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e rreb ()uno de su Venerable Orden Tercera y Cofradías Dirección y Administración: PP. MERCEDÄRIOS Silva, 39.—Madrid (12) 24 DE NOVIEMBRE DE '1927 c NÚM. II NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED (Cuadro de Zurbarán, en el museo de San Telmo, de Sevilla.)

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e rreb()uno de su Venerable

Orden Tercera y Cofradías

Dirección y Administración:

PP. MERCEDÄRIOSSilva, 39.—Madrid (12)

24 DE NOVIEMBRE DE '1927 c NÚM. II

NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED

(Cuadro de Zurbarán, en el museo de San Telmo, de Sevilla.)

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REINA INMACULADANo se divulga tanto como debiera la doctrina católica

del pecado original, que es indispensable para comprenderla Concepción Inmaculada de María.

Es de fe que nuestros primeros padres, al quebrantar elprecepto divino en el Paraíso, fueron privados de la graciasantificante y de la inmortalidad que como herencia preciosí-sima habían de transmitir a sus descendientes. En cualquierdía que comiereis de él (el árbol de la ciencia) moriréis sinremedio, había dicho el Señor. Y la terrible amenaza secumplió. Murieron instantáneamente a la vida de la graciay quedaron sujetos a la muerte corporal.

Nuestros primeros padres gozaban igualmente de inmu-nidad del dolor y de las pasiones desordenadas. todo esose perdió también.

¿Con qué. justicia (preguntan algunos racionalistas) senos priva a nosotros de todos esos bienes, por la culpa denuestros progenitores? Por la misma con que nacemospobres y enfermos cuando nuestros padres malgastaron suhacienda y salud. ¡Terrible ley la de la herencia!

Todos somos herederos, y la herencia más insignifi-cante es la de los bienes materiales. Lo peor es que seheredan también la salud y la enfermedad, la fe y la irreli-gión, las buenas y las malas costumbres... Tremenda res-ponsabilidad la de los que, pensando transmitir a otros lavida, malgastan el tesoro inestimable que recibieron deDios y de sus mayores!

La Fisiología moderna basada en la observación coti-diana enseña cosas horrendas acerca de la herencia. Lainmensa mayoría de las enfermedades que el hombre pade-ce son consecuencia de los desórdenes de sus progenitores.Muchísimos de los trastornos fisiológicos incurables tienenun origen conocido y bien determinado.

Los hábitos malos o buenos se transmiten en gran partea los descendientes. Las leyes eclesiásticas mandan hacemuchos siglos alejar del santuario a los que proceden deorigen vicioso y las modernas observaciones justifican ple-namente esa precaución. En todo hay excepciones, y ellibre albedrío ayudado por la gracia puede vencer las peo-res inclinaciones, pero las excepciones confirman la regla.

Algunos se rebelan también contra esa ley de la heren-cia, civil o fisiológica, pero es afán de protestar. Los pesi-mistas se sublevan igualmente contra la constitución misma

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de nuestro ser, gritando que la Naturaleza no fué para nos-otros madre sino madrastra (naturam non fuisse nobismatrem sed novercam, decía por ellos Cicerón), pero esindudable que Dios fué generoso con nosotros, y si nosomos lo mejor que pudo crear, son grandísimos los bienesde que nos dotó.

El Optimismo leibnitziano que supone a Dios obligadoa crear siempre lo óptimo, es absurdo evidentemente, puessiendo el poder de Dios infinito, dada una criatura o unorden de cosas, por perfecto que se lo suponga, El puedesiempre crear otro mejor.

En el pecado original nos queda el triste consuelo deque Dios sometió a prueba a todas las criaturas libres, yhasta los ángeles hubieron de pasar por ella antes de serconfirmados en gracia y admitidos a la visión beatífica.Nosotros hubiéramos debido ser individualmente sometidosa prueba y el resultado sería muy dudoso.

Volvamos a la Santísima Virgen: Ella, que por ser des-cendiente de Adán, debía estar privada, como los demás,de la gracia santificante y demás bienes, fui enriquecida yhermoseada con gracia abundantísima desde el primer ins-tante de su ser. Lo que a nosotros nos confiere el bautismose le diö a ella en el momento de su Concepción, que asífué Inmaculada, sin mancha de pecado. Eso es lo que cele-branios el 8 de Diciembre.

El pecado habitual no es algo positivo, sino la privaciónde la gracia, por efecto del pecado actual. Con ella somoshijos de Dios y herederos del Cielo; sin ella somos escla-vos del demonio e indignos de la gloria. Pues bien; la Santí-sima Virgen ni un momento estuvo bajo el poder de Satanás.

Claro es que ese privilegio de María fué una redenciónanticipada por los méritos del Salvador, de quien había deser madre. Toda la gracia sobrenatural que se confiere alos hombres después del pecado original proviene de losméritos de Cristo, y por ellos fueron santificados todos losjustos del Antiguo Testamento, comenzando por Adán.

Ni los más reacios en admitir la Concepción Inmaculadanegaban que la Santísima Virgen hubiera sido santificadamuy pronto; ¿por qué no había de serio desde el primermomento?

Discuten todavía los teólogos si el decreto divino con-cediendo a María la gracia o preservándola del pecado, esanterior a la previsión de la caída de Adán. Afírmanlo Es-coto y algunos otros, suponiendo que el Verbo se hubiera

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encarnado y que María habría sido Madre de Dios, aunqueAdán no hubiera pecado. Esa doctrina parece, sin embargo,menos probable que la contraria sostenida por Santo To-más y su escuela. Por lo menos es cierto que, de hecho, laEncarnación aparece siempre como destinada a reparar lacaída.

¿Fui igual la gracia conferida a María que la que anosotros se nos da en el bautismo? No, sino muy superiora la que recibió cualquier otra pura criatura. Dios da a cadauno la gracia necesaria (santificante o actual) y aun lasobreabundante, pero se reserva el derecho de derramarlasin medida en sus criaturas predilectas. Ni en la naturalezani en la gracia somos todos iguales. ¿No te he dado lo quehabíamos convenido? (decía el padre de familias a los ope-rarios de la parábola evangélica). ¿Acaso no puedo yohacer lo que quiera de mis bienes? ¿O ha de ser tu ojo út-vidioso porque yo soy bueno?

¡Qué alegría inunda nuestro corazón al contemplar ra-diante de hermosura a nuestra Madre amantísima! Y ¡cómoeleva nuestro corazón a lo alto la visión de esa criaturahermosísima! ¡No! nosotros no somos envidiosos, sinoque celebramos como propia la gloria de nuestra Madre!

¡Que nosotros estamos manchados y sucios, sumidosen un lodazal inmundo? ¡Razón demás para que elevemoscon gusto nuestros ojos a las alturas donde bril;a el espejode toda pureza, jamás empañado con el hálito del pecado!Así como el enfermo, afligido por las tinieblas de la noche,ve con inmensa alegría brillar los primeros fulgores de laaurora, así nosotros nos estremecemos de placer al con-templar a María que es la aurora de nuestra Redención.

Cristo, por intercesión de su Madre, nos librará tambiéna nosotros de nuestras miserias y blanqueará nuestra almacon la estola de la gracia.

FR. GUILLERMO VÁZQUEZ

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FEMINISMO MODERNO(CONCLUSIÓN)

El feminismo quiere hacer ala mujer superior al hombre.

Ahora el feminismo afirma la igualdad absoluta o lasuperioridad sobre el hombre. Sostener esto es una locura.Entre ambos sexos debe existir un perfecto equilibrio, por-que si es cierto que la mujer es superior espiritualmente, por-que su misma delicadeza y sus sentimientos son más eleva-dos hasta llegar a la sublimidad; en cambio hay que recono-cer que física e intelectualmente es inferior al hombre, ge-neralmente hablando; como capacidad física, aunque no lesagrade, son el sexo débil, como a los hombres no les des-agrada que le llamen el sexo feo. A esto me argüirán quehay mujeres de naturaleza fuerte, robusta, y que muchas seejercitan en trabajos rudos; es verdad, pero son casos úni-cos, y aun así, el tiempo las destruye y las envejece con másrapidez que al hombre. Obligarlas a esa clase de trabajoses un crimen, y por eso en todos los países hay una legis-lación especial sobre el trabajo de las mujeres y de losniños, colocándolos así al mismo nivel. La capacidad físicacomparada en la mujer podemos verla en los deportes; suesfuerzo físico no puede equipararse con el del hombre, nien velocidad ni en resistencia; su rendimiento es menor ysu 4esgaste es infinitamente mayor. En el (tennis», que esun juego liviano, fácil, pero ágil y de inteligencia, vemos ala mujer en grado siempre inferior al hombre. Y lo que su-cede con el <dermis » , ocurre con todos los demás deportes.

Es cierto que hay juegos y ejercicios adaptables parala mujer que conservan sus formas, su salud, su belleza;pero el feminismo, en su loco afán de nuevas conquistas, vamás lejos, y, queriendo igualarla al hombre, practican otrosdeportes antiestéticos y aniquilantes para su sexo. Su es-fuerzo, pues, es estéril, que más bien las aniquila y las des-truye, marchitando lo que más estima la mujer: su belleza.La mujer en los puestos públicos.

Teniendo presente que la capacidad física está general-mente en relación con la energía y el carácter, afirma elfeminismo que hay mujeres enérgicas y varoniles, lo queefectivamente es cierto; como también es cierto que hayhombres afeminados y sin carácter, pero no es lo normal.Según este principio, el feminismo quiere conquistar lospuestos públicos para la mujer. Esto es una locura. Paraocupar estos puestos se requiere, además de una gran inteli-gencia, gran carácter y energía, mucha serenidad y mucho

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tacto, sobre todo en las finanzas, en la política y en la diplo-macia. Si se las dejase solas en los cargos públicos que hoyocupan, habría que ver su actuación funesta y el fracasosería enorme. Es verdad que hay gobernadoras, diputadas,alcaldesas, pero esas gobernadoras y alcaldesas no son másque figuras decorativas; los discursos, los proyectos de ley,las resoluciones fuertes, son obra de sus esposos, si son ca-sadas, y si son solteras, de sus secretarios o consejeros. Laactuación de las que son senadoras, diputadas, etc., es casinula; su oratoria es siempre sencilla y simple, no levantansiquiera el ánimo de sus colegas. ¡Qué enorme distancia lassepara de aquellos oradores gigantes que con su verbo ma-ravilloso, vibrante, enérgico, levantan a las masas!. No lesquepa duda a las feministas modernas; cada cual a su sitio,a cumplir los fines designados por la Providencia.

