EL HUNDIMIENTO DEL FLACHAT

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*La isla los tarcos EL HUNDIMIENTO En la madrugada del 16 de febrero de 1898, el trasatlántk francés naufragó al pie de los acantilados de Ana$ POR JUAN A. PADRÓN ALBORNOZ Fondeados ante las gabarras, los «Susú» y «Tenerife» —de Eider Dempster y Marmitón, respectivamente— que intervi- nieron en el rescate y búsqueda de náufragos, respectivamente. El 16 de febrero 1898, ia mar batía con furia terrible las costas de Tenerife. La nie- bla cubr'a con su blanco y opa- co manto toda la quebrada i orografía insular y, en Santa Cruz concretamente, era tan espesa que no se distinguía el sol los barcos, resguardados al abrigo de! Muelle Sur, eran simples e imprecisas sombras, mientras las panzudas gaba- rras pesándoles en sus en- trañas e! negro tesoro del Cardiff— tensaban con impa- ciencia y peligrosidad las ca- denas en sus fondeaderos, Las últimas operaciones portuarias habían tenido lugar el día 14, Entonces se hizo a ia mar el carbonero inglés «Oaklands» y, rumbo a! Sur, el señor Medina, había estado Capeando el temporal y, ante }Q imposibilidad de alcanzar la costa palmera, viró en redon- do y entró de arribada forzó- La llegada del tt Susú w no dejaba de sonar. Con íige- FO ? ooteo y ligero sonar de cadenas, dio fondo e! «Susú» y cayó luego a estribor, mo- mento en que con toda clari- pudo .observ, de ei muelle cercano que, a popa, la bandera inglesa lucía a me '< ••$. .•.:••'• £S •••:• frutero que la Eli inglesa mantenía «íeeder» en las c :~v- '•'••. ' [ \'-.o" de! puerto. 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Su capitán, s de los tantos >s marinos que a ia mar. s del mediodía 3 febrero, sonó ena del «Susti» ""••• : •' '•<•• '•/> ; •^'•••••^•..- : nacho la bianca capa de niebla traidora que, por momentos, se hacía más y más espesa. No acortó la marcha el «Su- 3'1> ':•••=!, V r :;¿ ^ :-:'.; ^C -: l\-:',>.>'^¿^<- dad de la mar domesticada y remansada del puerto. Conti- nuó a su exigua máxima y, con presentimiento lógico de gente de la mar, los pocos que en el Muelle Sur estaban presintieron algo ifisólito v triste en el bramido de la si- rena que, como desesperada, \ ' '" :• - '•:; 'X •'/' ::i ,: 'j de aquellos botes caleteros, al que descendió un grupo de personas además de su nor- : :'; : '•'•::• : •' •. '.'-:) \> abrió de la banda, a boga arrancada , el bote puso proa a «los platillos» donde hoy se encuentra la Marquesina, punto donde ya se había reu- nido un grupo de personas. Una vez atracado el bote, saltó a tierra don Ezequiel Crespo que, a su vez, ayudó a hacerlo al capitán Leroy y al grupo que le acompañaba. És- tos eran, al menos de momen- EN El SINIESTRO PERECIERON 11 PERSONAS Y SOLO HUBO 24 SUPERVIVIENTES to, los únicos supervivientes de! vapor francés «Flachat» de la Compagnie Genérale Transatlantique— perdido du- rante la madrugada en las cos- tas de Anaga. El pequeño ' grupo estaba compuesto por el citado ca- pitán; al segundo oficial —que por cierto traía una imagen de la Virgen, de gran tamaño, abrazado a la cual se había salvado—; un pasajero espa- ñol, Manuel Muñoz; cuatro pa- leros; el cocinero; cuatro tri- pulantes de cubierta y el cal- , .