EL DESARROLLO DE LA MODERNIDAD EN VALENCIA Y EL

MUNDO DE VIDA POPULAR

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El material de trabajo mi experiencia.

Intentar escribir y más aún sintetizar es complejo, difícil, con el peligro latente

de dejar fuera lo que debe estar dentro y dejar dentro lo que tiene que estar afuera.

Entonces ¿cómo empezaré? intentemos el riesgo. El punto de partida para ello es pues la

afinidad personal con el tema que pretendemos desarrollar, en tal sentido, la vivencia

en carne propia del drama que se experimenta en la familia popular ubicada en la

zona sur de la ciudad de Valencia; tal drama tiene su razón de ser en la historia

valenciana, es decir, en el desarrollo de la modernidad, llegada a ella alrededor del

1555, de la mano de Alonso Díaz Moreno y otros.

La experiencia de vida, la vivencia tenida en mi familia pobre, popular, es el

punto de partida. Es la vida misma, con toda la carga de problemas, alegrías, tristezas,

es decir, con toda su dramaticidad. La vida experimentada en la familia es dramática

por las dos caras que presenta. Una, la de las circunstancias: el nacer en un barrio, el

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sentir el hambre en la escuela y no tener para saciarla. Es el mismo drama que

experimenta una madre cuando dice: hijo, no tengo plata.

Sí, el drama no se describe, se experimenta: Sentir la lluvia cayendo a

torrentes sobre la casa, el mirar con ojos inocentes cómo la casa se llena de agua, la

madre llora, uno no entiende desde la experiencia de niño, no se da cuenta del por

qué. Sale a la calle a jugar con el barro y el agua, mira la misma angustia en los ojos

de los vecinos. Definitivamente la vida es drama y éste se experimenta.

Ahora bien, al profundizar una realidad, un contexto, en este caso el familiar

se puede partir de dos maneras, diversas una de otra. Tratar ese contexto como algo

ajeno a lo que soy, no tener afinidad o empatía con esa situación, no sentirse producto

de él. La otra manera es saberse y sentirse vinculado a ese contexto, intentando

descubrir las huellas que han ido dejando en lo más profundo de nuestro ser.

Sin duda, ésta es la manera de repensar mi origen social. Sentirme como

alguien que ha “nacido” y crecido en los barrios del sur de Valencia, comprenderme

dentro de esa situación como el pollito que está pujando para salir del cascarón.

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La casa, donde vivía con mi familia, era un rancho de tablas; era toda una

odisea cuando comenzaban las lluvias; los rezos de mamá para que no se levantaran

los techos, la alegría de los más pequeños de jugar con la lluvia... Todos

terminábamos sacando el agua de la casa. Más de una vez nos despertábamos en la

madrugada y no podíamos bajarnos de la cama porque todo estaba inundado. Con

deseos de superar la situación, poco a poco, mamá fue construyendo una casa de

bloque.

Dentro de este orden de ideas, otro hecho, que me hace recordar la pobreza en

la que se vivía en la casa, era el momento de ir a la escuela, casi nunca llevaba dinero

para comprar comida. La escuelita era unitaria; había un solo salón, se mezclaban

primero y segundo, en la mañana, y tercero y cuarto, en la tarde. Esta realidad la fui

palpando en los demás; la pobreza no sólo estaba en mi casa, sino en el barrio y en

otras muchas partes.

En efecto, mucho tiempo después, al acercarme al barrio Bertorelli, aparecen

ante mí, con rostros concretos, las palabritas: pobreza, miseria, dependencia. Las

aguas negras y pútridas del río San Pedro bajan veloces por la carretera vieja de los

Teques, al lado del río está el barrio; una sola calle, casitas una al lado de las otras,

bloques rojos, tapas de zinc, techos de tablas. Al lado del canal está la escuelita.

Después de 15 años, vuelve a repetirse la historia de mi escuela: tres salones y clase

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con un solo turno, con las dos primeras etapas de la escuela básica, incluyendo

preescolar. Niños con manchas en su cara y erupciones en la piel, jóvenes fumando

droga, adolescentes madres que no tienen aún 16 años.

A raíz de estos hechos descritos, voy constatando la condición infrahumana e

indigna en la que tienen que vivir o sobrevivir y desarrollarse estas personas. Ante

esto surge espontánea, como la sonrisa pícara de los niños del barrio Bertorelli, la

pregunta: ¿Por qué esto es así? (León, J. 1990: 70)

En otras palabras, la experiencia vivida en una familia pobre de Valencia, me

lleva explicitar la pregunta anterior con otras interrogantes ¿Cuáles son los procesos

socio – políticos de la modernidad que han propiciado y mantenido al margen a la

familia popular? ¿Cuáles han sido las claves epistemológicas modernas para analizar

las familias populares? ¿Las manifestaciones de la familia popular revelan un mundo

de vida distinto del moderno?

Al indagar cómo se ha comprendido la familia en Venezuela, se puede

constatar que en el ámbito formal se ha caracterizado, de diversos modos, a la

familia popular venezolana y por ende a la valenciana: La constituida por el vínculo

eclesiástico, lo que además de éste tienen el matrimonio civil; la familia constituida

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sólo por el matrimonio civil; aquellas familias generadas por el concubinato; las

familias donde solo aparece la madre y los hijos, o el padre y los hijos.

Observamos que, al analizar más allá de lo formal siguiendo la reflexión de

Moreno (1995) se encuentra un modelo estructural, real y funcionante: madre e hijos,

lo que permite hablar de un modelo cultural de la familia popular. El modelo no es

exclusivo de Venezuela. Se extiende por todo el Caribe, incluso anglosajón y tiene

orígenes históricos, culturales y étnicos.

Debe señalarse que éste modelo cultural popular venezolano ha recibido

distintas terminologías como son: matrilineales, matrifocal, matricéntricas y

matricentrada; todas ellas destacan a la madre como punto de confluencia y como

generadora de la estructura familiar.

Desde la perspectiva más general, para comprender a esta familia popular, se

hace necesario destacar el planteamiento de la modernidad, el cual hace vida en la

historia política valenciana que a su vez está constituida por el mundo de vida del

pueblo valenciano, ello genera que en el desarrollo de la historia de Valencia y

especialmente en su caminar político aparezcan ambos elementos.

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El hombre que llegó a Valencia.

Importa, y por muchas razones, indagar algunos de los problemas que plantea

la modernidad, en especial el elemento temporal del inicio de la misma.

Ahora bien, ubicar su origen es problemático, aún cuando se tome la

sugerencia de Stephen Toulmin (2001) de ubicarla en el renacimiento. El autor se

pregunta por los acontecimientos clave que dieron origen al mundo moderno. Si se

fija el criterio de la nación – estado habrá que buscar el origen de la modernidad en

los siglos XVI (1500) y XVII (1600). El origen de la edad moderna se remonta a la

creación de estados soberanos separados e independientes, cada uno de ellos

organizado en torno a una nación concreta, con su propia lengua y cultura, y con un

gobierno legitimado como expresión de la voluntad nacional. El autor distingue una

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primera fase de la modernidad de tinte humanista en el siglo XVI y luego, en el

XVII, una segunda fase, la científica y filosófica.

Dentro de esta perspectiva, la agenda filosófica moderna se indaga en el estilo

de filosofar fundada por Descartes, que plantea y busca soluciones en términos

atemporales y universales.

De allí pues, que el origen de la modernidad hay que buscarla en los

procedimientos racionales que servían para abordar los problemas intelectuales y

prácticos. La crítica de la modernidad ha pasado a convertirse en crítica de la

racionalidad propiamente dicha. Toulmin, S. (2001)

Precisemos que, el aspecto central del cambio de una fase a otra se centra en

cuatro procesos mentales: de lo oral a lo escrito; de lo local a lo general; de lo particular

a lo universal; y de lo temporal a lo atemporal. En atención al último hay que señalar

que para Descartes y sus sucesores, las cuestiones temporales no tienen ninguna

importancia para la filosofía; es por ello que se esfuerzan en sacar a la luz las

estructuras permanentes que subyacen a todos los fenómenos cambiantes de la

naturaleza. (Ob. Cit.)

En lo esencial, el cambio de fase de la modernidad trajo como consecuencia que

todos los problemas filosóficos deben enunciarse con independencia de cualquier

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situación histórica concreta y resolverse con unos métodos igualmente exentos de toda

referencia contextual, es una de las pretensiones racionalistas que mejor caracterizan a la

filosofía moderna desde 1640 a 1950.

Por supuesto que este fenómeno, de la asunción de esta segunda fase de la

modernidad, hizo posible que la filosofía del siglo XVIII enlazara con el paradigma

metódico de la física newtoniana. De este paradigma, tenemos pues, que el

instrumento que usa es el análisis y que esto es lo universalizable. Este instrumento

es como un arma, la cual se usa para defender o atacar, dándole a la relación del

conocimiento humano, un matiz guerrero y por ende de poder. La diversidad de

pensamiento del siglo XVIII está unificada por las premisas epistemológicas

señaladas: el método físico-matemático y dentro de él, el análisis (Cfr. Cassier E.

1994: 27)

Ahora bien, al ubicar semejanzas y diferencias en el tema de la modernidad y

dentro de él sus características y la crítica a la misma, encontramos que en el ámbito

de la racionalidad, la semejanza se encuentra en la universalidad y en el método

físico Newtoniano.

De igual manera al ubicar el origen de la modernidad coinciden en Descartes y

Newton, como parte fundamental de la misma, y con ellos los postulados modernos

de atemporalidad y universalidad, fueron aceptados como verdades para todos.

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En el marco de las diferencias se ha de señalar a E. Cassier, que hace mayor

énfasis en la racionalidad, con el elemento característico del análisis en el método; y

en Toulmin (2001) con un enfoque más de carácter histórico colocando al

renacimiento como parte integrante de la modernidad, y cuya idea había quedado

opacada o subsumida por la racionalidad universal, atemporal de Descartes y

Newton.

En atención a la problemática sobre el origen de la modernidad y tomando

distancia de planteamientos expuestos, hay que afirmar que las diferentes

perspectivas descritas, dejan el vacío de una propuesta metódica de un modo distinto

de conocer.

En efecto, en el planteamiento de Toulmin, al recuperar los temas de la oralidad, de

la practica, etc. que un desarrollo de la modernidad dejó de lado, no sale de la

modernidad misma, sólo la corrige, puesto que integra esos temas que habían dejado

de lado Descartes y Newton.

.

Finalmente la racionalidad y el método físico – newtoniano característico de

la modernidad no aparece analizado desde la práctica del grupo humano que les

sostiene, que es el mundo de vida burgués.

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En este sentido el origen de la modernidad, propuesto en forma crítica por

algunos autores, al no ser situada en el modo de conocer que la origina, en su

episteme fundante con las matrices de número, individuo etc., no parece superada.

Por consiguiente superar la modernidad implica meterse dentro de la propia

cultura, sólo así la interpelación a la modernidad sería superación y extra moderno. Y

desde luego hacer los caminos que nos lleven de una vida menos humana a más

humana, sentarnos todos en una única mesa: liberación y solidaridad de los pobres con

los pobres y de los otros con los pobres para hacerse ambos libres.

Visto de esta forma preguntarse qué hombre llegó a Valencia, implica situar el

origen de la modernidad y su desarrollo más allá de Descartes, Newton o del

renacimiento y afirmar que la misma se va a realizar con la expansión del modo de

conocer de la burguesía en todos los órdenes.

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El Desarrollo de la Modernidad y su Modo de Conocer.

Precisemos, antes que nada, qué se entiende por modernidad. Un modo de

conocer que se desarrolla con el nacimiento de la Burguesía y que aquí se denomina

episteme moderna, individualista o simplemente burguesa.

La modernidad, con su mundo de vida burgués, que genera y

sustenta su episteme individualista, ha pasado de dominante en los

siglos XVI XVII a modernidad autónoma y es precisamente el

siglo XVIII cuando la burguesía se desprende de la aristocracia y de

sus formas, la suprime, y domina totalmente el mundo occidental

(Moreno, 1995: 215)

En consecuencia se comprende que la modernidad no puede ser entendida como

la ilustración del siglo XVIII, ni su fecha inaugural la caída de Constantinopla, la

invención de la imprenta o el descubrimiento de América, puesto que no hay diferencia

cualitativa esencial en el modo de pensar burgués en sus orígenes y la que declaran

inaugurada en el siglo XVIII (Cfr. Moreno, 1995: 142)

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De esta manera la burguesía comienza su proceso de maduración en la baja Edad

Media y durará alrededor de unos siete siglos; este proceso convierte a la burguesía en el

elemento “catalizador” de las revoluciones nacionales de los siglos XVIII y XIX, que

constituyen la coronación de la burguesía como la dueña del mundo. ( Cfr. Bianchi,

1986: 175-184).

Evidentemente las contradicciones, revelan los intereses de la burguesía como

por ejemplo la negación de los derechos políticos a los hombres negros, en donde la

burguesía se endureció y no ocultó ya, que los derechos del ciudadano eran sólo para los

varones blancos y ricos. (González, 1991: 93-94)

Se observa que la expresión de la libertad se extiende a todos los campos: civil,

regulado por el derecho; en el campo de la opinión e imprenta, sin censura previa; en lo

religioso, por la libertad de conciencia; y en el aspecto económico se superan los

monopolios, corporaciones y gremios dando lugar a la libertad de iniciativa y comercio

(Martina, Vol. III: 25-27)

Se explica que es “su libertad".

Es necesario decirlo, sentirlo y demostrarlo eso no es libertad que, en

sentido estricto y profundo ha alcanzado al pueblo, corresponde

simplemente a la clase que hizo su revolución, que conquistó el

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poder y el derecho a llamarse libre y a vivir en libertad que concibe,

produce y reproduce. (Blanco, 1990: 35)

El punto clave en el problema de la libertad, es que desde el momento de su

aparición en la historia, el burgués necesitó y buscó, por exigencia de su mundo práxico

de vida, la independencia y a ésta la llamó libertad, pensada ésta desde aquella.

A medida que el mundo de vida burgués se va afirmando, la independencia-

libertad va ocupando sucesivos espacios: de la autoridad económica; de la autoridad

política; de la autoridad social (desaparece el derecho divino de los reyes), de la

intelectual; de la religiosa (Está prohibido reconocer, en cualquier caso y bajo cualquier

pretexto, la autoridad... de una potencia extranjera Constitución civil del clero);

científica, del mundo, del cuerpo, de Dios. (Martina, Vol. III: 25-27)

Finalmente se esquematiza la MODERNIDAD:

La revolución científico-técnica: Razón instrumental.

