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EL JUZGADOR: EJE DEL CAMBIO EN EL NUEVO PROCESO PENAL * Celia Blanco Escandón** 1. Introducción La puesta en vigencia del las reformas procesales que en materia penal se llevaron a cabo para el estado de Nuevo León, y más recientemente, las diversas iniciativas de reforma que se están promoviendo en estados como Chihuahua, Oaxaca, Jalisco, y Ta- maulipas, evidencian un paso más dentro del proceso, en nuestra opinión, indeteniblc de la reforma que en materia judicial requiere nuestro país. Reflexionar sobre la influencia de estas reformas dentro de la Justicia Mexicana es tender un puente comunicador entre el pasado y el presente. Es vital asimismo abordar los principios y garantías procesales consagrados y defendidos a través de las normas básicas de las nuevas propuestas, abor- dando los cambios procesales e inclusive los cambios constitucionales que en el poder Judicial y el sistema de justicia se producen a partir de las modificaciones planteadas" Un elemento que merece particular atención es el papel del juez en este nuevo proceso. 11. Los tribunales: el rol del nuevo juez penal Dentro del nuevo sistema penal acusatorio, los jueces son los garantes y responsables de inspeccionar que las actuaciones que se realicen dentro del proceso de investigación por parte de la Policía y la Fiscalía, las cuales afecten los derechos de las personas investiga- das, se lleven a cabo dentro del marco de legalidad. Esta función se denomina control de garantías. Por otra parte, los jueces llamados de conocimiento son los responsables de determinar en un fallo, la culpabilidad ° inocencia del indiciado, teniendo en cuenta exclusivamente las pruebas presentadas o practicadas en el mismo juicio por la Defensa y la Fiscalía . El documento fuc realizado dentro de las adividaJcs de trabajo del Doctorado en Derecho por investigaCIón en ellnstitu(() de Investigaciones Jurídicas de la l"NA"'J. •• AcadémIca de tiempo completo del Departamento de Derecho de la UnIversIdad [heroamerlcana. CIudad de Mc>.\co Profesora tItular de Derecho Penal y Derecho Procesal Penal DIrectora del Programa para la Reforma de [a PriSIón Preven- tiva en México Open Society túr Justice [nitiative 287 www.juridicas.unam.mx Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM www.bibliojuridica.org DR © 2006, Universidad Iberoamericana

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EL JUZGADOR: EJE DEL CAMBIO EN EL NUEVO PROCESO PENAL *

Celia Blanco Escandón**

1. Introducción

La puesta en vigencia del las reformas procesales que en materia penal se llevaron a cabo para el estado de Nuevo León, y más recientemente, las diversas iniciativas de reforma que se están promoviendo en estados como Chihuahua, Oaxaca, Jalisco, y Ta­maulipas, evidencian un paso más dentro del proceso, en nuestra opinión, indeteniblc de la reforma que en materia judicial requiere nuestro país. Reflexionar sobre la influencia de estas reformas dentro de la Justicia Mexicana es tender un puente comunicador entre el pasado y el presente. Es vital asimismo abordar los principios y garantías procesales consagrados y defendidos a través de las normas básicas de las nuevas propuestas, abor­dando los cambios procesales e inclusive los cambios constitucionales que en el poder Judicial y el sistema de justicia se producen a partir de las modificaciones planteadas" Un elemento que merece particular atención es el papel del juez en este nuevo proceso.

11. Los tribunales: el rol del nuevo juez penal

Dentro del nuevo sistema penal acusatorio, los jueces son los garantes y responsables de inspeccionar que las actuaciones que se realicen dentro del proceso de investigación por parte de la Policía y la Fiscalía, las cuales afecten los derechos de las personas investiga­das, se lleven a cabo dentro del marco de legalidad. Esta función se denomina control de garantías. Por otra parte, los jueces llamados de conocimiento son los responsables de determinar en un fallo, la culpabilidad ° inocencia del indiciado, teniendo en cuenta exclusivamente las pruebas presentadas o practicadas en el mismo juicio por la Defensa y la Fiscalía .

• El documento fuc realizado dentro de las adividaJcs de trabajo del Doctorado en Derecho por investigaCIón en ellnstitu(() de Investigaciones Jurídicas de la l"NA"'J.

•• AcadémIca de tiempo completo del Departamento de Derecho de la UnIversIdad [heroamerlcana. CIudad de Mc>.\co Profesora tItular de Derecho Penal y Derecho Procesal Penal DIrectora del Programa para la Reforma de [a PriSIón Preven­tiva en México Open Society túr Justice [nitiative

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www.juridicas.unam.mxEsta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM

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Aparece en un momento posterior, la figura del juez de vigilancia cuya misión es la de resguardar y velar por la adecuada ejecución de sanciones.

