“Pero la acción no se limita a llevar a cabo lo que he pensado y decidido previamente. Surge de una fuente propia, y es tan independiente como lo es mi pensamiento y lo son mis decisiones”

Bernhard Schlink: biografía Nace el 6 de julio de 1944 en

Bielefeld, Alemania Es abogado y en 1998 declarado juez Es profesor de la cátedra Historia de

la Ley en una universidad de Berlín En 1995 publicó “El Lector”, una

novela parcialmente autobiográfica

El Lector: contexto histórico La novela se sitúa en la segunda

mitad del siglo XX en Alemania. Sin embargo, permanentemente se

hace referencia a diferentes hechos del Holocausto judío y al campo de concentración de Auschwitz.

Finalmente, concluye alrededor de 1990, año de la reunificación alemana.

El Lector: su estructura

El libro está dividido en tres partes, que a su vez se subdividen de la siguiente manera:

Primera parte: compuesta por 17 capítulos Segunda parte: compuesta por 17 capítulos Tercera parte: compuesta por 12 capítulos

Cada uno marca una etapa en la vida de Michael Berg, el personaje principal; su adolescencia, su juventud y su madurez, respectivamente

El Lector: narrador

La novela se desarrolla en primera persona del singular. El narrador cambia su pensamiento, su personalidad y sus percepciones a medida que crece. Cada decisión que toma está determinada por todo esto.

A lo largo de toda la novela se puede leer el pensamiento del personaje y la contradicción permanente entre pensamiento y acción.

El Lector: trama

Primera parte: Cuenta la historia amorosa entre Michael

Berg, de 15 años, y Hanna Schmitz, de 36.

La relación se ve marcada por altas sesiones de lectura en voz alta de Michael para Hanna y los baños que ella le daba a él.

Es una relación oculta que concluye cuando Hanna desaparece sin motivo alguno.

El Lector: trama

Segunda parte: Años más tarde, Michael comienza a estudiar

leyes sin haber olvidado su primer amor. Se reencuentra con Hanna cuando él

comienza a asistir a los juicios contra los criminales de guerra de Auschwitz, y descubre que ella está siendo juzgada como guardiana de ese campo de concentración.

El juicio concluye, condenando a Hanna erróneamente a cadena perpetua.

Michael descubre un secreto que puede cambiar el destino de ella: su analfabetismo. Sin embargo, mantiene esto en secreto.

El Lector: trama

Tercera parte: Michael comienza a enviarle grabaciones de libros a

Hanna a la cárcel. Esto incita a Hanna a aprender a leer y escribir.

Michael se entera que Hanna será indultada después de 18 de prisión e intenta rearmarle su vida. Sin embargo, Hanna se suicida el día anterior de su liberación.

Hanna deja a modo de herencia sus ahorros a la única prisionera sobreviviente del incendio que sirve de acusación en la causa.

Michael intenta llevar adelante este último deseo, pero ante la negativa de la sobreviviente, lo dona a una organización filantrópica judía de combate al analfabetismo entre adultos.

El Lector: elipsis

El narrador, a lo largo de su juventud hace una permanente revisión de su adolescencia (estrategia de flash back) a través del reencuentro con Hanna.

A su vez, en su periodo de adultez el personaje se proyecta a una realidad paralela de lo que hubiese sido su vida de haberla continuado con Hanna.

Al margen de estos dos momentos, la novela mantiene un tiempo lineal.

El Lector: revisión del pasado Esto es lo que Michael Berg pensaba

en su juventud: “¿Acaso tenía derecho a condenarlo a la

vergüenza eterna? Y sin embargo, lo hice. Todos nosotros condenamos a la vergüenza eterna a nuestros padres, aunque sólo pudiéramos acusarlos de haber consentido la compañía de los asesinos después de 1945”.

El Lector: revisión del pasado Esto es lo que Michael Berg pensaba en su

adultez: “La culpabilidad colectiva, se la acepte o no

desde el punto de vista moral y jurídico, fue de hecho una realidad para mi generación de estudiantes. No sólo se alimentaba de la historia del Tercer Reich. Había otras cosas que nos llenaban también de vergüenza, por más que pudiéramos señalar con el dedo a los culpables: las pintadas de esvásticas en cementerios judíos (…) señalar a otros con el dedo no nos eximía de nuestra vergüenza. Pero si la hacía más soportable, ya que permitía transformar el sufrimiento pasivo en descargas de energía, acción y agresividad.”

El Lector: una mirada actual “Hoy en día hay tantos libros y películas

sobre el tema (el Holocausto), que el mundo de los campos de exterminio forma ya parte del imaginario colectivo que complementa el mundo real. Nuestra fantasía está acostumbrada a internarse en él, y desde la serie de televisión Holocausto y películas como La decisión de Sophie y especialmente La lista de Schlindler, no sólo se mueve en su interior, no se limita a percibir, si no que ha empezado a añadir y decorar por su cuenta.”

El Lector: la acción social A lo largo de la última etapa de la

novela se desarrolla otro eje, que es el de la solidaridad, que podría ser el propósito general del escritor, una solidaridad ante un rostro humano, una dignidad hacia al hombre, un respeto hacia la vida. No sólo a la de aquellos judíos que sufrieron el Holocausto si no también hacia aquellos como el personaje de Hanna, que actuaron bajo presión e indiferencia.