«El arte de narrar en Las Fundaciones de Teresa de Jesús”. 'Vivir para contarlo'»

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Feo. ]AVIER SANcHo FERMÍN Y RoMuLo CuARTAS LoNDOÑo, DIR. EL LIBRO DE LAS FUNDACIONES DE SANTA TERESA DE JESÚS Actas del 111 Congreso Internacional Teresiano en preparación del V Centenario de su nacimiento (1515-2015) Monte Carmelo Universidad de la Mística -CITeS

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EL LIBRO DE LAS FUNDACIONES DE SANTA TERESA DE JESÚSActas del III Congreso Internacional Teresiano en preparación del V Centenario de su nacimiento (1515-2015)Monte CarmeloUniversidad de la Mística, 2013

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Feo. ]AVIER SANcHo FERMÍN Y RoMuLo CuARTAS LoNDOÑo, DIR.

EL LIBRO DE LAS FUNDACIONES DE SANTA TERESA DE JESÚS

Actas del 111 Congreso Internacional Teresiano

en preparación del V Centenario de su nacimiento (1515-2015)

Monte Carmelo Universidad de la Mística -CITeS

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2013
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El arte de narrar en Las Fundaciones de Teresa de Jesús. 'Vivir para contarlo'

Juan Antonio Marcos

Hay cosas que sólo se pueden contar si se ha pasado por ellas. Y tienen que

haber sido vividas, para después poder ser contadas. Y en la manera de contarlas

se perciben las huellas, rastros y cicatrices de lo vivido ...

Este es caso del Libro de las Fundaciones, que ante los ojos del lector se nos

presenta como un vídeo, según las palabras de C. Kaufmann. La Santa nos lleva consigo de viaje, nos presenta a todas las gentes que intervienen en sus empresas, nos invita a estar en sus casas apuntaladas con cuatro clavos y medio tabique,

con damascos azules y la campana para que el pueblo sepa que hay monaste­

rio nuevo (cf. F 3,7-8) 1• Nos introduce en sus noches de vela, en oración ante

el Santísimo, en profunda contemplación o peleando con su Señor para que se aplaque la persecución de los buenos que le hacen la vida imposible. Y nos deja ir a dormir mientras ella se entrega a la correspondencia que le quita el sueño y las

fuerzas ... 2 Leyendo a Teresa nos convertimos en espectadores de su propio y per­

sonal viaje existencial: geografía exterior y geografía interior siempre de la mano.

Hay que recordar que en dos años de febril actividad abrió Teresa cuatro

conventos, sus cuatro últimas fundaciones: Villanueva de la Jara, Palencia, So­ría y Burgos. Cuatro fundaciones que dieron lugar a cuatro capítulos, quizás los más logrados de todo el libro, según T. Egida, y escritos seguramente a raíz de

Citamos siempre por la edición preparada por T. EGIDO, Libro de las Fundaciones, Madrid: EDE, 1983 (última ed. puesta al día, en la misma editorial, del año 2011).

2 Cf. KAuFMANN, C., La fascinación de una Presencia, Madrid: EDE, 2007, p. 86.

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los sucesos, como parece sospecharse por el cúmulo de detalles, el dinamismo y la frescura que respiran3•

Nuestra intención es volver la mirada sobre el texto teresiano, el texto en sí, en una perspectiva casi fenomenológica, sincrónica e inmanente, para dejar

que sea el texto quien hable. Nuestro campo de trabajo va a quedar delimitado

por un solo capítulo, el 31 de la fundación de Burgos, quizás el más poderoso

narrativamente hablando, tanto en lo relativo a la acción como a los personajes. Aunque hemos de reconocer que, en Fundaciones, cada episodio resulta como un cuadro acabado, acariciado por la autora, y amasado en su concierto personal4•

La estructura del capítulo del que queremos ofrecer una radiografía desde

el punto de vista de la acción narrativa, es la siguiente5:

l. Situación inicial y presentación de personajes (31,1-3).

2. Toda una cascada de complicaciones, acciones y resoluciones fallidas (31, 4-38).

3. Primeras resoluciones/victorias parciales (31, 39-43).

4. Resolución y situación finales (31, 44-45).

5. Evaluación y exhortación al destinatario (31, 46-50)6•

Los puntos en que hemos estructurado nuestra disertación son los siguien­

tes: narradora y tensión narrativa, personajes antagonistas y personajes coadyu-

3 Cf. EGIDO, T. , "Libro de las Fundaciones", en: Introducción a la lectura de Santa Teresa, Madrid: EDE, 2002, pp. 375-410: 386-87. Uno de los personajes coadyuvantes del cap. 31 de Fundaciones, el licenciado Aguiar, nos cuenta: "Quejándose este testigo a ella un día, porque no bajaba puntualmente a asistir en la obra y trazas, la Santa respondió a este testigo estas palabras: Quiero que sepa vuestra merced que yo también escribo mis necedades, y en el estilo que puedo voy ahora escribiendo Lo que pasa en esta fUndación [Burgos], que es memorable [¡y tanto!] , y como Lo he hecho en todas las otras fUndaciones, porque serán cosas de mucho gusto algún día; y aun ahora voy escribiendo la merced que vuestra merced nos hace, y La caridad con que nos trata y lo quele debemos" (BMC, 20, pp. 425-26). (Citado por Ros, S., "Introducción", en: Libro de las Fundaciones, ed. a cargo de S. Ros, Madrid: San Pablo, 2012, p. 17).

4 Cf. MANCINI, G., "Estudio crítico", en: Lasfondaciones, Madrid: !ter Ediciones, 1970, pp. 38-39.

5 Para todo lo relativo, en líneas generales, a la teoría de la narración, nos remitimos al Diccionario de narratología, a cargo de C. RE1s Y A. C. M. LoPES, Salamanca: Ediciones Colegio de España, 1996. Así como la obra de M• del Carmen BOBES NAVES, La Novela, Madrid: Síntesis, 1993.

6 El capítulo primero, Medína, responde al esquema tradicional folklórico narrativo, con planteamien­to, nudo y desenlace: a) 'todo lo iba disponiendo el Señor'; b) 'se juntaron todas las dificultades ... , parecía­me imposible; e) 'las monjas iban ganando crédito en el pueblo' .. . En el capítulo cuarto, en su querencia por el tema de la oración (de lo que escribe con sumo gozo), aparece toda una espiritualidad liberadora (Cf. GARcfA DE LA CoNCHA, V., "Estudio introducrorio", en: Teresa de jesús: Libro de las fUndaciones, Madrid: Alianza Editorial, 1991, p. 29).

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El UBRO DE LAS FUNDACIONES DE SANTA TERESA DE jES OS )9

vantes (lo que más nos entretendrá), resoluciones varias de la acción narrativa, y evaluación con exhortación final.

l. Narradora y tensión narrativa (la intriga)

Desde un punto de vista puramente estadístico, la presencia cuantitativa del pronombre deíctica de primera persona {"autodeíxis"7) en todas sus varian­tes es abrumadora en cada página teresiana. Y en concreto, la alta frecuencia del

pronombre deíctica "yo", no sólo es un índice del carácter autobiográfico de sus

escritos, sino también un índice de la extraordinaria oralidad y espontaneidad8

que recorre rodas sus obras. Y más aún si se tiene en cuenta la presencia cuanti­tativa del "yo" en un libro eminentemente narrativo como es Fundaciones, casi ran asidua -en contra de lo que cabría esperar- como en Vida (7,6 yoes por cada mil palabras), con 6,7 yoes por cada 1.000 palabras.

El abundante uso del deíctica de primera persona, en todas sus formas y en

rodas las obras de la Santa, obedece en parte a una elección estratégica (y pro­

bablemente inconsciente) de la misma autora. Con ello logra que buena parte de su discurso se construya como una constelación que la acompaña siempre, girando, imaginariamente, en torno suyo. Surge así la subjetivación o presen­

cia de la aurora en su discurso9• No se cansa Teresa de hacerse manifiesta al lec­

tor, llegando a darse una identificación de la narradora con el mundo narrado.

Y esto incluso en Fundaciones, donde lo autobiográfico está menos presente, o en Camino, obra más didáctico-doctrinal. La presencia constante de la primera persona hace que lo biográfico salpique todas las obras Teresa, también la que ahora analizamos.

