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Organo de la Tendencia Socialista Revolucionaria año 1 • número 0 • mayo 2008 VIVA EL PRIMERO DE MAYO DIA INTERNACIONAL DE LAS LUCHAS OBRERAS índice • Editorial • Presentación • viva el internaciona- lismo proletario, viva el 1º de mayo • Reforma previsional • mujer y trabajo = opresión y explotación • el cierre de cerámicas cordillera • por la defensa de la indemnización por años de servicio • aporte al debate sindical Con la irrupción de manifestaciones obreras protago- nizadas por trabajadores del cobre, forestales, de la agroindustria, pescadores y salmoneros se ha iniciado una nueva fase de la lucha entre las clases en nuestro país. La clase obrera retoma su marcha contra el capital con huelgas, tomas de carretera, enfrentamientos masivos con las fuerzas represivas, sabotaje a la producción y ocupaciones de centros de trabajo. Durante décadas el movimiento proletario luchó por mejoras económicas pero no tuvo fuerzas para romper con las reglas del juego impuestas por el enemigo de clase. Sólo hasta ayer de manera rutinaria, respetuosa de las formas y calendariamente determinada, los trabajadores sindi- calizados formulaban peticiones con la esperanza de ser escuchados. Las más de las veces nada obtenían. Los grados de organización y la combatividad exhibida por importantes núcleos obreros en los meses prece- dentes no se constituye aún en el capital común de la mayoría de la clase pero muestra un camino que en el futuro transitarán nuevos contingentes proletarios. Tampoco puede afirmarse que las luchas obreras de estos dos últimos años sobrepasen deliberada y cons- cientemente los márgenes de la lucha económica. Lo último no resulta novedoso, históricamente los movi- mientos masivos de los explotados no son conscientes de la riqueza de contenido que su propia lucha encie- rra. Sin embargo y pese a que permanecen las debilida- des que el movimiento sindical arrastra desde 1973 a la fecha, los acontecimientos de 2006, 2007 y 2008 tienen un profundo sentido político de clase. En su pe- culiar lenguaje los obreros expresan que este orden social no les sirve, que quieren participar en otras con- diciones del reparto de la riqueza social, que la ex- plotación a que los somete el capital encontrará dura resistencia, que es hora de abandonar el inmovilismo y la atomicidad impuesta. La situación augura nuevos e incesantes combates. El proletariado nacional ha crecido numéricamente en las últimas décadas. Sus filas se han engrosado ge- nerosamente con la incorporación masiva de asala- riados del campo, con la proletarización de amplias capas sociales que pertenecieron en otros tiempos a los estratos medios, con el engrosamiento del sector servicios de la economía en el que sus trabajadores conocen extensas jornadas de trabajo a cambio de sa- larios miserables. El peso social relativo del proletariado nacional es más importante hoy que en el período 1970 – 1973, época en que la polarización de la lucha de clases planteó claramente la disyuntiva histórica a nues- tra sociedad: revolución obrera o contrarrevolución burguesa. Las transformaciones económicas que han permitido la proletarización creciente de la sociedad editorial

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Rearme 05 2008

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Organo de la Tendencia Socialista Revolucionaria año 1 • número 0 • mayo 2008

VIVA EL PRIMERO DE MAYODIA INTERNACIONAL DE L A S L U C H A S O B R E R A S

í n d i c e• Editorial

• Presentación

• viva el internaciona-lismo proletario, viva el 1º de mayo

• Reforma previsional

• mujer y trabajo = opresión y explotación

• el cierre de cerámicas cordillera

• por la defensa de la indemnización por años de servicio

• aporte al debate sindical

Con la irrupción de manifestaciones obreras protago-nizadas por trabajadores del cobre, forestales, de la agroindustria, pescadores y salmoneros se ha iniciado una nueva fase de la lucha entre las clases en nuestro país.

La clase obrera retoma su marcha contra el capital con huelgas, tomas de carretera, enfrentamientos masivos con las fuerzas represivas, sabotaje a la producción y ocupaciones de centros de trabajo. Durante décadas el movimiento proletario luchó por mejoras económicas pero no tuvo fuerzas para romper con las reglas del juego impuestas por el enemigo de clase. Sólo hasta ayer de manera rutinaria, respetuosa de las formas y calendariamente determinada, los trabajadores sindi-calizados formulaban peticiones con la esperanza de ser escuchados. Las más de las veces nada obtenían.

Los grados de organización y la combatividad exhibida por importantes núcleos obreros en los meses prece-

dentes no se constituye aún en el capital común de la mayoría de la clase pero muestra un camino que en el futuro transitarán nuevos contingentes proletarios. Tampoco puede afirmarse que las luchas obreras de estos dos últimos años sobrepasen deliberada y cons-cientemente los márgenes de la lucha económica. Lo último no resulta novedoso, históricamente los movi-mientos masivos de los explotados no son conscientes de la riqueza de contenido que su propia lucha encie-rra.

Sin embargo y pese a que permanecen las debilida-des que el movimiento sindical arrastra desde 1973 a la fecha, los acontecimientos de 2006, 2007 y 2008 tienen un profundo sentido político de clase. En su pe-culiar lenguaje los obreros expresan que este orden social no les sirve, que quieren participar en otras con-diciones del reparto de la riqueza social, que la ex-plotación a que los somete el capital encontrará dura resistencia, que es hora de abandonar el inmovilismo y

la atomicidad impuesta.

La situación augura nuevos e incesantes combates. El proletariado nacional ha crecido numéricamente en las últimas décadas. Sus filas se han engrosado ge-nerosamente con la incorporación masiva de asala-riados del campo, con la proletarización de amplias capas sociales que pertenecieron en otros tiempos a los estratos medios, con el engrosamiento del sector servicios de la economía en el que sus trabajadores conocen extensas jornadas de trabajo a cambio de sa-larios miserables.

El peso social relativo del proletariado nacional es más importante hoy que en el período 1970 – 1973, época en que la polarización de la lucha de clases planteó claramente la disyuntiva histórica a nues-tra sociedad: revolución obrera o contrarrevolución burguesa. Las transformaciones económicas que han permitido la proletarización creciente de la sociedad

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chilena y la disminución del peso relativo de las capas medias constituyen factores objetivos que potenciarán la lucha proletaria.

La burguesía, por su parte, deberá enfrentar el re-surgimiento de las luchas obreras en el marco de una economía determinada por las duras exigencias im-puestas por la competencia internacional que le brin-da escaso margen de maniobra para acoger, integran-do al statu quo imperante, las demandas obreras. La caída del dólar, el freno al crecimiento, la inflación que asoma su cabeza, la crisis energética, la sequía y la crisis financiera que amenaza al mundo constitu-yen escollos más difíciles de sortear si no cuenta con la docilidad de los explotados ni con la existencia de amplias capas medias tradicionalmente permeables a la ideología burguesa y siempre dispuestas a amorti-guar el choque entre las clases fundamentales de la sociedad.

El proletariado ha vuelto a ocupar un importante espacio en la escena política nacional. Es el primer peldaño de sus nuevas luchas. Avanza huérfano de or-ganización sindical centralizada, huérfano de un pro-grama revolucionario de clase que oriente y dirija sus pasos. Pero avanza. En lo inmediato hacia la re-cuperación de su conciencia de clase. En su marcha deberá dotarse de las herramientas necesarias para derribar definitivamente al sistema de la explotación, a sus gobiernos y a sus fuerzas represivas. Sin este necesario e ineludible rearme orgánico y político, la

suerte del movimiento proletario corre el riesgo de retrocesos o derrotas.

Este prometedor escenario impone a los militantes del marxismo revolucionario enormes desafíos. El prole-tariado nacional ha de construir sus organizaciones de combate, ha de elevar su conciencia revolucionaria de clase nutriéndose de la experiencia de lucha acu-mulada desde los años 1900 en adelante, experiencia que permitió al conjunto de los explotados dotarse de importantes organizaciones tales como la FOCH, la CTCH, la CUT de 1953, los Cordones Industriales, Co-mandos Campesinos y Comandos Comunales.

En su larga travesía, el proletariado nacional cons-truyó dos grandes partidos políticos – Partidos Comu-nista y Socialista- a los que reconocía mayoritaria-mente como suyos hasta 1973. La conducta exacta de ambos partidos debe ser conocida y enjuiciada a la luz de la experiencia histórica por los luchadores de hoy. Esos partidos claudicaron sin combate ante las fuerzas reaccionarias en circunstancias que se definía por décadas la suerte de las luchas obreras contra la explotación y por el socialismo. La política seguida por esas direcciones condujo a la derrota de la clase obrera más consciente y más organizada de América Latina.

