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  • 1Nueva Sociedad Nro. 146 Noviembre-Diciembre 1996, pp. 74-89

    La educacin y los nuevos desafosde la formacin del ciudadano

    Juan Carlos Tedesco

    Juan Carlos Tedesco: Director de la Oficina Internacional de Educacin - Unesco,Ginebra.

    Nota: Las opiniones contenidas en este texto son de exclusiva responsabilidad delautor y no comprometen a la OIE-Unesco. Una versin ms amplia puede verse en Elnuevo pacto educativo; Ciudadana y competitividad en la sociedad moderna, Alauda-Anaya, Madrid, 1995.

    Palabras clave: escuela pblica, identidad cultural, nacionalismo, globalizacin,Estado-nacin.

    Resumen:La transicin a la democracia, la crisis del Estado-nacin, la globalizacinde la economa, el impacto de las nuevas tecnologas de la informacin, lacrisis de las identidades polticas tradicionales, entre otros, sonfenmenos que obligan a redefinir el papel de la educacin en la sociedady, ms especficamente, en la formacin del ciudadano. Este artculoanaliza el problema desde el punto de vista del rol de la escuela en elproceso de socializacin. Sostiene que las identidades culturales son ylo sern mucho ms en el futuro construidas socialmente, y presentaalgunas hiptesis y lneas de accin especficas desde la perspectiva deuna poltica educativa con objetivos claramente democrticos.

    Introduccin

    El anlisis de los temas transversales est actualmente en el centro de lasdiscusiones educativas. La preocupacin no proviene slo de las dificultadesque provoca la implementacin de nuevos diseos curriculares o de losdesafos didcticos vinculados a la comprensin de fenmenos complejos omultidimensionales. La preocupacin proviene, adems, de la necesidad de re-definir los contenidos socializadores valores, normas y actitudes que laescuela debe transmitir. Distinguir ambos aspectos del problema es, sinembargo, muy importante. En un caso estamos frente a una operacin tcnico-pedaggica, donde el protagonismo lo tienen los profesionales de la educacin.En el segundo, en cambio, estamos ante una cuestin social y poltica quepuede o debe ser dirimida por el conjunto de los actores sociales.

    Lo peculiar de esta discusin en la actualidad es que ambos problemas sepresentan simultneamente. Existe un consenso cada vez ms extendidosegn el cual la escuela no est cumpliendo satisfactoriamente la funcin de

  • 2formar a las futuras generaciones en las capacidades que requiere eldesempeo ciudadano para una sociedad que se transforma profunda yrpidamente pero, al mismo tiempo, existe un significativa falta de consensoacerca de cules son o deben ser dichas capacidades y cul debe ser elalcance de su difusin.

    Para explicar esta situacin es preciso aceptar, como punto de partida, queestamos viviendo un profundo proceso de transformacin social. No estamosante una de las tantas crisis coyunturales del modelo capitalista de desarrollosino ante la aparicin de nuevas formas de organizacin social, econmica ypoltica. Sociedad de la informacin, sociedad poscapitalista, sociedadpost-industrial, nueva edad media, tercera ola, son algunas de lasexpresiones que diversos autores como Jacques Delors, Peter Drucker, AlainMinc o Alvin Toffler han popularizado en los ltimos aos. Mas all de lasdiferencias de perspectivas y de enfoques, todos estos anlisis coinciden enasociar la entrada en el nuevo milenio con la conformacin de una nuevaestructura social. Si bien los discursos revolucionarios tradicionales hanprcticamente desaparecido de la arena poltica, nuevos discursos, queanuncian procesos profundos de transformacin social y econmica, quealterarn todas las dimensiones de la vida social e individual, ocupan hoy laspginas y las pantallas de los medios de comunicacin. Los portadores deestos nuevos discursos revolucionarios no son lderes polticos querepresentan a los pobres, a los excluidos o a los explotados. Al contrario, setrata de personas de muy diferentes sensibilidades polticas, familiarizados conlas tecnologas de punta y vinculados a los sectores ms modernos de laeconoma.

    Una mirada a esta situacin desde el punto de vista de la educacin y de loseducadores permitira apreciar que lo ms importante es el consenso queexiste en reconocer que el conocimiento constituye la variable ms importanteen la explicacin de las nuevas formas de organizacin social y econmica. Yase ha transformado en un lugar comn la afirmacin segn la cual los recursosfundamentales para la sociedad y para las personas sern la informacin, elconocimiento y las capacidades para producirlos y para manejarlos. Laeducacin, entendida como la actividad a travs de la cual se produce y sedistribuye el conocimiento asume, por lo tanto, una importancia histricamenteindita en, al menos, dos sentidos diferentes:

    a) Desde el punto de vista poltico-social. En este sentido, parece evidente quelas pugnas por apropiarse de los lugares donde se produce y se distribuye elconocimiento socialmente ms significativo constituirn el centro de losconflictos sociales del futuro. Esto significa que los educadores, los cientficos,los intelectuales y todos aquellos que se desempean en la produccin ydistribucin de conocimientos tendrn un papel muy importante tanto en lageneracin de conflictos como en su solucin.

    b) Desde el punto de vista de los contenidos de la educacin. En este aspecto,el desafo ms importante consiste en evitar que se produzca aquello tantemido por Hannah Arendt: la separacin definitiva entre conocimiento ypensamiento. Las tendencias actuales en el campo del conocimiento hacen

  • 3posible esta separacin, lo cual supondra que seramos incapaces deentender, de pensar y de hablar de aquello que podemos hacer. Caeramos enuna dependencia irreflexiva de los aparatos tcnicos donde se acumula elconocimiento y la capacidad de operarlo1.

