El outsourcing. Trabajo final de Teorías de la organización RDFO

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Universidad del Valle Facultad de Ciencias Administrativas Maestría en Políticas Públicas Asignatura: Teorías de la Organización Profesor: Alvaro Zapata Domínguez Rubén Darío Figueroa Ortiz TRABAJO FINAL. LA SUBCONTRATACIÓN Y EL OUT-SOURCING: ESTRATEGIAS CENTRALES DE LA RECOMPOSICIÓN DE LA RELACIÓN CAPITAL – TRABAJO EN EL MUNDO GLOBALIZADO. INTRODUCCIÓN. Con este ensayo deseo dar continuidad a la presentación realizada a finales del curso Teorías de la Organización, sobre la subcontratación y el out-sourcing como mecanismos estratégicos fundamentales para el desarrollo de esta nueva etapa de acumulación capitalista, en el contexto de conformación de nuevos bloques mundiales de poder. El trabajo toma como base el documento del profesor Fernando Urrea (incluido en la bibliografía) y la revisión de una serie de documentos que tratan el tema de lo que ahora se ha dado en llamar el “trabajo precario”. El concepto de “trabajo precario” nace como parte del proceso de construcción teórica de una visión que concibe la relación capital – trabajo desde la perspectiva del reconocimiento de un intercambio desigual de bienes en el mercado laboral. De la misma forma, hace parte de una concepción integral y compleja de ciudadanía que resalta el papel dinámico de la misma en la construcción de realidades sociales en las cuales el Estado Social de Derecho surge como garantía del ejercicio pleno de los derechos ciudadanos. En esta dirección, entonces, este ensayo pretende hacer una reflexión acerca del papel central que en el ejercicio de una ciudadanía plena desempeña la vinculación del individuo con el mundo laboral, como un lugar de realización de las potencialidades creadoras del individuo y como un espacio social necesario para la configuración de una identidad personal y un sentido de pertenencia a una comunidad. En este sentido, desde luego, técnicas como las de la subcontratación y el out-sourcing son vistas mejor como prácticas administrativas que generan desazón e incertidumbre en la fuerza laboral y que producen, no sólo desvalorización de las capacidades individuales, sino un deterioro creciente y, en muchos casos, permanente de la calidad de vida. Por ello mismo, entonces, los métodos de reorganización y modernización empresarial y gubernamental que tienen como eje la reducción de la organización central a las actividades clave para la consecución de la misión corporativa y el cumplimiento del objeto social de la misma, no pueden ser vistos sólo como simples técnicas de aumento de la eficiencia organizacional y de la capacidad de gestión administrativa. Por el contrario, la subcontratación y el out-sourcing se muestran como estrategias políticas fundamentales del proceso general de reformulación de la relación capital – trabajo en esta etapa de desarrollo del capitalismo. Así, entonces, mientras en el campo del management privado se precisa adelantar prácticas gerenciales que propendan por el rendimiento individual y el “posicionamiento” en el mercado; en el sector de la gerencia de lo público también se proponen nuevos estilos y

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Universidad del Valle Facultad de Ciencias Administrativas Maestría en Políticas Públicas Asignatura: Teorías de la Organización Profesor: Alvaro Zapata Domínguez Rubén Darío Figueroa Ortiz TRABAJO FINAL.

LA SUBCONTRATACIÓN Y EL OUT-SOURCING: ESTRATEGIAS CENTRALES DE LA RECOMPOSICIÓN DE LA RELACIÓN CAPITAL –

TRABAJO EN EL MUNDO GLOBALIZADO. INTRODUCCIÓN. Con este ensayo deseo dar continuidad a la presentación realizada a finales del curso Teorías de la Organización, sobre la subcontratación y el out-sourcing como mecanismos estratégicos fundamentales para el desarrollo de esta nueva etapa de acumulación capitalista, en el contexto de conformación de nuevos bloques mundiales de poder. El trabajo toma como base el documento del profesor Fernando Urrea (incluido en la bibliografía) y la revisión de una serie de documentos que tratan el tema de lo que ahora se ha dado en llamar el “trabajo precario”. El concepto de “trabajo precario” nace como parte del proceso de construcción teórica de una visión que concibe la relación capital – trabajo desde la perspectiva del reconocimiento de un intercambio desigual de bienes en el mercado laboral. De la misma forma, hace parte de una concepción integral y compleja de ciudadanía que resalta el papel dinámico de la misma en la construcción de realidades sociales en las cuales el Estado Social de Derecho surge como garantía del ejercicio pleno de los derechos ciudadanos. En esta dirección, entonces, este ensayo pretende hacer una reflexión acerca del papel central que en el ejercicio de una ciudadanía plena desempeña la vinculación del individuo con el mundo laboral, como un lugar de realización de las potencialidades creadoras del individuo y como un espacio social necesario para la configuración de una identidad personal y un sentido de pertenencia a una comunidad. En este sentido, desde luego, técnicas como las de la subcontratación y el out-sourcing son vistas mejor como prácticas administrativas que generan desazón e incertidumbre en la fuerza laboral y que producen, no sólo desvalorización de las capacidades individuales, sino un deterioro creciente y, en muchos casos, permanente de la calidad de vida. Por ello mismo, entonces, los métodos de reorganización y modernización empresarial y gubernamental que tienen como eje la reducción de la organización central a las actividades clave para la consecución de la misión corporativa y el cumplimiento del objeto social de la misma, no pueden ser vistos sólo como simples técnicas de aumento de la eficiencia organizacional y de la capacidad de gestión administrativa. Por el contrario, la subcontratación y el out-sourcing se muestran como estrategias políticas fundamentales del proceso general de reformulación de la relación capital – trabajo en esta etapa de desarrollo del capitalismo. Así, entonces, mientras en el campo del management privado se precisa adelantar prácticas gerenciales que propendan por el rendimiento individual y el “posicionamiento” en el mercado; en el sector de la gerencia de lo público también se proponen nuevos estilos y

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Universidad del Valle Facultad de Ciencias Administrativas Maestría en Políticas Públicas Asignatura: Teorías de la Organización Profesor: Alvaro Zapata Domínguez Rubén Darío Figueroa Ortiz enfoques de organización en concordancia con la imposición del mercado como el instrumento más eficaz en la asignación y distribución de recursos, en oposición al mantenimiento de una burocracia estatal fuerte en número y presencia institucional. Estos últimos, en esencia, son los supuestos de la Nueva Gestión Pública (New Public Management), movimiento renovador de la Administración Pública que pretende reformar la organización estatal de cara a las exigencias del nuevo modelo de organización de la economía. Finalmente, realizo una reflexión sobre estos aspectos en el capítulo de conclusiones; intentando articularla con elementos clave de la Gestión Pública. 1. ANTECEDENTES HISTORICOS. 1.1. Finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX.

En el desarrollo de la relación capital – trabajo, hasta el siglo XIX opera la lógica abierta del mercado, sin la intervención externa de un instrumento con capacidad regulativa como el Estado. Aquí, entonces, las formas de contratación y vinculación laboral, así como la explotación de la fuerza de trabajo son un asunto privado del capital: es una relación entre oferentes y compradores, regida por las leyes de la oferta y la demanda, como la de cualquier otro bien ofrecido en el mercado.

CARACTERISTICAS DE LA RELACIÓN CAPITAL - TRABAJO

• El trabajo se realiza bajo la modalidad a destajo o por pieza producida.

• Hay una alternancia frecuente entre períodos de empleo y desempleo.

• No hay restricciones de edad, género y ciclos de vida en el uso de la fuerza laboral.

1.2. La década del 30 en el siglo XX.

El capitalismo en la década del 30 del siglo XX, tras la crisis de la llamada “Gran depresión”, sobre todo en Estados Unidos y Europa, se caracteriza por la generalización de un modelo de regulación social de las relaciones capital –trabajo, garantizado por la intervención externa del Estado, a través de un régimen universalista de seguridad social (welfare, bienestar, providencia, benefactor).