En la hora presente resulta imperioso superar el anor-mal ausentismo del proletariado nacional en las luchas políticas. No constituye un misterio para nadie que los

programas políticos de la Alianza por Chile y de la Concertación gobernante, incluido el histórico Partido Socialista de Chile, no difieren sustancialmente entre sí y que ambos conglomerados han hecho suyo el pro-grama de defensa de la burguesía y del imperialismo.

No será la antigua dirección – Partidos Socialista y Comunista- la que enarbole el programa político de la clase obrera. La conducta pasada de estas direc-ciones, el compromiso descarado del PS con la bur-guesía y con el imperialismo le cierran a este partido tal posibilidad. El Partido Comunista, por su parte, privilegia su política de alianzas con la Concertación para avanzar hacia el fin de la “exclusión”, política animada en su anhelo de reeditar el largo ciclo de lucha reformista cerrado irreversiblemente en 1973. Con esta política el PC renuncia nuevamente a toda lucha que acerque al proletariado a su liberación.

La tarea política central en la nueva fase abierta por las luchas obreras consiste en agrupar al conjunto de los explotados tras un programa político de clase que exprese los intereses actuales y la perspectiva históri-ca del movimiento proletario. Esta tarea puede y debe ser asumida por las fuerzas revolucionarias agrupadas en torno a un Bloque de Izquierda anticapitalista y por el socialismo.

Mayo de 2008

REARME es una publicación de la Tendencia Socialista Revolucionaria. Nuestro periódico nace este Primero de Mayo para contribuir desde las filas militantes del marxismo revolucionario al fortalecimiento político, orgánico e ideológico de todos los explotados y oprimidos de nuestro país.

El momento actual se caracteriza por la crisis mundial del capitalismo y, particular-mente para nosotros, por el agotamiento del modelo económico neoliberal hereda-do de la dictadura y mantenido por la Concertación. El capitalismo y la burguesía en su decadencia arrastran a la educación, la salud, la vivienda, la energía, el medio ambiente, el sistema de transporte y la producción de alimentos a una catástrofe que golpea a diario la vida de las mayorías.

La carestía de la vida, los salarios congelados convierten a la familia obrera en víctima del crédito y de la sobrecarga de trabajo. A lo anterior se suma el cierre de fábricas, la precariedad del empleo y el estancamiento de la economía.

La situación presente se caracteriza también por nuevos y heroicos levantamientos obreros y estudiantiles. La burguesía férreamente unida como clase entrega res-puestas clásicas. Rechaza las reivindicaciones obreras y envía a su brazo armado a sembrar el terror y la muerte entre los obreros mientras sus representantes políticos –desde la Alianza a la Concertación– aparentan diferencias que no logran ocultar su cínica defensa del orden capitalista que explota y humilla a los trabajadores.

El proletariado debe avanzar, articular sus demandas en un programa que recoja las reivindicaciones inmediatas uniéndolas al programa Histórico del Proletariado que no es otro que el fin del sistema de explotación del hombre por el hombre y su reemplazo por una sociedad sin clases, edificada sobre la propiedad social de los medios de producción. Esa es la sociedad socialista a la que aspiramos.

REARME se pone al servicio de esta titánica tarea. Debemos preparar conscientemente nuestra victoria. Necesitamos hoy más que nunca un partido revolucionario. La Tendencia Socialista Revolucionaria trabaja tenazmente para construirlo. Bienvenidos al debate y a la acción conjunta todos los revolucionarios que realizan el mismo esfuerzo desde otras organizaciones que comparten el norte del socialismo y de la fraternidad humana.

P R E S E N T A C I O N

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“ ... Como obrero que soy, he vivido entre los míos; he dormido en sus guardillas y en sus cuevas; he vis-

to prostituirse la virtud a fuerza de privaciones y de miseria y morir de hambre a hombres robustos por

falta de trabajo… En los grandes centros industriales de los Estados Unidos hay más miseria que en las

naciones del viejo mundo. Miles de obreros viven en Chicago en habitaciones inmundas, sin ventilación

ni espacio suficiente; dos y tres familias viven amon-tonadas en un solo cuarto y comen piltrafas de carne

y algunos vegetales. Las enfermedades se ceban en los hombres, en las mujeres y en los niños, sobre

todo en los infelices e inocentes niños. ¿Y no es esto horrible en una ciudad que se reputa civilizada?...

… El socialismo, tal como nosotros lo entendemos, significa que la tierra y las máquinas deben ser pro-

piedad común del pueblo. La producción debe ser regulada y organizada por asociaciones de producto-res que suplan a las demandas del consumo. Bajo tal sistema todos los seres humanos habrán de disponer

de medios suficientes para realizar un trabajo útil, y es indudable que nadie dejará de trabajar. Cuatro

horas de trabajo cada día serían suficientes para producir todo lo necesario para una vida confortable, con arreglo a las estadísticas. Sobraría, pues, tiempo

para dedicarse a las ciencias y al arte.Tal es lo que el socialismo se propone. Hay quien

dice que esto no es americano. Entonces será ameri-cano dejar al pueblo en la ignorancia, será americano

explotar y robar al pobre, será americano fomentar la miseria y el crimen. ¿Qué han hecho los grandes

partidos políticos por el pueblo? Prometer mucho y no hacer nada, excepto corromperlo comprando

votos en los días de elección… ” MIGUEL SCHWAB

“…muchas veces el hambre y la necesidad fueron huéspedes implacables de nuestro hogar. Sólo los

titánicos esfuerzos de mi pobre madre hicieron que sus visitas no fueran diarias… un accidente destruyó

la salud y amenguó la capacidad para el trabajo de mi padre. En vista de esto, sin duda, su noble patro-

no le redujo el salario, aunque ya hacía doce años que mi padre le trabajaba lealmente, y por último le despidió, diciéndole que el negocio iba en decaden-

cia. Así, cuando apenas tenía yo trece años, recibí las primeras impresiones de la injusticia de las institu-

ciones sociales reinantes, es decir, la explotación del hombre por el hombre, observando lo que pasaba

en mi propia familia. No me pasaba inadvertido que el burgués -patrón de mi padre- se hacía cada vez más rico, a pesar de la vida dispendiosa que lleva-ba, mientras que mi padre, que había contribuido

a formar aquella riqueza, sacrificando su salud, fue abandonado como un instrumento ya inútil…”

LUIS LlNGG •… en el país más rico del mundo, hay muchos

obreros que no tienen lugar en el banquete de la vida y que como parias sociales arrastran una vida

miserable. Aquí he visto a seres humanos buscando algo con qué alimentarse en los montones de basura

de las calles. ¿En qué consiste mi crimen?En que he trabajado por el establecimiento de un

sistema social en que sea imposible el hecho de que mientras unos amontonan millones beneficiando las máquinas, otros caen en la degradación y la miseria.

Así como el agua y el aire son libres para todos, así la tierra y las invenciones de los hombres científicos deben ser utilizadas en beneficio de todos. Vuestras

leyes están en oposición con las de la naturaleza, y mediante ellas robáis a las masas el derecho a la

vida, a la libertad y al bienestar... Yo no combato individualmente a los capitalis-

tas; combato el sistema que da el privilegio. Mi más ardiente deseo es que los trabajadores sepan quiénes son sus enemigos y quiénes son sus amigos. Todo lo demás lo desprecio: desprecio el poder de un gobier-

no inicuo, sus policías y sus espías...” JORGE ENGEL

“... Yo amo a mis hermanos los trabajadores como a mi mismo. Yo odio la tiranía, la maldad y la injus-ticia. El siglo XIX comete el crimen de ahorcar a

sus mejores amigos. No tardará en sonar la hora del arrepentimiento. Hoy el sol brilla para la humanidad;

pero puesto que para nosotros no puede iluminar más dichosos días, me considero feliz al morir, sobre

todo si mi muerte puede adelantar un sólo minuto la llegada del venturoso día en que aquél alumbre

mejor para los trabajadores. Yo creo que llegará un tiempo en que sobre las ruinas de la corrupción se levantará la esplendorosa mañana del mundo

emancipado, libre de todas las maldades, de todos los monstruosos anacronismos de nuestra época y de

nuestras caducas instituciones…”

