EDUCACIÓN

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la fe en la Biblia como revelación divina, y está privando a la Palabra de Dios del poder de regir, elevar e inspirar las vi- das humanas. Cuando los jóvenes entran en el mundo para enfrentar las tentaciones a pecar que éste les presenta, es a saber, el afán de ganar dinero, de divertirse y satisfacer los sentidos; el deseo de lujo, ostentación y extravagancia, el engaño astuto, el fraude, el robo y finalmente la ruina, ¿con qué enseñanzas se van a encontrar? Si se proporciona semejante enseñanza al comienzo mismo de la vida, cuando el impulso es fortísimo y urgentísima la necesidad de dominio propio y pureza, ¿dónde quedan las salvaguardias de la virtud? ¿Qué ha de impedir que el mun- do se convierta en una segunda Sodo- ma? Para permanecer firmes en medio de tales trastornos es necesario echar ahora los cimientos del carácter. En todas las generaciones y en todos los países, el verdadero cimiento y el modelo para la edificación del carácter han sido los mismos. La ley divina: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón. . . y a tu prójimo como a ti mis- mo", el gran princi- pio manifestado en el carácter y en la vida de nuestro Salvador, es el único cimiento y la única guía segu- ras. Por Luis Eduardo Buitrago LA VERDADERA educa- ción no desconoce el valor del conocimiento científico o literario , pero considera que el poder es superior a la información, la bondad al poder y el carácter al co- nocimiento intelectual. El mundo no necesita tanto hombres de gran intelecto como de carácter noble. Necesita hom- bres cuya capacidad sea dirigida por principios firmes. La edificación del carácter es la obra más importante que jamás haya sido confiada a los seres humanos y nunca antes ha sido su estudio diligente tan importante como ahora. Ninguna gene- ración anterior fue llamada a hacer fren- te a problemas tan importantes; nunca antes se hallaron los jóvenes frente a peligros tan grandes como los que tie- nen que arrostrar hoy. En semejante momento, ¿cuál es la tendencia de la educación que se da?, ¿Que motivo tiene generalmente en vista? La complacencia del yo. Gran parte de la educación que se da es una perversión del arte pedagógico. La ver- dadera educación contrarresta la ambi- ción egoísta, el afán de poder, la indife- rencia hacia los derechos y las necesi- dades de la humanidad, que constituyen la maldición de nuestro mundo. En el plan de vida de Dios hay un lugar para cada ser humano. En la educación actual, desde los prime- ros años de la vida del niño se estimula la emulación y la rivalidad; se fomenta el egoísmo, raíz de todo mal. Así empieza la lucha por la supremacía y se fomenta el sistema de estudiar a presión, lo que en tantos casos destru- ye la salud e impide que el alumno llegue a ser útil. En muchos otros, la emulación conduce a la improbidad, y al fomentar la ambición y el desconten- to, amarga la vida y contribuye a llenar el mundo de espíritus turbulentos que son una amenaza permanente para la sociedad. El peligro no se encuenra sola- mente en los métodos; tam- bién se lo des- cubre en las materias de estudio. ¿Cuáles son las obras en las que se explaya la mente de los jóvenes durante los años forma- tivos de su vida? Al estudiar idiomas y literatura, ¿de qué fuentes se enseña a beber a los jóvenes? De los pozos del paganismo; de manantiales alimenta- dos por las corrupciones de la anti- gua idolatría. Se les hace estudiar autores que, sin duda alguna, no tienen el más mínimo aprecio por los princi- pios morales. En las instituciones de enseñanza de cualquier nivel, desde el jardín de infantes hasta la universidad, se enseñan la teoría de la evolución y los errores que con ella se relacionan. Por eso, el estudio de la ciencia, que debería impartir un conocimiento de Dios, se halla tan mezclado con las especulaciones y teorías de los hom- bres, que inspira incredulidad. Hasta el estudio de la Biblia, según se lo enfoca con demasiada frecuencia en las escuelas, priva al mundo del tesoro inapreciable de la Palabra de Dios. La obra de la "alta crítica", al disecar, con- jeturar y reconstruir, está destruyendo, S ENTIDO DE LA EDUCACIÓN E DUCACIÓN L UIS E DUARDO B UITRAGO ROJAS

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LA VERDADERA educación no desconoce el valor del conocimiento científico o literario, pero considera que el poder es superior a la información, la bondad al poder y el carácter al conocimiento intelectual.

