El Saqueo de Las Jubilaciones (Dic-1999)

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    Por Jorge Lorenzo Beinstein - 1 - Edicin Nro 6 - Diciembre de 1999

    Edicin Nro 6 - Diciembre de 1999

    El saqueo de las jubilaciones

    Por Jorge Lorenzo Beinstein

    Los aportantes a las administradoras privadas de los fondos de jubilaciones y pensiones (AFJP)

    son vctimas de la depredacin de sus ahorros y la mayor parte de los actuales jubilados

    perciben haberes miserables. El dficit previsional estatal lleg a dimensiones colosales y es la

    principal causa del endeudamiento. La "gran reforma previsional" es un mecanismo de saqueo

    de salarios y recursos pblicos que amenaza con hacer colapsar al Estado. Tambin en

    Francia se pretende que el sector pasivo har quebrar al sistema previsional, pero Ren Passet

    demuestra que el argumento es falso (dossierpgs. 22 a 25).

    l 5 de octubre pasado se anunciaba el alto rendimiento obtenido por los fondos previsionales argentinos

    durante el mes de septiembre, debido a la recuperacin de los precios de ttulos pblicos y acciones

    locales1donde las AFJP (administradoras privadas de los fondos de jubilaciones y pensiones) invierten elgrueso de los aportes de los futuros jubilados. Sin embargo, esta buena noticia haba sido precedida por

    una sucesin de informaciones alentadoras y desalentadoras, segn suban o bajaban esos papeles.

    Hacia mediados de octubre volvi la tristeza: el enfriamiento de Wall Street y la suba de las tasas de inters en los

    Estados Unidos dificultaban el financiamiento del endeudamiento estatal argentino y hacan descender las cotizaciones

    en la bolsa local. Ergo: el destino de las jubilaciones privadas depende estrictamente de los vaivenes especulativos de

    una Bolsa de Valores perifrica y del precio de ttulos pblicos de un Estado superendeudado, que para financiar sus

    dficits paga intereses usurarios.

    Pero incluso en el caso de que por algn suceso mgico los beneficios de los fondos previsionales se mantuvieran altos

    y estables, la situacin de los futuros jubilados no mejorara demasiado, a causa de las desmesuradas "comisiones" que

    las AFJP cobran a sus aportantes: del orden del 30%, constituyen las deducciones ms altas del mundo.

    Segn clculos recientes, un asalariado que hubiese cotizado regularmente desde el inicio del sistema2dispondra hoy

    de slo 85 pesos por cada 100 aportados. Si el mismo trabajador hubiera optado por poner su dinero en una cuenta

    bancaria de ahorro tendra ahora 118 pesos3. Este nivel de desahorro se produjo a pesar de los beneficios

    excepcionalmente altos conseguidos por las AFJP en una etapa signada por euforias burstiles y ttulos de deuda

    pblica que todava brindaban una buena rentabilidad. Si estos papeles descendiesen a los valores normales en los

    pases desarrollados se producira una degradacin an mayor; si cayeran de manera significativa debido al impacto del

    previsible retroceso de las bolsas occidentales, a la prolongacin de la recesin nacional, a una crisis de pagos externos

    de Argentina o a la muy probable combinacin de esos tres fenmenos, sera una verdadera catstrofe.

    A todo eso se agrega el hecho de que las jubilaciones pagadas por las AFJP no son en realidad "privadas" sino"mixtas". Una parte est compuesta por la capitalizacin de los aportes de los trabajadores (deducidas las

    supercomisiones) y otra, muy importante para los asalariados de menores recursos, por la denominada PBU

    ("prestacin bsica universal") abonada por el Estado, que a cambio cobra las "contribuciones patronales". Estas

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    ltimas han ido descendiendo por decisin del Poder Ejecutivo, con objeto de mejorar la rentabilidad empresaria.

    Las dificultades financieras estatales, la insensibilidad social del gobierno y las presiones del Fondo Monetario

    Internacional -que presiona para bajar el gasto pblico a toda costa- se han conjugado para empujar recortes a la PBU,

    o directamente su eliminacin. El Congreso nacional rechaz recientemente el tratamiento de proyectos de reforma

    previsional, enviados por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, que proponan reducir gradualmente la PBU y

    subir la edad de jubilacin de la mujer a 62 aos4. Las reglas de juego establecidas en 1993 (cuando se sancion la ley

    de reforma del sistema) han sufrido diversos intentos de alteracin por el mismo poder que las impuso, siempre

    buscando reducir gastos pblicos y empresarios en detrimento de los jubilados.

