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Editorial L a Constitución de la República Bolivariana de Venezuela arriba a sus quince años. Con un contenido revolucionario, nuestro texto fundamental estableció figuras que cambiaron radicalmente la concepción de Estado que regía durante la vigencia de la Constitución de 1961. Una de esas innovaciones es la de haber pasado de la democracia representativa a la democracia participativa y protagónica, a través de la cual el pueblo tiene una real participación en la toma de decisiones. Otros cambios novedosos tienen que ver con la estructura del Estado mismo: el Estado tradicional, constituido por tres poderes, Legislativo, Ejecutivo y Judicial, pasó a ser un Estado formado por cinco poderes, ya que se agregaron el Poder Ciudadano y el Poder Electoral. Nadie puede negar los avances que trajo la Constitución aprobada por el pueblo, en 1.999. Por eso, a quince años de la promulgación, creemos que lo que hoy corresponde es un reforzamiento de la misma, apuntalando a las instituciones, haciéndolas cada día más fuertes y dejándolas cumplir, sin injerencias, el rol que a cada una corresponda; porque mientras más fuertes sean las instituciones, más fuerte será el Estado y más fuerte será el sistema democrático. Dr. Tulio Jiménez Presidente de la Corte Disciplinaria Judicial

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ori

alLa Constitución de la República Bolivariana de Venezuela

arriba a sus quince años. Con un contenido revolucionario,

nuestro texto fundamental estableció figuras que cambiaron

radicalmente la concepción de Estado que regía durante la vigencia

de la Constitución de 1961. Una de esas innovaciones es la de haber

pasado de la democracia representativa a la democracia participativa

y protagónica, a través de la cual el pueblo tiene una real participación

en la toma de decisiones. Otros cambios novedosos tienen que ver

con la estructura del Estado mismo: el Estado tradicional, constituido

por tres poderes, Legislativo, Ejecutivo y Judicial, pasó a ser un

Estado formado por cinco poderes, ya que se agregaron el Poder

Ciudadano y el Poder Electoral.

Nadie puede negar los avances que trajo la Constitución aprobada

por el pueblo, en 1.999. Por eso, a quince años de la promulgación,

creemos que lo que hoy corresponde es un reforzamiento de la

misma, apuntalando a las instituciones, haciéndolas cada día más

fuertes y dejándolas cumplir, sin injerencias, el rol que a cada una

corresponda; porque mientras más fuertes sean las instituciones, más

fuerte será el Estado y más fuerte será el sistema democrático.

Dr. Tulio JiménezPresidente de la Corte Disciplinaria Judicial

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Tópico Medular AD LITTERAM Al pie de la Letra 2

En el marco del tercer aniversa-rio de la Jurisdicción Discipli-naria Judicial, el viernes 13 de

junio del presente año, el teatro NEA de la CANTV brindó sus espacios para realizar el acto central donde partici-paron los magistrados; Fernando Ve-gas, Primer Vicepresidente del Tribu-nal Supremo de Justicia y Presidente de la Sala Electoral; Janet Madriz in-tegrante de la Sala Electoral del TSJ, Dra. Francia Coello en representación de la Dra. Gladys Gutiérrez, Presi-denta Tribunal Supremo de Justicia, Tulio Jiménez Rodríguez, Presidente de la Corte Disciplinaria Judicial; Ana Cecilia Zulueta, Vicepresidenta de la Corte Disciplinaria Judicial; Merly Morales Hernández, Jueza Principal de la Corte Disciplinaria Judicial; Hernán Pacheco Alviárez, Presidente del Tribunal Disciplinario Judicial; Carlos Medina y Jacqueline Sosa, Vi-cepresidente y Jueza Principal del Tri-bunal Disciplinario Judicial, respecti-vamente. Y como Orador de Orden estuvo invitado el Dr. Germán Saltrón Negretti, Agente del Estado venezola-no para los Derechos Humanos ante el Sistema Internacional.

Durante sus intervenciones los ex-ponentes manifestaron los avances que en tres años ha presentado la Jurisdic-ción Disciplinaria Judicial y se resal-

taron las limitaciones que impuso la sentencia 516 emitida por el Tribunal Supremo de Justicia en Sala Constitu-cional, hecho que permitió al Dr. Tulio Jiménez Rodríguez reiterar su propues-ta de discutir el impacto de esta deci-sión en mesas de trabajo conformadas entre todos los integrantes del sistema de justicia venezolano.

En el contexto internacional, el también presidente de la Corte Disci-plinaria Judicial, denunció que nuestro país es objeto de la inclemente y des-piadada arremetida de corporaciones mediáticas y de centros de poder polí-tico e industrial mundial y que a estos ataques, se han plegado organismos Internacionales como la Comisión In-teramericana de los Derechos Huma-nos y, más recientemente, la declara-ción, difundida por la agencia Efe, de la Relatora Especial de la ONU, sobre la independencia de jueces y fiscales, Gabriela Knaul, quien entre otras co-sas, en fecha 12 de junio del presente año manifestó: “… existen varios pro-blemas en el sistema judicial venezo-lano, pero uno de los más importantes es el hecho de que la inmensa mayoría de los jueces, [las juezas, los y las] fis-cales tienen cargos temporales, lo que les hace vulnerables a las presiones…”

Tercer aniversario: Dr. Tulio Jiménez Rodríguez

Disciplinaria Judicial: Loable labor”

“Jurisdicción

Por: Lic. Ana María Hernández

Han sido tres años de encomiable labor. Gracias a ella se ha visto con satisfacción el surgimiento de una instancia jurisdiccional que ha dado respuesta a las múltiples denuncias, causas y solicitudes que se traducen en la mayor transparencia de la justicia venezolana.

Presidente de la Corte Disciplinaria Judicial

Dr. Tulio Jiménez Rodríguez

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Tópico Medular AD LITTERAM Al pie de la Letra 3

A este respecto es necesario destacar que desde la instauración de la Jurisdicción Disciplinaria Judicial, a partir del año 2011, han devenido una serie de avan-ces en materia disciplinaria de los jueces y las juezas. Entre ellas, el Dr. Tulio Jiménez mencionó la creación de la Oficina de Sustanciación como órgano instructor del procedimiento disciplinario, sección que hasta el momento en el cual duraron sus funciones instructoras, llegó a tramitar, de forma efectiva y célere, un número mayor a las mil seiscientas cuarenta y ocho (1.648) de-nuncias.

JDJ Destacada labor

Para quienes prestan servicios en la Jurisdicción Disciplinaria Judicial, han sido tres años de encomia-ble labor. Gracias a ella se ha visto con satisfacción el surgimiento de una instancia jurisdiccional que ha dado respuesta a las múltiples denuncias, causas y solicitu-des, hecho que ha significado una mayor transparencia de la justicia venezolana. Pero, tal como apuntó el pre-sidente de esta institución:

“en el año 2013 y a pesar de no estar de acuerdo, todos nosotros respetamos dos decisiones emana-das de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, las cuales modificaron sustancialmente las competencias de esta Jurisdicción Disciplinaria Judicial y modificaron el íter procesal y estructu-ral del proceso disciplinario judicial. La sentencia N° 516, dictada por la Sala Constitucional del Tri-bunal Supremo de Justicia el 7 de mayo de 2013, suprimió la aplicación del Código de Ética del Juez Venezolano y la Jueza Venezolana para los ma-gistrados y magistradas del Tribunal Supremo de Justicia, otorgó a la Comisión Judicial del Tribunal Supremo de Justicia la facultad juzgadora de los jueces y las juezas que no son titulares, desplazó la facultad investigativa dada por ley a la Oficina de Sustanciación en favor de la Inspectoría General de Tribunales y erradicó la obligación de consultar previamente al Sistema de Registro de Información Disciplinaria, para el trámite de cualquier postula-ción o ingreso de personal”

En este mismo sentido, -advirtió que la sentencia N° 1.388 - modificó las funciones de la Oficina de Sustan-ciación, al otorgarle atribuciones como Juzgado de Sus-tanciación del Tribunal Disciplinario Judicial, amplió

las facultades de instrucción otorgadas preliminarmen-te a la Inspectoría General de Tribunales y ordenó la inmediata paralización de las causas tramitadas contra jueces y juezas temporales, ocasionales, accidentales o provisorios, lo cual significó la paralización de más de mil seiscientas cuarenta y ocho (1648) causas y un evidente desmedro del derecho de dichos jueces y juezas a ser juzgados en forma expedita e imparcial, conforme lo dispone el artículo 26 Constitucional.

El agradecimiento a la DEM

La Jurisdicción Disciplinaria Judicial funciona en la sede de la Dirección Ejecutiva de la Magistratura, DEM, es decir que en tres años que tiene de fundada no dispone de un espacio propio para operar. En ese sentido, al finalizar su intervención, Jiménez Rodríguez destacó y agradeció el apoyo del ciudadano Director de la Dirección Ejecutiva de la Magistratura, Ingeniero Argenis Chávez, en razón de la cooperación, la colabo-ración y el empeño que ha mostrado para la dotación de una nueva sede para la Jurisdicción Disciplinaria Judicial, cuya edificación se encuentra en proceso de remodelación, adecuación y equipamiento.

Por otra parte reiteró, en nombre de la institución, que “la Jurisdicción Disciplinaria Judicial preten-de superar uno a uno los retos que nos ponga el destino y trabajar incansablemente para crear una gran jornada de discusión y trabajo mancomuna-do que propenda a la integración del Sistema de Justicia, así como de los actores del procedimiento disciplinario judicial, lo cual nos catapultará, insos-layablemente, a un nuevo horizonte lleno de logros y éxitos.”

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Tópico Medular AD LITTERAM Al pie de la Letra 4

JDJ en números

En cuanto al funcionamiento de la Jurisdicción Disciplinaria Judicial, desde el inicio de sus actividades, el 15 de septiembre del 2011, hasta la presente fecha, han ingresados mil novecientas cincuenta y un (1951) causas, especificadas de la siguiente manera: en el 2011 ingresaron quinientas veinticuatro (524) causas, de la cuales, ciento setenta y cuatro (174) provenían de la antigua Comisión de Funcionamiento y Restructuración del Sistema Judicial y las trescientos cincuenta (350) restantes, ingresaron a esta Jurisdicción como causas nuevas.

De esta manera se observa que la recién nacida ins-titución inspiró la confianza del usuario de la adminis-tración de justicia y de los mismos administradores de esta, al incrementarse en más de doscientos por ciento (200%) el número de causas ingresadas con respecto

con la institución precedente. Sin embargo, el Presiden-te de la JDJ, indicó que:

“a pesar de que lo anterior podría interpretarse como un logro sustancial, lo cierto es que la demanda de los ciudadanos y las ciudadanas por la supervisión del Poder Judicial siguió en aumento. De hecho, en el año 2012 ingresaron setecientas cincuenta y tres (753) causas, lo que significó un crecimiento exponencial con relación al número de causas re-cibidas el 15 de septiembre del 2011, mientras que en los años 2013 y 2014 ingresaron cuatrocientas cincuenta y siete (457) y ciento diecinueve (119) causas, respectivamente, números inferiores a los reportados en años anteriores y que nacen como consecuencia directa del mandato cautelar proferi-do por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en fecha 7 de mayo de 2013”.

Respecto al Tribunal Disciplinario Judicial describió con cifras la situación “del año 2011 al 2013, dictó se-tecientas treinta y tres (733) decisiones, de las cuales trescientas seis (306) son sentencias definitivas y cua-trocientas veintisiete (427) son sentencias interlocuto-rias. Mientras que, para el año 2014, el órgano de primera instancia disciplinaria judicial ha dictado dieciséis (16) sentencias interlocutorias y diecinueve (19) sentencias definitivas. Por otra parte, a la Oficina de Sustanciación han ingresado ciento ochenta y nueve (189) causas, de las cuales sustanció y remitió al Tribunal cuarenta (40) de éstas, encontrándose en fase de trámites y sustancia-ción la cantidad de ciento cuarenta y nueve (149).”

La Corte Disciplinaria Judicial, como instancia en al-zada: “ ha recibido ciento veinte (120) causas entre Re-cursos de Apelación, Consultas Obligatorias y Recursos de Amparo, desde su instalación; en tal sentido ha re-suelto noventa y una (91) de esas causas mediante sen-tencias definitivamente firmes, lo que se traduce en un número cercano al cien por ciento (100%) de efectivi-dad. Así mismo, a la fecha se encuentran veintitrés (23) causas en trámite, cuya solución definitiva tendrá lugar con el cumplimiento de sus correspondientes lapsos pro-cesales y seis (6) causas están suspendidas a la espera de la resolución definitiva del recurso de nulidad del Código de Ética del Juez Venezolano y la Jueza Venezolana”.

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Tópico Medular AD LITTERAM Al pie de la Letra 5

En la celebración del tercer aniversario de la Jurisdicción Disciplinaria Judicial, el Magistrado Fernando Vegas Torrealba, Primer Vicepresidente del TSJ y Presidente de la Sala Electoral, destacó la importancia de este organismo dentro del Sistema de Justicia venezolano y la responsabilidad que tiene el juez disciplinario dentro de la sociedad.

Al transmitir el saludo al personal de la Jurisdicción Disciplinaria Judi-cial, en representación de la Magis-trada Gladys Gutiérrez Alvarado, el Magistrado Fernando Vegas Torrealba resaltó:

Nos llena de alegría estar aquí con ustedes compartiendo el tercer ani-versario de la existencia de la Juris-dicción Disciplinaria Judicial, una concepción de nuestra Constitución que lleva, en mi opinión, una sabia decisión, apartar el cuidado de la con-ducta de los jueces y juezas del pro-pio Poder Judicial, que es quien los nombra.

Tras hacer alusión a las palabras del Dr. Tulio Jiménez y a sus consideracio-nes por la sentencia de la Sala Consti-tucional, Vegas Torrealba reiteró que la decisión debe ser acatada y seguida. A este respecto recomendó:

Ceñirnos a lo que ella nos indica y esperar qué va a hacer la Asamblea Nacional con ocasión de la reforma

que está acometiendo del Código de Ética. De manera que la situación es compleja, y trenzarnos nosotros en una discusión al respecto que tendría que ser como sugirió Tulio Jiménez, que se hiciese una reunión particu-larizada para hacer lo que llamamos nosotros, una encerrona de discusión y aclarar puntos que por claro que lo hagamos no van a tener ninguna efi-ciencia hasta que no se consoliden en una ley, que lo haga mandatorio. De manera que lo recomendable es esperar a que la Asamblea Nacional resuelva.

JDJ es parte del Sistema de Justicia

Considerando las palabras del Pri-mer Vicepresidente del Tribunal Su-premo de Justicia y Presidente de la Sala Electoral, Fernando Vegas To-rrealba, se debe tener conciencia que las revoluciones no se hacen en un solo día, algunas actúan de una manera más rápida, con mayor impronta, como la revolución francesa, la bolchevique y la cubana, pero la venezolana, tie-

Magistrado Fernando Vegas Torrealba

necesario balance para administrar justicia

“Jurisdicción

Por: Lic. Ana María Hernández

Disciplinaria Judicial:

Nos llena de alegría estar aquí con ustedes compartiendo el tercer aniversario de la existencia de la Jurisdicción Disciplinaria Judicial, una concepción de nuestra Constitución que lleva, en mi opinión, una sabia decisión, apartar el cuidado de la conducta de los jueces del propio Poder Judicial, que es quien los nombra.

Dr. Fernando Vegas Torrealba

Vicepresidente del TSJ

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Tópico Medular AD LITTERAM Al pie de la Letra 6

ne particularidades, debido a que es un proceso que se da en una sociedad abierta y multipartidaria, sometida al escrutinio del mundo y sometida a chequeos y revi-siones de cuanta comisión inventan en los organismos internacionales, los enemigos de la revolución y del pueblo venezolano.

“Nosotros –refirió el Magistrado– somos una parte nada más, una parte muy importante pero no lo somos todo. De manera que, aun cuando podamos hablar so-bre el tema reuniéndonos, lo cual sería deseable por supuesto, tenemos que esperar para que la Institución que constituye la Asamblea Nacional, que es la que le-gisla, nos diga, cuál es el camino a seguir, de manera mandatorio, con la reforma del Código de Ética.

Si quiero hacer una reflexión y este es el guión origi-nal que preparé, y muy brevemente, porque si bien los jueces y juezas disciplinarios no forman parte del Poder Judicial, eso está claro; sí forman parte del Sistema de Justicia, y tenemos un origen similar porque a los Magistrados y Magistradas nos eligen la Asamblea Nacional, al igual que a ellos.

Sucede que en el caso de los integrantes de la Corte y del Tribunal Disciplinario, hasta tanto se desarrolle el modelo establecido en la Constitución, que pre-vé que sea el Poder Popular quien los elija, tienen mientras tanto el mismo origen que nosotros, que es un origen político porque la decisión de elegirlo involucra a la delegación de la soberanía popular.

No es lo mismo la elección de un juez o jueza, la designación de un juez o jueza, por parte del Po-der Judicial, que es un acto administrativo, que la elección de nosotros, que involucra algo mucho más grande y de responsabilidades que transcienden a lo judicial ante la sociedad, el pueblo venezolano, el Gobierno, gobiernos extranjeros, incluso. Cuán-tas veces no acusan al Poder Judicial por falta de independencia, eso cuando nos hablan bonito, pero generalmente nos dicen otras cosas también.

En relación a las características del juez o jueza dis-ciplinario, el Magistrado Vicepresidente del Tribunal Supremo de Justicia, Fernando Vegas Torrealba, desta-có la existencia del necesario balance para administrar justicia y para cumplir la labor dentro de una sociedad viva, no en un laboratorio:

El juez o jueza disciplinario, como el juez o jueza de las distintas jurisdicciones del país, no solamente debe manejar la cuestión formal, manejar el debido proceso, facilitar que las denuncias lleguen sin dejar que eso se convierta en un río crecido de denuncias sin funda-mento. Debe además mantener el equilibrio y el balan-ce necesario para que funcione con toda su capacidad jurisdiccional, debe tener presente siempre las respon-sabilidades que tiene de frente a la sociedad; y así debe recoger siempre las verdades que le surgen del entorno de los jueces en que se desempeñan.

Agregó además que:

Eso es muy importante porque nosotros no podemos, como jueces o juezas, resolver como si estuviésemos en un laboratorio. Nosotros vivimos en sociedad y cumplimos una función en la estructura social muy importante, que es evitar la venganza privada. En esto momentos estos suena como un atavismo, pero de vez en cuando surgen campanazos por ahí de que eso exis-te, sino no existirían los asesinos a sueldo, por ejemplo.

Eso que es excepcional hoy en día, hubo una época que era común y constituyó un enorme adelanto para la humanidad cuando el Estado se hizo cargo de la justicia, pero eso implica también que nosotros tene-mos responsabilidades con la sociedad, responsabili-dades con la estructura social y eso no lo debe perder nunca de vista ninguno de los jueces o juezas, llámese jueces o juezas de instancia, superiores, en cualquiera de las competencias de nuestro ordenamiento jurídico como los jueces o juezas disciplinarios.

Al cierre de sus las palabras de felicitaciones al perso-nal de la Jurisdicción Disciplinaria Judicial, el Magis-trado enfatizó:

De nosotros esperan mucho la República, la Patria y la Revolución. Solamente nosotros tenemos que asumir qué debemos responder a esas expectativas y cómo debemos hacerlo. No podemos esperar a que al-guien nos lo indique, esas son cosas de nuestro fuero íntimo. Cuando se toma una decisión no se abre una carpeta de consultas, la decisión la tienen que tomar ustedes, considerando siempre eso. La Ley, el acervo probatorio, el entorno judicial, así como las conse-cuencias de esa decisión.

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Tópico Medular AD LITTERAM Al pie de la Letra 7

Dr. Luis Martínez HernándezEx-Magistrado de la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia

Reflexiones sobre el estado democrático, social, de derechoy de justicia en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela

1. Introducción

El tema que abordaremos en este artículo resulta especial-mente complejo, por lo que en esta edición de Ad Litteram, trataremos el aspecto político y jurídico en la actualidad de nuestro país, elementos que, en la mayoría de los casos, han sido enfocados de manera superficial, cuando no sesgada y poco científica. Me refiero a la compatibilidad del modelo socialista que actualmente impulsa nuestro gobierno, con la cláusula constitucional que define a nuestra República Boli-variana como “Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia” (artículo 2 de la Carta Fundamental). Digo que el enfoque mayoritario ha sido sesgado porque la respues-ta automática que se obtiene es la pretendida contradicción radical e insalvable entre ambas concepciones. Dicha res-puesta viene precedida de dos premisas falsas: la primera, que identifica al Socialismo no ya con el marxismo, sino con el modelo marxista-leninista y su desviación stalinista, en franco desconocimiento de que las doctrinas del socialismo y marxismo son una cosa, y la aplicación que de tales tesis se hizo (o pretendió hacer) en un determinado lugar y mo-mento histórico, son otra muy distinta. La segunda falacia es aquella que sostiene que el único Estado de Derecho ―y la única Democracia― que puede existir es aquel que impera bajo un modo de producción capitalista. Por supuesto, par-tiendo de unas bases tan simplistas, no se puede llegar sino a la conclusión ya referida1.

Pero a mi modo de ver, al demostrarse la falsedad (o al menos la cuestionabilidad) de esta interesada simplifica-ción, sí es posible sostener la compatibilidad del esquema socialista (y cuando digo socialista me refiero al socialismo democrático) con el modelo constitucional de Estado que impone nuestra Carta Magna. De hecho, más que concilia-bles, pretendo hacer ver ―con el apoyo de ilustradas y auto-rizadas opiniones que sostienen esta tesis en otras latitudes, y que sospechosamente, nunca son mencionadas en los foros académicos y universitarios de nuestro país― que ambos términos van indisolublemente unidos, más allá del hecho de que, evidentemente, lograr esa unión implica avanzar en un proceso de profundización de la democracia económica y social y en la adquisición de conciencia cívica y social democrática de nuestros ciudadanos.

Es por eso que, a continuación, me permitiré compartir con ustedes algunas reflexiones, que por supuesto no preten-den ser definitivas ni inmutables, sino al contrario, están su-jetas a la discusión y reflexión, como tiene que ser en todos los casos en que se trate de tesis científicas, y no de simples opiniones -cuando no dogmas- prejuiciados que pretenden arroparse bajo el manto de la academia. Sin embargo, antes de llegar al punto central de mi disertación, que es el de la re-lación entre el Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia que propugna para Venezuela la Constitución, y el Socialismo Democrático, necesariamente hay que referirse, aunque sea brevemente, a las nociones clásicas del Estado de

1A este respecto, Elías Díaz, a quien citaremos repetidamente, se refirió a lo expuesto: “La democracia liberal y la democra-cia socialista van más conectadas -en la historia, en la teoría y en la realidad actual, de lo que piensan quienes ven al socialis-mo como irremediablemente estatista y totalitario, y también, en el polo opuesto, de quienes califican peyorativamente a la pri-mera de democracia <<garantista>> (que se ocuparía sólo de las libertades <<formales>>) y que, en consecuencia, dan de la segunda una imagen, en mi opinión, muy dudosa e insuficientemente democrática”. DÍAZ, Elías: El Estado democrático de Dere-cho y sus críticos izquierdistas. En: Legalidad-legitimidad en el socialismo democrático. Editorial Civitas, S.A. Madrid, 1978, p. 155.

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Tópico Medular AD LITTERAM Al pie de la Letra 8

Derecho, y a su derivación, el Estado Democrático Social de Derecho. A ello paso a aludir a continuación.

2. El Estado de Derecho. Noción y caracteres

Como bien apunta la doctrina, no todo Estado, por poseer un ordenamiento jurídico, es Estado de Derecho. Es decir, no todo Estado, por el hecho de tener Derecho, o aún de re-girse por el Derecho, es un Estado de Derecho2.

El Estado de Derecho es entonces una institución fun-damental en la historia del constitucionalismo, y para que pueda hablarse del mismo, se requiere la existencia de un ordenamiento jurídico y político que incluya, como mínimo, los siguientes requisitos:

1) La existencia de un catálogo de Derechos del indivi-duo frente al Estado, dotados de una protección constitucio-nal reforzada3;

2) La separación ―que no división― de los Poderes del Estado, como manera de contrarrestar la preponderancia de uno frente a otros, y en última instancia, frente al ciudadano;

3) La vigencia del principio de legalidad, que hoy en día resulta más bien de juridicidad, y que implica el sometimien-to de los órganos del Poder Público en su actuación a normas preestablecidas;

4) La escogencia de los titulares de los Poderes Públicos (o al menos de los Poderes Ejecutivo y Legislativo) por me-canismos democráticos, como medio de preservar el ejerci-cio de la soberanía popular;

5) La existencia de un sistema efectivo de control judicial de las actuaciones de esos Poderes Públicos, ejercido por jueces y juezas autónomos e independientes, como meca-nismo de garantizar la plena efectividad de todos los demás requisitos4.

