointegracin del apa-rato judicial (vigente desde el plebiscito de 1957 y preservado por la Constitu-cin de 1991) gener la formacin de una lite judicial con visos corporativistas y clientelistas (Garca Villegas y Revelo Rebolledo, 2010). Esto ha sido particu-larmente notorio en el Consejo Superior de la Judicatura, sobre todo en su Sala Disciplinaria, la cual fue en buena medida cooptada por la clase poltica durante el Gobierno del presidente Uribe (Garca Villegas y Revelo Rebolledo, 2009). El Consejo Superior de la Judicatura ha sido clave en la reproduccin del corpora-tivismo debido a que es all donde tiene lugar la conformacin de las listas para elegir magistrados de la Corte Suprema y del Consejo de Estado.21

    20 Aunque hay que decir que, ms recientemente, la Corte Suprema ha modificado su posicin en esta materia. Vase mbito Jurdico (2015).21 De hecho, en 2013 Dejusticia demand ante el Consejo de Estado y consigui anular la eleccin de Francisco Ricaurte y Pedro Munar, cuyos nombramientos en el Consejo Superior de la Judicatura haban provenido del carrusel del yo te elijo, t me eliges: cuando Ricaurte y Munar pertenecan a la Corte Suprema de Justicia, participaron de la eleccin de muchos de sus compaeros dentro de esta corporacin, y, posteriormente, fueron elegidos por esos mismos compaeros para hacer parte de la Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura. La puerta giratoria se completaba considerando que el Consejo Superior era, a su turno, el encargado de hacer las listas de candidatos para magistrados de la Corte Suprema. La demanda contra la eleccin de Munar puede consultarse en Uprimny y Rangel Garzn (2013). Es justo agregar, sin embargo, que no todos los magistrados del Consejo Superior de la Judica-tura pueden ser criticados por sus prcticas clientelistas y por su incompetencia tcnica. Ms an, algunos de ellos, como Nstor Ral Correa, han sido conocidos por su postura crtica ante

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    En los ltimos aos han sido los magistrados de la Corte Suprema de Jus-ticia y, en menor medida, los del Consejo de Estado los que se han visto invo-lucrados en escndalos de corrupcin. Durante el proceso de aprobacin del Proyecto de Acto Legislativo presentado por el Gobierno en 2013 para reformar la justicia, se conocieron acuerdos oscuros entre magistrados y parlamentarios destinados a mantener prebendas y beneficios recprocos, lo cual condujo, en medio de la indignacin nacional y en un hecho sin precedentes, a que el presi-dente Santos objetara la reforma y esta fuera finalmente revocada por el Con-greso. En los debates que tuvieron lugar en el Congreso a propsito de esta fallida reforma se vieron actitudes poco transparentes, por no decir solapadas, de magistrados de las altas Cortes en relacin con el contenido de la reforma, sobre todo en lo relativo a prebendas laborales.

    Ni siquiera la Corte Constitucional ha podido escaparse de los escndalos recientes. A finales de febrero de 2015, se dio a conocer que Mauricio Gonzlez, magistrado de la Corte Constitucional, haba interpuesto una denuncia contra el magistrado Jorge Pretelt, presidente de esa misma corporacin. Segn la de-nuncia, Pretelt habra pedido $500 millones a Vctor Pacheco, abogado de Fi-dupetrol, asegurndole el xito de una tutela presentada por esta compaa en contra de un fallo de la Corte Suprema en el que se condenaba a Fidupetrol al pago de una indemnizacin de ms de $22.500 millones de pesos.

    Aunque el magistrado Pretelt neg estas acusaciones, el escndalo consi-gui salpicar a otros magistrados de la Corte Constitucional e incluso llev a la opinin pblica a poner un manto de duda sobre la dignidad y legitimidad de la institucin misma. As, no solo se ventil el hecho de que como en el caso Pretelt y Pacheco la mayora de magistrados viola regularmente la norma que les prohbe reunirse con las partes de los procesos que cursan en la Corte, sino que incluso se ha acusado de manera general a los dems miembros de esta corporacin de recibir coimas a cambio de fallos favorables.

