El Corso Nº 5

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Petróleo y desastres naturales elcorso.es Nº 5 • Jun • 2010 FICCIÓN: Fresas de fuego • El día que debí matar a Borges (Pags. 30 y 31)

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Revista online de cultura

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Petróleoy desastres naturales

elcorso.es Nº 5 • Jun • 2010

FICCIÓN: Fresas de fuego • El día que debí matar a Borges (Pags. 30 y 31)

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Diseño:Redactor: Luis Cadenas Borges [email protected]: Leticia Santos

4 Música: Eterna melancolía charrúa

8 Literatura: Beevor, el bardo de la guerra

12 Arte: La lista imperfecta de TIME

16 Teatro: Festival de Mérida (56 edición)

18 Cine: El eterno retorno de Robin Hood

22 Ciencia: Negro petróleo en el mar

26 Tecnología: iPad, el eslabón perdido de...

30 Ficción: Fresas de fuego y El día que debí matar a Borges

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Eternamelancolíacharrúa

Jorge Drexlerpresenta

‘Amar la trama’,su último disco, en un concierto

perfecto en el Circo Pricede Madrid

por Leticia Santos

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De Canarias a Vigo, los es-cenarios de media España se llenan de esdrújulas y de

melancolía uruguaya por obra y gracia de “un moro judío que vive con los cristianos” y que dejó la medicina para di-seccionar el castellano con su bisturí musical. Su exitosa pre-sentación capitalina fue en un circo que hubiera llenado sólo con su voz, pero que también decidió salpicar de elementos mágicos como una marimba, un serrucho a modo de instru-mento o un guitarrista flamen-co. Dos horas de concierto con un público entregado que reclamó al artista para que vol-viera una y otra vez al escena-rio. Él respondió y reapareció dos veces, copa de vino tinto en mano, para acabar desplo-mándose (intencionadamen-te, no se preocupen) cuando de verdad terminó. Su brillan-tez no es incompatible con una humildad de la que hace gala y que le lleva a atender las pe-ticiones del público, lanzadas como deseos sobre el urugua-yo. En esta ocasión la petición respondida fue ‘730 días’. Tras publicar ‘Cara B’ (recopila-ción de actuaciones en direc-to), Drexler decidió grabar su último disco como ya no se estila, en directo, como Frank Sinatra y ante un público de 20 personas porque, como él dice, le gusta tocar con gente delante. El artista es uno de esos habitantes de Chueca que dan luz a la ciudad, que hacen recordar el pasado floreciente de Madrid como capital cul-tural. Su último disco se ges-tó en su piso sin ascensor de Chueca, decorado de forma minimalista con instrumentos, fotos y, cómo no, mates. Una cama desecha como portada y 12 canciones bajo el título de ‘Amar la trama’, que no es más que su particular “se hace ca-mino al andar”, porque, como él dice “a veces sólo al errar consigues lo que buscabas”. n

Músico, médico, compositor, triunfante ganador de un Oscar

y habitante de Madrid

La portadadel disco es una

simple cama desecha, natural como pocas

Reapareció dos veces durante el concierto,

con una copade vino en la mano, un guiño cómplice

y un falsodesplome

Es la metáforaperfecto del músico

mestizo y su brillantez no es incompatible

con la humildad

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Drexler el “u-ru-gua-yo”

Es el otro u-ru-gua-yo al que corean en Madrid, un tipo nacido en septiembre del 64 en Montevideo, músico, compositor, poseedor privilegiado de una de esas esta-tuillas doradas que reparten en Hollywood con cierta generosidad (con él, todo dejus-ticia). Fue su momento, puenteado por la industria porque no era conocido, se tomó la venganza justa y debida al recibir la es-tatuilla y cantar a capella una parte de ‘Al otro lado del río’, que antes había canta-do Antonio Banderas, que tuvo su punto de vergüenza torera al reconocer el error. Lo que no sabe la gente de Drexler es que es también otorrinolaringólogo, y que ejerció de casa en casa. Sus raíces hebreas no le han cerrado puertas en ningún lado, se las ha abierto al tener un origen tan mestizo como la música que ejecuta, siempre aga-rrado a una guitarra. Fue telonero de Cae-tano Veloso, de Sabina, vino a España para un mes y se quedó para siempre, y en su haber cuenta con once discos de estudio y recopilatorios, desde ‘La luz que sabe robar’ (1992) y el último, ‘Amar la trama’ (2010), que arrasó en el Circo Price y sacu-dió, una vez más, a miles de fans.

+ INFOjorgedrexler.com

myspace.com/jorgedrexlermusica

por Luis Cadenas

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El ensayista Antony Beevorse convierte en la voz de la nueva

crónica del ensayo del fin del mundo

Beevor,el bardo de la guerra

por Luis Cadenas

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Antony Beevor

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+ INFOantonybeevor.com

Se llama Antony Beevor, sin h in-tercalada en el nombre de pila, una rareza en un país como Reino

