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Treballs d’Arqueologia, 2008, Núm. 14, 141-169 141 El Paleolítico Medio en el territorio valenciano y la variabilidad tecno-económica de la Cova del Bolomor J. Fernández Peris 1 , V. Barciela 2 , R. Blasco 3 , F. Cuartero 4 , P. Sañudo 5 Rebut: 24-03-2008 Acceptat: 06-10-2008 Resumen En el presente artículo se exponen las principales características de las industrias líticas del Paleo- lítico Medio en el territorio valenciano. Se hace especial hincapié en la variabilidad tecno-eco- nómica observada en la secuencia estratigráfica de la Cova del Bolomor. Con dicho análisis se pretende contribuir al establecimiento de los rasgos evolutivos de las industrias asociadas a los grupos de neandertales. En este sentido, el estudio pone de manifiesto que en estas sociedades se produjo, en los momentos finales, cierto progreso tecnológico, en un contexto arqueológico en el que es difícil precisar si hubo, o no, influencia externa o aculturación por parte de las poblaciones de cromañones en el territorio valenciano. Palabras clave: Cova del Bolomor, variabilidad tecnológica, Pleistoceno Medio, Paleolítico Medio, neandertales y cronoestratigrafía. Resum. El Paleolític Mitjà en el territori valencià i la variabilitat tecno-econòmica de la Cova del Bolomor En el present article s’exposen les principals característiques de les indústries lítiques del Paleolí- tic Mitjà en el territori valencià. Es posa especial atenció a la variabilitat tecno-econòmica obser- vada en la seqüència estratigràfica de la Cova del Bolomor. Amb aquesta anàlisi es pretén con- tribuir a l’establiment dels trets evolutius de les indústries associades als grups de neandertals. En aquest sentit, l’estudi posa de manifest que en aquestes societats es va produir, en els moments 1. Servicio de Investigación Prehistórica. Museo de Prehistoria. Diputación de Valencia. C/ Corona, 36. 46003 Valencia (Spain). [email protected] 2. Departament de Prehistòria. Universitat d’Alacant. Crta. Sant Vicent del Raspeig, s/n. 03690 San Vicent del Raspeig. [email protected] 3. IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social), unidad asociada al CSIC, Àrea de Prehistòria, Universitat Rovira i Virgili. Plaça Imperial Tarraco, 1. 43005 Tarragona (España). [email protected] 4. Departamento de Prehistoria y Arqueología. Universidad Autónoma de Madrid. Campus Cantoblanco. 28049 Madrid. [email protected] 5. IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social), unidad asociada al CSIC, Àrea de Prehistòria, Universitat Rovira i Virgili. Plaça Imperial Tarraco, 1. 43005 Tarragona (España). [email protected]

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El Paleolítico Medio en el territorio valencianoy la variabilidad tecno-económica de la Cova del Bolomor

J. Fernández Peris1, V. Barciela2, R. Blasco3, F. Cuartero4, P. Sañudo5

Rebut: 24-03-2008Acceptat: 06-10-2008

Resumen

En el presente artículo se exponen las principales características de las industrias líticas del Paleo-lítico Medio en el territorio valenciano. Se hace especial hincapié en la variabilidad tecno-eco-nómica observada en la secuencia estratigráfica de la Cova del Bolomor. Con dicho análisis sepretende contribuir al establecimiento de los rasgos evolutivos de las industrias asociadas a losgrupos de neandertales. En este sentido, el estudio pone de manifiesto que en estas sociedadesse produjo, en los momentos finales, cierto progreso tecnológico, en un contexto arqueológico enel que es difícil precisar si hubo, o no, influencia externa o aculturación por parte de las poblacionesde cromañones en el territorio valenciano.

Palabras clave: Cova del Bolomor, variabilidad tecnológica, Pleistoceno Medio, Paleolítico Medio,neandertales y cronoestratigrafía.

Resum. El Paleolític Mitjà en el territori valencià i la variabilitat tecno-econòmica de la Cova delBolomor

En el present article s’exposen les principals característiques de les indústries lítiques del Paleolí-tic Mitjà en el territori valencià. Es posa especial atenció a la variabilitat tecno-econòmica obser-vada en la seqüència estratigràfica de la Cova del Bolomor. Amb aquesta anàlisi es pretén con-tribuir a l’establiment dels trets evolutius de les indústries associades als grups de neandertals. Enaquest sentit, l’estudi posa de manifest que en aquestes societats es va produir, en els moments

1. Servicio de Investigación Prehistórica. Museo de Prehistoria. Diputación de Valencia.C/ Corona, 36. 46003 Valencia (Spain). [email protected]

2. Departament de Prehistòria. Universitat d’Alacant. Crta. Sant Vicent del Raspeig, s/n.03690 San Vicent del Raspeig. [email protected]

3. IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social), unidad asociada al CSIC,Àrea de Prehistòria, Universitat Rovira i Virgili. Plaça Imperial Tarraco, 1. 43005 Tarragona(España). [email protected]

4. Departamento de Prehistoria y Arqueología. Universidad Autónoma de Madrid. CampusCantoblanco. 28049 Madrid. [email protected]

5. IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social), unidad asociada al CSIC,Àrea de Prehistòria, Universitat Rovira i Virgili. Plaça Imperial Tarraco, 1. 43005 Tarragona(España). [email protected]

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finals, un cert progrés tecnològic, en un context arqueològic en el qual és difícil precisar si vahaver-hi, o no, influència externa o aculturació per part de les poblacions de cromanyons en el terri-tori valencià.

Paraules clau: Cova del Bolomor, variabilitat tecnològica, Pleistocè Mitjà, Paleolític Mitjà, nean-dertals i cronoestratigrafia.

Résumé. Le Paléolithique Moyen au territoire valencian et la variabilité techno-économique dela Cova del Bolomor

Dans l’article ci-dessous, s’exposent les principales caractéristiques des industries lithiques duPaléolithique Moyen dans le territoire valencien. On veut mettre en relief la variabilité techno-éco-nomique observée dans la séquence stratigraphique de la Cova del Bolomor. Avec cette analyse,on cherche à établir les traits évolutifs des industries associées aux groupes néandertaliens. Dansce sens, l’étude met en relief que ces sociétés ont probablement connu, dans un dernier temps, uncertain progrès technologique, dans un contexte archéologique où il est difficile de préciser s’ily a eu ou pas une influence externe ou une acculturation venue des populations cromagnonesdans la région de Valence.

Mots clés: Cova del Bolomor (Grotte de Bolomor), variabilité technologique, Pléistocène Moyen,Paléolithique Moyen, Néandertaliens et chronostratigraphie.

Abstract. The Middle Palaeolithic in the territory of Valencia and the techno-economical varia-bility in the Cova del Bolomor

In this paper main characteristics of the Middle Palaeolithic lithic industries from the territory ofValencia are presented. Particular attention is paid to the techno-economical variability of thearchaeological record in Cova del Bolomor. This study aims to discuss the evolutionary featuresof Neanderthal industries; our analysis shows that there was some technological progress at theend of the Middle Palaeolithic, in an archaeological context in which it is uncertain whether ornot there was external influence or acculturation from Cro-Magnon populations in the valen-cian territory.

Key words: Middle Palaeolithic, Bolomor cave, technological variability, Middle Pleistocene.

FERNÁNDEZ PERIS, J.; BARCIELA, V.; BLASCO, R.; CUARTERO, F. y SAÑUDO, P. «El PaleolíticoMedio en el territorio valenciano y la variabilidad tecno-económica de la Cova del Bolomor».Treballs d’Arqueologia, 2008, Núm. 14, p. 141-169.

1. Introducción

El Paleolítico Medio en el territorio euro-peo se desarrolla durante un largo períodocronológico, iniciado hace unos 400.000años, en el que se producen importantestransformaciones en los modos de vida delos homínidos. Estos cambios están apo-

yados sobre la base de una serie de progre-sos en la cultura material, la tecnología líti-ca, las actividades cinegéticas o los tipos dehábitat, entre otros factores.

La tecnología lítica de estos momen-tos del Pleistoceno Medio reciente y Pleis-toceno Superior inicial es ilustrativa delproceso. Por un lado, esta etapa puede ser

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Figura 1. Situación de los yacimientos valencianos del Paleolítico Medio. 1) Cova del Bolomor;2) Cova Negra; 3) El Salt; 4) Cova Beneito.

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considerada la más desarrollada en lamanufacturación de lascas líticas, unasindustrias que van asociadas a la especiehomo neanderthalensis y con cuya extin-ción desaparecen. Por otro, la nueva tec-nología de talla que se documenta en losmomentos finales de la secuencia es unabuena representación de los drásticos cam-bios que supone la irrupción de las pobla-ciones de cromañones, en un lapso cro-nológico considerado de corta duración.

En el territorio valenciano se docu-mentan numerosos yacimientos adscritosal Paleolítico Medio que permiten confi-gurar una amplia secuencia regional y cuyoprincipal valor deriva de su análisis dia-crónico. La información procedente de losmismos es dispar; sin embargo, los datospermiten afrontar determinados aspectosgenerales sobre las características paleo-ambientales, la cultura material, la eco-nomía o la utilización de determinadosrecursos. Resultan especialmente relevan-tes los pocos lugares que aportan infor-mación cronoestratigráfica, imprescindi-ble para contribuir a la configuración dedicha secuencia regional. Estos son Covadel Bolomor, Cova Negra (Xátiva), El Salt(Alcoi) y Cova Beneito (Muro). Otrosyacimientos que podrían, en un futuro,aportar más información en esta línea sonLa Coca (Aspe), Las Fuentes (Navarrés) yEl Pinar (Artana), todos ellos situados alaire libre; así como los kársticos del Abricdel Pastor (Alcoi), Cova del Cochino(Villena), Cova de la Petxina (Bellús),Abrigo de San Luis (Buñol), Cueva delBarranco Carcalín (Buñol), Cova del Gat(Gandía), Cova del Corb (Ondara), Covade Carles (Alzira), Cova Foradada (Oliva)y Abrigo de la Quebrada (Chelva), entreotros (fig. 1).