    En los ltimos aos ha sido ms evidente que nunca el hecho de que cuan-do la independencia judicial se combina con la falta de transparencia, crea ma-las maas: clientelismo, mediocridad, ineficiencia, etc. Un buen sistema judicial tiene que tener un balance adecuado entre la independencia y la obligacin de rendir cuentas (accountability). Infortunadamente, como dijimos antes, la l-tima sentencia de la Corte Constitucional (sentencia C-053 de 2016) sobre la

    el corporativismo y la falta de transparencia que han dominado en esta entidad (El Tiempo 2015; Orozco Tascn, 2013).

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    reforma de equilibrio de poderes es un buen indicio de que este adecuado ba-lance sigue sin lograrse.

    As pues, no hay duda de que los vicios actuales del sistema judicial en Colombia son graves. Sin embargo, tampoco deberamos caer en la visin ca-tastrfica que algunos tienen de los jueces, lo cual conducira a una especie de reforma radical, que pondra en riesgo los rasgos positivos que hoy tiene la jus-ticia en Colombia. Los defectos de la justicia son graves y deben ser corregidos, sin duda, pero no son generalizados y por eso no deberan conducir a reformas radicales que acaben con la tradicin colombiana de independencia judicial. Lo que hay que buscar es un balance adecuado entre la independencia y la obliga-cin de rendir cuentas.

    En sntesis, hay que buscar una justicia democrtica que sea independien-te, transparente y eficaz. La independencia es un antdoto contra la concentracin del poder (contra el caudillismo presidencial que vimos en el Gobierno pasado); la transparencia es un antdoto contra el clientelismo y la corrupcin; y, por l-timo, la eficacia es un antdoto contra la conflictividad y la violencia social. En Colombia, la justicia cumple bien con la primera condicin, pero no con las otras dos. Tenemos una justicia independiente, pero no lo suficientemente transparen-te, ni lo suficientemente eficaz. Eso era cierto hace diez aos y lo es todava hoy.

    III. Contenido del libro

    Este libro se divide en cuatro grandes partes. La primera parte incluye textos que desarrollan la concepcin general que tiene Dejusticia sobre el derecho, la justicia y la sociedad, as como sobre las relaciones recprocas entre estos conceptos. La segunda contiene artculos que abordan, en trminos generales, el tema de la justicia, sus instituciones, sus problemas de diseo y sus amena-zas. La tercera parte agrupa estudios ms especficos sobre el funcionamiento de la justicia, segn jurisdicciones (constitucional y ordinaria) o problemticas puntuales (como la justicia transicional y la justicia en temas de drogas prohi-bidas). La cuarta parte contiene algunas recomendaciones sobre reformas a la justicia, cuyo propsito es no solo servir para el mejoramiento de las polticas pblicas actuales en materia judicial, sino mostrar la manera como Dejusticia ha contribuido a los distintos debates nacionales sobre reforma a la justicia y temas relacionados. Veamos en detalle cada una de estas partes.

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    Parte uno. Seis puntos de vista sobre la justicia

    Esta parte contiene seis captulos, que corresponden a seis puntos de vista. Cada uno de ellos aborda el tema de la justicia en relacin con algo de su entor-no social y poltico. El primer captulo desarrolla la idea de institucionalismo social que, como se dijo, hace parte esencial del marco conceptual que inspira el trabajo de Dejusticia.

    El segundo captulo se refiere a la relacin entre justicia y democracia. Aqu se incluyen tres textos: uno sobre las caractersticas que debe reunir un sistema judicial propio del Estado social de derecho; otro sobre el potencial emancipatorio de las decisiones de la Corte Constitucional, y uno ms sobre la capacidad de la constitucin para promover progreso social en el marco del constitucionalismo latinoamericano.