Asimismo, las audiencias realizadas dentro del proceso penal son de carácter públi­co y pueden ser observadas, en principio, por cualquier persona. Esto ayuda a legitimar el sistema de administración de justicia en materia penal y recupera la credibilidad en el sistema judicial.

Losjueces:

El juez es la máxima autoridad y asume un papel activo desde el inicio del proceso. A él tendrán que recurrir el fiscal y el defensor. Los jueces asumirán el papel de jueces de control de garantías, jueces de conocimiento o jueces de vigilancia.

Se fortalece la figura del juez a través de Su desempefio en audiencias públicas, y se limita el ejercicio de sus funciones para evitar que funja como juez y parte.

• Juez de garantías: El juez de control interviene en la etapa previa al juicio oral para resguardar derechos fundamentales de los imputados y de las víctimas. In­terviene a petición de parte.

El fiscal puede solicitar al juez de garantías autorización para realizar accio­nes que mermen derechos del imputado: detener o aprehender, allanar, interve­nir comunicaciones, etc.

La defensa puede solicitar al juez de garantías que intervenga cuando se pre­senten acciones que limiten el derecho de su defendido a una adecuada defensa o cuando se desconozcan sus derechos fundamentales.

El juez de garantías también desempeña labores de preparación del juicio oral. Realiza su labor en audiencias públicas con los intervinientes presentes.

• Juez de conocimiento o juez del juicio oral: El juez de conocimiento inicia su labor en la audiencia de acusación y dirige el juicio oral. El juez de causa o de conocimiento es quien debe resolver sobre la culpabilidad del imputado. En al­gunos casos funciona como tribunal colegiado que se integra por tres jueces, uno de los cuales funciona como presidente.

• Juez de vigilancia o juez de ejecución de sentencias: Este juzgador resuelve problemas relativos a la ejecución de las penas impuestas mediante sentencia condenatoria. Limita y controla abusos; garantiza la protección de los derechos de reos y otros condenados; revisa la reducción de sentencias, y vigila la correc­ta aplicación de las medidas impuestas.

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111. Juez de garantía: rol y justificación

Se confiere a un tribunal unipersonal - denominado Juez de Control de la Instrucción o Juez de Garantía- la labor de decidir sobre la procedencia de todas aquellas inter\'en­ciones del sistema de enjuiciamiento penal en los derechos básicos de todo ciudadano, tanto respecto a aquellas derivadas de la investigación, como de aquellas medidas caute­lares que se recaben respecto del imputado. En definitiva, el Juez de Garantía es un ter­cero que no investiga y, por ende, está en una posición que le pennite evaluar en forma imparcial la labor del Ministerio Público y la de los funcionarios policiales. Así la tase de investigación se "judicializa" en cuanto a su control, se evitan abusos y se presta pronto auxilio a los imputados ante los eventuales excesos o desequilibrios que se pudie­ren producir.

Además, este tribunal tiene otras competencias, tales como dictar sentencia en el llamado "procedimiento abreviado" y preparar el juicio oral.

Las funciones básicas del Juez de Garantía son:

a) Asegurar los derechos del imputado y demás intervinientes en el proceso penal; b) Dirigir personalmente las audiencias que procedan; c) Dictar sentencia -cuando corresponda-~ en el procedimiento abreviado; d) Conocer y fallar las faltas penales de confonnidad con el procedimiento conte­

nido en la ley procesal penal.

Debemos recordar, además, la labor fundamental que se le encomienda en el nuevo proceso, al señalar que toda actuación del procedimiento que privare al imputado o a un tercero del ejercicio de derechos fundamentales, o lo restringiere o perturbare, requerirá de autorización judicial previa. En consecucncia, cuando una diligencia de investigación pudiere producir alguno de tales efectos, el fiscal deberá solicitar previamente autoriza­ción al juez de garantía.

Otra función muy importante del juez de garantía es que en cualquier etapa del pro­cedimiento en que el juez de garantía estime que el imputado no está en condiciones de ejcrcer los derechos que le otorgan las garantías judiciales consagradas en la Constitu­ción Política, en las leyes o en los tratados internacionales ratificados por el país corres­pondiente, y que se encuentren vigentes. adoptará las medidas necesarias para permitir dicho ejercicio.

En cuanto a la fonna como cumple sus funciones, es decir, como adopta su resolu­ciones, la regla general es que el Juez de Garantía resuelva en audiencias en las que se debaten las cuestiones pertinentes, con participación de todos los intervinientes.