Los diferentes asentamientos regio-nales de neardentales reflejan un modelo

de elevada movilidad residencial que nosiempre responde a patrones homogéne-os. A grandes rasgos, se caracteriza por bre-ves ocupaciones en cuevas y largas etapasde abandono de las mismas, así como porunas pautas de aprovisionamiento demateria prima preferentemente local. Porotro lado, los estudios faunísticos y taxo-nómicos indican una importante activi-dad cazadora de amplio espectro, alta ren-tabilidad y fuerte intensidad en losprocesados, generalmente vinculada a lascaracterísticas de las ocupaciones de estosasentamientos.

Respecto a la secuencia industrial líti-ca regional, su inicio corresponde al Pleis-toceno Medio reciente, bien representa-do en el Paleolítico Medio antiguo de laCova del Bolomor. Estas industrias secaracterizan por la presencia de tecno-complejos de lascas con gestión precon-cebida, recurrente y estandarizada no vin-culados tipológicamente al denominadoAchelense peninsular. Más abundantesson los yacimientos que nos proporcio-nan información acerca de los momentosavanzados de la secuencia. En dichas fasesse asiste a una mayor utilización/produc-ción del método Levallois, mayoritaria-mente centrípeto. El análisis e interpre-tación de los procesos de talla señalan laausencia en el Paleolítico Medio regionalde un método de débitage exclusivo, con-dicionado, en parte, por la dificultad deindividualizar episodios tecnológicos con-cretos en los diferentes niveles arqueoló-gicos estudiados.

La valoración de los datos industria-les en el contexto de su producción y enun período diacrónico amplio permiteabordar no sólo cuestiones relativas a laevolución tecno-tipológica de las indus-trias, sino relacionar ésta con posiblesaspectos estratégicos o funcionales.

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2. La secuencia regional

La sistematización y establecimiento deuna serie climático-estratigráfica regionalreferente al Paleolítico Medio fue uno delos objetivos prioritarios y pioneros en elestudio del Pleistoceno Medio de las tie-rras valencianas. Este trabajo, llevado acabo por la investigadora Mª.P. Fumanal(1986, 1993, 1994 y 1995), estuvo fun-damentado e integrado en los diferentesproyectos de excavación y análisis regio-nales (Pérez Ripoll, 1977; Villaverde,1984, 1992 y 1995; Villaverde y Fuma-nal, 1990; Villaverde y Martínez, 1992;Fernández Peris, 1994; Fernández Peris etal., 1994; Martínez, 1995; Guillem, 1995;Iturbe, 1991; Galván, 1992; Fumanal y

Villaverde, 1997; entre otros), derivandoen la obtención de una de las más com-pletas cronoestratigrafías de carácterarqueológico de la península Ibérica.

La secuencia arranca de los estudiosmultidisciplinares desarrollados en la Covadel Bolomor, que permiten conocer la etapamás antigua —Pleistoceno Medio— a tra-vés del análisis de los diferentes niveles de sudepósito kárstico (fig. 2). Los momentosposteriores, correspondientes al PleistocenoSuperior, se documentan en los yacimientosde Cova Negra, El Salt y Cova Beneito,donde se ha analizado la seriación de susunidades sedimentarias (fig. 3). En base aestos datos, se han establecido siete fasesen las que se recogen las principales carac-terísticas cronológicas y paleoclimáticas.

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Figura 2. Estratigrafía de Cova del Bolomor.

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Fase I (Cova del Bolomor,niveles XVII a XV)Estadios isotópicos 8-9 o Riss Inicial (347-242 ka). Ciclo climático fresco y húmedocon acumulación de materiales exógenosy brechificación del sedimento. En el nivelXVIIa se ha obtenido una datación porracemización (aminoácidos) de esmaltedentario de 525.000±125.000 BP.

Fase II (Cova del Bolomor,niveles XIV y XIII)Estadio isotópico 7 o Riss II/III (242-185 ka).Periodo climático cálido y húmedo conencharcamiento periódico de la cueva.Datado el nivel XIV por termo-luminis-cencia de las arcillas en 233.000±35.000y 225.000±34.000 BP, y el nivel XIIIa en152.000±23.000 BP.

Fase III (Cova del Bolomor,niveles XII a VIII)Estadio isotópico 6 o Riss III (185-128 ka).Ciclo climático fresco y húmedo, que pasade más riguroso y árido (nivel XII), a unclima más templado y muy húmedo(nivel VIII).

Fase IV (Cova del Bolomor, niveles VII a Iy Cova Negra, nivel XV)Estadio isotópico 5e o Riss/Würm (128-118 ka). En la Cova del Bolomor (nivelesVII a III) se registra una oscilación tem-plada y húmeda con lapsos frescos quecrean la acumulación en la cueva de peque-ños cantos procedentes de la bóveda. Laelevada humedad provoca la inundaciónparcial de la cueva y la brechificación delos sedimentos. El nivel II ha sido datadopor TL en 121.000±18.000 BP. Por otrolado, en Cova Negra se documenta unaetapa húmeda y templada con precipita-ción de carbonatos sobre vegetales que ori-gina un nivel de tobas. Es la base de la

secuencia, sin materiales arqueológicos ycon evidencias de inundaciones periódi-cas del río Albaida que introducen sedi-mentos fluviales en la cueva.

Fase V (Cova Negra,niveles XIV y XIII)Estadio isotópico 5d-b o Würm I (118-85 ka). Presenta dos etapas, la inferior, conreactivación hídrica importante y climamuy húmedo y fresco (nivel XIV) y lasuperior, con instalación de condicionesrigurosas y presencia de procesos de meteo-rización en el relleno sedimentario (nivelXIII). La base del nivel XIV presenta unadatación de 117.000±17.000 BP.

Fase VI (Cova Negra, niveles XII y XIy El Salt, niveles XIII a XI)Estadio isotópico 5a o Würm I/II (85-71 ka).En Cova Negra se documenta una etapatemplada con precipitaciones estacionalesy procesos de edafogénesis. Presenta dosdataciones de 107.000±16.000 BP y96.000±14.000 BP. En El Salt estos nive-les corresponden a la fase basal (nivelesXIII-XII), arqueológicamente estéril, for-mada por depósitos travertínicos que seprolongan por todo el valle de Polop. Pre-senta dos dataciones en la base y techo deltravertino en Th/U de 81.583±2.700 BP(XIII) y 80.157±4000 BP. (XII) (Galvánet al., 1991; Galván, 1992 y 2000).

Fase VII (Cova Negra, niveles X a VIIy El Salt, niveles X a VII)Estadio isotópico 4 o Würm II (71-57 ka).Los niveles de Cova Negra reflejan el pre-dominio de condiciones frías con proce-sos de gelifracción que se alternan con pul-saciones más benignas. En El Salt es unaetapa de sedimentación fina con arroya-das suaves y formación esporádica de nive-les litoquímicos.

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Fase VIII (Cova Negra, niveles VI a IV;El Salt, niveles VI-V y Cova Beneito,niveles XII a X)Estadio isotópico 3 o Würm II/III y WürmIII (57-28 ka). En Cova Negra se docu-menta una etapa templada caracterizadapor precipitaciones estacionales. En El Salt(nivel VI) se documenta, tras un granderrumbe de la pared travertínica una cir-culación hídrica difusa y cambio texturalcon alta proporción de limo. El nivel Vpresenta sedimentación arenosa sin frac-

ción gruesa que manifiesta la reactivacióndel karst. Este nivel es pobre en materialesarqueológicos y constituye el techo de lasocupaciones musterienses. Éstas no alcan-zan la unidad A que representa un cambioclimático con caída de bloques travertíni-cos. La base del nivel V presenta una data-ción de 37.100 BP (Galván, 2000). EnCova Beneito la etapa D4 y D3 (nivelesXII-XI) se caracteriza por sedimentos conabundante fracción gruesa y cantos muyredondeados, junto a concreciones carbo-

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Figura 3. Secuencia regional cronoestratigráfica del Paleolítico Medio valenciano segúnMªP. Fumanal.

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natadas y matriz arcillo-limosa. La etapaD1 y D2 (nivel X), final de los momentosmusterienses regionales, está formada casiexclusivamente por fracción de canto demorfología angulosa y sin alteración, y pre-senta dataciones de 38.800±1.900 BP y30.160±680 BP (Carrión et al., 1993).