    Hablar de los temas transversales en educacin supone, en consecuencia,enfrentar el doble problema de definir los conocimientos y las capacidades queexige la formacin del ciudadano y la forma institucional a travs de la cual eseproceso de formacin debe tener lugar. Las instituciones escolares no crean elcontenido del proceso de socializacin. Al contrario, el contenido de lasocializacin define el diseo de las instituciones escolares. La escuela fuecreada para transmitir determinados mensajes, que exigan una organizacininstitucional como la que conocemos. Pero hoy es preciso preguntarse si laescuela ser la institucin socializadora del futuro y si la formacin de lasgeneraciones futuras exigir este mismo diseo institucional. Nadie est encondiciones de brindar respuestas categricas a estas preguntas. Parececrucial, por ello, aceptar una reflexin desde la duda, desde los interrogantes yno, como estamos acostumbrados, desde la pretensin de brindar unarespuesta nica y categrica. No aceptar la duda est provocando la expansindel fundamentalismo que invade todos los mbitos y da lugar tanto a visionesque nos aseguran un destino maravilloso como a visiones que aseguran lacatstrofe. Hasta ahora estbamos acostumbrados a aceptar la duda en elplano de las ideas y las reflexiones, dejando la pretensin de seguridad a losresponsables polticos quienes tienen la obligacin de tomar decisiones y nopueden permitirse ni la vacilacin ni la experimentacin. Pero las actualescircunstancias, en lugar de ampliar el mbito donde se acepta la incertidumbre,lo estn cerrando. La sociedad del futuro, sometida a un ritmo acelerado yconstante de cambio, debera dotarse de instituciones capaces de manejar laincertidumbre sin apelar a la supresin del debate. La experimentacin,admitida hasta hoy solamente como pauta de la investigacin cientfica,debera comenzar a ser admitida en la reflexin terica y en la prctica poltica.

    El propsito de este artculo consiste en incorporar al anlisis del problema delos temas transversales habitualmente reducido a una cuestin de diseocurricular o de mtodos didcticos una dimensin ms general: la que serefiere a los contenidos de la socializacin de las nuevas generaciones y suimpacto sobre el diseo de la institucin escolar en su conjunto. La hiptesis detrabajo consiste en sostener que las dificultades que enfrenta la introduccineficaz de estos temas en el curriculum escolar derivan de la incertidumbre queexiste actualmente en la sociedad acerca de qu futuro deseamos, hacia qumodelo de sociedad avanzamos y cul es nuestra capacidad efectiva departicipar en la definicin de ese futuro.

    Los sistemas educativos y la formacin del ciudadano

    Si bien no es posible ni pertinente efectuar aqu un largo recorrido por lahistoria de la educacin, importa resumir brevemente algunas de lascaractersticas originales de los sistemas educativos. El sistema educativo quehoy consideramos tradicional tuvo su origen a fines del siglo pasado y 1 Hanna Arendt: La condicin humana (introduccin de Manuel Cruz), Paids, Barcelona, 1993.

  • 4respondi a los requerimientos polticos de construccin de la democracia y delos Estados nacionales. Con diferencias segn los pases y las culturaspolticas, lo cierto es que a fines del siglo pasado se expandi la idea de unasistema educativo articulado en niveles primario, secundario, superior correspondientes a las edades de las personas y al lugar que cada sectorsocial ocupara en la jerarqua social. Este sistema, especialmente en su base,sera responsable de difundir contenidos, valores y normas de conductadestinados a crear vnculos sociales basados en el respeto a las leyes y lalealtad a la nacin, por encima de las pertenencias culturales o religiosasparticulares. Los contenidos de la formacin del ciudadano estaban basados enlas exigencias de la democracia y la nacin, razn por la cual las asignaturasms significativas fueron la historia nacional, la instruccin cvica y moral y lalengua.

    La historia de la educacin occidental est, desde este punto de vista,ntimamente relacionada con la historia de la construccin de la nacin y de lademocracia. Dominique Schnapper mostr recientemente que la democraciamoderna naci bajo la forma nacional2. La legitimidad poltica dej de fundarseen la dinasta o en la religin para basarse en la soberana popular. El lmite ala participacin ciudadana qued reducido a la condicin de extranjero. Lahistoria de los Estados nacionales as como la historia del sufragio universalmuestran la enorme importancia que tuvo la educacin, entendida comoproceso de socializacin, en la consolidacin de la nacin democrtica. Laincorporacin universal a la educacin fue el instrumento a travs del cualoper la integracin poltica y, como lo muestran los anlisis histricos delproceso de construccin nacional, la formacin de la ciudadana implic unaadhesin a la nacin por encima de cualquier otro vnculo de tipo ya seareligioso, cultural o tnico3.

    La nacin y la democracia son construcciones sociales y, por lo tanto, debenser enseadas y aprendidas. Pero a diferencia de los temas y disciplinaspuramente cognitivos, el aprendizaje de las normas sociales y la adhesin adeterminadas entidades socialmente construidas implica incorporar,explcitamente, la dimensin afectiva en el proceso de aprendizaje. En estesentido, lo propio de la formacin del ciudadano en el perodo de construccin yconsolidacin de los Estados nacionales y la democracia fue el nfasis en losaspectos simblicos, en los rituales y en la autoridad con la cual fueron dotadoslos actores y las instituciones encargadas de difundir las pautas de cohesinsocial, es decir, de aceptacin de las reglas de la disciplina social.