-' :;'. ' ... La triste comitiva se dirigió a la cercana Comandancia de Marina, donde los náufragos fueron pronta y debidamente «tendidos. La noticia del nau- fragio se extendió rápidamen- te por Santa Cruz y dio a la zona portuaria vida, animada y paradójicamente triste, en las horas que siguieron al co- nocimiento del hec'ho. Don Francisco Martínez Vie- ra -—autor del maravilloso «El antiguo Sar^' Cruz»— recorda- ba con SL* 3 de niño la vi- s'ón de f " ~ comitiva, en la qiu* figura del ^•'ít'tr- neado cha- a a horn- le salvó la El naufragio del "Flacha!" ' ->v;^{;,":.c •,-.c-.:/ ;: Transatlantique, había estable- cido en 1878 una línea regu- lar que, desde Marsella, dirigía a puertos de América Central y las Antillas, previa escala en Barcelona, Cádiz y Santa Cruz de Tenerife. En diciembre de dicho año, arribó a nuestro puerto —en viaje inaugural del servicio— el «Ville de Marseille» que, des- pués de embarcar pasajeros y hacer carbón y la aguada, íue despachado para La Guaira, Colón, St Thomas y La Haba- . ••••-, El 2 de octubre ae 188Í lle- gó por vez primera a Sania Cruz de Tenerife el «Flachat», nuevo mixto que la Transatlan- tique incorporaba a la lineo •..• ; 'V- V-. E! «Ftechat» era el antiguo «Akaba» que, para la James Marke Wood & Co., de Liver- pool, se construyó en 1880 en los astilleros de !a M. Pearse & Co., en Stockton on Tess. Era la construcción número 177 de dichas factorías nava- les que, poco antesT^T^-para los mismos armadores, habían terminado el «Abana», de las mismas características. De 3.000 toneladas y tOO metros de eslora, el entonces «Akaba» era barco muy de su época, con casco de cajas, branque recto y popa de es* pejo y, sobre el casco fino y marinerotres palos con aparejo de bergantín goleta. La máquina, una alternativa de triple expansión, le daba los 10 nudos entonces casi tradi- cionales. En el mismo ambos vapores dos' por ja Tra ra So líneas ¿5 -, , ^;-r- <nre ; ... x: . ' ..... «Akaba» rebautizado «Fía chat»por Santa Cruz de Te- nerife. Ambos fueron barcos muy corta vida marinera bajo bandera gala pues, el Í4 de noviembre de 1890, el «Le Chatelier» antiguo «Abana* — se perdió por varada en la 'oí Loira cuando navega- ba de Dunkerque a El Havre. En aquel su último y trágico viaje, el «Flachat» procedía de o de 1880, on adquiri- ntique pa- tro Amerí- En primer término, e! vapor griego «Lauríum», varado e* las cosías <te Greda en 1913. Junto a él, ai barco de soK vamento «Mermes», cuyos btuzos reconocieron en I8SS el casco hundido del «Flachat».—(Reproducciones fotográfica», Emilio Hernández). a ios de Venezuela, Colombia, Costa Rica y Cuba. Llevaba un cargamento completo, entre eJ que destacaba un crecido nú- mero de imágenes religiosas consignadas a puertos centro- americanos. En la noche del 15 al 16. ya en la recalada a Santa Cruz de Tenerife, el oficial de guar- dia avistó (a luz del faro de Anaga. El temporal estaba en su apogeo y el »Fiachat», dan- do espectaculares macheta- zos, trabajaba mucho en ia mar. Momentos después, ia luz del faro se perdió en la es* pesa niebla y el oficial orde- a! timonel poner proa a la mar abierta y, al propio tiem- po, moderó la máquina para —aguantándose sobre ella— esperar hasta que aclarase. La mar fue abatiendo ai «Flachat» contra ía costa y, de pronto, e\ oficial de guardia se dio cuenta de que sobre el silbido del látigo de! viento se imponía el sordo trueno de ter rompientes. Entonces ordeno

