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El laico orionita en la Iglesia de hoy San Luis Orione: sus tiempos y los nuestros

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El laico orionitaen la Iglesia de hoy

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INTRODUCCIÓN

Presentamos el segundo grupo de fichas que corresponden al Proyecto Formativo «Santos de lasalvación social»: Vocación y misión de los laicos orionitas elaborado por la Coordinación Territorialdel MLO de Argentina para los años 2009-2010.

Está destinado a los laicos que perteneciendo o no a asociaciones orionitas, desean vivir la voca-ción cristiana según el carisma de san Luis Orione en comunión con toda la familia orionita. Lasdiversas asociaciones pueden adaptar este subsidio al proyecto formativo propio.

Estas fichas pueden ser utilizadas en toda ocasión y/o evento que cada Coordinación Territorialy/o local crea más apropiado. Debemos recordar que la forma de trabajo propuesta es sólo unasugerencia y que cada Coordinación puede adaptarla a su realidad.

Con este subsidio se ofrece la posibilidad de estudiar, profundizar y encarnar una de las notas mássobresalientes de la espiritualidad orionita: «la Eclesialidad».

Estudiar y profundizar la espiritualidad eclesial de Don Orione en su tiempo histórico.

Don Orione tenía presente en su vida espiritual el misterio de la Iglesia. Misterio que vivía sin sepa-rar jamás la vida espiritual de la misión, y es así como la congregación de Don Orione vive, quizáscomo pocas, el espíritu de eclesialidad. Está en el corazón de la Iglesia sólo para ofrecer el servi-cio más humilde y desinteresado. El Concilio Ecuménico Vaticano II enseña que es inseparable lamisión del Espíritu y el Espíritu de la misión. «De todos los grandes santos de los últimos tiem-pos, desde el ‘800 hasta nuestros tiempos, quizás el mismo Don Orione es el que ha sido másconciente de esta dimensión. Es por esto que Don Orione es importante para la historia de la espi-ritualidad cristiana. No sólo para sus hijos, sino que también es una guía para todos los cristia-nos. En él hay una estrechísima unión entre el compromiso personal de respuesta al Señor y elcompromiso de trabajo en la Iglesia» (cfr. Divo Barsotti; Don Orione, Maestro di vita spirituale).

El Santo supo leer la situación del pueblo de Dios, a la luz de los acontecimientos que sucedie-ron entre los fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Y a la «luz de los signos de los tiempos»quiso caminar con el pueblo, con la gente humilde. «¡El dueño del mundo después de Dios es elpueblo! ¿Y si sucede que este pueblo se separa de la Iglesia? Nosotros debemos llevar al pueblo ala Iglesia de Dios» (Don Orione, Par VII, 91).

Estudiar, profundizar y encarnar la eclesialidad en la vida espiritual laical cristiana y orionita en nuestro tiempo

¿Qué significa vivir la vocación y misión laical como «hombres de Iglesia en el corazón del mundo,y hombres del mundo en el corazón de la Iglesia»? (Documento de Puebla, N° 786).

Conociendo la espiritualidad de Don Orione y sabiéndonos partícipes de «la misma misión salvíficade la Iglesia a la que están llamados por medio del bautismo» (cfr. LG 33), nos preguntamos: ¿cuáles la relación del laico orionita con la Iglesia hoy? ¿Acepta el desafío de «Instaurare omnia inCristo» en el descubrir la propia misión a la luz de los signos de los tiempos para «Instaurare omniain Ecclesia»?

ORGANIZACIÓN Y ESTUDIO DEL SUBSIDIO

Este subsidio está organizado en seis fichas para ser trabajadas una por mes, las mismas son:

El anticlericalismoLa cuestión socialUn renovador de la IglesiaLa eclesiología de Don OrioneIglesia universal, diocesana y parroquialEspiritualidad laical orionita

La estructura de cada una de ellas es la misma, se comienza con una introducción al tema dondese hace una revisión de la época histórica que vivió Don Orione y una referencia al tema, luego seofrece una iluminación a través de la Palabra de Dios y de textos del Magisterio de la Iglesia; des-pués se propone conversar y trabajar en comunidad a través de distintas dinámicas con el fin deencarnar la espiritualidad eclesial en nuestros tiempos; por último la oración nos hermana encomunidad y nos acerca a Dios. En la última pagina se dispone de otros textos para leer y laspalabras de Don Orione para ampliar y profundizar el tema propuesto en cada una de las fichas.

El objetivo de este subsidio es motivar la reflexión y el análisis de los tiempos de san Luis Orioney de los nuestros, por lo que se sugiere hacer una lectura previa de las fichas antes de concurrira las reuniones e investigar otros textos que puedan iluminar y enriquecer el trabajo propuesto.También sería oportuno elegir con anticipación un coordinador para el trabajo de las fichas e invi-tar a religiosos y religiosas o a expertos que puedan acompañar y orientar el trabajo.

Queremos, por último, agradecer a todos los que colaboraron con el trabajo efectuado, a losConsejos provinciales de FDP y PHMC, a la Secretaría operativa de la Coordinación territorial deArgentina, a Juan Carlos Pisano, reconocido catequista y comunicador argentino por la redacciónde contenidos, selección de textos y edición de las fichas, a la Hna. María Jesús Nieva de Argenti-na, a la Hna. Milena Linco de Chile y a Gerardo García Helder por su colaboración con las traduc-ciones a la lengua italiana, a la Hna. María Mabel Spagnuolo, vicaria general y a la Hna. MaríaImelda Garisto por la búsqueda de textos, a Teresa Sardella, integrante del Equipo directivo de laCoordinación general del MLO por la revisión de la traducción al italiano, a la Hna. Ma. GabriellaLisco, y al Hno. Jorge Silanes, Consejeros generales encargados del MLO por sus aportes y con-sejos.

Les pedimos, por último, que se haga unaevaluación del trabajo con estas fichas; difi-cultades encontradas, sugerencias, etc., yaque servirán para la redacción de las fichasfuturas. Todos los comentarios o sugeren-cias deben ser enviados a la Coordinaciónterritorial correspondiente para luego serenviadas a la Coordinación general del MLO.

Esperamos que este trabajo sea provechoso para la formación y para alcanzar el objetivo delProyecto Formativo.

Coordinación territorial MLO - Argentina

Textos que orientaron la elaboración de las fichas de formación:

Papasogli, Giorgio, Vida de Don Orione, 1ª. ed., Pequeña Obra de la Divina Providencia, Buenos Aires, 2006.

Un profeta de nuestro tiempo, las más bellas páginas de Don Orione, Ed. San Pablo, Buenos Aires, 1998.

Barsotti, Divo, Don Orione, maestro di vita spirituale, Ed. Piemme, Casale Monferrato (AL), 1999.

Tras los pasos de Don Orione, 2ª edición, Pequeña Obra de la Divina Providencia, Buenos Aires, 2006.

Uriona, Adolfo, fdp, Don Orione y la Iglesia, Pequeña Obra de la Divina Providencia, Buenos Aires, 1985.

FI C H A Nº 1 / P Á G I N A 1

El laico orionitaen la Iglesia de hoy

Luis Orione nació en Pontecurone(Alessandria – Italia) el 23 de junio de1872. En su pueblo natal, como entoda la región del Piemonte se vivía unclima de aversión hacia la autoridad dela Iglesia, y la indiferencia religiosa, ennombre de los ideales patrióticos de lalibertad y unidad nacional, era unacorriente de moda.

El origen de este anticlericalismo sehallaba en la corriente llamada libera-lismo, que buscaba separar la Iglesiadel estado y que en los países latinostomó la forma de separación hostil; enItalia, este proceso liberal se agravópor la Cuestión romana, es decir todoslos hechos históricos que precedierony siguieron a la toma de Roma por elrey Víctor Manuel II, el 20 de septiem-bre de 1870, acontecimiento quesumió a la Iglesia y al papado en unasituación muy difícil.

El Vaticano se pronunció por el «nonexpedit» (la abstención de los católicosen las elecciones), hecho que provocóuna notable disminución de los votan-tes y un distanciamiento entre el esta-do italiano y las masas. La Santa Sede adoptó esa política con-vencida de que un pontífice sin sobera-nía, incluso temporal, es súbdito deotra autoridad y por tanto no indepen-diente.Por otro lado se motivó a los católicos aque se involucraran de lleno en la esfe-ra social (descuidada por el estado libe-ral), entendiendo que el no participarpolíticamente no significaba inactivi-dad, por el contrario, el esfuerzo debíaorientarse en el campo social creandoamplios movimientos de previsión ycaridad.

Aspectos de la situación histórica que vivió Don Orione

FICHA Nº 1: EL ANTICLERICALISMO

San Luis Orione: sus tiempos y los nuestros

Algunos antecedentes acerca del anticlericalismo

El anticlericalismo sostiene que las creencias religiosas pertenecen al ámbitoexclusivamente privado del ciudadano, por lo que las organizaciones que lassustentan, al formarse como instituciones, ejercen influencias intolerantes y,por tanto, indeseables, política y públicamente, en el conjunto social. Surgecomo respuesta a la existencia de un clericalismo integrista o poder teocráticosustentado por una casta sacerdotal. También se denomina como anticlerica-les a quienes, aun manteniendo creencias religiosas, cuestionan el papel demediador que ejerce el clero en la profesión de fe.

En un sentido estricto, el anticlericalismo es un laicismo combatiente y activoque trata de mantener dentro del ámbito o esfera personal e individual todaconvicción religiosa. Las derivaciones de este pensamiento han sido muchas:en unos casos el movimiento anticlerical ha ido acompañado de actos violen-tos contra edificios o arte religioso (iconoclastia) o contra las personas; enotros ha tenido un contenido más intelectual y político y fue asumido por ilus-trados como Voltaire y filósofos como Friedrich Nietzsche (hijo de un clérigo pro-testante).

El anticlericalismo ha existido en todas las épocas y en todas las religiones quehan contado con un clero sacerdotal. En el caso del cristianismo, la constitu-ción de una religión de tipo sacerdotal con el apoyo del emperador Constantinohizo a la Iglesia ir acumulando cada vez más intereses económicos y políticos,el llamado poder temporal, que se identificó con el espiritual.

El proceso de secularización, acelerado con el Humanismo del Renacimiento yde la Reforma, fue separando cada vez más a la Iglesia del Estado. Los cleri-cales reaccionaron valiéndose, para mantener el control ideológico, del Indexlibrorum prohibitorum y de la Inquisición. El anticlericalismo tal como se cono-ce actualmente se desarrolló, sobre todo, a partir del siglo XVI con las obras delos humanistas y en particular con la del filoprotestante Erasmo de Rotterdam,quien era, además, hijo de un cura.

En la Ilustración se atacó de forma sistemática a la Iglesia católica y a lossacerdotes. Se cuestionaba el celibato, la restricción de la libertad del pensa-miento, la conducta represora con el sexo femenino, la educación religiosa y lasposesiones clericales. Por esto el anticlericalismo se incrementó durante laRevolución Francesa, se hizo más pragmático durante las sucesivas revolucio-nes burguesas (1820, 1830, 1848) y continuó con la irrupción del marxismo ydel comunismo. La defensa por parte de la Iglesia de los modelos absolutistasy de las acciones represivas contra los movimientos obreros, así como de latradición de estar del lado del poder político o económico, fueron causa paraque el anticlericalismo se invistiera de contenido social. Las manifestacionesanticlericales condenaron de forma tajante la participación de la iglesia en cual-quier ámbito del poder político, especialmente en la educación.

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Del magisterio de la Iglesia

De la palabra de DiosMateo 23, 1-12

Entonces Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos: Los escribas y fariseos ocupan la cáte-dra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen porsus obras, porque no hacen lo que dicen. Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hom-

bros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo. Todo lo hacen para que los vean:agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes ylos primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar «mi maestro» por la gente.En cuanto a ustedes, no se hagan llamar «maestro», porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son her-manos. A nadie en el mundo llamen «padre», porque no tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tam-poco «doctores», porque sólo tienen un doctor, que es el mesías. El más grande entre ustedes será el que los sirva,porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado.

«El Pueblo de Dios, movido porla fe, que le impulsa a creer quequien lo conduce es el Espíritudel Señor, que llena el universo,procura discernir en los aconte-cimientos, exigencias y deseos,de los cuales participa junta-mente con sus contemporáneos,los signos verdaderos de la pre-

sencia o de los planes de Dios (…) El Concilio se pro-pone, ante todo, juzgar bajo esta luz los valores que hoydisfrutan la máxima consideración y enlazarlos de nuevocon su fuente divina. Estos valores, por proceder de lainteligencia que Dios ha dado al hombre, poseen unabondad extraordinaria; pero, a causa de la corrupción delcorazón humano, sufren con frecuencia desviacionescontrarias a su debida ordenación. Por ello necesitanpurificación. ¿Qué piensa del hombre la Iglesia? ¿Quécriterios fundamentales deben recomendarse para levan-tar el edificio de la sociedad actual? ¿Qué sentido últimotiene la acción humana en el universo? He aquí las pre-guntas que aguardan respuesta. Esta hará ver con clari-dad que el Pueblo de Dios y la humanidad, de la queaquél forma parte, se prestan mutuo servicio, lo cualdemuestra que la misión de la Iglesia es religiosa y, porlo mismo, plenamente humana» (Gadium et spes, nº 11).

