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EL RITO CATOLICO
INTRODUCCION
I. - El Antiguo Testamento
1.1.- El Génesis
1.2- El Éxodo
1.3.- El Levítico
II . – La Nueva Alianza
III.- El Verdadero Rito Católico
IV.- Conclusiones
INTRODUCCION
El Rito Católico es el corazón del Cristianismo auténtico. Sin este, todo
quedaría en palabrería sin sustancia.
Por esta razón el Rito representa las acciones de adoración y reconocimiento
de la humanidad, a través del sacerdote, tendientes al cumplimiento pleno
del Primer Mandamiento de la ley de Dios, y por lo tanto la puerta para hacer
posible el cumplimiento de los demás mandamientos, en virtud de las gracias
donadas al recibir debidamente el mismo cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo
; pues la Doctrina es clara, el hombre no se basta con sus propias fuerzas, por
lo que es necesario que acceda a las fuerzas adicionales (Sobrenaturales),
que le comunica la gracia divina.
En este sentido la pureza del Rito es esencial para el cumplimiento pleno del
primer mandamiento, no solo por la conciencia que adquiere el fiel del
Misterio que se celebra, sino por la presencia real de todos los habitantes del
cielo, presididos por Nuestro Señor Jesucristo, como verdadero Dios , y con la
compañía de la Santísima Virgen María, por voluntad del mismo Dios. La
lluvia de gracias es enorme, y su poder es lo que mantiene al Universo y a la
humanidad en su trajín cotidiano. Al fin y al cabo esta es la razón principal de
nuestra fe.
Cada Misa celebrada en debida forma trae beneficios que no nos podemos
imaginar, al menos mientras permanezcamos en el plano temporal. Es por
esta razón que la celebración del Rito debe hacer muy presente el Misterio
de lo que realmente esta sucediendo, y las formas de adorar y reconocer la
presencia del mismo Dios se hacen importantísimas, en la medida que
representan lo que esta sucediendo realmente en esos instantes, que aunque
de una manera invisible, no deja de ser una realidad revelada por Dios. ¿Sera
que nos atreveremos a desafiar su palabra?
El Rito ha sido establecido por el mismo Dios. Aquí el hombre no tiene nada
que crear, solo tiene que obedecer a su Creador, pues esta ha sido la forma
establecida por El para recorrer el camino hacia la Salvación Eterna. No hay
otra forma que se pueda considerar más segura y más poderosa.
En su Revelación a la humanidad el Creador explicó al hombre la importancia
del Rito y por lo tanto la necesidad de su pureza en sus formas y en su
contenido.
Ya desde El Génesis Dios empieza a configurar el Rito que deberíamos
celebrar los humanos si queríamos recibir las gracias necesarias para gozar de
la vida eterna, y continua desarrollándolo y haciendo advertencias acerca de
su imprescindible necesidad para obtener una victoria segura; hasta llegar a
la Nueva Alianza que estableció Nuestro Señor Jesucristo con la humanidad,
donde ya queda completamente configurado ,y que el mismo Dios considera
con la suficiente calidad como para ayudarnos a transitar esta vida temporal
en camino a la vida eterna.
El Magisterio de la Iglesia solo ha codificado y explicado el rito con ocasión
del cisma protestante, aunque siempre fue explicado por los Padres de la
Iglesia, dando realce a su significado sobrenatural, sagrado y misterioso.
Lo Sagrado es una categoría sobre la que se basa la actitud religiosa. Lo
Sagrado representa una realidad misteriosa, mas poderosa que la realidad
natural, que ayuda al ser a sumergirse en la transcendencia e ir
comprendiendo la interrelación con el mundo Sobrenatural, y al mismo
tiempo representa la realidad metafísica y su acción sobre el plano físico.
El Ritual, al estar apoyado en lo sagrado, nos une con el mundo del Creador, y
nos trae su presencia, conjuntamente con la de los habitantes del Reino
perfecto de Dios.
Estas son las razones para que el Creador mismo se manifestara a la
humanidad y la fuera instruyendo acerca de la necesidad de lo sagrado, de su
correcto manejo y de la inmensa importancia del ritual para que la
humanidad pueda establecer un contacto con su creador de una manera
especial y en la cual tuviera acceso a la Gracia Divina; evitando los tributos a
“divinidades espurias”, que no llevarían a la humanidad a un contacto
genuino con su Creador.
Es pues, muy útil tener en cuenta el carácter de PRE-figuración que tiene el
Antiguo Testamento en relación con La Nueva Alianza.
Ya desde Abraham, nos empieza a instruir acerca de la importancia del
holocausto, del sacrificio, como actividad propiciatoria.
La vida de la carne esta en la sangre, nos dice. Y aunque este hecho todavía
es “misterioso” para nosotros, es donde se encuentra la razón valida para
muchos preceptos litúrgicos.
Ya desde El Éxodo se expresa que la ratificación de la alianza se realiza con el
ofrecimiento de un holocausto a la manera indicada por YAHVEH.
También dice perentoriamente “Se ofrecerá en holocausto un macho sin
defecto”.
Se establece que las formas son esenciales para Dios, pues allí residen La
Reverencia y su Glorificación.
En El Levítico, Yahvéh, enseña como efectuar el Ritual de los sacrificios,
dejando claro que su objeto principal es la expiación y que es El sacerdote el
único autorizado para ofrecer El Holocausto. Establece que se debe inmolar
un macho sin defecto y como deben elaborarse los panes ázimos
También determina las categorías por las cuales se puede ofrecer el
Sacrificio: En primer lugar está El Sacrificio por el pecado; también se pueden
ofrecer sacrificios de reparación, de comunión, votivos como la oblación de
primicias.
Las normas para la construcción del Santuario son muy precisas y de hondo
significado para el manejo de lo sagrado. Ordena la cuidadosa construcción
de La Morada, la disposición del Arca (El Sagrario), El Propiciatorio (integrado
al arca), El velo (La varada), El Altar del holocausto, los utensilios de oro, plata
y bronce, los candelabros (en número y su disposición y manejo), la pila, el
atrio, y finalmente los requisitos y la necesidad de su Consagración.
A la investidura de los sacerdotes se le dio una particular relevancia por las
razones obvias de su intermediación con Dios. Con respecto a estas dice en
Números: “Tendréis, pues flecos para que, cuando los veáis, os acordéis de
todos los preceptos de Yahveh. Así los cumpliréis y no seguiréis los caprichos
de vuestros corazones y de vuestros ojos, que os han arrastrado a
prostituiros”
Por otra parte, en levítico, se deja claro la gravedad de las irregularidades, así
como las consecuencias con la impureza en el sacrificio.
I. Antiguo Testamento
1.1 GENESIS
Santificación del sábado
“Completo Dios al séptimo día la obra que había hecho; y en el día séptimo
reposo o ceso de todas las obras que había acabado.”
“Y bendijo al día séptimo; y lo santifico, por cuanto había Dios cesado en el
de todas las obras que creo hasta dejarlas bien acabadas.”
Las ofrendas de Caín y Abel
“Y aconteció al cabo de mucho tiempo que Caín presento al señor ofrendas
de los frutos de la tierra.”
“Ofreció asimismo Abel de los primerizos de su ganado, y de lo mejor de
ellos; y el señor miró con agrado a Abel y a sus ofrendas.”
“Pero de Caín y de las ofrendas suyas no hizo caso; por lo que Caín se irrito
sobremanera, y decayó su semblante.”
“Y dijo el señor: ¿Por qué motivo andas enojado? ¿y porque esta demudado
tu rostro?”
“¿No es cierto que si obrares bien, serás recompensado; pero si mal, el
castigo del pecado estará siempre presente en tu puerta o a tu vista? Más de
cualquier modo su apetito o la concupiscencia estará a tu mandar, y tu le
dominaras, si quieres.”
Ya, desde este momento Dios creó un día especial para el Rito, y también
mostró su complacencia hacia la forma en que Abel lo reconocía y adoraba, y
manifestó su disgusto por las formas que escogió Caín, haciéndole saber que
sus formas no eran tan efectivas para apartarlo del pecado. Aquí vale la pena
que meditemos cual de las dos formas se emplea en el Rito actual.
Sacrificio de Isaac
“- Después que pasaron estas cosas, probó Dios a Abraham, y le dijo:
Abraham, Abraham. Y respondió él: Aquí me tenéis Señor.”
“-Dìjole: Toma a Isaac, tu hijo único a quien tanto amas, y ve a la tierra de
visión: y allí me lo ofrecerás en holocausto sobre uno de los montes que yo
te mostraré.”
“-Levantándose, pues, Abraham antes del alba aparejo su asno: llevando con
sigo dos mozos, y a Isaac su hijo. Y cortada la leña para el holocausto
encaminose al lugar que Dios le había mandado.”
“- Al tercer día de camino alzando los ojos divisó el lugar a lo lejos: Y dijo a
sus mozos: aguardad aquí con el jumento: que yo y mi hijo subiremos allá
arriba con presteza, y acabada nuestra adoración, volveremos luego a
vosotros.”
“Tomó también la leña del holocausto, y cargòla sobre su hijo Isaac, y el
llevaba en las manos el fuego y el cuchillo. Caminando así los dos juntos, dijo
Isaac a su padre: Padre mío. Y el respondió: ¿Qué quieres hijo? Veo, dice, el
fuego y la leña: ¿Dónde esta la victima del holocausto? A lo que respondió
Abraham: hijo mío, Dios sabrá proveerse de victima para el holocausto.
Continuaron, pues, juntos su camino:”
“-Y finalmente llegaron al lugar que dios le había mostrado, en donde erigió
un altar, y acomodo encima la leña; y habiendo atado a Isaac su hijo, nusole
en el altar sobre el montón de leña.”
