El Problema de La Ciudadania_ Una Aproximacion Desde El Campo de La Comunicacion-educacion

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  Nómadas (Col) ISSN: 0121-7550 [email protected] Universidad Central Colombia Cubides C., Humberto J. EL PROBLEMA DE LA CIUDADANIA: UNA APROXIMACION DESDE EL CAMPO DE LA COMUNICACION-EDUCACION Nómadas (Col), núm. 9, septiembre, 1998, pp. 40-48 Universidad Central Bogotá, Colombia Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105114273005  Cómo citar el artículo  Número completo  Más información del artículo  Página de la revista en redal yc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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    Cubides C., Humberto J.EL PROBLEMA DE LA CIUDADANIA: UNA APROXIMACION DESDE EL CAMPO DE LA

    COMUNICACION-EDUCACIONNmadas (Col), nm. 9, septiembre, 1998, pp. 40-48

    Universidad CentralBogot, Colombia

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    * Psiclogo. Subdirector acadmico del Departamento de Investigaciones de la UniversidadCentral y docente-investigador de la Especializacin en Comunicacin-Educacin.

    EL PROBLEMA DE LACIUDADANIA:

    UNA APROXIMACIONDESDE EL CAMPO DELA COMUNICACION-

    EDUCACION

    Humberto J. Cubides C. *

    Diversos autores en su anlisis de la sociedad contempornea intentanresignificar el concepto de ciudadana para responder a la pregunta de cmolograr en nuestras sociedades complejas idear una base comn de solidaridadsocial, respetando el pluralismo. El autor, acogiendo el trmino de ciudadanacontestable, y a partir de la revisin de las teoras clsicas de ciudadana (liberal,comunitarista y neorrepublicana) respecto de los rasgos bsicos que definen elconcepto, realiza un abordaje novedoso y sugerente al tema desde las categorasen construccin del campo de comunicacin-educacin, campo que define comoestratgico.

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    Una gran parte de los anli-sis sobre la sociedad contemporneaterminan por preguntarse cul es elfuturo de las relaciones entre los se-res humanos en el marco desociedades que sufren radicales trans-formaciones. De all emerge, en lasltimas dos dcadas, un renovadointers por discutir el asunto de laciudadana como instancia que posi-bilite la mediacin entre las esferasde lo privado y lo pblico para ga-rantizar la convivencia democrtica.Los trminos como se enfoca el pro-blema poseen cierta coincidencia yson generalmente conocidos: Las re-des de produccin, consumo y comu-nicacin superan todas las fronteras;estos procesos que funcionan comouna unidad a lo largo y ancho del pla-neta operan simultneamente, y ancuando las naciones-Estado no des-aparecen se convierten en agentesprincipales de una economa globalcon base en la defensa de sus intere-ses especficos; la sociedad mun-dializada penetra el conjunto de losespacios pblicos y privados. Al mis-mo tiempo, la vida social sefragmenta en esferas separadas, dife-rencindose cada vez ms los signifi-cados de lo que constituye el mundode la vidacotidiana; se deshacen lasagrupaciones polticas y territoriales,sociales y culturales, es decir, las ci-vilizaciones, las sociedades y los pa-ses. En palabras de Touraine, seexperimenta una disociacin crecien-te entre el mundo objetivado, eco-nmico e instrumental, y el espaciode la subjetividad y la cultura1 . Sur-gen entonces, desde diferentes pun-tos de vista, preguntas semejantes:Cmo podremos vivir juntos, com-binando nuestras diferencias con launidad de una vida colectiva? Cmolograr en nuestras sociedades comple-jas idear una base comn de solidari-dad social, respetando el pluralismo?

    Cmo convivir polticamente enestas circunstancias? Cmo es posi-ble expandirse ilimitadamente sinviolar los derechos de otros?2 .