    La cohesin social se expresa a travs de dos dimensiones distintas. Entrminos de contenidos, a travs de la aceptacin de una concepcin comndel mundo y de la sociedad. En trminos institucionales, a travs de laincorporacin a un sistema que tericamente sea capaz de incluir a todosaunque, en su funcionamiento real, suponga una jerarquizacin basada en uncriterio dominante de clasificacin: la capacidad de acceder a niveles

    2 Dominique Schnapper: La communaut des citoyens; Sur l'ide moderne de nation,Gallimard, Pars, 1994.3 Pierre Rossanvallon: Le sacr du citoyen. Histoire du sufragge universel en France, Gallimard,Pars, 1994.

  • 5crecientes de complejidad. Los niveles del sistema educativo representaban,desde este punto de vista, una secuencia segn la cual se pasaba de lo simplea lo complejo y donde la comprensin de la complejidad quedaba reservada alos que accedan a los niveles superiores. La explicacin y justificacin tericams exhaustiva de este sistema la brind Emile Durkheim en sus ensayossobre la educacin, particularmente sobre la educacin moral. Todo su anlisisse basa en la preocupacin por brindar a cada uno la educacin quecorresponde a su lugar en la escala social y en lograr la aceptacin de unanueva moral, la moral laica y republicana, que deba reemplazar la moralreligiosa tradicional. La enseanza de la moral racional deba, en este sentido,apoyarse en los mismos elementos que la moral tradicional. La enseanza dela adhesin a la nacin deba, en consecuencia, estar rodeada de los atributosmas significativos de la adhesin a la moral religiosa: smbolos, rituales y,sobre todo, sentido de la autoridad de parte de quienes aparecan como losportadores de los nuevos valores en los cuales se basaba la socializacin. Lacohesin social promovida por el proceso de socializacin escolar tuvo unfuerte carcter jerrquico y, en ese sentido, pudo ser conceptualizada entrminos de reproduccin del orden social dominante. Los contenidos de losmanuales escolares y de las prcticas pedaggicas as como la arquitecturageneral del sistema educativo respondan a esta necesidad de garantizar elorden social a travs de la adhesin a las normas dominantes.

    Si bien ste no es el lugar para una larga exposicin histrica, pareceimportante recordar aqu que la escuela, especialmente la escuela pblicaobligatoria, como institucin social encargada de socializar al conjunto de lapoblacin dentro de ciertos cdigos culturales, fue diseada y se expandicomo una institucin que reemplazaba a las agencias tradicionales desocializacin: la familia y la Iglesia. Para Durkheim, la clave de la formacinmoral de la poblacin resida en la escuela primaria. Su argumentacin sebasaba en dos postulados. El primero, de carcter principalmente psicolgico,consista en subestimar la importancia de los primeros aos en la formacin dela personalidad y, particularmente, de la conciencia moral. El segundo, msdirectamente sociolgico, consista en negar la posibilidad de que la familiapudiera hacerse cargo de la formacin moral de las personas, transmitiendouna moral racional que estuviera por encima de los particularismos culturalesfamiliares4. La escuela pblica representaba los valores y los saberesuniversales, valores que se ubicaban por encima de las pautas culturalesparticulares de los diversos grupos que componan la sociedad. La separacinde la escuela de las pautas y de los patrones culturales externos fue, por estarazn, una condicin necesaria de su funcionamiento.

    La vigencia de este proceso socializador tuvo siempre un soporte importante enla existencia de contraideologas que, por su existencia, permitan definirclaramente la identidad de la propuesta dominante. Segn los pases y laspocas, la formacin nacional-democrtica del ciudadano adquira su identidadpor oposicin a las adhesiones religiosas, a las adhesiones polticasantidemocrticas o anticapitalistas o frente a la amenaza de alguna potenciaextranjera que pona en cuestin algn aspecto de la identidad nacional. En

    4 Emile Durkheim: L'ducation morale, PUF, Pars, 1963.

  • 6ltima instancia, las diferencias entre las distintas opciones tenan que ver conla capacidad integradora del proyecto nacional.

    En el momento que la escuela fue diseada como una institucin especializaday cuya responsabilidad no era de todos los actores sociales sinoresponsabilidad fundamental del Estado en tanto institucin que asume larepresentacin de la voluntad y los intereses generales, el mensaje socializadorde la escuela tuvo un carcter innovador muy importante. Dicho mensajerepresentaba lo que se entenda como la modernizacin frente altradicionalismo de las otras agencias socializadoras. La historia de laeducacin nos muestra que el proyecto educativo democrtico tuvo en susorgenes una fuerte capacidad socializadora. Esta capacidad de incorporar alconjunto de la poblacin no slo desde el punto de vista cuantitativo sinocualitativo estuvo asociada a la concepcin transformadora con la cual losactores del proceso educativo, los maestros, los directores de escuela, losprofesores, enfocaban su tarea y con la manera como la sociedad en suconjunto perciba esta funcin. La literatura pedaggica de la poca reflejaclaramente esta concepcin de la educacin como regeneracin, como re-socializacin, en el sentido sociolgico del trmino5.

    Buena parte de la eficacia socializadora del proceso de formacin delciudadano, tal como fue concebido y aplicado especialmente en algunos paseseuropeos en el proceso de construccin de los Estados nacionalesdemocrticos, se debe justamente al carcter innovador de sus mensajes y asus potencialidades integradoras. La confianza en la educacin y en laeducabilidad de las personas eran elementos fundamentales del xito de laempresa de resocializacin. En sntesis, la formacin del ciudadano basa- daen las categoras de democracia y nacin tuvo un contenido especfico, actoresclaves y un diseo institucional y curricular coherente. La fertilidadsocializadora de este proyecto radicaba en que era portador de un sentido, enla triple dimensin de su significado: fundamento, unidad y finalidad. Elfundamento de la propuesta estaba dado por el principio de la Nacin como ejearticulador sobre el cual se apoya el proyecto colectivo; la unidad se basaba enel nivel significativamente alto de articulacin de las imgenes del mundoque brindaba una propuesta ideolgica capaz de ofrecer a todos la visin de unsistema donde haba un lugar para cada uno en la estructura social; lafinalidad, por ltimo, estuvo basada en la proyeccin de la posibilidad de unfuturo siempre mejor, de una ampliacin progresiva de los espacios departicipacin, de libertad y de justicia6.