La narradora aparece ostensiblemente omnipresente casi en cada párrafo

del capítulo que estamos analizando: 'me decían' (31,1); 'yo le suplico' (31,2);

'y a mí me conocía' (31,3); 'y yo se lo supliqué' (31,5); 'a mí me pareció' (31,7), 'porque ir yo a Burgos' (31,11), etc. Se puede rastrear, en los escritos teresianos, un claro egocentrismo narrativo, una polarización o focalización en un yo que se establece como referencia última del sistema de coordenadas del relato. Es, ade-

7 Es la denominación que propone K. SENNHOLZ, Grundzüge der Deixis, Bochum: Brockmeyer, 1985, p. 142.

8 No olvidemos que "el enunciado espontáneo favorece la presencia del pronombre" de primera per­sona (FERNÁNDEZ RAMfREz, S., Gramática española. El pronombre, Madrid: Arco/Libros, 1987, p. 75).

9 En lo que "podríamos llamar la personalización del yo como recurso de intensificación del sujeto de la enunciación" (BRIZ, A., El español coloquial: situación y uso, Madrid: Arco/Libros, 1996, p. 56).

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EL TEXTO Y SU LENGUAJE

a arración o crónica de un yo que machaconamente deja constancia de su

opinión personal sobre cualquier materia que se le cruce en el camino 10•

Y es que la nuestra es una 'narradora' omnipresente, que no 'omnisciente'. Teresa se nos muestra como una 'narradora protagonista' dentro de la llamada técnica autobiográfica, en la que la narradora y la protagonista se identifican, y

donde la perspectiva se limita a aquello que la propia narradora observa. Esta

técnica acerca la narradora al lector y éste se identifica más con la historia. Teresa

además es narradora autodiegética (ya que cuenta sus propias experiencias), y al mismo tiempo homodiegética (pues es un personaje de la historia que narra): es autora, y narradora, y encarna al 'yo protagonista'. Lo es todo.

En cuanto al género literario, el Libro de las Fundaciones es una crónica de

las vicisitudes, andanzas, viajes y problemas económicos que supuso la funda­

ción de dieciséis conventos de monjas carmelitas por gran parte de la geografía

de España. Pero no sólo es una crónica, es mucho más. Es una obra plagada de elementos biográficos y reflexiones espirituales, que dejan traslucir el ambiente de una orden religiosa reformada, y la sensibilidad espiritual y social de todo un

país en aquel momento de vitalidad singular.

Fundaciones es una 'novela de aventuras'. Cuanto se pueda apetecer en una

obra de este género -peripecias, luchas y dificultades, descripciones de tipos, vi­siones de tierras y ciudades e, incluso, situaciones de 'suspense'-, lo hallamos en este libro, acabado de redactar en junio de 1582, tres meses antes de su muer­te11. También se ha dicho que se trata de un libro 'por entregas', escrito en dis­

tintas etapas y lugares, a lo largo de casi diez años, los últimos de su vida ... 12 Lo

narrativo y lo didáctico13 (y lo biográfico), crónica más novela de peripecias (o

cuasi-epopeya), están siempre presentes. De tal manera que Teresa logra integrar la narración con el ensayo y la crónica.

1 O Cf. VÁZQUEZ MEDEL, M. Á., La urdimbre y la trama. Estudios sobre el arte de narrar, Sevilla: Alfar, 2005, pp. 94-95.

11 Cf. CoMAS, A , "Prólogo", en: Santa Teresa de jesús: Libro de las fundaciones, Madrid: Alianza Edito-rial, 1967, p. 8.

12 Cf. CARMEuTAs DESCALZAS DE Pm;:oL, "Libro de las Fundaciones: la obra", en: Comenzando siempre. Páginas escogidas deL Libro de las Fundaciones (Teresa de jesiÍs), Madrid: EDE, 2011 , pp.l3-39: 25.

13 "In conclusione, non si vede nella sua opera una scissione tra una parte didascalica non artistica e una non didascalica artistica, ma una perfecta fusione di poesie e insegnamento. Ogni suo libro appare directo, animaro dal suo intento docente e da questo riceve alcune delle sue piu peculiari caratteristiche" (MAN­CINI , Gumo, Espressioni letterarie dell'insegnamento di Santa Teresa de Ávila, Modena: Sociera Tipografica Modenese, 1955, p. 14).

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- He aquí un ejemplo paradigmático de la capacidad de nuestra escritora para crear intriga, y mantener así la tensión narrativa en el relato de la historia:

No quiso entrar el Arzobispo en Valladolid, sino posó en el monasterio de San Jerónimo, adonde le hizo mucha fiesta el Obispo de Palencia y se fue a comer con él y a darle un cinto o no sé qué ceremonia, que lo había de ha­cer obispo. Allí le pidió la licencia para que yo fundase el monasterio. El dijo la daría muy de buena gana, porque aun había querido en Canarias y desea­

do procurar tener un monasterio de éstos porque él conocía lo que se servía en ellos nuestro Señor, porque era de donde había uno de ellos y a mí me conocía mucho. Así me dijo el Obispo por la licencia no quedase, que él se había holgado mucho de ello. Y como no trata el concilio que se dé por escrito, sino que sea con su voluntad esto, 'se podía tener por dada' (F 31 ,3).

'Se podía tener la licencia por dada', concluye Teresa: y eso pensará el 'lec­ror' primerizo, a tenor de lo que dice la 'narradora', pero ... las expectativas no se cumplirán. Se va creando así una suerte de 'tensión narrativa', y se alimentan las expectativas positivas del lector ('Él dijo que la daría de muy buena gana', ·se podía tener por dada'). Pero la autora sabe que las cosas no van a suceder así.

Una y otra vez se frustrarán, para el lector primerizo, las expectativas de una re­

solución positiva. De esta manera logra la narradora mantener viva la intriga, un

ingrediente básico en toda narración. La tensión narrativa continúa al avanzar la narración, pero ya aminorada, como ocurre en 31,9: Cuando fue a Palencia :c. de Tolosa], teníamos por tan cierta la licencia de/Arzobispo ... Ahora, la forma verbal 'teníamos' parece anticipar, implícitamente, los obstáculos que estaban

por venir.

Las dificultades y contratiempos de esta fundación son perfectamente co­nocidos por la narradora cuando se pone a escribir, y también lo son toda la cantinela de personajes antagonistas que a buen seguro tiene en mente. El mis­mo Señor le había avisado de 'contradicción mucha' ("En las palabras que había entendido [del Señor], daban a entender contradicción mucha" -31, 14), pero con

todo, añade a renglón seguido: "yo no podía saber de quién ni por dónde (pero esto es mentira, ella ya conoce el final de la historia; con este inciso busca mantener la tensión del hilo narrativo], porque ya Catalina de Tolosa me había escrito que tenía cierta la casa en que vivía para tomar la posesión. La ciudad llana. El Arzo­bispo también. No podía entender de quién había de ser esta contradicción que los demonios habían de poner, porque en que eran de Dios las palabras que había entendido no dudaba'' (31,14). Pero ni 'casa', ni 'ciudad', y mucho menos el se-

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ñor 'Arzobispo' están 'llanos', como ella muy bien sabe, y el lector irá descubrien­do a medida que avance el relato.

Téngase en cuenta que la narración se construye desde una perspectiva de logro final, pero -y aquí radica uno de los grandes valores literarios de Fundacio­

nes- Santa Teresa sabe mantener el ritmo de interés narrativo conduciéndonos a través de un camino lleno de obstáculos14•

2. Personajes antagonistas (y otros obstáculos)

El Libro de las Fundaciones trata siempre de disculpar a los contradictores. Pensado por su autora como documento --entrañable documento- de los oríge­nes de la Reforma, está sembrado, por el contrario, de expresiones de gratitud hacia los benefactores. Éstos son los otros protagonistas de la obra, y van desfi­lando desde el principio hasta el fin, en mayor proporción incluso que los perso­najes hostiles, para los que siempre encuentra palabras de comprensión15•

"El año de 1580, estando yo en Valladolid, pasó por allí el Arzobispo de Burgos16

, que habían dádole entonces el obispado, que lo era antes de Canarias, y venía entonces" (F 31 ,2). Desde el n° 2 de este capítulo entra en escena el que ha de ser personaje antagonista principal de esta fundación, como veremos más adelante y como ya sabe la narradora (pero todavía no el lector). Hasta 30 recu­

rrencias encontramos a lo largo de todo el capítulo del término genérico 'arzo­bispo', que para Teresa carece de nombre propio. La presentación no podía ser más aséptica ni escueta, sin ningún tipo de calificativo (¡hay silencios muy elo­cuentes!), y en abierto contrasta con la entrada en escena del obispo de Palencia, inmediatamente después, y en este mismo párrafo del capítulo en cuestión. Lo veremos después ...