Unido, donde las formas lo son todo. Por algo fue oficial de la Royal Army durante años y uno de esos productos de la Academia de Sandhurst, la particular Esparta inglesa y por donde el ejército británi-co pasa de horda a legión dis-ciplinada. Nacido en 1946, en su haber figura ser el nue-vo cronista de moda de la Se-gunda Guerra Mundial, pero también de muchos otros conflictos; su temprano con-tacto con la historiografía mi-litar le favoreció a la hora de entender todo lo relacionado con los conflictos. En España desembarcó hace unos meses con ‘El Día-D’, un fresco de la Batalla de Normandía desde el desembarco en las playas (Gold, Juno, Sword, Utah, Omaha) hasta la liberación de París. No importa que tan-ta cerca de 500 páginas o más, se lee como se bebe una cer-veza, a sorbos pero con fuerza, con algún que otro regusto amargo pero con placer a fin de cuentas. Y no es la primera vez que Beevor convierte la historia de nuestro particu-lar Apocalipsis en una piedra de toque. Beevor se benefició de su condición de oficial, y nada menos que del 11º Re-gimiento de Húsares del Ejér-cito británico, para entrar como un alud en los archivos rusos del Ejército Rojo, me-ticuloso en todos los detalles y que le han servido para di-seccionar el terrible Frente Oriental y hacerlo ameno, pero sin renunciar a contar todas las miserias, venganzas y pecados de rusos y alema-nes, tan inmensos como la propia guerra. De este modo ha renovado en profundidad la Historia militar y política de la Segunda Guerra Mun-

BIBLIOGRAFIA

En su haber cuenta, en español, con ‘La batalla de Creta’ (2006), ‘Berlín, la caída’ (2006), ‘Creta: la batalla y la resistencia’ (2006), ‘Un escritor en guerra: Vassily Grossman’ (2006), ‘La Guerra Civil española’ (2005), ‘París después de la liberación’ (2007), ‘Stalin-grado’ (2004) y la mencionada sobre Normandía.

Entre sus libros

destacan ‘El Día-D’,

‘Berlín, la caída’ y

‘Stalingrado’

Su siguiente pro-

yecto enfila hacia

Napoleón: en Fran-

cia ya temen cómo

enfocará la figura del

emperador y general

Su estilo mezcla la

profusión de datos

y citas de testigos

con una reinterpre-

tación, a veces du-

dosa, de los hechos

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+ INFOantonybeevor.com

dial, y sobre todo pensando en el lector medio, no en otros oficiales e historiadores, de tal forma que su conoci-miento queda tamizado por la necesidad de comunicar. Su narración, detallista y me-ticulosa, llena de referencias cruzadas y de vidas paralelas de soldados, civiles y genera-les, se trufa de citas y anécdo-tas que cargan de humanidad cinco años de horror. Su total compromiso con la denuncia de los crímenes de guerra le ha granjeado muchos enemi-gos en Rusia, donde siempre se tapó con ahínco los fusi-lamientos de prisioneros, las marchas de 400 km hasta los gulag, las violaciones colecti-vas de civiles alemanas, pola-cas, húngaras o rumanas, así como el saqueo mercantil in-discriminado y de tecnología llevada a cabo bajo órdenes de Stalin. Pero también ha recibido bofetadas en EEUU y Reino Unido, donde no fueron bien digeridas las crí-ticas de ‘El Día-D’, donde da con detalles pruebas y testi-monios del salvajismo de los paracaidistas y divisiones de infantería angloamericanas contra los alemanes. Beevor ha sido, por desgracia para él y por fortuna para los demás, el primero que ha hablado sin tapujos de las vendettas de los Aliados contra los grupos de prisioneros alemanes, mu-chas veces tiroteados cuando ya se habían rendido, cuando no colgados en pleno bosque. Y por supuesto los bombar-deos indiscriminados sobre el continente, el caballo de batalla de una cierta reinter-pretación, ya menos ideoló-gica, del devenir de la guerra. Estilo, detallismo, historia y divulgación se dan la mano en él, críticas o no sobre su subjetividad, pero también el talento de un gran comunica-dor imprescindible hoy para entender la guerra que pare-cía el Fin del Mundo. n

BIBLIOGRAFIA

En su haber cuenta, en español, con ‘La batalla de Creta’ (2006), ‘Berlín, la caída’ (2006), ‘Creta: la batalla y la resistencia’ (2006), ‘Un escritor en guerra: Vassily Grossman’ (2006), ‘La Guerra Civil española’ (2005), ‘París después de la liberación’ (2007), ‘Stalin-grado’ (2004) y la mencionada sobre Normandía.

Su siguiente pro-

yecto enfila hacia

Napoleón: en Fran-

cia ya temen cómo

enfocará la figura del

emperador y general

Los críticos alaban

la forma de comuni-

car de Beevor, pero

también arremeten

contra alteraciones

y puntos de vista

nada objetivos

Su compromiso

para denunciar los

crímenes de am-

bos bandos en plena

guerra es total y le

ha ganado muchos

enemigos

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por Luis Cadenas

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Berlin:City of Stones

(2000),by Jason Lutes

Blankets(2003),by Craig

Thompson

Bone(2004),

by Jeff Smith

The Boulevardof Broken

Dreams (2002),by Kim Deitch

The DarkKnight Returns

(1986),by Frank Miller

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Lo malo de hacer listas de cualquier cosa es que siem-pre son como las guillotinas: consi-gues la cabeza pero

no el cuerpo, y todo lo que de-jas fuera a veces es tan digno como lo que mira al verdugo desde la cesta. Metáforas apar-te, hacer una lista, un ranking o cualquier otra pirueta cua-litativa conlleva juzgar ele-

mentos. Y quien juzga luego es juzgado por los demás. Cuan-do una lista se hace por cues-tiones de cantidad, entonces no hay tanto problema; las dudas y el error surge cuando la objetividad se pierde para decidir que A es mejor que B porque… por muchas razones. Hace algún tiempo la revista ‘Time’, uno de los faros del pe-riodismo en el mundo, decidió hacer una larga lista de las me-jores obras literarias creadas a partir de 1920. Los encarga-dos de elaborarla fueron dos críticos especializados, Lev Grossman y Richard Lacayo, a los que se sumaron otros, como Andrew D. Arnold, más cercano al mundo del cómic. Lo más sangrante fue el apar-tado de Time cuando se ocu-