    La crisis de la democracia y del Estado-nacin

    Si bien la banalizacin del uso de la categora de crisis para referirse a todaslas dimensiones de la vida social ha provocado una especie de saturacinnegativa, sin duda las dos ideas bsicas que han definido la formacin delciudadano durante el siglo XX se encuentran hoy significativamente debilitadas.Numerosos anlisis de la realidad poltica contempornea han identificado losprincipales aspectos de esta crisis, que se ha acentuado luego del optimismo 5 Berger y Luckman: La construccin social de la realidad, Amorrortu, Buenos Aires, 1968.6 Zak Ladi: Un monde priv de sens, Fayard, Pars, 1994.

  • 7generalizado que siguiera a la cada del Muro de Berln. Sintticamenteexpuesto, estos anlisis sugieren que al desaparecer el antagonismo entre dossistemas polticos incompatibles, las opciones polticas a las que se enfrenta elciudadano son opciones puntuales y no globales. Este cambio provoca laobsolescencia del sistema de partidos polticos tradicionales y, enconsecuencia, una seria crisis de representacin. Las adhesiones tradicionalesse erosionan y comienzan a expresarse fenmenos de deslocalizacin yrelocalizacin de las pertenencias y de las identidades nacionales y culturales.En la cpula, hay procesos de construccin de conjuntos polticossupranacionales, mientras que en la base se asiste al resurgimiento delocalismos y particularismos. La idea de ciudadana asociada a la nacincomienza a perder significado. Pero, en su reemplazo, no aparece slo unaadhesin a entidades supranacionales sino tambin, al contrario, un replieguesobre el comunitarismo local, donde la integracin se define fundamentalmentecomo integracin cultural y no como integracin poltica. La misin dehomogeneizacin cultural de la nacin clsica funcin del Estado y de laescuela est, por lo tanto, en proceso de redefinicin7.

    Esta crisis en la funcin de homogeneizacin cultural se refleja en la erosin dela capacidad socializadora no slo de las instituciones escolares sino delconjunto de las instituciones clsicamente responsables de esta funcin. Eneste sentido, uno de los problemas ms serios que enfrenta actualmente laformacin del ciudadano es lo que podra llamarse el dficit de socializacinque caracteriza a la sociedad actual. Vivimos un periodo en el cual lasinstituciones educativas tradicionales la familia y la escuela estn perdiendocapacidad para transmitir valores y pautas culturales. Con respecto a laescuela, es bien sabido que la cultura escolar se ha aislado significativamentede la cultura social y que frente al dinamismo del cambio social, la escuela hapermanecido relativamente esttica e inmodificable. La prdida de capacidadsocializadora, sin embargo, no afecta solamente a aqulla. Tambin la familiaha perdido capacidad para transmitir cultura y sistemas de valores. Lamodernizacin social ha promovido, entre otros fenmenos, la incorporacin dela mujer al mercado de trabajo, la tendencia a reducir el nmero de hijos, elaumento de separaciones, hijos que viven solos o slo con uno de sus padres.Si bien no es posible generalizar a todas las culturas la existencia de estosfenmenos, puede resultar interesante mostrar un caso extremo: en losEstados Unidos, segn datos recientes, si las tendencias actuales semantienen, menos de la mitad de los nios y nias nacidos hoy vivirn con supropia madre y padre durante su niez y un nmero creciente de nios y niasvivirn la experiencia de ruptura familiar dos o aun tres veces durante eseperiodo. En las sociedades menos desarrolladas tambin es significativo elproceso de prdida de poder socializador por parte de la familia. Las familiaspobres suelen ser familias donde la figura paterna est ausente y donde losnios pasan, desde edades muy tempranas, periodos prolongados de tiemposin la presencia de sus padres. Todos estos fenmenos provocan un cambiosignificativo en el papel socializador de la familia. Para decirlo en pocaspalabras, estamos asistiendo a un proceso mediante el cual los contenidos dela formacin cultural bsica, de la socializacin primaria, comienzan a ser 7 Walo Hutmacher: L'cole dans tous ses tats; des politiques de systmes aux stratgiesd'tablissement, Ginebra, 1990.

  • 8transmitidos sin tanta dimensin afectiva como lo eran en el pasado. Losadultos significativos, los adultos importantes para la formacin de las nuevasgeneraciones tienden a diferenciarse y, en realidad, no sabemos an quefectos a largo plazo provocarn estos cambios.

    Este dficit de socializacin producido por los cambios en la escuela y en lafamilia no ha sido cubierto por los nuevos agentes de socializacin. Entre losnuevos agentes de formacin cultural se destacan, obviamente, los mediosmasivos de comunicacin y, en especial, la televisin. Sin embargo, los mediosde comunicacin no han sido diseados como agencias encargadas de laformacin moral y cultural de las personas. Al contrario, su diseo y suevolucin suponen que dicha formacin ya est adquirida y, por eso, latendencia actual de los medios consiste en depositar en los ciudadanosmismos, la eleccin de los mensajes que quieren recibir.

    Pero el dficit de socializacin se refiere no slo a la ausencia de cargaafectiva en la transmisin ni a los instrumentos e instituciones encargadas dedicho proceso sino tambin al contenido mismo del mensaje socializador. Alrespecto, la socializacin actual enfrenta por un lado el problema deldebilitamiento de los ejes bsicos sobre los cuales se definan las identidadessociales y personales y, por el otro, la prdida de ideales, la ausencia deutopa, la falta de sentido.

