Discurso ORDEN

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HACIA LA CIMENTACIÓN DE LAS COLUMNAS DEL NACIONALISMO VENEZOLANO Vivimos en el mundo de la posmodernidad, esa posmodernidad que se opone a algunas tendencias de la modernidad, como la supremacía cultural de las sociedades desarrolladas, que son las que acumulan más “El Saber” a través de la lógica y la razón, lo que les permite acumular más poder, para imponer sus ideas y una visión muchas veces eurocéntrica, que es esa tendencia a considerar los valores sociales, culturales, económicos y políticos de la tradición europea occidental, como los valores universales a seguir. El filósofo Jean François Lyotard que fue uno de los primeros en popularizar el término “Posmodernidad”, propuso que hay 4 grandes relatos de la Historia, que son obsoletos, y que por tanto deben ser superados: 1. El Relato Cristiano: Donde se conseguirá la plenitud a través de la divinidad con Cristo redentor de la Humanidad. 2. Relato Marxista: Donde la plenitud de una sociedad sin clases se alcanzaría cuando el proletariado derrotase a la burguesía 3. Relato del Iluminismo: Donde la plenitud se alcanzaría a través de la llamada Divina Razón, como forma de progreso. 4. El Relato Capitalista: Donde la Plenitud se alcanzaría con el progreso sin límites de la economía que hará que todos eventualmente sean prósperos. La antipatía hacia estos 4 relatos de la Historia ha llevado a los posmodernos al igual como lo fue para Nietzsche y Foucault a considerar que la Historia es una multiplicidad de hechos, cada uno con su particularidad, lo que va a dar lugar a una empatía por la multiplicidad y el multiculturalismo que pregona hoy día el mundo occidental, con el respeto a los diversos géneros, respeto por las etnias, respeto por las minorías, existe una clara estética de aprecio por la diferencia, donde los estados laicos están más extendidos en nuestro mundo occidental. Nuestra Nación no es una realidad estática, sino más bien dinámica y en constante movimiento, nuestra nación hasta el día de hoy es una creación sincrética de distintos grupos humanos a los largo del tiempo, la palabra “Arepa” por ejemplo viene del vocablo aborigen cumanagoto “Erepa” con el que los aborígenes del oriente de Venezuela llamaban al maíz, la palabra chévere proviene de un vocablo africano: "Ché egberi", nuestra concepción del arte, la ciencia, la política, la música, la justicia, provienen de la cultura europea occidental, somos una gran amalgama, una fusión de diversas ideas y costumbres, sin embargo hoy día se nos quiere imponer forzosamente dos alternativas a escoger, la izquierda o la derecha, una dicotomía bastante odiosa de ver el mundo en dos extremos diametralmente opuestos. El problema de la izquierda es que siempre habla de justicia económica, pero no ofrece propuestas alternativas, continuamente están buscando alcanzar la utopía a través de un camino inexistente que ellos mismos dicen estar construyendo sobre la marcha, no son más que seres ilusorios perdidos en un bosque inmenso tratando de alumbrar el camino, para alcanzar una utopía irrealizable, la función de los movimientos de protesta de izquierda en el mundo, no es brindar

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Discurso Nacionalista ante el Movimiento Nacionalista ORDEN

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HACIA LA CIMENTACIÓN DE LAS COLUMNAS DEL NACIONALISMO VENEZOLANO

Vivimos en el mundo de la posmodernidad, esa posmodernidad que se opone a algunas tendencias de la modernidad, como la

supremacía cultural de las sociedades desarrolladas, que son las que acumulan más “El Saber” a través de la lógica y la razón, lo que les

permite acumular más poder, para imponer sus ideas y una visión muchas veces eurocéntrica, que es esa tendencia a considerar los

valores sociales, culturales, económicos y políticos de la tradición europea occidental, como los valores universales a seguir. El filósofo