    El tercer captulo se refiere a las relaciones entre constitucin, justicia y economa. Aqu se seleccionaron dos textos. En el primero de ellos se justifica la legitimidad y conveniencia de la intervencin de la justicia constitucional en asuntos econmicos, y por esa misma va se enfrenta la objecin general sobre el carcter antidemocrtico del control constitucional. En el segundo texto los autores se preguntan si la Constitucin colombiana consagra o no un modelo econmico preciso.

    El cuarto captulo se refiere al tipo de reformas judiciales que ha predo-minado en Amrica Latina. Aqu se incluye un nico texto. En l se hace una crtica a la posicin neoliberal sobre la justicia que ha inspirado buena parte de las reformas judiciales en Colombia. All se ponen de presente los problemas de legitimidad, equidad y eficacia que han trado estas reformas.

    El quinto captulo se refiere a la manera como la justicia enfrenta el pro-blema del conflicto armado. Se ha seleccionado un solo texto sobre la necesidad de enfrentar la guerra en sintona con las exigencias propias del Estado social de derecho.

    El sexto captulo, que se refiere a la relacin entre justicia y territorio, incluye dos textos. El primero muestra la histrica fragmentacin territorial de las instituciones del Estado colombiano la justicia, entre ellas, as como la actual incapacidad estatal de controlar el territorio, monopolizar el uso de la violencia y evitar el desbordamiento de los intermediarios locales. El segundo analiza la presencia diferenciada de jueces en Colombia segn el territorio y plantea el problema de la construccin de Estado en la periferia desinstitucio-nalizada del pas.

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    Parte dos. Acceso, problemas de diseo y amenazas a la justicia

    Esta parte est compuesta por una introduccin y tres grandes captulos. La introduccin explica las diferencias e interconexiones entre dos caras

    o mbitos del trabajo judicial: la justicia rutinaria y la justicia protagnica. Se trata de dos categoras que sern tiles para comprender los diagnsticos paradjicos de la justicia que se presentarn en esta segunda parte y en las partes subsiguientes.

    El sptimo captulo, relativo a las relaciones entre justicia y ciudadana, incluye dos secciones: acceso a la justicia y percepciones ciudadanas sobre el sistema judicial. En el tema del acceso se incluyen tres textos que abordan los siguientes temas: problemas de acceso y cobertura; necesidades jurdicas insa-tisfechas segn grupos poblacionales; y obstculos de acceso a la justicia que en-frentan las mujeres vctimas del conflicto armado. Sobre el tema de percepcin ciudadana se incluyen dos artculos: uno que evala las cifras de percepcin a finales de los aos noventa y otro que hace lo propio veinte aos despus.

    El octavo captulo se refiere a los problemas de organizacin del sistema judicial. Aqu se han seleccionado cuatro textos: uno sobre los problemas de gestin del sector jurisdiccional de la Rama Judicial. Un segundo texto sobre la baja rendicin de cuentas del sistema judicial y su deficiente gestin y ejecucin del presupuesto. Un tercer texto sobre las fallas en el diseo institucional de Consejo Superior de la Judicatura. Y un cuarto texto sobre la forma como deben integrarse los rganos de gobierno de la Rama Judicial y como deben elegirse los magistrados de las altas Cortes.

    El noveno captulo se ocupa de las amenazas a la justicia provenientes de la guerra, el poder poltico y la falta de Estado. Aqu se encuentran tres seccio-nes: la captura de la justicia, el abandono estatal de los jueces en zonas perif-ricas del pas y la amenaza de la guerra sobre el aparato judicial. En relacin con la captura de la justicia se incluyen dos textos: uno sobre la situacin del Consejo Superior de la Judicatura durante el Gobierno del presidente Uribe, y otro sobre la captura de jueces y magistrados segn el carcter protagnico o rutinario de la justicia. La segunda seccin trata el tema del abandono estatal de los jueces. Aqu se incluye un solo texto en el cual se diagnostica este proble-ma con base en un ndice de desempeo de la justicia local. Finalmente, en la seccin de la amenaza de la guerra sobre la justicia, se incluyen dos relatos de jueces que trabajan en zonas de conflicto armado.

