El Alimento de los Dioses Libros 2 y 3 Por H. G. Wells

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ElAlimentodelosDiosesLibros2y3

Por

H.G.Wells

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LIBROSEGUNDO

ELALIMENTOLLEGAALPUEBLO

CAPÍTULOUNO

ELADVENIMIENTODELALIMENTO

I

LosNiñosdelAlimentosiguieroncreciendoininterrumpidamentedurantetodos aquellos años; fue elmayor acontecimiento de la época. Pero son lasfiltraciones lo que hace historia. Los niños que lo habían comido crecieron,peroprontohubootrosniños creciendoasimismo;y lasmejores intencionesdel mundo no pudieron evitar más filtraciones en lo sucesivo. El Alimentoinsistíaenescaparseconlapertinaciadeunserviviente.Laharinatratadaconaquel producto se deshacía, en tiempo seco y casi como si fueraintencionadamente, en un polvo impalpable que volaba ante la brisa mástenue.Avecesunnuevo insecto se abría caminohaciaunnuevodesarrollo,transitorioyfatal;otrasveceseraunanuevairrupcióndegrandesratasdesdelascloacasydeotrassabandijasdelmismoestilo.DuranteunosdíaselpueblodePangbourne, enBerkshire, luchócontrahormigasgigantes.Treshombresfueron mordidos y fallecieron. Hubo pánico, hubo luchas y la calamidadresultantequesercombatidanuevamente,dejandosiemprealgodetrás,enlascosasmásoscurasdelavida,completamentecambiado.Luego,otravez,unanueva irrupción aguda y terrorífica, una rápida hipertrofia de monstruososmatorrales,unadiseminación,a laderivapor todoelmundo,deunoscardosque crecían desorbitadamente, de cucarachas contra las que los hombresluchabanconescopetasounaplagadeenormesmoscas.

Hubo luchas desesperadas en lugares oscuros. El Alimento engendróhéroesendefensadelacausadelapequeñez…

Yloshombresaceptaronaquellosacontecimientoscomohechosnormalesensusvidasyseenfrentaronconelloscomoexpedientes improvisadosysedijeronunosaotrosque«nohabíaningúncambioenelordenesencialdelascosas». Después del primer gran pánico, Caterham, a pesar de su poder deelocuencia, pasó a ser una figura secundaria en el mundo político,permaneciendoen laopiniónde lagentecomoelexponentedeunpuntodevistaextremista.

Sólo lentamente pudo abrirse camino hacia una posición central en losnegocios.«Nohayningúncambioenelordenesencialdelascosas…».Aquellídereminentedelpensamientomoderno,eldoctorWinkles,eramuypreciso

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sobre esto… y los exponentes de lo que en aquellos días había tomado elnombre de Liberalismo Progresivo, se pusieron muy sentimentales sobre lainsinceridad esencial de su progreso. Sus ensueños, según parece, estabandedicados por entero a las pequeñas naciones, a los pequeños lenguajes, aaquellas pequeñas familias, cada una de las cuales podía mantenerse a símisma con los productos de su granja. Era la moda de lo pequeño, de lopulcramente dispuesto. Ser grande era ser «vulgar», y los términos dedelicado,primoroso,diminuto,miniaturayminúsculamenteperfectollegaronaserlaspalabrasclavedelaaprobacióncrítica…

Mientrastanto,quedamente,sinapresurarse,comoespropiodelainfancia,losNiños delAlimento seguían creciendo en unmundo que cambiaba parapoderrecibirlos,hacíanacopiodefuerzas,deestaturaydeconocimientos,sehacíanindividualesydecididos,adaptándoselentamentealasdimensionesdesudestino.Alpocotiempoyaparecíanformarpartenaturaldelmundo.Todaaquellaagitacióndeengrandecimientotambiénparecíaformarparteintegrantedelmundodeunmodonatural,ylaspersonasdifícilmentepodíanimaginarsecómohabíansidolascosasantesdeaquello.Llegaronaoídosdeloshombresrelatos de lo que los niños gigantes eran capaces de hacer, y los hombresexclamaban:«¡Maravilloso!»,sinmaravillarselomásmínimo.Losperiódicospopulares hablabande los tres hijos deCossar y de cómo estos asombrososniños levantaban grandes cañones, lanzaban grandes bloques de hierro acientos demetros de distancia y saltaban hasta los sesentametros. Se decíaque estaban cavandoun pozomás profundoque cualquier pozoomina quehombrealgunohubiesecavado,enbuscadetesorosocultosenlatierradesdequelatierraempezóaser.

Estos Niños, según las revistas populares, habían de allanar montañas,construirpuentesparapasarelmaryllenarlatierradetúneles.

—¡Maravilloso!—decía la gente, ¿no es verdad? ¡Cuántas comodidadestendremos!

Y seguían, cada cual dedicado a sus negocios, como si en la tierra noexistiese una cosa llamada elAlimento de losDioses.Y, ciertamente, todasestas cosas no eran más que las primeras indicaciones y promesas de lapotencialidaddelosNiñosdelAlimento.Paraellostodavíanosetratabamásque de juegos, no eramás que el primer uso de una fuerza carente aún depropósito. Ni ellos mismos sabían para qué servían. Eran niños, niños quecrecían lentamente,deuna razanueva.La fuerzagiganteaumentabadíapordía… pero la voluntad gigante tenía todavía que crecer mucho antes dealcanzar un propósito y un designio. Contemplándolos desde la estrechaperspectiva del tiempo, aquellos años de transición poseen la calidad de unúnico acontecimiento consecutivo; pero, en realidad, nadie vio eladvenimiento del engrandecimiento, del mismomodo que nadie en todo el

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mundovio,hastaquehubierontranscurridovariossiglos, laDecadenciaylaCaídadeRoma.Losquevivieronaquellosdíasestabandemasiado inmersosenlosacontecimientosysuprogresivodesarrolloparapoderverlocomounaunidad. Incluso a las personasmás inteligentes les producía la impresióndeque elAlimento no daría almundo otra cosa que una cosecha de desatinosinconexoseingobernables,queciertamentepodríansercausadeagitacionesydisturbios,peroquenopodíanhacergrancosamáscontraelordenestablecidoylaestructuradelahumanidad.

Paraunobservador,almenos,lomásmaravillosodetodoaquelperíododetensionesacumuladaseslainerciainvencibledelagranmasadelapoblación,suquietapersistenciaentodoaquelloqueignoraselasenormespresencias,lapromesadecosasaúnmásenormesqueestabancreciendoentreellosmismos.Delmismomodoquemuchosríosaparecenconunasuperficielisaytranquilaalbordedeunacataratamientrassucorrienteespotenteyprofunda,asítodolo que el hombre tiene demás conservador parecía aquietarse en un serenoinflujoduranteaquellosúltimosdías.Lareacciónsehizopopular,sehablabadelabancarrotadelaciencia,delaagoníadelProgreso,deladvenimientodelos Mandarines… y se hablaba de todas estas cosas entre los ecos de laspisadasde losNiñosdelAlimento.El tumultode lasabsurdasRevolucionesdeantaño,unamultituddeneciagentuzapersiguiendoaunreyezuelooalgoporelestiloerancosasdeotraépoca,ynisehablabayadeello,peroloquenohabíadesaparecidoeraelCambio.ErasóloelCambioloquehabíacambiado.El Nuevo Cambio llegaba con su talante y se hallaba más allá de lacomprensiónhabitualdelmundo.

Hablar con detalle de su advenimiento equivaldría a escribir una granhistoria, pero por todas partes se sucedía una cadena semejante deacontecimientos. Explicar, por consiguiente, su aparición en un lugardeterminadoserácomoexplicaralgodel conjunto.Dio la casualidaddequeuna simiente extraviada de Inmensidad cayó en el hermoso pueblecito deCheasingEyebright,enKent,ydelahistoriadesuextrañagerminaciónallíyde la trágica futilidadque fue su consecuencia, sepuede intentar (siguiendocomosidijéramos,unsolohilo)demostrarladirecciónenlaqueelgrantelarhacíagirarelhusodelTiempo.

II

Cheasing Eyebright tenía, como es natural, un vicario. Hay vicarios yvicarios,yde todos los tiposdevicarioelquemenosmegustaeselvicarioinnovador, de abigarradas ideas, reaccionario profesional y progresivo almismotiempo.PeroelvicariodeCheasingEyebrighteraunodelosvicariosmenos innovadores.Eraunhombrecillo regordete,digno,maduroyde ideasconservadoras. Conviene que retrocedamos un poco en nuestro relato parahablar de él. El vicario se entendía muy bien con su pueblo y hay que

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figurárselos juntos,vicarioypueblo, talcomoselesveíaenaquelatardecer,cuando la señora Skinner —¡ya recordaréis su huida!— llevó consigo elAlimento,deunmodoinsospechadoportodos,aaquellarústicatranquilidad.

Precisamenteentonceseracuandoelpueblopresentabasumejoraspectoalaluzponiente.SeextendíaalolargodeunvallebajolosbosquesdehayasdeHanger,formandounrosariodecottagesdondealternabanlasrojastejasconla paja, pórticos enrejados y fachadas enmarcadas amedida que la carreteraiba descendiendo desde los tejos de la vicaría hacia el puente. La vicariasobresalíadeunmodonomuyostentosoporentreelarboladodemásalládelafonda,fachadadelaprimeraépocageorgiana,maduradaporeltiempo,ylaaguja de la iglesia se elevaba, feliz, en la depresión que hacía el vallesiguiendo la silueta de las lomas. Un tortuoso arroyo, una delgadaintermitenciadeazulcieloyespuma,brillabaentreunaespesaorilladecañas,lisimaquias y sauces llorones, en el centro de las sinuosas flámulas de unprado.Elpanoramapresentabaaquellacualidadinglesademaduradocultivo,aquel aspecto de inmóvil acabado que imita la perfección, bajo la tibiaatmósferadelocaso.

Y el vicario también presentaba un aspecto rancio. Tenía un aspectohabitualyesencialmente rancio,comosihubiesesidounniño rancionacidoenunaclasesocialañeja,unmuchachitomaduroyjugoso.Sepodíaver,aunantesdequeéllomencionaraensuchocheantelocuacidad,quehabíaasistidoa una costosa escuela con edificios cubiertos de hiedra, con magníficastradiciones,asociacionesaristocráticasycuentesdelaboratoriosdequímica,yquedeallíhabíapasadoaunvenerablecollegedelmásmadurogótico.Pocoslibros tenía con menos de mil años, de los cuales Yarrow y Ellis y variossermones premetodistas constituían la mayor parte. Era un hombre de tallamediana,unpococorto,enapariencia,debidoasusdimensionesecuatoriales,yconun rostroquehabiendo sidobien rancioyadesdeelprincipio, era, enaquellos momentos, climatéricamente maduro. La barba de un Daviddisimulabalaredundanciadesumentón;nollevabacadenaderelojporexcesoderefinamientoysusmodestostrajesclericalesestabanconfeccionadosporunbuensastredelWestEnd…Enaquelinstantesehallabasentadoconunamanoencadapierna,pestañeandoalavistadesupueblo,enunaactituddebeatíficaaprobación. Hizo un gesto con su regordeta mano hacia allí y suspreocupacionesseesfumaron.¿Quémáspodíadesear?

—Estamos felizmente situados —dijo dando una expresión mansa ysumisaasusideas—.Estamosenunafortalezaenloaltodeunamontaña.

Porfin,seexplicó:

—Estamosfueradetodo.

Porque él y su amigo habían estado conversando de los Horrores de la

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Época, de laDemocracia, de laEducaciónLaica, de losRascacielos, de losAutomóviles,delaInvasiónAmericana,delasinfectasLecturasdelPúblicoydelacompletadesaparicióndelBuenGusto.

—Estamosfueradetodoeso—repitió.Yaúnnohabíaacabadodehablar,cuandolaspisadasdealguienqueseacercaballegaronasuoído.Sevolvióenredondoylavio.

Ya podéis imaginaros el rápido y trémulo avance de la anciana, con elfardocogidoporladescarnadayrugosamanoylanariz(queerasumásfirmeapoyo) arrugada en desalentada resolución. Podéis ver las amapolas de unsombrerito balanceándose rítmica y fatalísticamente, y las botas de cierreelástico, blancas de polvo, bajo sus desaseadas faldas, señalando con unairrevocablemente lentaalternativahaciaelEsteyhaciaelOeste.Debajodelbrazo,comouncautivo inquieto, semovíay seescurríaunparaguasbarato.¿Quiénpodíahaberdichoalvicarioqueaquellagrotescafiguradeancianaera—al menos en lo que hacía referencia a su pueblo— nada menos que laFructíferaOcasióny lo Imprevisto, laBrujaque loshombresdébiles llamanDestino?PeronosotrosyasabemosquenoeranimásnimenosquelaseñoraSkinner.

Como iba muy cargada para poder saludar con cortesía, prefirió hacercomoquenoveíanialvicarioniasuamigo,yasípasó,flip-flop,atresmetrosdeellos,siguiendohaciaelpueblo.Elvicariocontemplósulentotránsitoensilencioy,mientras,maduróelplanteamientodeunaobservación.

Un incidente le pareció desprovisto de toda importancia. La mitadfemeninadel génerohumano, aere perennius, ha estado llevandopaquetes acuestas desde el día de la Creación. ¿Qué tenía, pues, de particular aquellaanciana?

—Estamosfueradetodoeso—volvióadecirelvicario—.Vivimosenunaatmósferadecosassimplesypermanentes,NaceryTrabajar,elsimpletiempode la siembrayel simple tiempode lacosecha.ElTumultopasaynosdejacompletamentede lado.Sesentíasiempregrandilocuentecuandohablabadeloqueélllamabalascosaspermanentes.

—Lascosascambian—decía—,peroelgénerohumano…aereperennius.

Así era el vicario. Le gustaban las citas clásicas sutilmente aplicadas,aunquenovinieranacuento.Másabajo,laseñoraSkinner,nadaeleganteperodecidida,parecíacuriosamenteacopladaalportillodeWilmerding.

III

NadiesabeloquehizoelvicarioconlosBejinesGigantes.

Sin duda fue de los primeros en descubrirlos. Estaban esparcidos a

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intervalos a lo largo del sendero que había entre la lomamás próxima y ellímitedelpueblo,senderoquefrecuentabadiariamenteensupaseítohabitual,después de comer. En conjunto, de estos hongos anormales había unatreintena.Elvicario,segúnparece,selosquedómirandoseveramenteunoporuno y hasta golpeó lamayor parte de ellos una o dos veces con su bastón.Inclusointentómedirunoconlosbrazos,peroelhongoestallóantesuabrazodeIxión.

Hablódeellosadiversaspersonasdiciéndolesqueeran«¡maravillosos!»yrelató a nomenos de siete amigos la conocida anécdota de la loza que fuelevantadadelsuelodelabodegaporuncúmulodehongosquecrecíandebajodeella.ConsultósuSowerbyparaversisetratabadelLycoperdoncoetatum,ogiganteum, como todos los de su especie.Desde queGilbertWhite se hizofamoso,elvicario«gilbertwhiteaba».Sosteníalateoríadequealgiganteumselollamaasíinjustamente.

No se sabe si pudo observar que aquellas esferas blancuzcas estabanesparcidas en el trayectomismoque siguiera la anciana el día anterior, o sinotó que el último ejemplar de la serie se distendía y abultaba amenos deveintemetrosdelaverjadeentradaalcottagedeCaddles.Sillegóaobservartodasestascosas,nohizoelmenor intentodeanotarsusobservaciones.Susobservaciones en cuestiones de botánica eran lo que la clase inferior decientíficosdenomina«observación ejercitada», o sea, que seva enbuscadedeterminadascosasysedescuidadelodemás.Ytampocohizonadaelvicariopara relacionar este fenómeno con la notable expansión del niño de losCaddles,expansiónqueprogresabadesdehacíavariassemanas,exactamentedesdeundomingoporlatardeenqueCaddles,deelloharíacosadeunmesomás,fueavisitarasusuegrayoyócómoelseñorSkinner(ahoradifunto)sejactabadesutécnicaparacriargallinas.

IV

En verdad, el crecimiento exorbitante de los bejines, consecutivo a laexpansión del niño de los Caddles, debería haber hecho abrir los ojos alvicario.Elúltimodeestoshechosmencionados,cronológicamenteelprimero,selehabíaechadoenbrazoscuandoelbautizo…casiabrumadoramente.

Elniñoberreóconensordecedoraviolenciaalcaersobresufrenteelaguafría que sellaba su herencia divina y su derecho a llamarse «Albert EdwardCaddles». Se hallaba entonces más allá de toda posibilidad de acarreomaterno,yCaddles,aunquetambaleándose,perosonriendotriunfalmentealosdemás padres, cuantitativamente inferiores, lo llevó de nuevo al bancoocupadoporsugrupo.

—¡Jamás vi a niño parecido! —exclamó el vicario. Éste fue el primerindiciopúblicodequeelniñodelosCaddles,quehabíacomenzadosucarrera

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terrenalalgopordebajodelostreskilosymedio,intentaba,despuésdetodo,hacer quedar bien a sus padres. Muy pronto se hizo evidente que no sóloaspirabaalcrédito,sinoalagloria.Yalcabodeunmes,sugloriabrillabatanesplendentequehastaera,considerandolaposiciónsocialenquesehallabanlosCaddles,algoindecorosa.

El carnicero pesó al niño once veces.Hombre de pocas palabras, prontoexpresósumododepensar.Laprimeravezdijo:—Ésteesdelosbuenos.Lasegundavezmurmuró:—¡Demonios!

Ylaterceravezexclamó:—¡Buuuueno,señora!

Despuésdeesto,cadavezquevolvióapesarloselimitóadaruntremendoresoplido, a rascarse la cabeza ymirar las escalas con una desconfianza sinprecedentes.TodoelmundofueaveralGranBebé—comolollamaroncongeneralconsentimiento—ylamayoríadeellosdijeron:

—¡Esunbarbarote!

Ycasitodoslehicieronestapregunta:—¿Quétehanhechotuspadres?

LaseñoritaFletchertambiénfueaverlo,ydijo:

—¡Ay,yonunca…!

Locualeraperfectamentecierto.

LadyWondershoot,latiranadelpueblo,llegóeldíasiguientedelatercerapesadaeinspeccionómuydecercaelfenómenoatravésdeunoslentesquelallenarondeterror.

—Esunniño inusualmenteGrande—dijo a sumadre convozpotente einstructiva—.Tendráustedquetenerconélcuidadosextraordinarios,Caddles.Naturalmente,noseguirácreciendoaestepasoalimentadoconbiberón,perodebemoshacertodoloquepodamosporél.Lemandarémásfranela.

Fueelmédicoymidióalniñoconunacintamétricayseanotólascifrasenuncuaderno,yelancianoDrifthassock,quecultivabalatierraenUpMarden,hizodesviarsetreskilómetrosdesutrayectoauncorredordeabonosparaquefuera a verlo.El corredor preguntó la edaddel niño tres veces y finalmentedijoqueloahorcasensiloentendía.Dejóquecadacualdedujeracómoyporqué tenían que ahorcarlo, pero parece que era a causa del tamaño del niño.Tambiéndijoquetendríanquellevarloaunconcursodebebés.Ydurantetodoeldía,a lasalidade laescuela,fueronpresentándoseniñosyniñasqueibandiciendo:

—SeñoraCaddles,¿quieredejarnosverasuniño,porfavor?

La buena mujer tuvo que cortar aquello por lo sano. Y en medio deaquellas escenas de asombro, compareció la señora Skinner y allí se quedó

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sonriendo, en último término, aguantándose los puntiagudos codos con susdescarnadasynudosasmanos,ysonriendo,sonriendopordebajodelanariz,conunasonrisadeinfinitaprofundidad.

—Hastahacequelaviejabrujadelaabuelanoseveatanmal—dijoLadyWondershoot—.Sientodeverasquehayavueltoalpueblo.

Naturalmente, como casi todos los niños de los labriegos, el elementocaritativohabíahecho su aparición, pero el niñoprontodejó establecido sinlugaradudaspormediodeunberreocolosal,suopiniónsobre lacapacidaddelbiberón,aquelelementodistabatodavíamuchodesuobjetivo.

Elniñofueconsideradolamaravilladelsiglo,ytodoelmundosehartódemaravillarse de su asombroso crecimiento. Y luego, ¡cosa rara!, en vez depasardemodaparadarpasoaotrasmaravillas,¡siguiócreciendoaritmomásaceleradoquenunca!

LadyWondershoot oyó lo que le decía la señoraGreenfield, su ama dellaves,conunasombroinfinito.

—¿QueCaddlesestáotravezabajo?¿Quenotienealimentoparaelniño?Pero señora Greenfield, ¡es imposible! ¡Esta criatura come como unhipopótamo!Estoyseguradequenoesverdad.

—Estoyseguradequenolaengañan,Milady—dijolaseñoraGreenfield.

—¡Estandifícilestarseguraconesasgentes!—dijoLadyWondershoot—.Yahoradesearía,mibuenaseñoraGreenfield,queustedfueraallíesta tardeparaver…paravercómoledanelbiberón.Pormuygrandequesea,nopuedoimaginarmequenecesitemásdetreslitrosaldía.

—Realmentenohaynecesidad,Milady—dijolaseñoraGreenfield.

La mano de Lady Wondershoot tembló con una especie de caritativaemoción,conlarabiasuspicazqueconmueveatodoslosaristócratasantelaideadequeposiblementelasclasesmáshumildessean,despuésdetodo,tanmezquinascomolasclasessuperioresy—¡ahíesdondeescuece!—marquentambiénsustantoseneljuego.

Pero la señora Greenfield no pudo observar prueba alguna demalversación,yordenóse facilitaraunaprovisiónprogresivamentecrecientealniñodeCaddles.Acababade enviarse a sudestino apenas el primer lote,cuando Caddles estaba ya de vuelta en la gran mansión en un estadoabyectamenteculposo.

—Hemostenidoelmayorcuidadoconlasropas,señoraGreenfield,seloaseguro,señora,¡perohanestalladoysehanroto!Hansalidovolandocontalviolencia,señora,queunbotónharotoelcristaldeunaventana,señora,yotromedioamíaquí…Véaloustedmisma,señora.

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CuandoLadyWondershootseenteródequeaquelasombrosoniñohabíahechoestallarsushermosasropasdecaridad,decidióhablarconCaddlesellamismaenpersona.Caddlescomparecióconelpeloprecipitadamentemojadoyalisadocon lamano, sinalientoyagarradoalaladesusombrerocomosifuese un salvavidas; el pobre hombre dio un traspiés con el borde de laalfombradebidoasuconfusión.

A LadyWondershoot le gustaba ser impertinente con Caddles. Para ellaCaddleserael idealdel individuode laclasebaja:deshonesto, fiel,abyecto,trabajadoreinconcebiblementeincapazderesponsabilidad.Lehizosaberqueaquelloeraunacosamuyseria,esdecir,queelmodocomoibacreciendoelniñoeraunasuntomuyserio.

—Es su apetito,Milaty—dijo Caddles levantando el tono de la voz—.Deténgale el crecimiento, Milady, verá cómo no puede… Está allí echado,Milady, ¡y pega cada patada! Y chilla de unmodo que nos desespera. Nosparte el corazón, Milady. Y si aguantáramos sin hacer nada, los vecinosintervendríanypodríaocurrirlopeor…

LadyWondershootconsultóalmédicoparroquial.

—Loqueyoquisierasaber—dijoLadyWondershoot—essiestábienqueesteniñosetragueesagrancantidaddeleche.

—La ración adecuada para un niño de esta edad —dijo el médicoparroquial—esdetrescuartosdelitroaunlitrocadaveinticuatrohoras.Noséporquérazóntienenquerecurriraustedparaquelesdémás.Siustedlohace,es debido a su generosidad. Claro que podríamos intentar darle la legítimacantidad que le corresponde durante unos días. Pero ese niño, hay queadmitirlo, parece ser, por alguna razón ignorada, fisiológicamente diferente.PosiblementeseráunAtleta.EsuncasodeHipertrofiaGeneralizada.

—Pero no está bien para los demás niños de la parroquia—dijo LadyWondershoot—,yestoyseguradequevendránaquejarsesiestosigueasí.

—No veo que nadie pueda pretender que se le dé más de lo que estáreconocidocomodietaadecuada.Deberemosinsistirenquesearreglenconloque se les da.Si noquieren, se podría enviar el niño al hospital comocasointeresante.

—Supongo —repuso Lady Wondershoot después de reflexionar unmomento—que,apartedeltamañoydelapetito,ustednoencuentraenélnadaanormal…nadamonstruoso,¿verdad?

—No… No encuentro nada anormal. Pero no hay duda de que si estecrecimientopersiste,nosencontraremoscongravesdeficiencias intelectualesymorales.Casisepuedeprofetizaresto,segúnlaleydeMaxNordau,unode

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los filósofosmás célebres y dotados, LadyWondershoot. Nordau descubrióqueloanormales…anormal,locualconstituyeunvaliosodescubrimiento,yvale la pena de tenerlo presente. Yo lo encuentro de una gran ayuda en lapráctica corriente. Cuando me encuentro con algo que es anormal, digo enseguida: esto es anormal.—Lamiradadelmédico sehizoprofunda, bajo eltono de su voz, y sus ademanes lindaron con lo íntimamente confidencial.Levantóunamanoconrigidez.

—Ylotratóenelmismoplandeanormalidad—concluyó.

V

—¡Epa,epa!—dijoelvicarioalcomenzareldesayuno,eldíasiguientedela llegadade laseñoraSkinner—.¡Epa,epa!¿Quéseráesto?—Ygolpeóelperiódico con sus gafas, con aire de reprimenda—. ¡Avispas gigantes! ¿Adónde vamos a llegar…? ¡Serán periodistas norteamericanos, seguramente!¡AlcuernoconestasNovedades!¡Amíquemedengrosellasgigantes…!

«¡Tonterías! —agregó y apuró el café de un trago, los ojos fijos en elperiódicoyhaciendounchasquidodeincredulidadconloslabios.

—¡Paparruchas!—continuó,rechazandolainsinuación.

Peroaldíasiguientehabíamás,ysehizolaluz.

Peronotodavinoenseguida,sinembargo.Cuandoelvicariosalióadarsupaseodespuésdecomer,estabariéndosetodavíadelaabsurdahistoriaqueelperiódicopretendíahacercreer. ¡Avispas…!¡Avispasquematanunperro…!Incidentalmente, al pasar por el lugar donde se había desarrollado aquellaprimera cosecha de bejines, observó que la hierba crecíamuy alta, pero norelacionóenabsolutoaquelloconelmotivodesudiversión.

—Habríamosoídoalgocontodaseguridad—sedijo—.Whitstablenoestániaveintemillasdeaquí.

Más lejos descubrió otro bejín, de la segunda generación, irguiéndosecomounhuevodeaveRoeporentreunmatorralanormalmentedenso.

Entonceslaidealellegócomounrelámpago.

Nodiolavueltahabitualdelamañana.Envezdeello,retrocedióalllegaralsegundoportillo,dirigiéndosehaciaelcottagedelosCaddles.

—¿Dóndeestáelniño?—ordenó,yalverlo,exclamó—:¡Diosmío!

Volvió cuesta arriba hacia el pueblo, murmurando interjecciones y seencontró con elmédico que bajaba la cuesta a toda velocidad.El vicario locogiódelbrazo.

—¿Qué significa eso?—preguntó—. ¿Ha leído usted el periódico estos

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últimosdías?

Elmédicocontestóafirmativamente.

—Bueno, entonces, ¿qué le pasa al niño ése? ¿Qué pasa con todo lodemás…?¡Avispas,bejines,niños!¿Quéseráloqueleshacecrecertanto?Esalgototalmenteinesperado.¡YademásenKent!SifueseenNorteamérica…

—Es un poco difícil decir precisamente de qué se trata. Por lo que yopuedoentender,lossíntomas…

—¿Sí?

—Sondehipertrofia…dehipertrofiageneralizada.

—¿Hipertrofia?

—Sí.Generalizada…queatacatodaslasestructurasdelorganismo…todoelcuerpo.Puedodecirque,amijuicio,yentrenosotros,estoycasiconvencidodequesetratadeeso…Perohayqueandarconcuidado.

—¡Ah!—exclamóelvicio,muyaliviadoalencontrarqueelmédicoestabaa la altura de la situación—. Pero ¿por qué será que está brotando de estemodoportodaspartes?

—Estotambiénesdifícildedecir—repusoelmédico.

—EnUrshot.Yaquí.Esuncasoclarísimodediseminación.

—Sí —aprobó el médico—. Así lo creo. Se parece a una epidemia.Probablementesetratadeunahipertrofiaepidémica.

—¡Epidémica! —dijo el vicario—. ¿No querrá usted decir que escontagiosa?

Elmédicosonrióamablementefrotándoselasmanos.

—Esosíquenopodríadecirlo—dijo.

—¡Pero…! —exclamó el vicario, con los ojos como naranjas—. Si escontagiosa…pues…¡puedeafectarnosanosotros!

Diounagranzancadacuestaarribaysevolvió.

—¡Heestadoallí…!—exclamó—.¿Noserámejorque…?Voyacasadeinmediatoytomaréunbañoymefumigarélaropa.

Elmédico se quedó contemplando durante unmomento cómo el otro sealejaba,luegodiomediavueltaysedirigiótambiénasucasa…

Pero mientras iba andando reflexionó que ya hacía un mes que habíaaparecido un caso en el pueblo sin que nadiemás cogiera la enfermedad, ydespuésdeunapausavacilantedecidiómostrarsetanvalientecomodebeser

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unmédicoyarriesgarsealoquefuerecomounhombre.

Yfuebienaconsejadoporsusúltimospensamientos.Elcrecimientoeraloque menos podía ocurrirle a él. Podía haber comido Heracleoforbia—y elvicario también—sinque lesucedieranada.Elcrecimientohabía terminadopara ellos. El crecimiento había acabado con aquellos dos caballeros, parasiempre.

VI

Undíaodosdespuésdeestaconversación,osea,undíaodosdespuésdelincendio de la Granja Experimental,Winkles fue a visitar a Redwood y leenseñóunacartainsultante.Eraanónimayelautordeberespetarlossecretosdesuspersonajes.

«Estáustedganándoseunareputaciónacausadeunfenómenonatural—decía la carta—, intentando hacerse propaganda con la carta enviada a TheTimes. ¡Ustedy suAlimentoEstrella!Déjemeque ledigaque ese alimentosuyo,quellevaunnombretanabsurdo,además,tieneunarelaciónmeramenteaccidental con esas grandes ratas y avispas. La realidad está en que existeahoraunaepidemiadehipertrofia,dehipertrofiacontagiosa,quepuedeustedcontrolardelmismomodoquepuedecontrolarel sistemasolar.Es tanviejocomolascolinas.YaexistíalahipertrofiaenlafamiliadeAnak.Fueradesuradiodeacción,enCheasingEyebrightactualmentehayunniño…».

—Escritura temblorosa y mal alineada. Será un viejo caballero,probablemente—dijoRedwood—.Esextrañoqueunniño…

Leyóunaslíneasmásytuvounainspiración.

—¡PorJúpiter!—exclamó—.¡SieslaperdidaseñoraSkinner!

Ydescendiósobreella,derepente,eldíasiguienteporlatarde.

LaseñoraSkinnerestabaarrancandocebollasdelhuertoquehabíafrentealcottage de su hija cuando vio a Redwood atravesar la verja del jardín. Sequedó un momento «consternada», como dicen los aldeanos, y luego,cruzándosedebrazosyconelmanojitodecebollascolocadasdefensivamentebajoelcodoizquierdo,esperóqueseacercara.Labocadelamujerseabrióycerró varias veces, farfulló algo con su diente único y con la rapidez delparpadeodeunaluzdearcovoltaicohizounaprofundareverencia.

—Penséquelaencontraría—dijoRedwood.

—Creyóustedbien,señor—dijoella,sinningunaalegría.

—¿DóndeestáSkinner?

—Nomehaescrito,señor,niunasolavez,nihavenidoporaquídesdequeyovine,señor.

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—¿Nosabeustedloquepuedehaberlesucedido?

—Comonohaescrito,no,señor.

Ydiounpasoladeadohacialaizquierda,conlaimperfectaideadecortaraRedwoodelcaminohacialapuertadelgranero.

—Nadiesabeloquehasidodeél—dijoRedwood.

—Yodiríaqueélsilosabe—repusolaseñoraSkinner.

—Puesnolodice.

—Siemprehasabidosalirdeapurosdejandoque losdemássearreglaríacomopudieran.AsíhasidosiempreSkinner…Aunqueesmuyinteligente.

—¿Dóndeestáelniño?—preguntóRedwoodbruscamente.

Ellasehizorepetirlapregunta.

—Eseniñodelque tantosehabla,elniñoaquienhaestadousteddandonuestroproducto…elniñoquepesacatorcekilos.

LaseñoraSkinnerhizounosgestosconlasmanosaltiempoqueselecaíanlascebollas.

—Deveras señor—protestó—,que no sé lo que quiere decir, señor.Mihija,laseñoraCaddles,tieneunhijo,esverdad,pero…

Hizounaacusada reverenciae intentóadoptarunaactitud inocentementeinquisitivainclinandolanarizaunlado.

—Esmejorquemedejevereseniño,señoraSkinner—dijoRedwood.

—Estáclaro,señor,quepuedehabercaídoenunbotecillodeNiceyquediasupadrecuandovinoalagranjaaverme,ounpoquitín,talvez,deloquepudehabertraídoconmigo,digamos.¡Comotuvequehacerlospaquetescontantaprisa…!

—¡Ah! —exclamó Redwood después de haber acariciado al niño unosmomentos—.¡Oh…!

Dijo a la señoraCaddles que tenía un niño precioso y que se le parecíamucho,eninteligenciasobretodo…Después,laignoróporcompleto.Alpocotiempoellasaliódelgranero…depuroinsignificantequeseencontró.