    Este panorama sombro contrasta con las satisfacciones obtenidas por los grupos financieros, que manejan un negocio

    muy concentrado. En diciembre de 1995 existan 24 AFJP, de las que slo cuatro absorban el 53% de la recaudacin5.

    En agosto de 1999 el total de administradoras se haba reducido a 14 y las mismas cuatro ms poderosas embolsaban el

    68% de la recaudacin.

    En esta ltima fecha el valor total de los fondos depositados en las AFJP desde 1994 (aportes menos comisiones ms

    capitalizaciones) llegaban a 14.500 millones de dlares, cifra claramente inferior a los 17.000 millones de dlares en

    aportes efectuados por los trabajadores durante ese mismo perodo. Un nuevo milagro liberal se ha concretado: losahorristas forzados del sistema privado perdieron unos 2.500 millones de dlares!

    Mientras tanto, las AFJP se apropiaron de "comisiones" por unos 5.000 millones de dlares, aparentemente destinados

    a cubrir distintas erogaciones, entre ellas gastos en "marketing" que, crase o no, alcanzaron los 1.500 millones de

    dlares. Sumados a los costos "administrativos" declarados (unos 1.000 millones de dlares) los gastos rondan los

    2.500 millones de dlares perdidos por los aportantes. Esta suma bien podra compararse con los 1.400 millones de

    dlares que en el mismo perodo gast el ente estatal de la seguridad social, la ANSeS, para administrar unas 3.200.000

    jubilaciones y pensiones (contra menos de 100 mil en el sector privado). La supuesta mayor eficacia de las empresas

    privadas respecto al sector pblico -uno de los ejes de la propaganda neoliberal- no se ha traducido en este caso en

    menores costos administrativos, sino en lo contrario y en la expoliacin de quienes deberan beneficiarse.

    Esto sin mencionar que el 28% de las comisiones cobradas por las AFJP (cerca de 1.400 millones de dlares) sirvi

    para abonar seguros de vida e invalidez que los aportantes estn obligados a contratar. As, el negocio resulta redondo

    para las compaas de seguros, pertenecientes por lo general a los propietarios de esas mismas AFJP (ms del 80% del

    conjunto de su capital accionario pertenece a bancos y compaas de seguros). Este tema, as como los desmesurados

    "gastos" en marketingy los no menos abultados "costos administrativos" merecen ser investigados a fondo por el

    nuevo gobierno.

    Dficit fiscal y penuria

    En realidad, todo el proceso de concepcin e implementacin de la reforma del sistema de jubilaciones y pensiones

    desde su puesta en marcha, a mediados de 1994, no ha sido otra cosa que la implantacin de un mega-mecanismo de

    saqueo de aportes previsionales y recursos fiscales. Tal vez no sera excesivo evaluar la hiptesis de la existencia deuna estrategia gubernamental explcita, acordada con los organismos internacionales tutores (FMI y Banco Mundial) y

    la elite financiera local y extranjera instalada en el pas, destinada a provocar una gran transferencia de fondos hacia

    esta ltima, reducir costos laborales y fabricar una gigantesca deuda pblica externa. Esta suposicin no aparece

    descabellada, dado el alto grado de voluntarismo desplegado por el gobierno saliente y el pleno conocimiento de lo que

    estaba ocurriendo realmente tanto por parte de las reas tcnicas involucradas (ministerios de Economa, Trabajo y

    Seguridad Social, etc.) como en las organizaciones internacionales mencionadas.

    Los funcionarios del FMI y los crculos neoliberales nacionales, aparentemente escandalizados ahora por el grado de

    endeudamiento, desequilibrio presupuestario y recesin de la Argentina, proponen ms reducciones del gasto pblico,

    mayor flexibilizacin laboral, etc. Pero unos y otros insisten en "ignorar" el mecanismo bsico que provoca el dficit

    en las cuentas del Estado y el deterioro del nivel de vida de millones de jubilados.