SAMUEL FIELDEN “... El capital es el privilegio de unos cuantos y no

puede existir sin una mayoría cuyo modo de vida consiste en vender su trabajo a los capitalistas. El sistema capitalista está amparado por la ley, y de

hecho la ley y el capital son una misma cosa. ¿Y qué es el trabajo? El trabajo es un ejercicio por el cual se

paga un precio llamado salario. El que lo ejecuta, el obrero, lo vende, para vivir, a los poseedores del

capital. El trabajo es la expresión de la energía y del poder productor. Esta energía y este poder han de venderse a otra persona, y en esa venta consiste el

único medio de existencia para el obrero. Lo único que posee y que en realidad produce para sí es el jor-nal. Las sedas, los palacios, las joyas, son para otros. El sobrante de su trabajo no se le paga; pasa íntegro

a los acaparadores del capital.¡Ese es vuestro sistema capitalista! ”

ALBERTO R. PARSONS “Yo creo, como muchos grandes pensadores del siglo, que el estado de castas y de clases, el estado donde unas clases viven a expensas del trabajo de

otra clase -a lo cual llamáis orden-, yo creo, sí, que esta bárbara forma de la organización social, con sus

robos y sus asesinatos legales, está próxima a des-aparecer y dejará pronto paso a una sociedad libre, a la asociación voluntaria o hermandad universal, si lo

preferís.

Por medio de la investigación científica hemos probado hasta la saciedad que el sistema del salario

es la causa de todas las iniquidades tan monstruosas que claman al cielo. Nosotros hemos dicho además

que el sistema del salario, como forma específica del desenvolvimiento social, habría de dejar paso, por

necesidad lógica, a formas más elevadas de civiliza-ción; que dicho sistema preparaba el camino y favo-recía la fundación de un sistema cooperativo univer-sal, que tal es el SOCIALISMO. . . ¿Queréis destruir a los agitadores? Pues aniquilad a los patronos que amasan sus fortunas con el trabajo de los obreros, acabad con los terratenientes que amontonan sus

tesoros con las rentas que arrancan a los miserables y escuálidos labradores…”

AUGUSTO SPIES

La lucha por la reducción de la jornada de trabajo es lucha más internacionalista de todas las luchas. El capitalismo en sus inicios sometió a hombres, mujeres y niños a de 12, 14 y hasta de 16 horas diarias de trabajo. Desde temprano el movimiento obrero mundial buscó limitar el tiempo de trabajo. Los socialistas utópicos en Inglaterra lograron que en al 1833 se limitara la jornada a 12 horas para los niños y en 1844 esta jornada se logró para a las mujeres. El movimiento revo-lucionario francés de 1848 logró la reducción a 12 horas diarias de trabajo y en 1864 la Primera Internacional demanda el establecimiento de no más de 8 horas de trabajo.Esta demanda cruzó océanos y cayó en tierra fértil. En los Estados Unidos de Norteamérica diversas organizaciones se unieron bajo la consigna:

¡Ocho horas de trabajo, ocho horas de reposo, ocho horas de recreación!

Tras este objetivo se realizó un llamado a huelga general para el día primero de mayo de 1886, cientos de miles de trabajadores adhirieron a la huelga. En la ciudad de Chicago las movilizaciones se prolongaron hasta el día 4 de mayo oportunidad en que la policía y sus provocadores hacen estallar una bomba. Culparon de este hecho a los principales dirigentes anarquistas y socialistas. Cuatro de ellos fueron condenados a la horca y otros a largas penas de cárcel a raíz de estos sucesos. REARME entrega a los luchadores de hoy un extracto de los discursos pronunciados por los compañeros caídos en Chicago durante el juicio al que se les sometió. Es nuestro ho-menaje a los caídos. Esperamos que su coraje alimente la voluntad de muchos compañeros.

PALABRAS, REFLEXIONES Y DISCURSOS DE LOS MARTIRES DE CHICAGO

viva el internacionalismo proletario, viva el 1º de mayo

¡ PROLETARIOS DE TODOS LOS PAISES, UNIOS !

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El día 11 de marzo de 2008 la presidenta Bachelet pro-mulgó La ley 20.255 que reforma el sistema previsio-nal chileno. Este paso materializa lo que fue el proyecto “estrella” durante su campaña electoral. La necesidad de esta reforma surge del crudo diagnóstico que hace años se realiza acerca de la incapacidad de las AFP para pagar pensiones a sus afiliados. Comprender el significado y alcance de esta reforma nos exige repasar -en sus líneas centrales- lo que constituye el régimen previsional a partir del año 1980.

La dictadura sepultó el antiguo sistema de seguridad so-cial

La dictadura militar al dictar el D.L. 3.500 realizó una reforma trascendente en esta materia. Sepultó el sistema de seguridad social antiguo que era financiado en for-ma tripartita con contribución de los trabajadores, los empresarios y el estado. A partir de 1980, el estado y el empresario nada aportan para el fondo previsional, reca-yendo la obligación de cotizar íntegra y exclusivamente sobre el trabajador.

El Decreto ley 3.500 sepultó también el sistema de repar-to o de solidaridad de acuerdo al cual las generaciones activas financiaban a las pasivas y reemplazó todo cri-terio de solidaridad intergeneracional por la capitaliza-ción individual. De esta manera cada trabajador ahorra en forma forzosa, mes a mes, un porcentaje (alrededor del 13%) de su remuneración para financiar su pensión futura.

La dictadura privatizó la administración de los fondos previsionales entregando a las Administradoras de Fon-dos de Pensiones –sociedades anónimas con fines de lu-cro- una masa sideral de dinero fresco el que es invertido en acciones de otras empresas radicadas en Chile o en el extranjero. La AFP cobra a los cotizantes un porcentaje (2%) por administrar lo recaudado. También participan de este negocio las Compañías de Seguros que se apro-pian mes a mes del 1% de la cotización de los traba-jadores. Este aspecto es importante por varios motivos. Los cotizantes, es decir los trabajadores asalariados, son los verdaderos dueños de los fondos provisionales; por imposición legal enajenan la administración de éstos a empresas privadas que en los más de 20 años de funcio-namiento del sistema han acumulado una masa sideral de dinero que utilizan para invertir y ocupar posiciones de poder en variadas empresas.

El negocio de las AFP es altamente rentable para los ac-cionistas propietarios de las mismas y garantiza una ve-jez miserable a sus verdaderos dueños. Durante décadas los defensores de la privatización de la seguridad social prometieron que los fondos previsionales serían inverti-dos sabiamente por expertos en negocios que obtendrían una utilidad fabulosa que iría en directo beneficio de los afiliados al sistema. Lo que no aclararon suficientemente es que la “rentabilidad” no se mide a partir del descuen-to previsional del l3% mensual sino de una base menor, ya castigada en un 3% (repartido entre cobros de la AFP y la Compañía de seguros).

Junto con el Decreto 3.500 se creó el Instituto de Norma-lización Previsional –INP- organismo con financiamien-to fiscal que fusionó a las antiguas cajas de empleados públicos, de empleados particulares y el Servicio de Seguro Social. Del antiguo régimen de seguridad social sólo sobrevivió intacto el régimen previsional del per-sonal de Carabineros y de las Fuerzas Armadas, quienes se cobijaron bajo el alero del repudiado “proteccionismo estatal” y continuaron gozando de enormes privilegios en este plano.

De acuerdo a lo anterior el sistema previsional chile-no se estructuró de manera mixta. Por un lado las AFP (sector privado) se hacen cargo a partir del año 1980 del

activo del sistema y comienzan a percibir mes a mes las cotizaciones obligatorias de los trabajadores que se incorporan al trabajo a partir de 1981 y de aquellos que fueron obligados a pasar del antiguo al nuevo régimen. Por otra parte el estado –a través del INP- se hace cargo del pasivo del sistema, es decir, paga con fondos fisca-les las pensiones de vejez y otras prestaciones sociales. Adicionalmente el estado subsidia a los jubilados del sistema de AFP que no logran tener una pensión mínima con sus propios ahorros habiendo enterado 240 cotiza-ciones lo que equivale a 20 años de trabajo. Coronan esta estructura, sabiamente diseñada para beneficio del gran capital, las cajas de previsión de los “hombres arma-dos” de Chile que son quienes hoy gozan de las más altas jubilaciones del país y sin haber realizado jamás trabajo productivo alguno.