—Ahora que ha empezado usted a dárselo, tendrá que continuar, ¿sabeustedeso?—dijoRedwoodalaseñoraSkinner.

Yvolviéndosebruscamentehaciaella,añadió:Noloviertaportodaspartesestavez.

—¿Quenolovierta,señor?

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—¡Oh,yasabeloquequierodecir!

Ellaindicóquelosabíacongestosconvulsivos.

—¿Nohadichoustednadaalagentedeaquí?¿Alospadres,alalcalde,alosdelacasagrande,almédico,anadie?

LaseñoraSkinnersacudiólacabeza.

—Yodeustednoloharía—dijoRedwood.

Sedirigióalapuertadelgraneroeinspeccionóloquehabíaasualrededor.La puerta del granero daba a una verja de cinco barrotes que salía a lacarretera, entre la esquinade la casayunaspocilgas fueradeuso.Más alláhabíaunaaltatapiadeladrillosrojoscubiertadehiedra,alelíesyotrasplantastrepadoras y coronada por un alineamiento de vidrios rotos.Más allá de laesquina de la tapia, un gran anuncio, plenamente iluminado por el sol, seerguía entre las ramas verdes y amarillas y por encima de las suntuosastonalidadesdelasprimerashojascaídas,anunciandoque«Losquetraspasenlos límites de estos Bosques serán Procesados». La oscura mancha en unabrechadelvalladoponíaderelieveuntrechodealambrada.

—¡Bah! —exclamó Redwood, y luego, en un tono más profundo—:¡Hum…!

Se oyó un ruido de ruedas y de cascos, y los caballos tordos de LadyWondershoot se hicieron visibles. Redwood observó los semblantes delcocheroyel lacayomientrasse ibaacercandoelcarruaje.Elcocheroeraunbuenejemplar,macizoybonachón,yconducíaconunaespeciededignidadsacramental.Otrospodíandudardesuvocaciónyposiciónenelmundo;él,desde luego, estaba completamente seguro: conducía a la señora. El lacayoestabasentadoasulado,conlosbrazoscruzadosyunrostrodecertidumbres.Luego, la misma gran dama se hizo visible, con un sombrero y un mantoinelegantes y escrutándolo todo a través de sus lentes. Dos señoritas,alargandoloscuellos,escrutabantambién.

Elvicario,alpasaralotrolado,sequitóelsombrerodesufrentedavídicasinquelehicieranelmenorcaso…

Redwood permaneció de pie en el umbral de la puerta, mucho tiempodespuésdehaberpasadolasdamas,conlasmanosjuntastrasél.Sumiradafuedesdelosverdegrisesaltosybajosdelalomaalcieloaborregadoydeallíalatapia coronada de trozos de vidrio. Se volvió hacia la fría penumbra delinterior,yentremanchasytrazasdecolorcontemplóaaquelniñogigante,enmediodetinieblasrembrandtescas,desnudoexceptounospañalesdefranela,sentadosobreunenormebrazadodepajayjugandoconlosdedosdelospies.

—Yaempiezoaverloquehemoshecho—dijo.

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SepusoacavilaryelniñodelosCaddles,supropiohijoylaprogeniedeCossarseentremezclaronensuscavilaciones.

Luego,bruscamente,seechóareír.

—¡BuenDios!—exclamóanteunaideaquelecruzólamente.

Sedespabilóinmediatamentey,dirigiéndosealaseñoraSkinnerdijo:

—Nadie debe torturarlo suprimiéndole el alimento. Esto, al menos,podemosevitarlo.Lemandaréaustedunalatacadaseismeses.Estacantidaddebesersuficienteparaél.

La señora Skinner murmuró algo así como: «Si usted lo cree así» y:«Probablementeloempaquetéporequivocación…Penséquenohabíaningúndañoendarleunpoco»,yconestoyconlaayudadeunosaspavientosindicóquecomprendía.

Así,pues,elniñosiguiócreciendo.

Ycreciendo.

—Prácticamente —dijo Lady Wondershoot—, se ha comido todas lasternerasdellugar.SituvierasujetoscomoeseCaddles…

VII

Pero ni siquiera un lugar tan recluido como Cheasing Eyebright podíadescansarmuchotiempoenlateoríadelahipertrofia,fueracontagiosaono,envistadelgriteríocrecientemotivadoporelAlimento.AlpocotiempohubopenosospedidosdeexplicacionesparalaseñoraSkinner…explicacionesquelaredujeronauninarticuladofarfulleodeúnicodiente…explicacionesquelasondearonyescudriñarony ladejaronenevidencia,hastaqueporfinsevioobligadaarefugiarsedelauniversalconvergenciavituperanteenladignidadde una inconsolable viudez. Volvió sus miradas —que procuró fuesenlacrimosas— hacia la encolerizada dama de la Mansión y, secándose lasjabonadurasdelasmanos,dijo:

—Olvidausted,Milady,loqueyoestoypasando.

Yprosiguiócontonodeadvertencia,conciertoairedereto:

—Esenélenquienpiensonocheydía,Milady.Fruncióloslabiosysuvozsehizomásapagadayvacilante:—Eramuyimportanteparamí,Milady.

Y habiendo dejado sentado su criterio en este terreno, la señora Skinnerrepitiólaafirmaciónqueladamaaquellahabíarechazadoantes:

—Yonoteníamásideadeloqueledabaalniño,Milady,delaquepodíahabertenidocualquierotrapersona…

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Ladamaencuestiónenfocósusideasenotradirecciónmásesperanzadora,censurando de paso tremendamente, como es natural, a Caddles. Unosemisarios, henchidos de diplomáticas amenazas, penetraron en las agitadasvidas de Bensington y de Redwood. Se presentaron como consejeros de laparroquia, estólidos, insistiendo fonográficamente en unas declaracionesprestablecidas.

—Le consideramos a usted responsable, señor Bensington, de los dañoscausadosennuestraparroquia.Leconsideramosaustedresponsable.

Una serie de procuradores, como lenguas de serpientes, que se llamabanBanghurst,Brown,Flapp,Codlin,Brown,TedderySnoxtonyqueaparecíaninvariablemente bajo la forma de unos caballeros pequeñitos, bermejos, deaspectoastutoynarizpuntiaguda,dijeronalgunasvaguedadessobredañosyperjuicios, y también se presentó un buendía un personajemuy lustroso, elrepresentantedeladamadelsolarque,dirigiéndoseaRedwood,lepreguntó:

—Bueno,señor,¿quéseproponeustedhacer?

A lo cual Redwood contestó que se proponía suprimir la provisión dealimentoparaelniño,siéloBensingtonseguíansiendomolestadosporaquelconcepto.

—Selodoypornada—yañadió—:Elniñodejaráelpuebloenruinasconsusaullidosantesdemorir,sinoledanelalimentoquepide.Elniñoestáensus manos y a ustedes les corresponde cuidar de él. LadyWondershoot nopuedesersiemprelaLadyBountiful,laProvidenciaTerrenal,desuparroquia,sinhacersecargoalgunavezdesusresponsabilidades,¿comprendeusted?

—El mal ya está hecho —decidió Lady Wondershoot cuando letransmitieronconalgunasexpurgacionesloquehabíadichoRedwood.

—Elmalyaestáhecho—repitióelvicario,comouneco.

Aunque,enrealidad,elmalestabasóloensuscomienzos.

CAPÍTULODOS

ELCHIQUILLOGIGANTE

I

Elvicarioinsistíaenqueelniñogiganteerafeo.

—Siemprehasidofeo…comotodoloqueesexcesivo.

Las opiniones del vicario lo habían desviado de un recto juicio en este

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asunto.Elniñoeraretratadoconmuchafrecuencia,apesardesurústicoretiro,yeltestimoniodelasfotografíasestáencontradelvicario,atestiguandoqueeljovenmonstruofueenunprincipiocasihermoso,conunoscopiososrizosquelellegabanhastalafrenteyunagranfacilidadparalasonrisa.Generalmente,Caddles,queerahombredeescasaestatura,aparecesonriendodetrásdelniñoylaperspectivaacentúatodavíamássupequeñezrelativa.

Al cumplir el segundo año, el aspecto del niño se hizomás sutil ymásdiscutible. Empezó a crecer, como su infortunado abuelo hubiera sin dudaexpresado,«lozano».Perdióalgodecolorydesarrollóuncrecienteefectodeser,aunquecolosal,algodelicado.Y,enrealidad,asíera.Losojosyalgomásque había en su rostro se afinaron, se hicieron, como dice la gente,«interesantes». El cabello, después de habérselo cortado una vez, empezó acrecerdeformaenmarañada,detalmaneraqueseconvirtióenunaverdaderamata.

—Es la vena de degeneración que aparece en él —dijo el médico delpueblo,señalandoestascaracterísticas.

Sinembargo,siestabaonoenlociertoysielpasodelchiquillodesdeunasaludidealaaquelestadodecosasfueelresultadodevivirporenterodentrode un granero fregado y blanqueado y dependiendo del sentido de caridad,templadoporeldejusticia,deLadyWondershoot,esuntemaqueseprestaadiscusión.

Las fotografías del niño desde los tres a los seis años nos lo muestranconvirtiéndose en un chiquillo de ojos redondos, blondo cabello, nariztruncada y mirada amistosa. En sus labios acecha aquella insinuación desonrisa,nuncamuyremota,queexhibentodaslasfotografíasdelosprimerosniños gigantes. Durante el verano lleva unas ropas muy sueltas de terlizcosidasconbramante;secubregeneralmentelacabezaconunodeesoscestosdepajaquelostrabajadoresusanparaponersusherramientas,yvadescalzo.En uno de esos retratosmuestra una amplia sonrisa y tiene en la mano unmelónmordisqueado.

Losretratoshechoseninviernosonmenosnumerososysatisfactorios.Enellos lleva enormes zuecos, sin duda de madera de haya, y (tal como lodemuestranlosfragmentosdelainscripción«JohnStickells,Iping»)sacosporcalcetines, sus pantalones así como su chaqueta han sido inequívocamentecortadosdelosrestosdeunaalfombradealegrediseño.Debajodeaquellohayburdos pañales de franela; cinco o seis metros de franela están arrolladosalrededordelagarganta,aguisadebufanda.—Loquellevaenlacabezaes,probablemente otro saco. Siempre mira la cámara fotográfica, a vecessonriente,avecesconmirada triste.Yadesdeque teníacincoañossepuedeveraquelvoluntariosofruncimientodelafrente,sobresusdulcesojospardos,

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quecaracterizasusemblante.

Constituyódesdeelprincipio,segúndeclarósiempreelvicario,unterribletrastorno para el pueblo. Parece haber tenido un impulso proporcionado aljuego,muchacuriosidadysociabilidady,además,habíaunciertoanheloensuinterior(ylamentotenerquedecirlo)paracomeraúnmás.ApesardeloqueGreenfleld calificaba como un «excesivamente generoso» suministro dealimentos por parte deLadyWondershoot, el niño exhibía lo que elmédicopercibióenseguidacomoun«ApetitoCriminal».Confirmahastadeunmododemasiado completo el peor aspecto de la experiencia que de las claseshumildeshabíaadquiridoLadyWondershoot,elhechodeque,apesardeunsuministronutritivoenormementeporencimadeloqueseconsideracomolanecesidad máxima, incluso de un adulto, se descubrió un día que el chicorobaba.Yloquerobabaselocomíaconpocoelegantevoracidad.Sumanazapasabaporencimadelastapiasdelosjardinesysededicabaacogerelpandelcarro del panadero. Los quesos desaparecían del almacén deMarlow, ni lagamellade los cerdos estaba librede sus asaltos.Algúnqueotro aldeanoalpasarporsucampodenabosseencontrabaconlasgrandeshuellasdelospiesdelniñoylaspruebasdesuhambreroedora,unaraízsacadadeaquí,otradeallá, y los hoyos, con astucia infantil, torpemente disimulados. Se comía unnabocomosidevoraseunrábano.Sinohabíanadiequeloviera,secomíalasmanzanasdelárbol,igualquelosniñosnormalescomenmorasdelmoral.Detodosmodos, en cierto aspecto, esta escasez de provisiones fue beneficiosaparalapazdeCheasingEyebright,porquedurantemuchosañossetragóhastaelúltimogranoqueselediodelAlimentodelosDioses…

Indiscutiblementeelchicoeramuymolestoysehallabafueradelugar.

—Siempreestáentodaspartes—decíaelvicario.

Nopodíaasistiralaescuela;nopodíairalaiglesiaenvirtuddelasobviaslimitaciones de su volumen cúbico. Hubo un intento de dar satisfacción alespíritu de aquella «disparatada y destructiva ley» —cito las palabras delvicario—, o sea, la Ley de InstrucciónElemental de 1870, haciendo que sesentaraenlapartedefueradelaventanaabiertamientrassedictabalaclasepertinente en la parte de dentro. Pero su presencia allí quebrantaba ladisciplinade losdemásniños, los cuales siempre estaban sacando la cabezaporlaventanaymirándoloembobados,ycadavezquehablabaestallabanencarcajadas. ¡Tenía una voz tan extraña! Por consiguiente, dejaron que noasistieraalaescuela.Tampocoinsistieronenquefueraalaiglesiaporquesusvastasproporcionesnoerandeningunaayudaa ladevoción.Y,noobstante,enesteaspectosutareahabríapodidosermásfácil;haybuenasrazonesparasuponerquedentrodeaquel inmensocorpachónsealbergaban losgérmenesde un sentimiento religioso.Lamúsica lo atraía. Se le veía amenudo en elcementerioparroquiallosdomingosporlamañanabuscandosucaminoentre

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las tumbas,conmuchocuidado,despuésdehaberentradoen la feligresía,ydurante todo el servicio religioso permanecía sentado afuera, al lado delpórtico,escuchandocomoseescuchadesdeafueraunacolmenadeabejas.Alprincipiomostróciertafaltade tacto.Losfielesquesehallabandentrode laiglesiaoíanloscrujidosdelosguijarrosbajosuspiesinquietosalrededordeltemplo o perciban su borrosa cara mirando a través de los vitrales de losventanales,mitadcuriosa,mitadenvidiosa,y,aveces,algúnhimnosencillolocogíaporsorpresayseleoíaaullarlúgubrementeenungigantescointentodecantar al unísono con todos. Al oírse aquella voz, el pequeño Sloppet, quehacíalasfuncionesdeentonador,deperdiguero,demuñidor,deenterrador,desacristánydecampanerolosdomingos,ademásdesercarteroydeshollinadorlosdemásdíasdesemana,salíarápidamentecongranvalentíayloechabadeallíconmuchapesadumbre.Sloppet(ymecomplazcoenhacerloconstarasí)sesentíaapesadumbradoporello,alcableibadeaquíparaallá,conelcuelloalargado, buscando, siempre buscando la manera de satisfacer las dosnecesidadesprimordialesdelainfancia:algoparacomeryalgoconquejugar.

Entoncesaparecíaunamiradaderespetofurtivoenlosojosdelacriaturayunintentodetocarseamododesaludolaenmarañadagreñaquelecaíasobrelafrente.

Dentrodesusestrechoslímites,elvicarioposeíaciertaimaginación—porlomenoslosrestosdeunaimaginación—,yrespectoaljovenCaddlesdioenpensarenlaenormefuerzaquesemejantemusculaturadebíaposeer.¿Ysisevolvieralocoderepente…?

—¡Supongamosunamerafaltaderespeto…!

—Sinembargo,elverdaderovalientenoeselhombrequenotienemiedo,sinoelqueteniéndolosabevencerlo.Entodasycadaunadeestasocasiones,elvicarionodejóenlibertadsuimaginación.YsiemprequesedirigíaaljovenCaddleslohacíarígidamente,conunaclaravozdetenorlitúrgico.

—¿Eresbuenchico,AlbertEdward?

Yeljovengigante,arrimándosealaparedyruborizándoseintensamente,respondía:

—Síseñor…Tratodeserlo.

—Puesandaconcuidado—decíaelvicario,pasandoporsuladoconunaligeraaceleracióndelarespiración,todolomás.Yporelrespetoqueteníaasupropiahombría,fueraloquefueseloqueseimaginara,novolvíalacabezahaciaelpeligrounavezhabíapasadoporsulado.

El vicario daba clases particulares al joven Caddles de un modocaprichoso.Nunca leenseñóa leer—no lonecesitaba—,pero leenseñó los

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puntosimportantesdelcatecismo:susdeberesparaconsusvecinos,yaquenosemejantes,porejemplo,yparaconlaDivinidadquecastigaríaaCaddlesconextraordinaria ansia de venganza si por casualidad éste se aventuraba adesobedeceralvicariooaLadyWondershoot.LasleccionesteníanlugarenelpatiodelavicaríaylostranseúntespodíanoírmuybiencomoaquelinsegurovozarróninfantilcanturreabacomounzánganolasenseñanzasesencialesdelaIglesiaOficial.

—Honrar y obedecer al Rey y a todos aquellos que gozan de autoridadbajo su mando. Someterme a todos mis tutores, maestros, pastores yprofesores.Considerarmeinferioryreverenciaramissuperiores…

Al poco tiempo se vio que el efecto producido por el gigante sobre loscaballosquenoestabanacostumbradosaverloeraigualqueeldeuncamelloy, por lo tanto, se le conminó amantenerse lejos de la carretera, ni siquieraacercarsealviverodeárboles(dondesusonrisabobaliconaporencimadelatapiahabíaexasperadoextraordinariamenteaLadyWondershoot),sinoqueseapartaradeallítodoloposible.Fueestaunaleyquenuncallegóacumplirdeltodoacausadelgraninterésqueparaélteníalacarretera.Perotransformóloquehabíasidosuconstantepuntodereferenciaenunplacersecreto.Porfinquedólimitadocasienteramentealazonadepastoreoyloscamposfueradelpueblo.

Nosé loquehubiesehechoanoserpor loscampos.Allíhabíaespaciospordondevagarmillasymillas,yporestosespaciosvagaba.Desgajabaramasde los árboles y hacía con ellas grandes ramilletes insensatos, hasta quetambiénestolefueprohibido.Cogíalasovejasylasponíaenbienformadashileras, de las que las ovejas se escapaban en seguida (cosa que le hacíainvariablemente reír a carcajadas) hasta que también esto le fue prohibido.Cavabaenlaturbagrandeshoyosinjustificables,hastaquetambiénestolefueprohibido…

Vagabundeabapor lamesetahasta lacolinaqueseyergueporencimadeWreckstone,peronoibamásallá,porqueallíyaempezabalatierradecultivo,yloscampesinos,acausadesusdepredacionessobresuscosechasderaícescomestibles e inspirados por una especie de timidez hostil que su presenciafrecuentemente provocaba, azuzaban contra él sus perros ladradores paraahuyentarle. Hasta lo amenazaban y fustigaban con látigos. Inclusome handichoque llegaronadispararcontraélconescopetas.Yen laotradirecciónllegabahastaotearHickleybrow.DesdeloaltodeThursleyHangerpodíaverelferrocarrildeLondresaChathamyDover,perounaseriedecamposaradosyunaaldeasospechosaimpedíansuaproximación.

Y después aparecieron unos grandes tableros con inscripciones en letrasrojasqueleimpedíanelpasoentodasdirecciones.Nopodíaentenderloque

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decían las letras: «Prohibido el paso», pero al cabo de poco tiempo locomprendió. Se lo podía ver en aquellos días, por los pasajeros del tren,sentado, con el mentón apoyado en las rodillas, encumbrado en lo alto delaltozano,muycercadelasminasdeyesodeThursley,dondemástardeselepuso a trabajar.El tren parecía inspirarle una borrosa emoción amistosa y aveces lo saludaba con su enorme manaza, y otras veces saludaba con unrústicogritoincoherente.

—¡Quégrandees!—exclamabanlospasajerosasomadosalasventanillas—. Es uno de estos niños del Alimento Estrella. Según dicen, escompletamente incapaz de hacer nada por símismo…Es un poco idiota enrealidadyunagrancargaparalalocalidad.

—Lospadressonmuypobres,segúnmehandicho.

—Vivendelacaridaddeloshacendadoslocales.

Todo el mundo se quedaba contemplando durante un buen rato aquellafiguramonstruosasentadaenlacolina.

—Suerteque sehapuesto términoa eso—indicabaalguienconampliasideas—,porquebuenoseríaquetuviéramosunoscuantosmillaresdeesosconvistasalacontribución,¿no?

Ygeneralmentesiemprehabíaalgúndechadodesensatezqueledijeraalfilósofodemarras,entonodecálidaaprobación:

—Tieneustedtodalarazón,señor.

II

Elniñotuvosusmalosdías.

Hubo,porejemplo,aqueldisgustodelrío.

Hizo barquichuelos de papel con periódicos enteros, arte que aprendióobservando al chico de los Spender, y echó río abajo grandes tricornios depapel. Cuando desaparecieron bajo el puente que marca los límites de losterrenos estrictamente privados de Eyebright House, dio un grito y echó acorrer, dando un rodeo, a través del campo nuevo de Tormat—¡Diosmío!¡Cómo se dispersarían, con toda seguridad, los cerdos de Tormat,transformandoasísugrasaenmúsculomagro!—,afindeencontrarseconlosbarcosdepapelenelvado.¡Alolargodelospradosqueorillabanelríosolíanirestosbarcosdepapel,pasando frenteaEyebrightHouse,bajo losojosdeLadyWondershoot!¡Desorganizadoresperiódicosdoblados!¡Vayalindeza!

Haciendoacopiodeespírituemprendedor,graciasa la impunidaddequegozaba,empezóaconstruirpuerilesobrashidráulicas.Cavóhastaconstruirunenorme puerto para su flota de papel con la puerta de un cobertizo que le

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sirviódepala,ycomoquedaba lacasualidadqueentoncesnadieobservabasus operaciones, trazó un ingenioso canal que, incidentalmente, inundó lanevería de Lady Wondershoot, y finalmente estancó el río. Lo embalsóatravesándoloconunascuantasvigorosaspuertadasdetierra—tuvoquehabertrabajadocomounaavalancha—yunade lasmásasombrosas inundacionespenetróenel sembradíoyarrastróa la señoritaSpinksconsucaballeteyelesbozo de la acuarela más prometedora que nunca hubiese empezado. Enrealidad loquese llevófueelcaballete,dejándolaaellaempapadahasta lasrodillasyconlasfaldaslamentablementerecogidasensuhuidahacialacasa.De allí las aguas invadieron el huerto, del huerto pasaron por la puerta delpradoalcaminoydelcaminootravezalcaucedelríoporlazanjadeShort.

Mientrastanto,elvicario,interrumpiendosuconversaciónconelherrero,se quedó estupefacto al ver cómounos desgraciados peces saltaban de unascharcas residuales donde habían quedado encallados, y al ver asimismograndesmontonesdealgasverdesenelcaucedelríodondediezminutosanteshabíahabidomásdedosmetrosymediodeaguaclaraytransparente.

Despuésde todoesto,horrorizadodesuspropiasconsecuencias,el jovenCaddleshuyódesucasayestuvoescondidodosdíasconsusnoches.Regresóúnicamenteanteelinsistentereclamodelhambreparaaguantarconunacalmaestoica una violentísima reprimenda que estaba más en proporción con sutamañoqueningunaotracosade lasque lehabíancaídoen suertedesde sunacimientoenaquelpueblofeliz.

III

Inmediatamente después de aquel incidente, Lady Wondershoot meditósobre las adiciones ejemplares a las afrentas y ayunos que había infligido ypublicó un decreto. Lo hizo en primer lugar para que se enterara sumayordomo, y de un modo tan repentino que éste dio un respingo. Elmayordomo estaba quitando de lamesa los utensilios del desayuno y LadyWondershootestabacontemplandoporelaltoventanalquedabaalaterrazaelsitiodondeapareceríanloscervatillosparaquelesdieranlacomida.

—Jobbet—dijoconeltonomásimperialdesuvoz—.Jobbet,eserústicodebetrabajarparaganarselavida.

YdejóbiensentadonosóloparaJobbet,locualerafácil,sinoparatodoslos demás habitantes del lugar, incluyendo al joven Caddles, que en estacuestión,comoentodaslasdemás,haríaloquedecía.

—Que trabaje —dijo Lady Wondershoot—. Ésa es la consigna para elseñoritoCaddles.

—Meparecequeeslaconsignaparatodalahumanidad—dijoelvicario—. Los simples deberes, elmodesto ciclo, el tiempo de la siembra y de la

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cosecha…

—Exacto—dijoLadyWondershoot—.Esloqueyodigo.

Satanássiempreencuentraalgúndisparateapuntoparalasmanosociosas.Almenos,entrelasclasestrabajadoras.Nosotrossiempreeducamosanuestrascamarerasenestosprincipios.¿Enquélopondremosatrabajar?

Aquelloresultóunpocodifícil.Pensaronvariascosas,ymientrastantoloejercitaronunpocoeneltrabajoutilizándoloenvezdeunmensajeroacaballopara llevar telegramas y notas cuando se requería una gran velocidad ytambién le hicieron acarrear equipajes y cajas de embalaje y otras cosassimilaresdispuestasenunagranredquealefectoencontraron.Parecíaqueaéllegustabahaceralgo,considerándolocomounaespeciedejuego,yKinkle,elagentedeLadyWondershoot,alverundíacómotransportabaungranmontóndepiedras,tuvolabrillanteideadeponerloatrabajarenlacanteradepizarradeThursleyHanger,cercadeHickleybrow.Estaideafuepuestaenpráctica,ypareciódejarresueltoelproblema.

Elniñotrabajóenlacanteradepizarra,alprincipioconelgustopropiodelniño juguetón y después por efecto del hábito: cavando, cargando, haciendopor sí mismo el arrastre de las vagonetas, haciendo correr las que estabanllenasporlasvíashastaeldesviaderoytransportandolasvacíasporelcabledeungranmalacate…trabajando,enfin,élsoloentodalacantera.

Me han dicho que Kinkle hizo de él algo de mucha utilidad para LadyWondershoot teniendo en cuenta que no consumía prácticamente nada másque su comida, aunque esto no fue óbice para que ella denunciara a «aquelser»comoungigantescoparásitoqueabsorbíatodasucaridad…

En esta época el niño llevaba una especie de delantal de arpillera,pantalones de cuero remendado y zuecos con suela de hierro. En la cabezausabaavecesunacosarara:unsillóndepajaparacampoyplaya,enformadecolmena, muy gastado, pero generalmente iba con la cabeza descubierta.Andaba de un lado para otro de la cantera con poderosa deliberación, y elvicario, al dar su paseo habitual después de comer, se llegaba hasta allí almediodía, para encontrárselo satisfaciendovergonzosamente sus necesidadesalimenticiasdeespaldasalmundo.

Cadadía le llevabanlacomida:unaracióndegranosindescascarillarenun vagón, un vagón de tren de trocha angosta, igual que uno de aquellosvagones que él llenaba constantemente de pizarra, y toda aquella carga degranolasolíaquemarenunviejohornodecalparadevorarladespués.Aveceslamezclabaconunsacodeazúcar,yavecessesentabaparalamerunpilóndesaldelquesedaalasvacasoparacomerseunenormeracimodedátilesconhueso y todo, como los que se ven en Londres llevados en angarillas. Para

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beber iba al riachuelo que corría más allá del lugar arrasado donde habíaestado la Granja Experimental de Hickleybrow y acercaba el rostro a lasuperficiedelacorriente.Fueacausadeestemododebeberdespuésdehabercomido,porloqueelAlimentodelosDiosessedesmandó,evidenciándoseenprimerlugarenlaaparicióndeunasalgasenormesquesurgíanporlasorillas,luegoenunasgrandesranas,unastruchastodavíamásgrandesyunascarpasenormes,yporúltimo,enunafantásticaexuberanciadevegetaciónpor todoaquelpequeñovalle.

Y al cabo de un año poco más o menos, las extrañas y monstruosassabandijasquevivíanenelcampofrentealaherreríasehicierontanenormesysedesarrollaronencucarachasyescarabajostanterroríficos—escarabajosamotor, los llamaban losmuchachos—,queobligaronaLadyWondershoot amarcharsealextranjero.

IV

MuyprontoelAlimentoentróenunanuevafasedeacciónsobreelniño.Apesar de las sencillas instrucciones dadas por el vicario, cuyo propósito eraredondearlamodestavidanaturalqueseconsiderabalamásconvenienteparaun aldeano gigante, del modo más completo y decisivo, el niño empezó ahacerpreguntas,ainvestigarlascosas,apensar.Amedidaquefuedejandolainfanciaparaentrarenlaadolescenciasehizocadavezmásevidentequesumenteelaborabaprocesosqueleeranpropios…fueradelcontroldelvicario.Éstehizo cuantopudopor ignorar estedesconsolador fenómeno, pero, así ytodo,nopodíaevitarlasensacióndesupresencia.

El material para alimentar las ideas del joven gigante yacía todo a sualrededor.Deunmodocompletamenteinvoluntario,consusespaciosospuntosde vista, su constante visión de las cosas desde arriba, debió haber vistomucho de lo que encerraba la vida humana, y amedida que se le hizomásclaro el hecho de que él también, si se exceptuaba su torpe magnitud,pertenecíaalgénerohumano,debióhabersedadocuentacadavezmásde lomuchoqueleestabavedado,debidoaestamelancólicadistinción.Elsociablezumbidodelaescuela;elmisteriodelareligión,queeracompartidoenmediodetantosprimoresyeleganciasydelqueseexhalabauntandulceraudaldemelodía; los joviales coros que se oían en la taberna; las habitacionescálidamentebrillantes,iluminadasconvelasyconlalumbredelhogar,queélse complacía en mirar desde la oscuridad exterior, o también la excitadagritería y el vigor de las gesticulaciones al discutir algún asuntoimperfectamentecomprendidoquesecentrabaenelcampodecricket, todasestascosasdebierondeclamarasucorazónenbuscadecompañía.Pareceserque, a medida que fue avanzando en la adolescencia, empezó a tomar uninterésconsiderableenelprocederde losenamorados,ensuspreferenciasyparejas,enaquellasestrictasintimidadesquesontanprimordialesenlavida.

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Un domingo, a la hora en que salen las estrellas, los murciélagos y laspasionesde lavida rural,habíauna jovenpareja«besándoseunpoquito»enLove Lane, el camino bordeado de altos setos que va hacia Upper Lodge.Estabandandoriendasueltaasuspequeñasemociones, tansegurosenaquelcálidoyquietocrepúsculocomopuedendesearestarlounosenamorados.Laúnicainterrupciónconcebiblequeelloscreíanposiblevenireraporlapartedearribadelsendero,pueselsetodetresmetrosymediodealturaquesedirigíahaciaelsilenciosoaltozanolesparecíaconstituirunagarantíaabsoluta.

Entonces,depronto—deunamaneraincreíble—,sesintieronlevantadosyseparados.

Sevieronsuspendidos,cadaunodeellosconunpulgaryun índicebajolossobacos,mientras losperplejosojospardosdel jovenCaddlesescrutabansusacaloradosyenrojecidosrostros.Seencontraronmudosconlasemocionesdesusituación.

—¿Porquéosgustahacereso?—preguntóeljovenCaddles.

Mefiguroqueaquellasituaciónembarazosacontinuóhastaqueelchaval,recordando su hombría, conminó vehementemente al joven Caddles, congrandes gritos, amenazas y viriles blasfemias, como podían considerarseapropiadasalaocasión,aquelosdejaraenelsuelo,bajopenadetremendoscastigos.Conesto,eljovenCaddles,acordándosedesusbuenosmodales,losbajócongrancuidadoycortesía,adecuadamentecercanos,paraquepudieranreanudar su sesióndebesosy abrazos.Despuésde contemplarlos conciertavacilación,desdearriba,optópordesaparecerenelcrepúsculo…

—Mesentíhechountonto—meconfesódespuéselchaval—.Casinonosatrevíamosamirarnos…habiendosidosorprendidosdeaquelmodo…

«Besándonos,¿sabeusted…?

«Y lomás curioso es que ellame echó toda la culpa amí,me llenó deinsultosycasinomedirigiólapalabra,devueltaacasa…

Elgiganteseestabaaventurandoeninvestigacionesporsucuenta,nocabíala menor duda. Estaba claro que su mente lo atormentaba a fuerza depreguntas.Estaspreguntaslashabíaformuladoamuypocaspersonastodavía,pero las respuestas lodejaronmuyconfuso.Sumadre, segúncreo, tuvoqueversesometidaaestaespeciedeinterrogatoriovariasveces.

Solíaentrarenelpatioquehabíadetrásdelacasadesumadre,ydespuésde una cuidadosa inspección del terreno, con el fin de no aplastar ningunagallina o polluelo, se sentaba lentamente con la espalda apoyada contra elgranero.Alcabodeunminuto,lospolluelosaquienesleseramuysimpático,ibanapicotearleelmusgosobarrogredosodelascosturasdelaropa,ysiel

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viento anunciaba lluvia, el gatito de la señoraCaddles, quenuncaperdió suconfianzaenél,adoptabauna formasinuosa,echabaabrincarhacia lacasa,entrabaenella,saltabaalguardafuegosdelacocina,dabalavuelta,salía,seleencaramabapor la pierna, por el cuerpo, hasta pararse en el hombro, dondepermanecíaenactitudmeditativaunmomento,yluego¡zap!,otravezabajo,yasí sucesivamente.A veces le clavaba las garras en la cara de pura alegría,peroélnuncaseatrevióatocaralgatitoacausadelpesoinciertoquetendríasumanosobreunacriaturatanfrágil.Además,hastalegustabaquelehicieracosquillas.Yalcabodeunciertotiempoyahacíapreguntascomprometedorasasumadre.

—Madre—ledecía—,siestanbuenoesodetrabajar,¿porquénotrabajatodoelmundo?

Sumadrealzabalacabezaparamirarloyrespondía:

—Esbuenoparalosquesoncomonosotros.