    Las transformaciones sociales han roto las bases de las identidadestradicionales, ya sean de tipo profesional (desaparicin de los oficios, cambiosprofundos y permanentes en las posiciones de trabajo, necesidad dereconversin profesional permanente), de tipo espacial (migraciones, movilidadespacial frecuente) o de tipo poltico (erosin de los clsicos clivajes dederecha e izquierda). El cambio es tan acelerado y profundo que da lugara lo que algunos analistas de la sociedad actual describen como un fenmenode prdida de la continuidad histrica.

    La crisis de identidad y la ausencia del sentido de continuidad histrica explicala aparicin del fenmeno de falta de sentido que numerosos estudiosadjudican a la poca actual8. Esta falta de sentido, al menos a nivel de losEstados-nacin, no es un problema local sino universal. El mundo de la GuerraFra permita definir un orden y dar respuesta a los problemas. En estecontexto, los Estados frgiles, los sectores dominados, tenan un punto dereferencia para ubicarse en el mundo y para, a travs de este acceso a louniversal, favorecer su propia integracin interna. Siguiendo en este aspecto elanlisis de Ladi, la sociedad actual habra perdido el sentido en las tresdimensiones que se mencionaron ms arriba. En trminos del fundamento dela sociedad, el fin de la Guerra Fra habra marcado no slo el fin delcomunismo sino el fin de dos siglos de Iluminismo, es decir, de la vigencia deun esquema conceptual, ideolgico, poltico, que otorgaba sentido a la accinde todos los actores. La quiebra de este esquema conceptual se refleja en ladificultad para objetivar, para representar de alguna manera el futuro queplantea la mundializacin y que permitira invertir en ella por motivos afectivos,de adhesin de principios que vayan ms all de la mera necesidad 8 Z. Ladi: ob. cit.

  • 9econmica. La prdida de finalidades hace desaparecer la promesa social opoltica de un futuro mejor. Como lo muestran numerosos anlisis de lasituacin econmica actual, la incapacidad del Estado para proteger a losciudadanos y ofrecer una imagen de futuro no produce una transferencia deesta funcin a los ciudadanos mismos. Al contrario, esta ausencia estimulaconductas de corto plazo que tienen su mxima expresin en elcomportamiento del mercado financiero y en las presiones de los accionistassobre el comportamiento de las empresas.

    Las empresas se encuentran actualmente guiadas por los imperativos deconquistar mercados y reducir el tiempo entre innovacin y comercializacin deun producto. Pero esta doble dinmica se refiere ms bien a los senderos dela competitividad y no a sus finalidades. El cambio tecnolgico aceleradoaparece no slo como algo suscitado por la actividad econmica sino tambinsufrido por ella. Como sostiene lcidamente Ladi, todos los actores del juegosocial mundial se proyectan en el futuro no para defender un proyecto sino paraevitar ser excluidos de un juego que no tiene rostro. ...El fin de la utopa haprovocado la sacralizacin de la urgencia, erigida en categora central de lapoltica. As, nuestras sociedades pretenden que la urgencia de los problemasles impide reflexionar sobre un proyecto, mientras que en realidad es laausencia total de perspectiva lo que los hace esclavos de la urgencia9.

    La prdida de sentido tiene consecuencias muy importantes sobre la educacinentendida como proceso de socializacin ya que deja a los educadores sinpuntos de referencia. En las condiciones actuales, esta prdida de sentidotiene, al menos, tres consecuencias importantes:

    a) Reduce el futuro y las perspectivas de trayectoria tanto individual comosocial a un solo criterio dominante, el criterio econmico. Pero el criterioeconmico actual no tiene ni siquiera la capacidad inclusiva del capitalismoindustrial. Hoy se habla de incluidos y de excluidos. Se quiebra, de estamanera, la posibilidad de la cohesin social, de transmitir un mensajesocializador donde cada uno encuentre su lugar. Este empobrecimiento delproyecto futuro provoca una baja capacidad de adhesin, erosiona todos losvnculos sociales y se convierte, en ltima instancia, en un proyecto a-social, unproyecto que elimina la centralidad de los vnculos polticos, de las lealtadesciudadanas.

    b) Coloca la transmisin de las identidades, tanto culturales como profesionaleso polticas en trminos regresivos. Las dificultades para transmitir el patrimoniocultural del pasado en funcin de una lnea de continuidad histrica conproyeccin de futuro, provoca la tentacin del retorno a las visiones fijas yrgidas de las identidades del pasado.

    c) Como consecuencia de lo anterior, se fortalece el inmovilismo y se produceuna fuerte desconfianza frente a toda idea de transformacin. El imperativo dela transformacin es vivido como contrario al imperativo de la transmisin de laidentidad. La transmisin es juzgada como conservadora y la transformacin esjuzgada como destructora. 9 Ob. cit., p. 29.

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    La educacin vive esta situacin de una manera particularmente dramtica. Noes sta, por supuesto, la primera gran transformacin de la sociedad ni, enconsecuencia, la primera vez que el proceso de socializacin de las nuevasgeneraciones implica un profundo proceso de reconversin social. Sinembargo, lo peculiar de este momento histrico es que las fuentes tradicionalesde identidad han desaparecido y que las nuevas se caracterizan, precisamente,por la ausencia de puntos fijos de referencia. La identidad, por lo tanto, debeser construida. Este es, probablemente, el concepto ms importante parareferirnos al proceso educativo que requieren los cambios sociales actuales.