CARACTERISTICAS DE LA RELACIÓN CAPITAL - TRABAJO

• Se establece una carrera profesional o laboral del asalariado, favoreciendo las diferencias salariales por la antigüedad.

• Se crean empleos estables con jubilación, pactada entre sindicatos, gobierno y capitalistas, consagrada a través de legislaciones laborales.

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• Se establece un régimen general y universal de seguridad y regulación social.

Ahora bien, en el período de la II Posguerra los cambios económicos y superestructurales del sistema capitalista internacional fueron advertidos por el pensamiento keynesiano. En términos generales, por lo menos para algunos países industrializados -(los Estados Unidos o Europa Occidental)-, el keynesianismo como ideología del Estado imperialista en expansión, se afincó en unos sistemas de explotación y organización del trabajo social identificados como "fordistas" y "tayloristas". Estos sistemas se acompañaron del establecimiento de una "norma de producción" y de "consumo" que contempla a los trabajadores como consumidores de los bienes de producción de tipo duradero como automóviles, electrodomésticos, etc., por ellos producidos (Sotelo Valencia).

En Latinoamérica, en la primera mitad del siglo XX, se generalizan las relaciones capital – trabajo reguladas por la intervención del Estado, y tienen como fin conformar y proteger los nacientes mercados nacionales.

CARACTERISTICAS Y FACTORES DE LA RELACIÓN CAPITAL – TRABAJO.

• El nivel de salarios y los sistemas de seguridad social daban el soporte necesario a la expansión de la demanda agregada requerida para el proceso de expansión del capital.

• Se establece una ciudadanía política, económica y social, y se extiende la organización sindical, con capacidad de negociación, en el sistema productivo.

• Una producción industrial en masa organizada en forma creciente, con una modalidad de jerarquización vertical del mundo del trabajo (taylorismo y fordismo)

• Extensión del mercado de exportación de bienes de consumo durable hacia los países menos desarrollados.

• Participación y localización de las sucursales de las multinacionales en estos países.

• En este contexto se favorece la regulación del trabajo asalariado con legislaciones laborales que reconocen como presupuesto central la desigualdad social entre el capital y el trabajo.

• De la misma forma, se reconoce la necesidad de que el Estado intervenga para regular esta relación desigual.

• Existe además la urgencia de integrar a las clases subalternas en un proyecto de legitimación de los regímenes políticos imperantes, en el proceso general de consolidación del Estado-nación.

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Universidad del Valle Facultad de Ciencias Administrativas Maestría en Políticas Públicas Asignatura: Teorías de la Organización Profesor: Alvaro Zapata Domínguez Rubén Darío Figueroa Ortiz 1.3. La década del 70 en el Siglo XX.

Hacia la década del 70 se inicia la relocalización de la producción internacional, que impone otro patrón diferente al de producción en masa para mercados protegidos. En América Latina la crisis y los cambios estructurales se ligan a procesos económicos y sociopolíticos que el Estado y el capital impulsan en torno a la industrialización económica para acelerar la conversión de economías agrarias y mineras en centros industriales y urbanos. Surgen así países como México o Brasil con composición orgánica de capital intermedia y con grados intermedios de desarrollo conocidos como Newly Industrialized Countrys (Sotelo Valencia)

Sin embargo, la industrialización comenzó a experimentar dificultades y obstáculos a partir de mediados de los años sesenta: deterioro de los precios de los principales productos de exportación; intensificación de las transferencias de valor y de plusvalía hacia los centros industrializados; declinación de los coeficientes de industrialización y del desarrollo económico y social; aumento del déficit comercial y de la balanza de pagos; endeudamiento externo y mayor dependencia con el capital extranjero en materia de préstamos y financiamientos directos y de tecnología; desaceleración de la tasa de crecimiento económico; aumento de la inflación; caída de las tasas de ganancia y la capacidad real de compra de los salarios.

Esta situación crítica condujo a la economía latinoamericana por vez primera al callejón sin salida en que entró en la década de los ochenta: recesión, crisis económica y agotamiento definitivo de su patrón de desarrollo capitalista de posguerra. La ausencia o escasez de los recursos financieros necesarios para traducirlos en inversiones en capital fijo, en nuevas tecnologías y en nuevos métodos de organización del trabajo se convirtieron, en el corto y mediano plazos, en fuertes obstáculos para impulsar la reconversión industrial y la modernización económica en concordancia con las condiciones que demandaba la crisis capitalista y la reestructuración de la economía mundial (Sotelo Valencia).

CARACTERISTICAS Y FACTORES DE LA RELACIÓN CAPITAL – TRABAJO.

• Flujos discontinuos del producto, diferenciados según mercados diversificados y especializados.

• Feroz competencia internacional que busca atender demandas exigentes por calidad y precios bajos.

• Espiral de diversificación de los consumos en todos los sectores sociales gracias a la oferta creciente y sofisticada de nuevos productos, materiales e insumos.

• Innovaciones permanentes en las áreas de producción, distribución y circuitos financieros.

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Universidad del Valle Facultad de Ciencias Administrativas Maestría en Políticas Públicas Asignatura: Teorías de la Organización Profesor: Alvaro Zapata Domínguez Rubén Darío Figueroa Ortiz 1.4. Años ochenta y noventa del siglo XX.

En los años 80 y 90 se intensifican las políticas de ajuste y se reorganizan el Estado y las relaciones laborales bajo la conducción ideológica de los enfoques monetaristas ortodoxos y se aplican un conjunto de medidas señaladas como “neoliberales”, que pretenden reorganizar las relaciones capital – trabajo y las relaciones Estado – sociedad bajo los criterios exclusivos de la rentabilidad del capital y de las leyes de la oferta y la demanda.

CARACTERISTICAS Y FACTORES DE LA RELACIÓN CAPITAL – TRABAJO.

• Se profundiza la Revolución Tecnológica, iniciada décadas atrás, extendiendo la presencia de innovaciones científicas importantes al campo de la producción de nuevos productos: biotecnología, nuevos materiales, fusión de la robótica y la informática, telecomunicaciones, etc.

• Touraine: Se ha producido una segunda revolución capitalista que se ha llevado por delante todas las fuerzas que habían conseguido transformar el capitalismo industrial en democracia industrial y en Estado de Bienestar.

• Hay una fuerte resistencia de sectores sindicales y de la sociedad civil en Alemania, Francia y España.

• En Inglaterra, Estados Unidos y otros países industrializados esta tendencia ha alcanzado un desarrollo significativo, al punto de que son el prototipo del modelo desregulativo.

• En otros países europeos hay una situación compleja intermedia, entre la desregulación y la intervención del Estado.

2. LA REVOLUCION TECNOLÓGICA Y LA REORGANIZACIÓN DEL PROCESO DE TRABAJO. El trabajo como hasta ahora lo hemos conocido, en gran parte físico o mecánico y en donde predomina la pericia individual, ha quedado obsoleto ante otro tipo de trabajo basado en el conocimiento y en la técnica, cuya característica principal es su carácter social. Esto significa que gracias al aumento constante y la acumulación – en muchos casos en sentido geométrico - de conocimientos hemos podido sustituir el trabajo físico por procesos altamente tecnificados y robotizados que pueden realizar perfectamente las tareas clave de la producción empresarial que antes nos ocupaban grandes esfuerzos, fatigas y tiempo (Joseph, 2002).

De la primacía del trabajo físico individualizado pasamos a perfeccionar herramientas y máquinas para que éstas realizaran las tareas más costosas en términos de tiempo de trabajo necesario; luego pasamos a la organización del proceso de trabajo de manera que aumentaran los niveles de eficiencia; posteriormente a la progresiva incorporación de la destreza a las

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Universidad del Valle Facultad de Ciencias Administrativas Maestría en Políticas Públicas Asignatura: Teorías de la Organización Profesor: Alvaro Zapata Domínguez Rubén Darío Figueroa Ortiz máquinas; y finalmente a desarrollar un trabajo predominantemente creador para poder mejorar constantemente la eficiencia de las máquinas hasta el punto de que ellas mismas fueran capaces de modificar y corregir sus tareas, al mismo tiempo que se mejoraban sustancialmente las formas de organización de la gestión empresarial y social. Esto representa un enorme avance de la capacidad humana para aumentar la creación de riqueza. Es en este sentido que podemos decir que las antiguas formas de trabajar han quedado obsoletas y tienden irreversiblemente a su desaparición o a una articulación que privilegia las tareas que involucran un alto componente de conocimiento científico y tecnológico, que a su vez, producen un alto valor agregado (Joseph, 2002).