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Artículo de Juan Antonio Padrón Albornoz, periódico El Día, sección "La isla y los barcos", 1975/08/10

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*La isla los tarcos

EL HUNDIMIENTOEn la madrugada del 16 de febrero de 1898, el trasatlántkfrancés naufragó al pie de los acantilados de Ana$

POR JUAN A. PADRÓN ALBORNOZ

Fondeados ante las gabarras, los «Susú» y «Tenerife» —de Eider Dempster y Marmitón, respectivamente— que intervi-nieron en el rescate y búsqueda de náufragos, respectivamente.

El 16 de febrero dé 1898, iamar batía con furia terriblelas costas de Tenerife. La nie-bla cubr'a con su blanco y opa-co manto toda la quebrada

i orografía insular y, en SantaCruz concretamente, era tanespesa que no se distinguíael sol

los barcos, resguardados alabrigo de! Muelle Sur, eransimples e imprecisas sombras,mientras las panzudas gaba-rras — pesándoles en sus en-trañas e! negro tesoro delCardiff— tensaban con impa-ciencia y peligrosidad las ca-denas en sus fondeaderos,

Las últimas operacionesportuarias habían tenido lugarel día 14, Entonces se hizo aia mar el carbonero inglés«Oaklands» y, rumbo a! Sur,

el señor Medina, había estadoCapeando el temporal y, ante}Q imposibilidad de alcanzar la

costa palmera, viró en redon-do y entró de arribada forzó-

La llegada del ttSusúw

no dejaba de sonar. Con íige-FO ? ooteo y ligero sonar decadenas, dio fondo e! «Susú»y cayó luego a estribor, mo-mento en que con toda clari-

pudo .observ, de eimuelle cercano que, a popa,la bandera inglesa lucía a me

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/En ei varaderofuerte de Alrreídro «Infanta Eulalifondos y, frenteafuera, ía fragatagust» — de bandera rusa — quenataía llegado días antes conuna vía de agua, procedí; '•reparar dicha avería en sucasco.

Como un caballo indómito,con ías dos anclas fondeadas,el c^an velero — al cielo lasflechas de sus tres palos—resistía perfectamente a lamar mientras, en sus cerca-nías, los carboneros ingleses«Fefbndge» e «fnverness» le-vantaban vapor para con lamáquina ayudar a sus anclas.

A media mañana del día 16.comido por la mar, el «Espe-ranza» apareció bruscamenteentre la niebla y, una vez ga-nado el resguardo del Muelle6ur, dio fondo frente a la pla-ya de San Antonio. Su capitán,

s de los tantos>s marinos quea ia mar.

s del mediodía3 febrero, sonóena del «Susti»

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nacho la bianca capa de nieblatraidora que, por momentos,se hacía más y más espesa.

No acortó la marcha el «Su-3'1> ' : • • • = ! , Vr:;¿ ^ :-:'.; C -: l\-:',>.>'^¿^<-

dad de la mar domesticada yremansada del puerto. Conti-nuó a su exigua máxima y,con presentimiento lógico degente de la mar, los pocosque en el Muelle Sur estabanpresintieron algo ifisólito vtriste en el bramido de la si-rena que, como desesperada,

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abrió de la banda, a bogaarrancada , el bote puso proaa «los platillos» — donde hoyse encuentra la Marquesina — ,punto donde ya se había reu-nido un grupo de personas.

Una vez atracado el bote,saltó a tierra don EzequielCrespo que, a su vez, ayudóa hacerlo al capitán Leroy y algrupo que le acompañaba. És-tos eran, al menos de momen-

EN El SINIESTRO PERECIERON11 PERSONAS Y SOLO HUBO24 SUPERVIVIENTES

to, los únicos supervivientesde! vapor francés «Flachat» —de la Compagnie GenéraleTransatlantique— perdido du-rante la madrugada en las cos-tas de Anaga.

El pequeño ' grupo estabacompuesto por el citado ca-pitán; al segundo oficial —quepor cierto traía una imagen dela Virgen, de gran tamaño,abrazado a la cual se habíasalvado—; un pasajero espa-ñol, Manuel Muñoz; cuatro pa-leros; el cocinero; cuatro tri-pulantes de cubierta y el cal-, .-' : ; ' . ' . . .

La triste comitiva se dirigióa la cercana Comandancia deMarina, donde los náufragos

fueron pronta y debidamente«tendidos. La noticia del nau-fragio se extendió rápidamen-te por Santa Cruz y dio a lazona portuaria vida, animaday paradójicamente triste, enlas horas que siguieron al co-nocimiento del hec'ho.