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    Parte tres. Reflexiones en temas especializados de justicia

    Esta tercera parte se ocupa de anlisis o reflexiones puntuales de justicia. Algu-nos de esos anlisis se refieren a jurisdicciones y otros a grandes temas de po-ltica judicial, como son la poltica de drogas y la justicia transicional. Aqu hay siete captulos. El primero de ellos, que vendra a ser el dcimo captulo del li-bro, aborda algunas discusiones sobre el constitucionalismo en la justicia. Con-tiene cuatro secciones. En la primera seccin, sobre debates constitucionales en Colombia y el mundo, se incluyen cuatro textos: uno sobre el rol que cumplen las cortes constitucionales en los contextos de transiciones de la guerra a la paz; otro sobre los cambios constitucionales en Amrica Latina durante las ltimas tres dcadas (que incluye un estudio comparado de las evoluciones de Colom-bia y Venezuela); uno ms sobre las transformaciones que se han producido en Colombia en materia de proteccin de derechos a partir de la Constitucin de 1991; y un cuarto texto donde se sealan los efectos del abuso de los estados de excepcin en Colombia, y se defiende la labor de control que ha desempeado la Corte Constitucional en este tema y la necesidad de un control judicial material sobre las declaratorias de los estados de excepcin.

    La segunda seccin se refiere al tema de los derechos, la accin de tutela y el activismo judicial, y en ella se incluyen cinco textos: en el primero se expli-can las controversias o resistencias que ha generado esta accin judicial; en el segundo se defiende la necesidad y conveniencia de la tutela contra sentencias; en el tercero se documentan la evolucin y los impactos de la judicializacin de los conflictos sobre el derecho a la salud; en el cuarto, a partir de la sentencia T-025 de 2004 (que declar la existencia de un estado de cosas inconstitucional en materia de desplazamiento forzado), se evalan los efectos de las decisiones de la Corte Constitucional en casos estructurales sobre DESC; y, finalmente, en el quinto se analiza cules son las caractersticas que llevan a que una sentencia judicial sobre DESC obtenga un mayor o menor impacto.

    La tercera seccin aborda el tema de justicia y pueblos tnicos. All se in-cluyen cuatro textos: uno sobre la regulacin de la diversidad y los reclamos de reconocimiento en el marco del constitucionalismo multicultural; otro acerca del sentido de los fallos que la Corte Constitucional ha emitido en materia de consulta previa; uno ms sobre los temas constitucionales que siguen marcan-do el debate sobre la proteccin de los derechos de los pueblos tnicos; y un ltimo texto sobre la apuesta que la Corte Constitucional ha hecho por la cons-truccin de un Estado plurinacional.

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    La cuarta seccin del dcimo captulo, referente a los debates sobre medio ambiente, incluye dos textos breves. En el primero se evala por qu son proce-dentes y necesarias las consultas populares en los casos de extraccin de recur-sos naturales no renovables. Y, en el segundo, se defiende la necesidad de detener o, por lo menos, regular estrictamente los proyectos de fracking en Colombia.

    El undcimo captulo se ocupa de la justicia penal. Aqu se incluyen ocho textos que abordan los siguientes temas: el debate metodolgico sobre el con-cepto de impunidad; la clasificacin de los principales factores de impunidad y las lecciones que pueden extraerse de algunas experiencias exitosas de lucha contra esos factores; el funcionamiento de la justicia penal durante la vigencia del sistema penal mixto de corte inquisitorio; los funcionamientos diferenciados o selectivos del sistema penal acusatorio; la caracterizacin de la defensa pbli-ca penal en Colombia; las debilidades institucionales que propician la presin sobre los funcionarios judiciales al momento de imponer prisiones preventivas; la irracionalidad investigativa con la que se persiguen los delitos complejos en Colombia; y, finalmente, la defensa del carcter restrictivo del fuero penal militar.