“-Y extendió la mano, y tomo el cuchillo, para sacrificar a su hijo. Cuando he
aquí que de repente el Ángel del Señor grito del cielo, diciendo: Abraham,
Abraham. Aquí me tienes respondió él.”
“-No extiendas tu mano sobre el muchacho, prosiguió el Ángel, ni le hagas
daño alguno: que ahora me doy por satisfecho de que temes a Dios, pues no
has perdonado a tu hijo único por amor de mi o por obedecerme.”
“-Alzo Abraham los ojos, y vio detrás de si un carnero enredado por las astas
en un zarzal, habiéndole cogido le ofreció en holocausto en vez del hijo.”
“-Y llamó este lugar Moriah, esto es, el Señor ve y provee. De donde hasta el
día de hoy se dice: En el monte el Señor vera y proveerá.”
“-Llamó el Ángel del Señor por segunda vez desde el cielo a Abraham,
diciendo: Por mi mismo he jurado, dice el Señor, que en vista de la acción
que acabas de hacer, no perdonando a tu hijo único por amor de mi, yo te
llenaré de bendiciones, y multiplicare tu descendencia como las estrellas del
cielo, y como la arena que esta en la orilla del mar: tu posteridad poseerá las
ciudades de sus enemigos. Y en un descendiente tuyo SERAN BENDITAS
TODAS LAS NACIONES de la tierra, porque has obedecido a mi voz.”
Jacob erige un altar y recibe el nombre de Israel
“-Y apareciose Dios otra vez a Jacob, y le bendijo, diciendo: tu no te has de
llamar ya Jacob, sino que en adelante, tu nombre será Israel: Púsele, pues, el
nombre de Israel“
En los sucesos narrados se pone de presente la inmensa importancia del Rito,
y se observa la pre-figuración del Rito como Sacrificio. Es, durante su
celebración, cuando Dios se manifiesta de una manera más directa y
poderosa. Se anticipa, también, el sacrificio de Nuestro señor Jesucristo, para
la redención de muchos.
1.2 EXODO
El Cordero Pascual
“-Dijo también el Señor a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto: Este mes ha
de ser para vosotros el principio de los meses. Será el primero entre los
meses del año. Hablad a toda la congregación de los hijos de Israel, y
decidles: el día diez de este mes tome cada cual un cordero por cada familia
y por cada casa. Que si en alguna no fuese tanto el numero de individuos,
que baste para comer el cordero, tomará de su vecino inmediato a su casa
aquel numero de personas que necesite para comerle.”
“-El cordero ha de ser sin defecto, macho y primal o del año; podréis, podréis
guardando el mismo Rito, tomar o sustituir por él un cabrito. Reservároslo
hasta el día catorce de este mes; en el cual, por la tarde, le inmolara toda la
multitud de los hijos de Israel. Y tomaran de su sangre, y rociaran con ella
los dos postes y el dintel de las casas en que le comerán. Las carnes las
comerán aquella noche asadas al fuego, y panes ázimos o sin levadura, con
lechugas silvestres. Nada de el comeréis crudo, ni cocinado en agua, sino
solamente asado al fuego; comeréis también la cabeza con sus pies e
intestinos.”
“-No quedará nada de el para la mañana siguiente; si sobrare alguna cosa, la
quemareis al fuego. Y le comeréis de esta manera: Tendréis ceñidos vuestros
lomos, y puesto el calzado en los pies, y un báculo en la mano; y comeréis
apriesa, por ser la Fase, (esto es, el Paso) del Señor. Porque yo pasaré aquella
noche por la tierra de3 Egipto, y heriré de muerte a todo primogénito en
dicha tierra, sin perdonar a hombre, ni a bestia; y de los dioses todos de
Egipto tomaré yo venganza, Yo el Señor. La sangre os servirá como señal en
las casas donde estuviereis, pues yo veré la sangre y pasaré de largo, sin que
os toque la plaga exterminadora, cuando yo heriré con ella la tierra de
Egipto. Tendréis a este día por memorable; y le celebrareis como fiesta
solemne al Señor con perpetuo culto, de generación en generación. Por siete
días comeréis pan sin levadura; desde el primer día hasta el séptimo, aquella
alma será cortada o separada de Israel. El primer día será santo y solemne, y
el día séptimo será venerado con igual solemnidad; ninguna obra servil haréis
en ellos, excepto las que pertenecen a la comida. Guardareis pues la fiesta de
los ázimo; porque aquel mismo día sacaré de la tierra de Egipto a vuestro
ejército o pueblo: día que habréis de celebrar de generación en generación
con un culto perpetuo. El día catorce del primer mes, desde la tarde,
comeréis los ázimos, hasta el día veintiuno del mismo mes por la tarde.
Durante siete días no se hallará levadura en vuestras casas. Quien comiere
pan con levadura, ora sea extranjero, ora sea natural del país, será borrada
su alma del censo de Israel. Nada habéis de comer con levadura; usareis de
pan ázimo en todas vuestras casas. En seguida convoco Moisés a todos los
ancianos de Israel, y les dijo: Id a buscar la res para cada una de vuestras
familias, e inmolad la pascua y mojad un manojito de hisopo en la sangre
vertida en el umbral de la puerta, y rociad con ella el dintel y ambos postes;
ninguno de vosotros salga fuera de la puerta de su casa hasta la mañana.
Porque ha de pasar el Señor hiriendo de muerte a los Egipcios y al ver la
sangre en el dintel y en los dos postes, pasara de largo la puerta de aquella
casa; ni permitirá al Ángel exterminador entrar en vuestras casas ni haceros
daño.”
“-Observa, oh Israel, este mandato; que ha de ser como una ley inviolable
para ti, y para tus hijos perpetuamente. Así pues, luego que entrareis en la
tierra que os ha de dar el Señor, como lo tiene prometido, observareis estas
mismas ceremonias; y cuando vuestros hijos os preguntaren; ¿que significa
este rito? Les responderéis: esta es la victima del paso del Señor; cuando
pasó de largo las casas de los hijos de Israel en Egipto, hiriendo de muerte a
los Egipcios, y dejando salvas nuestras casas. Al oír esto, se postraron todos y
adoraron al Señor. Y habiendo salido los hijos de Israel, hicieron como el
Señor había mandado a Moisés y a Aarón.”
En este pasaje del éxodo Dios establece en el Cordero y la sangre los
fundamentos del Rito, que posteriormente llevará a su plenitud nuestro
Señor Jesucristo.
La minuciosidad y precisión de las instrucciones revelan la gravedad del
Mandato divino, y así lo advierte el mismo Dios: “Observa, oh Israel, este
mandato; que ha de ser como una ley inviolable para ti, y para tus hijos
perpetuamente.”
Posteriormente Dios envía el Maná, como el alimento del pueblo de Israel en
su travesía a la tierra prometida. Prefiguración de la Eucaristía.
Cuando Moisés recibió el decálogo en el monte Sinaí vale la pena resaltar los
mandatos que tienen que ver con el culto al mismo Dios: “No tomaras en
vano el nombre del Señor tu Dios: porque no dejara el Señor sin castigo el
que tomaré en vano el nombre del Señor Dios suyo.”
“Acuérdate de santificar el día de sábado. “
“Mas el día séptimo es sábado, o fiesta del Señor Dios tuyo. Ningún trabajo
harás en el, ni tu, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu criado, ni tu criada, ni tus bestias
de carga, ni el extranjero que habita dentro de tus puertas o poblaciones”
De manera que El Rito es algo esencial para el mismo Dios.
El Monte Sinaí representa El tabernáculo o Altar donde se celebra el Rito, y
así podemos destacar las siguientes advertencias de la biblia:
Llegan los Israelitas al Sinaí y se preparan a recibir la ley
“-De aquí subió Moisés hacia Dios, el cual le llamó desde la cima del monte y
dijo: Esto dirás a la casa de Jacob, y esto anunciaras a los hijos de Israel”
“Ahora bien, si escuchareis mi voz y observareis mi pacto, seréis para mi,
entre todos los pueblos la porción escogida ya que mía es toda la tierra, Y
seréis para mi un reino sacerdotal, y nación santa”
“El Señor le dice a Moisés: Vuelve al pueblo, y haz que todos se purifiquen
entre hoy y mañana, y laven sus vestidos”
“-Pero tu haz de señalar limites al pueblo y decirles: Guardaos de subir al
monte, ni os acerquéis alrededor de este. Todo el que se llegaré al monte,
morirá sin remisión. No le ha de tocar mano de hombre alguno.”
“-Descendió el señor sobre el Monte Sinaí, en la cima misma del monte, y
llamó a Moisés a aquella cumbre. A donde habiendo subido, dijole; Baja e
intima al pueblo que no se arriesgue a traspasar los limites para ver al
Señor, por cuyo motivo vengan a perecer muchísimos de ellos.”
“Así mismo, los sacerdotes que se acerquen al Señor, purifíquense; no sea
que los castigue de muerte.”
Todos estos sucesos alrededor del Monte Sinaí, muestran las advertencias de
Dios con respecto al lugar y la forma de celebrar el Rito, El Monte Sinaí es el
mismo altar del Rito, queda clara la transcendencia del altar.
Ofrendas para el Tabernáculo
“-Y hablo el Señor a Moisés diciendo: Di a los hijos de Israel que separen para
mi primicias u ofrendas, las que recibiréis de todos los que las ofrecieran de
buena voluntad.”
“-Y me fabricaran un Santuario, y habitaré en medio de ellos. Le fabricareis
conforme en todo al diseño del tabernáculo que te mostrare ahora mismo, y
de todos los vasos para su culto, haréis de esta manera: …….”. “-Desde allí te
intimare yo mis ordenes; desde encima del propiciatorio, y desde en medio
de los dos querubines puestos sobre el arca del testamento, te diré todas
cuantas cosas hubiere de ordenar por tu medio a los hijos de Israel.”
