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' " iJi.Ul JQfjBjjjppv^p EL MUNDO, *AN JUAN, f. t VIERNES 7 DE OCTUIRI DE 1931. 13 Martínez entregó fes balas del revólver del Juez... (Continuación de la pagina 5) j IP rayó; continuamos andan- da > Suárez dijo que se iba para ni < *««. El juez Navarro Orth* se <s en la tierra, en el callejón, y preguntaba por su revólver que se había aerdido. Yo le dije que >e ¡o iba a buscar, que no se apurara; á allí al juez y salí para ia c-a- * hacia "La Gran Parada" otra \*7. •Cuando llegué de nuevo .i La Jran Parada, alli estaba Fausto \pril a quien yo conocía de vista que trabajaba en Bayamón. Le a Fausto que iba a llevar al lun a su casa, pero que e.*tab* ando su revólver porque *e le «ia perdido. Entonces uno que nman "El Chino" (dependiente riel af»tln» me dijo que el revólver él n tenia ¡.orque se le cayó al juez. % él se lo habia guardado. El Chi- na lo «aro de una íundita y me lo Yo le sanué las balas y me •. erhé al bolsillo. Fausto me di que .«abía dónde vivía el juez \ «e ofreció a acompañarme para levarlo a su casa. .Cuando llega- Fausto y yo al callejón, e! estaba allí todavía y yo le i el revólver, descargado. El juez. =e paró en seguida, salió del calle- an conmigo y con Fausto hacia la entrada de Toa A'ia; él Iba ha- - ,«nrto ri° la fiesta «n casa de Mar- tínez Xadal. y cuando salimos a la e me dijo que no quería que lo eran: asi seguimos caminando, y erar a la brea me dijo qu? d«-ia macana en todas las esqui- fa: do las aceras. Yo le dije que j para complacerlo asi lo hi- pon la intención tie ver si sa- »'. rabo Gutiérrez, porquero ha ría poro tiempo que estaba alli \ nn conocía e| puenlo. No vi que i nadie. Yo me habla retira- ! da ellos para tocar la macana uando regresé ya Fausto y el estahan sentados en un han- ! e la pinza; me senté con ellos. ando un rato. El juez me re- nna poesía; entonces salimos ri» allí, cruzamos la plaza, porque Fausto decía que sabia dónde vlvil luez. y quería llevarlo a su en- Cuando llegamos a la Calle Muñoz Rivera, donde Fausto croii que »l juez vivía, subimos a una -i-i y tocamos a la puerta; habia ¡ mes en el halcón y el juez, se j -^ntó 011 un sillón; alguien se le-¡ \antó de la casa y premunió qué pasaba. La persona que respondió a nuestra llamada dijo que el juez. im vivía alli. que nos habíamos equivocado, pero que si traían al juez que se lo llevara la Policía. Yo le dije que era nuevo, que perdo- nara la falta y que no fuera a re portarme donde el coronel.Fausto le dijo al juez, que si se quería ir. pero el juez insistió en quedarse en el balcón, y alli lo dejamos. Sa limos y regresamos Fausto y yo de- Jando, al juez, sentado en el bal ron de aquella casa. Llegamos a •La Gran Parada" otra vez. y nos pusimos a hablar un rato en la calle. Entramos después al cafe- tín, comimot galletas y sardinas y tomamos cerveza. Entonces olmos un carro que se acercaba al cuar- tel, y romo yo estaba de servicio salí seguido a la puerta y di con la macana en la acera. El carro "¡taha ya parado frente al cuartel. Al poro rato vino Miguel Cruz, y saMidó a Fausto; le dio la mano; i y Fausto me lo presentó. Cruz, me | diio que él era amigo de la PoJ¡-1 da. especialmente del cabo Gutié- j rrea. y lo Invitamos a participar j de las sardinas y galletas. Seguí-1 mos hablando y cenando. El nos había dicho que andaba con su se- ñora y una cunada que io espera- han en el carro. Al rato llegó una muchacha y le dijo: "Mira Migue!. \«n acá que el juez está abusando. Entonces salimos Miguel y yo. ue- ro Miguel ¡ha avanzando mucho y yo me quedé un poco atrás. Míen- tras la esposa de Miguel lo estaba llamando, yo vi que el juez, esta- la parado en el balcón del cuartel ron una encopeta en las manos; y o| cuando le gritó a Miguel: "Echa pa' acá esa mujer que no le la mereces. Miguel