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Page 1: EDUCACIÓN

la fe en la Biblia como revelación divina, y está privando a la Palabra de Dios del poder de regir, elevar e inspirar las vi-

das humanas.

Cuando los jóvenes entran en el mundo para enfrentar las tentaciones a pecar que éste les presenta, es a saber, el afán de ganar dinero, de divertirse y satisfacer los sentidos; el deseo de lujo, ostentación y extravagancia, el engaño astuto, el fraude, el robo y finalmente la ruina, ¿con qué enseñanzas se van a

encontrar?

Si se proporciona semejante enseñanza al comienzo mismo de la vida, cuando el impulso es fortísimo y urgentísima la necesidad de dominio propio y pureza, ¿dónde quedan las salvaguardias de la virtud? ¿Qué ha de impedir que el mun-do se convierta en una segunda Sodo-

ma?

Para permanecer firmes en medio de tales trastornos es necesario echar ahora los cimientos del carácter.

En todas las generaciones y en todos los países, el verdadero cimiento y el modelo para la edificación del carácter han sido los mismos. La ley divina: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón. . . y a tu prójimo como a ti mis-mo", el gran princi-pio manifestado en el carácter y en la vida de nuestro Salvador, es el único cimiento y la única guía segu-

ras.

Por Luis Eduardo Buitrago

LA VERDADERA educa-ción no desconoce el valor del conocimiento científico o literario, pero considera que el poder es superior a la información,

la bondad al poder y el carácter al co-nocimiento intelectual. El mundo no necesita tanto hombres de gran intelecto como de carácter noble. Necesita hom-bres cuya capacidad sea dirigida por

principios firmes.

La edificación del carácter es la obra más importante que jamás haya sido confiada a los seres humanos y nunca antes ha sido su estudio diligente tan importante como ahora. Ninguna gene-ración anterior fue llamada a hacer fren-te a problemas tan importantes; nunca antes se hallaron los jóvenes frente a peligros tan grandes como los que tie-

nen que arrostrar hoy.

En semejante momento, ¿cuál es la tendencia de la educación que se da?, ¿Que motivo tiene generalmente en vista? La complacencia del yo. Gran parte de la educación que se da es una perversión del arte pedagógico. La ver-dadera educación contrarresta la ambi-ción egoísta, el afán de poder, la indife-rencia hacia los derechos y las necesi-dades de la humanidad, que constituyen la maldición de nuestro mundo. En el plan de vida de Dios hay un lugar para

cada ser humano.

En la educación actual, desde los prime-ros años de la vida del niño se estimula la emulación y la rivalidad; se fomenta el

egoísmo, raíz de todo mal.

Así empieza la lucha por la supremacía y se fomenta el sistema de estudiar a

presión, lo que en tantos casos destru-ye la salud e impide que el alumno llegue a ser útil. En muchos otros, la emulación conduce a la improbidad, y al fomentar la ambición y el desconten-to, amarga la vida y contribuye a llenar el mundo de espíritus turbulentos que son una amenaza permanente para la

sociedad.

El peligro no se encuenra sola-mente en los métodos; tam-bién se lo des-cubre en las materias de estudio. ¿Cuáles son las obras en las que se explaya la mente de los jóvenes durante los años forma-tivos de su vida? Al estudiar idiomas y literatura, ¿de qué fuentes se enseña a beber a los jóvenes? De los pozos del paganismo; de manantiales alimenta-dos por las corrupciones de la anti-gua idolatría. Se les hace estudiar autores que, sin duda alguna, no tienen el más mínimo aprecio por los princi-pios morales. En las instituciones de enseñanza de cualquier nivel, desde el jardín de infantes hasta la universidad, se enseñan la teoría de la evolución y los errores que con ella se relacionan. Por eso, el estudio de la ciencia, que debería impartir un conocimiento de Dios, se halla tan mezclado con las especulaciones y teorías de los hom-

bres, que inspira incredulidad.