“- Harás también una mesa de madera de setim, la cual tenga dos codos de
longitud y codo y medio de altura; y la cubrirás con laminas de oro purísimo,
la ceñirás con una cornisa de oro, y sobre la cornisa……..”
Descripción del Tabernáculo
“-El Tabernáculo has de hacerle así: Harás diez cortinas de torzal de lino fino,
………..”
“-Harás también en la orilla de cada cubierta cincuenta presillas, ………”
Como se puede observar las instrucciones son bastante detalladas y atienden
a enfatizar lo sagrado y realzar la belleza del lugar sagrado para la realización
del culto. Dios merece que lo reconozcan como Dios, solo así el hombre se
podrá abrir ante el misterio y ser consciente de la relación de la creatura con
el creador, para recibir así la gracia divina que lo fortalecerá en su camino de
salvación. De otra manera se degradará el culto debido a Dios y las
consecuencias serán graves en relación a la perdida de fortaleza en la
relación con Dios. Igualar al hombre con Dios es un error gravísimo, porque
significa otorgarle al hombre unas calidades que no tiene e impedirán que se
sumerja en el misterio, y reconozca la trascendencia del culto. Y lo mismo
ocurre con la simplificación y vulgarización del culto. Es indispensable ser
fieles en el cumplimiento de las instrucciones dadas por el mismo Dios, esa es
la obediencia debida a Dios en su sentido más relevante.
Las instrucciones con respecto a las vestiduras del Sacerdote son igualmente
importantes y significativas, no se pueden despreciar, la adoración al creador
es algo que exige la máxima seriedad, estética y una solemnidad que refleje
el respeto y reverencia al Señor, como criaturas que somos. No puede ser de
otra manera.
Vuelve Moisés al monte, donde el Señor renueva su alianza
“-Prepárate para mañana a subir luego al monte Sinaí, y estarás conmigo
sobre la cima del monte. Ninguno suba contigo, ni aparezca nadie en todo el
monte; ni aun los bueyes y ovejas pazcan en frente de el.”
“- Y descendido que hubo el Señor en medio de una nube, se estuvo Moisés
con él, pronunciando en alta voz el misterio del Señor.”
En estos pasajes queda claro el misterio del Rito y la identificación del Monte
Sinaí como altar para la celebración del Rito de adoración y la presencia y
comunicación con el mismo Dios de una forma misteriosa pero real.
Propiciatorio
“- E hizo igualmente el propiciatorio, esto es, el oráculo, formado de oro
purísimo, de dos codos y medio de largo y codo y medio de ancho, labro
también de oro a martillo dos querubines,………., con las alas extendidas, y
cubriendo con ellas el propiciatorio, mirándose uno a otro, y también al
propiciatorio.”
Dios quiere dejar establecido que el fin esencial del Rito es Propiciatorio, es
decir que perdona nuestros pecados (de vivos y muertos). Es el acceso
concreto a la Misericordia Divina.
En las instrucciones que tienen que ver con la construcción del Altar de los
Sacrificios, se pone de relieve el carácter Sacrificial del Rito.
Sacerdocio Levítico
“- Y habló el Señor a Moisés, diciendo: Toma a Aarón y a sus hijos, y sus
vestiduras, y el óleo de la unción, un becerro por el pecado, dos carneros y el
canastillo de los ázimos. Al mismo tiempo presento a Aarón y a sus hijos. Y
después de haberlos lavado, revistió al Pontífice con la túnica estrecha de
lino, y ciñole con el cinturón; le vistió después encima la túnica de Jacinto, y
sobre esta el Efod;....... Tomó después el óleo de la unción.
“- Llegado el día octavo, llamó Moisés a Aarón y sus hijos, y a los ancianos de
Israel, y dijo a Aarón: toma de la vacada un becerro para sacrificio por el
pecado, y un carnero para holocausto, entreambos sin defecto alguno, y
ofrécelos delante del Señor………. esto es lo que ha ordenado el Señor;
ejecutadlo, y se os manifestara su gloria.”
Dios establece el sacerdocio Levítico para el ofrecimiento del Rito, que solo
podrá realizarse exclusivamente por los Levitas ungidos como sacerdotes
para el perdón de todo el pueblo. Nótese el énfasis en que el becerro y el
cabrito deberán ser sin defecto alguno, significando la importancia que daba
a la pureza del Rito.
Son sumamente detalladas las instrucciones para la ejecución del Rito y
acerca de sus varios beneficios, así como la descripción de penas para los
transgresores.
En El Levítico, Yahvéh, enseña como efectuar el Ritual de los sacrificios,
dejando claro que su objeto principal es la expiación y que es El sacerdote el
único autorizado para ofrecer El Holocausto. Establece que se debe inmolar
un macho sin defecto y como deben elaborarse los panes ázimos
También determina las categorías por las cuales se puede ofrecer el
Sacrificio: En primer lugar está El Sacrificio por el pecado; también se pueden
ofrecer sacrificios de reparación, de comunión, votivos como la oblación de
primicias.
Las normas para la construcción del Santuario son muy precisas y de hondo
significado para el manejo de lo sagrado. Ordena la cuidadosa construcción
de La Morada, la disposición del Arca (El Sagrario), El Propiciatorio (integrado
al arca), El velo (La varada), El Altar del holocausto, los utensilios de oro, plata
y bronce, los candelabros (en número y su disposición y manejo), la pila, el
atrio, y finalmente los requisitos y la necesidad de su Consagración.
A la investidura de los sacerdotes se le dio una particular relevancia por las
razones obvias de su intermediación con Dios. Con respecto a estas dice en
Números: “Tendréis, pues flecos para que, cuando los veáis, os acordéis de
todos los preceptos de Yahveh. Así los cumpliréis y no seguiréis los caprichos
de vuestros corazones y de vuestros ojos, que os han arrastrado a
prostituiros”
Por otra parte, en levítico, se deja claro la gravedad de las irregularidades, así
como las consecuencias con la impureza en el sacrificio.
1.3 Macabeos
En La prueba del sacrificio en Modin (Macabeos I) nos dice: “Los enviados del
Rey, encargados de imponer la apostasía, llegaron a la ciudad de Modin para
los sacrificios. Muchos israelitas acudieron donde ellos. También matatías y
sus hijos fueron convocados. Tomando entonces la palabra los enviados del
rey, se dirigieron a Matatías y le dijeron: “Tu eres jefe ilustre y poderoso en
esta ciudad y estas bien apoyado de hijos y hermanos. Acércate, pues, el
primero y cumple la orden del rey, como la han cumplido todas las naciones,
los notables de Judá y los que han quedado en Jerusalén. Entonces tú y tus
hijos seréis contados entre los amigos del rey, y os veréis honrados, tú y tus
hijos, con plata, oro y muchas dádivas” Matatías contestó con fuerte voz:
“Aunque todas las naciones que forman el imperio del rey le obedezcan
hasta abandonar cada uno el culto de sus padres y acaten sus ordenes, yo,
mis hijos, y mis hermanos nos mantendremos en la alianza de nuestros
padres. El Cielo nos guarde de abandonar la ley y los preceptos. No
obedeceremos las ordenes del Rey para desviarnos de nuestro culto, ni a la
derecha, ni a la izquierda”. Apenas había pronunciado estas palabras,
cuando un judío se adelanto, a la vista de todos, para sacrificar en el altar de
Modin, conforme al decreto real. Al verle, Matatías, se inflamó en celos y se
estremecieron sus entrañas. Encendido en justa cólera, corrió y le degolló
sobre el altar. Al punto mato también al enviado del Rey que obligaba a
sacrificar y destruyó el altar…..
Luego con fuerte voz gritó “todo aquel que sienta celo por la ley y mantenga
la alianza, que me siga.” Y dejando en la ciudad cuanto poseían, huyeron el y
sus hijos a las montañas.”
1.4 El Profeta Malaquías y la Misa
Ahora escuchemos al Profeta Malaquías.
“El hijo honra a su Padre, el siervo a su Señor. Pues si yo soy Padre ¿Dónde
está mi honra? Dice Yahveh Sebaot a vosotros sacerdotes que menospreciáis
mi nombre. Decís: ¿En que hemos menospreciado tu nombre? Presentando
en mi altar pan impuro. Y decís: ¿En que te hemos manchado? Pensando que
la mesa de Yahveh es despreciable.
Y cuando presentáis para El Sacrificio una res ciega ¿No esta mal? Y cuando
presentáis una coja o enferma ¿No esta mal? Anda, ofrécela a tu gobernador
¡Se te pondrá contento o te acogerá con agrado? Dice Yahveh Sebaot.
¡oh, quien de vosotros cerrara las puertas para que no encendáis mi altar
en vano!
No tengo ninguna complacencia en vosotros, dice Yahveh Sebaot, y no me es
grata la oblación de vuestras manos. Pues desde el sol levante hasta el
poniente, grande es mi nombre entre las Naciones, dice Yahveh Sebaot. Pero
vosotros lo profanáis cuando decís: La mesa del Señor es impura, y
despreciables sus alimentos, y añadís ¡oh, que fatiga! , y me desdeñáis, dice
Yahveh Sebaot- Cuando traéis una res robada, o coja, o enferma, cuando
traéis una oblación así, ¿la voy a aceptar de vuestras manos?, dice Yahveh
Sebaot. ¡Maldito el tramposo que tiene macho en su rebaño, pero que
promete en voto y sacrifica al señor bestia defectuosa!............
Llevad el diezmo integro a la casa, para que haya alimento en mi casa, y
ponedme así a prueba, dice Yahveh Sebaot, a ver si no os abro las esclusas
del cielo y no vacío sobre vosotros la bendición hasta que ya no quede, y no
ahuyento de vosotros al devorador, para que no os destruya el fruto del
suelo dice Yahveh Sebaot…….”