3. Territorio y hábitat

El estudio de la ubicación y del entorno delos yacimientos anteriormente citados seña-la la existencia de determinados espaciosfísicos que son recorridos y explotados enfunción de las necesidades adaptativashumanas (Fernández Peris, 1990). Se tratade los corredores naturales, que constitu-yen un espacio biofísico que sintetiza lasmáximas posibilidades de subsistencia:movilidad, información y variabilidad (Auraet al., 1994). Por lo que respecta al hábitat,la mayor parte de los yacimientos valencia-nos del Paleolítico Medio se sitúan en cuevasy abrigos. El medio kárstico ha sido, portanto, un entorno de hábitat preferente delos neandertales, sin olvidar que existió unaamplia diversidad de yacimientos en un pai-saje muy contrastado. Buena parte de ellospresentan una funcionalidad específica haciala explotación y el aprovisionamiento dematerias primas y, consecuentemente, unamayor homogeneidad tecno-tipológica encomparación con la alta variabilidad—especialmente del utillaje retocado— quese da en cuevas o abrigos. Esta variabilidadtambién debe interpretarse, en parte, comoresultado de la duración de las ocupacio-nes y su acumulación a lo largo del tiem-po. Lamentablemente, la información delos asentamientos al aire libre no siemprees comparable con la del registro en cueva,sobre todo porque, en muchos casos, resul-ta difícil integrarlos en el contexto crono-

estratigráfico sobre el que se cimenta lasecuencia regional.

Los datos del Paleolítico Medio de estaregión permiten inferir un modelo demovilidad variable, principalmente alta yuna baja densidad de población, con gru-pos de tamaño lo suficientemente grandecomo para asegurar su sostenibilidad acorto plazo. Las bajas densidades de res-tos y las dispersiones de los materialesarqueológicos en los yacimientos excava-dos permiten deducir que, en aquelloslugares suficientemente amplios, el espa-cio interior no se ocupaba en su totalidad,síntoma del tamaño de los grupos y de laduración de la ocupación. No obstante, esposible que este modelo no sea homogé-neo desde el punto de vista cronológico yque, en parte, esté valorado en función dela mayor información que proporcionanlos momentos más recientes.

La relación entre el hábitat y las indus-trias líticas depende, entre otros factores, dela disponibilidad de determinadas rocasen el territorio. Durante el PaleolíticoMedio, este patrón de alta movilidad incre-menta las posibilidades de acceso a dife-rentes zonas de explotación de materiasprimas, aunque su obtención tambiéndepende de las características intersite-intrasite, es decir, de los ciclos de ocupa-ción/desocupación de dichas ocupaciones.

Finalmente, en los momentos másrecientes del Paleolítico Superior encontra-mos yacimientos regionales que no se ajus-tan a esa red de tránsito que articula granparte del espacio físico del Paleolítico Medio.Esta diferencia puede deberse a las trans-formaciones inherentes a los nuevos pobla-dores cromañones, tales como procesos decambio técnico, económico y cultural; asícomo un concepto territorial distinto, másamplio en la explotación de recursos y conotras pautas de organización social.

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4. Actividades de subsistencia

El registro faunístico recuperado en losyacimientos pleistocenos valencianos nosólo proporciona datos para realizar unareconstrucción ambiental del entorno, sinotambién permite documentar diferentesaspectos relacionados con las actividadesde subsistencia.

Las ocupaciones humanas más anti-guas conocidas de la secuencia regional per-tenecen a los niveles correspondientes alPleistoceno Medio de la Cova del Bolo-mor (Tavernes de la Valldigna, Valencia)(OIS 6-9). En estos se presentan cuatroespecies constantes: ciervo (Cervus elaphus),caballo (Equus ferus), tar (Hemitragus sp.) ygamo (Dama sp.). La frecuencia relativa deestos taxones varía en función del niveldependiendo del paleoambiente y de lasactividades antrópicas de obtención de losanimales. Examinando el número de res-tos faunísticos identificados (NISP) en losniveles inferiores de la cavidad se observauna diversificación específica, aunque pola-rizada, hacia dos taxones. Existe, por tanto,una selección clara hacia el ciervo (40%)y el caballo (34%) y una diversificación deespecies menos representadas como loscápridos (8%), gamos (4%), rinocerontes(5,3%) y elefantes (1,6%). En general,tanto los uros como los carnívoros son mar-ginales en la secuencia sedimentaria infe-rior de la cavidad (0,8%).

El inicio del Pleistoceno Superiorregional se localiza en los niveles superio-res de la Cova del Bolomor (OIS 5e). Enestas unidades estratigráficas se mantienela polarización descrita anteriormente endos especies predominantes, aunque aquíel Equus ferus (5%) es sustituido por el Bosprimigenius (30%). El Cervus elaphus siguesiendo el taxón más abundante en surepresentación anatómica, con un 48% de

los restos analizados. Por otro lado, ladiversidad específica sigue siendo cons-tante entre los animales de talla pequeña.Entre éstos, destacan los cápridos (6%),los suidos (3%) y los gamos (2%). Los ani-males con pesos superiores a la tonelada(elefante e hipopótamo) y los carnívorosde pequeño tamaño son testimoniales a lolargo de toda la secuencia superior del yaci-miento.

El Würm I (OIS 5d-b) queda bienrepresentado en los niveles antiguos deCova Negra (Xàtiva), en los que se docu-menta un aumento diacrónico del ciervo(del 30% pasa al 60%) y una pérdida sig-nificativa en la representación del caballo(del 45% al 18%). El estudio de las par-tes anatómicas y de las marcas de consu-mo sobre los huesos muestra un aporteantrópico de los ciervos y una importanteincidencia de los carnívoros (lobo y cuón)sobre los tares. Esta diferenciación se inter-preta como el resultado de un menor inte-rés y/o una accesibilidad limitada por partede los grupos humanos hacia estas espe-cies de ambientes escarpados. Este fenó-meno se repite con los cápridos de CovaBeneito (Muro, Alicante) en momentosmás avanzados del Musteriense (Villaver-de, 1995; Martínez Valle e Iturbe, 1994;Villaverde et al., 1997). Durante el WürmII y Würm III (OIS 3), tanto Cova Negracomo Cova Beneito, experimentan unaumento significativo en el registro deCaprinae. Sin embargo, la representaciónanatómica, las edades de muerte y lasmodificaciones superficiales y estructura-les de los huesos indican que la aportaciónde estos cápridos no es antrópica. Estasituación en Cova Beneito es más acen-tuada en los niveles basales musteriensesD4 y D3 (Würm II/III). Durante esteperiodo, la polarización en dos especiesobservada en la Cova del Bolomor, se

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transforma en un sistema de tres grupos(cérvidos, cápridos y équidos) que supo-nen más del 90% de los restos de macro-mamíferos identificados. La presencia detaxones con pesos superiores a 500 kg(caballos, grandes bóvidos, rinocerontes,elefantes e hipopótamos) es marginal, pre-diciendo el recambio faunístico del Würmreciente.

Contrariamente a la situación descri-ta en la Cova del Bolomor, la presencia degrandes carnívoros (úrsidos, hiénidos ygrandes félidos) en Cova Negra y en losniveles inferiores de Cova Beneito es habi-tual tanto a nivel de representación ana-tómica como de incidencia sobre el regis-tro faunístico. Las acumulaciones de taresrealizadas por carnívoros en Cova Negraestán caracterizadas principalmente poruna composición esquelética formada porelementos anatómicos enteros (en especialbasipodios, metapodios y acropodios) ypor el predominio de individuos sub-adultos y seniles. En los niveles inferiores,los équidos también muestran signos evi-dentes de la actuación de carnívoros enforma de mordiscos. Las dimensiones ylas morfologías de las mordeduras sobrelos distintos restos que componen el con-junto faunístico permiten realizar unaaproximación al tipo de carnívoro que lasproduce. Según estos datos, las mordedu-ras pueden relacionarse con carnívoros demedio y gran tamaño, como por ejemplolos hiénidos. En Cova Beneito, los carní-voros predominantes son el lobo y la hienaen los niveles inferiores (nivel D1) y ellince en las unidades pertenecientes al Paleo-lítico Superior. Por lo que respecta a laactuación de estos predadores sobre losanimales con pesos superiores a la tonela-da, el mejor ejemplo es el rinoceronte (Ste-phanorhinus hemitoechus). Éste respondea una aportación dual en el caso de Cova

Negra: por un lado, presenta muestras evi-dentes de carnívoros (húmero del nivelIIIa y posiblemente los metacarpos y falan-ges de la capa 8 del sector C de las exca-vaciones de los años cincuenta de CovaNegra) y por otro, indica signos diagnós-ticos de acción antrópica sobre algunoshuesos (sesamoideo nivel XII) (PérezRipoll, 1977; Pérez Ripoll y MartínezValle, 2001). Las evidencias de actuaciónde los carnívoros son elevadas tanto enCova Negra como en Cova Beneito enoposición a la Cova del Bolomor, dondela presencia de estos predadores es testi-monial, tanto en número de restos óseoscomo en modificaciones sobre el registrofaunístico. Las alteraciones producidas porcarnívoros en Bolomor no superan en nin-gún caso el 3,5% de los restos analizados.Los fragmentos óseos más intervenidospor la actividad de estos predadores per-tenecen a la zona de las diáfisis del esque-leto apendicular proximal de las tallasmedias, que son las más abundantes de lasecuencia. Según las dimensiones de lasmordeduras, las modificaciones óseas pue-den relacionarse con carnívoros de peque-ño y medio tamaño, como por ejemplolos cánidos, que podrían responder a unaacción merodeadora una vez abandonadala cavidad.