—¿Porqué?—meditabaél.

Ycomoquenoobteníarespuesta,insistía:

—¿Paraquésirveeltrabajo,madre?¿Porquétengoquecortarpizarraytútienes que lavar ropa, día tras día,mientras LadyWondershoot se pasea encoche,madre,yviajaportodosesospaísesextranjerosquenitúniyoveremosnunca,madre?

—Esqueellaesunadama…—repusolaseñoraCaddles.

—¡Ah!—exclamóeljovenCaddles.Ymeditóprofundamente.

—Sinoexistieran losseñoresquenoshacentrabajar—explicó laseñoraCaddles—,¿cómopodríamosganarnoslavidanosotros,lospobres?

Estoteníaquedigerirlo.

—Madre —probó de nuevo—, si no hubiera señores, ¿las cosas noperteneceríanalasgentescomotúyyo?Ysiasí…

—¡PorelamordeDios!¡Quéniño!—exclamólaseñoraCaddleslacual,conlaayudadeunabuenamemoria,sehabíatransformadoenunavigorosayflorecientepersonalidaddesde lamuertede laseñoraSkinner—.¡Desdequesellevaronatupobreabuelita,nohaymododetratarte!Nohagaspreguntasynotediránmentiras.Simepusieraacontestartodastuspreguntasenserio,tupadretendríaquebuscarseaotrapersonaparaquelepreparaselacena…¡Ynohablemosdelaropaquequedaríaporlavar…!

—Bueno,madre—decía él, después demirarla, algo perplejo—.No hequeridomolestarte.

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Ycontinuóreflexionando.

V

Yasícontinuabareflexionando,cuatroañosmástarde,cuandoelvicario,ya nomaduro, sino ya pasado, lo vio por última vez. Podéis imaginaros alviejo caballero, visiblemente envejecido,más anchode cintura,más tosco ymásdébil, tantoen ideascomoenpalabras, conuna trémulaagitaciónen lamano y otra trémula agitación en sus convicciones, pero con lamirada aúnvivazyalegreapesardetodoslosdisgustosqueelAlimentohabíaacarreadoasuparroquiayaélmismo.Enalgunasocasionessehabíasentidoatemorizadoymolestopero¿noestabaaúnvivoyno seguía siendoélmismo?…quincelargosaños,unamuestraapreciablede laeternidad,habían transformado lasperturbacionesymolestiasenusosycostumbres.

—Fue un gran trastorno, hay que admitirlo —decía el vicario—, y lascosas sondiferentes ahora, diferentes enmuchos aspectos.Antespodía salirunchicoaescardarcontodatranquilidad,peroahoratienequesalirunhombreyaúnprovistodehachaypalancadehierro,enalgunossitios,acausadelasmalezas,almenos.Yresultaalgoextrañoparanosotros, losviejosdel lugar,quehastaloqueanteseraelcaucedelrío,antesdelairrigación,estécubiertodetrigo…comoloestáesteaño…conunasespigasdesietemetrosymedio.Empleaban la antigua hoz, hoy ya pasada de moda, hace veinte años, y sellevaban la cosecha en un carromato, divirtiéndose de un modo sencillo yhonesto. Un poquito de borrachera, otro poquito de hacerse el amor paraterminar… ¡Pobre Lady Wondershoot…! ¡A ella que no le gustaban estasinnovaciones! ¡Muy conservadora y tradicional, pobre señora! Siempre dijeque había en ella algo del siglo XVIII. Sumodo de hablar, por ejemplo…Falto de vigor… «Murió relativamente pobre. Esos grandes hierbajos semetieronensujardín.Noesquefuesemuyaficionadaalajardinería,perolegustaba tener el jardín en orden… Le gustaba que las cosas crecieran allídondesehabíanplantadoydelmismomodocomosehabíanplantado…bajosu control… El modo como se pusieron a crecer las cosas fue del todoinesperado…yleprodujounagranconfusióndeideas…Tampocolegustabalaperpetua invasióndel jovenmonstruoése,ypor fin empezóa imaginarsequelaestabamirandosiempreporencimadelatapia…Nilegustabatampocoqueelchiquillofuesecasitanaltocomounapared…Aquellochocabaconsusentidodelaproporción.¡Pobreseñora!Creíqueviviríaloqueyo.Fueronlosgrandesescarabajosqueaparecieronporaquíduranteunañooasí, loqueladecidió.Procedíande larvasgigantes, asquerosas, grandes como ratas…portodalahierbadelvalle…

»Y las hormigas, sin duda alguna, también influyeron en ello… «Comotodoestaba trastornadoynohabíapazniquietudenningunaparte,dijoquecreíaqueenMontecarloseencontraríatanbiencomoencualquierotraparte.

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Yallísefue…

«Jugóconmuchaaudacia,segúnmedijeron.Ymurióenunhotelallí.Esun final muy triste… Exilio… No, no es lo que puede considerarse másconveniente, ni más a propósito… Era una de las cabezas más señeras denuestraInglaterra…Desarraigada.¡Vaya…!

»¡Y después de todo—repitió el vicario—, ha resultado tan poco! ¡Unaverdaderalata,ynadamás!¡Losniñosnopuedencorrerporahíconlalibertadconquesolíanhacerloenotrotiempo,conelpeligroquehayenmordedurasyqué sé yo!Quizá seamejor así… Se hablómucho de que este producto lorevolucionaría todo… Pero hay algo que desafía todas estas fuerzas de loNuevo… Yo no lo sé, por supuesto. No soy ninguno de estos filósofosmodernos… que lo explican todo a base de éter y átomos. Evolución.Porqueríasasí.Loqueyoquierodeciresalgoquenosehallaincluidoenlas…“ologías”. Es cuestión de razón, no de comprensión. Madura sensatez.Naturalezahumana.Aereperennius…Llámesecomosequiera».Yasíllegóalfinaldesuvida.

El vicario no tuvo lamenor intuición de lo que le estaba acechando tancerca. Dio su acostumbrado paseo por Farthing Down, tal como lo habíaestadohaciendodurantemásdeveinteaños,ydeallísedirigióalsitiodesdedonde podría observar al joven Caddles. Subió la cuesta de la canteraresollando un poco…Hacía tiempo que había perdido su vigorosa zancadacristiana de otro tiempo, pero se encontró con queCaddles no estaba en sutrabajo y luego, al dar un rodeo para no pasar por el matorral de helechosgigantesqueempezabanaoscureceryproyectarsussombrassobreelHanger,ahívioalaenormesiluetadelmonstruo,sentadoenlaloma,comosiestuviesemeditandosobrelasuertedelmundo.Caddlesteníalaspiernasencogidasylasrodillas levantadas, apoyaba la mejilla en la mano y tenía la cabeza algoladeada.Estabamediovueltodeespaldas,demodoqueelvicarionopudoversumirada perpleja. Debió de haber pensadomuy atentamente…Almenos,estabasentadomuyquieto…

Caddlesnovolviólacabeza.Nuncasupoqueelvicario,aquelvicarioquehabíajugadounpapeltanimportanteensuvida,loestabamirandoporúltimavez,despuésdehaberlomiradoinnumerablesveces…ynisiquierasupoquese encontraba allí. (¡Así ocurren tantas despedidas!). El vicario quedóimpresionadoporelhechodeque,despuésdetodo,nadieenelmundopodíatener la menor idea de lo que pensaba aquel gran monstruo cuandoconsideraba conveniente descansar de sus labores. Pero el vicario erademasiadoindolenteparaseguirelhilodeaqueltemanovísimoaqueldía,ydeestanuevaidearetrocedióasusantiguasideasrutinarias.

—Aere perenniuf —susurró, caminando de vuelta a su casa, por un

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senderoqueyanoatravesabaenlínearectaelpradocomoantes,sinoquesetorcía en varios circuitos para evitar los recién brotados matojos de hierbagigante—.¡No!Nadahacambiado.Lasdimensionesnosonnada.Elsimpleciclo,lasendacomún…

Yaquellanoche,sinelmenordolor,sintenerconocimientodeello,sefueporlasendacomún,dejandoelMisteriodelCambioquesehabíaempeñadoennegardurantetodasuvida.

LoenterraronenelcementerioparroquialdeCheasingEyebright,cercadelmásaltodelostejos,ylamodestalosafunerariaqueteníainscritosuepitafioterminaba diciendo: Ut in Principio, nunc est et semper… Y quedó casiinmediatamente oculta al ojo del hombre por una vegetación gigantesca dehierbaydecampánulas,demasiadoreciasalahozoalasovejas,queinvadióelpueblocomounacapadeniebla,saliendodelagerminativahumedaddelospradosdelvalleenlosqueelAlimentohabíaestadohaciendodelassuyas.

****

LIBROTERCERO

LOSFRUTOSDELALIMENTO

CAPÍTULOI

ELMUNDODISTORSIONADO

I

Unatransformacióndenuevocuñoseprodujoenelmundoduranteveinteaños.Paralamayoríadelaspersonaslasnovedadesseprodujeronpocoapocoydíaadía,deunmodociertamenteapreciable,peronotanbruscamentecomopara abrumar a nadie. Sin embargo, a un hombre, al menos, la totalacumulación de esas dos décadas de intenso trabajo por parte delAlimentotuvoquerevelárseledeunmodorepentinoyasombrosoenunsolodía.Paranuestrospropósitosserámásconvenientequelotomemosapartirdeaqueldíapararelataralgodelascosasquevio.

Estehombreeraunconvictocondenadoacadenaperpetua—sucrimennonosimporta—,aquienlaleycreyóoportunoperdonaralcabodeveinteaños.Unamañanadeverano,estedesgraciado,quehabíadejadoelmundocuandoeraunjovendeveintitrésaños,seencontrólanzadodelagrissimplicidaddeun trabajo penoso y una disciplina que habían constituido el núcleo de supropiavidaaunmundodedeslumbrante libertad.Lehabíanechadoencima

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unas ropaspara él desacostumbradas,hacíaunas semanasque supelohabíavueltoacrecer,ydesdeunosdíasatrássehabíapodidovolverahacerlaraya,y allí estaba, en una especie de desaliñada y torpe novedad de cuerpo y demente,parpadeandodecuerpoyalma,otravezfuera,intentandodarsecuentadeunacosaincreíble:que,despuésdetodo,volvíaaestarenelmundo,yquepara todas las demás cosas estaba totalmente falto de preparación. Tenía lasuerte de tener un hermano que conservaba lo suficiente sus distantesrecuerdos comunes como para haber acudido a estrecharle la mano, unhermanoquecuandoéllohabíadejadoeraunmuchachitoyqueahoraeraunhombreprósperocontodalabarba…unhombrecuyosojosinclusiveleeranextraños.Ylosdosjuntos,élyaquelextrañodesufamilia,bajaronalaciudaddeDoverdiciéndosepocaspalabrasysintiendomuchísimascosas.

Sesentaronunratoenunataberna,contestandoelunoalaspreguntasdelotro,trayendoalamemoriaanticuadosyrarospuntosdevista,echandoaunladounsinfíndenuevosaspectosynuevasperspectivas,hastaquefuehoradeirse a la estación para tomar el tren deLondres.Los nombres y los asuntospersonales de que tuvieron que hablar los hermanos no interesan a nuestrahistoria;sólointeresanlasalteracionesylaextrañezaambientequeestapobrealmadevueltaencontróenunmundoqueenotrotiempofuetanfamiliar.

EnDoverpudoobservarmuypoco,exceptolaexcelenciadelacervezadebarril. Nunca había bebido un trago de cerveza tan bueno, y lágrimas degratitudbrotarondesusojos.

—Lacervezaes tanbuenacomosiempre—dijo, creyendo, sinembargo,queerainfinitamentemejor.

FuesólocuandoeltrenlosllevabatraqueteandoporFolkestonequepudomiraraquelhombremásalládesusemocionesmásinmediatasyverloquelehabíaocurridoalmundo.Seasomóalaventana.

—Hacesol—dijoporduodécimavez—.Nopodíahacermejortiempo.—Yentonces, porvezprimera, sumente se iluminó con la percepcióndequehabía nuevas desproporciones en el mundo.— ¡Por el amor de Dios! —exclamó incorporándose y mostrando animación por primera vez en susemblante—.¿Quésonaquellosenormescardosquecrecenenlaorillaalladodelaretama?Siesquerealmentesoncardos…¿Oyameheolvidadodetodoloquesabía?

Sí,erancardos,yloquetomóporaltosmatorralesderetamanoerasinohierba,yenmediodetodasestascosasunacompañíadesoldadosbritánicos—de rojo, como siempre—, estaba haciendo ejerciciosmilitares de acuerdoconel librodeprácticasquehabía sidoparcialmente revisadodespuésde laguerrade losbóers.Luego, ¡zas!, dentrodeun túnel ydespués enSandlingJuction,quesehallabaoscurecida—teníatodaslaslámparasencendidas—y

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empotradaenunagranespesuraderododendrosquesehabíanesparcidoporallí procedentes de algún jardín contiguo y habían crecido y se habíandesarrollado enormemente valle arriba. En una víamuerta de la estación deSandgatehabíauntrendecargallenohastalostopesdeleñosderododendro,y allí fue donde el ciudadano de vuelta oyó, por primera vez, hablar delAlimentoEstrella.

Alpasarvelozmenteporunpaisajequeparecíaabsolutamenteinalterado,losdoshermanostuvieronunaseriedeexplicacionesdifíciles.Elunoansiabahacerpreguntasinsustanciales,yelotronuncahabíapensado,nuncasehabíaocupado en considerar aquello como un hecho aislado, y contestaba conalusiones.Cadavezeramásdifícilseguirlaconversación.

—EsesodelAlimentoEstrella—dijoelhermano,buceandoenlosbajosfondosde sus conocimientos—.¿No lo conoces? ¿No tehandichonada…?¿Nadie te lo ha explicado? ¡El Alimento Estrella! Pues ya lo sabes: elAlimento Estrella. De eso es de lo que se trata en las elecciones. Es unaespeciedeproductocientífico.¿Nadietehadichonuncanada?

Ypensóqueelpresidiohabía transformadoasuhermanoenun tontodecapirote.¿Cómoeraposiblequenosehubieraenteradodenada?

Se fueron disparando preguntas y respuestas, sin dar casi nunca en elblanco. Entre fragmentos de conversación había intervalos que pasaban sindecir nada, asomados a la ventanilla. Al principio, el interés que mostrabaaquelhombrepor lascosaseravagoygeneral.Su imaginaciónhabíaestadoatareada pensando en lo que diría fulano, en qué aspecto tendría mengano,cómolesexplicaríaatodosyacadaunodeellosciertascosasquepresentaríansu«alejamiento»bajounaluzmássuave.ElAlimentoEstrellaseleaparecióalprincipiocomosifueseunagacetillaextrañaenunperiódico,yluegocomoel origen de ciertas dificultades intelectuales con su hermano. Pero se diocuenta inmediatamente de que el tema surgía con insistencia a cada nuevotópico.

Enaquellosdíaselmundoeraunmosaicodetransicióndemodoqueestagran novedad se le hizo patente como una serie de shocks contrastados. Elprocesodetransformaciónnohabíasidouniforme.Sehabíadiseminadodesdeun centro de distribución aquí y otro allí. El país era como un mosaico:grandeszonasdondeelAlimentoteníaquehacersuaparicióntodavíayotraszonas donde estaba ya presente en la tierra y en el aire, esporádico ycontagioso. Era como un tema musical muy audaz, insinuándose entreantiguasyvenerablestonadas.

El contraste era, desde luego,muy vivido a lo largo de la vía férrea deDover a Londres en aquella época. Durante un buen rato atravesaron unpaisajecomoelqueelhombreaquelhabíaconocidoensuinfancia:pequeños

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rectángulosdeterreno,limitadosporsetos,deuntamañoapropósitoparaseraradosporcaballitospigmeos;pequeñasyangostascarreteras,deunaanchuramáximadetrescarros;olmosyroblesyálamos,punteandoaquelloscampos;pequeñosgruposdesaucesenlasorillasdelosarroyos;parvasdehenoquenollegarían a la rodilla de un gigante; casitas de campo para muñecas conventanas de paneles romboides; ladrillerías; dispersas calles de pueblo;grandes casas de ricos mezquinos; taludes a los lados de la vía, llenos deflores; estaciones con jardín y todas las cosas del desvanecido siglo XIXdefendiéndoseaúncontralaInmensidad.Aquíyalláseveíaalgúnparchedecardos gigantes, sembrados por el viento y rasgados también por el viento,desafiandoelhacha,másalláunbejíndetresmetrosdealturaoloscalcinadostallosdehierbamonstruosaenunapequeñazonadeterreno,peroaquelloeratodoloquepodíadarunaindicacióndelusodelAlimento.

Durante un trayecto de muchas millas nada apareció que presagiara enabsoluto la extraña grandeza del trigo y de los hierbajos que se ocultaban amenosdeveintekilómetrosdedistanciadelarutaseguida,alotroladodelascolinas,enelvalledeCheasingEyebright.YenseguidaempezaronaaparecertrazasdelAlimento.LaprimeracosasorprendenteconqueseencontraronfueelgranviaductonuevoenTonbridge,donde sehabía iniciado,precisamenteaquellosdías,elpantanocausadoporlaobstruccióndelríoMedway(porunavariedadgigantedechara).Luegoreapareciódenuevoelpaisajepequeño,ydespués, al divisarse la diminuta inmensidad de Londres tendida bajo laneblina, los indiciosde la luchadelhombrepara impedirelacercamientodeaquelengrandecimientobiológicosehicieronvisiblesynumerosos.

EnaquellapartedelsudestedeLondres,enlaépocaaquenosreferimos,yportodoslosalrededoresdeallídondevivíanCossarysushijos,elAlimentosehabíavueltomisteriosamenteinsurgenteenuncentenardepuntos, lavidaenpequeñoseguíaenmediodeportentoscotidianos,aloscualesúnicamenteladeliberacióndesuaumentoyellentocrecimientoparalelodelacostumbrea su presencia habían privado de sus características alarmantes. Pero aquelciudadano que volvía a sus lares se asomó para ver por vez primera losresultados del Alimento, extraños y predominantes, en forma de zonasennegrecidas,grandesdefensasypreparacionesfeísimas,cuartelesyarsenalesqueestainfluenciasutilypersistentehabíaintroducidoalafuerzaenlasvidasdeloshombres.

Allí,yenmenorescala,laexperienciadelaGranjaExperimentalsehabíarepetidounayotravez.Había sido en las cosasde lavidamás inferioresyaccidentales,debajode lospiesyen los solaresy sitiosdeshabitados,deunmodoirregular,dondesehabíadeclaradolainvasióndelasnuevasfuerzasylos resultados a ellas debidos. Había grandes patios malolientes y recintoshediondos donde alguna invencible manigua de hierbajos procuraba el

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combustible para una maquinaria gigante (los pequeños cockneys iban acontemplar su oleaginosidad mediante una propina de seis peniques a loshombresencargadosdesumanejo).Habíacarreterasypistasparacamionesyotros vehículos, carreteras construidas con las fibras entretejidas del espartohipertrofiado;habíatorresconsirenasdevaporapuntodeempezaraaullaralamenoralarma,paraadvertiralmundocontracualquiernuevainsurgenciadelosinsectos,o,loquetodavíaeramásraro,venerablescampanariosdeiglesiasconspicuamente adaptados a una máquina de proferir chillidos. Habíapequeñosrefugiospintadosderojoyguarnecidasplazasdearmas,cadaunadeellas provista de su rifle de un alcance de trescientos metros, donde lostiradoresseejercitabandiariamenteconmunicióndesalvacontraunosblancosqueteníanlaformaderatasmonstruosas.

Seisveces,desdeeldíade losSkinner,habíahabido irrupcionesderatasgigantes, siempre procedentes de las cloacas del sudoeste de Londres, yaquelloyaseaceptabacomounhechoconsumado,delmismomodoqueeneldeltadelGanges,alladomismodeCalcuta,seaceptaquehayatigres…

El hermano había comprado un periódico, con cierta precipitación, enSandling, y aquel periódico al fin logró llamar la atención del libertado.Desdobló las hojas de aquel periódico que le era tan extraño—parecíamáspequeñodetamaño,peroconmáshojasyunostiposdeimprentadiferentesdelos que se usaban antes—yvio innumerables grabados representando cosasextrañas sin elmenor interés, y con largas columnas de letra impresa cuyostitularesteníanparaéltanpocosignificadocomosihubiesensidoescritosenlengua extranjera: «Gran discurso del señor Caterham», «Las leyes delAlimentoEstrella…».

—¿QuiénesesteCaterham?—preguntóenunintentodevolveraentablarconversación.

—Untíoqueestámuybien—contestóelhermano.

—¡Ah…!Seráunpolítico,¿eh?

—VaaderribaralGobierno.¡Yaerahora!

—¡Oh! —reflexionó—. Supongo que todos los que yo conocía…Chamberlain,Rosebery,todos…¿Qué?

Suhermanolehabíacogidodelamuñecayseñalabafueradelaventanilla.

—¡SonlosCossar…!

Losojosdelexpresidiariosiguieronladirecciónqueseñalabaeldedodesuhermanoyvieron…

—¡Diosmío!—exclamó,sobrecogidodepasmoporprimeravez.

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Elperiódicocayóenunolvidodefinitivoasuspies.Atravésdelosárbolespodíavermuydistintamente,depieyenunaactitudcómoda,conlaspiernasmuyseparadasysosteniendounapelotaenlamanocomosiestuvieraapuntodearrojarla, una figurahumanagigantesca,quebien tendríadocemetrosdeestatura. Aquella figura brillaba bajo la luz del sol, vestida con un traje deplacas de metal blanco y llevando un ancho cinto de acero. Durante unmomento atrajo toda su atención, pero después la mirada se desvió paraenfocar a otro gigantemás lejano, que se preparaba para tomar la pelota, yentoncesse lehizopatenteque todaaquellazonade lascolinasdelnortedeSevenoakshabíasidoarrasadaconfinalidadesgigantescas.

Unenormeparapetodominabalacanteradepizarra,yenaquelparapetosehabíaedificadolacasa,unamonstruosamoleegipcia,achaparrada,queCossarhabía construido para sus hijos cuando el enorme cuarto de los niños hubosido considerado insuficiente, y detrás se levantaba un gran cobertizo quepodíahaberalbergadounacatedral,decuyaoscuridadsalíadevezencuandouna intermitente incandescencia y un titánicomartilleo ensordecedor.Luegovolvióa fijarseenelgigantealverque lagranpelotademadera forradaenhierrosedesprendíadesumanoparaelevarseenelaire.

Los dos hombres se pusieron de pie, los ojos muy abiertos. La pelotaparecíagrandecomountonel.

—¡Cogida!—exclamó el recién salidode la cárcel,mientras un árbol leimpedíaveralquehabíalanzadolabola.

Desdeel trensepudieronver todasestascosassóloduranteunafracciónde minuto. Luego se interpusieron árboles el tren penetró en el túnel deChislehurst.

—¡Diosmío!—volvióaexclamarelexpresidiarioalhacerselaoscuridad—.¿Cómoesposible?¿Estaré soñando? ¡Si el tíoesees tanaltocomounacasa!

—Son los jóvenes Cossar —explicó el hermano moviendo la cabezaalusivamente—.Deahíesdedondevienetodoeljaleo…

Salierondeltúnelparadescubrirmástorrescoronadasdesirenas,refugiosrojos, y por último las apiñadas casitas de los suburbiosmás periféricos.Elarte de fijar carteles no había perdido nada durante aquel intervalo, y degrandes tablones,de los topesde las casas,de las cercasydecentenaresdepuntosdevistasimilaressurgíanlaspolicromasllamadasparalagraneleccióndel Alimento Estrella. «Caterham», «Alimento Estrella» y «Pulgarcito, elmatador de gigantes», una y otra, y otra vez, y monstruosas caricaturas ydistorsiones… cientos de variedades de representaciones de aquellasgrandiosas figuras brillantes de las que tan cerca habían pasado hacía sólo

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unosminutos…

II

Elhermanomenorhabíaabrigadoelpropósitodehaceralgomagnífico,decelebraresteretornoalavidaconunacenaenalgúnrestaurantedecategoría,unacomidaalaquesiguieratodaaquellarelumbrantesucesióndeimpresionesque los Music Halls de aquellos días eran capaces de dar. Era un planbeneméritoqueteníacomofinalidadborrarlosmássuperficialesestigmasdelencarcelamiento con una exhibición de libertad, pero el segundo punto delplantuvoquemodificarse.Lacomidasecelebró,perohabíayaundeseomáspoderoso que el ansia de ver shows,más eficaz en apartar de lamente delhombre la siniestra preocupación con su pasado que cualquier teatro, y estedeseoera,enrealidad,unaenormecuriosidadyperplejidadsobreelAlimentoEstrella y los niños del Estrella, esa nueva portentosa raza de gigantes queparecíadominarelmundo.

—No conozco el intríngulis del asunto —dijo—. Estos niños meobsesionan.

Suhermanotuvolasuficientedelicadezaparadejardeladolaproyectadahospitalidad.

—Lafiestasehaceen tuhonor,muchacho—dijo—.IntentaremosentrarenelmitinmonstruoquesecelebraenelPalaciodelPueblo.

Por fin,elhombrereciénsalidodepresidio tuvo lasuertedeencontrarsemetidocomounacuñaenmediodeunamuchedumbreapretujadaymirandodesdelejosunpequeñoestradobrillantementeiluminado,debajodeunórganoy una galería. El organista había estado tocando algo que hizo resonarrítmicamentelasbotasdelosqueibanentrandoenlasalaaraudales,peroesoyahabíaterminado.

Apenas el hombre recién salido del presidio había podido sentarse yempezaradiscutirconunimpertinentecaballeroextranjeroquedabacodazosadiestroyasiniestro,entróCaterham.Salióde lapenumbrahaciaelcentrodel estrado, apareciendo como un insignificante pigmeo, una figurilla negracon una pincelada de color de rosa por cara —de perfil podía verse sucaracterística nariz aquilina—, una pequeña figura que iba levantandoinexplicablementeunasalvadeaplausos.Unasalvadeaplausosqueseinicióalo lejos, que aumentó en seguida de volumeny que se extendió por toda lasala.Alprincipio, seprodujoenelestradounminúsculobarboteodevoces,que pronto cobraron ímpetu como una llamarada de sonido, atravesando lamasa humana entera que había dentro y fuera del edificio. ¡Cómoaplaudieron…!¡Hurra…!¡Hurra!

Nadie entre aquellamirada aplaudía como el hombre salido de presidio.

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Las lágrimas le resbalaban por la cara, y sólo dejó de aplaudir porque seatragantaba.Tenéisquehaberestadoenlacárceltantotiempocomoélestuvoparaquepodáiscomprender, inclusoempezaracomprender, loquesignificaparaunhombredar riendasueltaasuspulmonesenmediodeunamultitud.(Sinembargo,apesardetodo,nisiquierapretendióhacersecreerasímismoque sabía elmotivo de toda aquella emoción). ¡Hurra…! ¡Oh,Diosmío…!¡Hurra!

Después se hizo un breve silencio. Caterham había adoptado un aire depaciencia,yunos individuosestabandiciendoyhaciendoun sinfíndecosasseriaseinsignificantes.Eracomosiseoyeranvocesenmediodelruidodelashojasenlaprimavera.

—Wawawawa…

¿Quéimportanciatenía?Losdelpúblicosehablabanunosaotros.

—Wawawawawa…

¿No acabaría nunca de gesticular aquel tonto del pelo entrecano?¿Interrumpiendo?¡Claroqueestabaninterrumpiendo!

—Wa,wa,wa,wa…

¿PeroesquevamosaoíraCaterhammejor?

Mientras tanto, al menos los presentes podían contemplar a Caterham ypodían estudiar las facciones del gran hombre, vistas a una perspectivabastante lejana. Era muy fácil caricaturizar a aquel individuo, y el mundoentero podía estudiarlo con toda facilidad en los tubos de lámpara, en loscromosinfantiles,enlasmedallasylasbanderasAntialimentoEstrella,enelorillo de las sedas y algodones marca Caterham, y en los forros de losacreditados sombreros marca Caterham. Caterham aparece en todas lascaricaturas de la época. Se le ve vestido de marino al lado de un cañónanticuado y con un botafuego en la mano, con el epígrafe «Nuevas leyescontra el Alimento Estrella», mientras en el mar chapotea aquel monstruoenorme, feísimo y amenazador, llamado Alimento Estrella. También se lerepresentacap-a-pie,armadoconlacruzdeSanJorgeenelescudoyelyelmo,mientrasuncobardeytitánicoCaliban,sentadoenmediodeinmundiciasenlaentradadeunahorrendacueva, rehúsarecogersuguanteletede los«NuevosDecretos sobre el Alimento Estrella». A veces se lo ve descender, comoPerseo, para rescatar una encadenada y hermosa Andrómeda (que llevainscritaclaramenteensucinturón lapalabra«Civilización»)de losdespojoschapoteantesdeunmonstruomarinoquellevaensusvarioscuellosygarraslas inscripciones «Antirreligión», «Egoísmo desenfrenado», «Mecanicismo»,«Monstruosidad»ycosasparecidas.Peroeracomo«Pulgarcito,elmatadordegigantes», que la imaginación popular consideraba a Caterham más

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correctamenterepresentado,yeraenlavenadeun«Pulgarcito,elmatadordegigantes», que el hombre salido de presidio amplificaba aquella miniaturadistante.

El«wawawawa»seinterrumpióbruscamente.

Yaestá.Yasesienta.¡Sí!¡No!¡Sí!¡EsCaterham!

—¡Caterham!¡Caterham!—Yvolvieronaresonarlosaplausos.

Tiene que haber una gran multitud para que pueda hacerse un silenciocomo el que siguió a aquel desorden de aplauso. Un hombre solo en eldesierto…Esunaquietudmuyespecial,sinduda,peroélsesienterespirar,sesientemover,sientetodaclasedecosas.Aquí,loúnicoqueseoíaeralavozdeCaterham,unavozbrillanteyclara,comounalucecitaardiendoenunnichodeterciopelonegro.¡Escuchadescuchad!Selooíacomosiestuvierahablandojuntoauno.

Aquelloresultóestupendamenteefectivoparaelhombrereciénsalidodelacárcel,dentrodeunhalodeexquisitosytemblorosossonidos.Detrásdelhalo,eclipsadosenparte,estabansentadosenelestradolospartidarios,yenprimertérmino se extendía una vastísima perspectiva de innumerables espaldas yperfiles, una grandiosa multitud atenta. Aquella figurilla parecía haberabsorbidolasustanciadetodoslosasistentesalacto.

Caterhamhablódenuestrasantiguasinstituciones.

—¡Oídoídoid!—bramabalamuchedumbre.

—¡Oíd!¡Oíd!—exclamabaelhombrereciénsalidodepresidio.

Eloradorhablabadenuestroantiguoespíritudeordenyjusticia.

—¡Oídoídoíd!—bramabalamuchedumbre.

—¡Oíd!¡Oíd!—gritabaelhombrereciénsalidodelacárcel,hondamenteconmovido.

Caterham habló luego de la sabiduría de nuestros antepasados, del lentodesarrollodevenerablesinstitucionesdetradicionesmoralesysocialesqueseadaptabancomounguantealascaracterísticasnacionalesinglesas.

—¡Oíd! ¡Oíd!—gemíaelhombrereciénsalidodepresidio,con lágrimasdeexcitaciónenlasmejillas.

Yeloradorseguíadiciendoquetodasestascosassenosibandelasmanos.¡Sí,senosibandelasmanos!PorquetreshombresdeLondreshabíantenidolaidea,veinteañosatrás,dehacerunamixturaindescriptibleyponerladentrodeunabotella,todoelordenylasantidaddelascosas…

Seoyerongritos:

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—¡No!¡No!

—Bueno, pues —siguió diciendo el orador—, las cosas no puedencontinuarasí,yesnecesariodespedirsedetodavacilación,esnecesariohaceracopiodefuerzas…

Aquí se dejó sentir una ráfaga de aplausos. Debían despedirse de todavacilación,debíanprescindirdelasmediastintas.

—Hemos oído decir, caballeros —grito Caterham—, de ortigas que setransforman en ortigas gigantes. Al principio no son nada diferentes de lasotrasortigas…Pequeñasplantasqueconunamanofirmesepuedencogeryarrancar,perosiselasdejacrecer…siselasdejacrecer,sedesarrollanconunpoder tanvenenoso,queal final senecesita elhachay la soga, senecesitanesfuerzos,trabajosydisgustos…Hanperecidomuchoshombresenlataladelasortigas,otroshombrespuedenperecerporelmismoconcepto…

HubounrevueloyunainterrupciónydespuéselhombrereciénsalidodepresidiooyódenuevolavozdeCaterhamresonandoclarayrecia:

—¡Aprended lo del Alimento Estrella del mismo Alimento Estrella, ycogedlaortigaantesdequeseademasiadotarde!—Callóysesecóloslabios.

—¡Clarocomoelcristal!—gritóalguien—.¡Clarocomoelcristal!

Yentoncesvolvióaoírseaquelextrañorumorcreciendorápidamentehastallegar a ser un tonante tumulto, tanto, que parecía que el mundo enteroestuvieseaplaudiendo…

El hombre recién liberado salió por último de la sala, maravillosamenteagitadoyconaquellasseñalesinconfundiblesenelrostropropiasdelquehatenido una visión.Él ya sabía y todo elmundo sabía. Sus ideas ya no eranvagas. Había vuelto a un mundo en crisis, a la inmediata decisión de unasolución estupenda. Debía jugar su parte en el gran conflicto como unhombre… un hombre libre y responsable. El antagonismo se le representócomo una imagen. Por un lado aquellas figuras gigantescas, contentas de símismas,cubiertasdecotademalla,quehabíavistoporlamañana—queahorapodía contemplar bajo una luz diferente—,y por otro lado, aquella figurillavestidadenegrogesticulandobajolaluzdelascandilejas,aquelpigmeoconsuordenadoraudaldemelodiosapersuasión,consuvocecillapenetrante,JohnCaterharn…«Pulgarcito, elmatador de gigantes». Todos debían unirse para«cogerlaortiga»antesdequefuera«demasiadotarde».