«… el hombre, atraído sin cesar por el Espíritu de Dios,nunca jamás será del todo indiferente ante el problemareligioso, como lo prueban no sólo la experiencia de lossiglos pasados, sino también múltiples testimonios denuestra época. Siempre deseará el hombre saber, almenos confusamente, el sentido de su vida, de su accióny de su muerte (…) la Iglesia puede rescatar la dignidadhumana del incesante cambio de opiniones que, por

ejemplo, deprimen excesivamente o exaltan sin modera-ción alguna el cuerpo humano (…) La Iglesia, pues, envirtud del Evangelio que se le ha confiado, proclama losderechos del hombre y reconoce y estima en mucho eldinamismo de la época actual, que está promoviendo portodas partes tales derechos. Debe, sin embargo, lograrseque este movimiento quede imbuido del espíritu evan-gélico y garantizado frente a cualquier apariencia defalsa autonomía. Acecha, en efecto, la tentación de juz-gar que nuestros derechos personales solamente son sal-vados en su plenitud cuando nos vemos libres de todanorma divina. Por ese camino, la dignidad humana no sesalva; por el contrario, perece» (G.S. nº 41).

… la Iglesia puede crear, mejor dicho, debe crear, obrasal servicio de todos, particularmente de los necesitados,como son, por ejemplo, las obras de misericordia u otrassemejantes. La Iglesia reconoce, además, cuanto debueno se halla en el actual dinamismo social: sobre todola evolución hacia la unidad, el proceso de una sanasocialización civil y económica. La promoción de la uni-dad concuerda con la misión íntima de la Iglesia, ya queella es «en Cristo como sacramento, o sea signo e instru-mento de la unión íntima con Dios y de la unidad detodo el género humano».Enseña así al mundo que la genuina unión social exte-rior procede de la unión de los espíritus y de los corazo-nes, esto es, de la fe y de la caridad, que constituyen elfundamento indisoluble de su unidad en el EspírituSanto. Las energías que la Iglesia puede comunicar a laactual sociedad humana radican en esa fe y en esa cari-dad aplicadas a la vida práctica.No radican en el mero dominio exterior ejercido conmedios puramente humanos (Gadium et spes, nº 42).

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ESTA FICHA INTEGRA UNA SERIE DE SEIS PUBLICACIONES PREPARADAS POR EL MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA DE LA ARGENTINA.PARA TODOS LOS CASOS SUGERIMOS COMPLETAR Y COMPLEMENTAR EL TRABAJO PROPUESTO DE ACUERDO CON LA REALIDAD DE

LA COMUNIDAD Y CON EL AGREGADO DE OTROS TEXTOS DEL MAGISTERIO DE LA IGLESIA Y DE LOS ESCRITOS DE DON ORIONE QUE

EL ANIMADOR CONSIDERE OPORTUNOS PARA ENRIQUECER EL TEMA.

POR SUGERENCIAS E INQUIETUDES, POR FAVOR ESCRIBIR A: [email protected]

Conversamosy trabajamosen comunidad

OraciónTe alabamos, Señor,porque sostienes nuestra fea pesar de las dificultadesy nos permites ver algo más alláde los problemas cotidianosque a otros hermanos los alejande Dios y de la comunidad.

Te pedimos perdónpor las veces que nuestra conducta, actitudes ytestimonio, provocan que otrostengan una mala imagen de la Iglesia y, en muchos casos,los lleve a alejarse de ti.

Te pedimosque nos ilumines y nos des la fuerza necesaria para vivir cristianamente dando testimonio de que el amor es posible, que la justicia es tarea de todos y que la paz social se construye en la vida cotidiana.

Te ofrecemosnuestra humilde disposiciónpara estar abiertos al diálogo y al encuentro con los demás,buscando todo aquello que nos une y que favorecela convivencia fraterna.

Te damos graciasporque descubrimos que tu voluntad es que vivamosal servicio de los demás.

• El animador o encargado de presentar el tema invita algrupo a leer la primera página de esta ficha. Sugerimosque, en primer término se aborde la columna en la quese describen los antecedentes del anticlericalismo y,luego, la situación de la vida de san Luis Orione.

• Después de la lectura se propone un diálogo abiertopara plantear inquietudes y despejar dudas acerca delcontenido del tema.

• El animador pide que se formen grupos de seis o sieteintegrantes y entrega a cada grupo un papel afiche, unmarcador (fibrón), adhesivo vinílico y un grupo de diezo doce recortes de diarios y revistas con artículos y noti-cias que manifiesten alguna forma de anticlericalismo.

• La consigna es que peguen en el papel afiche cuatro ocinco de los recortes recibidos, después de haber selec-cionado los que consideran más importantes.

• Una vez que todos los grupos hayan terminado su traba-jo, se exponen los afiches y, muy brevemente, se comen-tan en plenario.

Algunas preguntas orientadoras:

• ¿Se dan casos de anticlericalismo entre la gente que nosrodea en el barrio, el trabajo o en la familia? ¿Cómo semanifiesta? ¿Cómo es nuestra postura frente a esto?

• A la luz de la lectura de Gadium et spes y de los textosde Don Orione, ¿cómo interpretamos la postura de laIglesia y el papel que tiene (o debe tener) en relación con«el mundo»? ¿Qué elementos e ideas nos aportan paradar una respuesta al anticlericalismo?

• ¿Cómo definirían, por sus características, el papel dellaico orionita en la Iglesia de hoy de manera que sutarea y su apostolado no provoquen actitudes anticlerica-les y que favorezcan la unión y el acercamiento de lagente a la Iglesia?

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Algo máspara leer…

El Concilio exhorta a los cristianos, ciudadanos de la ciudad tempo-ral y de la ciudad eterna, a cumplir con fidelidad sus deberes tempo-rales, guiados siempre por el espíritu evangélico. Se equivocan loscristianos que, pretextando que no tenemos aquí ciudad permanen-te, pues buscamos la futura, consideran que pueden descuidar lastareas temporales, sin darse cuanta que la propia fe es un motivo queles obliga al más perfecto cumplimiento de todas ellas según la voca-ción personal de cada uno. Pero no es menos grave el error de quie-nes, por el contrario, piensan que pueden entregarse totalmente deltodo a la vida religiosa, pensando que ésta se reduce meramente aciertos actos de culto y al cumplimiento de determinadas obligacio-nes morales. El divorcio entre la fe y la vida diaria de muchos debeser considerado como uno de los más graves errores de nuestraépoca (…) Competen a los laicos propiamente, aunque no exclusi-vamente, las tareas y el dinamismo seculares. Cuando actúan, indi-vidual o colectivamente, como ciudadanos del mundo, no solamen-te deben cumplir las leyes propias de cada disciplina, sino que debenesforzarse por adquirir verdadera competencia en todos los campos(…) De los sacerdotes, los laicos pueden esperar orientación eimpulso espiritual,. Pero no piensen que sus pastores están siempreen condiciones de poderles dar inmediatamente solución concretaen todas las cuestiones, aún graves, que surjan. No es ésta su misión(…) Los laicos, que desempeñan parte activa en toda la vida de laIglesia, no solamente están obligados a cristianizar el mundo, sinoque además su vocación se extiende a ser testigos de Cristo en todomomento en medio de la sociedad humana. Los Obispos, que hanrecibido la misión de gobernar a la Iglesia de Dios, prediquen, jun-tamente con sus sacerdotes, el mensaje de Cristo, de tal manera quetoda la actividad temporal de los fieles quede como inundada por laluz del Evangelio. Recuerden todos los pastores, además, que sonellos los que con su trato y su trabajo pastoral diario exponen almundo el rostro de la Iglesia, que es el que sirve a los hombres parajuzgar la verdadera eficacia del mensaje cristiano. Con su vida y consus palabras, ayudados por los religiosos y por sus fieles, demuestrenque la Iglesia, aún por su sola presencia, portadora de todos susdones, es fuente inagotable de las virtudes de que tan necesitadoanda el mundo de hoy. Capacítense con insistente afán para partici-par en el diálogo que hay que entablar con el mundo y con los hom-bres de cualquier opinión (…) Aunque la Iglesia, por la virtud delEspíritu Santo, se ha mantenido como esposa fiel de su Señor ynunca ha cesado de ser signo de salvación en el mundo, sabe, sinembargo, muy bien que no siempre, a lo largo de su prolongada his-toria, fueron todos sus miembros, clérigos o laicos, fieles al espíritude Dios. Sabe también la Iglesia que aún hoy día es mucha la dis-tancia que se da entre el mensaje que ella anuncia y la fragilidadhumana de los mensajeros a quienes está confiado el Evangelio.Dejando a un lado el juicio de la historia sobre estas deficiencias,debemos, sin embargo, tener conciencia de ellas y combatirlas conmáxima energía para que no dañen a la difusión del Evangelio.

(Gadium et spes, nº 43)

DON ORIONE

NOS DICE

«Nosotros somos pocos, pequeños ydébiles, pero nuestra gloria, oh amadoshijos de la Providencia, ha de ser quenadie nos venza al amar con todasnuestras fuerzas al Papa y a la Iglesia,que es la esposa dilecta de Jesucristo:la santa e inmaculada esposa del Verbohecho hombre.La Iglesia es cosa suya, es la obra suya,como dice el apóstol san Juan en elcapítulo XVII. Y ella es también nuestramadre dulcísima... Que nadie, entonces,nos venza en la sinceridad del amor, enla devoción, en la generosidad hacia lamadre Iglesia y el Papa, que nadie nosvenza al trabajar, para que se cumplanlos deseos de la Iglesia y del Papa, paraque se conozca, se ame a la Iglesia y alPapa».

L I, 96-97. «A esta santa Madre Iglesia ya su Jefe, único y universal, Pastor delos pastores, Obispo de los Obispos,Vicario único y uno en la tierra deJesucristo, al Papa, yo y ustedes noshemos dado por la vida y la muerte,para vivir de su fe, de su amor, en laplena obediencia y disciplina a él, conafecto pleno, filial, no igualados por nin-guno. Nuestro especial fin es el de...inmolarnos por el Papa y por la Iglesia,viendo en el Papa a Jesucristo y en laIglesia la esposa mística de Cristo, laobra y el Reino visible de Cristo sobre latierra» (L II, 264).De «La segunda Madre es la SantaIglesia» Don Orione habló también en suúltima «buenas noches» en Tortona (Cf.Papàsogli, 560-562).

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El laico orionitaen la Iglesia de hoy

Aspectos de la situación histórica que vivió Don Orione

FICHA Nº 2: LA CUESTIÓN SOCIAL

San Luis Orione: sus tiempos y los nuestros

Durante la infancia de Don Orione,tanto en la ciudad como en la campa-ña se vivía una situación de miseria.Él la experimentó de lleno ya que lamás rigurosa pobreza asoló a sufamilia. Su padre ejercía la tarea deempedrar caminos, una de las másduras de entonces, trabajando de sola sol, a la intemperie, lejos de sucasa y por una paga exigua. Duranteun tiempo Luis lo acompañó apren-diendo lo que significa ese duro tra-bajo y el ganarse el pan.La madre, por su parte, iba a espigaren los campos cercanos al pueblomuy de madrugada; era la condiciónpara poder comer ella y sus hijos esedía. También, de muy pequeño, LuisOrione trabajó recolectando espigasjunto con su madre.

Esta situación tan difícil tuvo su géne-sis en la revolución industrial, origina-da en Inglaterra, con graves repercu-siones psicológicas y sociales entodo el mundo ya que llevó a la con-centración de la riqueza en manos deun grupo reducido y al yugo servilimpuesto por la minoría de ricos alnumeroso proletariado.

Las condiciones de las clases traba-jadoras eran indignas. Jornadas de14 a 16 horas durante los cuales elobrero debía repetir mecánicamenteel mismo gesto en una atmósfera físi-ca y moralmente malsana; concentra-ción indiscriminada de mujeres,muchachos y hasta niños; falta detoda seguridad ante la desgracia y laenfermedad; salarios pobrísimos,subalimentación; viviendas insalu-bres y enfermedades.

Esto sucedía sobretodo en las fábri-cas al margen de las grandes ciuda-des, pero también en el campo.