El feminismo en las profesiones liberales.No creais que soy enemigo del desarrollo de la mayor

cultura e ilustración de la mujer, no, nada de eso. Pero com-prendo que en las profesiones liberales sucede lo mismo.Veámoslo. En la actualidad hay un gran número de médicas,dentistas, abogadas; en menor proporción ingenieras, y seha podido comprobar, en todas partes del mundo civilizado,que a pesar de sus habilidades para alcanzar el título losprogresos profesionales han sido tan relativos, que el efíme-ro éxito conseguido no ha coronado sus esfuerzos, salvouna que otra que se ha abierto paso.

Y aun éstas se encuentran a gran distancia de los hom-bres de igual profesión.

En las artes pasa lo mismo. En la música, que parece esdonde la mujer debiera aventajar al hombre, porque con susmelodías toca siempre la sensibilidad más delicada, y lamujer la siente en mayor intensidad que el hombre, pero susfacultades cerebrales son inferiores; de aquí que sus produc-ciones son inferiores. No niego que haya algunas autorasnotables de piezas y libretos musicales, pero no puedencompararse con un Wagner, un Beethoven, un Chopín, unMozart, un Boito, un Verdi, un Mascagni, y tantas otrascelebridades mundiales, que han asombrado con sus obrascumbres y con la maravillosa fecundidad de sus produc-ciones.

Igualmente sucede en las letras. Existen celebridadesfemeninas en literatura, en poesía, y aun en filosofía, perola profundidad de sus obras es superficial, sus pensamientosson poco profundos, por lo que sus obras no pueden equipa-rarse con las del hombre. Y así en las demás ciencias yartes.

Tal vez argüirán los feministas que la mujer puede ac-tuar en todos los ramos del saber humano, sin perder su

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feminidad ni la exquisitez de sentimientos. Está bien. Elhombre también podía ocuparse de los trabajos domésticos,cuidar del hogar, coser las medias, bordar, dar el biberónal niño, pelar las patatas, hacer la cuenta a la lavandera,etcétera, etc., en fin, todo lo que se refiere al sexo femenino,tan bien sin perder sus condiciones varoniles; pero hay quetener en cuenta, que estos menesteres no los haría tan biencomo la mujer; además, que estos valores estarían fuera desu lugar; exactamente pasa al sexo femenino. Por consi-guiente, esta no es razón.

En la administración de las finanzas tampoco la mujer hapodido alcanzar brillante éxito, debido a su psicología. Noimporta que en los Estados Unidos, en Inglaterra, en Ale-mania y aun en otras naciones hayan subido hasta la geren-cia de casas comerciales y empresas de grandes negocios,pero los resultados no han correspondido a las esperanzas;y allí donde ante el fracaso no las han separado, les han co-locado un secretario que es el verdadero eje directivo de lanegociación. También se observa que hay muchas millona-rias que por herencia de sus padres o de sus esposos han recibido grandes valores comerciales o industriales, y paraseguir adelante con los mismos, han tenido que rodearse deuna serie de hombres aptos para la dirección efectiva de losnegocios, teniendo ellas únicamente la dirección moral.

He aquí, pues, el ruidoso fracaso de las conquistas delfeminismo moderno, cuyas consecuencias son desastrosaspara la sociedad y la familia. Todo tiene un límite; ambossexos son de una psicología diferente. Ambos sexos debenprOcurar conservar el equilibrio para que no se desquiciey no se venga abajo el edificio levantado por el Cristianismoy la civilización; ambos deben colaborar dentro del marcoque les ha señalado la Providencia: la mujer debe ser siem-pre el ángel tutelar del hombre y ha de luchar por conservarsus propios valores morales de dulzura, sus nobles senti-mientos y su feminidad, para convenirse en lo que siempredebe ser: la dulce compañera del hombre.

Todos debemos de ser verdaderos enemigos de ese feminismo bastardo, erróneo, falso, que tan terribles y descon-soladoras consecuencias acarrea a la sociedad; pero no deun feminismo verdad, asentado sobre da elevación del va-lor moral, cristiano y cultural de la mujer», único que lesirve, en las circunstancias aciagas de la vida, asegurar parasu pan y el pan de los suyos con un trabajo honrado.

FR. R. DELGADO CAPEÄNS, O. DE M.

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PAGINA MISIONALLAS MUJERES EN LAS MISIONES

Las mencionadas por San Pablo en su cartaa los Romanos.

De las veintiséis personas saludadas personalmente porSan Pablo en esta carta, la mitad son mujeres, merecedo-ras de esta distinción y honor por la intervención más omenos directa—casi siempre directa—en la obra del Apos-tolado.

En los versículos 1 y 2 de este capítulo (XVI) les pre-senta a Febe, portadora, según se cree, de la epístola,hermana suya en Cristo, diaconisa de la Iglesia de Cen-cris—que vale tanto como depurada por la Iglesia para elejercicio de las obras de misericordia y, tal vez también,para la catequización—, y les ruega la reciban con el honorque merecen los santos, pues es acreedora a él por laayuda prestada a los ministros del Evangelio y al mismoApóstol. Celebra la Iglesia la memoria de esta santa mujer,verdadera misionera, el 3 de Septiembre.

En primer lugar saluda San Pablo a Prisca o Priscila(vers. 5 y 4), que con su marido Aquila se expuso a lamuerte por salvar la vida del Apóstol, beneficio que le me-reció el perpetuo agradecimiento de San Pablo y de todaslas iglesias formadas y evangelizadas por él. Con ellosvivió dos años en la ciudad de Corinto, y en ellos hallósiempre fidelísimos cooperadores en la obra de la evange-lización. El Apóstol, al anteponerla a su marido, indicaalguna excelencia, o por haber sido primero llamada a la Feo por aventajarle en la santidad y celo, o en la opiniónentre los cristianos. Estando San Pablo próximo a la muer-te, la saluda por medio de Timoteo, en la segunda carta aeste Obispo, donde está aquel hermoso cántico de triunfodel Apóstol que trabajó más que todos: «Estoy viendocómo se llega ya el tiempo de mi sacrificio y el día en quemi alma se separará de mi cuerpo. Luché como bueno,acabé felizmente mi carrera, fuí fiel al Señor; y, por lodemás, sólo me resta recibir la corona merecida, que medará el justo Juez.» La Iglesia hace memoria de esta santamujer el 8 de julio.

En el versículo 6 hace de María, probablemente, hebreacomo su nombre, el elogio máximo: «que trabajó mucho

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entre vosotros.» Ya no trabaja, la edad debilitó sus fuerzasy la imposibilitó para ello, pero el Apóstol presenta a lavenerable anciana orlada con la gloria más envidiable enuna misionera. ¡Cuál debió ser su celo por la divulgacióndel Evangelio para merecer palabras tales del más celosode los Apóstoles!

Idéntica alabanza tributa en el versículo 12 a Pérside, aquien además, llama «carísima», testimonio de la estimaprofunda en que San Pablo la tenia.

Las dos hermanas Trifena y Trifosa, naturales de lconio,merecen mención honorífica del Apóstol como personasque sobresalen en la Iglesia de Roma por el ejercicio de lacaridad—el mejor de los apostolados—, y por la predica-ción del Evangelio. La Iglesia celebra su memoria el 10 deNoviembre.

«Saludad a Rufo elegido en el Señor y a su madre quetambién lo es mía» (vers. 15). La madre de Rufo no es otraque la mujer de Simón Cirineo. De sus dos hijos Alejandroy Rufo habla el Evangelista San Marcos al narrar cómo elpadre de ellos, Simón, llevó la cruz del Señor (cap. XV, 21),como de personas conocidísimas entre los cristianos deRoma, donde escribía su Evangelio. Cuándo y cuáles fueronlos vínculos tan estrechos y afectuosos que mediaron entreesta mujer y el Apóstol para que éste la llamase madre, seignora. Lo indudable es que mujer que tuvo para con elmayor de los Apóstoles corazón y obras de madre, merecefigurar preferentemente entre las mujeres misioneras.

Otras mujeres saluda por su nombre el Apóstol, y aun-que de ellas no hace elogios, sin dudä que lo merecían porsobresalir entre los fieles de Roma por su virtud y caridady ser causa de que los hombres viendo sus obras viniesena conocer y a glorificar al Padre Celestial que tales hijastenía. Apostolado este excelentísimo: hacer que el nombrede Dios sea conocido y honrado en todo el mundo.

1-UN* * *

Noticias de nuestra Misión del Piauhy.

A la vuelta de mi peregrinación continua de dos mesespor las selvas, tengo el consuelo de recibir de nuevo noti-cias del mundo civilizado y de leer palabras de aliento aque trabaje más y más por la gloria de Dios y honor de laOrden.

Veo palpable la protección de Dios, pues a pesar de los

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trabajos y forzados ayunos, estoy gozando de una saludbastante buena. Dios lo hace para que no falte por lo menosun sacerdote, que a tan poco llega, en esta porción tangrande y olvidada de su viña.

Recorrí el río Urussuhy y todos sus afluentes, reclutan-do de sus orillas cientos de familias que allí viven aisladassin saber nada de lo restante del mundo. Dos meses haceque salí de Born Jesus de Gurgueia (19 de abril), y si otroscuidados no me llamasen a otra parte, aquí me quedaríacontento entre estas gentes, abandonadas de todos, de bo-nísima voluntad, y que, como las tierras vírgenes, devuelvencentuplicada en obras la palabra de Dios.