Hasta el estudio de la Biblia, según se lo enfoca con demasiada frecuencia en las escuelas, priva al mundo del tesoro inapreciable de la Palabra de Dios. La obra de la "alta crítica", al disecar, con-jeturar y reconstruir, está destruyendo,

SENTIDO DE LA EDUCACIÓN

EDUCACIÓN LUIS EDUARDO BUITRAGO ROJAS

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Considero que deberia haber una propuesta edu-

cativa en donde :

1. El niño en la escuela del hogar. Se dice con toda razón: “Instruye al niño en su carrera y aún cuando fuere viejo, no se olvidará de ella”. Hoy la mayoría de

los psicólogos reconoce que:

Las lecciones que

aprende el niño en los prime-ros siete años de vida tienen más que ver con la forma-ción de su carácter que todo lo que aprende en los años

futuros.

Las impresiones dejadas precozmente en el corazón se ven en los años siguien-tes. Quizá queden sepulta-das, pero rara vez son raí-

das.

Napoleón: instructores des-acertados inspiraron en él el amor a la conquista forman-do ejércitos simulados de los cuáles él era el comandante. Así se estableció el funda-mento de su carrera de lucha y efusión de sangre. Si el mismo cuidado y esfuerzo se hubieran empleado para hacer de él un buen hombre, infundiendo en su joven co-razón el espíritu del Evange-lio, cuán ampliamente dife-

rente habría sido su historia

Hume: Se dice que fue un concienzudo creyente de la Palabra de Dios en sus pri-meros años. Pertenecía a una sociedad de debates, y allí se lo nombró para que presentara argumentos a favor de la credulidad. Estu-dió con fervor y perseveran-

cia, y su aguda y activa men-te quedó impregnada con la sofistería del escepticismo. Antes de mucho, llegó al pun-to de creer sus enseñanzas engañosas, y toda su vida posterior llevó el oscuro sello

de la incredulidad.

Voltaire: Tenía cinco años de edad, aprendió de memoria un poema de incredulidad, y su perniciosa influencia nun-ca se disipó de su mente. Llegó a ser uno de los más efectivos agentes del mal para apartar a los hombres

de Dios.

2. Dar preeminencia a la Palabra de Dios:

Contiene todos los princi-pios que los hombres necesi-tan comprender para prepa-

rarse para esta vida.

No hay ocupación lícita para la cual no provea la Bi-blia una preparación esencial. Sus principios de diligencia, honradez, economía, tempe-rancia, y pureza son el secre-

to de su verdadero éxito.

A estos principios está

ligado el bienestar de la so-ciedad, tanto en las relacio-nes seculares como en las

religiosas.

Tiene algo para interesar a cada mente y atraer cada corazón. Sus páginas encie-rran historia antiquísima; bio-grafías fieles a la vida; princi-pios de gobierno para regir el estado y gobernar la casa, principios que la sabiduría humana nunca ha consegui-

do igualar.

3. Conceder a los estudian-tes libertad para escoger las materias con ayuda o tutoría de un maestro. ¿Por qué? Porque esto favorece la elección anticipada del trabajo vitalicio de cada per-sona; desarrolla la individuali-dad; proporciona oportunidad de escoger la orientación individual; concede oportuni-dad para enseñar lo que es más necesario; mantiene de la mejor manera el interés del alumno; revela temprano la

capacidad del alumno.

En la edad media los anti-guos cursos establecidos eran arbitrarios y necesarios para erigir un monopolio edu-cacional apropiado a las ne-cesidades del papado. Sin ese sistema, sería difícil os-curecer la mente de los estu-diantes y volverlos instrumen-tos eficientes en las manos de los líderes. Nadie tenía que ejercer el derecho de escoger, por temor a que tal persona no pudiese ser dirigi-da como un siervo obediente por el sistema cuando se empeñase en el trabajo al cual dedicó su vida. Indivi-dualidad y personalidad, toda independencia y originalidad sería muy bien pulverizados al colocarse a los estudiantes totalmente bajo el sistema prescrito de cursos de estu-dios.ganarse la vida y pagar-se sus estudios por sí mis-

mos.

Otras características impor-tantes que por espacio dejo

de explicar pero que son:

Autofinanciación de los estu-diantes, selección y prepara-

ción de maestros.

“LA VIDA ES MUY PELIGROSA, NO

POR LAS PERSONAS QUE HACEN EL MAL,

SINO POR LAS QUE SE SIENTAN A VER

LO QUE PASA”

Einstein

“LA EDUCACIÓN ES UN SEGURO

PARA LA VIDA Y UN PASAPORTE PAR

ETERNIDAD”

Aparisi y Guijarro

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SOCIEDAD Y EDUCACIÓN