Poco a poco nuestra autora va dejando caer, como de pasada, las verdade­ras intenciones de este señor arzobispo. Así, en el n° 7 de este mismo capítulo escribe: "El Obispo [de Palencia] túvolo por hecho, y con razón, en decir que yo fuese allá, y envióme a decir que fuese. Mas a mí me pareció entender alguna falta de ánimo en el Arzobispo, y escribíle agradeciendo la merced que me hacía; mas, que me parecía ser peor, no lo queriendo la ciudad que el hacerlo sin decír-

14 Cf. GARCÍA DE LA CoNCHA, V., "Estudio introductorio", en: Teresa de jesús: Libro de las fondaciones, o.c., p. 36.

15 Cf. EGIDO, T., "Libro de las Fundaciones", en: Introducción a la lectura de Santa Teresa, o.c., pp. 375-410: 405.

16 Cf. la Nota 1, a pie de página, de la edición que seguimos, sobre este personaje, Cristóbal Vela.

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~ W FUNDACIONES DE SANTA TERESA DE JESÚS 63

s.e\o y poner\e a su Se.ñot\a en más contienda \parece aüw\.né \o poco que tuvi.e­

ra en él si hubiera alguna contradicción), que yo la procuraría; y aun túvelo por dificultoso, por las contrarias opiniones que suele haber en cosas semejantes" (F

.7). A través de insinuaciones e indirectas, la narradora va esbozando el retra­

de este personaje: 'alguna falta de ánimo', 'lo poco que tuviera en él [es decir,

poco apoyo] si hubiera alguna contradicción. Obsérvese cómo el léxico bélico

e este personaje 'enemigo' va intensificándose: 'contienda, contradicción, di­~ulroso ... ' Más adelante afirmará Teresa: "Mas el Arzobispo miraba por todos

inconvenientes que podía haber [para la fundación], y lo defendía17 [=estorba­

oa]" (F 31,13). Aquí, el señor arzobispo pasa directamente al ataque.

En los números 21 (y 31 y 40) del capítulo se pueden localizar los momen­

tos cumbre en la caracterización de nuestro personaje. Leemos en el n° 21:

"Luego de mañana fue el padre provincial [Gracián] a pedir la bendición al Ilustrísimo [ahora no le llama 'arzobispo', sino con un tratamiento más

elevado y en superlativo, ¿es una ironía de Teresa?], que no pensamos había

más que hacer. Hallóle tan alterado y enojado de que me había venido sin su

licencia (¡como si no me lo hubiera él mandado ni tratádose cosa en el ne­

gocio!), y así habló al padre provincial enojadísimo de mí. Ya que concedió [lucha dialéctica ... , pequeña victoria de la narradora] que él había manda­do que yo viniese, dijo que yo sola a negociarlo; mas venir con tantas mon­

jas, ¡Dios nos libre de la pena que le dio! [Segunda admiración teresiana,

activadora del asombro y la queja, con invocación explícita a la divinidad]

Decirle que [percátense del dialogismo y viveza narrativa: parece que es ella

misma la que estaba allí presente ... ], negociado ya con la ciudad, como él pidió, que no había que negociar más de fundar, y que el Obispo de Palen­cia me había dicho (que le había yo preguntado si sería bien que viniese), que no había para qué, que ya él decía lo que lo deseaba, aprovechaba poco.

Ello había pasado así, y fue querer Dios se fundase la casa, y él mismo lo

dice después; porque a hacérselo saber llanamente, dijera que no viniéra­mos. Con que despidió al padre provincial, es con que si no había renta y casa propia, que en ninguna manera daría la licencia, que bien nos podíamos

tornar. Pues, ¡bonitos estaban los caminos y hacía el tiempo!" (F 31,21).

17 "Hacer rostro al que opugna o conrradice" (CovARRUBIAS, S., Tesoro de la lengua castellana o española, Madrid: Castalia, 1994, s.v. DEFENDER).

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64 EL TEXTO Y SU LENGUAJE

La cita se cierra con una tercera admiración/exclamación irónica18 que,

como las anteriores, activa el asombro y la queja de Teresa ante este individuo.

Ojo a la etopeya descriptiva del 'Ilustrísimo', con superlativo incluido ('alterado, enojado, enjadísimo'); con queja más que explícita de Teresa, y donde lo impli­

cado e insinuado queda abierto para que el lector ponga palabras a lo que no

tiene nombre. Estamos ante una fascinante recreación de una escena no vivida

personalmente por Teresa (se supone que contada a ella por Gracián), pero re­

creada con una viveza y plasticidad que hace pensar en una narradora casi om­

nisciente y autoimplicada, entrando ella misma una y otra vez en escena con el papel zumbón19 de quien se siente herida y contrariada, y que no puede por menos de saltar una y otra vez ante los despropósitos de semejante arzobispo20

Tras la ida de Gracián (hablaremos de él más adelante), las dificultades con

el arzobispo persisten, y de qué manera. Leemos mediado el n° 31:

"Quedaron los amigos [de Gracián] más encargados de nosotras, en espe­cial los dos del padre provincial, y concertados todos de no hablar palabra al Arzobispo [los recelos de la narradora no podían ser más explícitos] hasta

que tuviésemos casa; el cual siempre decía que deseaba esta fundación más que nadie, y creólo, porque es tan buen cristiano, que no diría sino verdad. En las obras no se parecía, [la paradoja y la ironía teresiana no podía ser más de­latora: este personaje es de los que 'dicen' y no 'hacen', y ya se sabe que 'por sus obras les conoceréis' (Mt 7, 20)] porque pedía cosas al parecer impo­

sibles para lo que nosotras podíamos. Esta era la traza que traía el demonio [otro de los personajes antagonistas en Teresa, aquí identificado, sin nin­

gún tapujo, con el señor arzobispo] para que no se hiciese. Mas, ¡oh, Señor, cómo se ve que sois poderoso! [cambio de interlocutor, personaje coadyu­vante y aliado clave: victoria final asegurada] Que de lo mismo que él bus-

18 El capítulo 31 es el más irónico de la obra, con críticas soterradas e implícitas hacia el arzobispo de Burgos (que dice una cosa de palabra, y hace la contraria de obra, y Teresa lo recoge ... ) (Cf. CARMELITAS DESCALZAS DE Pu<;:OL, "Libro de las Fundaciones: la obra", en: Comenzando siempre. Pdginas escogidas del Libro de las Fundaciones (Teresa de jesús), o.c., p. 36).

19 El mismo papel 'zumbón' se percibe en su labor narradora (metadiscurso y meranarración) , entrando y saliendo del discurso para justificar lo que quiere 'contar' o dejar de contar: "Parece cosa impertinente de­tenerme tanto en 'contar' la compra de esra casa, y verdaderamente a los que miraban las cosas por menudo no les parecía menos que milagro ... " (F 31,38) .

20 Más sobre la oposición del arzobispo: "Que decia más .. . " [el arzobispo] (F 31 ,22b); "Nunca se pudo acabar con él [el arzobispo] nos dejase oír en ella misa, aunque fueron dos canónigos a suplicárselo. Lo que se acabó con él . .. " (F 31 ,23); "Porque, dejado el pagar la casa, que no ruviéramos remedio, no se puede decir lo que todos estos desvíos del Arzobispo le costaban [a C. de Tolosa) " (F 31 ,29).

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/!!!. '!O DE LAS FUNDACIONES DE SANTA TERESA DE ]ESOS 65

caba para estorbarlo, sacastes Vos cómo se hiciese mejor. Seáis por siempre

bendito" (F 31 ,31).