Uurussuhy es una región muy extensa y muy rica, perosus habitantes son muy pobres por su indolencia para eltrabajo. Habitan en míseras barracas a orillas de los ríos;se dedican a la pesca y a la caza con flechas y aparejos,más o menos ingeniosos. Los días que no pescan o cazannada, se lo pasan con frutas y hierbas.

El finado e inolvidable Prelado Rvdmo. P. Pascual (queen paz descanse), que estuvo evangelizando esta región elaño 1924, me informó minuciosamente de su lamentablesituación. Para remediarla hice varias gestiones con las au-toridades civiles, hasta el presente vanas, contentándosecon darme buenas palabras y la promesa de constituir unmunicipio el día que se junten a vivir en pueblecitos.

Mi plan ha sido el de siempre: levantar capillas en loslugares más convenientes, hacer que alrededor hagan suscasas, y para que en esto haya algún orden, trazar lo quehan de ser calles. Este es el único medio de catequización,de instrucción y educación religiosa, sin la cual son estospobres unos bichiños más de estas selvas.

Quedan levantando una serie de capillas, y espero quelas concluirán.

Mucho me prometo de esta gente, que tiene la hermosacualidad de conocerse a sí mismos, su ignorancia y el esta-do deplorable en que viven y que oye atenta y embobada lapalabra del que sabe algo más que ellos.

Buena prueba de que mis esperanzas no son vanas, sonlos cientos de bautizos administrados, casamientos bende-cidos y el número de capillas que quedan en construccióny los pueblecitos que quedan trazados.

En Corren/es dos Matóes bendije el 27 de abril la capi-lla dedicada a nuestro San Pedro Armengol. Prometí a losde Formosa que si acaban de construir la iglesia, que será

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indudablemente la parroquial de Urussuhy, les pagaré la teja,que hay que traer de muy lejos. Nuestro santo Padre seráel titular de esta iglesia y dará nombre al futuro pueblo. Latitular de Largo, que es uno de los afluentes de Urussuhy,y que dará nombre al nuevo pueblo, será Santa María deCervellón. Espero que nuestras religiosas me paguen lasimágenes para estas iglesias.

Continúo mi visita o desobriga a lo restante de la partedel Gurgueia que pertenece a la Misión.

Hasta °afro descansillo.Gruta Bella, 25 de junio de 1927.

FR. MARIANO FERRER* * *

Aprovechando unos ratos de descanso, aunque no dequietud, porque estoy rodeado de gente, pues no hay ni unahabitación donde pueda estar solo unos momentos, quierocontinuar mi relación empezada en Gruta Bella.

Aunque bien traqueteado y asendereado, mal alimentadoy poco descansado, pues no es posible un sueño repara-dor, porque las personas mayores hablan a voz en grito ylos niños cuando uno calla otro llora; con todo, estoy bas-tante bien.

Aquellas gentes que dejé ocupadas en la construcciónde capillas, parece que continúan con entusiasmo y mehacen esperar que en la próxima fiesta de nuestro Padrepodré bendecir e inaugurar su iglesia.

El pueblecito aquel con razón se llama Formosa, porquees uno de los lugares más hermoso y pintoresco del Urus-suy. Es una planicie en lo alto, a orillas del río, por dondelimpiándole algo, podrán subir vaporcitos hasta el pie de lapoblación. Es además el punto más céntrico de todo elUrussuy, por lo cual creo que si secundan mis proyectospodrá llegar a ser pronto una villa grande.

¡Cuánta prisa me corre la imagen de nuestro SantoPadre, que también prometí regalarles!

Además de esta imagen y de las indicadas en la anteriorcarta, necesito, muy amado Padre, otra de San Pedro Pas-cual para Malva; dos de San José, para Eujú y Salinas;otra de San Serapio, para Riachón, y, por fin, una de SantaTeresita del Niño Jesús, para Culleres, en cuyos puntos,llamados todos de los nombres de los ríos, trabajé muchosdías y dejé delineados los futuros pueblos, reunido materialy empezadas las capillas.

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Por las buenas cualidades que ya le dije de estas gen-tes, y a pesar de su indolencia y de que, como nómadas,los piauhyenses fácilmente cambian rde lugar, espero queéstas han de llegar a ser unas parroquias fervorosísimas yque pronto habrá pueblecitos Licon su plaza o atrio delantede la iglesia, punto de reunión del pueblo.

Me prometieron levantar capilla: en el Buritizal, a Nues-tra Señora del Carmen; en la Solta, a San Pedro Apóstol;en Pau de cheiro, a San José; en Estiva y en 011io d' agua,a nuestra Madre; en la Fazenda do Meio, al Divino Salva-dor, y en Malinas, al Niño Jesús. No tengo grandes espe-ranzas de que lleven a cabo sus promesas; me contentarécon unas malas paredes y con un techo de paja, que, porlo menos, servirán el día de mañana para el catecismo yescuelas, que en las casas particulares no me dan resultadoninguno. Para estas capillas me basta que me manden es-tampas grandes de los respectivos Patronos.

Aquí, en el río Gurgueia y sus afluentes, necesito tam-bién imágenes, por lo menos estampas grandes, pues es-toy trabajando para levantar a las orillas del Pará las si-guientes capillas: en los Batins, a la Santísima Trinidad;en los Cocos, a San Antonio de Padua. En el riacho lla-mado Pirajá están levantando otra a San Serapio; en elInhuma, a San Juan Bautista; en Santa Luz, a San PedroApóstol; en Boa Sorte, a nuestra Madre; en la entrada delDesierto, donde hay lagartitos de tres y de cuatro metros,como los que le describí el año pasado, se construye otraal Triunfo de la Santa Cruz; en Correia, a Nuestra Señoradel Carmen; en Barra da Correira, al Santísimo Redentor;en Palmeira, a Santiago, Patrón de España; en Sant' Ana,a esta Santa; en Angical, a Santa Marta; en los Picos, aNuestra Señora del Pilar, y en el Brecho, a San José; enSan Félix, a este Santo; en Barro Vermelho, a San RamónNonato; en la Catinga, a Nuestra Señora del Puig; en Alta-mira, a la Natividad de Nuestra Señora y, por fin, en lafacenda de Procopio Alvés Feitoso tiene este anciano le-vantada una capilla al Espíritu Santo y a Nuestra Señorade los Dolores, en cumplimiento de un voto que hizo vién-dose perdido nueve días con sus noches, sin lograr orien-tarse, en la Sierra y comiendo solamente hierbas y frutassilvestres. Apenas hizo el voto encontró un senderiño quelo sacó de la selva. Pronto bendeciré esta capilla.

Llevo cuatro días escribiendo esta carta entre el barullocontinuo, entre frecuentes vbitas de quienes vienen a ver al

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Padre a exponerle sus dudas y, a veces, sólo por darse elgusto de pasar conmigo un bocadillo de tiempo, y me veoobligado a recibirlos a todos con agrado.

Así que hago punto final, esperando la quietud de micasita de Born Jesus para contarle muchas cosas.

A este pueblecito que se está formando bajo el patrociniode Nuestra Madre, llegué ayer, y mañana empezaré su no-vena, predicando sus glorias y pidiendo su ayuda. En ellapediré por S. R. y por todos nuestros hermanos, esperandola correspondencia. Le abraza afectísimamente el último desus hermanos,

Fr. Mariano Ferrer.Descensito das Mercés, 23 de julio de 1927.

* * *

Tomo la pluma para cumplir, por lo menos, la palabrade escribirle todos los meses y adjuntarle la carta que memanda el P. Pedro Sánchez, que además de sufrir en Co-rrente los trabajos inherentes a las misiones en estas tierras,tiene que soportar las hostilidades de los protestantes, cuyalabor principal consiste en deshacer lo poco bueno que aquíhay y hacer guerra a la Iglesia Católica y a sus sacer-dotes.

El año pasado dimos el nombre de San José a esta lla-nura, desde donde le escribo, y espero que el próximo añopodré bendecir la capilla que estamos levantando.

Estoy cansado de estar solo y andar caminando cua-tro meses hace y deseoso de volver a Bom Jesus. Estoybien magullado, pero con mejor salud que podía esperar.Mi caballo, que cuidaba con tanto cariño, pues era para míla mejor pieza que comía pan en este mundo, sequito yacabado lo dejé en Nova Lapa.

Dejando para la quietud de Born Jesus las noticias pro-metidas, le digo que es una satisfacción grandísima para elmisionero ver el fruto extraordinario que se saca en estagente, y que vale la pena sufrir los pinchazos de los espinos,garrapatas, bichitos que nos hacen, además, el bien de ha-cer un poco distraída la vida monótona del misionero.

Me falta bajar por el otro lado del Gurgueia para darpor terminada la visita de este inmenso municipio.

En un ataque que tuve por poco me entierran vivo.Fr. Mariano Ferrer.

San José, 18 de agosto de 1927.* * *

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mente al ferviente y discreto celo de las MM. Mercedlrias delconvento de la Vera Cruz, las cuatro siguientes religiosasque se ofrecieron a ir voluntariamente: Sor María Loreto de

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Agradezco las gratulaciones que me da por las buenasnoticias que de mí le dió el Dr. Lima Verde; cuánto soy ytengo lo debo a Dios, a quien ruego pague con un divinoamor a quienes, como V. Rvdma., celebra mis triunfos.

Estoy ocupadísimo en las desobrigas, bien difíciles porlas ideas y protestantes aquí diseminadas y por la sumapobreza de la gente.

De mi recepción sólo le diré que fué callada; no hubocolegios ni gentes a esperarme, ni sonó música, ni hubocohetes. Mucho tiene que agradecer V. Rvdma. a los delBorn Jesus todas estas demostraciones que le hicieron a lavuelta de Río, prueba de /o mucho que le quieren.

Gracias a los estipendios que me dió pude comer losprimeros días, los restantes tuve que pedir prestado. Nohubo por aquí persona que me diese un mal bollo ni fruta,con la cual sería moito feliz.