Revolución industrial: sustitución del hombre por la máquina.

Revolución Cultural: Estado adulto de la humanidad (razón y libertad)

Revolución Democrática: Libertad, igualdad, fraternidad.

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Utopía: la fe en el progreso indefinido.

Secularización: Autonomía de las realidades terrenas.

Individualismo: ¡Qué me importa!

El espíritu Burgués: time is money

Desarrolló de la Modernidad en Valencia: La Colonia, la

República y el Proyecto Nacional.

El Sistema Colonial aplicado en Valencia.

Así se ha verificado que el hombre que llega a Valencia, es el moderno, el

burgués cuyas guías de pensamiento discurren por la episteme moderna, Es por eso que

en el orden político afirmamos que la modernidad se concretiza en Valencia con la

aplicación del sistema colonial

Importa por muchas razones señalar que en el orden político, España tenía un

proyecto, implantar su propio modelo de sociedad en las tierras descubiertas en

América. Entre los rasgos de este modelo, está la organización política con la

monarquía, esta relación con los vasallos se evolucionará hacia las leyes de Indias. En

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la organización social estaban los estamentos, es decir las personas que gozaban de una

misma situación jurídica, con su propio poder económico y político y entre los criterios

para pertenecer a un determinado estamento estaba la conquista guerrera.

Precisemos, antes que nada, la sociedad estamental que se formó en Venezuela;

ella constaba de los siguientes elementos estamentales: Un poder centralizador: El Rey

con su Audiencia que decae el siglo XVII por falta de plata y la venta de privilegios para

conseguirla. El conquistador con los vecinos, ciudadanos que se integraron a su derredor

y se encuentran representados en el Cabildo como poder económico y político; El

pueblo indígena: a quien el rey y la audiencia tratan de concederle derechos en contra de

los conquistadores y vecinos, por último La Iglesia Católica con muchos poderes

directos concedidos por el Rey por sus servicios y que hasta el siglo XVII patrocinó,

junto con la audiencia. una fuerte lucha contra los conquistadores y vecinos a favor de

los indios. Después hay un mayor entendimiento con los vecinos por razones

económicas.

Así se ha verificado en Valencia el conquistador con los vecinos, cuyo

primer acto de fundación lo expidió Juan de Villegas, ante el escribano público

Francisco de San Juan el 24 de diciembre de 1547, sin embargo fue en 1555 que

Alonso Díaz Moreno, pudo cumplir la orden que le había comunicado el Gobernador

Arias de Villacinda de fundar una población en las cercanías del lago de Tacarigua

(Oviedo y Baños J. 1992 p.126), a cuya edificación concurrió con el Capitán Pedro

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Álvarez. Vencida la resistencia que le oponían los indígenas, fundó la población en el

referido año de 1555, sin que conste en los historiadores la fecha del día, y le dio el

nombre de Valencia del Rey, a cinco kilómetros de la laguna de Tacarigua, de la que

fue nombrado Gobernador. (González, F. 1981 p.12)

A título ilustrativo indicaremos que apenas habían transcurrido seis años de la

fundación de Valencia cuando fue invadida por el tirano Lope de Aguirre en1561.

En efecto a Díaz Moreno le llegó el aviso llevándose a todos los moradores a

la laguna a guarecerse en la isla de la Culebra, con todas las canoas y embarcaciones.

Aguirre siguió a los que huían, pero no pudiendo perseguirlos, los insultó desde la

orilla del lago.

“Entró en Valencia cuyos vecinos, desamparando la ciudad, se

recogieron con sus familias a las islas que tiene la laguna de

Tacarigua, donde estuvieron retirados, sin que los soldados de

Aguirre, por falta de canoas, pudiesen hacer diligencia para

buscarlos: prevención, que irritó al natural ardiente del tirano, para

que dijese mil oprobios e injurias contra todos, tratándolos de

cobardes, bárbaros y pusilánimes” (Oviedo y Baños J. 1992 p.177)

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De allí pues, que López de Aguirre volvió a Valencia, donde escribió la

célebre carta de que habla en su obra histórica Don José de Oviedo y Baños,

relatando sus viajes y sus crímenes y desconociendo al rey Felipe II. Fue éste el

primer documento político que surgió de Valencia, llevado por el Cura de la

Margarita, Pedro de Contreras, con el encargo de remitirlo al Rey. (González, F.

1981 p.13)

Importa, y por muchas razones, reseñar los terrenos que le correspondían a la

ciudad, y a la cual se le otorgó 41 años después de fundada, lo que obliga a pensar,

entre otras cosas que la fundación de Valencia fue de hecho y no de derecho por esto

Don Diego de Osorio, Gobernador y Capitán General de Venezuela, en 18 de Mayo

de 1596, expidió la Data de los ejidos que correspondían a Valencia, en virtud de

pedimento introducido por Antonio de Aular, procurador General de la ciudad.

“De esta ciudad (Valencia), cortando por el camino que va a

Chirgua hasta la quebrada de Mucuraparo, y de dicha quebrada de

Mucuraparo, cortando hasta el Pao, y desde el Pao orilla, hasta

donde entra el río de esta ciudad, toda cuanta sabana y tierras se

contiene y queda dentro de dicho contorno, y así mismo el Palmar

de la otra banda del río de esta ciudad, que se extiende media legua

de largo, cuyos linderos son desde la laguna grande hasta el camino

que va de esta ciudad a los Guayos, a lo ancho desde la quebrada

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que llaman del cerrito de Don Pedro, hasta la quebrada de Quinua y

asimismo la sabana de los Guayos” con cargo que cerquen los

vecinos de esta ciudad, en comodidad de la dicha sabana, dejando

fuera de la dicha cerca, los indios, las tierras componentes para sus

labranzas o crianzas, de suerte que no recibían ningún daño ni

perjuicio, las cuales dichas tierras y sabanas, daba y dio el dicho

Gobernador, según se han recibido para pastos, é propios Ejidos y

baldíos de esta ciudad, é manda que dentro de ellos ninguna persona

pueble hatos, ni haga labranzas, ni las ocupe ni impida, so pena de

doscientos pesos de oro fino para la Cámara del Rey nuestro Señor;

y que desde luego le daba y dio la posesión de las dichas tierras al

dicho procurador en nombre de la dicha ciudad; y que así mismo

mandaba que toda las personas que tienen corrales y haciendas de

bujíos y otras labranzas las quiten y desembaracen las dichas tierras

dentro de treinta días, primero siguiente después de la notificación

de este auto, pena de cien pesos de oro fino para la Cámara del Rey,

que este auto sea pregonado públicamente y se ponga en el Libro de

Cavildo: así lo proveyó, mandó y firmó de su nombre. –Don Diego

de Osorio. –Pasó ante mí. –García Alonzo de Torres, Escribano e

Gobernación.” (González, F. 1981 p.15s)

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A pesar de esta Data del Gobernador y Capitán General de Venezuela Don

Diego de Osorio y de su publicación en 1882 por el Concejo Municipal de Valencia,

la mayor parte de los terrenos ejidos han pasado a manos de particulares.

Podríamos resumir a continuación quienes eran los conquistadores y vecinos

de la Nueva Valencia del Rey, usando para ellos los datos aportados por el caso del

indígena Diego Guarate y otros. (ACTAS DEL CABILDO, 1997: 24s.

De este modo para el año de 1562 aproximadamente estaba en la ciudad el

capitán Antonio Zapata, puesto que dice en su petición de 1586 “he servido al rey,

nuestro señor, de veinte años a esta parte”. (ACTAS DEL CABILDO, 1997: 38s), es

probable que permanezca también Alonso Díaz Moreno que 1567 es teniente

gobernador cuando ayudó a Diego de Losada con ganados en la conquista de Caracas

(Oviedo y Baños J. 1992: 214)

De igual manera que por los testimonios del indígena Don Diego Guarate en el

año 1586 aparecen el capitán Juan Bautista Beyntemila, dándole encomienda al

capitán Antonio Zapata el cual tiene ganado en ese lugar, ello lleva a presumir que el

capitán Juan Bautista Beyntemila tenía como cargo el de procurador de la ciudad ya

que éste se encargaba de la venta de tierras.

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Por consiguiente para el año de 1596 en la ciudad de Valencia se encontraban

entro otros, estos vecinos: Antonio de Aular, procurador General de la ciudad que

intervenía en la venta, composición y repartimiento de tierras y solares; Antonio Díaz

Barbosa, alcalde ordinario; Benito Domínguez, escribano público y de cabildo; el

capitán Antonio Zapata casado con Francisca Pereira; Juan Bernabé Espejo; y

Francisco Pérez y otros. (ACTAS DEL CABILDO, 1997:39)

En todo caso para el año de 1599 aparece la toma de posesión legal de esas

tierras, ratificada la encomienda en 1597 por el gobernador Diego de Osorio y para

ese año algunos los conquistadores y vecinos de Valencia eran: el capitán Antonio

Zapata procurador general de la ciudad de la Nueva Valencia del Rey; Antonio Díaz

Barbosa, alcalde ordinario; Benito Domínguez, escribano público y de cabildo; Juan

Bernabé Espejo, vecino y Francisco Pérez vecino. (ACTAS DEL CABILDO, 1997:

39-40)

Debe señalarse que por los testimonios de los testigos presentados por el

indígena Diego Guarate para el año de 1604 se encontraban en Valencia Josephe de

Antillano, vecino; Francisco Pérez de Sejas vecino; y el indígena Don Francisco

Guarate, abuelo de Don Diego e igual que él “principal de los Indios”.

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Por esto, para el año de1620 se encuentra Domingo Pérez de Villegas, Vecino

de Valencia y compadre de Diego Guarate el mismo para el año 1654 cuenta con 36

años y se encuentra vivo Antonio Zapata.

Sin duda para el año de 1649 se encontraban en Valencia María Zapata

Ribadeneira, una de las hijas de Francisca Pereyra y Antonio Zapata y está casada

con Esteban Matheos del Barrio, para ese año ha muerto el encomendero y capitán

Antonio Zapata, y la viuda, Francisca Pereyra vende a su yerno Esteban Matheos del

Barrio, las tierras en litigio. Esteban Matheos del Barrio es regidor de la ciudad,

cuarto encomendero. Juan Andrés de Acuña vecino; Agustín Pedroso vecino;

Lupercio Cúrvelo vecino; (ACTAS DEL CABILDO, 1997: 41) y Bernabé de Araujo,

escribano público y de cabildo, casado en Valencia con Doña María Núñez de Aguiar

y hay que suponer que ese matrimonio ocurrió antes de 1640 (González, F. S/f: 31)

Finalmente para el año de 1654, cuando comienza la denuncia del indígena

Don Diego Guarate, en Valencia se encontraban entre otros, los siguientes vecinos.

Don Diego Gómez de Sandoval de Antillano, el cual nace aproximadamente en el

1612 y en 1642 se encuentra en Valencia con su esposa Doña Inés Zapata de

Ribadeneira (González, F. S/f: 247); Don Diego de Sandoval, es Alférez, vecino y

administrador de la real caja. Casado con nieta del capitán Antonio Zapata que a su

vez es sobrina de la mujer de regidor Esteban Matheos del Barrio. (ACTAS DEL

CABILDO, 1997: 45) Hay que nombrar al capitán Andrés Román y la Ana

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Sarmiento, encomenderos y suegros de Don Diego de Sandoval de Antillano;

Francisco de Araujo Figueroa y Núñez de Aguiar natural de Valencia ( González, F.

S/f: 31); Manuel Núñez vecino; Francisco Gomes vecino; Juan Matute de Villalobos

alcalde ordinario; y el capitán Domingo Vásquez de Rojas, hijo del capitán Lázaro

Vásquez, compañeros de la conquista en Valencia con Garci González y Alonso Díaz

Moreno, casado con doña Mariana de Rojas, de los cuales nacieron tres hijos

(González, F. S/f :10) Doña Mariana era la hija de Díaz Moreno y Ana Gómez

Ampuero de Rojas cuya madre fue ahorcada y usada como tiro al blanco por López

de Aguirre y su padre muerto a garrotazos en la isla de Margarita antes de llegar a

Valencia en 1561 (Cfr. Oviedo y Baños J. 1992 p.170). Por lo tanto el capitán

Domingo Vásquez de Rojas, encomendero de indios, teniente gobernador y capitán

general en esta ciudad, casado en primeras nupcias con su prima Doña Ana Díaz de

Alfaro, nieta de Alonso Díaz Moreno, de la cual tuvo seis hijos, entre ellas la primera

se casa el 25 de abril de 1635 (González, F. S/f: 261). Luego enviudó y se casa con

doña Lucia Mauricia de Ayala, hija de Juan Sarmiento de Herrera (González, F. S/f:

123) de ese matrimonio tienen nueve hijos, la segunda de las cuales se casa el 13 de

Junio de 1666. Para el 1654 Domingo Vásquez Rojas ya estaba casado con doña

Lucia Mauricia de Ayala; Bernabé de Araujo, que sigue siendo escribano público

desde 1649, además hay que nombrar a los testigos de Don Diego Guarate, Juan

Bernabé Espejo vecino, Domingo Pérez de Villegas compadre de Don Diego Guarate,

y Francisco Pérez vecino, este último que tiene 50 años conociendo a Don Diego

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Guarate es, con mucha probabilidad, el que se prestó como testigo a la toma de los

terrenos por parte de Antonio Zapata en 1599.

Cabe considerar por otra parte, la encomienda, la cual fue una institución

establecida en América por los españoles. Se otorgaban las encomiendas según los

méritos de los solicitantes, quienes debían demostrar los títulos y servicios prestados

a la Corona por ellos mismos y sus antecesores. Las Leyes Nuevas de 1542 eliminó la

prestación de servicios sustituyendo éstos por el pago de una cierta cantidad de dinero

o su equivalente en frutos: el tributo.

Ahora bien, en todas las provincias o gobernaciones de Venezuela fue

establecida la encomienda de repartimiento, pues reunió las dos formas de servicio y

tributo, sólo que en este caso el tributo se tasaba en salarios y estos a su vez en días

de trabajo para el encomendero, acción que llevaba al indígena a prestar sólo servicio

al encomendero.

Finalmente en Valencia hay 5 encomenderos en 1582. En el valle de San

Esteban tuvo encomienda el Capitán Tomás de Ochoa de Gresela; El capitán Agustín

de Herrera, tuvo encomienda en Guacara y los Guayos, les sucedió en la encomienda

su hijo Juan Sarmiento de Herrera casado en 1604 con Doña Leonor Pacheco, hija de

Juan Fernández de León, (González, F. S/f: 122). El Maestre de Campo Don Juan de

Ibarra, casado con Doña Nicolaza Sarmiento de Herrera, hija de Juan Sarmiento

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(hijo) (González, F. S/f: 124, tuvo encomienda en San Diego. (Manzo T. 1981:46).