    Retrospectiva

    Al ponerse en marcha el nuevo rgimen, una serie de medidas compulsivas del Estado, acompaadas por un enorme

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    esfuerzo de propaganda, empujaron a la mayor parte de los afiliados de la seguridad social pblica a pasarse al sector

    privado. Aquellos trabajadores que no optaban por quedarse en el sector pblico (o sea, que no confirmaban de manera

    activa que deseaban quedarse donde estaban), fueron transferidos automticamente a una AFJP, con prohibicin de

    retorno al sector pblico. Similar mecanismo fue luego aplicado a los nuevos afiliados.

    Hacia fines de 1994 las administradoras privadas absorban el 48% del total de adherentes al sistema; el promedio

    anual para 1995 era del 61% y en 1998 alcanz el 73%. Ello implic una creciente transferencia de aportes hacia las

    AFJP y la consiguiente reduccin de los ingresos del sector pblico, que de todas maneras sigue pagando la casi

    totalidad de jubilaciones y pensiones.

    Esto se agrav en 1995, cuando la recesin y el descontrol oficial provocaron el aumento de la proporcin de

    trabajadores en negro y del porcentaje de afiliados que dejaban de aportar al sistema. En 1994, el 80% de afiliados al

    sector pblico (ANSeS) pagaban su cotizacin. En 1995 slo lo haca el 71%. En 1998, la cifra haba descendido al

    50%. Curiosamente, la respuesta del gobierno fue la reduccin de las contribuciones patronales a la seguridad social,

    con el argumento de que la rebaja sera un aliciente para el empleo y la disminucin de la evasin previsional. Pero el

    abaratamiento de las contribuciones no produjo el efecto positivo prometido: simplemente los que no cotizaban

    siguieron sin hacerlo y los que lo hacan pagaban menos que antes.

    El desajuste se acentu debido al traspaso (forzado por el gobierno de Carlos Menem) de numerosas cajas provinciales

    al nuevo sistema nacional, con lo que las AFJP lograron mayores fondos y el Estado aument su dficit. Segn las

    declaraciones oficiales, esta carga adicional sera de unos 800 millones de dlares, pero estimaciones ms rigurosas

    duplican esta cifra.

    Las transferencias de ingresos a las AFJP (aportes de los trabajadores) y a las empresas (menores contribuciones),

    sumadas a la creciente evasin previsional, causaron una cada de los recursos genuinos de la ANSeS que no pudo ser

    recuperada y en consecuencia el aumento del dficit estructural del sistema (recursos genuinos menos pagos de

    jubilaciones, pensiones y otras prestaciones).

    El dficit estructural fue creciendo de manera irresistible. Medido como porcentaje de los gastos en seguridad social, se

    constata que en el perodo anterior a la reforma, entre 1985 y 1992, se mantuvo en general por debajo del 25% 6, pero

    en 1994 super el 30%, en 1995 se acerc al 49% y en 1988 super el 52% (ver infografa, "El dficit creciente...").

    Este dficit ha sido cubierto mediante desvos de una parte de la recaudacin de impuestos nacionales (IVA, ganancias,

    combustibles, etc), de quitas a algunas de dichas recaudaciones que normalmente deberan ir a las provincias

    (coparticipacin federal), de ingresos de las privatizaciones o de simples transferencias del Tesoro Nacional. Pero esas

    extracciones, como es natural, desbalanceaban las cuentas y el rojo final del Estado terminaba por ser financiado con

    deuda pblica.

    As, la expansin del negocio de las AFJP y los subsidios previsionales a las empresas han sido posibles mediante

    enormes flujos de recursos fiscales del Estado nacional y de las provincias, achicando gastos sociales, de

    infraestructura, salarios de empleados pblicos, haberes de jubilados, programas de desarrollo regional, etc. El dficitfiscal creado ha sido la principal causa del crecimiento de la deuda externa.

    Vctimas directas de este saqueo han sido los jubilados y pensionados -que el gobierno prometi beneficiar con la

    reforma- porque cuando a nivel oficial se habl de acotar el dficit previsional la variable de ajuste fue siempre el

    ingreso del sector pasivo. Esto no es nuevo: en los aos 70 la dictadura militar produjo fuertes reducciones de esos

    haberes, que siguieron bajando durante los 80. Luego de una breve etapa inicial de recuperacin de los efectos de la

    hiperinflacin de 1989, en los 90 se mantuvieron en un nivel an mas bajo.