En cuanto a las nuevas que le da el Dr. Lima Verde res-pecto a formar un Colegio Apostólico, tengo que decirleque aquí nadie quiere estudiar para sacerdote. -

La gente viene a pedirme dinero; no bastarían aquí lostesoros de Creso; en fin, se junta el hambre con la gana decomer.

Consérvese bueno y mande en el corazón de su obse-quente hermano,

Fr. Pedro M. Sánchez Vera.Corrente, 12 agosto 1927.

* * *

Nueva expedición misionera del Convento de VeraCruz de Bérriz.

La constituyen las mencionadas Madres, que, con ladiferencia de poco más de un año, siguen a las que el añopasado salieron para la China; éstas se dirigen a las Ca-rolinas.

El comentario lo dejamos para el próximo número; enéste nos contentaremos con insertar el suelto de la «Gacetadel Norte», porque el espacio disponible no permite otracosa. Reservamos también para entonces noticias intere-santes de la labor de nuestros Padres en Puerto Rico.

«Cuatro religiosas que han ido a Las Carolinas.Como estaba anunciado, salieron el pasado domingo

para la nueva Misión de Las Carolinas, confiada reciente-

La del centro: 12. M. M . Loreto Zubla, Comendadora; y de izquierda a derecha, en laparte superior: M. Pilar Lorenzo, M. Inocencia Urizar y M. M. a Teresa Cortäzar.

Zubía y Sor Inocencia de Jesús Urízar, bilbaínas; Sor MaríaPilar de Lorenzo, de Pontevedra, y Sor María Teresa deCortázar, de Durango.

Momentos antes de dar comienzo a la solemnidad reli-giosa que precedió a la salida de las nuevas misioneras, senotaba en la espaciosa plaza del convento y sus alrededo-res una extraordinaria afluencia de gente forastera, de anti-guas alumna3 y familiares de ¡as expedicionarias, dandouna nota de inusitada animación, que contrastaba indeci-

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blemente, con el habitual ambiente de quietud y silencio quecaracterizan a este retirado y bello rincón.

A la hora anunciada, y después de salir las cuatromisioneras de la clausura, habiéndose despedido primerode sus hermanas que quedaban dentro, comenzó la Misasolemne, oficiada por el Padre Aguirre, de la Residencia deJesuitas de Durango, asistido de don Trifón Arruza, activoy celoso capellán de la Adoración Nocturna de Bilbao, y dedon Germán Arriola, de este Colegio, que actuaron de diá-cono y subdiácono, respectivamente. El sermón estuvo acargo del ilustre Padre Zameza, quien con pensamientoapropiado y palabra cálida y persuasiva conmovió profun-damente a la apiñada multitud; hizo derramar abundanteslágrimas, y creemos es el mejor elogio que se puede hacerde su hermoso sermón.

Concluida la Misa, el Padre Guimerá, procurador gene-ral de aquellas Misiones, dirigió a las cuatro jóvenes misio-neras una breve y patética alocución, que volvió a conmo-ver al selecto y nutrido auditorio que había acudido al con-vento de Bérriz, ansioso de presenciar el espectáculo, no tanfrecuente, de cuatro monjitas que, con gesto sobrehumanoy casi desprovistas de mayor socorro material, se lanzancon arrojo admirable a una empresa erizada de indeciblesdificultades y muy superior a las débiles fuerzas de su con-dición y sexo, por sentirse irresistiblemente atraídas por elsublime ideal de servir en algo grande a Aquel que precisa-mente se complace en elegir a lo débil y humilde, para con-fusión y abatimiento de los fuertes y ensoberbecidos poten-tados de la tierra.

Finalmente, el mencionado Padre Procurador misionerobendijo las cruces, entregándolas a las misioneras, que, asu vez, presentaban a besar al público que desfilaba emo-cionado ante ellas para decirles el adiós final.

Después de abrir muy dificultosamente el paso pormedio de la multitud de alumnas y ex alumnas del Colegioque pugnaban ansiosamente por llegar a las misioneraspara abrazarlas, besarlas y, si les fuera posible, para atar-las y no dejarlas marchar tan lejos, montaron en trescoches; y las valientes mujeres, dignas de figurar entre lasprimeras heroínas de la historia, asidas firmemente a subello ideal, pronunciando con dulce sonrisa en los labios untierno ¡adiós, hasta la eternidad!, volaron como cuatro pa-lomas blancas vestidas de nieve...

1. DEM»

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Enseñanza religiosa en loscolegios.

Las aulas de las universidades, institutos, colegios yescuelas están en plena actividad. Es muy consolador ob-servar los miles de jóvenes de todas las clases sociales queacuden a los colegios católicos en busca de una formaciónsólida, moral, intelectual, literaria, científica y social. Lospadres de familia, adoctrinados por larga experiencia, pre-fieren los colegios católicos para sus hijos, seguros de quese los han de devolver sanos de cuerpo y de espíritu, y llenosde conocimientos.

No son lo que deben ser.

Pero a pesar de esto no deja de apenar nuestro espíritu,de llevar el desaliento al corazón más optimista el hojearlos programas de ciertos colegios que se dicen católicos yver la poca importancia que se da al estudio de la Religión,la indiferencia con que los profesores de esta asignaturadesempeñan su clase, lo poco exigentes que son los direc-tore gs con los alumnos durante el curso en lo que a estaenseñanza se refiere. No parece sino que en algunos deestos centros docentes se respira un ambiente de utilitaris-mo e indiferentismo modernos.

Debemos decir toda la verdad: el estudio de la Religiónno ocupa el lugar que le corresponde por su importancia ytrascendencia en los programas y en la marcha educativade la formación de la juventud; por el contrario, se le rele-ga a un segundo o tercer lugar, se le da el menos espacioposible y se enseña como una cosa que no tiene relacióncon el individuo. Es necesario presentar programas abier-tamente católicos, francamente cristianos; dar toda la im-portancia que realmente tiene al estudio de la Religión, aun-que parezca que se espanten ciertos padres de familia quequisieran para sus hijos las conquistas del laicismo moder-no. Por eso, viendo la indiferencia que va predominando

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en el estudio de la Religión en los colegios católicos, sequejaba amargamente el Papa Benedicto XV a los represen-tantes de la Acción Católica de Italia. «El niño representael porvenir de la sociedad; la sociedad del día de mañanaserá tal cual se hayan formado los niños de ahora, y elcaudal de bondad que encierre, estará en proporción con laeducación que hayan recibido los niños de hoy. Por lo cualimporta grandemente inculcar los sentimientos religiosos ylos principios de honradez en el corazón de la niñez y de lajuventud de nuestra época. De aquí que sean necesarios lagenerosidad de los ricos y acaudalados, la paciencia de losmaestros, el cuidado y solicitud de todos en procurar no lefalte a la juventud una educación completamente religiosa,que muestre esperanzas seguras de un mejor porvenir parala sociedad».

Lo que deben ser.

Estas palabras de Benedicto XV son una exhortación alos directores de colegios católicos, para que presten todala atención en dar la preferencia a la instrucción religiosa.Se observa que aun en algunos centros donde se dedicauna parte al estudio de la Religión, no se le da el interés eimportancia que se le da al de las ciencias físicas y exactas.Es necesario darle toda la importancia posible y hacer queel estudio de la Religión, si no ocupa el primer lugar, se ledé la importancia, al menos, que se da a las otras asigna-turas. El alumno en cuyo corazón se va sembrando la vivi-ficadora semilla de la enseñanza religiosa, en cuya inteli-gencia van cristalizando los principios católicos y cuyavoluntad se va desarrollando para las grandes y rudasluchas de la vida en el cumplimiento del deber, hará gran-des progresos en el estudio de las demás ciencias. No lodudeis.

Hay que llevar a las clases de Religión profesores bienpreparados, con un bagaje de conocimientos del dogma,de la moral y de la Historia de la Iglesia, a fin de que laclase despierte interés en los jóvenes.

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Importancia del estudio de la

Religión.

Hoy estamos presenciando cómo insensible, cautelosa-mente, se va introduciendo,e1 enemigo en el campo católicoy cómo quiere apoderarse, a todo trance, de la enseñanzareligiosa. Ya el inmortal León XIII dió la voz de alarma,llamando la atención sobre «la necesidad que hay de ense-ñar a los jóvenes la Religión, no sólo consagrándole ciertashoras, sino empapando, por decirlo así, toda la enseñanzaen la piedad cristiana». Y en otro lugar añade: «Y siendoasí que el intento de la Iglesia fué siempre que todos losestudios, de cualquier género que sean, se refieran princi-palísimamente a la formación religiosa de los jóvenes, esnecesario que no solamente se designe lugar propio paraesta enseñanza y el principal, sino que no ejerza tan graveministerio nadie que, a juicio y con la autoridad de la Igle-sia, no fuere aprobado idóneo para tal cargo».

Una marcada tendencia se observa entre los enemigosde Jesucristo de descristianizar a la niñez y a la juventud.De pquí los esfuerzos inauditos que desarrolla por secula-rizar la enseñanza, no sólo la universitaria y secundaria,sino también la primaria y elemental. «En las escuelas, diceel P. Benoit, que están a la vista de los padres cristianos,se destruye la fe, negándole el alimento. El sistema que seadopta es hábilmente satánico. Se pregonan las cienciasprofanas, se les da el primer lugar en la enseñanza. El Ca-tecismo ocupa menos el entendimiento del niño que la geo-grafía, la historia, la aritmética, la botánica o la química.¿Qué resulta de aquí? El niño sacará de la escuela prima-ria tantos conocimientos geográficos y matemáticos comotienen ciertos diputados y senadores, pero no sabrá la doc-trina cristiana, como la sabe la mujer más ignorante de sualdea. Sobrecargado de conocimientos profanos mal digeri-dos y peor comprendidos, hinchado a menudo de vanidad,porque se cree más sabio que su padre, tiene una fe que semuere por no haberse nutrido con la doctrina, una fe de

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antemano desarmada para resistir los sofismas de la pren-sa impía y a los sarcasmos de los malos compañeros, unafe que acabará quizás por apagarse en las borrascas de laspasiones».