III

DetodoslosniñosquehabíantomadoelAlimentodelosDioses,losmásaltos,más fuertes ymás observados eran los tres hijos de Cossar. Lamillaaproximadadeterreno,cercadeSevenoaks,dondetranscurrieransusinfancias

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yadolescencias,quedótansurcadadetrincheras,tanexcavadaytanretorcida,tansembradadecobertizosyenormesmodelosmecánicosydelosjuegosdesuspotencialidadesenvíasdedesarrollo,quenoseparecíaaningúnotrositiodelatierra.Yyahacíamuchotiempoquehabíaempezadoaserpequeñoparatodo lo que ellos intentaban hacer. El mayor de los hijos era un granproyectista de máquinas con ruedas. Se había construido una especie debicicletagigantequenocabíaenningunacarreteradelmundonihabíapuenteque la pudiera aguantar. Y allí se había quedado aquella gran máquina deruedas ymecanismos, capaz de hacer doscientas cincuentamillas por hora,exceptoenlosmomentosenquesuinventorsedecidíaamontarenellaparairadelante y atrás, en medio de aquel patio de trabajo, lleno de estorbos portodaspartes.Tenía la intencióndedarunavueltecitapor elpequeñomundoconaqueltrastoylohabíaconstruidoconestaintención,mientrasnoeramásqueunmuchachollenodeensueños.Ahoralosradiosdelasruedascorroídospor laherrumbreylasmanchasparecíanheridasentodoslossitiosdondeelesmaltehabíasaltado.

—Tendrásquehacerprimerounacarreteraparalabicicleta,hijo—lehabíadichoCossar—.Delocontrario,dudoquepuedasirteporahí.

Así, pues, un buen día, el joven gigante y sus hermanos se pusieron atrabajarparahacerunacarreteraquedieralavueltaalmundo.Parecequeerainminente un conato de oposición, y ellos se habían puesto a trabajar connotable vigor. La gente los descubrió muy pronto construyendo aquellacarretera:variasmillasyaniveladas,comprimidasyterminadas.Unaingentemuchedumbre de excitados individuos, terratenientes, corredores de tierras,autoridades locales, abogados, policías y hasta soldados, se opuso a quecontinuaransulabor.

—Estamoshaciendounacarretera—explicóelmayordeloschicos.

—Hagan lascarreterasquequieran—dijoelprincipal letradode losqueallíhabía—,perohaganelfavorderespetarlosderechosajenos.Hastaahorayahaninfringidolosderechosprivadosdeveintisietediferentespropietarios,esosincontarlapropiedadylosprivilegiosespecialesdelaJuntadelDistritoUrbano, nueve Concejos parroquiales, una Diputación provincial, dosCompañíasdelgasyunaCompañíaferroviaria…

—¡Demonios!—dijoelmayordeloschicosCossar.

—Tendránustedesquedesistir…

—Pero¿noquierenustedestenerunabuenacarreterarectaenlugardeesosasquerosossenderosllenosdesurcosydehoyos?

—Nodiréquenoseamuyventajosa,pero…

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—No hay que hacerlo —dijo el mayor de los Cossar recogiendo susherramientas.

—Deestemodo,no—dijoelletrado—.Enabsoluto.

—¿Puescómohayquehacerlo?

Larespuestadelabogadoprincipalfuecomplicadayvaga.

Cossar había ido a ver la travesura que sus hijos habían hecho y losrecriminóseveramente,peroseechóareíracarcajadasypareciósentirsemuydichosoconelincidente.

—Muchachos,debéisesperaraúnalgúntiempoantesdepoderhacercosascomoésta—gritómirandohaciaarriba.

—Elabogadonoshadichoquedebemosempezarporprepararunplanyobtener autorización especial y toda una serie de monsergas… Dice quetardaremosaños…

—Tendremosunplanantesdepoco,hijito—gritóCossarhaciendobocinacon lasmanos—,no tengasmiedo.Porahoravalemásque juguéisyhagáismodelosdelascosasquepensáishacer.Másadelantetodosearreglará.

ElloshicieronloqueCossardecía,comohijosobedientes.

Pero,apesardetodo,refunfuñaronunpoco.

—Está muy bien —dijo el mediano al mayor—, pero no quiero estarsiemprejugandoyhaciendoplanes.Quierohaceralgoreal,¿sabes?Nohemosvenidoaestemundofuertescomosomossóloparajugarenestaporqueríadeterrenotanpequeño,ypasear,ynoacercarnosalospueblos…Nohacernadaestámal.¿Nopodríamosencontraralgoquelagentepequeñadesearaqueserealizaseparahacérselonosotros,paradivertirnos…?

«Muchosvivenencasasinhabitables.ConstruyámoslesunacasacercadeLondres,unacasaquepuedacontenermontonesymásmontonesdeesagente,yseacómodaybonita,yhagámoslesunahermosacarreteraquelosconduzcahaciadondetienenqueirahacersusnegocios…unbonitoyrectocamino,yprocurar que sea lomás bonito posible. Se lo dejaremos todo tan limpio yprecioso,queningunodeellospodráyavivirdeestemodoasquerosocomovivenahora.Quehayaaguasuficienteparaquetodospuedanlavarse,esoesloque haremos, porque, ¿sabes?, son tan sucios ahora que de cada diez casas,nueve no tienen baño. ¡Pequeños zorrinos hediondos! Y sabes que los quetienenbañoescupen insultosa losqueno lo tienen, en lugardeayudarlesatenerlo…, y los llaman el Gran Populacho… Ya lo sabes. Nosotrosmodificaremos todo eso. Y haremos que la electricidad alumbre, cocine ylimpieparaellos,paratodos.¡Quéraro!¡Hacenquesusmujeres,mujeresquevanasermadres,searrastrenporlossuelosparafregarlos…!

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«Podríamos hermosearlo todo. Podríamos construir un gran edificio paragenerar la electricidad y todo quedaría sencillamente precioso. ¿No escierto…?Yentonces,talveznosdejaríanhacerotrascosas.

—Sí—dijo el hermanomayor—,podríamoshacerlo todoymuybonito,además.

—Entonces,hagámoslo—repusoelmediano.

—¡Puesadelante!—gritóelhermanomayorbuscandounaherramientaapropósito.

Yaquelloprodujootraespantosatrifulca.

Almomentoacudieronagitadasmultitudesdiciéndolesqueparasenporunsinfínderazones,diciéndolestambiénqueparasensinmotivonirazónalguna,multitudes balbucientes, confusas y variadas. Aquel edificio que construíanerademasiadoalto:noteníagarantíaalgunadeestabilidad.Erafeo;impediríaquesepudieranalquilarlascasasvecinasdetamañonormal;echabaaperderla línea del barrio; no era de buen vecino; era contrario al Reglamento deEdificaciónLocal; infringíaelderechodelasautoridadeslocalesdeimponerla distribución de una energía eléctrica propia, insuficiente y cara; y, porúltimo,perjudicabalosinteresesdelaCompañíalocaldelagua.

Los funcionarios del Municipio se despabilaron ante la posibilidad deejercer una obstrucción judicial. El abogado reapareció representando unadocena de intereses amenazados; terratenientes locales aparecieron enoposición; personas con derechos misteriosos reclamaron indemnizacionesexorbitantes; sindicatos del ramo de la construcción alzaron sus vocescolectivas;ungrupodetratantesdetodaclasedematerialparalaconstrucciónse transformó en una barrera infranqueable.Asociaciones extraordinarias depersonas con visiones proféticas de los horrores estéticos se agruparon paraprotegerelpaisajedellugardondehabíalaintencióndeembalsarelrío.

Estos últimos individuos eran absolutamente los más burros, según loschicos Cossar. Aquella hermosa vivienda proyectada por ellos fue algo asícomounbastónenmediodeunavispero.

—¡Nuncalohubiesecreído!—exclamóelmayordelosCossar.

—¡Nopodemoscontinuar!—lamentóelsegundo.

—¡Sonunosanimalesindecentes!—protestóelmenordeloshermanos—.¿Esquenovanadejarnoshacernada?

—Aunqueseaporsupropiacomodidad…¡Yunacasatanbonitacomoleshabríamoshecho!

—Parecequesepasanlavida,susneciasvidasinsignificantes,enmolestar

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al prójimo —dijo el chico mayor—. Derechos y leyes y reglamentos ygranjerías,igualqueunjuegochino…Bueno,seacomosea,tendránqueviviren sus casuchas repugnantes, sucias y disparatadas durante algún tiempotodavía.Esevidentequenopodemoscontinuarnuestraobra.

YloschicosCossardejaronaquellagrancasasinterminar,merohoyodecimientos y el comienzo de una pared, y se volvieron,malhumorados, a sugran recinto. Al cabo de un cierto tiempo el hoyo se llenó de agua y conelementosestancados,hierbasysabandijas,yelAlimento,yafueseechadoallípor los hijos de Cossar, ya viniera a parar allí como polvo impelido por elviento,empezóadesarrollartodalamateriavivienteasumodohabitual.Ratasde agua invadieron el país causandomuchos daños, y un día un campesinoencontróasuscerdosbebiendodeaquellaaguaeinstantáneamenteycongranpresencia de ánimo —porque sabía lo del gran puerco de Oakham— lossacrificó a todos. Y de aquel profundo estanque fue de donde salieron losmosquitos, unosmosquitos terribles, cuya única virtud consistió en que loshijosdeCossar,despuésdehabersidopicadosporellos,nopudieronsufrirlomás, y aprovechando una noche de luna, cuando la ley y el orden dormían,abrieronuncanalydirigieronelaguahaciaelrío,porBrook.

Perodejaronlosgrandeshierbajosylasgrandesratasdeaguaytodasuertedecosasenormeseindeseablesquevivíanysecriabanenelsitioquehabíanescogido, el mismo sitio donde el hermoso edificio para la gente pequeñapodíahaberseelevadohastaelcielo…

IV

Esto había ocurrido en la niñez de los Hijos, pero ahora eran ya casihombres.Ylascadenashabíanestadooprimiéndolesmásymás,amedidaquetranscurrían los años de crecimiento. Año tras año, a medida que ibancreciendo y el Alimento se diseminaba, y las cosas grandes ibanmultiplicándose,laviolenciaylatensiónaumentaban.ElAlimentohabíasidoen el principio, para lamasa del pueblo, unamaravilla distante, y ahora yapenetraba por el umbral de cualquier casa, amenazador, presionando ydeformando el orden vital. Obstruía esto, trastornaba aquello, cambiaba losproductos naturales y al cambiarlos hacía inútiles los empleos y dejaba acentenares de miles de personas sin trabajo. Además, traspasaba límites yfronterasytransformabaelmundodelcomercioenunmundodecataclismos,nadatiene,puesdeextrañoquelahumanidadloaborreciera.

Ycomoesmásfácilaborrecerlascosasanimadasquelasinanimadas,alosanimalesmásquealasplantasyalossereshumanosmásquealosanimales,elmiedoylasmolestiasengendradosporlasortigasgigantesyporlashojasdehierbadedosmetros,porlosespantososinsectosyporlassabandijasqueparecían tigres, fue acumulándose en un gran rencor que apuntaba

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directamente a aquellabandadispersade enormes sereshumanos, losNiñosdelAlimento.Aquelodiohabía llegadoa ser la fuerzacentral encuestionespolíticas. Las antiguas directrices de los partidos habían sido negadas yborradas del todo ante la insistencia de aquellos nuevos problemas y elconflictoestabaahoraentreelpartidodeloscontemporizadores,quesosteníanlaopinióndeque se teníaque confiar amuypocospolíticos el control y laregulación del Alimento, y el partido de la reacción por el que hablabaCaterham, siempre con la más siniestra ambigüedad, cristalizando susintencionesprimeroenuna frase amenazadoraydespués enotra, como,porejemplo, que se debía «evitar el crecimiento desmedido de la zarza», odescubrir«lacuracióndelaelefantiasis»,yporfin,envísperasdelaelección,«arrancarlasortigas».

Unbuendía,lostreshijosdeCossar,queyanoeranniñossinohombres,sehallabansentadosenmediodesusfútilestrabajos,conversandoasumanerade todas estas cosas. Habían estado trabajando todo el día en una serie degrandesycomplicadastrincherasquesupadreleshabíapedidoquehicieran,yestando el sol ya en el ocaso se habían sentado en el reducido espaciodestinadoa jardínquehabíaante lagrancasaymirabanalmundomientrasdescansabanesperandoquelosdiminutosservidoresdelacasalesdijeranquesucomidaestabaapunto.Debéisimaginarosestasenormesfiguras,lamenordeellasdedocemetrosdeestatura, reclinándosesobreunpedazodecéspedque a un hombre corriente le habría parecido un rastrojo de cañas. Uno deellossehabíaincorporadoysequitabalatierradelasenormesbotasconunavigadehierroqueteníaagarradaconunamano,elsegundoseapoyabaenelcodo y el tercero desbastaba un pino, lo cual impregnaba el aire con olor aresina. Iban vestidos, no de tela, pues los trajes interiores eran de sogaentretejida y los vestidos exteriores de alambre de aluminio afelpado. Ibancalzadosdemaderayhierro,ylosgemelos,botonesycinturonesdesustrajeserandeaceroplateado.Lagrancasadeunasolaplantaenquevivían,egipciapor su solidez, era mitad de monstruosos bloques de greda y la otra mitadexcavadaenlarocavivadelacolina.Teníasusbuenostreintametrosdealturavistadesdesufachada,yvistaporsupartetrasera,laschimeneas,lasruedas,las grúas y las techumbres de sus cobertizos de trabajo se destacabanmaravillosamentecontraelcielo.Atravésdeunaventanacirculardelacasasehacíavisibleuncañopordondesevertíaciertometalfundidoalrojoblanco,goteandocontinuamenteengotasregularesparacaerenunreceptáculofueradelalcancedelavista.Aquelsitioestabacercadoysomeramentefortificadoconmonstruosostaludesdetierrareforzadosconacerotantoporencimadelacumbredelacolina,comoabajo,enladepresióndelvalle.Senecesitabaalgode tamaño corriente para poder comparar la escala. El tren que veníaresollando de Sevenoaks, atravesando su campo visual y hundiéndose deinmediato en el túnel, parecía, en comparación con todas aquellas obras, un

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pequeñojugueteautomático.

—NoshanprohibidoelpasoportodosestosbosquesdelapartedeacádeIghtham—dijounodeloschicos—.Yel letreroqueestabaenKnockholt lohantrasladadodedosmillashaciaacá.

—Eslomenosquepodíanhacer—dijoelmásjoven,despuésdeunapausa—.IntentanquitarleargumentosalospretextosdeCaterham.

—Locualnoessuficienteyesdemasiadoparanosotros.

—QuierenaislarnosdelHermanoRedwood.Laúltimavezquefuiaverlo,losletrerosrojossehabíanadelantadoalrededordeunamillaporamboslados.El camino que nos conduce a él por la colina ya no es nada más que unangostovericueto.

Elquehablabasecallóreflexionandoyañadió:

—¿QuélehapasadoanuestroHermanoRedwood?

—¿Porqué?—preguntóelhermanomayor.

Elotrocortóunaramadesupino.

—Estabacomosinoestuviesedeltododespierto.Noparecióescucharloqueyoteníaquedecirle.Ydijoalgode…amor.

Elmásjovengolpeóconsuvigaelbordedelasueladehierroyseechóareír.

—ElHermanoRedwoodsueña—dijo.Nadiehablóduranteunrato.Luegoelhermanomayorrepuso:

—Estemododeencerrarnoscadavezmásnosepuedesoportar.Alfinal,estoysegurodequevanatrazaruncírculoalrededordenuestrasbotasynosdirán que vivamos allí dentro. El hermanomediano barrió con la mano unmontónderamasdepinoycambiódeactitud.

—Lo que hacen ahora no es nada comparado con lo que harán cuandoCaterhamestéenelpoder.

—Si esque llega al poder—dijo el hermanomenor aporreandoel sueloconlaviga.

—¡Llegará!—murmuróelmayormirándoselospies.Elhermanomedianocesódedesmocharlaramadepinoysusmiradassedirigieronalosgrandestaludesquelesprotegíanatodosualrededor.

—Entonces, hermanos —dijo—, nuestra juventud ha terminado, y talcomo nos dijo hace tiempo el Padre Redwood debemos portarnos comohombres.

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—Sí—convinoelhermanomayor—.Pero¿quésignificaeso?¿Quéquieredecir…cuandollegueeldíadelaaflicción?

Miróasuvez,aquellasrudasyextensasindicacionesdeatrincheramientosasualrededor,mirandomásqueaellas,a travésdeellas,porencimadelosmontes,lasmultitudesdelotrolado.Unaideadelmismogéneropasóporlasmentesde los tres:unavisióndegentepequeña lanzándosea laguerra,unainundacióndegentepequeñainagotable,incesante,maligna…

—Sonmuypequeños—dijoelhermanomenor—,perosontanincontablescomolasarenasdelmar.

—Tienen armas… Tienen el armamento que han fabricado nuestrosHermanosdeSunderland.

—Además,hermanos,siexceptuamoslosbichosylospequeñosaccidentesconalgunamalabestia,¿quésabemosnosotrosloqueesmatar?

—Losé—aprobóelhermanomayor—.Ypor todoesto…somos loquesomos. Cuando llegue el día de la aflicción tendremos que hacer lo quedebamos.

Cerró de golpe su cortaplumas—la hoja era larga comounhombre—yutilizósunuevobáculodepinoparalevantarse.Sevolvióhacialainmensidadgrisyachaparradadelacasa.Allevantarse,unrayocarmíneodelsolponientesereflejóenlamallayloscierresdelcuelloyenelmetaltejidodelosbrazos,yalosojosdesuhermanopareciócomosiderepentesehubiesecubiertodesangre…

Al levantarse,el jovengiganteviouna figurillanegradestacándoseen laincandescencia del ocaso, encima del talud que se erguía en lo alto de lacolina.Lasnegrasextremidadeshacíantorpesaspavientos.Algoindescriptibleque había en el modo de gesticular indicaba prisa en la mente del jovengigante,quehizovoltearsutrancadepinoyllenóelvalleconunpotente:

—¡Atención…!Pasaalgo.

Yechóaandarpararecibiryayudarasupadre.

V

Dio la casualidad de que otro joven que no era ningún gigante ibadescargando sus ideas sobre los hijos de Cossar, precisamente al mismotiempo. Procedía del otro lado de las colinas, demás allá de Sevenoaks, yvenía con un amigo suyo. Era éste a quien hablaba. Y a lo largo del setohabíanoídounlastimeropiaryhabíanintervenidoparasalvaratrespavosdelataquedeunpardehormigasgigantes.Fueaquellaaventura loqueinició laconversación.

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—¡Reaccionario!—dijoeljovenalllegaralcampamentodelosCossar—.¿Quiénnoseríareaccionarioanteesto?¡Miraaquelcuadrode terreno,aquelespaciode la tierradeDios,queenotro tiempo fueagradableyhermoso,yahora desgarrado, mancillado, destripado! ¡Esos cobertizos! ¡Aquel granmolino de viento! ¡Aquella monstruosa máquina con ruedas! ¡Aquellosdiques! ¡Mira esos tres monstruos aquí sentados conspirando para llevar acaboalgunatretainfernal!¡Mira…miratodaestatierra!

Suamigoloescrutófijamente.

—HasestadoescuchandoaCaterham—dijo.

—¡Usandolosojos!Mirandounpocohacia lapazyelordendelpasadoqueestamosdejandoatrás.EsterepugnanteAlimentoes laúltimaformaquehaadoptadoeldiablo,empeñadocomosiempreenlaruinadenuestromundo.¡Piensa en lo que debió de ser elmundo antes de nuestra época, lo que eratodavía cuando nuestras madres nos echaron al mundo, y míralo ahora!¡Piensa cómo sonreían antes estas laderas bajo la dorada cosecha, cómo lossetos, llenos de florecillas olorosas, dividían la modesta proporción de estehombrede ladeaquelotro, cómo las rojizasgranjasycortijospunteabanelpaisaje y cómo la voz de las campanas de la iglesia, desde aquel lejanocampanarioquesevedesdeaquí,inundabaelvalleenterotodoslosdomingosen la plegaria dominical!Y ahora, cada año aúnmás que el anterior,más ymáshierbajosmonstruosos,sabandijasmonstruosasyesosgigantesquecreceny crecen por encima de nosotros, extendiéndose por encima de nosotros,chocandocontratodolosutilysagradodenuestromundo…

¡Mira!

Señaló hacia un punto determinado, y los ojos de su amigo siguieron lalíneaindicadaporsudedo.

—¡Unadesushuellas!¿Ves?Haprofundizadocasiunmetro.Esunpeligrolatenteparacaballosyjinetes,unatrampaparaincautos.Hayunrosalsilvestretronchado, la hierba arrancada, una cardencha pisoteada, una acequia degranjerorotayelbordedelcaminohundidoyestropeado.¡Destrucción!Estoesloqueestánhaciendoportodoelmundo,destrozarelordenyladecenciaqueelmundodeloshombreshahecho.Pisotearlotodo.¡Reacción!¿Quéotracosa?

—Pero…reacciónalfin.¿Quépiensashacer?

—¡Acabarlo!—exclamóel jovenprocedentedeOxford—.Antesdequeseademasiadotarde.

—Pero…

—No es imposible —exclamó el joven elevando el tono de la voz—.

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Queremosmano firme, queremos el plan sutil y lamente resolutiva.Hemossidotímidosydébiles,hemosjugueteadoycontemporizadoyelAlimentohaidocreciendomásymás.Y,noobstante,todavía…

Secallóunmomento.

—EsoesunecodeCaterham—dijosuamigo.

—Aún ahora hay esperanzas…, esperanzas abundantes, con tal queestemossegurosdeloquequeremosydeloquenosproponemosdestruir.Lamasadelpuebloestáconnosotros,muchísimomásde loque loestabahaceunosaños.Laleyestáconnosotros,laconstituciónyelordendelasociedad,elespíritudelasreligionesoficiales, lascostumbresyloshábitosdelgénerohumano están con nosotros y en contra del Alimento. ¿Por qué razóndeberíamoscontemporizar?¿Porquérazóntenemosquementir?Aborrecemostodoeso,no loqueremos.¿Porqué,pues, tenemosquesoportarlo?¿Intentasquedarteahígimiendo,enobstrucciónpasiva,ynadamáshastaquenoquedeungranodearenaenelrelojdenuestravida?

Secallódenuevoy,dandomediavuelta,prosiguió:

—¡Mira aquel soto de ortigas allí! ¡En medio de ellas hay hogares…abandonados… donde en otro tiempo las familias de hombres sencillosdejaronquetranscurrieransusvidashonradas…!

Ydespuésdeunabrevepausa,añadiódandomediavueltayseñalandoelsitiodondelosCossarestabanmurmurandootrodesusagravios:

—¡Míralos!Yyoconozcoasupadre,unbruto,unaespeciedebestiaconunvozarrónintolerable,unaespeciedesalvajecaminandopornuestromundo,demasiadomagnánimo, durantemás de treinta años. ¡Un ingeniero! Para éltodo loqueparanosotrosesqueridoysagrado,nada representa. ¡Nada!Lasespléndidas tradiciones de nuestra raza y de nuestro terruño, sus noblesinstituciones,elorden,laampliaylentamarchadeprecedenteenprecedentequehahecholagrandezadenuestropuebloinglésylalibertaddeestasoleadaisla…, todo eso para él son cuentos ociosos, dichos y olvidados. Cualquierpaparruchasobreelfuturovalemásparaélquetodasestascosassagradas…Esesetipodehombrequenovacilaríaenhacerpasarlosramalesdeltranvíasobre la tumbadesumadresicreyeraqueel trayectosalíamásbarato…¡Yaúnpiensasencontemporizar,enbuscaralgunafórmuladecompromisoquetepermitaviviratumodomientrasesa—esamaquinaria—viveenelsuyo!Tedigoquenohay remedio…,nohay remedio. ¡Sería lomismoquehacer untratadoconuntigre!Ellosquierenquelascosasseangrandesymonstruosas…ynosotrosqueremosqueseannormalesyagradables.Olounoolootro.

—Pero¿quépuedeshacertú?

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—¡Mucho! ¡Todo! ¡Suprimir el Alimento! Estos gigantes están todavíadispersos, todavía son inmaduros y se hallan desunidos. Encadenarlos,amordazarlos, silenciarlos.Detenerlos a cualquierprecio. ¡Es sumundoo elnuestro! ¡Acaba con elAlimento! ¡Encarcelar a los que lo fabrican! ¡HaceralgoparapararaCossar!Noparecequerecuerdesquebastaunageneración,una sola generación que aguante y luego… Luego podríamos nivelar esosterraplenes, rellenar sus huellas, quitar esas feísimas sirenas de loscampanarios,destruir todosnuestroscañoneselefantiásicosyvolvernuestrasmiradas otra vez hacia el antiguo orden de cosas, hacia nuestra jugosacivilizaciónantiguaparalaqueestáadaptadaelalmadelhombre.—Esoseríauntremendoesfuerzo.

—Paraunfintremendo.¿Ysinolohacemosasí?¿Noveselpanoramaquenos espera tan claro como la luz del día? Los gigantes irán creciendo ymultiplicándose por todas partes. En todas partes fabricarán y esparcirán elAlimento. La hierba se agigantará en nuestros campos, los hierbajos ennuestros actos y vallados, los bichos en losmatorrales y los ratones en losalbañales.Más, ymás ymás…Esto es sólo el comienzo. Elmundo de losinsectosselevantarácontranosotros,lomismoqueelmundodelasplantas,yhastalosmismospecesdelmarharánembarrancaryzozobrarnuestrosbarcos.Una tremenda vegetación oscurecerá y ocultará nuestras casas, sofocaránuestras iglesias, arruinará y destruirá todo el orden de nuestras ciudades, ynosotrosnoseremosyamásqueunosdébilesbicharracosbajolostalonesdela nueva raza. ¡El género humano se hundirá y se ahogará en sus propiosengendros!¡Ytodopornada!¡Tamaño!¡Simpletamaño!Engrandecimientoydacapo.Estamosbuscandonuestropropiocaminoentre loscomienzosdelanueva era. Y todo lo que hacemos es exclamar: «¡Qué inconveniente…!».Refunfuñamosynohacemosnada.¡No!Levantólamanoyprosiguió:

—¡Dejémosles que hagan lo que tiene que hacer! De acuerdo. Yo soypartidariodelareacción,deunareacciónliberaleintrépida.Amenosquetútambién intentes tomar esteAlimento. ¿Qué otra cosa se puede hacer en elmundo entero? Hemos estado entreteniéndonos con medias tintas durantedemasiadotiempo.Entretenerteconmediastintases tucostumbre, tucírculodeexistencia,tuespacioytiempo.¡Peroyono!¡YoestoycontraelAlimento,contodasmisfuerzasymivoluntadestoycontraelAlimento!

Sevolvióasucompañeroaloírelgruñidodediscrepanciaconqueacogiósuperorata.

—Ytú,¿dóndeestás?

—Esunasuntomuycomplicado…

—¡Oh…! ¡Vas a la deriva!—gritó el joven procedente deOxford,muyacerbadamente, haciendo grandes aspavientos—. Las medias tintas son la

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nada.TienequeserunacosauotraComerodestruir.¡Comerodestruir!¿Quéotracosasepuedehacer?

CAPÍTULOII

LOSAMANTESGIGANTES

I

Pero dio la casualidad de que, en aquellos días en que Caterham estabahaciendo campaña continua los niños del Alimento Estrella, antes de laselecciones generales que, en medio de las circunstancias más trágicas yterribles,debíanllevarsealpoder,aquellaprincesagigante,aquellaSerenísimaAlteza, cuya nutrición en sumás tierna infancia había jugado un papel tanimportanteenlabrillantecarreradeldoctorWinkles,habíallegadoaInglaterradesdeel reinode supadreparaalgomuy importante.Estabaprometida,porrazones de Estado, con cierto príncipe… y la boda tenía que manifestarsecomo un acontecimiento de gran significación internacional. Pero habíansurgidomisteriososaplazamientos.ElRumorylaImaginacióncolaboraronenlahistoriaysedijeronmuchascosas.Huborumoresdequeelpríncipehabíadeclarado que no quería que le tomasen el pelo, por lo menos hasta aquelextremo.Elpueblosimpatizabaconél.Ésteeselaspectomásimportantedelasunto.

Ahorabien,porextrañoqueparezca,esunhechoquelaprincesagiganteignoraba en absoluto la existencia de otros gigantes, hasta que llegó aInglaterra. Había vivido en un mundo donde el tacto constituye casi unapasión, y la reserva, la atmósfera en que se vive. Le habían ocultado estehecho, la habían aislado de la vista e incluso de la sospecha de toda formagigantescahastaquesecumplieralafechaseñaladaparasuviajeaInglaterra.HastaquevioalhijodeRedwoodnotuvolamenorideadequehubieraenelmundootrogigante.

Enel reinodelpadrede laprincesahabíagrandesaltiplaniciesyermasymontañas baldías donde ella se había acostumbrado a vagar libremente. Legustabalasalidaylapuestadelsolytodoelgranespectáculodelfirmamento,peroalhallarseentreunpuebloantañotandemocráticoytanvehementementelealcomoelinglés,sulibertadquedómuyrestringida.Lagenteacudíaaverlaencarricoches,entrenesdeexcursión,enmultitudesorganizadas.Millaresdepersonasrecorrieronlargasdistanciasenbicicletaparapodercontemplarla,ylaprincesateníaquelevantarsemuytempranosiqueríapoderpasearenpaz.Eraaúnmuycercadel albaaqueldíaenqueel jovenRedwoodseencontró

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conella.

El Gran Parque contiguo al palacio donde ella vivía se extendía en unalongituddemásdeveintemillashaciaeloesteyelsur.Loscastañosdesusavenidassealzabanporencimadelacabezadelaprincesa.Cadaunodeloscastañosalpasarellapordelanteparecíaofrecerleunariquezamásabundantedefloresqueelárbolanterior.Duranteunbuenratoseconformóconlavistayelolordeloscapullos,peroalfinalquedóvencidaportantosofrecimientosysepuso a coger tantas floresqueno sedio cuentade lapresenciadel jovenRedwoodhastaqueésteestuvomuycerca.

Ellaseguíaandandoporentreloscastaños,conelamantequeledeparabael destino acercándose cada vez más, imprevisto, insospechado. Metió lasmanospor entre las ramas,quebrándolasy reuniéndolas enun ramo.Estabasolaenelmundo.Entonces…

Levantólavistayenelactoseencontróconsupareja.

Necesitamosahoraponernuestraimaginaciónenlaestaturadeélparaverla belleza que él vio. Aquella inaccesible grandiosidad que impide nuestrainmediata simpatía hacia ella, no existía para él. Allí había una graciosamuchacha,laprimerapersonaquepodíaparecerleunaparejaadecuada.

Ágil y esbelta, ligeramente vestida, con la fresca brisa matutinamoldeándolelossutilesplieguesdelaropasobrelaslíneassuavesyfirmesdesusformas,yconunagranmasadefloridosramosdecastañoensusmanos.El escote de su traje dejaba ver la blancura de su garganta y una suaveredondez sombreada que se perdía de vista hacia los hombros. La brisa lehabíadescompuestounashebrasdesuscabelloscastañosconribetesrojizos,que le rozaban la mejilla. Tenía los ojos azules y grandes, y sus labiosdescansabanenlapromesadeunasonrisa…mientrasestirabaelcuerpoentrelasramas.

Lajovensevolvióhaciaelreciénllegadoconsobresalto,lovioyduranteunosmomentospermanecieron losdosmirándose.Para ella, lapresenciadeaquel joven fue tan asombrosa, tan increíble, que durante unos instantes almenosllegóaserterrible.Élseacercóconlaprofundasorpresacausadaporunaapariciónsobrenatural;rompíatodaslasleyesestablecidasenelmundodeella. Era el joven entonces un muchacho de veintiún años, esbelto, con lamismatezmorenaylamismagravedaddesupadre.Ibavestidoconropasdesobrio y blando cuero, muy bien cortadas, que le daban un aspecto muygallardo. Llevaba la cabeza descubierta en toda ocasión. Quedaroncontemplándose;ellaincrédulamenteasombradayélconsucorazónlatiendodesacompasadamente.Fueunmomentosinpreludio,elencuentrocardinaldesusvidas.

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Paraéllasorpresafuemenor.Lahabíaestadobuscandoy,noobstante,sucorazónlatíacongranrapidez.Seacercóaella,despacio,conlosojosfijosensusemblante.

—Túereslaprincesa—dijo—.Mipadremelohadicho.EreslaprincesaaqueledieronelAlimentodelosDioses.

—Soylaprincesa,sí—dijoella,conlosojosabiertosdeasombro—.Pero¿túquiéneres?

—SoyelhijodeldescubridordelAlimentodelosDioses.

—¿ElAlimentodelosDioses?

—Sí,elAlimentodelosDioses.

—Pero…

Susemblanteexpresabaunaperplejidadinfinita.

—¿Quéeseso…?Nocomprendo.¿ElAlimentodelosDioses?

—¿Nohasoídohablardeél?

—¿Del Alimento de los Dioses? ¡No!—La princesa se puso a temblarviolentamente.El colorhuyóde su rostro—.Nosénada—dijo—.¿Quieresdecir…?

—¿Nolosabías?—repitióél.

Yellacontestóconasombroporeldescubrimiento:

—¡No!

El mundo entero y todo el significado del mundo estaba sufriendo uncambioparaella.Unaramadecastañosedeslizódesumano.

