Desgarradura [1983] - Émile Michel Cioran

download Desgarradura [1983] - Émile Michel Cioran

of 72

Transcript of Desgarradura [1983] - Émile Michel Cioran

  • 7/31/2019 Desgarradura [1983] - mile Michel Cioran

    1/72

    E. M. CIORAN

    DESGARRADURA

    (Ecartlement, 1983)

    Nacido en Rumania, en 1911, Cioran estudi y ejerci la ctedra de filosofa en su tierranatal. Luego viaj a Pars para doctorarse, y se qued all. Desde 1947 escribe enfrancs. A travs de libros como Breviario de podredumbre (1949), La tentacin deexistir (1956) y Del inconveniente de haber nacido (1973), se ha convertido en unode los mejores escritores contemporneos en esa lengua.Hallamos aqu al Cioran de siempre: la misma precisin diablica, la misma inquietud porla historia, el mismo furor ante la humillacin de ser tan slo un hombre. El autor hacepedazos la figura convencional del filsofo al no rebajarse nunca a "pensar por pensar.

    Su obra describe una trayectoria que va de la lucidez en carne viva, insoportable, de susprimeros textos, a la promocin inexorable de la irona, que en este libro es ya "la ley delmundo".Dice en su ensayo Despus de la historia, aparecido en este volumen: "Los imperios seacaban vctimas de la descomposicin o de la catstrofe, o de ambas cosas a la vez. Lomismo sucede con la humanidad en general".

    Las dos verdades

    "La hora de cierre ha sonado yaen los jardines de Occidente"

    Cyril Connolly

    Segn una leyenda de inspiracin gnstica, en el cielo se desarroll una lucha entre losngeles en la cual los partidarios de Miguel vencieron a los del Dragn. Los ngelesindecisos que se limitaron a mirar fueron relegados a la Tierra, para que en ella llevasena cabo la eleccin a la que no se haban resuelto arriba, eleccin tanto ms penosacuanto que no traan recuerdo alguno del combate y menos an de su actitud equvoca.As, la causa de la historia sera un titubeo y el hombre el resultado de una vacilacinoriginal, de la incapacidad para tomar partido en la que se hallaba, antes de su destierro.Arrojado a la tierra para aprender a optar, se ver condenado al acto, a la aventura, en laque podr brillar slo si ha asfixiado en s mismo al espectador. Si el cielo permite, hastacierto punto, la neutralidad, la historia, por el contrario, aparece como el castigo de

    quienes, antes de encarnarse, no hallaron ninguna razn para adherirse a un campo enlugar de al otro. Se comprende, pues, que los humanos tengan tanta prisa por abrazaruna causa, por aglutinarse alrededor de una verdad. Pero, alrededor de qu clase deverdad?El budismo tardo, especialmente la escuela Madyamika, subraya la oposicin radicalentre la verdad verdadera o paramartha, atributo del liberado, y la verdad relativa osamvriti, verdad velada, verdad de error ms exactamente, privilegio o maldicin del noemancipado.

  • 7/31/2019 Desgarradura [1983] - mile Michel Cioran

    2/72

    La verdad verdadera, que asume todos los riesgos, incluso el de la negacin de todaverdad y el de la idea misma de verdad, es prerrogativa del inactivo, de quien se colocadeliberadamente fuera del crculo de los actos y slo se interesa por la apropiacin(brusca o metdica, da lo mismo) de la insustancialidad; apropiacin que no vaacompaada de ningn sentimiento de frustracin, pues la apertura a la no-realidadsupone un misterioso enriquecimiento. Para l la historia ser un mal sueo al que

    deber resignarse, dado que nadie est en condiciones de elegir sus propias pesadillas.Para aprehender la esencia del proceso histrico, o ms bien su falta de esencia, espreciso rendirse a la evidencia de que todas las verdades que acarrea son verdadeserrneas, porque atribuyen una naturaleza propia a lo que carece de ella, una sustancia aaquello que no puede poseerla. La teora de la doble verdad permite discernir el lugar queocupa, en la escala de las irrealidades, la historia: paraso de sonmbulos, obnubilacinen marcha. En el fondo, no carece por completo de esencia, puesto que es esencia deengao, clave de cuanto ciega, de cuanto ayuda a vivir en el tiempo.

    *

    Sarvakarmafalatyaga... Hace aos, escrib esta palabra fascinante en grandes caracteressobre una hoja de papel y la coloqu en la pared de mi habitacin a fin de poder

    contemplarla todo el da. Estuvo all varios meses; acab quitndola al advertir que cadavez me apegaba ms a su magia y menos a su contenido. Sin embargo, lo que significa,desapego del fruto del acto, es de tal trascendencia, que quien se impregnara de ello yano tendra nada que realizar en la vida, pues habra alcanzado lo nico que importa, laverdad verdadera, anuladora de todas las dems y vaca tambin pero de un vacoconsciente de s mismo. Imagnese una toma de conciencia suplementaria, un paso mshacia el despertar: quien lo efectuara no sera ms que un fantasma.Cuando se ha palpado esta verdad lmite se comienza a hacer un triste papel en lahistoria, la cual se confunde entonces con el conjunto de las verdades errneas, verdadesdinmicas cuyo inevitable principio es la ilusin. Aquellos que han despertado, losdesengaados, fatalmente dbiles, no pueden ser centro de ningn acontecimiento, pueshan vislumbrado la inanidad. La interferencia de ambas verdades es frtil para el

    despertar, pero nefasta para el acto. Seala el comienzo de un resquebrajamiento, tantoen el individuo, como en una civilizacin o incluso en una raza.Antes del despertar se atraviesan horas de euforia, de irresponsabilidad, de embriaguez;pero al abuso de la ilusin sucede la saciedad. Quien ha despertado se halla despegadode todo, es el ex-fantico por antonomasia, alguien que no puede continuar soportando elpeso de las quimeras, ya sean stas tentadoras o grotescas. Tan lejos se encuentra deellas que no entiende por qu especie de extravo llegaron a deslumbrarle. Gracias a ellashaba podido brillar y afirmarse; ahora, tanto su pasado como su porvenir le parecenapenas imaginables. Ha dilapidado su sustancia, a semejanza de esos pueblos sometidosal demonio de la movilidad que evolucionan con demasiada rapidez y a fuerza de demolerdolos acaban por quedarse sin ninguno de reserva. Charron observ que hubo enFlorencia ms efervescencia y desrdenes en diez aos que entre los grisones enquinientos, de lo cual concluy que una comunidad slo puede subsistir si adormece su

    intelecto.Las sociedades arcaicas duraron tanto tiempo porque ignoraban el ansia de innovar, depostrarse continuamente ante nuevos simulacros. Cuando stos cambian con cadageneracin, no puede esperarse una gran longevidad histrica. La antigua Grecia y laEuropa moderna son tipos de civilizacin heridos de muerte precoz por su avidez demetamorfosis y su excesivo consumo de dioses y sucedneos de dioses. China y Egiptogozaron durante milenios de una magnfica esclerosis, igual que las sociedades africanas,ahora tambin amenazadas por haber adoptado otro ritmo tras su contacto conOccidente. Habiendo perdido el monopolio del anquilosamiento, se agitan cada vez ms,

  • 7/31/2019 Desgarradura [1983] - mile Michel Cioran

    3/72

    e inevitablemente van a venirse abajo como sus modelos, como esas civilizacionesfebriles incapaces de resistir ms de una decena de siglos. Los pueblos que en el futuroaccedan a la hegemona la disfrutarn menos tiempo an: una historia jadeante hasustituido de modo inexorable a la historia al ralenti. Cmo no echar de menos a losfaraones y a sus colegas chinos!Instituciones, sociedades y civilizaciones difieren en duracin y significado, aunque se

    encuentran sometidas a una ley segn la cual el impulso incontenible que produce suascensin tiende a relajarse y amortiguarse al cabo de cierto tiempo; la decadenciacorresponde siempre a un apaciguamiento de ese generador de fuerza que es el delirio.Comparados a los periodos de expansin o, para ser ms exactos, de demencia, los dedeclive parecen razonables, y lo son, incluso demasiado, lo cual los hace casi tan nefastoscomo los otros.Un pueblo que se ha realizado, que ha derrochado sus talentos y explotado hasta el finlos recursos de su genio, expa ese triunfo no produciendo nada ms. Ha cumplido sudeber, aspira a vegetar; desgraciadamente, no lo conseguir nunca. Cuando losromanos -o lo que quedaba de ellos- quisieron descansar por fin, los brbaros, en masa,se pusieron en movimiento. En un libro sobre las invasiones puede leerse que losgermanos que prestaban servicio en el ejrcito y la administracin del imperio solanadoptar, hasta mediados del siglo V, nombres latinos. A partir de entonces el nombre

    germnico se impuso. Extenuados, retrocediendo en todos los terrenos, quienesostentaban todava el poder dejaron de ser temidos y respetados: para qu llamarsecomo ellos? "Un fatal adormecimiento reinaba en todas partes", observa Salviano, elcensor ms acerbo de la delicuescencia antigua en su ltima etapa.

    *

    Una noche en el metro mir atentamente a mi alrededor: todos procedamos de otrolugar... Entre nosotros, dos o tres figuras de aqu, siluetas azoradas que daban laimpresin de pedir perdn por su presencia. El mismo espectculo en Londres.Las migraciones no se realizan ya por desplazamientos compactos sino por infiltracionessucesivas entre los "indgenas", demasiado exanges y distinguidos para rebajarse a la

    idea de un "territorio". Tras mil aos de vigilancia, las puertas se abren... Si se piensa enla larga rivalidad que existi entre franceses e ingleses, y franceses y alemanes despus,se dira que todos ellos, debilitndose recprocamente, no tenan ms objetivo queprecipitar la hora de su hundimiento comn para que otros especimenes de humanidadtomaran el relevo. La nueva Vlkerwanderung, al igual que la antigua, suscitar unaconfusin tnica cuyas fases no pueden preverse con claridad. Ante cataduras tandispares, la idea de una comunidad mnimamente homognea resulta inconcebible. Laposibilidad misma de una multitud tan heterclita sugiere que en el espacio que staocupe, no exista ya entre los autctonos, el deseo de salvaguardar ni siquiera unasombra de identidad. Del milln de habitantes que tena Roma en el siglo III de nuestraera, slo sesenta mil eran latinos de origen. Cuando un pueblo realiza la idea histricaque tena la misin de encarnar, se queda sin motivos para preservar sus diferencias,para cuidar su singularidad, para salvaguardar sus rasgos en medio de un caos de

    rostros.Despus de haber dominado los dos hemisferios, los occidentales se estn convirtiendoen el hazmerrer del mundo: espectros sutiles y ultrarrefinados, condenados a unacondicin de parias, de esclavos claudicantes y lbiles, a la que quizs escapen los rusos,esos ltimos blancos. Ellos poseen an orgullo, el motor, la causa de la historia. Cuandouna nacin deja de poseerlo y de creerse la razn o la excusa del universo se excluye a smisma del porvenir: ha comprendido al fin -por suerte o por desgracia, segn la ptica decada uno. Y si esto desespera al ambicioso, fascina en cambio al meditativo ligeramentedepravado. Slo las naciones peligrosamente avanzadas merecen hoy nuestro inters,

  • 7/31/2019 Desgarradura [1983] - mile Michel Cioran

    4/72

    sobre todo cuando mantenemos relaciones poco claras con el Tiempo y giramos en tornoa Clo por necesidad de castigo, de flagelacin. Es esa necesidad la que incita a realizarcualquier obra, tanto las grandes como las insignificantes. Todos trabajamos contranuestros propios intereses: no somos conscientes de ello mientras actuamos, pero sianalizamos cualquier poca advertiremos que nos agitamos y nos sacrificamos siemprepor un enemigo virtual o declarado: los protagonistas de la Revolucin por Bonaparte,

    Bonaparte por los Borbones, los Borbones por los Orleans... Tal vez la historia slodebiera inspirarnos sarcasmo, quizs no posea objeto... Aunque s, lo posee, y ms deuno incluso, lo que sucede es que los alcanza al revs. El fenmeno es universalmenteverificable. Realizamos lo contrario de lo que perseguimos, avanzamos en contra de lahermosa mentira que nos propusimos; de ah el inters de las biografas, el menosmolesto de los gneros dudosos. La voluntadnunca ha servido a nadie: lo ms discutiblede cuanto producimos es lo que ms apreciamos y aquello por lo que nos infligimosmayores privaciones; esto es tan cierto de un escritor como de un conquistador, decualquiera en realidad. El final de un individuo invita a tantas reflexiones como el final deun imperio o del propio ser humano, tan orgulloso de haber accedido a la posicin verticaly tan temeroso de perderla, de volver a su apariencia primitiva y de terminar su carreracomo la haba empezado: encorvado y velludo. Sobre cada ser pesa la amenaza de unretroceso hacia su punto de partida (como para ilustrar la inutilidad de su recorrido, de

    todo recorrido) y quien consigue librarse de ella da la impresin de escamotear un deber,de negarse a jugar el juego inventndose un modo de degradarse demasiado paradjico.