La instrucción científica que se quiere dar a la juventud,con exclusión completa de la Religión, es de desconsola-doras consecuencias para el individuo, la familia y la socie-dad. Por eso escribe una gran mentalidad:

En todos los grados de la enseñanza no debe ésta con-tentarse con proporcionar al joven la instrucción del enten-dimiento por medio de la ciencia, sino que ha de atender,y muy principalmente, a la educación de la voluntad pormedio de la Religión: la ciencia formará hombres sabios;la Religión hombres probos: entrambas combinadas darána la sociedad una generación de ciudadanos honrados, quesirvan de modelo en el cumplimiento de los deberes cívicosy de las virtudes cristianas. Convencido de esto, afirmó undía en la Academia francesa Julio Lamaitre: «preferimos unmundo sin letras, ni artes, ni ciencias, a un mundo sinvirtud».

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educación nacional no basado sobre el conocimiento de laReligión, produciría un desastre nacional más funesto parael Estado que para la Iglesia. Para que la instrucción pri-maria sea verdaderamente buena y socialmente útil, ha deser profundamente religiosa, afirma el protestante Guizot.Sin Religión, escribe Joufroy, no hay educación moral po-sible y que debe ser el alma de las escuelas normales demaestros. Es necesario poner la Religión como base de laeducación, dice Portalis. Sin ella las costumbres se corrom-pen, y entonces sale de las escuelas un pueblo feroz.

He aquí cómo piensan de la enseñanza religiosa en loscolegios estas celebridades mundiales, a las cuales no seles puede tachar de reaccionarios, de clericales. Despuésde presenciar los grandes fracasos de la escuela sin Dios,sin Religión, han venido a proclamar la necesidad de la en-señanza religiosa en la formación y educación de la niñezy de la juventud.

Lo que quieren algunos pa-

dres de familia.

Ilustres testimonios.

Veamos algunos testimonios sobre la importancia de laenseñanza religiosa.

Sin instrucción religiosa, ha dicho Saint Mare Girardín,no hay buen sistema de educación. No basta enseñar laReligión a los que deben predicarla, es menester enseñarlaa los que deben practicarla, es decir, a todo el mundo.Crear escuelas industriales sin enseñanza religiosa es ori-ginar la barbarie, y la peor de todas las barbaries. Eltristemente célebre novelista francés, Víctor Hugo, estam-pó en uno de sus libros que deben ser llevados a lostribunales aquellos padres que enviaran sus hijos a las es-cuelas, en cuyas puertas esté escrito: «Aquí no se enseñareligión». Quiero, pues, sinceramente; diré más, quieroardientemente la enseñanza religiosa. No menos francofué el gran estadista inglés, al sostener que un sistema de

¡Dada la indiferencia con que se mira la Religión y elmaterialismo reinante, hay padres de familia que, al colocara sus hijos en establecimiento docente católico, advierten asu director que no quieren educarlos para sacerdotes y mu-cho menos para el claustro y, por consiguiente, no necesi-tan tanto estudio de Religión, ni inculcarles tanto el espíritude piedad; muchas matemáticas, mucha geometría, muchafísica, mucha filosofía, grandes conocimientos de literatu-ra.... esto es lo que desean para sus hijos: una educación yuna cultura enteramente profana, para que brillen en elmundo. Esto mismo piden para sus hijas, al colocarlas enlos colegios de religiosas. ¡Qué desengaños más cruelesexperimentan estos padres ante los miles de disgustos ysinsabores que, más tarde, les dan sus hijos! ¡Ellos, sóloellos, son los responsables! ¡Pobres hijos educados así, loque os espera en el correr de vuestra accidentada existencia!

A estas indicaciones de tales padres de familia, los que

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están revestidos de ese sublime sacerdocio de la ense-ñanza, no deben acceder.

Hermoso ejemplo que debe-

mos seguir.

Hace pocas semanas que se han reunido en Washing-ton más de sesenta y seis Obispos de aquella gran na-ción americana, para cambiar impresiones y estudiar lasnecesidades más apremiantes de la Iglesia católica, convi-niendo, como conclusión, que estas son la enseñanza reli-giosa y la prensa; y comprendieron la necesidad imperiosade desarrollar y extender, por todas partes, la dicha ense-ñanza, multiplicar las escuelas y organizar una verdaderacruzada, la cruzada de la escuela. La escuela es la fraguadonde se forma la mente y el corazón de los niños, dondeestá el porvenir de los pueblos; la prensa es el maravillosovehículo para la propagación de las ideas, de la que depen-de el orden moral, religioso y social.

De todos es conocido la celebración del Congreso Eu-carístico Internacional de Chicago y sus fecundos resulta-dos, pues antes de esta magna asamblea de los Preladosamericanos, también en Washington fué donde se celebróla asamblea de la unión católica femenina, a la que asistie-ron representaciones de todas las organizaciones católicasde los Estados de la Unión. De todas las obras de más ur-gente necesidad, la más necesaria, la que la asamblea creeinaplazable, son la escuela con programas franca, abierta-mente, católicos, con profunda enseñanza religiosa, y laprensa. Los Prelados americanos aspiran a tener en todoslos Estados de la Unión un gran periódico católico y fun-dar por todas partes escuelas, colegios y universidades ca-tólicas. Para convertir en una hermosa realidad estas aspi-raciones han reunido seis millones de dólares.

¡Seis millones de dólares para la enseñanza religiosa!Este problema no es sólo de la nación americana, es el

problema también de España, es el problema de todas lasnaciones, son las necesidades más urgentes de los momen-

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tos actuales: escuela y prensa, que son los dos baluartesdel catolicismo.

De Religión lo más posible.

De Religión lo más posible, debe ser la aspiración detodos los educadores católicos, para oponerse a esa ava-lancha de irreligión y de irmoralidad que está invadiendolos centros docentes; debemos oponer un programa exten-so, amplio, que abarque todas las verdades reveladas, todoel dogma católico y todos los conocimientos de moral; de-bemos, siguiendo .las enseñanzas de los Romanos Pontífi-ces, empapar en todos los ramos de la ciencia lo sobrena -tural, lo divino, juntamente con las inmarcesibles glorias ylegendarias proezas del cristianismo; hay que acostumbrara los jóvenes, sin miramiento de ningún género, a algunosactos de piedad, públicos como privados, a implorar lasluces del Señor de todas las ciencias; si queremos sacaruna juventud de sólidas convicciones religiosas, dispuestosa salir en defensa de los sagrados intereses de Jesucristo;hay que acostumbrarles a la recepción de los' ._Santos Sa-cramentos, sobre todo el de la Eucaristía, fuente de vida,de luz, de fuerza y de amor, como recomienda Pío Xl.

Educadores católicos: en vuestras manos está la pros-peridad de la Iglesia, el porvenir de la Patria, el bienestarde la sociedad y la felicidad del individuo.

P. R. DELGADO CAPEÁN5/0. de M.

Una Abadía que reformó a Europa.(927-1927)

Hace ahora mil años de la promulgación de la Regla deCluny, suceso tan importante, que marca el comienzo deuna nueva Edad, la Media, según autores muy compe-tentes.

En 909 se había fundado un monasterio en Cluny, lugar

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de Borgoña, con el fin exclusivo de implantar en toda surigidez la regla de San Benito. Pero toda la enorme gran-deza e influencia que adquirió en Europa, no era de su de-signio, aunque sí entraba en los planes de Dios; que cuan-do su Divina Majestad obra, todo parece espontáneo. ElDuque de Aquitania, Guillermo, había dotado a la Comuni-dad con la propiedad de un gran terreno. Se edificó un nue-vo monasterio y después una iglesia tan magnífica que pro-dujo revolución en el mundo del arte. He aquí ya una co-munidad de muchos cientos de varones observantísimos yestudiosísimos, muchos de ellos borgoñones, y ya se sabeque el ardor y la elocuencia natural de los borgoñones esuna preciosa arma de conquista.

Creo que un historiador que tuviera un fino sentido deltiempo, observaría en Cluny otra maravilla: viene cuandodebe venir; ni antes de la necesidad, ni después.

El clero ofrecía en general un cuadro de mundanismodesesperante, del cual eran factor muy importante las do-mas infulatae, las iglesias y sedes de propiedad particularde algún gran señor; también por sus muchas vinculacio-nes con el mundo la vida de los claustros, casi exclusiva-mente benedictinos, había reinado en extremada lasitud du-rante los últimos Carlovingios; añádase las invasiones delos daneses o normandos que arrasaron las abadías de laBaja Lorena y del Norte de Francia; las invasiones de losHúngaros que casi aniquilaron los monasterios de Bavieray perjudicaron a otros muchos de Alemania; las de los sa-rracenos que destruyeron los de España y más de una vezmolestaron con sus incursiones los del Sur de Italia.

Y en aquellos días caóticos los monasterios eran el úni-co refugio de la civilización, palabra que comprende, ade-más de la religión, todo lo que el hombre ha hecho y pro-ducido frente a las necesidades de la vida.

En medio de la obscuridad poned de pronto esparcidospor Europa unos dos mil centros de piedad la más firme,y de trabajo e ilustración, como focos de energía y luz, yveréis que Cluny salvó a Europa de una nueva barbarie

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que se echaba encima. La fe aparecía tan hermosa y nuevacomo en los días de los Apóstoles.

Cluny era, dice Belloc, la visión monástica refermentan-do el mundo.

FR. A.

La segunda enseñanza.Es el problema candente hoy en España, y aun en toda

Europa e islas adyacentes.En la enseñanza secundaria pasan los jóvenes siete u

ocho años de su vida, quizá los mejores y más decisivospara su porvenir. Antes la enseñanza media (entre la es-cuela primaria y la Universidad), era exclusiva para loshombres; hoy sus aulas se ven concurridas también porseñoritas. Las familias gastan un dineral en esos años;¿corresponde el resultado a los sacrificios y a las preocu-paciones que cuesta?