    Para responder a estos interro-gantes tiende a apelarse al conceptode ciudadana; sin embargo, es evi-dente que l mismo resulta, en sudefinicin tradicional, insuficientey vago la ciudadana entendidacomo un conjunto de derechos deque cada miembro de la sociedadgoza por igual3 , pues impide incor-porar el creciente pluralismo socialy cultural de las sociedades contem-porneas; esto es la existencia, de unlado, de la multietnicidad y, del otro,de la multiculturalidad que surge delas formas modernas de segmenta-cin y organizacin de la cultura enlas sociedades industriales. Se ano-ta, adems, cmo la idea de ciuda-dana, que supone pertenencia a unaorganizacin social particular, haabierto brecha frente al desarrollodel derecho internacional que some-te a los individuos y a los gobiernosa nuevos sistemas de regulacin. Porotra parte, autores de la corrientecomunitarista agregan que la nocinclsica de ciudadana es disfuncionalen otros sentidos: la libertad y laigualdad son valores en abierto con-flicto en la sociedad actual pues lastransacciones polticas y sociales msimportantes discriminan entre losintereses de los grupos poderosos, losde asociaciones menos fuertes y losde la gran mayora de ciudadanos;existe incoherencia entre el ejerci-cio de los derechos de ciudadana yla autonoma individual, ya que lainfluencia de los medios masivos seejerce no slo en las informacionesque producen, sino tambin al trans-mitir el marco mental a partir delcual se ocasiona seleccin y distor-sin de esos mensajes.

    En razn de lo anterior, Fernan-do Brcena propone considerar lanocin de ciudadana como un con-cepto contestable; como tal, posee trescaractersticas: 1) es un conceptoapreciativo o evaluativo que no se li-mita a describir sino que indica unanorma, que expresa tipos de accio-nes, conductas, realidades prcticas,cosas que deben hacerse; 2) es unconcepto abierto, sometido a frecuen-te definicin y redefinicin, lo cuales consonante con la concepcin deciudadana como una prcticainterpretativa; y, 3) es un conceptoque describe un ncleo intrnseca-mente complejo de prcticas de com-promiso4 . Por otra parte, Touraine,desde un ngulo distinto, llega a afir-mar que la nocin de ciudadana esinactual ante el doble movimientode globalizacin y privatizacin querompe las formas de vida social y po-ltica; en las condiciones dedesmodernizacin, desocializacin ydesinstitucionalizacin en que vivenlas sociedades posindustriales la me-diacin de la ciudadana se encuen-tra en deterioro5 .

    Con el fin de tener una visingeneral del problema, que nos per-mita luego aproximarnos a un anli-sis de sus distintos elementos desdeel campo de la comunicacin-educa-cin, veamos cmo se diferencian lasteoras clsicas de ciudadana encuanto a los rasgos bsicos de estanocin.

    Un examen de lasteoras

    Tres son las vertientes en las quecircula actualmente el tema: la ciu-dadana como estatus (liberalismo),la ciudadana como prctica (comu-nitarismo), y la ciudadana como

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    proceso de construccin ins-titucional (neorrepublicanismo)6 .Estas interpretaciones, que expresandeterminadas creencias sobre la de-mocracia en cuanto a sus dimen-siones social, moral y cvica,pueden ser ilustradas por referenciaa cuatro rasgos del concepto: las vir-tudes que son deseables en un ciu-dadano; la extensin del compromisopoltico que implica; los prerrequisitossociales necesarios para hacerla efec-tiva; y la identidad queconfiere o demanda de unindividuo7 .

    Sobre la formacin devirtudes

    En trminos generalesel liberalismo otorga prio-ridad a las cuestiones re-feridas a la justicia sobrelas cuestiones referidas albien general, ya que sudoctrina se asienta enmantener la neutralidadfrente a lo que los indivi-duos consideran virtuoso,bueno o moral. Se trata deuna concepcin indivi-dualista, pues afirma la primaca mo-ral de la persona sobre la colectividad;igualitaria, al conferir a todos loshombres el mismo estatus moral;universalista, al defender la unidadmoral de la especie humana; y,meliorista, ya que considera la posi-bilidad de corregir instituciones yacuerdos polticos. No obstante, re-cientes trabajos en esta lnea desta-can la importancia de impulsar,dentro de las virtudes polticas, lacapacidad de cuestionar la autoridady la voluntad de involucrarse en ladiscusin pblica8 . En cuanto a dn-de se aprenden estas virtudes, la res-puesta de algunos de los autoresliberales es el sistema educativo; en

    tal sentido, las escuelas deben ense-ar cmo incorporar el razonamien-to crtico y la perspectiva moral quedefinen la razn pblica9 .