En la época de Don Orione, las clasesdirigentes (particularmente en Italia)ante el desafío de la cuestión socialno supieron ofrecer otro remedio queno fuera la paciencia y la resignación.

LA REACCIÓN DE LA IGLESIA

La Iglesia reaccionó –con cierto retra-so–- a través de la «Obra de losCongresos», (Venecia – 1874). A par-tir de ese momento surgió una red deinstituciones sociales a favor de lostrabajadores industriales y agrícolas;sociedades de socorros mutuos, coo-perativas rurales que constituyeron,en Italia, en el decenio 1870-80, elprincipal punto de apoyo de los traba-jadores.

Junto con las dificultades de extremapobreza en las que se vivía, lostemas más comunes motivo de discu-sión apasionada en los años de lainfancia y la preadolescencia de DonOrione, giraban alrededor de la caídadel poder temporal (1870), la muertede Víctor Manuel II y la de Pío IX(1878), la angustia de la Iglesia por lapersecución de las sectas, la posi-ción y actitud de los sacerdotes san-tos y de los otros y de católicos fielesy apóstatas. Esta temática era abor-dada por los pastores y educadoresen sus charlas, por los varones en lasdiscusiones políticas y por las muje-res en sus conversaciones diarias.

Todo esto iba penetrando lentamenteen el ánimo inteligente y sensible deLuis Orione que comenzaba a interio-rizarse de los problemas del mundo yde la Iglesia, a los cuales él daría unarespuesta.

Don Orione y su postura frente a los desafíos sociales.

Un ejemplo es su actitud frente a los «rojos» deSan Bernardino, el barrio donde inició la congrega-ción que estaba en manos de los socialistas. DonOrione supo encarnarse en ese submundo tan par-ticular que, hasta se hablaba del socialista Orione. Un conocido dirigente, José Romita, dijo en un dis-curso en la plaza de Tortona: «No queremos sacer-dotes, si los quisiéramos nos bastaría Orione; él noes un sacerdote como los otros, sino el sacerdote delos pobres».

El 1 y 2 de mayo de 1917 hubo un levantamientopopular con el objetivo de atacar al obispo e incen-diar su casa; la presencia de Don Orione calmó losánimos y el pueblo volvió a la normalidad.

Las doctrinas ateas y materialistas penetraban enel pueblo y el método que propiciaban como salida,era la violencia. La propuesta de Don Orione era lareconstrucción social a partir de la religión: «Hayque matarse, pero hacer cristiano a este pueblo».

Un caso puntual para estudiar es el de las «vícti-mas de los arrozales»; el trato y la situación de losobreros y obreras en condiciones nocivas y por unapaga exigua. Don Orione, en un texto fuerte y com-prometido editado en el periódico La Val Staffora(1919) hizo un llamado que da la medida y exten-sión de su pensamiento social. Don Orione palpa-ba muy de cerca el problema de las arroceras, yera sensible al mismo; también veía que si loscatólicos no se comprometían con la situación delos obreros explotados, el socialismo seguiríametiéndose en las clases populares con su prédi-ca atea y descristianizadora.

Para Don Orione la fe (religión y moral) es el motorde la historia, y para que la lucha por las justas rei-vindicaciones sociales sean efectivas y promuevanal hombre deben hacerse desde la fe en Dios y ensu nombre; una convicción que se fundamenta ensu confianza en la Divina Providencia pero que nolo sume en la pasividad, sino que sabe muy bienque Dios se vale de nuestro trabajo para realizar suobra en el mundo.

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Del magisterio de la Iglesia

De la palabra de Dios¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Acaso esafe puede salvarlo? ¿De qué sirve si uno de ustedes, al ver a un hermano o una hermanadesnudos o sin el alimento necesario, les dice: «Vayan en paz, caliéntense y coman», y noles da lo que necesitan para su cuerpo? Lo mismo pasa con la fe: si no va acompañadade las obras, está completamente muerta.

Sin embargo, alguien puede objetar: «Uno tiene la fe y otro, las obras». A ese habría que responderle: «Muéstrame,si puedes, tu fe sin las obras. Yo, en cambio, por medio de las obras, te demostraré mi fe». ¿Tú crees que hay unsolo Dios? Haces bien. Los demonios también creen, y sin embargo, tiemblan. ¿Quieres convencerte, hombre insen-sato, de que la fe sin obras es estéril? ¿Acaso nuestro padre Abraham no fue justificado por las obras, cuando ofre-ció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿Ves cómo la fe no estaba separada de las obras, y por las obras alcanzó su per-fección? Así se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó en Dios y esto le fue tenido en cuenta para su justi-ficación, y fue llamado amigo de Dios. Santiago 2, 14-23

«La primera constataciónnegativa que se debe haceres la persistencia y a vecesel alargamiento del abismoentre las áreas del llamadoNorte desarrollado y la delSur en vías de desarrollo.

Esta terminología geográfica es sólo indicativa, pues nose puede ignorar que las fronteras de la riqueza y de lapobreza atraviesan en su interior las mismas socieda-des tanto desarrolladas como en vías de desarrollo.Pues, al igual que existen desigualdades sociales hastallegar a los niveles de miseria en los países ricos, tam-bién, de forma paralela, en los países menos desarrolla-dos se ven a menudo manifestaciones de egoísmo yostentación desconcertantes y escandalosas.

(…) Al mirar la gama de los diversos sectores, produc-ción y distribución de alimentos, higiene, salud y vivien-da, disponibilidad de agua potable, condiciones de tra-bajo, en especial el femenino, duración de la vida y otrosindicadores económicos y sociales, el cuadro generalresulta desolador, bien considerándolo en sí mismo,bien en relación a los datos correspondientes de los paí-ses más desarrollados del mundo. La palabra abismovuelve a los labios espontáneamente.

(…) Así los países en vías de desarrollo, especialmentelos más pobres, se encuentran en una situación de gra-vísimo retraso. A lo dicho hay que añadir las diferenciasde cultura y de los sistemas de valores entre los distin-tos grupos de población, que no coinciden siempre conel grado de desarrollo económico, sino que contribuyena crear distancias. Son estos los elementos y los aspec-tos que hacen mucho más compleja la cuestión social,debido a que ha asumido una dimensión mundial.

Al observar las diversas partes del mundo separadaspor la distancia creciente de este abismo, al advertirque cada una de ellas parece seguir una determinadaruta, con sus realizaciones, se comprende por qué en ellenguaje corriente se hable de mundos distintos dentrode nuestro único mundo: Primer mundo, Segundo mun-do, Tercer mundo y, alguna vez, Cuarto mundo.

Estas expresiones, que no pretenden obviamente clasi-ficar de manera satisfactoria a todos los países, sonmuy significativas. Son el signo de una percepción difun-dida de que la unidad del mundo, en otras palabras, launidad del género humano, está seriamente comprome-tida. Esta terminología, por encima de su valor más omenos objetivo, esconde sin lugar a duda un contenidomoral, frente al cual la Iglesia, que es sacramento osigno e instrumento... de la unidad de todo el génerohumano, no puede permanecer indiferente.

El cuadro trazado precedentemente sería sin embargoincompleto, si a los indicadores económicos y socialesdel subdesarrollo no se añadieran otros igualmentenegativos, más preocupantes todavía, comenzando porel plano cultural.

Estos son: el analfabetismo, la dificultad o imposibilidadde acceder a los niveles superiores de instrucción, laincapacidad de participar en la construcción de la propiaNación, las diversas formas de explotación y de opre-sión económica, social, política y también religiosa de lapersona humana y de sus derechos, las discriminacio-nes de todo tipo, de modo especial la más odiosa basa-da en la diferencia racial. Si alguna de estas plagas sehalla en algunas zonas del Norte más desarrollado, sinlugar a duda éstas son más frecuentes, más duraderasy más difíciles de extirpar en los países en vías de desa-rrollo y menos avanzados.

Cfr. Sollicitudo rei socialis nº 14 y 15

FI C H A Nº 2 / P Á G I N A 3

Conversamosy trabajamos

en comunidad

OraciónTe alabamos, Señor,porque no sos un Dios lejanoque se quedó en los cielos,sino que te hiciste como nosotrospara acompañar nuestro camino.

Te pedimos perdónpor las veces que nos conformamos con una vida cómoda y no somos capaces de «levantar la vista» para descubrir quién puede necesitarnos más allá de nuestro entorno.

Te pedimosque nos des sensibilidad para captar las necesidades de los más postergados y estar atentos a la realidad del mundo del trabajo, de la salud y la vivienda.

Te ofrecemosnuestra disponibilidadpara ofrecer nuestros talentosal servicio de los que esperanuna respuesta cristianaante la injusticia y las desigualdadesde la sociedad actual.

Te damos graciaspor habernos mostrado el caminohaciéndote pobre con los pobres,haciéndote hombre con nosotrosy por permanecer a nuestro ladohasta el fin de los tiempos.

• Se forman grupos de cuatro o cinco integrantes y, a cada grupose le entrega una cartulina con el esquema que se presenta acontinuación. La consigna es que deben completar cada áreaseñalada, con los elementos que los participantes conocen desu entorno social. Obviamente no hace falta que sea hecho conla exactitud de un estudio sociológico (no cuentan con losdatos para hacerlo) sino, sencillamente con las apreciacionesde su propia percepción de la realidad.

• Una vez finalizada la tarea, se hace una puesta en común, conuna rápida lectura de las apreciaciones grupales.

• Inmediatamente se forman cuatro grupos, se cortan las cartu-linas por las líneas de puntos y, reunidas las columnas por te-mas, se entregan a cada grupo para que den un paso más; eneste momento la consigna será: «frente al diagnóstico de larealidad que hicieron los grupos, nos preguntamos que accio-nes concretas hubiera pensado Don Orione para tratar desuperar la problemática planteada.

• Después de un tiempo apropiado para la reflexión y la búsque-da de estrategias se realiza una puesta en común en la que,cada grupo, expone lo trabajado y plantea algún compromisoconcreto y posible surgido de la tarea.

• Finaliza este momento con una oración comunitaria.

VIVIENDA ALIMENTOATENCIÓNSANITARIA

EDUCACIÓN

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ESTA FICHA INTEGRA UNA SERIE DE SEIS PUBLICACIONES PREPARADAS POR EL MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA DE LA ARGENTINA.PARA TODOS LOS CASOS SUGERIMOS COMPLETAR Y COMPLEMENTAR EL TRABAJO PROPUESTO DE ACUERDO CON LA REALIDAD DE

LA COMUNIDAD Y CON EL AGREGADO DE OTROS TEXTOS DEL MAGISTERIO DE LA IGLESIA Y DE LOS ESCRITOS DE DON ORIONE QUE

EL ANIMADOR CONSIDERE OPORTUNOS PARA ENRIQUECER EL TEMA.

POR SUGERENCIAS E INQUIETUDES, POR FAVOR ESCRIBIR A: [email protected]

FI C H A Nº 2 / P Á G I N A 4

DON ORIONE

NOS DICE…

«Lo ocurrido aquí y en otras partes no es la lógica con-secuencia de una larga e intensa propaganda de odiocontra toda autoridad; no es otra cosa que el fruto dela descristianización que va arrancando de nuestrasmasas populares todo aquello que era patrimonio idealy moral del pasado, fomentando en ella inquietas aspi-raciones, bajas codicias y odios profundos.Si todas las personas honestas no se unen para enfren-tar el peligro inminente, mañana podría suceder algopeor; pero no es posible enfrentar este peligro si no sepiensa seriamente en mantener bien firme la religión,primer principio de orden y autoridad.Es necesario ir al pueblo, sacrificarse, matarse, perovolverlo cristiano.Que las autoridades no se hagan ilusiones; no llegaráa nada con las bayonetas y con las cárceles; por el con-trario será peor…El movimiento revolucionario de los días pasados debeservir para hacer un buen examen de conciencia.¿Qué hicimos por el pueblo?¿Somos siempre la sal de la tierra y la luz del mundo?¿Honramos a la Iglesia con obras de virtud, sacrificio ycaridad, y somos los siervos de Jesucristo en suspobres, en los abandonados, en sus miembros másenfermos y desvalidos? ¿O acaso no corremos detrásde la sonrisa de los ricos encubriendo apenas el des-precio por los pobres del Señor, que fueron siempre elmás dulce amor y el tesoro de la Iglesia de Jesucristo?El día menos pensado puede venir una marejada, quejunto con las almas, arrasará también nuestros santosaltares. ¿Y nosotros dormimos?Comprendamos hermanos la grave responsabilidadque pende sobre nuestras cabezas. Con ametralladorasen las bocacalles se detiene a un pueblo por algunashoras, pero no se reconstruye la sociedad.