La contestación es negativa en casi todas partes. La se-gunda enseñanza tiene poco valor en sí misma y no sirvetampoco de preparación adecuada para los estudios supe-riores. En Francia e Italia he oído las mismas quejas queen España, y de Inglaterra y de otras naciones llegan noti-cias parecidas.

Muchas veces en las aulas universitarias hemos oídoestos o parecidos reproches dirigidos a los alumnos: ¿perono sabíais eso? ¿Cómo habéis llegado aquí? ¿Habéis en-trado por la ventana? Era realmente doloroso que mucha-chos despiertísimos, con un afán loco por saber, llegasentan mal preparados.

Y los profesores, benévolos y paternales, se ofrecían asuplir la falta con clases extraordinarias. Trabajaban unosy otros con afán, y el resultado era casi siempre modestísi-mo. ¡No había base? ¡Habían comenzado mal y sería preci-so abrir de nuevo los cimientos!

¿Quién tiene la culpa de ese estado de cosas? Quizá atodos nos corresponda un poco de esa mala herencia, quetenemos que liquidar prontamente. Estoy seguro de queasí lo haremos y por eso soy optimista. A la inquietud pre-sente no ha de seguir la calma de los sepulcros, sino unanueva vida llena de vigor y entusiasmos.

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Todos ansiamos el cambio, gobernantes y gobernados,profesores y alumnos, Universidades e Institutos. Sólo que-dan algunas lapas adheridas a la roca resquebrajada, peroesos nada significan, y acabarán por ser arrastrados delimpetuoso oleaje.

La segunda enseñanza en España es insuficiente paraentrar en la Universidad, por muchas razones, la primeraporque los niños llegan al Instituto con un desarrollo men-tal muy pequeño y con una cultura embrionaria. Así es im-posible adquirir en seis años la preparación indispensablepara cursar con provecho los estudios de Facultad. En estaapreciación convienen cuantos ponen las manos en elasunto.

La idea de suprimir los cursos preparatorios de Facul-tad demuestra, por consiguiente, el buen deseo de ahorrargastos a las familias, aliviando su pesada carga, pero noque los alumnos puedan generalmente prepararse en losseis años. En el Instituto, o fuera de él, habrán de seguirpreparándose otro año o más, para entrar en la Univer-sidad.

Para conseguirlo en seis años se necesitaría un talentoextraordinario o un desarrollo mental que falta generalmen-te en la escuela. Buena prueba de ello es que en casi todaslas naciones se dedican ocho años a la enseñanza secun-daria y en ninguna menos de siete. En los centros eclesiás-ticos se consagran también cuatro años a las Humanidadesy tres a la Filosofía. Y se exige una altura regular para elingreso en los Gimnasios y Liceos, correspondientes anuestros Institutos.

Hacen bien, por consiguiente, los catedráticos de Uni-versidad al rechazar a la mayor parte, o a casi todos losaspirantes con sólo seis años. En las Universidades ex-tranjeras sucede lo propio y en la de París promovieron nohace mucho un gran alboroto varios centenares de bachi-lleres rechazados. Si la Universidad ha de dar el fruto quetodos apetecemos, no puede cargarse con alumnos ineptoso faltos de preparación.

Mi opinión es que el ejercicio escrito debe ocupar en losexámenes del Bachillerato el lugar preferente. Para losalumnos que tengan el suficiente desarrollo y preparaciónese ejercicio es fácil y tranquilo, mucho más que el oral,

• que no permite coordinar los datos y las ideas. En cambio,los ineptos encuentran en el escrito una barrera casi in-franqueable.

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¿Qué materias ha de comprender la segunda enseñan-za? ¿Muchas y superficiales, o pocas y profundas? Creoque el Instituto debe ser una exposición de cosas variadas,donde el alumno pruebe sus facultades y despierte sus afi-ciones. La idea de especializar a los niños de diez añosme parece uno de los mayores absurdos. Así procedíanantaño algunas familias, que, según iban naciendo los hi-jos, los destinaban a la Medicina, al Derecho, al Sacerdo-cio, a la Milicia... sir) contar para nada con sus aficiones yaptitudes. ¡Cuánto hemos reído oyendo a algunos de esoshombres de carrera forzada los lances en que se vieronhasta desentenderse de ella!

Mi voto sería por tanto en favor del Bachillerato único,hasta los quince años por lo menos, de cultura general ne-cesaria para no crear topos, incapaces de salir del agujerode su especialidad. Harto será que entonces los jóvenesconozcan su verdadera vacación y los estudios de que soncapaces. Pero ya que en España se han establecido dosramas desde el cuarto año, nie consuelo con la esperanzade que muchos alumnos cursarán ambas, y ei que por equi-vocación haya entrado en Ciencias podrá fácilmente volvera Letras, o viceversa.

Pero eso no quiere decir que la segunda enseñanza hayade ser enteramente superficial. Es preciso que el alumnosep,a bastante Geografía, Historia, Matemáticas, Física,Lenguas... para leer con provecho los libros y hasta los pe-riódicos que caigan en sus manos. Sin esa cultura generalno podrá menos de hacer el ridículo en mil ocasiones y en-tenderá apenas la mitad de lo que lea.

El alumno deberá sobre todo conocer a fondo la lenguapatria que ha de ser el vehículo de sus ideas Y aquí la re-forma última parece completamente desatinada. Verdad esque la clase alterna de castellano que antes había en el pri-mer año, apenas serví: para nada. Dábamos por supuestoque bastante español sabe el alumno con el que le enseñósu niñera con su lenguaje pintoresco.

En Francia, por el contrario, lo mismo que en Italia yAlemanh, la lengua nacional se estudia en los ocho cursosdel Bachillerato. Se comienza por completar la Gramáticay se continúa por la Literatura, retrocediendo de siglo ensiglo hasta los orígenes. Así un francés puede leer los au-tores del siglo XIV y un italiano conoce a fondo la DivinaComedia. En Francia se dice que los bachilleres sabe n unasola cosa: el francés, que luego manejan con tanta destreza.

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Y más que eso importa que los bachilleres aprendan aestudiar, es decir, a manejar por sí mismo los libros e ins-trumentos de trabajo. La clase debe ser un laboratorio don-de se estimule al alumno, se le explique lo que no hayacomprendido bien y se le advierta la importancia del deta-lle en que no había reparado.

Es lo que hacen todos los buenos profesores modernos,mientras los fósiles comienzan su labor con la frase sacra-mental: ¡Repita usted la conferencia de ayer! El interpeladorepetirá tal vez lo que haya estudiado, pero ¿cómo va arepetir una cosa que le aburrió soberanamente?

Los libros de texto disparatados y caros, los programasabsurdos y kilométricos, los exámenes de compadrazgo yotros mil detalles cómico-trágicos han sido definitivamentejuzgados ya por el público, y sólo la desaprensión de algu-nos sujetos puede defenderlos todavía.

• WILHELM

iSin auxilio!La alcoba era grande, de elevado techo; los muebles,

confortables, revelaban la BUENA POSICION de sus due-ños; pero se respiraba una atmósfera triste, que oprimía elcorazón. Las altas paredes, pintadas al temple, se perdíanen la sombra, sin que alterase su media tinta ni un cuadro,ni una imagen que llevase el pensamiento más allá de susmuros; una cama de bronce dorado ocupaba el centro dela pieza; cubríala una rica colcha de damasco amarillo bajola cual se agitaba un bulto informe que exhalaba de vez encuando un sordo quejido.

A los pies de aquel lecho de dolor una mujer joven, en-vuelta en una elegante bata, entreteníase en una labor deaguja, que a menudo caía perezosamente sobre la falda;aquella mujer era, como todo lo que la rodeaba, hermosa yelegante, pero triste.

Un quejido más fuerte se escapó del fondo del lecho; lajoven se puso en pie y se acercó a la enferma con solícitaternura.

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—Mamá... ¿qué tiene usted?--Estrella... hija mía... ¡tengo miedo!--¿Miedo?—dijo ésta con el acento blando que se em-

plea para las niñas—. ¿Y de qué tiene usted miedo, mamá?—Miedo... de estar mala... miedo de la muerte...—No piense usted en eso, mamá; lo que usted tiene no

es nada. El médico lo dice: un enfriamiento.—¿Dice eso el médico?—Sí, mamá; ¿quién piensa en morir...? Cuidarse, y nada

más, para estar pronto buena.La enferma lanzó un suspiro de consuelo y dejó caer de

nuevo la cabeza sobre la almohada. En su cerebro, que lafiebre poblaba de mil confusos fantasmas, veía desfilar to-da su existencia; su hija, su Estrella, aparecía como unacinta cinematográfica en todas las fases de su vida; la veíaniña angelical, cuando una costumbre de buen tono la hizoconfiarla a unas respetables religiosas para su educación;joven, hermosa, llena de piedad y candor, algunos añosdespués, confiándola su deseo de quedarse en aquel con-vento, que había sido el paraíso de su infancia; PELIGROque, fué preciso evitar a todo trance, llevándola al mundo,PARA QUE CONOCIERA SUS GOCES y sacudieraaquella OFUSCACION. Viajes, espectáculos, etc... fueronpoco a poco desvaneciendo aquel velo de MISTICISMOTAN ALARMANTE, hasta arrojarla en los brazos de aquelmarido, joven, elegante, distinguido y... excéptico hastala impiedad cuyo primer acto de autoridad conyugal fuéprohibir a su mujer en absoluto IR A ARRODILLARSEANTE UN HOMBRE para confiarle sus más ocultos pen-samientos; tal era la definición que aquel insensato hacíadel consolador sacramento de la Penitencia; añadiendo queel marido debe ser el único confesor de su mujer.

Y en aquella hora suprema la moribunda veía desbor-darse ante su lecho, como marea amenazadora, todas laslágrimas vertidas por aquella hija en el secreto de su ho-gar, lágrimas mudas, pero elocuentes como los más terri-bles reproches.

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—¡Estrella!...—murmuró al cabo de un momento en vozbaja...—hija mía; yo creo que voy a morir...