pó de la novela gráfica. Ya de por sí es complicado que los medios de comunicación den cierto respeto al reino del có-mic, y más en su variante más larga y culta, elaborada, la de la novela gráfica, muchas de ellas de la misma talla que otras novelas al uso. Eviden-temente no incluyeron apenas libros o novelas gráficas que no fueran anglosajones, si-guiendo la teoría acostumbra-

da de que uno siempre valora más su idioma que el otro. Por ejemplo: Scott Fitzgerald está, a mi parecer, sobrevalorado, mientras que fuera de España (ni siquiera Latinoamérica) la genialidad histriónica y satíri-ca de Valle-Inclán queda os-curecida por la ignorancia ex-terior. Y viceversa: en España, por ejemplo, apenas se conoce la literatura eslava más allá de los clásicos rusos, y tampoco se presta atención apenas a la literatura japonesa, china o hindú, reducida a los tres nombres típicos que aparecen en Wikipedia. La lista incluye ‘Berlín: ciudad de piedras’ (Ja-son Lutes, 2000), ‘David Bo-ring’ (Daniel Clones, 2000), ‘Ed de Happy Clown’ (Ches-ter Brown, 1989), ‘Jimmy

1 42 53 6

Si son tan cortos de miras, es mejor que restrinjan el ámbito

mismo de la listaa la novela gráfica

contemporáneaamericana

En el futuro haremos nuestra propia lista de

lo mejor dela novela gráfica,

una vía que seabre hacia el futuro

Hace algún tiempo la revista ‘Time’, uno de los faros del periodis-

mo en el mundo,decidió hacer una

larga lista de lasmejores obras

literarias creadasa partir de 1920

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David Boring(2000),

by DanielClowes

Ed the HappyClown (1989),

by ChesterBrown

Jimmy Corrigan:The SmartestKid on Earth

(2000), by Chris Ware

Palomar:The Heartbreak

Soup Stories(2003), by Gilbert

HernandezWatchmen

(1986) by AlanMoore & Dave Gibbons

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Corrigan, the smartest kid on Earth’ (Chris Ware, 2000), ‘Palomar: The heartbreak soup stories’ (Gilbert Hernán-dez, 2003), ‘Watchmen’ (Alan Moore & Dave Gibbons, 1986), ‘The Dark Knight re-turns’ (Frank Miller, 1986), ‘The Boulevard of Broken Dreams’ (Kim Deitch, 2002), ‘Bone’ (Jeff Smith, 2004), ‘Blankets’ (Craig Thompson, 2003). Salvo en el caso de

‘Watchmen’, ‘Berlín: ciudad de piedras’, ‘Palomar’ y ‘The Dark Night returns’ no pode-mos estar muy de acuerdo. En todas, salvo en las menciona-das, las obras son siempre al límite, casi periféricas, mar-ginales, experimentales, pero no tuvieron la repercusión de las cuatro que he elegido, por gusto y por influencia poste-rior (en el caso de Watchmen, fundamental). Hay dos graves deficiencias en la lista y una ventaja. El primer error es que no hay novela gráfica anterior a los 80; bien es cierto que este formato no empezó a ex-plotar hasta esa década, pero anteriormente en Europa ya se había explorado el formato en forma de series. Circunscribir-se sólo a ese punto de partida

es muy precario. Sólo cabe re-cordar a Tintín (Hergé) y As-térix (Goscinny-Uderzo), que exploraron los límites mucho más allá del formato típico del cómic, extendido en todo el mundo, de EEUU a la España franquista. Si son tan cortos de miras, es mejor que restrin-jan el ámbito mismo de la lista a la novela gráfica contempo-ránea americana, porque en la lista no hay nadie que, al

menos directamente, no haya trabajado o nacido en EEUU. El problema es que esa lista ha sido puesta como modelo en el resto del planeta por perio-distas mal informados. La se-gunda es que la elección se ha basado en criterios literarios, no en el nuevo modelo artísti-co que supone la novela gráfi-ca: no aparecen otras grandes obras como ‘300’, algunas de las novelas creadas por Mike Mignola para ‘Hellboy’, tam-poco otra pieza de orfebre-ría de Miller como es ‘Borg again’, de la serie Daredevil, o directamente ‘Ronin’, ni tam-poco ninguna de las creacio-nes del mayor creador de có-mic que ha tenido EEUU por su importancia, Will Eisner. De este último sólo se me ocu-

rre una novela gráfica coral y genial como es ‘La vida en la gran ciudad’, suma de relatos como ‘Nueva York’, ‘El edifi-cio’, ‘Apuntes sobre la gente de ciudad’ y ‘Gente invisible’. Eisner es el gran pionero del cómic-literatura y ni siquie-ra le reconocen el mérito. Y por supuesto, lo que es más sangrante: el primer Premio Pulitzer destinado a un cómic, ‘Maus’ (Art Spiegelman, pre-

miada en 1992) y que tardó casi diez años en llegar a Es-paña. Tercer punto. La novela gráfica es un formato casi ex-perimental, con poca historia todavía y que en breve em-pezará a separarse del cómic como tal y a crear esa esperada vía intermedia entre literatura e imagen. Un nuevo plano de expresión en el que otras artes se funden para crear algo dife-rente y que se convertirá, en los próximos años, en el vehí-culo perfecto de expresión: un poco más allá de la literatura, un poco más allá del cómic, una nueva dimensión para la pintura. Y para la cultura del libro. Quizás haya que hacer una nueva lista y publicarla. Eso, mejor, para otro próximo número. n