—¿Quieres decir que hay otros gigantes en el mundo? —repitióestúpidamente—.¿Quéalgunaclasedealimento…?

Élseconvenciódelasinceridaddelasombrodelajoven.

—Pero ¿no sabes nada? —exclamó—. ¿Nunca has oído hablar denosotros? ¿Tú, precisamente, a quien el Alimento ha hecho semejante anosotros?

Todavíaasomabaelterrorenlosojosquelomiraban.

—No—susurró.

Le pareció que iba a echarse a llorar o a desmayarse. Luego, en unmomentovolvió a cobrar el dominiode símismay se encontró hablandoypensandocontodaclaridad.

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—Todo esto me lo han ocultado —dijo—. Es como un sueño… Hesoñado… He soñado cosas así. Pero al despertar… ¡No! ¡Dime! ¡Dime!¿Quién eres? ¿Qué es eseAlimento de losDioses?Explícamelo despacio yconclaridad.¿Porquémehanocultadoquenoestabasola?

II

—Explícamelo—repitió.

Y el joven Redwood, trémulo y excitado, empezó a explicarle, de unamaneramuypobreyconvozentrecortadaalprincipio,lodelAlimentodelosDiosesydelosgigantesdispersosporelmundo.

Os podéis figurar a los dos, ruborizados, sobresaltados, dándose cuentarecíprocamentedelsignificadodeloquedecíaelinterlocutoratravésdefrasesentrecortadas, entendidas a medias y pronunciadas, también a medias, derepeticiones,deperplejidades,deinterrupciones,denuevospuntosdepartidaenlaconversación…charlaenlaqueelladespertódelaignoranciadesuvida.Y muy lentamente se aclaró en su mente la idea de que no era ningunaexcepcióndentrodelordendelahumanidad,sinounejemplardeunadispersahermandad cuyos componentes habían comido el Alimento y se habíandesarrolladohastarebasarloslímitesreducidosdelagentequevivíabajosusplantas. El joven Redwood habló de su padre, de Cossar, de los Hermanosesparcidosporelpaís,de lagranauroradeamplísimosignificadoaparecidaporfinenlahistoriadelmundo.

—Estamosenelprincipiodelprincipio—afirmóRedwood—.EstemundodeellosessóloelpreludiodelmundoqueproduciráelAlimento…

«Mipadrecree,yyotambién,quevendráeldíaenquelapequeñezhabrádesaparecido por completo entre los hombres, en que los gigantes podrán irlibremente por esta tierra —su tierra— haciendo cosas cada vez másgrandiosasymásespléndidas.Peroesto…esoestáaúnporvenir.Nosomosnisiquiera la primera generación de este nuevo mundo… somos sólo losprimerosexperimentos.

—¡Yo no sabía nada de todo eso!—afirmó ella—. A veces me parececomosihubiéramos llegadodemasiadopronto.Peroalguien teníaqueserelprimero,supongo.

Sin embargo, elmundono estabapreparadoparanuestra llegaday ladetodas estas grandes pequeñeces que toman su grandeza del Alimento. Hahabido equivocaciones, ha habido conflictos. Los hombres pequeñosaborrecennuestraraza…

«Son crueles con nosotros precisamente porque son tan pequeños… Ytambiénporquenuestrospiespesanmuchosobretodoaquelloqueconstituye

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sus vidas. Pero, sea como sea, actualmente nos odian, no nos quieren niquierensabernadadenosotros…sólosipudiéramosencogernosyvolveraltamañocorrienteempezaríanaperdonarnos…

«Sesientenfelicesencasasquenosonmásqueceldas,susciudadessondemasiado pequeñas para nosotros; andamos con grandes dificultades ypadecimientoporsusestrechoscaminos;nopodemosasistirasusiglesias…

«Podemos ver por encima de sus tapias y de sus muros; miramosinadvertidamenteporsusventanasmásaltas;atisbamossuscostumbres;ysusleyesnosonotracosasinounaredalrededordenuestrospies…

«Cadavezquetropezamossearmaunagriteríadeespanto,cadavezqueporerrorsalimosdeloslímitesquenoshanasignado,oqueestiramosbrazosopiernasoqueefectuamosalgunaacciónespaciosa…

«Nuestrospasosnormalessonparaelloscarrerasespeluznantes,ytodoloque ellos consideran grandioso omaravilloso, para nosotros no esmás quejuego demuñecas. Sumezquindad en elmétodo, unida a sus aparatos y suimaginación, obstaculiza y destruye nuestra potencia.No haymáquinas quepuedan aplicarse a la potencia de nuestrasmanos, ni nada que nos ayude aajustarnuestrasnecesidades.Mantienennuestragrandezaenservidumbrepormediodemillaresdelazosinvisibles.Hombreporhombre,somosnosotroslosmás fuertes, cien veces más, pero estamos desarmados; nuestra mismagrandezanoshacesusdeudores;reclamancomosuyalamismatierrasobrelaqueestamos;nostasannuestrosrequerimientosenalimentoyviviendayportodas estas cosas debemos trabajar con las herramientas que esos enanospuedanfabricarnos…

«Ypara satisfacer sus caprichosde enano…«Nosacorralande todas lasmanerasimaginables.Hastaparavivirhayquecruzarsuslímites.Hastaparavenir a encontrarte hoy aquí he necesitado rebasarlos. Todo lo que esrazonable y deseable en la vida lo ponen fuera de nuestro alcance. Nopodemosiralasciudades,nopodemoscruzarlospuentes,nopodemospisarsuscamposaradosniloscotosdecazaenqueellosmatan.Estoyseparadoyaisladode todosnuestrosHermanos, excepto los treshijosdeCossar, y aunporesteladoelpasajeseestrechadíaadía.Hastasepodríapensarqueestánbuscandolaocasióndepoderhacercualquiermaldadcontranosotros.

—Perosomosfuertes—dijoella.

—Tendríamosqueserfuertes,sí.Tenemoslasensación,todosnosotros…ypiensoque tú tambiéndebes sentirla…deque tenemosungranpoder, ungran poder para hacer grandes cosas, un poder insurgente en nosotros. Peroantesdequepodamoshacernada…

Hizoconlamanounademáncomodebarreralgo.

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—Aunquecreíqueyoestabasolaenelmundo—dijoelladespuésdeunapausa—,hepensadoenestascosas.Siempremehanenseñadoque lafuerzaeracasiunpecado,queeramejorserpequeñoquegrande,que todareligiónverdaderaseproponíacobijaraldébilypequeño,alentaraldébilyalpequeño,ayudarleamultiplicarsecadavezmáshastaquefinalmenteseveanobligadosasubirselosunosencimadelosotros,yasacrificartodanuestrafuerzaensucausa.Pero…siemprehedudadodelaverdaddeloquemeenseñaban.

—Estavida—dijoél—,nuestroscuerpos,nohandeperecer.

—–No.

—Ni vivir en la futilidad. Pero si no queremos hacerlo, todos nuestrosHermanos encuentran claro que debe producirse un conflicto.Yo no sé quéconflictoestáapuntodesuscitarseantesdeque lagentepequeña tolerequevivamos tal comonecesitamosvivir.Todos nuestrosHermanos hanpensadoenello.Cossar,dequientehehablado,tambiénhapensadoenello.

—Ellossonmuypequeñosymuydébiles.

—Enciertomodo.Peroyasabesquetodoslosmediosdemuerteestánensusmanos,fabricadosporsusmanos.Durantecentenaresdemillaresdeañosesosenanoscuyomundohemosinvadidohanestadoaprendiendoelmododematarse unos a otros. Sonmuyhábiles en eso.Y en otrasmuchas cosas.Y,además, saben engañar y cambiar súbitamente… No sé… Que venga elconflictoyverás.Túquizáseasdiferentedenosotros.Paranosotrosesseguroque el conflicto tiene que estallar… eso que ellos llaman Guerra. Ya losabemos. Y hasta cierto punto nos preparamos para cuando llegue. Pero¿sabes…?¡Esagentepequeña…!Nosotrosnosabemosmatar,niganas…

—¡Mira!—interrumpióella.

El joven Redwood oyó un bocinazo. Volvió la cabeza en la direcciónindicadaporlosojosdeellayseencontróconunautomóvilamarillo,conunconductor que llevaba anteojos ahumados de motorista y unos pasajerosabrigadosconpieles,agraviadosyresentidosasusplantas.Retiródepieyelartilugio,contresairadosbufidos,reanudósucarrerahacialaciudad.

—¡Obstruyendolacarretera!—gritóunodelosocupantes.

Luegoalguiendijo:

—¡Mira! ¿Has visto? ¡Allí está la monstruosa princesa, más allá de laarboleda!—Ytodoslosrostroscongafassefijaronenella.

—¡Yatelodije!—exclamóotro—.Esonova…

—Todo esto —dijo la princesa— es más asombroso de lo que pudieraexpresarconpalabras.

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—Peroesodequenotelohayandicho…—empezóadecirél,ydejólafraseincompleta…

—Hasta que te he encontrado vivía en unmundo donde yo era la únicagrande. Me había hecho una vida… para esto. Yo creía ser la víctima dealguna extraña aberración de la naturaleza. Y ahora mí mundo se haderrumbado en media hora y percibo otro mundo, otras condiciones deexistencia,posibilidades,muchomásamplias…camaradería…

—¡Camaradería!—repitióél.

—Quieroquemeexpliquesmáscosasaún,muchísimasmáscosas.Porqueestopasapormimentecomosifuerauncuento.Hastatú…Talvezdentrodeundíaodevariosdías,creeréenti.Ahora…Ahoraestoysoñando…¿Oyes?

La primera campanada del reloj de las salas del palacio, allá a lo lejos,habíallegadohastaellos.Contaronmaquinalmente:«siete».

—Éstadebieraserlahorademiregreso—dijoella—.Metraeránelcaféala saladondeduermo.Lospequeños servidores—nopuedes imaginarte conqué gravedad se comportan— estarán andando de un lado para otrocumpliendo con sus deberes. «Se quedarán perplejos… Pero quiero hablarcontigo.Reflexionó.

—Perotambiénquieropensarunpoco.Ahoraquieropensarasolasenestecambioenlascosas,olvidarmiantiguasoledadypensarentiyenesosotrosqueformanpartedemimundo…Tengoqueirme.Hedevolverahoramismoal castillo. Mañana, apenas apunte la aurora, volveré… aquí. —Estaréesperándote.

—Todoeldíaestarésoñandoconestenuevomundoquetúmehasdicho.Inclusoahoramismo,apenaspuedocreer…

Diounpasoatrásylomiródearribaaabajo.Susojosseencontraronysequedaronmirándoseduranteunmomento.

—Sí—dijoella,conunarisitaqueeramitadsollozo—.Eresverdadero…¡Peroesmuymaravilloso!¿Creesquedeveras…?¿Ysimañana,alvolver,meencontraraqueeresunpigmeocomolosdemás…?Tengoquepensarlo.Así,pues,porhoy…

Letendiólamano,yporprimeravezsetocaron.Susmanosseestrecharonfuertementeysusmiradasseencontraron.

—¡Adiós!—dijoella—.¡Adiós!¡Adiós,hermanogigante!

Él vaciló, presa de una emoción indecible, y por fin contestósencillamente:

—¡Adiós!

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Durante un rato permanecieron con las manos cogidas, examinándosemutuamente.Despuésde separarse, ella se volvióparamirarlo varias veces,dubitativamente,mientrasélpermanecía inmóvilenelmismositiodondesehabíanencontrado…

LajovenentróenelgranpatiodelPalaciocomounasonámbula,conunagranramadecastañoenlamano.

III

Losdosvolvieronaencontrarsecatorcevecesantesdelprincipiodel fin.SeencontraronenelGranParque,oenlosaltozanos,oentrelascañadasdelos eriales cubiertos de brezos, surcados por polvorientos vericuetos yencuadradosporoscurospinaresqueseextendíanhaciaelsudoeste.Dosvecesse encontraron en la gran avenida de castaños y cinco veces cerca del granlagoqueelrey,elabuelodeella,habíahechoconstruirallí.Habíaciertositiodonde un gran prado muy bien cuidado, plantado de altas coníferas, seinclinabagraciosamentehastaelbordedelagua,yallásesentabaellayélseechaba a su ladomirándole el rostroyhablando, contándole todas las cosasquehabíanocurridoyexplicándole laclasede trabajoquesupadre lehabíaasignado,yelgrandeyespaciosoensueñodeloquelosgigantesseríanalgúndía.Generalmenteseencontrabanaldespuntarelalba,peroenunaocasiónseencontraron por la tarde, viéndose cercados por una verdadera multitud deimpertinentes que estaban más o menos ocultos a la escucha: ciclistas ypeatonesatisbandoporentrelasmatasylosarbustos,haciendocrujirlashojassecas de los bosques (con el mismo rumor que hacen los gorriones en losparques deLondres), deslizándose en lanchas por el lago para conseguir unmejorpuntodevistaeintentandollegarmáscercadeellosparaoírloquesedecían.

Fuelaprimeraindicacióndelenormeinterésqueelpueblotomabaensusencuentros. Y en una ocasión —era la séptima vez y aquello precipitó elescándalo—seencontraronenelrumorosoerial,bajolaclaraluzdelalunaysepusieronahablarenvozbaja,porquelanocheeraquietaytibia.

Muy pronto dejaron de preocuparse de que en ellos y por ellos estabatomando cuerpo un nuevo mundo de gigantismo sobre la tierra o de laperspectiva de una gran lucha entre grandes y pequeños en la que estabandestinados a participar, y pasaron a intereses a la vez más personales yamplios.Cadavezqueseencontrabanysehablabanysemiraban,brotabaunpocomás fuera del subconsciente el hecho de que había algo que corría enmediodeellosyleshacíacogersedelasmanos.Yalpocotiempodieronconlaspalabrasapropiadasyseencontraronsiendonovios,elAdány laEvadeuna nueva raza en el mundo. Juntos penetraron en el maravilloso valle delamor,ensusprofundosyapaciblesrincones.Elmundocambióasualrededor

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a medida que cambiaba su modo de ser, hasta que pronto se hubotransformado,comosidijéramos,enuntabernáculoquesehacíamásbelloencadaunodesusencuentros,ylasestrellasyanofueronmásquefloresdeluzbajolospiesdesuamor,ylaaurorayelocaso,cortinajesdecolores.Cesarondeserpersonasdecarneyhuesoelunoparaelotro,yhastaparasímismos;pasaron a ser una estructura corpórea de ternura y deseo. Primero seexpresaronensusurrosyluegoensilencio,yseatrajeronmásestrechamenteysecontemplaronlosrostrosbañadosporeljuegodesombrasylucesformadoporlalunabajoelarcoinfinitodelfirmamento.Ylosinmóvilesynegruzcospinospermanecieronjuntoaelloscomocentinelas.

Losrítmicospasosdeltiemposeacallaronenelsilencioylesparecióqueel Universo quedaba inmóvil en suspenso. Sólo oían los latidos de suscorazones.Lesparecióestarviviendojuntosenunmundoenelquenoexistíalamuerte,yasíeraenrealidadparaellosentonces.Lesparecióqueresonabatal cúmulo de ocultos esplendores en el mismo corazón de las cosas comonadiehabíapodidopercibirhastaentonces.Hastapara lasalmaspequeñasymezquinas, el amor es la revelación de todos los esplendores. Y ellos eranunos enamorados gigantes que se habían nutrido con el Alimento de losDioses…

Podéis imaginaroslageneralconsternacióncuandollegóasabersequelaprincesaqueestabaprometidaalpríncipe,¡SuAltezaSerenísima,consangrereal en sus venas!, se encontraba —con frecuencia— con el vástagohipertrofiado de un ordinario profesor de química, sin rango, posición nifortuna, y que conversaba con él como si no existieran los reyes ni lospríncipes,niorden,nisentidocomún…comosinohubiesenadamás,enfin,—queGigantesyPigmeospoblandoelmundo;hablabaconél,y, loqueerabiencierto,loconsiderabasunovio.

—¡Si loschicosde losperiódicosseenteran!—exclamaba,boquiabierto,SirArthurPoodleBootlick.

—Yohedicho—susurróelancianoobispodeFrumps.

—Hay una nueva historia —decía el primer lacayo, mordisqueando elsobrantedelospostres—.Porloquehepodidosaber,laprincesagigante…

Y la señora encargada de la papelería que hay al lado de la entradaprincipal del Palacio, donde los norteamericanos de poca categoría obtienensusbilletesparaunavisitaoficial,repetía:

—Mehandichoque…

Yentonces:«Picaroon»dijoen la revistaGossip:—Estamosplenamenteautorizadosparanegar…

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Yasítodalahistoriasehizopública.

IV

—Dicenquetenemosquesepararnos—explicólaprincesaasuamante.

—Pero¿porqué?—exclamóél—.¿Quénueva sandez se lehametidoaesagenteenlacabeza?

—¿Sabesqueamarme…esundelitodealtatraición?—preguntóella.

—Querida mía —exclamó él—, ¿y eso qué importa? ¿Qué derecho nisombra de razón tienen sobre nosotros…? Y sus traiciones y sus lealtades,¿quésonparanosotros?

—Yalosabrás…Figúratequesemepresentóelhombrecillomásraroqueimaginartepuedas,conunavozsuaveyhermosamentemodulada,unpequeñocaballerodemovimientosexquisitos,queentróenmihabitaciónunpocodelado, como un gato, y que cada vez que tenía algo interesante que decirlevantaba lamanoponiéndola así.Es calvo, pero no del todo, su nariz y surostrosonunascositasrechonchasyrosaditas,yllevalabarbamuycuidadayen punta, de un modo precioso. A veces pretendió demostrarme que laemoción leembargabaehizoquesusojossepusieranbrillantes.Tienesquesaberquesetratadeunamigoincondicionaldelafamiliareinanteyquemellamósuqueridadamita,yestuvosimpatiquísimodesdeelprincipio.

«—Miqueridadamita—dijo—,yasabeustedquenodebe…

—Estovariasveces,yluego—:Ustedtieneeldeber…

—¿Dóndefabricanaesoshombres?

—Parecíaquelegustabasercomoes.

—Noveoporqué.

—Esmuyciertoquehayalgo…

—¿Quieresdecirque…?

—Quiero decir que, sin saberlo, hemos estado pisoteando los sagradosconceptos de la gente pequeña. Nosotros, los que somos de sangre real,formamos una clase aparte. Somos prisioneros dorados, juguetesprofesionales.Porellopagamoselpreciodeperder…nuestramáselementallibertad.Yyoteníaquehabermecasadoconaquelpríncipe…Nosabesnadadeél,claro.Esunpríncipepigmeo.Pocoimportaél…Parecequeestohabríaestrechado los lazos entre su país y el mío. Y aquel país también sacaríaprovecho.¡Imagínate…!¡Estrecharloslazos!

—¿Yahora?

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—Quierenquecontinúecomositalcosa…Comosinohubieranadaentrenosotros…

—¡Nada!

—Sí.Peroestonoestodo.Dijo…

—¿Quién?¿TuespecialistaenTacto?

—Sí.Dijoqueseríamejorparati,queseríamejorparatodoslosgigantes,sinosotrosdos…nosabstuviéramosdeconversar.Asífuecomolodijo.

—Pero¿quépuedenofreceracambio?

—Dijoquetepodríaconcederlalibertad.

—¿Amí?

—Dijo,acentuándolomucho:

«—Miqueridadamita,seríamejor,seríamuchomásdigno,queustedesseseparasenvoluntariamente.

«Estofueloquedijoacentuandolode“voluntariamente”.

—¡Pero…!¿Quélesimportaaesosdesgraciadosenanossinosamamosononosamamos?¿Quétienenqueverellosysumundoconnosotros?

—Ellosnolocreenasí.

—Porsupuestoquetúnolehabráshechoelmenorcaso.

—Mepareceunasolemnetontería.

—¡Quesusleyestenganqueaherrojarnos!¡Queenlaprimaveradelavidatengamos que someternos a sus antiguos compromisos, a sus insulsasinstituciones!¡Oh,noleshagamoscaso!

—Yosoytuya.Hastaaquí…estoycontigo.

—¿Hastaaquí?¿Noesestotodo?

—Peroesqueellos…siquierensepararnos…

—¿Yquépuedenhacer?

—Nolosé.¿Quépodránhacer?

—¿Yaquiénpuedeimportarloqueellospuedanoquieranhacer?Yosoytuyoy túeresmía.¿Quéhaymásalládeesto?Yosoy tuyoy túeresmía…parasiempre.¿Creesquevoyadetenermeantesusminúsculos reglamentos,susprohibiciones,suscanelonesencarnados?¿Creesquevoyaapartarmedeti?

—Sí;pero¿quépuedenhacerellos?

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—Quieresdecir¿quévamosahacernosotros?

—Sí.

—¿Nosotros?Puescontinuarasí.

—Pero¿ysibuscanlamaneradeimpedirlo?

Él cerró los puños y miró a su alrededor como si la gente pequeñaestuviese ya llegando para ponerles trabas. Luego se apartó un poco y sequedócontemplandoelmundoquelerodeaba.

—Sí—dijo—.Tupreguntahasidoacertada.¿Quépuedenhacerellos?

—Aquíenestepequeñopaís—dijoella.

Élparecíainspeccionarlotodo.

—Estánportodaspartes.

—Peropodríamos…

—¿Qué?

—Podríamos irnos. Podríamos cruzar a nado losmares.Más allá de losmares…

—Noheestadonuncamásalládelosmares.

—Allíhayunasgrandesydesoladasmontañasentrelascualesnosotrosnopareceríamossinoserespequeños,vallesdesiertosyremotos,lagosocultosyaltiplaniciesceñidasdenievenuncaholladasporpieshumanos.Allí…

—Peroparallegarallídeberíamosabrirnospasoluchandocontramillonesdesereshumanos.

—Esnuestraúnica esperanza.En esta tierra tanpobladanohayningunafortaleza,ningún refugio. ¿Quésitiopuedehaberparanosotrosenmediodeestas multitudes? Los que son pequeños se pueden esconder, pero ¿dóndevamosa escondernosnosotros?Nohabría sitiodondepudiéramoscomer, nisitiodondepudiéramosdormir.Sihuyéramos…nosseguiríanlospasosnocheydía.

AljovenRedwoodseleocurrióunaidea.

—Todavíahayunsitioenestaisla.

—¿Dónde?

—EllugarquehanconstruidonuestrosHermanos,másalládeestoqueseve.Hanconstruidograndestaludesalrededordesucasa,alnorte,alsur,alesteyaloeste;hancavadoprofundospozosyrefugiossecretos,einclusoahora…Uno de ellos vino a visitarme recientemente yme habló…Yo no le presté

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muchaatencióna loquemedijoentonces.Peromehablódearmas.Pudieraserqueallí…encontráramosrefugio…

«HacemuchosdíasquenohevistoanuestrosHermanos…—prosiguió,luegodeunapausa—.¡Caramba!¡Estuvesoñandoyloshetenidoolvidados!Han pasado los días y no he hecho otra cosa sino pensar en ti… Debohablarles y explicarles todo lo que se cierne sobre nosotros. Si quierenayudarnos, pueden hacerlo. ¡Entonces sí que podremos abrigar esperanzas!Ignoro si su vivienda es muy fuerte, pero indudablemente Cossar la habráconstruidosólida…Antesdetodoesto,antesdequeteencontrara,ahorameacuerdo,habíaunlíoenperspectiva.Habíaunaelección,queescomolagentepequeña soluciona las cosas contando personas… Ya debe de haberterminado…Seprofirieronamenazascontranuestraraza,esdecir,contratodanuestraraza,exceptotú.TengoqueiraveranuestrosHermanos.Tengoqueexplicarles todo lo que ha ocurrido entre nosotros, y todo lo que ahora nosamenaza.

V

Eljovennoacudióalasiguientecitasinodespuésqueellahuboaguardadounbuenrato.Teníanqueencontrarseamediodíaenungranespaciodelparquesituado en la curva del río, y mientras ella lo estaba esperando, mirandosiemprehaciaelsur,resguardándosedelaluzconlamanocomopantalla,sedio cuenta de que todo estaba muy quieto, de que en realidad estabasospechosamentequieto.Y luegopercibióque,apesarde loavanzadode lahora, su habitual cortejo de espías voluntarios no había comparecido. Ni aderechaniaizquierda,adespechodeescrutarlobien,aparecíanadiealavista,y ni un solo bote se divisaba sobre la plateada curva del Támesis. Intentóencontrarunmotivoqueexplicaseaquellaextrañaquietud…

Luego,yaquellofueparaellaungratísimodescubrimiento,divisóaljovenRedwoodenlalejanía,enunclaroquedejabalaarboledaqueponíaunlímiteasuperspectiva.

Inmediatamente los árboles lo ocultaron, pero en seguida apareció porentreellosaplenavista.Laprincesapudodarsecuentadequehabíaalgoraro,yvioqueélseapresurabadeunmodonadahabitualenélyquecojeaba.Hizoun gesto y ella se le acercó. El semblante de él se le hizo más preciso, yentoncesvioconinfinitazozobraquehacíaunamuecaacadapaso.

Echó a correr hacia él, lamente llena de preguntas y sintiendo un vagotemor.Redwoodseleacercóyhablósinsaludarlapreviamente:

—¡Tenemosquesepararnos!—dijojadeando.

—¡No!—gritóella—.¿Porqué?¿Quésucede?

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—¡Sinonosseparamos,seráahora!

—¿Quésucede?

—Yo no quiero separarme de ti… Sólo que… —Se interrumpióbruscamenteparapreguntaralajoven—:¿Notesepararásdemí?

Antelobruscodeaquellapregunta,lajovenlomiróconfijezaycontestóconangustia:

—¿Quéhasucedido?—lointerrogó.

—¿Niporuntiempo?

—¿Cuánto?

—Añosquizá.

—¡Separarnos!¡No!

—¿Haspensadoenello?—insistióél.

—Noquieroquenosseparemos.—Lecogiólamanoyañadió—:Aunquesignificaralamuerteahora,notedejaríair.

—¡Aunque significara la muerte! —repitió él, y ella sintió una fuertepresiónenlosdedos.

Redwoodmiróasualrededor,comositemieraverllegarlagentepequeñamientrashablaba.Yluegodijo:

—Puedesignificarlamuerte.

—Explícamelo—dijoella.

—Intentaronimpedirmivenida.

—¿Cómo?

—Alsalirdemi taller,donde fabricoelAlimentode losDiosespara losCossar, que lo almacenan en su campamento,me encontré con un pequeñooficialdepolicía—unhombrecillovestidodeazul,conguantesblancosmuylimpios—quemehizoademándequemedetuviera.

»—Nosepuedepasarporaquí—medijo.

»Yonopenséqueaquellosignificaranadaenparticular;dilavueltahaciaponiente,pordondepasaotracarretera,yallíhabíaotrooficial.

»—No se puede pasar por esta carretera—dijo. Y añadió—: ¡Todas lascarreterasestáncerradas!

—¿Ydespués?

—Discutíunpococonél.

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»—Sonvíaspúblicas—repliqué.

»—Asíes—contestóél—,yustedlashaceintransitablesparaelpúblico.

»—Muybien—repuseyo—,iréacampotraviesa.

»Yentoncessalieronotrospolicíasdedetrásdelossetos,diciendo:

»—Estoscampossondepropiedadprivada.

»—¡Alcuernoconvuestraspropiedadespúblicasyprivadas!—ledije—.Voyaveramiprincesa.

»Locogíconmuchocuidado—élgritabaypataleaba—yloapartédemicamino.Alcabodeunminutotodosloscamposamialrededorparecíanhabercobrado vida con lamultitud de hombres que corrían. Vi a unomontado acaballo, galopando a mi lado, que me leía algo a los gritos mientrasgalopaba… Cuando hubo terminado, dio media vuelta y se alejó de mí agalopeyconlacabezabaja.Nopudeentenderlo.Yentoncesamiespaldaoíelchasquidodefusiles.

—¡Defusiles!

—De fusiles… Igual que cuando disparan contra los ratones. Esas balasvolaronpor el aire conun ruido como si rasgaran algo, y unamedio en lapierna.

—¿Ytú…?

—Vineaquíabuscarte,ylosdejécorriendo,gritandoydisparandodetrásdemí.Yahora…

—Ahora,¿qué?

—Es sólo el comienzo.Quieren que nos separemos.Ahoramismo estántodavíapersiguiéndome.

—Perononossepararemos.

—No.Pero si no nos separamos… tendrás que venir conmigo a casa denuestrosHermanos.

—¿Pordóndeseva?—preguntóella.

—Hacia el este. Por allí es donde aparecerán mis perseguidores. Porconsiguiente, debemos ir por esta otra parte, por esta avenida de árboles.Déjamequepasedelante,porsinosestánesperando…

Diounpasoadelante,peroellalehabíacogidodelbrazo.

—¡No!—exclamó—.Yoiréatulado,sosteniéndote.Soydesangrerealy,por lo tanto, sagrada. Si te tengo cogido en mis brazos, ¡y ojalá Dios

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permitieraquepudiesevolarconmisbrazosalrededordetucuello!,puedeserquenodisparencontrati…

Loaferródelhombro,apretándosecontraélmientrashablaba.

—Puedeserquenodisparencontrati—repitióellay,consúbitapasión,eljovenlacogióensusbrazosylabesóenlamejilla.Latuvoasícogidaduranteunrato.

—Aunquesignifiquelamuerte—susurróella.

Despuéslepasólasmanosporelcuelloyacercósucaraaladeél.

—Amadomío,bésameunavezmás.

Éllaatrajohaciasí.Silenciosamentesebesaronenloslabios,yduranteunmomentopermanecieronabrazados.Luego,cogidosdelamano,yprocurandomantenerse muy juntos, echaron a andar para ver si por casualidad podíanllegar al campamento de refugio que los hijos deCossar habían construido,antesdequelesalcanzaransusperseguidores.

Yalcruzarlosgrandesclarosdelparquedetrásdelcastillo,salieronunoscuantosjinetesgalopandodeentrelosárboles,intentandovanamentecorrerala par con las zancadas gigantescas que daban ellos dos. Inmediatamente,frenteaellos,surgieronunoshombresarmadosconfusiles.Envistadeello,aunque él intentó seguir adelante, dispuesto a luchar y a abrirse paso a lafuerza,ellalehizotorcerhaciaelsur.

Alhuirenestanuevadirección,unproyectilpasósilbandoporencimadesuscabezas.

CAPÍTULOIII

ELJOVENCADDLESENLONDRES

I

Por entero ignorante del curso de los acontecimientos, ignorante de lasleyesqueestabanacorralandoasusHermanosyaélmismo,ignoranteinclusode laexistenciadeotro semejante sobre la fazde la tierra, el jovenCaddleseligióaquellosmomentosparasalirdesucanteradepizarrayverelmundo.Susmeditaciones locondujeron finalmenteaestadeterminación.NoobteníarespuestaaningunadesuspreguntasenCheasingEyebright;elnuevovicarioera aúnmenos lúcidoque el anterior, y el enigmade su trabajo insustancialllegóaalcanzardimensionesdeverdaderaexasperación.

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«¿Por qué razón tengo que trabajar en esta cantera día tras día? —sepreguntaba—.¿Porquérazónpuedoandarsólodentrodeciertoslímitesymesonnegadas todas lasmaravillasdelmundodemásallá?¿Quéhehechoyoparamerecer esta condena?».Y un día se levantó, irguió la espalda y dijo,dandounavoz:—¡No…!

»Noquiero—agregó.Luego,indignado,maldijoalacantera.Disponiendodepocaspalabras,buscóelmododeexpresarsusideasenacciones.Cogióunavagoneta a medio llenar, y levantándola, la arrojó con fuerza contra otra.Luegocogióunahileraenteradevagonetasylasenviórodandocuestaabajo.Lanzó enmediode ellas ungranpeñascode pizarra que las hizopolvoy acontinuación arrancó una docena demetros de vía de un soberbio puntapié.Asícomenzósuconcienzudodestrozodelacantera.

—¡Trabajandotodamividaenesto!—rugió.

Fueron cinco minutos pasmosos para el pequeño geólogo que Caddles,enfrascado en sus preocupaciones, había olvidado. Aquel pobre hombre,habiéndose escapado por un pelo de que le dieran dos pedruscos, saliódisparado y echó a correr a campo traviesa, con la mochila batiéndole laespalda y las piernas enfundadas en unos pantalones bombachos quetemblabanhorrorosamente,dejandounrastrodeequinodermoscretáceostrasél, mientras el joven Caddles, satisfecho con la destrucción que habíaconseguido, salía, dando grandes zancadas, para cumplir sus propósitos conrespectoalmundo.

—¡Trabajar en esta vieja cantera hasta que me muera y me pudra yhieda…!¿Quéclasedegusanocreyeronquevivíaenmicuerpodegigante?¡CavandopizarraparaDiossabequétonterías!¡Noseréyo!

Sería por la dirección de la carretera y de la vía férrea o sería por puracasualidad, lo cierto es que se puso a caminar hacia Londres y se dirigió agrandes zancadas, por encimade las colinas, a través de los prados, bajo eltórrido sol de la tarde, ante la infinita sorpresa de todo el mundo. Nadasignificabanparaélaquelloscartelonesrojiblancosarrancadosydestrozados,condiversas indicaciones,quependíandegranerosyparedes;nosabíanadadelarevoluciónelectoralquehabíaelevadoalpoderaCaterham,el«matadordegigantes».Nadasignificabaparaélelhechodequecadapuestodepolicíaalolargodesurutahubiesefijadosobresutablerodeedictosloquesellamaba«el decreto de Caterham», proclamando que a ningún gigante, a ningunapersonaquesobrepasaralosdosmetrosymediodeestaturaleseríapermitidoalejarse más de ocho kilómetros de su «sitio de residencia» sin unaautorizaciónespecial.Nadasignificabaparaélqueenlaestelaquedejabasupaso unos oficiales de policía, no poco satisfechos de haber llegado tarde,agitasenamenazadoresprospectosasusespaldasmientrassealejaba.Quería

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ver loqueelmundoteníaqueenseñarle,pobre incrédulo.Yno tolerabaquenadie se interpusiera en su camino, aunque fuera unapersonaque le gritasebriosamente:«¡Eh…!».FueandandocuestaabajoporRochesteryGreenwichhaciaaquelgranconglomeradodecasas,cadavezmásdenso,ahoradespacio,mirandoasualrededorybalanceandosuenormecuchilla.