    Temas transversales y construccin de la identidad

    Cules son los aspectos ms importantes que intervienen en el proceso deconstruccin de la identidad? Resulta imposible pretender elaborar unarespuesta exhaustiva a esta pregunta. A ttulo simplemente tentativo, quisieraenumerar algunos de estos aspectos y sus principales componentes.

    La articulacin entre lo estable y lo dinmico. En primer lugar, laconstruccin de la identidad supone establecer, tanto a nivel social comoindividual, una determinada articulacin entre lo estable y lo dinmico, entre unncleo duro y un conjunto blando de valores y reglas de conducta, entre lopropio y lo ajeno, entre lo local y lo universal. La crisis de la modernidad parecehaber reducido al mnimo el mbito de lo estable, de lo duro, de las fronterasentre lo propio y lo ajeno, de las distancias entre lo local y lo universal. Sinembargo, estos fenmenos no provocan automtica y linealmente un aumentode los mbitos de libertad. La prdida de los aspectos estables o, dicho de otramanera, la prdida de puntos de referencia, puede frecuentemente provocar, alcontrario, el refuerzo irracional de la demanda por lmites y pautas fijas. Laspreguntas cruciales que plantean estas situaciones son, por ejemplo, cuntaestabilidad es necesaria para el cambio?, cunta seguridad en los propiosvalores es necesaria para ser tolerante?, cunto individualismo es necesariopara ser solidario?, cunta repeticin se requiere para ser creativo? Loseducadores solemos efectuar una extrapolacin directa entre el objetivo alograr y el proceso para conseguirlo. La psicologa evolutiva nos ensea, encambio, que para el logro de ciertos resultados, en determinadas etapas, sernecesario pasar por la experiencia opuesta. Las prcticas autoritariasgeneralizadas en los sistemas educativos nos han munido de una desconfianzatotal hacia las reivindicaciones de los patrones fijos de conducta. Sin embargo,sera saludable volver a recordar algunas de las conclusiones de los psiclogosque estudiaron los procesos de construccin de las categoras morales y surelacin con los fenmenos de violencia y de autoritarismo. Al respecto, porejemplo, una de las crticas ms serias a las acciones educativas tradicionaleses que la educacin ha intentado superar el problema de la violenciaeliminando el tema de la violencia de las acciones escolares. Como expresaraun importante psiclogo contemporneo, nada, en la educacin de nuestrosnios y jvenes, los ha preparado para dominar su violencia porque ella ha sidonegada en su escolaridad. Nuestra cultura tiene esto de particular: estimula unespritu extremadamente competitivo, favorece los sentimientos agresivos queexcitan la rivalidad, pero convierte en tab la agresividad misma. Estamos

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    habituados a condenar los hechos de violencia tan frecuentes en los medios decomunicacin de masas, pero en realidad lo que nos hace falta, tanto ennuestros sistemas educativos como en dichos medios, es la promocin demodos satisfactorios de comportamiento en relacin a la violencia10.

    La articulacin entre lo propio y lo ajeno: la identificacin de la frontera.En segundo lugar, la construccin de la identidad supone la identificacin de undiferente. La identificacin de una frontera, en momentos en que laglobalizacin de todos los mbitos de la vida social se generaliza, puedeparecer un contrasentido o una aspiracin regresiva, contraria al idealeducativo de comprensin internacional y de tolerancia. Sin embargo, el idealde tolerancia y comprensin supone no tanto la desaparicin de las fronterassino la desaparicin de la concepcin del otro, del diferente, como unenemigo. Los peligros que encierra una versin ingenua o angelical de laeducacin sin fronteras son dejar la definicin de la identidad en manos de lasversiones regresivas, defensivas y tradicionales, cuya expresin actual son lasdiferentes formas de neocomunitarismo fantico que se expanden en diversasregiones o la apropiacin de esta educacin internacional por parte de unaelite ya sea financiera o tecnocrtica, separada del resto de la poblacin. Laglobalizacin, adems de superar las fronteras geogrficas, ha erosionado losvnculos tradicionales de solidaridad sin que todava aparezcan con igualintensidad otras formas de cohesin. La ruptura de los vnculos tradicionales desolidaridad genera nuevas formas de exclusin, de soledad, de marginalidad.Pero tambin genera nuevas formas de asociacin cuyos valores no sonnecesariamente positivos desde el punto de vista del desarrollo individual ysocial. En la base de la sociedad o en los sectores excluidos, asistimosactualmente a fenmenos de neocomunitarismo que basan la integracin y laproteccin de sus miembros sobre valores de intolerancia, de discriminacin yde exacerbacin de los particularismos. En la cpula, las elites que participande la economa supranacional plantean el riesgo que su desapego a la nacinestimule un sentido de responsabilidad muy provinciano y parroquial que novaya ms all del vecindario.

    El optimismo generalizado de hace unos pocos aos sobre la construccin deentidades polticas supranacionales, como la Unin Europea, por ejemplo, seha diluido rpidamente. Las dificultades, sin embargo, no implican un retorno ala situacin anterior. El Estado-nacin, por lo tanto, no puede ser mantenido ensu forma tradicional pero tampoco olvidado rpida y fcilmente. Desde unaperspectiva educativa, el problema consiste en cmo promover una identidadnacional que se articule en forma coherente con la apertura y el respeto hacialos otros, hacia los diferentes. En este sentido, el debate europeo acerca de laconstruccin de un concepto de ciudadana basado en una comunidad denaciones ha permitido apreciar la importancia de la ruptura cognitiva queimplica superar el concepto de ciudadana basado en el Estado-nacin. Elproblema fundamental que ha sido sealado en relacin a este proceso es laausencia de experiencias de la mayor parte de los ciudadanos en relacincon lo que puede constituir una ciudadana europea. Segn estos diagnsticos,la construccin poltica estara mucho ms avanzada que la experienciacolectiva, lo cual podra explicar la significativa distancia que existe 10 Bruno Bettelheim: Survivre, Lafont, Pars, 1979.