+ INFOwww.time.com/time/specials

(Buscar luego la lista de las 100 mejores novelas. Las gráficas, entre la 101 y la 110)

7 86 9 10

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Del 16 de julio al 29 de agosto se abre en canal el mundo an-tiguo, el que lo imita o el que

hablará de él. Es el Festival de Mérida, el corazón mismo del mundo escénico, un espejo en el que se recupera y se refleja el teatro grecolatino, el que se

hizo después siguiendo su estela y su temática (moral o mitoló-gica) y su nivel, altísimo, espe-cialmente a partir de la revisión continua de textos antiguos. Algo más de 3 millones de euros avalan un proyecto que, sin embargo, ha visto cómo la crisis económica recortaba sus fondos en 400.000 euros, poco comparado con el hachazo a

otros festivales. La presente edición, la número 56, se ha ampliado a un mes y medio, siete títulos y 32 representacio-nes, que tendrán lugar entre el 16 de julio y el 29 de agosto. La programación del evento man-tiene su “máxima calidad y su esencia grecolatina” con algu-nos recortes. El festival queda partido en dos: la primera, has-

Festival de Mérida#56 edición

La crisis (económica, no de calidad)llega al festival teatral más antiguo de España,

centrado en la cultura grecolatina

Se han ido por el agujerodel hundimiento capitalista

unos 400.000 euros

Nada de experimentosextraños: grandes clásicos

con nuevas miradas

por Luis Cadenas

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ta el 8 de agosto, denominada ‘Esencia grecolatina’, contará con los clásicos esenciales y la plana mayor del teatro griego. En el segundo ciclo, el teatro grecolatino será el protagonista en la ‘Otra mirada’, con adap-taciones de los clásicos de los autores Albert Camus, Benito Pérez Galdós y Molière. Se han ido los patrocinadores privados, y ya sólo ponen dinero la Junta de Extremadura (de hecho, el festival es la parte del león de su propuesta cultural, de gran alcance internacional y nacio-nal) y CajaMadrid, pero al mis-mo tiempo se amplía el tiempo de festival. Así que una vez he-cho el tajo financiero, elimina-do experimentos y renegociado los cachés, el festival tendrá su arranque entre el 16 y el 17 de julio con unos veinticinco bailarines del Hellenic Festi-val Atenas, que representarán el espectáculo de danza ‘Me-dea’ bajo la dirección del grie-go Dimitris Papaioannou. Los días 20 y 21 de julio el Teatro Nacional de Cataluña subirá a escena la obra ‘Electra’ bajo la dirección de Oriol Broggi, con-siderado como “uno de los me-jores directores” por sus puestas en escena, “casi sagradas”, del teatro griego. Por otro lado, el Grec’10 y el Centro Dramático Nacional realizarán entre el 23 y el 25 de julio una versión de Heiner Müller de ‘Prometeo’, bajo la dirección de Carme Portacelli. En el reparto, des-

taca la actriz Carme Elías, que regresa al festival. Por último, el Centro de Producciones del Festival de Mérida represen-tará entre el 29 de julio y el 1 de agosto, así como entre el 3 y el 8 de agosto una versión de ‘Lisístrata’ de Joaquín Oristrel, que estará dirigida por Jerome Savary. Y con otro nombre des-tacado en la lista, Paco León, muy lejos de la TV ya. Dentro de la ‘Otra mirada’, entre el 11 y el 15 de agosto se representa-rá una versión de Albert Ca-mus del clásico ‘Calígula’. Se trata de una coproducción de L’Om Imprebis, el Teatro Lope de Vega de Sevilla, el Palacio de Festivales de Santander y Teatres de la Generalitat de Cataluña con la que el festival emeritense conmemorará el 50 aniversario de la muerte del gran padre francés de las letras del siglo XX. El Teatro Pérez Galdós interpretará, entre el 18 y el 22 de agosto, ‘Electra’ para revisitar, una vez más, uno de los textos ya canónicos del festival. Por último, Galiardo Producciones ofrecerá entre el 25 y el 29 de agosto ‘El Avaro’ de Molière, en versión de Jorge Lavelli y protagonizada por el actor extremeño Juan Luis Ga-liardo. n

Un mes y medio de teatro,siete obras nuevasy 32 representaciones

Entre los actores, Carmen Elías y Juan Luis Galiardo;entre los autores,de Galdós a Camus y Moliere,además de los clásicos

Juan Luis Galiardo

Carmen Elías

Teatro de Mérida

+ INFOfestivaldemerida.es

entradas.com

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El eterno retorno de Robin Hood