Pero, si bien esta Revolución Tecnológica ha apuntalado lo que se ha dado en llamar, en algunos círculos académicos y políticos, la destrucción del trabajo, es quizás la relación capital – trabajo la que entra en una nueva etapa de reorganización. El trabajo solo existe en la realidad social bajo la forma de salario y por tanto de mercancía que se compra y se vende en el mercado. Si miramos esta relación desde una perspectiva marxista, la existencia de la propiedad privada de los medios de producción sería el obstáculo que impide su desarrollo en beneficio de toda la sociedad. El problema de la crisis del trabajo se acrecienta en este estadio del capitalismo, puesto que si hasta ahora la explotación del trabajo humano tanto en forma esclavista, servil, como asalariada eran las únicas maneras de acumulación de riquezas o de capitales, hoy el trabajo humano puede ser sustituido por las máquinas. Ahora bien, en esta línea argumentativa, en un sistema de intercambio que funciona bajo las leyes de la oferta y la demanda, nada existe ni puede existir si no se transforma en mercancía-dinero y su medida del valor sigue siendo el "tiempo necesario" para producirlo. Frente a las mercancías producidas con altas tecnologías, las otras mercancías ya no valen nada. Es bajo estas condiciones que la mercancía trabajo es llevada al limite de su desvalorización. Esta, entonces, sería la crisis no del trabajo en su conjunto, sino la crisis del trabajo como lo hemos conocido hasta ahora, es decir, del trabajo asalariado (Joseph, 2002).

La tendencia a la destrucción del trabajo asalariado se realiza paralelamente a la reconversión de un inmenso tejido productivo fruto de largos años de acumulación capitalista lograda, paradójicamente, gracias a la generalización del trabajo asalariado de millones de trabajadores (y del saqueo del mundo). Esta reconversión, que las propias leyes de la competencia hace inaplazable, tiene solamente un objetivo que a todas luces representaría un avance impresionante: la reducción constante del tiempo de trabajo socialmente necesario para la producción de cualquier mercancía. En el planteamiento de Joseph, entonces, en la medida en que este objetivo se alcanza la “destrucción” del trabajo asalariado aumenta. Lo que sería el triunfo absoluto de las fuerzas sociales implicadas en el avance del conocimiento humano y del trabajo creador se ve obstaculizado por la manera como está organizado el proceso social de apropiación de la producción, distribución y consumo de la riqueza. Y es un proceso que no puede incorporar más hombres a una manera de trabajar asalariada –es decir, económicamente rentable y eficiente- sino que, por el contrario, tiende a destruirla. Esta es la gran revolución

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Universidad del Valle Facultad de Ciencias Administrativas Maestría en Políticas Públicas Asignatura: Teorías de la Organización Profesor: Alvaro Zapata Domínguez Rubén Darío Figueroa Ortiz que pone en jaque los cimientos de la sociedad capitalista: ya no puede haber trabajo asalariado para todos.

Hay una razón dentro de esta lógica de análisis que nos conduce a la conclusión inicial de que si el trabajo asalariado está constituido como forma fundamental para crear valor en su relación con el uso que de él hace el capital en el proceso productivo, con las transformaciones profundas introducidas por la Revolución Tecnológica, se produce un cambio importante en el papel que los factores productivos desempeñan en la composición del capital. En este sentido, el papel que la ciencia, la tecnología y el conocimiento desempeñan en esta etapa histórica, hacen que el sistema capitalista extienda la exclusión social, aumente el desempleo, rebaje las contribuciones educacionales y de investigación y se vea al mismo tiempo obligado (por razones políticas) a mantener, a alto coste, un abanico de empresas ineficaces e inútiles, grandes construcciones suntuarias, empresas armamentistas y peligrosas, produciendo el desmantelamiento creciente del Estado del Bienestar. Los cambios en el nuevo orden internacional han propiciado el replanteamiento de las condiciones organizacionales entre el capital y el trabajo. La apertura de las economías, la saturación de equipos básicos de producción en el mercado y el descenso de la demanda, fragmenta mucho más al mercado imponiendo fuertes retos a la productividad de las empresas. De tal forma que en lo sucesivo se requerirá garantizar la disminución de los costos, alimentar al mercado y conquistar nuevos círculos de consumidores cuya demanda está especificada. Es decir, que la competencia económica entre las empresas y las naciones se vuelve mucho más compleja y requiere, por ello mismo, el concurso de destrezas relacionadas con altos niveles de conocimiento.

Al principio de este siglo predominaron dos teorías, que de hecho, guiaron la lógica organizacional del proceso de trabajo: el fordismo y el taylorismo. Las dos vertientes tuvieron como objetivo primordial el elevar la productividad, y por lo tanto, en lo esencial, elevar la tasa de ganancia del capital. El aporte fundamental que hacían estas teorías de la productividad era el control que se imponía a la mano de obra bajo los principios de tiempos y movimientos. Con esto se logró de manera más clara el paso de una explotación absoluta a una relativa. Es decir, que en lo sucesivo, el capital mantendría un mejor control sobre el proceso de trabajo, a partir de la mano visible de la dirección que intentará introducir elementos innovadores en los campos organizacional y tecnológico para elevar la productividad. Evidentemente, la progresiva introducción de la tecnología en el modelo organizacional del trabajo que se impulsó, a partir de estas teorías, marcó otro ritmo que hizo más sencilla la instauración de un control de tiempos y movimientos. En ese sentido habrá que distinguir entre la elevación de la productividad por causa de la innovación tecnológica y el aumento de la productividad, promovido por el mayor control del proceso de trabajo.

Por un lado, el taylorismo se caracterizó fundamentalmente por la especialización de los trabajadores en una actividad concreta del proceso de trabajo, que se correspondía con la misma naturaleza de la división social de trabajo sobre la que emergió la estructura productiva capitalista. En ese sentido, la emergencia de la teoría de la producción taylorista representa la solución que el capitalismo da en una etapa determinada en la que se requiere elevar la

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Universidad del Valle Facultad de Ciencias Administrativas Maestría en Políticas Públicas Asignatura: Teorías de la Organización Profesor: Alvaro Zapata Domínguez Rubén Darío Figueroa Ortiz productividad; más concretamente, el controlar el proceso de trabajo a partir de los principios de tiempos y movimientos, definiendo su ritmo conforme a objetivos predeterminados. Por lo que toca a las innovaciones organizacionales que en lo sucesivo se incorporan en el proceso productivo, tendrán como referente básico los principios tayloristas que permiten establecer medición entre tiempo de trabajo y volumen de producción. Pero, sobre todo, el controlar el comportamiento productivo, a nivel individual y colectivo, en un lapso determinado de tiempo. Es decir, que se trata de una relación muy estrecha entre la especialización del trabajador y el tiempo en que logra cierto volumen de producción.

Por su parte, el fordismo se caracteriza en que, basado en los principios tayloristas, promueve la especialización del trabajo, y por tanto, la elevación de la productividad a través de la incorporación de tecnología al proceso de trabajo. De hecho, esta estrategia del capital es lo que hace al trabajador un apéndice de la máquina. La línea de montaje, y por tanto, la organización del trabajo, queda estructurado a partir del ritmo y los requerimientos de la maquinaria utilizada en el taller, fábrica o industria. Por ello, las proposiciones que Taylor y Ford hacen a las teorías de la productividad revisten vital importancia al hacer posible la idea de tiempo asignado. A través de la línea productiva, Ford aporta el concepto de tiempo impuesto que se refiere a la especialización de las funciones, la fragmentación de las tareas y la medición de tiempos y movimientos. Este modelo original (basado en una producción en masa sobre líneas de montaje rígidas, con necesidades de poca calificación para dotar de mercancías rígidas) entra en auge conforme se van multiplicando los mercados, tanto a nivel internacional como nacional. El desarrollo industrial y la expansión del mercado de trabajo propicia y respalda una producción en serie que pretende atender la demanda de las masas. Esta situación de auge llega a su crisis al momento en que emergen nuevas potencias económicas (Alemania y Japón) que le disputan la supremacía a la economía norteamericana, y cuando el modelo individualista sustentado en los principios taylor-fordistas entra en crisis en los años setenta. El llamado neofordismo10 llega a su término por provocar la erosión de las relaciones entre el capital y el trabajo que, en retrospectiva, afectaron los niveles de productividad.