    El captulo doce aborda el problema de la criminalizacin desproporciona-da en delitos de drogas ilcitas. Aqu hay cuatro secciones. La primera aborda el problema de la desproporcionalidad en sentido abstracto a partir de un solo tex-to. La segunda seccin se refiere a la desproporcionalidad en sentido concreto y aqu se incluyen cuatro textos, cada uno de los cuales evala las siguientes proble-mticas: la presin de los delitos de drogas sobre el sistema judicial, el problema carcelario derivado de esta poltica, la eficacia selectiva de la justicia penal en este tema y la feminizacin de los delitos de drogas. La tercera y cuarta secciones, cada una representada por un solo texto, estudian el tema de la desproporcin desde la perspectiva utilitaria, uno, y desde la visin constitucional, el otro.

    El captulo trece hace referencia a la justicia transicional. El mismo consta de cinco textos. En el primero se plantea que las medidas de justicia restaurati-va pueden complementar, mas no sustituir, los procesos de justicia transicional. En el segundo texto se muestra cmo las polticas de reparacin carentes de una perspectiva de gnero pueden terminar siendo contraproducentes para las mu-jeres vctimas de la guerra y se ofrecen algunas recomendaciones para superar esta carencia. En el tercero se explica el concepto de justicia transicional civil con el fin de iluminar los debates sobre restitucin masiva de propiedades en las transiciones democrticas. En el cuarto texto se aborda la pregunta por los alcances e implicaciones de la justicia tnica colectiva como criterio de repara-cin. Por ltimo, se propone el concepto de reparaciones transformadoras, el

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    cual responde a los dilemas que surgen al tratar de armonizar los imperativos de la justicia correctiva con los de la justicia distributiva.

    El captulo catorce se refiere a la justicia civil. Aqu se incluye un solo tex-to que evala la congestin, los tipos de procesos frecuentes y las formas de terminacin ms comunes de los procesos civiles.

    El captulo quince, sobre el sistema interamericano de derechos huma-nos, se compone igualmente de un nico texto. En l se evalan las estrategias que recientemente ha implementado la Comisin Interamericana de Derechos Humanos para enfrentar el atraso procesal.

    El captulo diecisis, que cierra la Parte tres del libro, se compone de cua-tro textos que se ocupan de otras formas o experiencias de justicia. En el primer texto se expone cules fueron los mecanismos de informalizacin de la justicia previstos por la Constitucin de 1991, y se enuncian algunas de sus virtudes y limitaciones. En el segundo se brindan algunas razones que explican el auge de los mecanismos alternativos de resolucin de conflictos y se estudian ms a fondo sus potencialidades y riesgos. En el tercer texto se hace una caracteriza-cin y una evaluacin del funcionamiento de las casas de justicia. Finalmente, en el cuarto texto, se estudian los mecanismos informales de justicia presentes en cuatro barrios marginales del sur y sur-oriente de la ciudad de Bogot y, a partir de estos casos, se propone una clasificacin sobre los tipos de justicia privada.

    Parte cuatro. Algunas recomendaciones para las reformas a la justicia

    Esta parte ofrece algunas recomendaciones polticas y normativas concretas sobre temas diversos, en pro del fortalecimiento del sistema judicial. Esta parte est compuesta por cuatro captulos.

    El captulo diecisiete contiene algunas recomendaciones sobre los linea-mientos que debera seguir una reforma normativa a la justicia. Este captulo tiene dos textos. El primero extrae, a partir de experiencias recientes, algunas lecciones sobre los errores que no deberan cometerse en una reforma consti-tucional en materia de justicia. Por su parte, el segundo texto sugiere tres fren-tes de lucha por la inclusin social que deberan introducirse en las reformas judiciales de pases que, como Colombia y otros de la regin, padecen hondas desigualdades y exclusiones.