Don Francisco Martínez Vie-ra -—autor del maravilloso «Elantiguo Sar^' Cruz»— recorda-ba con SL* 3 de niño la vi-s'ón de f " • ~ comitiva, enla qiu* figura del^• ' í t ' t r -

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El naufragio del "Flacha!"' ->v;^{;,":.c •,-.c-.:/ ;:

Transatlantique, había estable-cido en 1878 una línea regu-lar que, desde Marsella, s»dirigía a puertos de AméricaCentral y las Antillas, previaescala en Barcelona, Cádiz ySanta Cruz de Tenerife. Endiciembre de dicho año, arribóa nuestro puerto —en viajeinaugural del servicio— el«Ville de Marseille» que, des-pués de embarcar pasajeros yhacer carbón y la aguada, íuedespachado para La Guaira,Colón, St Thomas y La Haba-

. ••••-,El 2 de octubre ae 188Í lle-

gó por vez primera a SaniaCruz de Tenerife el «Flachat»,nuevo mixto que la Transatlan-tique incorporaba a la lineo• . . • ; ' V - V-.

E! «Ftechat» era el antiguo«Akaba» que, para la JamesMarke Wood & Co., de Liver-pool, se construyó en 1880 enlos astilleros de !a M. Pearse& Co., en Stockton on Tess.Era la construcción número

177 de dichas factorías nava-les que, poco antesT^T^-paralos mismos armadores, habíanterminado el «Abana», de lasmismas características.

De 3.000 toneladas y tOOmetros de eslora, el entonces«Akaba» era barco muy de suépoca, con casco de cajas,branque recto y popa de es*pejo y, sobre el casco — finoy marinero — tres palos conaparejo de bergantín goleta.La máquina, una alternativa detriple expansión, le daba los10 nudos entonces casi tradi-cionales.

En el mismoambos vaporesdos' por ja Trara So líneas ¿5-, , ^;-r- <nre

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«Akaba» — rebautizado «Fíachat» — por Santa Cruz de Te-nerife. Ambos fueron barcosdé muy corta vida marinerabajo bandera gala pues, el Í4de noviembre de 1890, el «LeChatelier» — antiguo «Abana*— se perdió por varada en la

'oí Loira cuando navega-ba de Dunkerque a El Havre.

En aquel su último y trágicoviaje, el «Flachat» procedía de

o de 1880,on adquiri-ntique pa-tro Amerí-

En primer término, e! vapor griego «Lauríum», varado e* las cosías <te Greda en 1913. Junto a él, ai barco de soKvamento «Mermes», cuyos btuzos reconocieron en I8SS el casco hundido del «Flachat».—(Reproducciones fotográfica»,

Emilio Hernández).

a ios de Venezuela, Colombia,Costa Rica y Cuba. Llevaba uncargamento completo, entre eJque destacaba un crecido nú-mero de imágenes religiosasconsignadas a puertos centro-americanos.

En la noche del 15 al 16. yaen la recalada a Santa Cruzde Tenerife, el oficial de guar-dia avistó (a luz del faro deAnaga. El temporal estaba ensu apogeo y el »Fiachat», dan-do espectaculares macheta-zos, trabajaba mucho en iamar. Momentos después, ialuz del faro se perdió en la es*pesa niebla y el oficial orde-nó a! timonel poner proa a lamar abierta y, al propio tiem-po, moderó la máquina para—aguantándose sobre ella—esperar hasta que aclarase.

La mar fue abatiendo ai«Flachat» contra ía costa y,de pronto, e\ oficial de guardiase dio cuenta de que sobre elsilbido del látigo de! viento seimponía el sordo trueno de terrompientes. Entonces ordeno

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L "FLACHA!"«avante toda» y metió la caña:':- ,/:/,-: '';,-:.'•.'•;. ;;V :••»•<•£ :...•:•[,. ' : . .. /jarse de la costa. Ei barco,sin arrancada suficiente, tar-daba en obedecer a! timón yla máquina y, en aquellos mo-mentos trágicos, y decisivos»el oficial ordenó fondear las:;bs ^ • • < • : ; - 1 ; - -

El estrépito de éstas al caery el rugido metálico de ias ca-denas al resbalar por íos esco-benes quedó silenciado repen-tinamente por el crujir de lasrocas que desgarraban losfondos del «Flachat».

Los pasajeros, despertado*y alarmados por el ruido delas anclas y el que de los fon-dos rotos llegaba» se reuniu-ron en eí pequeño salón si-tuado bajo eí puente. Alií que-daron a cargo dei segundo ydel médico del barco que, inú-tilmente, trataban de tranqui-lizarlos.

£n la sala de calderas, eímaquinista jefe abrió las vál-vulas de seguridad y el vapor,con ruido atronador, escapó atorrentes por los «mambrús»de la chimenea. Se tratabacon ello de impedir una ex-plosión de ias calderas, yaque en la sala de éstas'au-mentaba por momentos el nivel del agua.