    Para los comunitaristas, en cam-bio, la prctica de la ciudadana debedarse en comunidades abarcables ycon referencia a la discusin de unaidea de verdad, pues no es posibleestablecer un punto de vista objeti-vo desde el cual juzgar los esquemas

    valorativos. En concordancia, propo-nen educar el pensamiento irnico,dubitativo. La ciudadana, entonces,no es la adquisicin de un estatus,sino una prctica comprometida enlo pblico, y en la formacin de vir-tudes correspondientes; la comunidadsera la fuente de valores, deberes yvirtudes, y no los derechos individua-les que los liberales confieren desdeuna visin abstracta del yo y de lahumanidad10 .

    La vertiente neorrepublicanarelieva, ms bien, la formacin delpensamiento frgil que no dbil, enforma tal que se pueda reflexionarsobre los valores, patrones de conduc-

    ta y actitudes de una sociedad y, so-bre todo, en relacin con los fines dela educacin. Agregan que el ciuda-dano competente requiere formar sucarcter moral mediante el cultivo delos buenos rasgos que le otorga el ejer-cicio de las virtudes cvicas, que ensu raz son virtudes morales. El buenciudadano entonces es, al mismotiempo, una buena persona que bus-ca el reconocimiento de los dems.La virtud resulta, as, comunicable, y

    como tal precisa de undiscurso; del recuerdo, larememoracin y actua-lizacin del pasado quelo constituye. El ciuda-dano es un actor y un es-pectador: Su accin esexpresiva y, simultnea-mente, comunicativa. Ensu actuacin expresa susjuicios y los comunica.Se comunica11 .

    Con relacin alcompromisopoltico implicado

    La concepcin orto-doxa liberal de ciudada-

    na pasiva o privada que hacenfasis en el ejercicio de los derechosy en la ausencia de toda obligacinde participar en la vida pblica, hasido complementada en los ltimosaos con el llamado a hacer un usoactivo de las responsabilidades y vir-tudes ciudadanas, de tal manera queexista cooperacin y autocontrol enla prctica del poder privado12 . Deeste modo, se establecera cierto equi-librio entre derechos y responsabili-dades ciudadanas.

    Para los comunitaristas, al con-trario, el tema del compromiso esfundamental. En esta corriente laciudadana no es meramente la ad-

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    quisicin de un ttulo, sino una prc-tica de compromiso orientada, comose ha sugerido, a la participacin enel mbito pblico en beneficio de lacomunidad. Al insistir en el carc-ter fuertemente social del individuo,en los estrechos lazos entre morali-dad y costumbres sociales, y en larelacin entre las concepciones delbien humano, acentan la compe-netracin con comunidades polti-cas y morales concretas, en lafinalidad de reunir den-tro de s tendencias di-versas para fortalecerdicho compromiso.

    Para el neorrepubli-canismo la libertad po-ltica no puede ligarse ala idea de voluntad sinoa la idea de poder; es unatributo de la accin. En-tendiendo el podercomo la capacidad hu-mana para actuar en for-ma concertada, localifican como un fin ens mismo y le otorgan unvalor comunicativoesencial; el poder, as,requiere de participacin en lugar deobediencia. La poltica entendida deeste modo se funda en la delibera-cin, la opinin y el juicio de losciudadanos, como fuentes de poten-cia y accin concertada. La ciuda-dana es, entonces, una prctica decompromiso deseable y narrativa: esel derecho a tener derechos, y seconfigura en instituciones que le dancierta garanta de su permanencia13 .

    Respecto de los prerrequisitossociales para el ciudadano

    La aproximacin liberal contem-pla estos prerrequisitos bsicamenteen trminos de conceder el estatus

    legal, formal; estatus que, por defini-cin, se entiende separado de los ca-prichos del mercado. En estaperspectiva, los individuos deben serplenamente soberanos y requieren delibertad y seguridad para realizar suvida. La poltica tiene la tarea de pro-teger el ejercicio de los derechos; eneste sentido, una concepcin com-partida de justicia en una sociedadest destinada a asegurar que los ciu-dadanos desarrollen lo que conside-

    ran una vida buena. El gobierno debemantener neutralidad al respecto;Rawls, por ejemplo, destaca la liber-tad como principio prioritario de loque llama justicia con equidad14 .