Valga señalar en esta introducción que no se trata de un recorrido histórico aislado por parte de cada uno, sino de entender que la evolución de cada elemento influye sobre el resto, por lo que terminan todos convergiendo en el surgi-miento paulatino de lo que hoy se conoce como “Estado de Derecho”.

3. Origen y evolución histórica del Estado de Derecho. Del Estado Liberal de Derecho al Estado Social de Derecho.

El Estado de Derecho es, en primer término, una construcción histórico-política ―que luego deviene jurídica― que comienza a surgir como reacción racionalista frente al absolutismo monárquico, propio de la Europa de los siglos XVII y XVIII, y en algunos casos, XIX5. Frente a la noción de la soberanía del Rey, surge la noción de la Soberanía del Pueblo (tesis de Rousseau). Ahora bien, ¿cómo se manifiesta esta soberanía? Directamente, de acuerdo con Rousseau, pero luego se entiende que se instrumenta mediante mecanismos indirectos de democracia representativa, por medio de los cuales el cuerpo electoral escoge a sus representantes, ante el Parlamento. A su vez, esos representantes se expresan fundamentalmente mediante la emanación de un producto normativo específico: la ley, que es la expresión de la voluntad general6.

Es esa Ley, entonces, la expresión del ejercicio de la soberanía por su nuevo titular, y es ella también la norma suprema del Estado, por lo que se pasa de un “gobierno de los hombres” a un “gobierno de las leyes”. Se está en presencia entonces del “imperio de la Ley”7.

A su vez, ese “gobierno de las leyes” (que actualmente ha venido a transformarse en el principio de legalidad o juridicidad de los actos del Poder Público), implica entonces

2DÍAZ, Elías: Teoría General del Estado de Derecho. Revista de Estudios Políticos Nº 131. Instituto de Estudios Políticos. Madrid, 1963, p. 21. La aclaración es pertinente, toda vez que es conocida una posición pretendidamente neutral que asimila cualquier Estado con Estado de Dere-cho, sostenida por Kelsen, como destaca entre otros: PÉREZ LUÑO, Antonio Enrique: Derechos Humanos, Estado de Derecho y Constitución. 9º edición. Editorial Tecnos, Madrid, 2005. p. 245).

3La vinculación entre los Derechos Fundamentales y el Estado de Derecho ha llevado a la doctrina a sostener que se trata de una interdependen-cia entre ambas nociones (PÉREZ LUÑO, op. cit., p. 219).

4Ibidem, p. 229. Agrega la doctrina alemana, la expectativa de indemnización antes las intervenciones patrimoniales (Cfr. BENDA, Ernesto: El Estado Social de Derecho. En: BENDA, MAIHOFER, VOGEL, HESSE, HEYDE: Manual de Derecho Constitucional. 2º edición. Marcial Pons. Madrid, 2001, p. 488). Sobre estos requisitos que configuran al Estado de Derecho véase también de Elías DÍAZ, Teoría General…, pp. 29-38; El Estado democrático, pp. 150-151; El Estado Social y Democrático de Derecho. Jornadas de Estudio sobre el Título Preliminar de la Constitución. Ministerio de Justicia, Madrid, pp. 6-8 y 13-24. Vease también: GARRORENA MORALES, Ángel: El Estado español como Es-tado Social y Democrático de Derecho. Temas clave de la Constitución Española. Tecnos. 4º reimpresión. Madrid, 1991, p. 161 y ss. y 170-198.

5Cfr. DÍAZ, Teoría General…, p. 22; DÍAZ, Elías: Socialismo Democrático y Derechos Humanos. En: Legalidad-legitimidad en el socialismo democrático. Editorial Civitas, S.A. Madrid, 1978, p. 133. El asunto del origen de la noción es controvertido. Así por ejemplo, se sostiene que su inspiración moderna se remonta a Kant (PÉREZ LUÑO, op. cit., pp. 220-225). También se refieren como antecedentes remotos las ideas del iusnaturalismo racionalista (DÍAZ, Teoría General…, p. 25.); GARRORENA MORALES, op. cit., pp. 162-163.

6PÉREZ LUÑO, op. cit., p. 226.

7DÍAZ, Teoría General…, p. 23.

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Tópico Medular AD LITTERAM Al pie de la Letra 9

la primacía de la ley como fuente jurídica y política que legitima el ejercicio del Poder. De allí entonces la explicación para el surgimiento de la reserva legal, en el entendido de que hay una serie de materias respecto de las cuales, dada su importancia, su regulación sólo puede corresponder a la Ley, expresión del Parlamento soberano.

Esas materias se refieren, fundamentalmente, a los derechos individuales frente al Estado, originariamente, libertad y propiedad, que solo pueden ser limitados por el Legislativo mediante normas generales y abstractas (principio de igualdad). Hay que tomar en cuenta que se está en la primera etapa del surgimiento de lo que en el futuro será el Estado de Derecho. En las postrimerías del siglo XVIII en la Francia revolucionaria, es la Burguesía (como clase emergente), la que insurgirá frente a los privilegios de la Nobleza y el Clero, y esta Burguesía exige fundamentalmente del nuevo orden de cosas, el respeto a sus derechos e intereses (fundamentalmente limitados a los derechos individuales: vida, libertad, seguridad, propiedad, libertad de empresa, de asociación)8. ¿Y cómo se logra este respeto? Mediante la emanación de normas legales que limiten la actividad del Estado sobre tales Derechos, de corte netamente individualista y burgués9.

Ello se conecta con otro elemento que impactará en la evolución del Estado de Derecho. Se acepta solo parcialmente la tesis de Rousseau respecto a la Soberanía, puesto que esta Soberanía no es ya popular, sino nacional. Y no se trata de un mero cambio de términos, pues culminada la revolución francesa y derrotado el Primer Imperio, en la época de la Restauración Monárquica (ahora Monarquía Constitucional), se sigue aceptando que la soberanía no reside en el Monarca, sino en la Nación (tesis unitaria que termina por imponerse en Francia), o al menos, que no reside únicamente en este, sino que se comparte con el Parlamento (tesis dualista alemana, y en ciertas épocas, en la España del siglo XIX). Pero es que esta Nación ya no se identifica con el Pueblo en su totalidad, sino con aquellos que detentan cierto status socio-económico o educativo, es decir, la burguesía, no el pueblo. De allí la tesis del sufragio limitado o censitario,

como mecanismo de legitimación de un orden de cosas que permite a la burguesía tomar y mantener el control social y político.

Se está en presencia, entonces, en el siglo XIX, del Estado Liberal de Derecho, en el cual, si bien están garantizados ciertos mecanismos que limitan la arbitrariedad estatal, los mismos están orientados a proteger fundamentalmente a una clase social, por lo que el Estado se limita a garantizar un orden de cosas determinado, y deja el resto a la iniciativa privada. De allí que se identifica al Estado Liberal con el Estado Abstencionista, en el entendido de que el Estado solo interviene en aquellos asuntos que no interesan al mercado (orden público interior y exterior, posteriormente salud y educación). Es durante este orden de cosas cuando la doctrina alemana acuña el término “Estado de Derecho”10 .

Pero este “Estado de Derecho”, en su primigenia versión liberal o burguesa11 ―se insiste― sigue transformándose a medida que los movimientos sociales en la Europa del siglo XIX (luchas obreras y campesinas), motivados por el deficiente desempeño del mismo y la explotación de las clases menos favorecidas, inspirados en doctrinas tales como el socialismo utópico, el anarquismo, y posteriormente el socialismo científico o marxismo, comienzan a evidenciar las múltiples carencias de ese “Estado de Derecho”12.

Más recientemente, como consecuencia de la crisis del capitalismo, acaecida en la década del treinta del siglo pasado, y con mayor difusión luego de la segunda guerra mundial, el “Estado de Derecho” adopta la denominación de “Estado Social de Derecho”, inspirado por la doctrina alemana que estudia la Constitución de la República de Weimar y comenta posteriormente la Ley Fundamental de Bonn13.

Con este “Estado Social de Derecho” se quiere expresar, en una primera oportunidad, el abandono de los principios liberales del Estado Abstencionista, y su sustitución por un Estado interventor en el orden económico-social, que intenta mantener la llamada “procura existencial”, es decir, un nivel

8DÍAZ, Socialismo democrático…, p. 141; El Estado Social…, p. 9.

9DÍAZ, El Estado democrático…, pp. 151-153.

10PÉREZ LUÑO, op. cit., p. 225, nota al pie 27. La paternidad del término se le asigna a Von Molh, aunque hay antecedentes más remotos (DÍAZ, Teoría General…, p. 26).

11Se señala al respecto que “…el Estado de derecho comienza siendo Estado liberal de derecho” (DÍAZ, Teoría General…, p. 29).

12Cfr. Ibidem, p. 229.

13El origen del término Estado social se encuentra también en la doctrina alemana del siglo XIX, con una significación distinta a la actual (GA-RRORENA MORALES, op. cit., p. 30. Agrega el autor, refiriéndose a la inclusión de la cláusula del Estado Social, que la misma se dirige a la consolidación de las transformaciones en el seno de las democracias neocapitalistas (ibidem, pp. 45-47).Véase la referencia a la crisis del Estado Liberal de Derecho en PÉREZ LUÑO, op. cit., p. 248; DÍAZ, Teoría General…, p. 27).

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de prestaciones estatales que le permiten al individuo que vive en sociedad, disfrutar de cierto nivel de calidad de vida a la vez que se tienden a paliar las desigualdades sociales a través de la acción estatal y la reorientación de la política fiscal14.

4. El Estado Democrático de Derecho. Una polémica inconclusa

Pero el avance de la expresión “Estado Social de Derecho”, va más allá. Así, por ejemplo, mientras que para un sector de la doctrina alemana, el “Estado Social de Derecho” significa y se limita a lo antes expresado15, para otro sector de la doctrina, un “Estado Social de Derecho” implica la acción de los órganos públicos de una extensión y contundencia tal que determina un progresivo cambio en el modo de producción capitalista, pero no hacia un modelo marxista-leninista o stalinista, sino hacia el socialismo democrático.

Al respecto se ha señalado:

El Estado Social de Derecho tuvo, por tanto, un origen híbrido fruto del compromiso entre tendencias ideológicas dispares, que ha gravitado sobre su evolución ulterior. De un lado, representó una conquista política de socialismo democrático (…), de otro, es fruto también del pensamiento liberal más progresista que lo concibe como un instrumento de adaptación del aparato político a las nuevas exigencias del capitalismo maduro16.

De tal forma, puede mencionarse el caso italiano, o más recientemente, el caso de la Constitución Española de 1978 (inspiradora, al menos en los textos, de muchas de las normas

que consagran principios y valores en nuestra Constitución), contentiva de una cláusula que define al Estado como “Estado de Derecho Democrático y Social”. Si bien para respetables opiniones, la fórmula en sí no difiere del modelo alemán en la cual se inspira, es decir, de un modelo de Estado que, aun reconociendo como sistema inspirador económico el capitalista, no por ello renuncia a la intervención pública en la economía en aras de la consecución de los objetivos de igualdad, progreso y desarrollo integral de la sociedad (el llamado “modelo de economía mixta” o más recientemente, de “economía social de mercado”)17.

Pero en tales casos, lo cierto es que otra no menos res-petable tendencia (progresista y vinculada con el socialis-mo ya desde el momento constituyente), sostuvo y sostiene que el Estado Democrático y Social de Derecho va mucho más allá de aquél que, aceptando el orden de cosas existente (es decir, el modo de producción capitalista), se limita a tra-tar de aliviar, por medio de regulaciones y prestaciones, las más intolerables desigualdades económicas sociales. Por el contrario, ese Estado Democrático y Social (que no por ello deja de ser Estado de Derecho), implica entonces entender la cláusula del Estado Democrático no meramente limitada a la democracia concebida como garantía del ejercicio del poder soberano a través de la voluntad popular y del respeto al pluralismo político, sino como Estado Democrático en el cual se trata de corregir el orden de cosas imperante a través de una decidida (pero no arbitraria ni antijurídica), acción del Estado, en orden a implantar una democracia avanzada que supere las graves fallas del capitalismo para garantizar la igualdad más allá de la igualdad formal, y que, en cambio, en la consecución de la igualdad formal, establezca límites racionales a los clásicos derechos surgidos en el Estado Li-beral, es decir, propiedad y libre iniciativa privada18.

14Cfr. PÉREZ LUÑO, op. cit., pp. 229 y 234.

15Véase la referencia que hace PÉREZ LUÑO, op. cit., p. 232. Véase también: BENDA, op. cit., pp. 491-493.

16Ibidem, p. 230.

17Sin embargo, hay matices entre quienes postulan esta tendencia. Así por ejemplo, comentando la Constitución española, se señala: “…la Constitución incluye, junto al reconocimiento de la <<libertad de empresa>> y de la <<economía de mercado>>, determinadas menciones de contrario signo, las cuales deben ser puestas en conexión con esa posibilidad, últimamente enunciada, de entender el modelo neocapitalista no tanto como sistema complacida e inmovilistamente asumido cuanto como situación de partida desde la que transitar a formas superiores de solidaridad y convivencia. No se trata, por supuesto, de aquellas referencias que prevén una cierta acción social del Estado, la cual es congé-nita al propio esquema mental del neocapitalismo, sino de aquellas otras sobre las cuales es posible apoyar una efectiva transformación” (…) “…la cláusula final del artículo 129.2, rectamente interpretada, parece autorizar el pleno desmantelamiento de las estructuras capitalistas de la economía”. (GARRORENA MORALES, op. cit., pp. 91-92). Véase también: ibidem, pp. 205-209.

18DÍAZ, Teoría General…, pp. 41-44. Agrega el mismo autor: “…todo Estado de Derecho es, como mínimo, liberal (…) Si se le define además, como <<social>> y, sobre todo, como <<democrático>>, es para añadir algo a ese núcleo inicial; Estado intervencionista y derechos socia-les, entre otras cosas, en el primer caso; transformación progresiva del modo de producción basado en la apropiación privada de los medios, materiales y culturales, de producción (con objeto de hacer realidad aquellos objetivos) en el caso del Estado democrático de Derecho” (El Estado Social y Democrático…, p. 38). Comenta esta posición también PÉREZ LUÑO, op. cit., pp. 236-237, aunque este autor sostiene la dificultad de sustentar esa tesis en el texto de la Constitución Española (Ibidem, pp. 240-243), y no se muestra partidario de ella (Ibidem, pp. 244-245). En todo caso, enfatiza la estrecha relación entre el valor “igualdad” y el Estado Social: GARRORENA MORALES, op. cit., pp. 48-50 y BENDA, op. cit., p. 548; aunque el primero tampoco coincide plenamente con la tesis del socialismo democrático como origen ideológico de varias disposiciones de la Constitución Española: op. cit., pp. 217-242.

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En ese sentido, para esta corriente no es un exabrupto ni un escándalo sostener que el Estado Democrático debe ten-der a la socialización de los grandes bienes de producción, a la implantación de modelos de cogestión empresarial entre los trabajadores y los empresarios, al respeto de la propie-dad de los bienes de uso y consumo pero a la eliminación de la acumulación de grandes riquezas (contrarias per se al interés nacional y social), en fin, a la verdadera eliminación de las grandes desigualdades sociales y económicas impues-tas por un modo de producción neocapitalista y globaliza-do, como único medio de procurar la igualdad material (de oportunidades), pero respetando las diferencias individuales de cada quien en cuanto a méritos y trabajo.

Igualdad y democracia, pues, son elementos íntimamente vinculados, pues una democracia en la cual las élites políti-cas y económicas imponen su voluntad mediante la detenta-ción de los grandes medios de producción, no puede conlle-var a un verdadero Estado Democrático de Derecho. Por el contrario, esta igualdad solo podrá llevarse a cabo mediante el socialismo democrático, que debe diferenciarse muy bien de los totalitarismos que en nombre de una ideología han tiranizado al individuo. Socialismo democrático implica en-tonces todas las conquistas del Estado de Derecho (garantía de los derechos fundamentales, soberanía popular, separa-ción de poderes, control judicial eficaz de la actuación del Estado), en conjunción con la actuación del Estado hacia la consecución de una igualdad real.

En tal sentido, señala Elías Díaz:

El Derecho actual deberá ser igual en lo que se refiere al fundamental respeto a la libertad y la seguridad perso-nal, pero deberá se desigual para lograr la igualdad, para superar la necesidad. Es decir, será un Derecho desigual en favor del explotado, en lo que se refiere a los factores económicos, sociales y culturales que dificulten o impi-den tal igualdad. Sobre esas bases, lo determinante será la creación de tales condiciones sociales y económicas que ―acabando con la propiedad privada de los gran-des medios de producción― hagan en verdad posible la satisfacción de las necesidades de todos los hombres, y con ella la igualdad (objetivo base), así como la efectiva realización de los derechos humanos19.

Y agrega el mismo autor en otra oportunidad:

El objetivo del Estado democrático de Derecho es justamente el de hacer realidad aquellas exigencias incumplidas: para ello, lo que se propone como base es la liquidación del sistema neocapitalista y el paso progresivo a un modo de producción socialista (que hoy debe saber armonizar planificación y autogestión para lograr un verdadero control colectivo de la economía)20.

Complementando tal afirmación al destacar:

…Tal profundización y avance de la democracia no parece ya posible ni suficiente ―esta es la cuestión― utilizando los resortes de cambio de que dispone el modo de producción capitalista actual: lo que el mundo actual necesita no es, creo, el eterno retorno de la nunca benéfica <<mano invisible>> individualista, pero tampoco es posible ya quedarse en el paternalista Estado benefactor del neocapitalismo. El socialismo posee potencialidades mayores para, a través de un Estado que sea eficaz y que esté, a la vez, controlado y orientado por la voluntad popular, a través de la plena potenciación de la sociedad civil y sus organizaciones, con una conciencia social, una ética solidaria y comunitaria, una cultura del humanismo real, pero también a través de la no apropiación privada de la plusvalía y de los medios, grandes medios de producción, poder dar pasos progresivos para la consecución, siempre inacabada, de esa <<sociedad democrática avanzada>>…21.

Para concluir expresando, también en otra publicación:

El control popular del poder político y la implantación de un modo de producción socialista con planificación y autogestión constituyen, pues, la base y el objetivo del Estado democrático de Derecho en nuestro tiempo (…) El Estado democrático de Derecho ―si se me pide una definición final― sería así la institucionalización jurídico-política del poder popular o, como digo, la realización democrática del socialismo22.

19Socialismo democrático…, p. 136. Añade este autor: “Existe una ineludible conexión entre libertad e igualdad, y entre libertad e igualdad real. Los obstáculos a la igualdad son también obstáculos a la libertad y viceversa. El liberalismo conduce así coherentemente al socialismo” (p. 138).

20El Estado democrático…, p. 157.

21El estado social y democrático…, p. 12. Agrega en esa obra, describiendo el alcance de socialismo democrático en el marco de un Estado de Derecho, que el mismo implica la transformación del modo de producción capitalista, cambio perfectamente compatible con el respeto a ciertas zonas de propiedad privada, mercado y libre empresa particular (pequeña y mediana empresa, sobre todo). Cfr. p. 41.

22Ibidem, p. 184.

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Por su parte, Garrorena Morales, expresa, comentando la cláusula del Estado Social de la Constitución española y su relación con el modelo económico constitucional:

De este modo, en un equilibrio disimulado por la distancia (…) el reconocimiento en el artículo 38 de la empresa, columna vertebral del sistema capitalista, queda compensando con la admisión (…) de la posibilidad de que determinados sectores de la economía ―los <<esenciales>> parece prever dicho precepto― sean progresivamente socializados y sustraídos a la iniciativa capitalista y privada23. (...) …la opción por un modelo más o menos puro de economía capitalista o neocapitalista significaría el balanceamiento hacia la aceptación conservadora de esta fórmula, mientras que el reconocimiento de determinadas formas de economía socializada o, al menos, abierta a una progresiva socialización de sectores y transformación de estructuras, supondría la recepción constitucional de elementos próximos a su versión más avanzada24.

¿Implica ello el riesgo de regresar a anteriores estadios de la historia, en los cuales, bajo el artificio de invocar la igualdad real, se terminaron sacrificando las conquistas del Estado Liberal de Derecho sin lograrse las del Estado Social Democrático de Derecho? Efectivamente, ese riesgo siempre está presente, pero como bien sostiene Elías Díaz25, entre tanto se respeten las reglas del juego del respeto a la voluntad popular, del pluralismo político, de la posibilidad de disentir frente a una voluntad mayoritaria manifestada por una minoría con reales oportunidades de convertirse

en un futuro en mayoría y de la garantía efectiva de los Derechos Fundamentales, no hay razones para limitarse a entender el Estado Democrático y Social de Derecho como el “ogro filantrópico” de que habla Octavio Paz, es decir, como un Estado que se limita a actuar como árbitro frente a la supuestamente “libre” tendencia del mercado (libertad inexistente pues está condicionada por los grandes sectores económicos que manejan la economía mundial), y que solo en caso de gravosas desigualdades y desequilibrios, actúa como una especie de regulador de tales anomalías, y que, si bien impone correctivos e interviene en la economía, se limita a enmendar las consecuencias nocivas del capitalismo, y no va a la raíz del problema.

Por el contrario, la actual crisis económica mundial (crisis capitalista), producto de la irresponsabilidad criminal de ese “libre mercado”, demuestra la insuficiencia del modelo de Estado Social que se limita a atenuar las consecuencias, frente a un Estado Democrático y Social que actúa en aras de lograr una real consecución de la democracia política y económica, único modo de garantizar la dignidad de todos los ciudadanos, y no sólo de unos pocos.

En ese sentido, se ha destacado en referencia a la moderna noción de Estado Social de Derecho, en una idea que permite enlazar este punto con el siguiente a tratar:

Para dotar a la noción de <<Estado de Derecho>> de un status significativo preciso y, consiguientemente, para comprender su relevancia en la teoría y en la praxis política, es necesario reconocer en ella una tensión entre

23Op. cit., p. 79.

24Ibidem, p. 88.

25Socialismo democrático…, p. 146, en donde señala: “…existe una mutua interrelación entre estructura (forma de propiedad y producción) y supraestructura (derechos humanos). Pero esa dialéctica interrelación no lleva -como a veces, simplista y ambiguamente se solicita- a una <<superación>> (que con frecuencia se queda en mera mecánica negación) de los derechos humanos -de muchos de ellos, al menos- por considerarlos vestigios burgueses, residuos ideológicos de la sociedad capitalista, sino que se expresa precisamente como interrelación que conduce a una más efectiva realización de tales derechos y a su ampliación democrática a todos los hombres, objetivos no susceptibles de ser plenamente alcanzados (a pesar de todas las conquistas allí arrancadas por la clase obrera) en el marco de una sociedad de estructura capitalista o neocapitalista” (…) “En la sociedad libre con predominio de formas socialistas de producción no sólo no queda (no debe quedar) <<superado>> -de hecho, sólo negado- el Estado de Derecho (de nuevo calificado como residuo burgués), sino que aquél se perfecciona y se realiza, al nivel de los tiempos actuales, a través de las exigencias totales que caracterizan al que puede entonces denominarse como Estado democrático de Derecho”. Agrega DÍAZ en otra oportunidad: “El Estado democrático de Derecho aparece así como el intento, difícil, pero no imposible, de lograr, de ir logrando, la necesaria real conjunción entre democracia y socialismo, o, lo que es lo mismo, de hacer que el socialismo sea, de verdad, libertad, y no degenere, como ha ocurrido hasta ahora en los sistemas del denominado <<socialismo realmente (in) existente>> en una <<nueva>> forma de opresión”, para luego insistir en la caracterización del Estado democrático como paso: “de un modo de producción capitalista a un sistema socio-económico y cultural de carácter socialista, en el que, por otro laso (y por eso se habla también de Estado de Derecho), las libertades, el pluralismo y los derechos fundamentales viniesen no ya solamente asumidos y respetados, sino, más aún, efectivamente protegidos y realizados, cosa que el capitalismo sólo muy sectorial e insuficientemente ha podido hasta ahora hacer…”.“ El Estado Social y democrático…, pp. 11 y 3 . Sobre este autor, ha comentado PÉREZ LUÑO, op. cit., p. 236: “No sería por tanto exagerado afirmar que para una generación entera de estudiosos españoles las tesis de Elíaz Díaz han sido punto de referencia obligado al investigar y escribir sobre el Estado de Derecho”.

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las garantías formales que la integran y las exigencias materiales de justicia que la presentan como elemento de legitimación. Esa es la razón de que la doctrina italiana tratara de establecer un nexo entre las nociones de stato di diritto y Stato di giustizia26 (negrillas añadidas).

En ese mismo orden de ideas, se apunta que:

…hay base para estimar que, en virtud sobre todo de circunstancias de carácter económico-político internacional, se producirá el paso a una segunda etapa, en el cual el Estado social de derecho alcanzará su objetivo propio y final, constituyéndose como Estado capaz de conciliar y coordinar democracia y socialismo, meta que aparece como necesaria para una generalización y universalización del Estado social de derecho27, (...) El paso de la fase del Welfare State al sistema de coordinación entre socialismo y democracia es totalmente ineludible para lograr el objetivo final de un auténtico Estado social de derecho28.