Papasogli, Vida de Don Orione, Ed. Guadalupe,Bs. As., 1980, págs. 237 y 238.

Algo máspara leer…

EL PARADIGMA DE LA RIQUEZA

(cuento)

Cierta vez, el padre de una familia acaudaladallevo a su hijo a un paseo por el campo, con elfirme propósito de que viera cuan pobres eranlos que trabajaban allí; que comprendiera elvalor de las cosas y lo afortunados que eranellos con sus posesiones.

Estuvieron por espacio de un día y una nochecompletos en una granja de una familia campe-sina muy humilde.

Ya de regreso a casa, el padre preguntó a su hijo:

–¿Qué te pareció nuestra visita al campo?

–Muy interesante, papá.

–¿Te diste cuenta qué pobre y necesitada puedeser la gente?

–Y… sí.

–¿Qué aprendiste, entonces?

–Vi que nosotros tenemos un perro en casa yellos tienen cuatro. Nosotros tenemos una pis-cina de 25 metros y ellos tienen un riachueloque no tiene fin. Nosotros tenemos lámparasimportadas en el patio y ellos tienen las estre-llas. Nuestro patio llega hasta el borde de lacasa, el de ellos tiene todo un horizonte.Especialmente, papá, vi que ellos tienen tiem-po para conversar y convivir en familia. Encambio, vos y mamá tienen que trabajar todo eltiempo y casi nunca los veo.

Después de escuchar atentamente cada una delas cosas que iba señalando su hijo, el padre sequedó mudo, sin palabras.

El chico aprovechó el silencio de su padre yagregó:–Gracias, papá, con esta experiencia pudisteenseñarme claramente lo ricos que podríamosllegar a ser…

FI C H A Nº 3 / P Á G I N A 1

El laico orionitaen la Iglesia de hoy

Don Orione inició su labor a travésdel Oratorio festivo (julio de 1892)con el fin de formar cristianamen-te a la juventud de Tortona. En octubre de 1893, previa aproba-ción de su obispo, abrió un colegioa fin de dar la posibilidad de educa-ción a niños pobres, preferente-mente a los que manifestaban incli-naciones vocacionales.El 13 de abril de 1895 fue ordena-do sacerdote y celebró su primeramisa en el colegio. En la llamada década trágica(1890-1900) se sucedieron nume-rosas huelgas acompañadas dehechos de violencia en Italia quealarmaron al gobierno y a las cla-ses dirigentes. Tortona era un fuer-te baluarte del socialismo y lalucha de clases se convirtió ade-más en lucha contra la Iglesia y elEvangelio. En el barrio de SanBernardino, donde Don Orionetenía el epicentro de su fundación,el ataque al clero pasó del insultoa la agresión física; ante esto DonOrione no se atemorizó y enfrentólas injurias y las piedras. No sólono le importaron los peligros sinoque fue en busca de ellos para lle-gar a los más alejados.En este período, de plena convul-sión social, Luis Orione comienza apensar y transcribir los fines, obje-tivos y alcances de la obra que pordesignio de la Providencia, se desa-rrollaba vertiginosamente y queobliga al fundador a reflexionarintensamente para descubrir lavoluntad de Dios.

Aspectos de la situación histórica que vivió Don Orione

FICHA Nº 3: UN RENOVADOR DE LA IGLESIA

San Luis Orione: sus tiempos y los nuestros

Uno de los grandes problemas, quecomprometió la unidad interna de laIglesia y en el que se vio involucradade lleno, fue el del modernismo.

Una terrible catástrofe conmueve pro-fundamente a Don Orione y lo impelea desplegar toda su potencialidad decaridad: el terremoto de Mesina (28de diciembre de 1908). Hubo 80.000muertos y muchas personas queda-ron sepultadas bajo los escombros.San Pío X, al recibir la noticia, convo-có a los obispos y al clero para lastareas de salvamento. Don Orionepidió permiso a su obispo y con otrosacerdote va a Mesina, dedicándosede manera particular a socorrer a losnumerosos huérfanos. Tanto se prodi-gó a su empresa (dejando por un tiem-po de lado su naciente instituto y susdificultades) que el Papa lo nombróvicario general de la diócesis.

Allí, y ante el desafío de la caridad,Don Orione se encontró con losmodernistas que también se habíansolidarizado con las víctimas de la tra-gedia. El contacto fue muy cercano,sin embargo supo mantener un difícilequilibrio entre la fidelidad absoluta ala Iglesia y al Papa y una exquisita ca-ridad hacia ellos.

De todas formas fue acusado demodernista ante Pío X y el Papa, queera su amigo personal, lo manda lla-mar y le hace recitar el credo paracomprobar su ortodoxia.

Encontramos en Don Orione es-tas dos actitudes tan difíciles deconciliar: la fidelidad al Papa y ala Iglesia y una actitud paternalhacia los que se iban alejandode la madre Iglesia.

Con ellos ejercerá un apostolado par-ticular, los recibirá en la casa de sucongregación, los seguirá personal-mente y hasta los ayudará económica-mente. En Don Orione prima la cari-dad. Sin ceder un ápice en la ortodo-xia se brinda con todo su ser para daruna ayuda eficaz, moral y material, yatraer al seno de la Iglesia a estaspersonas que vivían una situación demarginación.

Otro hecho que revela la grandeza deDon Orione frente a la adversidad, ysu gran sentido de la unidad, es laactitud que adopta ante las gravesacusaciones hechas por importanteseclesiásticos de Tortona (1934).

La pequeña Obra iba creciendo y pro-pagándose viviendo algunos proble-mas de orden financiero. A causa deesto y por espíritu de maledicenciaDon Orione era continuamente ataca-do y calumniado.

Se lo tildaba de vanidoso del aposto-lado, imprudente y que hacía cosasque después había que deshacer.Bastaba con eso, para poner en guar-dia a miles de personas contra unsacerdote cuya vida fue siempre sólopara los demás.

El problema que Don Orione percibía yle preocupaba era, no tanto los ata-ques contra su persona, sino los quese hacían contra la Pequeña Obra.

Convencido de que su fundación erasólo de Dios y, por lo tanto no era supersona ni su reputación lo que impor-taba y que la obra podía continuar sinél, se alejó y siguió esa intuición quelo llamó a fundar más allá del mar. Enesas circunstancias partió hacia laArgentina.

DESAFÍOS EN RELACIÓN A LA IGLESIA Y AL PAPA

FI C H A Nº 3 / P Á G I N A 2

Del Magisterio de la Iglesia

De la palabra de DiosAl llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus dis-cípulos: «¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quiéndicen que es?». Ellos le respondieron: «Unos dicen que es Juan elBautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas».

«Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?». Tomando la palabra, Simón Pedrorespondió: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo». Y Jesús le dijo: «Feliz de ti, Simón,hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padreque está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré miIglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves delReino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo loque desates en la tierra, quedará desatado en el cielo». Entonces ordenó severamen-te a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.

Mateo 16, 13-20

Evangelizar significa para la Iglesiallevar la Buena Nueva a todos losambientes de la humanidad y, consu influjo, transformar desde den-tro, renovar a la misma humani-

dad: «He aquí que hago nuevas todas las cosas». Perola verdad es que no hay humanidad nueva si no hay enprimer lugar hombres nuevos con la novedad del bautis-mo y de la vida según el Evangelio. La finalidad de laevangelización es por consiguiente este cambio interiory, si hubiera que resumirlo en una palabra, lo mejor seríadecir que la Iglesia evangeliza cuando, por la sola fuer-za divina del mensaje que proclama, trata de convertir almismo tiempo la conciencia personal y colectiva de loshombres, la actividad en la que ellos están comprometi-dos, su vida y ambiente concretos.

Sectores de la humanidad que se transforman: para laIglesia no se trata solamente de predicar el Evangelio enzonas geográficas cada vez más vastas o poblacionescada vez más numerosas, sino de alcanzar y transfor-mar con la fuerza del Evangelio los criterios de juicio, losvalores determinantes, los puntos de interés, las líneasde pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelosde vida de la humanidad, que están en contraste con lapalabra de Dios y con el designio de salvación.

Posiblemente, podríamos expresar todo esto diciendo:lo que importa es evangelizar —no de una manera deco-

rativa, como un barniz superficial, sino de manera vital,en profundidad y hasta sus mismas raíces— la culturay las culturas del hombre en el sentido rico y amplio quetienen sus términos en la Gaudium et spes, tomandosiempre como punto de partida la persona y teniendosiempre presentes las relaciones de las personas entresí y con Dios.El Evangelio y, por consiguiente, la evangelización no seidentifican ciertamente con la cultura y son independien-tes con respecto a todas las culturas. Sin embargo, elreino que anuncia el Evangelio es vivido por hombresprofundamente vinculados a una cultura, y la construc-ción del reino no puede por menos de tomar los elemen-tos de la cultura y de las culturas humanas. Independientes con respecto a las culturas, Evangelio yevangelización no son necesariamente incompatiblescon ellas, sino capaces de impregnarlas a todas sinsometerse a ninguna.La ruptura entre Evangelio y cultura es sin duda algunael drama de nuestro tiempo, como lo fue también enotras épocas. De ahí que hay que hacer todos losesfuerzos con vistas a una generosa evangelización dela cultura, o más exactamente de las culturas. Estasdeben ser regeneradas por el encuentro con la BuenaNueva. Pero este encuentro no se llevará a cabo si laBuena Nueva no es proclamada.

Cfr. Evangelii Nuntiandi nº 18-20

FI C H A Nº 3 / P Á G I N A 3

Conversamosy trabajamos

en comunidad

OraciónTe alabamos, Señor,porque nunca dejaste de suscitarvidas que son ejemplo,como la de san Luis Orione,y que renuevan tu mensajehaciéndolo siempre actual.

Te pedimos perdónpor las veces que no somos fielesa la espiritualidadcon la que nos comprometimosy actuamos por debilidado con flojera.

Te pedimosque nos ayudes a caminaren las huellas de Jesúsy de modo particularpor la senda que nos señalónuestro fundador,llevando tu Palabraa los más pobres y necesitados.

Te ofrecemosnuestros cinco panesy nuestros dos pescados,porque sabemos que hace faltaque demos todo lo posible,pero sólo tú eresquien hace el milagro.

Te damos gracias por los bienes recibidos,por el don del carisma orionita,por habernos encontrado con tu palabra por medio de nuestros maestros en la formación espiritual.

• ¿Qué necesitamos para revitalizar la Iglesia en los tiem-pos actuales?

• ¿Somos capaces de distinguir aquello que es meramenteestructural de aquello que implica un cambio de menta-lidad?

• Proponemos un trabajo en grupos de diez o doce inte-grantes; cada uno recibe una cartulina de color (20 x 25cm) y un marcador de fibra para dibujar los bordes de unladrillo de esa medida y escribir en el centro, con letraclara, una actitud, un compromiso o manifestar unanecesidad para ayudar a seguir «construyendo la Iglesia».Una vez que hayan escrito el «ladrillo» en forma indivi-dual, se les pide que los unan (pegándolos sobre un papelmadera o papel afiche de gran tamaño), dándole laforma que deseen, teniendo presente que están constru-yendo una imagen de Iglesia (obviamente pueden com-plementar el pegado de los ladrillos con un contorno olo que haga falta dibujando con el marcador).Se exponen los trabajos de cada grupo, ubicándolos alfrente del plenario y se comentan detalladamente. Sebuscan coincidencias y, si es posible, se establecen prio-ridades y urgencias de acuerdo a las propuestas leídas.

• Leer en grupo el texto de la Palabra de Dios propuesto yrelacionarlo con las lecturas del magisterio de la Iglesia ycon la propia vida. Preguntarse si Don Orione vivierahoy, y teniendo en cuenta como actuó en su época, quépediría a su Obra (religiosos y religiosas) y a los laicosdel Movimiento Laical Orionita.

• Leer la oración de la columna derecha de esta página yreescribirla con palabras propias y de acuerdo con la rea-lidad de la comunidad.