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El eterno retorno de Robin HoodRidley Scott hace de chamán y resucita de nuevo

el mito de la resistencia liberal inglesa por definiciónpor Luis Cadenas

Russell Crowe

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Una vez más, Robin Hood. Y ya van… ni se sabe. Como en el concepto de Nietzsche,

el eterno retorno, como un bucle sin fin. El cine está lleno de lugares comunes, devisitas periódicas a esos mitos subte-rráneos que se eternizan una y otra vez en nuestro subcons-ciente y que persisten porque funcionan. Es lo que los gurús de la literatura llaman “relatos básicos”, historias que por su forma, estructura, contenidos y detalles siempre van a funcio-nar porque son universales, clá-

sicos y no cambian generación tras generación. Por ejemplo, una historia sobre los Beatles puede tener mucho éxito, pero 50 años después será una lágri-ma en medio de la lluvia, como en ‘Blade Runner’. Y si hay un lugar común en el cine anglo-sajón, sin duda es Robin Hood, que resucita por enésima vez este mes gracias al australiano con síndrome de colon irritable más famoso del mundo: Rus-sell Crowe. Y a su lado, el que le convirtió en emperador ro-mano vía Circo, Ridley Scott. Años atrás un excesivamente pueril Mario Vargas-Llosa car-gó en un artículo contra el mito

y lo arrugó hasta convertirlo en poco menos que un comunista terrorista. Una prueba del libe-ralismo económico mal enten-dido: Robin ha sido durante si-glos el gran símbolo de la lucha liberal y democrática inglesa frente a los señores feudales. Es la metáfora perfecta de lo que nos espera, un símbolo históri-co con visos de leyenda que se ha convertido en un espejo en el que mirarse. Con la de Ridley Scott ya van cerca de 15 versio-nes en el cine. No hay que ol-vidar que Robin fue uno de los primeros en ser llevado al cine, ya en los años 20 y en plena gloria del cine mudo. El arque-

Robin Hood ‘clásico’

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+ INFOrobinhoodthemovie.com

bbc.co.uk/robinhood

ro adoptó su imagen arquetí-pica entonces: mallas, botines, camisola verde y larga, con más de acróbata jocoso que de pe-queño noble sajón, escondido en el bosque de Sherwood… Tan antiguo como el cine mis-

mo. Y cíclicamente resurge de sus cenizas para de-

mostrarnos que el ansia de justicia, sea como sea, es más podero-sa que cualquier ley,

norma o propiedad privada. Y con cada nueva ver-sión se ha señalado algún tipo de detalle de la leyenda o de la realidad histórica. Tirando de archivo, hay varios Robin con empaque: el de Douglas Fair-banks (1922), el de Errol Flynn (1938, el más clásico y arque-

típico), el miserablemen-te destrozado que hizo la Disney en 1973, la genial ‘Robin y Marian’ (1976) de Richard Lester, con Sean Connery y Autrey

Hepburn, una versión de madurez y desencanto; la serie de la BBC con un toque esoté-rico y místico de 1984, con Mi-chael Praed; también el Robin Hood de Uma Thurman y Pa-trick Bergin, o el “americaniza-

do” de Kevin Costner, ambas de 1991; la versión de Mel Brooks, alocada y fallida, y finalmen-te la de Ridley Scott, mucho más historicista, con el mismo mensaje liberal republicano de fondo que ya usara en ‘Gladia-tor’ y que aquí, además, sirve de plataforma para un alegato na-cionalista inglés más que inte-resante. Queda en la memoria reciente una nueva serie de la BBC, en este caso actualizada y donde los actores son dema-siado jóvenes y la vida de Ro-bin se parece más a un serial de un canal para adolescentes que una materialización del mito. El cual, por cierto, no podía re-sistirse al enésimo remake con el que salir adelante. Lo bueno del filme es que da una vuelta de tuerca nueva, que humaniza y politiza a Robin, que le con-vierte en algo más parecido a lo que ha significado siempre en la tradición inglesa; pero tam-bién es un Robin ultraviolento y duro, quizás más identificado con el tópico medieval que te-nemos en mente. Lo malo, una vez más, es que detrás está ese renegado de sí mismo que es Scott, incapaz de trascender su pasado glorioso y que repite el

mismo esquema que con ‘Gla-diator’ sin ruborizarse dema-siado. Dicen muchos críticos especializados que el cine se ha vuelto industrial, cómo-do, burgués y terriblemente familiar. Queda Europa como último rincón donde todavía pueden convertir la pantalla en un lienzo artístico (muerto Bergman, aparece Hanecke, por ejemplo), pero lo cierto es que los resortes del gremio ya están divididos entre indies que sueñan con ser felices bur-gueses y burgueses con muy mala conciencia de serlo que no dejan de hacer películas a partir de cómics, videojuegos y mitos revisitados. Un re-make tras otro, el cine pierde fuelle, talento y trascenden-cia, se vuelve una prolonga-ción de esa industria del ocio dedicada a la familia, otra for-ma más de castrar el arte. No obstante, película interesante, y poco más. Donde esté ‘Los Señores del Acero’… n

Cíclicamente resurge de sus cenizas para demostrarnos que el ansia

de justicia, sea como sea, es máspoderosa que cualquier ley,norma o propiedad privada

Cíclicamente resurge de sus cenizas para demostrarnos que el ansia

de justicia, sea como sea, es máspoderosa que cualquier ley, norma

o propiedad privada

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BP afronta una ruina relativa como pago a sus fallosen el desastroso vertido de petróleo

en el Golfo de México, que afecta ya a la costa de EEUU

Negro petróleo en el mar

por Luis Cadenas

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El ser humano no aprende hasta que no tropieza tantas veces en la misma piedra que la des-gasta. Somos una

especie testaruda, inconscien-te y con un punto kamikaze que convierte nuestras ac-ciones en tentaciones para el desastre. La última fue la ex-plosión de la plataforma pe-trolífera Deepwater Horizon en el Golfo de México, pro-piedad de British Petroleum (BP), que perdió una de sus bazas de extracción y de paso

vierte al mar el equivalente a 5.000 barriles de petróleo al día. Además de los once muertos provocados por la ex-plosión, el mundo se ha dado de bruces con un nuevo lati-gazo a la cultura y la economía del petróleo, que deberá des-aparecer para que el planeta se salve, y nosotros con él. El vertido acumula, desde el 22 de abril, varias grandes man-chas que ya afectan al delta del Misisipi, y también a toda la costa americana del gran arco norte del Golfo. Mientras BP descarga las culpas sobre