    El captulo dieciocho, sobre la necesidad de pensar la justicia desde un enfoque territorial, incluye dos textos. Uno se refiere a la necesidad de pen-sar la problemtica de la justicia en el marco de programas integrales de for-talecimiento institucional del Estado, especialmente en las zonas de conflicto

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    armado. El otro promueve la medicin y evaluacin de la justicia local y, a partir de all, hace un llamado a la urgencia de reducir la disparidad regional en la eficacia de la justicia.

    El captulo diecinueve incluye recomendaciones sobre el diseo institu-cional de la justicia. Est compuesto por tres textos: el primero plantea algunas alternativas para mejorar el acceso a la justicia, tanto desde el punto de vista de la demanda como desde la oferta de servicios judiciales; el segundo sugiere algunas alternativas para conseguir que el Consejo Superior de la Judicatura sea menos poltico en su Sala Disciplinaria y ms representativo en su Sala Admi-nistrativa; y el tercero ofrece algunas recomendaciones sobre cmo aumentar los niveles de rendicin de cuentas de la Rama Judicial sin sacrificar su autono-ma presupuestal.

    El captulo final contiene cinco textos. El primero aborda el problema de la reforma a la figura de la tutela contra sentencias. El segundo se pregunta cmo podra repensarse la investigacin penal de crmenes complejos, con el fin de que su persecucin sea ms racional y efectiva. El tercero ofrece algunas recomendaciones para mejorar los servicios de defensa pblica penal. El cuarto explica las bondades y dificultades de las Cortes de Drogas, las cuales son una alternativa a la privacin de la libertad como mecanismo nico para enfrentar el problema de las drogas. Por ltimo, el quinto texto presenta una propuesta de marco jurdico para la eventual desmovilizacin de los grupos guerrilleros, segn la cual los deberes de castigo o las posibilidades de perdn deben inter-pretarse en funcin de la gravedad del crimen y del grado de responsabilidad de quien es juzgado.

    IV. Metodologa

    En este libro se recoge una parte importante de la produccin de Dejusticia durante diez aos.22 La seleccin de los artculos supuso dejar por fuera textos de mucho valor. Por eso es importante indicar cules fueron los criterios que guiaron esta seleccin y que definieron la estructura del libro.

    En primer lugar, quisimos mostrar un panorama general del trabajo de De-justicia, sin concentrarnos exclusivamente en estudios recientes o actualizados.

    22 El total de libros, captulos de libro, artculos, informes y documentos de trabajo sobre justicia producidos por Dejusticia supera el centenar. Ello sin contar las decenas de columnas en prensa, las participaciones en radio, las conferencias acadmicas o las intervenciones ciu-dadanas ante entidades del orden nacional e internacional.

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    Es por ello que hay algunos textos muy recientes, pero hay tambin textos ms viejos que, a pesar de contener cifras desactualizadas o incluso legislacin de-sueta, son importantes para ilustrar la manera como Dejusticia abord, en su momento, ciertos temas. Incluimos textos que, no obstante las transformacio-nes que han trado los aos, todava ofrecen herramientas tiles para interpre-tar la realidad presente.

    En segundo lugar, solo incluimos las reflexiones ms acadmicas, ms amplias y ms elaboradas, pero esta opcin implic dejar muchas reflexiones importantes por fuera. Es el caso de las columnas publicadas en peridicos y revistas no cientficas. Hemos seleccionado apenas un par de publicaciones en blogs relativas a temas de medio ambiente y pueblos tnicos, y eso solo con el propsito de revelar algunos de los nuevos temas que apenas estn empezando a fortalecerse en nuestra agenda institucional.

    En tercer lugar, los textos elegidos fueron escritos por distintas personas y concebidos con herramientas conceptuales y disciplinarias a veces dismiles. No obstante esta diversidad, como dijimos, existe una gran sintona temtica, conceptual e ideolgica entre los textos. Dicho esto, sin embargo, no hay que ol-vidar que cada texto tiene su autor. Ms an, no hay que olvidar que los concep-tos son a veces maleables y dinmicos, de modo que, por ejemplo, la definicin de justicia informal o de sistema judicial puede variar no solo de un autor a otro, sino incluso entre distintas publicaciones de un mismo autor. Es necesario, pues, atender tanto a la autora como a las definiciones y los contextos propios de cada texto.

