EL SECRETO DE LA FELICIDAD

Por: Ana Silva

He pasado mi vida buscando vivir en bienestar, estar en paz, y en armonía…

… En ese camino, encontré refugio en la danza.

Desde pequeña, las circunstancias de la vida (mis padres) me inscribieron en una academia de danza.

Desde mis primeros inicios en zapatillas de ballet, amé bailar.

El movimiento del cuerpo…

…la conexión con el sentir de la música,

Las posibilidades infinitas de expresión creativa que surgían a

partir de allí…

… hicieron que me enamorara cada vez más de bailar.

Bailar se volvió mi refugio, mi casa “segura”.

Bailaba todo el tiempo: en el colegio, en la casa, en las clases de la academia…

…desordenaba todos los muebles de la casa para tener más espacio para expresarme libremente…

y danzaba la vida…

…danzaba, “mi realidad”.

Como se trataba de un “refugio”, mi momento en la danza se convirtió con el tiempo en un escape de la realidad.

“Creía” que necesitaba de la danza para olvidar…

…mis penas, mi sufrimiento, mi estrés.

…se convirtió en la “droga” que

necesitaba para ser feliz.

Y como todo lo que hacemos con la intención de escapar de aquello que “creemos” la realidad, con los años dejó de apasionarme, y abandoné la danza.

En ese momento había reemplazado mi refugio por una casa nueva que se llamaba “trabajo”.

Y “creía” que; en ese refugio, tenía que ser “más”.

… ser “reconocida”

… “validada” por otros.

…y en ese refugio habían a veces dichas, otras veces, tristezas y desilusiones.

Durante años, “creía” que mi valía personal estaba en el trabajo que hacía…

…buscaba desesperadamente entregar lo mejor de mi en todo lo

que hacía.

…que si me esforzaba más, trabajaba más duro,

…iba a obtener ese “manantial de la vida” que se llama “reconocimiento”.

Y cuando; a pesar de mi extremo esfuerzo, ese “reconocimiento” no se daba, comenzaba con rabia desesperadamente a encontrar otro refugio en otro

trabajo.

… porque “creía” que el “problema” estaba en que “no me valoraban lo suficiente”.

Y como en el “asunto del trabajo” no me iba muy bien (contratos cortos, temporales), ansiando

desesperadamente un trabajo en contrato indefinido que me diera carro, casa y beca, y la “seguridad” que tanto

estaba buscando.

En vista de que en el “asunto” no me iba muy bien, y pasaba más tiempo “sin trabajo” que “contratada”;

comencé desesperadamente a encontrar otro “refugio” y encontré el…

… Yoga.

… y ¡wow!, me enamoré del yoga, como algunos años atrás me había enamorado de la danza.

Y me entregué al yoga con ahínco “creyendo firmemente” que en la práctica del yoga iba a encontrar mi felicidad.

Y como todo, una nueva “droga”; al pasar su efecto, y no ser una “paz permanente”, lo abandoné.

Y entonces; sin yoga y sin danza, encontré el ICG COACHING, y cuando comencé el curso me dije a misma

que eso era precisamente lo que necesitaba para ser feliz: SER COACH.

… y entonces la “droga” se volvió la “creencia” de que “cuando sea coach voy a ser feliz”.

Y comencé mi curso en el International Coaching Group, una institución dirigida por Karen Vega.

Mi intención al inicio era muy clara: “tengo que ser coach para ser feliz, para tener un trabajo, dinero, carro, casa y beca, y lograr todo lo que siempre he querido en la vida.

Con lo que no contaba (al inicio del programa) era que; en el proceso de formación, muchos paradigmas se iban a

romper en mi.

Y fue lo más cercano a creer que “la tierra es plana” y de un momento a otro darme cuenta que “¡wow!, la tierra es

redonda”

Muchas estructuras mentales fueron cayendo poco a poco; y con el tiempo (no fue un cambio de 180 grados,

más bien algo que se ha dado de manera gradual)…

…pero lo más poderoso de todo fue; entender, desde el fondo de mi alma, que había estado buscando en el lugar

equivocado eso que “creía no tenía”.

Buscaba afuera de mi, la felicidad que siempre había estado dentro mío.

Y ese fue el momento en el que el “castillo de naipes” se derrumbó.

Sigo en una curva de aprendizaje, explorando de manera curiosa todo ese poder y esa sabiduría que siembre ha

estado, está y seguirá estando dentro de mi.

Y revelar el secreto de la felicidad…

Ahora lo entiendo más como un “soltar”, como un “dejarse caer” y sumergirse en ese espacio dentro

nuestro en donde están todas las respuestas.

Ha sido un proceso de “dejar de”: hacer, pensar, creer, sentir, en la dirección de aquello que siempre “creía” era

“la realidad”.

Y despertar al hecho de que “SOY”: sabiduría, bienestar, felicidad, creatividad infinita.

Ahora vivo mi experiencia humana desde otra dimensión, más conectada con mi verdadera naturaleza.

Y en lugar de caminar “buscando refugios” afuera de mi, me divierto sumergiéndome en este espacio dentro mío

donde siento una conexión infinita con el universo, y desde donde se abren todas las posibilidades.

Y SI. Ahora “LO VEO”: estamos a un pensamiento de distancia de transformar nuestra vida para siempre.

¿Te gustaría seguir explorando conmigo este espacio?

Escríbeme a anaencontacto@gmail.com y coordinamos agendas.