Editorial proceso laboral

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E l pasado 15 de diciembre, el Pleno del Congreso aprobó por unanimidad la nueva Ley Procesal del Trabajo, la cual fue remitida al Poder Ejecutivo para su respectiva promulgación. No cabe duda de que se trata de un acontecimiento legislativo muy importante en nuestro país, ya que reemplaza la ineficiencia del proceso laboral peruano bajo la Ley N° 26636. Pues bien, hoy tenemos virtualmente un nuevo cuerpo normativo que trae una regulación muy interesante y que merece ser estudiado y criticado con mucha acuciosidad. Y no es para menos, porque no se trata tan solo de cambiar una ley por otra, sino de la intención de procurar una verdadera reforma en la tutela jurisdiccional de los derechos materiales laborales. Sin perjuicio del detenido análisis que merece esta importante norma y que difundiremos en siguientes números, conviene hacer una breve referencia a los puntos más relevantes de la nueva normativa. 1. En el proceso laboral, probablemente más que en ningún otro, la disparidad entre las partes contendoras es enorme. Con mucha frecuencia litigan personas que apenas conocen sus derechos laborales contra empresas que tienen la posibilidad de asesorarse adecuadamente. Esta inequívoca conclusión que la realidad nos proporciona hace que no pueda ser concebida, en modo alguno, una relación igualitaria, por lo cual es preciso un tratamiento diferenciado. Pero más que eso, es el juez la primera persona que debe ser plenamente consciente de dicha desigualdad y, en su posición privilegiada de director del proceso, procurar que este hecho no afecte la justa resolución de la controversia. Se trata del principio de socialización del proceso, instaurado en el artículo VI del Código Procesal Civil y reflejado en el primer párrafo del artículo III de la Nueva Ley, cuyo acogimiento merece aplauso. 2. Uno de los retos que la doctrina del Derecho Procesal ha trazado para la ciencia es la progresiva disminución de la duración del proceso. Y es que el derecho fundamental a una duración razonable del proceso (parte del derecho fundamental a la tutela jurisdiccional efectiva) exige que la solución se resuelva en el menor tiempo posible, respetando los principios y derechos fundamentales. La nueva Ley Procesal del Trabajo pretende lograr este cometido a través de las audiencias, en un proceso en donde predomina casi exclusivamente la oralidad. En los principales procesos de cognición regulados se encuentran los procesos ordinario y abreviado. Ambos son bastante sumario al punto de que el acto de contestación de demanda se realiza en una audiencia, pero el abreviado lo es más por contar con una audiencia única. Esto demuestra la impostergable necesidad de instaurar las técnicas procesales (la oralidad es una de ellas) más adecuadas para que el E DITORIAL La reforma del proceso laboral peruano

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proceso laboral

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Page 1: Editorial proceso laboral

El pasado 15 de diciembre, el Pleno del Congreso aprobó por unanimidad

la nueva Ley Procesal del Trabajo, la cual fue remitida al Poder Ejecutivo

para su respectiva promulgación. No cabe duda de que se trata de un

acontecimiento legislativo muy importante en nuestro país, ya que reemplaza

la ineficiencia del proceso laboral peruano bajo la Ley N° 26636. Pues bien,

hoy tenemos virtualmente un nuevo cuerpo normativo que trae una regulación

muy interesante y que merece ser estudiado y criticado con mucha

acuciosidad. Y no es para menos, porque no se trata tan solo de cambiar una

ley por otra, sino de la intención de procurar una verdadera reforma en la tutela

jurisdiccional de los derechos materiales laborales.

Sin perjuicio del detenido análisis que merece esta importante norma y que

difundiremos en siguientes números, conviene hacer una breve referencia a

los puntos más relevantes de la nueva normativa.