La crisis del neofordismo es la causa de un marco de competitividad donde se hace evidente que su lógica no alcanzó a elevar la productividad al grado requerido por el nuevo orden internacional, en el ámbito económico. Las empresas norteamericanas que adoptaron ese modelo productivo entraron en un proceso de endurecimiento tecnológico que no modificó en lo sustancial el proceso de trabajo, se privilegió a la innovación tecnológica sobre la organizacional. Así, entendemos la lógica de los cambios que en la etapa del posfordismo se intentan implementar. El posfordismo es un intento de restructuración del modelo de producción que las empresas norteamericanas, fundamentalmente, intentan introducir para recuperar el terreno perdido en la competencia económica contra capitales extranjeros, principalmente japoneses y alemanes. Tres principios sobre los que se basa esta propuesta son: 1) distribuir el trabajo en "islotes" y pequeños grupos de trabajo, rompiendo con la lógica de los puestos individuales y las actividades parcializadas; 2) romper la lógica unidimesional de

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Universidad del Valle Facultad de Ciencias Administrativas Maestría en Políticas Públicas Asignatura: Teorías de la Organización Profesor: Alvaro Zapata Domínguez Rubén Darío Figueroa Ortiz la línea de montaje e instaurar una nueva organización del trabajo a través de minilíneas; y 3) remplazar la banda de ritmo fijo. Se trata, ahora, de incorporar cambios en el ámbito de la organización del trabajo, de innovaciones organizacionales, y no tanto de incorporación de tecnología, aunque evidentemente también son muy importantes.

El dilema para el posfordismo está cifrado en el rompimiento que supone el modelo, en cuanto a la marginación participativa de los trabajadores en el proceso de trabajo. Por ello, el reto para el capital es la creación de una nueva cultura laboral que comprometa a los trabajadores con los objetivos de productividad que hoy imperan en el mercado.

PROCESOS YCONSECUENCIAS GENERALES PRODUCTO DE LA INFLUENCIA DE LA REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA. La llamada Revolución tecnológica, que ha producido cambios profundos en la organización de los procesos de trabajo, que ha generado notorias transformaciones en los estilos de vida y en la interacción comunicativa de las personas, puede ser caracterizada por un conjunto de procesos y consecuencias sobre organización de la vida social. Veamos una síntesis que sobre el papel de la llamada “Revolución Tecnológica” en los países en vías de desarrollo he elaborado, después de consultar diferentes fuentes sobre el tema. Primero, miraremos la influencia de la “Revolución Tecnológica” en los procesos generales de organización de la producción y de la relación capital – trabajo. Luego veremos algunos de los efectos que este proceso de innovación produce en los países en vías de desarrollo, como el nuestro. • Pérdida de autonomía para definir los patrones de producción, consumo y distribución del

ingreso. Cada vez más, es creciente la autonomización del núcleo capitalista central respecto del resto del mundo, excluyéndose paulatinamente, más aún, a los países periféricos de la nueva estructura económica mundial.

• La transferencia de los procesos de pensamiento y de adquisición y desarrollo de conocimientos del exterior (de la periferia) hacia las grandes organizaciones de los países centrales.

• La tendencia al incremento de la brecha de ingresos entre los países más avanzados y los semindustrializados, como resultado de la diferente capacidad de acumulación de capital y de desarrollo económico.

• El deterioro del mercado laboral en el que observa la destrucción de las ocupaciones especializadas y mejor remuneradas.

• La concentración del poder económico en las empresas transnacionales. • La agudización de las tendencias estructurales al desequilibrio del sector externo de la

economía. • La tendencia a la transformación del sistema tecnológico y productivo en “enclaves”,

controlados por las empresas transnacionales. • La localización en los países semindustrializados de actividades de valor agregado

decreciente.

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Universidad del Valle Facultad de Ciencias Administrativas Maestría en Políticas Públicas Asignatura: Teorías de la Organización Profesor: Alvaro Zapata Domínguez Rubén Darío Figueroa Ortiz • La adopción exógena de las decisiones asociadas a la reestructuración de las actividades

productivas y del proceso de trabajo. • El deterioro creciente de la distribución del ingreso. • Deterioro de las ventajas comparativas tradicionales de los países semindustrializados, en

la medida en que la fuerza de trabajo no calificada y los recursos naturales van perdiendo importancia en la composición de los núcleos básicos de la Revolución Tecnológica, reforzando la caída tendencial de los términos de intercambio.

• En términos generales, las industrias exportadoras de nuestros países serán obsoletas en algunos años, gracias al uso de tecnologías de punta, al desarrollo de la biotecnología y de nuevos materiales.

• El desarrollo espectacular de los sectores de servicios concentrará sobre sí partes crecientes de los excedentes en los países centrales y periféricos, cuya propiedad exclusiva está en manos de las empresas transnacionales. Proporciones cada vez más altas del poder adquisitivo estarán dirigidas a este sector, contribuyendo aún más a la caída de los precios de nuestras exportaciones.

• En presencia de crecientes déficit de la balanza de pagos se continuará con estrategias de extroversión productiva y políticas ortodoxas de ajuste en nuestros países sin posibilidad de esbozar proyectos paralelos de integración subregional. Con lo que la diferenciación económica y social entre nuestros países se agravará.

3. CIUDADANÍA Y TRABAJO PRECARIO. En el final del siglo XX hemos asistido a profundas transformaciones en las formas de vida y de trabajo, que se agudizarán en este siglo XXI. Estos cambios presentan carácter globalizador, al tener lugar prácticamente en cualquier espacio, independientemente de la extensión e intensidad de los mismos. Estos cambios se están acusando especial y básicamente en tres frentes de vital importancia. En primer lugar, en el mundo del trabajo y del empleo, debido, sobre todo, a unas formas globales de competencia y al advenimiento de la sociedad informacional. En segundo lugar, en las relaciones sociales. Éstas están cambiando, como resultado del alto nivel de complejidad que presenta hoy lo social, pero debido también a un avance en la emancipación y la diferenciación de las estructuras familiares. Y, por último, se están produciendo una serie de cambios sociodemográficos importantes, explicables desde el envejecimiento de la población y el creciente peso de la inmigración -estos efectos se presentan fundamentalmente en los países industrializados de primer orden (Monreal, 1999). Todas estas transformaciones tienen una profunda incidencia en la manera como los ciudadanos acceden a los derechos que la sociedad post-industrial contemporánea promete ofrecer como producto del progreso humano. Como hemos visto en el capítulo anterior, ya existe una desigualdad inicial en ese acceso a los medios requeridos para llevar una vida laboral y social acorde con los niveles de desarrollo alcanzados por la dinámica social misma. En este sentido, entonces, es apropiado leer la propuesta de ciudadanía de T.H. Marshall como