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    actualmente entre las elites y la opinin pblica en la manera de percibir esteproceso11.

    En este sentido, parece oportuno hacerse eco del llamado de algunosintelectuales sobre la necesidad de evitar caer en la demonizacin delnacionalismo. Segn estos autores, la integracin en una unidad mayor sloser posible a partir de una slida y segura identidad cultural propia. Laconfianza en s mismo constituye, desde este punto de vista, un punto departida central de cualquier estrategia de integracin y de comprensin delotro. El miedo, la inseguridad, la subvaloracin de lo propio no pueden, enningn caso, ser la fuente de una nueva cultura ciudadana12

    Formacin para el ejercicio responsable de la ciudadana y redefinicin delvnculo entre ciudadana y nacin son, en consecuencia, dos aspectosfundamentales de la accin educativa destinada a promover una identidadligada positivamente con los valores de paz y tolerancia.

    Identidad, individualismo e intereses generales. Las transformaciones en laestructura social, poltica y cultural han erosionado las bases sobre las cualesse construan las identidades. Las identidades profesionales, con el predominiode la economa de servicios y la necesidad de reconversin permanente, handebilitado significativamente las identidades basadas en el lugar que se ocupaen el proceso de produccin y, como consecuencia, tambin han debilitado lasidentidades polticas e ideolgicas articuladas con la pertenencia de clase. Losanlisis en funcin de la clase social han dejado lugar a los anlisis en funcinde la persona, del individuo como sujeto social. La crisis de las identidades y larepresentacin polticas ha arrastrado, como consecuencia, la crisis del Estadoy de todas las formas de expresin de los intereses generales. Quingarantiza hoy los intereses generales?, quin puede tomar decisiones delargo plazo?, quin asume una visin de la sociedad que vaya ms all de losintereses individuales o sectoriales? Al desaparecer toda forma de regulacinbasada, de alguna manera, en la idea de fines ltimos, del sentido hacia el cualse deba orientar la accin social, la construccin de la identidad es mscompleja y difcil. La ausencia de ptimos fijos, como vimos, lleva a una carrerapermanente por metas que no se discuten, por objetivos que no se conocen. Laalternativa no es, por supuesto, volver a la idea de fines ltimos que, es buenorecordarlo, tampoco se discuten y tampoco se conocen desde un punto de vistaracional. Recuperar en un sentido positivo la ausencia de fines ltimos ysagrados consiste en generar la capacidad para asumir en forma responsablela consecuencia de nuestras acciones.

    La tendencia a depositar mayor poder de decisin en los ciudadanos respondeal proceso de democratizacin de la sociedad. Sin embargo, debemos asumirque ese mayor poder de decisin implica, al mismo tiempo, la existencia de unalto nivel de responsabilidad individual. El tema de la responsabilidadconstituye, por esto, un tema central en las reflexiones sobre el futuro. En lamedida en que se debilitan las regulaciones externas, y las decisiones no son

    11 Dominique Wolton: La dernire utopie. Naissance de l'Europe dmocratique, Flammarion,Pars, 1993.12 Julia Kristeva: entrevista en Le Monde des Dbats N 1, 10/1992.

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    tomadas por otros sino por nosotros mismos, aumenta el papel de laresponsabilidad individual o grupal por las decisiones. La formacin tica seconvierte, en consecuencia, en un requisito central de la formacin ciudadana.Al respecto, existen numerosos testimonios que muestran la existencia de unaconciencia general sobre la necesidad de reforzar la formacin tica en lasescuelas y en el resto de las instituciones sociales. La responsabilidadciudadana de las empresas frente al problema del empleo y del medioambiente, la responsabilidad de los medios de comunicacin frente a laformacin de las personas, la responsabilidad de los educadores frente alaprendizaje de los alumnos son, entre muchos otros, algunos ejemplos decmo ser necesario reforzar el protagonismo de las personas y de lasinstituciones para evitar que la des-regulacin se transforme en caos y enruptura de la cohesin social mnima. El desafo que enfrentan los procesos deconstruccin de una nueva cultura ciudadana consiste, en consecuencia, enofrecer alternativas no-excluyentes, alternativas tolerantes y pacficas a lademanda de formacin tica.

    La formacin tica del ciudadano, sintetizada en la idea de responsabilidad,estuvo ntimamente asociada a la idea de nacin. Formar en la responsabilidadsupone aprender y aceptar que tenemos una historia, valores y destinocomunes. La crisis del Estado-nacin coloca la cuestin de la responsabilidaden un contexto diferente y mucho ms amplio. La tradicional tensin entresocializacin, entendida como proceso destinado a reforzar la cohesin social,e individualizacin, entendida como proceso destinado a desarrollar lacapacidad personal para expresar intereses y finalidades, cambia ahora designificado. La socializacin, percibida tradicionalmente como el aspectoconservador de la educacin, puede y debe ser recuperada por su capacidadpara desarrollar los sentimientos de solidaridad y de cohesin frente a lastendencias destructoras de la lgica del mercado. En este nuevo contexto, lafuncin socializadora no puede apoyarse en los criterios de cohesin jerrquicadel pasado. El desafo de la socializacin y de la individualizacin consiste,precisamente, en desarrollar la capacidad de reconocer al otro como sujeto. Enpalabras de Touraine, el desafo consiste en superar el carcter instrumentaldel mercado y el autoritarismo de la lgica identitaria.