Así, pues, debemos preguntarnos acerca del valor y del tiempo de
cumplimiento de esta profecía.
II. LA NUEVA ALIANZA
San Mateo. Capitulo XVII
La transfiguración
“- Se transfiguró en su presencia; de modo que su rostro se puso
resplandeciente como el sol, y sus vestidos blancos como la nieve, …. y al
mismo tiempo se le aparecieron Moisés y Elías conversando con él, ……
resonó desde la nube una vez que decía: Este es mi querido hijo, en quien
tengo todas mis complacencias: a el habéis de escuchar.”
El mismo Jesucristo ejecuta el Rito para mostrarnos las realidades que se
manifiestan durante la Misa.
San Mateo. Capitulo XXII
“.- y uno de ellos doctor de la ley, le pregunto para tentarle: Maestro, ¿Cuál
es el mandamiento principal de la ley? Respondiòle Jesús: Amaras al Señor
Dios tuyo con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente: este
es el máximo y primer mandamiento.”
Este es pues el máximo y primer mandamiento, es decir la puerta de entrada
a todos los demás, sin cumplir este, no tenemos muchas posibilidades de
cumplir los demás, es por esta razón que este es el máximo y primer
mandamiento.
Evangelio de San Juan
A lo largo del capitulo VI San Juan desarrolla el concepto de la eucaristía,
empezando con la multiplicación de los panes, pues si Jesucristo es capaz de
este milagro, poniendo en evidencia su aspecto sobrenatural y divino, mas
tarde, también tendrá el poder de “Crear” el pan de vida eterna.
“- Quien comiere de este pan, vivirá eternamente; y el pan que yo daré, es mi
misma carne, la cual daré yo para la vida o salvación del mundo.”
Epístola de San pablo a los Romanos y el poder de la gracia
“- se descubre también en él la ira de Dios que descargara del cielo sobre
toda la impiedad e injusticia de aquellos hombres, que tienen aprisionada
injustamente la verdad de Dios;….. porque habiendo conocido a Dios, no le
glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias; sino que ensoberbecidos
devanearon en sus discursos, y quedo su corazón lleno de tinieblas; y
mientras que se jactaban de sabios pararon en ser unos necios, hasta llegar
a transferir a un simulacro en imagen de hombre corruptible…… el honor
debido solamente a Dios incorruptible e inmortal.”
La justificación por Cristo
“- Siendo justificados gratuitamente por la gracia del mismo (Rito), en virtud
de la redención que todos tienen en Jesucristo.”
Toda la discusión acerca de la interpretación de la “justificación” se resuelve
en virtud de la gracia que otorga el Rito. Es la interpretación más sensata y
objetiva. Porque antes de otorgarle la salvación a las obras humanas, es
indispensable reconocer la acción de la gracia de una forma prioritaria, que
solo se recibe en virtud del Rito, dándole a las obras solo el peso que les
corresponde, pero siempre como consecuencia de la gracia recibida.
“- Bienaventurados aquellos cuyas maldades son perdonadas y cuyos
pecados están borrados.”
La anterior sentencia de San Pablo se entiende solamente en virtud de la
acción propiciatoria del Rito.
La pasión de Nuestro Señor Jesucristo
El acontecimiento de la pasión es el más importante en la vida de Nuestro
Señor Jesucristo, por cuanto es la que da el contenido al Rito, y su sentido, así
también le imprime la impronta de su identidad Católica.
III. El verdadero Rito Católico
El Magisterio y La Misa
¿Cual es entonces la autentica Misa Católica?
Con el cisma de la iglesia provocado por Lutero en su afán de racionalizar la
Revelación Divina, despreciando la dimensión sobrenatural de esta y solo
aceptando su dimensión puramente humana, lo que lo llevan a “rediseñar los
ritos” por los cuales la iglesia nos participa de la vida sacramental, significó el
cercenamiento de los canales del acceso humano a la gracia. Los padres de la
iglesia reaccionaron como lo tenían que hacer, reafirmando la Doctrina
completa de la iglesia, que no es otra cosa que la interpretación correcta de
los evangelios, incluyendo su metafísica, convocando el Concilio de Trento,
en donde se precisaron los principales Dogmas y se dio paso a que el Papa
San Pío V canonizara la misa mediante un acto dogmático que fue la bula
Quo Primun, que significo ponerle punto final a cualquier confusión que haya
podido provocar Lutero con su particular interpretación de la Revelación
Divina y dejo establecida firmemente La Misa Católica, que es además una
expresión completa de la Doctrina sin que deje lugar a ninguna duda al
respecto.
Ahora, si examinamos el origen de la Misa contemporánea, o el Novus Ordo
Misale, este se presenta como un cumplimiento de las directrices del Concilio
Vaticano II, cuando en realidad se puede verificar que lo contradijo en la letra
y en el espíritu. Los reformadores aprovecharon la falta de precisión y
rigurosidad del texto del concilio, pues se decía que no debía ser dogmático,
para elaborar una reforma litúrgica a la medida de Lutero, pues lo que se
quería era la reconciliación con los protestantes.
En realidad, los reformadores hicieron gala de independencia, subjetividad y
se sirvieron de Lutero como foro orientador; aunque no se rechazó
explícitamente ningún artículo de fe, se eludieron muchos, produciendo en la
realidad el mismo efecto.
Contradice los textos del Concilio como el que habla del carácter inamovible
del latín, rompiendo así con la tradición y con la Unidad, ya que la iglesia tuvo
casi desde el principio unidad de idioma en el uso del latín, se rompió así, de
facto, la unidad idiomática. Observando como se va logrando la vulgarización
de la Misa, al estar sus reformadores ya contaminados del paganismo del
mundo.
Contradice la Mediator Dei de Pío XII, que reafirmaba “las serias razones de
la iglesia para conservar firmemente la obligación incondicionada para el
celebrante de usar la lengua latina.”
Contradice la Veterum Sapientia de Juan XXIII: “Que ningún innovador se
atreva a escribir contra el uso de la lengua latina en los sagrados ritos (…) ni
lleguen en su engreimiento a minimizar en esto la voluntad de la Sede
Apostólica.
Sacrificium Laudis del mismo Pablo VI contra la deslatinización, la cual “no
solo atenta contra este manantial, fecundísimo de civilización y contra este
riquísimo tesoro de piedad, sino también contra el decoro, la belleza y el
vigor originario de la oración y de los cantos de la liturgia.
También fue observado, y con verdad, por Romano Amerio, que la
exterminación del latín contradice también el espíritu democratizador que
informa al mundo contemporáneo y, por acomodación, a la iglesia. Este
espíritu mira a la elevación cultural de las multitudes mientras en el
abandono del latín se respira una especie de desprecio hacia el pueblo de
Dios.
Si tenemos en cuenta que la iglesia es sustancialmente inmutable, y por ello
se expresaba con una lengua en cierto modo inmutable, tiene necesidad de
una lengua que responda a su condición intemporal.
La adopción de las lenguas vernáculas introdujo una amplia pluralidad en el
culto. Además las traducciones fueron guiadas caprichosamente y con
absoluta falta de rigor al “transportar” la misma idea de un idioma a otro,
producto de la tendencia a la subjetivización y a la liberación de todo dato
inmutable, sea de la tradición o de la fe. Con las traducciones se operó una
verdadera reforma inconsulta, en el interior de la primera reforma, con gran
riesgo de haber marcado un punto de inflexión en la verdadera doctrina,
pues los reformadores pretendieron disolver todo signo de militarismo y de
lucha que es parte neural de la doctrina.
Al excluir del nuevo misal los oremus de suplica a dios por la virtud deja
implícito que la inmanencia humana es superior o por lo menos igual a la
gracia Divina.
La misa del Novus Ordo presenta una ambigüedad entre sacerdocio
sacramental y sacerdocio común al eliminar las plegarias separadas para cada
caso.
También se presentan errores teológicos: el Padre y el Hijo son la idéntica
sustancia, no dos sustancias con la misma naturaleza.
Por otra parte es una contradicción decir que la diversidad de lenguas
expresa la unidad, porque pertenecen a un orden distinto al litúrgico.
Los reformadores sostenían que el poder de la oración provenía de su
racionalización y por lo tanto consideraban que la intelección de las formas
litúrgicas valían más que estas, suponiendo que la intelección de una idea
valía más que la idea y desconociendo que el único autorizado para ofrecer el
sacrificio es el sacerdote.
También se supuso, erróneamente, que la liturgia debe expresar los
sentimientos de los hombres contemporáneos, cuando por el contrario
expresa el sentido intemporal de la iglesia, que es un sentimiento
suprahistórico, que abraza el discurrir de todas las civilizaciones cristianas.
En el nuevo rito, la misa se convierte en una acción de la comunidad,
intentan ampliar las competencias del pueblo de Dios respecto a la función
sagrada del sacerdote. Pero en la economía Divina esto no funciona así. De
esta forma se distorsiona la esencia del culto Divino y se convierten en
esenciales los sentimientos humanos por encima de la inmutabilidad del
sacramento, y se concluye con la imposición a la liturgia de las diversas
mentalidades y costumbres de las gentes.
La nueva liturgia es por lo tanto mas sicológica que ontológica y mas
subjetiva que objetiva; no expresa el misterio trascendente, sino los
sentimientos con los cuales lo perciben los fieles; es antropológica y no
teológica. Así llegamos al concepto de que la asamblea vale más que la
Eucaristía y el pueblo de Dios prevalece sobre el sacerdote.
Llegamos así a una situación teatral: el pueblo de dios vuelca su propia
cultura y su propio genio en los ritos, y el sacerdote se expresa a si mismo en
la celebración. Así la objetividad de la liturgia cede ante el valor del sujeto
humano que quiere expresarse.