Las principales audiencias en las que deben intervenir un Juez de Garantía son:

i ) Audiencia para declaración judicial del imputado; ii) Audiencia para examinar la legalidad de la privación de libertad de una persona; ¡ii) Audiencia de formalización de la investigación;

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iv) Audiencia para decidir sobre medidas cautelares personales; v ) Audiencia para disponer medidas de protección a los testigos;

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vi) Audiencia para resolver sobre límites al secreto de piezas o diligencias de la investigación;

vii) Audiencia para resolver la suspensión condicional del procedimiento; viii) Audiencia para aprobación de acuerdos reparatorios; ix) Audiencia para resolver sobre el sobreseimiento; x ) Audiencia de preparación del Juicio Oral.

No obstante la regla general expuesta, en ciertos casos excepcionales el Juez de Ga­rantía cumplirá su función sin la realización de una audiencia o en una audiencia sin presencia de todos los intervinientes.

IV. Juez de conocimiento o tribunales de juicio oral en lo penal

Éste es juez unipersonal, o bien, el tribunal colegiado del juicio oral ----que se compone generalmente por tres jueces- cuyas funciones principales son:

a) Conocer y juzgar las causas por crimen o simple delito, salvo aquellas relativas a simples delitos cuyo conocimiento y fallo corresponda a un juez de garantía;

b) Resolver, en su caso, sobre la libertad o prisión preventiva de los acusados puestos a su disposición;

c) Resolver todos los incidentes que se promuevan durante el juicio oral (por ejemplo: sobre prueba no solicitada oportunamente), y

d) Conocer y resolver los demás asuntos que la ley procesal penal les encomiende.

V. El juez de ejecución

El Juez de Ejecución Penal obedece al principio de Judicialización o jurisdiccionalidad de la Ejecución Penal. Este principio significa que todas aquellas decisiones de la etapa en comento que impliquen una modificación de las condiciones cualitativas de cumplimiento de la pena impuesta, por ejemplo, el tipo de establecimiento en el que cumplirá su con­dena, la ubicación del interno una vez calificado por el organismo criminológico, la apli­cación de sanciones disciplinarias que importen privaciones de derechos, avances y retrocesos en el régimen progresivo, obtención de derechos penitenciarios, salidas transito­rias, semilibertad, libertad condicional, alternativas para situaciones especiales, etc., deben ser decididas y/o controladas por un juez dentro de un proceso en el que se respeten las garantías propias del procedimiento pena1. Esto implica una extensión del ámbito de actua­ción del derecho procesal penal a la etapa de ejecución de sentencias.

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Esta figura del Juez de Ejecución de Penas l surge ante la necesidad de mantener un control de legalidad dentro de la administración penitenciaria. El Juez de Ejecución Penal tiene funciones de vigilancia, decisorias y consultivas, y es el encargado de la ejecución de las penas y medidas de seguridad de acuerdo al principio de legalidad y del control de la actividad penitenciaria, garantizando los derechos de los internos y corri­giendo los abusos y desviaciones que puedan producirse por parte de la Administración Penitenciaria. Estos jueces también verán la aplicación de las sanciones de carácter dis­ciplinarias en las instituciones carcelarias, además de detenninar mediante resolución la decisión de que cese una libertad condicional, se rebaje una pena o cese una condena o una medida de seguridad.

Funciones del Juez de Ejecución

Dc manera general, el Juez de Ejecución Penal tiene las siguientes funciones:

• V ciar por el cumplimiento de las penas y medidas impuestas mediante senten­cia en finne.

• Garantiza el cumplimiento de las nonnas constitucionales, tratados internacio­nales y los derechos de aquellas personas que se encuentren bajo la jurisdicción penitenciaria.

• V ciar por las situaciones que afecten los derechos y libertades fundamentales de los presos y condenados.

• Le corresponde al tribunal de ejecución computar y detenninar con exactitud la fecha en que finaliza la condena y la fecha a partir del cual el sentenciado pue­de aspirar para el beneficio de la libertad condicional.

• Regular todo lo referente a los beneficios penitenciarios como rebajas de penas, libertad condicional, redención de la pena por el trabajo y el estudio y extinción de la pena.

• Detenninación del lugar y condiciones en que se deba cumplir la pena y medi­das de seguridad impuestas.