Tanto en Cova Negra como en CovaBeneito, los momentos de presencia huma-na se alternan con ocupaciones de carní-voros y/o con el establecimiento de repo-saderos de aves rapaces, que dejaron la granmayoría de los restos de conejos y aves(Sanchís Serra, 2001). En Cova Beneito,estas pequeñas presas apenas presentan ele-mentos diagnósticos de procesamientoantrópico (marcas de corte o fracturasantrópicas); tan sólo se documenta un con-sumo ocasional de aves (perdiz) en el nivelD1. En general, las presas pequeñas ocu-

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pan un lugar poco relevante como recur-so alimenticio durante el Musteriense deCova Negra y Cova Beneito. Para PérezRipoll y Martínez Valle (2001) el conejoconstituye un recurso abundante y prede-cible, y su captura marginal en estosmomentos debe vincularse a las caracte-rísticas de los sistemas cinegéticos desa-rrollados. No obstante, en distintos nive-les de la Cova del Bolomor, los lepóridospresentan abundantes indicios de proce-samiento antrópico (Sanchís Serra y Fer-nández Peris, 2008; Blasco, 2006), lo queindica un consumo habitual de lagomor-fos entre los homínidos que ocuparon estacavidad a lo largo del Pleistoceno Medio.Tampoco otros recursos potenciales, comola tortuga o los peces, muestran señales demanipulación y explotación antrópica enCova Beneito ni en Cova Negra. Sinembargo, en el nivel IV de la Cova delBolomor se han identificado elementosdiagnósticos que evidencian el consumoantrópico de tortugas en los momentosfinales del Pleistoceno Medio e inicios delsuperior (Blasco, 2008).

5. Tecnología lítica

Las materias primas líticas empleadas enla confección de útiles durante el Paleolí-tico Medio del territorio valenciano son,fundamentalmente, sílex, caliza y cuarcita.El sílex es la roca más utilizada en la mayo-ría de los yacimientos y supone más del90% de la materia prima. El alto porcen-taje de terrenos geológicos calcáreos en elmedio físico permite la amplia presenciade esta roca aunque las diferentes varie-dades petrológicas derivan en variacionesen cuanto a su calidad y cantidad. Las cali-zas de grano fino o micríticas también sonmuy frecuentes en los numerosos pisos

geológicos; por ello constituye la materialítica más abundante y accesible en el terri-torio valenciano, documentándose impor-tantes afloramientos en el Baix Maestrat,Las Riberas, La Safor y Las Marinas, entreotras zonas. Por otro lado, los depósitosde cuarcitas son escasos y de poca poten-cia, y provienen, mayoritariamente, deconglomerados de facies Weald y neóge-nos situados en las áreas central y septen-trional de la provincia de Valencia. Porello, son mucho más frecuentes en los yaci-mientos ubicados en dichas zonas, comoBolomor, Cova Negra, Cova de la Petxi-na, Las Fuentes o San Luis, aunque conuna utilización porcentual siempre baja.La cuarcita está ausente en los yacimien-tos más meridionales (El Salt, Cova Benei-to, La Coca, etc.), donde apenas existenafloramientos de esta roca y donde, por elcontrario, los de sílex son los más abun-dantes del territorio.

El radio de aprovisionamiento de estasmaterias primas durante el PaleolíticoMedio regional es, mayoritariamente, infe-rior a los 20 km y, por lo general, entre los2,5 y 5 km. En la Cova del Bolomor seobserva que este aprovisionamiento líticosufre una variación diacrónica en funcióndel predominio de unas u otras materiasen el entorno. De ese modo, los pequeñosguijarros de sílex marinos se relacionancon la extensión del área litoral y la cerca-nía de la línea de costa con una estrategiaa corta distancia. De otra parte, las cuar-citas procedentes de deposición fluvial dela cuenca baja del Xúquer muestran unafuerte utilización en los momentos basa-les del yacimiento, para decrecer en el restode la secuencia, seguramente como con-secuencia de la desaparición de los luga-res de aprovisionamiento por causas depo-sicionales sedimentarias. Finalmente, lafuerte presencia de cantos coluviales de

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caliza, en los momentos de pulsación másrigurosa, indica la lejanía del mar y unaprovisionamiento inmediato o corto enlos contiguos depósitos de ladera. En cuan-to a los momentos iniciales del Würmantiguo de Cova Negra, adscritos al Pleis-toceno Superior, éstos reflejan el empleode materias primas con morfologías roda-das procedentes del inmediato río Albai-da y, por tanto, una estrategia de aprovi-sionamiento local e inmediato.

Los momentos musterienses másavanzados de Cova Negra, Cova de la Pe-txina, El Salt o Cova Beneito, muestranya una producción de soportes diferen-ciados en una misma cadena operativa,una de las principales características deldébitage Levallois. A este momento cro-nológico podrían relacionarse las áreas detalla y aprovisionamiento de Penella(Faus, 1988) y La Coca (Fernández Peris,1998), que presentan una producción

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Figura 4. Cadena operativa de la Fase I, nivel XVII de Bolomor: 1) Núcleos de inicio de explo-tación (ausentes); 2) Lascas de plena producción; 3) Núcleo reaprovechado como útil (raedera) enfase de plena producción; 4) Núcleo agotado reaprovechado como útil; 5) Raederas laterales sobrelascas cortical y semicortical; 6) Útiles sobre lascas de plena producción; 7) Lascas de final de pro-ducción; 8) Pequeño canto configurado en raspador; 9) Útil sobre lasca cortical con reaviva-dos/configuración intensa; 10) Útiles sobre lascas de plena producción con reavivados/configuraciónintensa; 11) Útiles sobre lascas de fase final de explotación.

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preferente de series operativas Levalloiscentrípetas que tiene su reflejo en asen-tamientos de tipo hábitat en cueva/abri-go como El Salt (Galván, 1992), CovaBeneito (Iturbe y Cortell, 1992) y Cuevadel Cochino (Soler, 1956). La Coca, queactualmente constituye el yacimiento alaire libre con más información, muestraun área de talla sobre la misma fuente demateria prima. Los núcleos representanun porcentaje importante del conjunto,junto a una alta presencia de productoscorticales. El transporte lítico hacia lasáreas de hábitat parece indicar una trans-ferencia baja de núcleos y alta de sopor-tes —que bien podría ser selectivo— depocos elementos no corticales (lascasLevallois) y de abundantes lascas y rae-deras corticales para poder ser amplia-mente reavivadas. Estos modelos de selec-ción y de explotación hacen pensar en unpreferente transporte de materia primade calidad al hábitat. Transporte que serealizaría a corta distancia y que posibi-lita una amplia explotación posterior.

Las cadenas operativas líticasde la secuencia regional

El estudio de las industrias de los dife-rentes yacimientos regionales anterior-mente citados permite hablar, en sentidotecno-psicológico, de una evolución enlas estrategias de talla desde los momentosbasales de Cova del Bolomor (ca 350 ka)hasta la parte final de los conjuntos mus-terienses (ca 30 ka). En dicha evoluciónse aprecia un aumento de la complejidady la predeterminación en la producciónde soportes. Sin embargo, es preciso indi-car dos aspectos. Por un lado, el desarro-llo teórico de las cadenas operativas pre-sentadas se ha expuesto sin que se hayanobtenido remontajes de las mismas que

confirmen su esquema evolutivo. Por otrolado, las fases planteadas no son indus-triales o tecno-tipológicas sino climático-cronológicas donde ubicar las caracterís-ticas tecnológicas de estudio. El análisistecnológico ajustado a estas fases crono-estratigráficas regionales señala las siguien-tes características:

Fases I y II (figura 4)Las cadenas operativas más antiguas iden-tificadas del Paleolítico Medio regionalcorresponden al nivel XVII de Cova delBolomor (ca 350 ka) e indican la existen-cia de un tecno-complejo de lascas conescasa incidencia de técnica Levallois; lapresencia marginal de macroutillaje —conausencia de bifaces— de tipología Ache-lense; así como un predominio de denti-culados y raederas, frecuentemente elabo-rados sobre piezas corticales. Estos datos,junto a una menor elaboración tecnológi-ca del utillaje respecto a los niveles supe-riores (OIS 5e), se producen con unas ocu-paciones humanas esporádicas y de cortaduración. La materia prima predominan-temente seleccionada es el sílex (65,5%),aunque la cuarcita de grano grueso y lacaliza micrítica tienen una presenciaimportante. El sílex presenta núcleos debuen tamaño (7 cm), así como abundan-tes productos corticales que atestiguan unaselección de soportes grandes, tal vez delongitud máxima superior a 10 cm y cuyagestión inicial acontece, muy probable-mente, en el yacimiento o, al menos, sedesarrolla en su mayor parte. Los sopor-tes documentados en los esquemas opera-tivos de débitage son nódulos y cantos, nohabiéndose caracterizado esquemas sobrelasca.

El análisis de los diferentes elementosde la cadena operativa lítica arranca delestudio de los núcleos. Entre los núcleos

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abandonados se observa un predominiode los que tienen en torno a los 3 cm delongitud máxima, con una morfología lige-ramente alargada y extracciones mayori-tarias en sentido unidireccional transversal.Éstos suelen ser espesos en sección, condos superficies explotadas y una cierta asi-metría entre ambas. Las superficies apla-nadas son las que presentan direccionesmás variables en sus extracciones, llegandoa ser unipolares convergentes u ortogona-les. La explotación parece desarrollarse enseries unipolares paralelas, de extraccionesque parten de una superficie (plano de per-

cusión) amplia y plana. Dicha superficiepuede ser cortical (para el sílex de córtexfino), estar generada por una extracciónlateral (ortogonal) respecto a la futura serie,o por una o varias extracciones en elmismo sentido, formando un plano deintersección secante.