ESTA FICHA INTEGRA UNA SERIE DE SEIS PUBLICACIONES PREPARADAS POR EL MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA DE LA ARGENTINA.PARA TODOS LOS CASOS SUGERIMOS COMPLETAR Y COMPLEMENTAR EL TRABAJO PROPUESTO DE ACUERDO CON LA REALIDAD DE

LA COMUNIDAD Y CON EL AGREGADO DE OTROS TEXTOS DEL MAGISTERIO DE LA IGLESIA Y DE LOS ESCRITOS DE DON ORIONE QUE

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FI C H A Nº 3 / P Á G I N A 4

Algo más para leer

DON ORIONE

NOS DICE

Nacida del amor del Padre Eterno, fundada en el tiempo por CristoRedentor, reunida en el Espíritu Santo, la Iglesia tiene una finalidadescatológica y de salvación, que sólo en el mundo futuro podráalcanzar plenamente. Está presente ya aquí en la tierra, formada porhombres, es decir, por miembros de la ciudad terrena que tienen lavocación de formar en la propia historia del género humano la fami-lia de los hijos de Dios, que ha de ir aumentando sin cesar hasta lavenida del Señor (…) la Iglesia, entidad social visible y comunidadespiritual, avanza juntamente con toda la humanidad, experimenta lasuerte terrena del mundo, y su razón de ser es actuar como fermen-to y como alma de la sociedad, que debe renovarse en Cristo y trans-formarse en familia de Dios (…) Al buscar su propio fin de salvación, la Iglesia no sólo comunica lavida divina al hombre, sino que además difunde sobre el universomundo, en cierto modo, el reflejo de su luz, sobre todo curando y ele-vando la dignidad de la persona, consolidando la firmeza de la socie-dad y dotando a la actividad diaria de la humanidad de un sentido yde una significación mucho más profundos (…).

Bien sabe la Iglesia que sólo Dios, al que ella sirve, responde a lasaspiraciones más profundas del corazón humano, el cual nunca sesacia plenamente con solos los alimentos terrenos. Sabe tambiénque el hombre, atraído sin cesar por el Espíritu de Dios, nunca jamásserá del todo indiferente ante el problema religioso, como los prue-ban no sólo la experiencia de los siglos pasados, sino también múl-tiples testimonios de nuestra época. Siempre deseará el hombresaber, al menos confusamente, el sentido de su vida, de su acción yde su muerte. La presencia misma de la Iglesia le recuerda al hom-bre tales problemas; (…) Apoyada en esta fe, la Iglesia puede rescatar la dignidad humana delincesante cambio de opiniones que, por ejemplo, deprimen excesiva-mente o exaltan sin moderación alguna el cuerpo humano. No hayley humana que pueda garantizar la dignidad personal y la libertaddel hombre con la seguridad que comunica el Evangelio de Cristo,confiado a la Iglesia. El Evangelio enuncia y proclama la libertad delos hijos de Dios, rechaza todas las esclavitudes, que derivan, en últi-ma instancia, del pecado; respeta santamente la dignidad de la con-ciencia y su libre decisión; advierte sin cesar que todo talento huma-no debe redundar en servicio de Dios y bien de la humanidad; enco-mienda, finalmente, a todos a la caridad de todos. Esto correspondea la ley fundamental de la economía cristiana. Porque, aunque elmismo Dios es Salvador y Creador, e igualmente, también Señor dela historia humana y de la historia de la salvación, sin embargo, enesta misma ordenación divina, la justa autonomía de lo creado, ysobre todo del hombre, no se suprime, sino que más bien se restitu-ye a su propia dignidad y se ve en ella consolidada. La Iglesia, pues,en virtud del Evangelio que se le ha confiado, proclama los derechosdel hombre y reconoce y estima en mucho el dinamismo de la épocaactual, que está promoviendo por todas partes tales derechos.Debe, sin embargo, lograrse que este movimiento quede imbuido delespíritu evangélico y garantizado frente a cualquier apariencia defalsa autonomía…

Cfr. Gaudium et spes nº 40 y 41

MARCHAR A LA CABEZA DE LOS TIEMPOS Carta al padre Carlos Pensa del 5 de agosto de1920 (Un profeta de nuestro tiempo, págs. 39 y 40).

(…) Nuestra política es la caridad magnáni-ma y divina, que hace el bien a todos. Sólobuscamos almas que salvar. Y si tuviéra-mos que manifestar alguna preferencia,que sea para con los más necesitados deDios, ya que Jesús vino para los pecado-res, más que para los justos.¡Almas y almas! Esto es toda nuestra vida.Este es nuestro grito, nuestro proyecto;toda nuestra alma y todo nuestro corazón:¡almas y almas! Pero, para ser más efica-ces en la salvación de las almas, hay quesaber adoptar ciertos métodos, sin fosili-zarnos en las formas, si las formas ya nocaen bien, si están fuera de uso o son anti-cuadas (…) Y echemos mano a todos losrecursos, los más santos, los más acepta-dos y adecuados para lograrlo. Aún las for-mas y costumbres que pudieran parecer-nos más bien laicas, sepamos respetarlas,y si fuera necesario sepamos adoptarlassin escrúpulos ni estrechez de mente. ¡Lo que importa es salvar la sustancia! Esoes lo decisivo.Los tiempos corren veloces, y han cambia-do bastante; y nosotros -en todo lo que noafecte a la doctrina, la vida cristiana y lavida de la Iglesia- debemos avanzar y mar-char a la cabeza de los tiempos y de lospueblos, y no a la retaguardia, ni a la ras-tra. Para atraer y orientar a los pueblos y ala juventud, hacia Cristo y la Iglesia, hayque marchar a la cabeza. Así salvaremos elabismo que se está abriendo entre el pue-blo y Dios, entre el pueblo y la Iglesia.¡Trabajo, trabajo, trabajo! Nosotros somoslos hijos de la fe y el trabajo. Y tenemosque amar y ser apóstoles del trabajo y dela fe. Tenemos que esforzarnos para traba-jar y trabajar cada vez más.Orar, con los ojos fijos en el cielo, y luego…Y luego, ¡adelante! ¡A trabajar con decisión!Adelante siempre, hijos míos, in domino.Siempre adelante con María. Ave María yadelante. ¡Adelante en el Señor!

FI C H A Nº 4 / P Á G I N A 1

El laico orionitaen la Iglesia de hoy

Conceptos eje de la eclesiología de san Luis Orione

FICHA Nº 4: LA ECLESIOLOGÍA DE DON ORIONE

San Luis Orione: sus tiempos y los nuestros

La providencia

La providencia es la acción deDios que conserva todas lascosas y conservándolas, conti-nuamente las crea y las dirigeguiándolas a su fin. La historiacon sus acontecimientos, es unespacio en donde se manifiestala gloria de Dios, recreándola con-tinuamente para que alcance sufin, su meta escatológica.

Cristo

Cristo es el gran amor de DonOrione.Desde Cristo se entiende todo, laIglesia como su esposa, el Papacomo su vicario en la tierra, lospobres, las personas como surostro concreto dónde brilla suimagen, María como su madre.De aquí que el lema de la congre-gación es: Instaurare omnia inChristo. Cristo es el centro detoda la creación.Nuestro señor Jesucristo «destru-ye la muerte y repara la humani-dad perdida. Él reforma a la anti-gua Iglesia y, constituyéndolasobre sólidas bases, la hacesanta con su sangre».

La historia

La historia es el lugar concretodonde Dios habla, se revela, seencarna, nos dice su Palabra; esel lugar de acción-contemplaciónde la Iglesia, donde ella, contem-plando al Hijo del Padre, sigue, enel Espíritu Santo, sus caminospreocupándose de los pobres yexcluidos tratando de ser fiel a sumisión.

La escatología

La consumación escatológica,definitiva, será al final de lostiempos, en el que la providenciade Dios centrará las cosas enCristo, siendo él todo en todos.La acción de instaurar, si biencomienza en el presente, se con-sumará en la escatología. Este es el sentido primero dellema de la congregación y notanto el histórico, si bien, estaunificación y centralización enCristo se realizará a través de laIglesia, que es su Cuerpo, en laperegrinación de la historia, consantos y pecadores, viviendo yael Reino, pero anhelando todavíano poseerlo en plenitud.

La caridad

La Iglesia es comunión, unión delos fieles entre sí y con Dios. Estamos convocados en ella paravivir el mandamiento principal delamor (a Dios y al prójimo).La Iglesia debe ser samaritanade la humanidad herida que seencuentra al costado del camino;debe vivir y hacer vivir la caridadporque «la caridad de Cristo nosurge» y «sólo la caridad salvará almundo».

La unidad

La misión de la Iglesia es ser uni-dad. Parafraseando a la LumenGentium, unidad de los hombresentre sí y con Dios. Así se com-prende el papel que san LuisOrione atribuye al Papa que tienela tarea de apacentar el rebañopara que sea uno bajo la guía deun solo pastor. La Biblia lo diceclaramente: «unidos para que elmundo crea». En la medida quese de testimonio real de unidad,el mundo va a creer en el mensa-je de Cristo y en la revelación.Unidad que no es uniformidadporque está más allá de eso.

La providencia - CristoLa historia - La escatologíaLa caridad - La unidad

FI C H A Nº 4 / P Á G I N A 2

Del magisterio de la Iglesia

De la palabra de Dios

Todos los hombres son llamados a formar parte del pueblo de Dios. Por lo cual este pue-blo, siendo uno y único, ha de abarcar el mundo entero y todos los tiempos para cumplirlos designios de la voluntad de Dios, que creó en el principio una sola naturaleza huma-na y determinó congregar en un conjunto a todos sus hijos, que estaban dispersos (cf. Jn11, 52). Para ello envió Dios a su hijo a quien constituyó heredero universal (cf. Hebr 1,2), para que fuera maestro, rey y sacerdote nuestro, cabeza del nuevo y universal pueblode los hijos de Dios. Para ello, por fin, envió al Espíritu de su hijo, señor y vivificador, quees para toda la Iglesia, y para todos y cada uno de los creyentes, principio de asociacióny de unidad en la doctrina de los apóstoles y en la unión, en la fracción del pan y en laoración (cf. Act 2, 42).

Así, pues, de todas las gentes de la tierra se compone el pueblo de Dios, porque de todas recibe sus ciudadanos,que lo son de un reino, por cierto no terreno, sino celestial. Pues todos los fieles esparcidos por la faz de la tierracomunican en el Espíritu Santo con los demás, y así «el que habita en Roma sabe que los indios son también susmiembros». Pero como el reino de Cristo no es de este mundo (cf. Jn 18, 36), la Iglesia, o pueblo de Dios, introdu-ciendo este reino no arrebata a ningún pueblo ningún bien temporal, sino al contrario, todas las facultades, rique-zas y costumbres que revelan la idiosincrasia de cada pueblo, en lo que tienen de bueno, las favorece y asume;pero al recibirlas las purifica, las fortalece y las eleva. Pues sabe muy bien que debe asociarse a aquel rey, a quienfueron dadas en heredad todas las naciones (cf. Sal 2, 8) y a cuya ciudad llevan dones y obsequios (cf. Sal 71 [72],10; Is 60, 4-7; Ap 21, 24). Este carácter de universalidad, que distingue al pueblo de Dios, es un don del mismoSeñor por el que la Iglesia católica tiende eficaz y constantemente a recapitular la humanidad entera con todos susbienes, bajo Cristo como cabeza en la unidad de su Espíritu.

En virtud de esta catolicidad cada una de las partes presenta sus dones a las otras partes y a toda la Iglesia, desuerte que el todo y cada uno de sus elementos se aumentan con todos lo que mutuamente se comunican y tien-den a la plenitud en la unidad. De donde resulta que el pueblo de Dios no sólo congrega gentes de diversos pue-blos, sino que en sí mismo está integrado de diversos elementos, Porque hay diversidad entre sus miembros, yasegún los oficios, pues algunos desempeñan el ministerio sagrado en bien de sus hermanos; ya según la condi-ción y ordenación de vida, pues muchos en el estado religioso tendiendo a la santidad por el camino más arduoestimulan con su ejemplo a los hermanos. Además, en la comunión eclesiástica existen Iglesias particulares, quegozan de tradiciones propias, permaneciendo íntegro el primado de la cátedra de Pedro, que preside todo el con-junto de la caridad, defiende las legítimas variedades y al mismo tiempo procura que estas particularidades no sólono perjudiquen a la unidad, sino incluso cooperen en ella. De aquí dimanan finalmente entre las diversas partes dela Iglesia los vínculos de íntima comunicación de riquezas espirituales, operarios apostólicos y ayudas materiales.Los miembros del pueblo de Dios están llamados a la comunicación de bienes, y a cada una de las Iglesias pue-den aplicarse estas palabras del apóstol: «El don que cada uno haya recibido, póngalo al servicio de los otros, comobuenos administradores de la multiforme gracia de Dios» (1Pe 4, 10).

Todos los hombres son llamados a esta unidad católica del pueblo de Dios, que prefigura y promueve la paz y aella pertenecen de varios modos y se ordenan, tanto los fieles católicos como los otros cristianos, e incluso todoslos hombres en general llamados a la salvación por la gracia de Dios.

Así oró Jesús: «No ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su pala-bra, creerán en mí. Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí que también ellosestén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Yo les he dado la gloriaque tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno –yo en ellos y tú en mí–

para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que tú me has enviado, y que los has amado a ellos comome amaste a mí.Padre, quiero que los que tú me diste estén conmigo donde yo esté, para que contemplen la gloria que me hasdado, porque ya me amabas antes de la creación del mundo. Juan 17, 20-24

Lumen gentium nº 13

FI C H A Nº 4 / P Á G I N A 3

Conversamosy trabajamos

en comunidad

Oración

Te alabamos, Señor,porque estás presente en tu Iglesiaa pesar de nuestras debilidades.