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Universidad del Valle Facultad de Ciencias Administrativas Maestría en Políticas Públicas Asignatura: Teorías de la Organización Profesor: Alvaro Zapata Domínguez Rubén Darío Figueroa Ortiz un producto resultante del intento de separar la esfera de la producción y la esfera de la ciudadanía. En el mundo de la producción, los individuos están posicionados desigualmente. En el mundo de la ciudadanía, los individuos están integrados en una misma «civilización» gracias al reconocimiento de unos derechos y deberes. Pero, se ha de considerar críticamente esa perspectiva propuesta. Y ello requiere un enfoque que busque la interacción entre el sistema técnico-económico y el sistema político-democrático. Los cambios que se están dando en el interior de la producción tienen efectos sobre el sistema político-democrático. Desde los años setenta una profunda reestructuración del trabajo hace emerger nuevas realidades sociolaborales que transforman las codificaciones fordistas entre trabajo y sociedad. En el ámbito del trabajo, la informalización y la desregulación del trabajo se extienden, horadando los presupuestos de la ciudadanía social. En el ámbito de la sociedad, en el modelo de estratificación social competitiva que caracteriza a la actual estructura social (Ortí, 1992), el riesgo y la incertidumbre se consideran factores positivos de estímulo a la libre competencia. El resultado de este conjunto de cambios es cada vez una mayor fractura entre trabajo y ciudadanía social. El derecho del trabajo sufre un retroceso que congela el crecimiento progresivo experimentado durante más de sesenta años. La seguridad social deja paso a la sociedad del riesgo. La problemática que planteamos en este artículo incorpora la dimensión territorial de las desigualdades sociales. De este modo se constata un proceso de diferenciación del espacio europeo (Monreal, 1986), en el que una serie de regiones periféricas experimentan un proceso de extensión de categorías laborales vulnerables que debilitan a la ciudadanía social. La lógica social propia de estas regiones ha de tenerse muy presente para evaluar esa «civilización común» que se instituye como sociedad europea de la información. La idea de ciudadanía fue definida por Marshall como “aquel estatus que se concede a los miembros de pleno derecho de una comunidad. Sus beneficiarios son iguales en cuanto a los derechos y privilegios que implica. Aunque no existe un principio universal que determine cuáles son los derechos y las obligaciones, las sociedades donde la ciudadanía es una institución en desarrollo crean la imagen de una ciudadanía ideal que sirve para calcular el éxito y es objeto de las aspiraciones. Las conquistas que se producen en la dirección así trazada proporcionan una medida más acabada de la igualdad, un enriquecimiento del contenido de ese estatus y un aumento del número de los que disfrutan de él”. Comprender el despliegue histórico de la idea de ciudadanía es el objetivo de su investigación.. Para ello propone «una división de la ciudadanía en tres partes» (p. 22), que se corresponde con respectivos estadios de la historia del capitalismo. Así señalará un «elemento civil» (los derechos necesarios para la libertad individual), un «elemento político» (el derecho a participar en el ejercicio del poder político) y, por último, un «elemento social» que «abarca todo el espectro, desde el derecho a la seguridad y a un mínimo bienestar. El desarrollo de la negociación colectiva en el mundo del trabajo lo contempla dentro de la ciudadanía política, puesto que, para él, el sindicalismo ha creado un sistema secundario de ciudadanía industrial paralelo al sistema de ciudadanía política, y complementario de él.

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Universidad del Valle Facultad de Ciencias Administrativas Maestría en Políticas Públicas Asignatura: Teorías de la Organización Profesor: Alvaro Zapata Domínguez Rubén Darío Figueroa Ortiz Tras la crisis económica de los años setenta, una serie de sucesivas reestructuraciones económicas y sociales extienden las situaciones de riesgo social. Uno de los factores centrales que caracteriza este nuevo momento de desarrollo capitalista ha sido la descentralización de los procesos productivos en unidades autónomas de gestión y control de la fuerza de trabajo; de igual manera se impulsa la realización de una gestión administrativa por áreas separadas o discontinuas, de forma tal que la unidad empresarial dominante controla y articula las distintas unidades subordinadas. La producción industrial y de servicios se efectúa bajo la modalidad de contratos de productos semiacabados que intervienen como insumos específicos para la producción de un determinado bien o servicio. La desregulación de los vínculos salariales entre las empresas y los trabajadores significa que se generaliza la relación salarial pero sin vínculos estables o regulares. Al respecto de las influencias que en el mundo del trabajo y de las relaciones sociales tienen las nuevas tecnologías, Ominami señala que “...las consecuencias de las nuevas tecnologías sobre el nivel del empleo resultan particularmente ilustrativas. Se sabe por ejemplo que un máquina herramienta de control numérico reduce en alrededor de 50% la cantidad de puestos de trabajo requeridos por un equipo tradicional. Por su parte, la introducción de un robot reemplaza, según las estimaciones disponibles, entre 3 y 5 puestos de trabajo en aquéllos sectores donde éstos son actualmente utilizados (pintura, soldadura, almacenamiento, etc.).” En cuanto a la relación salarial, y para combatir un desempleo elevado y persistente, el modelo productivo neo-liberal postula, en primer lugar, la necesidad de terminar con la indexación y buscar la disminución e individualización de los salarios directos e indirectos (privatizar el sistema de seguridad social) para reducir los costos laborales o, en el mejor de los casos, la moderación salarial; en segundo lugar la flexibilización en cuanto al uso de la fuerza de trabajo: flexibilidad externa, para hacer más fácil y más barato el despido en función de las inciertas variaciones de la demanda, e interna, para aumentar la movilidad de la mano de obra y adaptar sus horarios de trabajo en función de las necesidades de la empresa; en tercer lugar la descentralización del sistema de relaciones de trabajo para situarlo al nivel de las empresas, el retiro del Estado en tanto que árbitro y regulador del mercado de trabajo, y la desregulación o re-regulación para permitir que se dejen sin efecto conquistas y ventajas adquiridas anteriormente, invocando la decisión autónoma de los actores. Algunos teóricos nos muestran varias vías de desarrollo en el futuro para el trabajo asalariado.La primera vía para el futuro del trabajo asalariado sería la teorizada por André Gorz (1997), quien se equivoca al plantear el fin del salariado como un estado actual, cuando sólo puede ser un objetivo. Este postulado es desmentido por los hechos: el trabajo asalariado se extiende a escala mundial y nada permite entrever su desaparición próxima. Gorz no comete el error de confundir la lucha que el capital conduce para precarizar al salariado con su desaparición, pero otros la cometen (Afriat 1995:3; Sue 1997:27-31). Además, son muchos los partidarios de abandonar la posibilidad de procurarle un empleo a todos, insistiendo en que la realización de los individuos y su identidad pasan por algo distinto del trabajo y que basta

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Universidad del Valle Facultad de Ciencias Administrativas Maestría en Políticas Públicas Asignatura: Teorías de la Organización Profesor: Alvaro Zapata Domínguez Rubén Darío Figueroa Ortiz darles la posibilidad de dedicarse a actividades asociativas más o menos ad honorem compensadas por un ingreso asistencial mínimo. Ahora bien, cuanto más comparte el trabajo con otros factores la inserción social, más subraya su importancia el hecho de estar privado de él. Esta paradoja se debe a dos razones. La primera es la dualidad inextricable del trabajo, que es a la vez alienante e integrador socialmente. La segunda es que el trabajo es un factor limitante de la integración social. La segunda vía para el futuro del trabajo está bien representada por Viviane Forrester (1996), que plantea un grito de alarma contra la precarización, pero no se basa en ningún fundamento teórico, porque esta autora cree que el capital puede crecer y acumularse sin ser valorizado por el trabajo productivo. La tercera vía es la vía liberal que aboga por cada vez más flexibilidad del "mercado de trabajo". Se revela particularmente imaginativa para inventar nuevos oficios de empleados. La cuarta vía neokeynesiana socialdemócrata y la quinta de tendencia nacionalista, tienen como punto en común perpetuar la creencia de que el crecimiento económico sigue siendo la vía real para promover el empleo. Se diferencian en la inserción en la construcción europea y la mundialización del capitalismo. Pero ambas llegan a una impasse acerca de los daños ecológicos del crecimiento sin interrogarse sobre su contenido. En ningún momento se cuestiona la noción de progreso: que el desarrollo económico sea uno de los principales mitos que hayan servido para legitimar la acumulación del capital nunca es tomado en cuenta por los partidarios de la cuarta y quinta vías. La sexta vía para el futuro del trabajo asalariado es la que introduce una reflexión acerca de la utilización de los incrementos de productividad para distribuir continuamente el volumen del trabajo que debe realizarse entre todos los individuos que desean trabajar. La reducción del tiempo de trabajo es no solamente un medio para lograr un salto cualitativo decisivo que reduzca el desempleo, sino que también es el medio para distribuir más equitativamente los incrementos de productividad que siempre son una obra colectiva. Este procedimiento choca con la dificultad de emprender una reforma completa de la distribución de ingresos, debido a que esto plantea el problema de la propiedad, de la organización del trabajo, y finalmente, de la transformación de las relaciones sociales. Beck ha teorizado el actual cambio social como la transformación de una sociedad industrial, basada en la producción social de riqueza, a una sociedad del riesgo, basada en la producción social de riesgos (Beck, 1998a). Para Beck la amplitud de la esfera del riesgo y de la incertidumbre es el rasgo más destacado del capitalismo tardío. Si en la sociedad industrial el eje de producción definía la distribución de los recursos entre capital y trabajo, lo que caracteriza a la sociedad del riesgo es una nueva forma de estratificación social generada por la producción y la distribución del riesgo. La crisis ecológica, el cuestionamiento del proyecto de capitalismo de bienestar y la globalización son las tendencias sociales básicas sobre las que se edifica la sociedad del riesgo. Los riesgos ambientales traspasan las naciones. El capital circula por flujos globales financieros imponiendo a los Estados nación progresivamente debilitados sus condiciones de rentabilidad. La globalización de lo social también erosiona cada vez más las viejas fronteras nacionales. En este mundo inestable, la multiplicación del riesgo impone una lógica propia de estructuración social.