5. El Estado de Derecho y de Justicia

5.1. Premisas generales

En este desarrollo teórico y práctico, se llega entonces al Estado de Derecho y de Justicia. Y hay aquí también dos grandes tendencias, aquella que plantea que se trata de una reiteración de vocablos más o menos tautológica, o al menos complementaria29. Para esta tesis, el Estado de Justicia se refiere al Estado en el cual impera la Justicia material, y no meramente la formal, la igualdad en la ley, y no solo frente a la Ley. Se trata del mismo Estado Social en su concepción contemporánea, en cuanto a Poder Público que actúa en la búsqueda de la superación de las grandes desigualdades a través de medidas concretas y específicas, respetando el modelo económico y social capitalista o neo-capitalista30.

La segunda tendencia, a la cual nos adherimos, siguiendo con los lineamientos ya expuestos, plantea que el Estado de Justicia es un estadio de superación del Estado Social de Derecho hacia el logro de una verdadera Justicia, que

necesariamente implica igualdad formal y material. Pero esta tesis, a diferencia de la anterior, entiende que el logro de esa igualdad pasa por asumir frontalmente la causa del problema de la desigualdad, que es el modo de producción capitalista o neocapitalista que permite la acumulación indiscriminada del capital en pocas manos, frente a la escasez que deben sufrir las grandes mayorías. Pero a su vez, a diferencia también, esta vez de entender al socialismo y a la “dictadura del proletariado” como dictadura política31, como lo hicieron las corrientes leninistas, que terminaron en la dictadura de una cúpula o la dictadura de un solo hombre (stalinismo), es que este Estado de Justicia (que incluye el Estado de Derecho pero va más allá), es genuinamente democrático, y su desarrollo se realiza en el marco de la Constitución, y no de un proyecto ideológico ilegítimamente impuesto por una supuesta élite. Y cuando se habla de que se trata de un Estado de Justicia en el marco de la Constitución, ello determina que es entonces un Estado que reúne las características del Estado de Derecho que mencionamos previamente.

En ese orden de ideas, apunta Elías Díaz:

El sentido que puede tener la calificación del Estado social de derecho como Estado de justicia ―fórmula bastante generalizada― parece radicar, por un lado, en la idea de que el Estado actual debe implantar eso que se denomina <<justicia social>>, y por otro, con significación más profunda y general, en la afirmación de que el Estado social de derecho realiza los postulados que hoy se consideran justos, es decir que legitiman un sistema político actual. Ellos son, fundamentalmente, la democracia económica, social y política, la libertad y la paz en el orden internacional. Desde este punto de vista considera hoy que el Estado legítimo, el Estado justo o de justicia en nuestra situación histórica, viene encarnado por el Estado social de Derecho. En cualquier caso, la fórmula Estado de justicia no puede servir para encubrir, con su posible vaguedad, tipos de Estados que, ya lo hemos dicho se acercan más a las concepciones fascistas que a las propias de un Estado de derecho. En nuestra situación, el Estado de justicia ha de ser Estado social de derecho,

26Ibidem, p. 247.

27Díaz, Teoría General…, p. 41.

28Teoría general..., p. 43.

29BENDA, op. cit., pp. 492-494.

30Se entiende justicia como interdicción de la arbitrariedad en lo jurídico, justicia material, seguridad jurídica y, en lo económico social, eleva-ción de la calidad de ida y protección ante las desigualdades(Ibidem, pp. 498-534). El Estado Social equilibra y compensa las desigualdades del capitalismo (ibidem, p. 540 y ss).

31Sobre lo cuestionable de entender la noción marxista de la dictadura de proletariado con implicaciones netamente autoritarias, de la manera en que lo fue en la experiencia soviética, véase: DÍAZ, El Estado democrático…, pp. 173-176.

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es decir, Estado democrático, Estado social y Estado de derecho; sobre este punto no caben ambigüedades. Hoy, la legitimidad y la justicia se realizan y se identifican con el sistema de legalidad que instaura un Estado de derecho, con sus exigencias institucionales ―imperio de la ley, separación de poderes, legalidad de la Administración, derechos y libertades fundamentales―, y que, a través de sus estructuras, se propone como objetivo la consecución de una auténtica democracia económica, social y política. Ello es lo que pretende y debe pretender todo auténtico Estado Social de derecho32.

5.3. El Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Bajo este marco histórico y conceptual, brevemente referido pero que incluye los supuestos teóricos fundamentales de la evolución histórica y constitucional del Estado de Derecho hasta nuestros días, podemos retomar las interrogantes concretas a que hicimos referencia en la introducción. Es decir, en el marco del artículo 2 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que contiene la cláusula definidora del nuestro como un “Estado democrático y social de Derecho y de Justicia” (precepto que recoge expresamente como una de las características del Estado Venezolano, el de ser un “Estado de Justicia”): ¿resulta posible plantear como política de Estado la de la transformación del Estado ―y de la sociedad misma― en socialista?33

La respuesta afirmativa ya ha quedado esbozada en líneas anteriores al análizarlos conceptos de “Estado Democrático”, “Estado Social” y “Estado de Justicia”, que ha formulado la doctrina (el sector progresista y socialista, puesto que, como también se ha puesto de relieve34, la tendencia más conservadora plantea que estos adjetivos no modifican de forma radical la concepción del Estado Social de Derecho

como Estado Prestacional, Estado de Bienestar o Estado que garantiza la Procura Existencial)35.

Sin embargo, antes de dar una respuesta definitiva, conviene tener presente, como también enseña la doctrina, que la Constitución debe ser interpretada y vista en su integralidad, puesto que sus normas sólo adquieren pleno sentido si se les considera en su conjunto, como reflejo de la concepción política y jurídica que ha tenido la sociedad en el momento de la elaboración del texto fundamental, y que luego debe ir evolucionando a la par que lo hace la realidad que pretende normar.

En ese sentido, el examen de las restantes Disposiciones Fundamentales del texto constitucional resulta especialmente ilustrativo:

El mismo precepto contenido en el artículo 2, luego de consagrar la ya referida fórmula, señala que el mismo “propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político”.

A su vez, el artículo 3 establece como fines esenciales del Estado “la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo y la garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes reconocidos y consagrados en esta Constitución”.

De seguidas, el artículo 4 consagra la forma federal y descentralizada del Estado venezolano, la cual se rige por los principios de “integridad territorial, cooperación, solidaridad, concurrencia y corresponsabilidad”.

32Ibidem, p. 45. Véase también del mismo autor: Socialismo democrático…, p. 139 y: El Estado democrático…, p. 169.

33Esta interrogante se asemeja -hasta cierto punto- con una planteada en épocas anteriores, respecto a la posibilidad de conciliar el Estado de Derecho con el Estado Social. Véase: DÍAZ, Teoría General…, pp. 39-41.

34También se ha expresado sobre el Estado de Justicia: “Si la moral tiene que ser, a la vez, personal y social, esto significa que el viejo Estado de Derecho, sin dejar de seguir siéndolo, tendrá que constituirse en Estado de justicia, que justamente para hacer posible el acceso de todos los ciudadanos al bien común material, a la democracia real y a la libertad, tendrá que organizar también la producción y tendrá que organizar también la democracia y la libertad”. L. ARANGUREN, José Luis: Ética y política. 2º edición. Ediciones Guadarrama. Madrid, 1968, p. 257, en el Capítulo XXI: “El Estado de Justicia Social”.

35No debe entenderse esta alusión en forma peyorativa. En el caso de la doctrina española, entre quienes discrepan de la posición que com-partimos, se encuentran posiciones perfectamente respetables, y que en modo alguno pueden considerarse reaccionarias, las cuales además no niegan de forma absoluta la plausibilidad de opciones distintas. Así por ejemplo, señala GARRORENA MORALES, op. cit., p. 58: “En torno a su interpretación (se refiere al artículo 9.2 de la Constitución española) debe girar, y está girando, aunque tal vez no con toda la profundidad que debiera, buena parte del debate sobre el mayor o menor alcance del compromiso social del sistema y, lo que es más, sobre la posibilidad o imposibilidad de que éste último se abra a interpretaciones alternativas en las cuales pueda quedar implicada una cierta tensión de trans-formación de su propio sustrato de clase”. Este mismo autor acepta que la propia Constitución española, precisamente en ese artículo 9.2 (o el contenido del artículo 3 de la Constitución de la República Italiana), reconoce “…la constitutiva desigualdad e injusticia que afecta al sistema capitalista…” (Ibidem, p. 59). Véase también: ibidem, pp.

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A continuación, el artículo 5 reitera el principio del Estado Democrático, pero que no se limita a la democracia representativa sino que incorpora armónicamente la concepción de la democracia representativa, al señalar que “La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público”. En forma reiterada, una vez más, el texto constitucional enfatiza que “Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos”.

En esa misma concepción, el gobierno es definido ―tanto en el presente como con vocación de futuro― como “democrático, participativo, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos revocables”.

A ello hay que agregar el extenso catálogo de Derechos que incorpora el texto Constitucional en el Título III, comenzando por los ya tradicionales Derechos Individuales (Capítulo I, Disposiciones Generales); los Derechos Civiles (Capítulo III); los Derechos Políticos (Capítulo IV); en el cual merece especial mención el contenido del artículo 62, único aparte, al disponer que: “La participación del pueblo en la formación, ejecución y control de la gestión pública es el medio necesario para lograr el protagonismo que garantice su completo desarrollo, tanto individual como colectivo. Es obligación del Estado y deber de la sociedad facilitar la generación de las condiciones más favorables para su práctica”36; los Derechos Sociales y de las Familias (Capítulo V); los Derechos Culturales y Educativos (Capítulo VI); De los Derechos Económicos (Capítulo VII), en una serie de preceptos que combinan la protección de la libertad económica, pero no ilimitada, sino condicionada a “razones de desarrollo humano, seguridad, sanidad, protección del ambiente u otras de interés social”(artículo 112) con la promoción de un modelo de “economía popular y alternativa” (artículo 118), así como la intervención del Estado para la protección del consumidor en el acceso a bienes y servicios de calidad (artículo 117); los Derechos de los Pueblos Indígenas (Capítulo VIII); y por último, los Derechos Ambientales (Capítulo IX).

Hay que recordar además, que tales derechos se constituyen a su vez en un correlato deber para el Estado para darles cumplimiento a través de la aplicación de las políticas correspondientes. De allí la existencia del Título VI Constitucional, que consagra el Sistema socioeconómico,

comenzando por el precepto que orienta el sentido de la acción de los órganos del Poder Público en la materia:

Artículo 299. El régimen socioeconómico de la República Bolivariana de Venezuela se fundamenta en los principios de justicia social, democracia, eficiencia, libre competencia, protección del ambiente, productividad y solidaridad, a los fines de asegurar el desarrollo humano integral y una existencia digna y provechosa para la colectividad. El Estado, conjuntamente con la iniciativa privada, promoverá el desarrollo armónico de la economía nacional con el fin de generar fuentes de trabajo, alto valor agregado nacional, elevar el nivel de vida de la población y fortalecer la soberanía económica del país, garantizando la seguridad jurídica, solidez, dinamismo, sustentabilidad, permanencia y equidad del crecimiento de la economía, para lograr una justa distribución de la riqueza mediante una planificación estratégica democrática participativa y de consulta abierta.

Ahora bien, ante valores superiores recogidos en el texto constitucional como la solidaridad, la responsabilidad social, la ética, la corresponsabilidad, la cooperación, la primacía de la soberanía popular (como respeto a la voluntad del pueblo, no como medio de lograr la supresión del necesario pluralismo político), es evidente que un modelo de socialismo democrático no sólo es perfectamente conciliable, sino que se impone como una alternativa perfectamente válida ―me atrevería a decir que necesaria― en la evolución del Estado Democrático y Social de Derecho, hasta un verdadero Estado de Justicia, que es el propugnado por el Constituyente.

En ese sentido, la enfática fórmula constitucional, ya referida, en cuanto a la necesaria participación del pueblo en la gestión pública a los fines de garantizar su desarrollo tanto individual como colectivo, que implica la obligación del Estado de facilitar las condiciones para su práctica (norma que va mucho más allá de disposiciones más o menos análogas en las Constituciones Italiana o Española), implica entonces la democratización del ejercicio de la soberanía, que no se limita, por supuesto, al ejercicio del sufragio (democracia representativa), y ni siquiera a los tradicionales mecanismos de democracia participativa (artículo 70), sino que incluye la intervención de las mayorías en la gestión pública a los fines de lograr el desarrollo.

Este desideratum impone, a mi parecer, que la pregunta a formular es quizá la inversa: ¿Es posible sostener que un Estado es Democrático y Social, de Derecho y de Justicia, si el mismo, ante el espectáculo de contemplar cómo se

36Esta norma se relaciona con la atenuación de la distinción entre Estado y Sociedad, en aras de una democracia mucho más participativa y la transformación del orden económico y social (Pérez Luño, op. cit., p. 233).

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produce la acumulación excesiva del capital y de los medios de producción en unas pocas manos, se limita a intervenir en aquellos sectores económicos deficitarios o que no son atractivos para esos gestores del “mercado”?, ¿Es admisible que ese Estado, sujeto a tales condicionamientos constitucionales, instrumente y ponga en práctica ―con la participación ciudadana― políticas sociales y económicas que favorezcan el progreso del pueblo, sin que a la larga tales políticas, o se vean mediatizadas por las relaciones de producción propias de un sistema económico capitalista, o bien tales políticas condicionen el derecho a la libre actividad económica, si esta “libertad” de unos pocos implica la sujeción de muchos? En términos más simples: ¿Puede y debe el Estado venezolano, a la luz de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, limitarse a formular políticas de ayuda a los sectores más desfavorecidos en lo social y económico como consecuencia de un determinado modo de producción, o necesariamente habrá de afrontar la modificación activa y radical (dentro de los mismos cauces constitucionales y, por ende, con sujeción al principio de legalidad y respeto a los derechos fundamentales) de ese modo de producción, como medio necesario para el logro de una verdadera democracia económica y social, es decir, de la prosecución de una verdadera igualdad material?37.

En ese orden de ideas, traemos a colación, una vez más, las ideas expuestas por Elías Díaz:

El problema, en consecuencia, se traslada de la teoría (supraestructura) a la base social (estructura), obligando a una mayor profundización del mismo: el criterio de las mayorías solo será real cuando realmente las mayorías sean dominantes. Se impondrán los valores (y los derechos humanos) mayoritarios ―que han de implicar siempre, recordémoslo, respeto al individuo y a las

minorías― cuando la mayoría potencial (proletariado en tal concepción) sea, a través de una praxis adecuada, la clase realmente dominante, cuando se supere la ruptura de la estructura clasista de la sociedad. Pero hay que luchar por ello38.

En conclusión, el socialismo democrático es perfectamente ejecutable dentro del marco de un Estado de Derecho ―y de Justicia―, Democrático y Social, siempre que este socialismo sea, valga la redundancia, verdaderamente democrático. El reto es entonces, avanzar en la obtención de este nuevo estadio en la evolución del Estado de Derecho, y no retroceder hacia etapas previamente superadas.

Finalizo esta exposición con una cita textual de un autor español de primera línea, y que, aunque no se solidariza con todas las ideas sobre la relación entre Estado de Derecho y Socialismo Democrático expuestas respecto a la Constitución Española por otros también no menos prestigiosos autores, expone con especial nitidez una conclusión plenamente valedera para el tema aquí expuesto:

La vieja aspiración del iusnaturalismo iluminista de aunar en la ley los valores de justicia y certeza también constituye el fundamento último del Estado de Derecho; siempre que, para evitar pasados errores, se conciba esa ley como expresión de racionalidad histórica producto de una voluntad mayoritaria auténticamente democrática, esto es, democrática no sólo en términos jurídico-políticos, sino también socioeconómicos. Estimo que por esta dirección el concepto de <<Estado de Derecho>> (y agregamos nosotros, Estado de Derecho Democrático y Social de Derecho y de Justicia) adquiere unos contornos más precisos y significativos39.

37La respuesta a un cuestionamiento análogo en el marco de la Constitución Española se da en estos términos:“…la verificación de la impo-sibilidad real de, en esas condiciones, dar cumplimiento a una buena parte de los derechos fundamentales y objetivo sociales propuestos en el texto constitucional, o su muy suficiente incumplimiento, vendrá a hacer ineludible el cuestionar seriamente sobre si puede hablarse en rigor de una Constitución y un sistema político defensor de los derechos humanos si, a la vez, se sigue manteniendo un sistema de privilegios para la gran propiedad privada, la llamada libertad de empresa o la exclusiva economía supuestamente de mercado, las cuales son difícilmente compatibles o incompatibles, sin más, con la extensión real de tales derechos a todos los sectores sociales”. (DÍAZ, El Estado social y demo-crático…, p. 44).

38DÍAZ, Socialismo democrático…, p. 139.

39PÉREZ LUÑO, op. cit., p. 251.

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Durante el desarrollo del acto central con motivo del Tercer Aniversario de la Jurisdic-

ción Disciplianaria Judicial, llevado a cabo en el Teatro Nea de la CANTV el 13 de junio del presente año, Ger-man Saltrón Negretti, Agente del Estado para los Derechos Humanos ante el Sistema Internacional, fue el orador de orden. Durante su inter-vención hizo un llamado respetuoso a las autoridades del Poder Judicial a su-perar las diferencias en beneficio de la majestad que representa la Constitución de la República Bolivariana de Vene-zuela, cuyas normas constitucionales son de las más avanzadas en materia de derechos humanos en el mundo y dan beneficio y consolidación del Estado Social de Derecho y de Justicia.

Tras realizar un balance sobre cómo funcionaba el Poder Judicial en la llamada democracia representativa venezolana, entre 1958 a 1998, manifestó que este no era independiente y tampoco garantizaba una justicia gratuita para los ciudadanos más desposeídos. De la misma manera citó las conclusiones a las que llegó el Fiscal General de la Nación, Ramón Escovar Salón, el 15 de enero de 1991, cuando en carta pública que circuló por distintos medios de comunicación de la época, caracterizó el peligroso ambiente

de inseguridad que vivía Venezuela y el contexto en el que se desarrollaba el Sistema de Justicia para la época:

La Seguridad Personal es el primer problema nacional. Un poder judicial vigoroso e independiente es más im-portante para Venezuela que todas las industrias básicas. El combate contra la delincuencia supone la movilización de toda la sociedad. Sin un poder judicial autónomo y vigoroso las instituciones democráticas de Venezuela continua-rán siendo débiles e inseguras.

Asimismo manifestó que algunas de estas observaciones están aún por resolverse, sostuvo que las mejores leyes se vuelven inútiles sin un efectivo sistema judicial para hacerlas cumplir. En este marco indicó: “un sistema judicial efectivo debe tener instituciones capaces de aplicar las leyes de manera equitativa y eficiente, a través del trabajo mancomunado de todas las instituciones que conforman el sistema de justicia venezolano”.

Por otra parte, hizo mención a la im-portancia de la Jurisdicción Disciplina-ria Judicial para establecer la indepen-dencia de los jueces y juezas de nuestro país, haciendo una comparación de nuestro Sistema Judicial con los Prin-cipios Internacionales sobre la Inde-

Dr. Germán Saltrón Negretti

“Justicia gratuita como derecho humano”

Por: Lic. Ana María Hernández

Los jueces deben conducirse de acuerdo con normas éticas y serán responsables en caso de incumplimiento. El derecho internacional establece claramente que los jueces solamente pueden ser destituidos por razones de notoria mala conducta o incapacidad.

Dr. Germán Saltrón Negretti

Agente del Estado para los Derechos Humanos ante el

Sistema Internacional

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Tópico Medular AD LITTERAM Al pie de la Letra 18

pendencia y responsabilidad de jueces, juezas abogados, abogadas y fiscales, aspecto enfatizado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en 2007, la cual ha ex-presado en varias oportunidades que:

el imperio del derecho y la adecuada administración de justicia cumplen un papel central en la promoción y pro-tección de los derechos humanos, primer principio básico de este organismo que garantiza la independencia de la judicatura. El Estatuto del Juez Iberoamericano reconoce que los jueces o juezas son independientes en el ejercicio de sus funciones jurisdiccionales y se encuentran sólo so-metidos a la Constitución y a la ley, con estricto respeto al principio de jerarquía normativa. El Principio de División de poderes es la piedra fundamental de un sistema judicial independiente e imparcial. (Informe sobre Principios In-ternacionales sobre la Independencia y responsabilidad de jueces, abogados y fiscales, ONU, Comisión Internacional de Juristas, Ginebra, 2007:64).

Abordó otro aspecto de estos principios que deben re-gir la conducta de jueces y juezas y es el referido a la im-parcialidad. Al respecto enfatizó que los juicios solo po-drán decidirse basándose en los hechos y en consonancia con el derecho, sin restricción alguna. El concepto de im-parcialidad crea la obligación correlativa para los jueces y juezas de no actuar en casos en los que consideran que no podrán impartir justicia con imparcialidad o cuando la imparcialidad real puede verse comprometida.

Por lo tanto:

los jueces [o juezas] tienen la obligación de apartarse de los casos en los que haya motivos suficientes para poner en duda su imparcialidad. Otro principio importante, la autonomía financiera del Poder Judicial. El Estatuto del Juez Iberoamericano dispone que el Estado garantizará la independencia económica del Poder Judicial, mediante la asignación del presupuesto adecuado para cubrir sus nece-sidades y a través del desembolso oportuno de las partidas presupuestarias. Para garantizar la independencia e impar-cialidad del poder judicial, el derecho internacional exige que los Estados designen a los jueces o juezas mediante estrictos criterios de selección y de un modo transparente. Sin embargo, el derecho internacional no establece clara-mente un método de nombramiento. En este campo, un cierto grado de discreción queda librado a los Estados, siempre y cuando la selección esté basada en la capaci-dad profesional y la integridad personal de los candidatos. (Principios Internacionales sobre la Independencia y res-ponsabilidad de jueces, abogados y fiscales, ONU, Comi-sión Internacional de Juristas, Ginebra, 2007: 59).

Por otra parte, el ponente destacó que el Consejo de Eu-ropa recomendó que:

Todas las decisiones relacionadas con la carrera profesio-nal de los jueces [o juezas] deben estar basadas en criterios objetivos, y la selección y la carrera de los jueces [o jue-zas] deben estar basadas en mérito, teniendo en cuenta la calificación, integridad, capacidad y eficiencia. (Principios Internacionales sobre la Independencia y responsabilidad de jueces, abogados y fiscales, ONU, Comisión Interna-cional de Juristas, Ginebra, 2007:156).

Sobre la destitución de los jueces o de las juezas la recomendación del Consejo de Europa estableció lo siguiente:

Los jueces deben conducirse de acuerdo con normas éticas y serán responsables en caso de incumplimiento. El derecho internacional establece claramente que los jueces solamente pueden ser destituidos por razones de notoria mala conducta o incapacidad. Los procedimientos disciplinarios deben ser realizados por un órgano independiente e imparcial y con pleno respeto por las garantías procesales” (Énfasis nuestro) (Principios Internacionales sobre la Independencia y responsabilidad de jueces, abogados y fiscales, ONU, Comisión Internacional de Juristas, Ginebra, 2007: 161)

La Coral de Trabajadores Jubilados de la CANTV, dirigida por el Profesor Enrique Marín, interpretaron: Caballo viejo, de Simón Díaz, con arreglos de Luis Galián, Golpe y Estribillo, joropo oriental, con arreglos de Pedro Silva y finalizaron su participación con el tema Montilla, golpe larense, con arreglos de Gonzalo Peña, el público presente con entusiasmo, aplaudió y agradeció la participación de la agrupación polifónica.

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Tópico Medular AD LITTERAM Al pie de la Letra 19

Dra. Jacqueline Sosa MariñoJueza del Tribunal Disciplinario Judicial

Dentro de la construcción básica de toda norma jurídi-ca, existe un supuesto de hecho y su correspondien-te consecuencia jurídica, expresamente establecida,

pero cuando el ordenamiento jurídico le permite al aplicador de la norma (juez, jueza, administración pública) seleccionar entre una u otra alternativa, igualmente válidas en derecho, estamos en presencia de una potestad discrecional. Distinto es el caso de la arbitrariedad, en la cual el operador elige una solución no prevista en el ordenamiento jurídico.

Entendido lo anterior, el Código de Ética del Juez Vene-zolano y la Jueza Venezolana (CEJVJV), en función del prin-cipio de legalidad, establece tres sanciones específicas para procurar la disciplina de los jueces y juezas de la República: Amonestación, Suspensión y Destitución, esta última con la consecuente inhabilitación para el desempeño de cualquier otro cargo dentro de la función judicial.