Dicho de otra fonna, al Juez de Ejecución Penal le corresponde:

a) Conocer y resolver sobre las salidas transitorias, la semi libertad, la libertad condi­cional, las alternativas especiales de prisión, resolver peticiones y quejas que afecten los derechos fundamentales de los internos en relación al régimen y al tratamiento;

b) Resolver recursos de apelación sobre la aplicación de sanciones disciplinarias a internos y sobre las clasifícaciones penitenciarias de conducta, y

c) Tener conocimiento y vigilar la utilización de medidas de sujeción y de trasla­dos de reclusos dentro del ámbito fisico de la Administración Penitenciaria.

I Al Juez de Ejecución de Penas también se le conoce como Juez de Aplicación de Penas o Juel de Vigilancia Penitenciaria

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En el ámbito judicial resulta pertinente por diversas razones que el control jurisdic­cional de la ejecución penal lo efectúe un órgano especializado distinto del tribunal de mérito o juez de conocimiento; desde la distribución de trabajo que implicará el alivio a tareas impuestas al juzgador hasta cuestiones como la imparcialidad y objetividad del juez que vigila la ejecución al no haber sido responsable del juicio, no tener conocimien­to previo del caso ni de las características del autor en relación al delito2

.

VI. El proceso de cambio

Uno de los temas más complejos, que define y orienta la procedencia y el rumbo de un proceso de cambio, es encontrar, dentro de la multiplicidad de razones que lo justifican, una esencial, prioritaria, de mayor significación y que pueda incluso considerarse el eje o epicentro del problema. Cuando se revisa la historia pasada y la presente del sistema de administración de justicia penal en México, vemos, sin lugar a dudas, que un elemen­to central lo constituye la figura del juez.

Ha sido el sistema preponderantemente inquisitivo operante en nuestro país, el que -en nuestra opinión- se ha encargado de atrofiar y desvirtuar la imagen de los juzga­dores, al incorporar en sus conductas jurisdiccionales un sustento de arbitrariedad, par­cialidad y autoritarismo. No pretendemos desde luego desacreditar a los jueces meyjcanos, por el contrario, estamos convencidos de que en nuestro país contamos con excelentes jueces, desde aquellos que con decoro ocupan un sitio en la Suprema Corte de Justicia de la N3ción, hasta los jueces de primera instancia del fuero común en cada rincón del país. Intentar adjudicar el peso de los errores y desaciertos del sistema vigente a los juzgadores resulta por demás equivocado; pretender imputar a los administradores de justicia todos los daños del deterioro de las instituciones y de nuestro sistema jurídico es simplemente injusto.

La actividad jurisdiccional queda regulada por lo establecido en la Constitución Po­litica en el Titulo Tercero, Capitulo IV articulos 94 a 107 sobre el Poder Judicial. De estos principios de sujeción nonnativa de rango constitucional se desprende la facultad jurisdiccional que tienen asignada los jueces. Pero esta facultad está enmarcada dentro del supuesto de fundamental relevancia que también el sistema de administración de justicia exige de los juzgadores: la imparcialidad, que tiene soporte universal, acogido por México, fundamentalmente a partir de lo establecido en el articulo 8 de la Conven­ción Americana de los Derechos Humanos:

2 Véase: Guillamóndegui, Luis RaúL Los Principios rectore.l· de la Ejecución Penul. Sil recepción en fa jurisprudencia de /a Provincia de Ca/aman·a. Revista La Ley Noroeste, Año R, Número 5, Junio de 2004. Buenos Aires, 2004.

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El juzgador: eje del cambio en el nuevo proceso penal

(Suscrita en San Jose de ('osta Rica ell:: de I/oviemhre de 1 (,i6Y, en fu ('onjerencia E\peciali::.ada 1n­

fertlmericana sohre f)erech()s Huma/l()s)

Artículo 8. Garantía.'\ Judiciales

l. Toda per.\'ona liene derecho a ser oída. con las dehidas garantías y delllm de ul/plazo n/20-

nah/c, por unjuc::. () trihunal competente. independn'nte e imparcial. estahlecido COI/ anlerio­

ridad por la In', en la susftll/cúlcuin de cualquier (/cu.\'tIeilÍn penal /iJ/'/Il11lada contru ella, (J

pam la delermil/ucilÍn de .1/1.1 derech(J.\' t· obligaciones de ordcn cil'iI, lahora/ . .fiscal o de

cualquier olro carácter.