En el n° 40 siguen las paradojas actitudes de nuestro arzobispo:

"Luego lo supo el Arzobispo, y se holgó mucho se hubiese acertado tan bien, pareciéndole que su porfía había sido la causa, y tenía gran razón [¿la 'razón' que se da a los tontos?]. Yo le escribí que me había alegrado le hu­

biese contentado [¿pura ironía?], que yo me daría prisa a acomodarla para que del todo me hiciese merced. Con esto que le dije, me di prisa a pasar­me, porque me avisaron que hasta acabar no se qué escrituras nos querían tener allí. [Y ahora viene toda una oración parentética, pero de la que lector no se apercibe fácilmente:] Y así, aunque no era ido un morador [nuevo

personaje antagonista, secundario] que estaba en la casa, que también se

pasó algo en echarle de allí, nos fuimos a un cuarto. Luego me dijeron esta­ba muy enojado de ello [¿quién? ¿el morador o el arzobispo? Transición no clara, ¿intencionada? Por proximidad de referente, tendríamos que pensar en el 'morador'2 1

] Le aplaqué todo lo que pude; que, como es bueno, aun­que se enoja, pásasele presto. También se enojó de que supo teníamos rejas y torno, que le parecía lo quería hacer absolutamente. Yo le escribía que tal

no quería, que en casas de personas recogidas había esto, que aun una cruz no había osado poner, porque no pareciese esto, y así era verdad. Con toda la buena voluntad que mostraba, no había remedio de querer dar licencia" (F 31 ,40).

La 'licencia' sólo podía ser del arzobispo, así que hasta terminar de leer el

párrafo no nos percatamos de quién está hablando, que es, de nuevo, el dichoso arzobispo: el párrafo lo comenzaba Teresa afirmando, una sola vez, que se había 'holgado', y en la segunda parte de párrafo afirma hasta tres veces que se había 'enojado', y mucho, y que tuvo que 'aplacarle' ... Suma y sigue la cantinela de paradojas y contradicciones sin fin de este buen señor (perdón por la ironía)22

• Y en el n° 43 más de lo mismo:

21 'Muy enojado de ello' : el arzobispo. 'Lapsus' debido probablemente al pasar la hoja (fol. 129r-v) (cf. Ros, S., "Introducción", en: Libro de las Fundaciones, o.c., p. 339. nota 51). Pero está lejos de ser evidente, pues el paso de hoja se da tras el: 'muy enojado de ello'.

22 En el n° siguiente sigue el mar de conrradicciones de nuestro amigo el arzobispo: "Vino a ver la casa y contentóle mucho, y mostrónos mucha gracia; mas no para darnos la licencia, aunque dio más esperanzas; que se habían de hacer no sé qué escrituras con Catalina de Tolosa. Harto miedo tenían que no la había de dar . .. (F 3 1,41).

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EL TEXTO Y SU LENGUAJE

· úa Teresa] de que vi tanta tardanza [en la licencia para fundar], Obispo de Palencia, suplicándole tornase a escribir al Arzobispo,

maba desabridísimo con él. . . Y lo que nos espantaba, que nunca alAr­zobispo le pareció hacía agravio en nada [nuevo activador del asombro y la queja ante la actitud del arzobispo, propia de los que ven la paja en el ojo ajeno ... ]. Yo le supliqué le tornase a escribir, diciéndole que, pues teníamos casa y se hacía lo que él quería, que acabase. Envióme una carta abierta para él, de tal manera que, a dársela, lo echáramos todo a perder. Y así, el doctor Manso, con quien yo me confesaba y aconsejaba, no quiso se la diese. Por­que, aunque venía muy comedida, decía algunas verdades, que para la con­dición del Arzobispo bastaba a desabrirle; que ya él lo estaba de algunas cosas que le había enviado a decir, y eran muy amigos. Y decíame [dialogismo, verbo 'dicendi' que introduce en estilo indirecto el discurso del arzobispo] a

mí que, como por la muerte de nuestro Señor se habían hecho amigos los que no lo eran, que por mí los había hecho a entrambos enemigos23

• Yo le dije que ahí vería lo que yo era [nueva ironía y tópico de la 'falsa modestia', muy de Te­resa]. Había yo andado con particular cuidado, a mi parecer, para que no se desabriesen [¡pero ni por esas!, parece querer decir la narradora]" (F 31,43).

Aparece también en escena un aliado del arzobispo, y en cuanto tal, perso­naje antagonista de Teresa, el 'provisor' (especie de vicario del arzobispo). Todo el párrafo de 31 ,25 presenta a este nuevo personaje: "Pues, concertados fiadores y la renta, dijo el Arzobispo se diese al provisor, que 'luego' se despacharía. El 'de­monio' no debía dejar de acudir a él. .. " Y ahora, el provisor entra en escena con otro aliado más temido, el 'demonio', que un poco antes aparecía como aliado del arzobispo, pues sus estorbos no eran sino 'enredos que ponía el demonio' (31,22)24

• Y más adelante relata Teresa: "Para hacer las escrituras no se pasó poco,

porque ya se contentaban con fiadores, ya querían el dinero, y otras muchas im­portunidades. En esto no tenía tanta culpa el Arzobispo, sino un provisor que nos hizo harta guerra" (F 31 ,42). El léxico de carácter bélico25, utilizado por la na-

23 En F 31,7 ya anticipada Teresa que ambos, obispo y arzobispo, 'son amigos'. En F 31,50 volverán a ser amigos.

24 El 'demonio' como personaje antagonista, es frecuente en Teresa, si bien en este capítulo 31 aparece sólo 7 veces (las más significativas en F 31, 4.11.13.14), frente a las 31 del arzobispo, enemigo mucho más temido que el misrnisimo demonio.

25 Tampoco falta, en el capítulo que estamos analizando, el léxico de carácter mercantil, inherente a la Teresa 'business woman': "Concertóse que la fuese yo a ver. Contentóme en tanto extremo, que si pidieran dos tantos más de lo que entendía nos la darían, se me hiciera barata. Y no hacía mucho, porque dos afios antes lo daban a su dueño y no la quiso dar. Luego otro día vino allí el clérigo y el licenciado, al cual, como vio con lo que se contentaba, quisiera se atara luego. Yo había dado parte a unos amigos y habían me dicho

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EL UBRO DE LAS FUNDACIONES DE SANTA TERESA DE]ESOS 67

rradora, pone sobre el tapete cómo el relato se construye y va avanzando sobre la metáfora de la guerra, con enemigos, aliados, batallas, derrotas y victorias ...

Hay también otros personajes antagonistas secundarios, siempre sin nom­

bre, como es el caso del 'morador' que habitaba en la casa que iban a adquirir:

"'Estaba un morador en ella, que había poca gana de que se vendiese, y no quiso mostrársela'' (F. 31 ,34). Más significativa es una 'viuda' muy mala que se encuen­tra pared con pared en una de las estancias temporales de las monjas, en el Hos­pital de la Concepción. Allí, nos cuenta Teresa, "un aposento que había bueno,

habíale alquilado una viuda de aquí; y ella no sólo no nos le quiso prestar, con que

no había de ir en medio año a él, mas pesó/e de que nos diesen unas piezas en lo

más alto [viuda= perro del hortelano], a teja vana, y pasaba una a su cuarto. Y no se contentó con que tenía llave por de fuera, sino echar clavos por de dentro. Sin esto, los cofrades [más antagonistas] pensaron nos habíamos de alzar con el hospi­tal' (F 31,27): más términos bélicos ('alzar con'). En esta guerra se van abriendo

frentes por todos los flancos.

Y más sobre la viuda: "Esto se me hizo lo más dificultoso, porque temí a la

viuda, que era rica y tenía parientes, que cuando le diese el antojo nos había de hacer ir" (F 31, 28): y aquí, las veleidades de los poderosos, ricos y con influen­

cias, aparecen desenmascaradas por la pluma teresiana. En una de sus cartas, y en

tonos e intencionalidades no muy disímiles, afirmaba: "¡Dios me libre de estos

señores que todo lo pueden y tienen extraños reveses!" (Carta 393, 4)26 •

..,. Junto a los personajes antagonistas hay que colocar toda una larga lista de obstáculos contra los que también tuvo que luchar nuestra narradora, y de

los que ella deja constancia una y otra vez, apoyándose en descripciones de

una plasticidad casi cinematográfica. Obstáculos biológicos, psicológicos,

climatológicos, geográficos y topográficos. Descripciones en ocasiones bre­

ves y concisas de la situación material, física y psicológica: "En qué tanto y cómo y de dónde, se debían pasar más de tres semanas; y nosotras no oyen-

que si lo daba, que daba quinientos ducados más. Díjeselo, y él pareci6le que era barata, aunque diese lo que pedía; y a mí lo mismo, que yo no me detuviera, que me parecía de balde. Mas como eran dineros de la Orden, hacíaseme escrúpulo. Esta junta era víspera del glorioso padre San José, antes de misa. Yo Los dije que después tÚ misa nos tomásemos a juntar y se determinarla" (F 31,3 5). Negocios antes de misa y después de misa ... , ¿en qué pensarla durante la misa?: con un 'jefe de negocios' deícticamente marcado, la propia fundadora: 'Yo los dije .. .' (loísmo incluido) .

