El Anticristo
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EL ANTICRISTO
Texto Base: 1 Jn 2.18-20
INTRODUCCIÓN.
LA NARANJA Y EL ATEO
Un ateo dictaba una conferencia ante un gran auditorio, y después de haber finalizado su
discurso, invito a cualquier que tuviese preguntas a que subiera a la plataforma. Después de
unos momentos un hombre que había sido bien conocido en la localidad por su afición a las
bebidas embriagantes, pero que había sido salvo recientemente, acepto la invitación, y
sacando una naranja del bolsillo comenzó a pelarla lentamente. El conferencista le pidió
que hiciera la pregunta; pero el hombre continuo imperturbable pelando la naranja, al
termino de lo cual, se la comió. Cuando termino de comérsela se volvió al conferencista y
le preguntó:-¿Estaba dulce o agria?-No me pregunte tonterías – respondió el orador con
señales evidentes de enojo-. ¿Cómo puedo saber el gusto si no la he probado? El borracho
convertido respondió entonces:-Y ¿cómo puede usted saber algo de Cristo si nunca lo ha
probado?
En el tema de hoy veremos a un grupo especial de personas que conocieron a Dios,
probaron a Cristo pero decidieron negarlo, al hacer esto adoptaron el espíritu del anticristo
DESARROLLO.
I. El último Tiempo.
El último tiempo: es decir, el momento de la Segunda venida de Cristo.
En este versículo, Juan describe los tiempos en que escribió como LA HORA
FINAL, poniendo en evidencia que tanto él, como los verdaderos cristianos en cada
generación, vivían en la inmediata anticipación de la Segunda Venida de Cristo.
Presenta a su generación como la GENERACIÓN FINAL.
Esto no es una actitud dañina o negativa: Cristo Jesús desea que su pueblo esté a la
expectativa de su retorno.
Comentario Jamienson-Fausset-Brow: Cada época sucesiva ha tenido impresas
en ella algunas de las señales del “último tiempo” que precede la venida de Cristo,
para guardar a la Iglesia en la expectativa continua de su Señor.
II. El Anticristo.
El Anticristo: (avnti,cristoj)
Significa ALGUIEN QUE SE OPONE A CRISTO O QUE USURPA SU LUGAR.
Referencia especialmente a un personaje que ha de venir antes de la hora final.
El autor de la epístola, sin embargo, dice que habrá MUCHOS que se opondrán a
Cristo, y los identifica con los que, por sus doctrinas y prácticas, se han separado del
resto de los creyentes (2.22).
El término mismo sólo aparece en 1 y 2 Jn.
ha de venir: (e;rcetai)
“viene,” es decir, de su propio lugar.
Se interpreta la palabra anticristo de dos maneras:
1. CRISTO FALSO (Mat 24:5,24), “un reemplazante de Cristo”
2. ADVERSARIO DE CRISTO, “uno en contra de Cristo.” Como Juan nunca usa
seudo-cristo por Anticristo, es claro que significa un adversario de Cristo, que se
arroga lo que pertenece a Cristo, y desea sustituirlo como el objeto supremo de
adoración. Niega al Hijo, no obrando meramente, como el papa, en el nombre de
Cristo.
Que se opone (avntikei,menoj) a todo lo que se llama Dios,” (2 Ts 2.4)
Se opone a la gran verdad de Dios de que DIOS ES HOMBRE
Quiere sustituirla con su propia mentira de que EL HOMBRE ES DIOS.
Juan no identifica a este personaje, da por hecho que sus lectores están
familiarizados con este tema.
Es importante saber que Juan tenía en mente las herejías de su tiempo (CBA, 7, pag.
661).
Sea como fuere la existencia de este personaje nos ubica en los últimos días. No
debemos olvidar que el Anticristo máximo u original es Satanás.
III. Muchos Anticristos.
No una mención específica. Todos los adversarios heréticos.
Todo hombre que niega la Persona o alguno de los oficios de Cristo es anticristo; y
al negar al Hijo, niega también al Padre, y no tiene parte en su favor porque rechaza
su gran salvación.
Muchos anticristos—Corresponden al espíritu de anarquía (Griego) que ya está
obrando.” El principio anticristiano aparecía entonces, como ahora, en los hombres
malos y en las enseñanzas y escritos malos; pero con todo “El Anticristo” significa
una persona hostil, asimismo como, “El Cristo” es un Salvador personal.
Anticristo…anticristos. Es decir, el que se opone a Cristo. Juan hace distinción
entre anticristo y anticristos: el primero se manifiesta como la encarnación de la
maldad (Dn 11:36–39; 2 Ts 2:3–4; Ap 13:1–10) y los otros son los falsos maestros
que surgen en la iglesia (Hch 20:30; 1 Ti 1:3; 2 P 2:1).
IV. Salieron de nosotros.
La Iglesia no sabe bien quiénes son sus miembros verdaderos, ni quienes no lo son,
pero así se prueba a los verdaderos cristianos que se hacen más vigilantes y
humildes. Los verdaderos cristianos son los ungidos, como su nombre lo expresa:
son los ungidos por el Espíritu Santo con gracia, con dones y privilegios
espirituales. Las mentiras más grandes y perjudiciales que difunde el padre de
mentira en el mundo suelen ser falsedades y errores relativos a la persona de Cristo.
No son de nosotros—No “todos los anticristos,” sino “que no todos (los que
estuvieron por un tiempo entre nosotros) eran de nosotros.”, “Debe haber entre
vosotros hasta herejías, para que los aprobados sean manifestados entre vosotros.”
1Co 11.19
En vez de “eran”, algunos de los manuscritos más antiguos dicen “son.” Tales
ocasiones prueban cuáles son y cuáles no son pueblo del Señor.
IV. La unción del Santo.
Vosotros tenéis la unción del Santo. Se alude a la consagración de los sacerdotes y
de los reyes del AT mediante la unción con aceite, que aquí se toma como símbolo y
se aplica al Espíritu Santo derramado sobre los creyentes (Jl 2.28, citado también en
Hch 2.17). Cf. 1 Jn 2.27.
Sólo la unción del Santo puede guardarnos de los engaños.
CONCLUSIÓN.
UN HEREJE
En el tiempo de Mario el perseguidor, llegó uno de sus agentes a la casa de una mujer
cristiana que había ocultado a uno de los siervos de Cristo, y le preguntó: --¿En dónde está
ese hereje? La mujer cristiana dijo: Abra aquella petaca y verá usted al hereje. El
perseguidor abrió la petaca y sobre la ropa vio un espejo. --¡No hay aquí ningún hereje! –
respondió encolerizado. –Ah –le dijo ella--, ¡observe usted el espejo y verá allí al hereje!
Cuando tomamos nosotros el espejo de la Palabra de Dios, puede ser que en lugar de ver a
otros que hayan desobedecido las leyes divinas, veamos a nosotros mismos culpables de no
haber puesto atención a las enseñanzas de nuestro Señor.
Miremos nuestra vida cada día a la luz de la biblia para evitar convertirnos en Herejes o en
Anticristos.