2, Toda per.lona inclllpwla de delito tielle derecho (/ I¡l/e se presuma.\'/I inocencia mientra.\' nu

se e.\lahll!Zc(/ legalmellle SI[ culpahilidad. f)l/ranle cl¡¡roce,l'o, toda per.\ona tiene derecho, 1'11

!,lclII.l iKllaldLlíI. u la.\' sigllielltl',1 ganmtías miniml/.I

(l. derecho del i/lculpado de ser dsislido gratuitamcnle pur ('{Iraduelor I! illh;rllret(', ,Ii no

comprende o l/O habla el idio/1/a del juzgado o Irihunal;

h. comunicacú¡n pren'a y detallada a/ inculpado de tu aClIsaci(J/Ijol"/1/ulada;

('. COf/( 'esiún al inculpado del tiempo y de los medios adet 'liados para la preparaciól/ de su dejensa:

d derecho del inclllpado de dejÍ!nderse personalmente o de .Ie/" asistido por 11/1 dej"ensor de

1'11 dec('ÍlÍn r de ("OJf1l/fl/earse lihre,' privadamenle con .1/1 dej¿'/l.I'or;

e derecho irrenunciable de ser asistido por IIn deje/lsor pr0f!0rcionado por el t:.I'ta¡jo, rc­

mUl/erado o no según fa legislaCión mtenw. si el il/culpado no se dejúl/Jiere f!0I sí mi.l­

fIJO ni 110mhrare delel1so/' dentro del phco establecido por 1(/ h')':

/ derecho de la deji.'l1sa de interrogar a 10,1' /estigos presentes ('1/ ¡¡llrihulla! y de ohtener 1<1

COIII!HII"('('('IICIa. COIIIO lt'ltigol' 1) peritos. de otrus perSOllllS que puedan arrojar lu:: I'Obn

{os hú'hos:

g derecho (j 110 I'é'r ohligado (/ dec!arur cOl1tra sí mismo /li (/ declarar.l'é' clIlpahlc, .1'

h. derecho de recurrir del jaflo lIn!ejlle::. o Irihullal sl/pajor.

3 La cOl1j¿'sir¡n det inculpado SO{WIlCn!C C.I" ",jlida I'i cs hecha sil1 ('oaccián de l1in,l,'1l//(/ l1atllmlc::a

4. FI inculfiado ah.\'IIe{/o por 11//0 sen/encía jirme 110 podrá ser sometido a I/I/CIl() juicio pOI" jo.\'

mismos hecho.\'

5 tJ !¡roceso pel1al dehe ser púhlit'o. I'a/vo 1'1/ 111 que seu I/ecesario para preservar lo.\' imerese,1

de la juslicia.

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y de la cual se deduce la orientación acogida en códigos procesales latinoameri­canos que han adoptado el modelo acusatorio al establecer que "Nadie podrá ser con­denado sin juicio previo, oral y público, realizado sin dilaciones indebidas, ante un juez imparcial. .. "~

De estos criterios se desprende que a los jueces bajo el nuevo esquema se les exigen condiciones excepcionales para el ejercicio de la judicatura y es, probablemente, el crite­rio de la imparcialidad el que con mayor vigor se reclama a los juzgadores al constituir

3 A manera de eJcmplo. sc utiluó el tc~to del ¡ll1Í!;ulo ~ dd Cúdigo Org;jnico l'mces<ll de VeneLuela

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la máxima de mayor garantía que las partes en una controversia penal reclaman. De allí que tanto las nuevas legislaciones estatales en la materia, las iniciativas de ley y las pro­puestas de reforma que han ido apareciendo en nuestro país incorporan todas el principio de la defensa e igualdad entre las partes, mediante el cual corresponde a los jueces ga­rantizar ese derecho a la defensa, sin preferencias, privilegios ni desigualdades. Esta imparcialidad no es otra cosa que sustentar el criterio de que el juez no es parte en el proceso sino un tercero frente al derecho de las partes, y que este aspecto debe convertir­se en una garantía formal del ciudadano que acude ante el órgano jurisdiccional para solicitar justicia.

Al respecto, conviene citar las siguientes opiniones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre la vinculación debido proceso ----derecho a defensa. Así, en la Opinión Consultiva oc-16/99 del primero de octubre de 1999, "El derecho a la infonna­ción sobre la asistencia consular en el marco de las garantías del debido proceso legal", solicitada por México, se puede leer:

"117. En opinión de esta Corte, para que exista 'debido proceso legal' es preciso que unjusticiable pueda

hacer valer sus derechos y defender sus intereses en fonna efectiva y en condiciones de igualdad procesal

con otros justiciables. Al efecto, es útil recordar que el proceso es un medio para asegurar, en la mayor

medida posible, la solución justa de una controversia. A ese fin atiende el conjunto de actos de diversas

caracteristicas genernhnente reunidos bajo el concepto de debido proceso legal..."