La percusión, muy reentrante, buscacasi siempre ángulos de intersección biendestacados, que generan lascas habitual-mente espesas, con talón liso, bulbo mar-cado y ángulos de lascado próximos a los120°. Los productos generados suelen pre-sentar negativos en sentido casi exclusiva-

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Figura 5. Cadena operativa de la Fase III, nivel XII de Bolomor (calizas): 1) Percutor; 2) Núcleosiniciales (ausentes); 3) Núcleo en plena producción; 4) Núcleo en final de explotación; 5) Lascasemicortical; 6) Lascas de plena producción; 7) Lascas de final de explotación; 8) Macroútil sobrecanto (rabot); 9) Muesca sobre lasca semicortical; 10) Útiles sobre lasca de plena producción;11) Útiles sobre lasca de final de explotación.

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mente unipolar, y ofrecen cierta desvia-ción (diferencia entre eje técnico y eje mor-fológico). Las morfologías de los mismosson predominantemente espesas y cortas,aunque en las lascas de menor tamaño ymayor número de negativos pueden seralgo más aplanadas y ocasionalmente des-bordantes.

La concepción de débitage ofrece cier-tas similitudes con la del denominado«algoritmo base» descrita para el Clacto-niense (Forestier, 1993), si bien muchosde los núcleos de dos superficies se apro-ximan a explotaciones de tipo para-Leva-llois (Rolland, 1995) o discoide en senti-do genérico (Boëda, 1993) y carecen deun amplio repertorio estandarizado depuntas pseudo-Levallois, lascas desbor-dantes y «lascas cuadradas», tal como hasido definido en colecciones del Muste-riense clásico.

Para la confección de utillaje retoca-do se seleccionan, preferentemente, lascas,si bien también se emplean algunos núcleosagotados, o incluso en plena producción.También existe algún ejemplo de utillajeconfigurado con retoques continuos (ras-pador) sobre pequeño canto (3 cm). Losútiles documentados no suelen mostrarreavivados o una configuración intensaque modifique sustancialmente la morfo-logía del soporte original. Cuando estefenómeno se produce, aparentementesobre lascas de plena producción (poco onada corticales), los morfotipos que se pro-ducen ofrecen frentes carenados, con algu-nos útiles apuntados del tipo punta deTayac. No obstante, en la mayor parte delutillaje sobre lasca se aprecia escasa modi-ficación, obteniendo, frecuentemente, rae-deras laterales a partir de lascas corticalesy semicorticales; así como raederas des-viadas y transversales de lascas de plenaproducción o con baja presencia de cór-

tex, en ocasiones con todo el perímetroretocado. Para las muescas (tipo clacto-niense) se escogen soportes espesos, mien-tras que las pequeñas lascas (en torno a2-3 cm) presentan retoque normalmenteen un solo borde, de tipo continuo o den-ticulado.

En cuanto a la relación entre la mate-ria prima empleada y su gestión y trans-formación, se observa que la caliza(15,9%) parece introducirse en la cuevaen núcleos ya elaborados fuera del yaci-miento o en bloques angulosos o cantos.Rara vez se atestiguan lascas con superfi-cie natural rodada, debido a la dificultadde identificación. Aunque hay un ampliorango métrico de lascas en esta materiaprima, la selección de soportes para el reto-cado se decanta por aquellos de mayoresdimensiones (7-8 cm), en los que se rea-lizan retoques denticulados frecuentementeopuestos a un dorso recto.

Por otro lado, la cuarcita, con unabuena representación porcentual (18,4%),muestra en las fases más recientes, un reper-torio de productos corticales y semicorti-cales que se pueden relacionar con la intro-ducción de cantos completos o casicompletos en el yacimiento. La mayor partede soportes seleccionados para el retoqueson lascas de esta naturaleza, de entre4 y 6 cm, cuyo retoque normalmente par-cial y de carácter denticulado modificapoco la morfología original del soporte.Sólo en algunos casos estos soportes sufrenuna mayor configuración o son reavivados,llegando a producirse tipos apuntados sobrelascas desbordantes o raederas/denticula-dos de frente espeso sobre soportes corti-cales. Del mismo modo algunos núcleosagotados son seleccionados como soportede utillaje retocado de tipo denticulado.

Finalmente, el tratamiento que recibela cuarcita parece similar al del sílex, salvo

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por la presencia de útiles muy reaviva-dos/configurados. Las leves diferenciasentre el uso de la cuarcita y el sílex pare-cen debidas a la mayor tenacidad y difi-cultad para realizar reavivados en ésta. Lacaliza, sin embargo, parece destinada a laconfiguración de utillaje de gran forma-to (≥7 cm) y tal vez al uso de lascas demenor tamaño en bruto. En este sentidose puede hablar de «economía de mate-rias primas», tal como ha sido definidopor Perlès (1991). En cuanto a la selec-ción de soportes específicos para la crea-ción de ciertos tipos de útil, fundamen-talmente en el caso del sílex, se puedehablar de un comportamiento de «eco-nomía de débitage», como ha sido igual-mente definido por esta autora.

Fase III (figura 5)Las cadenas operativas mejor documenta-das de esta fase corresponden al nivel XIIde Cova del Bolomor (ca 180 ka). Estosconjuntos del Riss final (OIS 6) —nive-les XII-VII— presentan un dominio delascas de calizas con muy escaso retoqueen el utillaje y presencia de elementosmacrolíticos no achelenses de elaboraciónintersite vinculados a unas ocupacionesmuy efímeras. El material predominanteen este tramo de la secuencia es la calizamicrítica (65,7%), por encima del sílex(29,1%) o la cuarcita (5,1%).

Los esquemas de explotación de lacaliza sólo se atestiguan sobre canto.Muchos de los núcleos introducidos en elyacimiento no han sido completamenteagotados, hallándose algunos de ellosabandonados con dimensiones de unos10 cm, aún en fase de plena producción.En esta fase, los núcleos presentan, fre-cuentemente, dos superficies asimétricasentre sí, una de ellas algo más aplanada ycon extracciones subparalelas al plano de

intersección teórico. El límite en la explo-tación de los núcleos en esta materiaprima parece fijarse en unos 5 cm de lon-gitud máxima, momento en el cual sonabandonados, con una morfología entresuperficies en ocasiones algo más simé-trica, siendo ambas convexas.

La dirección y el orden de los negati-vos parece indicar una cierta jerarquiza-ción en la obtención de soportes, prefe-rentemente en la cara más aplanada. Losnegativos de la cara convexa son centrípe-tos y secantes, frente a unos negativos cor-dales o centrípetos, y subparalelos al planode intersección, frecuentemente posterio-res a los realizados en dicha superficie con-vexa. Sobre los productos generados, losángulos de lascado ofrecen valores en tornoa los 90º-100º, en talones normalmentelisos o más raramente diedros o facetados,junto a bulbos poco prominentes. Las las-cas documentadas en esta materia primason mayoritariamente espesas, de seccióntriangular y con dorso, ya sea cortical(gajo) o de borde de núcleo, con tenden-cia a ser paralelos o ligeramente divergen-tes respecto al eje técnico. Igualmente, pre-dominan las lascas desbordantes y laspuntas pseudo-Levallois, además de lascasespesas y simétricas en sección (tipo «lascacuadrada») o más raramente aplanadas(tipo Levallois). La concepción de débita-ge puede situarse, por tanto, dentro deaquellas de dos superficies como el Leva-llois en su modalidad recurrente centrí-peta (sensu Boëda) o el discoide de tipojerarquizado.

Los soportes que presentan retoque—normalmente de escaso impacto sobresu morfología original— son lascas des-bordantes de sección espesa. Los bordesretocados suelen ser denticulados, margi-nales e inversos, alternos y alternantes, yse ubican en bordes agudos y sinuosos

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(cuchillos de dorso) o reforzando un apun-tamiento presente en la lasca soporte (pun-tas pseudo-Levallois). En algunos casos,aunque son escasos, presentan mayor con-figuración con retoques entrantes, ten-diendo a crear denticulados igualmenteconvergentes. En este nivel se documen-ta, además, la presencia de macroutillajenormalmente de configuración unifacial,con el ejemplo de un rabot sobre cantocon fisuras planares de unos 15 cm (fig. 5,núm. 8). Dentro de la industria son igual-mente abundantes los percutores, conmorfologías espesas y algo alargadas, ycon pesos ligeramente superiores a los300 gramos.

En cuanto al empleo del sílex destacauna elevada proporción de utillaje retoca-do, que supone un 66,6% de las piezas enesta materia prima, frente a los útiles encaliza que suponen un 25,2% de las pie-zas. Este hecho, así como la baja presen-cia de núcleos (1 frente a 51 piezas), restos,fragmentos y lascas, nos lleva a pensar quela producción de soportes en este materiales una actividad poco representada. Es bas-tante probable que en este caso fuesendirectamente introducidos los soportes oincluso previamente retocados. Además,son raros los ejemplos donde se apreciauna intensa modificación del soporte ori-ginal, siendo los reavivados exhaustivospoco habituales. Cuando dicha modifica-ción es intensa, normalmente medianteretoque sobreelevado, se configuran den-ticulados o raederas espesas.

El tipo de soportes escogidos pararetocar presenta una alta proporción delascas corticales y semicorticales transfor-madas en raederas laterales. En el caso delascas poco o nada corticales, con negati-vos centrípetos en su cara dorsal y taloneslisos —diedros o esporádicamente faceta-dos—, el débitage que parece haberlas

generado se asemeja bastante al docu-mentado en el caso de la caliza (discoidejerarquizado o Levallois recurrente cen-trípeto). En este caso, los retoques que sue-len presentar se desarrollan frecuentementeen la cara ventral, tales como retoquesinversos, alternos y alternantes habitual-mente continuos (raederas dobles y con-vergentes) o denticulados. Estos retoquessobre la cara inferior parecen, en muchoscasos, destinados a centrar el diedro de lalasca soporte y a reforzar apuntamientosexistentes en la misma. Al igual que en lacaliza son habituales las lascas desbordan-tes (cuchillos de dorso) con un leve retoquedenticulado opuesto al dorso o sin modi-ficación.

