E l reto del siglo XXI va a ser alimentar a 10 mil ...

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2 | 2011 | gestión sostenible | E El reto del siglo XXI va a ser alimentar a 10 mil millones de personas. No será fácil.

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El reto del siglo XXI va a ser alimentar a 10 mil millones de

personas. No será fácil.

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PORTADA

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Las tecnologías utilizadas para combatir el hambre son infinitas y no se limitan a lograr más cantidad de alimento, sino a hacerlo más saludable y mejorar sus niveles de nutrientes. Con ello no solo se reduce la inseguridad alimentaria: se evita, además, la enfermedad y la muerte.

Tecnologías‘a la carta’

El reto es enorme. No se trata de producir más comida para los 7.000 millones de personas del pla-neta, sino de que los

alimentos sean nutritivos. ¿Cómo hacerlo? La tecnología detrás de ese plato de comida diario es mile-naria, y las innovaciones, infinitas; pero tardan en llegar a su mesa.

La rotación en el uso del suelo para mantenerlo fértil ha sido una práctica eficaz, así como los ca-nales para almacenar el agua que riega los cultivos. Con el tiempo, científicos e industriales sofistican esas y otras tecnologías porque si el mundo ahora produce más alimentos y se ocupan más áreas para actividades agrícolas y pe-cuarias, la carrera para obtener mayor cantidad por hectárea –y

más nutritiva– implica echar ma-no de la ciencia y la tecnología.

El Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Ali-mentarias (IFPRI) identifica 11 tecnologías agrícolas que contri-buyen a la seguridad alimentaria, en las que el uso del agua es clave: habla de canalizarla, así como de riegos por goteo y por aspersión. Describe las variedades mejora-das resistentes a la sequía, al ca-lor, a las plagas y a las malezas; resalta la agricultura orgánica y la de precisión –alta tecnología–; cuida de los suelos con la siembra directa, y propone el manejo inte-grado de fertilidad de suelos.

El arroz, alimento básico pa-ra la mitad de la población mun-dial, ha sido objeto de diversas tecnologías para mejorarlo. Por ejemplo, el arroz dorado se ha

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Las innovaciones

en los sistemas de riego hacen

parte de las tecnologías

agrícolas claves para

la seguridad alimentaria.

“Los baruleros somos gordos no porque comamos mucho, sino porque comemos mal”, Ruby Arcila, líder comunitaria de Barú. Eso es lo que llaman ‘hambre oculta’.

Por Lisbeth Fog

transformado genéticamente para producir vitamina A, podría evi-tar la ceguera de medio millón de niños al año. No se comercializa porque la tecnología usada, que implica insertar genes de otras especies para lograr la nueva pro-piedad, aún no está aceptada.

Colombia ha sembrado 75.000 hectáreas con maíz gené-ticamente modificado –resisten-te a algunos insectos y tolerante a herbicidas–, aprobadas para uso semicomercial, es decir, bajo

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SEGURIDAD ALIMENTARIA SEMANA SoSTENIbLE

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estricto control del Instituto Co-lombiano Agropecuario (ICA). La investigación en transgénicos en el país se inició en 1991 y desde entonces los científicos trabajan en el desarrollo de cultivos GM de papa, yuca, café, caña de azú-car, arroz y maíz resistentes a insectos o a virus, o con mejoras nutricionales, todos aún en inves-tigación, asegura María Andrea Uscátegui, directora de Agro-Bio. 

Corpoica tiene programas en los que usa técnicas naturales como el cruce tradicional en cam-po, para producir alimentos más nutritivos, entre ellos fríjol, yuca, batata, papa criolla, maíz y arroz. Algunos incluso rinden más, son resistentes a plagas y tolerantes a condiciones climáticas adversas.

Luego de seis años de trabajo, Adriana Tofiño, ingeniera agróno-ma y PhD en ciencias agropecua-rias, está a punto de conseguir la aprobación para liberar una varie-dad de fríjol biofortificado, que, en este caso, tiene más contenido de hierro y zinc. “El hierro es impor-tante porque tiene que ver con los procesos de aireación de la sangre, y por lo tanto la capacidad para realizar trabajos físicos o intelec-tuales, y el zinc con la sinapsis cerebral y la capacidad de concen-tración y productividad”, explica.

En el caso del maíz, la bio-fortificación está más adelanta-da: ya hay una variedad de maíz opaco con mayor contenido de aminoácidos esenciales – que el organismo humano no produce por sí mismo– disponible para el público. Roberto Lacouture, pre-sidente de la Federación Nacional de Cereales (Fenalce) en la región Cesar, Guajira y Magdalena, expli-ca que además del valor proteico, “tienen un excelente rendimiento, lo que los hace más interesantes para la seguridad alimentaria”.

Entidades internacionales como AgroSalud y HarvestPlus desarrollan variedades mejora-das con nutrientes y entregan sin

el transporte. “La innovación, el uso adecuado de tecnologías exis-tentes y el desarrollo de nuevas herramientas son fundamentales para aumentar la productividad agrícola y democratizar la tecno-logía”, dice José Perdomo, presi-dente de Croplife Latin América.

Hay eslabones en la cade-na alimenticia que es necesario abordar desde la política, ins-trumentando estrategias para promover las innovaciones tec-nológicas que beneficien la salud humana y sean asequibles a los productores. Solo así podríamos contar con una canasta básica que sea suficiente, tenga calidad nutricional... y la consumamos.

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costo la semilla a los agricultores; con asistencia técnica no solo bus-can mejorar las prácticas agríco-las, sino proveer la base para un consumo saludable. “Con la bio-fortificación –dice Marilia Nutti, coordinadora de HarvestPlus para América Latina y el Caribe–, de manera natural en Colombia se alcanzó el mejoramiento en va-riedades de fríjol aumentando los niveles de hierro y zinc, y con Fe-dearroz identificamos líneas con mayor calidad de grano, mayores rendimientos y nutrientes, y tole-rantes a enfermedades”.

En el país AgroSalud entregó 4.000 kilos de semilla de maíz, arroz y fríjol más nutritivos a or-ganizaciones no gubernamentales, agricultores y centros educativos. Con la liberación comercial de dos variedades de maíz y una de arroz biofortificado, y en alianza con la empresa Pampa Ltda., ha producido mazamorras, natillas y sopas para fundaciones de niños, ancianos y mujeres con sida. Aún no están en el mercado porque se necesitarían grandes cantidades de esta materia prima y todavía no hay la suficiente disponibilidad.

Pero también la tecnología tiene un reto para que el mundo no desperdicie ese tercio de la producción mundial de alimen-tos que se pierde por inadecuado almacenamiento o deficiencias en

Producción de agrícola de alimentos genéticamente modificados:

kilos de semilla de maíz, arroz y fríjol más nutritivos

entregó AgroSalud a organizaciones no gubernamentales,

agricultores y centros educativos.

hectáreas con maíz genéticamente

modificado –resistente a algunos insectos y

tolerante a herbicidas– se han sembrado

en Colombia.

75.000 4.000

El arroz dorado se ha transformado

genéticamente para producir vitamina A, y podría evitar la ceguera de

medio millón de niños al año.