"118. En este orden de consideraciones, la Corte ha dicho que los requisitos que deben ser obser­

vados en las instancias procesales para que pueda hablarse de verdaderas y propias garantías judi­

ciales, 'sirven para proteger. asegurar o hacer valer la titularidad o el ejercicio de un derecho' y

son condiciones que deben cumplirse para asegurar la adecuada defensa de aquéllos cuyos dere­

chos u obligaciones están bajo consideración judicial".

VII. Atributos del nuevo juez

Muchos de estos atributos han sido incorporados al texto del Código de Ética del Poder Judicial de la Federación,4 que a través de sus cinco capítulos enlista las cualidades esenciales del juzgador:

• Independencia.

• Imparcialidad.

• Objetividad.

• Profesionalismo.

• Excelencia.

4 Código de Ética del Poder Judicial de la Federación. Aprobado por los Plenos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal, y por la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en agosto de 2004.

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Nosotros hemos decidido agrupar estas características exigidas al juez y que incluyen atributos que reflejan actitudes, valores, virtudes y capacidades, en los siguientes rubros:

• Imparcialidad. • Independencia. • Idoneidad. • Objetividad y libertad decisoria.

A) Imparcialidad:

La imparcialidad a la cual nos hemos referido previamente constituye una de las caracte­rísticas fundamentales que se reclama a los jueces dentro de los nuevos modelos proce­sales, porque ella, per se, garantiza la seguridad jurídica del derecho de las partes en conflicto.

En el artículo 2 del capítulo 11 del Códígo de Ética del Poder Judicial de la Federa­ción (2004) se le define como "f. . .] la actitud de/juzgador frente a influencias extrañas al derecho, provenientes de las partes en los procesos sometidos a su potestad. Consiste en juzgar, con ausencia absoluta de designio anticipado o de prevención a favor () en contra de alguno de losjusticiuhles".

B) Independencia:

El atributo de la independencia debe convertirse no en una situación excepcional y de privilegio del juez, sino en un derecho del ciudadano que debe ser garantizado. El nuevo juez debe ser independiente en relación a las partes dentro de los límites de una contro­versia que enfrenta derechos de sus respectivos titulares e independiente de los otros poderes, es decir, no dependiente del Poder Ejecutivo ni del Poder Legislativo.

"Es la actitud del juzgador frente a influencias extrañas al Derecho, provenientes del sistema social. Consiste en juzgar desde la perspectiva del derecho y no a partir de presiones o intereses extraños a aquél" según dispone el artículo 1 del capítulo I del Código de Ética del Poder Judicial de la Federación (2004).

C) Idoneidad:

La idoneidad que se exige a los jueces bajo el modelo acusatorio, guarda una estrecha relación con atributos personales y técnicos.

Atributos personales

• Conducta intachable y honorable. • Dignidad de vida.

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o Vocación de servicio. o Ser trabajador. o Austeridad. o Valentía. o Probidad. o Integridad moral. o Criterio jurídico. o Sentido común. o Saber escuchar. o Ser amable y respetuoso. o Ser prudente.

En nuestro país, como se mencionaba anteriormente, existe un código de conducta para nuestros jueces cuyas máximas de orientación están dirigidas a:

o Mantener la integridad y la independencia de la rama judicial. • Evitar lU1 comportamiento impropio en todas su..o;;; actividades sean públicas o privadas. o Ejercer su cargo, con imparcialidad y diligencia. • Dedicarse exclusivamente a actividades judiciales y a la mejora de nuestro sis­

tema jurídico.

En relación a los atributos humanos, el Código de Ética del Poder Judicial de la Fe­deración (2004) enlista las siguientes virtudes judiciales en su numeral 5 del capítulo V

que lleva por título Excelencia:

o Humanismo. o Justicia. o Prudencia. o Responsabilidad. o Fortaleza. o Patriotismo. o Compromiso Social. o Lealtad. o Orden. o Respeto. o Decoro. o Laboriosidad. o Perseverancia. o Humildad. o Sencillez. o Sobriedad. o Honestidad.

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El juzgador: eje del cambio en el nuevo proceso penal 297

Atributos técnicos Estos son atributos relacionados con la profesión, que sumados a los anteriomlente seña­lados como humanos, todo juez debe tener y que buscan elevar al máximo la expresión de representación del Poder Judicial y son, entre otros:

• Actualización permanente. • Experiencia profesional. • Investigación constante. • Acrecentar constantemente su cultura general. • Evitar afirmaciones dogmáticas. • Aceptar sus errores y aprender de ellos.