Te pedimos perdónpor los momentos en queperdemos de vista quenuestra acción debe estar movidapor la caridady hacemos las cosas sin darleel sentido del amor…

Te pedimosun corazón sencillo,con la humildad que nos enseñósan Luis Orione,para saber compartir bucando la unidad,aún en la diversidad.

Te ofrecemosnuestra participación concretaen la historia cotidiana,con la conciencia de serartífices de nuestro destinoy constructores de un mundo mejorcon justicia y libertad.

Te damos graciaspor tu acción providenteen los hechos cotidianos;hemos logrado descubrirtu Divina Providenciaen las cosas más simples y pudimos aprenderque eres un padre cercano que nunca abandona y vive a nuestro lado.

ESTA FICHA INTEGRA UNA SERIE DE SEIS PUBLICACIONES PREPARADAS POR EL MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA DE LA ARGENTINA.PARA TODOS LOS CASOS SUGERIMOS COMPLETAR Y COMPLEMENTAR EL TRABAJO PROPUESTO DE ACUERDO CON LA REALIDAD DE

LA COMUNIDAD Y CON EL AGREGADO DE OTROS TEXTOS DEL MAGISTERIO DE LA IGLESIA Y DE LOS ESCRITOS DE DON ORIONE QUE

EL ANIMADOR CONSIDERE OPORTUNOS PARA ENRIQUECER EL TEMA.

POR SUGERENCIAS E INQUIETUDES, POR FAVOR ESCRIBIR A: [email protected]

• ¿Qué rasgos de la eclesiología de san Luis Orione perci-bimos que se acentúan en la pastoral orgánica de nues-tra Iglesia local? ¿Cuáles no están presentes con tantaintensidad?

• Proponemos un trabajo en seis grupos de manera quecada uno de ellos pueda tomar uno de los rasgos de laeclesiología de Don Orione mencionados en la primerapágina y desarrollarlos respondiendo la consigna.

Cada grupo, finalizada su reflexión, expone de maneracreativa su manera de ver la eclesiología de Don Orionede acuerdo con el rasgo en particular que le tocó traba-jar. Entre todos, en plenario, conversan acerca de cómose complementan los rasgos presentados.

• Leer en grupo el texto de la Palabra de Dios propuesto ypreguntarse por la unidad de los miembros del Movi-miento Laical Orionita.

• Leer la oración de la columna derecha de esta página yreescribirla con palabras propias y de acuerdo con la rea-lidad de la comunidad.

• La providencia ¿Percibimos la acción de la Divina Provi-dencia en las cuestiones cotidianas?

• Cristo ¿Manifestamos en nuestra acción cotidiana queCristo es el Señor de la historia y el centro de nuestra vida?

• La historia ¿Cómo actuamos siendo hacedores de la histo-ria y mostrando que Dios habla allí?

• La escatología ¿Participamos en la construcción del reinode Dios en el presente con la mirada puesta en el final delos tiempos?

• La caridad ¿Cómo podemos ser samaritanos de la humani-dad golpeada y que sufre?

• La unidad ¿Trabajamos por la unidad de la Iglesia y delpueblo de Dios? ¿De qué manera?

FI C H A Nº 4 / P Á G I N A 4

Algo máspara leer

¡TRABAJAR! SEMBRAR E IMPLANTAR A JESUCRISTO EN LA SOCIEDAD

Publicado en la revista “La Piccola Opera della Divina Provvidenza” (1934). Texto fun-damental para comprender la profundidad del celo apostólico de Don Orione, que noadmite ni mediocridades ni apatía. Los cristianos tienen que ponerse al servicio de laIglesia y de la patria por la causa del bien.

Amigos, con la vista en las alturas trabajaremos con más ahínco; trabajare-mos cada vez más y mejor, pro aris et focis: por la Iglesia y por la Patria.Y si nos quedamos dormidos ¡despertemos y el Señor nos inundará con suluz! Revistámonos de la armadura completa de Dios, para poder resistirvalientemente el mal y hacer el bien: robustezcámonos en el Señor y con sufuerza poderosa. ¡Y adelante con los santos esfuerzos y cansancios!Gracias a Dios, nos sentimos a los pies de la Iglesia, y avanzamos por labuena senda: ¡trabajar! ¡trabajar! Acción, amigos, acción católica como la quiere el papa, como la quieren losobispos: amor a Dios, a la Iglesia, celo, oración, diligencia en el bien, paranuestra salvación y la salvación de los hermanos.¿Son tiempos nuevos? Fuera temores, y vacilaciones: marchemos a la con-quista de los tiempos con ardiente e intenso espíritu de apostolado, y desana e inteligente modernidad. Lancémonos a nuevas formas, a los nuevosmétodos de acción religiosa y social, bajo la guía de los obispos, firmes enla fe, pero con amplitud de criterios y de espíritu. Nada de espíritus tristeso cerrados: siempre con el corazón abierto, en espíritu de humildad, de bon-dad, de alegría. Hay que rezar, estudiar, avanzar. No nos fosilicemos. Lospueblos avanzan: avancemos también nosotros, con la mirada en lo alto, enDios, con la Iglesia, empujando y no a la rastra. Que todas las buenas iniciativas se presenten remozadas y modernas, contal de poder sembrar, implantar profundamente a Jesucristo en la sociedad,y fecundarla en Cristo.En las manos -y a los pies- de la Iglesia queremos y debemos ser levadura,una fuerza pacífica de renovación cristiana: con la confianza puesta enDios, queremos restaurar todas las cosas en Cristo. ¡Trabajo! ¡trabajo! Estaes la enseñanza de la historia, el ejemplo de los santos, el mandato delvicario de Cristo, la ley que Dios nos dio. ¡Firmes en la fe, unidos en un soloespíritu, en la integridad doctrinal de la Iglesia, florezca incesantemente ennosotros la verdad en la dulce y diligente caridad! Pongamos toda nuestraactividad al servicio de la religión y de la patria: miremos sólo y siempre elhonor de Dios, el bien de la Iglesia, la salvación del prójimo. Con humildady fervor llevemos a todas partes la impronta viva y luminosa de nuestra fey de la doctrina de Cristo: ¡Trabajemos! Trabajemos!¡Adelante, con Dios y con María! ¡Que cada día sea como el primero: ade-lante, siempre adelante en las obras de bien!Con renovado vigor y con la fe viva creciente, fe siempre más ardiente y másgrande, trabajemos incansables, en la construcción del reino, en la difusiónde la caridad de Cristo, y en la salvación de las almas. ¡Almas, y almas!

DON ORIONE

NOS DICE…

Conviene que los cónyuges ypadres cristianos, siguiendo supropio camino, se ayuden el unoal otro en la gracia, con la fideli-dad en su amor a lo largo detoda la vida, y eduquen en ladoctrina cristiana y en las virtu-des evangélicas a la prole que elSeñor les haya dado. De estamanera ofrecen al mundo elejemplo de una incansable ygeneroso amor, construyen lafraternidad de la caridad y sepresentan como testigos y coo-peradores de la fecundidad dela Madre Iglesia, como símbolo yal mismo tiempo participaciónde aquel amor con que Cristoamó a su Esposa y se entregó así mismo por ella. Un ejemploanálogo lo dan los que, en esta-do de viudez o de celibato, pue-den contribuir no poco a la san-tidad y actividad de la Iglesia. Ypor su lado, los que viven entre-gados al duro trabajo convieneque en ese mismo trabajohumano busquen su perfección,ayuden a sus conciudadanos,traten de mejorar la sociedadentera y la creación, pero tratentambién de imitar, en su laborio-sa caridad, a Cristo, cuyasmanos se ejercitaron en el tra-bajo manual, y que continúa tra-bajando por la salvación detodos en unión con el Padre;gozosos en la esperanza, ayu-dándose unos a otros en llevarsus cargas, y sirviéndose inclu-so del trabajo cotidiano parasubir a una mayor santidad,incluso apostólica.

Cfr. Lumen gentium nº 41

FI C H A Nº 5 / P Á G I N A 1

Las primeras comuni-dades fueron fundadaso dirigidas por losapóstoles (Jerusalén,

Antioquía, Roma, Corinto, Éfeso y muchas otras). A medidaque se extendió la predicación nacieron nuevas comunidadesque fueron encargadas a nuevos ministros a quienes, des-pués de la imposición de las manos, se les confiaba la suce-sión de los apóstoles.

A partir del siglo II aparece el término «paroikía», con el sig-nificado de comunidad cristiana particular, o sea la Iglesia enun lugar concreto. La parroquia apareció como resultado dela difusión del Evangelio por el mundo entero y, después demucho tiempo se concretó y se organizó su realidad jurídica.

En la época del emperador Constantino (siglo IV) la Iglesia yano era una comunidad en dispersión y de paso, sino que lascomunidades cristianas aparecen asentadas y organizadasen el territorio imperial (en las ciudades y en los sectoresrurales). Para definirlas se emplean los términos «iglesia»,«diócesis» y «parroquia». La diócesis, que coincidía con laprovincia imperial, era una circunscripción territorial mayor, acargo de un obispo y la parroquia era una jurisdicción menor,a cargo de un presbítero.

En el siglo VIII la parroquia era una realidad configurada entodos sus aspectos (financiero, administrativo y cultural) ylas diócesis estaban constituidas por redes o conjuntos deparroquias.

En el siglo XV, el presbítero encargado de la parroquia fue lla-mado por primera vez «párroco», título reservado hasta enton-ces al obispo. Al ser parte territorial -urbana o rural-, de unadiócesis, la parroquia entró en la ordenación canónica ecle-siástica.

Así el Concilio de Trento, en el siglo XVI, estableció que losobispos fraccionaran sus diócesis en parroquias, con párro-co encargado para facilitar la cura de almas y la prácticasacramental. Disposición que repitió el código de derechocanónico de 1917, al tiempo que daba simultáneamente unadefinición de parroquia como «parte territorial de la diócesis,con su iglesia propia, con su población determinada, asigna-da a un rector especial como pastor propio de la misma, parala necesaria cura de almas».

Después del Vaticano II se promulgó, en 1983, el nuevo códi-go de derecho canónico, que dice: «La parroquia es unadeterminada comunidad de fieles, constituida de modo esta-

ble en la Iglesia particular, cuya cura pastoral, bajo la autori-dad del obispo diocesano, se encomienda a un párroco comosu pastor propio». Esta descripción se inspira en laConstitución Sacrosanctum Concilium (acerca de la liturgia)nº 42, y destaca tres elementos importantes:

• Centralidad en la teología del pueblo de Dios (no en elpárroco): la parroquia es una comunidad de fieles.

• La parroquia no se define por el «beneficio» a favor delpárroco, sino por el ministerio: lo importante es el cuidadopastoral, entendido desde el ministerio de la Palabra, comoprimordial servicio y desde el ministerio sacramental, en elque aparece la Eucaristía como centro de la vida comunita-ria, desde donde se proyectan los fieles hacia la caridad y laevangelización.

• El nuevo Código de Derecho Canónico pone de relieve lacomunión de la parroquia con la Iglesia particular y universal(la comunión parroquial y sus agentes se comprenden a símismos en el contexto de una Iglesia «comunión»).

Hay parroquias que no han asumido la renovación conciliar ysu principal actividad es el culto y no trabajan con un planpastoral organizado. La responsabilidades son exclusivamen-te del párroco; los laicos cumplen un papel pasivo y ningunoasume tareas concretas. Normalmente en este estilo deparroquia no florece ningún tipo de grupo.Otras, en cambio, viven una pastoral manifestada en eldeseo de hacer llegar la catequesis, con acentuación en laformación bíblica, a todos los niveles; trabajan la pastoraljuvenil y viven una liturgia participada. En ella florecen diver-sos grupos con carismas propios y muchos fieles se compro-meten en servicios de evangelización y caridad. La vida pas-toral, integrada por un equipo parroquial, presidido por elpárroco, hace el esfuerzo por atender y llegar a los lugares yfieles más alejados.

Hay que ver la parroquia dentro del misterio de la Iglesia, con-vocada por la Palabra de Dios para una misión triple: Evan-gelizar, anunciando la salvación con la palabra y el testimonio(misión profética), celebrar sacramentalmente esa salvaciónproclamada (misión sacerdotal) y comprometerse en la con-versión del hombre y las estructuras sociales al amor (misiónpastoral).

La parroquia es la encarnación última y minúscula de laIglesia universal de Cristo.