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Universidad del Valle Facultad de Ciencias Administrativas Maestría en Políticas Públicas Asignatura: Teorías de la Organización Profesor: Alvaro Zapata Domínguez Rubén Darío Figueroa Ortiz Una de las ideas más destacables de Beck es su concepción de la sociedad del riesgo como una nueva politización de lo social. Esta «subpolítica» cristaliza en una serie de ámbitos diversos y en direcciones diferentes. En primer lugar, se observa una (re)politización del empresariado. La crisis del capitalismo de bienestar y la globalización de la economía ha supuesto el retorno de una considerable cuota de poder político al empresariado. Una lectura empresarial de la realidad que enfatiza como males de la economía todas aquellas variables socioeconómicas que impiden el funcionamiento de la lógica pura del mercado, ha terminado imponiéndose. Su poder se basa, como indica Beck (1998b: 169), en una «escenificación del riesgo», en donde toda una serie de discursos, que adoptan la forma lingüística de la amenaza, se ponen en circulación para obligar al resto de actores sociales y políticos a adoptar las medidas necesarias para fijar las condiciones más ventajosas para la rentabilidad de las inversiones de capital, que son siempre aquéllas que garantizan la plena hegemonía del mercado. De esta forma, la globalización hace posible que «los empresarios, sobre todo los que se mueven a nivel planetario, puedan desempeñar un papel clave en la configuración no sólo de la economía, sino también de la sociedad en su conjunto, aun cuando sólo fuera por el poder que tienen para privar a la sociedad de sus recursos materiales (capital, impuestos, puestos de trabajo) (Beck, 1998b: 16). Es este tipo de sociedad del riesgo lo que ha posibilitado que en todas partes asistamos a la introducción de medidas tales como la reducción del gasto público hasta cuestionar la estabilidad del Estado de bienestar, la creciente privatización de parcelas del ámbito colectivo, la flexibilidad del mercado de trabajo, etc. Del mismo modo, como la globalización conlleva, al mismo tiempo, un proceso de localización, los poderes regionales económicos y políticos han recogido los papeles de la «escenificación del riesgo» para moldear sus sociedades como «regiones vulnerables», en una estrategia competitiva por reducción de costes que busca atraer inversiones del capital global o asegurar la inserción de los sistemas productivos locales en el mercado global. Como ha escrito Bourdieu (1999b: 141) a propósito del proyecto neoliberal «el fundamento último de todo ese orden económico situado bajo la invocación de la libertad de los individuos es, en efecto, la violencia estructural del paro, la precariedad y el miedo que inspira la amenaza del despido: la condición del funcionamiento “armonioso” del modelo micro-económico individualista […] reside, en último término, en un fenómeno de masas, la existencia del ejército de reserva de los parados». De esta forma, también la sociedad del riesgo entraña una politización de la esfera del trabajo. En efecto, la cuestión de la exclusión social y, consiguientemente, el debilitamiento de la ciudadanía social, no cabe comprenderla separada de la esfera del trabajo. En efecto, las empresas y sus decisiones instrumentales generan problemas de exclusión social. En este sentido, Robert Castel ha propuesto la noción de vulnerabilidad social como proceso social que articula la crisis del trabajo, del empleo y de la política con las situaciones de pauperización y exclusión social: «sería mejor poner en relación lo que está ocurriendo en las situaciones de marginalidad extrema, de aislamiento social, de pobreza absoluta con la configuración de situaciones de vulnerabilidad, de precariedad que, con frecuencia, las preceden y alimentan» (Castel, 1995: 28). La constitución

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Universidad del Valle Facultad de Ciencias Administrativas Maestría en Políticas Públicas Asignatura: Teorías de la Organización Profesor: Alvaro Zapata Domínguez Rubén Darío Figueroa Ortiz de regiones vulnerables implica un enorme riesgo potencial de deterioro de la calidad social de estos espacios, si nos atenemos al concepto dinámico de vulnerabilidad social propuesto por Castel. Por ello, la compresión sociológica de estos procesos se torna objetivo prioritario en aquellas regiones donde los indicios de sujetos sociales frágiles hacen pensar que la vulnerabilidad social se ha localizado en el mismo centro de su estructura social. Hoy tenemos un ejemplo palpable de las consecuencias de la imposición de las condiciones de ajuste económico y reconversión productiva en países como Argentina. Desde luego, a ello debemos sumar un conjunto de factores que inciden de manera notoria en el curso específico que estas acciones toman en cada país: el alcance de los procesos de privatización y mercantilización de lo público; la profundidad de las medidas de desregulación de los mercados, en particular del mercado laboral; el alcance de los efectos de la monetarización de la economía; la capacidad institucional para realizar políticas públicas sociales acordes con dicha situación; los niveles de corrupción y de la deuda externa, etc.

Población en empleos con al menos una característica de precariedad**

En % sobre el total de ocupados – Argentina, mayo de 2002 Aglomerado urbano % Total 28 aglomerados urbanos 56,9Gran Buenos Aires 55,4Ciudad de Buenos Aires 42,4Partidos del Conurbano 60,7Interior del país 58,7Bahía Blanca 52,0Catamarca 60,9Comodoro Rivadavia 46,0Concordia 64,6Córdoba 57,6Corrientes 69,5Chaco 59,5Formosa 68,6Jujuy 64,5La Plata 54,1La Pampa 49,3La Rioja 58,8Mar del Plata 55,5Río Gallegos 40,9Mendoza 59,3Neuquén 52,4

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Paraná 55,9Posadas 62,9Río Cuarto 62,1Rosario 57,0Salta 64,7San Luis 61,5Santiago del Estero 59,5San Juan 60,7 Santa Fe 60,3Tierra del Fuego 44,0Tucumán 66,5

** Las características del empleo que permiten calificarlo como precario son: ausencia de jubilación, subocupación, ingresos iguales o menores a $ 200, ocupación no permanente (changarines, temporarios), servicio doméstico y construcción, sobreocupación en puestos no calificados, planes de empleo, trabajo de cartonero y vendedor ambulante, clubes del trueque. Fuente: Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) de la Argentina- Encuesta Permanente de Hogares (28 aglomerados urbanos) – Revista electrónica Cambio Cultural.