Es posible que Tomas de Matute y Diego Gómez de Sandoval hayan sido

encomenderos por la fecha de 1596 citado en un documento en anexo sobre la

propiedad de la tierra (García, L. 2004: 128). De igual manera la encomienda del

capitán “Antonio Zapata, procurador de la ciudad de la Nueva Valencia del “Rey,

dada en la ciudad de Santiago de León a veinte e quatro días del mes de septiembre

de mill e quinientos e nobenta y siete años” hay que decir que el procurador era

elegido por los regidores y se encargaba de la venta de tierra todo ello consta en el

caso del indígena Don Diego Guarate, cacique principal. (ACTAS DEL CABILDO,

1997: 39)

Por último, es conviene anotar, algunos lugares de Valencia a finales de la

Colonia: El templo de nuestra señora de Candelaria, seis cuadras al sur del convento

de San Francisco, estaba en fábrica por suscripción de los vecinos, y poseía solo una

capilla para el culto. Nuestra señora de Candelaria era patrona de los isleños y pardos.

Ahora bien, las casas consistoriales, de dos pisos, estaban situadas en donde

estaba el edificio municipal. Sus asientos, cubiertos de damasco, y en lugar

preferente, el busto del monarca Fernando VII. En la planta baja, y hacia la parte

occidental, estaba el presidio.

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Por consiguiente, a los reos de este presidio y por real provisión de 1791 se

formaron los aranceles que debían observarse en jurisdicción de la real audiencia de

Venezuela, y la tarifa que correspondía al ejecutor de la real justicia era como sigue:

por azotar por las calles a un reo, dieciséis reales; por dar un tormento, dieciséis

reales; por cada reo que se saque a la vergüenza, seis reales; por ahorcar un reo,

sesenta y cuatro reales; por descuartizar o cortar algún miembro al ahorcado y fijarlo

donde se hubiere mandado a llevar, sea dentro o fuera de la ciudad, con tal que pueda

volver el verdugo a dormir en su casa, veinticuatro reales; pero si hubiere de

dilatarse mas tiempo se pagaran, además, dieciséis reales por cada día. (Guerra, R.

1988b:73)

Debe señalarse que en donde era el edificio del mercado público funcionó el

cuartel de milicianos blancos de Valencia; el cuartel de artillería, en la esquina de

moser; y el cuartel de caballería, diagonal al edificio Márquez, una cuadra al norte de

la plaza Bolívar, para entonces plaza mayor.

La plaza de pardos era en donde estaba el edificio de blohm & co. (beco).

Sirvió por mucho tiempo de mercado de carnes y granos, y funcionaba a la

intemperie. Este grupo de los pardos, mayoría al final de la colonia, es el que

conforma al pueblo y a título ilustrativo indicaremos que prácticamente todos los

bautizos de niños de color que aparecen registrados entre 1578 y 1600, corresponden

26

a hijos ilegítimos de indias, negras, mestizas y mulatas; en ese lapso, los nacimientos

naturales de estos grupos superaban a los legítimos de los blancos, de forma tal que en

algunos años las proporciones eran de 10 nacimientos ilegítimos de color por uno

blanco legítimo.

En la encrucijada de las actuales calles Páez y Briceño Méndez, una cuadra al

sur del asilo san Antonio, había un amplio edificio cercado de altas murallas, llamado

casa del rey, que era el deposito del tabaco destinado a los estanqueros y pueblos

vecinos (Guerra, R. 1988b p.64)

Finalmente la colonia de finales del siglo XVIII, los conquistadores y vecinos,

viven en sus haciendas y la ciudad es pequeña y despoblada, el Cabildo esta

compuesto de dos Alcaldes Ordinarios, Regidores, Alférez Real, y dos Alcaldes de

la Santa Hermandad, Depositario General, fiel ejecutor, Alguacil Mayor y dos

Regidores llanos. Cuenta con sesenta casas de Teja y otras tantas de paja por su

contorno los mas solares de ella están sin fábricas o casas desde que los franceses la

quemaron en 1677 (Olavarriaga, 1981:62).

Dentro de este orden de ideas, se encuentra el pueblo indígena, a quien el rey y la

audiencia tratan de concederle derechos en contra de los conquistadores y vecinos, para

ello hay que decir que la manera de organizar la colonia en Venezuela, tuvo tres

27

grandes dificultades: geográficas; la organización indígena y; falta de interés de España.

De la tres la mayor dificultad fue la organización indígena que se caracterizada por

inestabilidad territorial y espíritu de lucha, ejemplo de ellos los Caribes, nunca del todo

dominado, a esto se añade el carácter nómada, a excepción de los andinos más

arraigados y sedentarios.

“En las áreas donde los aborígenes vivían en aldeas de organización

multifamiliar, con una economía basada en la agricultura, la caza, la

pesca y la recolección y donde no existía una verdadera organización

política Inter. Aldeas, el contacto con los españoles fue personal y

violento, resultando generalmente en la destrucción de las

comunidades aborígenes o en la retirada de estas hacia zonas menos

accesibles, lejos de la influencia europea” (Sanoja, Mario; Vargas,

Iradia, 1991: 238)

De allí pues, que los soldados españoles no encontraron un enemigo estable y

organizado a quien vencer y establecer su dominio sobre bases sociales ya enraizadas. El

vencer una tribu no significaba la posesión de ningún territorio. En síntesis, las

dificultades geográficas y climatológicas; un enemigo duro para la lucha, escurridizo

por su condición nómada, sin una organización social estable, unificada hicieron

imposible, por mucho tiempo, su dominación definitivo. Se podría comparar a una

“guerra de guerrillas” donde un encuentro exitoso no significa la seguridad de ningún

28

territorio. El hecho es que a los cien años de presencia española, la inseguridad del

territorio era tal que se considero un fracaso desde el punto de vista militar.

Dentro de este marco y entorno a la fundación de Valencia en el año de 1555 el

capitán Diego de Parada con 25 soldados castiga a los indígenas de la zona, cerca del río

llamado Nirua, por las rebeliones de los mismos contra los españoles para hacerle temer

y que no tomaran las armas contra los españoles, sólo durante el verano, porque entrado

el invierno los ataques de los indígenas los obligaron a retirase a Barquisimeto (Pedro

Simón T. II: 89-90)

Debe señalarse que ese mismo año se continuaron los encuentros sangrientos

entre españoles e indígenas aquí se llega a reconocer, indirectamente, el carácter

indómito y valiente de los mismos, por ello y luego de hacer batallas “con los

valiosísimos... por serlos también los indios” se fundó en nombre del Rey un pueblo que

llamó Nueva Valencia. (Pedro Simón T. II: 90). En la conquista de la laguna de

Tacarigua, para fundar la ciudad, Alonso Díaz Moreno se entabló batalla con los

indígenas que buscaban rechazar a los españoles y fueron “siempre vencidos y

desbaratados” (Oviedo y Baños J. 1992:126)

En atención a esta problemática hay que mencionar al indígena Guacamayo que

aunaba la sagacidad del piache, la estrategia del guerrero y defendió con ferocidad los

sagrados valles del Tacarigua y las tierras del “señorio de Quipa” a él se refiere el

29

juramento que muestra su férrea energía y carácter, en la laguna de Tacarigua lanza al

fondo los implementos para la caza y expresa “Mientras este suelo no vuelva a ser libre

jamás volveré a ocuparme de otra cosa que no sea el luchar por lanzar a los intrusos

blancos hasta más allá del mar”. Y prefirió la muerte a la esclavitud. (Reyes A. 1953:60)

Pero en segundo lugar, a finales del XVI hay que mencionar a Arichuna que

sucedió en el mando al indígena Queipa, de Arichuna los españoles decían que era un

modelo de sabiduría y honradez, bajo su mando hasta los indígenas que habitan las

tierras de Tacarigua se sintieran seguros. Arichuna era de ascendencia jirahara y poseía

el secreto del mando. (Reyes A. 1953:174)

Así se ha verificado su sabiduría cuando Juan Fernández, el portugués fue

descubierto como almorávide, y por tanto de religión musulmán. De nada valió la

intervención a su favor de Juan de Leiva y Garcí González, el fanatismo podía más que

los argumentos. Con crueldad Juan Fernández o Dagalí, su nombre árabe, fue

perseguido, y condenado al empalamiento es decir, una gran estaca de madera clavada

en tierra que terminaban con punta afilada y ahí ejecutaban al reo clavándolo por el

recto. Arichuna solicitó el perdón ante el Justicia mayor y al fracasar una noche asaltó a

Valencia y logró rescatar de la prisión a Juan Fernández y llevarle al “señorío Queipa”

donde vivió hasta su muerte. (Cfr. Reyes A. 1953:174)

30

En este sentido se comprende, como el indígena Arichuna mostró misericordia a

Juan Fernández, un musulmán y no aquellos que justificaban su conquista en el anuncio

del Dios de la Misericordia.

Cabe considerar por otra parte que la acción de Arichuna quien sucedió a Queipa

como cacique, esté inspirada por los lazos que lo unía a Valencia por vivir en ella la hija

del cacique Queipa, Tabaire quien se bautizó y tomó el nombre de Irene de Figueroa

(Cfr. Reyes A. 1953:183)

Esta leyenda se refiere de diversos modos. Yo conozco esta versión:

una lucha interna de ambiciones y de intrigas escindía entonces la

parcialidad. Guaratari, animado por el piache Tiznado, aspiraba el

cacicazgo y requería a la vez de amores a Tabaire. Y ante la

resistencia de la doncella sentía crecer el odio que le inspiraba el

padre. Un mal día se consumó la traición. Preso Queipa, Guaratari

forzó a Tabaire a casarse con él. Pero cuando ya Tiznado, el

sacerdote, preparaba a la tribu para las ceremonias y los sacrificios

nupciales, hizo interrupción en la comarca una partida de soldados

españoles al mando del capitán Juan Fernández. Este era en realidad

un moro converso al servicio del rey en América. Su verdadero

nombre era Aben Dagali y venía hacia Valencia a reforzar las tropas

que defendían el lugar, en una carga inesperada desbarato a la

31

indiada, hizo huir a Guaratari, mientras que el piache se lanzaba

envuelto en llamas por un precipicio de la sierra. Y se llevó consigo a

Queipa y a su hija. Así nació, entre el humo y la sangre de la guerra

el primer romance de amor entre vencedores y vencidos, en el ámbito

de Tacarigua. Tabaire se prendó del moro y Dagali puso a los

desnudos pies de la india su corazón sarraceno. En Valencia, bajo

una cruz de ceiba alzaba en el lugar que ocupa hoy la catedral,

recibió ella el bautismo bajo el nombre cristiano y mártir de Irene, y

celebró su boda con el extranjero (Guerra, R. 1988b:51)

Precisemos antes que nada el uso que hacían de los indígenas los españoles.

Los mismos estaban obligados a trabajar para los encomenderos, como se ha dicho y

en su tiempo libre podían trabajar por un pago en este sentido en el libro de cabildo

de 1695 hay un auto del gobernador y capitán general de Venezuela confirmando la

real cedula de 1691 sobre las condiciones de trabajo de los indios peones, y por la

cual se ordena pagarles como jornal dos reales por día, más comida con pan y carne a

los que efectúan su labor en haciendas de cacao, que, por estar distantes de los

pueblos, no podrían conveniente y oportunamente proveerse del matolaje y sustento

necesarios. Las horas de trabajo en las haciendas desde la salida del sol hasta su

ocaso, con dos horas libres al mediodía (11 a 1 o 12 a 2) como sesteo o descanso

(Guerra, R. 1988b:33)

32

Podríamos resumir a continuación algunos choques entre los indígenas y

españoles dentro del marco de la Colonia. En primer lugar a Don Diego Guarate que en

el año de 1654 introduce una petición ante el cabildo de la ciudad por el atropello del

que es objeto.

que los alcaldes hordinarios de la ciudad de la Valencia, mandaron al

dicho mi padre, demoliese las casas de su morada y desocupase las

tierras que llaman del Pao,

Esteban Matheos del Barrio pretende echarnos della, donde tenemos

nuestros ganados y conucos, para nuestro sustento y del dicho mi

padre, bibiendo en ellas quieta y pacíficamente sin contradicción

alguna más tiempo de veinte y quatro años. (ACTAS DEL

CABILDO, 1997: 26)

Tenemos pues, que las autoridades de la ciudad de Valencia en 1654 durante estos

sucesos eran: “Don Martín de Robles Villafañe, gobernador y capitán general desta

provincia”, Juan Matute de Villalobos, alcalde ordinario, Thomas de Ponce, escribano

quien llevaba el libro de acuerdos del Cabildo, alfares Don Diego de Sandoval de

Antillano tenía voz y voto en el cabildo y comandaba la fuerza pública y el regidor

que dirigía la vida de la ciudad y le correspondía la elección anual de los Alcaldes en

33

este momento era Esteban Matheos del Barrio quien además era encomendero de

indios.

Finalmente en el año de 1657 cuando terminó el pleito y “siendo el señor

capitán Don Andrés de Bera y Moscoso, Castellano de la fuerza principal de la ciudad

de Santo Domingo, por el Rey Nuestro señor, gobernador capitán general de esta

provincia de Venezuela, capitán Domingo Vásquez de Rojas, teniente de gobernador

y de capitán general en esta ciudad de la Nueva Valencia del Rey”. El indígena Diego

Guarate perdió el pleito.

Cabe considerar, por otra parte el uso que hacen los indígenas de la tradición

oral, en el juicio el indígena Diego Guarate presenta testigos de 22 y 50 años de

conocimientos de los hechos lo cual lleva a suponer que para 1586 ya los indígenas

poblaban esas zonas.

Ahora bien en 1758 se presenta otro juicio sobre unos terrenos cerca de la

laguna, reclaman los indígenas de los Guayos que Don Bernardo Sampayo les quita

sus tierras Los indígenas pierden el pleito.