El laico orionitaen la Iglesia de hoy

Antecedentes históricospara entender el presente

FICHA Nº 5: IGLESIA UNIVERSAL, DIOCESANA Y PARROQUIAL

San Luis Orione: sus tiempos y los nuestros

FI C H A Nº 5 / P Á G I N A 2

Del magisterio de la Iglesia

De la palabra de Dios

«Es un hecho que allí donde la presencia de la Iglesia es dinámica, como esel caso de las parroquias en las que se imparte una asidua formación en laPalabra de Dios, donde existe una liturgia activa y participada, una sólidapiedad mariana, una efectiva solidaridad en el campo social, una marcadasolicitud pastoral para la familia, los jóvenes, los enfermos, vemos que lassectas o los movimientos parareligosos no logran instalarse o avanzar»

(Juan Pablo II, Discurso inaugural de la Conferencia de Santo Domingo, 12).

Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los apóstoles y partici-par en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones. Un santo temor se apo-deró de todos ellos, porque los apóstoles realizaban muchos prodigios y signos. Todos los

creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en común: vendían sus propiedades y sus bienes, y distribuíanel dinero entre ellos, según las necesidades de cada uno. Íntimamente unidos, frecuentaban a diario el templo,partían el pan en sus casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón; ellos alababan a Dios y eranqueridos por todo el pueblo. Y cada día, el Señor acrecentaba la comunidad con aquellos que debían salvarse.

Hch 2, 42-48

La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios,sino que todo era común entre ellos. Los apóstoles daban testimonio con mucho poder de la resurrección del SeñorJesús y gozaban de gran estima. Ninguno padecía necesidad, porque todos los que poseían tierras o casas lasvendían y ponían el dinero a disposición de los apóstoles, para que se distribuyera a cada uno según sus nece-sidades. Hch 4, 32-35

Sin embargo, esta Iglesia universal se encarna de hecho en las Iglesias particulares, constituidas de tal ocual porción de humanidad concreta, que hablan tal lengua, son tributarias de una herencia cultural, deuna visión del mundo, de un pasado histórico, de un substrato humano determinado. La apertura a lasriquezas de la Iglesia particular responde a una sensibilidad especial del hombre contemporáneo.

Guardémonos bien de concebir la Iglesia universal como la suma o, si se puede decir, la federación más omenos anómala de Iglesias particulares esencialmente diversas. En el pensamiento del Señor es la Iglesia,universal por vocación y por misión, la que, echando sus raíces en la variedad de terrenos culturales, socia-les, humanos, toma en cada parte del mundo aspectos, expresiones externas diversas.

Por lo mismo, una Iglesia particular que se desgajara voluntariamente de la Iglesia universal perdería sureferencia al designio de Dios y se empobrecería en su dimensión eclesial. Pero, por otra parte, la Iglesia«difundida por todo el orbe» se convertiría en una abstracción, si no tomase cuerpo y vida precisamente através de las Iglesias particulares. Sólo una atención permanente a los dos polos de la Iglesia nos permiti-rá percibir la riqueza de esta relación entre la Iglesia universal e Iglesias particulares.

Evangelii Nuntiandi nº 62

FI C H A Nº 5 / P Á G I N A 3

Conversamosy trabajamos

en comunidad

OraciónTe alabamos, Señor,porque quisiste que fuéramos familia de hermanosy nos diste tu Palabrapara guiarnos en ese camino.

Te pedimos perdónpor las actitudes que nos separany por las acciones que nos aíslan.Queremos ser comunidady, muchas veces, nuestra conductano es la mejor para lograrlo.

Te pedimos que tu Espíritunos ilumine y nos de fuerzaspara amar sinceramentey, desde allí, desde el amor,sepamos construir una Iglesiacomprometida con nuestro tiempoy al servicio de todos.

También te pedimosque enciendas en nuestro corazónel ardor apostólico necesariopara llevar tu mensaje,con el testimonio y la palabra,a los ambientes cotidianos.

Te ofrecemos lo que somospara que lo hagas fructificary conviertas nuestro esfuerzoen semillas del Reino.

Te damos graciaspor habernos llamadoa trabajar en tu viñay acompañarnos siemprecon tu luz, con tu gracia y con tu amor.

ESTA FICHA INTEGRA UNA SERIE DE SEIS PUBLICACIONES PREPARADAS POR EL MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA DE LA ARGENTINA.PARA TODOS LOS CASOS SUGERIMOS COMPLETAR Y COMPLEMENTAR EL TRABAJO PROPUESTO DE ACUERDO CON LA REALIDAD DE

LA COMUNIDAD Y CON EL AGREGADO DE OTROS TEXTOS DEL MAGISTERIO DE LA IGLESIA Y DE LOS ESCRITOS DE DON ORIONE QUE

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POR SUGERENCIAS E INQUIETUDES, POR FAVOR ESCRIBIR A: [email protected]

Se trata de hacer un análisis del grupo en su integración a laparroquia, a las actividades diocesanas y a las opciones de laIglesia universal.

En primer lugar se leen detenidamente los conceptos del párrafosiguiente:

La parroquia es una comunidad de creyentes; no es una cuestiónmeramente territorial sino de auténtica pertenencia. En ella secomparte la cena del Señor, se vive el año litúrgico y se realizanotras manifestaciones religiosas comunitarias. Es comunidad fraterna y casa abierta a todos; es solidaria ya quees un espacio privilegiado para la promoción de la persona y sudignidad. Es comunidad misionera y sale al encuentro de losdemás para anunciar la buena noticia.

Luego de la lectura, en plenario o en pequeños grupos de acuer-do con el número de participantes, respondemos como miembrosdel Movimiento Laical Orionita:

• ¿Llevamos nuestro dinamismo evangelizador con nuestro caris-ma a las comunidades parroquiales?

• ¿Celebramos la fe y la vida, con sus alegría y tristezas, angus-tias y esperanzas, especialmente en los sacramentos, tenien-do como centro la Eucaristía, logrando la síntesis entre la fe yla vida;

• ¿Nos sentimos hijos de Dios y hermanos de todos, y por esocompartimos lo que somos y tenemos?

• ¿Nos comprometemos, desde el MLO, a través de la Iglesia,con el mundo, llegando a todos los ambientes, culturas y per-sonas?

• ¿Asumimos una tarea «hacia dentro» y también «hacia afuera»?

• ¿Hemos hecho, como lo ha hecho la Iglesia, una opción claray preferencial (no excluyente), por los pobres?

• ¿Somos concientes de que la parroquia debe ser lugar decomunión y participación, abierta al pluralismo de personas,culturas y grupos y centro integrador donde se desarrolla ladimensión social y política de la fe? ¿O nos encerramos en laestructura de nuestro grupo o movimiento laical?

Nota: Como son muchas preguntas y el contenido es muy amplio,se puede plantear la posibilidad de hacer la misma tarea en doso tres reuniones

FI C H A Nº 5 / P Á G I N A 4

Algo máspara leer

LA IGLESIA DEBERA TRATAR CON LOS PUEBLOS

En 1905, cuando la organización política de los pueblososcilaba entre las monarquías tradicionales y las demo-cracias limitadas, Don Orione toma posición decidida-mente por la democracia.Vivimos en un periodo de transición de la humanidad.A nuestro alrededor se está produciendo una transfor-mación radical de la sociedad, en el gobierno de lospueblos, en las relaciones de la vida humana.Todas estas mutaciones pueden resumirse en unapalabra: ha llegado la hora de la democracia, de lasoberanía de los poderes populares…Todo esto se cumple por designio de la DivinaProvidencia. El evangelio es la semilla de redenciónde los pueblos. Todo el que tenga ojos abiertos reco-nocerá que ha terminado el tiempo de los gobiernos«paternales».Hasta ahora la Iglesia trató con las dinastías. De aquíen más deberá tratar con los pueblos, sin admitirintermediarios. Los pueblos la conocen. Es la Iglesia quien bautiza a los pueblos. La Iglesiabendijo a los Longobardos y los convirtió en seres civi-lizados; bendijo a los salvajes y rompió cabezas. Laredención viene de la Iglesia.Ahora la democracia avanza y la Iglesia -digámoslo sintemor- sabrá bautizarla. Solamente ella tiene todo lonecesario para esa alta y divina misión, no quien serebela o se aleja de la Iglesia. Sólo Ella está segurade transitar los caminos de la Providencia, y tan sólosiguiéndola podemos estar tranquilos. Aunque esoscaminos puedan parecernos oscuros, siempre sonrectos. Hijos míos de la Divina Providencia y amigos:no basta ya con trabajar, orar y callar. Ha llegado lahora de tomar posición clara, en nuestro puesto.

CFR. UN PROFETA DE NUESTRO TIEMPO PÁG. 26 Y 27

DON ORIONE

NOS DICE…

Como el Padre envió al Hijo, así el Hijo envió alos apóstoles, diciendo: «Id y enseñad a todaslas gentes bautizándolas en el nombre delPadre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñán-doles a guardar todo lo que os he mandado.Yo estaré con vosotros siempre hasta la con-sumación del mundo» (Mt 28, 19-20). Estesolemne mandato de Cristo de anunciar la ver-dad salvadora, la Iglesia lo recibió de losapóstoles con la encomienda de llevarla hastael fin de la tierra. De aquí que haga suyas laspalabras del apóstol: «¡Ay de mí si no evange-lizara!» (1Cor 9, 16), por lo que se preocupaincansablemente de enviar evangelizadoreshasta que queden plenamente establecidasnuevas Iglesias y éstas continúen la obraevangelizadora. Por eso se ve impulsada porel Espíritu Santo a poner todos los mediospara que se cumpla efectivamente el plan deDios, que puso a Cristo como principio de sal-vación para todo el mundo. Predicando elevangelio, mueve a los oyentes a la fe y a laconfesión de la fe, los dispone para el bautis-mo, los arranca de la servidumbre del error yde la idolatría y los incorpora a Cristo, paraque crezcan hasta la plenitud por la caridadhacia él. Con su obra consigue que todo lobueno que haya depositado en la mente y enel corazón de estos hombres, en los ritos y enlas culturas de estos pueblos, no solamenteno desaparezca, sino que cobre vigor y seeleve y se perfeccione para la gloria de Dios,confusión del demonio y felicidad del hombre.Sobre todos los discípulos de Cristo pesa laobligación de propagar la fe según su propiacondición de vida. Pero aunque cualquierapuede bautizar a los creyentes, es, no obstan-te, propio del sacerdote el consumar la edifi-cación del cuerpo de Cristo por el sacrificioeucarístico, realizando las palabras de Diosdichas por el profeta: «Desde la salida del solhasta el ocaso es grande mi nombre entre lasgentes, y en todo lugar se ofrece a mi nombreuna oblación pura» (Mal 1,11). Así, pues ora y trabaja a un tiempo la Iglesia,para que la totalidad del mundo se incorporeal pueblo de Dios, cuerpo del Señor y templodel Espíritu Santo, y en Cristo, cabeza detodos, se rinda todo honor y gloria al creadory padre universal.

Cfr. Lumen gentium nº 17

FI C H A Nº 6 / P Á G I N A 1

El laico orionitaen la Iglesia de hoy

Para realizar el sueño de llevarel evangelio y la caridad a todoslos pueblos, Don Orione, pione-ro en la promoción de las voca-ciones laicales, entendió perfec-tamente que debía buscar lacolaboración y la corresponsabi-lidad de los laicos; ellos partici-parían en las actividades de laPequeña Obra en el campo delas realidades temporales, conlos religiosos y religiosas e iríanallá donde ellos ordinariamenteno pueden llegar, asegurandoasí la presencia de la Iglesia enel servicio misionero y apostóli-co de la caridad.

La atención particular, afectuo-sa y paternal de Don Orione alos laicos se ve reflejada enmuchos de sus escritos y desus cartas personales, dondeno dejaba de compartir conellos las aspiraciones de suespíritu y de ayudarlos con suconsejo.

Todo esto se debe a su hondaintuición de que el pueblo cris-tiano es el verdadero artífice dela renovación de la sociedad.

Aspectos de la situación histórica que vivió Don Orione

FICHA Nº 6: ESPIRITUALIDAD LAICAL ORIONITA

San Luis Orione: sus tiempos y los nuestros

El Movimiento Laical Orionita (MLO) es el conjunto de laicos y laicas en caminode comunión eclesial que, asociados o no, viven el carisma de Don Orione ensus particulares situaciones y estados de vida y comparten con la FamiliaOrionita la misión de «Instaurare omnia in Christo» (Carta de Comunión MLO 1).