Transocean, la compañía que opera en la plataforma petro-lífera, ésta culpa a la empresa Halliburton, encargada de los trabajos de cimentación. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que reaccio-nó tarde (es humano, parece ser), aseguró que la culpa es compartida y que no perdo-nará el terrible daño que se le ha hecho al medio ambiente primero, pero también al tu-rismo y la economía pesquera del gran río americano y de la costa. Están en el aire cientos de miles de empleos de los pes-

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cadores de gamba de la costa, y del turismo. Y todo apunta a que este vertido será peor que el del Exxon Valdez, por ahora el número uno de los desastres. Entre 400 y 600 es-pecies, según la organización ecologista WWF-Adena, po-drían estar amenazadas por la marea negra, que al tocar la costa obligó a miles de volun-tarios a trabajar a destajo para sacar adelante las barreras de contención. La situación es grave para muchas aves acuá-

ticas que pasan la invernada en la zona antes de emigrar. También el atún rojo puede sufrir graves consecuencias pues está volviendo a la región para la temporada de repro-ducción. La catástrofe podría dejar un rastro futuro de ruina para la industria marisquera de la región de Alabama, Florida y Misisipi. El impacto sobre la fauna marina puede persistir durante décadas. El secretario estatal de Pesca del Gobierno de EE UU ha prohibido la pes-

cas comercial y deportiva en todo el litoral. Mientras tanto, la empresa BP intenta detener el vertido situando en la fisura una pequeña cúpula de con-tención, después de fracasar en la colocación de una gran campana de metal. También trata de situar un conducto para inyectar cemento y, de este modo, sellar el punto de fuga del vertido. Pero esta ope-ración puede demorarse tres meses. Y no para de acumular desastres, uno tras otro. n

BP acumula ya ensu contra más de 100

demandas por el vertido, muchos de ellas de ma-riscadores de Louisiana

La Casa Blanca duda ya de BP y de su capacidad

técnica, y el Congreso de EEUU ha puesto ya la

diana en la petrolera

Según la compañía, salen unos 5.000 barriles

de petróleo al día, mien-tras que otros cálculos

apuntan a entre 25.000y 95.000 barriles diarios

+ INFOgreenpeace.org

bp.comwwf.es

Golfo de México

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Y la cadena sigue y sigue: ya van más de 600 millones de euros en gastos entre indemnizaciones, limpieza, reclutamiento de voluntarios, movilización de efectivos de policía, guardia costera, agencias federales y seguros, además de la investigación por negligencia criminal por la explosión de la plataforma y los costes desmedidos de los sucesivos intentos por taponar la fisura en pleno fondo del Golfo de México. El problema es que no es un vertido de contenedor, sino petróleo ligero que sale del propio yacimiento. La empresa británica cifra en 153 millones por sema-na a partir de ahora. Y mientras tanto, la petrolera avisa que invertirá 400 millones de euros en estudiar el impacto del desastre: llega tarde y es una cortina de humo.

LO QUE CUESTA LA NEGLIGENCIA

CÓMO FRENAR EL VERTIDO El método que han puesto o podrían poner en práctica los ingenieros de BP se denomina top hill; se trata de introducir líquidos pesados y después inyectar lodo y cemento que al solidificarse por la presión y la baja tem-peratura pueden frenar el flujo que emana. Si fracasara la operación, la petrolera podría recurrir a otra técnica, el junk shot, que consiste en introducir una variedad de materiales a alta temperatura como piezas de goma que harán circular por el tubo para bloquear el vertido.

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iPad, el eslabón perdido de...

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iPad, el eslabón perdido de...

Tras años de rumores,Apple ha presentado finalmente

su largamente esperado iPad,un tablet que pretende llenar

el hueco existente entreel iPhone y los MacBook

por El Corso

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EL pasa-do 28 de mayo el iPad hizo su a p a r i c i o n

en las tiendas españolas con un notable éxito, ya que se agotó en menos de 2 horas. El precio en España oscila entre los 479€ para su versión más barata y los casi 800€ en su versión más costosas. En lo que a especificaciones téc-nicas se refiere, el iPad se apoya en un procesador de 1 GHz de velocidad desarro-llado por la propia Apple al que han denominado A4 y que ofrece toda la potencia necesaria para ejecutar este iPhone OS con esteroides de forma suave y fluida en una pantalla LED de 9.7 pulgadas de 1024×768 píxeles de re-solución (la pantalla utiliza

tecnología IPS para ofrecer un mayor ángulo de visión y tiene 132 píxeles por pulga-das). Disponible en capaci-dades que van desde los 16 a los 64 GB, el iPad cuenta con acelerómetro, brújula, GPS, altavoz, micrófono y conectividad inalámbrica WiFi 802.11n y Bluetooth 2.1+EDR que se amplia con un segundo modelo a la op-ción 3G. Físicamente el iPad es realmente delgado. Tan solo 1,32 cm de grosor en el punto máximo (sus bordes son redondeados para que po-damos sujetarlo de un modo más cómodo) y un tamaño de 24,28 × 17,87 cm. El peso

tampoco es un problema, 680 gramos para la versión están-

dar y 730 para el modelo con

conectividad 3G. La auto-nomía, uno de los caballos de batalla de los detracto-res del iPhone, ha sido una de las sorpresas y si en otros aspectos el iPad puede haber dejado cierto regusto amargo (sin señales de multitarea o cámara entre otros), este no ha sido uno de ellos. Ni más ni menos que 10 horas nave-gando por Internet, viendo vídeos o escuchando música y casi un mes en reposo. n