Don Bernardo Sampayo, comerciante vecino de la nueva Valencia

del rey, con fecha 5 de junio de 1816 remató en pública almodena y

compuso con s. m por 8.591 pesos con 7 reales una extension de 641

34

fanegadas de tierras de la clase de realengas pertenecientes al real

patrimonio, citas a la orilla de la laguna de Valencia y contiguas a las

de los indígenas del pueblo de san Antonio de los Guayos. (Guerra,

R. 1988b:20)

De allí pues que, el 01 de septiembre de 1817 el corregidor y teniente justicia

mayor, por denuncia verbal de don Bernado Sampayo de que los indios que ocupan

sus tierras no las han desocupado en el tiempo transcurrido procedió a la expulsión

de los naturales de los terrenos de Sampayo, comenzando desde el sitio de cogollal,

se continuo el día 2 y concluyó dicha operación el 3 de septiembre así concluyó este

negocio. (Guerra, R. 1988b:32)

Lo mismo sucederá en los albores de la república cuando el Márquez del Toro

saque a los indígenas de Guacara de sus casas y labranzas, éstos pierden el pleito y

los trasladan a los Guayos.

El Dr. Juan Germán Roscio actuó como defensor de los indios de

Guacara en el proceso que estos siguieron contra el Márquez del

Toro por posesión de unas tierras. La real audiencia, con fecha 11 de

diciembre de 1799, dictó sentencia disponiendo el traslado de los

indios al pueblo de san Antonio de los Guayos, confirmando al

Márquez como dueño del terreno cuestionado y condenando al Pbro.

35

Don Pedro Osio, cura de Guacara, al pago de las costas procesales.

( Guerra, R. 1988b:7)

Finalmente, se expide el decreto de la real audiencia del 30 de junio de 1801,

ordena que el corregidor de Guacara, don Pedro Peñalver, persona instruida y

correcta, previa la autorización del presidente, gobernador y capitán general, sea

trasladado como corregidor al pueblo de los Guayos, nombrándose para el de

Guacara, que para el día debía componerse de españoles y gente de castas. (Guerra,

R. 1988b:11)

A título ilustrativo, indicaremos que al final de la calle Real, hoy calle

Colombia, a su extremo se hallaba la casa del Marqués del Toro hermosa mansión

que competía con la del conde de Tovar y las de otros grandes señores de la colonia.

(Guerra, R. 1988b:67)

Finalmente tenemos el último estamento la Iglesia Católica con muchos

poderes directos concedidos por el Rey por sus servicios y que como se ha dicho, hasta

el siglo XVII patrocinó junto con la audiencia una fuerte lucha contra los conquistadores

y vecinos a favor de los indígenas. Después hay un mayor entendimiento con los

vecinos por razones económicas.

36

Podríamos resumir a continuación la aplicación del sistema de misiones en

Valencia, señalando que sólo hubo doctrinas la cual era una institución similar a las

misiones, pero distinta en varios aspectos, que deben señalarse a) Brindaban atención

eclesiástica a los grupos de indios, pertenecientes al área geográfica de una ciudad

de españoles y dados en encomienda a los más antiguos fundadores de esa ciudad, b)

incumbía a los encomenderos darles a los indios, sus encomendados, enseñanza y

servicios religiosos, mediante la construcción de iglesias y pago de curas doctrineros,

fijos o itinerantes; c) estos curas doctrineros, del clero secular o regular, dependían en

un todo del respectivo obispo y gobernador; d) a estos clérigos se les exigió como

condición indispensable conocer la lengua de los indios para la enseñanza de la

doctrina y para la debida administración de los sacramentos, llegando a elaborarse

catecismos bilingües que hoy son útiles para el estudio de estas lenguas.

Debe señalarse, a continuación que según un informe de fray Juan Martínez

de Manzanillo, obispo que sucedió a fray Pedro de Ágreda, fechado en Coro el 30 de

enero de 1582. En Valencia hay 5 encomenderos los cuales han sido nombrado

anteriormente y una sola doctrina que ha de suponerse que es la de los Guacara

mientras que son sufragáneos los curatos de los Guayos y San Diego por testimonio

Mateo Barrios regidor y encomendero “los Yndios sujetos al dicho principal Don

Diego Guarate, están poblados y biben en el Balle de Don Diego mas tres leguas del

dicho Pao, donde tiene Yglecia están dotrinados”. ( ACTAS DEL CABILDO,

1997:31) y en 1694 pasan a ser pueblos de doctrina.

37

Debe señalarse que entre los pueblos de indígenas alrededor de Valencia estaban

Los Guayos desde 1543 y en el año de 1694 pasa a ser pueblo de doctrina, Guacara que

para 1624 era un pueblo de indígenas y el 20 febrero de 1694 pasa a ser pueblo de

doctrina. Por último hay que mencionar a San Diego que en 1657 era una aldea de

indígena.

San Diego de Alcalá era pueblo de doctrina de indios tributarios

sufragáneo como el de san Antonio de los Guayos del curato de

Guacara. El obispo Marti en su visita dispuso desmembrar dichos

pueblos de san Diego y los Guayos de la iglesia parroquial de san

Agustín de Guacara lo que consentido y aprobado por el señor

gobernador y capitán general vicepatrono regio de esta provincia fue

decretado en 20 y 22 de septiembre de 1785, nombrándose cura de

doctrina de los Guayos al presbítero don José Francisco Gutiérrez y

cura de doctrina de san Diego de Alcalá al presbítero br. Don

Esteban Ignacio Quero a quien s.s.i, confirmó las sagradas ordenes.

(Guerra, R. 1988b:36)

. Sin duda la visita del Obispo Mariano Martí citado supra, a la ciudad de

Valencia ocurrió el 18 de Marzo de 1782 donde da diversas instrucciones y mandatos

como por ejemplo la revisión de los libros de bautismo y entierros; de igual manera

38

revisa el libro más antiguo de la Iglesia de 1660 de la cofradía de la Inmaculada

Concepción. Entre los mandatos “Ordenamos y mandamos a los Padres de Familias, que

pongan el mayor cuidado y esmero en prohibir... que hijos e hijas duerman en la misma

pieza” y que los cadáveres no se entierren antes de las veinticuatro horas, el cuidado de

los libros de gobierno entre otros. (Cfr. Díaz, L. 2002:193s)

En esta perspectiva la Iglesia Católica respondió con creces a reto misional su

trabajo fue heroico y exitoso. A los Capuchinos y Franciscanos, principalmente tienen

en su haber la estabilización de gran parte de la población indígena de Valencia,

paralelamente iba la consolidación política por parte de la metrópoli. Los Franciscanos

se establecieron en ciudad a mitad del mil seiscientos.

En efecto el Convento de Religiosos del Orden de San Francisco, fue la última

fundación franciscana en Venezuela durante el siglo XVII tiene como fecha de erección

el dieciocho de septiembre de 1634 quizás el posible motivo de su fundación sea el

siguiente:

No sé a que indios se referían los franciscanos de Caracas en 1631,

cuando al condenar ante el gobernador Núñez Melián (Francisco;

1630-1637) las aprehensiones de indios en los Llanos con el pretexto

de campañas contra los Caribes, le excitan a que envíe predicadores

apostólicos a más de mil indios que están mansos y humildes ocho

39

leguas de la Valencia, que piden el bautismo y fundar en contorno de

su situación sus pueblos. (Díaz, L. 2002 p.260)

Por los demás los primeros religiosos fundadores del Convento fueron: Fray

Juan de Gálvez y Fray Manuel Álvarez, con el nombre Convento de Valencia de

indios. En él se administraban los Sacramentos; y como la Iglesia parroquial estaba en

fábrica, casi siempre ejercía las obligaciones de la Iglesia Matriz. El Convento esta

edificado en la misma calle real (hoy Colombia) hacia el Poniente, a tres cuadras de

distancia. (González, F. 1981:102)

El proyecto de las misiones y doctrinas era complejo: implicaba el aspecto

religioso, la reducción a una población estable, con su organización social y seguridad

económica. Los resultados fueron insospechados, se fundaron pueblos que luego de 20

años pasaban a las autoridades civiles y a la jerarquía eclesiástica. En las misiones se

activó una economía próspera y un sistema de propiedad equilibrada.

“Los misioneros establecieron también las bases de una economía

prospera y un sistema de propiedad equilibrado y propiedad comunal

realmente acertada. Si este equilibrio se hubiera mantenido una vez

terminada la labor misional, Venezuela no hubiera tenido el gran

problema de la concentración de la tierra que fue el fundamento de

40

toda una guerra federal y el problema campesino actual”. (Micheo,

A. S/F: 8)

Dentro de esta perspectiva en defensa de los indígenas en el año de 1681 según la

instrucción del gobernador y del obispo, gestionadas por el Padre Prefecto de

Capuchinos Misioneros y las decisiones de los cabildos eclesiásticos, no podían

someterse a trabajo forzado, y los niños y niñas menores de 14 años, al ser reducidos

estaban exentos de trabajos y los misioneros debían instruirlos en la fe católica. Los

hombres de más de 60 años tampoco debían trabajar mucho. Los muchachos y

muchachas estaban bajo la patria potestad de sus padres hasta los 14 años en cuyo

tiempo los misioneros debían iniciarlos en el conocimiento del idioma castellano y de la

doctrina cristiana. Para las mujeres había de fundarse casas de labor en que poderlas

enseñar a hilar, tejer, labrar y otras labores domesticas. El encomendero estaba obligado

a pagar los derechos, sumas, compensaciones y obligaciones que les imponían las

ordenes reales, como también a dar Bulas de la Santa Cruzada a los indios de su

encomienda, curar a los que enfermaren y pagar un real de a ocho por la misa de cuerpo

presente, y el cura doctrinero estaba obligado a enterrarlos sin percibir derechos por los

oficios ni por la sepultura. Dos libros importantes fueron establecidos: uno de

Bautismos, para conocer la edad exacta de los indios y otro de Matrimonios para

registrar las uniones entre indios e indias. (Guerra, R. 1988b:34)

41

Evidentemente, en una sociedad formada por estamentos la iglesia Católica tenía

un peso político grande lo cual generaba resistencia de las autoridades civiles. El uso

de ese poder político dependía de la personalidad Obispo, de si se inclinaba más a lo

civil o pastoral, con todo la influencia era palpable generando competencia entre civiles

y eclesiásticos, con Obispos fuera de su sede. Aunque los Borbones buscan construir un

estado moderno en España y en sus colonias al final de las mismas la Iglesia mantenía

un fuerte control sobre la sociedad.

Los instrumentos para el control social eran: Ley del Patronato, Educación, las

ordenes religiosas, diezmos, exención de impuestos, matrimonio eclesiástico.

Si este control social, basado en estos instrumentos específicos, era ya recelado

por las autoridades de la colonia, nos podemos imaginar la impresión que debía causar a

los actores de nuestra independencia, imbuidos en las doctrinas de la ilustración.

A título ilustrativo indicaremos al arzobispo Coll y Prat que en el terremoto del

26 de marzo de 1812 lo explica en su pastoral, el arzobispo Coll y Prat, como un castigo

pedagógico por el pecado de la sociedad, cuya pretensión está en romper la vinculación,

el orden querido por Dios: Rey – Iglesia- Sociedad. El rompimiento surge por la

introducción de la filosofía de la ilustración en la república que disgrega la unión que

debe existir entre los súbditos y el Rey. Este arzobispo Llegó a Valencia el 5 de enero

de 1814 y manda realizar un nuevo inventario de la Iglesia Matriz y los censos

42

correspondientes a la fabricación de la Iglesia (Díaz, L. 2002 p.212s) El 20 de febrero

presencia el decreto de Bolívar que manda a matar a 2000 españoles y canarios presos

en Valencia, la Guaira y Caracas de igual manera padece el primer sitio de Valencia el

25 de Marzo, en donde los sitiados carecían de agua y los que iban a buscarla al río eran

degollados. Los soldados realistas robaron la custodia de la iglesia de San Francisco y el

patriota Teniente José Austria se la logró quitar, entregándosela al Arzobispo. En ese

sitio de Valencia sólo en la plaza quedaron 200 cadáveres entre ellas algunas damas que

ayudaron a la resistencia. (Manzo T. 1981:80)

Por consiguiente en la crisis de la sociedad colonial se ubica la crisis de la

catolicidad Virtuoso F (2001) en donde se plantea un tipo de sociedad jerárquica cuya

cúspide es Dios y la instancia mediadora es la Iglesia, su rectoría está dada en todos los

niveles. Estamos en la disolución del régimen colonial y el nacimiento de la república,

aquí se planteará el choque entre Iglesia y estado donde el mismo buscará subordinar a

la Iglesia a sus intereses.

La ubicación de la iglesia es de crisis ya que el modelo colonial, donde rey y

religión estaban unidos, va siendo superado por el planteamiento de la ilustración, que

promueve una relación de subordinación de la Iglesia al estado, invirtiendo de esta

manera las actuaciones.

43

El Aporte de los Valencianos a los Movimientos Independentistas

Concluyen en la Construcción de la República de 1830

El desarrollo del orden político a través de la ilustración va traer como

consecuencia eL aporte DE LOS VALENCIANOS a los movimientos

independentistas que contribuyeron a la construcción de la república de 1830

Desde una perspectiva más general Venezuela al final de la colonia está en

crisis: en la hacienda esclavos y asalariados comparten el mismo espacio, en lo

tecnológico carece de infraestructura, en lo social se vive la lucha de los esclavos por

la libertad, los pardos por la igualdad y los blancos criollos por el control político

finalmente en lo político está el deseo de participación e integración nacional. En

fondo ideológico de esta crisis se encuentra el choque del despotismo ilustrado y el

movimiento de la ilustración. (Carrera, G. 1997: 71s)

A título ilustrativo indicaremos que en la Casa de la Esquina de la Estrella se

reúne el Congreso de 1812, mientras las recién nacidas instituciones se tambalean, y

parecen desplomarse ante la feroz acometida de Monteverde y sus secuaces.

44

Cabe considerar, por otra parte, a los diversos personajes que participaron en

guerra de la independencia entre ellos a mantuanos de Caracas nacido en Valencia

como a Diego Ibarra el cual nace en Guacara por estar allí las posesiones agrícolas

de su padre, fue oficial del ejército de Venezuela en la guerra de Independencia.

Siempre como edecán de Bolívar y con el grado de segundo comandante, realiza la

campaña libertadora de Nueva Granada (1819)

Igualmente a José Trinidad Portocarrero, nace en Valencia 1796 a los 20

años inició el servicio en la carrera de las armas. Actuó en la campaña de Nueva Gra-

nada (1819) De Nueva Granada marchó a Venezuela En la batalla Carabobo era capi-

tán graduado, participó en la campaña del Sur y a su retiro general de brigada del

Ejército de Venezuela en la Guerra de Independencia.