    Por su parte, el comunitarismoentiende la poltica como promociny construccin en lo local de formasde comunidad y relaciones socialesbasadas en la prctica. Desde estepunto de vista la sociedad funcionamejor cuando las personas hacen lascosas por s mismas; en consecuen-cia, la unidad bsica dela sociedaddemocrtica no es el individuo sinola autoridad autogobernada. La defi-nicin de cmo se debe vivir no de-

    pende de nociones de derechos pors, sino del tipo de relaciones y parti-cipacin comunitaria que se valorancomo buenas. As, el bien es ante-rior a la justicia (lo correcto)15 .

    El neorrepublicanismo cvicocomparte la idea de que ser ciuda-dano es el cumplimiento prctico dedeberes y no meramente un estatus.No se trata, en todo caso, de unaprctica natural, sino de una dura

    tarea que requiere de pre-paracin, motivacin yde tener oportunidadespara ello. Adems, subra-yan la importancia delejercicio de la virtud, laparticipacin y el cum-plimiento de deberes c-vicos, desde un idealmoral de servicio a la co-munidad. Sin embargo,la vida poltica no supo-ne una participacin pors misma, sino aquellaque emana de la formapblica de estar en elmundo y de lo que elloimplica; en este sentido,la actividad poltica es

    fundamental porque habilita a losciudadanos para ejercer y desarrollarsu capacidad de juicio poltico16 .

    El rasgo de identidad

    La concepcin liberal proclamaque la ciudadana es tambin unaidentidad; la expresin de la perte-nencia a una comunidad poltica, unacultura compartida. Sin embargo,con el decidido incremento del plu-ralismo cultural, algunos autoresbajo la crtica de liberales ms orto-doxos que piensan que as se ponenen peligro las ideas de igualdad dederechos y neutralidad del Estadohan introducido el concepto de ciu-

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    dadana diferenciada, con el fin depoder incorporar a la comunidad po-ltica individuos pertenecientes aciertos grupos garantizndoles sus pro-pios derechos. Rawls intenta superaresta contradiccin adscribiendo a losmiembros de las democracias libera-les una doble identidad: desde el pun-to de vista de su capacidad personallos considera como individuos queabrigan una concepcin del bien, olo que es una vida valiosa; desde elpunto de vista de su capacidad comociudadanos, las personas pueden lle-gar a un acuerdo sobre los principiosde justicia que gobernarn sus insti-tuciones polticas. Deeste modo, se afirma elpredominio de las iden-tidades ciudadanas sobrelas personales17 .

    El comunitarismo,por su parte, concibe alindividuo como un seresencialmente social; enconsonancia, el estable-cimiento de lazos socia-les, roles y compromisoscomunes es constitutivode la propia identidad.De acuerdo a Taylor, laconformacin de laidentidad personal re-quiere un marco de re-ferencia insalvable en el que el yose va haciendo dentro de un espa-cio moral; la comunidad permite,adems, construir la identidad per-sonal en forma de relato, pues esteautor comprende lo que somos porlo que hemos llegado a ser, por lanarracin del cmo llegamos aser18 . La identidad, entonces, nodepende de atribuciones sociales,ms bien es generada interiormen-te; se hace expresiva porque se pre-senta como lo que es propio de cadaindividuo, pero, al mismo tiempo,

    depende del reconocimiento de losotros: Esta identidad debera forjar-se en conversacin con los dems eimplica cierto reconocimiento19 .As, toda comunidad requiere unabase de unidad donde las personaspuedan sentirse compartiendo unproyecto; igualmente, las identida-des se negocian por medio del reco-nocimiento con las otras.

    Siguiendo a Arendt, el neorre-publicanismo sostiene que con lamodernidad la esfera pblica en-tendida como el espacio donde rei-nan libertad e igualdad; lugar en el

    que los individuos interactan me-diante el habla y la persuasin, to-mando decisiones colectivas se haperdido por el auge de lo social,desvitalizando la ciudadana misma.Para reactivarla se requiere la crea-cin de un mundo comn en el cualel agente pueda revelar su identidad.Sin embargo, lo que proporcionaidentidad y facilita que sta se reco-nozca es la accin. Pero la accin nopuede ser pensada sin el discurso ytiene, adems, la condicin bsicade la pluralidad; pluralidad que, a su

    vez, es la condicin sine qua non dela vida poltica y posee el doble re-quisito de igualdad y distincin en-tre los humanos. As, la vida pblicaes la fuente de revelacin de la pro-pia identidad; por su parte, la edu-cacin cvica se transforma en unaaccin discursiva reveladora de laidentidad personal.