El «Flaohat» comenzó en-tonces una rápida escora aestribor y, antes de que éstatomase caracteres alarmantes,se procedió a arriar los tresbotes de dicha banda que —desgraciadamente— f u e r o ndestrozados por e! oleaje an-tes de que tocasen la super-ficie de ía mar que hervía.

da se comenzó a arriar unode los botes situados a baborV •: -;:.,'• : '^r;:>;yY* ;V'i ""r: vMuñoz, se finalizó la tareanuando ya el día aclarabaApenas se había abierto el bote de la banda, medio centenar de personas se lanzó almar con intención de aleanzarlo pero, por desgracia, só-lo los pocos que encontró eí«Susú» lograron su propósito.Otros permanecieron a bordomientras, arrastrado por la resaca, e! bote trataba de ale-jarse de la costa con los po-cos remos de que disponía.

Lleno de agua, incapaz degobernar, el bote quedó luegoa la deriva hasta que ei «Susu» —que regresaba a Garachico— lo avistó y puso proati e,:

Una vez a salvo los náufra-gos, el capitán Crespo —en-terado de que en el «Fiachat» habían quedado otrascuarenta personas, viró enredondo y, acercándose peli-grosamente a la costa, co-menzó una laboriosa busque-de que duró varias horas.

Por fin pudo avistar la cmmenea que, con los palos trin-quete y mesana, surgía, en suplica muda y terrible, al píamismo del acantilado y de en-tre un pavoroso hervor de es-pumas.

El casco y la superestructu-ra del «Fiac'hat» estaban com-;>:T;':;.•;-"• tu t/'J^i^v: ' }i&.

continuo .golpear despiadadode las olas. En 5a costa, tam-bién maltratada por el furio-so temporal, no había señalesde supervivientes y, ante ello,

no de ella, pero sí tres cadá-veres que, en un bote, fueronenviados a Santa Cruz.

: . • " • y,/,;,:..,, :,; • -.oc;.,;-;,i egresó el día 18, a las tresde la tarde, con siete de losnáufragos recogidos en Ana-ga. Los dos restantes, ma1-heridos, fueron desembarca-dos en Igueste de San An-drés, desde donde, por tie-rra, fueron trasladados a estacapital.

El Ayuntamiento de SantaCruz de Tenerife organizó so-lemnes honras fúnebres en íaParroquia Matriz de la Con-cepción, & las que asistierontodas las autoridades, civilesy militares, cuerpo ^consularacreditado en la capitaí y nu-merosas representacionesfieles.

El día 20 llegó al puertoríe esta capital el barco desalvamento «Hermes», de ban-dera sueca, en e! que embarcó Mr. Hugh Hamilton —re-presentante del Utoyd en Ca-riarías— para proceder a unadetenida inspección del barcoy su cargamento.

Un buzo del «Hermes» re-conoció el casco del «Fla-chat» a lo largo de toda laeslora y el informe fue queestaba partido en varios pun-tos, y que sólo la parte cen-tral se mantenía adrizada. Porsu parte, el «Susú» procedíaa! salvamento de la carga queflotaba, en especial barricasde vino de Málaga que el des-graciado mixto francés lleva-ba en cubierta con destino aLs Guaira.

El día 24, los supervivien-

• • • ' . . . ::: ' :A :,:/•.>•

El 16 de marzo arribó aSanta Cruz el trasatlántico«Fourue-U, también de la Corn-pagnie Genérale Transatlanti-que, cuya tripulación —con elcónsul y su capitán al frente— se dirigió al Cementerio deSan Rafael y San Roque paracolocar unas coronas de flo-res en las tumbas de suscompañeros.

Al día siguiente, las auto-ridades de Marina comunicaron la aparición de otros ca-dáveres en Anaga. Estos apa-recían tan destrozados por laacción de 1a mar contra lasrocas que no fueron traslada-dos a Santa Cruz, y allí se íesdio cristiana sepultura.