estaba con córa- le v desmontó del cano con Inlen- n de subir al cuartel; yo lo aguanté y lo convencí para que se fuera. Miguel salió en su carro por la calle Barceló;' y Fausto y yo nos quedamos-como a un kilómetro d<« distancia de donde habia ido e'. cano para pararse más adelante. Oimos que Miguel detuvo el carro y apagó el foco. Al rato apareció fíente al cuartel otra vez, corrien- do. Cuando yo vi a Miguel que ve- nia me adelanté hacia él para i|U«* no fuera a subir al cuartel. El hacia fuerzas para subir. Entonces diio que alli no habia garantía. Y«> le ensefté las balas, y le dije que el único encargado del puesto era j o y que me vecía obligado a pro- ceder. Fausto me habla dicho que. al juez habla que desarmarlo por- que podía tirar con la escopeta. Fausto se encargó de Miguel y yo subí a> Cuartel y desarmé al jpez; le quité la escopeta; la dejé en una habitación trancada con can- dado. Bajé y me encontré con Mi- guel. Yo le ensefté las manos qu« tenía llenas d e grasa de la esco- peta. Le dijt que el juez tenia co raje porque le quité la estópela, y ellos oyeron al juez hablando so- lo arriba en el cuanei. Entonce» acompañe a Fausto a la Gran Pa rada y Miguel se fué. "El juez, me habla pedido el re volver. Yo dejé a Fausto y fui en busca del revolver del Jue*. Llamé entonce* a casa de Mr. Rosario y le pedi el revólver, si era verdad que el juez, lo había dejado en el balcón. L)e paso le pedí perdón a! señor Rosario por habernos equi- vocado en la visita anterior, que perdonara que yo no sabia dónde vivía el Juez.. Yo busqué por alli el revólver pero no lo encontré. Y cuando sal! d< alli y estaba por el callejón se me apareció otra vez el juez. Me pedía el revólver y yo le dije que tuviera calma, que no se apurara, que yo se lo encontra- rla. "El hombre siguió a paso largo por el callejón adentro. Yo seguí para el cuartel. Entré arriba, a la sala, y me senté en e: balcón. La dramática es- cena del tiroteo El acusado continuó su relato:- "Sentedo en el balcón, de allí do- minaba todo el pueblo con la vista. Estando alli y cuando me disponía a salr" para la calle, al llegar a un mediopunto, me talló el juez y m¿ dijo: —Asi te quería coger, desarmado. "El juez me amenazó con una pistola porque lo habla yo desar- mado a él. Trató de abrir la pisto- la y yo le hice cuatro disparos, y se le cayó el arma. Ahí llamé al cabo Gutiérrez. El me dijo que fue- ra a llamar al guardia Pizarro a su casa. Me encontré con Pizarro y le entregué mi revólver. El su- bo para el cuartel y yo llegué des- pués." Kl testigo fué sometido a un in- tenso interrogatorio por el licencia- do Rivera Zayas una vez termina- do el relato. Los abogados de la defensa Víctor Sánchez Fernández, Rivera Zayas y Edelmiro Martínez, conferenciaron entre si. Rivera Za- yaa pido al acusado que describie- ra la situación dentro del cuartel El acusado, con lujo de tleiall<*s. describió la escena «leí suceso. Rivera Zayas: Cuando usted lle- por úlüma vez a casa de Rosa- ¡ rio, dice Usted se encontró otra vea con el juez. ;.ya habia estado usted en casa de Rosario? SI —respondió el acusado, —¿Usted recuerda qué le dijo -x Rosario? —Yo le dije que no sabia lo que iba a suceder de ahora en adelan- te. —¿Usted amenazó allí al juez? - No. --¿Usted no dijo que ya el juez lo tenia hastiado? —No. —¿Usted manifestó que encontró al Juez por primera vez en "La Gran Parada", pero no estaba en- terado que #1 venia de la casa de un médico? usted ¿entró Suá- —No seftor. —Detrás de rez? - Si. El acosado relató a preguntas del fiscal que hacia como ocho días que estaba prestando servicios en Toa Alta cuando ocurrió el su- ceso y que como se trataba del juez del pueblo, accedió a acompañarlo I para llevarlo a su casa. Que están- I do en el callejón, no sabia que por j alli cerca era donde vivía