Son miembros del MLO todos aquellos laicos y laicas pertenecientes o no aasociaciones orionitas, que enraizados en el Evangelio, desean vivir y transmi-tir el carisma de Don Orione en el mundo, en comunión con la familia orionita,y se comprometen a crecer en el ejercicio de «la caridad que todo lo restaura,todo lo edifica, todo lo unifica en Cristo y su Iglesia» (CC MLO nº 2).

En sintonía con el proyecto de Don Orione de «renovar y unificar en Jesucristoal hombre y a la sociedad, llevando a la Iglesia y al Papa el corazón de los máspequeños, de los pobres y las clases obreras», el fin específico del MLO esfavorecer la irradiación espiritual de la Familia orionita más allá de las fronte-ras visibles de la Pequeña Obra, profundizando los rasgos carismáticos parauna siempre más eficaz actuación de su específica misión en la Iglesia y en elmundo. Tal fin se logra en particular a través del acompañamiento, la anima-ción y la formación en el carisma de sus miembros, respetando la historia y lasformas de participación de cada uno (CC MLO nº 3).

Los laicos y laicas del MLO son herederos de los cuatro grandes amores de DonOrione: Jesús, María, el Papa y las almas.

Jesús. «El sólo es la fuente viva de fe y caridad que puede restaurar y renovar alhombre y la sociedad».

María. «Nosotros la veneramos y proclamamos como Madre nuestra y celestialfundadora de la Pequeña Obra».

Papa. «El Papa es el vicario de Jesucristo nuestro Dios y redentor; es el dulceCristo en la tierra, como lo llamara santa Catalina de Siena; es nuestro guía segu-ro; es nuestro maestro infalible, es nuestro verdadero padre».

Almas. «¡Almas y almas!. Esta es nuestra vida, nuestro grito, nuestro programa,todo nuestro espíritu, todo nuestro corazón».

Por lo tanto se reconocen como aspectos característicos de la espiritualidadorionita: el compromiso con la caridad que es la única capaz de salvar al mundo;la confianza activa en la divina providencia, el amor a la Eucaristía, a Cristo cru-cificado, a la Virgen, a la Iglesia y al Papa; la valorización y el respeto de la per-sona, con especial atención a los pobres más pobres, a los excluídos y a los másalejados; el espíritu de pobreza evangélica y de familia; el espíritu misionero yla pasión por la unidad; el optimismo en la fe, la alegría, la humildad, la senci-llez, la esperanza, la acogida, el compartir y el espíritu de sacrificio; la audacia,la disponibilidad y la atención a las nuevas formas de pobreza (CC MLO nº 8).

FI C H A Nº 6 / P Á G I N A 2

Del magisterio de la Iglesia

De la palabra de Dios

Los seglares, cuya vocación específica los coloca en el corazón del mundoy a la guía de las más variadas tareas temporales, deben ejercer por lomismo una forma singular de evangelización.

Su tarea primera e inmediata no es la institución y el desarrollo de la comu-nidad eclesial —esa es la función específica de los Pastores—, sino elponer en práctica todas las posibilidades cristianas y evangélicas escondi-das, pero a su vez ya presentes y activas en las cosas del mundo. El campo propio de su actividad evangelizadora, es el mundo vasto y com-plejo de la política, de lo social, de la economía, y también de la cultura,

de las ciencias y de las artes, de la vida internacional, de los medios de comunicación demasas, así como otras realidades abiertas a la evangelización como el amor, la familia, la edu-cación de los niños y jóvenes, el trabajo profesional, el sufrimiento, etc. Cuantos más seglares haya impregnados del Evangelio, responsables de estas realidades y cla-ramente comprometidos en ellas, competentes para promoverlas y conscientes de que es nece-sario desplegar su plena capacidad cristiana, tantas veces oculta y asfixiada, tanto más estasrealidades -sin perder o sacrificar nada de su coeficiente humano, al contrario, manifestandouna dimensión trascendente frecuentemente desconocida- estarán al servicio de la edificacióndel reino de Dios y, por consiguiente, de la salvación en Cristo Jesús.

En el seno del apostolado evangelizador de los seglares, es imposible dejar de subrayar laacción evangelizadora de la familia. Ella ha merecido muy bien, en los diferentes momentos dela historia y en el Concilio Vaticano II, el hermoso nombre de "Iglesia doméstica" (106). Esto sig-nifica que en cada familia cristiana deberían reflejarse los diversos aspectos de la Iglesia ente-ra. Por otra parte, la familia, al igual que la Iglesia, debe ser un espacio donde el Evangelio estransmitido y desde donde éste se irradia. Dentro, pues, de una familia consciente de estamisión, todos los miembros de la misma evangelizan y son evangelizados. Los padres no sólocomunican a los hijos el Evangelio, sino que pueden a su vez recibir de ellos este mismoEvangelio profundamente vivido. También las familias formadas por un matrimonio mixto tienenel deber de anunciar a Cristo a los hijos en la plenitud de las implicaciones del bautismo común;tienen además la no fácil tarea de hacerse artífices de unidad.

Una familia así se hace evangelizadora de otras muchas familias y del ambiente en que ella vive.

Cfr. Evangelii nuntiandi nº 70 y 71

Dios nos hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme al designiomisericordioso que estableció de antemano en Cristo, para que se cum-pliera en la plenitud de los tiempos: reunir todas las cosas, las del cielo ylas de la tierra, bajo un solo jefe, que es Cristo.

En él hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano -según el previo designiodel que realiza todas las cosas conforme a su voluntad- a ser aquellos que han puesto su espe-ranza en Cristo, para alabanza de su gloria.

Efesios 1, 9-12

FI C H A Nº 6 / P Á G I N A 3

Conversamosy trabajamos

en comunidad

OraciónTe alabamos, Señor,por habernos ofrecido el carisma laical orionita,para seguir tus pasosa la manera de san Luis Orione.

Te pedimos perdónpor las veces que hemos sido flojos para cumplir nuestro compromisoo por esas infidelidades que nos hacen traicionarlo que nos hemos propuesto.

Te pedimosel don de la generosidadpara entregarnos sin retaceos.Capacidad para verla acción de la Providenciaen los signos de los tiempos.Amor sin límitespara vivir a fondo la caridad.Valentía y perseverancia para involucrarnos en la historiay no bajar los brazosante los contratiempos.

Te ofrecemosnuestro tiempo para acompañarnos fraternalmenteen este camino de donacióny de entrega a los demás.

Te damos gracias por mantenerte a nuestro lado,por alimentarnos con tu palabray con la Eucaristíapara que podamos llegar,comunitariamente a tu casa.

ESTA FICHA INTEGRA UNA SERIE DE SEIS PUBLICACIONES PREPARADAS POR EL MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA DE LA ARGENTINA.PARA TODOS LOS CASOS SUGERIMOS COMPLETAR Y COMPLEMENTAR EL TRABAJO PROPUESTO DE ACUERDO CON LA REALIDAD DE

LA COMUNIDAD Y CON EL AGREGADO DE OTROS TEXTOS DEL MAGISTERIO DE LA IGLESIA Y DE LOS ESCRITOS DE DON ORIONE QUE

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DEBAJO DE ESTA FRASE, EN EL ESPACIO EN BLANCO

ESCRIBÍ ALGO QUE

VVOSOS YY YYOO

H AYA M O S V I V I D O untosTodos los recuerdos

SIRVEN.COMPARTIR AYUDA A CRECER.

J

Los miembros del MLO tienen muchas cosas en común y una his-toria compartida; en esta ficha de formación, además de ahon-dar y profundizar en los contenidos que aquí se expresan, inten-taremos abordar algunos aspectos más vivenciales que puedenayudar a cubrir aquellos aspectos que la sola teoría y las cues-tiones doctrinales no alcanzan.

Sugerimos preparar una hoja oficio para cada participante, conun diseño similar al que se muestra a continuación. Atención: este diseño no es caprichoso; no basta escribir la frasesino que hay que hacerlo de una manera descontracturada (comoel modelo) para que sirva a los efectos de lo que se quiere lograr.

Cada participante escribe su nombre en la hoja de manera quesea sencillo identificarla y la tiene consigo mientras se va encon-trando con los demás participantes para escribir en sus hojas ypermitir que los otros escriban en la suya.

Una vez que todos lo han hecho se hace una puesta en común yse destaca lo que llama la atención.

FI C H A Nº 6 / P Á G I N A 4

Algo máspara leer

Sembremos a nuestro paso obras de bondad y amor

Este texto se ha tomado de un mensaje de Don Orione enviado desde Buenos Airesen 1936, en el que exhorta a sus bienhechores y amigos a ser apóstoles de laCaridad.

No hay cosa que más quiera el Señor que la caridad para con el pró-jimo y especialmente para con las almas. ¡Almas y almas!La caridad nos edifica y une en Cristo , la caridad es paciente y benig-na, es suave y fuerte, es humilde, iluminada y prudente, se compa-dece de los defectos ajenos, goza con el bien de los demás, pone sufelicidad en hacer el bien a todos, aún a los enemigos, se hace todopara todos, es omnipotente y triunfa sobre todas las cosas.Nuestro Dios es un Dios apasionado de amor, Dios nos ama más delo que un padre ama a sus hijos, Cristo Dios no vaciló en sacrificar-se por amor a la humanidad. En el más desdichado de los hombresbrilla la imagen de Dios. El que da a un pobre, da a Dios y obtendráde la mano de Dios la recompensa.Que la Providencia nos mande hombres de caridad. Como un díasacó de las piedras hijos de Abraham, así suscite una legión y unejército, el ejército de la caridad que llene de amor los surcos de latierra, llenos de odio y egoísmo, y alivie finalmente a la humanidadagustiada.Seamos apóstoles de caridad, dominemos nuestras pasiones, ale-grémonos del bien ajeno como si fuera nuestro propio bien; pues asíserá en el cielo, como dice el propio Dante con su poesía sublime.Seamos apóstoles de caridad, de amor puro, amor sublime y univer-sal; hagamos reinar la caridad con dulzura de corazón, compadecien-do, ayudándonos mutuamente, tendiendo nuestra mano y caminan-do juntos. Sembremos abundantemente a nuestro paso obras debondad y de amor, y enjuguemos las lágrimas de los que lloran.Escuchemos, hermanos, el grito angustioso de tantos otros herma-nos que sufren y buscan a Cristo; salgamos a su encuentro comobuenos samaritanos y sirvamos a la verdad, a la Iglesia, a la Patria,en la caridad.¡Hacer el bien a todos, hacer el bien siempre y nunca hacer daño anadie! Y así como el sol inunda con su luz el universo, así resplan-dezca el sol de la gloria sobre Italia, purificada de las sectas y estre-chamente unida a la Iglesia, en una efusión inefable de la caridad deCristo; y, rotas las cadenas de los pueblos todavía bárbaros y escla-vos, vean las gentes brillar tu frente, oh Roma, que eres la única queno conoce la confusión de las lenguas, y encuentren la caridad en laluz cristiana y civilizada de la vida nueva.

DON ORIONE

NOS DICE…

Los laicos congregados en el pueblo deDios y constituidos en un solo cuerpode Cristo bajo una sola cabeza, cuales-quiera que sean, están llamados, a fuerde miembros vivos, a procurar el creci-miento de la Iglesia y su perenne santi-ficación con todas sus fuerzas, recibi-das por beneficio del creador y graciadel redentor.

El apostolado de los laicos es la parti-cipación en la misma misión salvíficade la Iglesia, a cuyo apostolado todosestán llamados por el mismo Señor enrazón del bautismo y de la confirma-ción. Por los sacramentos, especial-mente por la Eucaristía, se comunica yse nutre aquel amor hacia Dios y hacialos hombres, que es el alma de todoapostolado. Los laicos están llamados,particularmente, a hacer presente yoperante a la Iglesia en los lugares ycondiciones donde no puede ser sal dela tierra si no es a través de ellos. Así,pues, todo laico, por los mismos donesque le han sido conferidos, se convier-te en testigo e instrumento vivo, a lavez, de la misión de la Iglesia «en lamedida del don de Cristo» (Ef 4, 7).

Además de este apostolado, queincumbe absolutamente a todos los fie-les, los laicos pueden también ser lla-mados de diversos modos a una coo-peración más inmediata con el aposto-lado de la jerarquía, como aquelloshombres y mujeres que ayudaban alapóstol Pablo en la evangelización, tra-bajando mucho en el Señor. Por lo demás, son aptos para que lajerarquía les confíe el ejercicio dedeterminados cargos eclesiásticos,ordenados a un fin espiritual.

Así, pues, incumbe a los laicos colabo-rar en la hermosa empresa de que eldivino designio de salvación alcancemás y más a todos los hombres detodos los tiempos y de todas las tie-rras. Se les abra camino por doquierpara que, a la medida de sus fuerzas yde las necesidades de los tiempos,participen también ellos, celosamente,en la misión salvadora de la Iglesia.

Lumen gentium nº 33