Ahora bien, un personaje relevante de Valencia en la independencia y luego

en el inicio de la república fue el Doctor Miguel Peña; en la independencia se inicia

en la Sociedad Patriótica, en representación de la cual encabezó una comisión ante el

Congreso el 4 de julio de 1811 y en tal oportunidad pronunció un discurso pidiendo

de inmediato la proclamación de la Independencia, considerado como uno de los

factores decisivos en la declaración del 5 de julio de 1811. En 1812 el general

Francisco de Miranda lo nombró gobernador político de La Guaira

45

Debe señalarse a Miguel José Sanz, nacido en Valencia el 1 de septiembre de

1756 fue Jurista, político y periodista, ideólogo de la Independencia. Decidido

partidario de la independencia y amigo de Francisco de Miranda, Sanz desempeñó

brevemente la Secretaría del Congreso de 1811, cargo que abandonó para ocupar la

Secretaría de Estado, Guerra y Marina. En 1812 presidió la Cámara Provincial de

Caracas, y volvió a ejercer por poco tiempo la Secretaría de Estado. Después de la

capitulación de San Mateo (1812) fue encerrado en los calabozos de Puerto Cabello,

murió el 5 de diciembre de 1814 en la batalla de Urica.

Tenemos pues que, en el desarrollo de la guerra de independencia Valencia

fue sitiada el 15 de Marzo de 1814 por Cevallos, defendiéndola con heroísmo el

General Rafael Urdaneta, a quien dijo el Libertador: “General, defenderéis a Valencia

hasta morir”, y fue defendida con éxito, y sus hijos contribuyeron eficazmente al

triunfo alcanzado por Bolívar en la llanura de Carabobo el 28 de mayo de ese mismo

año. ( González, F. 1981 p.18)

Ahora bien, en el segundo sitio de Valencia el 19 de junio de 1814, el ejército

realista que mandaba el General José Tomás Boves, puso sitio con sus 4.000 soldados

a la ciudad, que se hallaba defendida por 300 milicianos, de quienes aparecían como

Jefes el Coronel Juan Escalona, el Dr. Francisco Espejo nombrado por Bolívar

gobernador civil de Valencia durante la campaña Admirable, el Dr. Miguel Peña y

otros. El ataque fue horroroso, y más horroroso aún los rigores de ese sitio, que duró

46

veinte días, agotándolo todo los patriotas, batiéndose hasta los enfermos e inválidos, y

alimentándose con caballos, mulas y hasta perros.

Los que desesperados salían corriendo en busca de agua, eran degollados

y la sangre mantenía rojas las aguas del río, que se llamaba de Valencia.

Allí perecieron hombres mujeres y niños. Entre los primeros, según la lista

del Coronel Austria, estaba Pedro Cabriales. No es de extrañarse que con

su sangre bautizara el río, que se llamaba de Valencia, y empezó a llamarse

Cabriales. (Manzo T. 1981: 80)

Ahora bien el local donde se halla establecida hoy la farmacia normal, era de

la señora María Josefa Peña de Sandoval, hermana del Dr. Peña, se dice que en su

alto celebraron la última conferencia Escalona, Espejo y Peña la noche anterior a la

capitulación. (Guerra, R. 1988b:66)

Por consiguiente no cumplió Boves su juramento y antes bien, por sarcasmo,

celebró con un baile en la casa de Don Miguel Ignacio Malpica, sus victorias; y

mientras las señoras y señoritas patriotas eran parejas obligada, morían asesinados sus

parientes. El Dr. Miguel Peña y el Coronel Escalona se salvaron de esta hecatombe

huyendo disfrazados de franciscanos, pero entre los asesinados sucumbió el Dr.

Francisco Espejo. (González, F. 1981:18)

47

Precisemos antes que nada el aporte del doctor Carlos Arvelo nacido en

Guigue en el seno de una familia pobre, el cual en 1813, como capitán, e integrante

de una unidad llamada de Agricultores, participa en la batalla de Vigirima (23-25

noviembre), y en 1814 en las de La Victoria (12 febrero) y San Mateo (25 marzo)

Después de estas acciones fue nombrado por el Libertador Simón Bolívar médico

cirujano en jefe del Ejército y se encargó del hospital militar de Caracas.

Cabe considerar por otra parte al General Don Pablo Morillo, que vino de

España el año de 1815 a pacificar a Venezuela y la Nueva Granada, se condujo con la

ciudad de Valencia de un modo distinto a Boves, pues habiendo llegado herido de

gravedad, en abril de 1818, se alojo en la misma casa del señor Malpica, fue muy bien

asistido y radicalmente curado. Por esta circunstancia tomó gran cariño a la sociedad

de Valencia. (González, F. 1981:19)

Importa por muchas razones señalar al general Juan Uslar que llegará a

Venezuela en 1815 junto con 150 alemanes para ayudar a la causa de la

independencia, el mismo ha combatido en España con las tropas inglesas que buscan

expulsar a Napoleón y participó en la batalla decisiva de Waterloo. Llega a Valencia,

ciudad en la que Morillo convalece de heridas de guerra 1818. Trae sentencia de

muerte, ha visto morir a 150 compañeros suyos degollados ante él. Llega amarrado y

a pie pero lo salvará del pelotón de fusilamiento, por sus nexos y conexiones son la

fracmasonería Internacional. Morillo ordena que la pena capital le sea conmutada, y

48

así el Coronel Juan Uslar, vistiendo uniforme de presidiario, es condenado a trabajos

forzados amarrado a un negro. Así diariamente será llevado al puente que, al término

de la Calle real, se construye sobre el río, se casará con la criolla María de los Dolores

Hernández, una valenciana que le ha testimoniado su afecto desde que cumplía

trabajos forzados.

De allí pues que por el armisticio de Santa Ana, a fines de 1820, le devolverá

a Juan Uslar la libertad. El Libertador lo nombra Jefe del Batallón “Vencedores de

Boyacá”, y recibe, como un obsequio de Bolívar, el caballo que en Trujillo regalara

Don Pablo Morillo al jefe de la causa republicana. Asiste a la batalla de Carabobo, y

luego continúa en Valencia, a mediados de 1823 se retira del servicio de las armas,

recibirá la Medalla de Honor del Libertador, en el año de 1827. Vivirá siempre en

Valencia en el “boulevard” norte de la Plaza Bolívar El edificio Gubaira, frente a la

plaza bolívar, fue levantado sobre el área de terreno que ocupó la casa de habitación

del general Juan Uslar. (Guerra, R. 1988b:67) Empuñara el arado y trabajará la tierra.

Afanosamente, un día y otro día, cuidará de la propiedad que fundará al oeste de la

ciudad, en jurisdicción del Municipio Tocuyito. ( Cfr. de Jesús, F. 1975:218)

Debe señalarse que las casas consistoriales estaban situadas en el ángulo

noroeste de la encrucijada de las calles real (hoy Colombia) y Constitución, o sea, en

donde funcionaba el consejo municipal. El piso alto se reunía el ayuntamiento; en uno

de sus balcones lucía la imagen de la anunciación, y en otro, el escudo de la ciudad,

49

con pública iluminación todas las noches. En la planta baja estaba la real cárcel,

probablemente ahí cumplía prisión Juan Uslar (Guerra, R. 1988b:73) Por los años de

1824 en adelante, despachó en esta parte del edificio el gobernador político de la

provincia de Carabobo. Todavía se llama esta esquina el principal y la gobernación.

Ahora bien, en el año de 1826 Valencia fue la innoble cuna de la reacción

contra la unidad de Colombia. El General Páez, el Dr. Miguel Peña, el Coronel

Sistiaga, el Coronel Escuté y otros fueron los promotores y autores de aquellos

infaustos sucesos y aunque en enero de 1827 aparecieron arrepentidos a poco

volvieron a sus antiguos propósitos y realizaron el antipatriótico propósito de la

disolución de la Gran Colombia (González, F. 1981:19)

En este sentido se comprende como en el desarrollo de la guerra de la

independencia se destaca la concreción del sueño de Simón Bolívar: la Gran

Colombia, la cual dejó de existir en 1830, cuando el 22 de septiembre el Congreso de

Valencia aprueba la Constitución de la República soberana de Venezuela. Páez es el

primer presidente. Pérez, M.; Briceño, M. Gran Colombia. [Dic. De Historia de

Venezuela.]

En la perspectiva que aquí adoptamos, de la construcción del proyecto

nacional dentro de la modernidad, es necesario anotar la fundación de la Sociedad

50

Económica de Amigos del País la cual es convocada el 26 de octubre de 1829 por

José Antonio Páez que llama a cuarenta y cuatro personas, dice a señores

residenciados en Caracas que observan “buena conducta, con oficio y ejercicio

decente y conocido”. Ellos son los notables, los dueños de la tierra, de las

esclavitudes y los comercios, los catedráticos y los licenciados de la universidad, los

que tienen bibliotecas e imprentas. Ellos pueden ofrecer el interés de poner en marcha

una comarca en que están asentadas sus propiedades y donde pueden controlar, como

herederos de la obra de los próceres, los empleo mas elevados. (Pino, E. 2003: 209)

Dentro de esos convocados cabe señalar la presencia del valenciano el doctor Carlos

Arvelo el cual fue cofundador de la Sociedad Económica Amigos del País en 1829 y

redactor de su órgano de publicidad.

51

El Proyecto Nacional Evidenciado en Valencia deja de lado a la

Mayoría de la Población.

A continuación explicitaremos paso a paso la premisa de que el proyecto na-

cional es un desarrollo político de la modernidad implantada en la colonia, el mismo

se utiliza para construir la república dejando de lado a la mayoría de la población

valenciana, de allí que los no invitados, esclavos, indígenas, pardos se cuelan.

La primera idea que ampliaremos, se refiere a que El proyecto nacional usado

para construir la república deja de lado a la mayoría de la población..., de allí que

los no invitados... se cuelan. La plataforma para ello es la Constitución de 1830 cuyo

congreso se hace en Valencia y el presidente del mismo es Miguel Peña, la misma

pretende fundar instituciones nuevas en un país todavía dividido entre hombres libres

y esclavos, en el cual los derechos ciudadanos son monopolio de los individuos

alfabetos dueños de bienes y raíces o de negocios remuneradores, detentadores de

diploma universitario o con salarios de elevada cuantía. En función de la cantidad de

ingresos establece la carta magna el sistema de sufragio censatario de dos grados con

régimen calificado.

52

Tenemos pues que, la Casa de la Esquina de la Estrella fue la sede del

Congreso Constituyente de 1830, en el local del Hospital se presentan debates muy

agrios, e inconsecuencias muy dolorosas. De allí pues que en ese lugar se reunió en

Valencia el 6 de mayo con 33 Diputados, el Congreso constituyente de 1830,

representando a la provincia de Carabobo los señores Dr. Hilario Sistiaga, Andrés

Alvizu, José Manuel Landa, Dr. Diego Bautista Urbaneja, Francisco Toribio Pérez y

Dr. José Manuel de los Ríos. (APUNTES ESTADISTICOS 1875: 45)

Allí comparece Páez para jurar la nueva Constitución, mientras Peña hace

derroche de dialéctica y habilidad parlamentaria. Valencia adquiere por segunda vez,

condición de capital de la República. ( González, F. 1981:19)

En Valencia, con la aprobación de la constitución, se crea una Nación para los

Propietarios y por largos años, en la constitución de 1830, se consagra la desigualdad.

Dicho de otro modo el estado venezolano establece en la constitución,

deberes y derechos, siendo la nacionalidad y la ciudadanía lo que determina el goce y

ejercicio de ellos. En los derechos políticos de los venezolanos se distingue, como en

toda ley, entre tener derechos y el poder de ejercerlos pero no por una pena que

produce la incapacidad y somete a la persona a la tutela, sino por no tener las

condiciones necesarias para hacer una cosa: elegir. Una gran porción de los

53

venezolanos fue declarada inhábil para ejercer los derechos políticos porque se derivó

la ciudadanía, es decir la capacidad jurídica de ejercer los derechos políticos, no de la

nacionalidad sino de la propiedad, de los bienes de fortuna que se posean. La

distinción mayor entre ser venezolano y ciudadano en donde sólo los venezolanos

ciudadanos gozan de los derechos políticos, queda convertida así en venezolanos y

propietarios donde sólo los venezolanos propietarios pueden ejercer los derechos

políticos.

Art. 13. Todos los venezolanos pueden elegir y ser elegidos para los

destinos públicos si están en el goce de los derechos de ciudadano.

Art. 14. Para gozar de los derechos de ciudadano se necesita:

1. º Ser venezolano.

2. º Ser casado o mayor de veintiún años

3. º Saber leer y escribir;

4. º Ser dueño de una propiedad raíz cuya renta anual sea de

cincuenta pesos o tener una profesión, oficio o industria útil

que produzca cien pesos anuales (Constitución Nacional 1830)

[Constituciones de Venezuela]

54

Debe señalarse que el General Juan Uslar, indeclinablemente fiel y

consecuente al Libertador, sabrá poner oídos sordos, a la hora de la conjura

separatista en el congreso constituyente de 1830. Abroquelado en su silencio, verá,

asqueado, cómo la insidia teje sus hilos, y los detractores de Bolívar van voceando su

campaña por todo el ámbito de la ciudad valenciana. (De Jesús, F. 1975: 216)

Finalmente hay que señalar que en Valencia se instaló el primer Congreso

Constitucional el 18 de marzo de 1831; donde discutían la cuestión metropolitana, el

30 de mayo se fijó a Caracas como capital de la Republica. Dos círculos se

establecieron durante la discusión: el uno se llamó caraqueño y tenía por Jefe al Dr.

Ángel Quintero, y el otro al Dr. Miguel Peña. Uno o dos votos decidieron la cuestión

de la capital a favor de Caracas en la discusión Juan Vicente González le lanza a

Miguel Peña la siguiente frase “Bárbara es la idea y sólo cabe en la Cabeza de Peña”,

y treinta días después de clausuradas las sesiones, se trasladaron los empleados

públicos a la nueva capital. El Dr. Peña acompañó al Presidente hasta la salida del

cerro del Moro, y allí se despidió. El presidente le dijo ¿No me acompaña en el viaje?

Y el Doctor contestó: Soy como el gato, y acompaño al amo hasta la puerta de la

casa. (González, F. 1981: 20)

A título ilustrativo, indicaremos que en el año de 1832 toma carta de

nacionalidad venezolana el General Juan Uslar. Mientras tanto la esposa le da cuatro

55

hijos: los Hermanos Uslar Hernández, todos nacidos en la ciudad de Valencia. Jorge,

el primogénito; Carlos, Federico, y Luisa, la única hembra. Los varones se

matricularán en el Colegio Nacional de Carabobo que se instaló solemnemente el día

5 de julio de 1836 en el edificio del antiguo hospital de caridad, esquina de la estrella

(Guerra, R. 1988b: 98)

Evidentemente el colegio funcionó en la Casa de la Esquina de la Estrella

decretado el 11 de Octubre de 1833, se instala tres años después. Eran los años en que

la escuela primaria se hallaba reservada a las Diputaciones Provinciales; mientras que

la Enseñanza Secundaria y Superior dependían del Gobierno Nacional.