    *

    El papel de los periodos de declive consiste en desnudar a la civilizacin, endesenmascararla, en despojarla de sus prestigios y de la arrogancia derivada de susrealizaciones. As ella misma podr discernir lo que vali y lo que vale, lo que de ilusoriohaba en sus esfuerzos y en sus convulsiones. En la medida en que vaya desprendindosede las ficciones que aseguraron su gloria ir avanzando considerablemente hacia elconocimiento..., hacia el desengao, hacia el despertar generalizado; promocin fatal quela proyectar fuera de la historia, a menos que haya despertado simplemente por haber

    dejado de estar presente y de sobresalir en ella. La universalizacin del despertar, frutode la lucidez (y sta de la erosin de los reflejos) es signo de emancipacin en el ordendel espritu y de capitulacin en el de los actos, en el de la historia precisamente, la cualse reduce a una declaracin de quiebra: en cuanto nos ponemos a observarla parecemosespectadores consternados. La correlacin maquinal que se establece entre historia ysentido es el ejemplo perfecto de verdad errnea. La historia posee un sentido, si sequiere, pero este sentido la incrimina, la niega constantemente, volvindola picante ysiniestra, lamentable y grandiosa; en una palabra, insoportablemente desmoralizadora.Quin la tomara en serio si no fuera el camino mismo de la degradacin? El hecho deque existan historiadores dice bastante acerca de lo que es; nuestra conciencia de ellarepresenta, segn Erwin Reisner, un sntoma del fin de los tiempos(Geschichtsbewusstsein ist Symptom der Endzeit). No se puede, en efecto, tener laobsesin de la historia sin caer en la de su conclusin. El telogo medita sobre los

    acontecimientos con vistas al Juicio final; el ansioso (o el profeta) pensando en undecorado menos fastuoso pero no menos importante. Ambos esperan una hecatombeanloga a la que los indios Delaware situaban en el pasado y durante la cual, segn sustradiciones, no slo los hombres haban rezado de terror sino tambin los animales.Puede objetarse que hay tambin periodos serenos en la historia. Innegablementeexisten, pero la serenidad no es ms que una pesadilla brillante, un calvario conseguido.

    *

  • 7/31/2019 Desgarradura [1983] - mile Michel Cioran

    5/72

    Imposible aceptar, como pretenden algunos, que lo trgico sea patrimonio del individuoy no de la historia; al contrario, lo trgico la somete y determina ms an que al propiohroe, pues precisamente es su desenlace lo que nos intriga. Nos apasiona la historiaporque instintivamente sabemos qu sorpresas la acechan y qu admirables perspectivasofrece a la aprensin... Sin embargo, para un espritu lcido no aade gran cosa a loinsoluble, al atolladero original. Al igual que la tragedia, la historia no resuelve nada

    porque no hay nada que resolver. Slo un desequilibrado piensa en el futuro. Lstimaque no podamos respirar como si todos los acontecimientos se hubieran detenido! Cadavez que se hacen demasiado patentes, sufrimos un ataque de determinismo, de rabiafatalista. El libre albedro explica solamente la superficie de la historia, las apariencias quetoma, sus vicisitudes exteriores, pero no sus profundidades, su desarrollo real, el cualconserva pese a todo un carcter desconcertante. e incluso misterioso. Resultaincomprensible, por ejemplo, que Anbal despus de Cannas no arremetiera contra Roma.Si lo hubiera hecho, hoy nos jactaramos de descender de los cartagineses. Sostener queel capricho, el azar, es decir, el individuo, no desempea ningn papel en la historia esuna necedad. No obstante, siempre que consideramos el devenir en su conjunto, elveredicto del Mahabharata acude invariablemente a nuestra mente: "El nudo del Destinono puede ser deshecho; nada en este mundo es el resultado de nuestros actos".

    *

    Vctimas de un doble hechizo, atrados por las dos verdades, condenados a no poderelegir una sin deplorar inmediatamente la prdida de la otra, somos demasiadoclarividentes para no ser cobardes, para no estar de vuelta tanto de la ilusin como de laausencia de ilusin. Nos parecemos en ello a Ranc, quien, prisionero de su pasado,consagr su existencia de ermitao a polemizar con aquellos a quienes habaabandonado, con los autores de libelos que ponan en tela de juicio la sinceridad de suconversin y la legitimidad de sus actos, demostrando as que era ms fcil reformar laTrapa que abstraerse de su poca. De modo similar, nada ms fcil que denunciar lahistoria; nada ms arduo en cambio que liberarse de ella, cuando de ella se emerge yolvidarla resulta imposible: ella es el obstculo a la revelacin ltima, obstculo que

    nicamente puede vencerse si se ha percibido la vacuidad de todos los acontecimientos,excepto del que esa misma percepcin representa, merced al cual en algunos momentosalcanzamos la verdad verdadera, es decir, la victoria sobre todas las verdades.Comprendemos entonces las palabras de Mommsen: "Un historiador debe ser como Dios,debe amar todo y a todos, incluso al diablo". En otras palabras: dejar de preferir,ejercitarse en la ausencia, en la obligacin de no ser nada. De este modo, es posibleimaginar al liberado como a un historiador sbitamente aquejado de intemporalidad.

    *

    No podemos escoger ms que entre verdades irrespirables y supercheras saludables.Slo las verdades que nos impiden vivir merecen el nombre de verdades, pues,superiores a las exigencias de los vivos, no condescienden a ser cmplices nuestros. Son

    verdades "inhumanas", verdades de vrtigo que rechazamos porque nadie puedeprescindir de apoyos disfrazados de slogans o de dioses. Lo triste es observar que son losiconoclastas, o aquellos que pretenden serlo, quienes en todas las pocas recurren conms frecuencia a la ficcin y a la mentira. Muy enfermo deba de estar el mundo antiguopara necesitar un antdoto tan burdo como el que le administr el cristianismo. En lamisma situacin se encuentra el mundo moderno, a juzgar por los remedios de los queespera milagros. Epicuro, el menos fantico de los sabios, fue entonces y es todava hoyel gran perdedor. Con asombro y hasta con espanto, omos hablar a los hombres deliberar al Hombre. Cmo podran los esclavos liberar al Esclavo? Y cmo creer que la

  • 7/31/2019 Desgarradura [1983] - mile Michel Cioran

    6/72

    historia -procesin de desatinos- podr durar an mucho tiempo? La hora de cierresonar pronto en los jardines de todo el mundo.

    El aficionado a las memorias

    Al hacer la distincin entre el hombre interior y el hombre exterior, los msticos optaban

    necesariamente por el primero, ser real por antonomasia; el segundo, ttere lgubre oirrisorio, perteneca de derecho a los moralistas, a la vez acusadores y cmplices suyos,repelidos y atrados por su ineptitud, capaces de superar el equvoco solamente a travsde la amargura, esa tristeza degradada a la que slo un Pascal no cede pues estsiempre por encima de sus aversiones. Precisamente a causa de esa superioridad no dejninguna huella en los autores de memorias, mientras que la acrimonia contagiosa de unLa Rochefoucauld subyace en todos sus relatos y semblanzas.El moralista nunca alza la voz ni altera el tono; de ah que resulte de manera espontneabien educado. Lo demuestra execrando con elegancia a sus semejantes y, detalle muchoms importante, escribiendo poco... Existe mejor signo de "civilizacin" que ellaconismo? Insistir, explicarse, demostrar, son signos de vulgaridad. En lugar de temer laesterilidad, quien aspire a un mnimo de compostura, debe afanarse en ella, sabotear laspalabras en nombre de la Palabra, pactar con el silencio y romperlo slo durante algunos

    momentos para mejor volver a l. Aunque procede de un gnero discutible, la mximaconstituye un ejercicio de pudor, ya que permite soslayar la inconveniencia de la pltoraverbal. La semblanza, menos exigente por menos sucinta, es con frecuencia una mxima,diluida en ciertos autores, henchida en otros; sin embargo, en casos excepcionales puedeaparecer como una mxima sobrecargada, evocar lo infinito por la acumulacin de rasgosy la voluntad de exhaustividad; asistimos entonces a un fenmeno sin parangn, a uncaso: el del escritor que, a fuerza de sentirse estrecho en una lengua, la rebasa y seevade de ella con todas las palabras que contiene... Las violenta, las desarraiga y se lasapropia para hacer con ellas lo que le viene en gana, sin ninguna consideracin tampocohacia el lector, a quien inflige un inolvidable, un magnfico martirio. Qu "mal educado"era Saint-Simon!... Pero no ms que la Vida, de la que es, una especie de rplica literaria. Ninguna

    tendencia en l por la abstraccin, ningn estigma clsico: inmerso en lo inmediato,extrajo sus ideas de sus sensaciones y aunque con frecuencia fue injusto, nunca cay enla falsedad. Comparadas con las suyas, las semblanzas de los dems otros parecenesquemas, composiciones estilizadas desprovistas de energa y veracidad. Ignoraba supropio genio, y esa fue su gran ventaja: desconoca ese caso lmite de servidumbre. Nadale turb ni le intimid nunca; arremeti contra todo, se dej llevar siempre por su frenes,sin inventarse escrpulos ni miramientos. Posea una sensibilidad ecuatorial, arruinadapor sus desenfrenos, incapaz de soportar los obstculos que resultan de la deliberacin odel repliegue sobre s mismo. Imposible encontrar un perfil, un contorno definido en l.Cuando creemos que est haciendo un elogio, aparece un rasgo imprevisto, un adjetivopanfletario, que nos saca rpidamente del error; en el fondo no se trata nunca deapologas o de ejecuciones: es el individuo mismo, elemental y tortuoso, vomitado por elCaos en medio de Versalles.