El reciclado de útiles como de núcleospara obtener nuevos soportes en brutopodría estar presente en una cierta canti-dad de piezas en sílex, si bien su presen-cia parece meramente testimonial (8%).Del mismo modo, la intensificación delretoque sobre una parte de los útiles o laselección esporádica de pequeños cantospara la configuración de utillaje (façonnage)parecen indicar un grado de aprovecha-miento poco intensivo del sílex y aúnmenor en el caso de la caliza.

Fase IV (figura 6)Las cadenas operativas mejor documen-tadas de esta fase corresponden al nivelIV de la Cova del Bolomor (ca 120 ka),en el que se registra una mayor intensi-dad y reiteración de las ocupaciones den-tro de la secuencia del yacimiento, asícomo en toda la secuencia regional (Fer-nández Peris, 2007; Sañudo y Fernán-dez, 2008 y Cuartero, 2008). Los con-juntos más recientes de la interfaseRiss/Würm (OIS 5e) —estratos I a VIde Bolomor— presentan etapas de ocu-pación intensa con industrias de forma-

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to pequeño y gran reutilización del sílex.La industria, elaborada sobre variadosnúcleos discoides, Levallois e irregulares,muestra cambios tecnotipológicos signi-ficativos respecto a fases anteriores, conretoque diversificado del utillaje e índi-ces tipológicos con predominio de rae-deras charentienses y desviadas. En CovaNegra, en los niveles XIV-XII, la indus-tria presenta constantes técnicas y tipo-logías que se relacionan con la denomi-

nada facies Quina. Se trata de conjuntoscon unos bajos índices Levallois y lami-nar en los que se observa también unaintensa reutilización de los productos dellascado, lo que da lugar a una industriade formato muy pequeño.

La industria lítica presente en el nivelIV de Bolomor ofrece pruebas de un apro-vechamiento intenso, especialmente en elcaso del sílex (84,6%) que vuelve a ser elmaterial predominantemente seleccionado.

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Figura 6. Cadenas operativas de la Fase IV, niveles superiores de Bolomor (IV): 1) Útil configu-rado sobre canto (configuración directa); 2) Útil sobre lasca cortical (entame); 3) Desecho de reto-que con retoque marginal de uso; 4) Núcleo trifacial en plena producción; 5) Lascas de plenaproducción; 6) Útiles sobre lasca de plena producción; 7) Núcleo agotado, posiblemente sobrelasca; 8) Lasca procedente de explotación sobre lasca; 9) Lasca procedente de útil reciclado comonúcleo; 10) Raedera desviada sobre lasca obtenida de útil reciclado como núcleo; 11) Núcleosobre lasca; 12) Núcleo trifacial agotado reciclado como útil; 13) Lascas de final de explotación;14) Útiles de pequeño formato sobre lascas de final de explotación.

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La caliza, el segundo material en impor-tancia numérica (14,6%) parece destinadoa la producción de lascas de mayor for-mato que las documentadas en sílex, mien-tras que la cuarcita, cuarzo y arenisca tie-nen una representación meramentetestimonial (0,7% en total).

En el caso del sílex destaca la elevadaproporción de fragmentos, que se puedenvincular a una fracturación en el procesode talla (ya sea de núcleos o de útiles), asícomo a la acción del fuego, ampliamenteatestiguado en el nivel. Salvo por estosfragmentos, se aprecia una elevada pro-porción de retocados en las piezas supe-riores a los 2 cm (20,3%), frente a las las-cas de igual rango métrico que no han sidoretocadas (14,3%). Los desechos de reto-que de estas mismas dimensiones (≥ 2cm),generados por una percusión elástica (per-cutor blando o piedra blanda), superan el20%, lo cual permite suponer una impor-tancia de los procesos de configuración yreavivado de grandes raederas que, sinembargo, apenas están presentes en elnivel. Los núcleos, hasta cierto puntoabundantes (7,2%), están muy agotados,presentando, un tercio de los mismos, enlas fases finales, retoque en uno o más desus bordes.

El análisis del débitage resulta, en estecaso, difícil de abordar exclusivamentedesde el estudio de los núcleos (agotados,reciclados en útil), siendo más objetivoabordarlo desde el producto buscado. Laslascas presentes en el nivel (en bruto o enútiles cuyo soporte es reconocible) —des-contando desechos de retoque y esquir-las— presentan frecuentemente dorso (1/3de las mismas). Dichos dorsos, si bienpueden ser rectos, son, frecuentemente,inclinados (120º respecto a la cara ven-tral) y convergentes respecto al eje técni-co —oblicuos—, llegando a estar próxi-

mos al sobrepasado en muchos casos.La mayor parte de lascas, sean desbor-dantes o no, presentan morfologíasanchas, planas y desviadas, siendo losnegativos previos a su extracción unipo-lares o más raramente bipolares. Igual-mente, son frecuentes las superficies dor-sales con restos de cara ventral delasca-soporte (Kombewa), que se puededetectar igualmente en dorsos y talones.Los restos de retoques continuos en dor-sos o talones, previos a la extracción de lalasca, permiten intuir un importante reci-clado de útiles como núcleos.

Los núcleos se caracterizan por unvolumen, sea en dos o tres superficies, lige-ramente alargado y con negativos en sen-tido transversal respecto al eje máximo,muy frecuentemente unipolares y ocasio-nalmente bipolares, con mayor inciden-cia hacia uno de los extremos que sueleofrecer sección triedra. La mayor parte delos núcleos agotados (2-3 cm) sobre lasca,o cuyo soporte es irreconocible, presentados superficies asimétricas o tres superfi-cies. Los esquemas sobre lasca o sobre útilreciclado en núcleo se atestiguan en un21% de las lascas en bruto, en un 27% delos útiles y en un 22,5% de los núcleos.En los núcleos, de silueta frecuentementetriangular y algo aplanados, se observa unamayor insistencia hacia uno de los bordes,que puede estar recortado previamente porextracciones secantes, delimitando el dorsode las lascas desbordantes obtenidas en eselateral.

Los núcleos sobre canto (hasta 4-5 cmde longitud máxima) se estructuran, habi-tualmente, en dos superficies, con negati-vos unipolares o bipolares opuestos con-vergentes hacia un extremo. En algunoscasos sólo una de las caras ha sido explo-tada (tipo discoide unifacial), aunque fre-cuentemente son dos las que se explotan

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en sentido unidireccional. Se documenta,también, la selección de cantos de reduci-das dimensiones (3 cm) para su explota-ción o configuración. La percusión aplica-da busca ángulos de intersección próximosa los 80-90º, con cornisas frecuentemen-te preparadas; los talones suelen ser lisos ymuy a menudo convexos (especialmentecuando se emplea una cara ventral de lascasoporte como plano de percusión).

Tanto los núcleos como los produc-tos generados se aproximan a los produ-

cidos en una concepción de débitage Leva-llois, si bien con ciertas peculiaridades. Losnúcleos normalmente son alargados yexplotados transversalmente; mientras quelas lascas generadas por este tipo de explo-tación suelen ser desviadas. En este senti-do lo son de forma especial las desbor-dantes —que se pueden considerar comoproductos característicos—, que capturanuna tercera superficie opuesta al plano depercusión y convergente respecto almismo. Este tipo de producción, muy vin-

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Figura 7. Cadenas operativas de las fases del musteriense clásico regional: 1) Núcleo inicial;2) Núcleo Levallois en plena producción; 3) Raedera bifacial, posiblemente a partir de núcleoreaprovechado; 4) Núcleo Levallois en final de explotación; 5) Lascas cortical y semicortical; 6) Las-cas Levallois de plena producción; 7) Lascas desbordantes de plena producción y final de explo-tación; 8) Útiles sobre lascas corticales y semicorticales (raederas y denticulado); 9) Útiles sobre lascaLevallois de plena producción (raederas y punta musteriense); 10) Útil sobre lasca de final deexplotación.

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culado a esquemas sobre lasca y recicladosde útil en núcleo, se asemeja bastante auna concepción trifacial, aunque con cier-tos matices (Cuartero, 2004) respecto a lapropuesta por Boëda (1991).

Existe una preferencia por la selecciónde lascas corticales (en principio las demayores dimensiones) para la confecciónde raederas convergentes en dos o más bor-des cuando ofrecen una configuraciónintensa. Estos mismos soportes puedenreavivarse llegando a reducir considera-blemente las dimensiones originales. Laslascas semicorticales raramente presentanretoque, pudiendo haberse empleadocomo cuchillos de dorso natural. Igual-mente quedan en bruto, o con leves reto-ques, aquellas lascas de buen tamaño(4-5 cm) y preparación intensa (predeter-minadas) de tipo Levallois, mientras queotras lascas obtenidas en plena producciónsuelen retocarse como raederas o denticu-lados, cuyos frentes retocados son desvia-dos como resultado de las característicasdel soporte. En el caso de las lascas des-bordantes de dorso oblicuo, algunas deellas presentan una leve modificación (reto-que marginal) o una transformación algomayor (raederas desviadas convergentes)que no afecta en ningún caso a la estruc-tura (dorso) de la lasca. Numerosas lascasde reducidas dimensiones (17-18 mm)presentan retoques continuos en uno desus bordes. Del mismo modo, se ha detec-tado retoque en algunas de las lascas dedesecho, lo cual se puede vincular a unreaprovechamiento de las mismas. En estesentido, numerosos núcleos, sobre todoaquellos espesos y con un extremo triedro,presentan retoques continuos junto adicho extremo. Se trata, en apariencia, deuna configuración secundaria o indirecta,y, consecuentemente, de un reciclado deeste tipo de elementos.