En el artículo 2 del capítulo JI del Código de Ética del Poder Judicial de la Fcdem­ción (2004) se le describe como "f. .. } la disposición para ejercer de manera responsa­hle y seria lafimciónjurisdiccional, con relevante capacidad J' aplicación ".

D) Objetividad y libertad decisoria:

La objetividad y libertad decisoria del juzgador hacen referencia a la actitud del juez frente a influencias diversas al Derecho, provenientes de sí mismo, de consensos y pre­siones sociales. políticas y del poder. así como las que derivan del impacto e influencia de los medios de comunicación.

VIII. Imagen del sistema inquisitivo mexicano'

Si vemos con objetividad y analizamos detenidamente a nuestros juzgadores, entendere­mos prontamente que la inmensa mayoría de ellos son jueces de probada honorabilidad y reconoceremos, además, en su desempeño y actitud personal, casi la totalidad de los atribu­tos señalados previamente como exigencia para los jueces dentro del nuevo sistema proce­sal penal. Cabe preguntarse entonces. si el problema no radica en la figura y desempeño de los juzgadores mexicanos, ¿qué ocurre con el Poder Judicial en nuestro país'!

Creemos que el problema de imagen que padece el Poder Judicial mexicano no ra­dica en los jueces, sino que deriva del sistema inquisitivo en el que se desenvuelve la actividad jurisdiccional.

En la actualidad se suele describir al sistema jurisdiccional mexicano en materia penal como:

'i Cahe aclarar que no existen en la pnkti..:a s!stemas puros inqUlsitl\"O'i ni acu~atori()~. lod()~ presentan rasgos del ~Istema contrario siendo por ello mixtos. sin emhargo, los sistemas que ~e identilican más con el sIstema mqUlSttlvo seran denomina· dos asi, en tanto los que tienen más ra~go~ <>cus;:¡tonos. serán ststema~ al:\lsalorios.

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298 Jurfdlca. Anuario

1. Autoritario y poco confiable

En el proceso penal mexicano los actos jurisdiccionales pierden confiabilidad y se perci­ben como injustos y odiosos a la luz del derecho de las partes. En muchas ocasiones, a pesar de que la actuación del juez es honesta, adecuada y correcta, no lo parece.

2. Indefinición de los roles de los sujetos que intervienen en el proceso penal

Éste es uno de los aspectos de mayor importancia y del cual se deduce la responsabilidad que tiene el sistema inquisitivo en la imagen deteriorada que acompafia hoy día a los . . Jueces meXIcanos.

El juez penal mexicano, por tener multiplicidad de actividades en el ejercicio de sus funciones, tiene mediatizado su verdadero rol que es el de juzgar. En nuestro sistema inquisitivo, el juez como instructor nato que es, tiene que buscar por sus propios medios las evidencias que demuestren la existencia de un hecho punible, la comprobación del hecho mismo y la responsabilidad o no de los actores involucrados. Su actuación se convierte en el resultado de la indefinición que lo hace aparecer y desempeñarse como policía, investigador, acusador, defensor y juzgador. Así, sus actos de juzgamiento que­dan evidentemente mediatizados y diluidos por una cultura de inculpación que resulta de la propia actividad que debe realizar para llegar a materializar el fin del proceso y deter­minar la responsabilidad penal.

Ese sentimiento tan arraigado de inculpación6 se ha generalizado de tal manera que se le ha llegado a considerar el denominador común de los procesos penales en México y, de resultar cierto, estaríamos ante una de las causas que originan el deterioro que adolece la administración de justicia penal en nuestro país. Dicha situación, de manera clara y contundente violenta el principio de presunción de inocencia que acoge México,7

y que tiene su marco de referencia en la Convención Americana sobre Derechos Huma­nos (Pacto de San José de Costa Rica).

El principio de presunción de inocencia ha sido, en su aplicación, totalmente distor­sionado en nuestro país a través del sistema inquisitivo que sostiene la culpabilidad co­mo regla y la presunción de inocencia como la excepción. Responde a la concepción de la inculpación que alimenta al principio de la culpabilidad. Este criterio, aunado a la concepción generalizada de un pueblo que visualiza a todo procesado como delincuente:

"Por algo lo acusan" "Por algo lo están investigando"

"Por algo lo detuvieron" "Por algo será"

"Seguro que es culpable"

6 Entendida aquí como sinónimo de imputabilidad y culpabilidad, y que no es otra cosa que la ocupación oficial de un delito. 7 Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su

culpabilidad.