Observamos que en la nómina de alumnos fundadores, se encuentran

Guillermo Tell Villegas, Julián Viso, los hermanos Ramón y Federico Fernández Feo,

Los hijos del General Juan Uslar, Federico y Jorge, Los hermanos Zavaleta,

Termístocles y Manuel; Manuel Gerónimo Agreda y Federico de la Hoz, y otros

pertenecientes a una familia de alto rango social, como de indiscutible filiación

republicana. ( Cfr. de Jesús, F. 1975:216) Es indiscutible que los propietarios

preparan a sus relevos en la dirigencia del país y en la región ejemplo, de ellos es

Guillermo Tell Villegas encargado de la presidencia de la República en 1868, 1869,

1870 y 1892

56

En este orden de ideas, en la república de los propietarios, la ley ampara a un

grupo de notables y en el gobierno no todo es pulcritud, en consecuencia la balanza

favorece solo al grupo que está en el gobierno, luego de cinco años después la

fractura es evidente

Se tiene pues a un grupo excluido del reparto, por que existe un grupo, que

quiere todos los beneficios para sí, a los cuales se le da un mote: godos. Por primera

vez se califica a la república de los propietarios como un intento de dominación.

(Pino, E. 2003: 209)

Ahora bien el 15 de marzo de 1841 se promulgó la “ley de espera y quita”, la

cual por los vicios que entrañaba, era el tema obligado de todas las conversaciones.

En la casa del General Diego Ibarra asistió el poeta valenciano Rafael Arvelo, hijo de

Carlos Arvelo, a una comida, enfrente le quedaba la señorita Elena Echenagucia y en

el momento de trinchar el pavo hizo esta improvisación:

Tus ojos, bella Elenita,

Crueles acreedores son,

Pues cobran al corazón

Sin dar “espera ni quita”.

57

El que los mira una vez,

Su alma y quietud enajena;

Y no hay usurero, Elena,

Que exija tanto interés.

Yo tengo acá mis razones

De deudor para decir

Que no es bueno consentir

Logreros de corazones.

Y si a las bellas alcanza

Esta ley que hoy fue cumplida,

Debes quitarme la vida,

O darme, si no, esperanza.

Por una Elena ardió Ilión;

La historia la pinta bella;

58

Tú Elena, más linda que ella

Incendias mi corazón.

Mas,... soy casado... ¡Te alabo...!

Y qué haces tú, ¿despreciarme...?

Soy capaz de suicidarme...

¡Con esta pierna de pavo! (Carreño E. 1952:71)

Dicho de otro modo, existen propietarios no decentes; círculos que

monopolizan la autoridad de Páez generando gente de primera y de segunda en el

mismo plan de república.

Resulta claro que se realiza un cambio de parecer entre los propietarios,

consideran distintos a sus pares y resuelven desplazarlos por medio del

enfrentamiento organizado.

Así se ha verificado en Valencia con Don Francisco González Abogado y

político, padre de los González Guinán, el cual será uno de los fundadores del partido

amarillo en esta Provincia (de Jesús, F. 1975:220) Defensor de las ideas liberales

59

tanto en la prensa periódica como en la tribuna, fue presidente de la Sociedad Liberal

en Valencia en 1840 era propietario de la hacienda “Mount Vernon”. (Galíndez L.

1984: 88)

En este sentido, comienza la organización del partido liberal que aglutina a

los hacendados puesto que ellos se descubren como la parte más valiosa de la

sociedad. Toman conciencia de su papel en los negocios públicos.

Los agricultores captan que Venezuela no era un proyecto para

todos, por ello hay que desplazar a los prestamistas, la patria

dependía de ellos, los hacendados cuyos bienes son de mayor

importancia y en esto los comerciantes tienen una función accesoria

puesto que la riqueza, a través de la agricultura, es lo central para la

marcha de Venezuela (Pino, E. 2003: 86)

Así se ha verificado con Rafael Arvelo Rodríguez, Diputado por la provincia

de Carabobo (1841), fundador del Partido Liberal y colaborador en las columnas del

periódico El Venezolano que tiene la hacienda del Algarrobo. (Cfr. (Manzo T.

1981:142)

60

En atención a la problemática de la división de los propietarios, Rafael Arvelo,

abogado, se traslada a Caracas (1843) como apoderado de Antonia Cabrera de

Chaves para reclamar la herencia de Juan Nepomuceno Chaves, de quien era albacea

Juan Pérez, presidente del Banco Nacional de Venezuela; esta institución y su

presidente eran para entonces los blancos de la opinión pública, particularmente del

sector liberal, acusados de tener responsabilidad en la crisis económica que vivía el

país.

Evidentemente como poeta del género satírico y humorístico, era

improvisador oportuno e ingenioso: el chiste y la agudeza partían de su númen como

jabalinas luminosas (Carreño E. 1952:70) el 16 de junio de 1843, Rafael Arvelo

publica en El Relámpago, periódico editado en la imprenta de El Venezolano, las

siguientes seguidillas contra el albacea Juan Pérez, después de eso tuvo que

esconderse para no ser apresado.

Don Juan Galindo Pérez

El alma diera

Por no aflojar la hacienda

De la heredera.

Y andan diciendo

Que ya la tal hacienda

61

Va pereciendo.

II

Como el ladrón Juan Alba

Tiene dinero

Muchos son los delitos

De Don Juan... pero

Es cosa fea

Que azotado en la argolla

Un Alba sea

III

Mete en tu casa un rico

Le das... ya entiendo

Y haz que al instante otorgue

Su testamento.

Bien, y que sea yo nombrado heredero.

Tonto, albacea

IV

¿Quién es aquel que

Azotan con crueldad tanta?

62

Un infeliz que hambriento

Robo una cabra.

¿Y el que pasea rodeado

de adulantes?

Un albacea.

V

¿Por qué lleva escondidas

don Juan las manos?

Porque las tiene llenas

De albaceazgo.

En Galilea

Vapulan esos males

Con panacea. (Rafael Arvelo en Pino, E. 2003: 116)

Evidentemente los versos aparecen firmados por un tal Ramón Villalobos, es

de pública notoriedad que Rafael Arvelo es su verdadero autor. Pérez promueve

entonces un "juicio de imprenta" por difamación en contra de Antonio Leocadio

Guzmán, el editor responsable; Rafael Arvelo debe esconderse y mantiene una activa

campaña de libelos y versos satíricos que lo van convirtiendo en una figura de gran

popularidad.

63

Finalmente el mensaje y las acciones de los propietarios hacendados

concluyen con la fundación del partido que se conforma originalmente con los

sectores dominantes, tanto civiles como militares, descontentos con los gobiernos de

José Antonio Páez y Carlos Soublette, entre otros están: Antonio Leocadio y Tomas

Lander, Valentín Espinal, miembros del mantuanaje y los militares desplazados de la

administración, la meta es la búsqueda del poder por vías legales y pacíficas;

posteriormente contará con una base de apoyo popular por la clase trabajadora urbana

y rural, que le otorga una amplia sustentación social (Troconis, M 1988: 3)

Siendo así las cosas, resulta claro como la política económica beneficia

únicamente a los comerciantes y hacendados, a la vez que perjudica a los campesinos

y artesanos, porque la actividad de éstos no resulta rentable.

Es por ello que, aunque la prensa no habla para la masa desposeída, desciende

hasta ella por su claridad y sencillez, así otros ojos y otras cabezas encuentran un

destinatario en quien saldar las cuentas pendientes. La prosa y los versos del

liberalismo, digerida a su manera por los estratos inferiores, simplificada por los

pardos, devienen en reactivo de un inesperado movimiento popular.

64

En el periódico El Venezolano, “pueblo” y “pobres” no son de

ninguna manera sinónimos, los pobres no llegan a ciudadanos, pero

abajo no advierten la diferencia. Primero a través de cantos y desfiles

pacíficos, luego fundando “Sociedades Liberales” en los suburbios,

más tarde manifestando consignas alarmantes sobre la tierra, sobre la

libertad y el predominio de los blancos. (Pino E. 2003: 216)

A título ilustrativo tenemos, nuevamente los versos de Rafael Arvelo, que

repetido por el pueblo pobre genera en detonantes por no verse entre los

constructores de la república:

Que los vándalos entraron;

Que los godos se metieron;

Que los vándalos cogieron,

Y que los godos robaron...

Estoy tan limpio y pelado,

Que ando sucio como el suelo

Sin con qué pagar lavado.

Sin con qué cortarme el pelo. (Carreño E. 1952:80-81)

65

Por consiguiente el puñado de propietarios pierde el buen juicio cuando

advierte extraños en su mismo cenáculo, peor aún cuando nuevos protagonistas,

ajenos a su clase, quieren participar en la obra de construir una república.

Es por ello que el conflicto, que se da en el seno de la modernidad

republicana, que al principio se circunscribe a las dos banderías de propietarios, deja

de ser un fenómeno exclusivo. En la medida en que las regulaciones del gobierno se

hacen sentir y las criticas de la oposición aumentan su agresividad, los estratos

inferiores se entrometen en la empresa a pesar de que nadie los ha convidado.

Ellos apenas se habían manifestado durante la Independencia, en cuyo proceso

más bien cargan con el fardo de las batallas, sin hacer consciente la alternativa de

sentirse destinados del mensaje de los próceres. La politización de las masas es, en

consecuencia, testimonio de no haberse realizado sus aspiraciones de igualdad.

Entonces se plantea el problema ¿Quiénes son los no invitados? Los

testimonios son múltiples un conservador Pedro José de Rojas (Cumaná Edo. Sucre

1818, París, 1874) desde Cumaná le escribe, desde su periódico, a un imaginario

hombre del pueblo: De movimientos, de oligarquía, de elecciones, de bochinches, ¿y

66

quien ha podido, Alberto, ponerte tan picotero? Buen marido, un pobre diablo, un

agricultor honrado. (Pino E. 2003: 163)

Juan Vicente González ve la misma intromisión, observa el pueblo

junto a Guzmán: Aquellos hombres cuyo trato evitábamos con

ahínco en nuestras relaciones, eran tus compañeros y nos espantó ver

personas sin instrucción, ni aún urbanidad. El pueblo con mil cabezas

hable, dicte y gobierne, que venga a pesar en la balanza con su

ignorancia y sus pasiones, éste es un crimen en el partido que lo

tolera siquiera. (Pino E. 2003: 164)

Los no invitados, no son identificados por su nombre, solo se refleja su apodo

o su oficio, por ello entre los que acompañan a Guzmán, se encuentra: Pata de Palo,

el Catire, Cacote, Pedro Torres, Mano Blanca, Judas, el Mudo, Traga Herencia, Pedro

Lechucita y Filigrana, gentes del pueblo llano. Pardos libres, artesanos y menestrales

de las barriadas. (Pino E. 2003: 167)

A título ilustrativo, indicaremos entre ellos a los hijos de esclavos que

trabajan como peones de las haciendas en calidad de aprendices, por el Decreto que

Páez en 1840 promulgó, el cual sirvió para restringir su libertad y atarlos al trabajo

con el dueño anterior o con otro (Mondolfi, E, 1992: 425) La verdad era que el joven

67

hijo de esclava y criado como esclavo no podía tener más alternativa que la de peón

y seguía haciendo los mismos trabajos que antes. (Troconis, M 1988: 24) en

Valencia estos jornaleros para 1874 sumaban 5804 (APUNTES ESTADISTICOS

1875:34)

En lo esencial, se observa, con sorpresa, un movimiento sordo, pero

destructor. Donde el hombre lo imaginara menos, en caseríos esparcidos en la

soledad, emisarios de Guzmán convidan a las revueltas, proponiendo por botín las

haciendas de los propietarios y los destinos de la patria y el valenciano Rafael Arvelo

apoya, en 1846, la candidatura presidencial de Antonio Leocadio Guzmán.

Ahora bien, el proyecto nacional en Valencia, en su inicio, consiste en la

transferencia del poder colonial a los criollos manteniendo éstos el control de la

sociedad. En este sentido la plataforma común para la lucha era la independencia

pues era el terreno donde podían coincidir las diversas luchas: Libre comercio,

igualdad, fraternidad y libertad.

La articulación del proyecto nacional en Valencia, en los diversos avatares de

su historia, lo encontramos en la dirección política de la guerra federal; en ella la

misma la desempeñan los terratenientes, capas sociales de la pequeña burguesía

68

urbana y caudillos militares ideológicamente aburguesados, oprimidos pero no

explotados por el orden político dominante.

A título ilustrativo tenemos la Revolución que se llamó de Marzo que para

1858 había estallado en Valencia, presidida por el General Julián Castro, Gobernador

de la Provincia de Carabobo, revolución que triunfó, sin derramamiento de sangre, en

quince días, fue convocada una Convención Nacional señalada Valencia como punto

de reunión y designada la Iglesia de San Francisco para que tuviesen efecto sus

sesiones.

Las dos naves del templo se dividieron con una reja de hierro; designándose la

nave principal para asiento de los Diputados y la otra nave para la barra o

concurrencia de los espectadores. El 5 de julio se instaló esta Convención, cuyas

sesiones duraron siete meses. González, Francisco fue el representante por la

provincia de Carabobo ante la Convención Nacional de 1858, se pronunciaron

numerosos discursos, elocuentes y patrióticos unos, cansados otros, vehementes los

mas, para ofrecer, en definitiva el bastardeamiento del programa “Olvido de lo

pasado y unión de los venezolanos” y abrir las puertas a las desastrosas guerras

civiles. (González, F. 1981 p.103) por cierto que el representante de Carabobo es el

papá de González Guinán antes citado.

69

Finalmente disuelta la Convención Nacional en febrero del año de 1859, se

notaron en Valencia los primeros síntomas de la reacción liberal, apareciendo en las

paredes de algunos edificios este letrero ¡Viva la futura revolución! El 20 se proclamó

en Coro la federación; y después de grandes peripecias y de la ruina del país, triunfó

en el año de 1863.