LAS CAUSAS QUE DETERMINARON LA REFOR-MA

Transcurridos 28 años desde el inicio del sistema de AFP ocurren dos fenómenos simultáneos. Por una parte comienzan a jubilar trabajadores adscritos a las AFP y paralelamente comienza a decrecer en forma permanente el número de personas que reciben jubilación a través del INP.

En palabras de los especialistas, el sistema comienza a madurar y es la hora de hacer un balance. El balance en cifras no es halagador ni menos aún esperanzador. Por ejemplo:

a) una amplia mayoría de los afiliados a las AFP no alcanzarán nunca a ahorrar lo suficiente para financiar una pensión superior a la mínima, es decir una pensión cuyo monto alcanza en la actualidad la cifra de $90.000 mensual;b) además muchos trabajadores no alcanzarán a tener 240 cotizaciones por lo que no podrán complemen-tar su pensión con la garantía estatal. Este bajo numero de cotizaciones se explica por el uso desenfrenado de contratos a plazo, por la inestabilidad laboral que afecta a la mayoría de los trabajadores, situación que genera lagunas previsionales y bajas pensiones de vejez;c) las pensiones públicas que paga el estado son de un monto superior al monto de las pensiones que pagan las AFP. Por ejemplo, un empleado particular jubilado por el INP recibe en promedio una pensión de $359.332.- al mes, el personal de fuerzas armadas y carabineros tie-ne pensión promedio de $411,823.- y las AFP pagan en promedio un monto de $95.928.- por pensión. d) actualmente, previo a la reforma que comenta-mos, el gasto público en INP consume un alto porcen-taje del presupuesto del Estado. Con dicho presupues-to el INP paga pensiones de vejez del antiguo sistema, pensiones asistenciales, pensiones a personal de fuerzas armadas y carabineros, complemento de garantía de la pensión mínima y bonos de reconocimiento;e) el nivel de gasto del INP baja mes a mes porque van falleciendo los pensionados del antiguo sistema; se supone que en el año 2045 el INP ya no pagará pensiones ni bonos de reconocimiento. Este presupuesto ya con-templado en el gasto del país es el que se destina para fi-nanciar las pensiones que ofrece la reforma provisional.

INFORME MARCEL Y REFORMA

Al principio de su mandato la presidenta Bachelet de-signó un Consejo Asesor Presidencial para la reforma provisional, este consejo fue presidido por Mario Marcel Cullel, de ahí que el informe evacuado se conozca como el Informe Marcel.

El informe Marcel sostiene que el sistema de capitaliza-ción individual no está en crisis, que no ha fracasado,

pero que sólo sirve a quienes tienen empleo estable y cotizaciones re-gulares a lo largo de toda su vida laboral. Añade que el régimen de capitalización individual ha te-nido efectos po-sitivos sobre el crecimiento y desarrollo del mercado de capi-tales del país pero que sin em-bargo éste debe ser reformado.

Las expectati-vas de vida han aumentado en Chile y los jóve-nes se integran tardíamente al mundo laboral. El cruce de ambos factores determina que se cotice previsionalmente menos años que los nece-sarios para financiar una pensión de vejez que garantice un nivel de vida no indigente. Por otra parte el aumento de la rotación laboral, los empleos temporales, a plazo fijo, a jornada parcial inciden también en baja cotización. Debe agregarse a lo anterior que la incorporación de las mujeres al trabajo es por lo general en condiciones ines-tables. Este conjunto de factores determina que en 20 años más solo la mitad de los adultos mayores percibirá una pensión superior a la mínima, menos del 5% acce-derá a la pensión garantizada por el estado y el resto (el 45% de la población adulta mayor) deberá conformarse con la pensión asistencial de $44.186.- por mes.

El informe Marcel concluye que a la luz de esas cifras es urgente la reforma, porque se corre el riesgo de poner en peligro todo el sistema de las AFP. Es necesario elevar la legitimidad de previsión privada y reencantar a los trabajadores para que continúen cotizando; señala que urge elevar el número de cotizantes al sistema y la canti-dad de años de cotización, de ahí la propuesta de elevar la edad de jubilación para las mujeres de 60 a 65 años de edad y la cotización obligatoria para los trabajadores independientes.

EN QUE CONSISTE LA REFORMA PREVISIONAL

I. La reforma crea un Sistema de Pensiones Soli-darias y distingue dos categorías de personas A) aquellas que no tienen ahorro previsional (nunca han cotizado, han cotizado tan poco que no pueden acceder a pensión alguna o bien son inválidos) y B) aquellos que habiendo cotizado reciben una pensión inferior a $255.000.- men-suales.

1.1. Para los primeros (A) crea una pensión básica soli-daria (PBS) destinada a los sectores más pobres del país cuyo monto es de $60.000.- y se comenzará a pagar a los “más pobres” el 1 de julio de 2008. Su monto asciende a $75.000.- en julio de 2009.

Los requisitos para acceder a la PBS de vejez son tener 65 años de edad, tanto hombres como mujeres, ser pobre (circunstancia que califica la ficha de protección social), tener residencia en Chile durante 20 años y no tener de-recho a pensión por AFP ni por INP.

la reforma previsional

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1.2. Para los segundos (B) existirá un Aporte Previ-sional Solidario (APS) que permitirá mejorar aquellas pensiones de escaso monto. Durante el año 2008 “se be-neficiará” a las personas que reciban pensión inferior a $70.000.-. Daremos un ejemplo. Una pensión actual de $60.000.- evolucionará de la siguiente forma con este APS. El año 2008 la pensión aumenta a $68.571.- el año 2009 a $97.500.-; año 2010 aumenta a $105.000, año 2011 $112.500.- para llegar a su tope máximo el año 2012 con $117.353.-

El sistema de pensiones solidarias –es decir la Pensión Básica Solidaria más el Aporte Previsional Solidario- beneficiará al 60% “más pobre” de los chilenos en el año 2012, es decir a 1.300.000 personas.

¿Es este un gran cambio, una reforma trascendente?

Sólo puede calificarlo como tal quien ignore que actual-mente el estado a través del INP es quien otorga pensio-nes asistenciales, pensiones no asistenciales, bonos de reconocimiento, garantía de pensión mínima a más de 1.500.000 personas, el grueso de los cuales son adultos mayores. Seamos claros. Al inaugurarse el sistema de las AFP se nos dijo que el aporte estatal al sistema de pensiones sería transitorio (mientras subsistieran los ju-bilados del antiguo régimen) y que en el “futuro” serían las AFP quienes pagarían las pensiones. El futuro llegó y las AFP no pueden pagar (el 90% de las pensiones que hoy pagan las AFP son subsidiadas por el estado en un 80% a través de la Garantía de Pensión Mínima a la que hoy rebautizan con el nombre de Aporte Previsional So-lidario).

II. La reforma establece que los trabajadores inde-pendientes deberán cotizar obligatoriamente a partir del año 2012 en adelante. Esta medida apunta a aumentar la masa de cotizantes, al mismo objetivo apunta el fomento al ahorro voluntario en las AFP, sea en forma individual o colectiva.

Los empresarios del negocio de las AFP –personifica-dos por Gullermo Arthur- aplauden esta medida, ven en ella la oportunidad de nuevos negocios. En los hechos se aumenta el número de cotizantes que entregarán su dinero a las AFP y que pagarán por su administración para terminar recibiendo subsidio estatal al momento de jubilarse.

III. Con la reforma se subsidia la contratación de jóvenes de entre 18 y 35 años de edad que tengan ingre-

sos inferiores a 1,5 veces el salario mínimo. Se trata de un beneficio a los empleadores de estos trabajadores que percibirán aproximadamente $7.200.- al mes por cada trabajador contratado en estas condiciones, el beneficio se paga durante 24 meses. Adicionalmente se entera la misma suma en la cuenta de capitalización individual de estos “jóvenes trabajadores” y durante el mismo tiem-po.

IV. se incentiva la competencia entre AFP y la sub-contratación de trabajadores con el objeto de bajar los “costos de administración”. Se crea un mecanismo que permite “licitar a los nuevos afiliados”, es decir los nue-vos trabajadores se asignan durante 24 meses a la AFP que cobre menos comisión y a la vez las AFP podrán subcontratar áreas completas de actividad tales como atención de público, administración de cuentas y de fon-dos.

V. Se amplía el límite de inversión de los fondos previsionales en el extranjero. Con la nueva ley hasta el 80% de los fondos provisionales pueden ser invertidos fuera de Chile.