La creatividad es admitida y promovida por la nueva liturgia. La posibilidad de
elegir hace que cada celebrante retoque, añada y omita, creando las formas
mas adaptadas a su propia personalidad, como si se tratase de expresarse a
si mismo mas que de adorar, o de ofrecer el sacrificio al Padre.
El principio de la creatividad, destinado a una liturgia “más viva y
participativa”, produce dos efectos: Primero, transforma la acción sagrada en
drama teatral. Segundo, transforma en privada la acción del sacerdote.
¿Por qué se han expulsado de la misa moderna versículos enteros de los
textos del evangelio en 22 puntos que tocan al juicio final, la condena del
mundo y el pecado?
Altar y mesa en la reforma litúrgica.
Las mutaciones acaecidas en la estructura y en el lugar del altar como
consecuencia de la reforma litúrgica arguyen las variaciones acaecidas
en la mentalidad eclesial, sean conscientes o inconscientes.
Una primera idea que anduvo descarriada es la del altar como base
compacta, elevada y excelsa sobre la cual inmolar el sacrificio. El
altar simbolizaba el "monte de Yahvé (en el monte de Yahvé se
verá)", sobre el que Abraham de disponía a sacrificar a su hijo en
obediencia al Señor, y representaba también la altura del Calvario del
hombre-Dios. Al altar estaba conectada la idea de la estabilidad, eternidad y
Excelsitud del nume.
El altar estaba in excelsis, era el sitio del sacrificio y llevaba los signos de la
inmutabilidad de Dios. Y puesto que era el lugar de la Eucaristía, le
correspondía la posición más digna, más eminente y más visible de todo el
templo.
Sé bien que la estructura y el sitio del altar variaron a lo largo de
los siglos, y que la actual disposición procede sustancialmente de
Trento; pero no creo que solamente por probarse la preexistencia en la
Iglesia de una opinión o una costumbre sucesivamente caducadas haya
motivo para retornar a aquella modalidad ya pasada. Para resucitar una forma
antiguamente existente es necesario que ésta, al ser resucitada, realice más
completamente que las actuales el sentido de la fe y las creencias de la Iglesia.
De hecho muchas formas de vida en la Iglesia histórica representan un grado
inferior de ese conocimiento de la fe y de ese sensus Christi que se desarrolla
progresivamente en la Iglesia. Volver a ellas implicaría un paso retrógrado.
Basta pensar en el culto y los dogmas marianos, en la conciencia misma del
dogma trinitario, o en general en la superioridad actual de conocimientos
sobre la verdad revelada en relación al pasado de la Iglesia ($ 269). Ahora
bien, la perfecta comprensión del dogma eucarístico y la necesidad de
venerar, adorar y custodiar con sumo cuidado el Sacramento está ciertamente
menos presente en la reforma conciliar.
En primer lugar se ha perdido la idea de la elevación del altar:
habiendo prevalecido el significado asambleario de la Misa sobre su
carácter sacrificial, la grácil, sencilla y móvil mesa ha eliminado y fracturado el
compacto, monumental, e inmóvil altar. Éste es abatido, separado de la mesa,
y reducido a frontal; o bien conservado, pero anulado funcionalmente detrás
del nuevo. En segundo lugar, en vez de en un sitio elevado y dominante, el
altar es colocado en el fondo del templo y dominado (como en un teatro es
dominada la escena) por las gradas del patio destinado al pueblo.
En tercer lugar, el Sacramento (otrora conservado en un tabernáculo
sobre el altar) ha perdido el sitio central, el más digno, y es
colocado al lado de la mesa o en una capilla secundaria no
inmediatamente reconocible; o bien se lo deja en el tabernáculo
central antiguo, que viene ahora a encontrarse a espaldas del
celebrante.
El altar cara al pueblo.
El altar cara al pueblo es la variación más importante ocurrida
después del Concilio. La reforma misma lo declaraba "no
indispensable", y ordenaba la conservación del altar primitivo cuando
razones históricas, artísticas o religiosas lo aconsejasen; finalmente
prohibía la constitución de dos altares, uno delante del otro, en un
mismo presbiterio.
Sin embargo en casi todas partes donde no lo impidió la autoridad
civil, se demolieron los antiguos altares o cuando menos se duplicaron
en el mismo presbiterio, plantando la mesa para poder celebrar cara al
pueblo.
El altar versus pupulum estaba admitido en casos especiales por la liturgia
incluso antes de la reforma, pero al parecer subordinado a la orientación del
edificio, ya que las rúbricas dicen: "Si altare sit ad orientem versus populum".
Pero la posición del celebrante debe respetar la preeminencia absoluta del
Sacramento, tanto si la asamblea se reúne en torno al sacerdote como fue
antiguamente (y es recordado todavía por el término omnium circunstantium
del canon), como si el pueblo de Dios se agolpa detrás o delante.
El altar cara al pueblo presenta graves inconvenientes. Si está
plantado delante del altar antiguo (como a menudo sucede), que
contiene el tabernáculo, es un agravio que el celebrante le dé la
espalda al Sacramento para volver la cara al pueblo. Se verifica
entonces la "abominación" execrada en Ez. 8, 16, cuando los sacerdotes
sacrifican dando la espalda al Sancta Sanctorum. El agravio aparece más
manifiesto si se tiene en cuenta que en la Ley Antigua se trataba de un Sancta
Sanctorum prefigurado, y aquí del Santísimo real. Y más aún si se recuerda que
para no volver la espalda al Santísimo los púlpitos se construían en el lateral
de la nave; y durante la exposición del Santísimo, mientras se predicaba, el
ostensorio era velado, considerándose irreverencia simplemente estar en
presencia del Sacramento sin prestarle atención.
Pero prescindiendo de la irreverencia al Sacramento, una celebración
versus populum padece otros inconvenientes. Los espacios en los cuales
nos movemos son también espacios de emociones y de valores, porque el
espacio universal base de todos los entes corpóreos no sólo está
diferenciado por sus términos físicos, sino por significados
metafísicos que fundamentan su simbolismo (que a su vez constituye la
cara inteligible de lo sagrado). Lo de delante, por ejemplo, es
esperanza, y lo de detrás, sospecha; la derecha favor, la izquierda
desventura; lo alto es lo divino, lo bajo es el mal; lo derecho es la
verdad, lo oblicuo es la incertidumbre, etc. Así, en la liturgia,
posiciones y disposiciones, tanto de los objetos como de las personas,
tienen significados profundos que pueden convenir o no a la realidad
de lo sagrado. Que el sacerdote vuelva la cara hacia el pueblo y el
pueblo hacia el sacerdote crea una situación totalmente distinta
respecto a cuando ambos tenían la misma orientación. La celebración
cara al pueblo rompe la unanimidad de la asamblea. En el rito
preconciliar de la Misa sacerdote y fieles están todos juntos vueltos
hacia Dios, que está delante y por encima de todos. Están en
disposición jerárquica y tienen una visión teotrópica. En la nueva
Misa "à l'envers" (como decía Claudel), la asamblea y el sacerdote se
vuelven hacia el hombre y hacia el rostro del hombre. Se corrompe así
la unanimidad de la Iglesia, porque el Dios hacia el que se vuelve el
pueblo está, por así decirlo, al revés de aquél hacia el que se vuelve
el sacerdote. La derecha del sacerdote es la izquierda del pueblo. El
celebrante está en presencia de un Dios al cual el pueblo vuelve la
espalda, y al revés, el pueblo está en presencia de un Dios al cual
vuelve la espalda el celebrante. Ciertamente se puede prescindir de
esta figuración y centrar los pensamientos en la Hostia del sacrificio;
pero la piedad natural humana procede por figuraciones e imagina
personas. Se corrompe la unanimidad de la Iglesia, que no consiste en
la consideración recíproca de sus miembros, sino en mirar a Dios todos
juntos. Se reduce la Iglesia a comunidad de concentración, cuando en
realidad es comunidad de proyección hacia un único punto trascendente.
Ahora, la solución por la que han optado en la mayoría de parroquias ante
esta seria objeción, es la de retirar el sagrario del centro de la iglesia y de
pasarlo a un lugar secundario, lo cual es todavía mas inaceptable, en razón a
que de esta forma El Rey es simplemente destronado y su trono ocupado por
el hombre.
La nueva arquitectura sagrada.
También la nueva arquitectura sacra (con poca imaginación, en verdad)
está marcada por la idea de que lo sagrado consiste solamente en lo
sagrado del hombre y lo sagrado para el hombre, habiéndose perdido el
sentimiento de lo sagrado en sí. La funcionalidad, convertida en principio
de la arquitectura moderna y auténtico fundamento de la construcción,
domina también los edificios sagrados, concebidos con vistas a la utilidad del
hombre: religiosa, sin duda, pero también a la utilidad de géneros distintos;
por lo cual la Iglesia llamada polivalente sirve como lugar de asambleas
profanas, sala de conciertos, refugio de huelguistas, etc.
Aquí se pierden dos valores: el de lo sagrado (lo separado por excelencia) y el
de la adoración.
Lo sagrado, según la nueva arquitectura, está difuso en todo lo real, y por
tanto el límite que lo circunscribe en las iglesias debe desaparecer. Y así se
destruye lo sagrado en general y lo sagrado peculiar del cristianismo, que es la
Eucaristía.
La tendencia a transfundir la realidad sagrada fuera del espacio
sacro, como si no se cayese en contradicción hablando de algo sacro
que no esté separado, hace incurrir al catolicismo en una dificultad
peculiar a causa del dogma eucarístico. Además de la presencia ubicua
inherente a la divina naturaleza, según el dogma existe otra
especialísima presencia de Dios en los lugares consagrados. Esa
presencia está ligada a la presencia sacramental del cuerpo del
hombre-Dios, quien solamente mediante el cuerpo, pasible o glorioso,
se manifiesta en el espacio y en el tiempo de la criatura deviniente.