4. CONCLUSIONES. 1. Está claro que las prácticas administrativas del out-sourcing y de la subcontratación obedecen a la ejecución de estrategias de gestión relacionadas estrechamente con la nueva forma de organización de la relación capital – trabajo, producto del entrecruzamiento de varios factores: la revolución tecnológica, la crisis de gestión organizacional de los grandes establecimientos de producción, la competencia abierta por el control del mercado, la crisis de la gestión centralizada, el surgimiento de nuevas formas de organización y control del trabajo, el papel preponderante de los nuevos canales de distribución y la importancia creciente de los flujos de circulación de capital y de mano de obra como factores clave en la realización del capital. 2. La subcontratación aparece como una práctica gerencial necesaria para enfrentar los retos de reorganización de las firmas, en la vía de fortalecer su capacidad de gestión en un ambiente altamente competitivo. El objetivo es que las empresas organicen su estructura de manera tal que concentren y fortalezcan su trabajo en las áreas propias del negocio, es decir, en las áreas estratégicas esenciales para el logro de los propósitos gerenciales y para el sostenimiento competitivo de la firma o de la institución, contratando por fuera de la misma los servicios de apoyo. Las diversas formas de subcontratación se inscriben en un modelo de firma que descentraliza y desterritorializa el desarrollo de muchas de las actividades articuladas al proceso de producción y distribución propio del negocio. El supuesto es que debe existir una gran movilidad de los factores de producción en la constitución misma de los procesos de

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Universidad del Valle Facultad de Ciencias Administrativas Maestría en Políticas Públicas Asignatura: Teorías de la Organización Profesor: Alvaro Zapata Domínguez Rubén Darío Figueroa Ortiz trabajo: a la movilidad de capital y la adecuación tecnológica a la producción sectorizada y segmentada, le sigue la movilidad creciente de mano de obra y de capital humano, también sectorizada y segmentada. 3. El problema reside en que esta estrategia se extiende a todas las actividades productivas y a todas las escalas tecnológicas y salariales, tomando el trabajo mismo como una fuente de valor altamente móvil y moldeable a las demandas empresariales que cada coyuntura productiva específica impone, en cada ciclo económico. El trabajo mismo es valorado ya no como fuente variable pero relativamente estable, con una movilidad dependiente sólo de circunstancias especiales del comportamiento de la economía o del establecimiento de políticas particulares de promoción del empleo. No, ahora el trabajo se valora como un factor de gran ductilidad, que tiene una relación directa con el grado de importancia del conocimiento general y del desarrollo tecnológico particular en el proceso productivo. Hay una recomposición de la fuerza laboral, en el sentido en que hay un desplazamiento masivo de mano de obra de baja o mediana calificación y, concomitantemente, una incorporación de mano de obra especializada (ingenieros y técnicos) necesaria para el manejo de procesos productivos cada vez más robotizados e informatizados. 4. La subcontratación es una estrategia que tiene efectos negativos en el desarrollo biográfico de la fuerza laboral en la sociedad e incide notoriamente en el deterioro de las condiciones de vida de la población asalariada. Esto se produce fundamentalmente por el establecimiento de una relación individual y social con la realización de actividades productivas y económicas que está fuertemente determinada por el llamado “trabajo precario”. Se fortalece una relación capital – trabajo, mediante la cual el primero no se hace responsable por los factores que intervienen en la reproducción y adecuación tecnológica y social del segundo. De igual manera, el Estado cada vez más deja la responsabilidad de ciertos factores sociales de dicha reproducción en manos de la dinámica establecida por las relaciones de mercado. En las condiciones de un Estado de Bienestar o un Estado Social de Derecho, tanto las firmas como el Estado asumían el costo social de la reproducción de la fuerza de trabajo: seguridad social universal, capacitación y formación técnico-profesional, condiciones propicias para la afectación positiva de la vida familiar mediante acceso a educación, vivienda, salud, recreación, procesos de socialización y bienestar colectivo, etc. Hoy esa responsabilidad recae en la capacidad de reserva salarial del individuo y de la familia, que sabemos se ve fuertemente deteriorada por la inexistencia de una vinculación laboral estable y segura. 5. En esta etapa del capitalismo, la realización del capital se ubica en el terreno donde la capacidad para hacer valer las ventajas competitivas desempeña un papel de primera mano. La revolución tecnológica juega un papel de vanguardia al señalar el derrotero a seguir en una composición más flexible de los factores de trabajo, donde la ubicación productiva, sin embargo, depende en gran medida del costo de la mano de obra y de su disponibilidad para aceptar ella misma la responsabilidad de asumir los riesgos propios de su reproducción en un ambiente de competencia feroz. Algunos hablan de la destrucción del trabajo asalariado, en la

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Universidad del Valle Facultad de Ciencias Administrativas Maestría en Políticas Públicas Asignatura: Teorías de la Organización Profesor: Alvaro Zapata Domínguez Rubén Darío Figueroa Ortiz versión conocida como desarrollo de relaciones estables y negociadas durante el desempeño del welfare state. Lo cierto es que cada vez más grupos de asalariados se desvinculan de una relación formalmente reconocida y entran a jugar en un mercado laboral más inestable y mucho más competido, donde el conocimiento es un factor de desequilibrio que favorece o desfavorece la calidad de esa relación. Lo que hoy se presenta es un sistema que, de alguna manera, articula múltiples relaciones con el trabajo, que van desde la relación premoderna de subsistencia y dependencia excesiva de factores tradicionales de producción, pasando por la relación regulada por un contrato de vinculación laboral que ofrece cierta estabilidad y status y que exige un desempeño alto en el campo del conocimiento, a relaciones laborales que dependen de las necesidades de reacomodo del capital en un ambiente de transformaciones aceleradas. En este sentido, cada vez hay más grupos humanos que no pueden ser incorporados a ese sistema de alta competitividad y quedan marginados hacia sectores que no producen valor en sus actividades productivas: no son necesarios para el capital, pero pueden ser necesarios para el mantenimiento de las relaciones sociales y para el sostenimiento de la diversidad humana. 6. Múltiples señales provenientes de la manera como se observan las relaciones capital - trabajo en el mundo globalizado (particularmente en el caso de América Latina), nos muestran que, contrariamente a algunas tesis que afirman el supuesto carácter positivo de la incorporación del trabajo como colaborador pasivo de las empresas en el contexto de introducción de nuevas tecnologías y métodos de trabajo, no existe una correlación funcionalmente directa entre la adopción de nuevas técnicas y la mayor participación de los trabajadores mediante una democratización de las relaciones industriales y de trabajo. Más aún, la experiencia confirma lo contrario: el desarrollo de una compatibilidad social y política entre los nuevos métodos de organización del trabajo y de la dinámica empresarial con la tendencia a reforzar los procedimientos autoritarios de mando del capital sobre el trabajo en las empresas y fábricas del mundo capitalista. Todos los avances que los trabajadores realizaron en décadas de lucha y negociación han quedado a la vera de un camino que se orienta por el establecimiento de relaciones flexibles fundadas en la “modernización” de los procesos productivos y de nuevas formas de la relación capital - trabajo. 7. La Nueva Gestión Pública (New Public Management) es un movimiento de reorganización del Estado que surge en los países anglosajones desde los años 80, con el ascenso al poder de la “ola conservadora”, encabezada por Margaret Thatcher en el Reino Unido y por Ronald Reagan en Estados Unidos, quienes se mantuvieron en el poder por espacio de una década, lo mismo que por Brian Mulroney en Canadá, James Bolger en Nueva Zelanda y John Howard, a mediados de los 90, en Australia. Es una tendencia que tiene como principios orientadores de la gestión pública la reducción del déficit fiscal; la desregulación de las relaciones de mercado; la reorganización del aparato de Estado y de las instituciones de gobierno, reduciendo su presencia en áreas importantes de las políticas sociales; la privatización y mercantilización de muchos servicios sociales y públicos y una política macroeconómica con clara orientación monetarista.