VI. El INP se transforma en Instituto de Previsión Social

VII. La reforma introduce otras medidas tales como el bono por cada hijo nacido vivo, beneficio de aproxi-madamente $ 259.000.- destinado a aumentar el monto de la pensión de las mujeres mayores de 65 años que se pensionen a partir del 1º de julio de 2009. También la re-forma permitirá dividir los fondos existentes en la cuenta de capitalización individual de uno de los cónyuges que inicien su divorcio a partir de 1º de octubre de 2008

CONCLUSIONES

El proyecto estrella de Bachelet en realidad significa un grosero salvataje del sistema privado de pensiones que encabezan las AFP. Estas sociedades anónimas cuyos dueños son los mismos grupos económicos que dominan el país continuarán gozando de recursos frescos para su capitalización continua, obtendrán enormes beneficios, se verán favorecidos con la subcontratación de trabaja-dores, con rebajas tributarias adicionales, con la posibi-lidad de inversiones en el extranjero y sin que ni siquiera se elimine el cobro abusivo de comisiones por adminis-trar. Nos limitamos a señalar que el costo de administra-

ción de las AFP quintuplica el del INP en circunstancias que las AFP otorgan pensiones que no alcanzan un tercio del monto de las que otorga el estado. Esta reforma es en lo medular escandalosa. Permite que los trabajado-res entreguen un alto porcentaje de sus remuneraciones a cambio de nada o de casi nada ya que en realidad quien pagará el grueso de las pensiones será el estado y no los privados.

El gobierno de Bachelet y los capitalistas han recono-cido el fracaso del sistema previsional creado durante la dictadura pero se niegan a terminar con él y para su mantención comprometen en forma permanente hacia el futuro el concurso del financiamiento estatal. Las limita-ciones de la reforma de Bachelet se erigen en un enorme tributo al capital.

Resulta molesta la envoltura publicitaria con la que se presenta esta reforma. Las mujeres serán las grandes fa-vorecidas, dice el discurso oficial. En la práctica se eleva la edad de jubilación de las mujeres más pobres de Chile de 60 a 65 años de edad quienes continuarán obligadas a acreditar su condición de pobres para acceder a una pensión de vejez.

Pero más allá del sistema de AFP y de su tímida reforma nos corresponde precisar que el capitalismo genera una inseguridad creciente para la existencia de las grandes mayorías. Esto no es nuevo, es una característica de este modo de producción que fue tempranamente compren-dida y padecida por la clase obrera. El proletariado bus-cando garantizar sus medios de existencia ante la vejez, la invalidez y la cesantía mediante distintas iniciativas de solidaridad de clase, dio un puntapié inicial a lo que más tarde se transformaría en la seguridad social. Al pro-letariado corresponde la propiedad de esta iniciativa.

Los fondos acumulados para las pensiones futuras son propiedad de los trabajadores que deben ser administra-dos por los trabajadores y en su beneficio. La administra-ción en manos privadas debe terminar porque constituye un robo injustificable. La clase burguesa se beneficia de la seguridad social toda vez que para ella representa un mecanismo anticiclico que impide que las recesiones económicas continuas se desarrollen plenamente. Por este beneficio que la seguridad social representa para el orden burgués los patrones deben concurrir al financia-miento de la seguridad social mediante la instauración de un impuesto progresivo a las ganancias.

“El obrero en huelga no debe tener jamás miedo a la sangre”

(Luis Emilio Recabarren)

Rodrigo Cisternas Fernández cayó en combate el día 3 de mayo de 2007. Su muerte acaeció en medio de una huelga en la que participaban más de seis mil trabajadores forestales. Rodrigo ofrendó su vida para enseñarnos quiÉnes son nuestros enemigos, cómo nos dividen y cómo se organizan para mantener el sistema de la explotación y la miseria.

Los huelguistas pertenecían a distintas empresas subcontratistas de Celulosa Arauco, pero se unieron traspasando la ley para enfrentar juntos a CELCO y al grupo Angellini. Descubrieron que las pequeñas empresas en las que se encontraban divididos no son más que testaferros dedicados a entregar trabajadores baratos al gran capital.

La muerte de Rodrigo puso también al descubierto los férreos lazos que unen a los grupos económicos con los poderes eclesiásticos y del estado. El presidente de CELCO, Alberto Etchegaray Aubry, era quien fijaba los salarios miserables de los compañeros. Fue ministro de vivienda de Patricio Alwyn. Fue gestor de la visita del Papa a Chile, canonizador del Padre Hurtado y miembro de la Fundación para la superación de la pobreza en Chile.

En estas condiciones, no es sorprendente que los asesinos de Rodrigo gocen hoy de impunidad.

Para nosotros no hay perdón, no hay olvido. Hay ejemplos de lucha. Rodrigo Cisternas y su noble vida obrera nos impulsan al combate, mil veces al combate contra el capitalismo y sus innumerables crímenes.

¡ RODRIGO CISTERNA VIVE EN LOS QUE LUCHAN !

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“Parece que la emancipación de la mujer, su igualdad de condición con el hombre es, y continua siendo imposible,

mientras la mujer permanezca excluida del trabajo social productivo y deba limitarse al trabajo privado domés-tico… La liberación de la mujer tiene como condición

primera la incorporación de todo el sexo en la industria”. (Federico Engels)

Desde que se intensificó la mundialización del capi-tal y se implantó el modelo capitalista neoliberal, en las décadas 80-90, se produjeron efectos complejos en el mundo del trabajo. En una época de crisis en el empleo, con un modelo que hace del desempleo un instrumento para bajar los salarios, nos encontramos con que la mujer se incorpora masivamente al trabajo y la incorporación del hombre, se detuvo o retrocedió. Por primera vez en la historia del mundo asalariado, las mujeres ingresaron intensamente en el mercado de trabajo. Sin embargo, esta masiva incorporación femenina ha predominado en los empleos precarios y más vulnerables, como por ejemplo, los de tiempo parcial.

En Europa, en los años 60, las mujeres representaban el 30% de la población activa, hoy esa cifra llega al 50%. En América Latina también viene ocurriendo un proceso de feminización del trabajo, pero aún se mantiene un predominio masculino. En Colombia hubo una disminución de la fuerza de trabajo masculina de 58,6% a 51,9%, mientras que la de la mujer aumentó de 41,4% a 48,1%. En Uruguay los hombres bajaron de un 60% a un 55% y las mujeres aumentaron de 40% a 45%. En Brasil, el aumento de las trabajado-ras salta de 31,4% a un 40,6% y los hombres retro-ceden de un 68,7% a 59,3%. En Chile, según datos de la Dirección del Trabajo en el 2006 el porcentaje de mujeres laborando es de 29% y del 71% de hombres, esto a nivel formal (que son los datos que aparecen en las estadísticas), porque a nivel informal (trabajo por cuenta propia, comercio independiente, etc) no se co-nocen datos, suponemos que en ese nivel el porcentaje de mujeres aumenta considerablemente.

Esta inserción de la mujer en el trabajo no para de crecer, y se caracteriza por hacerlo en los sectores

más precarios del trabajo, como trabajos de tiempo parcial, temporal y en ciertas áreas del sector de ser-vicios (aseo). Esta es una tendencia general a nivel mundial y que en América Latina se observa más acentuada. También se caracteriza, respecto de la diferencia de salarios entre hombres y mujeres, que también se da en todo el mundo, pero es mayor en América Latina.

Las trabajadoras europeas viven esta diferencia, en Dinamarca ganan un 11,9% menos, en Suecia un 13% menos, en España e Inglaterra un 26% menos, en Portugal un 28,3% menos y en los Países Bajos y Grecia un 32 % menos.

En América Latina, esta situación de menor salario femenino se da, en promedio de un 30% menos. En Chile la rebaja del salario a las mujeres en el mismo trabajo es de un 20% menos que los hombres.

Es necesario recordar que la precarización del em-pleo no aqueja solamente a la fuerza de trabajo feme-nina, sino que fue impuesta a todos los trabajadores del mundo, aunque a las mujeres de forma más inten-sa, con los que podemos afirmar que la división social y sexual del trabajo, bajo el capitalismo, intensifica fuertemente la explotación del trabajo, haciéndolo, de modo más acentuado en relación al mundo del trabajo femenino.