    La marquesa Du Deffand, que haba ledo las Memorias en manuscrito, encontraba suestilo "abominable". Sin duda esa era tambin la opinin de Duclos, quien las conocabien por haber extrado de ellas detalles sobre la Regencia, cuya historia escribi en unlenguaje de una insulsez ejemplar: fue un Saint-Simon edulcorado, el vigor aplastado porla gracia. Por su claridad desecadora, por su rechazo de lo inslito y de la incorreccin, delo confuso y de lo arbitrario, el estilo del siglo XVIII hace pensar en una cada en laperfeccin, en la no-vida. Un producto de invernadero, artificial y exange, que, porrechazar todo desbordamiento, no poda engendrar una obra completamente original, conlo que eso implica de impuro o desconcertante. Pero s gran cantidad de obras en las que

  • 7/31/2019 Desgarradura [1983] - mile Michel Cioran

    7/72

    se exhibe un lenguaje difano, sin prolongaciones ni enigmas, un verbo anmico,vigilado, censurado por la moda, por la Inquisicin de la limpidez.

    *

    "No dispongo del tiempo libre suficiente para tener gusto". Esta frase -atribuida a no s

    qu personaje- excede el alcance de la simple paradoja. El gusto es propio de ociosos ydiletantes, de quienes disponiendo de tiempo en exceso lo emplean en futilidadesprogramadas y naderas sutiles, y sobre todo de quienes lo emplean contra s mismos."Una maana (era domingo) esperbamos al prncipe Conti; estbamos en el saln,sentadas alrededor de una mesa sobre la que habamos dejado nuestros devocionarios,uno de los cuales se entretena en hojear la mariscala de Luxemburgo. De pronto, sedetuvo en dos o tres plegarias que le parecieron del peor gusto y cuyas expresiones, enefecto, eran extraas" (Madame de Genlis: Memorias).Nada ms insensato que pedir a una oracin que se preocupe por el lenguaje, que estbien escrita. Es mejor que sea torpe, algo estpida, es decir, verdadera; cualidad sta noespecialmente apreciada por aquellos espritus ejercitados en la pirueta, que iban a misaen la misma disposicin que a cenar o de caza y carecan de la gravedad indispensablepara la piedad: slo les interesaba y cultivaban lo exquisito. Las palabras de la

    "mariscala" la emparentan con aquel cardenal del Renacimiento que se deca demasiadoprendado del latn de Virgilio y Salustio para poder soportar el de los Evangelios. Haydelicadezas que resultan incompatibles con la fe: gusto y absoluto se excluyen... Ningndios sobrevive a la sonrisa del entendimiento, a una duda ligera; la duda corrosiva, encambio, no espera ms que negarse a s misma, trocarse en fervor. En vano buscaramoseste gnero de metamorfosis en un mundo donde el refinamiento era una especie deacrobacia.Por el mecanismo de su gnesis, por su propia naturaleza, todas las lenguas contienenvirtualidades metafsicas; el francs, sobre todo el del siglo XVIII, apenas las posee: suclaridad provocadora, inhumana, su rechazo de lo indeterminado, de la oscuridadesencial, torturadora, hacen de l un medio de expresin que puede acercarse almisterio, sin conseguir alcanzarlo verdaderamente. En francs, el misterio, igual que el

    vrtigo, cuando no se postula ni se desea, procede casi siempre de una tara del espritu ode una sintaxis a la deriva.Una lengua muerta, ha dicho un lingista, es una lengua en la que nadie tiene derecho acometer faltas. Lo cual equivale a decir que nadie tiene derecho a innovarla. Durante elSiglo de las Luces, el francs lleg a este lmite extremo de rigidez y acabamiento.Despus de la Revolucin se hizo menos riguroso y puro, pero gan en naturalidad lo queperdi en perfeccin. Para sobrevivir, para perpetuarse, necesit corromperse,enriquecerse con abundantes impropiedades nuevas, pasar del saln a la calle. Su esferade influencia y esplendor disminuy entonces. Slo pudo ser la lengua de la Europacultivada en una poca en la que, particularmente empobrecido, haba alcanzado supunto ms alto de transparencia. Un idioma se acerca a la universalidad cuando seemancipa de sus orgenes y, alejndose de ellos, los condena; llegado a ese punto, siquiere vigorizarse, evitar la irrealidad o la esclerosis, debe renunciar a sus exigencias,

    romper sus limites y modelos, condescender al mal gusto.

    *

    A lo largo del siglo XVIII se despliega el fascinante espectculo de una sociedadcarcomida, prefiguracin de una humanidad llegada a su trmino, inmune para siempre acualquier futuro. La ausencia de porvenir dejara de ser entonces monopolio de una clasepara extenderse a todas, en una esplndida democratizacin favorecida por la vacuidad.No es preciso un gran esfuerzo de imaginacin para concebir esta ltima etapa; ms de

  • 7/31/2019 Desgarradura [1983] - mile Michel Cioran

    8/72

    un hecho permite ya hacerse una idea de ella. El concepto mismo de progreso ha llegadoa ser inseparable del de desenlace. Todos los pueblos desean iniciarse en el arte deacabar, y les impulsa tal avidez que, para satisfacerla, rechazarn cualquier frmulasusceptible de ponerle freno. Al final de la Ilustracin se irgui la guillotina, al final de lahistoria podemos imaginar un decorado de mayor magnitud.Toda sociedad que acaricie la perspectiva de su fin sucumbir a los primeros golpes que

    reciba; desprovista de todo principio de vida y de cuanto podra ayudarle a resistir a lasfuerzas que la acosan, se rendir al encanto de la derrota. La Revolucin Francesa triunfporque el poder era una ficcin y el "tirano" un fantasma: fue literalmente un combatecontra espectros. Por lo dems, una revolucin triunfa nicamente si se enfrenta a unorden irreal. Sucede lo mismo con todo advenimiento, con todo viraje histrico. Losbrbaros no conquistaron Roma sino un cadver; su nico mrito fue tener buen olfato.El sucesor de Luis XIV lleg a ser el mejor smbolo de la corrupcin en los comienzos delsiglo dieciocho. Lo primero que en l llama la atencin es su completa carencia de"carcter". Trataba los asuntos de Estado con la misma desenvoltura que los privados:unos y otros le interesaban nicamente en funcin de los chistes a que daban pie. Taninconstante en sus pasiones como en sus vicios, se entregaba a ellos por dejadez, poruna especie de incuriosidad. Tan incapaz de amar como de aborrecer, vivi sinaprovechar sus numerosos dotes personales, cuyo perfeccionamiento desdeaba. "Sin

    ninguna perseverancia para nada, hasta el extremo de no poder comprender que pudieraexistir, era tan insensible", aade Saint-Simon "que las ofensas ms peligrosas ymortferas le dejaban impasible; como el nervio es la fuente del odio y de la amistad, dela gratitud y de la venganza, y careca de l, las consecuencias fueron infinitas yperniciosas".Delicuescente e ineficaz, de una milagrosa abulia, llev la frivolidad hasta el paroxismo,inaugurando as una era de engendros hipercivilizados, fascinados por el naufragio ydignos de perecer en l. El resultado fue un gran desorden en los asuntos del Estado. Suscontemporneos, no contentndose con responsabilizarle de ello, llegaron a compararle aNern; sin embargo, deberan haber sido ms indulgentes con l y considerarseafortunados de sufrir un absolutismo atenuado por la incuria y la farsa. Es innegable queel Regente estuvo dominado por rufianes, el abate Dubois a la cabeza; pero, no es

    preferible la dejadez de crpulas sonrientes a la vigilancia de los incorruptibles?Seguramente no posea "nervio", pero esa carencia resulta una virtud, puesto que haceposible la libertad o al menos sus simulacros.El padre Galiani (que tanto le interes a Nietzsche) fue uno de los pocos que comprendique, en una poca en la que se declamaba contra la opresin, la suavidad de lascostumbres era una realidad. Y no vacil en colocar por encima de Luis XIV, obtuso eintratable, a Luis XV, tornadizo y escptico. "Cuando se compara la crueldad de lapersecucin de los jesuitas contra Port-Royal con la moderacin de la persecucin de losenciclopedistas, se constata la diferencia entre los reinados, las costumbres y el coraznde los dos reyes. El primero no buscaba ms que renombre y confunda el ruido con lagloria; el segundo era un hombre honrado que desempeaba a su pesar el oficio ms vil,el de rey. En mucho tiempo no encontraremos un reinado parecido en ninguna parte".Lo que Galiani parece no haber comprendido es que, si la tolerancia resulta deseable y

    justifica por s misma el trabajo que cuesta vivir, es sin embargo un sntoma de debilidady de disolucin. Claro que alguien que se relacionaba con esos traficantes de ilusionesque fueron los enciclopedistas no poda advertir esa evidencia trgica, que se haraostensible despus, en una poca ms desengaada y reciente... La sociedad deentonces, lo sabemos ahora, era tolerante porque careca del vigor necesario paraperseguir, es decir, para conservarse. Deca Michelet de Luis XV que "tena la nada en elalma". Con ms razn hubiera podido decirlo de Luis XVI. Eso explica aquella pocamaravillosa y condenada. El secreto de la suavidad de las costumbres es un secretomortal.

  • 7/31/2019 Desgarradura [1983] - mile Michel Cioran

    9/72

    La Revolucin fue provocada por los abusos de una clase desengaada de todo, hasta desus privilegios, a los que se aferraba por automatismo, sin pasin ni ahnco, pues sesenta ostensiblemente atrada por las ideas de quienes luego la aniquilaran. Lacomplacencia con el adversario es caracterstica de la debilidad, es decir, de la tolerancia,la cual en ltima instancia no es ms que una coquetera de agonizantes.

    *

    "Tiene usted mucha experiencia, escriba la marquesa Du Deffand a la duquesa deChoiseul, pero carece de una que espero no posea jams: la privacin del sentimiento, yel dolor de no poder prescindir de l".En el apogeo del artificio, aquella poca tena nostalgia de la ingenuidad, de la cualidadque ms le faltaba. Al mismo tiempo, los sentimientos inocentes, los sentimientosverdaderos, los reservaba para el salvaje, el ingenuo o el tonto, modelos inaccesiblespara espritus tan poco preparados para revolcarse en la "estupidez", en la purasimplicidad. Una vez soberana, la inteligencia se yergue contra todos los valores ajenos asu actividad y no ofrece ninguna apariencia de realidad en la que apoyarse. Quien seapega a ella, por culto o por mana, desemboca infaliblemente en la "privacin delsentimiento" y en la pesadumbre de haberse consagrado a un dolo que no dispensa ms

    que vaco, como bien testimonian las cartas de la marquesa Du Deffand, documentonico sobre la plaga de la lucidez, exasperacin de la conciencia, derroche deinterrogaciones y perplejidades donde acaba el hombre aislado de todo, el hombre queha dejado de ser natural. Por desgracia, una vez lcidos, lo somos cada vez ms: noexiste medio alguno de escabullirse o de retroceder. Y ese progreso se realiza endetrimento de la vitalidad, del instinto. "No tengo fantasa ni temperamento", deca de smisma la marquesa. Es comprensible que su relacin con el Regente no durara ms quedos semanas. Los dos se parecan demasiado, eran peligrosamente exteriores a suspropias sensaciones. No se desarrolla el hasto, su tormento comn, precisamente en elabismo que se abre entre la mente y los sentidos? Ningn movimiento espontneo,ninguna inconsciencia es entonces posible. Y es el "amor" lo primero que sufre lasconsecuencias. La definicin que de l dio Chamfort convena bien a una poca de