Jean François Lyotard que fue uno de los primeros en popularizar el término “Posmodernidad”, propuso que hay 4 grandes relatos de la

Historia, que son obsoletos, y que por tanto deben ser superados: 1. El Relato Cristiano: Donde se conseguirá la plenitud a través de la

divinidad con Cristo redentor de la Humanidad. 2. Relato Marxista: Donde la plenitud de una sociedad sin clases se alcanzaría cuando el

proletariado derrotase a la burguesía 3. Relato del Iluminismo: Donde la plenitud se alcanzaría a través de la llamada Divina Razón, como

forma de progreso. 4. El Relato Capitalista: Donde la Plenitud se alcanzaría con el progreso sin límites de la economía que hará que todos

eventualmente sean prósperos. La antipatía hacia estos 4 relatos de la Historia ha llevado a los posmodernos al igual como lo fue para

Nietzsche y Foucault a considerar que la Historia es una multiplicidad de hechos, cada uno con su particularidad, lo que va a dar lugar a

una empatía por la multiplicidad y el multiculturalismo que pregona hoy día el mundo occidental, con el respeto a los diversos géneros,

respeto por las etnias, respeto por las minorías, existe una clara estética de aprecio por la diferencia, donde los estados laicos están más

extendidos en nuestro mundo occidental. Nuestra Nación no es una realidad estática, sino más bien dinámica y en constante movimiento,

nuestra nación hasta el día de hoy es una creación sincrética de distintos grupos humanos a los largo del tiempo, la palabra “Arepa” por

ejemplo viene del vocablo aborigen cumanagoto “Erepa” con el que los aborígenes del oriente de Venezuela llamaban al maíz, la palabra

chévere proviene de un vocablo africano: "Ché egberi", nuestra concepción del arte, la ciencia, la política, la música, la justicia, provienen

de la cultura europea occidental, somos una gran amalgama, una fusión de diversas ideas y costumbres, sin embargo hoy día se nos

quiere imponer forzosamente dos alternativas a escoger, la izquierda o la derecha, una dicotomía bastante odiosa de ver el mundo en dos

extremos diametralmente opuestos.

El problema de la izquierda es que siempre habla de justicia económica, pero no ofrece propuestas alternativas, continuamente están

buscando alcanzar la utopía a través de un camino inexistente que ellos mismos dicen estar construyendo sobre la marcha, no son más

que seres ilusorios perdidos en un bosque inmenso tratando de alumbrar el camino, para alcanzar una utopía irrealizable, la función de

los movimientos de protesta de izquierda en el mundo, no es brindar soluciones, sino criticar y generalmente corresponde a la gente que

está dentro del sistema, el tener que buscar la solución para los planteamientos de los izquierdistas que protestan. Dentro del espectro de

la izquierda han habido filósofos políticos, intelectuales, ideólogos, que han tratado de darle sustentación y soporte a sus ideas, no hay

duda que estos ideólogos le han dado coherencia y sustentación ideológica a los movimientos de izquierda, sin embargo a pesar de poseer

una base sólida para su doctrina política, muchas de sus ideas dogmáticas cual vigas rígidas de una estructura, hacen que la misma tienda

a derrumbarse aun cuando sus bases sean aparentemente sólidas, ejemplo de estas ideas dogmáticas es la concepción materialista de la

Historia, que propugna que toda la Historia no es más que la Historia de la lucha de clases, por tanto la concepción materialista de la