    En cuarto lugar, no todos los temas tienen el mismo peso relativo en este libro. Algunos se encuentran muy nutridos (como los de justicia constitucional), mientras que otros son apenas mencionados (como los de jurisdiccin indgena o justicia internacional). Esto no supone una subvaloracin de estos ltimos temas, sino una eleccin temtica ligada al hecho de que el trabajo de Dejusticia siempre ha estado afectado por razones coyunturales ligadas a la vida institu-cional y poltica del pas.

    En quinto lugar, los textos son extractos. De cada texto original se selec-cionaron nicamente los apartes que ms claramente transmitieran las tesis principales de los autores. En ocasiones nos vimos forzados a fraccionar ar-gumentos muy extensos, a recortar partes de los marcos tericos, a excluir las discusiones metodolgicas, o a prescindir de las grficas y los ejemplos. En es-pecial, siguiendo el modelo de otros libros de este tipo (readers) como Da-rian-Smith (2013), Dowie y Elstein (1988), Foss (1997) y Larson y Schmidt

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    (2014), hemos omitido la gran mayora de referencias bibliogrficas inter-nas. Se han conservado solo aquellas que parafraseaban o citaban directamente otros textos; las que constituan una referencia fundamental para el tema desa-rrollado, y buena parte de las que remitan a otros trabajos de Dejusticia. Estas elecciones editoriales fueron tomadas en aras de la fluidez de la lectura y de la inclusin de la mayor cantidad posible de temas relevantes.

    En sexto lugar, los textos han sido recortados segn los bloques temti-cos que guan las cuatro partes de este libro. Esto quiere decir que no siempre hemos mantenido la unidad de las publicaciones originales: apartes de un mis-mo artculo pueden aparecer en distintas partes del libro. Este es el caso, por ejemplo, de El derecho al Estado (Garca Villegas y Espinosa, 2013): mientras que su captulo conclusivo est en la Parte uno (seccin terica), su captulo de resultados de investigacin aparece en la Parte dos (seccin emprica).

    Finalmente, es necesario sealar que todos los extractos seleccionados son fieles a los textos originales de los que provienen. Las nicas excepciones a esta regla son los ttulos que encabezan cada texto y las notas del editor, as como las numeraciones y el formato de los ttulos, subttulos, notas al pie, gr-ficas y tablas; todo esto buscando facilitar la lectura y dar una unidad a la edi-cin. Por su parte, hemos empleado los corchetes siguiendo el modelo de los readers ya citados para introducir palabras o expresiones aclaratorias, y los puntos suspensivos entre corchetes para indicar que se ha hecho un corte al interior de una oracin. Ni los corchetes ni ningn otro tipo de signo ortogrfico fueron usados para indicar que una oracin o un prrafo fueron eliminados por completo, de modo que no es posible reconocer a simple vista los saltos o cortes de cada texto en relacin con sus versiones originales. As las cosas, si el lector quisiera conocer los detalles tericos, metodolgicos y bibliogrficos que aqu omitimos, deber acudir a los respectivos artculos originales, buena parte de los cuales pueden consultarse gratuitamente a travs de la pgina institucional de Dejusticia o en los links sugeridos en el encabezado de cada captulo.

    Referencias

    mbito Jurdico (2015, octubre 2). Parapolticos no deben responder por crmenes de lesa humanidad de las AUC. mbito Jurdico.

    Ansolabehere, K. (2010). More Power, More Rights? The Supreme Court and Society in Mxico. En Couso, J. y Huneeus, A. (eds.). Cultures of Legality. Judicialization and Political Activism in Latin America. Cambridge: Cambridge University Press.

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