Ya Santa Cruz comenzaba aolvidar ía tragedia del «Fla-chat» cuando la fragata rusa«Matts August» fue protago-nista de otro suceso marine-ro. Picando continuamente iasbombas, el capitán trataba dereparar la avería para, luego,hacerse de nuevo a la velacon rumbo a Ciudad del Qa-bo, puerto para ei que con-ducía un cargamento de car-bón Candiff,

El 20 de marzo, por razonesdesconocidas, el capitán Ha-metoja fue encontrado ahor-cado en su camarote, -lo cualprodujo el lógico revuelo y co-mentarios en el mundillo por-tuario local.

El 21 de julio y en e>! Con-sulado de Francia, se proce-dió a entregar sendas meda-llas, enviadas expresamentepor la Compagnie Transatlan

El «Flachat», de la Compagnie Genérale Transatlanttque, perdido en las costas de Anaga el 16 de febrero de 1398,según un dibujo a pluma publicado en un periódico inglés de la época.

Con un crujido terrible, laproa se separó dei resto delbarco y desapareció bajo tesolas. A las 2 de la madruga

forzando la méquma y arro-jando nubes de humo negro,el «Susú» puso proa a SantaCruz.

Náufragos y restosUna vez desembarcó los.

náufragos recogidos y despa-chadas las primeras y rápidasdiligencias, &\ «Susú» —acom-pañado por el «Tenerife», dela firma Hamilton y Companía— se hizo de nuevo a lamar rumbo a las costas deAnaga.

Durante la tarde y toda lanoohe, ambos vapores volte-jearon por la zona a la bús-queda de náufragos. Pocedespués de que sus estampas marineras quedaron borradas por te niebla, te cerra-ión se Mío más densa, peroa pesar de las enormes difi-cultades para temar «rf puer-to, entraron tos vapores «Con-go», «feuenos Air»»», «\ftHeée Hosark»» y «Vtertí y Cíavfjo».

El eónsuJ general de Fran-i»6 en esta capital, MJ4. le-0bq» él rigió ese «NWTK) díatm comunicado a la prens*

m & ^fe* e.sinceridad, áab& fets más

(e

ciudad por sus desvelos ypronta ayuda p -estada.

Horas más tarde comenzó acircular ei rumor de que ha-bían aparecido más náufragosy que estos estaban siendoatendidos por los pescadoresque habitaban en las zonascercanas al lugar del sinies-tro.

Por la tarde, en una falúasalió el alcaide de Santa Cruz,sflfror Schwartz, acompañadopor el doctor den Diego Gtu-gou y el farmacéutico donEmilio Serra. Los rumores re-sultaron ctertos, y en Anaga«encontraron a nueve náufra-go» que, con riesgo de su vi-da, había salvado de la playade Qsma GÁ pescador Andrés*jb?eu González. Dos de los"escalados se encontraban enQrsvs* estado y, después decurar sus heridas y atender-

eapedióón prosiguiójsqiJ6«te de ana pasajera—se etecía — había »ícan-fe casta *ofl *e$ f¿*ra»s

No ae

• • - c; - ••:;..-,: •••••••-'••:• ^ • . • - • • - . :.:•-• - -.. v : v ; myr> -,>:\c::- ^70;':; ^' ' ;/; :.; rr-:.!.., rr:s^;v '.y: •••.,;. . ; • - < ; : • : .u! cónsul de Francia. En ellasolicitaban que fuese ei in-térprete ante el pueblo deSanta Cruz del profundo agra-decimiento de todos. Anadianen la misiva" que eternamenteconservarían en sus corazo-nes e! recuerdo de ia ciudad,Santa Cruz de Tenerife, «ad-mirable por su abnegación»

Con el «Vauban» aún a lavista, eí Semáforo de Anagaseñaló que varios cadáveres

' i ••:•''••• ., - :yyyyy :aquella costa y que ú&\ «F-la-chat» ya sólo asomaba la' chi-menea y el palo mayor.

El mismo día, eí periódicou> • . : - / . • '. •, '^,^ ^ . . ' •que la imagen abrazada a íacual se había sa!lvado el fm~efundo oficiatl, "uese colocadaf»n una erm-ita de Tagarnina,romo efectivamente luego sehizo.