+ INFOactualidadipad.com

apple.com/es

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Sistema operativo y algunas aplicaciones en el iPad

¿Qué tal una mezcla de am-bos? (más próxima al último que al pri-mero) El iPad OS (nombre NO oficial) viene a ser una versión del sistema operativo del iPhone solo que adap-tada al nuevo tamaño de pantalla. Así, en general encontramos pocos cambios estéticos a excepción de un Dock calcado del de Mac OS X y la posibilidad de utilizar fondos persona-lizados. Este nuevo sabor del iPhone OS puede ejecutar la mayoría de apli-caciones del teléfono de Apple en su resolución original o ampliarlas para visualizarlas a pantalla completa.

La aplicación que convierte el iPad en un lector de libros electrónicos (a falta de tinta electrónica) realizada por la propia Apple. Su diseño emula a un libro en si sobre el que podemos interactuar pulsando sobre cualquier esquina para pasar de página o des-lizarla con el dedo, cambiar el tama-ño del texto, saltar directamente a otro capítulo desde el sumario, etc. Lo mejor de todo es que utiliza ePub, el formato estándar en lectores de li-bros electrónicos (la mayoría salvo el Kindle) por lo que puede que seamos capaces de importar nuestros propios libros además de los que adquiramos en la nueva tienda de Apple, la iBo-okstore, en la que encontraremos (al menos en los EE.UU.) buena parte del catálogo de las editoriales Penguin, Harper Collins, Simon & Schuster, Ma-cmillan y Hachette.

Son el mejor ejemplo de los cambios que podemos esperar de la mayoría de aplicaciones: al dispo-ner de una pantalla más grande, la aplicación se ejecuta en un modo de dos columnas con menús desplega-bles y un enorme teclado virtual que seguro facilitará las cosas a la hora de trabajar con él como si se tratase de uno real.

Es básicamente un cruce entre la versión de escritorio y la del iPho-ne, solo que desgraciadamente pa-rece arrastrar (al menos en la presen-tación) las mismas carencias de este último: ¿queríais soporte Flash? Pues parece que de momento nada de nada.

En España, la lista de precios oficiales es la siguiente (IVA incluido):

• iPad Wi-Fi 16 GB 479 €• iPad Wi-Fi 32 GB 579 €• iPad Wi-Fi 64 GB 679 €• iPad Wi-Fi + 3G 16 GB 579 €• iPad Wi-Fi + 3G 32 GB 679 €• iPad Wi-Fi + 3G 64 GB 779 €

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Mirada perdida, ausente. Una lán-guida andrógina de líneas finas, ojos grises que centellean con la luz, vestida como un hombre, que es a lo que huele; hembra que aúlla y devora como un lobo. Ante sus ojos, el espléndido otoño berlinés. La lluvia se endurecía para convertirse en aguanieve, agujas que volaban de un lado al otro. Kavafis Vega contem-plaba ensimismada el gran enjambre de insectos transparentes que era la lluvia, que se movía al son del viento sobre Berlín. Al otro lado del grueso cristal, la Friedrichstrasse se helaba lentamente.

Kavafis suspiró y repasó el filo de sus dientes con la lengua. El ventanal la hipnotizaba mientras la cafetería pal-pitaba levemente de vida; no había más de diez personas, pero el sonido sordo de la lengua alemana repi-queteaba a su espalda como un solo de batería. Era Nina, que no paraba de hablar de sí misma y de la nobleza perdida en el trato entre hombres y mujeres, de cómo todo se había llenado de perversión y sexo en cada poro, en cada palabra, en cada parpadeo: una forma cómoda de tapar sus propias vergüenzas y polvos rápidos por determina-dos favores nada espirituales. También ella lloraba por la Ítaca perdida. Kavafis, en cambio, había empezado a buscarla cuando sus ojos se fueron detrás del tac-tac de unos zapatos de Blahnik que se perdían cerca de la puerta, basas de columnas de carne nórdica listas para recorrer con las yemas de los dedos. Un pequeño golpe de viento y una suave melena rubia escondió el precioso rostro de la due-ña del perfume de Lancôme que la había puesto en guardia nada más entrar en la cafetería.

Kavafis metió el dedo índice derecho en su copa plana; el hielo picado se mezclaba con los fresones

Fresasde fuego

aplastados que absorbían el azúcar y el vodka: su Erdbeere des Feuers, un nombre muy largo para la vieja mentira mental que el escritor judío Zweig había dejado tras de sí para sus lectores. Así que Kavafis lo había terminado por llamar un ‘zweig’, tan legendario como su paso por la calle bajo el frío. Su alma se reblandeció sin control, licuada y derramada sobre sus recuerdos. Atisbó entre las brumas de su cárcel particular cabellos ne-gros, hermosos y sinceros, el anhelo que la había convertido en un ángel de alas rotas. Palpaba los blandos fresones igual que había saboreado sus labios, igual que su piel se había reblandecido por las manos finas y los dedos de pianista de Kavafis.

De la misma forma que sabían los fresones olía ella: fruta incendidada, el sabor en la lengua de la carne caliente y seca de su amante mientras se recluía en la esquina más oscura de sí misma.

