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1.-DIOS (este no es) 1.1 .- Magia y religión 1.2.- El dios de la magia 12-1 Mana, mito y logos 1.3.- El dios de la religión 1.4.- Dios y dioses 1.5.- La unidad de Dios 1.6.- La logicidad del dios parmenídeo 1.7.- La indemostrabilidad lógica de Dios 1.8.- Posibilidad de un Dios ontológico 1.9.- La fe y la religión 1.10.- El origen del ser sin un Dios lógico 1.1 .- Magia y religión Los primeros vestigios prehistóricos dan cuenta de elementos religiosos vinculados al comportamiento de las formas más primitivas de cultura. Y, asimismo, la religión fue el centro de las antiguas civilizaciones de todo el mundo conocido”. P. 19 Antonio Bentué. Dios y dioses. Historia religiosa del hombre. Ediciones Universidad Católica de Chile. 2004. Hace de la magia un capítulo de la religión. Puede ser lo contrario Estamos, pues, en las antípodas de la situación cultural religiosa de la antigüedad y de buena parte del mundo oriental y meridional. Muchos occidentales consideran la religión como una etapa mítico-ritual correspondiente a la cosmovisión pre-moderna, superada por la cosmovisión moderna científico-técnica. Sin embargo este "homo tecnicus" no parece ser más feliz que el "homo religiosus", debido a que el hombre secularizado moderno no parece haber sido

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1.-DIOS (este no es)

1.1 .- Magia y religión

1.2.- El dios de la magia

12-1 Mana, mito y logos

1.3.- El dios de la religión

1.4.- Dios y dioses

1.5.- La unidad de Dios

1.6.- La logicidad del dios parmenídeo

1.7.- La indemostrabilidad lógica de Dios

1.8.- Posibilidad de un Dios ontológico

1.9.- La fe y la religión

1.10.- El origen del ser sin un Dios lógico

1.1 .- Magia y religión

“Los primeros vestigios prehistóricos dan cuenta de elementos religiosos vinculados al comportamiento de las formas más primitivas de cultura. Y, asimismo, la religión fue el centro de las antiguas civilizaciones de todo el mundo conocido”. P. 19 Antonio Bentué. Dios y dioses. Historia religiosa del hombre. Ediciones Universidad Católica de Chile. 2004. Hace de la magia un capítulo de la religión. Puede ser lo contrario

“Estamos, pues, en las antípodas de la situación cultural religiosa de la antigüedad y de buena parte del mundo oriental y meridional. Muchos occidentales consideran la religión como una etapa mítico-ritual correspondiente a la cosmovisión pre-moderna, superada por la cosmovisión moderna científico-técnica. Sin embargo este "homo tecnicus" no parece ser más feliz que el "homo religiosus", debido a que el hombre secularizado moderno no parece haber sido capaz de construir su existencia con más "sentido" que el hombre premoderno. La angustia suscitada por la conciencia del riesgo de "absurdo", que conlleva toda existencia consciente, sigue "penando", sin que la ciencia y la técnica puedan nada contra ella, aun cuando le permitan una forma de vida mucho más cómoda” p20 Antonio Bentué. Dios y dioses. Historia religiosa del hombre. Ediciones Universidad Católica de Chile. 2004. Argumento que declara a favor de la religión según su utilidad para el hombre. La religión como herramienta de comodidad y no como camino para llegar a la verdad incontestable de Dios

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Sólo el hombre moderno ha sido capaz de optar a menudo por la desesperación del Sentido transcendente de la propia existencia. El hombre antiguo, y quizá el de siempre, raramente pone en duda la verdad de la intuición positiva de la propia naturaleza que apuesta, en definitiva, por el Ser y no por la nada, optando siempre por la esperanza de transcendencia. Y es que el hombre, más allá de voluntarismos heroicos o masoquistas, así como también más allá de proyecciones neuróticas reflejadas en sus propias imágenes religiosas, no puede quizá vivir sin sentirse radicalmente fundado en su ser. De ahí el concepto mismo de lo sagrado, como la fundamentación transcendente de la realidad "profana". El ser humano es, pues, un "homo religiosus", abierto espontáneamente a lo "sagrado" desde su existencia profana misma. P 21 Antonio Bentué. Dios y dioses. Historia religiosa del hombre. Ediciones Universidad Católica de Chile. 2004. El torpe origen de lo sagrado1.2.- El dios de la magia