Ahora bien el General Juan Uslar, asegurado el triunfo de la guerra federalista,

contienda en la que no participara, y como un tributo a sus insignes meritos, recibe

ascenso a General en Jefe. Lo firma el Mariscal Falcón, el 20 de julio de 1863,

cuando el bizarro militar, ha cumplido los 84 años de edad. (de Jesús, F. 1975:161)

muere el general en la mañana del 1° de abril de 1886, a los 87 años de edad, en la

casa de habitación de su hija Luisa, casada con el general Jesús Maria Lugo, una de

las grandes figuras de la Federación en Carabobo. El 5 de junio de 1863, fue ocupada

Valencia por el Ejército que mandaba el General Jesús María Lugo, reconocido como

Jefe en el Estado Carabobo, por la revolución federal. (González, F. 1981:20)

En este sentido se comprende como la constitución de 1864 establece un

reordenamiento en el proyecto nacional; el cual consistirá en establecer el nuevo

marco jurídico para el desarrollo de la clase dominante, dando en él respuesta a las

luchas de las clases dominadas como son: Garantías a la lucha por la libertad: libertad

personal, abolición del reclutamiento forzoso, proscripción de la esclavitud, libertad

de hacer o ejecutar lo que no dañe al otro (Const. 1864 Art. 14 Nº 5ª), libertad de

70

pensamiento y de prensa etc. (Const. 1864 Art. 14 Nº 6ª) Garantía de igualdad: de

derechos, gratuidad de enseñanza (Const. 1864 Art. 14 Nº 12ª), igualdad legal (Const.

1864 Art. 15) etc. Participación política: elegibilidad, sufragio directo (Const. 1864

Art. 14 Nº 11ª) pero que en la realidad la libertad e igualdad eran un espejismo.

En lo esencial, según Carrera G. (1995), La guerra federal no significó la

irrupción de las masas populares en la historia de Venezuela, sino la salida de las

masas populares de la historia de Venezuela. La clase dominante (blancos liberales)

podrá seguir disputándose el poder, pero sin temor a la participación de intrusos, es

decir, de las clases dominadas: Pardos, negros e indios.

En esta perspectiva, tenemos que Rafael Arvelo para tratar de aliviar las

dificultades del Tesoro, obtiene un préstamo de la casa Jesurum & Zoon de Curazao.

Le toca suspender de sus funciones de ministro plenipotenciario en Londres al

general Antonio Guzmán Blanco por las críticas que este último había hecho,

mediante carta publicada en el Times de esa ciudad, a la decisión del mariscal Juan

Crisóstomo Falcón de suspender el servicio de los empréstitos del 1862 y 1864.

Finalmente en este escenario se presenta la figura del general Antonio

Guzmán Blanco, quien logra entonces la construcción de un sistema autocrático e

impulsa un proyecto de modernización del país que lo tienen como centro: El

71

Guzmancismo va a ser el nuevo puente moderno, que la nueva clase social tiende,

hacia el estado Capitalista.

72

El Mundo de Vida del Pueblo Valenciano y la Episteme Popular.

El pueblo valenciano se distingue del grupo dirigente.

Dentro de este marco, de toma de distancia de la modernidad podemos afirmar

que el mundo de vida del pueblo venezolano, mostrado en Valencia, se distingue de

su grupo dirigente y más aún que él genera en su interior un modo de conocer: la

episteme popular

Con la modernidad ha aparecido la historia universal. La humanidad tiene una

sola historia que la ha precedido en el tiempo por similares etapas: del animal al

hombre, luego la prehistoria y las sociedades primitivas, para continuar el largo

proceso del hombre hasta el dominio de la razón y de la técnica. Unos se han quedado

atrás, otros caminan con lentitud, algunos privilegiados, finalmente, marchan a la

cabeza de la historia. Estos son, claros esta, los mismos que han producido la teoría.

Ellos les da, se supone y no se duda, el derecho natural de guiar, de dirigir y de

73

enseñar. Pero, además, puesto que el atraso de algunos, su barbarie, no solo pone

dificultades al progreso de todos sino que, con frecuencia, se convierte en peligro de

retroceso para la humanidad misma, la civilización lograda por los más adelantados

tiene derecho a imponerse incluso con la violencia si no hay más remedio. Por

supuesto, son ellos quienes definen la barbarie, el atraso y el remedio de los demás.

(Cfr. Moreno, A, 2001: 241s)

Esta idea general, atraviesa la historia de América Latina, y también la

nuestra, durante los dos últimos siglos: civilización y barbarie, atraso y progreso,

desarrollo y subdesarrollo, hasta el progreso actual de modernización acelerada para

ingresar en la globalización. Esta idea se ha construido sobre, y ha marcado al mismo

tiempo, una diferenciación interna muy clara por un lado y muy conflictiva por el

otro: elite y pueblo. El concepto de un único pueblo se ha conservado como ficción

ante la ley, pero en la práctica cotidiana se remarca cada día más esa diferencia. Se

manejan, pues, dos conceptos de pueblo: uno, moderno, ante la ley y las instituciones

para las cuales todos constituimos un único sujeto colectivo de derechos y deberes y

otro, más antiguos y más tradicional, que reserva ese nombre para aquel sector de la

población que no participa directamente en la dirección de la marcha de los que se

considera la sociedad venezolana. Si los límites son imprecisos, ellas son muy claras

de un lado y otros de la misma. (Cfr. Moreno, A 2001: 242)

74

El orden jurídico inaugurado con la independencia borró las

diversidades: todos iguales ante la única ley. Ley de blancos, aunque

no fueran blancos todos los que la hicieron, pues reproducían la ley

de los tiempos modernos surgidos en tierras de blancos.

De la multiplicidad de identidad en la colonia, pasamos, con la

independencia, a la unicidad de única identidad del venezolano. En el

plano social y político surgirá una nueva diversidad, la que establece

la propiedad. (Moreno, A 2001: 239)

Dentro de este marco debemos decir que el pueblo valenciano para el 1874

estaba distribuido en las siguientes parroquias: Catedral, Socorro, San José, San Blas,

Santa Rosa, Candelaria, Tocuyito, Güigüe, Los Guayos, Naguanagua, San Diego.

Contaba con una población total de 61690 habitantes. Si se hace la distinción entre las

parroquias urbanas y las foráneas o rurales (Díaz F 1975: 233) podemos decir que las

parroquias Catedral, Socorro, San José, San Blas, Santa Rosa, Candelaria, eran

urbanas y contaban con una población de 28588 habitantes. En este sentido la mayor

parte de sus habitantes eran los obreros de las carreteras, los agricultores, labradores y

jornaleros que tienen en la ciudad sus vecindarios.

Por consiguiente, las parroquias Tocuyito, Güigüe, Los Guayos, Naguanagua,

San Diego son consideradas foráneas o rurales y contaban con una población total de

75

33102 en este sentido se puede afirmar que el predominio en Valencia de una cultura

agraria puesto que la mayoría de su población vivían o trabajaban en las parroquias

foráneas rodeadas de haciendas. (APUNTES ESTADISTICOS 1875: 30)

Evidentemente el total de agricultores y labradores en las parroquias Catedral,

Socorro, San José, San Blas, Santa Rosa, Candelaria, Tocuyito, Güigüe, Los Guayos,

Naguanagua, San Diego eran de 8010 personas de los cuales se encontraban en las

parroquias urbanas 2404 personas y en las parroquias rurales de Valencia se

encontraban 5606 personas que se dedicaban a las labores del campo los frutos que

producía la agricultura pueden colocarse en la siguiente escala: café, caña de azúcar,

cacao, algodón, tabaco, maíz, menestras, legumbres, y demás frutos menores.

Debe señalarse a las personas que trabajan por tarea, es decir los jornaleros,

ocupados o bien en labores agrícolas o en labores de albañilería y otros. El total de

jornaleros en Valencia eran de 5804 en las parroquias urbanas éstas personas era 1757

y en las foráneas eran de 4047 lo que hace suponer que quizás en éstas parroquias se

dedicaban con mayor exclusividad a las labores del campo. (APUNTES

ESTADISTICOS 1875:34)

Por los demás, las otras labores ejercidas eran Albañiles, Barberos, Carpinteros.

El total de albañiles en Valencia eran de 389, de barbero 39 y de carpinteros 234 de

76

igual manera el total de criadores de ganado mayor y menor y otros animales, era de

114. Se distribuían para 1874 de esta manera: en las parroquias urbanas se

encontraban 346 albañiles, 37 barberos, 162 carpinteros y 96 criadores. En las

parroquias foráneas había 43 albañiles, 02 barberos, 18 criadores y 72 carpinteros.

Debe señalarse a los panaderos de Valencia para la fecha de 1874 existían en

Valencia 261 panaderos los cuales se distribuían en las parroquias urbanas 164 y en

las parroquias foráneas 97. De igual manera tenemos el grupo de los zapateros las

parroquias de Valencia tenía 280 zapateros. En el caso de las parroquias urbanas

había 267 zapateros y las foráneas tan solo 13. (APUNTES ESTADISTICOS

1875:34-35)

Tenemos pues, que en Valencia existían 2311 personas dedicadas al servicio

doméstico entre ellos se encontraban lavanderas, cocineras, las dedicadas al

planchado, igual manera se puede contar entre ellos a jardineros, cocheros,

mayordomos, nanas y otros, todos ellos ubicados en la categoría de sirvientes; en las

parroquias urbanas existían 1578 personas dedicadas al servicio doméstico y el mayor

volumen se encuentran en la parroquia Catedral con 339 y Candelaria con 410 en las

parroquias foráneas había 733 personas dedicadas a este empleo.

77

Por los demás otros empleos en Valencia eran sastres, tabaqueros, talabarteros,

sombrereros y en total había 67 Sastres, 161 tabaqueros, talabarteros 64 y 51

sombrereros. En las parroquias urbanas se encontraban Sastres 62, tabaqueros 116,

talabarteros 60 y 26 sombrereros; mientras que en las parroquias foráneas existían

Sastres 5, tabaqueros 45, talabarteros 4 y 25 sombrereros. (APUNTES

ESTADISTICOS 1875:34)

Ahora bien en el sector terciario, en lo referente al comercio en Valencia se

encontraban para 1874 un total de 1607 comerciantes y dependientes, distinguiendo

nuevamente entre las parroquias urbanas y foráneas tenemos que las parroquias

urbanas existían 1207 comerciantes y dependientes mientras que en las foráneas era

400 comerciantes y dependientes.

En el campo militar tenemos un total en Valencia de 261 generales y de 356

coroneles. Vivían en las parroquias urbanas 169 generales y 209 coroneles y en las

parroquias foráneas existían 92 generales y 147 coroneles por ello se comprende el

verso de Rafael Arvelo:

Tengo un hijo, Juan Pascual,

De los tres el más muchacho,

78

Que se ha puesto en despacho

De teniente... o general

Más como la mercancía

Está en completo abarrote,

Con gusto preferiría

Inclinarlo a monigote. (Carreño E. 1952:80)

Finalmente en el campo educativo el pueblo valenciano encuentra difícil el

acceso a la educación; cuenta con 11413 personas que saben leer y con 10027 que

saben escribir; de las personas que no saben leer existían 50233 y de las que no saben

escribir tenemos 43839. Esto quiere decir que los que dominan las herramientas de la

lectura y escritura para acceder al conocimiento moderno representan sólo 18.5 % de

la población total de Valencia y el 81.5% es decir, en su mayoría el pueblo no tenía

acceso por que no sabía ni leer ni escribir. Haciendo la distinción entre parroquia

urbana y foránea obtenemos los siguientes datos: En las parroquias urbanas de

Valencia tenemos 20182 personas que no sabían leer y 21118 personas que no saben

escribir. En las parroquias foráneas las cifran aumentan eran de 30041 personas que

no saben leer y de 22721 que no saben escribir.

79

A título ilustrativo, indicaremos que en Valencia para el año de 1874 existían 14

escuelas federales 13 de varones y 1 de hembras. De las 22 escuelas municipales en

Valencia: 13 eran de varones y 9 de hembras. Las 10 escuelas particulares estaban

establecidas en Valencia: 3 eran de varones, 7 de hembras. (Cfr. APUNTES

ESTADISTICOS 1875:58s)

Puede decirse que para esta fecha (1855) casi todas las parroquias

urbanas y rurales de Carabobo tenían su escuela municipal, lo mismo

que los caseríos de alguna importancia. (Guerra, R. 1988b:92)

Evidentemente, sin embargo el analfabetismo reina.

Ahora bien algunas de estas escuelas y sus educadores, establecidas en

Valencia para 1874 eran las siguientes: Escuela de Catedral Fundador preceptor Juan

Bautista Montenegro. 38 años de servicios para 1890; Domitila Arias regentó un

colegio particular hasta 1887 y trabajo por 10 años desde 1853 a1863 en la Escuela

Catedral; Francisco Malpica Preceptor fundador de la escuela de San Blas en 1890

tenía 26 años trabajando en ella; Antonio González regenta por 27 años la escuela de

Candelaria, medalla y pensión vitalicia desde 1885 por acuerdo de la diputación

provincial; Edelmira Michelena por más de 25 años regenta una escuela de niñas en

la Candelaria y funda el colegio de Nuestra Señora de la Candelaria dirigido por ella

80

desde 1876 tiene 41 años de servicio a la instrucción; Ana Zozaya de Martínez Porras

fundadora y directora desde 1857 del Colegio Santa Ana (Cfr. Macpherson T.

1975:21s)

Debe señalarse en Valencia hasta 1890 algunas escuelas oficiales y colegios

particulares sin precisar parroquia: El progreso fundado por Francisco de P Herrera

particular, Margarita Arroyal Directora del colegio Nacional de niñas de Carabobo,

Margarita Arroyal fundó y dirigió dos colegios particulares, Josefa María y

Concepción de los Ríos colegio particular. Socorro González Guinán fundadora de la

Escuela Peña, Socorro González Guinán directora del Colegio de niñas de Carabobo

para 1890 (Cfr. Macpherson T. 1975 p.21s), Lisandro Ramírez, fundador del colegio

Ramírez y de la sociedad Mutuo Amparo, br. Julio Castro, fundador y director de la

escuela normal N° 3 sus colaboradores inmediatos de escuela normal: José Ruiz y

Marín, doctores Manuel González Guiñan, José Manuel Julián, Rafael Linares

Bernal, Miguel Bello Rodríguez y Rafael Pérez, doctor J. de J. Arocha, fundador y

director del colegio Castillo, doctor Teodosi V. Sánchez, fundador del colegio

Andrés Bello, E.S Saldías, peruano, fundador del colegio Galileo, José Antonio

Guevara, fundador del Colegio de nuestra señora del Socorro, los presbíteros doctores

José Antonio Uzcategui y José Antonio Ponte, que dirigieron el colegio de nuestra

señora del Carmen, El señor doctor Rafael Domínguez, fundador y director del

colegio Peña. (Cfr. Guerra, R. 1988b:90s)

81

Finalmente para 1890 se reseñan algunos educadores e Institutrices que no se

ha logrado ubicar la escuela: Entre las institutrices merecen nombrarse Joséfa María

Cárdenas, Socorro Suárez, Reneta Urraca, Josefa Gutiérrez de Navas Spínola, Isabel

Fernández Ichazu, Luisa Cortina, Socorro Olivares, hermanas Sittel, Margarita

Peraza, Belén Julia, Elena Sánchez y otras. Los educadores Pedro Montenegro, José

Eduvigis Mendoza, Higinio Arrayago y br. Ángel María Corao; presbítero Manuel

Piñero Olivero, que escribió algunos textos escolares; Federico F. feo, doctor Pedro

Julián Tortolero (Guerra, R. 1988b:96)

En lo esencial el pueblo valenciano, ese nombre que se reserva para aquel

sector de la población que no participa directamente en la dirección de la marcha de

los que se considera la sociedad valenciana, no sabe leer ni escribir, trabaja como

jornalero, agricultor con su conuco, tabaqueros, zapateros, albañil o que sirve de

doméstico en alguna casa como lavandera, cocinera, matarife u otro oficio; se

concentra la población, dentro de las parroquias urbanas de Valencia, en San Blas,

Santa Rosa llamado también Pueblo Nuevo, Candelaria el resto se ubica en las

parroquias foráneas preferentemente como jornalero o agricultor con su conuco.