En el mercado de trabajo, la mujer es superexplotada, alegando la inferioridad de la mujer, las afirmaciones tales como “las mujeres son menos calificadas”, “ son más inestables”, “ su salario es complementario al del marido”, etc., son decisivas para rebajar sus salarios y reducir el campo de acceso al mundo laboral, dejándo-lo para las áreas más precarizadas, impedir el ascenso a cargos de jefatura y exigirles una superdisciplina en las fábricas y empresas, posibilitando una superexplo-tación de la mano de obra femenina.

Existe la idea, en muchos, de que el trabajo y el salario de la mujer son complementarios en las necesidades familiares, eso es una falacia, pues mayoritariamen-

te es imprescindible para el presupuesto familiar. En nuestro país hay un alto porcentaje de mujeres que son jefas de hogar.

Para el capitalismo, la incorporación del trabajo fe-menino le es muy funcional por sus características de polivalencia y multifuncionalidad, las que son deriva-das de su quehacer en el trabajo doméstico, en el cual realiza múltiples actividades.

La feminización del mundo del trabajo, permite avan-zar en el difícil proceso de emancipación femenina, en sacar a la mujer del privado espacio del trabajo doméstico, e incorporarla al mundo social del trabajo asalariado, pero tiene la negatividad de incorporarla en forma muy precarizada. Esta situación es contra-dictoria, por un lado permite una cierta emancipación, podríamos decir, parcial y por otra una precarización social y un mayor grado de explotación.

En síntesis, la inserción de la mujer en el trabajo ha sido muy marcada en las últimas décadas. Esta inser-ción se da en condiciones de extrema precarización, con bajos salarios, con salarios más bajos que los hombres (en el mismo empleo) y en general en condi-ciones de mayor explotación. La incorporación de la mujer al trabajo asalariado posibilita un salto efecti-vo en el proceso de emancipación femenina, porque cuando ella, se vuelve asalariada, tiene la posibilidad de luchar por la conquista de su emancipación, pues se torna integrante del conjunto de la clase trabajadora.

Los problemas generales de los trabajadores y los pro-blemas específicos de la opresión de las mujeres no son contradictorios, ni ajenos, se entrelazan. La libe-ración de las mujeres hace parte del combate histórico de clase obrera contra el capitalismo. La clase obrera, en este combate, no sólo lucha por sus reivindicacio-nes específicas, sino que hace suyas las reivindicacio-nes del conjunto de los explotados y oprimidos.

Yazna AcuñaChile, Abril - 2008.

mujer y trabajo = opresión yexplotación

Colombia:

Asesinados cuatro sindicalistas que participaron activamente en la marcha contra la violencia paramilitar el 6 de marzo de 2008. Amenazan a otras organizaciones A pesar de que los organizadores de la marcha del 6 de marzo recibieron amenazas desde que empezaron la convocatoria, y que el 29 de febrero Luz Adriana González, la promotora de la marcha en Pereira, sufrió un atentado cuando dispararon a su apartamento, la marcha se realizó y superó las expectativas, pues hubo casi un millón de personas, de diversos orígenes, que en todo el país se manifestaron contra la violencia.

Cuatro sindicalistas que cumplieron un papel activo en los actos de la marcha, en diferentes regiones del país, fueron asesinados en los últimos días: Carlos Burbano (quien fue el organizador de la marcha en San Vicente del Caguán), Leonidas Gómez, Gildardo Antonio Gómez Alzate, y Carmen Cecilia Carvajal.

El 12 de marzo también llegaron amenazas a los correos electrónicos de algunas organizaciones sociales de base, defensoras de derechos humanos, medios de comunicación y parlamentarios. En el comunicado, enviado por un grupo que se identifica como “Águilas Negras en rearme”, declaran a estas organizaciones “como objetivo militar de la lucha armada Fase A de la organización”. El comunicado lo firma Jairo Alonso Henao Gutiérrez, “Comandante Camilo”. Un se-gundo comunicado enviado por las Águilas Negras, Bloque Metropolitano de Bogotá, fue enviado a los correos personales de algunos de los líderes de estas organizaciones.

Así actúan los grupos paramilitares, ligados al gobierno de Uribe. Lo que quieren es impedir la organización y movilización popular. Son miles de luchadores que han sido asesinados en las últimas décadas. Detrás de esto están las manos del imperialismo estadounidense con su plan Colombia que pretende detener la ofensiva obrera y popular en el continente.

Revista Semana, Bogotá, 14-3-08

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El día 7 de abril 517 trabajadores de la fábrica Cerá-micas Cordillera, ubicada en la zona industrial de Qui-licura fueron despedidos. Este despido masivo arroja a la cesantía a cientos de trabajadores y destruye un sin-dicato. No se trata de un sindicato más. Se trata de uno de los sindicatos mejor organizados y más combativos de la zona norte de Santiago. Junto con la organización sindical muere el contrato colectivo que tras numerosas y heroicas huelgas fue llenándose de conquistas.

Los trabajadores no combatieron por mantener su puesto de trabajo. La decisión de la empresa no fue resistida pese a que esta maniobra significó un duro golpe para todos los trabajadores afectados, para los trabajadores del país y, en especial, para los de las fábricas cercanas que fueron testigos directos de tantas jornadas de lucha protagonizadas por los compañeros de Cordillera.

La pregunta resulta inevitable y debe ser formulada en voz alta. ¿Por qué el sindicato de Cordillera no comba-tió? ¿Por qué los trabajadores no resistieron? Estas pre-guntas deben ser respondidas. Se impone una reflexión fraterna hacia el sindicato y hacia los trabajadores de la fábrica que cerró sus puertas, pero ante todo se impone lanzar una señal de alerta para los obreros de otras fábri-cas que pueden, bajo el pretexto de la crisis económica, cerrar sus puertas.

Debemos considerar que se trata de un sindicato que na-ció hace mÁs de 20 años, que agrupaba a 400 trabajado-res, que protagonizó innumerables huelgas. Se trata de una organización sindical consolidada, numerosa y con una dirección honesta que jamás se corrompió.

El factor sorpresa

Los dirigentes sindicales y los trabajadores fueron to-mados por sorpresa. La decisión del cierre de la planta se gestó en el más absoluto silencio. En los días previos al lunes 7 de abril nada hacía presagiar este dramático momento. El viernes 4 la directiva sindical se reunió con la empresa para discutir temas relativos a la producción. La empresa nada dijo acerca del cierre de la planta. El domingo 6 se realizó asamblea para planificar la nego-ciación colectiva de este año 2008. Ni siquiera un ru-mor de cierre de la fábrica recorrió la que sería su última asamblea.

Sencillamente el día lunes la directiva sindical fue citada a una reunión con la gerencia de la empresa en la que se les comunicó el cierre, los despidos, el pago de indemni-zaciones por años de servicio y la orden de abandonar la fabrica de inmediato. La noticia cayó como un látigo en el rostro de los compañeros, ¿Por qué este duro golpe no despertó la cólera obrera?

Contexto sindical, económico y político

Si el cierre de Cordillera se hubiera producido hace unos dos o tres años atrás la aceptación pasiva de este despido se habría explicado fácilmente por la crisis profunda que afecta al mundo sindical. Pero hoy la situación es dife-rente. Grandes movilizaciones obreras y el levantamien-to de los estudiantes secundarios expresan un cambio de la situación sindical y de la subjetividad obrera. Después de décadas de silencio la lucha de clases reedita porfia-damente el conflicto obrero, expresión inevitable de las profundas contradicciones que desagarran a nuestra so-ciedad dividida en clases.

A lo anterior hay que añadir que la concertación gober-nante se muestra debilitada, confusa y con dificultades de maniobra frente a la crisis económica que afecta al capitalismo y a la par se consume en escándalos diarios de corrupción e inoperancia. En estas condiciones un nuevo conflicto –como por ejemplo la toma de la fábri-ca de cerámicas cordillera- habría significado instalar el conflicto obrero en el corazón de la zona industrial más importante de la capital. Se habría generado un hecho político de clase trascendente ante el cual ni burgueses ni proletarios hubieran podido permanecer indiferentes.