Al respecto, debemos plantearnos si existe alguna ratio de actuación dentro de estas sanciones disciplinarias, que delimi-te su imposición, o si por el contrario, la norma disciplinaria prevé criterios que permitan valorar el ilícito cometido junto con la sanción a imponer.

El artículo 28 del CEJVJV establece:

Los jueces y las juezas podrán ser sancionados o sancio-nadas por faltas cometidas en el ejercicio de sus cargos, según la gravedad con:

1. Amonestación escrita.

2. Suspensión de uno a seis meses en el ejercicio del cargo, pri-vando al infractor o infractora en el goce de su sueldo o salario, durante el tiempo de la suspensión.

3. Destitución de su cargo e inhabilitación para el desempeño de funciones dentro del Sistema de Justicia desde dos años has-ta por un máximo de quince años, en atención a la gravedad de la falta cometida.

De su revisión, se evidencia que los numerales 1 y 3 estable-cen la imposición de las sanciones de amonestación y destitu-ción, respectivamente, no existiendo límites extremos mínimos o máximos para graduar su duración, sino que se aplica directa-mente la consecuencia de la ley sin elegir entre alternativas en su imposición, simplemente se sanciona o no se sanciona.

Supuesto distinto es el previsto en el numeral 2 y en la par-te in fine del numeral 3 del referido artículo, que contemplan la sanción disciplinaria de suspensión y la accesoria de inha-bilitación, en las que la norma permite al juez o jueza discipli-naria establecer un tiempo de duración de la sanción, entre un límite mínimo y otro máximo.

En el primero de estos casos, el numeral 2 del artículo 28 señala que al juez o jueza se le suspenderá del ejercicio del cargo por un lapso de dos a seis meses, tiempo durante el cual será privado de su sueldo. De la redacción de la mencionada norma, resulta inequívoco el lapso dentro del cual podrá im-ponerse la sanción de suspensión. Empero, la duda se genera al preguntarnos cuánto tiempo dentro de esos dos a seis meses debe imponerse como sanción de suspensión, tomando como premisa que la norma no establece criterio alguno de gradua-ción, quedando al libre albedrío del juez o jueza disciplinaria establecer el tiempo de duración de la sanción.

Igualmente se genera duda, en cuanto al supuesto de la inhabilitación del ejercicio del cargo, previsto en el numeral 3 del artículo 28 del aludido Código, complementado con el primer aparte del artículo 30 ejusdem. De la interacción de ambas normas, se desprende que la inhabilitación podrá ser

Imposición de sanciones de suspensión o inhabilitación:

¿discrecionalidad o arbitrariedad?

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Tópico Medular AD LITTERAM Al pie de la Letra 20

impuesta desde dos hasta quince años, en atención “a la gra-vedad de la falta cometida (artículo 28) [y a] la existencia de intencionalidad o reiteración como a la naturaleza de los perjuicios causados” (artículo 30).

De conformidad con lo anterior, el juez o la jueza disciplinaria deberá imponer la sanción de inhabilitación atendiendo a:

1. La gravedad de la falta,2. La intencionalidad,3. La reiteración y,4. La naturaleza de los perjuicios causados.

Siendo así, cualquier sanción de inhabilitación impuesta sin la valoración de estos cuatro elementos, estaría apartada de los límites discrecionales de actuación del juez o de la jueza y su conducta estaría desapegada del principio de lega-lidad y, en consecuencia, podría ser arbitraria, por lo que nos cuestionamos si al no estar objetivamente regulados los ele-mentos que daría lugar a la aplicación de estas sanciones, el poder discrecional, del juez o de la jueza para aplicarlas, pu-diera trascender sus límites y convertirse en arbitrariedad, lo cual iría en desmedro de la seguridad jurídica del justiciable.

Al hacer este análisis surge entonces la necesidad de plantear dentro de la reforma del Código de Ética del Juez Venezolano y la Jueza Venezolana, una regulación que salva-guarde el principio de legalidad previsto en el numeral 6 del artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y su derivación en el principio de proporcio-nalidad.

La doctrina nacional y extranjera es conteste en afirmar que el principio de proporcionalidad tiene una doble di-mensión: en su consagración legal y en su ejecución por el operador jurídico, en nuestro caso, por el juez disciplinario (Vid. Nieto, Alejandro: Derecho Administrativo Sanciona-dor; Peña Solís, José: La Potestad Sancionatoria de la Admi-nistración Pública; y Gómez Pavajeau, Carlos: Dogmática del Derecho Disciplinario). Asimismo, el principio de pro-porcionalidad implica que la previsión, la determinación, la imposición y la ejecución de la sanción se lleven a cabo en función del hecho cometido por el juez o la jueza, y que el medio utilizado sea idóneo y necesario para conseguir el fin deseado.

Resulta claro que la norma citada no consagra criterios para su graduación. No obstante, si el juez o la jueza disci-plinaria impone una sanción circunscrita entre los dos y los seis meses, su juzgamiento no es arbitrario, al encontrarse inmerso dentro de los límites que le impone la ley, es decir, potestad discrecional. Sin embargo, al carecer la norma de

los elementos objetivos para la graduación de la sanción, se dificulta la tarea del operador u operadora jurídica para de-terminar el tiempo de suspensión, dejando a la deriva al juez o a la jueza disciplinaria dentro de su discrecionalidad para delimitar, proporcionalmente, el quantum de la sanción.

Para el caso de la sanción de inhabilitación, se eviden-cia con meridiana claridad que el legislador fue explícito en la consagración de los supuestos para graduar el tiempo de su duración, cumpliéndose de esta forma la primera de las vertientes del principio de proporcionalidad antes aludido. Sin embargo, consideramos que no todos los criterios esta-blecidos gozan de suficiente claridad, a los fines de permitir al operador u operadora jurídica la graduación de la sanción, como aquellos referidos a la gravedad de la falta o a la natu-raleza de los perjuicios causados. Igualmente, consideramos que los criterios de graduación deben ser más específicos para garantizarle al juez o a la jueza disciplinaria más herra-mientas y más certeza en su actuar.

En resumen, proponemos la incorporación de un sistema de graduación del tiempo para la suspensión e inhabilita-ción, lo más concreto posible, materializable en la realidad de los procesos disciplinarios y cónsono con los principios de legalidad y proporcionalidad, lo cual se traduciría en con-fianza legítima en la aplicación de la ley.

En tal sentido, se sugiere que sea establecida una tarifa legal para ciertos incumplimientos y su consecuencia tem-poral, cuya gravedad así lo amerite. Como ejemplo de ello, los tipos normativos referentes a la afectación del patrimonio público del Estado deberían ser disciplinados con el máximo de la sanción de inhabilitación, ergo, numeral 22 del artículo 33 del CEJVJV.

Asimismo, debería considerarse la incorporación de otros criterios de graduación de la sanción, como la concurrencia de infracciones dentro de un mismo proceso, no haber sido sancionado anteriormente, los años de servicio, el reconoci-miento intachable por la sociedad en su función de juez o de jueza (en aplicación del artículo 19 del CEJVJV ), el resar-cimiento del daño, el rendimiento estadístico satisfactorio (artículo 14), la confesión y el reconocimiento de la falta.

Solamente con el desarrollo legal cónsono a la Constitu-ción de la República Bolivariana de Venezuela, el actuar del juez o de la jueza disciplinaria podrá ser eficaz y los ciuda-danos o las ciudadanas tendrán plena confianza en nuestro actuar. Por ello hacemos el llamado para la reforma del CE-JVJV y en correspondencia con las derivaciones del debido proceso y el acceso a la justicia, previstos en los artículos 49 y 26, respectivamente, de nuestra Carta Magna.

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Tópico Medular AD LITTERAM Al pie de la Letra 21

El Poder Judicial venezolano:avances y retos

Dra. María Alejandra Díaz MarínJueza Suplente de la Corte Disciplinaria Judicial

Antecedentes

Hemos sido testigos de como, a partir del año 2003, el país ha sido acusado permanentemente de una supuesta falta de independencia del Poder

Judicial; acusaciones además manejadas desde instancias internacionales tales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Comisión de Derechos Humanos de la ONU y distintas ONGs nacionales e internacionales.

Esto sucede en una especie de campaña orquestada para convencer a los organismos de derechos humanos, y a la propia opinión pública nacional e internacional, de la falta de democracia en Venezuela y que este modelo de democracia participativa propuesto en la Constitución Nacional; no es viable.

Esta matriz malintencionada se apoya en tres ejes fundamentales:

1. la provisionalidad en el ejercicio de los cargos y la falta de concursos para el ingreso a la carrera judicial, lo cual limita la libertad de deliberación, decisión y funcionamiento en general del Poder Judicial, afectando además la estabilidad e independencia de los jueces y juezas y de los fiscales inclusive;2. el aspecto presupuestario, asumiendo que el presupuesto es un elemento indispensable para el cumplimiento de las normas del debido proceso, en tanto derecho humano; 3. el establecimiento de órganos independientes encargados del gobierno y la administración, que tengan por funciones el nombramiento, ascensos y por otro lado el régimen para la imposición de sanciones disciplinarias en todos los niveles.

Varios son los documentos y Tratados Internacionales que establecen estos principios, entre ellos el documento aprobado por el Consejo Económico y Social de naciones Unidas llamado Principios de Bangalore (2002), que refieren la importancia que tienen para la protección de los derechos humanos una judicatura competente, independiente e imparcial; la Carta Europea sobre el Estatuto de Jueces de 1998, la Declaración de Principios de Beijing sobre la independencia de la Judicatura en la región LAWASIA de 1995, el Estatuto Universal del Juez Iberoamericano, aprobados por asociaciones o cumbres de magistrados o fiscales, en donde se establecen disposiciones sobre las garantías o principios de independencia e imparcialidad de las operadoras y los operadores de justicia.

Desde Venezuela, el primer avance que podemos mencionar para cumplir con las garantías de indepen-dencia del Poder Judicial, reside en la visión consti-tucional propuesta en la Constitución de la Repúbli-ca Bolivariana de Venezuela de 1999, según la cual, la concepción del Poder Judicial se concibe desde el enfoque sistémico de la administración de justicia, adoptando el concepto del llamado Sistema Judicial; según este planteamiento se acoge el paradigma del “sistema” el cual está integrado ya no sólo por jueces y juezas, funcionarios administrativos tribunalicios, sino además por fiscales, defensores y abogados públi-cos y privados. De acuerdo con este “enfoque sistémi-co” se pretende lograr transformaciones interesantes que pueden llegar a determinar cambios significativos en el aparato judicial en cuanto al desempeño de los intervinientes en el acto judicial. Esto constituye sin duda alguna un avance enorme respecto a lo que se plantean en los documentos y en los tratados interna-cionales que prevén la materia y que citamos ut supra.

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Tópico Medular AD LITTERAM Al pie de la Letra 22

Esta visión sistémica surge ―en el caso venezolano― como resultado de la profunda crisis que existía en Venezuela antes de 1999 en el Poder Judicial. En efecto, a partir de 1958, con la democracia representativa, se consolidó un “sistema populista de conciliación de élites” término acuñado por Juan Carlos Rey en 1991; quien describía adecuadamente que este sistema estaba fundado en la capacidad de los partidos políticos y grupos de presión, para agregar, canalizar y representar las demandas sociales. Este “sistema corporativo de gestión pública”, según el cual para mantener el status quo negociaban, conciliaban y se repartían, contratos, cargos y presupuestos públicos, fue la causa principal de la perversión de todo el aparato estatal, para convertir al Estado Nación en un gran negocio para unas élites políticas y económicas.

Citando al Magistrado Damiani (2012)

las razones del profundo proceso de deterioro en la gestión del poder público consistieron, entre otras variables, en la priva-tización del estado y de la administración pública por parte de estos dos grandes partidos “ómnibus”. Desde 1958 con la democracia representativa encontramos un “iatus”, profundo entre aquello que debería ser un Estado de Derecho y aquello que en realidad ocurría, de hecho en este periodo de la historia nacional dos grandes oligarquías partidistas monopolizaron las funciones de todos los poderes públicos, y del poder judicial específicamente distorsionando los principios de la democracia y del Estado de derecho.

Durante el periodo histórico correspondiente a los años 1958 hasta bien entrada la década de los años 1990, el poder político pactó con el poder económico y este fue utilizado para apropiarse del Estado, en todos sus aspectos. El bipartidismo reinante (Acción Democrática y Copei), se imbricó en el aparato estatal convirtiendo a los funcionarios públicos en simples redes de clientes, imponiéndose el enfoque de la partidocracia, sobre la eficiencia y la eficacia del Estado y sacrificando la independencia de los poderes públicos y corrompiendo hasta la médula al Estado y a sus estructuras fundamentales.

Veamos el siguiente ejemplo citado en Pérez (2007) refiriéndose al Poder Judicial de entonces:

entre los años 1958 y 1969 los jueces eran designados por periodos constitucionales (Ley Orgánica del Poder Judicial de 1956, Art. 11), es decir, su designación se correspondía con la del Presidente de la República y los parlamentarios. Durante ese periodo de cinco años no podían ser destituidos sino por las causales establecidas en la ley (…). El régimen se consideraba provisional mientras se producía la Ley de Carrera Judicial. Los jueces instructores eran de libre designación y remoción del Ministro de Justicia (Art. 55).

Sin embargo, algunos intentos se hicieron para modificar esta situación. En la Constitución de 1961 se creó el Consejo de la Judicatura, con el objetivo de asegurar la independencia, eficacia, disciplina y decoro de los Tribunales, así como de garantizar a los jueces los beneficios de la carrera judicial (Art 217). En todo caso, en la práctica, la institución no se concretó hasta 1969, asumiendo las funciones que tenía el Ministerio de Justicia en materia judicial.

Este mecanismo permitió, desde la “creación del Consejo de la Judicatura, que el Poder Judicial se convirtiera en una suerte de botín de la partidocracia” (Naranjo Osty, El Universal 19-07-1986), en el que los partidos convirtieron “al Poder Judicial en una zona de distribución o de acomodación de sus militantes o simpatizantes” (Quintero, 1988: 60).

Estas circunstancias inmorales que prevalecían en el Poder Judicial de otrora, provocó que, en 1991, se publicase un documento llamado “Carta de los Notables”, firmada por intelectuales con “autoritas”, entre ellos estaba el Dr. Arturo Uslar Pietri, quienes denunciaban el marcado deterioro del sistema político y judicial venezolano y solicitaban públicamente la renuncia de los Magistrados de la Corte de Justicia, por considerar que estaban al servicio de grupos económicos o intereses partidistas, lo que hacía que su independencia e imparcialidad se vieran seriamente cuestionadas.

Este panorama fue el que encontró Hugo Chávez cuando ganó las elecciones presidenciales en 1999. Inmediatamente, se iniciaron los trabajos para la elaboración de una nueva Constitución, respetando los requisitos constitucionales

Sin embargo, nos cuenta Damiani (2012) que

las buenas intenciones destacadas se vieron anuladas por una razón de peso: los abogados escogidos para formar parte del Consejo de la Judicatura no eran conocidos por su actividad jurídica, sino por su afinidad política, por su lealtad hacia Acción Democrática y Copei.

Desde luego que esta fórmula empañó una de las más importantes funciones del Consejo de la Judicatura: la selección y designación de los jueces. De esta forma, aunque el Consejo de la Judicatura no pertenecía al Poder Judicial ni realizaba ninguna labor hermenéutica, ni de aplicación del ordenamiento jurídico; era el organismo encargado de la Administración y Gerencia Judicial. Como consecuencia, era la institución rectora de la judicatura, encargada de fijar la política judicial y, como aspecto central de sus funciones, la de designar a los jueces, actividades todas ellas que se llevaban a cabo a través de los operadores políticos de AD y Copei.

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Tópico Medular AD LITTERAM Al pie de la Letra 23

de manera rigurosa. Una vez aprobado en referéndum la convocatoria, seguidamente el pueblo venezolano votó la composición de la Asamblea Constituyente que realizó el borrador de la Constitución ahora vigente. Esta asamblea estuvo compuesta por diversos sectores políticos, académicos y sociales con distintas tendencias e ideologías y recibió proyectos e iniciativas de numerosas organizaciones de base y diferentes sectores de la sociedad. Una vez completado el borrador definitivo, el pueblo aprobó la Constitución en un referéndum celebrado el 15 de diciembre de 1999 con un apoyo mayoritario de 73% de los sufragios emitidos (Casado, 2013: 202).

El 18 de agosto de 1999 la Asamblea Constituyente de-claró la emergencia de todos los Poderes Públicos, incluido el Poder Judicial venezolano y ordenó su reorganización. Se designó, entonces, una Comisión de Emergencia Judicial que, después de la aprobación de la nueva Constitución, se llamó “Comisión de Funcionamiento y Restructuración del Sistema Judicial” y que funcionó hasta la designación de los Jueces y Juezas principales y suplentes del Tribunal y la Corte Disciplinaria Judicial.

Estos problemas tenían que ver, entre otras cosas, con los altísimos niveles de corrupción y con la provisionalidad de los jueces, lo que a juicio de los constituyentes, académicos y expertos jurídicos en el área “son peligrosísimos y provocan inseguridad jurídica”. Estaba claro, que para el constituyente era central y vital la restructuración el Poder Judicial como base para la refundación de la República, bajo riesgo de que los vicios encontrados en el Poder Judicial carcomieran las bases fundamentales de la nueva República.

Provisionalidad

Con respecto al eje de la campaña internacional refe-rido a la “provisionalidad” y que busca estigmatizar al poder judicial venezolano, debemos recordar que en una primera etapa con los cambios planteados en la Constitución de 1999, nace el nuevo Tribunal Supre-mo de Justicia, se suprime el Consejo de la Judicatura y se establece la Comisión Judicial, conformada por un grupo de magistrados representantes de sus respec-tivas salas para la designación de jueces.

El Informe presentado por el TSJ ante la Comisión In-teramericana de Derechos Humanos en su 153° periodo de sesiones en octubre de 2014 nos refiere que

Con este nacimiento constitucional y ante la com-pleja coyuntura que se presentaba, considerando además que la CRBV consagró la independencia

del Poder Judicial en sus artículos 254 y 255; el TSJ nombró jueces provisorios en virtud de proveer las vacantes ocurridas en los distintos tribunales de la nación, a fin de evitar la paralización de los procesos judiciales y previo el examen de las credenciales co-rrespondientes a los aspirantes (resolución N° 2008-0010 del Tribunal Supremo de Justicia). Es decir, de manera excepcional, mediante un acto emanado de la Comisión de Emergencia Judicial de la Comisión Judicial del TSJ sin que se efectuasen los concursos públicos de oposición establecidos en el artículo 255 del texto constitucional.

Sin embargo, para garantizar la efectiva vigencia del Estado de Derecho y la estabilidad del sistema po-lítico, después de aprobar una reforma parcial a las normas de evaluación y concursos de oposición para el ingreso y permanencia de los jueces en el Poder Ju-dicial, se llamaron a concurso de oposición 486 plazas de juez, de las cuales solo 270 fueron provistas. Para el 2002, según datos de la Dirección Ejecutiva de la Magistratura, 213 jueces eran titulares por concurso, 71 eran titulares por venir como tales del régimen an-terior y 1228 eran provisorios. Esto hacía que en el 2002 el 81% de los jueces fuesen provisorios.

Recordemos dos hechos históricos ocurridos durante estas fecha 2002, el golpe de Estado contra el gobier-no legítimo del presidente Chávez y en el año 2003 el sabotaje petrolero que ameritó pérdidas superiores a los 20.000 millones de dólares. Importante destacar que, durante este periodo tan conflictivo y triste de nuestra historia nacional no se reanudaron los concur-sos de oposición para designar a los jueces titulares, no obstante, desde 2003 el número de tribunales del país se incrementó y se elevó la proporción de los jue-ces provisorios de 1512 en el 2002 a 1773 en 2003.

Cita el referido informe rendido ante la Comisión Interame-ricana (2014) que

Frente a tal realidad, el Tribunal Supremo de Justicia, en 2005 estableció un Programa Especial de Capacitación para la Regularización de la Titularidad contenido en las normas de evaluación y concurso aprobadas por la Sala Plena del TSJ el 6 de julio. Se diseñó un programa de formación y capacitación a cargo de los magistrados que comprendía un programa académico de capacitación, una evaluación de desempeño profesional, un examen de co-nocimiento jurídico y finalmente una evaluación médica y psicológica. Veamos detalladamente.

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Tópico Medular AD LITTERAM Al pie de la Letra 24

En los años 2005-2006 de una población de 1390 jueces y juezas no titulares participantes del Programa Especial para la Regularización de la Titularidad (PET) obtuvie-ron la titularidad según se pormenoriza:

En el año 2005 se planificaron y ejecutaron tres concur-sos públicos organizados en siguientes fases:

De la población de jueces y juezas provisorios evaluados en el año 2005 obtuvieron la titularidad 498 jueces y juezas. El resto representado por 225 jueces y juezas conservaron su status de no titular. En 2006 la Escuela Nacional de la Magistratura se avocó a la planeación y coordinación de los

concursos públicos de oposición, para su ejecución en los meses de mayo y noviembre de ese año.

Población total de jueces y juezas provisorios que partici-paros en los concursos públicos, noviembre 2006.

De la población de jueces y juezas no titulares evaluados en los concursos públicos en el año 2006, 336 jueces y jue-zas obtuvieron la calificación satisfactoria para la obtención de la titularidad, y el resto representado por 209 jueces y juezas continuaron con el status de no titulares.

En los años 2005-2006 de la población de 1390 jueces y juezas no titulares participantes del programa especial para la Regulación de la Titularidad (PET) obtuvieron la titulari-dad según se detalla según fuente de la DEM.

Posteriormente, se elaboró un Programa de Formación Inicial de Jueces, distinto al anterior programa especial de la titularidad, mediante el cual se permitía el ingreso a la carre-ra judicial no exclusivamente a los jueces provisorios. Solo después de haber cumplido con este programa de formación judicial se podría participar a un concurso público para la selección de jueces.

Materia Total ConvocadosAgrario 4Civil 12Contencioso Administrativo 12Contencioso Tributario 9LOPNA Civil 4LOPNA Penal 5Marítimo 1Penal 17Laboral 26Total General 90

Materia Total ConvocadosAgrario 3Civil 25Laboral 161LOPNA Civil 49LOPNA Penal 90Marítimo 1Municipal 119Penal 226Total General 664

CATEGORIA B Y C

Materia Total ConvocadosCivil 12Ejecutor de medidas 91Laboral 47LOPNA Civil 13LOPNA Penal 21Penal 21Municipo 68Penal 88Total General 340

Materia Total ConvocadosCivil 24Contencioso Administrativo 7Ejecutor de Medidas 13Contencioso Tributario 2Laboral 38LOPNA Civil 14LOPNA Penal 15Municipio 25Penal 67Total General 205

Años Números de Jueces y Juezas Total por año

2005Categoría A

53Categoría B y C

445498

2006 No aplica 336 336

834

CATEGORIA A

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Tópico Medular AD LITTERAM Al pie de la Letra 25

1Gaceta Oficial N° 39.522 del 01 de octubre 2010

En el año 2006, 3916 abogados se sometieron al Pro-grama de Formación Inicial de Jueces, en 2007 fueron 3916 los aspirantes. En 2008 se designaron a un total de 1451 jueces no titulares, de estos el 12% eran jue-ces provisorios, el 63%, el 63% temporal y el 24% eran accidentales. En el Año 2009 se nombró un to-tal de 359 jueces incluyendo a 136 jueces temporales, 138 jueces accidentales, 59 jueces provisorios, 2 jue-ces titulares y 24 jueces de otras categorías.

Acorde al estándar internacional su autonomía ha de ver-sar sobre el funcionamiento y además, sobre la función mis-ma de sus operadores. En este sentido, el Poder Judicial se instituye como una rama autónoma del Poder Público Nacio-nal, artículo 136 de la CRBV: “…El Poder Público Nacio-nal se divide en legislativo, Ejecutivo, Judicial, Ciudadano y Electoral”, trátese de la conocida distribución horizontal del Poder Público, sinónimo de plano igualitario en la función estatal, es decir, existe una relación de paridad entre éstos. De allí que no dependa orgánica ni operativamente de otro Poder; en caso necesario sus órganos: “…colaborarán en-tre sí en la realización de los fines del Estado” artículo 136 eiusdem.

La colaboración como principio constitucional lejos de implicar dependencia o sumisión, pone límite a posibles in-tromisiones, limitándose a la ejecución de labores en el mar-co de la competencia de cada Poder, en procura del desarro-llo de la función estatal al espíritu y naturaleza de un Estado organizado y sólido, cuyo norte es su consolidación como un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, artí-culo 2 ibidem; lo cual explica que cada una de las ramas del Poder Público responda a la ejecución de funciones a título de colaboración.

La consagración constitucional de la independencia se corresponde con la Ley Orgánica del Tribunal Su-premo de Justicia1 (en lo sucesivo TSJ) cuyo artí-culo 2 consagra: “El Tribunal Supremo de Justicia constituye parte del sistema de justicia, es el máximo órgano rector del Poder Judicial, y goza de autono-mía funcional, financiera y administrativa…”, dis-posición reforzada por la norma suprema acorde al estándar internacional.