26 Menor relevancia tienen los personajes antagonistas colectivos, como son la 'ciudad' (cf. F 31. 19, y especialmente 31,39: 'Era el rumor de la ciudad'), o las 'habladurías' (cf. F 31 ,37), o las demás órdenes religiosas de la ciudad (vitorinos, calzados, basilios ... , cf. F 31 ,13).

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68 EL TEXTO Y SU LENGUAjE

do misa, sino las fiestas muy de mañana; y yo con calentura y harto mal" (F 31,24).

Casi desde el comienzo del capítulo (cf. F 31,4) habla de 'una gran enfer­medad', y de 'desgana'27, y continúa insistiendo en 'la poca salud' (F 31, 12) y en ser 'tan vieja y enferma' (F 31, 16)28 • Avanzada la narración, y tras llegar a Burgos y empapada hasta los huesos, nos cuenta Teresa cómo en la casa de Catalina de Tolosa se fueron a secar: "porque tenía gran lumbre para enjugar [=secar] el agua, y aunque era en chimenea, me hizo tanto mal que otro día no podía levantar la cabeza'' (F 31,20). Y la descripción plástica y casi cómico que el lector puede visualizar, efecto negativo de la dichosa lumbre: "que echada hablaba a los que

venían por una ventana de reja, que pusimos un velo; que por ser día que por fuerza había de negociar, se me hizo muy penoso" (F 31,20).

El clima y la geografía aparecen muy a menudo como nuevos antagonistas: "por ser el tiempo recio y Burgos tan frío" (F 31,5). "Porque ir yo a Burgos con tantas enfermedades, que les son los fríos muy contrarios, siendo tan frío, pare­cióme que no se sufría ... " Pero inmediatamente aparece en escena un personaje

coadyuvante (hablaremos de él largo y tendido), gracias al cual todo es posible: "Estando pensando esto, y muy determinada a no ir, díceme el Señor estas pala­bras, por donde vi que era ya dada la licencia: 'No hagas caso de esos fríos, que yo soy la verdadera calor-29• El 'demonio' [personaje antagonista] pone todas sus fuerzas por impedir aquella fundación; ponlas tú de mi parte porque se haga, y no dejes de ir en persona, que se hará gran provecho" (F 31, 11)30

. Monólogo in­terior ('estando pensando esto'), dialogismo ('díceme'31), polifonía del discurso (con las famosas 'hablas' o locuciones divinas) ...

27 En el aspecto psicológico, Fundaciones 7, dedicado al tema de la 'melancolía' , es sin duda alguna un capítulo interesantísimo, verdaderamente de antología, y que no debería faltar en ninguna historia de la psiquiatría que se precie de tal. Sobre rucho tema, un estudio interesantísimo es el de R. BARTRA, Cultura y melancolía. Las enfermedades del alma en la España del Siglo de Oro, Barcelona: Anagrama, 200 l.

28 En carta del 4 de junio de 1582, habla de "no andar ya más, que estoy muy vieja y cansada" (Cta. 436,3).

29 Ojo al juego de palabras, con la analogía entre 'atmósfera exterior' ('fríos'] y 'atmósfera interior' ['calor'] o anímica o del alma. De la misma manera, sería legítimo hablar de una 'geografia exterior' que encuentra su analogía en otra 'geografía (o topografia) interior'.

30 Los 'efectos' de estas palabras los describe inmediatamente, en el n° siguiente, efectos pragmáticos y de flexibilidad mental: "Con esto torné a mudar parecer, aunque el natural en cosas de trabajo algunas veces repugna, mas no la 'determinación' de padecer por este gran Dios. Y así le rugo [a Dios] que no haga caso de estos sentimientos de mi flaqueza para mudarme lo que fuere servido, que con su favor no lo dejaré de hacer" (F 31,12) .

31 Un ejemplo más extendido de dialogismo se puede localizar en F 31,1 O.

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- U BRO DE U S FUNDACIONES DE SANTA TERESA DE /ESOS 69

Las obstáculos geográficos de ventas, caminos y posadas (cf F 31, 17a) con eves y fríos' (F 31, 12), no podían dejar de estar presentes, como la descripción

CU1 icónica y plástica del paso de los 'pontones', ya cerca de Burgos (cf. F 31 , 6b)32

• Es difícil de concebir un texto narrativo desprovisto de elementos des­iptivos, ya que la dinámica de la acción parece implicar forzosamente una refe­

rencia a personajes, espacios y situaciones varias. En este sentido, las descripcio­

~es teresianas, al ser de carácter estático, proporcionan momentos de suspensión ~mporal que ralentizan el ritmo de la acción, ofreciéndole al lector verdaderos

adras costumbristas'.

3. Personajes coadyuvantes

Muchos de estos personajes aparecen designados en el texto teresiano como :>ienhechores': "Nombré a los bienhechores de estos principios, porque las mon­as de ahora y las de por venir es razón se acuerden de ellos en sus oraciones" (F

_~ 1, 19), a los que quiere rendir homenaje y gratitud, y así se lo pide, explícita­mente, al primer destinatario de la obra, a sus compañeras carmelitas33

En el capítulo que estamos analizando dos de los personajes coadyuvan­:es claves son, el obispo de Palencia y Catalina de Tolosa. Si bien el personaje :::oadyuvante principal será el Señor. El ('buen'34) obispo de Palencia es personaje

ue entra en escena desde el principio del capítulo, y es presentado inmediata­:nente después del arzobispo de Burgos. Éste último aparece sin nombre y sin ·.inud conocida, y presentado de manera lacónica, en abierto contraste con la

entrada en escena del obispo de Palencia, con nombre y apellidos, y con un lujo e detalles verdaderamente abrumador en lo que respecta a sus cualidades y vir­

tudes. Entra en escena arrollando:

32 "No pongo en estas fundaciones los grandes trabajos de los caminos, con fríos, con soles, con nie­·es . .. " (F 18,4). Y recuérdese en d capírulo de la fundación de Sevilla, con la vívida descripción física del

paso del Guadalquivir, y la todavía más poderosa descripción etopéyica del 'hijo del barquero' ... (cf. F 24, 10-11).

33 La gratitud (ten teresiana, y tan cervantina) es otra de las motivaciones de la redacción de este libro: ·: así, Teresa deja constancia expresa de cuantos colaboraron en la Reforma, a fin de que sus monjas los recuerden siempre. Silenciará en cambio, con celo exquisito, los nombres de quienes la entorpecen y tratará de exculpar a los contradictores y perseguidores: cf. F 28,1; 28,3, ere. (Cf. GARcfA DE LA CoNCHA, V., "Es­rudio introductorio", en: Teresa de jesús: Libro tÚ las fUndaciones, o.c., p. 25). "Entre los pecados mayores que los hombres cometen, aunque algunos dicen que es la soberbia, yo digo que es el desagradecimiento, ateniéndome a lo que suele decirse: que de los desagradecidos está lleno el infierno" (Quijote, II, 58).

34 Cf. F 31,5.

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70 EL TEXTO Y SU LENGUAJE

"Supliqué al Obispo de Palencia, don Álvaro de Mendoza (de quien ya he

dicho lo mucho que favorece esta Orden, porque fue el primero que admitió el monasterio de San José de Ávila, siendo allí Obispo, y siempre después nos ha hecho mucha merced, y toma las cosas de esta Orden como propias, en especial las que 'yo' le suplico [clara connivencia de la narradora35], y muy de buena gana dijo se la pediría; porque como le parece se sirve nuestro Se­ñor en estas casas, gusta mucho cuando alguna se funda" (F 31 ,2).

Catalina de Tolosa es el otro personaje coadyuvante clave de este capítulo. Veamos todo el exceso de alabanzas con que Teresa hace entrar en escena a este personaje:

"Había en esta ciudad de Burgos una santa viuda, llamada Catalina de To­losa36, natural de Vizcaya, que en decir sus virtudes me pudiera alargar mu­

cho, así de penitencia como de oración, de grandes limosnas y caridad, de muy buen entendimiento y valor. Había metido dos hijas monjas en el monaste­rio de nuestra Orden de la Concepción, que está en Valladolid, creo había cuatro años, y en Palencia metió otras dos ... Todas cuatro han salido como

criadas de tal madre, que no parecen sino ángeles. Dábales buenos dotes y

todas las cosas muy cumplidas, porque lo es ella mucho. Todo lo que hace, muy cabal . .. " (F 31, 8-9).