Las múltiples opciones de reciclado,reutilización y reaprovechamiento defi-nidas recientemente (Cuartero, 2004 yº12008) se documentan en el nivel IV entodas sus variantes, con pequeños cam-bios en función de las características lito-lógicas del sílex sobre el que se aplica,pero siempre en porcentajes significati-vos, afectando a casi un tercio del totalde los restos superiores a los 2 cm. Estecomportamiento tecnológico que, enparte, podemos vincular a los «procesosde ramificación» descritos para el Paleo-lítico Medio en otras áreas (Bourguignonet al., 2004), se expresa, en este caso, demanera intensiva sobre aquellas materiasprimas de mayor calidad. Sin embargo,resulta difícil evaluar si la materia primaera introducida en bruto al yacimientoo, en cambio, se llevaban como lascasy útiles-soportes configurados para lacreación de nuevos soportes y útiles trasdiferentes procesos de reciclado y reuti-lización.

Las calizas documentadas en estenivel ofrecen una gestión aparentemen-te destinada a la búsqueda de grandes filos(6-8 cm), que raramente se retocan y, enesos casos, se llevan a cabo muescas y den-ticulados. El único núcleo documenta-do, así como las lascas presentes, parecenindicar un débitage Levallois recurrentecentrípeto u ortogonal, o muy probable-mente discoide en sentido genérico. Algu-nas industrias de similar cronología, espe-cialmente los niveles basales de CovaNegra (nivel XIII) y la industria docu-mentada en Cueva de las Grajas (Mála-ga), ofrecen fuertes similitudes formalesen el débitage y esquemas de producciónde soportes con este nivel de Bolomor, sibien está por evaluar la incidencia delreciclado y la reutilización en estos con-juntos.

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Fases V a VIII (figura 7)La mayor incidencia de yacimientos regio-nales de neandertales puede asignarse alconsiderado Musteriense clásico regionalo Paracharentiense (OIS 4 y 3), con nume-rosos conjuntos en los que predomina undébitage Levallois canónico (sensu Boëda)y una fuerte presencia de útiles de retoqueescamoso (semi-quina) con dominio delas raederas. Este tipo de conjuntos hansido definidos bajo el apelativo de Para-charentienses y, si bien no son la únicafacies documentada del Musteriense regio-nal, sí que resultan dominantes en unamplio número de conjuntos como lamayor parte de la secuencia de CovaNegra, Petxina (Bellús), Las Fuentes(Navarrés), Fuente de San Luis (Buñol),Cueva del Cochino (Villena), El Salt,Abric del Pastor (Alcoi), o incluso yaci-mientos al aire libre como La Coca (Aspe),Penella (Cocentaina) o La Capella (Bar-ciela y Molina, 2004).

Los estudios estadísticos realizados enlos yacimientos musterienses regionalesconcluyen en la existencia de dos agrupa-ciones: Cova Negra niveles I al V (Para-charentiense) y niveles VI al IX (Quina).Igualmente, los estudios relacionan losanteriores niveles superiores de Cova Negracon los niveles de Petxina 3+4, Cochino,Fuentes, Pastor y El Salt, frente a la agru-pación de los niveles inferiores Quina deCova Negra (Villaverde, 1992). Otras pro-puestas concluyen en la inexistencia dediferencias significativas entre los nivelesde Beneito D4, Pastor, Petxina 3+4,Cochino 2+3 y Cova Negra I+Sup. (Itur-be et al., 1994). Por todo ello es posibleplantear de forma consistente que los nive-les de Cova Negra, Petxina, El Salt yCochino —correspondientes al plenoWürm II y/o Würm III inicial— presen-tan industrias que pueden ser considera-

das de facies Charentiense, cuyo iniciotiene un carácter Quina y, en la parte supe-rior de la secuencia, una mayor presenciade la técnica Levallois con rasgos propiosdel Paracharentiense (Würm II final).

La secuencia y dataciones de CovaBeneito (Iturbe, 1991; Iturbe y Cortell,1992) parecen señalar que los momentosmusterienses regionales más tardíos sesitúan en el Würm reciente (Fumanal yCarrión, 1992). El nivel D3 presenta unaumento de la laminaridad y la técnicaLevallois, un descenso y menor diversi-dad de las raederas y un aumento de den-ticulados y muescas, así como una buenapresencia de puntas pseudolevallois ycuchillos de dorso. La fase final (nivelesD2-D1) presenta un aumento de las pie-zas del grupo del Paleolítico Superior yde los denticulados, y un descenso demuescas y raederas.

Para el estudio tecnológico de estasfases se ha empleado como ejemplo el nivelIII de Cova Negra, definido como Para-charantiense, con una importante presen-cia de débitage Levallois. Como comple-mento a algunos pasos previos de la cadenaoperativa, ausentes en este nivel, tomamoscomo referencia el área de aprovisiona-miento y talla de La Coca, muy similar encuanto a las características del débitage(Levallois recurrente centrípeto).

La materia prima predominantemen-te seleccionada en el nivel III de CovaNegra es el sílex con un 93,1%, frente auna presencia más esporádica de cuarcitas(3,7%) o de calizas (3,2%). Los núcleos,bastante escasos, se han relacionado condébitage discoide y Levallois, si bien unanálisis de los productos en bruto, princi-palmente los retocados, muestran muy amenudo talones facetados (5% y 23% res-pectivamente) y negativos centrípetos sobresu cara dorsal. La escasez de núcleos en

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este nivel se puede vincular con la intro-ducción de soportes en bruto o ya confi-gurados en el yacimiento. Las raederas sim-ples laterales son configuradas muyhabitualmente en lascas corticales, asícomo algunos escasos denticulados. Noobstante, la mayor parte de raederas, yasean transversales, laterales o más rara-mente desviadas, se realizan sobre soportesLevallois de plena producción. Algunosde los productos sin retoque o con reto-ques muy marginales son lascas Levalloistípicas o algunas escasas lascas desbordan-tes de tipo pseudolevallois. Destaca en estenivel, al igual que en todos los nivelessuperiores de Cova Negra, la presencia depuntas musterienses (5,6%) sobre sopor-tes Levallois algo alargados y ocasional-mente desviados.

Las fases iniciales de la producción,muy probablemente desarrolladas fuera delos yacimientos en cueva, parecen teneruna mejor representación en yacimientosal aire libre como la Coca (Aspe, Alican-te), relacionados con áreas de captaciónde sílex. En este tipo de yacimientos, laslascas de preparación (predeterminantes),lascas corticales de inicio y limpieza, asícomo núcleos abandonados en diferentesfases de explotación desde fases iniciales aplena producción son abundantes. Seencuentran además, aunque en bajos por-centajes, algunas lascas predeterminadasposiblemente descartadas, así como ins-trumental retocado, tal vez elaborado enel propio yacimiento o muy probable-mente abandonado al llegar a la fuente demateria prima y poder éste ser reemplaza-do por otro nuevo. Dentro de los núcle-os se aprecian diversas direcciones deexplotación —de unipolares unifaciales abifaciales jerarquizados centrípetos— quese pueden vincular a diferentes fases deinicio, creación de la «morfología prenú-

cleo» y plena producción, en los que pro-gresivamente se explota una mayor partedel perímetro en ambas superficies.

6. Conclusiones

La producción lítica durante el Paleolíti-co Medio presenta una significativa varia-bilidad que sólo puede ser explicada desdeuna perspectiva pluridisciplinar, debidoa los múltiples factores que intervienenen la misma. Los conjuntos industrialesno sólo presentan numerosas variablesque se interrelacionan de forma diversa—materias primas, sistemas de explota-ción, funcionalidad, entre otras—, sinoque se generan en un contexto que impo-ne unos requisitos que no son ni técni-cos ni industriales —características yvariabilidad del territorio, hábitat, acti-vidades de subsistencia—. La elaboracióny la funcionalidad de las herramientaslíticas dependerá, en buena medida, deestos últimos factores.

El Paleolítico Medio valenciano, ana-lizado desde la cultura material, está carac-terizado por la generalización de indus-trias líticas procedentes de la explotaciónsistemática de núcleos para la obtenciónde lascas, mediante la aplicación de con-ceptos cognitivos recurrentes y variables,que generan sistemas preconcebidos yestandarizados en la gestión lítica. Estossistemas son capaces de producir series cor-tas de productos (Pleistoceno Medio) oun elevado número de éstos (PleistocenoSuperior), necesariamente ligados a unmayor o menor empleo de materia prima.