Presupuesto

La Constitución de 1961 y la actual Ley Orgánica del Poder Judicial establecen la autonomía e independen-cia del Poder Judicial de las demás ramas del Poder Público. Esta independencia es un supuesto indispen-

sable para la imparcialidad y objetividad de la justicia. Sin embargo, la independencia judicial no se puede garantizar sólo declarando la autonomía funcional de los jueces, y por ello se deben crear las condiciones institucionales necesarias para que dicha independen-cia sea efectiva.

Una de las condiciones que internacionalmente se viene reconociendo como imprescindible para garantizar la inde-pendencia judicial, es la autonomía económico financiera del Poder Judicial.

La autonomía económica financiera se logra principal-mente otorgándole la función presupuestaria al Poder Judi-cial, en sus dos componentes: el presupuesto de ingresos y el presupuesto de gastos. Dicha autonomía impide la influencia indebida sobre la función jurisdiccional, y permite garantizar los recursos económicos suficientes y permanentes, para que la actividad judicial alcance los niveles de calidad mínimos exigidos y para que la justicia impartida pueda ser conside-rada como tal.

La autonomía presupuestaria implica la existencia de ingresos estables, previamente determinados, y que la for-mulación y aprobación presupuestaria le corresponden con exclusividad a los órganos del Poder Judicial: el Tribunal Supremo de Justicia y la Dirección Ejecutiva de la Magistra-tura. Ello significa que dichos órganos puedan disponer de recursos suficientes para destinarlos libremente al cumpli-miento de las políticas judiciales.

Pero la autonomía presupuestaria no es la disponibilidad arbitraria de recursos económicos, por el contrario, la auto-nomía del presupuesto judicial consiste en la racionalización del gasto vinculado a la mejora, modernización y reforma del Sistema Judicial venezolano, por medio de un proceso de planificación del desarrollo autosostenido del Poder Judicial. Así, la autonomía presupuestaria se convierte en un instru-mento útil para el incremento de la eficiencia y la eficacia judiciales.

Igualmente, la autonomía del presupuesto judicial consis-te en la libre autogestión de los órganos del Poder judicial, autonomía que no impide la supervisión de los órganos ex-ternos facultados por la Constitución y las leyes para efec-tuar el control presupuestario del Estado.

En los presupuestos de 1996 y 1997 los recursos fi-nancieros del Poder Judicial se situaron en el 0,8474% y en el 0,9056% del presupuesto nacional respectiva-mente. En 1998 el presupuesto del Poder Judicial se estimó en el 1,2304% del presupuesto nacional. En el

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Tópico Medular AD LITTERAM Al pie de la Letra 26

2Gaceta Oficial N° 39.522 del 01 de octubre 20103Gaceta Oficial de la RBV Nº 39.493, de fecha 23 de agosto 2010

presupuesto del próximo año correspondiente al 2015 la asignación presupuestaria correspondiente al Poder Judicial es de un 3% aproximadamente, indudable-mente esto constituye un avance considerable con res-pecto a lo que existía en el pasado, garantizando con ello la autonomía presupuestaria y financiera.

Órganos independientes encargados del Gobierno y la Administración.

La consagración constitucional de la independencia se corresponde con la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia2 (en lo sucesivo TSJ) cuyo artículo 2 consagra: “El Tribunal Supremo de Justicia constituye parte del sistema de justicia, es el máximo órgano rector del Poder Judicial, y goza de autonomía funcional, financiera y administrativa…”, disposición reforzada por la norma suprema acorde al estándar internacional.

Por su parte, el artículo 254 de la CRBV deja claro que:

“El Poder Judicial es independiente y el Tribunal Supremo de Justicia gozará de autonomía funcional, financiera y administrativa. A tal efecto, dentro del presupuesto general del Estado se le asignará al sistema de justicia una partida anual variable, no menor del dos por ciento del presupuesto ordinario nacional, para su efectivo funcionamiento, el cual no podrá ser reducido ni modificado sin autorización previa de la Asamblea Nacional…”.

Esta norma asegura la disposición presupuestaria mínima para el funcionamiento del sistema de justicia, impidiendo reducciones coyunturales o la intermitencia en la asignación a criterio del gobierno de turno, que pudiera derivar en posibles fracturas al funcionamiento eficaz del sistema. Sobre el particular, la entidad encargada de la administración es la Dirección Ejecutiva de la Magistratura: “El Director Ejecutivo o Directora Ejecutiva de la Magistratura tendrá las siguientes atribuciones: 2. Decidir, dirigir y evaluar los planes de acción, programas y proyectos institucionales según los planes estratégicos y operativos, así como el presupuesto asignado…”. Artículo 77.2 de la Ley Orgánica del TSJ.

Régimen Disciplinario

La Jurisdicción Disciplinaria Judicial, fue concebida por el constituyente en el año 1999 y finalmente constituida en el año 2011. Su creación trajo consigo un cambio de paradigma en cuanto se refiere al régimen disciplinario de los jueces y juezas, comportando en sí un importante

avance en el reconocimiento de las garantías procesales de los administradores de justicia; no obstante, en la práctica, el referido cambio ha traído resistencia en su instauración definitiva como modelo Jurisdiccional, siendo muchos los obstáculos que se han presentado a lo largo de la gestión realizada, desde la entrada en vigencia del Código de Ética del Juez Venezolano y la Jueza Venezolano hasta la presente fecha.

La entrada en vigencia del Código de Ética del Juez Venezolano y Jueza Venezolana3, permitió implementar la Jurisdicción Disciplinaria Judicial como instancia del Poder Judicial que se encarga de aplicar el referido Código a los jueces, que con ocasión de las actuaciones judiciales, infrinjan disposiciones legales o reglamentarias, omitan o retarden la ejecución de un acto propio de sus funciones o lo cumplan negligentemente o que por cualquier otro motivo o circunstancia comprometan la observancia de principios y deberes éticos, así como la buena imagen del Poder Judicial.

Es imposible aplicar la justicia si no hay autoridad moral y ética, e idoneidad en nuestros jueces y juezas para hacerlo. Igual sucede con los Fiscales, defensores y abogados que integran el Sistema de Justicia. Este es quizás una de nuestros más grandes retos: la aplicación de procesos de selección de operadores y operadoras de justicia, a través de los concursos respectivos y la aplicación de un régimen disciplinario que garantice el debido proceso y el derecho a la defensa tal y como lo prevé el 267 constitucional.

Es importante destacar que en la actualidad y luego de más de tres años instaurada esta novedosa jurisdicción debemos resaltar que aún persisten controversias en cuanto a lo referido a la competencia de la función jurisdiccional en materia disciplinaria judicial. Estas controversias no tienen sentido alguno desde el punto de vista jurídico, ya que el constituyente patrio dispuso y resolvió que la competencia es otorgada de forma exclusiva y excluyente, tanto al Tribunal como a la Corte Disciplinaria Judicial para conocer los procedimientos que con motivo de la transgresión de los postulados contenidos en el Código de Ética, pudiesen cometer los Jueces y las Juezas en Venezuela. Esto quedó plasmado en los artículos 267 que prevé su creación y en el 49 cardinal 8 donde se establece la facultad del Estado a actuar contra Magistrados, Magistradas, jueces y juezas debido a las reparaciones que resulten por error judicial, retardo u omisión injustificados, como garantía de que todas las actuaciones judiciales y administrativas estén adecuadas al debido proceso, ello concatenado a los artículos 2 y 257

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Tópico Medular AD LITTERAM Al pie de la Letra 27

referidos a los principios, fines del Estado y del propio proceso en el marco del Estado Social de Derecho y de Justicia.

Retos

El Estado liberal que propugna el Estado de Derecho, vigente desde 1958 hasta 1998, considera a la Ley como un valor normativo superior que es imprescindible a la hora de interpretar la Constitución, ello debido a que su aplicación representa la concreción normativa que se expresa a través de la Ley y la jurisprudencia interpretativa de ésta, se realiza principalmente a través del recurso de casación.

En contraste, el Estado Social tiene su propia identidad, propuesto y visionado en la Constitución de 1999, y que coincide en su origen con el desarrollo constitucional alemán y el surgimiento del socialismo reformista, se plantea la idea de un Estado distinto al Estado liberal, que le diera respuesta a los problemas que este ocasionaba, en el marco de los cambios sociales.

La pugna entre estas dos visiones está ocasionando en nuestras academias, círculos jurídicos y en nuestros Tribunales Constitucionales, profundos cambios en cuanto a la ponderación, interpretación y argumentación necesaria para sostener los valores y principios que defiende el llamado Estado de bienestar, dejando atrás la visión liberal y formal del Derecho, según la cual la norma pura y simple era el norte y el fin del mismo.

El desafío frente a los conflictos que naturalmente ocurri-rán debido al cambio de paradigmas que representa pasar del modelo democrático representativo, al modelo participativo y protagónico es que deben ser resueltos siempre teniendo como norte el cumplimiento de los postulados constitucio-nales y al espíritu del constituyentista; tratando así, de que casos como el de esta sentencia 516 y su aclaratoria 1.388; según la cual se legisla modificando la ley, ejerciendo más allá de la facultad normativa negativa (anulación de leyes) la facultad normativa positiva (creación y modificación de le-yes) y, con ello, dejando inaplicable la norma constitucional (Art 267 párrafo. 2° y 3°).

Debemos a toda costa evitar que como sucedió en Alemania, España y Suecia, los Tribunales Constitucionales invadan competencias que le correspondan a otros poderes y establezca lo que

algunos acdémicos han denominado el “gobierno judicial”.

A mayor abundamiento de este argumento citamos a Prieto Sanchíz en su escrito “El Neoconstitucionalismo como Filosofía Política o Doctrina Del Estado Justo” publicado en el Tomo V de la obra Tendencias actuales del Estado Constitucional Contemporáneo (2013: 31), quien refiere que el papel de los jueces constitucionales ha derivado en algunos excesos, al invadir competencias del poder legislativo en su afán interpretativo:

no hay ámbito de libre configuración (para el legislador) y, por tanto, inmunes a la corrección por parte de los órganos judiciales, no quedará espacio para una sociedad que ejerza la política, sino que todos pasaremos a ser súbditos del supremo órgano político y no democrático, la judicatura. Si toda decisión política, absolutamente toda, se puede cuestionar ante los tribunales en nombre de los derechos, la política dejará de ser una actividad social autónoma.

En este mismo sentido este autor nos refiere lo siguiente:

todos los jueces pueden y deben aplicar directamente las cláusulas sustantivas de la Constitución a la resolución de todo tipo de conflictos, sin embargo; es difícil no ver en su actuación un serio competidor o una seria amenaza a la voluntad antes soberana del legislador, expresada a través de sus palabras y también de sus silencios.

Citando a Robert Alexy en su obra La Teoría de los derechos Fundamentales (2002: 527) quien refieriéndose al problema de la competencia del control del Tribunal Constitucional Alemán nos refiere que:

en el centro del arduo y prolongado debate acerca de la jurisdicción del Tribunal Constitucional, se encuentra la cuestión de cómo equilibrar las competencias de este y las del legislador. Una solución perfecta consistiría en un sistema de reglas que para cada caso diera exactamente una respuesta a la cuestión acerca de si el Tribunal rebasa su competencia cuando, de alguna forma, interviene frente al legislador…. Una posible solución adecuada del problema de la competencia de control consiste en si se toman suficientemente en cuenta los argumentos de todos los tres niveles de argumentación: material, funcional o de competencia y metodológica y epistemológica

Nuestro argumento central en esta oportunidad gira en torno a la necesidad de reconocer los avances que hemos alcanzado, en cuanto a las garantías necesa-rias para contar con un poder judicial independiente, responsable, autónomo, que cuente con operadores y operadoras de justicia idóneas y éticos, para con ello darle credibilidad y fuerza a los planes de seguridad

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Tópico Medular AD LITTERAM Al pie de la Letra 28

que el Estado nacional implementa y más allá de eso que garantice el debido proceso, el derecho a la defen-sa y el acceso a la justicia de las operadoras y los ope-radores de justicia, al momento de enfrentar procesos disciplinarios que pudieran ―según la gravedad del caso― llegar hasta la destitución; pero además reco-nocer asimismo que a pesar de los avances aún que-dan conflictos que resolver y para ello es imprescin-dible acudir a la política con P mayúscula dejando de lado intereses mezquinos e individualistas, debemos por tanto, elevarnos por encima de ellos y entenderstá en juego.

Resultará inútil, ―por decir lo menos― cualquier esfuerzo relativo a temas de seguridad, si no concretamos en serio el tema de la transformación judicial, la cual comienza por la reapertura de concursos para que ingresen a la carrera judicial los más probos, éticos y decentes jueces y juezas, que aquellos que estén incumpliendo sus funciones sean expulsados previo juicio y derecho a la defensa y que no sean reciclados como sucede hoy ―los suspenden o los botan de una institución y aparecen nombrados como fiscales o defensores en otras instituciones o ministerios, y devolverle

las atribuciones –hoy congeladas- a la recientemente creada Jusrisdicción Disciplinaria Judicial―.

Creemos, firmemente, que resulta vital aprobar en segunda discusión la Reforma del Código de Ética del Juez y la Jueza venezolanos para devolverle el sentido a la Jurisdicción Disciplinaria, como instancia exclusiva y excluyente de la materia disciplinaria dentro del Poder Judicial, garantizando con ello su independencia financiera, presupuestaria, funcional y administrativa.

Bolívar lo decía: la justicia es la madre de todas las virtudes republicanas, hagamos entonces justicia a Bolívar y completemos el reto que está aún pendiente transformemos el Poder Judicial, no sólo para cumplir con la obligaciones internacionales a las cuales la República está obligada a observar, sino en honor y como una obligación moral y legal prevista en la propia Constitución de la República Bolivariana y en el proyecto de país que la mayoría de los venezolanos hemos decidido apostar. Nos jugamos la continuidad del proyecto con ello, y debe ser asumido como un tema de urgencia nacional, como otros grandes temas: el modelo económico y el papel de los medios de comunicación y la televisión como instrumento de modelaje y estereotipos, entre otros.

• Damiani Bustillos, Peritaje ante la Corte Interamericana de DDHH, caso Allan Brewer Carías, 2012.

• Informe TSJ presentado ante la Comisión Interamericana de DDHH en octubre de 2014 durante el 153° periodo de sesiones ordinarias.

• Rey Martínez, Juan Carlos, La Democracia Venezolana y la Crisis del Sistema Populista de Conciliación. Revista de Estudios Políticos. 1974

• Pérez Perdomo, R., Políticas Judiciales y Políticas en Venezuela (mimeo), Oñati. 1993.

• Prieto Sanchíz en su escrito “El Neoconstitucionalismo como Filosofía Política o Doctrina Del Estado Justo” publicado en el Tomo V de la obra “Tendencias actuales del Estado Constitucional Contemporáneo” (2013: 31)

• Robert Alexy en su obra “La Teoría de los derechos Fundamentales” (2002: 527)

• Quintero M. Justicia y Realidad UCV, F.C.J.P, Caracas. 1988.

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Tópico Medular AD LITTERAM Al pie de la Letra 29

Para comenzar a hablar de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela se hace necesario ir a lo más básico, el concepto de una Constitución,

el significado de esa palabra que deriva del latín cum- ‘con, en conjunto’ y statuere ‘establecer’, algo así como “establecer en conjunto” y se aprecia que como sinónimo de Constitución se utilizan los términos “carta magna”, “carta fundamental” o “norma suprema”. Ciertamente los conceptos que señalan las doctrinas, libros y páginas web coinciden en que una Constitución no es más que la norma suprema de un Estado de Derecho soberano, es la que fija los límites y define las relaciones entre los poderes del Estado y de éstos con sus ciudadanos, estableciendo así las bases para su gobierno y para la organización de las instituciones en que tales poderes se asientan. Es un documento supremo que procura garantizar al pueblo sus derechos y libertades en sentido amplio.

En el año 1998, producto de una gran conmoción social, de la pobreza acelerada y sin contención que reinaba en nuestro país, brota un líder sin precedente, alguien que rom-pe esquemas y que reflejaba el descontento popular y la gran necesidad de un cambio en Venezuela, no es otro que el Su-premo Comandante HUGO RAFAEL CHÁVEZ FRÍAS, quien por mucho tiempo se preparó e ideó un nuevo modelo de gobierno y una nueva Constitución para fundar una nueva República, una que se adaptara a la realidad política y social de una Venezuela que requería con urgencia que el pueblo ejerciera su soberanía y que definiría las relaciones entre los poderes del Estado (que antes de 1999 eran tres: Ejecutivo, Legislativo y Judicial) proponiendo la incorporación de dos poderes más: Poder Ciudadano y Poder Electoral, asimismo, integraría las relaciones de tales poderes con sus ciudadanos.

De esa manera se rompen los esquemas políticos tradicionales y el 25 de abril del año 1999, se convocó a un Referéndum Consultivo, avalado por la antigua Corte Suprema de Justicia, hoy Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), para preguntar al pueblo si quería o no una Asamblea Nacional Constituyente que redactara el texto legal, cuyas preguntas fueron realizadas en los siguientes términos:

1.-¿Convoca usted una Asamblea Nacional Constituyente con el propósito de transformar el Estado y crear un Nuevo Ordenamiento Jurídico que

permita el funcionamiento efectivo de una Democracia Social y Participativa? SI o NO.

2.-¿Está usted de acuerdo con las bases propuestas por el Ejecutivo Nacional para la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente, examinadas y modificadas parcialmente por el Consejo Nacional Electoral en sesión de fecha Marzo 24, 1999, y publicadas en su texto íntegro, en la Gaceta Oficial de la República de Venezuela N° 36.669 de fecha Marzo 25, 1999? SI o NO.

El resultado arrojó un contundente sí con un porcentaje del 87% de los votantes. Luego, el 25 de julio de ese mismo año se eligieron, en un nuevo comicio, los 128 hombres y mujeres encargados de redactar la Carta Magna y cinco meses después, el 15 de diciembre de 1999, los venezolanos elegirían la normativa que establecía la democracia participativa y protagónica como modelo de gobierno, con lo que se terminó con la representatividad característica de los anteriores 40 años.

El 15 de diciembre de 1999, hace prácticamente 15 años, con 71% de los votos, se aprobó el nuevo texto constitucional de la República Bolivariana de Venezuela por referéndum popular, ese que actualmente rige el camino de la sociedad venezolana.

Esta forma en que se logra legitimar la Constitución en 1999, constituye en sí mismo un hecho revolucionario. Es la primera Constitución en el Continente que se realiza bajo el calor de la discusión y el debate popular. Este cuerpo de leyes sirvió de ejemplo a las posteriores Constituciones de países como Bolivia y Ecuador, pues ofrece un conjunto de derechos y garantías de primera categoría, entre los cuales se destacan:

• La garantía del derecho a la propiedad “sin más limitaciones que la utilidad pública y el interés social”.

• En materia de agricultura “El Estado protegerá, las formas asociativas y particulares de la propiedad para garantizar la producción agrícola”.

Autores:

Marbiluz Fernández María Eugenia Jardin y Leopoldo Ramírez

Abogados Relatores de la Presidencia de la Corte Disciplinaria Judicial

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Tópico Medular AD LITTERAM Al pie de la Letra 30

• Establece como premisa el protagonismo y participación del pueblo en los asuntos públicos. • Las mayorías nacionales decidieron por un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia (artículo 2), que propugna como valores superiores: la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político.

• La garantía del debido proceso aplicable a todas las actuaciones judiciales y administrativas, estableciéndose el derecho a la defensa, la presunción de inocencia, el derecho a ser oído en un plazo razonable y con las debidas garantías, el derecho a ser juzgado por sus jueces naturales, el derecho de no ser obligado a confesarse culpable, el derecho de ejercer acción de amparo constitucional, entre otros.

• Se eligió a la educación y la salud como derechos humanos y en torno a ellos los correspondientes servicios públicos obligatorios y gratuitos.

• Se aceptó la libertad de cultos y el derecho de las familias a formar a sus miembros de acuerdo a sus creencias religiosas. Por ello el Estado tiene carácter laico.

• Se garantiza la libertad de expresión, pensamiento e ideas.

• Se impulsa la integración latinoamericana de acuerdo con el principio de no intervención y autodeterminación de los pueblos.

• Instaura los derechos y garantías para las comunidades indígenas y ofrece mayores derechos a las mujeres.

• Establece como derechos irrenunciables de la Na-ción: independencia, libertad, soberanía, inmuni-dad, integridad territorial y la autodeterminación nacional.

El proceso constituyente venezolano fue una muestra his-tórica de cuál es el origen de la democracia, ya que el mismo reside exclusivamente en el pueblo, ningún poder constitui-do (político, militar, eclesiástico, corporativo, financiero, etc.) participó tan activa y verdaderamente como lo hizo la masa de la población venezolana, los ciudadanos de a pie. Ese proceso otorgó al pueblo el poder para decidir por sí mismos, el sistema sobre el cual actualmente transitamos, haciendo uso de la libertad, la dignidad y la conciencia.

Ha sido afirmado por el Tribunal Supremo de Justicia en el marco del “Congreso Internacional del 10° Aniversario de la Sala Constitucional” que: “(…) constituciones como la venezolana, han alcanzado el desarrollo de garantías en materia de derechos fundamentales que va más allá, de los que hasta ahora han esbozado los tratados internaciona-les”. En ese mismo ámbito se señaló que nuestro país está a la vanguardia en la materia pues: “El constitucionalismo

moderno, el nuevo constitucionalismo nació con la Consti-tución de la República Bolivariana de Venezuela; es una de la constituciones más garantistas del mundo y eso nos ha llevado sentirnos hermanados y realmente identificados con otros países que siguen el mismo camino”.

Más recientemente, durante la celebración del decimocuarto (14°) aniversario de la Constitución venezolana el vicepresidente ejecutivo de la República, JORGE ARREAZA, destacó que la promulgación de la Constitución Bolivariana representó un punto de inflexión en la vida democrática venezolana.

Lo que sí está muy claro en la conciencia de la mayoría nacional, es lo contenido en el artículo 5 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que es la esencia y razón de ser de la Revolución Bolivariana: “La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce di-rectamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público. Los órganos del Estado ema-nan de la soberanía popular y a ella están sometidos”.

A lo largo de estos casi 15 años es posible constatar un modelo de país con una visión absolutamente garantista, en donde prevalecen los derechos humanos y se otorga un valor superior a los mismos.

La Constitución de la República Bolivariana organiza los derechos humanos por temas, tales como: derechos civiles, políticos, sociales y de las familias, culturales y educativos, ambientales y los de los pueblos indígenas. De la misma ma-nera, el texto constitucional consagra el principio de progre-sividad y no discriminación en el goce y ejercicio irrenuncia-ble, indivisible e interdependiente de los Derechos Humanos y garantiza todos los derechos “inherentes a la persona”, aunque no estén contemplados de manera expresa.

Vemos como los prenombrados derechos y garantías no son solamente letra del texto constitucional sino que se materializan en acciones concretas. En este sentido, se han venido suscitando políticas y lineamientos útiles para hacer efectivo el goce y respeto de los Derechos Humanos por parte de todos los ciudadanos y ciudadanas de esta Repúbli-ca. Así se observa, por ejemplo, desde el Poder Ejecutivo, la creación e impulso de todas y cada una de las misiones bolivarianas, conjunto de programas sociales cuya finalidad es la de mejorar las condiciones de vida del pueblo y ga-rantizar los derechos humanos antes descritos, entre los que destacan: vivienda, alimentación, salud, educación, cultura, deporte y seguridad.

Es posible concluir que a pesar de los grandes avances que ha tenido el país desde el espíritu y propósito de la naciente Asamblea Constituyente hasta el día de hoy, es importante combatir aquellos factores que tienen resisten-cia en dar fiel cumplimiento a las normas y garantías que expresamente dispone la Carta Magna y continuar avan-zando en revolución.

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Jurisprudencia 31AD LITTERAM Al pie de la Letra

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELAPODER JUDICIAL

JURISDICCIÓN DISCIPLINARIA JUDICIALCORTE DISCIPLINARIA JUDICIAL

JUEZ PONENTE: DR. TULIO JIMÉNEZ RODRÍGUEZ

Expediente N°AP61-S-2014-000004

En fecha 13 de mayo de 2014, el ciudadano ELÍAS DE JESÚS HENECHE TOVAR, titular de la cédula de iden-tidad N°. V-8.494.444, actuando con el carácter de Juez Primero de Primera Instancia Agraria de la Circunscripción Judicial del Estado Lara, interpuso ante la Unidad de Recep-ción y Distribución de Documentos de la Jurisdicción Dis-ciplinaria Judicial, acción de amparo constitucional contra las presuntas omisiones de pronunciamiento por parte del Tribunal Disciplinario Judicial en el expediente N° AP61- S-2012-000035.