No se introduce en ellos en el modo llamado por los teólogos
definitivo o circunscriptivo (Summa theol. III, q, 76, a. 5), sino que
se manifiesta en un modo real, de modo que el Santísimo está en este
espacio y no en este otro. La Eucaristía es lo sagrado esencial de
donde fluye y a lo que se refiere todo espacio sagrado, tiempo
sagrado, persona sagrada, o acto sagrado. Solamente por la Eucaristía
es posible una localización de lo divino. Si se prescinde de tal
creencia, encerrar al ser divino dentro de paredes es algo
incompatible con la exacta noción de la Divina Majestad, y que tiende
a la superstición. Entonces la lógica llevará a contemplar el templo
solamente como el lugar donde los hombres realizan sus operaciones de
culto, y no como la sede de lo sagrado esencial, de donde procede toda
santificación.
La sobrevaloración de lo funcional lleva a una disminución de lo
sagrado. La iglesia es ciertamente también el lugar donde los fieles
se reúnen a rezar y participan de la liturgia, pero es lugar sagrado
independientemente de tal función, porque como toda creación del arte
religioso, el edificio sagrado subsiste en sí antes de toda
intencionalidad y funcionalidad pragmática. Y a la arquitectura
sagrada se aplican las palabras de Luc. 19, 40: "si hic tacuerint,
lapides clamabunt [si estas gentes se callan, las piedras se pondrán a
gritar]".
Además, se ha intentado ignorar el dogma de la comunión de los santos,
cuando en numerosas iglesias se ha prescindido del retablo, legado por la
Tradición, que nos recuerda la compañía de los santos y de los demás
habitantes del cielo, promoviendo así su invocación para nuestra ayuda.
La nueva arquitectura de las iglesias católicas a imitación de los recintos
protestantes ha producido una influencia dañina para la Piedad Católica.
La Música y la Misa
En ningún otro aspecto es más evidente la contradicción con el magisterio y la
acción desacralizadora que en la nueva música litúrgica.
La música sacra prácticamente se ha desterrado de la liturgia. Esa sensación de
trascendencia que le imprimía al rito ya no existe mas.
Se han importado los canones musicales de los protestantes, en el mejor de
los casos; cuando no de la música mundana, caracterizada por su estridencia y
su tendencia al show.
Es pues en este campo donde se contradicen, no uno, ni dos, sino todos los
documentos magisteriales de la iglesia relativos a este asunto.
Pío XII, en su encíclica sobre la Música sacra decía: “Entre los muchos y
grandes dones naturales con que Dios, en quien se halla la armonía de la
perfecta concordia y la suma coherencia, ha enriquecido al hombre creado a
su imagen y semejanza (2), se debe contar la música, la cual, como las demás
artes liberales, se refiere al gozo espiritual y al descanso del alma.”
El canto sagrado y el arte musical -según consta por muchos documentos
antiguos y modernos- hayan sido empleados para dar brillo y esplendor a las
ceremonias religiosas siempre y en todas partes.
Cómo en más de una ocasión la Iglesia misma ha tenido que impedir se
pasaran los justos límites y que, al compás del verdadero progreso, se
infiltrase en la música sagrada, depravándola, lo que era profano y ajeno al
culto divino.
Ya el Concilio de Trento proscribió sabiamente aquellas músicas en las que, o
en el órgano o en el canto, se mezcla algo de sensual o impuro. Y, por no citar
a otros muchos Papas, como Benedicto XIV, con su Encíclica del 19 de
febrero de 1749, en vísperas del año jubilar, con abundante doctrina y riqueza
de argumentos, exhortaba de modo particular a los Obispos para que por todos
medios prohibiesen los reprobables abusos indebidamente introducidos en la
música sagrada. Siguieron el mismo camino León XII, Pío VIII, Gregorio
XVI, Pío IX y León XIII. Mas, con razón se puede afirmar que fue San Pío X,
quien llevó a cabo la orgánica restauración y la reforma de la música sagrada,
volviendo a inculcar los principios y normas transmitidos por la antigüedad y
reordenándolos oportunamente conforme a las exigencias de los tiempos
modernos. Finalmente, como Pío XI, con la Constitución apostólica Divini
cultus sanctitatem, así también Pío XII con la encíclica Mediator Dei, del 20
de noviembre de 1947, amplio y corroboró las prescripciones de los
anteriores Pontífices.
Debe ser intención de la Iglesia defenderla de cuanto pudiese rebajar su
dignidad, llamada como está a prestar servicio en campo de tan gran
importancia como es el del culto divino.
Con grave ofensa de la piedad cristiana, han osado introducir en las iglesias
obras faltas de toda inspiración religiosa y en abierta oposición aun con las
justas reglas del arte. El arte y las obras artísticas deben juzgarse por su
conformidad al último fin del hombre; se puede fácilmente entender que la
dignidad y valor de la música sagrada serán tanto mayores cuanto más se
acerquen al acto supremo del culto cristiano, el sacrificio eucarístico del altar,
por lo tanto debe ser Santa. Que nada admita -ni permita ni insinúe en las
melodías con que es presentada- que sepa a profano
Pero, además del órgano, hay otros instrumentos que pueden ayudar
eficazmente a conseguir el elevado fin de la música sagrada, con tal que nada
tengan de profano, estridente o estrepitoso que desdiga de la función sagrada o
de la seriedad del lugar.
Es bastante común observar en las celebraciones de la Misa moderna, a los
conjuntos musicales en el propio altar, compitiendo por el protagonismo con
el mismo Dios. ¿A que hemos llegado?
La Jerarquía y La Misa
Recién establecida e iniciada su promoción, en 1969, a La Misa del Novus
Ordo, le salen al paso numerosos Cardenales, Obispos y fieles Católicos.
Los Cardenales Ottaviani y Bacci envían una carta al Papa, manifestando su
extrañeza ya que se había convocado un Sínodo de Obispos para tal fin y no
habían aprobado esta Misa, y con algunos retoques menores la aprobó – Ad-
experimentum - Pablo VI. Seguidamente, el Cardenal Stickler denuncia que el
como miembro de la comisión Litúrgica puede dar fe que no se siguieron sus
recomendaciones. Mas tarde el Obispo Lefevre declara que el no abandonará
La Misa de siempre. Los historiadores e intelectuales Católicos señalan las
irregularidades del procedimiento y anotan los vacíos doctrinales.
Posteriormente es informado Pablo VI de la pertenencia del Obispo Bugnini,
arquitecto autónomo de la reforma litúrgica, a la Masonería. Pablo VI lo
envía al exilio, y declara que el humo de Satanás ha entrado en la iglesia, pero
ya todo estaba consumado.
Dice El Cardenal Ottaviani:”El fin ordinario del Sacrificio es el propiciatorio.
En cambio, en el Novus Ordo, este fin se aparta de su verdadera senda, pues
ya no se pone más el acento en la remisión de los pecados, sea de los vivos,
sea de los difuntos, sino en la nutrición y santificación de los presentes. Por
cierto, Cristo instituyó el sacramento de la Eucaristía en la última Cena y se
puso a Sí: mismo en estado de víctima para unirnos a Él, a ese estado victimal;
pero este fin antecede a la misma manducación y tiene un pleno valor redentor
antecedente, que se deriva de la inmolación cruenta de Cristo; de allí que el
pueblo asistente a Misa no esté obligado de suyo a recibir la comunión
sacramental. FIN INMANENTE. Cualquiera sea la naturaleza del sacrificio,
pertenece a la esencia de la finalidad de la Misa el que sea agra dable a Dios,
aceptable y aceptado por Él. Por lo tanto, en la condición de los hombres que
estaban inficionados por la mancha original, ningún sacrificio hubiera sido
aceptable a Dios; el único sacrificio aceptado ahora con derecho por Dios es el
Sacrificio de Cristo. Por el contrario, en el Novus Ordo la naturaleza misma de
la oblación es deformada en un mero intercambio de dones entre Dios y el
hombre: el hombre ofrece el pan que Dios transmuta en "pan de vida"; el
hombre lleva el vino que Dios transmuta en "bebida espiritual": "Bendito eres,
Señor Dios del universo, porque de tu largueza recibimos el pan (o: el vino)
que te ofrecemos, fruto de la tierra .(o: de la vid) y de la obra de las manos de
los hombres, del cual se hará para nosotros el pan de vida (o: la bebida
espiritual)
Superfluo es advertir cuán totalmente vagas e indefinidas son estas dos
fórmulas "pan de vida" y "bebida espiritual", que, de por sí, pueden significar
cualquier cosa. Hallamos aquí el mismo equívoco capital que examinamos en
la definición de la Misa: allí Cristo se hace presente entre los suyos
únicamente de un modo espiritual; aquí se dan el pan y el vino, que son
cambiados "espiritualmente" (pero no substancialmente!) .
Igualmente, en la preparación de las ofrendas se descubre idéntico juego de
equívocos, pues se suprimen las dos maravillosas plegarias de la antigua Misa.
La oración: "Oh, Dios, que admirablemente formaste la dignidad de la
naturaleza humana y que más admirablemente aún a reformaste" recordaba a
la vez la primitiva condición de inocencia del hombre y su presente condición
de restauración, en la que fue redimido por la Sangre de Cristo. Era, por lo
tanto, una verdadera, sabia y rápida recapitulación de toda la Economía del
Sacrificio, desde Adán hasta la historia presente. En la otra plegaria, la
oblación propiciatoria del cáliz para que subiera "con olor de suavidad" a la
vista de la Divina Majestad, cuya clemencia se imploraba, repetía con suma
sabiduría esta Economía de la salvación. Mientras que suprimida esta continua
elevación hacia Dios por medio de la plegaria eucarística, no queda ya
ninguna distinción entre sacrificio divino y humano.