Los habitantes de Londres ya habían oído hablar de él y creían que eraidiota, pero amable y admirablemente educado por el agente de LadyWondershoot y el vicario, y que, a su obtusa manera, reverenciaba a lasautoridadesylesestabamuyagradecidoporeltrabajoquesehabíantomadopor él, y así sucesivamente. Cuando se enteraron aquella tarde, por losanuncios de los periódicos, que el joven Caddles «se había declarado enhuelga», a muchos de los habitantes de Londres les pareció un actodeliberadamenteconcertado.

—Quierensondearnuestrasfuerzas—decíanloshombresalregresarasuscasasdespuésdeterminareltrabajodelaoficina.

—¡SuertequetenemosaCaterham!

—Estoesunarespuestaasuproclama.

Lossociosde losclubsestabanmejor informados.Seapiñabanalrededordelacintadelteletipoohablabanengruposenlossalonesdefumar.

—Notienearmas.SehabríadirigidoaSevenoakssisehubierapropuestohaceralgo…

—Caterhamseencargarádemantenerloaraya.Lostenderoshablabandeello con sus clientes. Los camareros de los restaurantes se distraían unmomento de su trabajo entre plato y plato para echar una ojeada a losperiódicosde la tarde.Loscocheros leían lanoticia inmediatamentedespuésde la información sobre las apuestas en las carreras de caballos de la tardedecíancongrandestitulares«Fugadodesuresidencia».Otrosconfiabanenunmayorefecto:«ElgiganteRedwoodsigueviéndoseconlaprincesa».ElEchoimprimióunos titulares sensacionales:«Rumoresde rebeliónde losgigantesenelnortedeInglaterra»y«LosgigantesdeSunderlandsedirigenaEscocia».LaWestminsterGazettehizosonarsuhabitualnotadeadvertencia:«Cuidado,gigantes»,decíaconelpropósitodeapuntarseuntantoquesirvieraparaunirelpartidoLiberal,enaquellaépocadesgarradoporlasluchasintestinasentresietejefesintensamenteegoístas.Losperiódicosdeúltimahoracoincidíancongranuniformidad.«ElgiganteenlacarreteradeNewKent»,proclamaban.

—Loqueyoquisierasaber—dijoeljovenpálidoenelsalóndeté—esporquérazónnotenemosnoticiasdeloshermanosCossar.Hayquesuponerquesehallanmetidosenelajocomoelquemás.

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—Mehandichoqueotrodelosgigantesandasuelto—dijolamuchachadel bar enjugando un vaso—. Siempre dije que era peligroso tenerlos tancerca.Yo leshubieramandado lejosdesdeelprimermomento…Habríaqueterminar de una vez con todo eso. Por supuesto que espero que no lleguenhastaaquí.

—Megustaríaecharleunvistazo—dijoeljovendelbaratrevidamente.Yañadió—:Yohevistoalaprincesa.

—¿Creeustedquelesharánalgúndaño?—preguntólamuchachadelbar.

—Talvezseveanobligadosahacérselo—repusoeljoven,terminandosuvaso.

Entre el rumor de diez millones de frases parecidas a éstas, el jovenCaddles hizo su entrada en Londres bar atrevidamente. Y añadió—: Yo hevistoalaprincesa.

—¿Creeustedquelesharánalgúndaño?—preguntólamuchachadelbar.

—Talvezseveanobligadosahacérselo—repusoeljoven,terminandosuvaso.

Entre el rumor de diez millones de frases parecidas a éstas, el jovenCaddleshizosuentradaenLondres…

II

SiemprequepiensoeneljovenCaddlesmeloimaginotalcomoselovioen la New Kent Road, con el cálido sol de pleno en su rostro, atento yperplejo. La New Kent Road estaba invadida por un verdadero aluvión deautobuses, tranvías, camiones, carros, carretones, bicicletas y automóviles, yporunamuchedumbremaravillada—vagos,mujeres,niñeras, amasdecasa,niñosyosadosadolescentes—queseguíansuscautelosospasos.Lostablerosdeanunciosestabansuciosconlosrasgadosrestosdeloscarteleselectorales.Un gran balbuceo de voces surgía alrededor del joven Caddles. Uno puedevolveraimaginarseclientesytenderosasomadosalaspuertasdelastiendas,rostros que aparecían y desaparecían en las ventanas, rapazuelos callejeroscorriendo y gritando, policíasmuy tiesos y calmos, albañiles saltando sobrelosandamios,lahirvientemisceláneadelaspequeñasgentes.Todosledirigíanpalabrasvagasinfundiéndoleánimos,insultándoloodándolelasconsignasdeldía, y él los miraba asombrado, contemplando aquella multitud de seresvivientes que nunca pudo imaginar que existieran en elmundo. Cuando yahabíaentradoplenamenteenLondres,tuvoqueiracortandoelpasocadavezmás,amedidaquelagenteseibaagrupandoenmayornúmeroalrededordeél.Lamuchedumbresehacíamásdensaacadapasoquedaba,yfinalmente,enun cruce donde convergían dos grandes avenidas, tuvo que detenerse y la

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muchedumbreseesparcióasualrededory lo inmovilizó.Allísequedó,conlaspiernasseparadas,apoyandolaespaldaenlaesquinadeunagrantabernalujosaquesealzabaaunaalturaquedoblabalasuyayterminabaenungranrótuloquesedestacabacontraelfondodelcielo.Caddlesmirabahaciaabajo,hacia los pigmeos, y se preguntaba, intentando, sin duda, comparar todoaquelloconlasotrascosasdesuvida:conelvalleentrecolinas,losamantesnocturnos, los cánticos en la iglesia, la pizarra quemachacaba a diario y elinstinto, lamuerteyel firmamento, intentandoverlo todocomounconjuntocoherenteysignificativo.Teníalascejasfruncidas.Serascólacabezaconunadesusenormeszarpasyprofirióunfuertegruñido.

—¡Noloveo!—dijo.

Su acento era desconocido. Un gran murmullo se extendió a través deaquelespacioabierto,unmurmulloentreelqueelcampanilleodelostranvías,abriendoobstinadossurcosporentrelagranmasadegente,seelevabacomoamapolasenuncampodetrigo.

—¿Quéhadicho?

—Dicequenove…

—Dicequenoveelmar…

—Dicequenohayunasiento…

—Quiereunasiento…

—¿No puede el muy tonto sentarse encima de una casa o algo por elestilo?

—¿Paraquéestáisaquí,gentepequeña?¿Quéestáishaciendo?¿Paraquéservís?¿Quéestáishaciendoaquímientrasmachacopizarraparavosotros,alláabajo,enlacantera?

Su extraña voz, aquella voz que tanto había contribuido a quebrantar ladisciplina escolar en Cheasing Eyebright, hizo callar a la muchedumbremientras resonó,yal callarseprodujounverdadero tumulto.Algúngraciosogritó:

—¡Quehable!¡Quehable!

—¿Quéestádiciendo?

Estoesloquesepreguntabatodoelmundoyseextendióelrumordequeelgiganteestababorracho.

—¡Eh!¡Eh!¡Eh!—voceabanlosconductoresdeómnibus,abriéndosepasoentrelamuchedumbre.

Unmarinoamericanoborracho iba inquiriendo lacrimosamentepor todas

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partes:

—Pero¿quéquiere?

Un trapero con la cara sucia, de pie en un carro tirado por un pony,destacabadelamultitudporlapotenciadesuvoz.

—¡Vuélvete a casa, maldito gigante! —vociferaba—. ¡Vuélvete a casa!¡Gigantemaldito!¡Animalpeligroso!¿Novesqueasustasalcaballo?¡Veteacasaynovuelvas!¿Nohahabidonadiequehayatenidoelsentidocomúndeexplicartelaley?

Y,porencimadeestosbramidos,eljovenCaddlesseguíamirando,atodos,losojosmuyabiertos,sindecirpalabra.

Porunacallelateralaparecióunapequeñafiladesolemnespolicías,queseinfiltraronhábilmenteporentreeltránsito.

—Apártense—decíanlasvocecillas—.Circulen,haganelfavor.

EljovenCaddlessediocuentadequeunafigurillavestidadeazuloscurole estaba golpeando la espinilla. Miró hacia abajo y percibió dos manosgesticulando.

—¿Qué?—inquirióinclinándose.

—Nopuedeestarparadoaquí—gritóelpolicía.

—¿Quenopuedoestaraquí?

—¡No!Nopuedeestarparadoaquí…–repitió.

—¿Puesadóndevoy?

—De regreso al pueblo, al lugar de residencia…Sea como sea, ahora…tieneustedquecircular.Estáobstruyendoeltránsito.

—¿Quétránsito?

—Eldelacalle.

—Pero ¿adónde va toda esa gente? ¿De dónde viene? ¿Qué significa?Todos están a mi alrededor. ¿Qué quieren? ¿Qué están haciendo? Quisieracomprenderlo.Estoycansadodepartirpizarraydeestarsolo.¿Quéhacenésosmientrasyopartopizarra?Tantodaquelosepaaquícomoenotraparte.

—Lo siento. Pero no estamos aquí para explicar cosas de esta índole.Tengoquerepetirlequehagaelfavordecircular.

—¿Ustednolosabe?

—Tengo que pedirle que haga el favor de circular… Haga el favor. Leaconsejo encarecidamente que vuelva a su casa. No tenemos todavía

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instrucciones especiales…, pero esto no está de acuerdo con la ley…¡Márchesedeaquí!¡Márchese!

El pavimento a su izquierda se volvió invitadoramente vacío y Caddlessiguiólentamenteelcaminoindicado.Peroahorateníalalenguasuelta.

—Noloentiendo—murmuraba—.Noloentiendo.

Y tomaba por testigo, con palabra entrecortada, la cambiantemuchedumbrequeloacompañabayseguía.

—Ignoraba que existieran sitios como éste. ¿Qué hacéis todos vosotros?¿Paraquésirve todoesto?¿Paraquésirveyqué relación tengoyocon todoesto?

Sin embargo, había inventado un nuevo dicho. Los jóvenes graciosos eingeniososcomenzaronasaludarsedeestemodo:

—¡Hola, Harry O’Cock! ¿Para qué sirve todo esto? ¿Eh? ¿Para quédemoniossirvetodoesto?

Deestosurgióunagranvariedadcompetidoraderéplicasyagudezas,ensu mayor parte groseras. La más popular y mejor adaptada al uso generalparecehabersido:«¡Cierraelpico!»,o,enuntonodedesdeñosaindiferencia:«¡Narices!».

III

¿Qué buscaba? Quería algo que el mundo de los pigmeos no le daba,algunafinalidadqueelmundodelospigmeosleimpedíaalcanzar,deseabaveralgo,yciertamentenuncapudoacabardeverloclaramente.Eraelgigantescolado social de aquel solitario bruto monstruoso clamando por su raza, poraquello que era semejante a él, por algo que pudiese amar y servir, por unpropósitoquepudiesecomprenderyunmandoquepudieseobedecer.Ytodoesto,comosabéis,estabaembotado,seenfurecíaobtusamenteensuinterior,yaunque se hubiese encontrado con otro gigante no podría haber halladosiquieraunasalidaniunaexpresiónen lapalabra.Todacuantavidaconocíaeralainsulsavidadelosalrededoresdesupueblo,todalaconversaciónladesu casa, cosas que fallaban ante la mera insinuación de sus menoresnecesidadesdegigante.Nadasabíadedineroaquelmonstruososimplón,nadasabía de comercio, ni de las complejas convenciones sobre las que laestructurasocialdelasgentespequeñassehallaedificada.Necesitabamuchascosas. Pero, fuera lo que fuera lo que necesitase, nunca pudo satisfacer sunecesidad.

Durante todo el día y toda aquella noche de verano marchó errabundo,sintiéndosecadavezmáshambriento,pero todavía incansable, admirandoelintenso tránsito de las calles, así como los inexplicables negocios de todos

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aquellos seres infinitesimales. Todo se hallaba sumido en una tremendaconfusión…

Sedicequecogióaunadama,sacándolaporlasbuenasdeuncarruaje,enKensington, unadama en traje de noche elegantísimo, y después de haberlemiradodetenidamenteelatavíoylosomoplatos,volvióadejarla—conalgúndescuido—ensusitioexhalandounprofundísimosuspiro.Sinembargo,esoyonopodríaasegurarlo.Cercadeunahorapermanecióobservandocómo lagenteluchabaparacogersitioenlosautobusesalfinaldePiccadilly.Aquellatarde se lo viomirando por encima del recinto deKensingtonOval duranteunosmomentos,perocuandovioaquellosmillaresdepersonas embelesadasconlosmisteriosdelcricketysinhacerleelmenorcaso,prosiguiósucaminoprofiriendoungruñido.

Volvió otra vez a Piccadilly Circus, entre once y doce de la noche,encontrándose con un nuevo tipo de multitud, formada por personas muydecididas, llenas de propósitos que, por motivos inconcebibles, estabandispuestasa realizar,ydeotrasqueno los realizaríananingúnprecio.Estaspersonas lomiraron fijamente, seburlaronde él y siguieron su camino.Loscocheros,conojosdebuitre,ibansiguiéndoseunosaotroscontinuamentealolargodelbordedelapobladaacera.Lagentesalíadelosrestaurantesoentrabaen ellos, personas graves, resueltas, dignas, o amable y agradablementeexcitadas, o atentas y vigilantes, prevenidas contra los fraudes de loscamareros.

El gigante, parado en una esquina, los contemplaba cada vez mássorprendido.

«¿Paraquéservirátodoesto?—murmurabaparasusadentros—.¿Paraquéservirá todo esto? ¡Todos tan activos! ¡Para qué será todo esto que yo noentiendo?».

Yningunodeellosparecíaver,comoveíaél, ladesdicha impregnadadebebidadelasmujerespintadasqueaguardabanenlaesquina,nilaandrajosamiseria que se escurría por el arroyo, ni la infinita futilidad de todos estosquehaceres.¡Lainfinitafutilidad!Ningunadeaquellaspersonasparecíasentirni sombrade lasnecesidadesdelgigante, ni sombradel futuroque sehabíaatravesadoensusrespectivoscaminos…

A un lado y a otro de la calle, unas letras misteriosas se encendían yapagaban,letrasquesiélhubiesesabidoleerlehabríandadolamedidadelasdimensionesdelosintereseshumanos,lehabríanexplicadolosfundamentalesrequerimientosyaspectosdelavidatalcomolagentepequeñalaconcebía.Enprimerlugaraparecíaunaflamígera

T

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luegoseguíaunaU.

TU;

luegounaP,

TUP.

Hasta que, por fin, aparecía el anuncio completo cruzando el cielo,enviando este alegre mensaje a todos aquellos que acusaban seriamente elpesodelavida:

TUPPER

ELVINOTÓNICOQUEREVIGORIZA

Y¡snap!sedesvanecíaenlaoscuridaddelanocheparaserseguidoconelmismolentodesarrolloporunasegundasolicituduniversal:

JABÓNDEBELLEZA

Fijaosbienquenose tratabadesimplesproductosquímicosde limpieza,sinodealgo,comoahoradicen,«ideal»:yluego,completandoeltrípodedelavidaminúscula:

PÍLDORASAMARILLASDEYANKER

Después siguió otra vez Tupper, con unas flamígeras letras carmíneas, atravésdelvacío:

TUPP::::

Aprimerahoradelamadrugada,segúnparece,eljovenCaddlesllegóalaumbrosaquietuddeRegent’sPark,pasóporencimadelaverjayseechóenelcéspeddeuntalud,cercadellugaradondevalagenteapatinareninvierno,yallídurmióunaodoshoras.Yalasseisdelamañanayaestabahablandoconuna pringosamujer que había encontrado durmiendo en una zanja, cerca deHampsteadHeath, preguntándole conmucho interés lo que pensaba de ellamismayparaquécreíaquepodíaservirenestemundo…

IV

El vagabundeo deCaddles por Londres culminó lamañana del segundodía.Porqueentoncesseviodominadoporelhambre.Vacilóunpocoanteelaroma de un carro que estaba siendo cargado de hogazas de pan reciénhorneadas, pero luego, muy quedamente, se arrodilló y empezó a cogerhogazasyacomérselas.Vacióelcarromientraselpanaderoechabaacorrerenbusca de la policía, y después metió la mano en el negocio y limpió elmostrador y los cajones. Luego, con un verdadero haz de panes debajo delbrazo,siguiósucaminomirandoatodaspartesenbuscadeotratiendadondecompletarsucomida.Sucedióestoenunadeaquellasépocasenqueeltrabajo

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eraescasoy losalimentoscaros,y lagentedeaquelbarriosimpatizóconelgigante, puesto que cogió tranquilamente los víveres que todos deseaban.Aplaudieron la segunda fasede su comiday se rieronde la estúpidamuecaconqueobsequióalpolicía.

—Teníamuchahambre—explicó,conlabocallena.

—¡Bravo!—gritóelgentío—.¡Bravo!Luego,cuandocomenzabaaactuaren la tercera panadería, se vio atacado pormedia docena de policías que legolpearonlasespinillasconsusporras.

—¡Oiga,amigogigante,véngaseustedconmigo!—dijoeloficialalmando—.No leestápermitidoescaparsede sucasadeestemodo…Vengaque lollevaréasucasa.

Hicieron todo lo que pudieron para detenerle.Había un carro, segúnmehandicho,queibaportodaslascalles,deunladoparaotro,cargadoderollosdecadenasydecablesdenavíodestinadosaservirdeatadurasenaquellagrancaptura.Nohabíaintencióndematarloentonces.

—No forma parte de la conspiración —había dicho Caterham—, y noquieroquemismanossemanchendesangreinocente.—Yhabíaañadido—:…hastaquesehayanagotadotodoslosmedios.

AlprincipioCaddlesnocomprendió la importanciade todasestas cosas.Cuando, por fin, lo comprendió, aconsejó a los policías que no hicierantonteríasyechóaandaragrandeszancadas,quedejóatodoslosdemásmuyrezagados.LaspanaderíaseranlasdeHarrowRoad,ydeallísefue,atravésdelcanaldeLondres,aSt.John’sWood.Sesentóenunjardínparticularparadescansarunpocoysevioinmediatamenteatacadoporotrogrupodepolicías.

—Dejadmetranquilo—rezongó.

Y con la cabeza baja y la mirada torva, se puso a atravesar jardinesdestrozando el césped y derribando dos o tres vallas, mientras los policíasminúsculos lo iban persiguiendo, unos por los jardines y otros por la callesiguiendolasfachadasde lascasas.Entreestosúltimoshabíaunoodosconpistolas,peronohicieronusodeellas.AldesembocarelgiganteenEdgwareRoad,seprodujounnuevomovimientoentreelgentío.Unpolicíaacaballolepisóunpieyseviodesmontadoenpagodeldolor.

—Dejadme en paz —repitió Caddles enfrentándose con la embobadamultitud—.Nooshehechonada…

Enaquelmomento iba desarmado, porquehabía dejado la cuchilla de lacanteraenelRegent’sPark.Peroentoncesel infelizparecióhabersentidolanecesidaddetenerunarma.VolvióalaestacióndelaGreatWesternRailwayy arrancó el poste de una alta lámpara de arco voltaico: era una formidable

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maza, y se la echó al hombro.Yviendoque la policía aún se empeñaba enimportunarlo, volvió a EdgwareRoad, dirigiéndose aCricklewood, hacia elnorte.

AnduvoerrabundohastaWaltham,luegoretrocediódirigiéndosealoeste,ydespués, otra vez hacia Londres, llegando, por los cementerios, a eso delmediodía, a lo alto de Highgate, desde donde volvió a contemplar lagrandiosidad de la capital. Se echó a un lado, sentándose en un jardín, deespaldas auna casaquedominabaLondres en toda su extensión.Estaba sinaliento, lacabezabaja.Loscuriososyano seapiñabana sualrededorcomoantes,cuandollegóaLondres,sinoqueloacechabandesdeeljardíncontiguoyleatisbabandesdecautelososlugares,asalvo.Ahorayasabíanquelacosasepresentabamáspeligrosadeloquehabíancreídoalprincipio.

—¿Por qué no pueden dejarme tranquilo?—gruñía el joven Caddles—.Tengoquecomer.¿Porquénomedejanenpaz?

Sesentó,conelsemblantehosco,mordisqueándoselosnudillosymirandoelpanoramadeLondresextendidoasuspies.Todalafatiga,lapreocupación,laperplejidadylarabiaimpotenteacumuladasdurantesusandanzasllegabanasuculminación.

Nosignificannada—murmuraba—.Nosonnada.Ynomequierendejarenpaz,ytienenqueestorbarmeenmicamino.

Yunayotravez,hablandosiempreconsigo,repetíaqueno«significabannada».

—¡Ajj!¡Quégentecilla!

Semordióconmásfuerzalosnudillosysuceñosefruncióaúnmás.

—¡Yyopartiendopizarraparaellos!—murmuró—.¡Ytodoelmundoessuyo!¡Yonopuedoentrarenningúnsitio…!

Entonces,conunaccesoderabia,violaformayafamiliardeunpolicíaahorcajadasenlavalladeljardín.

—¡Déjemeenpaz!—gruñóelgigante—.Déjemeenpaz.

—Tengo que cumplir conmi deber—repuso el pequeño policía, pálido,perollenoderesolución.

—Usted me deja en paz, ¿estamos? Yo tengo que vivir, lo mismo queusted.Tengoquevivir…Tengoquecomer.¡Déjemeenpaz!

—EslaLey—dijoelpequeñopolicíasinacercarse—.Laleynolahemoshechonosotros.

—Niyotampoco—replicóeljovenCaddles—.Vosotros,lospequeños,la

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hicisteis antes de que yo naciera. ¡Vosotros y vuestras leyes podéis iros apaseo…!¡Loquedebohaceryloquenodebohacer!Nohaycomidaparamí,amenosquetrabajecomounesclavo.Notengoreposo,niabrigo,ninada,yahoravieneustedymedicequehayunaley…

—Estonoescosamía—dijoelpolicía—.Ynovoyadiscutirconusted.Sólovengoaquesecumplalaley.

Ypasandolaotrapiernaporencimadelavalla,pareciódispuestoasaltaralsuelo.Otrospolicíasaparecierondetrásdeél.

—Yo no tengo nada contra usted… fíjese bien—dijo el joven Caddles,agarrandofuertementesuenormemazadehierroyseñalandoalpolicíaconungrandedoflacoyexpresivo—.Notengonadacontrausted,pero…¡déjemeenpaz!

Elpolicíaintentómostrarsetranquiloytrivial,perounaintensatragediasealzabaclaramenteantesusojos.

—Demelaproclama—dijoaunacompañanteinvisible.Leentregaronunpequeñopapelblanco.

—¡Déjemeenpaz!—volvióarepetirCaddles,cadavezmásindignado.

—Esto significa—dijo el policía antes de leer la proclama— que tieneustedqueirseacasa.Váyaseasucantera.Sinoobedece,levaapesar.

Caddlesprofirióungruñidoinarticulado.Cuandohuboleídolaproclama,el policía hizo una seña. Cuatro hombres armados con fusiles tomaronposiciones, con afectada indiferencia, a lo largo de la pared. Llevaban eluniforme de la policía de asalto.A la vista de los fusiles, el jovenCaddlesmontóencólera.Seacordóde laspicadurasproducidaspor lasescopetasdeloslabriegosdeWreckstone.

—¿Vaisadispararesocontramí?—preguntóseñalandolasarmas.

AloficialleparecióqueCaddlesteníamiedo.

—Sinovuelveenseguidaasucantera…

Entonces,enuninstante,eloficialsaltóalotroladodelatapia,mientrasadieciochometros por encimade su cabeza, el poste de hierro de la lámparaeléctrica volteaba para llevarlo a lamuerte.Bang, bang, bang, respondieronlos fusiles, y saltaron por el aire fragmentos de la tapia, del suelo y delsubsuelo del jardín.Algomás salió volando por el aire, algo que dejó unasgotas rojasen lasmanosdeunode los tiradores.Lospolicíassealejaronunpocopararevolverseyvolveradispararvalientemente.PeroeljovenCaddles,condosbalasenelcuerpo,habíagiradosobresustalonesparadescubrirquiénlohabíaheridoatacándoloporlaespalda.¡Bang!¡Bang!Tuvounavisiónde

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casas y jardines y de gente que agachaba la cabeza en las ventanas, todobalanceándosedeunmodoespantosoymisterioso.Parecequediotresgrandespasos y unos traspiés, que levantó y dejó caer su maza y que se apretó elpecho.Estabaherido. ¿Quéeraaquello, cálidoyhúmedo,que se leescurríaporlamano?Unhombre,asomándoseporlaventanadesudormitorioleviola cara, lo viomirándose fijamente conunamueca de sollozante congoja lasangrequeleteñíalamano.Luegoseledoblaronlasrodillasysederrumbóaparatosamente.Eralaprimeradelasortigasgigantesquecaíaanteelresueltotirón de Caterham, y precisamente la que menos contaba éste con que levinieraalasmanos.

CAPÍTULOIV

LOSDOSDÍASDEREDWOOD

I

Tan pronto como Caterham advirtió que el momento de coger la ortigahabíallegado,tomólaleyensusmanosyenvióunaordendedetencióncontraCossaryRedwood.

ConRedwoodnohuboproblema.Acababadesufrirunaoperaciónenuncostado y los médicos le habían apartado todo lo que pudiera preocuparlehasta que su convalecencia quedase asegurada. Le habían dado de alta yacababadelevantarsedelacama.Sehallabaenesemomentofueradellecho,en un cuarto calentado por el fuego de la chimenea, con un montón deperiódicos a su lado, enterándose por primera vez de la agitación que habíapuesto al país en manos de Caterham y de las dificultades que estabancerniéndosesobrelaprincesaysupropiohijo.EralamañanadeldíaenquemurióeljovenCaddlesyelpolicíaaquélintentódeteneralhijodeRedwoodcuando se dirigía a ver a la princesa. Los últimos periódicos que Redwoodhabía leído anunciaban vagamente estos acontecimientos inminentes.Redwood estaba releyendo con el corazón desfalleciente, aquellas primeraspremonicionesdeldesastrequeseacercaba.Adivinabaenellascadavezmásperceptibleslassombrasdelamuerte,aunqueleíaparatenerocupadalamentehastaquellegasenmásnoticias.Cuandolosagentesdepolicíaentraronensuhabitación,precedidosporelcriado,levantólavistavivamente.

—Creíqueseríaunodelosprimerosperiódicosdelatarde—dijo.

Luego,levantándoseyconunrápidocambiodemanera,preguntó:

—¿Quésignificaesto…?

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Después,Redwoodnotuvonoticiasdeningunaclasedurantedosdías.

Habíanidoconunvehículoparallevárselo,pero,cuandoseconvencierondequesehallabarealmenteenfermo,decidierondejarloallíduranteundíaodos hasta que pudieran trasladarlo sin peligro. Su casa fue invadida por lapolicía y convertida en cárcel provisoria. Era la misma casa donde habíanacido el gigante Redwood y donde por vez primera se había administradoHeracleoforbiaaunserhumano.Redwood,queahoraeraviudo,habíavividoallíochoaños.

Era ahora un hombre de pelo entrecano, con una pequeña barba gris enpuntayojoscastañostodavíamuyactivos.Eraesbeltoyteníaunavozsuave,como siempre la había tenido, pero sus facciones habían adquirido aquellacalidad indefinible consecuencia de largas meditaciones sobre cuestionesportentosas. Para el policía que practicó la detención, su aspecto ofrecía uncontrasteimpresionanteconlaenormidaddesusdelitos.

—Ahí está ese individuo que ha hecho lo imposible para echarlo todo arodar—dijo el jefe a su subordinado inmediato—. Tiene rostro de pacíficopropietariorural.AhítieneustedaljuezHangbrow,quesedesvelaportenerlotodo en orden y al día, y tiene una cara que parece de cerdo. ¡Y luego, susmodales!Unoestodoeducaciónyfinura,yelotrotodogruñidosyresoplidos.Estodemuestra,¿verdad?,quenohayquefiarsedelasapariencias,sealoquefuerequesetengaquehacer.

Sin embargo, su discurso sobre las consideraciones que con ellos teníaRedwood quedó bastante malparado. Al principio, los otros policías loencontraron muy pesado, hasta que dejaron bien sentado que era inútilhacerlespreguntasopedirlesperiódicos.Hicieronunaespeciederegistroensuestudioysellevaronhastalosperiódicosqueyatenía.LavozdeRedwoodteníatonoagudoyacentodereconvención.

—Pero¿noveusted—decíaunayotravez—quesetratademihijo,demiúnicohijo,quesehallaenunapuro?NoeselAlimentoloquemepreocupa,sinomihijo.

—Yo quisiera poder informarle, señor—dijo el oficial—, pero nuestrasórdenessonestrictas.—¿Quiéndiolasórdenes?

—¡Ah! Eso tampoco puedo decírselo, señor… —se excusó el oficial,dirigiéndosehacialapuerta.

—Caminadeunladoaotrodesucuarto—dijoelsegundooficialcuandosujefebajódelpisosuperior—.Todovabien.Paseandosedespejará…

—Asíloespero—repusoeljefe—.Lociertoesqueantesnolohabíavistobajolamismaluzqueahora,peroresultaqueelgigantequeteníaquevercon

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laprincesa,¿sabeusted?,essuhijo.Losdossemiraronduranteunmomento.

—Entonces,lacosaesfuerteparaél—dijoeltercerpolicía.Eraevidenteque Redwood no había comprendido muy bien que un telón de acero loseparabadelmundoexterior.Looyeronacercarsealapuerta,intentarabrirlayprobarelfuncionamientodelacerradurayluegolavozdeloficialestacionadoenelrellanodiciéndolequeerainútilhaceraquello.Tambiénoyeroncómoseacercabaalasventanasyvieronquelostranseúntesmirabanparaarriba.

—También eso es inútil —dijo el segundo oficial. Entonces Redwoodempezóatocareltimbre.Eljefesubióyleexplicóconmuchapacienciaquenoganaríanadacontocarel timbredeaquelmodo,yquesiahoralotocabaporquesí,noleharíanelmenorcasoluegocuandonecesitaraalgo.

—Loatenderemosentodoloquesearazonable,señor—dijoeloficial—,pero si usted insiste en tocar el timbre a modo de protesta, nos veremosobligadosadesconectarlo.

LasúltimaspalabrasproferidasporRedwoodenuntonomuyaltoqueoyóeloficial,fueronéstas:

—Peroalmenospodríadecirmeustedsimihijo…

II

Después de todo esto, Redwood pasó la mayor parte del tiempo en lasventanas.

Detodosmodos,pocacosapodíanofrecerleaquellasventanasrespectoala marcha de los acontecimientos en el exterior. En todo momento aquellacalleeramuytranquila,peroaqueldíaloeraexcepcionalmente.Niuncochede alquiler, ni un carro pasaron aquella mañana. De vez en cuando pasabaalgún transeúnte sin que mostrara la menor anormalidad en losacontecimientos;despuésungrupitodeniños,unaniñera,unamujerqueibade compras, y gente así. Entraban en escena por derecha o por izquierda,arriba o abajo de la calle, con un exasperante aire de indiferencia para losinteresesmás importantesque lossuyospropios.Descubríanconasombrolacasa guardada por la policía ymarchaban en dirección opuesta, donde unosgrandesracimosdehortensiasgigantessehallabansuspendidosatravésdelacalle.Alirsevolvíanlacabezaparamiraryseñalabanconeldedo.Devezencuando, un hombre se acercaba a uno de los policías preguntándole algo.Únicamenteconseguíaunabreverespuesta…

Lascasasdeenfrenteparecíanmuertas.Unasirvientaaparecióunavezenunaventanaysequedóuninstantemirando.ARedwoodseleocurrióhacerleseñas.Duranteunratoellacontemplósusgestos,alparecerconciertointerés,yhastalediounavagarespuestaysefue.Unviejosaliócojeandodelacasa

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señaladaconelnúmero37,bajólospeldañosysemarchóporladerecha,sinmirarparanadahaciaarriba.Durantediezminutoselúnicotranseúntefueungato…

Así, aquella trascendental e interminable mañana fue alargándosedesmesuradamente.

Alrededordelasdoceseoyerongritosdelosvendedoresdeperiódicosenlacallecontigua,peroaquellopasó.

Contrariamentealoquesolíanhacer,nopasaronporlacalledeRedwood,yéstetuvolasospechadequelapolicíahabíacerradolasbocacalles.Intentóabrirlaventana,peroaquellohizoqueaparecieradeinmediatounpolicíaensuhabitación…

El relojde la iglesiaparroquialdio lasdoce,ydespuésdeunabismodetiempo,launa.

Se burlaron de él llevándole la comida. Comió un poco y esparció lacomida por el plato a fin de que se la llevaran pronto, bebió whiskyliberalmente y luego, cogiendo una silla, volvió junto a la ventana. Losminutossedilataronengrises inmensidadesyduranteunosmomentosacasosequedaradormido…

Despertóconlavagaimpresióndehaberoídounosruidoslejanos.Percibióun repiqueteo en la ventana, como la pequeña sacudida de un terremotodistante.Elrepiqueteodurócosadeunminutoyluegofuedesvaneciéndose.Despuésdeunsilencio,sereprodujo…Luegovolvióadesvanecerse.Imaginóque sedebería simplementealpasodealgúnvehículopor lacalleprincipal.¿Quéotracosapodíaser…?