    Una aproximacindesde el campo de lacomunicacin-educacin

    En una u otra inter-pretacin de la ciudada-na el papel de laeducacin se presentacomo prioritario: bien seapara desarrollar un dilo-go con la verdad sobre larelacin bien-justicia opara ensear la neutrali-dad y la importancia deinvolucrarse en lo pbli-co; para formar el espri-tu crtico con base en elcual se adquieran las vir-tudes que constituyen auna comunidad; o bien,finalmente, para la for-macin del oficio de la ci-

    vilidad y el juicio poltico, medianteun proceso que permita la identifica-cin con valores, actitudes y patro-nes de conducta. Sin embargo, unaadecuada propuesta educativa debedar cuenta de los cambios culturalesde la poca, del nuevo sensorium quese manifiesta principalmente en losjvenes, en los emigrantes del tiem-po que se ubican en la mundialidadde hoy desde temporalidades distan-tes20 . Cambios que se viven con ca-ractersticas muy distintas en larealidad latinoamericana, en donde

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    la globalizacin atena el peso de losterritorios y los acontecimientos fun-dadores de lo nacional, al tiempo quela revaloracin de lo local redefinela propia idea de nacin. En esta pers-pectiva es que se plantea como estra-tgico culturalmente el campo quesurge del cruce de los procesos deeducacin con los de la comunica-cin. En particular, es la gran in-fluencia de las alfabetizacionesposmodernas, de los medios de co-municacin y las tecnolo-gas de la informacin, loque impone un gran retoa la institucin escolar y alos modelos de comunica-cin que ella agencia. Vea-mos cmo los principalesfactores asociados al pro-blema de la ciudadana, enesta poca de crisis de lamodernidad, pueden serabordados desde dichocampo problemtico.

    La apelacin liberal ala necesidad de mantenero rescatar los valores tra-dicionales tales como lajusticia o la libertad pormedio de la educacin, olvida que losmovimientos de globalizacin yprivatizacin han debilitado cada vezms la vida social y la participacinpoltica. La cultura de la institucinescolar en donde el maestro transmi-te hegemnicamente un saber reco-nocido y, al mismo tiempo, instruyeen las normas sociales se encuentraen franco deterioro: el modelo auto-ritario est en contrava con el mo-delo comunicativo general de lasociedad. La comunicacin escolartradicional no tiene en cuenta lasnuevas subjetividades de losjvenes:sus saberes mosaico, mez-cla de oralidad y de cultura audio-visual e informatizada, que les

    permite redimensionar sus prcticasy experiencias. En este sentido, for-mar sujetos autnomos y libres, edu-car ciudadanamente, requiereempezar por el cambio de los mode-los de comunicacin y de organiza-cin escolar. La escuela, entonces, aldefinir sus objetivos y las formas devida escolar que considere adecuadas,podra permitir la instauracin de me-canismos de participacin horizonta-les como reguladores de la dimensin

    vertical del dominio de la autoridad;a ello hay que agregar la necesidadde posibilitar la reflexin sobre elcontexto social en la que estinmersa: sobre la desigualdad, la dis-criminacin y la segregacin predo-minantes, posibilitando, igualmente,reubicar el conocimiento en situacio-nes sociales e histricas concretas, detal manera que se relacionen cien-cia, sociedad y tica. Forjar la capa-cidad crtica y el pensamiento libre yautnomo no es otra cosa que habi-litar para la formacin del jui-ciopoltico; no obstante, estamos deacuerdo en que la educacin no esun simple aprendizaje sino una ex-periencia mltiple, en donde es

    Parque barrio Usaqun. 4:45 p.m. M.A.C.

    indispensable el dilogo para favore-cer el pluralismo de las convicciones,la promocin de los desacuerdos ra-cionales y el ejercicio de diversasprcticas sociales21 .