Eliminado el eje cardinal, se inventan vacilantes estructuras; echados a pique
los verdaderos fines de la Misa, se mendigan fines ficticios. De aquí que
aparecen los gestos que en la nueva Misa deberían expresar la unión entre el
sacerdote y los fieles, o entre los mismos fieles; aparecen las oblaciones por
los pobres y por la Iglesia que ocupan el lugar de la Hostia que debe ser
inmolada. Todo esto pronto caerá en el ridículo, hasta que el sentido
primigenio de la oblación de la Única Hostia caiga poco a poco
completamente en el olvido; así también las reuniones que se hacen para
celebrar la inmolación de la Hostia se convertirán en conventículos de
filántropos y en banquetes de beneficencia.”
La controversia fue subiendo de tono hasta que Juan Pablo II, para salir al
paso a los rumores infundados acerca de la prohibición de la Misa canonizada
por San Pío V, pública el Documento Indulto Papal, en 1984, para asegurar la
vigencia de la Misa de siempre. Posteriormente, en 1988 expide como Motu
Propio el documento Eclessia Dei en el cual invita a los Obispos a promover
la Misa canonizada por San Pío V. Y promueve la creación al más alto nivel
de la comisión Eclessia Dei para promover los diálogos con los sectores
Tradicionalistas de la iglesia e incorporarlos a la organización contemporánea
de la iglesia.
El Cardenal Ratzinger entra en la pelea y participa en la discusión y publica su
libro “El Espíritu de la Liturgia”, donde claramente toma partido a favor de
volver a la ortodoxia. Después, como Benedicto XVI, expide el Motu Propio
“Summorum Pontificum“, llamando a las sacerdotes y fieles a darle su espacio
a La Misa de siempre, pide recuperar este tesoro olvidado de la iglesia.
Benedicto XVI también promueve la creación del BUEN PASTOR, Instituto
de Derecho Pontificio, cuya finalidad será la de promover la Misa canonizada
por San Pío V. También eleva el estatus de la Comisión Eclessia Dei, ya
creada por Juan Pablo II para fortalecer el dialogo con los sectores afectos a la
Misa de siempre.
La práctica de la comunión en la mano sigue un camino parecido. Después de
haber sido vetada por un sínodo de obispos convocados para tal fin,
simplemente se puso en práctica. Muchos tendrán que responder al dueño de
la grey por haber otorgado esta autorización de una forma unilateral.
El altar en el momento de la Misa se convierte en la Nueva Jerusalén, en
donde todos sus habitantes son angelicales, presididos por Nuestro Señor
Jesucristo (por lo menos para los que todavía tienen fe). Y debemos recordar
como en los tiempos de antaño, que el único autorizado para entrar en el
recinto del Señor fue Moisés. Posteriormente se autorizó a Aarón y a los
levitas, y en la nueva alianza a los sacerdotes, diáconos y monaguillos (ya que
estos constituían la cantera de donde salían los sacerdotes); las Ministras de la
Eucaristía, aunque nadie duda de su santidad, no han sido autorizadas, al
menos por el magisterio de la iglesia, pero caprichos son caprichos. Todavía
nadie sabe porque se eliminó la baranda que protegía El Altar, como recinto
Sagrado dispuesto para la Nueva Jerusalén, ni tampoco porque se cambio la
costumbre de comulgar de rodillas, si en realidad se trata de recibir al mismo
cuerpo del Señor de cielos y tierra. Y con respecto a las vestiduras
sacerdotales para el Oficio Divino, se especula que los reformadores ya no
entendían el simbolismo de numerosas prendas que eliminaron del quehacer
santo, como el manipulo. No sobra advertir sobre el esperpento que significa
el llamado “saludo de la paz”; se trata de la confirmación de que se trata de un
culto del hombre para el hombre. En el momento mismo que Dios ha
descendido y se encuentra cara a cara con los fieles, estos salen en desbandada
a abrazarse y felicitarse, como si no estuviera nadie mas presente, sin atender
ningún afán de recogerse interiormente, para establecer comunicación con el
mundo transcendente; que es lo pertinente, si de lo que se trata es de dar culto
a Dios.
La Misa y el Orden Legal
La ley tiene una jerarquía universal, ya se trate del orden natural o el
sobrenatural. En este sentido la prioridad para ser considerada La Misa
Católica por excelencia la tiene La Misa canonizada por San Pío V mediante
una declaración Dogmática, la Bula Quo Primum, que es considerada en el
Derecho Canónico la ley suprema. La Misa del Novus Ordo apenas esta
respaldada por un decreto, considerándola ad-experimentum por Pablo VI, sin
haberle dado jamás el estatus de dogma.
La Tradición Católica
La tradición en su acepción general implica la guarda de las costumbres y las
formas de comportarse y de hacer, y por lo tanto su transmisión de generación
en generación.
La Tradición Católica es fiel guardiana de las buenas costumbres en relación a
los preceptos de La Revelación Divina. Hace parte importante de la
Revelación Divina que no quedó consignada en las escrituras sagradas, y fue
trasmitida a través de la cultura, donde abundaban los modelos de
comportamiento de los cristianos, que imitaban a Nuestro Señor Jesucristo en
su forma de vivir, y esos modelos de vida fueron creando improntas en la
sociedad y la guarda de esos modelos de vida se llama tradición. He ahí la
enorme importancia de apoyarse en La Tradición Católica, de esta forma nos
aprovechamos de toda la sabiduría acumulada de muchos siglos, echar por la
borda este tesoro en nombre de la modernidad es una gran insensatez .
Hasta el año 1966, la Jerarquía de la Iglesia Católica predicaba el respeto y el
seguimiento a la Tradición como complemento indispensable de la Revelación
Divina, pues no todo quedo escrito y en una gran proporción su impronta
quedó impregnada en las costumbres y usos de los pueblos cristianos. De la
misma forma la jerarquía fue muy cuidadosa en el rigor para interpretar la
biblia, siempre orientándose por los Padres y el Magisterio de la iglesia, a
diferencia de las iglesias reformadas que promovían la libre interpretación de
los textos sagrados (cualquiera podía interpretar la biblia), y practicaron el
desprecio por la tradición. Por lo cual las herejías se multiplicaron y la
doctrina se deformó.
Ornamentos Sagrados
1- Amito. El diácono y el subdiácono -que son los servidores inmediatos del
sacerdote-, el mismo sacerdote y hasta el Obispo, que es el clérigo que posee la plenitud del sacerdocio, cuando van a revestirse de sus ornamentos propios se ponen el amito, que es un trozo de tela blanca rectangular y lo suficientemente ancha para que cubra el cuello y los hombros. Lleva en su centro pintada o bordada una cruz, que siempre debe besar el que lo usa antes de ponérselo y al quitárselo; en las puntas delanteras lleva cosidas dos cintas o cordones lo bastante largos para que puedan cruzarse primero sobre el pecho y luego en la espalda, para volver finalmente adelante y unirse con un lazo. Espiritualmente, y por la misma oración que reza el que se lo pone, el amito, que antes cubría la cabeza, viene a ser como el yelmo salvador contra los ataques del demonio. La oración es: Pon, señor, sobre mi cabeza el yelmo de salvación para rechazar los asaltos del enemigo . Nos recuerda que hemos de defendernos de los enemigos de nuestras almas.
2- Alba. Los clérigos, después de ponerse el amito, se visten como segundo ornamento una túnica que los cubre de arriba abajo, y que, por ser siempre
blanca, ha recibido el mismo nombre de su adjetivo en latín: alba. Es uno de los más importantes ornamentos litúrgicos. Proviene de la túnica blanca que llevaban los griegos y romanos en tiempo del Imperio. Místicamente nos recuerda la pureza de corazón que ha de poseer el que la lleva, como la oración que dice el sacerdote al ponérsela: Hazme puro, Señor, y limpia mi corazón, para que, santificado por la sangre del cordero, pueda gozar de las delicias eternas . Si el amito significaba el lienzo con que fue cubierto el rostro de Jesús, el alba significa la vestidura blanca que le hizo poner Herodes.
3- Manípulo. El sacerdote, (y también el Diácono y el Subdiácono en las misas solemnes), lleva fija sobre el brazo izquierdo una corta franja llamada manípulo. Tiene su origen en un trozo de lienzo o pañuelo que antiguamente llevaban los cónsules y que agitaban en el aire para señalar el principio o fin de algún acto. También servía para enjugar el sudor o las lágrimas. El manípulo, que ha de ser del color litúrgico del día, debe tener en su centro, que viene encima mismo del brazo, una cruz que ha de besar el que lo lleva, tanto antes de ponérselo como después al quitárselo. Ordinariamente también suele ponerse una cruz a cada extremo, aunque no está propiamente mandado. Espiritualmente nos recuerda las buenas obras y que los trabajos y el dolor ofrecidos a Dios serán espléndidamente recompensados.La oración que el sacerdote pronuncia al ponérselo es: Merezca, Señor, llevar el manípulo del llanto y del dolor, para poder recibir con alegría el premio de mis trabajos. El manípulo significa las ataduras de las manos al ser azotado Nuestro Señor.