el Juez. Preguntado el testigo si pudo no- tar que el revólver del Interfecto estaba metido en una funda, dijo que si. y la identificó al presentar- ! sala. Dijo que sacó las balas de la funda y que esas son las bulas que le .n I regó a Monle.verln. Sigue la defensa: - Cuando usted fué donde el ca- bo Gutiérrez ¿qué le dijo usted? - El me preguntó, y yo le dije que habia tenido que matar al juez. Entonces me ordenó que fuera en busca del guardia Pizarro que vi- vía en la misma calle que el cabo me indicó. —¿Qué le manifestó usted a Pi- zarro? - Que el rabo lo habia mandado a buscar; y le repetí lo mismo que a Gutiérrez. I.e entregué mi revól- ver lal como estaba. —Todas esas personas que esta- ban en el café '¿El Chévere", ¿cata- ban borrachas? -SI. - Usted dice que habia una fa- milia arriba, ¿no sabe cuál? - No supe de momento. Luego me düeron que el doctor Janer. —¿El Juez volvió a beber con us- tedes? - No, seftor. —¿Usted oyó la declaración de "El Chino"? —SI. pero no es verdad que yo beh ; era con «1 jue*. El testigo declaró desde el mo- mento en que fué presentado al juez hasta las cuatro de la madru- gada no vio al Juez tomar licor. El testigo afirmó que una de las mujeres que estaban en el auto de Miguel Cruz se vino a quejar CIP que el juez estaba abusando. Dijo que trató de quilar la escopeta par la fuerza al juez, que no la quería entregar. Entonces describió la si- tuación Ínter or de la sala del cuar- tel; y la lucha que sostuvo según el - por quitarle la escopeta al li- i cénciatáo Navarro Ortiz, Las vueltas ytie dio lu'"¿u par >*l | pueblo liasia llegar otra vez. al ca- llejón y encontrar de nuevo al juez alli que le petiia el revolver. I Entonces 'fué Usted al cuartel? SI. Salí «I balcón y me senté; habla luz. - ¿Cuando usted subió por se- 1 gumía vez al cuartal, después de ¡ dejar al juez en el callejón, habia alguna otra persona en el cuartal? —No señor. Nadie. --¿Dice usted que al poco rato vina el puez con una pistola? -pre- gunta la defensa, mostrándole lue- go la pistola que Identifica el tes- tigo (Martínez), afirmando que con esa arma le apuntó el juez. El testigo declaró que no \ cuando le echaron ron a la cerve- za que se ha dicho imana Fatuta Abril con él. Dijo que habia visto al Juez en el balcón d e 1 cuartel cuando invitaba al otro con una escopeta: que persuadió a Cruz pa- ra que se fuera, y que tuvo que lu- char para quitarle la crcopeta *»l juez. El fiscal se opuso a que se pre- sentara en evidencia el plomo que se dice anareció junto a la pistola y cerca del cadáver del juez: y planteó una cuestión de derecho, retirándose el Jurndo. El juez Sa- malea Iglesias resolvió la cuestión de derecho a favor de la defensa, admitiéndose como evidencia de la defensa la pistola y el plomo. En la sesión de la tarde el acu- sado ocupó de nuevo la silla testifi- cal. Fué sometido a un fuerte con- trainlerrogatorio por el fiscal Pon- sa Pares. Un público numeroso llc«- nsba el salón y los pasillos del tri- bunal. A preguntas del fiscal elijo Mar- tínez, el acusado, que fué policía duran le tres años en diferentes pueblos; que en octubre del año pasudo PSlaba prestando servicios en Toa Alia, como guardia, y que hacia como seis o sieie días i|iie e:. taba prestando servicios alli cuan- do ocurrió esta tragedia. El acusado dijo que habia Ido n la casa del cabo Gutiérrez la noche de autos, dando m.eana/os sobre las aceras de la calle, hasta que le I salió Gutiérrez que vivía cerca de , la plaza. Que hizo eso porque era 1 nuevo en Toa Alta y no sabia «Ion- de era que vlvia su jefe. Relató, a preguntas del fiscal. desde el momento \ que conoció al juez Navarro Ortiz hasta la ho- ra en que le dio muerte. El acu- sado se mostraba sereno y estoico. DI lo que en unión de Sutu e/ sa- lló del café "1.a Gran Parada" pa- ra llevar al juez