    "fantasa" y "epidermis", en la que alguien como Rivarol se jactaba de poder resolver, enel cenit de cierta convulsin, un problema de geometra. Todo era cerebral, hasta elespasmo. Y, fenmeno ms grave an, semejante alteracin de los sentidos no afectnicamente a algunos seres aislados; lleg a ser la deficiencia, la plaga de una claseextenuada por el uso constante de la irona.Toda veleidad, al igual que toda manifestacin de liberacin, posee un lado negativo:cuando ya no arrastremos ninguna cadena... invisible, cuando seamos incapaces, porfalta de vigor e inocencia, de forjarnos an prohibiciones y nada nos limite desde dentro,formaremos una masa de esmirriados ms expertos en la exgesis que en la prctica dela sexualidad. No se alcanza sin riesgos un alto grado de conciencia, del mismo modo queno nos deshacemos impunemente de ciertas servidumbres benficas. Sin embargo, si elexceso de conciencia aumenta la conciencia, el exceso de libertad, fenmeno igualmentefunesto pero en sentido inverso, acaba invariablemente con la libertad. De ah que todo

    movimiento de emancipacin represente a la vez un paso hacia adelante y un comienzode declive.De la misma manera que una nacin en la que nadie se rebaja a ser sirviente estperdida, se puede concebirse una humanidad en la que el individuo, imbuido de su propiaunicidad, no acepte ningn trabajo por "honorable" que ste sea (ya Montesquieuconsignaba en sus Cuadernos: "No soportamos nada que posea un objetivo determinado:quienes hacen la guerra no soportan la guerra; quienes trabajan en un despacho, eldespacho; y as en otras muchas cosas"). Pese a todo, el hombre subsistir mientras nopulverice sus ltimos prejuicios y creencias; cuando se decida por fin a hacerlo,

  • 7/31/2019 Desgarradura [1983] - mile Michel Cioran

    10/72

    deslumbrado y aniquilado por su audacia, se encontrar desnudo frente al abismo que seabre tras la desaparicin de todos los dogmas y tabes.Quien pretende instalarse en una realidad u optar por un credo sin conseguirlo, se vengaridiculizando a quienes lo logran espontneamente. La irona procede de un apetito deinocencia frustrado, insatisfecho, que a fuerza de fracasos se agra y emponzoa;inevitablemente adquiere entonces una dimensin universal y si arremete sobre todo

    contra la religin es porque siente en secreto la amargura de no poder creer. Mspernicioso an es el escarnio acerbo, rabioso, que degenera en sistema y raya en laautodestruccin. En l726, la marquesa Du Deffand viaja a Normanda para hacercompaa a la marquesa de Prie, all exiliada. Cuenta Lemontey, en su Historia de laRegencia, que "cada maana ambas amigas se enviaban las coplas satricas quecomponan una contra otra".En un ambiente en el que la maledicencia era de rigor y se trasnochaba por miedo a lasoledad ("No haba nada que no prefiriese a la tristeza de irse a dormir", deca Duclos deuna de las mujeres de moda), solamente poda ser sagrada la conversacin, lasexpresiones corrosivas, las pullas de apariencia frvola e intencin mortfera de las quenadie se libraba; lo cual da la razn a quienes han sealado como caracterstica de lapoca, la "decadencia de la admiracin". Todo concuerda: sin ingenuidad, sin piedad, esimposible admirar, considerar a los seres en s mismos, segn su realidad original y

    nica, fuera de sus accidentes temporales. La admiracin, prosternacin interior que noimplica humillacin ni sentimiento alguno de impotencia, es la prerrogativa, lacertidumbre y la salvacin de los puros, de aquellos precisamente que no frecuentan lossalones.

    *

    Slo los pueblos pendencieros, indiscretos, envidiosos, irritables, poseen una historiainteresante: la de Francia lo es en grado sumo. Frtil en acontecimientos y, ms an, enescritores para comentarlos, resulta providencial para el aficionado a las Memorias.Los franceses son antojadizos o fanticos, juzgan por capricho o por sistema, aunque enellos hasta el sistema adopta la apariencia de un capricho. El rasgo que mejor les define

    es la versatilidad, causa de ese desfile de regmenes al que asisten corno espectadoresdivertidos o frenticos, preocupados sobre todo por mostrar que ni en plena exaltacin sedejan engaar, alternativamente beneficiarios y vctimas de ese "espritu literario" queconsiste, segn Tocqueville, en buscar "lo ingenioso y lo nuevo antes que lo cierto,preferir lo decorativo a lo til, mostrarse sensible a la buena interpretacin de los actores,al margen de las consecuencias de la obra, y decidir por impresiones ms que porrazones" (Recuerdos, Pars 1893). Y Tocqueville aade: "...Con demasiada frecuencia elpueblo francs, en su conjunto, juzga en poltica como un hombre de letras".Nadie ms inepto que el literato para comprender el funcionamiento del Estado; slodurante las revoluciones muestra cierta competencia, precisamente porque la autoridades abolida y el vaco de poder le permite imaginar que todo puede resolverse medianteactitudes o frases: Las instituciones libres le interesan menos que el decorado y laparodia de la libertad. Nada tiene de extrao, pues, que los hombres de 1789 se

    inspirasen ms en un luntico como Rousseau que en un espritu slido y poco aficionadoa divagar como Montesquieu, que nunca podr servir de modelo a retricos idlicos osanguinarios.En los pases anglosajones, las sectas permiten al ciudadano dar rienda suelta a sulocura, a su necesidad de controversia y escndalo; de ah su diversidad religiosa y suuniformidad poltica. En los pases catlicos, por el contrario, los recursos de delirio que elindividuo posee slo pueden ser empleados en la anarqua de los partidos y de lasfacciones; en ellos satisface su apetito de hereja. Ninguna nacin ha descubierto hastaahora el secreto de la sensatez en poltica y religin a la vez. Si ese secreto se conociera,

  • 7/31/2019 Desgarradura [1983] - mile Michel Cioran

    11/72

    los franceses seran los ltimos en aprovecharlo; ellos que, segn Talleyrand, hicieron laRevolucinpor vanidad, defecto tan arraigado en su naturaleza que resulta una cualidad,o en todo caso un resorte que les incita a producir, a actuar, y sobre todo a brillar. De ahel esprit, alarde de inteligencia, preocupacin de quedar siempre, y cueste lo que cueste,por encima de los dems, de tener a cualquier precio la ltima palabra. La vanidad aguzael ingenio, evita el tpico y combate la indolencia, pero hace de quien la padece un

    hipersensible: con las mortificaciones que ella les inflige, los franceses pagan la buenasuerte de la que tan abundantemente han gozado. Durante mil aos la historia ha giradoen torno a ellos: semejante fortuna debe expiarse; su castigo ha sido y contina sindolola irritacin de un amor propio siempre exacerbado e insatisfecho. Cuando eranpoderosos se quejaban de no serlo suficientemente; ahora se quejan de no serlo enabsoluto. Tal es el drama de una nacin resentida lo mismo en la prosperidad que en elinfortunio, insaciable y voluble, demasiado favorecida por el destino para conocer lamodestia o la resignacin, tan poco comedida ante lo inevitable como ante lo inesperado.

    Despus de la historia

    I

    El final de la historia est inscrito en sus comienzos; la historia -el hombre pasto deltiempo- porta los estigmas que definen a la vez al tiempo y al hombre.Desequilibrio ininterrumpido, ser que no cesa de desmembrarse, el tiempo constituye undrama cuyo episodio ms destacado es la historia. Qu es ella en el fondo sino undesequilibrio tambin, una rpida e intensa dislocacin del tiempo mismo, una carreraapremiante hacia una evolucin en la que nada evoluciona?De la misma manera que los telogos hablan con razn de nuestra poca como de unapoca post-cristiana, algn da se hablar de la suerte y de la desgracia de vivir en plenapost-historia. Pese a todo, desearamos asistir a esa victoria crepuscular en la queescaparamos a la sucesin de las generaciones y de los das, y en la que la existencia,sobre las ruinas del tiempo histrico e idntica por fin a s misma, volvera a ser lo queera antes de convertirse en historia. El tiempo histrico es un tiempo tan tenso que

    cuesta entender por qu no se rompe. Cada uno de sus instantes da la impresin de estara punto de estallar. Puede que el accidente no suceda tan pronto como esperamos; peroes imposible que no se produzca. Y solamente cuando haya ocurrido, sus beneficiarios,aquellos que disfruten de la post-historia, sabrn de qu estaba hecha la historia. "Seacabaron los acontecimientos!", exclamarn. Un captulo, el ms curiosos de la evolucincsmica, habr as concluido.Ni que decir tiene que esa exclamacin slo es imaginable tras un desastre imperfecto.Un xito rotundo entraara una simplificacin radical, en realidad la supresin del futuro.Pero pocas son las catstrofes perfectas, lo cual debera tranquilizar a los impacientes, alos inquietos, a los aficionados a las grandes ocasiones, aunque la resignacin sea derigor en este caso. No todo el mundo pudo observar de cerca el Diluvio. Imagnese ladecepcin de quienes, habindolo presentido, no vivieron lo suficiente para poder asistir al.

    *

    Para frenar la expansin de ese animal tarado que es el hombre, la urgencia decalamidades artificiales que sustituyan con ventaja a las naturales se advierte cada vezms y seduce a todos en mayor o menor grado. El Final va ganando terreno. No podemossalir a la calle, mirar a la gente, intercambiar cuatro palabras, or un gruido cualquiera,sin decirnos que la hora se acerca, tanto si debe sonar dentro de un siglo como de diez.

  • 7/31/2019 Desgarradura [1983] - mile Michel Cioran

    12/72

    Un clima de eplogo envuelve el menor gesto, el espectculo ms trivial, el incidente msestpido: no darse cuenta de ello es rebelarse contra lo Inevitable.

    *

    Mientras la historia trascurre de manera ms o menos normal, cualquier acontecimiento

    parece un capricho, una indiscrecin del devenir; tan pronto como cambia su cadencia, elmenor pretexto alcanza la magnitud de un signo. Todo lo que sucede equivale entonces aun sntoma, a un aviso, a la inminencia de una conclusin. En las pocas indiferentes, elacontecimiento, expresin de un presente que se repite y multiplica, posee un significadopropio y parece no desarrollarse en el tiempo; por el contrario, en los periodos en los queel devenir es sinnimo de renovacin nefasta, nada hay que no sugiera un movimientohacia lo terrible, una visin semejante a la del Samyutta-Nikaya: "El mundo entero esten llamas, el mundo entero est envuelto en nubes de humo, el mundo entero estsiendo devorado por el fuego, el mundo entero se estremece" -Mara, monstruosarcstico, sujeta con los dientes y las garras la rueda del nacimiento y de la muerte, y sumirada, en una imagen tibetana, muestra bien esa avidez, esa bsqueda del mal,inconsciente en la naturaleza, apenas formulada en el hombre, ostensible en losdioses, -bsqueda insaciable cuya manifestacin, particularmente perniciosa, es para

    nosotros esta cadena interminable de acontecimientos con sus idolatras inherentes. Slola pesadilla de la historia nos permite adivinar la pesadilla de la trasmigracin. Con unareserva, sin embargo: para el budista, la peregrinacin de existencia en existencia es unterror del que desea librarse; en ello se afana con todas sus fuerzas, sinceramentehorrorizado ante la desgracia de tener que volver a nacer y a morir, desgracia que no sele ocurrira saborear en secreto ni un slo instante. No existe en l complicidad algunacon el infortunio, ni con los peligros que le acechan desde fuera y sobre todo desdedentro de s mismo.Nosotros, en cambio, pactamos con aquello que nos amenaza, mimamos nuestrosanatemas, codiciamos lo que nos devora y por nada del mundo renunciaramos a nuestrapropia pesadilla, a la que hemos puesto tantas maysculas como ilusiones conocido. Lasilusiones se han desacreditado, como las maysculas, pero la pesadilla persiste,

    decapitada y desnuda; continuamos desendola precisamente porque es nuestra y nosabemos con qu reemplazarla. Es como si un aspirante al nirvana, cansado de buscarloen vano, dejara de codiciarlo y se sumiera, cmplice de su degradacin como nosotros dela nuestra, en el samsara.