Comienza calificándola de 'santa viuda' (en abierto contraste a la 'viuda' malísima de F 31, 27-28), con nombre y apellidos (no así los malos de la pelícu­la, como la viuda o el arzobispo, que carecen de nombre) , y toda una acumula­

ción etopéyica de cualidades positivas verdaderamente abrumadora, estructura­das en parejas bimembres: penitencia y oración, limosnas y caridad, entendimiento

y valor .. . Y la alabanza indirecta al alabar a sus propias hijas ... Hasta quince veces aparecen recurrencias de este personaje, siempre con nombre y apellido.

Una etopeya verdaderamente de antología sobre esta mujer nos lo encon­

trarnos en F 31 ,30, donde el carácter apreciativo del lenguaje se dispara:

"Estaba este hospital [cf. n° 27] muy lejos de su casa [de Catalina de Tolo­sa]. Casi cada día nos veía con gran voluntad, y enviar todo lo que había-

35 Connivencia presente en la confianza que tiene para pedirle sucesivas cartas de recomendación para aplacar al arzobispo de Burgos (cf. F. 31 , 43-44).

36 Sobre la identidad de este personaje, cf. la nota a pie, n° 5, de la edición de Fundaciones, ya citada, de T. Egido, en p. 223.

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EL LIBRO DE LAS FUNDACIONES DE SANTA TERESA DE }ESOS 71

mos menester, con que nunca cesaban de decirle dichos, que, a no tener el

ánimo que tiene, bastaban para dejarlo todo. Ver yo lo que ella pasaba, me daba a mí harta pena. Porque, aunque las más veces lo encubría, otras no lo podía disimular, en especial cuando la tocaban en la conciencia; porque ella la tiene tan buena, que, por grandes ocasiones que algunas personas le dieron, nunca la oí palabra que fuese ofensa de Dios. Decían/a que se iba al infierno, que cómo podía hacer lo que hacía teniendo hijos. Ella lo ha­

cía todo con parecer de letrados, porque aunque ella quisiera otra cosa, por

ninguna de la tierra no consintiera yo hiciera cosa que no pudiera, aunque se dejaran de hacer mil monasterios, cuánto más uno. Mas como el medio que se trataba era secreto, no me espanto se pensase más. Ella respondía con una cordura, que la tiene mucha, y lo llevaba, que bien parecía la enseñaba Dios a tener industria para contentar a unos y sufrir a otros, y le daba ánimo para llevarlo todo. ¡Cuánto más le tienen para grandes cosas los siervos de Dios, que los de grandes linajes, si les falta esto! Aunque ella no le falta mucha limpieza de sangre en el suyo, que es muy hija de algo" (F 31,30).

"Mira, Sancho -dijo Don Quijote-: dondequiera que está la virtud en emi­nente grado, es perseguida'' (Quijote, II, 2). Pues lo mismo pasa ahora con nues­

tra Catalina: nunca cesaban de decirle dichos; Decían/a que se iba al infierno ... También la misma Teresa fue objeto de frecuentes murmuraciones y decires, de unos y de otros. Ver yo lo que ella pasaba, me daba a mí harta pena; no consintiera yo hiciera cosa que no pudiera, aunque se dejaran de hacer mil monasterios . .. : hay una evidente empatía de la narradora con este personaje (y con otros), llegando casi la narradora a identificarse con él, y que transmite al lector con hipérbo­la numérica inclusive. Derroche de elogios hacia Catalina: su buena conciencia, su gran cordura para contentar a unos y sufrir a otros' ... Más la reflexión final (a modo de queja y denuncia), dirigida ahora al lector, y sobre otro de los temas recurrentes y obsesionantes en Teresa, y que la acompañarán hasta el final de sus días, la honra, con su apuesta por el linaje de las virtudes frente al de los rancios abolengos: ¡Cuánto más le tienen [ánimo} para grandes cosas los siervos de Dios, que los de grandes linajes . . .!

En realidad, el retrato de esta mujer, Catalina de Tolosa, es el vivo retrato de la misma Teresa, proyectado subconscientemente sobre esta mujer. Cada ras­go y elemento descrito tan minuciosamente por la narradora, encuentra paralelo en lo que fue la vida de Teresa. Yo al menos así lo creo ... Es evidente que, desde una hermenéutica literal, estamos ante una etopeya de Catalina de Tolosa, pero

no menos de la misma Teresa de Jesús.

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EL TEXTO Y SU LENGUAJE

Ca ·na y volvamos ahora la mirada sobre el personaje coadyu­X:=i::t;l~. que no podía ser otro que el Señor. Omnipresente en los escritos

ra una especial relevancia siempre que la acción se complica, como e F 31,4:

~Cada vez que ha de haber trabajo en alguna fundación, como nuestro Señor

me conoce por tan miserable, siempre me ayuda con palabras y con obras. He pensado algunas veces cómo en algunas fundaciones que no los ha habido, no me advierte su Majestad de nada. Así ha sido en esto; que como sabía

lo que se había de pasar, desde luego [=inmediatamente] me comenzó a dar

aliento. Sea por todo alabado" (F 31 ,4a).

Nos presenta aquí la narradora al 'Señor', en cierto sentido protagonista principal de toda la aventura fundacional, y se autopresenta ella misma, como siempre, una mujer 'tan miserable', en abierto contraste (como no podía ser me­nos) con el personaje principal. Ella aparece así como la ca-protagonista mini­mizada, dentro de los más rancios tópicos de la 'falsa modestia' que tan porme­norizadamente estudiara Curtius37• Y aparece explícito el carácter pragmático de la presencia divina, hecha de 'verba et facta' ('me ayuda con palabras y obras'). Una presencia, la de Dios, omnisciente y sabedora de todo de ante mano ('como sabía lo que había de pasar'): Dios lo sabe todo en su presciencia; Teresa lo sabe porque ya ha pasado por ello; y el lector comienza a intuir lo que se avecina. Así la narradora crea/mantiene la intriga o tensión narrativa. Y Dios mismo entra en escena para reprochar, de viva voz, a nuestra fundadora:

"Así fue aquí, como dejo ya dicho en la fundación de Palencia, que junta­mente se trataba, que con una manera de reprensión me dijo que de qué te­

mía, que cuándo me había faltado: "el mismo soy, no dejes de hacer estas dos fundaciones". Porque queda dicho en la pasada el ánimo con que me dejaron

estas palabras, no hay para qué lo tornar a decir aquí; porque luego se me quitó toda la pereza" (F 31 ,4b) .

Teresa rememora la entrada en escena de este personaje en la fundación de Palencia38

, lo hace tanto en estilo indirecto como directo. Estamos ante uno de

37 Cfr. CuRTIUS, E. R. , Literatura europea y Edad Media latina, vol.I , Madrid, F.C.E., 1989; cf tb. , PoR­QUERAS MAYo, S. EL prólogo como género Literario. Su estudio en el Siglo de Oro español, Madrid, CSIC, 1957.

38 "Díjome nuestro Señor con una manera de reprensión: '¿Qué temes? ¿Cuándo te he yo faltado? El mismo que he sido, soy ahora; no dejes de hacer estas dos fundaciones'. ¡Oh, gran Dios, y cómo son diferentes vuestras palabras de las de los hombres! Así quedé determinada y animada, que todo el mundo

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E:. UBRO DE LAS FUNDACIONES DE SANTA TERESA DE JESÚS 73

\os e\ementos recurrentes O..e su 0..\scurso, \a.s \iama.O..a.s 'b.a.o\a.s O..e\ Señor o po\1-fonía textual39 • Lo verdaderamente relevante aquí son los efectos que producen dichas palabras, el poder performativo que desarrollan sobre nuestra narradora, afectando su vida y transformándola. De tal manera que, en estas palabras (en estas 'palabras del Señor') 'decir es hacer'40

Muchas veces la entrada en escena de este personaje principal se solapa con una especie de 'monólogo interior'41 de la propia narradora, muy frecuente en los escritos teresianos, en virtud del cual Teresa parece desnudar su pensamiento ante el lector, dejando que el flujo de su pensamiento42 emerja a la superficie. De esta forma, el lector se pude introducir en la vida interior de la narradora. Y así,

ya no sabemos si la autora habla con Dios, habla consigo misma, o Dios mismo

entra en escena para darle confianza y certeza en su aventura fundacional:

"¡Oh, Señor mío, qué cierto es a quien os hace algún servicio pagar luego con un gran trabajo! ¡Y qué precio tan precioso para los que de veras os aman, si luego [=inmediatamente] se nos diese a entender su valor! Mas entonces

no quisiéramos esta ganancia, porque parece lo imposibilitaba todo" (F

31,22). "Estando en esta aflicción, y mis compañeras la tenían mucha, sin estar en oración, me dice nuestro Señor estas palabras: "Ahora, Teresa, ten fuerte" (F 31,26)43.