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Universidad del Valle Facultad de Ciencias Administrativas Maestría en Políticas Públicas Asignatura: Teorías de la Organización Profesor: Alvaro Zapata Domínguez Rubén Darío Figueroa Ortiz Su concepción acerca de la presencia del Estado en la sociedad y de su papel en las relaciones con la ciudadanía va de la mano, tanto con la recomposición de nuevos bloques de poder en la política internacional, con una inequívoca vocación hegemónica, como con la creación de un nuevo orden económico mundial, caracterizado por lo que ahora se conoce como el proceso irreversible de globalización. Es indudable que se hacía necesaria una reformulación de las relaciones del Estado y la sociedad civil y una reorganización de las instituciones gubernamentales que superara el “gigantismo paquidérmico” de la burocracia que el Estado de Bienestar había desarrollado en muchos países; pero es indudable, igualmente, que su surgimiento está marcado de manera significativa por este resurgimiento “conservador” en la escena internacional. Es preciso señalar esto por lo que representa en el desarrollo del debate público y académico sobre la manera de enfrentar los retos de configurar un Estado eficiente que, al mismo tiempo, responda por el cumplimiento de sus fines esenciales, entre otros, crear condiciones para el acceso ciudadano al bienestar social y económico. Las políticas públicas sociales de un Estado que antepone la eficiencia y la rentabilidad, es decir, criterios económicos, a la búsqueda de la equidad en la distribución de la riqueza social no puede significar otra cosa que la implantación de una administración que orienta su gestión bajo consideraciones ligadas al mercado. Por el contrario, una gestión de lo público en países con poca capacidad institucional y bajo capital social debería orientarse a fortalecer dicha capacidad en aras de propiciar factores sinérgicos en la relación Estado – sociedad que permitan crear condiciones propicias para el desarrollo autosostenido. Entre otras razones, porque la persistencia de altos niveles de inequidad impide la superación de los obstáculos estructurales para ese posible desarrollo. 8. En el entendimiento de que los procesos surgidos de la globalización de la economía y de los efectos de la revolución tecnológica en la vida laboral no son reversibles en el mediano plazo y que, antes bien, profundizan procesos de transformación institucional y social que propenden por una desregulación de las relaciones de mercado, se hace necesario determinar el papel que las políticas públicas sociales deben desempeñar como respuesta específica en este contexto de situación. Por otro lado, la situación de inequidad que se vive en América Latina se ha agravado con la acentuación de estas políticas y por la presencia de Estados patrimonialistas que no cuentan con la capacidad institucional suficiente para adelantar políticas que respondan con eficacia a los efectos de estos procesos. Y, retomando elementos planteados por Kliksberg y otros autores, en sus múltiples estudios acerca del tema de la articulación entre gerencia social, políticas públicas y pobreza en América Latina, se puede afirmar que es imperativo rescatar el Estado Social de Derecho mediante la realización de reformas profundas en el ordenamiento institucional y en la gestión organizacional, de manera tal que permita una orientación clara a la gestión de lo social y de lo público. En esa dirección, habría de cumplir con propósitos tales como: asegurar la provisión y prestación de servicios públicos (sociales, de atención, de protección y domiciliarios) básicos para todos; promover la creación de una institucionalidad social fuerte y eficiente, particularmente en la gestión de lo social y lo público; propiciar la conformación de redes ínter

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Universidad del Valle Facultad de Ciencias Administrativas Maestría en Políticas Públicas Asignatura: Teorías de la Organización Profesor: Alvaro Zapata Domínguez Rubén Darío Figueroa Ortiz organizacionales y sociales con diversos agentes y actores de la sociedad civil; privilegiar la participación de la comunidad en todos los ámbitos y niveles de la gestión en un contexto de profundización de la descentralización. Ello, a su vez, precisa del establecimiento de políticas sociales integrales, que tiendan hacia un mayor grado de equidad en el acceso a la riqueza social (individual y colectivamente); de igual manera, un compromiso claro por brindar condiciones favorables para el disfrute de servicios sociales y culturales básicos, que propicien a largo plazo una cultura de la participación en todos los ámbitos de la vida social. Además, sería necesario avanzar en el camino de configurar mecanismos eficaces de formulación y puesta en práctica de políticas públicas que ayuden a superar los obstáculos de inequidad que inciden notoriamente en la situación arriba mencionada. Pero, aquí cabe hacerse la pregunta de si es posible avanzar en esos propósitos sin adelantar transformaciones profundas en la concepción de la relación Estado – mercado – sociedad, que implica, por lo demás, cambios en las relaciones de poder y en la organización y gestión de los procesos productivos. Creo que, de alguna manera, la gestión de lo público debe responder con la configuración de una administración y un quehacer organizativo que haga posible el logro de avances significativos hacia el cumplimiento de dichos propósitos. BIBLIOGRAFIA. Cruz Castro, Laura. Cualificaciones, desigualdad y empleo: respuestas políticas divergentes al problema de la formación. Documento de trabajo. Instituto de Estudios Sociales Avanzados. Madrid. Fajnzylber, Pablo, William F. Maloney y Eduardo Ribeiro. Firm entry an exit labour demand and trade reform. Evidence from Chile and Colombia. Agosto 2001. Fajnzylber, Pablo y William F. Maloney. Labour demand and trade reform in Latin America García, Clara Eugenia. Crecimiento económico e innovación: el debate sobre la cualificación de la fuerza de trabajo. Documento de trabajo. Instituto de Estudios Sociales Avanzados. Madrid, marzo de 1994. Gali, Rossana and David Kucera. Informal employment in Latin America: movements over business cycles and the effects of worker rights. Discussion paper. International Institute for Labour Studies. Geneva, 2003.

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Universidad del Valle Facultad de Ciencias Administrativas Maestría en Políticas Públicas Asignatura: Teorías de la Organización Profesor: Alvaro Zapata Domínguez Rubén Darío Figueroa Ortiz Harribey, Jean Marie. El fin del trabajo: de la ilusión al objetivo. Université Montesquieu-Bordaux. 2002. Joseph, C. El fin del trabajo asalariado. En: Página electrónica Indymedia Perú. Noviembre de 2002. Kliksberg, Bernardo. Gerencia social. Una revisión de la situación. En: Cómo enfretnar la pobreza?Estrategias y experiencias organizacionales innovadoras. Grupo Editor Latinoamericano. Buenos aires, 1989. CLAD-PNUD. Lazzarato, Mauricio y Antonio Negri. Trabajo Inmaterial. Formas de vida y producción de subjetividad. D,P&A Editora. Río de Janeiro, 2001. Marchas Europeas del Foro Social Mundial (Sección Holandesa). Trabajo precario. Documento de Internet. Martínez B, Griselda y Rafael Montesinos. Innovación organizacional del trabajo. México, 1995. Monreal Juán y Andrés Pedreño. Trabajo. Ciudadanía social y riesgo biográfico. Papers. Universidad de Murcia, 2001. Neffa, Julio César. Crisis y emergencia de nuevos modelos productivos. CEIL/PIETTE – CLACSO, Argentina. Onrubia, Jorge, Rafael Salas y José Félix Sanz. Redistribution and labour supply. Instituto de Estudios Fiscales y Universidad Complutense de Madrid, octubre 2001. Ponencia presentada en el Congreso de Economía Pública, Vigo - Febrero 2002. Página Electrónica Cambio Cultural. La precariedad laboral en la Argentina. 2002. Romero Jordán, Desiderio y José Félix Sanz Sanz. Imposición marginal efectiva sobre el factor trabajo: breve nota metodológica y comparación internacional. Instituto de Estudios Fiscales de España. Madrid, 2002. Sengenberger, Werner. The role of labour standards in industrial restructuring: participation, protection and promotion. International Institute for Labour Studies. Geneva, 1998. Sentencia judicial sobre trabajo precario. Documento de Internet. Sotelo Valencia, Adrián. América Latina: la reestructuración del trabajo y el capital en la era de la globalización. Documento de Internet.

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Universidad del Valle Facultad de Ciencias Administrativas Maestría en Políticas Públicas Asignatura: Teorías de la Organización Profesor: Alvaro Zapata Domínguez Rubén Darío Figueroa Ortiz Urrea Giraldo, Fernando y María del Carmen Castrillón. La lógica de la subcontratación en las relaciones laborales contemporáneas: el revivalismo del capitalismo salvaje o desregulado, vía la flexibilización de los procesos de trabajo en un contexto de mundialización de las economías. Documento de trabajo. Universidad del Valle, 1998.