La joven, estremeciéndose, se acercó de nuevo , a1 le-cho.

—No, mamá, no piense usted en eso—dijo—;nó estáusted para morir tan pronto.

—¿Y Fernando?—preguntó penosamente la enferma.—En su despacho. ¿Quiere usted que le llame?—No—dijo la enferma con un quejido—.., creí que no

estaba..., y si no estuviera...—¿Qué?—preguntó afanosamente Estrella.—Podías avisar a un cura... tengo miedo de morir...

AS!...Estrella retorció sus manos con angustia.—Yo te daría gusto—dijo débilmente—; pero con Fer-

nando es imposible...; si viera aquí un sacerdote... seríacapaz...

No se atrevió a terminar la frase. Un estremecimientorecorrió su cuerpo y fud a sentarse a los pies del lecho, enel que apoyó su rostro para ocultar sus lágrimas.

La enferma volvió a dejarse caer sobre la almohada,lanzando un gemido, y por su memoria volvió a desfilaraquel pasado tan lejano ya... aquel pasado en que ella reñíaa su hija por sus EXAGERACIONES en materia religiosa.

Pasó un largo espacio de tiempo; un hilo misteriosounía los pensamientos de aquellas dos mujeres; la madre,en el umbral de la eternidad, quería detenerse llena de te-rror; la hija veía a su madre agonizar y no se atrevía aromper aquella cadena que le cerraba las puertas del per-dón.

Una voz varonil las hizo estremecer.—¿Cómo está usted, mamá?—dijo Fernando con tono

ligero como queriendo quitar importancia a la pregunta;pero al ver el rostro de la enferma, hizo un gesto de des-agrado.

—¿Ha vuelto el médico?—preguntó en voz baja a sumujer.

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—No; dice que no puede mandar nada.., pero... ella qui-siera...

Una mirada de Fernando heló las palabras en la bocade Estrella, que sólo se atrevió a murmurar tímidamente:

—¿La vamos a dejar morir así?Fernando contuvo un movimiento de cólera.—Me parece que ya sabes MIS IDEAS—dijo con dure-

za—; en mi casa no entra SOTANA..., bonita idea forma-rían mis electores; con que... ¡NI TE OCUPES DE ELLO!¿Entiendes?, ni una palabra más.

Y girando sobre los tacones, salió rápidamente de laalcoba en la que reinó un silencio trágico, que oprimía elalma.

Y entonces se desarrolló en aquella estancia un dramasilencioso, desgarrador. Anonadada, postrada a los piesdel lecho de la moribunda, su desgraciada hija seguía coninquieta mirada los estragos de la agonía en aquel rostrodemacrado; sola junto a ella, sin atreverse a llamar a unacriada que la acompañase, temerosa de oir pronunciar lapalabra SACERDOTE, tan temida y deseada al mismotiempo.

La luz, deslizándose oblicuamente por entre las pesadascolgaduras del balcón, daba un tinte opaco a aquel som-brío cuadro, y en la penumbra, en la que no brillaba ningu-na santa imagen, Estrella veía dibujarse mil aterradores es-pectros, y, como su madre poco antes, sus miradas volvíanal pasado, a los dulces días de piedad, a sus ensueños decolegiala... a su deseo de una vida celeste... deseos aho-gados por la voz imperativa de una madre egoísta; des-pues... su matrimonio; su triste lucha con la impiedad desu marido; el despotismo de éste dominando, pulverizandolas tímidas creencias de ella... y, por último, aquel horribledesenlace; su madre en el umbral de la eternidad y ella sinfuerzas, sin voluntad, para prestarle el auxilio supremoque la pudiera sostener en el lance terrible.

Y las miradas de la joven se fijaban en el desencajadorostro de la moribunda que se descomponía por momentos,

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y una angustia mortal, desesperada, retorcía su alma, ysus antiguas oraciones querían subir a sus labios, pero lashabía olvidado casi.

La luz iba disminuyendo gradualmente; apenas se dis-tinguía en el lecho el rostro marmóreo de la desgraciada,cuyo estertor se iba acentuando de un modo siniestro; elterror que paralizaba los miembros de Estrella, la impedíair a encender la luz, y las tinieblas que la envolvían aumen-taban su terror hasta el delirio.

El toque de una campanilla en la calle sacudió los ner-vios de Estrella como una descarga eléctrica; corrió al bal-cón como una loca; miró ansiosamente y vió dos filas depersonas con hachones y velas encendidas, siguiendo a unsacerdote revestido, que llevaba ALGO que estrechaba conrespetuosa veneración contra su pecho, ALGO MUY GRAN-DE, pues la gente se arrodillaba a su paso.

Era el Santo Viático.Aquel espectáculo hizo saltar las ligaduras que parecían

encadenar la voluntad de Estrella; con un movimiento im-petuoso, irresistible, abrió el balcón; quiso gritar, LLAMARA AQUEL DIOS DE MISERICORDIA, que pasaba ante supuerta en el momento en que su madre moría...; pero nopudo; un brazo vigoroso la cogió por mitad del cuerpo, unamano de hierro ahogó brutalmente su grito de socorro y unavoz dura dijo a su oído:

—¿Loca, qué vas a hacer?El balcón fué cerrado; Estrella arrastrada al interior de

la alcoba, y el sonido de la campanilla alejándose gradual-mente.

Entonces una violenta indignación se apoderó del almade Estrella, que desprendiéndose del brazo de su marido,gritó iracunda:

—¡Infame!, ¿no ves que niegas a mi madre la salva-ción?

--¡Calla, insensata; nada de escándalos! --rugió él conrabia contenida... indicando a la doncella que acudió al rui-do de la pequeña lucha.

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Y dando luz al aparato de la alcoba, añadió fríamente:—Tu madre nada necesita; tú debes tomar algún des-

canso; Elisa, traiga una taza de tila a la señorita; está muyexcitada.

La doncella iba a retirarse a cumplir esta orden dirigien-do una curiosa mirada a su alrededor; pero al fijarse en elrostro de la enferma, lanzó un pequeño grito diciendo:

--¡Señor!, ¡la señora...!Fernando se acercó al lecho; con el cuerpo caído, los

ojos vueltos, la boca contraída y las manos agarrotadassobre el embozo de la sábana todo arrugado, la moribundase agitaba en las últimas convulsiones.

—Llévese a la señorita—dijo brevemente Fernando—yome quedaré con la señora.

—¡ Tú!—dijo Estrella con desvarío —tú, impío, asesinode las almas, tú...

—Por Dios, señorita--dijo la doncella sosteniéndola—no turbe los últimos momentos de su madre!

Estrella se precipitó hacia el lecho... pero los ojos des-mesuradamente abiertos de su madre, la aterraron... ya nose agitaba, ya no se oía el estertor; su cabeza caía inertesobre la almohada.

La doncella se acercó y piadosamente cerró aquellosojos, cuya mirada parecía amenazar.

—lila muerto mi madre!—dijo Estrella con angustia tandesgarradora que a pesar suyo Fernando se estremeció—¡y ha muerto así... como una impía...!

Fernando quiso acercarse a su mujer; pero ésta le re-chazó con fuerza...

—¡Tú darás cuenta a Dios de su alma—sollozó--tú quela has negado el auxilio supremo!

Y apartando a su marido con un movimiento de horror,cayó de rodillas, sollozando desesperadamente, apoyandosu cabeza en el fúnebre lecho.

Y desde la calle subió un ruidito argentino acentuándo-se gradualmente; era el repique de una campanilla, el San-

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to Viático, Dios que volvía a la amorosa prisión en que vivepor amor a los hombres.

JULIA GARCIA HERREROS

T. M.

BIBLIOGRAFIAHimno a San José, a una voz y coro a tres voces

(ad libitum) o coro unísono y órgano, por Patricio Beney-to. Precio 2,00 pesetas.

Los pedidos al autor, Barón de Petrés, 3. Valencia.Otra nueva obrita viene a unirse a las que comprende

la ya numerosa producción beneytiana, satisfaciendo la ne-

cesidad que se hacía sentir de tener alguna obra digna defigurar en los programas musicales de las solemnidadesque se consagran al santo , Patriarca. Es, en efecto, muypoca la música que hay impresa con tal destino y, lo quees aún peor, suele ser de muy escaso valor. Gracias al in-fatigable Maestro Beneyto tienen ya nuestros coros unhimno hermoso y bien 'trabajado para esas festividades,

susceptible de ser ejecutado a una voz o a tres, procedi-,miento muy usual en las composiciones de su autor.

Sigue este Maestro distinguiéndose por la novedad einterés que da a sus armonías, adorno precioso de la dis-tinguida melodía tan característica en el mismo.

La presentación tan elegante como en las demás obrasya conocidas.

FRAY JOSE MIGUALEZ

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Favores de Nuestra SantísimaMadre.

A la donante se había muerto una hija y no tenían espe-ranza de tener otra, lo cual los contristó. La mujer vió una

estampa de la Virgen de las Mercedes, que le mandó unaamiga, la tomó en sus manos y tanto la mujer como el ma-rido se encomendaron a Nuestra Santísima Madre, ofre-

ciéndole poner su nombre a la hija que les deparase y en-

tregar una limosna para cera que habría de consumirse en

el altar de la Redentora de cautivos.El marido no se acuesta sin rezar el Rosario y el matri-

monio no sabe separarse del cuadrito donde pusieron la

estampa.Los favorecidos por la Santísima Virgen son unos mo-

destos pescadores de Fuenterrabía.

SUSCPIPCION

para el altar de Nuestra Santísima Madre de laMerced, en la Buena Dicha.

Pesetas.

Cantidad recaudada. 1.597,60

Don Eladio Hernández, Presbítero 5Una devota 5Una cofrade. 2

TOTAL 1.609,60

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NOTICIASMADRID

Buena Dicha.—Con muchísima solemnidad y gran concurren-cia se celebró del 22 al 30 de octubre la novena de Nuestra Santí-sima Madre. Predicó muy elocuentemente el M. R P. InocencioLópez.