1. En el proceso laboral, probablemente más que en ningún otro, la disparidad

entre las partes contendoras es enorme. Con mucha frecuencia litigan

personas que apenas conocen sus derechos laborales contra empresas que

tienen la posibilidad de asesorarse adecuadamente. Esta inequívoca

conclusión que la realidad nos proporciona hace que no pueda ser

concebida, en modo alguno, una relación igualitaria, por lo cual es preciso un

tratamiento diferenciado. Pero más que eso, es el juez la primera persona que

debe ser plenamente consciente de dicha desigualdad y, en su posición

privilegiada de director del proceso, procurar que este hecho no afecte la justa

resolución de la controversia. Se trata del principio de socialización del

proceso, instaurado en el artículo VI del Código Procesal Civil y reflejado en el

primer párrafo del artículo III de la Nueva Ley, cuyo acogimiento merece

aplauso.

2. Uno de los retos que la doctrina del Derecho Procesal ha trazado para la

ciencia es la progresiva disminución de la duración del proceso. Y es que el

derecho fundamental a una duración razonable del proceso (parte del

derecho fundamental a la tutela jurisdiccional efectiva) exige que la solución se

resuelva en el menor tiempo posible, respetando los principios y derechos

fundamentales. La nueva Ley Procesal del Trabajo pretende lograr este

cometido a través de las audiencias, en un proceso en donde predomina casi

exclusivamente la oralidad. En los principales procesos de cognición

regulados se encuentran los procesos ordinario y abreviado. Ambos son

bastante sumario al punto de que el acto de contestación de demanda se

realiza en una audiencia, pero el abreviado lo es más por contar con una

audiencia única. Esto demuestra la impostergable necesidad de instaurar las

técnicas procesales (la oralidad es una de ellas) más adecuadas para que el

EDITORIAL

La reforma del proceso laboralperuano

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proceso cumpla con sus fines; sin embargo, como en reiteradas

oportunidades ha advertido el maestro carioca José Carlos Barbosa

Moreira, no basta con que el proceso aminore su duración en el tiempo;

tanto o más importante que ello sería que el resultado sea

cualitativamente correcto, es decir, que el contenido de la prestación

jurisdiccional efectiva sea idóneo y no solo oportuno.

3. El proceso es el instrumento legitimado socialmente para componer

los conflictos que surgen en el seno de una sociedad. Asimismo, no hay

que olvidar que los estudios surgidos a partir de la segunda mitad del

siglo pasado se han enfocado en situar al proceso en su verdadera

dimensión frente a las necesidades de la Constitución y, a la par de ello,

se han encargado de demostrar que el proceso debe luchar por

concretar los preceptos del derecho material, frente al cual se encuentra

en una función teleológica. Cada proceso, sea civil, penal, constitucional

o laboral, se encarga de efectivizar las normas materiales que tutela, esto

es, las normas de Derecho Civil, Constitucional, Penal o Laboral. Aunque

todo proceso comparte rasgos comunes (esta es la premisa de la teoría

general del proceso), cada derecho material le imprime un contenido

particular, acondicionándolo y amoldándolo a sus necesidades; es decir,

le informa cuáles son exactamente las situaciones jurídicas cuya

concreción es requerida.

De ahí que el Derecho Laboral contiene una serie de exigencias y se

encomienda al proceso laboral para que sean adecuadamente

tuteladas. En ese sentido, las medidas cautelares de reposición

provisional (artículo 55) o de asignación provisional (artículo 56) no son un

mero capricho del legislador, sino herramientas para proteger

efectivamente al trabajador en su situación de desempleo. Asimismo, la

inmediación, es decir, el contacto directo entre juez y las partes, así como

la cercanía del primero con los medios probatorios que le servirán para

decidir, tampoco viene a ser un sinsentido; por el contrario, se justifica en

la bondad y en las mejores posibilidades que tiene el juez al juzgar

cuando la contienda se desarrolla frente a sus ojos y no a través de rumas

de papel.

Finalmente, queda para otra ocasión un análisis más detallado de esta

nueva y auspiciosa normativa que, espero, constituya una herramienta

eficaz para la tutela de los derechos laborales. La dimensión

constitucional de tales derechos y la postración a la que se han visto

sometidos en las últimas dos décadas así lo exigen.

Renzo I. Cavani Brain

Coordinador de la sección de

de

Derecho Procesal Civil

Actualidad Jurídica