Por auto del 13 de mayo de 2014 se recibió en la Se-cretaría de la Corte Disciplinaria Judicial, procedente de la Unidad de Recepción y Distribución de Documentos, el ex-pediente N° AP61-S-2014-000004, contentivo de la referida acción de amparo y se dejó constancia de su distribución, co-rrespondiendo la ponencia al Juez Tulio Jiménez Rodríguez quien, con tal carácter, suscribe el presente fallo.

Realizado el estudio de las actas que conforman el expe-diente, esta Corte observa lo siguiente:

IFUNDAMENTO DEL AMPARO

CONSTITUCIONAL

El ciudadano Elías de Jesús Heneche Tovar, en su carácter descrito en autos, fundamentó la presente acción con base a los siguientes argumentos de hecho y de derecho:

Que mediante oficio N° 2011-0118 de fecha 11 de agosto de 2011, la Comisión Judicial del Tribunal Supremo de Justicia acordó suspenderlo sin goce de sueldo como Juez Primero de Primera Instancia Agrario de la Circunscripción Judicial del Estado Lara, hasta tanto la Inspectoría General de Tribunales (en lo sucesivo, la IGT) presentara el acto conclusivo.

Que interpuso acción de amparo constitucional contra el acto dictado por la Comisión Judicial, ante la Sala

Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, la cual fue declarada inadmisible en fecha 5 de diciembre de 2012.

Que, en fecha 26 de noviembre de 2012, vista la medida impuesta por la Comisión Judicial, presentó escrito ante el Tribunal Disciplinario Judicial en el que solicitó: a) se requi-riera a la Comisión Judicial del Tribunal Supremo de Justicia y a la IGT las denuncias que sirvieron de fundamento para el decreto de la cautelar de suspensión del cargo sin goce de sueldo dictada por la referida Comisión y; b) se modificara la medida dictada por una suspensión del ejercicio del cargo con goce de sueldo, mientras dure el procedimiento discipli-nario, ya que para esa fecha no se había presentado el acto conclusivo (más de (02) dos años).

Que en fecha 3 de abril de 2013, interpuso acción de amparo constitucional ante la Corte Disciplinaria Judicial, en virtud de la omisión de pronunciamiento desplegada por el Tribunal Disciplinario Judicial con relación a la solicitud precitada, siendo que en fecha 10 de abril de 2012 esta alza-da declaró inadmisible la mencionada acción en el expedien-te N° AP61-S-2013-000002, por cuanto la acción presunta-mente lesiva cesó cuando el Tribunal Disciplinario Judicial, en fecha 9 de abril de 2013, declaró su competencia, negó la modificación de la medida de suspensión sin goce de sueldo e instó a la IGT a presentar acto conclusivo.

Que contra ese auto del 9 de abril de 2013 dictado por el Tribunal Disciplinario Judicial en el expediente N° AP61-S-2012-000035, el recurrente ejerció apelación, la cual deci-dió la Corte Disciplinaria Judicial en fecha 17 de diciembre de 2013, en el expediente N° AP61-R-2013-000020, opor-tunidad en la cual esta alzada modificó la medida de suspen-sión sin goce de sueldo, por suspensión con goce de sueldo.

Que “(...) en el asunto judicial Exp. AP61-R-2013-000020 sometido a [la] consideración [de esta Corte] con ocasión del recurso de apelación en contra de la negativa del Tribunal Disciplinario Judicial de modifi-car la medida de suspensión sin goce de sueldo acordada por la Comisión Judicial... [esta alzada],... procedió de conformidad con... el artículo 61 del Código... y modificó la medida de suspensión, determinado (sic) goce de sueldo mientras se mantuviera la medida...”.

Que “(...) el ciudadano Ing. ARGENIS CHAVEZ, me-diante comunicación de fecha 29 de abril del 2014, recibida por el Tribunal Disciplinario Judicial... advierte el cumpli-miento de la sentencia de esta [la] Corte por el lapso de 120

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días, esto [en] virtud de una interpretación sesgada del ver-dadero contenido de la decisión,... por ello el término que debe durar esta [la suspensión con goce de sueldo] no pue-de ser confundido con el tiempo que se mantendrá el pago de sueldo o salario.

Que “(...) al haber efectuado tal participación la DIREC-CIÓN EJECUTIVA DE LA MAGISTRATURA, y contener esta comunicación la aseveración que se efectuó el cumpli-miento de la decisión de esta Corte de fecha 17 de diciembre de 2013, sólo y únicamente por el lapso de 120 días produce por omisión del TRIBUNAL DISCIPLINARIO JUDICIAL en resolver antes del vencimiento (30-04-2014), el destino de la suspensión esto es que sea revocada y ordenar [su] reincor-poración al cargo por haber cesado la fase de investigación.

Que “(...) así las cosas, constituye una labor propia... del agente agraviante TRIBUNAL DISCIPLINARIO JUDI-CIAL, y al no emitir respuesta oportuna a la DEM sobre la medida modificada, advirtiendo que no está limitado el pago de sueldo a 120 días, sino mientras dure el procedimiento disciplinario [razón por la cual] debió el órgano jurisdic-cional colegiado agraviante TRIBUNAL DISCIPLINARIO JUDICIAL,... impedir que se vulnerara[n] así mis derechos constitucionales con su omisión... sin embargo en este pro-cedimiento de amparo [solicitó] medida cautelar de resta-blecimiento en la nomina (sic) de personal, y la ejecución de los conceptos laborales que se encuentren pendientes de pago”.

Que “(...) la falta de oportuna respuesta a la Dirección Ejecutiva de la Magistratura por parte del Tribunal Disci-plinario... conllevo (sic) nuevamente a suspender el pago de mi salario, con lo cual nuevamente me colocan en una si-tuación irregular como JUEZ TITULAR SUSPENDIDO SIN GOCE DE SUELDO...”.

Que “(...) el Tribunal Disciplinario Judicial, al no emitir pronunciamiento al vencimiento del lapso de suspensión de la cautelar (30 de abril de 2014), y frente a la participación efectuada por la DEM en lo relativo al cese del pago por entender esta dependencia administrativa, que la decisión de esta corte sólo estableció como termino (sic) de duración del goce de mi salario por 120 días, dejó de cumplir con su obligación constitucional de garantizar la ejecución del debido proceso y en consecuencia lesiono (sic) mi derecho constitucional establecido en los artículos: numeral 1 ero del artículo 49, 26, relativos a la tutela judicial efectiva, de-bido proceso, violación de mi derecho a recibir oportuna respuesta frente a la lesión de mis derechos laborales prote-gidos constitucionalmente por esta Corte... en sentencia del 17 de diciembre de 2013. Tengo derecho de percibir mi sa-lario durante el trámite del procedimiento disciplinario...”.

Que “(...) qued[ó] constituida la violación de sus de-rechos constitucionales reconocidos en la decisión de esta Corte, en la oportunidad en la que se verificó por parte de la DEM la exclusión de la nomina (sic) que podrá esta ho-norable Corte verificar con auxilio del sistema informático de consulta de pagos, al ingresar el número de cédula de identidad número: 8494444, y los últimos dígitos de la cuen-ta corriente bancaria en la que se ordenan los pagos de mi salario, la cual suministro para su verificación (96027), esta prueba deja en evidencia que para el próximo 15 de mayo del 2014, no efectuara (sic) la DEM pago de mi sueldo, por estimar que al transcurrir el lapso de 120 días con ello dio cumplimiento a la sentencia, tal cual así lo asevera en su co-municación la cual produzco en copia fotostática simple...”.

Que “(...) en fecha 6 de mayo del 2014, en la opor-tunidad que [compareció] ante esta Jurisdicción Especial presen[tó] una diligencia en la que solici[tó] al Tribunal la prórroga de la medida cautelar de suspensión hasta la cul-minación del proceso judicial disciplinario, esta petición a la fecha no ha sido objeto de pronunciamiento, no obstante ello [le] coloca en una situación de riesgo evidente de que no cumpla con la orden de la Corte de participar a la DEM que el pago de mi salario no puede ser suspendido y que debe realizarse antes del próximo 15 de mayo de 2014, por [habérsele] excluido desde el primero de mayo de 2014 de la nómina de personal”.

Que “(...) el criterio de inadmisibilidad del amparo por haber efectuado la solicitud de prórroga ante el TDJ, no ha producido respuesta inmediata a la violación de mis derechos constitucionales, y por ello ante el peligro de no efectuarse el pago en su oportunidad de mi salario,... y la exclusión de nómina por parte de la DEM, por falta de pro-nunciamiento del TDJ, me coloca en una situación idéntica a la que me encontraba antes de que esta Corte conociera la apelación... la vía ordinaria o recursiva no logra revertir el agravio producido por parte de la omisión del TDJ, de ma-nera tal que el próximo 15 de mayo de 2014 reciba el pago de sueldo y demás conceptos laborales”.

Que sea decretada una medida cautelar a su favor con-sistente en “(...) la protección provisional de mis derechos fundamentales mientras se tramita o resuelve la adecuación y aplicación del procedimiento disciplinario correspondien-te”, a tenor de lo previsto en el numeral 4 del artículo 89 y el artículo 91 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Que esta Corte declare su competencia para conocer de la presente acción de amparo, admita la misma y declare la procedencia de la pretensión cautelar solicitada o bien sea decretada cualquier medida de oficio que esta Corte consi-dere oportuna, necesaria y conveniente. Asimismo, solicitó se restablezca la situación jurídica infringida mediante la

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reincorporación en nómina y pago de todos los conceptos laborales que le corresponda desde su suspensión.

Por último, requirió que se “...EXHORTE a la DEM para que se evite cualquier perjuicio o lesión a sus derechos la-borales hasta tanto culmine el procedimiento disciplinario, cese su írrita actuación y de adecúe el respeto a la decisión de la Corte Disciplinaria de fecha 17 de diciembre de 2013, que modificó la cautelar a una con goce sueldo que le da el derecho a percibir la remuneración mientras dure el procedi-miento disciplinario”.

IIDE LA COMPETENCIA

Previo al estudio de la admisibilidad de la presente acción, debe esta Corte Disciplinaria Judicial establecer su compe-tencia para conocer el asunto sometido a su consideración y al respecto observa que el objeto de la presente acción de am-paro, lo constituye las presuntas violaciones a los derechos constitucionales del ciudadano Elías de Jesús Heneche Tovar, derivadas de las presuntas omisiones por parte del Tribunal Disciplinario Judicial: a) al no emitir un pronunciamiento al vencimiento del lapso de la suspensión cautelar del ejercicio del cargo de juez con goce de salario (30 de abril de 2014) y extender la vigencia de la misma mientras durara la trami-tación del procedimiento, como circunstancia que generó su exclusión de la nómina según participación realizada por la Dirección Ejecutiva de la Magistratura y materializada en fe-cha 1° de mayo del presente año; y b) al no emitir un pro-nunciamiento sobre la solicitud de prórroga de la medida que presentó en fecha 6 de mayo del 2014.

Al respecto, observa la Corte que la Ley Orgánica de Amparo Sobre Derechos y Garantías Constitucionales, en su artículo 4, dispone:

“Artículo 4. Igualmente procede la acción de amparo cuando un Tribunal de la República, actuando fuera de su competencia, dicte una resolución o sentencia u ordene un acto que lesione un derecho constitucional.En estos casos, la acción de amparo debe interponerse por ante un tribunal superior al que emitió el pronun-ciamiento, quien decidirá en forma breve, sumaria y efectiva”.

Con relación a la mencionada norma, la Sala Constitu-cional del Tribunal Supremo de Justicia (Sentencia del 27 de junio de 2002, dictada en el caso: Felix Heli Contreras), estableció lo siguiente:

“(...) la Sala estima necesario añadir que si bien se menciona en la norma el amparo contra ‘una resolu-ción, sentencia o acto’ del tribunal, debe entenderse comprendida además en la misma disposición, la po-sibilidad de accionar en amparo contra un tribunal

por su falta de pronunciamiento; situación que cons-tituye una omisión que podría también configurar un caso de violación de derechos de rango constitucional y, por tanto, equiparable a un vicio de incompeten-cia del tribunal ‘lato sensu’ – en sentido material y no solo formal- que, como lo interpretó la entonces Corte Suprema de Justicia, es el que debe atribuírsele al tér-mino ‘incompetencia’ a que se refiere la mencionada norma (Vid. Sentencia de la Sala Político Administrati-va de la Corte Suprema de Justicia N° 621 de fecha 22 de noviembre de 1993).Ahora bien, con respecto a la competencia para cono-cer de amparos contra actos judiciales, el artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garan-tías Constitucionales determina que dichas acciones deberán proponerse ante el tribunal superior al que emitió u omitió el acto material cuestionado”. (Resal-tado propio).

Criterio este (amparo constitucional contra conductas omisivas o abstenciones de los jueces en dictar sus decisio-nes dentro de los lapsos correspondientes), que fue admitido tempranamente también en la Sala Constitucional del Tribu-nal Supremo de Justicia (Sentencia de fecha 28 de julio de 2000, caso: Luís Alberto Baca), cuando precisó lo siguiente:

“8.- Las omisiones judiciales lesivas a derechos o ga-rantías constitucionales, que vienen a actuar como una vía de hecho, y que pertenecen al ámbito del artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Ga-rantías Constitucionales, como ya lo ha asentado esta Sala a pesar del silencio de la norma sobre ellas, son objeto inmediato de la acción de amparo, ya que la si-tuación jurídica se convierte en sujeto de una lesión indefinida, mientras no se cumple la actuación. Todo retardo injustificado de un acto procesal que ha debi-do tener lugar, que lesiona a una parte en situación jurídica, amenazando la irreparabilidad de la misma, es atacable por la vía de amparo; pero hay conductas activas de los jueces que retardan injustificadamente la declaración o actuación de los derechos de una de las partes, interfiriendo con la garantía judicial que consagra el artículo 49 de la Constitución vigente, tal como ocurre cuando un juez oye una apelación en am-bos efectos, cuando ha debido oírla en uno solo, retar-dando así un acto que ha debido llevarse a cabo”.

Ahora bien, con relación a la competencia de esta alzada para conocer las acciones de amparo constitucional que sean interpuestas contra el Tribunal Disciplinario Judicial, insis-tió esta Corte (Vid sentencia de fecha 05 de abril de 2012, dictada en el expediente N° AP61-S-2013-00002) que:

“La inteligencia de la sentencia parcialmente transcrita –la de la Sala Constitucional- nos permite

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advertir que la competencia para conocer de las in-fracciones denunciadas por vía de amparo relacionada con las actuaciones u omisiones de un órgano jurisdic-cional corresponderá al tribunal superior de aquél que dictó el acto u omisión presuntamente generador de las lesiones a los derechos constitucionales, tal como lo prevé el artículo 4 eiusdem. Este criterio ha sido reiterado de forma pacífica en la sentencia de la Sala Constitucional N° 1046 de fecha 23 de julio de 2012, al establecer la interpretación que debe dársele al artí-culo 4 de la citada ley y según la cual debe entenderse incluida las omisiones imputables a los tribunales de la República”.

Conforme a lo anterior, al ser la Corte Disciplinaria Ju-dicial la alzada natural del Tribunal Disciplinario Judicial, a tenor de lo dispuesto en el artículo 42 del Código de Ética del Juez Venezolano y la Jueza Venezolana, publicado en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 39.493 del 23 de agosto de 2010, que a tales efecto con-templa que: “Corresponde a la Corte Disciplinaria Judicial, como órgano de alzada, conocer de las apelaciones inter-puestas contra decisiones ya sean interlocutorias o defini-tivas, y garantizar la correcta interpretación y aplicación del presente Código y el resto de la normativa que guarde relación con la idoneidad judicial y el desempeño del juez venezolano y jueza venezolana”, y en virtud que la referida acción de amparo se interpuso contra presuntas omisiones por parte del Tribunal Disciplinario Judicial, esta Corte de-clara su competencia para conocer esta acción de amparo constitucional. Así se decide.

IIIDE LA MOTIVACIÓN PARA DECIDIR

Establecida la competencia de esta Corte para conocer la acción de amparo, se advierte que la misma fue interpuesta contra las presuntas omisiones por parte del Tribunal Disci-plinario Judicial al no emitir el pronunciamiento correspon-diente, una vez vencido el lapso de la medida cautelar de suspensión del ejercicio del cargo con goce de salario que fuera dictada por esta Corte en sentencia N° 40 de fecha 17 de diciembre de 2013 y, al no emitir pronunciamiento sobre la solicitud de prórroga de la medida cautelar que presentó ante el Tribunal Disciplinario Judicial en fecha 6 de mayo del 2014.

Con relación a la admisibilidad de la presente acción de amparo, esta Corte considera pertinente invocar la doctrina considerada hasta la fecha en cuanto a la notoriedad judicial:

“(...) La notoriedad judicial... permite al juez, en vir-tud de su desempeño, conocer de una serie de hechos y circunstancias que tienen lugar en el sitio donde presta su magisterio y que no pertenecen a su saber privado”. (Sentencia N° 3 de fecha 17 de abril de 2012, ponencia

de la Dra. Ana Cecilia Zulueta Rodríguez, caso: Darío Segundo Echeto)”.

Aunado a ello, estima esta Corte pertinente resaltar que la notoriedad judicial cobra una especial trascenden-cia en cuanto a la materia de amparo se refiere, ya que:

“(...) Si el juez del amparo tiene iniciativas probato-rias y además, por notoriedad judicial conoce hechos típicos de la función judicial, no hay ninguna razón para que, en materia de amparo no haga uso de la no-toriedad judicial, incluso, debido a la naturaleza del conocimiento, sin necesidad de consignar en autos la fuente de su saber, bastando identificarla”. (Sentencia N° 1135 de fecha 5 de octubre de 2000, Sala Constitu-cional del Tribunal Supremo de Justicia, caso: Julio Díaz Espina, ratificada en sentencia N° 1430 de fecha 14 de agosto de 2008, caso: Alimentos Iselitas. Resal-tado de esta Corte).

Tomando en consideración lo anterior, precisa esta alzada por notoriedad judicial que en fecha 15 de mayo de 2014 el Tribunal Disciplinario Judicial dictó sentencia en el expe-diente N° AP61-S-2012-000035, mediante la cual se pro-nunció sobre la situación jurídica del ciudadano juez Elías Jesús Heneche Tovar, en los siguientes términos:

“(...) PRIMERO: IMPROCEDENTE la solicitud rea-lizada por... ELÍAS DE JESÚS HENECHE TOVAR, en su condición de Juez del Juzgado Primero de Pri-mera Instancia Agraria de la Circunscripción Judicial del Estado Lara.

SEGUNDO: se LEVANTA la medida de suspensión del cargo sin goce de sueldo dictada por la Comisión Judicial del Tribunal Supremo de Justicia, mediante re-solución N° 2011-0118 del 11 de agosto de 2011. Poste-riormente, modificada por la Corte Disciplinaria Judi-cial mediante sentencia N° 40 de fecha 17 de diciembre de 2013 a suspensión del cargo con goce de sueldo, por un lapso de sesenta (60) días continuos, prorrogable por un lapso igual.

TERCERO: Se acuerda la REINCORPORACIÓN del ciudadano ELÍAS DE JESÚS HENECHE TOVAR, titular de la cédula de identidad N° V.8.494.444, al car-go de Juez del juzgado de Primera Instancia Agraria de la Circunscripción Judicial del Estado Lara, del cual es titular; y el pago de los sueldos y demás be-neficios laborales dejados de percibir, conforma a la motiva del presente fallo.

Regístrese, publíquese y notifíquese a las partes inter-vinientes, así como [a] la Comisión Judicial del Tribu-nal Supremo de Justicia y a la Dirección Ejecutiva de la Magistratura”.

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La referida información evidencia que el Tribunal Disci-plinario Judicial resolvió la situación jurídica y dio respuesta a la solicitud formulada por el ciudadano juez Elías Jesús Heneche Tovar, razón por la cual resulta pertinente concluir que las circunstancias generadoras de las presuntas infrac-ciones constitucionales denunciadas en la presente causa, esto es, las omisiones de pronunciamiento, han cesado.

En tal sentido, esta Corte Disciplinaria Judicial considera pertinente traer a colación el numeral 1 del artículo 6 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Cons-titucionales, cuya norma prevé lo siguiente:

“Artículo 6. No se admitirá la acción de amparo:...omissis...1. Cuando hayan cesado la violación o amenaza de al-gún derecho o garantía constitucionales, que hubiesen podido causarla (...)”.

De acuerdo con la norma transcrita, para que resulte ad-misible la acción de amparo resulta obligatorio que la lesión denunciada sea actual e inminente. La actualidad de la lesión es necesaria a fin de restablecer la situación jurídica que se alega infringida, lo cual constituye el objeto fundamental de la tutela constitucional, ya que el amparo en sí perdería su objeto y sentido.

Ahora bien, tal como se indicó, en el caso bajo examen las circunstancias denunciadas como lesivas las constituían las presuntas omisiones atribuidas a un órgano jurisdiccio-nal. Sin embargo, durante la tramitación del proceso de am-paro, el presunto agraviante produjo la decisión omitida, por lo que, desde el mismo momento en que se dictó el fallo re-clamado, cesaron las lesiones denunciadas por el accionante en amparo.

Como corolario, resulta claro para esta Corte que en el presente caso se encuentra configurada la causal de inadmi-sibilidad prevista en el numeral 1 del artículo 6 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitu-cionales, por haber cesado las presuntas infracciones consti-tucionales denunciadas. Y así se decide.

IV DECISIÓN

Con fundamento en los razonamientos expuestos, esta Corte Disciplinaria Judicial administrando justicia en nom-bre de la República Bolivariana de Venezuela y por autori-dad de la Ley: Declara INADMISIBLE la acción de amparo constitucional interpuesta por el ciudadano ELIAS DE JE-SÚS HENECHE TOVAR, actuando con el carácter de Juez Primero de Primera Instancia Agraria de la Circunscripción Judicial del Estado Lara, contra las presuntas omisiones de

pronunciamiento por parte del Tribunal Disciplinario Ju-dicial, de conformidad con lo previsto en el numeral 1 del artículo 6 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales.

Publíquese, regístrese y comuníquese. Remítase copia certificada de la presente decisión al Tribunal Disciplinario Judicial. Archívese el expediente.

Dada, firmada y sellada en el Salón de despacho de la Corte Disciplinaria Judicial en la ciudad de caracas, a los dieciséis (16) días del mes de mayo del año dos mil catorce (2014). Años 204° de la Independencia y 155° de la Fede-ración.

El Presidente,

TULIO JIMÉNEZ RODRÍGUEZEl Juez Ponente

La Vicepresidenta,

ANA CECILIA ZULUETA RODRÍGUEZ

La Jueza,

MERLY MORALES HERNÁNDEZ

La Secretaria,

MARIANELA GIL MARTÍNEZ

Hoy dieciséis (16) de mayo del año dos mil catorce (2014), siendo las 2:45 pm, se publicó la anterior decisión bajo el N° 15.

La Secretaria

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELAPODER JUDICIAL

JURISDICCIÓN DISCIPLINARIA JUDICIALCORTE DISCIPLINARIA JUDICIAL

JUEZ PONENTE: DR. TULIO JIMÉNEZ RODRÍGUEZ

Expediente N°AP61-R-2014-000020

Mediante oficio N° TDJ-943-2014 del 15 de abril de 2014, el Tribunal Disciplinario Judicial (en lo sucesivo, TDJ) remitió a esta Corte Disciplinaria Judicial el expedien-te signado con el N° AP61-A-2012-000071, contentivo del procedimiento disciplinario realizado por la Inspectoría Ge-neral de Tribunales (en lo sucesivo, IGT) contra la ciuda-dana AURA MARIBEL CONTRERAS DE MOY, titular de la cédula de identidad N° V-6.315.656, por actuaciones efectuadas durante su desempeño como jueza Titular del Juzgado Quinto de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Bancario de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas.

Tal remisión se efectuó en virtud del auto dictado el 3 de abril de 2014 por el TDJ, mediante el cual oyó en ambos efectos el recurso de apelación interpuesto en fecha 12 de marzo de 2014 por la ciudadana THAIS RIVERO BRI-CEÑO, titular de la cédula de identidad N° V-11.566.583, actuando en representación de la IGT, según delegación con-tenida en la resolución N° 01-2014 de fecha 15 de enero de 2014, publicada en la Gaceta Oficial de la República Boli-variana de Venezuela N° 40.335 del 16 de enero de 2014, contra la decisión N° TDJ-SD-2014-012, dictada el 25 de febrero de 2014 por el TDJ, mediante la cual ABSOLVIÓ DE RESPONSABILIDAD DISCIPLINARIA a la referida jueza del ilícito disciplinario previsto en el artículo 33 nu-meral 23 del Código de Ética del Juez Venezolano y la Jueza Venezolana (en lo sucesivo, Código de Ética) e impuso la sanción de AMONESTACIÓN prevista en el artículo 31 numeral 6 eiusdem.