    Por otra parte, es claro el peligroque supone la educacin ciudadanadesde comunidades abarcables,pues puede convertir la vida socialen un sistema disgregado de comuni-dades antagnicas; si bien es valiosa

    la aparicin de la diver-sidad cultural, y la exis-tencia de mltiplescaminos y modos decambio, el actor deja deser social cuando sevuelca sobre s mismo,definindose por lo quees y no por lo que hace,lo que significa la pau-latina privatizacin delespacio comunica-cional. El peligro deli n t e g r a c i o n i s m odeviene, siguiendo aTouraine, en que la mo-dernidad desbarat laidentificacin de los ciu-dadanos mediante la

    ciudadana; esto es, la globalizacindespoj a la sociedad de su papel decreadora de normas. Contra el riesgode la fragmentacin cultural se pro-pone justamente, el principio de co-municacin intercultural22 . Ello, porsupuesto, tendra serias consecuenciasen la escuela al convertirse en unared de comunicaciones intercul-turales; as educar en el respeto a ladiversidad, el reconocimiento delotro y el ejercicio de la solidaridad,son condiciones para ampliar y enri-quecer la propia identidad.

    Nstor Garca Canclini, juntocon otros autores latinoamericanos,ha planteado la necesidad de ocupar-

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    se de una reorganizacin de las pol-ticas culturales macro, a partir delacceso a los medios masivos de co-municacin, afirmando que no bastala reescritura de los textos escolareso la reforma de la educacin para su-perar las exclusiones y lograr la forma-cin de ciudadanos interculturales; setrata, entonces, de volver de las me-diaciones a los medios23 . Ello es co-herente con la propuesta de un nuevotipo de participacin ciudadana: des-de el consumo. Sin embar-go, no hay que olvidar quelos medios estn amenazadospor el dominio de polticosy mercaderes; an cuandopueden ser tambin el lugarde expresin de la opininpblica y de las demandassociales. Se pone en juego asla posibilidad de reconstruirla democracia sobre la basedel fortalecimiento de losmovimientos sociales. Lapregunta que surge es cmopuede la sociedad civildesenchufarse de las redeshegemnicas, y hasta dndeel Estado puede posibilitar elrestablecimiento de la esferapblica y el surgimiento deespacios polticos alternati-vos24 . En todo caso, la ciu-dadana-consumo requiere eldesarrollo de comunidadesinterpretativas, capaces deuna recepcin crtica de losmedios y de la contex-tualizacin de los mensajestransmitidos; lugar en el quepuede operar una nocin de educa-cin que va ms all del mbito de laescuela, y que la inscriba en el eco-sistema comunicativo general. Frentea la acelerada renovacin tecnolgi-ca, especialmente de la informticay las redes de comunicacin, se havisto la necesidad de que la escuela

    se haga cargo de una posible exclu-sin y jerarquizacin educativa ysocial, que emerge del acceso diferen-cial a estos medios, sin caer en con-cepciones instrumentalistas. En estesentido, se sugiere combinar las for-mas clsicas de enseanza con el usocreativo y crtico de esos medios tec-nolgicos, a fin de evitar posibles pro-blemas de socializacin queemergeran del acceso indiscrimina-do a un mundo virtual25.

    Si se acepta la hiptesis de la cre-ciente desocializacin de nuestra po-ca, esto es, la ruptura entre el mundode la vida y el sistema social, y la des-aparicin de roles, normas y valoresmediante los cuales se constituye elprimero, es evidente la dificultad delsistema educativo para transmitir las

    normas de conducta impuestas por elmodo de produccin. As, el indivi-duo tiene serios problemas al momen-to de generar un principio de unidaden su personalidad; el sistema y elactor se distancian26 . En nuestromedio, aceptando la separacin en-tre ciudadana y vida cotidiana, algu-nos tericos califican positivamentelos programas de cultura ciudadanaque desafan ese principio, y que in-cluso han llegado a modificar las pol-

    ticas culturales y educativasespecializadas27 . Desdenuestro punto de vista, debediscutirse ms a fondo la po-sibilidad real de que en lospases latinoamericanosdesde su modo desviado,descentrado de inclusin enla modernidad, tal como lodefine el propio Jess Mar-tn las polticas sociales ge-neren lazos que permitanjuntar el universo de la eco-noma con el de la cultura yla cotidianidad. En el mbi-to de la escuela, como en losotros lugares sociales, habrde tenerse en cuenta en todocaso que la posibilidad departicipar nicamente pue-de darse otorgando un valorespecial a la capacidad y vo-luntad de cada actor, indi-vidual o colectivo, detransformar determinadascircunstancias en elementosde un proyecto personaldevida; slo de este modo pue-de existir la formacin pol-

    tica o ciudadana28 .