En este contexto de reanimación obrera –aunque inci-piente- y de crisis creciente de la conducción burguesa

vuelve uno a preguntarse, ¿qué factor inhibió la comba-tividad de los compañeros de Cordillera?Las deudas y las cadenas de la clase obrera

El factor sorpresa influyó pero no fue decisivo. Existen otros factores. La gran mayoría de los compañeros de Cordillera tenían altas tasas de endeudamiento con casas comerciales, bancos hipotecarios y tarjetas de crédito. Razonaron pensando en pagar sus deudas y en buscar nuevos horizontes laborales. Por nada del mundo arries-gar la indemnización por despido que se les ofrecía, además la empresa aseguró que tomaba esta decisión en momentos en que podía pagar y si seguía en fun-ciones arriesgaba una declaración de quiebra y entonces nada obtendrían. Este factor –las deudas y la amenaza de quiebra- obró en forma paralizante sobre trabaja-dores que en el momento decisivo carecían de una clara conciencia acerca de la importancia de sus luchas para otros trabajadores del país. Se esperan nuevos cierres de fábricas. ¿Hemos de aceptar pasivamente que los traba-jadores paguen con cesantía, hambre y humillaciones las crisis que genera el movimiento del capital?

Los límites de la lucha sindical, la necesidad de elevar la conciencia de clase

No basta con formar sindicatos, con luchar por mejoras económicas. La lucha sindical es extraordinariamente importante pero constituye sólo el comienzo o sólo un aspecto de una lucha mucho más vasta. El sindicato de empresa encierra a los trabajadores en un falso micro-clima a despecho de lo que ocurre en la fábrica vecina, facilita el aislamiento de los destacamentos ya organiza-dos de la clase y contribuye a desviar el eje de la lucha. Pareciera que trabajadores de un sindicato “particular” se enfrentan contra un patrón y su jefatura “particular”. En ese estrecho escenario los compañeros de Cordille-ra se sentían fuertes pero desgraciadamente vivían la ilusión de la fuerza y no la fuerza real. La realidad es muy diferente. En cada lucha obrera se expresa la lucha del conjunto de la clase obrera. Y cuando se cierra una fábrica, se expresa la decisión de la clase burguesa como un todo. En otras palabras, la lucha sindical se encuentra inmersa en la lucha de clases general que se desarrolla en nuestro país y no se puede olvidar que toda lucha de clases es, en el fondo, una lucha política que enfrenta a las clases antagónicas de la sociedad.

A superar la debilidad ideológica, política y orgánica que afecta al proletariado nacional.

Afirmar que la empresa utilizó el factor sorpresa, aludir al nivel de endeudamiento y a la ausencia de una genui-na conciencia de clases contribuye poco a responder a la interrogante planteada. Más aún si consideramos que el sindicato combatió el consumismo, el endeudamiento de sus socios y se esforzó por unir sus luchas a otros compañeros impulsando por ejemplo la formación de la federación de la zona norte y la unidad de los trabajado-res del holding Pizarreño – propiedad de la trasnacional Ettex- del cual formaban parte. Pero no fue suficiente.

El retraso ideológico y político que afecta a la clase obrera chilena, la ausencia de un programa político de clase y la inexistencia de direcciones sindicales y políti-cas revolucionarias impiden coordinar acciones amplias, inmediatas y efectivas de solidaridad hacia los compañe-ros que atraviesan un conflicto. Este factor también pesó en el ánimo de los compañeros de Cordillera.

Cuando la ideología política proletaria se encuentra debilitada se deja el campo abierto para la penetración ideológica de la burguesía. El capitalista universal ofrece productos, servicios y tecnología hogareña permanente-mente renovada. Necesitan vender lo que fabrican pero no a costa de elevar los salarios. Exacerban el consumo y el individualismo de las masas utilizando disciplina-dos ejércitos de propagandistas que ofrecen el producto y al mismo tiempo su compañero inseparable: el crédito. El trabajador adquiere entonces dos cosas: productos y pesadas cadenas.

Mejores salarios y no al endeudamiento de los trabaja-dores

El consumo realizado más allá de la capacidad de pago debe asumirse como un problema ideológico, político y de clase. No puede pensarse como un problema perso-nal del compañero que se endeuda. Máxime cuando la burguesía y sus gobiernos han convertido incluso dere-chos fundamentales del ser humano –educación, salud y vivienda- en vulgares mercancías inalcanzables para el hogar obrero salvo, por cierto, si se adquieren a crédito. No es casual que el 60% del consumo del país se realice mediante el endeudamiento. Es decir, se trata de un fac-tor gravitante para la economía familiar y nacional. El crédito constituye una herramienta de domesticación de los oprimidos y por supuesto un excelente negocio para la burguesía comercial y financiera. Se trata por tanto de un problema político que debe ser asumido como tal por los trabajadores.

Las tácticas del enemigo

Que la trasnacional Ettex haya actuado conspirativamen-te, que haya otorgado el valor de secreto de guerra a su decisión, revela que ellos tienen presente el peligro de la reacción obrera. Nos miran como enemigos indignos de confianza. De la misma forma hemos de considerarlos a ellos. No trepidan en arrojarnos al abismo sin fondo de la cesantía bajo el pretexto de que sus negocios marchan mal. Cada dirección sindical debe estar alerta y preparar sus planes de combate ante arremetidas de este tipo so-bretodo ahora que la economía se ha internacionalizado y la existencia misma de los puestos de trabajo depende de decisiones que se toman muy lejos del territorio na-cional.

El capitalismo se ha internacionalizado y hoy puede trasladar la producción a otras regiones o países que ofrezcan costos de producción –mano de obra incluida- más bajos. Es lo que hará Ettex. La marca Cordillera no desaparecerá del mercado sólo se traslada la producción. La misma empresa importará cerámicas para el consu-mo interno. Para la empresa todo seguirá igual pero para nosotros no. Los compañeros de Cordillera encontrarán empleo a cambio del sueldo mínimo o engrosarán las fi-las de trabajadores informales.

La táctica y la estrategia de los trabajadores

La respuesta a los golpes del capital no se improvisa. Preparémonos en todos los terrenos. En lo sindical re-doblando los esfuerzos por la unidad de la clase obrera desde la base, con direcciones auténticas y resueltas a luchar. Preparando un plan de acción frente a eventuales cierres de empresas. Este plan de acción pasa en primer lugar por la coordinación de los sindicatos ya existentes, por formar nuevos sindicatos, por la comunicación per-manente entre obreros de distintas fábricas. Las direc-ciones sindicales deben huir de la rutina y educar a su asamblea en la más amplia solidaridad de clase y en los métodos de la acción directa.

La acción sindical no puede desligarse del objetivo es-tratégico de las luchas proletarias que no es otro que terminar con la sociedad dividida en clases y la cons-trucción del socialismo en nuestra América. La lucha por estos objetivos adquiere cada día más un carácter internacionalista porque es el capital el que traspasa las fronteras nacionales. El éxito de nuestra lucha depende de la construcción de la dirección política revolucionaria del proletariado. Quien se niegue a trabajar por este ob-jetivo desarma al conjunto de los trabajadores y prepara pequeñas o grandes derrotas.

el cierre de cerámicas cordillerala ilusión de la fuerza y los limites de la lucha sindical

de aqui en adelante; ¡ UNA FABRICA CERRADA, UNA FABRICA TOMADA

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Empresarios y gobierno discuten la fórmula para poner fin a este histórico derecho. Lo cierto es que desde la época de la dictadura los ataques confluyen en este punto. Antes del golpe contrarrevolucionario de 1973 el trabaja-dor despedido tenía derecho a Indemnización sin tope de años; en dictadura se estableció un tope de cinco años, en democracia se elevó el tope a 11 años pero sin resta-blecer el derecho a indemnización sin tope de años como lo había prometido la Concertación durante la campaña de Alwyn.

El gobierno de Lagos debilitó esta conquista histórica al crear un contrato especial para jóvenes de hasta 24 años de edad a los que se les puede descontar hasta un mes de Indemnización a cambio de capacitación; con la dictación del seguro de cesantía obligatorio que permite al patrón descontar de la indemnización por años lo que ha aporta-do para el financiamiento del seguro de cesantía y con la legalización del pago en cuotas de los que corresponde al trabajador por este concepto.

El “socialista” Ominami fue más lejos que Lagos y que el mismo Piñera. Propuso terminar con este derecho mien-tras Piñera propone rebajarlo a medio mes por año asi-milando la condición de la generalidad de los trabajado-res a la que padecen las trabajadoras de casa particular quienes reciben actualmente una “indemnización a todo evento” que consiste en 15 días de remuneración por año, con tope de 11 años.

LOS ARGUMENTOS DE LOS EMPRESARIOS Y DE SUS POLITICOS

Dicen que este derecho es pernicioso para el trabajador

porque “sólo algunos lo tienen”, aquellos que son despe-didos por el artículo 161 del Código del Trabajo. Argu-mentan que muchos trabajadores quieren renunciar a su empleo y no lo hacen porque perderían sus indemnizacio-nes acumuladas. Dicen que este derecho impide contratar nuevos trabajadores, especialmente jóvenes y mujeres y que este derecho frena el crecimiento de la empresa que se ve imposibilitada de despedir trabajadores caros.