El estudio de la tecnología lítica de losyacimientos del Paleolítico Medio regio-nal señala la ausencia de un método dedébitage exclusivo en los niveles analiza-dos. Ahora bien, tampoco se ha podido

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individualizar ningún «momento ocupa-cional» que sea reflejo de unas actividadestecnológicas líticas concretas. Los méto-dos de débitage identificados lo han sido,principalmente, en base a los elementosde producción o núcleos. Éstos represen-tan un porcentaje mínimo del total denúcleos que participan en la producciónlítica y, ante esta limitación, es convenienteser prudentes al respecto. Por ello, la inde-terminación tecnológica es alta, más aúncuando existe una tendencia creciente asubdividir o a acotar variables diferentesdentro de estos métodos. Es posible queel débitage nos de una información preci-sa de cómo se elaboraron los repertorioslíticos, pero surge la pregunta de si estosprocesos de «requerimiento-resultado» obe-decen a pautas muy estandarizadas o, porel contrario, a la aleatoriedad en su pro-pia producción. El problema recae, portanto, en saber si el productor lítico actua-ba de igual forma frente al mismo requisitoy si los componentes del grupo se regíanpor las mismas directrices del proceso deproducción o cada uno de ellos aplicabaprocedimientos distintos durante su desa-rrollo. Por ello, en la actualidad, la inter-pretación de los métodos y procesos detalla son cuestiones muy debatidas.

La secuencia industrial lítica regionalobservada en Bolomor en un momentoinicial del Pleistoceno Medio reciente per-mite caracterizar al Paleolítico Medio anti-guo como un período en el que predomi-nan los tecno-complejos de lascaspreconcebidos, estandarizados y no vin-culados al denominado Achelense penin-sular. Los niveles sedimentarios analizadosregistran más de un centenar de ocupa-ciones humanas, como eventos de cortatemporalidad, a lo largo de 250.000 años.Los conjuntos líticos de estos campamen-tos presentan una amplia variabilidad, vin-

culada a las características de las propiasocupaciones. Éstas tienen rasgos definidoscomo una clara estandarización del utilla-je, presencia de técnica Levallois y unavariación en el uso de la materia primacuyo aprovisionamiento principal de cortoalcance indica una movilidad residencialalta, con una tecnología expeditiva quebusca, sobre todo, la efectividad inmedia-ta. La asignación industrial tipológica pro-puesta para los distintos niveles indica unaalternancia muy variable de conjuntos líti-cos, con predominio de denticulados o deraederas, según los casos, sin que se obser-ve una tendencia definida.

La evolución de las estrategias de débi-tage y comportamientos tecno-económi-cos se inicia en los niveles inferiores deBolomor, que presentan núcleos de dossuperficies con un intenso grado de explo-tación, y raramente muestran una pro-ducción regular de soportes. Su caracterís-tica principal reside en la articulación deseries de extracciones unidireccionales sobreuna superficie ancha y corta desde un planode percusión plano. Esta estrategia, que enprincipio parece similar a la detectada enlos niveles superiores de Bolomor, mues-tra, sin embargo, en esta última fase de ocu-pación del yacimiento una mayor regula-ridad, predeterminación, y estandarizaciónen la producción de soportes. También unmayor agotamiento de los núcleos y unapreferencia por las morfologías triangulares,tanto en contorno como en sección, sobrenúcleos y algunos tipos de lascas que vin-culamos a una modalidad de débitage tri-facial con ciertas peculiaridades. Uno delos cambios principales se observa en la téc-nica de percusión, que permite aprovecharde forma más intensa los núcleos y alcan-zar con mayor facilidad unas morfologíastriangulares que frecuentemente se reto-man como soporte de útil.

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La parte central de la secuencia deBolomor, y más en concreto el nivel XII,muestra un débitage de tipo discoide jerar-quizado o Levallois. Si bien la concepciónes similar al Levallois clásico, ni las pre-paraciones (talones, extracciones prede-terminantes) ni las proporciones del pro-ducto generado se pueden equiparar a éste.Dicho Levallois clásico —con talonescaracterísticos bien facetados (planos oconvexos) visibles sobre los soportes pro-ducidos y con núcleos de explotación cen-trípeta bien definida volumétricamente—se documentan, por primera vez, en losniveles finales de Cova Negra, así comoen otros yacimientos musterienses delmismo momento (Würm II y Würm II-III), llegando, posiblemente, hasta el finalde las industrias musterienses.

A nivel tecno-económico podemosobservar distintos grados de aprovecha-miento de los recursos líticos. Si bien elsílex es, casi siempre, mayoritario (a excep-ción del nivel XII de Bolomor), se docu-menta un incremento progresivo en su usoa lo largo del tiempo, en detrimento deotras materias como la caliza o la cuarci-ta. No obstante, la caliza estará siempredestinada, desde los momentos más anti-guos, a la producción de instrumental cor-tante con el filo en bruto o denticulado,o, más raramente, a la configuración demacroutillaje sobre canto, como en el nivelXII de Cova del Bolomor o Cova Negra.En este sentido, podemos hablar de uncomportamiento de «economía de mate-rias primas» a lo largo de la secuencia delPaleolítico Medio regional casi como unaconstante.

La disponibilidad de un sílex habi-tualmente de pequeño formato y captadoen fuentes secundarias, parece relacionar-se con un aprovechamiento cada vez másexhaustivo hacia el final del Pleistoceno

Medio e inicios del Superior. También conestrategias complejas de reciclado presen-tes sobre todas las categorías tecnológicasque afecta a una buena parte de los con-juntos, cercana a un tercio en los nivelesde impacto ocupacional más elevado (nivelIV de Bolomor). Dichas estrategias pare-cen minimizarse hacia el OIS 3 —si noantes— a favor de un utillaje de configu-ración más regular o estandarizado. Posi-blemente este hecho está vinculado a sumodo de funcionamiento, que tal vez exigeuna renovación más constante sin llegar asu agotamiento dimensional o morfológi-co. Algunos momentos con mayor pre-sencia de puntas (ya sean pseudo-Leva-llois, Levallois o musterienses) puedenvincularse a estrategias ocupacionales rela-cionadas con acceso a determinados recur-sos animales, como lo serían por ejemplolas puntas pseudo-Levallois del nivel XIIde Bolomor, o las puntas Levallois, mus-terienses y de tipo Soyons del final de lasecuencia de Cova Negra, tal vez en estecaso ya empleadas como punta de pro-yectil. La exigencia de un instrumentalcada vez más específico, y que habrá deevaluarse convenientemente desde unaperspectiva funcional en futuros estudiostraceológicos, parece indicar una crecien-te «economía de débitage» desde el OIS5e. En dicho momento detectamos, ade-más, la presencia de comportamientos tec-nológicos de reciclado y reavivados inten-sos que podemos asociar a unaintensificación sobre el uso de los recur-sos líticos, a una minimización en losesfuerzos de captación y, posiblemente, aunas estrategias económicas particularesde explotación del entorno.

El inicio del Pleistoceno Superior(OIS 5e) presenta variaciones en todas lasesferas tecno-económicas. El proceso deinvestigación debe intentar aclarar si estos

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cambios, que denotan un mayor dina-mismo en los comportamientos de lassociedades, corresponden a un procesotemporal limitado o son un registro decontinuidad con fases o etapas anteriores.En estos momentos la industria regionalpresenta un más claro utillaje «musterien-se», tanto en términos tecnológicos comoestilísticos, pero con una personalidad pro-pia que, en cierto modo, enlaza con todala tradición del Pleistoceno Medio y quese aleja de las industrias musterienses avan-zadas. Es en estos momentos cuando elPaleolítico Medio registra una tendenciaal predominio de las raederas entre el ins-trumental lítico, circunstancia que conti-nuará durante el posterior Würm antiguo.Estos caracteres tecno-tipológicos regio-nales darán paso a conjuntos líticos demayor diversificación y al empleo, cadavez mayor, del método Levallois consoportes de tendencia más alargada o lami-nar, y con menores índices de reduccióno reutilización de las piezas. Esta situación,que se acentúa cuando el marco temporalalcanza el final del pleniglacial, tal comosucede en otras áreas europeas, muestrauna importante pulsación ocupacional, ala que pertenecen la mayoría de los yaci-mientos musterienses valencianos.

El fin del Paleolítico Medio regionales el de las últimas poblaciones de nean-dertales, cuya cultura material en algunasáreas europeas más septentrionales que lanuestra presenta modificaciones tecnoló-gicas. Éstas han sido consideradas parte deun proceso de aculturación por parte delas sociedades de cromañones, portadoras

de cambios «leptolíticos» (Chatelperro-niense, Uluziense, etc.). El territorio valen-ciano, situado en latitudes meridionales yperiféricas, posee escasa documentacióncultural o cronológica de estos momen-tos; sin embargo, es posible que aquí latecnología del Paleolítico Medio final noexperimentara aquellas transformacionesy continuara caracterizándose, hasta sudesaparición, por un marcado componen-te musteriense que, de ningún modo, debeser considerado una inmóvil continuidadtecnológica del pasado.

La secuencia regional en momentosmusterienses avanzados (Würm II-III einicios del Würm III) está caracterizadapor un claro desarrollo del débitage Leva-llois con un alto porcentaje de raederasque le da un carácter Paracharentiense.Esta situación es posible que finalizara,como parece apuntar Cova Beneito, conindustrias igualmente Levallois pero conabundantes muescas, denticulados, cuchi-llos de dorso y útiles del Grupo Paleolíti-co Superior en el que el rasgo tecnológi-co más significativo sería el aumento de lalaminaridad, y, desde el punto de vistatipológico, la pérdida de importancia delas raederas. Por todo ello, el PaleolíticoMedio final en el territorio valenciano noproporciona pruebas de una transforma-ción industrial leptolítica, pero sí posiblesevidencias de un progreso tecnológico den-tro de un dinamismo generado en las pro-pias sociedades neandertales con o sininfluencia externa o aculturación y cuyogrado es difícil de medir con la informa-ción disponible.

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