Al cabo de algún tiempo empezó a dudar si había oído de veras aquelruido.

Se puso a razonar consigomismo.A fin de cuentas, ¿por quémotivo lohabíandetenido?Hacía dosdías queCaterham sehallaba en el poder… ¡Eltiempo suficiente para coger su ortiga! ¡Coger su ortiga! ¡Coger su ortigagigante! Una vez encontrado este estribillo se quedó canturreándolomentalmente,sinpoderdejarlo.

Y, después de todo, ¿qué podía hacer Caterham? Era un hombre muyreligioso. Estaba ligado hasta cierto punto con aquello de no emplear laviolenciasinunacausajustificada.

¡Coger la ortiga! Tal vez, por ejemplo, iban a arrestar a la princesa yenviarla al extranjero. Podían encontrarse con dificultades con su hijo. ¡Eneste caso…! Pero ¿por qué lo habían detenido a él? ¿Por qué se estimabanecesariomantenerloenlaignoranciadeloqueocurría?Aquellodemostraba

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algomásgrave.

¿Acaso,por ejemplo, seproponíanencarcelar a todos losgigantes? ¿Losdetendrían a todos juntos? Ya hubo ciertas insinuaciones sobre esto en losdiscursoselectorales.¿Entonces…?

Sindudaalguna,sehabríanapoderadotambiéndeCossar.

Caterhameraunhombrereligioso,Redwoodseasíaaestaidea.Enlomásrecónditodesumente,habíaunaespeciedetelónnegroenelqueseencendíay se apagaba una palabra, una palabra escrita con letras de fuego. Luchabainsistentemente contra aquella palabra. Era como si siempre comenzara aaparecerenaqueltelón,sinacabardecompletarse.

Finalmente se enfrentó con ella. «¡Masacre!».Allí estaba la palabra contodasucrudezaysubrutalidad.

¡No! ¡No! ¡No! ¡Era imposible! Caterham era un hombre religioso,civilizado. ¡Y, además, después de todos aquellos años, después de todasaquellasesperanzas…!

Redwoodseincorporódeunsaltoysepusoaandardeunladoparaotro.Hablóconsigomismoygritó:

—¡No!

La humanidad no estaba tan loca como para llegar a aquel extremo…¡Seguro que no!Era imposible, era increíble, no podía ser. ¿Qué se ganaríaconmatara losgigantes,cuandoeraevidenteque logigantescoen losseresinferiores no se había presentado inevitablemente? ¡No era posible queestuviesentanlocoscomoparahacerunacosasemejante…!

—¡Tengo que rechazar esta idea…!—dijo en voz alta—. ¡Rechazo estaidea!¡Absolutamente!

Seinterrumpióconunsobresalto.¿Quéeraaquello?

Eraindudablequelasventanashabíanretembladootravez.

Redwood fue a mirar lo que pasaba en la calle. En la casa de enfrenteobtuvolainmediataconfirmacióndeloquehabíaoído.Enundormitoriodelacasanúmero35habíaunamujerconunatoallaenlamano,yenelcomedordeun piso del número 37 se veía un hombre detrás de un gran jarrón con unculantrillo hipertrófico. Los dos estaban de pie, asomados a la ventana,inquietosycuriosos.Redwoodpudoverclaramentequeelpolicíaquevigilabaen la calle también lo había oído. Aquello no era, pues, cosa de suimaginación.

Se volvió hacia el interior de su cuarto, que se iba oscureciendorápidamente.

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—¡Cañonazos!—sedijo.Sequedóreflexionando.

—¿Cañonazos?

Le trajeron un té fuerte, como el que estaba acostumbrado a tomar. Eraevidentequesuamade llaveshabíasidoconsultada.Despuésdebeberlo,sesintió demasiado nervioso para quedarse sentado al lado de la ventana y sepuso a pasear por la habitación. Se sintió más capaz de pensar en ideascoherentes.Aquellahabitaciónhabíasidosuestudioduranteveinticuatroaños.Había sido amueblada en su boda y todo lo esencial databa de entonces: elgranycomplejoescritorio,lasillagiratoria,labutacaalladodelalumbre,labiblioteca giratoria y el archivo clasificador con sus compartimientos, quellenabaelhuecodelfondo.Laalfombraturcadecoloresvivos, los tapicesycortinajesdelúltimoperíodoVictorianohabíanadquiridolaricadignidadqueotorganlosaños,yelcobreyelbroncebrillabancálidamenteanteelfuegodelhogar. Las bombillas eléctricas habían sustituido a la lámpara de aceite deantaño,yéstaeralaprincipalalteracióndelequipamientooriginal.Peroentreestascosas,suconexiónconelAlimentohabíadejadoabundantesindicios.Alo largode lapared,encimadel friso,seveíaunacoleccióndefotografíasyfotograbados enmarcados en negro con los retratos de su hijo, los hijos deCossaryotrosniñosdelAlimentoEstrella,endistintasedadesyenmediodediversospaisajes.Hastael inexpresivosemblantedel jovenCaddles tenía susitioenaquellacolección.EnunrincónhabíaunhazdeespigasdelahierbagigantedelospradosdeCheasingEyebright,yencimadelescritoriohabíatrescápsulas vacías de amapolas, grandes como sombreros. Las barras de lascortinaserantallosdehierba.YeltremendocráneodelgrancerdodeOakhampendía,comounportentosoestanteornamentaldemarfil,sobrelarepisadelachimenea,conunjarrónchinescoencadaórbitayelhocicoabatido,encimadelalumbre…

Redwoodseacercóalasfotografías,yenparticularhacialasdesuhijo.

Le trajeron a la memoria incontables recuerdos de cosas que se habíanborrado ya de su mente, de los primeros días del Alimento, de la tímidapresenciadeBensingtonysuprimaJane,deCossarydeaquellanocheterriblepasada en la Granja Experimental. Estos recuerdos se le aparecieron comocosas muy pequeñas y brillantes y distintas, como objetos vistos con untelescopioenundíasoleado.Ydespuésselerepresentóelgigantescocuartode los niños, la gigantesca infancia de su hijo, sus primeros esfuerzos parahablar,susprimerossignosclarosdeafecto.

¿Cañonazos?

Seleocurrió,deunmodoirresistible,agobiante,queenelexterior,fueradeaquelmaldito silencioydeaquelmalditomisterio, suhijoy loshijosdeCossar,ytodosaquellosgloriososfrutosprecocesdeunaedadmásgrandiosa,

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estaban luchando…¡Luchandopor lavida!Hastaeraposibleque suhijo sehallaseenaquelmomentoenalgúnterribleapuro,herido,detenidocomoél…

Seapartódelosretratosyvolvióaandardeunladoaotrodelahabitación,gesticulando.

—¡No puede ser! —gritó—. ¡No puede ser! ¡No puede acabar de estemodo…!Pero¿quéhasidoeso?

Sedetuvo,rígidamenteinmóvil.

El repiqueteode lasventanashabíavueltoa empezar,y luego seoyóungranruidosordo,comounavastaconmociónquehizoretemblartodalacasa.Laconmociónpareciódurarunsiglo.Debiódehaberseproducidomuycerca.Poruninstantelepareciócomosialgohubieravenidoadarcontralacasa,porencimadedondeélsehallaba…unimpactoqueseresolvióenuntintineodecristalesrotos,yluegoenunaquietudqueterminóporfinconunruidoclarodegentequecorríaporlacalle.

Esteruidololiberódesuinmovilidad.Sevolvióhacialaventanaylaviohechapedazos.

Elcorazón le latióapresuradamente, con la sensacióndehaber llegadoaunacrisis,aunacontecimientoconcluyente,alaliberación.Yluego,otravez,¡elconocimientodesuimpotenteconfinamientocayóanteélcomountelón!

No pudo ver nada de particular en el exterior, excepto que la pequeñalámpara eléctrica de enfrente estaba apagada. No pudo oír tampoco nadadespuésdelaprimeraseñaldealarma.Nopudoañadirnadaqueinterpretaraoampliara aquelmisterio, pero en aquelmomento vio aparecer un resplandorrojizoyfluctuanteenelcielo,haciaelsudeste.

Este resplandor aumentó de intensidadpara disminuir en seguida.Luegodudódequehubieraaumentadodeintensidadrealmente.Sefuehaciendomásvisibleotravez,amedidaqueeldíaibaoscureciendo.Yllegóaserelhechopredominante en la larga noche de incertidumbre. A veces parecía tener eltemblordelasllamasdanzantes,yotrasveceslehacíacreerqueeranimásnimenosqueelreflejonormaldelaslucesvespertinas.Aumentóydisminuyódeintensidadvariasvecesduranteaquellaslargashorasysólosedesvaneció,porfin,alquedar totalmentesumergidoen laclaridadde laaurora.¿Significaríaalgo…? ¿Qué podía significar? Con toda seguridad se trataba de algúnincendio,cercanooremoto,peronohabríapodidodecirsierahumoonieblaaquelloquecruzabaelcielo.Sinembargo,cercadelaunaempezóapercibirseel centelleo de los reflectores, que continuó durante el resto de la noche.Aquello también podía significarmuchas cosas. Pero ¿qué podía significar?¿Quésignificabaenrealidad?Sóloteníaaquelcieloagitadoyabigarradoylaindicacióndeunaenormeexplosiónconque llenar suspensamientos.Nose

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oyeron yamás ruidos nimás carreras por la calle, tan sólo unos gritos quepodíanhabersidoproferidosporalgunosborrachos…

Noencendiólaluz.Sequedódepieantelaventanadestrozada,enplenacorrientedeaire,comounadelgadasiluetanegraparaeloficialdepolicíaque,devezencuando,penetrabaenlahabitaciónexhortándoleadescansar.

Toda la noche permaneció Redwood junto a la ventana, observando elambiguomovimientodelcielo,yúnicamentealdespuntarelalbaobedecióalimperativodelafatigayseechósobrelacamaquelehabíanpreparadoentresuescritorioylasemiapagadalumbredelhogar,debajodelcráneodelenormecerdo.

III

Durante treinta y seis larguísimas horas, Redwood permanecióencarcelado,encerradoyaisladodelgrandramadelosDosDíasmientraslagente pequeña en la aurora de la grandeza luchaba contra los Hijos delAlimento. Después, bruscamente, el telón de acero volvió a levantarse yRedwoodseencontrómuycercadelcentrodelalucha.Eltelónselevantótaninesperadamente como había caído. Amedia tarde le atrajo a la ventana elruidodeuncochequesedetuvofrentelapuertadesucasa.Unhombrejovenseapeódeélyalcabodeunminutoyaestabaensupresenciaenelcuarto.Eraunindividuopequeñitoydelgado,deunostreintaañostalvez,muybienafeitado,muybienvestidoyconmuybuenosmodales.

—Señor Redwood—empezó diciendo—, ¿quiere usted acompañarme averalseñorCaterham?Requieresupresenciacongranurgencia.

—¿Requiere mi presencia…? —En la mente de Redwood afloró unapregunta que, de momento, no supo formular. Vaciló. Luego, con vozentrecortada,preguntó—:¿Quélehanhechoamihijo?

Ysequedósinaliento,esperandolarespuesta.

—¿Suhijo,señor?Suhijoestámuybien.Almenos,porloquepodemossaber.

—¿Estábien?

—Ayerfueherido,señor.¿Nolosabíausted?

Redwood irrumpió contra esta afectación. Su voz ya no estabamatizadaporeltemor,sinoporlaira.

—Yasabequenohepodidoenterarmedenada.Esolosabeustedbien.

—ElseñorCaterhamlotemía,señor…Eranmomentosmuycríticos.Todoelmundo…fuecogidoporsorpresa.Ledetuvoaustedparaevitarlecualquierdesgracia…

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—Medetuvoparaimpedirqueavisaraamihijooqueleaconsejaraloquedebíahacer…Dígameloquehaocurrido.¿Hantriunfadoustedes?¿Loshanmatadoatodos?

Eljovendiounpasohacialaventanaysevolvió.

—No,señor—dijoconcisamente.

—¿Quétieneusted,pues,quedecirme?

—Tenemospruebas,señor,dequeestaluchanofueplaneadapornosotros.Nosencontraron…totalmentefaltosdepreparación.

—¿Quiereusteddecirque…?

—Quiero decir, señor, que los gigantes… hasta cierto punto se hanmantenidofirmes.

El mundo cambió para Redwood. Durante un momento, algo muysemejantealahisteriaseapoderódelosmúsculosdesucara.Luegodiosalidaaunaprofundaexclamación.

—¡Ah!—sucorazóndioungransaltodealegría—.¡Losgigantessehanmantenidofirmes!

—Ha habido una lucha terrible…una terrible destrucción. Todo ha sidodebidoaunhorriblemalentendido…EnelnorteyenlosMidlandshanmuertovariosgigantes…Entodaspartes.

—¿Estánluchandoahora?

—No,señor.Sehaizadolabanderablancapidiendounarmisticio.

—¿Ellos…?

—No, señor. El señor Caterham la izó… Todo este asunto ha sido unmalentendido. Por esto quiere hablar con usted y exponerle su caso. Ellosinsisten,señor,enqueustedintervenga…

Redwoodlointerrumpió.

—¿Sabeustedloquelehaocurridoamihijo?

—Fueherido.

—¡Explíquemelo!¡Explíquemelo!

—Él y la princesa se presentaron antes de que el… elmovimiento pararodearelcampamentodelosCossarsehubiesecompletado…MerefieroalahondonadadelosCossar,enChislehurst.Sepresentaronderepente,señor,congranestrépito,a travésdeundensocampodeavenagigante,cercadeRiver,ante una columna de infantería… Los soldados se habían mostrado muy

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nerviososdurantetodoeldíayaquelloocasionóunverdaderopánico.

—¿Yledispararon?

—No, señor.Echarona correr.Huboalguienquedisparócontra él…sinapuntar…yencontradelasórdenesrecibidas.

Redwoodhizounamuecadeincredulidad.

—¡Esverdad,señor!Noquieroalegarquefueraacausadeél,sinoacausadelaprincesa.

—Sí.Esoesverdad.

—Los dos gigantes echaron a correr gritando hacia el campamento. Lossoldadoscorríandeunladoparaotroyalgunosempezaronadisparar.Dijeronquelehabíanvistotambalearse…

—¡Oh…!

—Sí,señor.Perosabemosquenoestámalherido…

—¿Cómo?

—¡Noshaenviadounmensaje,señor,diciéndonosqueestababien!

—¿Paramí?

—¿Paraquién,pues,señor?

Redwood permaneció cerca de un minuto con los brazos cruzados yapretados,percatándosedetodo.Despuéssuindignaciónencontrólavozquehabíaperdido.

—Sehanportadoustedes comounos tontos,hancalculadomaly sehanequivocado,yquiereustedqueyoahoracreaquenosonunhatodeasesinosconlapeorintención.Yademás…¿Quémás?

Eljovenlomiróinterrogativamente.

—¿Losotrosgigantes?

Eljovennosimulónocomprenderlo.Bajóeltonodelavoz:

—Trece,señor,hanmuerto.

—¿Ylosotrosestánheridos?

—Sí,señor.

—¿Y Caterham —preguntó ahogándosele la voz— quiere entrevistarseconmigo?¿Dóndeestánlosdemás?

—Algunospudieronpenetrarenelcampamentodurantelalucha,señor…Parececomosihubieransabido…

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—¡Pues claro que lo sabían! Si no hubiese sido porCossar… ¿Está conellosCossar?

—Sí, señor.Y todos losgigantessupervivientesestán tambiénallí…Losquenoentraronenelcampodurantelaluchahanidoallíoestányendoahora,bajolabanderadelatregua.

—Estosignifica—dijoRedwood—queustedeshansidoderrotados.

—Noestamosderrotados.No,señor.Nopuedeusteddecirquenoshayanderrotado.Perosushijoshanquebrantadolasreglasdelaguerra.Anocheporprimeravez,yahoradenuevo.

Despuésdehaber retiradonosotrosnuestras fuerzas atacantes.Esta tardeempezaronabombardearLondres…

—¡Cosamuylegítima!

—Noshandisparadoobusesllenosde…veneno.

—¿Veneno?

—Sí.Veneno.ElAlimento…

—¿LaHeracleoforbia?

—Sí,señor.ElseñorCaterham,señor…

—¡Los han derrotado! ¡Claro que usted no puede comprenderlo! ¡EsCossar! ¿Qué esperanzas les pueden quedar a ustedes ahora? ¿Qué puedenhacer? Tendrán que respirarlo en el mismo polvo de las calles. ¿Para quéseguirluchando?¡Vayaconlasreglasdelaguerra!YahoraCaterhamquiereque yo les ayude a salir del mal paso. ¡Válgame Dios, hombre! ¿Para quétengoqueacudirenayudadevuestrocharlatán?Yasehadivertidobastante…asesinandoyembrollándolotodo.¿Porquédebierayo…?

Eljovenpermanecíaconunairedevigilanterespeto.

—Lociertoes,señor—lointerrumpió—,quelosgigantesinsistenenverloausted.Noquierenotroembajador.Siustednosepresentaaellos,muchometemo,señor,quesederramarátodavíamássangre.

—Lavuestra,talvez.

—No,señor…enlosdosbandos.Elmundoestádecididoaterminarconesto.

Redwood miró alrededor de sí. Sus ojos se posaron un momento en lafotografíadesuhijo.Volvióseyseavinoaloqueeljovenesperaba.

—Sí—dijo,porfin—.Vamos.

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IV

Su encuentro conCaterham fue totalmente distinto de como se lo habíafigurado.Habíavistoaaquelhombresólodosvecesdurantetodasuvida,unavez enunbanquete y otra vez en el salóndedescansode laCámarade losComunes,ysuimaginaciónlehabíarepresentadosiempre,noelhombre,sinolacreacióndeperiódicosycaricaturistas,ellegendarioCaterham:Pulgarcito,elmatador de gigantes, Perseo y todo lo demás. El elemento inherente a lapersonalidadhumanalepusoendesordentodoaquello.

Noseencontróconelrostrodelascaricaturasyretratos,sinoconeldeunhombre cansado y agobiado por el insomnio, un rostro arrugado y estirado,conelblancodelosojosamarillento,conunabocadelíneasdébiles.Estabanallí,porcierto,losojoscastaño-rojizos,elpelonegroyelcaracterísticoperfilaquilinodelgrandemagogo.Perotambiénhabíaalgomásquematabadeungolpe cualquier intento premeditado de retórica. Aquel hombre estabasufriendo;estabasufriendoagudamenteunaenormetensiónnerviosa.Desdeelprincipioadoptóunairecomodepersonificarseasímismo.Al instante,conun sologesto, con elmás levemovimiento, le fue revelado aRedwoodqueCaterhamsesosteníagraciasalasdrogas.Elpolíticointrodujoelpulgarenelbolsillo de su chaleco, y después de unas frases más, prescindió de tododisimuloydeslizóunpequeñocomprimidoentreloslabios.

Además,noobstanteelesfuerzoquesobreélpesaba,apesardelhechodenotenerrazónydeserunadocenadeañosmásjovenqueRedwood,aquellacualidadquehabía en él—algoquepodríamos llamarmagnetismopersonalpor falta de una palabra mejor— que le había hecho abrirse camino hastallegara laeminenciadeldesastre,seguíanotándoseen todosuser.ConestotampocohabíacontadoRedwood.Yadesdeelprincipio,encuantoalcursoydirección de la conversación, prevaleció Caterham sobre Redwood. Lascaracterísticasdelaprimerafasedelaentrevistafuerondeterminadasporél,yel tono y los procedimientos empleados fueron también de su iniciativa.Aquellosucediócomosifueralacosamásnaturaldelmundo.

Todos los proyectos deRedwood se desvanecieron ante supresencia.Leestrechó la mano antes de que Redwood recordara que se había propuestoevitaraquellafamiliaridad.Diolatónicadesuconferenciadeunmodoseguroy claro presentándola como una búsqueda de expedientes en una catástrofecomún.

Si cometió algún error fue lasvecesque sedejódominarpor la fatigaydejódeprestarunaatencióninmediata,dejándosellevarporelhábitopropiodeunmitin.Luego se irguió—durante toda la entrevista losdospersonajespermanecieron de pie— y, apartando la mirada de Redwood, empezó adefenderseyajustificarse.Enunaocasióninclusoseleescapó:

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—¡Caballeros…!

Quedamente,dilatándosepocoapoco,empezóahablar…

Hubo momentos en los que Redwood dejó de sentirse interlocutorcomportándose como simple auditor de un monólogo. Se transformó en elespectadorprivilegiadodeunextraordinariofenómeno.Sediocuentadealgoasí como una diferencia específica entre él y aquel individuo cuya hermosavoz lo estaba envolviendo y que seguía hablando y hablando. Aquellamentalidadera tanpoderosacomolimitada.Desuenergíaconductora,desupesopersonal,desuinvencibleolvidodeciertascosas,brotóenlamentedeRedwoodlamásgrotescayextrañadelasimágenes.Envezdeunantagonistaqueeraunsemejantesuyo,unhombresusceptiblederesponsabilidadmoralalquesepodíandirigirrazonablessúplicas,RedwoodvioaCaterhamcomoalgoraro, como una especie de rinoceronte monstruoso, como si dijéramos unrinocerontecivilizado,engendradoenlaselvadelosenredosdemocráticos,unmonstruo de irresistible empuje e invencible resistencia. En todos losestrepitosos conflictos de aquellamañana, se erguía supremo. ¿Ymás allá?Aquelhombreeraunserperfectamentedotadoparaabrirsecaminoporentregrandes multitudes de hombres. Para él no había falta que fuese másimportante que la autocontradicción, ni ciencia más significativa que lareconciliacióndelos«intereses».Lasrealidadeseconómicas, lasnecesidadestopográficas, las casi intocadasminasde expedientes científicos, no existíanpara él más de lo que existían los ferrocarriles, los rifles o la literaturageográfica. Lo único que existía eran asambleas, juntas secretas y votos…votosporencimadetodo.Éleralaencarnacióndemillonesdevotos.

Y ahora, en la gran crisis, con los gigantes quebrantados, pero noderrotados,aquelmonstruodelosvotosseexplicaba.

Era evidente que, incluso en las presentes circunstancias, aún tenía queaprenderlo todo. Ignoraba que hubiese leyes físicas y leyes económicas,cantidades y reacciones que todos los votos de la humanidad nemínecontradicentenopueden impediryque si sedesobedecenesa cambiode ladestrucción. Ignoraba que hubiese leyes morales que no pueden doblegarsepor la fuerza o por la moda del momento, so pena de que vuelvan aenderezarse con vindicativa violencia. Frente a una granada explosiva o «alDíadelJuicioFinal»eraevidenteparaRedwoodqueaquelhombrehabríaidoarefugiarsedetrásdealgúnvotocuidadosamenteconseguidoenlaCámaradelosComunes.

Loquemás lepreocupaba en aquellosmomentosno era lapotenciaquedefendía aquella fortaleza allá lejos, hacia el sur, ni laderrota, ni lamuerte,sinoelefectodetodasesascosassobresumayoría,queconstituíalarealidadprincipalde suvida.Teníaquederrotar a losgiganteso resignarseaquedar

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políticamentedeshecho.Noestabaenabsolutodesesperado.Enaquellahoradesumástremendofracaso,consangreydesastresenlasmanosylapromesasegura de un desastre inminente todavía más terrible, con los destinos delmundoalzándoseimponentesporencimadesucabeza,eraaúncapazdecreerqueporsimpleefectodesuvoz,pormediodeexplicacionesydeclaracionespodría todavía reconstruir su poder. Estaba perplejo y afligido, sin dudaalguna, muy cansado y dolorido, pero si tan sólo pudiera sostenerse comohastaesemomento,sipudiesecontinuarhablando.

Amedida queCaterham hablaba, le parecía aRedwood que avanzaba yretrocedía,que sedilatabay se contraía.LaparticipacióndeRedwooden laconversaciónfuepuramentesubsidiaria,comosifuerametiendocuñasenella,de vez en cuando: «Eso son tonterías…», «No…», «No vale la pena ni deinsinuarlo…»,«Entonces,¿porquéempezóusted…?».

Es posible que Caterham ni siquiera lo oyera. Alrededor de estasinterpolaciones, el discurso de Caterham fluía como un rápido torrentealrededordeunaroca.Allíestaba,pues,aquelhombreincreíble,depiesobresualfombraoficial,hablando,hablandocomosicualquierpausadesucharla,ensusexplicaciones,enlaexposicióndesuspuntosdevistayaspectos,ensusconsideraciones y expedientes, fuera a permitir que alguna influenciaantagonistaentraradeunsaltoenlarealidad…enlarealidadoral,laúnicaqueélpodíacomprender.Allíestabaaquelhombre,enmediode losesplendoreslevementedeslucidosdeaquellaestanciaoficial,enlaqueunhombretrasotrohabían sucumbido a la creencia de que cierto poder de intervención era elcontrolcreadordeunimperio…

CuantomáshablabaCaterham,tantomásibacreciendoyafirmándoseenRedwood una sensación de futilidad. ¿Se daba cuenta aquel hombre de quemientrasestabahablando,elmundoenterocambiaba?¿Sedabacuentadequelainvenciblemarea,elcrecimiento,ibaenaumentomásymás,ydequehabíaotrashorasquelasparlamentariasyotrasarmasenmanosdelosVengadoresdeSangre?Porfuera,oscureciendolahabitacióncasiporentero,unasimplehojadeparragigantedeVirginiadabagolpecitosenloscristalessinquenadieleprestaraatención.

Redwood sintió el deseo de terminar aquel asombroso monólogo paraescaparhacialacordurayelsanojuicio,haciaaquelcampamentoasediado,lafortalezadel futuro,donde, enelmismonúcleode lagrandeza, losHijos sehabíanagrupado.Porestoaguantabaaquellacharla.Teníalacuriosaimpresiónde que, a menos que aquel monólogo terminara de una vez, se encontraríaarrastradoporélyque,por lo tanto,debía lucharcontra lavozdeCaterhamdelmismomodoqueseluchacontraunadroga.Loshechossehabíanalteradoyseguíanalterándosebajoaquelencanto.

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¿Qué estaba diciendo aquel hombre? Como Redwood tenía quetransmitirlo a los Niños del Alimento, notó que aquello importaba mucho.Tenía que atender a lo que decía el otro y mantener al mismo tiempo susentido de la realidad tan bien como pudiera. Caterham hablaba mucho dedelitos de sangre. Aquello era elocuencia. No tenía la menor importancia.¿Quéveníadespués?

¡Sugeríaunaconvención!

Sugería que los Niños del Alimento sobrevivientes capitulasen y semarcharan a otra parte para formar una comunidad propia. Dijo que habíaprecedentes.

—Lespodremosasignarunterritorio…

—¿Dónde?—preguntóRedwood,dispuestoadiscutir.

Caterham se aprovechó de aquella concesión. Volvió la cara haciaRedwoodysuvozdescendióaun tonoderazonablepersuasión.Aquelloyapodría determinarse más adelante. Era, según Caterham, una cuestióntotalmentesubsidiaria.Yprosiguióestipulando:

—Y exceptuando la vida de ellos y el lugar donde se hallen, nosotrosdeberemos poseer el absoluto control y el Alimento y todos los Frutos delAlimentodeberánseraniquilados…

Redwoodcomenzóaregatear.

—¿Ylaprincesa?

—Escuestiónaparte.

—No —replicó Redwood luchando para volver a su terreno inicial—.Seríaabsurdo.

—Eso ya vendrá luego. De todosmodos, estamos de acuerdo en que lafabricacióndelAlimentodebecesar…

—Yonoestoyparanadadeacuerdoconeso.Yonohedichonada…

—¡Peronopuedeserqueenunsoloplanetahayadosrazasdehombres,unagrandeyotrapequeña!¡Considereloqueyahaocurrido!¡Considerequeesto es sólo una pequeña demostración de lo que puede ocurrir si esteAlimentosiguehaciendodelassuyas!¡Consideretodoloqueustedhahechosufrir ya a estemundo! Si tiene que haber una raza de gigantes que vayancreciendoymultiplicándose…

—Noquiero discutir—dijoRedwood—.Debo ir a ver a nuestros hijos.Quieroiraveramihijo.Poresohevenidoaverleusted.Dígameexactamentecuálessuoferta.

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Caterhamhizoundiscursosobresuscondiciones.

A los Niños del Alimento se les adjudicaría un gran territorio, enNorteaméricaoenÁfrica,dondepudieranvivirsusvidasdelmodoquemejorlespareciese.

—¡Esto es una sandez…!—gritó Redwood—.Hay otros gigantes en elextranjero.¡EntodaEuropa…pordoquier!

—Podría establecerse una convención internacional. No sería imposible.Yasehahabladodealgosemejante…Peroenesteterritoriodereserva,ellospodrían seguir suvida a sumanera.Podríanhacer lo quequisieran, podríanfabricarloquelesdieselagana.Nosotrosnossentiríamosmuysatisfechossiquisieranfabricarobjetos.Puedensermuydichososallí.¡Piénselo!

—Acondicióndequenohayamásdescendencia.

—Precisamente.Loshijos sonpara nosotros.Y así, señor, salvaremos almundo, lo salvaremos por completo de los frutos de su terribledescubrimiento. No es aún demasiado tarde. Sólo que estamos dispuestos asuavizar la rapidez de ejecución con la clemencia. Ahora mismo estamosquemandoychamuscando lossitiosafectadospor losobusesquedispararonayer. Podemos neutralizar sus efectos. Esté usted seguro de que podemosneutralizarlos.Perosincrueldades,sininjusticias…

—¿YsilosNiñosnoaceptan?

Porprimeravez,CaterhammiróaRedwoodcaraacara.

—¡Debenaceptar!

—Yonocreoqueacepten.

—¿Y por qué no? —preguntó Caterham con un estupendo tono deasombro.

—Supongamosquenoacepten.

—Entonces,¿quérecursoquedasinolaguerra?Nopodemospermitirquetodo continúe así. ¡No podemos, señor! ¿Es que ustedes, los hombres deciencia, conocen de imaginación? ¿Es que carecen de la clemencia? Nopodemospermitirquenuestromundoseapisoteadoporuncrecientehatajodemonstruos como los que ha producido su Alimento. No podemos y noqueremos. Y yo le pregunto a usted: ¿qué significa esto, sino la guerra? Yrecuérdelobien…Loqueacabadeocurriresúnicamenteelprincipio.Estohasidosólounaescaramuza,unsimpleasuntopolicial.Créameusted,unsimpleasunto policial. No se deje engañar por la perspectiva, por la inmediatamagnituddeestosnuevosindividuos.Detrásdenosotrosestálanación…estálahumanidad.Detrásdelosmillaresdeseresquehanmuerto,haymillones.Si

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nohubiesesidoporeltemordetenerquederramarmássangretodavía,señor,detrásdenuestrasprimeraslíneasseestaríanformandootraslíneasdeataque,inclusoahora.YonosésipodremosacabarcompletamenteconeseAlimento,¡pero lo que sí puedo asegurarle es que podemos matar a todos sus hijos!Usted toma demasiado en cuenta los acontecimientos de ayer, los sucesosocurridosenunaveintenadeaños,enunasolabatalla.Ustednotieneideadellento curso de la historia.Yo ofrezco este acuerdo para salvar unas cuantasvidas, no porque pueda alterar el final inevitable. Si usted cree que sus dosdocenas de gigantes pueden resistir a todas las fuerzas aunadas de nuestropuebloyde todas las naciones extranjeras quevendrán ennuestra ayuda, siusted cree que puede cambiar a la Humanidad de un soplo, en una solageneración,alterandolanaturalezaylaestaturadelHombre…

Yhaciendounampliogestoconelbrazo,añadió:

—¡Vaya a verlos ahora, señor! Véalos, agazapados alrededor de susheridos,pagandotodoeldañoquehanhecho…

Seinterrumpiócomosi,porcasualidad,hubiesevistoalhijodeRedwood.

Hubounalargapausa.

—Vayaaverlos—dijo.

—Esoesloquequiero.

—Entonces,vayaahoramismo…

Diomediavueltayoprimióelbotóndel timbre.Afuera,en respuesta, seoyóelruidodeunaspuertasqueseabríanydepasosapresurados.

La conversación había acabado. La exhibición había tocado a su fin.Bruscamente Caterham pareció contraerse, arrugarse hasta transformarse denuevo en un hombre de mediana edad, de mediana estatura, en el rostroamarillentoyunaspectocansino.Diounpasohaciadelante,comosisalieradelmarcodeuncuadro,yasumiendoporcompleto laamistosacortesíaquehaydetrásdetodoslosconflictospúblicosdenuestraraza,tendiósumanoaRedwood.

Como si fuera la cosa más natural del mundo, Redwood le estrechó lamanoporsegundavez.

CAPÍTULOV

ELCAMPAMENTODELOSGIGANTES

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I

Poco tiempodespués se encontróRedwood en un tren que atravesaba elTámesishaciaelsur.Tuvounabrevevisióndelrío,relucientebajolasluces,ydelahumaredaqueaúnsedesprendíadelsitiodondehabíacaídounobús,enla orilla septentrional, y donde se había organizado una vasta multitud dehombres para quemar hasta los últimos restos de Heracleoforbia. La orillameridionalsehallabaaoscurasdebidoaalgúnignoradomotivoynisiquieralascallesestabaniluminadas,ytodoloclaramentevisibleeranlassiluetasdelasaltastorresdealarmaylososcurosbultosdecasasyescuelas.Alcabodeunminutodeobservación,volvió la espaldaa laventanay se sumióen suspensamientos.NohabíayanadamásqueverniquehacerhastaquehubieravistoalosHijos…

Sesentíafatigadoporlatensiónnerviosadelosdosúltimosdías;leparecíaquesusemocionesdebíandeestaryaagotadas,perosehabíafortificadoconun cafémuy fuerte antes de ponerse enmarcha y sus ideas fluían claras ydiáfanas. Sumente se hallaba en contacto conmuchas cosas.Recapituló denuevo, pero esta vez con la ilustración facilitada por los acontecimientosacaecidos, lamaneracómoelAlimentohabíaentradoysehabíadesplegadoenelmundo.

