El kisch

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UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA ESCUELA DE CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN SEMIOLOGÍA DEL MENSAJE ESTÉTICO DOCENTE: ELPIDIO GUILLEN DE LEON. El Kitsch El kitsch es una parodia de dicha catarsis, donde se vuelve imposible trazar una línea entre lo que es verdadera ficción estética (arte) y lo que es meramente basura sentimental (kitsch)”. Theodor Adorno El kitsch: su definición La corriente Kitsch se define en términos generales como imitación o copia. Se asocia con el mal gusto y con la estética de consumo y la estridencia decorativa, algunos autores como Moles afirman que esta corriente no debe tener un lugar dentro de la cultura y el arte. Lo kitsch es una imitación estilística de formas de un pasado histórico prestigioso o de formas y productos característicos de la alta cultura moderna, ya socialmente aceptados y estéticamente consumidos.

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Un documento escrito por uno de mis licenciados.

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UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA

ESCUELA DE CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN

SEMIOLOGÍA DEL MENSAJE ESTÉTICO

DOCENTE: ELPIDIO GUILLEN DE LEON.

El Kitsch

El kitsch es una parodia de dicha catarsis, donde se vuelve imposible trazar una línea entre lo que es verdadera ficción estética (arte) y lo que es meramente basura sentimental (kitsch)”. Theodor Adorno

El kitsch: su definición

La corriente Kitsch se define en términos generales como imitación o copia. Se asocia con el mal gusto y con la estética de consumo y la estridencia decorativa, algunos autores como Moles afirman que esta corriente no debe tener un lugar dentro de la cultura y el arte.

Lo kitsch es una imitación estilística de formas de un pasado histórico prestigioso o de formas y productos característicos de la alta cultura moderna, ya socialmente aceptados y estéticamente consumidos.

La palabra se popularizó en los años 1930 por los teóricos Clement Greenberg, Hermann Broch, y Theodor Adorno, que intentaban definir lo avant-garde y el kitsch como opuestos. En aquella época, el mundo del arte percibía la popularidad del kitsch como un peligro para la cultura. Los argumentos de los tres teóricos confiaban en una definición implícita del kitsch como una falsa consciencia, un término marxista que significa una

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actitud mental presente dentro de las estructuras del capitalismo, que está equivocada en cuanto a sus propios deseos y necesidades.

Existe un debate sobre el uso del término y la forma de definir las obras que responde a la intención estética de su creador. De ordinario la definición de una pieza como "Kitsch" involucra un secreto desprecio y el deseo de diferenciarlo del "arte culto", por lo que las piezas realizadas en materiales económicos que imiten otros más caros, normalmente ostentosas, son consideradas Kitsch sin importar si el autor deseaba aparentar o no una pieza más costosa para que quien la poseyera se destacara como superior.

Sin embargo, otra corriente coincide en definir lo kitsch precisamente por el "deseo de aparentar ser" (como la definición de clase propuesta por Marx). En este sentido, todas las imitaciones y copias serían consideradas como kitsch, así como el uso de materiales que pretenden ser otra cosa (plástico que imite oro, cristal o madera, por ejemplo), siempre y cuando esté pensada para que su poseedor aparente ser de una clase social, económica o cultural "superior" a la suya.

Esto abre el debate sobre aquellas expresiones estéticas (normalmente populares) que reproducen estos patrones estéticos pero sin la intención de aparentar ser, sino más bien celebrar de forma colorida, como el caso del festejo del mardi Gras en Nueva Orleans, el Carnaval en Brasil o La fiesta de quince años en cualquier país de habla hispana.

Así mismo, muchas piezas religiosas utilizadas en altares domésticos responden al uso de materiales baratos que pretenden ser otros más caros, aunque sin ostentarse como símbolos de estatus social, sino, más bien, con el deseo de agradar a la deidad en cuestión, como es el caso de los coloridos

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altares de la religión hindú. Para muchos, estas expresiones se acercan más al canon estético naif.