    *

    El hombre hace la historia; a su vez la historia le deshace. El es su autor y su objeto, elagente y la vctima. Hasta hoy ha credo dominarla, ahora sabe que se le va de lasmanos, que se desarrolla en lo insoluble y en lo intolerable: una epopeya demente cuyodesenlace no implica idea alguna de finalidad. Cmo atribuirle un objetivo? Si tuvierauno, slo podra alcanzarlo una vez llegada a su trmino y de l no sacaran provechoms que los supervivientes; los restos; slo ellos se sentiran colmados, pues gozaran

    del incalculable nmero de sacrificios y tormentos que el pasado ha conocido. Visindemasiado grotesca e injusta. Si se desea a toda costa que la historia tenga un sentido,debe buscarse nicamente en la maldicin que pesa sobre ella. El propio individuo aisladopuede poseerlo solamente en la medida en que participa de esa maldicin. Un geniomalfico preside los destinos de la historia; es evidente que sta no tiene objetivo, perose halla marcada por una fatalidad que lo suple y que confiere al devenir una aparienciade necesidad. Esta fatalidad, y slo ella, es lo que permite hablar sin ridculo de unalgica de la historia, -e incluso de una providencia, una providencia especial sin duda, yms que sospechosa, cuyos propsitos son menos oscuros que los de la otra, la

  • 7/31/2019 Desgarradura [1983] - mile Michel Cioran

    13/72

    supuestamente bienhechora, ya que logra que las civilizaciones cuyo destino rige sedesven siempre de su direccin original para alcanzar lo contrario de lo que deseaban,para desmoronarse con una obstinacin y un mtodo que denuncian las maniobras deuna fuerza tenebrosa e irnica.

    *

    La historia se encuentra en sus comienzos, piensan algunos, olvidando que se trata deun fenmeno excepcional; necesariamente efmero, un lujo, un intermedio, un extravo...Suscitndola, invirtiendo en ella su sustancia, el hombre se ha desgastado, reducido,debilitado. Mientras que se mantuvo cerca de sus orgenes, pudo resistir sin peligro; encuanto se apart de ellos por completo comenz una aventura fatalmente breve: algunosmilenios solamente... La historia, obra suya pero independiente ya de l, le consume, ledevora, y acabar aplastndole. El hombre sucumbir con ella, en un desastre ltimo,

    justo castigo por tantas usurpaciones y locuras surgidas de la tentacin del titanismo. Lahazaa de Prometeo se halla comprometida para siempre. Habiendo violado las leyes noescritas, las nicas que importan, y rebasado las fronteras que le estaban asignadas, elhombre se ha elevado demasiado alto para no excitar la envidia de los dioses, quienes,decididos a vengarse, slo esperan que la ocasin se presente. Sabemos hoy que la

    consumacin del proceso histrico es inexorable, aunque no podamos decir si ser lenta ofulgurante. Todo indica que la humanidad rueda cuesta abajo, a pesar de sus logros, o acausa de ellos ms bien. Si sealar el momento de apogeo de una civilizacin aisladaresulta relativamente fcil, no ocurre lo mismo con el proceso histrico en su conjunto:cul fue su punto culminante, dnde situarlo?, en los primeros siglos de Grecia, de laIndia, de China o en alguna poca de Occidente? Imposible pronunciarse sin que salgan arelucir preferencias demasiado personales. Es obvio en todo caso que el hombre ha dadoya lo mejor de s mismo y que, incluso si debiramos presenciar el nacimiento de nuevascivilizaciones, ellas no seran equiparables a las antiguas, y ni siquiera a las modernas, sincontar con que no podran sustraerse al contagio del final, que se ha convertido ya enuna forma de obligacin y de programa para todos. Desde la prehistoria hasta nosotros ydesde nosotros a la post-historia: ese es el camino hacia un gigantesco fiasco, preparado

    y anunciado por todas las pocas, incluso las de apogeo. Hasta los utopistas asimilan eldevenir a un fracaso, puesto que inventan un reino que pretende escapar al devenir: suvisin es la de otro tiempo dentro del tiempo... una especie de fracaso inagotable, noalterado por la temporalidad y superior a ella. Pero la historia, cuyo patrn es Arimn,desprecia semejantes divagaciones y aborrece la posibilidad de un paraso, inclusomalogrado -lo cual priva a las utopas de su objeto y de su razn de ser. Es revelador quetropecemos con la nocin de paraso en cuanto tratamos de comprender la naturalezapropia de la historia: no podemos entrever la originalidad de sta sin referirnos a suantpoda; pues la historia aparece como una negacin gradual, como un alejamientoprogresivo de un estado primero, de un milagro inicial a la vez convencional y fascinante:kitsch a base de nostalgia... Cuando esa progresin hacia el final culmine, la historiahabr alcanzado su "objetivo": nada quedar en ella que pueda recordar su punto departida -cuyo eventual carcter de fbula poco importa. El paraso, imaginable si acaso en

    el pasado, de ninguna manera podra serlo en el futuro; sin embargo, el hecho de quehaya sido situado antes de la historia arroja sobre sta una claridad devastadora, quesuscita la cuestin de si no hubiera sido mejor que se quedara en estado de amenaza, depura virtualidad.

    *

    Es menos urgente sondear el "porvenir", objeto de espanto sin ms, que el final, lo quevendr despus... del "porvenir", cuando cese el tiempo histrico, equivalente a la

  • 7/31/2019 Desgarradura [1983] - mile Michel Cioran

    14/72

    aventura humana, y con l la procesin de naciones e imperios. Aliviado del peso de lahistoria y en el punto mximo de su agotamiento, el hombre, habiendo renunciado a susingularidad, no dispondr ms que de una conciencia vaca, sin nada que pueda llenarlade nuevo: un troglodita desengaado, un troglodita asqueado de todo. Se reconciliarentonces con sus lejanos antepasados?, aparecer la post-historia como una versinagravada de la pre-historia? Y cmo fijar la fisonoma de ese superviviente a quien el

    cataclismo har retornar a las cavernas? Qu har frente a esos dos extremos, frente alintervalo que los separa, en el cual fue elaborada una herencia que rechaza? Liberado yade todos los valores, de todas las ficciones que imperaron en ese lapso de tiempo, nopodr ni querr, en su decrepitud lcida, inventar otras. As acabar el juego que habaregulado hasta entonces la sucesin de las civilizaciones.

    *

    Tras tantas conquistas y hazaas de toda ndole, el hombre comienza a quedarseanticuado. Merece todava algn inters en la medida en que se encuentra acosado yacorralado y se hunde cada vez ms. Si persevera es porque no tiene fuerzas paracapitular, para interrumpir esa desercin hacia adelante que es la historia, dado que haadquirido ya una especie de automatismo en el declive. Nunca sabremos con exactitud lo

    que se ha desgarrado en l, pero la desgarradura est ah. Podra alegarse que estabadesde el principio. Probablemente, pero en ese caso apenas esbozada y el hombre,todava fuerte, se adaptaba a ella sin dificultad. No era an esta brecha abierta, resultadode un largo trabajo de autodestruccin, especialidad de un animal subversivo que,empeado durante tanto tiempo en destruirlo todo, tena que acabar aniquilndose a smismo. Subversin de sus fundamentos (que es en lo que acaba todo anlisis, psicolgicoo de cualquier otra clase), de su "yo", de su estado de sujeto: sus rebeliones disimulanlos golpes que a s mismo se asesta. Lo que es indudable es que est herido en lo msprofundo de su ser, podrido en sus races. Uno no se siente verdaderamente hombre msque cuando toma conciencia de esta podredumbre esencial, parcialmente encubiertahasta ahora, pero cada vez ms perceptible, sobre todo desde que el hombre ha sacado ala luz sus propios secretos. A fuerza de volverse transparente a s mismo no podr ya

    emprender ni "crear" nada; ser su clarividencia, la exterminacin de su inocencia, lo queacabe con l. Dnde podra encontrar an la energa necesaria para perseverar en unaobra que le exige un mnimo de frescura y obnubilacin? Aunque a veces logre engaarserespecto a s mismo, nada ya consigue engaarle acerca de la aventura humana. Qunecedad sostener que el hombre no ha hecho ms que comenzar! Escoria casisobrenatural, se dirige hacia una condicin lmite: un sabio rodo por la sabidura...Podrido y gangrenado, como todos lo estamos, avanzando en masa hacia una confusinsin precedentes, en medio de la cual nos levantaremos unos contra otros como bobosconvulsivos, como fantoches alucinados, pues, cuando todo haya llegado a ser imposiblee irrespirable para todos, nadie se dignar vivir si no es para exterminar y exterminarse.El nico frenes del que seremos an capaces ser el frenes del final. Despus, una vezinterpretados los papeles y abandonada la escena, alcanzaremos una forma suprema deestancamiento en la que podremos rumiar el eplogo a nuestras anchas.

    *

    Lo que repugna de la historia es pensar que, segn una conocida expresin, lo quevemos hoy ser historia un da... Debera importarnos un bledo lo que sucede: noconseguirlo es prueba de desequilibrio. Pero si nos armamos de desprecio, cmo vamosa realizar algo? El autntico historiador, ser hipersensible disfrazado de objetividad, sufrey se empea en sufrir; por eso se halla tan presente en sus relatos o en sus diagnsticos.

  • 7/31/2019 Desgarradura [1983] - mile Michel Cioran

    15/72

    En lugar de mirar desde arriba los horrores que describa, Tcito se zambull en ellos ylos engrandeci con fruicin, como un acusador fascinado. Sediento de anomalas, seaburra en cuanto la injusticia y el crimen disminuan. Como ms tarde Saint-Simon,conoca la voluptuosidad de la indignacin, los placeres de la rabia. Hume le crea elespritu ms profundo de la antigedad -digamos que es el ms vivo y el ms cercano anosotros tambin, por la calidad de su masoquismo, vicio o don indispensable para todo

    aquel que quiera observar los asuntos humanos, tanto si se trata de simples sucesoscomo del Juicio final.