4- Estola. La estola fue en su origen una faja o banda que algunos llevaban como adorno o señal de autoridad y otros por necesidad. Sólo pueden llevarla los Obispos, Sacerdotes y Diáconos, aunque de un modo distinto cada uno. El diácono la lleva sobre el hombro izquierdo y la hace cruzar a su lado derecho sujetándola con el cíngulo. El Sacerdote, la lleva cruzada sobre el pecho, y el Obispo simplemente colgando del cuello, como también puede hacerlo el Sacerdote siempre que la lleva puesta encima de la sobrepelliz, como por ejemplo, cuando administra la Sagrada Comunión fuera de la Santa Misa. Su longitud, pues, debe ser suficiente para que, pasada por el cuello y cruzada por delante del pecho del Sacerdote, cada extremo, sujetado a ambos costados por el cíngulo, pueda todavía caer, resaltando sobre la blancura del alba. Espiritualmente, la estola puede recordarnos la dignidad de hijos de Dios que desgraciadamente perdimos por el pecado de Adán y Eva, y así, al ver que el sacerdote, que es nuestro representante ante el Altísimo, lleva la estola puesta, podemos gozosamente contar con que la divina gracia nos devolverá aquella dignidad y herencia que le corresponde, es decir, la eterna Gloria. La Iglesia hace pedir, al imponérsela el Sacerdote, la inmortalidad, perdida por el pecado, y el premio de nuestro último y feliz destino: Devuélveme, Señor, la estola de la inmortalidad, que perdí con la prevaricación del primer padre, y aún cuando me acerque, sin ser digno, a celebrar tus sagrados misterios, haz que merezca el gozo sempiterno . La estola significa las sogas con que Nuestro Señor fue arrastrado al Calvario.
5- Bolsa para corporales. En ella se colocan los corporales cuando no se han de
poner sobre el altar.
6- Cíngulo. Para que el alba, se adapte convenientemente al cuerpo del que la lleva y quede redondeada por su parte inferior sin que cuelgue por ningún lado, el clérigo se ciñe sobre ella un grueso cordón, el cíngulo, que puede ser blanco, dorado o del color litúrgico del día; el cual, fijado primero por delante y haciéndolo cruzar por detrás, vuelve simplemente a cada lado, desde donde cuelga hacia abajo el cordón que sobra, y que ordinariamente va rematado por una borla. Espiritualmente nos recuerda, según la oración que reza el sacerdote, la necesidad de luchar contra las bajas pasiones de la carne: Cíñeme, Señor, con el cíngulo de la pureza, y apaga en mis carnes el fuego de la concupiscencia, para que more siempre en mí la virtud de la continencia y castidad. El cíngulo significa las cuerdas con que fue atado Nuestro Señor en el huerto de los Olivos.
7- Casulla. Vestidura exterior de los sacerdotes, que se coloca encima de todos
los demás ornamentos. El ornamento propio del sacerdote durante la celebración de la Santa Misa y el más importante de todos es la casulla. Esta palabra, que significa tienda, dado que la casulla es de tela, viene a indicar que, así como la vela de una tienda de campaña la cubre totalmente, de igual modo la casulla -que ha de ser de seda, del color litúrgico del día, y también ornamentada como sea posible- cubría totalmente al sacerdote, el cual sacaba la cabeza por la abertura que para tal fin había en el punto central del mismo, y los brazos por los lados, quedando alrededor de los brazos amplios pliegues. Para aligerar esta incomodidad los ministros asistentes ayudaban al sacerdote, sosteniéndole un poco la casulla cuando éste había de alzar mucho los brazos, como en la incensación y en la elevación. (De ahí ha quedado la costumbre de levantar la casulla por detrás en el momento de la elevación). Con el tiempo, y a fin de evitar esa molestia, se fue recortando la tela de los lados hasta llegar a las casullas que véis en la imagen (la llamada casulla "romana") y que no llegan más que a los hombros. Espiritualmente, la casulla nos recuerda el suave yugo de la ley del Señor. La oración que reza el Sacerdote al revestirse de ella es: Señor, que has dicho: "Mi yugo es suave y mi carga ligera", haz que lo lleve de tal modo, que consiga tu gracia. Amén . La casulla significa el vestido de púrpura puesto a Jesús cuando le trataron en son de burla como rey.
8- Bonetes. Pueden tener estas dos formas: forma romana y forma española.
9- Dalmática. El último ornamente que visten, lo mismo que el Diácono el
Subdiácono, es la dalmática, holgada túnica de seda que corresponde al color litúrgico, acortada en su parte inferior y abierta un buen trozo por los lados. Se llama así por proceder de la Dalmacia. Antes la dalmática propiamente privativa del diácono; y el subdiácono, en lugar de dalmática, llevaba una pieza parecida, pero distinta, llamada tunicela, que solía ser un poco más corta y menos rica en sus adornos. Hoy son prácticamente iguales y tan sólo se distinguen por su ornamentación. Se aconseja al diácono y al subdiácono que, al revestirse, recen una oración que a nosotros puede servirnos también para poner piadosamente a
tono nuestro espíritu al verles revestidos de ella. El diácono dice: "Revestidme, Señor, con el ornamento de salvación y con el vestido de gozo; y cubridme siempre con la dalmática de la santidad" . El subdiácono: "Que el Señor me revista con la túnica del gozo y con el ornamento de la alegría" .
10- Cubrecáliz. Una vez dispuesto el cáliz para la Santa Misa, no se lleva al presbiterio ni al altar sin cubrirlo antes con una seda rectangular del color litúrgico del día, la cual, por esta razón, lleva el nombre de cubrecáliz. Puede estar ribeteada con un galón dorado y llevar también pintada o bordada una cruz griega, o sea, de brazos iguales, en su parte delantera; si lleva la cruz, ésta resulta visible cuando el cáliz está sobre el altar y cubierto, que es al comienzo y al final de la Santa Misa.
11- Corporales. A fin de asegurar enteramente que el contacto de Jesús
Sacramentado sobre el altar tenga las máximas garantías de limpieza, además de los blancos manteles que litúrgicamente deben cubrir el altar, antes de la Misa y antes de dar fuera de ella la Sagrada Comunión, como igualmente siempre que vayan a exponer el Santísimo, deben extenderse en medio de la mesa del altar los corporales, los cuales son como un pequeño mantel blanco de lino, de unos dos palmos y medio en cuadro que, doblado en cuatro dobleces, tiene nueve porciones iguales. Si bien pueden ir adornados con un encaje estrecho alrededor, no deben tener ningún bordado porque habiéndose de poner encima la Sagrada Hostia, ninguna partícula que pueda desprenderse de ella quede arrinconada en el bordado o pase debajo de los corporales. Aquí, más que en ninguna otra parte, hay que hacer prevalecer aquella norma práctica tan juiciosa: primero es la utilidad que la belleza.
12- Hijuela. Antes, los corporales eran mucho mayores que ahora, porque en la
Santa Misa, cuando ya había en el cáliz el vino con unas gotas de agua y el Celebrante lo había ofrecido en el Ofertorio, lo cubría con un extremo de los corporales para evitar que pudiera caer dentro ya fuese polvo, ya cualquier brizna u otra cosa; pero como que esto traía sus inconvenientes, se cortó del extremo de los corporales un trozo que venía justo para tapar el cáliz. Por dicha razón, este trozo cuadrado del mismo lino que los corporales y planchado como ellos, que va suelto dentro de sus pliegues para cubrir con él, al ser el momento, la copa del cáliz, se llama naturalmente hijuela, es decir, pieza originaria o que procede de los mismos corporales. Puede la hijuela tener encaje en los bordes, si se prefiere en la parte superior puede haber incluso algún bordado, pero no calados ni vainica en el dobladillo, puesto que su finalidad es cubrir la boca del cáliz, y podrían dejar pasar lo que precisamente deben impedir. Este gran cuidado, que jamás es extremado tratándose de lo que se trata, te indica que en las cosas referentes a Dios debemos conducirnos siempre con la máxima delicadeza.
13- Capa pluvial. Parece que antes, en las frecuentes procesiones que se hacían por los alrededores de los pueblos, los clérigos llevaban previsoramente para guardarse de la posible lluvia esta capa, que, además de cubrirles el cuerpo, tenía entre los hombros una capucha para poder cubrirse la cabeza si empezaba a
llover. Por esto, pues, aún hoy en día, por tal recuerdo a esta capa se le llama pluvial, o sea para la lluvia, y por la misma razón, en acuerdo de su origen, se le añade en su puesto adecuado una capucha. Conviene saber que es obligatoria, cuando se tiene, para ciertas ceremonias o bendiciones más solemnes, por ejemplo la bendición anual de las candelas, de la ceniza, de los ramos y del fuego nuevo; también debe llevarse en la bendición con la custodia durante la exposición del Santísimo, así como en una procesión eucarística. No es de uso exclusivo del Sacerdote, pero no pueden usarla los seglares.
14- Humeral o paño de hombros. Es el velo blanco que se usa para llevar el Santísimo Sacramento, reliquias, etc.
Los santos y la Misa
Santo Tomás de Aquino: "La celebración de la Santa Misa tiene tanto valor como la muerte de Jesús en la Cruz".
San Francisco de Asís: "El hombre debería temblar, el mundo
debería vibrar, el Cielo entero debería conmoverse profundamente cuando el Hijo de Dios aparece sobre el altar en las manos del
sacerdote".
San Juan María Vianney, el cura de Ars: "Si conociéramos el valor de La Santa Misa nos moriríamos de alegría".
Padre Pío: Cuando asistas a la Santa Misa, renueva tu fe y medita en
la Víctima que se inmola por ti a la Divina Justicia, para aplacarla y hacerla propicia. No te alejes del altar sin derramar lágrimas de dolor y de amor a Jesús, crucificado por tu salvación. La Virgen Dolorosa te
acompañará y será tu dulce inspiración.
Santa Teresa de Jesús: "Sin la Santa Misa, ¿qué sería de nosotros?
Todos aquí abajo pereceríamos ya que únicamente eso puede detener el brazo de Dios. Sin ella, ciertamente que la Iglesia no duraría y el
mundo estaría perdido sin remedio".
San Bernardo: "Uno obtiene más mérito asistiendo a una Santa Misa con devoción, que repartiendo todo lo suyo a los pobres y viajando por
todo el mundo en peregrinación