El 8 de marzo se subasta-ron íos restos del «Flachat»^n e! Consulado de Franc^ enSanta Cruz de Tenerife y, por3.030 pesetas, fueron adjudi-taclos a tes señores Fernán-4ez del Castigo. Ai día si-furente «parecieron más ca-dáveres en b eosta y, . ees-pues ée las oportunas inter-venciones de ias autoridaées

s, recibieron sepi tu-

tique, a don Ezequiel Crespoy r :" ;. ' ;:•:.: • . .. : --,;,:•'; • /.'•',panario, así galardonados porsu valeroso comportamientoen la memorable y triste fe-cha del hundimiento del «Fla-chat». Todos los tripulantesael «Susú» recibieron un ar-tístico diploma, en pergamino,así come una gratificación enrnetálico por parte de te na-viera gala.

Poco a poco, el tiempo fuecicatrizando er, Santa Cruz laherida profunda de la trage-dia y-, el 3 de septiembre, lle-gó el barco de salvamento«Promps» —de banoera ingle-sa— con te misión de reco-nocer nuevamente los restosdel hundido mercante y, trasrealizar ia misión asignada,se hizo a ia mar unos díasmás tarde.

El 17 de octubre de'1899, ef«Susú» arrió *u bandera in-glesa e izó la española y, aimismo tiempo, cambió su rw>mbre por ei sonoro de «Guan-che» y la matrícula londinensepar La de Sartta Cruz de Te-pe rife.

Han pasado tos años, peroaún se recuerda en toda" latela e! más trágico naufragioocurrido ©n sus costas, aque!que —en «na noche triste delorfüerrt»— eausó k¿ muertaéa 43 pasajeros y 34 tripulan-tes del «FJaa&at».

Las figuráisde ceniza

: :

Nochebuena. En casa de donCecilio se habían reunido losmaestros de los pueblos veci-nos. Se habían acelerado lostrabajos y en todas ias salasde Bediesta, ocupando los lu-gares principales, íos sitiosde las consolas de caoba conlos relojes atrasados y sono-ros, los retratos de ios abuelosy las urnas de crista! con fossantitos, los candidatos al Be-lén Ideal esperaban su turnode visita. En los comedoresse había dispuesto el agasajo:tortas, dulces» pan de mante-ca y las botellas de mistelapara invitar e ios vecinos.

los niños que habían traba-jado miraban con satisfacciónsus obras: los otros» tes labo-res de Felipe Hidalgo o de Mi-mito para acostumbrarse a lapaternidad que tendrían quedemostrar ante e! Jurado. To-dos los padres, absolutamentetodos» sonreían satisfechos.

Demasiado alto para suedad, no podía Jugar con losniños de ia escuela; tampocoíos grandes lo admitían en sugrupo. Mateo pasaba entreunos y otros con su timidez,sus largas piernas saltamon-tes, ía cabeza minúscula, losojos inquietos y brillantes quese colaban por los agujerosde ias cosas y miraban su in-terior, como eí aparato de donRafaelito el médico. Sólo cuan-do dibujaba y tallaba se sentíabien. Le llegaban a las manoscallosas todo lo que la tarta-mudez había encerrado y loexpresaba entre línea y línea,entre trazo y trazo, ai dócilcorcino que iba adquiriendo laforma deseada a un ritmo má-gico. En sus dibujos y figuraslatía el alma que el aislamien-to y su defecto físico le habíanimpedido mostrar a los de-más. Andrés vivía solo desdeque murió su abuela; hacíamandados y eomía en casa deLa Garafíana con los cuatro:.-^r.r£.' .3 f:-••-.: :;:u:::vv •; • , . . . . - • ,:

' • ' • ' • ; . : . ^ I.:; ' • ' : ' •:. : :de la zapatería, los libros vie-jos y los dibujos que llenabanlas paredes, con las figuritasque se repartían ordenadaspor las esquinas.

A las seis de la tarde co-menzó e! recorrido del Jurado.Visitaron en prhner Jugar lacasa parroquial. El sobrino de?cura presentaba un nacimien-to original, hecho con bote-llas. La Virgen, un cascoblanco, recogía sus manos depapel en e i regazo, un SanJosé de alborotada cabellerade lino custodiaba a la Señoray aí Becién Nacido; un frascode penicilina con toe ojillospintados cerca de te tapa delata brillante, su aureola. Losmaestros tomaron sus notasy una copa de anís. Continua-ron su trabajo.

Los chicos esperaban enias puertas y corrían a! ver alos jurados, serios y circuns-pectos, dirigirse a sus casas.Detrás, todo el pueblo comen-taba y comentaba.