    Identidad y capacidad de elegir. Todos sabemos que una de lascaractersticas centrales de la vida democrtica consiste en el derecho de losciudadanos a ejercer su capacidad de elegir entre distintas opciones posiblespara resolver un problema. Pero las condiciones de la vida moderna hanproducido un aumento notable de los mbitos sobre los cuales un ciudadanodebe decidir, como tambin del espectro de opciones que debe aceptar comolegtimas. As, la democracia como ejercicio de la capacidad de elegir hasuperado ampliamente el mero marco de la eleccin entre opciones polticas.En este sentido, es importante llamar la atencin sobre un fenmeno queafecta directamente nuestra comprensin de las actitudes juveniles. Laeleccin, como capacidad que debemos ejercer a nivel individual, es unaconducta que tiene lugar cada vez ms tempranamente en el proceso deformacin de la personalidad. Es verdad que las decisiones polticas y, enalgunos casos, la decisiones sobre la incorporacin al mercado de trabajo sonrelativamente tardas. Sin embargo, se ha adelantado significativamente el

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    momento de elegir en aspectos que pertenecen al mbito de la vida privada: lasexualidad, la vestimenta, cierto tipo de actividades (deportes, tiempo libre,etc.). Los jvenes de hoy estn convocados a elegir, a tomar decisiones que,hasta hace poco tiempo, estaban definidas por autoridades externas alindividuo: el Estado, la familia, la Iglesia, incluso la empresa. Ensear a elegirconstituye, por ello, una tarea importante de la educacin para la paz y lademocracia. Pero el desafo es para la sociedad en su conjunto y no slo parala escuela. Actualmente nos encontramos con la paradoja de vivir en unasituacin en la cual exigimos mayores niveles de responsabilidad a edadesms tempranas y, al mismo tiempo, prolongamos el periodo de dependencia.En esta asincrona radica una de las fuentes generadoras de conflictos que lasociedad no logra resolver.

    El desarrollo de la capacidad de elegir supone una pedagoga muy diferente ala vigente en nuestros sistemas escolares. El trabajo en equipos, la solidaridadactiva entre los miembros del grupo y el desarrollo de la capacidad de escucharconstituyen, entre otros, los elementos centrales de esta pedagoga quedebemos desarrollar desde el punto de vista terico y prctico13.

    Qu escuela para el futuro?

    Todos estos cambios en la estructura social y en las capacidades que definenla formacin del ciudadano obligan a preguntarse por las formas institucionalesms adecuadas para resolver los desafos que plantea la formacin de lasnuevas generaciones. La escuela, es un lugar comn decirlo, esta obligada arepensarse en funcin de este nuevo contexto.

    En los puntos anteriores intentamos presentar los problemas y lasorientaciones para el cambio desde el punto de vista de los contenidos de laeducacin. Aqu quisiera, brevemente, sealar algunos aspectos relevantesque se refieren al diseo institucional de la accin educativa escolar.

    En primer lugar, es preciso mencionar la necesidad de romper el aislamientoinstitucional de la escuela, abrindola a los requerimientos de la sociedad yredefiniendo sus pactos con los otros agentes socializadores, particularmentela familia y los medios de comunicacin. La escuela ya no acta en el mismocontexto institucional que en el pasado. Las otras agencias socializadoras sehan modificado y esto obliga a cambiar no slo sus modalidades de accin sinosu papel en el conjunto del proceso socializador. Redefinir su articulacin,particularmente con la familia, los medios de comunicacin y las empresas esimprescindible. Pero, qu rol para la escuela? En el contexto del anlisis queefectuamos hasta aqu parece necesario enfatizar la idea de que la escueladebe asumir una parte significativa de la formacin en los aspectos duros dela socializacin. Esto no significa reivindicar la rigidez, la memoria, la autoridad,etc., sino aceptar que su tarea es llevar a cabo en forma conciente y

    13 Michel Crozier ha insistido recientemente sobre la capacidad de escuchar como elementocentral de una educacin para la democracia, que supera las limitaciones tradicionales de lainstruccin cvica; v. M. Crozier: La Crise de l'intelligence; Essai sur l'impuissance des lites se reformer, InterEditions, Pars, 1995.

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    sistemtica, la construccin de las bases de la personalidad de las nuevasgeneraciones.

    En segundo lugar, en un mundo donde la informacin y los conocimientos seacumulan y circulan a travs de medios tecnolgicos cada vez ms sofisticadosy poderosos, el rol de la escuela debe ser definido por su capacidad parapreparar para el uso conciente, crtico, activo, de los aparatos que acumulan lainformacin y el conocimiento. En este sentido, parecera que una de las pistasms prometedoras de trabajo para la escuela es la que tiene que verjustamente con su relacin con la convivialidad, con las relaciones cara a cara,con la posibilidad de ofrecer un dilogo directo, un intercambio con personasreales donde los instrumentos tcnicos sean lo que son, instrumentos y nofines en s mismos. El clima de las instituciones escolares, diferenciadas segnproyectos pedaggicos y dotadas de significativos niveles de autonoma parapoder conectarse con el medio, constituye una variable central para eldesarrollo de un proceso de socializacin eficaz.

    En tercer lugar, es necesario enfatizar ms que nunca el alcance universal dela educacin. Si en el pasado el sistema poda organizarse en nivelescrecientes de complejidad, donde cada nivel corresponda a una determinadacategora social, en el futuro la democratizacin del acceso a los nivelessuperiores de anlisis de realidades y fenmenos complejos debe seruniversal. Este acceso universal a la comprensin de fenmenos complejosconstituye la condicin necesaria para evitar la ruptura de la cohesin social ylos escenarios catastrofistas que potencialmente estn presentes en lastendencias sociales de hoy.

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    Las ilustraciones acompaaron al presente artculo en la edicin impresa de la revista