Ejemplo de kitsch en Japón es el gato Meneki Neko.

Una de las características de la cultura de masas está basada en la estética kitsch. Este estilo, podría describirse que toma procedimientos de la vanguardia artística, esto es, de las expresiones artísticas más innovadoras, y los "adapta" a un nivel accesible a las grandes masas. Esto es que, simplifica y superficializa la manifestación artística para ampliar las audiencias.

El kitsch busca siempre un efecto inmediato y fácil, para lo cual, apela a los lugares comunes, ésto es imágenes y palabras de reconocida efectividad. De esta forma, recurre a la redundancia, insistiendo con un mismo recurso. Como en las telenovelas, a través de la sobreactuación, musicalización para el efecto "romántico". O en las canciones de moda el abuso de frases y palabras tenidas por "románticas".

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Una historia de la belleza se puede transformar con mucha facilidad en una historia del mundo, sin que ello implique, por supuesto, que ni ese mundo ni esa historia hayan sido especialmente bellos. Más bien significa que a lo largo de épocas, y de muy distinta manera en cada una, la belleza ha sido un propósito persistente y un anhelo profundo.

Desde la decoración del hogar, del palacio o del templo hasta el encuentro amoroso entre las personas pasando por el éxtasis ante las maravillas de la naturaleza estuvieron gobernados por un deseo de belleza. Sin olvidar por cierto lo que hoy llamaríamos formas estéticas, las cuales contribuyeron a definir la identidad de cada momento del pasado humano.

Desde los griegos, y durante más de dos milenios, la belleza fue la característica principal de la obra de arte o de lo que se entendiera por tal. Si en Platón el concepto no tenía, primariamente al menos, una carga estética, en la Poética aristotélica ya encontramos una definición apropiada de belleza artística: orden y magnitud eran los requisitos esenciales que debía cumplimentar una obra lograda. En su Metafísica, Aristóteles añadió otro término, el de armonía. Ese legado griego, de ninguna manera originado en Aristóteles, pero potenciado por él, sería una fórmula perdurable en el pensamiento occidental.

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Esta escultura me pareció ser la más “bella” de las demás ya que representa al cuerpo humano. La belleza del cuerpo humano resulta por supuesto crucial para una aproximación no específicamente artística (aunque todos los ejemplos previos al final del siglo XIX sean para nosotros artísticos), en especial si recordamos que la hermosura femenina es uno de los temas más remotos y constantes en la tradición occidental desde Homero.

Eco consagra abundante espacio a este tópico incluyendo un abanico de imágenes que abarca desde estatuas antiquísimas que representan mujeres fellinescas (la por muchos motivos vertiginosa pieza denominada "Venus de Willendorf" data del siglo 30 antes de Cristo) hasta las más recientes y raquíticas chicas de calendario sin olvidar el esquizoide modelo de mujer típico del cine: la femme fatale y la vecina de al lado.

Recordemos que según la Biblia Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, y nuestros ancestros Adán y Eva caminaban por el paraíso sin tener prejuicios de la belleza del cuerpo humano el cuál es una máquina perfecta, y representa la unión de dos seres en forma tierna, inocente, dulce,

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romántica, sin las morbosidades que se dan en la actualidad, sino explotando la belleza del cuerpo humano al desnudo.

Después de Historia de la belleza , Eco se sitúa en el polo opuesto; aunque, según él, la fealdad no debe entenderse simplemente como tal. Si es relativamente fácil ponerse de acuerdo sobre la expresión de lo bello, la fealdad no debe leerse solo como «el infierno de la belleza».

Al contrario, la fealdad tiene sus propios cánones y una complejidad peculiar que Eco explora, a sabiendas de que el concepto cambia con el transcurrir de los siglos; y de que, por ejemplo, los arquitectos renacentistas encontraban espantosas las catedrales góticas.

Para la comprensión de las ideas estéticas a través de los tiempos no basta con una Historia de la belleza, hace falta también una Historia de la fealdad.