    En las grandes ciudades latinoa-mericanas, como en las metrpolisdel mundo, se vive una crecientefragmentacin por efecto de la mul-tiplicacin de los circuitos socio-culturales locales (el parche, el

    Barrio Usaqun. 5:00 p.m. M.A.C.

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    barrio, los grupos cerrados, las sec-tas, etc.); pero, al mismo tiempo, losindividuos estn inmersos en elmundo a travs del consumoglobalizado y el acceso a las redes deinformacin y comunicacin uni-versales, al punto que se habla de laemergencia de un ciudadano-mun-do29 . Ello no deja de traer conse-cuencias en la conformacin de lapersona: el Yo no puede mediar ade-cuadamente entre estos dos conjun-tos de experiencias. Pensarentonces en la formacinde un individuo autnomoe independiente, tica-mente desarrollado, depen-de de hasta qu punto esposible un proceso de indi-viduacin coherente enrelacin con el otro seme-jante y el gran Otro, el aje-no de las institucionessociales y de la ciudad30 .Touraine, por su parte, deacuerdo con su teora de ladesmodernizacin, sugiereque el individuo ya no seforma asumiendo roles so-ciales y medios de partici-pacin; se constituye por lasuma de tres fuerzas: impo-niendo su deseo de libertady voluntad individual; en lalucha contra los poderesque transforman la culturaen comunidad; en el reco-nocimiento interpersonal einstitucional del otro comoSujeto. De esta forma des-taca que la relacin con uno mismogobierna la relacin con los otros;lo social... descansa sobre lo no so-cial y no se define sino por el lugarque otorga o niega a ese principiono social que es el Sujeto31 . La edu-cacin, por tanto, al asumir y forta-lecer la libertad del Sujeto personal,permitira establecer una escuela del

    Sujeto.Al mismo tiempo, al tener encuenta la importancia de la diversi-dad cultural y el reconocimiento delotro, la escuela se convertira en unaescuela de la comunicacin.

    Para terminar, nos hacemos nue-vamente la pregunta que ya ha sidoplanteada: en circunstancias denuestra crisis de la modernidad, pue-de el concepto de ciudadana, talcomo se asume generalmente, ser

    suficientey no controvertible? Nosatrevemos a afirmar que una teorams adecuada de democracia y deciudadana en el caso de que estaltima an sea posible no puedenformularse, y mucho menos aplicar-se, sin considerar los complejos pro-cesos involucrados en la relacincomunicacin-educacin.

    Citas

    1 Alain Touraine, Podremos vivir juntos?,Buenos Aires, Fondo de Cultura Econ-mica, 1997.

    2 Son los interrogantes frente a los cualesgiran, en su orden, los trabajos deTouraine, Ob. cit.; Fernando Brcena, Eloficio de la ciudadana, Barcelona, Paids,1997; W. Kymlicka, El retorno del ciu-dadano. Una revisin de la produccinreciente en la teora de la ciudadana,en: revista La Poltica, No. 3, Barcelona,

    Paids, octubre de 1997, pp.5-39; y,Ralf Dahrendorf, La naturalezacambiante de la ciudadana, en:Ibd., pp.139-149.

    3 T. H. Marshall, Citizenship andthe social class, referenciado porDavid Miller en Ciudadana yPluralismo, en: revista La Polti-ca, No. 3, Ob. cit., pp.69-92.

    4 F. Brcena, Ob. cit., pp.157-163.

    5 A. Touraine, Ob. cit., Cap. 1.

    6 A ellas debe sumarse la posicinde Alain Touraine, que sostiene elno lugar del concepto de ciudada-na en nuestra poca.

    7 Nos servimos del esquema anal-tico propuesto por Concepcin Na-val: Educar ciudadanos. La polmicaliberal-comunitarista en educacin,Pamplona, EUNSA, 1995.