—Bensingtoncreyóquepodríaserunexcelentealimentoparalosniños—murmuróparasíconunalevesonrisa.Luegovolvieronalamente,tanclarascomosiestuvierantodavíapendientesderesolución,lashorriblesdudasqueloacometierondespuésque sehubocomprometidoaadministrarloa supropiohijo.Deallí,conunaexpansióncontinuaeimplacable,yapesardetodoslosesfuerzoshumanosparaayudaryoponerseasudiseminación,elAlimentosehabíaesparcidoportodoelmundohabitadoporelhombre.Yahora,¿qué…?

—Aunquelosmataranatodos—susurró—,elhechoyaestáconsumado.

El secretode la fabricacióneraconocidoenmuchaspartes.Yestohabíasidoobrasuya.Lasplantas,losanimalesyunamultituddedesdichadosniñosen pleno crecimiento conspirarían irresistiblemente para obligar almundo avolverdenuevoalAlimento,independientementedeloquepudieraocurrirenlapresentelucha.

—El hecho está consumado—se repitiómientras las ideas se le fijabansobre el destino de los Niños y particularmente de su propio hijo. ¿Losencontraríaagotadospor losesfuerzosde labatalla,heridos,hambrientos,albordedeladerrota,olosencontraríaaúnreciosyoptimistas,dispuestosparael conflicto aúnmás formidabledeldía siguiente…? ¡Suhijo estabaherido!¡Perolehabíaenviadounmensaje!

VolvióasumentelaentrevistaconCaterham.

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Lo despertó de su ensimismamiento la parada del tren en la estación deChislehurst.Reconocióellugarporunaenormeatalayacontralasratasqueseerguía en la cúspide de Candem Hill y la hilera de grandes pinabetes quebordeabanlacarretera…

El secretarioparticular deCaterham fuedesde el otro cocheparadecirlequeaunamediamilladedistancialalíneaférreahabíasidoaveriadayqueelresto del viaje tendría que hacerlo en automóvil. Redwood se apeó en unandén iluminado únicamente por una linterna demano y barrido por la fríabrisa nocturna. La quietud de aquel abandonado suburbio invadido por elbosqueylamaleza—todossushabitantessehabíanrefugiadoenLondresalcomienzo de las hostilidades el día anterior—, se hizo instantáneamenteimpresionante. Su guía le ayudó a bajar los peldaños de la salida de laestación,dondeyaleesperabaunautomóvilconunosfarosdeslumbradores,laúnicaluzquehastaentonceshabíavisto,loconfióalcuidadodelchóferysedespidiódeél.

—Yaséqueharáustedtodoloquepuedapornosotros—dijo,imitandolosmodalesdesuamomientrasestrechabalamanodeRedwood.

TanprontocomoRedwoodconsiguióenvolverseenunamanta,empezarona rodar en medio de la noche. Después de unmomento de inmovilidad, elautomóvilselanzóvelozmente,perocongransuavidad,porlapendientedelaestación. Dieron la vuelta a una esquina y después a otra, siguieron lostortuososcaminosdeunbarrio residencial, y luego se extendióante ellos lacarretera. El automóvil zumbó almáximo de velocidad, horadando la negranoche.Todoestabamuyoscurobajolaluzestelaryelmundoenteroparecíahaberse agazapadomisteriosamente o desaparecido sin ningún ruido. Ni unalientodeairehacíamoverselascosasquepasabanvolandoaambosladosdelacarretera.Lascasasdecampo,pálidasyabandonadas,aambosladosdesuruta, con sus negras ventanas sin luz, le parecían aRedwooduna silenciosaprocesióndecalaveras.Elchóferqueibaasulado,oeraunhombresilenciosode natural o permanecía silencioso debido a las peculiares condiciones deaquelviaje.RespondíaalasbrevespreguntasdeRedwoodconmonosílabosya regañadientes.Cruzando el firmamento por el sur, los haces de luz de losreflectoresseagitabanformandoondassilentes;parecían losúnicosextrañosindicios de vida en aquel mundo abandonado que iban dejando atrás en suvelozcarrera.

Lacarreterasehallababordeadaaambosladosporunasgigantescasramasdeendrinoquecontribuíanmuchoaoscurecerla,yporunahierbamuyaltayenormes collejas, inmensas ortigas muertas grandes como árboles cuyassiluetas pasaban como relámpagos por encima de sus cabezas. Después deKeston llegaron a una empinada cuesta y el chófer aminoró la marcha. Alllegaralacima,sedetuvo.

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—Esallí—dijoseñalandoconunlargodedoenguantadounenormebultonegroycontrahechoquesealzabaantelosojosdeRedwood.

Alolejos,parecíaqueelgrantalud,encrestadoporelresplandordedondesalíanlosreflectores,sealzabadestacándosecontraelcielo.Aquelloshacesdeluz iban y venían por entre las nubes y el ondulado paisaje a su alrededor,comositrazaranmisteriososencantamientos.

—No sé—dijopor fin el chófer.Resultaba evidente que teníamiedodeseguiradelante.

Enaquelmomentounreflectordescendiódelcieloparaposarseenellos,vigilándoloscomounamiradaescrutadora,másbienconfundidaquemitigadaporeltallodeunmonstruosohierbajoqueseinterpuso.Losdossesentaron,conlasmanosenguantadasdelantedelosojos,intentandomirarporentrelosdedosparaenfrentarseconlacegadoraluz.

—Sigaadelante—dijoRedwoodalcabodeuninstante.

Elchóferteníatodavíasusdudas,queintentóexpresar,sinconseguirlodeltodo,yquefueronatenuándosehastarepetir:

—Nosé.

Porfinseaventuróaseguir.

—Vamos, pues—dijo poniendo el motor de nuevo en marcha, seguidoatentamenteporaquelgranojoblanco.

ARedwood le pareciódurante unbuen ratoqueyano se hallaban en latierra,sinoquecorríanatravésdeunanubeluminosa.Tuf,tuf,tuftuf,hacíaelmotor, y una y otra vez—obedeciendo a no sé qué impulso nervioso— elchóferhacíasonarlabocina.

Pasaronporlaoscuridaddeuncaminobordeadodealtasvallas,ydeallíaunahondonada.Luegopasaronpordelantedevanascasasparavolverasalirfrenteaaquelcegadorhazdelreflector.Después,duranteunrato,lacarreteraapareció completamente despejada en medio de una llanura, y a ellos lespareció que se hallaban suspendidos, zumbando en la inmensidad. Una vezmás las gigantescas hierbas se alzaban a su alrededor, desapareciendofugazmenteenunremolino.Depronto,bruscamenteycercadeellos,sealzó,impresionante, lafiguradeungigante,brillantementeiluminadaporabajo,osea,pordondeloiluminabaelreflector,ynegra,recortadacontraelcielo,porarriba.

—¡Eh,amigos!—gritó—.¡Alto!Seacabólacarretera…¿EsustedPadreRedwood?

Redwood se puso de pie y profirió un grito a modo de respuesta, y en

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seguidaaparecióCossarenlacarretera,asulado,estrechándolelasmanosyayudándoloaapearsedelautomóvil.

—¿Cómoestámihijo?—preguntóRedwood.

—Estámuybien—dijoCossar—.Aélnolehicieronnadadecuidado.

—¿Ysushijos?

—Bien.Todosellos.Perohemostenidoquelucharparaconseguirlo.

El gigante estaba diciendo algo al chófer. Redwood se echó a un ladomientras el automóvil daba la vuelta, y entonces, súbitamente, Cossardesapareció, todo desapareció, y Redwood se encontró en la más absolutaoscuridad durante el espacio de un momento. El reflector iba siguiendo elautomóvil en su viaje de regreso hasta la cumbre de Keston. Redwood sequedómirando cómo se iba alejando elminúsculo vehículo dentro de aquelpálido halo. Ofrecía un efecto muy curioso, como si lo que se moviera nofuese el automóvil, sino el halo. Un grupo de aguerridos gigantes apareciósúbitamente,haciendograndesaspavientos,yfueroninmediatamentetragadospor la noche…Redwood se volvió hacia la silueta de Cossar y le cogió lamano.

—Mehanencerradoymehantenidoignorantedetodo—dijo—durantedosdíascompletos.

—Les disparamos el Alimento—dijo Cossar—. ¡Era obvio! Les hemoshechounostreintadisparos.

—VengodeveraCaterham.

—Lo sé.—Y echándose a reír, con cierta nota de amargura, añadió—:Supongoquequerrállegaraunarreglo.

—¿Dóndeestámihijo?—preguntóRedwood.

—Estábien.Losgigantesesperanelmensajequenostrae.

—Sí,peromihijo…

Pasó con Cossar por un largo túnel inclinado, que se iluminó de rojoduranteunmomentoparavolveracaerenlaoscuridadysalirfinalmenteenelgranpozodeminaquelosgiganteshabíanconstruidocomorefugio.

La primera impresión que tuvo Redwood fue la de un enorme estadiolimitado por altísimos riscos, y con el suelo lleno de estorbos. Estaba aoscuras, a no ser por los pasajeros reflejos del reflector del centinela querodabaconstantementeenloaltoyporunrojizoresplandorqueaumentabaydisminuía a ratos procedente de un rincón distante donde dos gigantestrabajabanjuntos,haciendoungranestruendometálico.Destacándosecontra

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el cielo, pudo distinguir las familiares siluetas de los viejos cobertizos ycampos de juego que habían sido construidos para los chicos de Cossar.EstabancomosuspendidosalbordedeunprecipicioyextrañamentetorcidosydeformadosconloscañonesdelbombardeodeCaterham.Habíaindicacionesde enormes emplazamientos de artillería por encima, y en su proximidad seveían unosmontones de cilindros que quizá fueranmuniciones. Por todo elancho espacio inferior estaban esparcidas las formas de grandesmáquinas eincomprensiblesbultos,mezcladosenvagodesorden.Losgigantesaparecíanydesaparecíanentreaquellasmasas,y,bajolaluzincierta,formabangrandesbultos,deningúnmododesproporcionadosalascosasentrelasquesemovían.Algunossehallabanactivamenteatareados;otros,sentadosoyacentes,comosiintentaranconciliarelsueño,yunoqueteníatodoelcuerpovendado,yacíaen una camilla de ramas de pino y estaba ciertamente dormido. Redwoodobservó aquellas formas borrosas; sus ojos se dirigieron de una movedizasiluetaaotra.

—¿Dóndeestámihijo,Cossar?

Entonceslovio.

EljovenRedwoodestabasentadoalasombradeunagranpareddeacero.Parecíaunaformanegra,reconociblesóloporsupostura…susfaccioneseraninvisibles. Estaba sentado con la barbilla apoyada en la mano, como siestuviesemuy cansado o sumido en sus pensamientos.A su lado,Redwooddescubriólafiguradelaprincesa,merainsinuaciónoscuradesupresencia,yluego, al volver a incrementarse el resplandor distante, percibió durante unmomento,iluminadaderojo,lainfinitabondaddesusombreadorostro.Estabacontemplandoasuamanteconlamanodescansandocontraelacero.Parecíaestarlediciendoalgo.

Redwoodhubieraqueridoirhaciaellos.

—Enseguida—dijoCossar—.Primerodetodosumensaje.

—Sí—dijoRedwood—,pero…

Seinterrumpió.Suhijohabía levantadolavistayestabahablandoconlaprincesa, pero en tono demasiado bajo para que pudieran oírlo. El jovenRedwoodlevantólacabezayellaseinclinóendirecciónaélymiróhaciaunladoantesdehablar.

—Pero sinosderrotan…—oyeronquemurmuraba la susurrantevozdelhijodeRedwood.

Ellaseinterrumpió,yelrojoresplandorpusoderelievesusojos,brillantesde lágrimas aún no derramadas. Se inclinó aúnmás cerca de él y volvió ahablarleenuntonotodavíamásbajo.Habíaalgotaníntimoytanprivadoenel

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talante de los dos, que Redwood, que durante dos días no había estadopensandoenotracosasinoensuhijo,sesintióallíunintruso.Bruscamentesesintiórefrenado.Acasoporprimeravezensuvidaadvirtiólomuchoqueunhijo significa para su padre, mucho más de lo que un padre puede nuncasignificarparasuhijo,ysedioperfectacuentadelacompletapredominanciadelfuturosobreelpasado.Aquí,él,entreaquellosdosseres,noteníanadaquehacer.Supapelestabayarepresentado.SevolvióhaciaCossaral instantedecomprenderlo.Susmiradassecruzaron.Eltonodelavozseletransformó.

—Voy a dar cuenta del mensaje ahora mismo —dijo—. Ya tendremostiempodesobraluego…

El pozo era tan enorme y estaba tan lleno de objetos, que hubieron defranquearunlargoytortuosocaminoantesdepoderllegaralsitiodesdedondeRedwoodlespudieradirigirlapalabraatodos.

Junto a Cossar, siguió un sendero abruptamente descendente que pasabapor debajo de un arco de maquinaria interconectada, y de allí pasó a unaampliayprofundapasarelaque atravesaba el fondodel pozo.Esta pasarela,ampliayvacía,pero,noobstante,relativamenteestrecha,conspirabacontodoloquehabíaasualrededorparaacentuarlasensacióndepropiapequeñezquese había apoderado de Redwood. Se transformó, como si fuera una cañadaexcavada. En lo alto, por encima de sus cabezas, separados de ellos porabismos de oscuridad, los reflectores giraban y brillaban, y las relucientesformasibandeunladoparaotro.FuertesvocessellamabanunasaotrasalláarribaconvocandoalosgigantesareunirseenunConsejodeGuerraparaoírlostérminosqueCaterhamleshabíaenviado.Lapasarelaseinclinabaaúnmásalfondo,hacialanegrainmensidad,hacialassombrasyelmisterioylascosasinconcebibles,hacialasqueRedwoodsedirigíadespacio,conpasocauteloso,mientrasCossaribaavanzandoconseguraszancadas…

LospensamientosdeRedwoodsemultiplicaban.

LosdoshombrespenetraronenlamáscompletaoscuridadyCossarcogióasucompañeroporlamuñeca.Ahorateníanqueirforzosamentedespacio.

Redwoodsesintióimpulsadoahablar.

—Todoestoesmuyextraño—dijo.

—Grande—dijoCossar.

—Extraño.Ymásextrañoaúnqueseaextrañoparamí…paramí,quesoy,enciertomodo,elorigendetodo.Estoes…Seinterrumpióenluchaconsuevasivosignificado,ehizoungestohaciaelriscoquenadievio.

—Nuncahabíapensadoenestoantes.Heestadomuyocupadoylosañoshanidotranscurriendo.Peroaquíveo…Esunanuevageneración,Cossar,con

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nuevasemocionesynuevasnecesidades.Todoesto,Cossar…

Cossar vio ahora su indistinto gesto hacia los objetos que había a sualrededor.

—TodoestoesJuventud…

Cossarnorespondióysiguióadelanteconpasoirregular.—Noesnuestrajuventud, Cossar. Están tomando posesión de una serie de cosas. Empiezancon sus propias emociones, con su propia experiencia; empiezan a sumanera… Hemos hecho un mundo nuevo y no es nuestro. Ni siquiera essimpático.Estelugartangrande…

—Hasidoplaneadopormí—dijoCossarfrunciendoelceño.

—Pero¿yahora?

—¡Ah!Seloheregaladoamishijos.Redwoodsintióelgestodeunbrazoquenopudover.

—Quierodecirquehemosterminado…

—¡Sumensaje!

—Sí.Yluego…

—Habremosterminado.

—¿Entonces…?

—Claroquenosotrosestamosexcluidosdeesteasunto,somosdosviejos—dijoCossarconlafamiliarnotaderepentinacóleraenlavoz—.Claroqueestamosfueradetodoeso.Evidentemente.Cadahombreasuépoca.Yahoraeslaépocadeellos,laqueempieza.Yestámuybien.Trabajodeexcavador.Hacemosnuestrotrabajoynosvamos.¿Comprendeusted?ParaesoexistelaMuerte.Nosotrosagotamoslacapacidaddenuestrospequeñoscerebrosydenuestras pequeñas emociones, y luego llega el relevo y todo empieza denuevo.¡Empezaryvueltaaempezar!Sencillísimo.¿Quéhaydemalenello?

SecallóparaguiaraRedwoodporunospeldaños.

—Sí—dijoRedwood—,perosesienteuno…

Ydejólafraseincompleta.

—Para esto existe la Muerte —oyó Redwood que seguía insistiendoCossar,unpocomásabajo—.¿Cómopodríahacersesinofueraasí?ParaestoexistelaMuerte.

II

Despuésdevueltasymásvueltasydesubirunbuenrato, llegaronauna

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especiede rebordedesde el que sepodíadominar el pozode losgigantesydesdedondeRedwoodpodíahacerseoírportodalaasamblea.Losgigantesyasehabíanagrupadoen laparte inferior,yasualrededor,paraoírelmensajeque les iba a exponer. Elmayor de los hijos de Cossar estaba arriba, en elborde del talud, vigilando las revelaciones de los reflectores, porque todostemíanunaquiebradel armisticio.Losque trabajabanenaquelgranaparatoque había en un rincón se destacaban claramente sobre el trasfondo de luz.Iban casi desnudos y se volvieron hacia Redwood, pero vigilandocontinuamente la fundición, que no podían abandonar ni un momento.Redwoodvioaquellasfigurascercanasconunafluctuanteincertidumbre,pormedio de luces imprecisas que aparecían y desaparecían, y las figuras másremotas eran aún más borrosas. Salían de las profundidades de grandestinieblas, donde volvían a sumirse en seguida. Porque aquellos gigantes noteníanmásluzquelaestrictamentenecesariaenelpozoafindequesusojosestuvieran preparados para distinguir eficazmente cualquier fuerza atacantequepudieralanzarsesobreellosdesdelaoscuridadcircundante.

Devezencuando,algúndestellorealzabaporcasualidadatalocualgrupodealtasypoderosasformas, losgigantesdeSunderland,vestidosconplacasmetálicas superpuestas, y los demás, vestidos de cuero, de soga tejida o demetal tejido, según estuviese determinado por sus respectivas condiciones.Estabansentadosenmediodemáquinasyarmamentostanimponentescomoellosmismos,odescansabanlasmanosenaquellosaparatos,ysusmiradas,alpasardelovisiblealoinvisibleyviceversa,eranfirmesydecididas.

Hizo un esfuerzo para empezar a hablar y no pudo. Por un instante, elrostrodesuhijoresplandecióreflejandolacálidaerupcióndelfuego.Vioquesu hijo lo estaba contemplando, con ternura, pero también con vigorosaexpresión, y encontró la voz perdida, una voz que llegara a todos, perodirigida,comoatravésdeunabismo,asuhijo.

—VengodeveraCaterham—dijo—.Mehaenviadoparaqueosexpongalasofertasqueoshace.

Hizounapausa.

—Sonunascondicionesimposibles,losé,ymásahoraqueosveoatodosaquí reunidos; son condiciones imposibles, pero he venido a transmitíroslasporquequeríaverosa todos,yespecialmenteamihijo.Queríaveramihijounavezmás…

—Expliquelascondiciones—lointerrumpióCossar.

—HeaquíloqueofreceCaterham.¡Quierequeosmarchéisdesumundo!

—¿Adónde?

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—No lo sabe. De unmodo vago dice que os destinará una gran regiónapartada…YquevosotrosnodebéisfabricarmásAlimentonitenerhijos;quedebéisviviravuestromodohastaeltérminodevuestrasvidasparaquetodoquedeacabado.

Sedetuvo.

—¿Yesoestodo?

—Esoestodo.

Huboungransilencio.Lastinieblasqueenvolvíanalosgigantesparecíanmirarloaélpensativamente.

Sintióquealguienletocabaelcodo,yalvolversevioqueCossarleofrecíauna silla: un extraño fragmento de casa de muñecas en medio de aquellasapiladas inmensidades. Se sentó y cruzó las piernas; luego puso una piernaencimade laotra tocándosenerviosamenteunzapato,y se sintiópequeñoysofocado,muyvisibleyabsurdamentesituado.

Alsonidodeunavozvolvióaolvidarsedesímismo.

—Yahabéis oído,Hermanos—dijo aquella voz, que parecía salir de lastinieblas.

Yotravozcontestó:

—Yalohemosoído.

—¿Cuáleslarespuesta,Hermanos?

—¿ACaterham?

—Sí,desdeluego…

—Pues,¡queNo!

—¿Ydespués?

Sehizounsilencioqueduróunossegundos.

Luegounavozdijo:

—Esasgentestienenrazón.Segúnsumentalidad,claroestá.Tienenrazónalquererdestruirtodoloquecrecíamayorqueellos…fueseanimal,plantaocualquierotracosamayordelonormal.Tuvieronrazónalintentarmatarnos.Tienenrazónahoraaldecirquenodebemosprocrearconnuestrassemejantes.Segúnsumentalidadtienentodalarazón.Saben,yyavasiendohoradequelosepamostambiénnosotros,quenopuedenestarjuntosenelmismomundolosgigantes y los pigmeos. Caterham lo ha dicho y lo ha repetidomuchísimasveces,muyclaramente…Tienequetriunfarsumundooelnuestro.

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—Pero no somos ni cincuenta —dijo otro—, y ellos son incontablesmillones.

—Deacuerdo.Perolacosaescomohedicho.

Sehizootrolargosilencio.

—Entonces,¿tenemosquemorir?

—¡Diosnolopermita!

—¿Yellos?

—Tampoco.

—¡PeroestoesloquediceCaterham!Élquisieraquenosotrosviviéramosnuestrasvidashastasutérminonormal,quemuriéramosdeunoenuno,hastaquesóloquedaraelúltimo,yalfinéstetambiénmoriría,yellosabatiríanlasplantas y hierbas gigantes, matarían la vida oculta, quemarían hasta losúltimos indicios del Alimento… y terminarían con el Alimento y connosotros… Entonces su diminuto mundo de pigmeos se sentiría seguro.Seguiríansiendocomosiempre…sintiéndoseseguros,viviendosusvidasdepigmeos, haciéndose mutuamente amabilidades y crueldades de pigmeo.Inclusopodrían, talvez,alcanzarunaespeciedemileniopigmeo,acabarconlas guerras, terminar con la superpoblación, establecerse en una ciudad deextensiónmundialparadesarrollarelartepigmeo,adorarseunosaotroshastaqueelmundoempieceacongelarse.

En un rincón, una plancha de hierro cayó al suelo haciendo un ruidoinfernal.

—Hermanos,todossabemoscuálessonnuestrasintenciones.

En uno de los centelleos de la luz de los reflectores, Redwood vio losgravesrostrosjuvenilesdelosgigantesvolversehaciasuhijo.

—Es muy fácil ahora hacer el Alimento. Sería fácil para nosotrosfabricarloparatodoelmundo.

—Tú quieres decir, Hermano Redwood —dijo una voz que salía de laoscuridad—,quesonlasgentespequeñasquienesdebencomerelAlimento.

—¿Quéotrasolucióncabe?

—Nosotrosnosomosnicincuentayellosmuchosmillones.

—Peronosotrosnosmantenemosennuestrospuestos.

—Hastaahora.

—SieslavoluntaddeDios,seguiremosmanteniéndonos…

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—Sí…¡Peropiensaenlosmuertos!

Otravozintervino,enelmismotono:

—¡Losmuertos!Piensaenlosquevananacer…

—Hermanos—dijo el jovenRedwood—, ¿qué otra cosa podemos hacersino luchar contra ellos, y si los derrotamos, hacerles tomar el Alimento?AhoranopodríantomarelAlimentoaunquequisieran.¡Vamosasuponerquenos decidiéramos a renunciar a nuestra herencia y a hacer esa sandez queCaterham propone! ¡Vamos a suponer que pudiéramos hacerlo…! Vamos asuponer que renunciáramos a eso que se remueve en nuestro interior, querepudiáramos eso que nuestros padres hicieron por nosotros, que tú, Padre,hiciste por todos nosotros, y que cuando nuestra hora hubiese llegado, nosdisipáramos en la senilidad y en la nada. ¿Qué pasaría entonces? ¿Seguiríasiendo este diminutomundo suyo igual que lo que era antes?Ellos podríanluchar contra la grandeza que hay en nosotros, que somos hijos de loshombres,pero¿podránellosconquistarla?Aunenelcasoquenosdestruyeranunoauno,¿qué?¿Lessalvaríaeso?¡No!¡Porquelagrandezaestáenmarcha,nosóloennosotros,nosóloenelAlimento,sinoenelpropósitodetodaslascosas!Estáenlanaturalezadetodaslascosas,formapartedelespacioydeltiempo.Crecercadadíamás,desdeloprimeroaloúltimoqueexiste…EsaeslaleydelSer.¿Quéotraleypuedehaber?

—¿Paraayudaralosdemás?

—Para crecer. Se trata aún de crecer. A menos que los ayudemos afracasar…

—Lucharáncontodaelalmaparaderrotarnos—dijounavoz.

Yotra:

—Sí,¿yqué?

—Lucharán —repuso el hijo de Redwood—. Si rechazamos suscondicionesnocabelamenordudadequequerránluchar.Enrealidad,esperoque sean francos y luchen. Si, después de todo, nos ofrecieran la paz, seríaparacogernosdesprevenidos.Noosquepa lamenorduda,Hermanos;deunmodoodeotroquerrán luchar.Laguerraha comenzadoyhemosde lucharhasta el fin.Amenos de obrar con cordura, podemos encontrarnos con quehabremos vivido sólo para fabricar mejores armas que las que emplearánluegocontranuestroshijosynuestros semejantes.Estohasido,hastaahora,sólo el primer albor de la batalla. Todas nuestras vidas serán una batallacontinua.Algunosdenosotrosmoriremosenlalucha,otrosseremosobjetodeasechanza.Nohayvictoriafácil,nohayvictoriaparanosotrosquenoseamásque media derrota. Estad seguros de eso. ¿Y qué? Sólo con que podamos

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mantener una posición establecida, sólo con que podamos dejar detrás denosotros una creciente hueste para continuar la lucha cuando nosotros yahayamosperecido,yahabremosconseguidomucho…

—¿Ymañana?

—DiseminaremoselAlimento,saturaremoselmundoconelAlimento.

—¿Ysiellosseavinierananuestrascondiciones?

—Nuestras condiciones consisten en elAlimento.No se trata ya de quepequeños y grandes puedan vivir juntos en una gran perfección decompromiso.Eslounoolootro.¿Quéderechotienenlospadresadecir:«Mihijo no tendrá otra luz que la que yo he tenido, ni crecerá a mayorgrandiosidad que la que yo he alcanzado»? ¿Expreso vuestra opinión,Hermanos?

Lerespondieronmurmullosdeasentimiento.

—Yalasniñasquequierensermujeresigualquealosniñosquequierenserhombres—gritóotravozdesdelaoscuridad.

—Éstasaúnmás:sermadresdeunanuevaraza…

—Perodurante la próximageneración todavíahabrágrandesypequeños—dijoRedwoodconlamiradapuestaenelsemblantedesuhijo.

—Y durante muchas generaciones más. Y los pequeños pondránobstáculosa losgrandesy losgrandespresionarána lospequeños.Así tienequeser,Padre.

—Seproduciránconflictos.

—Conflictosinterminables,malentendidosinterminables.

Todalavidaesasí.Losgrandesylospequeñosnuncapuedenentenderse.Pero en cada hijo nacido de hombres, Padre Redwood, está al acecho unasimientedegrandeza…esperandolallegadadelAlimento.

—EntoncesvoyaveraCaterhamparadecirle…

—Te quedarás con nosotros, Padre Redwood. Nuestra respuesta se lamandaremosaCaterhamaldespuntarelalba.

—Éldicequeluchará…

—Así sea —dijo el joven Redwood. Y sus hermanos murmuraron suasentimiento.

—¡Elhierroestáapunto!—exclamóunavoz.

Los dos gigantes que estaban trabajando en un rincón empezaron a

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producirunrítmicomartilleoquediounapotentemúsicaalaescena.Elmetalrelucíaconmuchomásbrilloqueantes,ofreciendoaRedwoodunavisiónmásclaradelcampamentodelaquehastaentonceshabíatenido.Vioaquelespaciorectangular en toda su extensión, con las grandes máquinas de guerra,dispuestasyapuntodefuncionar.Másallá,aunnivelsuperior,sealzaba lacasa de los Cossar.A su alrededor estaban los jóvenes gigantes, enormes yhermosos,relucientesensuscotasdemalla,ultimandolospreparativosparaeldía siguiente. A la vista de ellos cobró ánimos. ¡Eran tan fácilmentepoderosos!¡Erantanaltosytanvalientes,tansegurosensusmovimientos!Suhijo estaba entre ellos, y la primera de todas las mujeres gigantes, laprincesa…

Leatravesólamenteelmásextrañocontraste,elrecuerdodeBensington,tan pequeño e inteligente… Bensington, con la mano metida en el blandoplumónde aquella primeragallinagigante, en aquellahabitación amuebladaconvencionalmente,dondevivía,mirandodubitativamenteporencimade lasgafas,mientrassuprimaJanesalíadandounportazo…

Todohabíaocurridoenunayerdehacíaveintiúnaños.

Depronto,unaextrañadudaseapoderódeél.Tuvo la impresióndequeaquel lugar, con toda su grandiosidad, tenía la textura de un sueño. Estabasoñando y en un instante se despertaría para volver a encontrarse en suestudio, con los gigantes asesinados, el Alimento suprimido y él hechoprisionero, encerrado en su propia casa. ¿Qué otra cosa era sino la vida…?¡Estar siempre prisionero y encerrado! Aquello era la culminación de suensueño.Sedespertaríaenmediodeunmardesangre,enplenabatalla,paraencontrarseconquesuAlimentoeralamásneciadelasfantasías,yquesusesperanzasysufeenunmundofuturomayornoeranmásqueunaespeciedepelícula coloreada proyectada sobre una charca insondable y corrupta. ¡Lapequeñez era invencible…! Tan fuerte y profundo fue su desaliento, suinsinuación de desilusión inminente, que se puso de pie de un salto. Serestregó los ojos con los puños cerrados y permaneció un momento así,temiendoquealvolveraabrirloselensueñoyasehubiesedisipado…

Lasvocesdelosmuchachosgigantesresonabancomomúsicadefondoenmediodeaquellaestruendosamelodíadelosherreros.Lamareadeladudafuebajando.Oyólasvocesdelosgigantes,oyósusmovimientosalrededordeél.¡Aquelloerareal,absolutamentereal,tanrealcomolosactosimpulsadosporeldespecho!Másrealaún,porqueaquellasgrandescosasprobablementesonlascosasdelporvenir,mientrasquelapequeñez,labestialidadylainvalidezdeloshombressonlascosasqueacaban.Abriólosojos.

—¡Yaestá!—exclamóunode losdosherreros,y ambos tiraronal suelosusmartillos.

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Unavozresonódesdearriba.ElhijodeCossar,depiesobreelterraplén,sehabíavueltohaciaellosylesestabahablando.

—Nosetratadequequeramosexpulsaralagentepequeñadelmundo—dijo—,afindequenosotros,quenoestamosmásqueaungradoporencimadesupequeñez,podamosdominarelmundoparasiempre.Estamosluchandoparaconseguir estegrado superior,peronopornosotrosmismos…Estamosaquí,Hermanos, ¿y con qué finalidad? Para servir el espíritu y el propósitoquehansidoinfundidosennuestrasvidas.Noluchamospornosotrosmismos,porque no somos sino las manos y los ojos momentáneos de la Vida delMundo. Esto es lo que tú, Padre Redwood, nos enseñaste. Por medio denosotros y por medio de la gente pequeña, el Espíritu observa y aprende.Desdenosotrosdebenpasar,porlapalabra,elnacimientoylaacciónaotrasvidas aúnmayores. Esta tierra no es ningún lugar de reposo, no es ningúncampo de juego; de no ser así, tanto valdría ofrecer nuestras gargantas alcuchillodelagentepequeña,yaquenotendríamosmásderechoalavidaqueellos. Y ellos, por su parte, podrían entregarse a las hormigas y a lascucarachas.Noluchamospornosotrosmismos,sinoporelcrecimiento…porel crecimiento que prosigue y proseguirá eternamente.Mañana, tanto si nostocavivircomosinostocamorir,elcrecimientoloconquistarátodo.Éstaeslaley del espíritu para siempre jamás. ¡Crecer de acuerdo con la voluntad deDios!¡Crecerydesarrollarsefueradeestasgrietasyhendiduras,fueradeestassombrasytinieblas,enlagrandezaylaluz!¡Másgrande,hermanosmíos!Ydespués…aúnmásgrande.Crecer,yluego…crecermás.Crecer,enfin,hastaalcanzar lacamaraderíay lacomprensióndeDios.Crecerhastaque la tierranoseamásqueunescalón,hastaqueelespírituhayareducidoelmiedoalanadaysehayaesparcido…

Yseñalandoelcieloconunamplioademán,añadió:

—¡Allá!

Cesó su voz. El blanco resplandor de uno de los reflectores giró enredondo y por un momento lo iluminó, erguido y gigantesco, con la manoalzadaendirecciónalfirmamento.

Duranteunosinstantesfueresplandeciente,lamiradahaciaarriba,hacialainmensidaddelespacio,revestidodecotademalla,jovenyfuerte,resueltoeintrépido.Después la luzpasóy élpermaneciócomounagran siluetanegrarecortadacontraelcieloestrellado,unagransiluetanegraqueamenazabacongestoimponenteelcieloytodasumultituddeestrellas.

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