82

El Modelo Cultural de la Familia Matricentrada en

Valencia.

Precisemos antes que nada que la distinción fundamental del pueblo

valenciano es el modelo cultural de la familia matricentrada.

En esta perspectiva, se afirma con Moreno (1995), que existe un mundo de

vida distinto del moderno, en donde se genera un modo distinto de conocer una

episteme no moderna. El mundo de vida que hace posible otra manera de conocer es

el mundo de vida popular. En su estudio Moreno (1995) reflexiona sobre la familia

popular ya que en ella se genera la episteme popular que es un modo distinto de

conocer moderno.

Visto de esta forma se comprende la importancia de la familia popular

valenciana como el lugar donde se condensa el sentido del ser venezolano; ella se

caracteriza fundamentalmente por ser matricentrada. En la familia valenciana vive un

hombre y una mujer que se vivencian como madre y como hijo, es decir como

relaciones; los intentos por definir el ser de los venezolanos es decir, la identidad en

la episteme popular se transforma por vivimiento, como discurrir de la vida cotidiana.

83

En este sentido se afirma el mundo popular como mundo de vida del pueblo

valenciano, que coexiste con el mundo de vida moderno.

Es por ello que este mundo de vida permite apalabrar la historia de esta familia

que pasa del lenguaje moderno, clase desposeída, al lenguaje popular como familia

popular venezolana.

Finalmente, para in-vivir reflexivamente una realidad humana, la trama de la

familia popular, el pensamiento necesita instrumentos conceptuales en los que dar

palabra a lo vivido, en este sentido se definen algunos de esos constructos. El

primero es el Mundo-de-vida el cual se conceptualiza como la forma de vida unida y

sentidizada en la practicación primera a la manera de la totalidad de la vida. Segundo

las historias-de-vida, es decir, el vivimiento de las personas. Tercero el vivimiento

que se entiende como la vida misma en su practicación. Todo ello se despliega al y

en el interpretante reflexivo como una manera coherente e integrada de vivir, en la

que viven todos los sujetos, la trama vivencial (Moreno y otros 1998: 14s)

Dentro de este orden de ideas, en el pueblo valenciano referido supra, habita

la familia popular valenciana ella es fundamentalmente matricentrada y en el año

de1874 se puede distinguir a esta familia por la legitimidad o no de sus hijos.

84

En efecto, los hijos ilegítimos no heredan ni pueden usar el apellido paterno

según el código civil de 1886. El código fue promulgado por Páez en 1863 e

intervino en su redacción un valenciano, Julián Viso jurisconsulto quien usó entre

otros el código civil redactado por Andrés Bello en Chile y aprobado por ese

congreso en 1855; en el año de 1873 entra en vigencia el Códigos Civil promovido

por Guzmán Blanco el cual sufrió modificaciones posteriores, el año de 1880, el de

1896.

Ahora bien los hijos ilegítimos, llámese hijo ilegítimo a los que no proceden

de matrimonio (Domici A. 1962:322) al no proceder del vínculo matrimonial no

produce efectos legales a menos que se legitime.

Art 205 El reconocimiento de un hijo ilegitimo solo podrá hacerse en

el acta de nacimiento en el subsiguiente matrimonio de sus padres, el

documento otorgado por el Registro público, y en el testamento

(Domici A. 1962:318)

85

En este sentido La ley es más severa con respecto a la filiación natural que a la

filiación legítima (Domici A. 1962: 319) el hijo natural carece de familia civil y no

puede extender su familia civil más allá del padre o la madre que lo reconoció.

La ley prohíbe la averiguación de la paternidad ilegítima, porque la

paternidad es un hecho incierto, de prueba legal imposible, tanto que

la paternidad legítima descansa en una presunción (Domici A.

1962:331)

El análisis precedente, muestra como el derecho estaba diseñado para dejar al

margen al hijo ilegítimo: no hereda y si lo hace sólo en los padres y no en los abuelos,

no puede indagar su paternidad, en fin la mayoría de la población valenciana estaba

sujeta a esta condición.

De allí pues que, para el año de 1874 existían 25599 personas ilegítimas en

Valencia, por solo 5404 legítimas, es decir el 78,8 % más. La distribución de estas

personas en las parroquias urbanas y foráneas es la siguiente: En las parroquias

urbanas Catedral, Socorro, San José, San Blas, Santa Rosa, Candelaria habitaban

12104 personas que eran hijos ilegítimos teniendo el mayor número la parroquia

Candelaria con 4241. En las parroquias foráneas Tocuyito, Guigue, Los Guayos,

86

Naguanagua, San Diego existían 13495 hijos ilegítimos y las parroquias foráneas

con mayor número eran Tocuyito con 5257 personas que eran hijos ilegítimos.

Sin duda que las parroquias urbanas de Valencia más densamente pobladas

como son: San Blas, Santa Rosa llamado, también Pueblo Nuevo y Candelaria con un

total de 19417 habitantes son donde se presenta con mayor preponderancia el modelo

cultural matricetrado, así como en las parroquias foráneas de Tocuyito y Guigue.

Finalmente, el dato de los valencianos y valencianas casados que para 1874

eran de 5404 un número bajísimo comparado con el total de la población de la que se

ha excluidos las personas viudas, ello da como resultado una población de 59575. A

la población total no se les resta los solteros y solteras por que en la familia popular

valenciana es perfectamente posible que el o ella sean solteros y tenga varios hijos

ilegítimos e incluso ella puede tener varios hijos ilegítimos de diferentes varones

solteros o casados.

87

La Episteme Popular

Tenemos pues que, en la familia matricentrada o familia popular valenciana

cuenta en su interior con la episteme popular. ¿Qué significa esto?

En su experiencia –vivencia más profunda y cotidiana, el habitante del barrio

no es un “homo oeconomicus”, ni un “homo faber”, lo cual no significa que no se

maneje en la economía y en la producción. Lo hace pero de manera subordinada,

secundaría.

Vive en un mundo de producción, que es el modo de producción moderno,

pero este no lo constituye como ser en el mundo, no lo hace existente. Tampoco otro

modo de producción cualquiera. La producción no es su mundo. Su mundo es la vida-

entre-los-hombres que se hace realidad, sobre todo en el lugar de vecindad y de

familia. Sale de él, aún cuando no se desplace físicamente, para pasar por el mundo de

la producción, como necesidad inevitable e ingrata, pero su mundo de vida es el de la

convivencia.

88

El lugar primero, permanente y privilegiado de la convivencia es la familia,

practicación estructural y estructurante del convivir.

Ante un esfuerzo comprensivo-interpretativo, la familia

matricentrada se nos aparece como el espacio humano de revelación

de un sentido, del sentido más profundo de nuestra realidad cultural.

Si intentamos comprender el significado que late en la mujer madre y

en el hombre hijo descubriremos que ambas realidades no son

comprensibles como seres, como entes o entidades. Sólo son

pensables como relaciones. (Moreno A. 1995: 439)

Vivir relación es el ejercicio originario y básico de la vida, es la practicación

fundamental del hombre popular. En cuanto practicación originaria y básica viene a

ser la practicación primera, anterior a toda práctica, en la acaece sin decisión ninguna

el propio vivir. Esta practicación pone las condiciones de posibilidad para todo el

mundo de vida popular. (Moreno A. 1995: 440)

Nuestro hombre es un práctico de la relación conviviente, un viviente-

relación- conviviente.

89

Su praxis existencial no es la producción sino la relación interhumana, unas

veces pacífica-amorosa, otras conflictiva- agresiva pero siempre relación.

En este sentido el hombre del pueblo no vive en un mundo-de-cosas sino en un

mundo-de-persona.

Si el proyecto es el fundamento del propio mundo y el proyecto del burgués es

“estar-en-la-riqueza” el proyecto y fundamento del mundo popular es estar-en-la-

relación (humana)

Siendo ello así, este hombre vive primaria y fundamentalmente un mundo

humano y, sólo secundariamente y derivadamente el mundo físico.

Esto, en el modo de conocer, tiene consecuencias que postulan una episteme

radicalmente distinta a la moderna. No importa saber si esta episteme los científicos

“modernos” la puedan caracterizar de primitiva, medieval, rural, preindustrial,

precapitalista o salvaje. (Moreno A. 1995: 443)

Es distinta y vale la pena pensar si sobre ella, hasta ahora marginada y

despreciada, puede construirse un modo de comprensión del todo-real fecundo y una

90

“ciencia” verdaderamente otra. (Moreno A. 1995: 444) Algunas de sus características

son:

a) Vive en la relación.

El hombre de nuestro pueblo se vive, de partida y por siempre, como

relacionado. La relación es su experiencia-praxis originaria y raigal, desde

la que brota toda otra praxis y experiencia y en la que tiene realidad.

b) El mundo popular definido por vivir la relación

El mundo de vida pone las condiciones del conocer, la episteme, el modo

general de conocer de nuestro pueblo, es un conocer desde la relación y

por relaciones.

c) Una episteme de la relación.

Estamos ante una episteme que consiste en conocer no por individuos sino

por relaciones. La relación no es un derivado construido del individuo sino

el individuo es un derivado construido de la relación. La relación no es un

91

arte-facto necesario sino el fundamento de todo conocer. (Moreno A.

1995: 457)

Nos se trata, pues, ni de llamar ni de interpelar para que lo dejen entrar, sino

de pronunciar la propia palabra y desarrollar la propia pragmática, desde la “otredad”

externa, cuanto realmente otras, y desde ahí, dialogar, o más bien, ahora sí, llamar o

interpelar al diálogo, y una vez generadas las condiciones de posibilidad del mismo,

condiciones que sólo puede generar la episteme popular latinoamericana por ser

esencialmente abierta. La apelación no puede ser en primer lugar otra cosa sino una

llamada a la clausura de la episteme moderna, para que, desde otra postura

epistémica, sea posible el diálogo. Pero entonces, el punto de partida latinoamericano

no puede ser el pobre en cuanto pobre, simplemente, sino el pueblo, que además es

pobre, definido no por su pobreza, sino por su otredad radical, su externalidad. Partir

del pobre en cuanto pobre es situarse ya en la dialéctica rico – pobre y, por tanto,

dentro de la totalidad moderna. (Moreno A. 1995: 457)

Un cuadro a manera de resumen:

EPISTEME POPULAR EPISTEME MODERNA

Horizonte el vivir Horizonte el ser

92

El hombre: relación viviente El hombre: ser en el mundo

Síngulo: cada persona es una relación

singularIndividuo: el yo establece la relación.

Humaneza Naturaleza

Proyecto: estar en la relación Proyecto: estar en la riqueza

Régimen de los sentidos: tacto - oído Régimen de los sentidos: vista

Razón afectiva Razón instrumental, critica o múltiple

Homo convivalis Homo faber

93

CONSIDERACIONES FINALES

Las palabras se atiborran en la mente, queriendo salir todas al mismo tiempo;

sin embargo hay que hacerlas fluir ordenadamente, lo mejor de este proceso mental

está en la concatenación: Historia, modernidad, Venezuela, Valencia. Lo que las une

es la episteme moderna: la hegemonía de un modo de conocer, que se hace - rehace

continuamente.

Dicho de otro modo comprender las razones de Clío, es sopesar una historia

escrita desde los que tienen el poder, de aquellos que tienen acceso a los códigos de

los mecanismos: políticos, económicos, legales y otros del mundo moderno. Estas

personas: militares, políticos, dueños de fortunas han usado de los mecanismos de la

sociedad moderna para afianzarse en ese mundo. Empujados hacia el margen, hasta el

silencio, al reverso de la historia a otros y allí conviven indígenas, negros y pardos:

el pueblo.

94

Es por eso que, recorrimos y hay que volver a recorrer la historia moderna,

y en su desarrollo reconocerla como excluyente puesto que en ella se ha practicado

el uso y abuso de los otros. En el caso de Venezuela y Valencia, su historia política,

está tejida de revueltas, revoluciones etc. y en sus líderes la historia valenciana es

afirmación de la modernidad y su desarrollo.

En esta perspectiva al recorrer, brevemente la historia de Valencia se

constata como ella es parte de la historia de la modernidad. Desde su implantación en

la colonia con usos, abusos como el caso del indígena Guarate, y costumbres de los

conquistadores; al paso de nuestra conformación como república donde sólo los

propietarios se constituyen como ciudadanos y a la persistente negativa, dentro de la

propia modernidad, de los derechos de los excluidos; y obviamente el no el

reconocimiento de otro mundo de vida distinto del moderno.

Creo que es evidente la situación del pueblo valenciano de 1870 al 1890:

pobreza, analfabetismo y otros en definitiva exclusión de una república que elimina lo

censatario pero que al remarcar los conceptos de legitimidad o ilegitimidad vuelve a

colocarlo al margen.

95

Visto de esta forma la invitación de Moreno (1995) es un optar por la

episteme popular desde una postura ética y salir de ese modo de pensar moderno

para adentrarse al mundo que nos constituye, el mundo de vida popular. Ya dentro

de él expresar la posibilidad de vida para todos. Esto significa neoconducir nuestro

pensamiento por una episteme de la relación donde el convivir sea lo primero y no el

acumular, además de una constante actitud hermenéutica para desvelar todo

mecanismo moderno.

96

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