Lo cierto es que en Chile existe la libertad de despido, en cualquier momento el empresario puede poner término al contrato de trabajo diciendo que existen “necesidades de la empresa” y hoy quieren además que el despido sea costo cero para ellos, disfrazando sus intenciones con un supuesto mejoramiento del seguro de cesantía.

El Consejo Asesor para la Equidad Social –mecanismo generado por el gobierno de Bachelet para apagar el fue-go encendido por los trabajadores de Arauco y subcontra-tados del Cobre- ya discute sobre cómo “modificar” o “po-ner fin” a la Indemnización por años de servicio. En este Consejo no participa ningún trabajador. Sólo participan empresarios, tecnócratas y economistas que defienden el modelo económico instaurado en dictadura y perpetuado por la Concertación, modelo que ofrece amplias ventajas a la burguesía nacional y extranjera que realiza fabulosos negocios en Chile.

IMPORTANCIA DEL PROBLEMA

En una sociedad dividida en clases en la que la gran ma-yoría de los seres humanos puede vivir sólo a cambio de la venta de su fuerza de trabajo el momento del despido

es particularmente crítico. La indemnización por años de servicio debe ser defendida en sí misma y como herra-mienta a utilizar en la defensa del puesto de trabajo.

Resulta dramático observar cómo los principales afecta-dos se encuentran totalmente ausentes de este debate, verdaderamente traicionados por parlamentarios y per-soneros de gobierno que se dicen socialistas y que bajo la promesa de terminar con la dictadura no han hecho más que continuar con el ataque a los derechos obreros en beneficio del capital.

La TENDENCIA SOCIALISTA REVOLUCIONARIA con-voca a todos los trabajadores y trabajadoras del país a resistir este plan antiobrero. Lo primero es informarse para luego preparar un plan de acción que le haga frente a los patrones, al gobierno y a la derecha. Esta es una tarea que deben asumir los propios trabajadores de base porque la CUT nada dice al respecto y los partidos políti-cos que se autodenominan de izquierda guardan vergon-zoso silencio o bien apoyan la iniciativa. La TENDENCIA SOCIALISTA REVOLUCIONARIA llama también a los trabajadores a enjuiciar la conducta de la Concertación gobernante y de la Alianza derechista quienes cada día con mayor descaro favorecen a la minoría de la sociedad, es decir, a los burgueses capitalistas que claman por tener trabajadores cada día más baratos y ojala ignorantes y desorganizados.

Diversas movilizaciones obreras, con una marcada tenden-cia explosiva y violenta, nos evidencian el carácter que tiene y seguirá teniendo, el desarrollo de la lucha de clases.

Han sido sectores productivos de materias primas para la exportación, en donde se ubican grandes concentraciones de obreros, quienes se han movilizado, logrando romper la tendencia aislacionista de enfrentar a la clase explotadora y su modelo económico.

Este flujo ascendente de la combatividad obrera está lejos de detenerse.

En el área industrial urbana, los niveles de respuesta del proletariado se nos presentan a primera vista engañosa-mente contradictorios, oscilando entre el arrebato de pe-queñas conquistas económicas, a huelgas de alto contenido orgánico y combativo.

Sin duda la profundidad y extensión que alcance la com-batividad del proletariado, estará determinada, en el corto plazo, por factores económicos exclusivamente.

Este nuevo ciclo de ascenso obrero encuentra un proleta-riado disperso en innumerables sindicatos, federaciones y confederaciones, con muy escasas posibilidades de dirigir este flujo combativo.

Todo nos indica que será en el fragor de las luchas cotidia-nas, que se forjará una nueva dirección obrera.

El heterogéneo sector servicios, tanto público como priva-do, se sigue movilizando en forma constante, aunque divi-dido, respondiendo a las asfixiantes condiciones laborales que la burguesía le ha impuesto a través del modelo econó-mico y toda una legislación laboral que le permite generar una mayor concentración de capital.

Sin mayores soluciones a sus demandas, este sector, otro-ra parte de la base social de la Concertación, desconfía de todo el espectro político actual.

Han sido las últimas movilizaciones obreras, las que han instalado toda una preocupación a nivel de gobierno para enfrentar lo que ellos vislumbraban como una generali-

zación del conflicto social, ante lo cual han maniobrado, por una parte, llamando a un nuevo pacto social entre los empresarios, el gobierno y la CUT, para frenar las futu-ras movilizaciones de la clase obrera. Por otra parte, es por todos conocido el hecho de las medidas represivas que se han implementado de un tiempo a esta parte, consisten-tes en allanamientos en los sectores populares, tendientes a desarmar las movilizaciones que cada día adquieren niveles extremos de violencia.

La CUT sigue cumpliendo inalterablemente con el objetivo para el que fue creada: frenar cualquier tipo de movilización popular; ninguna fuerza interna o externa se vislumbra que provoque un posible cambio de rumbo.

Sólo intereses partidarios del Partido Comunista (acabar con el binominalismo, el acceso de dirigentes sindicales al parlamento, etc.) son los que de alguna manera han provo-cado los últimos llamados a movilizaciones por parte de la CUT.

Se hace necesario instalar en cada sindicato, federación, etc., y fundamentalmente en el trabajo que se realiza en función de la Conferencia Nacional de Trabajadores, la discusión de la necesidad de avanzar en el desarrollo orgánico hacia formas superiores que aglutinen, coordinen y orienten po-líticamente el sindicalismo.

Como propósito cardinal debemos trabajar en función del planteamiento de una CONSTITUYENTE SINDICAL que tenga un abierto carácter de clase.

El desarrollo de la lucha de clases ha puesto al movimiento obrero en particulares y trascendentes condiciones. La clase proletaria sigue enfrentando la arremetida empresarial de forma dividida, recién comienzan a producirse las prime-ras formas que tienden a revertir esta tendencia. Carente el proletariado de una orgánica “natural” que represente sus intereses, aparece esta deficiencia como otra característica que actúa en su contra.

Los procesos políticos-sociales que se generaron a partir de mediados de los años treinta, mantuvieron a la clase obre-ra en al alero de la burguesía, en la cual, si bien existieron movilizaciones y luchas sociales, eran los partidos políticos

tradicionales (PC, PS) quienes, producto de políticas con-ciliadoras enmarcadas en un proceso de industrialización (desarrollo económico), les permitieron, a través de sus bases (militantes) sindicales, encausar todo el descontento por la vía reformista conteniendo el desarrollo de la lucha de clases.

Salvo los incipientes gérmenes de auténtico poder popular de los años 1970-1973, el proletariado chileno, en términos generales, ha estado en varias décadas bajo la influencia de los partidos reformistas, enmarcados por las diversas for-mas orgánicas que el estalinismo ha engendrado, o bien ha desformado (Frente Popular, FRAP, CUT).

Adolece el proletariado chileno de una auténtica experien-cia de autoorganización “libre” de las políticas partidistas conciliadoras y mantencionistas del sistema capitalista. Agregado a esto tenemos que la dictadura militar destruyó los gérmenes de autoorganización, como fueron los Cor-dones Industriales y los Comandos Comunales, organiza-ciones que cuestionaban las bases del sistema de explota-ción, cortando una brecha generacional de transmisión de una experiencia rica en contenido revolucionario.

La necesidad de generar la discusión al interior de los sindi-catos y al interior del proceso de Conferencia Nacional de Trabajadores, de tender a la unidad del movimiento obrero cobra hoy día una importancia histórica, toda vez que el sindicalismo tiene la posibilidad de ponerse al frente de la lucha sindical con un programa y una orgánica autogestio-nada.

La socialdemocracia y el reformismo obrero ya no tienen nada que ofrecer.

Se deberán centrar todos nuestros esfuerzos en llevar ade-lante el proceso de Conferencia Nacional de Trabajadores, debemos dotar a la orgánica que surja de este proceso, de los elementos teóricos que permitan avanzar en la profun-dización y extensión de la lucha de clases.

Santiago de Chile, Noviembre de 2007.

por la defensa de la indemnizaciónpor años de servicio

aporte al debate sindical

Organo de la Tendencia Socialista Revolucionaria año 1 • número 0 • mayo 2008