Historia cae en un burdo determinismo económico que establece que las relaciones sociales están condicionadas por factores

económicos, obviando múltiples procesos que dan pasos tanto coyunturales, como estructurales en el devenir humano. El principal

fracaso de la teoría marxista, se dio justamente bajo un régimen marxista: la Unión Soviética, en la cual no se lograron ninguna de las

etapas previstas por las “profecías” de Marx. El comunismo que originalmente pregonaba la desaparición del Estado se convirtió en la

columna de un Estado omnipotente, que en vez de establecer la dictadura del proletariado, implantó una férrea dictadura sobre el

proletariado. Por otra parte están algunos grupos ultra-liberales de derecha en el plano económico, declarados enemigos del Estado, que

buscan simplificarlo a su mínima expresión, para impulsar el individualismo extremo y la capacidad creativa egoísta de tipo empresarial

de los individuos; pero considerando que nuestra sociedad es sumamente compleja y que no todos somos iguales en aspiraciones , gustos

y deseos (la única igualdad que se busca es ante la ley); sólo una pequeña élite tomaría ventaja en esas circunstancias, sobre todo aquella

que posee el poder del conocimiento, el poder económico y rancio abolengo, son los mismos que propugnan como epítome del

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darwinismo social, la frase del hombre más rico de la historia de la humanidad, John Davison Rockefeller: “ El crecimiento de un gran

negocio es simplemente la supervivencia del más apto. La bella rosa estadounidense sólo puede lograr el máximo de su esplendor y perfume

que nos encanta, si sacrificamos a los capullos que crecen en su alrededor. Esto no es una tendencia maligna en los negocios. Es más bien solo

la elaboración de una ley de la naturaleza y de una ley de Dios .”. Algo que criticaba ampliamente Lyotard era el apego de nuestra actual

sociedad postmoderna por el dinero, que se acomoda curiosamente a casi todas las tendencias políticas de una manera insana, que nos

hace cada vez menos ascéticos, menos altruistas y cada vez más avaros y engreídos.

Como puede apreciarse, estamos ante un mar de ideologías y de tendencias dentro de esas mismas ideologías, cual paleta de colores

con distintas gradaciones, todas siempre o casi siempre al servicio de determinados grupos, que emplean individuos que pronuncian

discursos rimbombantes llenos de palabras adornadas y rebuscadas que tratan de comprar la voluntad de las masas. A la larga los

ciudadanos terminan delegando en ellos su derecho a gobernarse, luego de ser deslumbrados por una retórica llena de falacias y

silogismos baratos que carecen de sentido práctico, esto lo han venido haciendo durante 57 años hasta el día de hoy los amantes de la

infamia, que cual demiurgos emplean artimañas para proyectar sus utopías irrealizables, degeneradas y su retórica de patriotismo

heroico, esa retórica de patriotismo heroico heredada del pensamiento racionalista francés, no nos hace mejores ciudadanos, ni más

cultos, ni más prósperos; lo que nuestros antepasados hicieron ayer no nos debe insensibilizar ante lo que nosotros con nuestra voluntad,

determinación, meticulosidad, organización u ORDEN, debemos hacer aquí y ahora, para materializar el sentimiento patriótico a través de

un nacionalismo cívico que esté a la altura del momento histórico que vive la república ante sus vicisitudes, para lo cual es imprescindible

cimentar las bases de una doctrina política, para luego materializar una ideología Nacionalista Venezolana propia. Estamos llamados a

construir ese nacionalismo cívico, desligado de los nacionalismos coactivos y violentos del siglo XX, donde lamentablemente muchos

pensaban primero como miembros de una nación y luego si acaso en segundo lugar pensaban como seres humanos; donde un pedazo de

tierra por muy minúsculo que fuese, era más importante que la vida de seres humanos.

El Socialismo que se pretende imponer en Iberoamérica, es un exceso coactivo de intervencionismo estatal, impulsado en su mayoría por

un grupo de frustrados, que aspiran obtener el poder político a través del populismo y la demagogia para hacerse con el poder económico,

y el Capitalismo o peor aún el Anarco-capitalismo es un exceso de individualismo que busca simplificar el poder del Estado para que un

pequeño grupo de magnates codiciosos estén por encima del poder del Estado. Nosotros debemos tener un exceso de sentido común en

nuestra Venezuela del siglo XXI.

Sergio David Díaz Yaguarán