El 22 de abril de 2014, la Secretaría de esta Corte recibió de la Unidad de Recepción y Distribución de Documentos (en lo sucesivo, URDD) el presente expediente signado bajo el N° AP61-R-2014-000020, y dejó constancia de su distri-bución, correspondiéndole la ponencia al Juez Tulio Jiménez Rodríguez, quien con tal carácter suscribe el presente fallo.

El 7 de mayo de 2014, se acordó fijar audiencia oral y pú-blica para el décimo (10°) día de despacho siguiente, conta-dos a partir de la fecha en que constara en autos la última de las notificaciones de las partes intervinientes en el proceso.

En fecha 12 de mayo de 2014, esta Corte dictó auto mediante el cual dejó constancia de su reconstitución, en

razón de la reincorporación de la Jueza Merly Jacqueline Morales Hernández, integrante de la esta Alzada Discipli-naria Judicial.

El 13 de mayo de 2014, la Secretaria de esta Corte dictó auto mediante el cual acordó reprogramar la celebración de la audiencia oral y pública, en razón de la reconstitución de esta Alzada, fijando como nueva oportunidad a las 2:00 p.m., del octavo (8°) día de despacho siguiente a que conste en autos la última notificación de las partes, para que éstas, de así estimarlo, ejerzan el control previsto en el artículo 90 del Código de Procedimiento Civil.

El 15 de mayo de 2014, la representante de la IGT con-signó escrito de fundamentación de la apelación, conforme a lo previsto en el artículo 84 del Código de Ética.

En fecha 22 de mayo de 2014, la Jueza denunciada con-signó contestación a la apelación interpuesta en su oportu-nidad.

El 11 de junio de 2014, a las 02:00 p.m., se realizó la audiencia oral y pública de conformidad con lo previsto en el artículo 87 del Código de Ética, en la cual se ordenó dictar auto para mejor proveer, requiriendo a la Rectoría de la Cir-cunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas la certificación de días de despacho transcurridos en los Tribu-nales Civiles de Primera Instancia durante el periodo en que se produjo la mudanza y se implantó el modelo organiza-cional ordenado por la Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia, con expresa indicación de las fechas efectivas del inicio y culminación de cada evento. Asimismo se informó a las partes que el dispositivo de la causa sería dictado en audiencia oral y pública a las 2:00 p.m. del quinto (5°) día de despacho siguiente a aquel en que culmine el lapso para el cumplimiento del referido auto.

En fecha 2 de julio de 2014, esta Corte recibió oficio N° 1553-2014 del 27 de junio de ese año, mediante el cual la ciudadana Marisol Alvarado Rondón, en su condición de jueza Rectora del Área Metropolitana de Caracas, remitió información solicitada por esta Corte el 11 de junio de 2014, relacionada a la certificación de los días de despacho trans-curridos en los Tribunales Civiles de esa Circunscripción Judicial.

El 15 de julio de 2014, a las 02:00 p.m., se reconstituyó con el fin de dictar el dispositivo del fallo de conformidad con lo previsto en el artículo 87 del Código de Ética.

Corresponde a esta Corte Disciplinaria Judicial emitir pronunciamiento sobre los recursos interpuestos, previo el análisis de las siguientes consideraciones:

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IANTECEDENTES

En fecha 14 de junio de 2012, la IGT dictó acto conclu-sivo mediante el cual acordó: “…Revisadas las actuaciones contenidas en los expedientes administrativos, disciplina-rios signados con los números 080093, 100109, 100149 y 100257, contentivos de las investigaciones seguidas en con-tra de la ciudadana AURA MARIBEL CONTRERAS DE MOY, EN SU CONDICIÓN DE Jueza Titular del Juzgado Quinto (5°) de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropo-litana de Caracas, esta Inspectoría General de Tribunales, con arreglo a los principios de economía y celeridad pro-cesal contemplados en el artículo 30 de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos, ordena acumular los mismos, sólo (sic) a los efectos de dictar el acto conclusivo que este Órgano Administrativo Disciplinario emitirá para así evitar decisiones contradictorias, de conformidad con lo establecido en el artículo 52 eiusdem, conservando cada expediente su carátula y foliatura. En consecuencia conti-núese la sustanciación de cada expediente por separado y agréguese el original del presente auto y del acto conclusi-vo que se dicte en el expediente administrativo disciplinario número 080093, y copia certificada de los mismos, en los expediente números 100109, 100149 y 100257, a los fines consiguientes…”.

En cuanto a la denuncia N° 100109 (nomenclatura de de la IGT) fue formulada en fecha 7 de diciembre de 2009 por la ciudadana Diocelina Serrano Meneses, aludiendo irregulari-dades cometidas por la referida Jueza en la sustanciación del expediente judicial N° 085203 y/o AH15-F-2008-000102 (nomenclatura del Juzgado Quinto de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Bancario de la Circunscrip-ción Judicial del Área Metropolitana de Caracas), la IGT estableció en su acto conclusivo que la jueza denunciada incurrió en retardos injustificados tanto en el tramite para la notificación de la parte demandada de la sentencia dictada (31 de julio de 2009) fuera del lapso, como en pronunciarse sobre la apelación y la aclaratoria solicitada por la parte ac-tora de la referida sentencia, con lo cual menoscabó la tutela judicial efectiva de las partes, configurando tal actuación en el supuesto previsto en el artículo 33 numeral 23 del Código de Ética, que prevé la sanción de destitución y, en abuso de autoridad al no pronunciarse respecto a la oposición plantea-da sobre los bienes habidos antes de la unión matrimonial cuya partición y liquidación se solicitaba y, al haber dejado de sustanciar por cuaderno separado la referida oposición, incurriendo en subversión del proceso y omisión de pronun-ciamiento, configurando tal actuación en el supuesto previs-to en el artículo 33 numeral 14 del Código de Ética, que establece la sanción de destitución.

En fecha 28 de junio de 2012 el TDJ, recibió de la IGT, oficio N° 02252-12 mediante el cual remitió el expediente N° 100109, nomenclatura de ese órgano, contentivo de la investigación seguida a la jueza Aura Maribel Contreras de Moy.

El 31 de enero de 2013, la Oficina de Sustanciación emi-tió informe definitivo y acordó remitir el expediente distin-guido con la nomenclatura AP61-A-2012-000071 al TDJ.

El 6 de febrero de 2013, el TDJ recibió el expediente y designó como ponente para el conocimiento del asunto a la jueza Jacqueline Sosa Mariño. Posteriormente, el 7 de ese mes y año admitió la denuncia y ordenó librar las notifica-ciones y citaciones correspondientes.

En fechas 9 de abril y 21 de mayo de 2013, la apoderada judicial de la jueza denunciada y la IGT, respectivamente, consignaron escrito de promoción de pruebas ante el TDJ, las cuales fueron decididas el 11 de junio de ese año y, en fechas 30 de enero y 6 de febrero de 2014, se llevó a cabo la celebración de la audiencia oral y pública.

IIDEL FALLO APELADO

En fecha 25 de febrero de 2014, el TDJ dictó sentencia N° TDJ-SD-2014-012 con fundamento en lo siguiente:

Que, observó que la jueza denunciada planteó como de-fensa previa en su descargo, que la IGT había efectuado una acumulación inepta, argumento que ese Tribunal consideró desvirtuado al estimar que el “Punto Previo” del acto con-clusivo emitido por el órgano instructor, el cual estableció: “…Revisadas las actuaciones de los expedientes adminis-trativos disciplinarios números 080093, 100109, 100149 y 100257, contentivo de las investigaciones realizadas por las denuncias efectuadas contra la Jueza Titular investigada, esta Inspectoría General de Tribunales, dictó auto en fecha Catorce (14) de junio de dos mil doce (2012), el cual ordenó acumular los mismos, únicamente a los efectos de dictar el auto conclusivo, conservando cada expediente su foliatura, (…) los cuales serán narrados por separados y en la fun-damentación jurídica se consideró conveniente agrupar los hechos que conlleven a una misma falta disciplinaria…”, por tanto, determinó el a quo que la acumulación realizada por la IGT es de carácter administrativo y se ordenó con el único objeto de dictar el acto conclusivo respectivo, sin efec-tos procesales respecto a dicho acto de acumulación.

Que, la IGT imputó retardos injustificados en la trami-tación de la causa judicial N° AH15-F-2008-000102, tanto para la notificación de la parte demandada de la sentencia dictada fuera de lapso, como para el pronunciamiento refe-rido a la apelación del fallo del caso y sobre la solicitud de aclaratoria del mismo, petición hecha por la parte actora en fecha 31 de julio de 2009, con lo cual se habría menoscaba-do la tutela judicial efectiva de las partes, se observa que al procesar la notificación de la parte accionada acerca de la sentencia dictada fuera de lapso, la jueza investigada realizó los trámites correspondientes, tal y como consta a los folios doscientos cincuenta y seis (256), doscientos sesenta y cinco (265), doscientos setenta y nueve (279) y doscientos ochenta y cuatro (284) de la pieza uno (1) del presente expediente disciplinario, contentivos de actuaciones relativas a la debi-

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da notificación de la sentencia de marras, lo cual evidencia que la jueza denunciada actuó bajo los parámetros procesa-les establecidos a tal efecto.

Que, en relación a la presunta falta de pronunciamien-to respecto a la apelación y a la aclaratoria oportunamente solicitada, apreció que la apoderada de la actora apeló en fecha 6 de agosto de 2009 la sentencia dictada en fecha 31 de julio de 2009, y el 14 de agosto del mismo año, ratificó la apelación y solicitó además aclaratoria de la sentencia. Siendo que fue en fecha 18 de marzo de 2010, cuando se dejó constancia de la última de las notificaciones libradas al respecto, estimándose oportuno resaltar que la jueza investi-gada se pronunció sobre la solicitud de aclaratoria en fecha 18 de junio de 2010, observando la presencia de circunstan-cias ajenas al juzgado a cargo de la ciudadana investigada que influyeron en el tiempo transcurrido para responder la apelación y la aclaratoria de la sentencia del caso cursante en el expediente N° 85203 y AH15-F-2008-000102, dictada en fecha 31 de julio de 2009, factores entre los que desta-can el alto volumen de trabajo en el despacho a su cargo, la mudanza de dicho tribunal, la insuficiencia de personal para el desempeño de la función jurisdiccional y los efectos de la transición judicial, situaciones que se estima justifican la demora procesal denunciada.

Que, estimó necesario hacer unas consideraciones relati-vas a la presunta conducta indebida incurrida por la ciuda-dana denunciada, ello a los fines de delimitar con precisión la responsabilidad disciplinaria de la investigada, apreciando sus argumentos de defensa para justificar el tiempo demo-rado sin emitir el pronunciamiento correspondiente al caso denunciado, siendo que el lapso para realizar el pronuncia-miento inició el 19 de marzo de 2010, fecha reconocida por la investigada y verificadas en actas mediante las pruebas aportadas por la IGT.

Que, la investigada argumentó en su escrito de descargo elementos relativos a la situación estadística del Tribunal de Primera Instancia a su cargo, pues desde el año 2002 ingre-saron catorce mil novecientas veintinueve (14.929) causas, de las cuales se resolvieron un total de catorce mil setecien-tos cuarenta y uno (14.741) decisiones; que la labor de los Jueces y las Juezas comprende además de la función juris-diccional propiamente dicha, el cumplimiento de diferentes exigencias que les sujeta a pautas cuantitativas y cualitativas en su actuación como administradora de justicia.

Que, esa instancia ha reiterado con anterioridad, en sen-tencias distinguidas con los números TDJ-SD-012-102, TDJ-SD-013-066 y TDJ-SD-013-164, que para faltas relati-vas al retardo procesal como causal de sanción disciplinaria, las mismas deben ser reiteradas e injustificadas, máxime en casos de sanción de destitución como es la prevista en el artículo 33 numeral 23 del Código de Ética.

Que, el retardo procesal sólo podría tenerse como justifi-cado cuando ante la diligencia y celeridad judicial exhibidas por el Juez o Jueza correspondiente, surgieran situaciones imprevistas e inevitables que no le permitieron dictar el pro-

nunciamiento respectivo dentro del plazo fijado. Por tanto, el funcionario que pretenda excusarse deberá demostrar que la demora ocurrió a pesar de su esmero y actuaciones en cabal cumplimiento de su función, por motivos ajenos a su volun-tad e imprevistos que de manera forzosa e ineludible afectan negativamente el servicio de justicia.

Que, en el caso de marras, el a quo observó al revisar el escrito descargo (cursante en los folios 174 al folio 206 de la pieza N° 2) presentado en su oportunidad por la jueza denunciada ante esa Instancia Disciplinaria, que en el de-curso del tiempo implicado en descuido en la tramitación de procesos, el despacho a cargo de la denunciada, atravesó por múltiples dificultades que entorpecieron el funcionamiento esperado, evidenciadas no sólo en las transformaciones de orden institucional que le restaron capacidad administrativa y funcional, sino también, en la elevada carga de asuntos que gestionaba, lo que inevitablemente estrechó el margen de ac-ción que disponía la jueza para atender y resolver las causas dentro de las oportunidades procesales respectivas.

Que, por notoriedad judicial conoció que por efectos del exceso de trabajo judicial y traslado de los Tribunales de Pri-mera Instancia de la Circunscripción Judicial del Área Me-tropolitana de Caracas con competencia Civil, Mercantil y del Tránsito, la propia Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia, dictó tres (3) Resoluciones, la primera de ellas iden-tificada con el N° 2008-0059 del 03 de diciembre de 2008, la cual indicó lo siguiente “…Se acuerda el traslado de los Juzgados de Primera Instancia de la Circunscripción Judi-cial del Área Metropolitana de Caracas con competencia Civil, Mercantil y del Tránsito, actualmente con ubicación en el edificio José María Vargas (“Pajaritos”), al edificio norte del Centro Simón Bolívar, los cuales funcionarán bajo una nueva estructura organizacional de circuito judicial, de acuerdo con la resolución que se dicte a tales efectos…”; la segunda Resolución dictada por la Sala Plena N° 2009-0006 de fecha 18 de marzo de 2009, la cual esboza “…Que los Juzgados de Primera Instancia con competencia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito en la República están experimen-tando un exceso de trabajo como consecuencia, entre otros aspectos, de la falta de revisión y ajuste de la competencia por la cuantía desde hace muchos años; por el conocimiento de los asuntos de Familia en los que no intervienen Niños, Niñas y Adolescentes; como consecuencia de la eliminación de los Juzgados de Parroquia, lo que incrementó su actua-ción como Juzgado de Alzada; y, muy especialmente, como consecuencia del gran número de asuntos de jurisdicción voluntaria y no contenciosa que les son requeridos, lo cual atenta contra la eficacia judicial, privando a los justiciables de la obtención de una verdadera tutela judicial efectiva que impone un Estado social de derecho y de justicia…”. Y la tercera Resolución N° 2010-0017 dictada en fecha 14 de abril de 2010, en la cual la Sala Plena señaló “…Que los Juzgados de Primera Instancia con competencia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito en la República siguen ex-perimentando un exceso de trabajo, a pesar de los esfuer-zos mancomunados que han sido realizados por el Tribunal Supremo de Justicia, como órgano de dirección, gobierno y administración del Poder Judicial, en virtud de la cantidad

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de causas en trámite ante la competencia civil y mercantil, que dificulta la tarea de estos operadores de justicia para que den oportuna respuesta a los justiciables…”.

Que, de las Resoluciones anteriores se reflejó la difícil situación estructural en que se encontraban los Juzgados con competencia Civil, Mercantil, Bancario y Tránsito del Área Metropolitana de Caracas, a cuya circunscripción estaba y permanece adscrito el despacho de la jueza denunciada.

Que, conforme a tales consideraciones, el a quo reiteró el criterio establecido en la sentencia N° TDJ-SD-2012-102, publicada en fecha 24 de abril de 2012, referida al expedien-te N° AP61-A-2011-55, donde consideró que el sólo hecho de haber dictado fuera del lapso una sentencia o, en general, haber emitido cualquier decisión fuera del lapso establecido en la ley, no constituye per se un hecho antijurídico o disci-plinable en este caso, toda vez que pueden existir circunstan-cias en cada caso particular que podrían absolver o atenuar eventuales responsabilidades de los Jueces o las Juezas que no actúen de manera rígida dentro de los lapsos procesales correspondientes.

Que, aunque en la aludida causa se observó que la jue-za denunciada omitió el pronunciamiento en relación a la apelación y sobre la aclaratoria, en un tiempo de cincuen-ta y cuatro (54) días de despacho aproximadamente, las diversas circunstancias ajenas al despacho a cargo de la jueza denunciada fueron elementos que imposibilitaron el pronunciamiento oportuno en dicha causa. Aunado a ello, estimó en cuanto a los argumentos de descargo referidos al alto volumen de trabajo que tenía en el juzgado a cargo de la denunciada, la mudanza de dicho juzgado y los efectos de la transición judicial que se verificaba en ese momento, que estos deben considerarse como notoriedad judicial, en razón de que tales defensas fueron planteadas tramitadas, analiza-das y valoradas en los recaudos y medios de pruebas que en su oportunidad respectiva fueron aportados al proceso dis-ciplinario seguido a la jueza investigada, bajo el expediente distinguido N° AP61-2012-000608, nomenclatura de esta instancia judicial, caso que fue decidido por la sentencia N° TDJ-SD2-013-164, dictada en fecha 3 de diciembre de 2013.

Que, en el presente caso, el TDJ concluyó que no exis-tieron elementos cuya ponderación permita determinar que el hecho denunciado por la IGT, el cual consistía en el retardo injustificado en la causa judicial número AH15-F-2008-000102, tanto en el trámite para la notificación de la parte demandada de la sentencia dictada fuera de lapso, como en pronunciarse con relación a la apelación y sobre la aclaratoria solicitada por la parte actora de la sentencia de fecha 31 de julio de 2009, con lo cual presuntamente me-noscabó la tutela judicial efectiva de las partes, el Tribunal de Primera Instancia observó que no se configuraron los su-puestos requeridos para dar por verificado el ilícito discipli-nario relativo a retrasos o descuidos injustificado previsto en el artículo 33 numeral 23 del Código de Ética en contra de la aludida jueza.

Ahora bien, respecto al aspecto de la denuncia referido a un presunto abuso de autoridad por parte de la jueza in-

vestigada, en la tramitación de la mencionada causa, al no pronunciarse sobre la oposición planteada sobre los bienes habidos antes de la unión matrimonial cuya partición y li-quidación se solicitaba y dejar de sustanciar por cuaderno separado la referida oposición, incurriendo así en omisión de pronunciamiento y subversión del proceso, sancionable por el numeral 14 del artículo 33 del Código de Ética, el Tribu-nal de Primera Instancia estimó necesario exponer su criterio acerca de la materialización del abuso de autoridad, para lo cual se considera que es menester la realización por parte del Juez o Jueza, de una conducta separada de su competencia judicial, de conformidad con los deberes que le impone la ley, con la concurrencia del carácter abusivo de dicha con-ducta, desproporcionada en relación con los deberes legales, que le desmerita para el ejercicio del cargo, debiendo asimis-mo ocasionar un daño a las partes en el proceso jurisdiccio-nal correspondiente.

Que, observó que la parte demandada en la causa en refe-rencia promovió escrito de pruebas en fecha 13 de mayo de 2009, siendo admitidas el 20 de mayo de ese año y finalmen-te el 31 de julio de 2009, la jueza investigada declaró con lugar la oposición formulada por el demandado. Que de las actas procesales quedó desvirtuado el hecho planteado por la IGT en relación a la falta de pronunciamiento respecto a la oposición planteada, toda vez que evidenció del acto conclu-sivo, específicamente en los folios 62 y 63 de la pieza 2, que “…La parte demanda, promovió escrito de pruebas en fecha (…), siendo admitidas por la Jueza investigada mediante auto de fecha (…) Finalmente, en fecha treinta y uno (31) de julio de dos mil nueve (2009), la jueza investigada dictó sentencia declarando parcialmente con lugar la demanda, toda vez que declaró con lugar la oposición formulada por el demando en cuanto a ciertos bienes…”.

Que, la IGT imputó a la aludida Jueza omisión de sustan-ciar en cuaderno separado la referida oposición y el a quo observó de las actas procesales, así como de la audiencia oral y pública celebrada el 30 de enero de 2014, que el apo-derado de la jueza investigada, expresó que es cierto que no abrió el cuaderno separado, por lo que el TDJ consideró que la jueza, no cumplió con el deber procesal establecido en el artículo 780 del Código de Procedimiento Civil, apartándose del trámite que debe cumplir todo Juez en el desarrollo del proceso, de tal manera que ello constituyó una conducta que vulneró el debido proceso.

Que, el TDJ observó que la conducta desplegada por la jueza investigada, no se ajustó a los extremos legales ne-cesarios para que se configurara el ilícito disciplinario de abuso de autoridad, por lo cual, al ponderar los elementos de autos, el a quo consideró necesario y ajustado a derecho, cambiar la mencionada calificación jurídica a la establecida en el numeral 6 del artículo 31 del Código de Ética, toda vez que, de los hechos, evidencias, exposiciones y probanzas, quedó evidenciado que la Jueza investigada incurrió en un descuido injustificado en la tramitación de la causa cursante bajo el expediente N° AH15-F-2008-000102, en razón de no cumplir con el deber legal de abrir el cuaderno separado.

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IIIFUNDAMENTO DE LA APELACIÓN

Mediante escrito presentado el 15 de mayo de 2014, la representación de la IGT fundamentó su apelación en los si-guientes términos:

Que, el a quo no analizó ni tomo en consideración los alegatos relativos al retardo injustificado en la tramitación de la causa judicial N° AH15-F-2008-000102, toda vez que la jueza denunciada dictó sentencia fuera del lapso en fecha 31 de julio de 2009 y retardo en librar la boleta de notificación a la parte demandada, la cual se hizo efectiva el 18 de mar-zo de 2010, considerando que al no existir pronunciamiento respecto a la sentencia impugnada sobre el referido alegato, en razón de que el TDJ se limitó a señalar los folios conten-tivos de las actuaciones realizadas por la jueza denunciada, concluyó que la recurrida incurrió en el vicio de incongruen-cia omisiva conforme a lo previsto en el ordinal 5° del artí-culo 243 del Código de Procedimiento Civil, por infracción del artículo 12 eiusdem, en concordancia con lo previsto en el artículo 81 del Código de Ética.

Que, la recurrida infringió los artículos 12,15 y 506 del Código de Procedimiento Civil, cuando para absolver a la aludida Jueza, apreció por notoriedad judicial las estadís-ticas presentadas en el expediente “AP61-D-2012-608”, y valoró únicamente el argumento de defensa de la jueza en su escrito de descargos referido al volumen de causas ingresa-das y resueltas, que esas pruebas documentales de estadís-ticas del Tribunal no pueden calificarse como “notoriedad judicial”, toda vez que la sentencia que se produjo en el refe-rido expediente para el momento en que se dictó la sentencia recurrida, no se encontraba definitivamente firme, por haber sido objeto de apelación, tramitándose en esta Alzada bajo el número AP61-R-2014-010, por lo que no existía cosa juz-gada, infringiendo de esta manera el principio de igualdad entre las partes.

Que, de la sentencia objeto de apelación se desprende como causales de justificación las múltiples dificultades por las cuales atravesó el Juzgado a cargo de la jueza denunciada que entorpecieron el funcionamiento esperado, no solo a las transformaciones de orden institucional, sino por la eleva-da carga de asuntos que gestionaba, y el a quo indicó por notoriedad judicial tres (3) Resoluciones Nros. 2008-0059 del 03/12/2008, 2009-0006 del 18/03/2009 y 2010-0017 del 14/04/2010, dictadas por la Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia, las cuales reflejaban la difícil situación estruc-tural en que se encontraban los Juzgados con competencia Civil, Mercantil, Tránsito y Bancario del Área Metropolita-na de Caracas, que el TDJ no apreció las referidas Resolu-ciones sino que debía ser imperioso analizar lo positivo de las mismas, para contrarrestar el congestionamiento de los Tribunales de Primera Instancia en lo Civil, máxime cuando la parte demandada se encontraba tardíamente notificada el 18 de marzo de 2010, fecha en la cual ya se había dictado las primeras dos ( 2) Resoluciones que valoró el TDJ , para justificar el retardo de “54 y 71 días de despacho” en que

incurrió la jueza denunciada para pronunciarse respecto a la aclaratoria y apelación de la sentencia dictada.

Que, la decisión apelada incurrió en el vicio de fal-so supuesto de hecho, toda vez que el a quo señaló que la aludida jueza omitió el pronunciamiento en relación a la apelación y sobre la aclaratoria de la causa judicial N° AH15-F-2008-0000102, en un tiempo de cincuenta y cuatro (54) días de despacho aproximadamente, siendo que la jueza demoró desde el “18 de marzo de 2010” hasta el “26 de junio de 2010” para oír dicha apelación mas de tres (3) me-ses, por lo que solicitó se declare la nulidad de la sentencia recurrida toda vez que la misma incumple con el requisito previsto en el ordinal 4° del artículo 243 del Código de Pro-cedimiento Civil.