Magia y mito son probablemente las dos ligazones más antiguas del hombre con lo inexplicable. La magia intenta dominar de una forma lógica la racionalidad del mundo y el mito es un esfuerzo por explicar lógicamente esa racionalidad. En ambos, la actitud del hombre es lógica y el mundo se conduce de un modo racional. Hay otra diferencia: la magia es pos científica y el mito es proto científico: una forma de ciencia que suele desvanecerse ante la ciencia metódica. En los albores de la humanidad, magia y mito suelen ir juntos.Que la physis es el mana Una de las más primitivas formas de magia / mito conocidas, de la que quedan ingentes evidencias materiales, es la pasión humana por controlar (magia) y explicar (mito) la muerte. En algún momento de su devenir, la especie humana pasó de abandonar a sus muertos al sol de las aves de rapiña y de los animales y comenzó a erigir monumentos funerarios. Lo que viene a decir que en algún instante de su andadura los hombres necesitaron explicaciones porque ante su mente apareció lo inexplicable. No necesariamente fue la muerte el primer fenómeno inexplicable, pero pudo serlo. Para los animales la muerte como cesación definitiva de la vida, como destino final de lo que es, probablemente no existe, o, cuando menos, no hay evidencias de una cultura animal de la muerte, como la hay, por ejemplo, de la crianza de los polluelos que se manifiesta en la fábrica de nidos. De los primeros hombres queda gran cantidad de monumentos funerarios que muestran que intentaban controlar la muerte y que no entendían qué pasaba con aquellos que, en medio de la vida cotidiana, caían batidos definitivamente por algo desconocido, lejano, intocable, abstracto, irreversible y poderoso: la muerte, tan cercana a la eternidad y a lo absoluto por su irreversibilidad que, en los hechos, aun hoy en día no la entendemos. Aunque menos definitivos, el hambre, la fortuna en la cacería, la fecundidad de los suelos, la de las mujeres, el fuego, la guerra, el frío, la sequía, el cielo nocturno, las tempestades, los ciclos del tiempo, el viento, el sol, son otros tantos fenómenos tan vitales como incomprensibles ¿Por qué no dominarlos? Si podemos detener la tempestad sobre nuestra cabeza construyendo un techo o buscando un amparo ¿por qué no detener la tempestad en ella misma? Evidentemente la tempestad posee una lógica: tiene hábitos y se ve compelida por otros fenómenos. El sol, qué duda cabe, es más poderoso que la tormenta porque cuando él surge aquélla huye. Podemos explicar la tempestad diciendo por ejemplo que el sol es muy vanidoso y se va cuando no se le halaga y podemos controlarla ofreciendo sacrificios al sol. Lo que viene a decir que, en rigor, el mito es parte de la magia; esto es, que la explicación es una forma de control. ¿Cómo explicar y controlar la muerte?

1.3.- El dios de la religión“Fe en determinados poderes sobrenaturales” definción de religión. P 26 Antonio Bentué. Dios y dioses. Historia religiosa del hombre. Ediciones Universidad Católica de Chile. 2004. 1.4.- Dios y dioses1.5.- La unidad de Dios1.6.- La logicidad del dios parmenídeo1.7.- La indemostrabilidad lógica de Dios1.8.- Posibilidad de un Dios ontológico

<hay una relación entre Dios y la música en “en defensa de Dios” p. 18-19>1.9.- La fe y la religión1.10.- El origen del ser sin un Dios lógico

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1.1 .- Magia y religión

Contra lo que suele creerse la magia no es ni un capítulo de la religión ni la presupone. La magia puede desembocar en la religión, pero no indefectiblemente. De hecho la magia sobrevive dentro de la religión, hasta el punto que se podría sostener sin riesgos que la religión es una forma de la magia.