    Si se compara con el ao 1970, en 1984 la jubilacin promedio7era un 16% menor en trminos reales y, en 1998, un 23%

    inferior (ver infografa). Una de las consecuencias de la reforma fue la transformacin de la ANSeS y del PAMI en

    organismos de gestin de la penuria.

    Hubiera sido incoherente que semejante saqueo (uno de los ms importantes de la Argentina de los 90) no asumiera a

    nivel oficial las caractersticas propias de la poca. La "transformacin" se desarroll en medio de una interminable

    serie de enredos, sospechas de corrupcin y excentricidades de todo tipo. Mientras la mayor parte de los jubilados eran

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    condenados a sobrevivir en la miseria, los altos funcionarios a cargo de la reforma despilfarraban decenas de millones

    de dlares en contrataciones de asesores por tarifas descomunales8, consultoras y lujos diversos.

    El entonces ministro de economa Domingo Cavallo instal a un equipo encargado de implementar una de sus obras

    maestras. Se trat de un grupo pintoresco, integrado bsicamente por el ministro de Trabajo Armando Caro Figueroa,

    el secretario de Seguridad Social Carlos Torres y el inslito Director Ejecutivo de la ANSeS Bramer Markovic. El

    escndalo se desat a partir del descubrimiento de que este ltimo se atribua falsamente la profesin de "ingeniero". A

    partir de all se sucedieron las acusaciones de corrupcin. El diputado frepasista Jos Vitar denunci ante la justicia a

    esos tres funcionarios por malversacin de fondos pblicos, a causa de las contrataciones millonarias de consultoras sin

    previa licitacin. Denuncias parecidas realizaron los diputados Mary Snchez y Alfredo Bravo9.

    Alternativas

    El desbalance de la seguridad social se encuentra en el corazn de la crisis financiera del Estado argentino. Si en 1999

    se suma la recaudacin prevista de las AFJP (unos 4.500 millones de dlares) y la reduccin de contribuciones

    patronales, se alcanzan como mnimo los 7.000 millones de dlares. La recuperacin de esa suma por parte del Estado

    le permitira reducir de manera significativa el dficit fiscal y la expansin de la deuda externa podra ser frenada.

    Existen opciones menores que produciran alivios parciales. Por ejemplo, abrir la posibilidad de que los afiliados a las

    AFJP puedan ejercer plenamente su libertad de eleccin y retornar si as lo desean a la ANSeS. Esto permitira

    recuperar algunos cientos de millones de dlares y aumentar las jubilaciones ms bajas. Una estrategia agresiva de

    captacin de nuevos afiliados mejorara an ms las cuentas de ese organismo. Tambin es posible establecer algunos

    controles sobre las AFJP, obligndolas a bajar drsticamente las comisiones a por lo menos la mitad de su nivel actual.

    Sin embargo, la solucin de fondo es tcnicamente factible: la re-estatizacin de la seguridad social y el

    restablecimiento de las contribuciones patronales perdidas. Ejecutado de una manera eficaz y planificada, esto no

    tendra por qu provocar graves problemas administrativos ni tampoco perjudicar las inversiones productivas.

    Desde el punto de vista de la Seguridad Social pblica, esa reabsorcin de fondos achicara su dficit estructural a

    menos de la mitad, haciendo posible aumentos significativos de las actuales jubilaciones, por ejemplo llevar el mnimoa 400 pesos tal como reclaman los jubilados y mejorar las Asignaciones Familiares de activos y pasivos.

    El gasto operativo de la ANSeS -incluyendo los salarios de unos 5.800 empleados por cerca de 150 millones de

    dlares- llegar a 250 millones de dlares en 1999. Destinando slo el 9% de las comisiones que embolsarn este ao

    las AFJP, ese gasto podra ser incrementado en un 50%. Con unos 8.000 empleados la ANSeS podra prestar un buen

    servicio. Habra que agregar que actualmente ese organismo est superpoblado de gerentes, asesores de lujo, etc. Una

    reasignacin de esos gastos parasitarios, ms algunos pequeos fondos adicionales, permitira pagar bien a empleados

    tcnicamente idneos y de ese modo podra lograrse una rpida recomposicin.