    *

    Examnese minuciosamente el acontecimiento ms nimio: en el mejor de los casos suselementos positivos y negativos guardan equilibrio; en general, los negativospredominan, es decir, que mejor hubiera sido que no sucediera, con lo cual noshabramos ahorrado nuestra participacin y sus consecuencias. Para qu aadiralgo a loque es o parece ser? La historia, odisea intil, no tiene excusa como a veces nos tientapensarlo hasta del arte, por imperiosa que sea la necesidad de la cual emana. Producir esaccesorio; lo importante es conocer el fondo propio, ser uno mismo de manera total, sinrebajarse a ninguna forma de expresin. Haber construido catedrales demuestra el

    mismo error que haber librado grandes batallas. Ms nos hubiera valido tratar de vivirprofundamente que atravesar los siglos en busca de una derrota.Decididamente, nuestra, salvacin no est en la historia, que es la apoteosis de lasapariencias, en modo alguno nuestra dimensin fundamental. Ser posible que, una vezacabada nuestra aventura exterior, encontremos de nuevo nuestra naturaleza propia?Podr el hombre post-histrico, ser completamente vaco, integrar en s mismo lointemporal, es decir, todo aquello que ha asfixiado dentro de nosotros la historia? Sloson de verdad importantes los instantes no contaminados por ella. Los nicos serescapaces de entenderse, de comulgar verdaderamente entre s, son los que se abren aeste gnero de instantes. Las pocas torturadas por la interrogacin metafsica siguensiendo los momentos culminantes, las autnticas cumbres del pasado. nicamente lasexperiencias interiores se aproximan a lo que no puede ser aprehendido, y slo ellas lo

    alcanzan, aunque no sea ms que durante un instante, el cual pesa ms que todos losdems, que el tiempo mismo."Fue en Roma, el 15 de octubre de 1764, escuchando en medio de las ruinas delCapitolio a unos monjes descalzos cantar vsperas en el templo de Jpiter, cuando se meocurri por primera vez la idea de escribir la historia de la decadencia y cada de estaciudad".Los imperios se acaban vctimas de la descomposicin o de la catstrofe, o de ambascosas a la vez. Lo mismo sucede con la humanidad en general; imaginemos a un futuroGibbon meditando sobre lo que sta ha sido, si es que queda algn historiador al cabo node un ciclo sino de todos. Cmo se las arreglara para describir nuestros excesos,nuestras disponibilidades demonacas, origen de nuestro dinamismo, dado que seencontrara rodeado de seres entregados a una santa inercia, llegados al trmino de unproceso de deterioro incalificable y liberados para siempre de la mana de afirmarse, de

    dejar trazas, de sealar su paso por aqu? Podra comprender nuestra incapacidad paraelaborar una visin esttica del mundo y adaptarnos a ella, para emanciparnos de la ideay de la obsesin del acto? Lo que nos pierde o, mejor, lo que nos ha perdido es la sed dedestino, de un destino cualquiera; y si esa enfermedad, clave del devenir histrico, nosha destruido y reducido a nada, al mismo tiempo nos ha salvado, proporcionndonos elgusto de la cada, el deseo de un acontecimiento que supere a todos los acontecimientos,de un miedo superior a todos los miedos. Siendo la catstrofe la nica solucin y laposthistoria, en la hiptesis de que se produzca, la nica salida, es legtimo preguntarsesi a la humanidad, en el estado en que se encuentra, no le interesara ms eclipsarse

  • 7/31/2019 Desgarradura [1983] - mile Michel Cioran

    16/72

    ahora que extenuarse y apoltronarse en la espera, exponindose a una era de agona enla que correra el riesgo de perder toda ambicin, incluso la de desaparecer.

    Urgencia de lo peor

    Todo permite presagiar que la historia acabar un da y con ella el ser, en detrimento del

    cual se ha edificado. Lo ha arrastrado fuera de s mismo y asociado a sus convulsiones;constituye por tanto el terreno donde el ser no ha cesado de disgregarse y envilecerse.Este drama, que ha repercutido en la historia desde el principio, cmo podra nodeterminarla ahora que se acerca a su trmino?, y cmo no iba a reflejarse en nosotros,testigos de una fiebre de eplogo que, confesmoslo, no nos disgusta demasiado?Estamos vidos de lo peor, como los primeros cristianos. Pero ellos sufrieron una grandecepcin pues lo peor, a pesar de los escritos de la poca rebosantes de vaticinios, noocurri. Cuanto ms se multiplicaban los presagios, como para apremiar a Dios y forzarlela mano, ms se enredaba l, descompuesto e indeciso, en sus propios escrpulos. Enplena confusin los fieles tuvieron que rendirse a la evidencia: el nuevo advenimiento nose producira; no haba ni salvacin ni condena eternas en perspectiva. En esascondiciones, qu podan hacer si no esperar, entre la resignacin y la esperanza,tiempos mejores, los tiempos del fin? Nosotros, ms afortunados que ellos, disponemos

    de un final, lo tenemos a nuestro alcance, y no necesitamos ninguna intervencin delcielo para precipitar su llegada. Por muy ineptos que seamos, parece poco probable quevayamos a desaprovechar semejante oportunidad.Pero, cmo hemos llegado a este punto? en virtud de qu proceso nos hallamos ahora,despus de tantos siglos tranquilizadores, a las puertas de una realidad que slo elsarcasmo hace tolerable? Desde el Renacimiento, la humanidad no hace ms quesoslayar el sentido ltimo de su recorrido, el principio nocivo que ste pone demanifiesto; obra de obnubilacin a la que contribuy de manera notable el Siglo de lasLuces. En el XIX, la idolatra del Porvenir confirm las ilusiones del precedente, y en unapoca tan desengaada como la nuestra, obstinadamente sigue exhibiendo suspromesas, aunque sean pocos quienes creen an en ellas. No porque esa idolatra estgastada, sino porque hoy no nos queda ms remedio que minimizarla, que desdearla,

    por prudencia y por miedo, pues sabemos que es compatible con lo atroz, que inclusoprovocarlo puede suscitar la prosperidad con la misma facilidad que el horror. Qu es loque nosotros tenemos todava en comn con la ralea de los "ilustrados", con los manacosde lo Posible, si toda teora nueva, todo descubrimiento, nos hunde cada vez ms? Loscontemporneos de Newton se extraaban de que un espritu de su temple se hubierarebajado a comentar las visiones del Apstol. Para nosotros, lo incomprensible sera nohacerlo y el cientfico que se negara a ello se granjeara nuestro desprecio; l no necesitainsistir sobre dichas revelaciones, las vive a su manera y prepara una nueva versindespojada de pompa y de poesa, ms convincente y eficaz por tanto que la antigua; deella no consigue hablar sin embarazo, pues a fuerza de trabajarla y perfeccionarla,distingue sus contornos con extrema nitidez. Lo que le parece asombroso no es que el finde los tiempos (un tpico a sus ojos) sea concebible, sino que tarde tanto en producirse;hace cuanto puede por ultimarlo, por acelerar su irrupcin: qu culpa tiene l si el final

    vacila y titubea? No menos impacientes, nosotros desearamos tambin que llegara deuna vez para poder librarnos de esta curiosidad que nos oprime. Segn nuestro estado denimo, adelantamos o diferimos su fecha, mientras que, respirando en funcin de loirrespirable, dilatndonos dentro de lo que nos ahoga, participamos ya con todosnuestros pensamientos, por muy luminosos que sean, de la noche en la cual zozobrarn.Quizs est prximo el da en que, incapaces de seguir soportando la masa de miedoque hemos acumulado, sucumbiremos a su peso agobiante. El fuego del cielo serentonces nuestro fuego y, para huir de l, nos precipitaremos hacia las profundidades dela tierra, lejos de un mundo desfigurado y expoliado por nosotros mismos. Y residiremos

  • 7/31/2019 Desgarradura [1983] - mile Michel Cioran

    17/72

    debajo de los muertos, envidiando su reposo y su beatitud, sus crneos despreocupados,en reposo para siempre, sus esqueletos sosegados y modestos, por fin emancipados de laimpertinencia de la sangre y de las reivindicaciones de la carne. Pululando en laoscuridad, conoceremos al menos la satisfaccin de no tener que mirarnos de frente, ladicha de perder nuestros rostros. Expuestos a las mismas tribulaciones y a los mismospeligros, seremos todos semejantes y sin embargo ms extraos que nunca.

    Para qu empearnos en eludir nuestro destino? No se trata de perder la esperanza deencontrar un final de repuesto; pero debera ser verosmil y contar con alguna posibilidadde realizarse. Siendo el hombre lo que es, se puede admitir que se extinga en la calmade la decrepitud, en medio de las ventajas de la caducidad? Sin duda se pliega ya bajo elpeso de los milenios, pero parece improbable que pueda soportar semejante carga hastael final, hasta el agotamiento de sus fuerzas. Al contrario, todo permite creer que el lujode la chochez le estar vedado, aunque slo sea por el ritmo al que vive y por suinclinacin a la desmesura. Orgulloso de sus dones, mortifica a la naturaleza, perturba sumarasmo, creando un desbarajuste inmundo y trgico que acaba resultando insoportable.Que se vaya cuanto antes es el deseo de la naturaleza, deseo que, si el hombre quisiera,podra satisfacer en el acto, librndola as de este sedicioso en quien hasta la sonrisaresulta subversiva, de este anti-vivo a quien abriga a la fuerza, de ste usurpador que leha robado sus secretos para tiranizarla y deshonrarla. Pero l mismo ha cado, a causa de

    sus crmenes, en la esclavitud y la ignominia. Habiendo rebasado, con sus conocimientosy sus actos, los lmites que tena asignados, ha atentado contra los orgenes de su propioser, contra su fondo primordial. Sus conquistas son obra de un traidor a la vida y a smismo. De ah sus aires de culpable, su aspecto turbio, y ese remordimiento que intentadisimular mediante la insolencia y el ajetreo. Si se intoxica de ruido no es ms que paraescamotear la acusacin que no podra evitar si reflexionara acerca de s mismo. Lacreacin reposaba en un estupor sagrado, en un admirable e inaudible gemido;sacudindola con su frenes, con sus alaridos de monstruo acorralado, el hombre la hahecho irreconocible, comprometiendo para siempre su paz. La desaparicin del silenciodebe considerarse como uno de los indicios anunciadores del fin. No son ya ni suimpudicia ni sus excesos las razones por las que Babilonia la Grande merece hoydesmoronarse, sino su estruendo y su alboroto, las estridencias de su chatarra y de los

    energmenos que no se hartan de ella. Ensandose con los solitarios, esos ltimosmrtires, los persigue y tortura, interrumpe constantemente sus reflexiones y se infiltracomo un virus sonoro en sus pensamientos para minarlos y desintegrarlos. Exasperadoscomo estn, es lgico que deseen verla derrumbarse sin demora, pues contaminaadems el espacio, mancilla como una nueva prostituta seres y paisajes, ahuyentandopor todas partes a la pureza y el recogimiento. Adnde ir? dnde quedarse?, qubuscar an en la algazara de un planeta babilonizado? Antes de que salte en pedazos,quienes ms hayan sufrido en l, aquellos a quienes ms haya atormentado podrn al finvengarse: sern los nicos que bendigan el desenlace, que saboreen la interrupcin de labarahnda, ese breve y decisivo silencio que precede a las grandes catstrofes.Cuanto ms poder adquiere el hombre, ms vulnerable resulta. Debera temer sobretodo el momento en que, enteramente yugulada la creacin; festeje su triunfo, apoteosisfatal, victoria a la que no sobrevivir. Lo ms probable es que desaparezca antes de

    haber realizado todas sus ambiciones. Tan poderoso es ya que uno se pregunta por quaspira a serlo an ms. Tanta insaciabilidad denuncia una miseria irremediable, un ocasomagistral. Las plantas y los animales llevan en s mismos los signos de su salvacin, igualque el hombre los de su perdicin. Y ello es tan cierto de cada uno de nosotros como dela Especie entera, deslumbrada y abatida por el resplandor de lo Incurable; ella seperpeta a travs de las naciones, condenadas tambin a la servidumbre por el simpleautomatismo del devenir. Todas juntas no son en el fondo ms que los desvos que tomala historia para llegar al establecimiento de una tirana de gran envergadura, de unimperio que abarcar todos los continentes. Dejarn de existir las fronteras, no habr ya