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En el sistema inquisitivo se ve al juez -en el desempeño de su facultad jurisdic­cional~ como una autoridad de poder omnímodo, a veces caprichoso, atropellador y amenazante. El fundamento de dicho perfil se enclava precisamente en la indefinición de roles al cual está sujeta su actividad y que transfonna su imagen en la de un ser inquisi­dor que utilizará cual pretexto para castigar.

3. Violación constante de derechos esenciales

3.1 Detención como regla, libertad como excepción Esta conducta reiterada y favorecida por la policía, el Ministerio Público y los jueces, es producto del sistema inquisitivo y de la presunción de culpabilidad. Primero procede la detención preventiva y después se investiga. La prisión preventiva será la medida caute­lar por excelencia y. además, suele ser interpretada como una sanción. En nuestro país, el uso de la prisión preventiva es exorbitante y excesivoS.

3.2 Justicia lenta El proceso penal en el sistema inquisitivo es escrito. en esencia. lo cual genera un evi­dente retardo procesal del que se suele responsabilizar a los jueces, particulannente, cuando este retraso va en perjuicio de los derechos del procesado. El retardo procesal, que indiscutiblemente se produce, sumado al congestionamiento de causas que existen en los tribunales penales, no se debe a la diligencia o no con que actúan los juzgadores sino al sistema mismo que por su naturaleza es lento, por ser escrito, y que se abulta frecuentemente por la conducta desproporcionada del litigante de pedir y solicitar cons­tantemente. El resultado son expedientes monumentales, integrados por fojas yfajas que vuelven la función jurisdiccional una pesadilla.

3.3 Causas inconclusas Este punto tiene como fundamento la orientación que deben tener todos los órganos jurisdiccionales, mediante la cual. una causa que empieza, debe concluir.

En México se ha producido la costumbre en muchos tribunales penales de que cau­sas que se han iniciado por cualquiera de los modos de proceder han prescrito o se han dejado prescribir por falta del impulso adecuado y oportuno. Tal situación evidentemen­te se traduce en la imputación que se le hace a los jueces cuando hechos de esa naturale­za ocurren, generando un sentimiento de desconfianza en la sociedad que se traduce en la imagen deteriorada que acompaña hoy al Poder Judicial en nuestro país.

3.4 Falta de control en la ejecución de las penas por parte de los órganos jurisdiccionales Una vez que una sentencia condenatoria queda definitivamente firme, casua estado, el condenado pasa al sistema penitenciario para la ejecución y el cumplimiento de la con­dena, no existiendo en nuestro sistema de corte inquisitivo un juez de ejecución de sen-

8 Para más información sobre la prisión preventiva en Méxicu, véase: Zepeda, Guillermo "Lo~ mito~ de la prisión preventi­va", Open Soeiety Justice Initiativc. Nueva YorkfM.éxieo. 2004.

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tencias o juez de vigilancia que le permita al Poder Jurisdiccional seguir teniendo cierto control sobre la pena impuesta, producto de una sentencia condenatoria a un reo. Esta situación, una vez más, se revierte en contra de la imagen del juzgador, quien aparece como culpable de la situación que produce el estado de hacinamiento y degradación de las condiciones de vida de las personas recluidas en las cárceles de nuestro país.

IX. Conclusiones

• Estas características que de manera general hemos señalado, mismas que se enuncian a manera de ejemplo y no en forma limitativa, tienden a demostrar que no es necesariamente el juez el responsable del mal funcionamiento de la justicia penal en México, sino que es el sistema inquisitivo el verdadero causan­te de la crisis que vive el Poder Judicial.

• Si a estos aspectos sumamos la politización del poder judicial que 10 hace apa­recer como parcializado, además de impopular y carente de credibilidad, auna­do a la constante frustración que representa tener que acudir ante un órgano jurisdiccional para obtener un pronunciamiento justo y observar impávido como en muchas ocasiones resulta 10 contrario.

• Cada día vemos cómo aumenta la criminalidad, generando una desproporción entre los tribunales que deben atender los problemas que ello origina, sumado a la falta de atención del Estado para proporcionar asistencia y apoyo al Poder Judicial; como también la falta de voluntad política para adoptar con plena vi­gencia normas de carácter sustantivo y adjetivo. Todo eIJo compromete cada día más y agudiza la crisis y la imagen de los jueces mexicanos.

• En este contexto, parece no sólo razonable sino urgente y necesario buscar so­luciones y alternativas. Una de esas alternativas pudiera ser la sustitución del sistema inquisitivo por un modelo más de corte acusatorio que intentara salvar la imagen del Poder Judicial y tienda a devolver la confianza de la sociedad mexicana en sus instituciones fundamentales.

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