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Según Eco “Hemos descubierto que es mucho más divertido mirar la fealdad, porque la fealdad es mucho más interesantes que la belleza. La belleza es a menudo aburrida, todo el mundo sabe lo que es”. Comparto la esta idea ya que lo “bonito y bello” sabemos que está bien, y lo vemos a diario y se vuelve tan común para nuestros ojos, en cambio cuando hay algo distinto y relativamente “feo” para nuestros gustos y ojos, no podemos evitar verlo, y aunque sea feo le damos nuestra atención para criticarlo y observarlo.

Es el caso de esta escultura la cual me pareció vacía, sin relevancia, sin estética, para mis ojos fue la más fea, pero como dice Eco, es más divertido mirar la fealdad, porque es mucho más interesante, no podía dejar de verla buscando un ¿por qué habrán hecho esta escultura? ¿Qué estaría pensando el que la realizó al momento de estarla tallando? No supe qué contestar, solo que llamó mi atención por parecer ante mis ojos la menos creativa, la más fea, menos interesante. Aunque no se le quita el mérito, ya que por alguna razón está expuesta junto a las demás.

Modalidades

Es relativamente fácil encontrar kitsch en tiendas Todo a 9.99, apartamentos alquilados, tiendas de recuerdos situadas en lugares turísticos, amigos viajeros y en casa de familiares de avanzada edad. Pero el kitsch no conoce fronteras ni monederos y nos asaltará en cualquier lugar, desde el apartamento en tercera línea de playa hasta la más ostentosa tienda de regalos.Podemos encontrarnos con multitud de objetos horribles, espantosos o simplemente feos, pero sólo unos cuantos elegidos alcanzarán el honor de ser kitsch. Para reconocerlos, podemos guiarnos por unas simples normas comunes a todos ellos:

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Un objeto kitsch debe de ser barato. Pagar más de tres euros supone un robo a no ser que el objeto alcance el grado de lo sublime. Recuerde que casi siempre se puede regatear el precio.

Los objetos kitsch están fabricados en plástico y decorados con colores brillantes y/o purpurina. Pese a ello se aceptan añadidos de cristal, metal, textil o metacrilato siempre que ayuden a engrandecer el objeto en cuestión.

Pese a estar realizado con materiales de tercera categoría, la suma de aleaciones produce un resultado final prácticamente indestructible y con una acusada tendencia a acumular polvo.

Generalmente en su base encontraremos grabada o pegada la inscripción 'Made in China', independientemente del lugar donde haya sido adquirido.

Un mismo objeto kitsch puede servir de 'Recuerdo de'... Valladolid, de Guatemala, Tirol o de Grecia, no importa. La diferencia estará únicamente en la pegatina que indique su procedencia.

Los objetos kitsch tienden de forma natural a reagruparse en sitios insospechados, creando así una fauna propia y endémica del hábitat ocupado.

El Kitsch está presente en el ambiente; respiramos, vemos, creamos y “consumimos” Kitsch. Pues hasta las sopas instantáneas sin valor nutrimental están consideradas dentro de lo Kitsch si la sometemos a “todo aquello que parece ser, pero no es”.

De este modo, se establece que el kitsch no es algo simplemente alejado del arte, sino su antítesis: este estilo posee las características extrínsecas de aquél, pero funciona como su negación.

El kitsch, según el concepto común que se tiene del mismo, no pretende ni pide nada más a los espectadores que su dinero, ni siquiera su tiempo

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(tiempo aplicado a la reflexión de la obra, por ejemplo).

Aunque, aún hoy, todavía a la producción de kitsch se le mira en menos, considerándosele una forma de mentira artística, cabe resaltar que los intelectuales se encuentran en un proceso de re valoración de este estilo, preguntándose si existe efectivamente una diferencia real entre arte y kitsch; esto a raíz de, por ejemplo, la constatación de paralelos tales como que las vanguardias funcionan imitando los procesos del arte, y el kitsch imitando sus efectos, y de que el kitsch sería la otra cara de la moneda artística: en una sociedad en la que el único lenguaje estético que reciben las masas está modulado ‘en clave kitsch’, se debe reflexionar profundamente sobre su reivindicación.