Abrió una pequeña libretita mientras Nina seguía enroscándose al cuello de aquel hombre. De vez en cuando intenta-ba incluir a su amiga en la conversación, pero Kavafis sólo tenía ojos para la lluvia de hielo. Le recordaba a ella, a los ojos acuosos de su demonio. La veía todavía cortando los fresones para ella, con el pelo suelto sobre los hombros, la sonrisa en la cara, el chasquido de la hoja contra la

madera, el tintineo del hielo en los vasos, la nevera atmosférica berlinesa cerrando puertas y ventanas, el placer de saber que el mundo empezaba y ter-minaba en aquel apartamento, como si el tiempo y la vida simple y llanamente se redujeran a verla caminar desnuda con el maldito libro de Zweig en la mano, el mismo en el que ella la enseñó a hacer el cóctel. La primera fresa helada que probó fue en su boca, y en ella murió, y moría cada vez que la re-cuperaba en la memoria. Kavafis sacudió la cabeza, triste y mecida por la lluvia, la de fuera, y la que tenía dentro de sí. Perra vida… n

por Luis Cadenas Borges

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Había esperado pacientemente sentado en la barra de la cafetería de la Rue Moulins. Mo-dernismo por todos lados, demasiado, una imitación barata de los hermosos lupanares de la cafeína que todavía subsisten en las calles húmedas de un París donde siempre llueve. En el bolsillo izquierdo tenía la pistola con silenciador; en el derecho, una edición de bolsillo de ‘El Aleph’ completamente manoseada, garabateada, con la misma caricatura del autor llena de maldiciones. Apenas había costado lo que un desayuno, comprado el libro en un mercadillo a ori-llas del Sena, donde cada mañana pequeños libreros ambulantes venden ediciones viejas, amarillentas y que han debido de pasar por miles de yemas. Así que mi edición estaba triplemente manoseada. Me tomé dos cafés antes de que el ciego y su lazarillo aparecieran por la puerta. Sólo había tres perso-nas más, demasiado ocupadas en leer y tomarse su expresso sin tirarlo mientras mantenían la mirada fija en los renglones. Nadie se percató de que Judas Iscariote personi-ficado en un argentino que ansiaba ser inglés apareciera. Maldito bastardo, falso, fenicio, fariseo, porteño sin serlo, julan-drón ciego que te crees que eres alguien. Recuerdo el día en el que llegué a la conclusión de que leer a Jorge Luis Borges y el que dicen es uno de sus mejores libros me liberaría y me convertiría en un genio. Mentira, mentira, mentira. Compré de saldo ‘El Aleph’, y de saldo me fue ven-dida la esperanza. Un pequeño libro de relatos en el que sólo sirve el primero de ellos, ‘El inmortal’. Después, todo verborrea incog-noscible, una relación de textos cada vez más hermé-ticos y opacos en los que las referencias y las historias se pierden dentro de laberintos personales que no transmiten nada salvo el puro juego del lenguaje en volutas. Mierda de volutas. ¿Por qué a todos les da por escribir como si fumaran, es que nadie se preocu-pa, como dicen Julián Ríos, de unir narración y estilo en una misma cosa, es que ninguno quiere transmitir conocimientos? Nefasto absurdo de Borges, encan-

El día que debí matar a Borges

tador de serpientes sin ojos que escribe sólo para iniciados. Esperé un poco más hasta que a la hora de siempre el dueño sirvió la petición del argentino y su lazari-llo. El jefe se fue al almacén y el guía, un estudiante fascinado, se fue al baño a Dios sabe qué. Entonces, con el máximo sigilo, me acerqué a él, enrosqué el si-lenciador como el buen sicario que siempre he sido y apunté, con el brazo contrario a la espalda para equi-librar el peso y el retroceso. Mi Beretta plateada no falla nunca, y puse la mira justo entre los ojos. Tam-poco el pobre hombre se merecía un dolor insufrible. Estaban todos tan absortos en sus lecturas que nadie se percató de mi figura rompiendo lo cotidiano.

El ciego levantó la cabeza y me vio sin verme. Me miraba con el alma, con la mente. “¿Qué hace usted ahí parado frente a mí?” preguntó. Me quedé en si-lencio. “Es un hombre, huelo su after shave. Y sostie-ne algo en una mano, eso seguro. ¿Un libro quizás?” continuó. Dudé, podía haberlo matado allí mismo y así ajustar cuentas con un tipejo físicamente lamen-

table que me había prometido el paraíso literario y al final sólo me había dado incomprensión, malentendidos, dolores de cabeza y una profunda decepción. Yo es que soy así: si me jodes, te jodo. Hay gente que tiene tics, neuras, manías, pe-sadillas…, yo tengo mi Beretta metafóri-ca y literaria. Entonces, algo asustado, le respondí. “Es ‘El Aleph’”. Sin pensárme-lo dos veces, quizás para distraerle hasta que tuviera agallas de volarle la cabeza, alargué mi sobada edición. El cabrito la cogió palpándola, abrió la primera página y de memoria puso una dedicato-ria sin pies ni cabeza. Luego, con aquella

sonrisa bobalicona de ciego me la devolvió. Oí la puerta del baño, me metí la pistola otra vez en el abrigo y me quedé como un necio con el libro en las manos. El lazarillo vio la escena, me sonrió y con el índice me dio la razón. Luego se pusieron a hablar. Salí enajenado, rojo como un tomate, furioso por no haber tenido narices de cargármelo. Metí las manos en los bolsillos y atravesé todo París bajo la llovizna hasta el Sena. Encontré al librero ambulante y le pedí otro libro. “Tome, seguro que le gusta”, me dijo. En las manos tenía ‘Rayuela’, de Cortázar. Antes de abrirlo ya sabía que lo iba a matar… O no. n

por Luis Cadenas Borges

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