    8 William Galston, Liberal Purpose:Goods, Virtues, and Duties in the Li-beral State, Cambridge UniversityPress, 1991, citado por W. Kymlicka,en Ob. cit.

    9 Amy Gutmann, DemocraticEducation, Princeton University,1987, citado por Kymlicka, en Ibd.

    10 F. Brcena, Ob. cit., p.122.

    11 Ibd., p.170.

    12 W. Kymlicka, El retorno del ciu-dadano, Ob. cit.

    13 Esta es la concepcin que proponeHannah Arendt en su obra clsica La con-dicin humana, Barcelona, Paids, 1a.reimpresin 1996; punto de vista queretoman luego los autores del denomina-do neorrepublicanismo.

    14 J. Rawls, La justicia como equidad: pol-tica, no metafsica, en: revista La Polti-ca, No. 1, Barcelona, Paids, 1996.

    15 F. Brcena, Ob. cit., Cap. 2.

    Mercado de las pulgas, Centro. 2:00 p.m. Milton Galindo

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    16 Ibd.

    17 Vase: David Miller, Ciudadana y plu-ralismo, en: revista La Poltica, No. 3, Ob.cit., p.74.

    18 Ch. Taylor, Fuentes del yo. La construc-cin de la identidad moderna, citado por F.Brcena, El oficio de la ciudadana, Ob. cit.,p.91.

    19 Ch. Taylor, Qu principio de identidadcolectiva?, en: revista La Poltica, No. 3,Ob. cit., p.136.

    20 En este sentido lo formula Jess Martn-Barbero. Vase De la comunicacin a lafilosofa y viceversa: nuevos mapas, nue-vos retos, en: Mapas Nocturnos. Dilogoscon la obra de Jess Martn-Barbero, Edi-cin Universidad Central - DIUC, Siglodel Hombre Editores, Santaf de Bogot,1998.

    21 Este pensamiento desarrollado hace unasdcadas por Hannah Arendt, hoy es aban-derado por la UNESCO. Vase: La edu-cacin encierra un tesoro, Informe a laUNESCO de la Comisin internacional

    sobre la educacin para el siglo XXI, pre-sidida por Jacques Delors, captulos 2 y 8,Santillana, UNESCO, 1996.

    22 Vase: Alain Touraine, Podremos vivirjuntos?, Ob. cit., cap. 1.

    23 Propuesta hecha por Nstor GarcaCanclini en su trabajo De los medios alas mediaciones: lecturas inesperadas, en:Mapas Nocturnos. Dilogos con la obra deJess Martn-Barbero, Ob. cit.

    24 Estas son tambin las inquietudes que dejaplanteadas Garca Canclini en Consumi-dores y Ciudadanos, Mxico, Grijalbo,1995, 2a parte.

    25 UNESCO, La educacin encierra un teso-ro, Ob. cit., pp.66-73.

    26 Alain Touraine, Podremos vivir juntos?,Ob. cit. cap. 1.

    27 Jess Martn-Barbero, De la comunica-cin a la filosofa y viceversa: nuevosmapas, nuevos retos, Ob. cit.

    28 Touraine plantea que en la poca dedesmodernizacin se requiere pasar de la

    ya imposible formacin del Sujeto polti-co a desarrollar una poltica del Sujeto, Ob.cit., cap. VII y VIII.

    29 Numerosos trabajos de tericos latinoa-mericanos tales como Garca Canclini, Je-ss Martn, Beatriz Sarlo, RosannaReguillo, entre otros, confirman esta apre-ciacin.

    30 Esta concepcin antropolgica del pro-greso humano, planteada originalmentepor Hegel, la explica Paul Ricoeur comoel trnsito por los estadios de individua-lizacin, identificacin e imputacin, atravs de lo cual el individuo se asumecomo Yo, y luego como ipse (s mismo).Propuesta que no se distancia demasiadode la de Hannah Arendt respecto de laformacin del sujeto como Actor social:en ambos casos la concepcin de identi-dad narrativa es fundamental. Confrn-tese: Individuo e identidad personal, en:Sobre el individuo, Barcelona, Paids, 1990,pp.67-90.

    31 A. Touraine, Ob. cit., p.74.