    La recuperacin de las contribuciones patronales perdidas podra hacerse mediante la instalacin de un sistema de

    cobro inversamente proporcional a la capacidad de ocupacin laboral de la empresa. Eso beneficiara a las pymes, que

    por lo general son fuertes empleadoras, y ayudara a reducir la desocupacin.

    Entre los pequeos alivios mencionados y la solucin de fondo existen escenarios intermedios, como la

    limitacin-reduccin de la esfera de operaciones de las AFJP, bloqueando por ejemplo su implantacin en ciertas

    categoras de afiliados (empleados pblicos, trabajadores agrcolas, etc.) paralela al fortalecimiento del sector estatal.

    En todos lo casos se tratara de acciones de fortalecimiento del Estado y de los grupos sociales perjudicados por el

    modelo neoliberal, reduciendo el poder de las elites financieras.

    Las distintas soluciones, parciales o de fondo, no pueden ser concebidas como movimientos aislados. Su enlace con el

    problema de la deuda externa es evidente y tambin se encadenan con temas como el desarrollo de las pymes o el

    mejoramiento integral de los jubilados y otros sectores sociales sumergidos, lo que plantea a su vez la necesidad de

    fortalecer el potencial de intervencin del Estado, impulsar la redistribucin (desconcentracin) de ingresos, lareactivacin del mercado interno, la recuperacin de mrgenes importantes de autonoma nacional. En ltima instancia,

    es el modelo neoliberal el que aparece cuestionado.

    Salvo aclaracin, los datos econmicos presentados han sido elaborados sobre la base de informaciones estadsticas

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    originadas en la Secretara de Seguridad Social, la ANSeS y la Superintendencia de AFJP..

    "Las AFJP vuelven a ganar plata", Clarn, 5-10-99.1.

    19942.

    Roberto Navarro, "Un cumpleaos poco feliz", Pgina 12, 1-8-99.3.

    Daniel Gomez Lpez, "Reforma que qued sin consenso", Clarn, 27-9-99.4.

    Consolidar, Mxima, Orgenes y Siembra.5.

    Con la sola excepcin de 1988 (27,5%) pero tambin con aos relativamente "bajos" como 1987 y 1991 (16,5%).6.

    En este caso el trmino "jubilacin" involucra tanto a jubilaciones como a pensiones ordinarias.7.

    Por ejemplo el super-asesor Angel Perversi, con un salario de 18 mil dlares mensuales, o las extraas8.

    contrataciones de "consultores extranjeros" como en el caso de uno llamado Lou Enoff, proveniente de EE.UU, a

    razn de 1.500 dlares diarios, etc.

    "El uno para el otro", Pgina 12, 9-1-97.9.

    Caja chicaEntre 1994 y 1995 se realiz un "censo de jubilados" con el objetivo aparente de depurar el registro de la ANSeS de

    beneficiarios truchos. La tarea "cost" unos 40 millones de dlares. La enormidad de la suma y la falta de resultados

    concretos despert las suspicacias de algunos periodistas y varios diputados opositores El trio Armando Caro

    Figueroa-Carlos Torres-Bramer Markovic no tuvo entonces mejor idea que informar en una reunin de gabinete que

    gracias a ese censo haban detectado a unos cien mil falsos jubilados. El presidente Menem tom la idea al vuelo y con

    su peculiar sentido de las proporciones lanz a los medios de comunicacin la noticia de que sus sabuesos haban

    descubierto 300 mil jubilados truchos, cuya erradicacin de la lista de pagos permitira ahorrar unos 800 millones de

    dlares que seran destinados a subir los ingresos de la clase pasiva. Pasaron los meses, pasaron los aos pero nunca

    aparecieron los famosos delincuentes... ni los aumentos1.

    Segn ciertas estimaciones, las presuntas malversaciones (contratos millonarios de consultoras sin licitacin y de

    asesores de lujo, gastos de difcil justificacin en el Censo de Jubilados y otras desprolijidades) habran superado los

    150 millones de dlares, pero en realidad se tratara de una suerte de "caja chica", comparadas con la acumulacin de

    transferencias a las AFJP y de reducciones de aportes patronales que, a fines de 1999 superaran los 30 mil millones dedlares.

    1. Marcelo Zlotogwiazda, "Fiasco de 30 millones", Pgina 12, 17-9-96.

    Edicin Cono Sur

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