Navarro Ortiz a su casa. Que juntos los tres 'Ha- laron a un callejón, como a tres casas hacia la plaza, y desde el ca- fetín. Que anduvieron por el calle- jón. Suárez se cayó, tropezando con i unas matas; que luego Suárez, •»! boticario, se fué para su casa y no I volvió más, quedando el Juez en el callejón, sentado en la tierra, pidiendo su revólver. Que enton- caá el acusado fué a "La Gran Pa- rada" de uue\o y se encontró con Fausto Abril, cap quien tomó cer- veza (-tundo alli el dependiente i Vázquez, canecida por, "El Chino'. ¿Qué hizo.' - Cunto él y yo nos conocíamos •anda Kayamóu, yo le dije .. él que ! al juez, se le habia perdido el revól- | -. C, y en éso Vázquez (Kl Chino» vino y dijo que él lo habla re- ' | cogido del piso del café, porque al I juez se !e habla caldo allí. Enton- cas Fausto me dijo que él me po- día acompañar a llevar al juez por- qú" sabia donde vivía en Toa Al-' |ta. __ - El ex-policiu de.-laró ocie le sa-o las balas al revólver del iuez. en presencia de Fausto y 'El Chine»' y ' se lo echó en un bolsillo, para de- ( i volvérselo a su dueño. Que le en- tregó el revólver al iuez. cuando sa- ; lió ncompañado de Fausto hacia el callejón. El revólver no tenia ha- | j las. Rela'a entonces el viaje que die- | ; ron los tres hacia la casa del pro- | fesor Ros«rio. Fausto creyó era la del Juez. Relató los macanazos que dló sobre las aceras de la plaza. ; por complacer al juez; el Incidente j ocurrido cuando llegaron a la ea- I sa del profesor Rosario, y el rezre. so del acusado y Fausto al café "La Gran Parada", después de haber dejado al juez en el halcón de la residencia de Rosario. Declaró que luego llefó Miguel Cruz, a quien no conocía, pero le fué presentado, y tomó cerveza también con él. lue- go 0U0 se lo presen I a ron. - -Después que regresamos de ca- sa de Mr. Rosario, transcurrid co- mo una hora- , contestó el acusa- do preeuntado por el fiscal. lie (.i 11,'i el testigo su declaración de que vio al juez Navarro Orliz. con una escúpela en la mano en el balcón del cuarlel. Dijo que no registró a Miguel Cruz, a p***ar de que éste Intentó subir al cuartel ¡ para pelear con el |uM. Que tl.'<- pues que Fausto y Miguel se reti- raron, él de.armó al juez. Que Mi- guel Cruz regresó al poco ralo, des- pués ele haber dejado a las Diuje* les en el auto como a un cuarto de kilómetro «le distancia del ruar—I leí. Que por segunda vez. Miuuel regresó y quería subir al cuarlel. pero que tampoco entonces regia* lió a Miguel. El e\-policiu dijo en tono tlrn-j mático eiue para registrar a una persona hay que llevarla al Cuar- lel y que por eso hahia dejado «le registrar a MigucJ Cruz en la ca- lle. A preguntas del fiscal, el testigo*! declaie» que subió la escaleta de la casa donde estaba "I cuartel y que estando e| juez en el halcón, a la puerta de entr«ela hacia el salón, y con una MDepela en la.- manos. Para demostrar gráficamente la forma en que el Interfecto le apun- taba con la escopeta, el acusado ítalo* del banquillo y complació al fiscal, y diciendo que el juez tenia el r>do meiirio en el galillo de -la escopeta. - Yo me le I iré encima y le qui- el arma al juez. —dijo final- (Continúa en la pátina 22 Col. f¡> I PADIN Usted Puede Poseer Belleza Verdaderamente Seductiva USE EL POLVO FACIAL OüTDOOR GlRL Aquí tiene usted una idea entera- mente nueva para el embelleci- miento personal un polvo facial combinado con Aceite de Oliva, el más antiguó y mis afamado de los auxiliares para el embellecimiento. El toque protector de cada capa fina de Aceite de Oliva en el Polvo Facial OÜTDOOR GlRL conserva el cutis de usted juvenil y encantador a salvo del clima y del tiempo. La exquisita textura superfina de este polvo es indescriptiblemente encantadora. 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  • '"iJi.Ul JQfjBjjjppv^p