Este 'shifting' o cambio de interlocutor hacia Dios (personaje no presente

y a la vez omnisciente y omnipresente) viene propiciado por un contratiempo u obstáculo en el camino fundacional. Al dirigirse directamente a Dios con voca­tivo explícito ('Señor'), busca hacerle entrar en escena como personaje coadyu­vante e instancia de consuelo en medio de las dificultades y trabajos.

no bastara a ponerme contradicción. Y comencé luego a tratar de ello, y comenzó nuestro Señor a darme medios" (F 29,6).

39 Cf. al respecto las obras de G. REYES, Los procedimientos de cita: estilo directo y estilo indirecto, Madrid: Arco/ Libros, 1993, y Polifonia textuaL La citación en el relato literario, Madrid: Gredos, 1984.

40 Cf. las obras ya clásicas de J. L. AuSTIN, Cómo hacer cosas con palabras, Barcelona: Paidós, 1998; y J. R SEARLE, Actos de habla. Ensayo de filosofia del lenguaje, Madrid: Cátedra, 1994.

41 Un claro ejemplo de 'monólogo interior': Estando un día con el licenciado Aguiar, [ . .]me acordé de esta que digo qu.e ten{amos ya dejada, y pensé: '/tu.nqu.e sea tan mala como dicen socorrdmonos en esta necesidad, después se puede vender': Y dijelo al licenciado Aguiar que si querfa hacerme merced de verla (F 31 ,33).

42 Tanto el 'monólogo interior' como el 'flujo de consciencia' remiren a ese lenguaje interior al que históricamente la literatura ha dado su propia voz.

43 "Nosotras nos fuimos a encomendarlo a Dios, el cual me dijo: "¿En dineros re detienes?", dando a en­tender nos estaba bien" (F 31 ,36). Dios parece entrar en escena participando, sin rubor alguno, en el diálo­go cotidiano. Nunca, en historia de la literatura espiritual, habíamos podido oír tan cercana la voz de Dios.

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EL TEXTO Y SU LENGUAJE

Además de los personajes principales vistos, se pueden rastrear toda una

larga lista de personajes secundarios coadyuvantes: los jesuitas ("algunas perso­

nas de mucha religión de la Compañía de Jesús, antiguas, y de letras y espíritu" -F 31,1); laicos como María Manrique y su hijo regidor, Alonso de Santo Do­mingo (cE F 31,10); el canónigo Salinas (F 31,18); Hernando de Matanza y Francisco de Cuevas (F 31 ,28) ...

Un personaje más complejo y enigmático, y difícil de etiquetar ('redon­

do'44) es el padre provincial, su adorado P. Gracián. Podría ser tanto coadyuvante

como oponente. Es nombrado de manera explícita en F 31,17 (aunque aparece antes en escena) como fray Jerónimo Gracián de la Madre Dios, y con explícitos elogios. Pero cuando va avanzando el relato y crecen las dificultades la figura de

Gracián comienza a difuminarse: "pesábame harto de que hubiese venido con

nosotras" (F 31 ,26). Y cuando ya abandona la escena para irse a Valladolid, la

narradora parece mostrar cierta liberación personal: "Yo quedé más aliviada de verle ido" (F 31 ,31 )45.

4. Resoluciones parciales y final de la acción narrativa

Las primeras resoluciones o desenlaces positivos o victorias parciales de esta

acción o de esta guerra, las encontramos en F 31,39, donde el carácter descrip­tivo cobra una fuerza y color muy peculiares:

"Como él [el licenciado Aguiar, personaje coadyuvante] le tiene tan grande

[el entendimiento], y le puso Dios la voluntad, acabó con él esta obra [la

adquisición de la casa]. Estuvo más de un mes ayudando y dando traza46 a

que se acomodase bien y a poca costa. Parecía bien había guardádola nuestro Señor para sí, que casi todo parecía se hallaba hecho. Es verdad, que luego que la vi, y todo como si se hiciera para nosotras, que me parecía cosa de

44 Fue Forster el que clasificó los personajes de la novela en 'planos' y 'redondos': los caracteres 'planos' se encuentran construidos en romo a una única idea o cualidad, son fácilmente reconocibles en cuanto aparecen, no necesitan nunca de una reintroducción, no se escapan nunca, no tienen que ser vigilados para ver su evolución, y el lector los reconoce fácilmente. En cambio, los caracteres "redondos" no pueden resumirse en una frase, no nos acordarnos tan fácilmente de ellos, tienen facetas como un ser humano, son capaces de sorprender de forma convincente (cf. Auorr, M., Los novelistas y la novela, Barcelona: Seix Barra!, 1966, pp. 358-9).

45 Cf.la nota a pie, n° 13, de la edición de Fundaciones, ya citada, de T. Egido, en p. 230.

46 "Decimos 'dar traza' a un negocio, concerrarle y dar medio para que se efectúe" (CovARRUBIAS, S., O.C., S.V. TRAZAR) .

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-LIBRO DE LAS FUNDACIONES DE SANTA TERESA DE ]ESOS 75

sueño verlo tan presto hecho. Bien nos pagó nuestro Señor lo que se había

pasado en traernos a

un deleite, porque

de huerta

y vistas

y agua,

no parece otra cosa.

Sea por siempre bendito, amén" (F 31 ,39).

Nos encontramos aquí con un tema recurrente en los escritos teresianos, el

calderoniano tema de la vida como 'sueño', y de manera más concreta, en su di­

mensión de idealización casi paradisíaca de la realidad cotidiana y el espacio con­

·entual, convertido aquí en un nuevo Edén. La narradora parece gozar descri­

biendo las primeras mieles de la victoria. La enumeración tripartita ('huerta, vis­

ras, agua') que le sirve para describir el reencuentro con la naturaleza y el mundo exterior, no es otra cosa que un trasunto del mundo interior, ambos ahora en

perfecta armonía y reconciliados47, en recirculación mutua y retroalimentados.

Un doble mundo contemplado desde el foco de la positividad pura, como lo da

a entender el orden de los elementos de la frase. El orden lógico hubiera sido: 'no

parece otra cosa que un deleite de huerta, vistas, agua .. .' Al trastocar Teresa el

orden de las palabras, la focalización narrativa queda orientada hacia el término ·deleite', que es lo primero que el lector se encuentra en la secuencia del discurso.

Sin duda, esta tendencia a la idealización de lo cotidiano es uno de los en­

cantos de Fundaciones. Para García de la Concha, la clave del logro artístico de

esta obra sería esta: que la vida cotidiana es elevada a categoría de gran epope­

. 'a y que ésta, a su vez, es contada a modo de cuento familiar cotidiano48• Es la

evocación poética del mundo alentada por una emoción capaz de proporcionar

mnalidades y colores nuevos a motivaciones de la existencia común. E insepa­

rable de la idealización, está el providencialismo siempre de fondo49: la relectu­

ra de acontecimientos y experiencias de la vida cotidiana, de caminos y demás

peripecias, para verlo todo en perspectiva providencialista, en un afán por 'ver

-t7 "Aprovechábame a mí también ver campo, o agua, flores; en estas cosas hallaba yo memoria del Cria­dor, digo que me despenaban y recogían y servían de libro" (V 9,5).

-18 Cf. GARcfA DE LA CONCHA, V. , "Estudio introductorio", en: Teresa de jesús: Libro de las fUndaciones, o.c., p. 41.