  • 7/31/2019 Desgarradura [1983] - mile Michel Cioran

    18/72

    "otros lugares"... es decir, desaparecer toda libertad, toda ilusin. Es significativo que elLibro del Fin fuera concebido en un momento en el que los hombres e incluso los diosesdeban someterse a los caprichos de Roma. Cuando lo arbitrario degener en terror, a losoprimidos no les qued ms esperanza que la de ser liberados un da por unacontecimiento de dimensiones csmicas, cuyas grandes lneas, e incluso los detalles, sepusieron a imaginar. En el imperio futuro, los desheredados procedern de igual manera;

    el estilo visionario, deliberadamente siniestro, suplantar a los dems estilos literarios;pero, al contrario que los primeros cristianos, ellos no detestarn al nuevo Nern, sedetestarn ms bien a s mismos a travs de l, convirtindole en un ideal aborrecido, enel primero de los malditos, pues nadie tendr la desfachatez de erigirse en elegido.No habr nuevo cielo ni nueva tierra, ni tampoco ngel para abrir el "pozo del abismo".Acaso no poseemos nosotros mismos la llave? El abismo est en nosotros y fuera denosotros, es el presentimiento de ayer, la interrogacin de hoy, la certidumbre demaana. La instauracin y el desmembramiento del imperio futuro se efectuar en mediode conmociones sin precedentes. Hemos llegado a un punto en el que, aunquequisiramos, nos resultara imposible volver sobre nuestros pasos, en un sobresalto desensatez. Tan virulenta es nuestra perversidad que nuestras reflexiones sobre ella, igualque nuestros esfuerzos por superarla, en lugar de atenuarla, la consolidan y agravan.Predestinados a la desaparicin, constituimos, en el drama de la creacin, el episodio ms

    espectacular y lamentable. Dado que en nosotros se ha despertado el mal que dormitabaen el resto de los seres vivos, nos toca condenarnos para que ellos puedan salvarse. Susvirtualidades de desgarramiento y de conflicto se han actualizado y concentrado ennosotros; les hemos liberado a expensas nuestras de los elementos funestos que en ellosyacan aletargados: acto de generosidad, sacrificio que hemos aceptado nicamente paraarrepentirnos y amargarnos luego. Celosos de su inconsciencia, fundamento de susalvacin, desearamos ser como ellos y, rabiosos por no conseguirlo, meditamos sobresu ruina intentando por todos los medios interesarles en nuestras desgracias para poderdescargarlas sobre ellos. Es a los animales a quienes odiamos sobre todo: qu nodaramos por privarlos de su mutismo, por convertirlos al verbo, por imponerles laabyeccin de la palabra! Estndonos prohibido el encanto de la existencia irreflexiva, dela existencia como tal, no podemos tolerar que otros la gocen. Desertores de la inocencia,

    nos cebamos en quienes permanecen an en ella, en los seres que, indiferentes a nuestraaventura, descansan en un torpor bendito. En cuanto a los dioses, acaso no nos hemossublevado contra ellos al ver que podan ser conscientes sin sufrir las consecuencias,mientras que para nosotros conciencia y naufragio se confunden? Hemos logradocomprender el secreto de su poder, pero no hemos podido descifrar el de su serenidad.La venganza era inevitable: cmo perdonarles que posean el saber sin estar expuestos asu maldicin inherente? Desaparecidos los dioses, no hemos renunciado a la bsqueda dela felicidad: seguimos buscndola precisamente en lo que nos aleja de ella, en laconjuncin del conocimiento y de la arrogancia, trminos que a medida que se identificanborran los vestigios que conservbamos de nuestros orgenes. En cuanto fuimosdesposedos de la pasividad en la que tan confortablemente residamos, nos precipitamosen el acto, sin ninguna posibilidad de liberarnos de l ni de recobrar nuestra verdaderapatria. Si el acto nos ha corrompido, nosotros tambin hemos corrompido al acto:

    degradacin recproca de la que ha resultado ese desafo a la contemplacin que es lahistoria, desafo inseparable de los acontecimientos y tan lamentable como ellos. Lo queen Patmos fue una visin, ser realidad un da: percibiremos con nitidez el sol negrocomo un saco de crin, la luna de sangre, las estrellas cayendo como higos, el solretirndose como un pergamino que se enrolla. Nuestra ansiedad repite la del Vidente, dequien nos hallamos ms cerca que nuestros predecesores, incluidos los que han escritosobre l, en particular Renan, quien tuvo la imprudencia de afirmar: "Sabemos que el findel mundo no est tan cerca como creyeron los iluminados del siglo primero y que ese finno ser una catstrofe sbita. Suceder a causa del fro, dentro de miles de siglos..." El

  • 7/31/2019 Desgarradura [1983] - mile Michel Cioran

    19/72

    Evangelista inculto vio ms all que su sabio comentarista, esclavo de las supersticionescientficas. No nos extraemos, pues, de que a medida que remontamos hacia laantigedad, encontremos mayor nmero de inquietudes parecidas a las nuestras. Lafilosofa tuvo en sus comienzos, ms que el presentimiento, la intuicin exacta del final,de la expiracin del devenir. Herclito, nuestro contemporneo ideal, saba ya que elfuego lo "juzgar" todo; prevea incluso una deflagracin general al trmino de cada

    periodo csmico, un cataclismo recurrente, corolario de toda concepcin cclica deltiempo. Menos audaces y exigentes, nosotros nos contentamos con un nico final, puescarecemos del vigor necesario para concebir varios y soportarlos. Admitimos, eso s, unapluralidad de civilizaciones, mundos que nacen y mueren; pero, quin de nosotrosaceptara una repeticin indefinida de la historia en su totalidad? Cada vez que unacontecimiento nos parece necesariamente irreversible, avanzamos un paso ms haciaun desenlace nico, segn el ritmo del Progreso del que adoptamos el esquema yrechazamos, por supuesto, la palabrera. S, progresamos, galopamos incluso, hacia undesastre preciso, y no hacia una perfeccin mirfica. Cuanto ms nos repugnan lasmentiras de nuestros predecesores inmediatos, ms prximos nos sentimos de losOrficos, para quienes el origen de las cosas se situaba en la Noche, o de un Empdocles,que confera al Odio virtudes cosmognicas. Pero es una vez ms con el filsofo de Efesocon quien estamos ms de acuerdo, cuando nos asegura que el universo se encuentra

    gobernado por el rayo. Como la Razn ya no nos ciega, descubrimos por fin la otra caradel mundo y las tinieblas que en ella residen; si es absolutamente indispensable que unaluz nos desve de ella, ser sin duda la de algn relmpago definitivo. Otro rasgo que nosemparenta con los presocrticos es la pasin por lo ineluctable, que ellos percibieron en laaurora de nuestra civilizacin, en su primer contacto con los elementos y los seres, cuyoespectculo debi sumirles en un pavor maravillado. Al trmino de los siglos, concebimosesa pasin como la nica forma de reconciliarnos con el hombre, con el horror que nosinspira. Resignados o hechizados, le vemos correr hacia lo que niega, estremecerseembriagado por su propio aniquilamiento. El pnico -su vicio, su razn de ser, el origende su expansin, de su prosperidad nociva- se ha apoderado de l hasta tal punto, y tanntimamente le define, que perecera si le privaran de l. Por sutiles que fueran losprimeros filsofos, no podan adivinar que el universo moral planteara problemas tan

    insolubles y aterradores como los del universo fsico: el hombre, en la poca en que ellos"florecan", no haba mostrado an todas sus capacidades... Nuestra ventaja sobre elloses que hoy sabemos de lo que es capaz o, para ser ms exactos, de lo que somoscapaces. Pues ese pnico, estimulante y destructor a la vez, lo llevamos en nosotros, segraba en nuestras fisonomas, estalla en nuestros gestos, atraviesa nuestros huesos,revuelve nuestra sangre. Nuestras contorsiones, visibles o secretas, se las comunicamosal planeta, que tiembla como nosotros, sufre el contagio de nuestras crisis y nos vomita ymaldice mientras lo invade la epilepsia.Es lamentable que debamos afrontar la fase final del proceso histrico en un momentoen el que, por haber liquidado nuestras viejas creencias, carecemos de disponibilidadesmetafsicas, de reservas sustanciales de absoluto. Sorprendidos por la agona,desposedos de todo, bordeamos la halagadora pesadilla vivida por quienes tuvieron elprivilegio de encontrarse en el centro de un insigne desastre. Si poseyramos a la vez el

    valor de mirar las cosas de frente y el de detener nuestra carrera, aunque slo fuera uninstante, esa tregua, esa pausa a escala del globo, bastara para revelarnos la magnituddel precipicio que nos acecha: el terror que sentiramos se convertira rpidamente enplegaria o en lamentacin, en convulsin salvadora. Pero ya no podemos detenernos. Y sila idea de lo inexorable nos seduce y nos sostiene es porque contiene pese a todo unresiduo metafsico y constituye la nica abertura sobre una apariencia de absoluto de laque an disponemos y que necesitamos para poder subsistir. Pero incluso este recursopodra faltarnos un da. Estaramos entonces condenados, en el apogeo de nuestro vaco,a la vergenza de un desgaste completo, lo cual sera peor que una catstrofe repentina,

  • 7/31/2019 Desgarradura [1983] - mile Michel Cioran

    20/72

    a fin de cuentas honorable y hasta prestigiosa. Seamos optimistas, apostemos por lacatstrofe, ms conforme a nuestro temperamento y a nuestros gustos. Y dando un pasoms, supongamos que ya se ha producido, tratmosla como un hecho consumado. Esmuy probable que haya supervivientes, algunos afortunados que habrn tenido la suertede contemplar su desencadenamiento y extraer la leccin. Sin duda su primer deseo serabolir el recuerdo de la antigua humanidad, de todas las obras que la desacreditaron y

    hundieron. Ensandose con las ciudades, querrn completar su ruina, borrar sushuellas. A sus ojos, un rbol raqutico tendr ms valor que un museo o un templo. Nohabr escuelas; en su lugar, cursos de olvido y desaprendizaje en los que se exaltarn lasvirtudes de la distraccin y las delicias de la amnesia. El asco que inspirar la imagen decualquier libro, frvolo o grave, se extender al conjunto del Saber, del que se hablar condificultad o espanto, como si se tratara de una obscenidad o de la peste. Meterse enfilosofa, elaborar un sistema y creer en l, se considerar un sacrilegio, una provocaciny una traicin, una complicidad criminal con el pasado. Las herramientas sern execradasy nadie pensar en utilizarlas si no es para barrer los restos del mundo desmoronado.Todo el mundo tratar de ajustar su conducta a la del vegetal en detrimento de losanimales, a los que se reprochar que recuerden en ciertos aspectos la figura o lasproezas del hombre; por la misma razn, los dioses no sern resucitados y menos an losdolos. Tan radical ser el rechazo de la historia que se la condenar en bloque, sin

    piedad ni matices. Suceder lo mismo con el tiempo, el cual ser considerado como unlapsus o un desajuste.De vuelta del delirio del acto, inmersos en la monotona, los supervivientes se esforzarnpor encontrarse a gusto en ella, con el fin de sustraerse a las tentaciones de lo nuevo.Por las maanas, recogidos y discretos, murmurarn anatemas contra las generacionesanteriores; no habr entre ellos sentimientos sospechosos o srdidos, no existir elrencor ni el deseo de humillar o de eclipsar a nadie. Aunque todos sern libres e iguales,colocarn por encima de ellos a aquel que no haya conservado, ni en su vida ni en supensamiento, ninguno de los vicios de la humanidad desaparecida. Y todos le venerarnhasta llegar a ser como l.Pero acabemos ya con estas divagaciones, pues de nada sirve inventar un "intermedioconsolador", fastidioso procedimiento de las escatologas. No porque no tengamos

    derecho a imaginar esa nueva humanidad transfigurada a su salida de lo horrible; pero,quin nos dice que una vez alcanzado su objetivo no caer en las miserias de laantigua?, cmo creer que no se cansar de ser feliz o que podr escapar a la atraccinde la cada, a la tentacin de desempear tambin ella un papel? El hasto en el parasosuscit en nuestro primer antepasado un apetito de abismo del que ha resultado estedesfile de siglos cuyo final entrevemos ahora. Ese apetito, verdadera nostalgia delinfierno, causara tambin estragos en la raza que nos sucediera, hacindola dignaheredera de nuestros vicios. Renunciemos, pues, a las profecas, hiptesis frenticas,impidamos que nos siga embaucando la imagen de un porvenir lejano e improbable,contentmonos con nuestras certidumbres, con nuestros abismos indudables.