Ei alcalde les di-o te btenvenída en «1 patio. Conversabancuando un grito se clavó enlos oídos de la gente:

—ilfuegooof!Al momento sonaron tes

campanas insistentes y todoscorrieron sin sentido por tescallejas.

—i Es en la zapatería!Cuando Regaron, tes ftamas

salían por ¡as ventanas del pH-so alto. Atgu4en pregunté porftéafeo, pero en b confusión yel miedo nadie se preocupabamucho de nadie. Don leo, elalcaide, mandó a las mujeresa tes tesas a buscar todos tostoldes y cazudas y se tararáana hilera doble baste teCharca de Miguel Conejo. Por

llenos de agua; por la otra»con toda rapidez, volvían va-cíos hasta el estanque. Todoe! pueblo colaboraba. Loshombres jóvenes llevaron es-caleras de labor que apoyaronen ias 3^:z^/;::— &£r?¿£a'¿, J>>rante tres horas reinó una ac-tividad febril.

Cuando vino le Guardia Ci-vil de 1a ciudad sólo ardíanunos fardos en eí trastero ylos hombres los apagaban di-;; is';i;:,;:..:v ••r,:;^. &?.•:':•. '•• :::,-

pocos minutos comentaban lasmisteriosas causas de! incen-dio.

Don Cedlío, empujando aios curiosos, llegó hasta tepuerta de le lonja; luego llamóa los otros jurados. Sobre unamesa, herida por e! fuego, sepodía distinguir un Belén gris," '

. . . .el portal tenían el raro equili-brio de la ingravidez y e! Ni-ño una sonrisa dulce y abier-ta; te Virgen y San José mira-ban más aiié <Jé? tes cosas yun camino de piedras llevabahasta e! portal a una legiónde pastores cojos, ciegos, jí-bosos, mancos; por UB puentejaponés, los Revés, jinetes decaballos de ceniza, llevabansus magníficas ofrendas y uneescuadra de tamborileros mar-caba el paso dei silencio. Yestaban las zagalas en te fuen-w y Ir; ¿5 p£;;ca;. •;-:.$ b&'.í¿- " r>;torno a te hoguera, un ascuamilagrosamente encendida en-Iré ííí'S -.;;i;c;-í; / - -:;v<;;ó, £•/.£(• : :

maravilla, todo el jurado pro-nunció una exclamación entu-siasta; vibraron las figuras yuna nube gris recorrió la ha-bitación. Todo quedó reduci-do a un montón de cenizas.Cuando pudieron hablar decla-mirn: &:;s ^'myl, -y. •-, ?.&.?;; ¿-¿téun segundo, era el Belénideal. La gente se agolpaba enlas puertas para ver y regresa-"•.v ;-- :v:/^.:,;r;v ;*,-;:; .:.• ' ,.:•.• • ' : ,: )-ton de polvo. A Mateo lo en-contraron debajo de un arma-rio del que había .pretendidosacar los libros viejos

los jurados hablaron de lamaravilla rota y ía gente dis-cutía te propiedad de los bal-

€sta mañana fue el entierrode Mateo. Todos ios chicosnos reunimos detente de te ca-sa quemada y los más Gran-des llevaron el cajón blancopor tes asas de metal. Detenteiba eí cura y los monaguillosque aún vestían ias lujosasropas de Pascua. La Garafíanapagó todos los gastos y elpueblo se vistió- de domingopara llevar al zapaterito hastaeí cementerio y Juego comere! pollo y los dulces caseros.Los maestros se quisieron que-dar y rpdeaban a don Cecilioque. lloraba sin vergüenza. Elcura dijo unas cosas y luegotodos cogimos un puñado de;...;

Todas ias Navidades meacue-do de Mateo, quizá por-que aquei día, ai regresar delcementerio, rne fijé que e! cie-lo tenía eí Manto de fa Vir-gen, ese color rojo que saleen tes tardes de verano, qui-zá porque e! Níík> Jesús, alque besamos ei pte antes dete procesión, tenía los ojostristes,

Todavía, sí vais a Sedfesta,os hablarán de 133 figuras deceniz© que sólo duraron unsegundo, el tiempo de anaexclamación.

L*ís ORTEGA

•afila Cruz ae teftórm, t97C