Igualmente, solicitó “que la recurrida sea anulada sólo por lo que respecta al dispositivo de la absolución declara-da a la Jueza”.

IVCONTESTACIÓN DE LA APELACIÓN

El día 22 de mayo de 2014, el ciudadano Ricardo Valera, en su carácter de apoderado judicial de la jueza Aura Mari-bel Contreras de Moy interpuso ante esta Instancia escrito de contestación bajo los siguientes términos:

Que, ratificó la solicitud de inepta acumulación de pre-tensiones ejercida por la IGT, que acarrea la nulidad abso-luta de la denuncia y de todo el procedimiento disciplinario, siendo un presupuesto que afecta la validez de la relación jurídica procesal (caso Aeroexpresos Ejecutivos y otros).

Que, es inconstitucional que un justiciable se defienda de múltiples pretensiones distintas en su contra, menos cuando no existe comunidad jurídica respecto del objeto de la causa, siendo la acción producto de la acumulación de demandas contrarias a lo dispuesto en el artículo 146 del Código de Procedimiento Civil, lo cual constituye violación a los artí-culos 26, 49 y 253 de la Constitución de la República Boli-variana de Venezuela.

Que, respecto a la primera denuncia solicitó sea desecha-da, en razón de que a quo si motivó basado en las pruebas contundentes que se encuentran consignadas a los autos, pruebas que con carácter de documentales, no fueron im-pugnadas por la formalizante quedando con pleno valor pro-batorio y que desvirtúan la responsabilidad disciplinaria de la Jueza.

Que, en relación a la segunda delación indicó que la misma es infundada, puesto que el artículo 74 del Código de Ética establece que los Jueces deben analizar las pruebas consignadas en la denuncia, las aportadas en la audiencia o aquellas que hayan sido evacuadas en el transcurso del proceso, con lo cual se evidencia la improcedencia de la denuncia.

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Que, en cuanto a la tercera denuncia señaló que es teme-raria y no se ajusta a la realidad de los hechos, puesto que la ciudadana Diocelina Serrano Meneses –denunciante- solici-tó el día 14 de agosto de 2009, la aclaratoria de la sentencia dictada el 31 de junio de 2009, por lo que no es cierto que las partes no estaban notificadas, y a partir del 18 de marzo de 2010 comenzó a computarse los lapsos a que hubiere lugar, siendo el 20 de mayo de ese año cuando la actora ratificó la solicitud de aclaratoria del aludido fallo; en razón de lo expuesto solicitó sea declarado sin lugar el recurso de apela-ción por la improcedencia de las delaciones.

VDE LA COMPETENCIA

Debe esta Corte Disciplinaria Judicial establecer su com-petencia para conocer el asunto sometido a su consideración y, al respecto, observa:

El artículo 42 del Código de Ética, publicado en la Ga-ceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 39.493 del 23 de agosto de 2010, establece la competencia de la Corte Disciplinaria Judicial para conocer las apelacio-nes interpuestas contra las decisiones dictadas por el TDJ, ya sean interlocutorias o definitivas, en los términos que a continuación se transcriben:

“Artículo 42. Corresponde a la Corte Disciplinaria Ju-dicial, como órgano de Alzada, conocer de las apelacio-nes interpuestas contra decisiones ya sean interlocuto-rias o definitivas, y garantizar la correcta interpretación y aplicación del presente Código y el resto de la norma-tiva que guarde relación con la idoneidad judicial y el desempeño del Juez venezolano y la Jueza venezolana”. (Resaltado de la Corte Disciplinaria Judicial)

Del análisis de los autos que integran el expediente, se puede constatar que la ciudadana Thais Rivero Briceño, ac-tuando en representación de la IGT, apeló de la sentencia N° TDJ-SD-2014-012, dictada el 25 de febrero de 2014 por el TDJ, mediante la cual ABSOLVIÓ DE RESPONSABILI-DAD DISCIPLINARIA a la referida jueza del ilícito disci-plinario previsto en el artículo 33 numeral 23 del Código de Ética e impuso la sanación de AMONESTACIÓN prevista en el artículo 31 numeral 6 eiusdem. En tal sentido, esta Al-zada verifica que, efectivamente, se trata de una apelación contra sentencia definitiva, razón por la cual declara su com-petencia para conocer el presente asunto. Así se declara.

VICONSIDERACIONES PARA DECIDIR

PUNTO PREVIO

En la realización de la audiencia oral y pública celebrada el 11 de junio de 2014, ante esta Corte Disciplinaria Judi-cial, el ciudadano Juan Luis Núñez, apoderado judicial de la jueza denunciada solicitó fuese declarada la perención de la instancia por cuanto la representante de la IGT manifiesto sus argumentos mediante lectura; en relación a ello, observa

esta Instancia que en el curso de la aludida audiencia, la ciu-dadana Thais Rivero Briceño en su condición de Inspectora de Tribunales utilizó apropiadamente el material de apoyo y, en ninguna de sus intervenciones, se evidenció que exce-diera con el uso de la lectura para exponer sus argumenta-ciones, de manera que su actuación vulnerara el principio de oralidad ni las reglas para la realización de la audiencia oral y pública prevista en el Código de Ética, razón por la cual a juicio de esta Corte se garantizó el referido principio en la audiencia de apelación, razón por la cual se desestima lo peticionado por el contrarrecurrente. Así se establece.

Una vez declarada la competencia, analizadas las actas que conforman el expediente así como los argumentos ex-puestos por las partes en la audiencia oral y pública pasa de seguidas esta Alzada a decidir, previas las siguientes consi-deraciones:

1. En cuanto a lo planteado por la jueza denunciada en su contestación a la formalización de la apelación, relacionada con la “inepta acumulación de pretensiones ejercida por la IGT”, solicitando la nulidad absoluta de las denuncias y de todo el procedimiento, toda vez que consideraba inconstitu-cional que un justiciable se defendiera de múltiples preten-siones.

En ese sentido el TDJ, estableció en el fallo recurrido que la acumulación realizada por la IGT fue de carácter adminis-trativo con el objeto de dictar el acto conclusivo, sin efecto procesal alguno respecto a dicho acto de acumulación.

En relación a lo anterior, esta Alzada verificó de las ac-tas procesales, auto de fecha 14 de junio de 2012 dictado por la IGT en el cual ordenó lo siguiente: “…Revisadas las actuaciones contenidas en los expedientes administrativos, disciplinarios signados con los números 080093, 100109, 100149 y 100257, contentivos de las investigaciones segui-das en contra de la ciudadana AURA MARIBEL CON-TRERAS DE MOY, EN SU CONDICIÓN DE Jueza Titular del Juzgado Quinto (5°) de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, esta Inspectoría General de Tribunales, con arreglo a los principios de economía y celeridad procesal contemplados en el artículo 30 de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos, ordena acu-mular los mismos, sólo (sic) a los efectos de dictar el acto conclusivo que este Órgano Administrativo Disciplinario emitirá para así evitar decisiones contradictorias, de con-formidad con lo establecido en el artículo 52 eiusdem, con-servando cada expediente su carátula y foliatura. En con-secuencia continúese la sustanciación de cada expediente por separado y agréguese el original del presente auto y del acto conclusivo que se dicte en el expediente administrativo disciplinario número 080093, y copia certificada de los mis-mos, en los expediente números 100109, 100149 y 100257, a los fines consiguientes…”.

De lo anteriormente expuesto, resulta evidente que la acumulación de las causas fue realizada por la IGT con el

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propósito de dictar el acto conclusivo, advirtiendo en el mis-mo auto que la sustanciación y trámite de cada expediente disciplinario debía realizarse por separado y no con el fin de que se tramitaran todas las denuncias en un solo acto como lo pretende evidenciar la citada jueza. Aunado a lo anterior, de la revisión del expediente se observa que el a quo tramitó el expediente solo en lo relativo a la denuncia N° 100109, formulada por la ciudadana Diocelina Serrano Meneses, res-petándose el debido proceso y el derecho a la defensa de la ciudadana jueza. De manera que, en el presente caso la ciudadana jueza ejerció su derecho a la defensa correspon-diente a la denuncia de la citada ciudadana y no respecto a “múltiples pretensiones” o denuncias, razón por la cual se desestima lo solicitado por la contrarrecurrente en este pun-to. Así se declara.

2.- Por su parte, la IGT en su escrito de apelación denun-ció: a) el vicio de incongruencia omisiva, en razón que el TDJ se limitó a señalar los folios contentivos de las actuacio-nes realizadas por la jueza denunciada, pero sin analizar los alegatos relativos al retardo injustificado en la tramitación de la causa AH15-F-2008-000102, toda vez que la jueza de-nunciada dictó sentencia fuera del lapso en fecha 31 de julio de 2009 y retardo en librar la boleta de notificación a la par-te demandada, haciéndose efectiva el 18 de marzo de 2010; b) la infracción del principio de igualdad entre las partes, en virtud de que la recurrida vulneró los artículos 12,15 y 506 del Código de Procedimiento Civil, cuando para absolver a la aludida Jueza, apreció por notoriedad judicial las estadís-ticas presentadas en el expediente “AP61-D-2012-608”, y valoró únicamente el argumento de defensa de la jueza en su escrito de descargos; y c) el vicio de falso supuesto de hecho, toda vez que el a quo señaló que la aludida jueza omitió el pronunciamiento en relación a la apelación y sobre la aclara-toria de la referida causa, en un tiempo de cincuenta y cuatro (54) días de despacho aproximadamente, siendo que la jueza demoró desde el “18 de marzo de 2010” hasta el “26 de ju-nio de 2010” para oír dicha apelación, más de tres (3) meses.

Ahora bien, respecto al primer vicio delatado referido a la incongruencia omisiva, conviene resaltar que el mismo se origina como consecuencia de una incongruencia o error de concordancia entre lo peticionado, la actuación requerida del órgano jurisdiccional y la producida por éste. (Vid. sentencia N° 1214 del 16 de junio de 2006, dictada por la Sala Consti-tucional del Tribunal Supremo de Justicia).

En el presente caso, se aprecia de las actas insertas al expediente así como de la sentencia apelada, que el a quo observó que la jueza denunciada al procesar la notificación de la parte accionada respecto de la sentencia dictada fuera de lapso, realizó los trámites necesarios, tal y como consta a los folios 256, 265, 279 y 284 de la pieza 1 del presente expediente disciplinario, contentivos de actuaciones relati-vas a la debida notificación de la sentencia de marras, por lo que esta Corte advierte que si bien el TDJ sólo señaló los números de folios, relacionados con la actuación de la aludida jueza en la causa investigada, estos corresponden a los autos de fechas 31 de julio de 2009, 17 de septiembre

de 2009, 7 de diciembre de 2009 y 18 de febrero de 2010, respectivamente, en los cuales la jueza ordenó la notifica-ción de las partes. Por lo tanto, siendo evidente que no hubo error de concordancia alguno entre la actuación del a quo y la producida por éste respecto a la indicación de las señala-das actuaciones, no constituye per se una causal de nulidad de la sentencia conforme lo prevé el artículo 243 del Código de Procedimiento Civil, es por lo que esta Alzada desestima el referido vicio. Así se declara.

Respecto a la infracción del principio de igualdad entre las partes, delatado por la recurrente, bajo el argumento de que la sentencia objeto de apelación vulneró los artículos 12,15 y 506 del Código de Procedimiento Civil, cuando para absolver a la aludida Jueza, apreció por notoriedad ju-dicial las estadísticas presentadas en el expediente “AP61-D-2012-608”, y valoró únicamente el argumento de defensa de la jueza en su escrito de descargos, resulta importante para esta Alzada indicar que el artículo 21 de la Constitu-ción de la República Bolivariana de Venezuela, establece la igualdad de las personas ante la ley, siendo que a todas las personas naturales o jurídicas se les aplicara la ley conforme a lo que ella dispone, por lo que en principio, la ley como conjunto normativo que ordena conductas, puede crear si-tuaciones disímiles para las personas y por tanto otorgar de-rechos privativos a determinadas personas y no a otras que se encuentran en desigual condición, lo cual impone a los jueces en ejercicio de sus funciones, garantizar la igualdad de las partes en el desarrollo de los procesos en curso ante los órganos jurisdiccionales. No obstante a ello, la delación antes expuesta se sustenta, a criterio del recurrente, en el uso indebido de la notoriedad judicial por parte del TDJ.

En este sentido, es necesario invocar la sentencia N° 3 dictada por esta Corte, con ponencia de la Dra. Ana Cecilia Zulueta Rodríguez, el 17 de abril de 2012, caso: Darío Se-gundo Echeto, la cual estableció como “...notoriedad judi-cial (…) permite al juez, en virtud de su desempeño, conocer de una serie de hechos y circunstancias que tienen lugar en el sitio donde presta su magisterio y que no pertenecen a su saber privado”. Igualmente, dicha figura ha sido definida por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en sentencia de fecha 24 de marzo de 2000, como aquellos hechos conocidos por el juez en ejercicio de sus funciones, hechos que no pertenecen a su saber privado, ya que él no los adquiere como particular, sino como juez dentro de la esfera de sus funciones.

De modo que, a criterio de quienes suscriben, el uso de la notoriedad judicial para establecer determinados hechos no comporta desequilibrio procesal de alguna de las partes en el proceso, toda vez que el órgano jurisdiccional no cono-ce de los hechos establecidos por su saber privado, sino en virtud de que los mismos constan en otros expedientes o en el portal de la página web del Tribunal Supremo de Justicia, siendo evidente que en el caso de marras, el TDJ conoció la causa N° AP61-D-2012-000608, en la cual evidenció las estadísticas del órgano jurisdiccional que regenta la jueza denunciada, y se ajustan al criterio doctrinario y jurispru-

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dencial, pacífico y reiterado existente, siendo evidente que no existe la mencionada infracción del principio de igualdad entre las partes, toda vez que tanto la IGT como la aludida Jueza hicieron uso de los recursos procesales existentes, por lo que se desestima lo alegado en este punto por la IGT. Así se declara.

En relación al vicio de falso supuesto de hecho, en razón de que el TDJ señaló que la aludida jueza omitió su pronun-ciamiento en relación a la apelación y respecto a la aclara-toria de la referida causa en un tiempo de cincuenta y cuatro (54) días de despacho aproximadamente, siendo que la jueza demoró desde el “18 de marzo de 2010” hasta el “26 de ju-nio de 2010” para oír dicha apelación, más de tres (3) meses.

En este orden, la jurisprudencia ha interpretado que el referido vicio se configura “… cuando la Administración se fundamenta en hechos inexistentes, o que ocurrieron de manera distinta a la apreciación efectuada por el órgano administrativo…”. (Vid. sentencia N° 1802 dictada en fecha 8 de noviembre de 2007, por la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia).

Ahora bien, esta Instancia Disciplinaria observa que cur-sa a los folios 292 al 297, 301 y 302 de la pieza 1, diligencias de fechas 24 de marzo, 20 y 31 de mayo de 2010, interpuesta por la parte actora en las cuales ratificó la apelación en con-tra de la sentencia del 31 de julio de 2009, y auto del 26 de julio de 2010 en la cual la jueza denunciada oyó y remitió a la Alzada correspondiente la referida apelación.

Asimismo, esta Alzada verifica que si bien la IGT ale-gó que la conducta realizada por la jueza denunciada había dado lugar a una omisión de pronunciamiento, su denuncia estuvo dirigida a evidenciar un retardo en la que incurrió la jueza denunciada en pronunciarse sobre la apelación y la aclaratoria interpuestas en fecha 18 de junio de 2010, las cuales fueron resueltas el 26 de julio de ese año, evidencián-dose que no hubo omisión de pronunciamiento aun cuando la apelación no fue tramitada dentro de los lapsos procesales establecidos, considerado por la recurrente como un vicio que afecta la sentencia recurrida al estimarlo falso, ello en razón de que las actuaciones fueron las generadas en el pro-cedimiento jurisdiccional, independientemente del momento procesal en que ocurrieron.

En relación a lo expuesto, esta Alzada aprecia del oficio N° 1553-2014 de fecha 27 de junio de 2014 recibido por esta Superioridad en virtud del auto para mejor proveer dictado en la audiencia oral y pública celebrada en fecha 11 de junio de 2014, en el cual consta la remisión de las Resoluciones números: 2008-0059 del 3 de diciembre de 2008, en la que acordó el traslado de los Juzgados de Primera Instancia de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas con competencia Civil, Mercantil y del Tránsito, con ubica-ción en el edificio José María Vargas (“Pajaritos”), al edificio norte del Centro Simón Bolívar, los cuales funcionarían bajo una nueva estructura organizacional de circuito judicial, de acuerdo con la resolución que se dictaría a tales efectos; 001-

2009 del 12 de enero de 2009, en la cual se estableció que no se daría despacho desde el lunes 12 al 23 de enero de 2009; y la 002-2009 del 23 de enero de 2009, la cual acordó no dar despacho en los Tribunales Civiles del Área Metropolitana de Caracas desde el 26 de enero al 27 de febrero de 2009, dictadas por la Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia, las cuales se encuentran insertas en los folios 78 al 272 de la pieza 3, las cuales solo se limitaron a justificar el perío-do comprendido entre el 3 de diciembre de 2008 al 13 de marzo de 2009, durante el cual se llevo a cabo la mudanza de los Tribunales Civiles y no remitió certificación alguna relacionada con el período en que tuvo lugar la conducta re-prochada; así como la N° 2009-0006 de fecha 18 de marzo de 2009, que esboza “…los Juzgados de Primera Instancia con competencia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito en la República están experimentando un exceso de trabajo como consecuencia, entre otros aspectos, de la falta de revisión y ajuste de la competencia por la cuantía desde hace muchos años; por el conocimiento de los asuntos de Familia en los que no intervienen Niños, Niñas y Adolescentes; como con-secuencia de la eliminación de los Juzgados de Parroquia, lo que incrementó su actuación como Juzgado de Alzada; y, muy especialmente, como consecuencia del gran número de asuntos de jurisdicción voluntaria y no contenciosa que les son requeridos, lo cual atenta contra la eficacia judicial, privando a los justiciables de la obtención de una verdadera tutela judicial efectiva que impone un Estado social de de-recho y de justicia…”. Y la N° 2010-0017 dictada el 14 de abril de 2010, la cual señaló “…Que los Juzgados de Pri-mera Instancia con competencia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito en la República siguen experimentando un exceso de trabajo, a pesar de los esfuerzos mancomunados que han sido realizados por el Tribunal Supremo de Justicia, como órgano de dirección, gobierno y administración del Poder Judicial, en virtud de la cantidad de causas en trámite ante la competencia civil y mercantil, que dificulta la tarea de es-tos operadores de justicia para que den oportuna respuesta a los justiciables…”.

En este orden, este Despacho considera que el presente caso la aludida jueza no aportó elemento probatorio alguno que justificara la conducta atribuida por el órgano de inves-tigación, limitándose a reproducir los mismos alegatos for-mulados en los expedientes resueltos por esta Corte, sin to-mar en consideración que se trataba de períodos distintos, toda vez que correspondía a tiempos en que la mencionada Jueza dictó la sentencia fuera del lapso -el 31 de julio de 2009-, la parte demandada se encontraba tardíamente no-tificada -el 18 de marzo de 2010- y oyó la apelación el 26 de julio de 2010, evidenciándose ciertamente que las refe-ridas fechas no corresponde con las fechas referidas en las Resoluciones dictadas por la Sala Plena del Máximo Tribu-nal de la República (donde se dejó constancia que no hubo despacho en los Tribunales Civiles); y dado que la conduc-ta reprochada no comportaba una actuación que requirie-ra una profunda actividad intelectiva, es por lo que queda configurado el referido vicio alegado por la IGT, quedando configurado el retraso injustificado en la tramitación de la causa judicial N° 085203 y/o AH15-F-2008-000102 no-

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menclatura del Juzgado Quinto de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Bancario de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, ilícito discipli-nario previsto en el numeral 6 del artículo 31 del Código de Ética, que contempla la sanción de amonestación. Así se declara.

Ahora bien, aun cuando la IGT solo requirió pronuncia-miento respecto a la absolución declarada a la jueza denun-ciada por el TDJ resuelto en el punto anterior, sin establecer argumento o delatar vicio alguno en cuanto al descuido in-justificado en el que incurrió la aludida jueza al no sustan-ciar en cuaderno separado la oposición planteada sobre los bienes habidos antes de la unión matrimonial cuya partición y liquidación se solicitaba en la tramitación de la causa judi-cial N° 085203 y/o AH15-F-2008-000102 nomenclatura del Juzgado Quinto de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Bancario de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, decidido por el a quo al configu-rarlo en descuido injustificado, ilícito disciplinario previs-to en el numeral 6 del artículo 31 del Código de Ética, que da lugar a la sanción de amonestación, y siendo que quedo evidenciado de las actas del expediente que efectivamente la ciudadana jueza no llevo a cabo tal actuación, esta Corte comparte el criterio sostenido por el Órgano de Primera Ins-tancia al ponderar los elementos de auto, que evidenciaron el descuido en el que incurrió la mencionada jueza en el tramite de dicha incidencia, y confirma la sentencia recurrida solo en cuanto a este punto. Así se declara.

En consideración a los planteamientos que preceden, re-sulta forzoso para esta Corte Disciplinaria Judicial declarar parcialmente con lugar el recurso de apelación ejercido por la IGT, declara la responsabilidad disciplinaria a la ciudada-na Aura Maribel Contreras de Moy, jueza Titular Juzgado Quinto de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Bancario de la Circunscripción Judicial del Área Metropo-litana de Caracas, por incurrir en retraso injustificado, ilíci-to disciplinario previsto en el numeral 6 del artículo 31 del Código de Ética e impone la AMONESTACIÓN y en con-secuencia, confirma solo la sanción de AMONESTACIÓN impuesta a la aludida jueza por el TDJ en la sentencia N° TDJ-SD-2014-012 del 25 de febrero de 2014, por incurrir en descuido injustificado, ilícito disciplinario previsto en el numeral 6 del artículo 31 eiusdem.

VIIDECISIÓN

Por las razones antes expuestas, esta Corte Disciplinaria Judicial, administrando justicia, en nombre de la República Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la Ley, declara:

1) Declara PARCIALMENTE CON LUGAR el recur-so de apelación interpuesto por la representante de la Ins-pectoría General de Tribunales contra la decisión N° TDJ-SD-2014-012, dictada por el Tribunal Disciplinario Judicial en fecha 25 de febrero de 2014, mediante la cual ABSOL-VIÓ DE RESPONSABILIDAD DISCIPLINARIA a la referida jueza del ilícito disciplinario previsto en el artículo

33 numeral 23 del Código de Ética del Juez Venezolano y la Jueza Venezolana e impuso la sanción de AMONESTA-CIÓN prevista en el artículo 31 numeral 6 eiusdem, por haber incurrido en el ilícito disciplinario de descuido in-justificado en el tramite de la causa judicial N° 085203 y/o AH15-F-2008-000102 (nomenclatura del Juzgado Quinto de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Ban-cario de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas).

2) AMONESTA a la Jueza AURA MARIBEL CON-TRERAS DE MOY por incurrir en retraso injustificado, ilícito disciplinario previsto en el numeral 6 del artículo 31 del Código de Ética del Juez Venezolano y la Jueza Vene-zolana, en la tramitación de la causa judicial N° 085203 y/o AH15-F-2008-000102 (nomenclatura del Juzgado Quinto de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Ban-cario de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas).

3) CONFIRMA la sanción de amonestación impuesta a la Jueza AURA MARIBEL CONTRERAS DE MOY por el Tribunal Disciplinario Judicial por incurrir en descuido injustificado, ilícito disciplinario previsto en el numeral 6 del artículo 31 del Código de Ética del Juez Venezolano y la Jueza Venezolana, en la tramitación de la causa judicial N° 085203 y/o AH15-F-2008-000102 (nomenclatura del Juzgado Quinto de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Bancario de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas).

Publíquese, regístrese y notifíquese. Cúmplase lo orde-nado. Remítase copia certificada a la Inspectoría General de Tribunales, a la Dirección Ejecutiva de la Magistratura, Ministerio Público y al Tribunal Disciplinario Judicial. De-vuélvase el expediente al Tribunal de origen.

Se ordena la publicación del presente fallo en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, de confor-midad con lo previsto en el artículo 82 del Código de Ética del Juez Venezolano y la Jueza Venezolana.

Dada, firmada y sellada en el salón de despacho de la Corte Disciplinaria Judicial en la ciudad de Caracas, a los ____________ (_____) del mes de ______________de 2014. Años 204° de la Independencia y 155° de la Federación.

El Presidente-Ponente,TULIO JIMÉNEZ RODRÍGUEZ

La Vicepresidenta,ANA CECILIA ZULUETA RODRÍGUEZ

La Jueza,MERLY MORALES

La Secretaria,MARIANELA GIL MARTÍNEZ