De este modo, el “arte” y el “kitsch” comienzan a olvidarse como dos polos opuestos y antagónicos.

En una sociedad en la que existen conjuntamente diversas corrientes políticas y en la que sus influencias se limitan o se eliminan mutuamente, podemos escapar más o menos de la inquisición del kitsch; el individuo puede conservar sus peculiaridades y el artista crear obras inesperadas. Pero allí donde un solo movimiento político tiene todo el poder, nos encontramos de pronto en el imperio del kitsch totalitario.

Cuando digo totalitario, eso significa que todo lo que perturba al kitsch queda excluido de la vida: cualquier manifestación de individualismo (porque toda diferenciación es un escupitajo a la cara de la sonriente fraternidad), cualquier duda (porque el que empieza dudando de pequeñeces termina dudando de la vida como tal), la ironía (porque en el reino del kitsch hay que tomárselo todo en serio) y hasta la madre que abandona a su familia o el hombre que prefiere a los hombres y no a las mujeres y pone así en peligro la consigna sagrada «amaos y multiplicaos».

Los materiales incorporados en los objetos kitsch rara vez se presentan tal cual son. La madera se pintará imitando el mármol, las superficies de plástico

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se adornarán con motivos de fibras incorporadas, los objetos de zinc se broncearán, las estatuas de bronce se harán doradas, las columnas de hierro colado simularán el estuco o el arco gótico…etc. los materiales por tanto se disfrazan” (Abraham Moles El kitsch: el arte de la felicidad)6. ” El kitsch no toma vocablos directamente de la realidad del mundo, sino que utiliza vocablos prefabricados que con su poder, se hacen rígidos hasta hacerse clichés”(Valeriano Bozal El kitsch aquí y ahora)7. Lo que me parece realmente kitsch es que exista el buen gusto ( Carlos Pazos Garabatos y zarpazos)RA “¿Dios? Ese sí que es kitsch (Carlos Pazos Garabatos y zarpazos)8. ” Quien en arte se limita a buscar solamente nuevas esferas de belleza crea sensaciones, no arte. El arte está hecho de intuiciones de la realidad y sólo gracias a dichas intuiciones de la realidad se eleva por encima del kitsch” (Herman Broch kitsch, vanguardia y el arte por el arte)9. ” El proceso de creación propio del kitsch está basado en la imitación, y actúa siguiendo unas recetas determinadas, es racional, incluso cuando el resultado es altamente irracional o llega al absurdo. Como sistema de imitación que es, el kitsch se ve obligado a copiar los rasgos específicos del arte. Pero el acto creativo del que surge la obra de arte no se puede imitar metodológicamente: solamente se puede imitar sus formas más simples” ( Hermann Broch kitsch, vanguardia y el arte por el arte)

10. ” Concebimos en términos estructurales el kitsch como el estilema extraido del propio contexto, insertado en otro contexto cuya estructura original no posee los mismos caracteres de homogeneidad de la estructura original, mientras el mensaje es propuesto merced a la indebida inserción, como obra original y capaz de estimular experiencias inéditas ” (Umberto Eco Apocalípticos e integrados)

11. ” El kitsch significaría en realidad una indecisión específica entre el placer puro y el estético, en la que se disfruta precisamente de ese vago estar intermedio. No se propone ni la trascendencia del placer estético, ni la inmanencia del placer puro, sino solamente un estado intermedio

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ambivalente entre el “arrastrar y el caer”. ” ( Engelhardt y Killy Deutcher kitsch)

Referencias.

Moles, Abraham. 2012. Una mirada al arte moderno. Ensayos. Editorial EDUCA. Costa Rica.

Oropeza, Estela. 2012. El mundo del kitsch en la sociedad de consumo. Editorial Siglo XIX. México

Saldaña, Héctor.2010. los laberintos del Kitsch. Revista Kiriquiko. Lumen. Madrid.