    EL MUNDO, *AN JUAN, f. t VIERNES 7 DE OCTUIRI DE 1931. 13

    Martnez entreg fes balas del revlver del Juez... (Continuacin de la pagina 5)

    j IP ray; continuamos andan- da > Surez dijo que se iba para ni *l

    | pueblo liasia llegar otra vez. al ca- llejn y encontrar de nuevo al juez alli que le petiia el revolver.

    I Entonces 'fu Usted al cuartel? SI. Sal I balcn y me sent;

    habla luz. - Cuando usted subi por se-

    1 guma vez al cuartal, despus de dejar al juez en el callejn, habia alguna otra persona en el cuartal?

    No seor. Nadie. --Dice usted que al poco rato

    vina el puez con una pistola? -pre- gunta la defensa, mostrndole lue- go la pistola que Identifica el tes- tigo (Martnez), afirmando que con esa arma le apunt el juez.

    El testigo declar que no \ i cuando le echaron ron a la cerve- za que se ha dicho imana Fatuta Abril con l. Dijo que habia visto al Juez en el balcn d e 1 cuartel cuando invitaba al otro con una escopeta: que persuadi a Cruz pa- ra que se fuera, y que tuvo que lu- char para quitarle la crcopeta *l juez.

    El fiscal se opuso a que se pre- sentara en evidencia el plomo que se dice anareci junto a la pistola y cerca del cadver del juez: y plante una cuestin de derecho, retirndose el Jurndo. El juez Sa- malea Iglesias resolvi la cuestin de derecho a favor de la defensa, admitindose como evidencia de la defensa la pistola y el plomo.

    En la sesin de la tarde el acu- sado ocup de nuevo la silla testifi- cal. Fu sometido a un fuerte con- trainlerrogatorio por el fiscal Pon- sa Pares. Un pblico numeroso llc- nsba el saln y los pasillos del tri- bunal.

    A preguntas del fiscal elijo Mar- tnez, el acusado, que fu polica duran le tres aos en diferentes pueblos; que en octubre del ao pasudo PSlaba prestando servicios en Toa Alia, como guardia, y que hacia como seis o sieie das i|iie e:. taba prestando servicios alli cuan- do ocurri esta tragedia.

    El acusado dijo que habia Ido n la casa del cabo Gutirrez la noche de autos, dando m.eana/os sobre las aceras de la calle, hasta que le I sali Gutirrez que viva cerca de , la plaza. Que hizo eso porque era1

    nuevo en Toa Alta y no sabia Ion- de era que vlvia su jefe.

    Relat, a preguntas del fiscal. desde el momento \ que conoci al juez Navarro Ortiz hasta la ho- ra en que le dio muerte. El acu- sado se mostraba sereno y estoico.

    DI lo que en unin de Sutu e/ sa- ll del caf "1.a Gran Parada" pa- ra llevar al juez Navarro Ortiz a su casa. Que juntos los tres 'Ha- laron a un callejn, como a tres casas hacia la plaza, y desde el ca- fetn. Que anduvieron por el calle- jn. Surez se cay, tropezando con i unas matas; que luego Surez, ! boticario, se fu para su casa y no I

    volvi ms, quedando el Juez en el callejn, sentado en la tierra, pidiendo su revlver. Que enton- ca el acusado fu a "La Gran Pa- rada" de uue\o y se encontr con Fausto Abril, cap quien tom cer- veza (-tundo alli el dependiente

    i Vzquez, canecida por, "El Chino'. Qu hizo.'

    - Cunto l y yo nos conocamos anda Kayamu, yo le dije .. l que

    ! al juez, se le habia perdido el revl- | -. C, y en so Vzquez (Kl Chino vino y m dijo que l lo habla re- '

    | cogido del piso del caf, porque al I juez se !e habla caldo all. Enton- cas Fausto me dijo que l me po- da acompaar a llevar al juez por- q" sabia donde viva en Toa Al-'

    |ta. __ - El ex-policiu de.-lar ocie le sa-o

    las balas al revlver del iuez. en presencia de Fausto y 'El Chine' y 'se lo ech en un bolsillo, para de- (

    i volvrselo a su dueo. Que le en- treg el revlver al iuez. cuando sa- ; li ncompaado de Fausto hacia el callejn. El revlver no tenia ha- |

    j las. Rela'a entonces el viaje que die- | ; ron los tres hacia la casa del pro- | fesor Rosrio. Fausto crey era la del Juez. Relat los macanazos que dl sobre las aceras de la plaza.

    ; por complacer al juez; el Incidente j ocurrido cuando llegaron a la ea- I sa del profesor Rosario, y el rezre. so del acusado y Fausto al caf "La Gran Parada", despus de haber dejado al juez en el halcn de la residencia de Rosario. Declar que luego llef Miguel Cruz, a quien no conoca, pero le fu presentado, y tom cerveza tambin con l. lue- go 0U0 se lo presen I a ron.

    - -Despus que regresamos de ca- sa de Mr. Rosario, transcurrid co- mo una hora- , contest el acusa- do preeuntado por el fiscal.

    lie (.i 11,'i el testigo su declaracin de que vio al juez Navarro Orliz. con una escpela en la mano en el balcn del cuarlel. Dijo que no registr a Miguel Cruz, a p***ar de que ste Intent subir al cuartel para pelear con el |uM. Que tl.'