El origen de la magia no es la ignorancia ni el miedo sino la certeza que tiene el hombre —todos los hombres de todas épocas— de que la racionalidad tan poderosa de la mente humana le otorga una capacidad de dominio y de transformación que ni los animales ni los árboles tienen. Los árboles no pueden protegerse del incendio o del frío de la noche. El nivel de autodefensa de los animales es mucho más amplio, pero no pueden apagar un incendio antes de que se propague, ni hacer una manta para protegerse del frío. El hombre, aun el más primitivo, sí. Esto le proporciona la certeza de una diferencia importante. No hay ninguna duda de que entre la racionalidad del mundo y mi propia racionalidad hay una correspondencia por la cual yo, entendiendo los mecanismos de la naturaleza, estoy en capacidad de dominarla. Paso por encima de los ríos mediante puentes, curo las enfermedades

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con hierbas, con empalizadas que me protegen me separo de los animales nocturnos. Sin embargo, ese dominio del mundo es desigual. Factores tan importantes como la sequía, la lluvia, la fertilidad, la buena caza, los accidentes, los enemigos y la muerte son más difícilmente controlables. Pero ¿dónde colocar el límite entre lo que se puede controlar y lo que no se puede? Este es uno de los dos núcleos de aparición de la magia: la magia surge con lo incontrolable, es decir, allí donde fracasa el sentido común de cara al dominio del mundo. La magia es el esfuerzo que hace el hombre por utilizar la racionalidad humana un paso más allá de lo sensorialmente controlable, es decir, el intento de convertir en controlable, manejable, domeñable, los fenómenos que amenazan de un modo importante la vida o el orden mismo del mundo. La magia es, pues, un caso del sentido común: si puedo controlar la enfermedad debería poder controlar la muerte.

Una de las primeras manifestaciones mágicas de las que quedan noticias es el esfuerzo por tener control sobre la muerte. Los numerosos monumentos funerarios sobrevivientes, comunes todas las culturas del mundo, permiten reconstruir bastante cercanamente el pensamiento mágico. De ellos se deduce que (a) lejos de ser un actitud pre-lógica, o contra el sentido común, una pre-ciencia incluso, la magia resulta ser deslumbrantemente lógica, hasta el punto que

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puede ser descrita como una post-lógica, esto es, como una forma racional de dominio sobre la naturaleza y el mundo que aparece sólo cuando la lógica del sentido común y de la ciencia demuestran su inefectividad.

Si un hombre cualquiera de una tribu, pongamos por caso, tose, no acude corriendo el mago en su auxilio. Ni siquiera lo hace cuando la tos se hace reiterativa. Lo más probable es que alguien le ofrezca unas hierbas que han demostrado en otros casos su eficacia para detener la irritación de la garganta. Estamos dentro de la esfera de la inducción, la experimentación, la experiencia y el sentido común. No hacen falta magias para cruzar un río crecido; hace falta un puente. No se corre a buscar al hechicero con un dolor de muelas. Incluso el hombre más escondido en la jungla busca un calmante de hierbas, o un dentista o sacamuelas. Sólo cuando hierbas y empíricos fracasen se acude al dominio del hechicero —que no en pocas ocasiones es la misma persona que actúa como hierbatero primero, como dentista después y finalmente como shamán— . Para colgar una hamaca no se acude al mago sino que se busca un soporte y una cuerda. Así, la racionalidad cotidiana de los pueblos primitivos es tan lógica como la de los pueblos modernos, y la racionalidad mágica de los pueblos modernos tan excepcional y tan post-científica como la de los pueblos primitivos. Seguimos acudiendo al hombre de

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poderes extraordinarios (Jesús, el curandero, el pastor de la iglesia, la imagen de algún santo, una cruz colgada en la pared) cuando la lógica de la ciencia y del sentido común se muestran impotentes.

¿Qué se espera del hechicero? Para la mente mágica (pero insisto en que unos más, otros menos, todos tenemos una visión del mundo parcialmente mágica) el hechicero, a diferencia del experto, del empírico o del técnico, posee una racionalidad compatible con la racionalidad de la física del mundo, a un nivel más alto que los hombres comunes, tan alto que puede modificar las leyes a favor de los intereses del