49 Cf. MANciNI, G., "Estudio critico", en: Lasfondaciones, o.c., pp. 20-21.

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EL TEXTO Y SU LENGUAjE

en rodas cosas' (P. T. de Chardin), casi en una mistica de 'ojos abiertos'

J. B. Merz)50• Toda una 'teología de la historia'51 •

El marcador del discurso 'en fin', que aparece mediado el párrafo de F

31 ,44, aporta los valores de cierre y conclusión de la acción. Cierre reforzado por la fórmula de bendición y alabanza que encontramos unas líneas más abajo, y que pone de manifiesto el alivio experimentado por la fundadora: "Sea sinfín bendito su nombre y alabado por siempre jamás, amén" (F 31,44):

"En fin, ella vino de suerte, junto con la diligencia del doctor Manso, que nos la dio [la licencia], y envió con ella al buen Hernando de Matanza, que no venía poco alegre. Este día estaban las hermanas harto más fatigadas que nunca habían estado, y la buena Catalina de Tolosa de manera que no la podía consolar, que parece quiso el Señor, al tiempo que nos había de dar el

contento, apretar más; que yo, que no había estado desconfiada, lo estuve la

noche antes. Sea para sin fin bendito su nombre y alabado por siempre ja­más, amén" (F 31,44).

Podría haber sido este un buen cierre del capítulo, con la resolución (o victoria) final o desenlace de la aventura ya hecho explícito. Pero Teresa, en el

número siguiente, quiere ofrecerle al lector un pequeño catálogo (incompleto)

de algunos de los personajes que han ido apareciendo en escena, tanto de los coadyuvantes como de los oponentes: la ciudad, el arzobispo, Catalina de Tolo­sa, ella misma y, por supuesto, Dios:

"Estaban todos los amigos muy contentos, y casi se le dio a toda la ciudad,

que nos habían mucha lástima de vernos andar así. Y parecíales tan mallo

que hacía el Arzobispo, que algunas veces sentía yo más lo que oía de él que no lo que pasaba. El alegría de la buena Catalina de Tolosa y de las hermanas era tan grande, que a mí me hacía devoción, y decía a Dios: "Señor, ¿qué pretenden estas vuestras siervas más de serviros y verse encerradas por Vos adonde nunca han de salir?" (F 31,45).

SO En Teresa hay una sencillez esencial en todo: en lenguaje, en vida, en espiritualidad. Y así, habla de un traje de jerga, de su camastro, de la pobreza del convento de Duruelo ... Su sencillez 'desnuda' era la forma más idónea para relatar los grandes milagros que Dios le otorga (Cf MANCINI, G. , "Estudio critico", en: Las fUndaciones, o.c. , p. 40) .

S 1 Cf. Ros, S., "Introducción", en: Libro de las Fundaciones, o. c., p. 21.

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El tono gozoso y positivo de todo el párrafo es evidente, envuelto siem­

por ese continuo carácter exhortativo del discurso teresiano, pues aunque

estinatario formal de las palabras últimas de Teresa es Dios, en virtud de la

!.ifonía y de los así llamados actos de habla indirectos, el destinatario real son

- hermanas y compañeras, a quienes se dirige en tono maternalista y extrema­

.::...unente cortés.

5. Evaluación y exhortación finales

Parecidos tonos exhortativos y hasta mistagógicos se percibe en todo el nú­

ero siguiente, en F 31,46: aquí Teresa juega con una de sus imágenes preferí­

as, la del 'agua viva' de la samaritana, y se despecha con unas explícitas críticas

matrimonio de entonces, que lo ve sin más como ámbito de esclavitud, en

posición al convento que se nos pinta como espacio de libertad, pues al entrar

aquí, es Dios mismo el que las escoge para "librarlas de estar sujetas a un hom­

re que muchas veces les acaba la vida, y plega a Dios no sea también el alma''

F 31 ,46). La visión que Teresa tiene del matrimonio de sus contemporáneos no

podía ser más negativa. Y la razón no podía ser más evidente: la mujer pierde su

libertad, esa libertad que tanto anhelaba y añoraba Teresa para la mujer ...

Y junto a la cuestión de la mujer y su libertad (siempre la queja más amarga

y resentida de los escritos teresianos), otro de los temas por los que nuestra fun­

dadora mostraba una especial querencia era la 'brevedad de la vida':

"¡Oh, verdadero hombre y Dios, esposo mío! ¡En poco se debe tener esta

merced! Alabémosle, hermanas mías, porque nos la ha hecho, y no nos can­

semos de alabar a tan gran Rey y Señor, que nos tiene aparejado un reino

que no tiene fin por unos trabajillos envueltos en mil contentos que se acabarán

mañana. Sea por siempre bendito, amén, amén" (F 31,47).

Estamos ante toda una danza de interlocutores: acaba de dirigirse a sus

monjas, ahora se dirige a Dios (destinatario formal, pues el real siguen siendo

sus compañeras religiosas), y nueva redirección hacia las 'hermanas mías' (con

vocativo expreso). Todo esto le sirve a Teresa de marco para introducir otra de

sus obsesiones: el ya apuntado tema de la 'brevitas vitae', razón de más para vivir

pendientes del 'reino que no tiene fin'. En pocas palabras, y siempre coloreadas

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EL TEXTO Y SU LENGUAJE

por el encanto de lo coloquiaP, Teresa nos brinda su definición (fruto de una experiencia vital) de la vida humana (presente y futura): un reino que no tiene fin por unos trabajillos envueltos en mil contentos que se acabarán mañana. La meta eterna es ese 'reino sin fin' 53• Las dificultades del viaje de la vida presente quedan minimizadas por el diminutivo ('trabajillos') y su envoltorio positivo y en hipér­bole numérica ('envueltos en mil contentos'), y relativizadas por la 'brevitas' de la vida humana ('que se acabarán mañana'54). Otra de las constantes del universo religioso teresiano, de su percepción vital de la existencia humana .

.,. DESPEDIDA Y CIERRE: F 31,50

"Y estando pensando en esto una vez, después de comulgar, 'me dijo' el Se­ñor: "¿En qué dudas?, que ya esto está acabado; bien te puedes ir"; dándo­me a entender que no les faltaría lo necesario. Porque fue de manera, que, como si las dejara muy buena renta, nunca más me dio cuidado. Y luego traté de mi partida, porque me parecía que ya no hacía nada aquí más de

holgarme en esta casa, que es muy a mi propósito, y en otras partes, aunque con más trabajo, podía aprovechar más. El Arzobispo y Obispo de Palencia se quedaron muy amigos, porque luego el Arzobispo nos mostró mucha gracia y dio el hábito a su hija de Catalina de Tolosa y a otra monja que entró luego aquí. Y hasta ahora no nos dejan de regalar algunas personas, ni dejará nuestro Señor padecer a sus esposas, si ellas le sirven como están

obligadas. Para esto las dé su Majestad gracia por su gran misericordia y bondad" (F 31,50).

El párrafo final, que cierra el capítulo 31 y casi el libro, comienza a modo de monólogo interior ('estando pensando una vez'): aparece el flujo del pensa­miento de la narradora, y junto a él unas palabras que suenan a despedida: 'Y

luego traté de mi partida'. La 'partida' de Burgos, sin duda ... , y que a nosotros se nos antoja ver también como la 'partida' de este mundo (estamos en junio de 1582). Una vez más entra en escena el personaje coadyuvante principal, el Señor, que, en estilo directo, la anima a la 'partida': 'bien te puedes partir'. ¿Por qué no

52 El mejor reflejo de este aspecro de su lenguaje, y de la oralidad que siempre lo acompaña, es el siguien­te: "Que trata de la fundación de los monesrerios de Pastrana, ansí de frailes como de monjas. Fue en el mismo año de 1570, digo 1569" (Cap. 17, epígr.). Así como en la oralidad se conservan los ensayos léxicos porque no es posible borrar lo que se acaba de decir, lo mismo ocurre en la escritura teresiana.

53 ¡Para siempre, siempre, siempre! (V 1 ,5).

54 Dos horas son de vida, grandisimo el premio (CE 2,7).

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r aquí una subconsciente o subterránea disemia o ambigüedad: la 'partida' de urgos, pero también la 'partida' de este mundo?

Además, como en las buenas comedias, todo termina en un desenlace feliz, ~ Happy End. Teresa se puede 'partir' dejando tras de sí un mundo reconcilia­éo: la jerarquía (arzobispo y obispo) se reencuentra ('quedaron amigos'); el pue­

o queda agradecido, pues 'no nos dejan de regalar algunas personas'; hay una reconciliación con la creación, donde la geografía exterior (cf. F 31,39: 'huerta, · ras, agua') remite a su vez a la geografía interior, al espacio interior de la per­na. Y el espacio conventual no sólo es un espacio paradisíaco, sino también ~ espacio de libertad (cf. F 31,46) en un mundo que menosprecia a la mujer.