Viajeros.—De paso para un puerto francés donde embarcaroncon rumbo a Puerto Rico para fundar en Ponce una casa de laProvincia de Castilla, pasaron por ésta los RR. PP. Eliseo Pérez eIsidoro Escudeiro.

Llegó procedente dd Estados Unidos, donde se refugió huyendode la persecución religiosa de Méjico, donde ejerció con éxito elministerio sacerdotal, el R. P. Miguel Hortas, a quien damos labienvenida y deseamos grata estancia entre nosotros.

Nueva fundación.—El 14 del corriente llegó a Oviedo el MuyReverendo Padre Martín O. de Arriaga como especializado en lamateria para poner en marcha el Reformatorio de mineros enaquella capital. Fue honoríficamente recibido y muy atendidopor las autoridades eclesiásticas, civiles y militares, interesadísi-mas en esta fundación.

FERROL

En sufragio de los soldados muertos en Africa celebró en nues-tra iglesia la V. O. Tercera de la Merced uni comunión generalel día de la fiesta del Pilar, que mereció, por lo concurrida, largoscomentarios de la Prensa de Madrid. Al finaliz ir dicho acto secantó un solemne cTedeurn» en acción de gracias por el feliz tér-mino de la campaña de Africa.

Muy solemnes asimismo resultaron los cultos que la OrdenTercera celebró el día 24 en honor de nuestra Santísima Madre.En la comunión general de la mañana se viö la iglesia totalmentellena de fieles; y los ejercicios de la tarde, en los que predicó elP. Rector, recordaron los días de gran solemnidad por el granconcurso de terciarios y cofrades, ostentando todos el escapulariode la Merced.

La Archicofradía de los Jueves Eucarísticos so!emnizó el pri-mer jueves de mes con una comunión general, a la que concurrie-ron varios centenares de asociados; y por la tarde, después de laHora Santa, y ante una gran muchedumbre que pugnaba porhacerse caber en la iglesia, el P. Ildefonso Sánchez impuso lamedalla de la Asociación a más de 80 personas.

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También tuvieron comunión mensual en esta iglesia las alum-nas de las Escuelas Dominicales, las cuales, durante tan piadosoacto, cantaron hermosos motetes, acompañadas al armonium porel P. Miguel Escánez, director espiritual de estos centros de ense-ñanza.

Durante esta temporada realizaron varias excursiones de ca-rácter deportivo los alumnos de nuestro colegio, llamando la aten-ción de cuantos los veían realizar difíciles ejercicios gimnásticosbajo la dirección de sus profesores los RR. PP. Daniel Vázquez

y José Parra.—El corresponsal.LOUSAME (Noya).

Otra vez la palabra elocuente, persuasiva, evangélica de loshijos de la Merced, vertida por los labios de los Padres Gaite yOrjales, vino de nuevo a co imover los corazones cristianos deesta feligresía durante la novena que la Asociación de la VisitaDomiciliaria y Cofradía de la Redentora de Cautivos, dedicana su excelsa Madre; fundación, ambas asociaciones, de los PadresMartín López y Tomás Escánez, en misión ejemplarisima y de

grata memoria el 1923, siendo párroco de Lousame, iniciador ypropulsor de la obra el virtuoso y culto sacerdote, hoy canónigoen La Coruña y espejo de presbíteros, don Jesús María PregoMoya, tan recordado aquí. Estas asociaciones no se contienen enlos límites de la parroquia, sino que se extienden en un radiogrande, abrazando pueblos, aldeas y caseríos, buscando y reco-giendo, en todas partes adeptos para sus cultos.

Con estos precedentes y con una devoción honda y un cariñosincero a la Cofradía, huelga decir que la novena estuvo siempreconcurridísima, desbordante el templo; que las pláticas de losinfatigables servidores de María cayeron como rocío bienhechorsobre el campo sediento de estos corazones sencillos, humildes,pero pletóricos de fe, ávidos de eternas verdades, y que los frutosque de todo ello habrán de resultar, tienen forzosamente que sercopiosos.

Un coro de jóvenes hábilmente preparadas por el P. Orjales,dió realce a la novena, y al final de ella cantó la misa de Pío X demanera acabada.

Piden mención especial la comunión del día último, en quecientos de fieles, llevando sobre su pecho el blanco escapulario dela Merced, se acercaron a la Sagrada Mesa; la misa solemne, conexposición de S. D. M., en la que ofició de preste el celoso y entu-siasta cofrade don Antonio Blanco; y la procesión grandiosa, ver-daderamente conmovedora, en que, con un cortejo incalculable defieles, grupos de niños de ambos sexos, preciosamente adereza-dos, escolta infantil de la augusta Madre, la Reina del Cielo y del

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Mundo, la dispensadora de todas las gracias y misericordias, dejóel recinto sagrado de la iglesia para envolver, acogedora, en unamirada de amor infinito a aquella compacta muchedumbre que laseguía enternecida, y a sus campos, y a sus heures y a sus anhe-los de perfección.

Que la Madre amantísima de la Merced perdure indeleble enlos corazones que la aman y derrame sus dones sobre cuantosfundaron estos cultos y los alientan y sostienen con tan ardorosaabnegación.

* * *

Uno de estos días será enviado al señor Prego Moya, presiden-te honorario de la Cofradía, un precioso diploma, obra del afa-mado pintor ferrolano Carmelo González, que la Junta Directivade la Cofradía de Nuestra Señora de la Merced, dedica al ilustrecanónigo como testimonio de admiración, gratitud y afecto.— Uncofrade de la Merced.

NECROLOGIAEl 23 de octubre, a las cuatro y media de la mañana,

falleció con la muerte de los justos, en el convento de Mer-cedarias de Alarcón, en Madrid, la Reverenda Madre Asun-ción Andrés, Comendadora del mismo, a los sesenta y cin-co años de edad.

Era natural de Calanda (Zaragoza) y tomó el hábito dediecinueve años.

Religiosa de conciencia delicadísima, fué siempre la edi-ficación de la comunidad por su puntualidad y fervor en to-dos los actos de la vida religiosa y por su afán de hacerlotodo bien.

Desempeñó los cargos más importantes de la casa yúltimamente, siendo Comendadora, emprendió la renova-ción total de ella, exigida por su estado ruinoso y por eldesarrollo de la comunidad y de su brillante colegio.

Nuestro Señor premió sus virtudes con una serenidad

admirable a la hora de la muerte. El día 15 se sintió acata-rráda, a pesar de lo cual se levantó con todas a primerahora, pero creciendo la indisposición, hubo de acostarse yel medico declaró que se trataba de una bronquitis peli-grosa.

Ella misma pidió el Viático, para no verse privada de laComunión diaria, que era todo su encanto. Pidió igualmen-te la Extremaunción, que recibió con pleno conocimiento ygran edificación. Sin cosa que reparar en su conciencia,repetía los actos de contrición y de ofrecimiento al Señor,recibiendo la absolución cuantas veces le era posible.

Apenas exhaló una queja, a pesar de que sus ahogoseran terribles y la tos le abría la cabeza. Ni una reina en sutrono estaría con mayor serenidad que ella en medio de susdolores. Viéndola así nos olvidábamos de la impresión pe-nosísima que nos dejaron otras agonías por bronquitis.

Como todos lo habíamos pedido, el Señor le dió alivioel sábado último, extinguiéndose dulcemente su vida enmedio de piadosos efectos.

¡El Señor la tenga en su seno y nos dé a todos unamuerte semejante!

FRAY GUILLERMO VAZQUEZ

—En Verín, el 25 de Septiembre, falleció piadosamenteen el Señor D.' Maximina Macía, cofrade de Nuestra San-,tisima Madre.

A su viudo, D. Laureano G. Gajo, nuestro sentido pé-same.

—También en Verín falleció la señorita María JosefaFernández, a los dieciocho años de edad, cofrade de laMerced.

A su familia reiteramos nuestra condolencia.

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Indulgencias de la Orden en el mes de Diciembre.4. Domingo II de Adviento. Indulgencias de las Esta-

ciones que nuestros Terciarios y Cofrades ganan visitandoalguna iglesia de la Orden o la de la Cofradía, como sivisitasen las iglesias estacionales de Roma.

8. La Inmaculada Concepción de Nuestra Señora.Indulgencia plenaria a los Terciarios y Cofrades que visi-ten nuestras iglesias y absolución general.

11. Domingo III de Adviento. Indulgencias de las Es-taciones.

14. Miércoles de Témporas. Indulgencias de las Es-taciones.

16. Viernes de Témporas. Indulgencias de las Esta -ciones.

17. Sábado de Témporas. Indulgencias de las Esta-ciones.

18. Domingo IV de Adviento. Indulgencias de las Es-taciones.

25. Natividad del Señor. Indulgencia plenaria y de lasEstaciones a los Terciarios y Cofrades que visiten nues-tras iglesias o la de la Cofradía y absolución general.

26. San Esteban. Indulgencias de las Estaciones.27. San Juan Evangelista. Indulgencias de las Esta-

ciones.28. Las Santos Inocentes. Indulgencias de las Esta-

ciones.

REINA INMACULADA, por Fr. Guillermo Vázquez. -FEMINISMO MODER -

NO, por Fr. Ricardo Delgado. --PÁGINA MISIONAL.-ENSEÑANZA RELI-

GIOSA EN LOS COLEGIOS, por Fr. Ricardo Delgado.— UNA ABADÍA QUE

REFORMÓ A EUROPA, por Fr. M. O. —LA SEGUNDA ENSEÑANZA, porWilherri.—SIN AUXILIO, por Julia G. Herreros.—BIBLIOGRAFfA. - FAVORES

DE NUESTRA SANTÍSIMA MADRE.-SUSCRIPCIÓN.-NOTICIAS.-NECROLOGÍA,

INDULGENCIAS DE , DICIEMBRE.

CON LAS DEBIDAS LICENCIAS

Editorial Católica Toledana, Juan Labrador, 6, teléfono 211.