    Esbozos de vrtigo

    "Si se le pudiera ensear geografa a una paloma mensajera, su vuelo inconsciente,directo hacia el objetivo, sera imposible" (Carl Gustav Carus).El escritor que cambia de lengua se halla en la situacin de esa paloma instruida ydesconcertada.

    *

  • 7/31/2019 Desgarradura [1983] - mile Michel Cioran

    21/72

    Es un error querer facilitar la tarea del lector: no lo agradece. Detesta comprender,prefiere embrollarse, atascarse, le gusta ser castigado. De ah el prestigio de los autoresconfusos, la perennidad del frrago.

    *

    Bloy habla de la oculta mediocridadde Pascal. La expresin me parece sacrlega y, enefecto, lo es, aunque no completamente, pues Pascal, excesivo en todo, lo fue tambinen materia de sensatez.

    *

    Los filsofos escriben para los profesores; los pensadores, para los escritores.

    *

    The Anatomy of Melancholy: el ttulo ms bello que se ha encontrado jams. Quimporta que el libro resulte luego ms o menos indigesto.

    *

    Quizs no debiramos publicar ms que el primer borrador de una obra, antes de saber,por tanto, adnde queremos ir a parar.

    *

    Slo las obras inacabadas, por inacabables, nos incitan a divagar sobre la esencia delarte.

    *

    De qu me hubiera servido la fe si comprendo a Meister Eckhart corno si la poseyera?*

    Lo que no puede expresarse en trminos de mstica no merece ser vivido.

    *

    Emparentarse con esa Unidad primordial de la que el Rigveda dice que "respiraba por smisma sin aliento"

    *

    Conversacin con un sub-hombre. Tres horas que hubieran podido convertirse en unsuplicio si no me hubiera repetido sin cesar que no perda el tiempo, que al menos tenala oportunidad de contemplar un espcimen de lo que ser la humanidad dentro dealgunas generaciones...

    *

    No he conocido a nadie que propendiera a la autodegradacin tanto como ella. Y sinembargo se mat para eludirla.

  • 7/31/2019 Desgarradura [1983] - mile Michel Cioran

    22/72

    *

    L. quiere saber si poseo la lnea del suicidio, pero yo escondo las manos: preferira llevarsiempre guantes en su presencia a mostrrselas.

    *

    Un libro debe hurgar en las heridas, provocarlas incluso. Un libro debe ser unpeligro.

    *

    Dos viejas conversan con gravedad en el mercado. Al separarse, la ms deteriorada deellas concluye: "Para vivir tranquilo hay que procurar quedarse en lo normal de la vida".Es, con otras palabras, lo que deca Epicteto.

    *

    C. me comenta su estancia en Londres. Durante un mes entero permaneci en la

    habitacin de un hotel, inmvil frente a la pared. La experiencia le proporcion unafelicidad inusitada que hubiera deseado indefinida. Yo le hablo de un ejercicio anlogo, eldel misionero budista Bodhidharma, que dur nueve aos...Como envidio su proeza, de la que l no se vanagloria, le digo que aunque fuera la nicahazaa de su vida debera enaltecerle ante s mismo y ayudarle a superar las crisis depostracin de las que no sabe cmo salir.

    *

    Pars despierta. Es todava de noche en esta maana de noviembre. En la avenida delObservatorio un pjaro, uno slo, ensaya algunos trinos. Me detengo y escucho. Depronto, oigo gruidos en las inmediaciones. Imposible saber de dnde proceden. Por fin

    diviso a dos mendigos que duermen debajo de una camioneta: uno de ellos debe tenerun mal sueo. Roto el encanto, sigo mi camino. En el urinario de la plaza de San Sulpiciotropiezo con una viejecilla medio desnuda... Horrorizado, me precipito dentro de la iglesiadonde un cura jorobado, de mirada prfida, explica a unos cuantos desgraciados de todaslas edades que el fin del mundo es inminente y que el castigo ser terrible.

    *

    Dichosos aquellos que, por haber nacido antes de la Ciencia, tenan el privilegio de morirde su primera enfermedad!

    *

    Haber introducido el suspiro en la economa del intelecto.

    *

    Mis fatigas, mis trastornos, mi profundo y forzado inters por la fisiologa me hicierondespreciar muy pronto toda especulacin como tal. Y si durante tantos aos no heprogresado en nada, al menos he aprendido a fondo lo que es un cuerpo.

    *

  • 7/31/2019 Desgarradura [1983] - mile Michel Cioran

    23/72

    Un viejo amigo vagabundo o, si se prefiere, msico ambulante, fue a pasar unatemporada a casa de sus padres, en las Ardenas. Un domingo por la maana, discuti poruna tontera con su madre, maestra jubilada, cuando sta se dispona a ir a misa. Fuerade s, sbitamente plida y muda, arroja al suelo sombrero, abrigo, blusa, falda, bragas,medias y, completamente desnuda, ejecut una danza lasciva ante su marido y su hijo,

    quienes, pegados a la pared, aterrados y paralizados, fueron incapaces de detenerla conun gesto o una palabra. Acabada la demostracin, se desplom en un silln y comenz asollozar.

    *

    En la pared, un grabado muestra el ahorcamiento de rebeldes gascones; en su mirada semezclan el sarcasmo, la hilaridad y el xtasis. Dirase que lo nico que teman es que susuplicio acabase...Espectculo de felicidad indecible y provocadora del que uno no consigue hartarse.

    *

    La amistad es incompatible con la verdad. De ah que slo sea fecundo el dilogo mudocon nuestros enemigos.

    *

    Nuestros allegados deberan procurar morirse cuando no estemos pasando por unperiodo de atona. Qu esfuerzo debemos hacer si no para preocuparnos por sudesventura!

    *

    "Y los ltimos sern los primeros" -Fue el 30 de enero de 1958, durante el curso de

    Puech sobre el Evangelio segn Toms, en el Colegio de Francia, cuando este estribillo,en mitad de un comentario erudito, me sumi en un estado inslito. Si lleg a orlo enplena agona no me conmueve tanto.

    *

    Un poeta espaol me enva una tarjeta de felicitacin en la que aparece una rata,smbolo, me dice, de todo lo que podemos esperar del ao. De todos los aos, podrahaber aadido.

    *

    Todo aquel que es lo suficiente insensato como para embarcarse en una obra no tolera,

    en el fondo, la menor crtica acerca de lo que hace. Sus propias dudas respecto a smismo le consumen demasiado para que pueda hacer frente tambin a las que inspira alos dems.

    *

    En la antigedad, se deca que la doctrina de Epicuro tena la "dulzura de las sirenas".Perderamos el tiempo buscando el sistema moderno que pudiera merecer ese elogio.

  • 7/31/2019 Desgarradura [1983] - mile Michel Cioran

    24/72

    *

    Visita de un joven que una conocida me haba recomendado, precisndome bien que setrataba de un "genio". Tras contarme con todo detalle un viaje que acababa de realizarpor frica, me habl de sus preocupaciones, de sus lecturas, de sus proyectos. En todo loque deca haba algo que molestaba, una fiebre vaca que me incomodaba. Imposible

    saber quin era, ni lo que vala. Al cabo de una hora se levant, me levant yo tambin,me mir fijamente y, concentrado y ausente a la vez avanz hacia m lentamente, muylentamente, como un caracol alucinado. Recuerdo que pens: "Este genio quiereasesinarme", y que retroced un paso con la firme decisin de pegarle un puetazo enplena cara si continuaba acercndose. De repente se detuvo, hizo un gesto nervioso,como si se contuviera, como si estuviera resistiendo, a la manera de un nuevo doctorHuequilla, a una siniestra metamorfosis; luego se calm y volvi a sentarse tratando desonrer. Yo procur no hacerle ninguna pregunta que pudiera trastornarle yreemprendimos nuestra conversacin exactamente donde la habamos dejado; a medidaque l volva en s, yo senta que su estado me embargaba y que era a m a quien tocabaahora levantarse. Afortunadamente, tuvo en ese momento la idea de marcharse.

    *

    Son mis defectos de elocucin, mis balbuceos, mi manera entrecortada de hablar, miarte para farfullar, mi voz, mis erres del otro extremo de Europa, lo que me haimpulsado, por reaccin, a cuidar un poco lo que escribo y a hacerme ms o menos dignode un idioma al que maltrato cada vez que abro la boca.

    *

    Entre las miserias (vejez, enfermedad, etc.) que justifican la bsqueda de la liberacin,Buda cita el "nerviosismo" del actor. En materia de miedos habra que empezar yterminar por el del ser vivo en tanto que ser vivo.

    *Un octogenario me confiesa bajo secreto que acaba de experimentar, por primera vez ensu vida, la tentacin de matarse. Por qu tanto misterio? Siente vergenza por habertardado tanto tiempo en conocer deseo tan legtimo o, por el contrario, horror ante lo quel debe considerar una monstruosidad?

    *

    Es una lstima que Pascal no creyera oportuno escribir acerca del suicidio, tema, sinembargo apropiado para l. Sin duda habra estado en contra, pero con concesionesreveladoras.

    *

    "Lo que caracteriza a los mediocres es su gusto por lo extraordinario" (Diderot)... Y nos extraamos an de que el Siglo de las Luces no comprendiera a Shakespeare.

    *

    No se escribe porque se tenga algo que decir, sino porque se tienen ganas de decir algo.

  • 7/31/2019 Desgarradura [1983] - mile Michel Cioran

    25/72

    *

    Si existe un instante en el que debiramos reventar de risa es cuando, bajo el efecto deun malestar nocturno insoportable, nos levantamos sin saber si vamos a redactar nuestraltima voluntad o si nos contentaremos con algn miserable aforismo.

    *

    Qu es el dolor? Una sensacin que no quiere pasar inadvertida, una sensacinambiciosa.

    *

    Existir es un plagio.

    *

    Segn la Cbala, desde el momento en que un ser es concebido, lleva en el seno de sumadre un signo luminoso que se extingue al nacer...

    *

    No quisiera vi