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LA FEDERAClüN BRITANICA DEL CARIBE: EL TRASFONDO DE LAS INDIAS OCCIDENTALES * GoRDON K. LEWIS ** I L A Conferencia: de Londres de 1956 sobre 'la proyectada federación . de las posesiones británicas.del Caribe representa el clima» de un sueño que data de hace casi un siglo. La primera sugerencia de que hay constancia para la 'unificación de 'esos territorios fue hecha, apenas una generación después de la Emancipación, . en un apéndice añadido. en 1860 a las Lectures on Colonisstion and Colonies; dictadas en la Universidad de Oxford por Herman Merívale, del Ministerio de Colo- nias, entre los años 1839 y 1841. A pesar de su carácter cauteloso; naufragó en el mar de las envidias isleñas. Una generación más tarde fue continuado por el plan del Sr. C. S. Salmen para unir las quince islas británicas, el plan del Dr. de.Verteuil contenido en su libro sobre Trinidad que se publicó en 1884, la conferencia del difunto Vizconde de Elibank pronunciada en 19II ante el Comité de las Indias Occi- dentales en Londres y que fue escrita en su calidad de Administrador de San Vicente, y el Ebro que-el Dr. Meíkle publicó en 1912 y que, de modo sugestivo, tituló Confederation of tbe Britisb West lndies versus Annexation to tbe United State's of Americe. Existen, igualmente, nu- merososantecedentes representados por conferencias oficiales y extra- oficiales. La Comisión Real de 1882 recomendó una unión adminis- trativa en áreas tales como el servicio civil; la recaudación de derechos sobre el ron, los impuestos, las tarifas aduaneras, la administración de justicia y las comunicaciones postales y telegráficas. La Comisión de 1894 abogó por la unión siguiendo el modelo anterior, mientras que la de 1897 propuso un proyecto menos ambicioso, consistente en colo- * Traducción del inglés por Pedro Bravo Gala; ** Catedrático asociado en el Colegio de Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico. Ha sido profesor en las universidades de Chicago, California y' Brandeis. Es autor de numerosos artículos sobre el gobierno y el desarrollo constitucional de diver- sos países. Formó parte del grupo de· asesores de la Convención Constituyente de Puerto Rico. .. .

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LA FEDERAClüN BRITANICA DEL CARIBE:EL TRASFONDO DE LAS INDIAS OCCIDENTALES *

GoRDON K. LEWIS **

I

L A Conferencia: de Londres de 1956 sobre 'la proyectada federación. de las posesiones británicas. del Caribe representa el clima» de un

sueño que data de hace casi un siglo. La primera sugerencia de quehay constancia para la 'unificación de 'esos territorios fue hecha, apenasuna generación después de la Emancipación, .en un apéndice añadido.en 1860 a las Lectures on Colonisstion and Colonies; dictadas en laUniversidad de Oxford por Herman Merívale, del Ministerio de Colo­nias, entre los años 1839 y 1841. A pesar de su carácter cauteloso;naufragó en el mar de las envidias isleñas. Una generación más tardefue continuado por el plan del Sr. C. S. Salmen para unir las quinceislas británicas, el plan del Dr. de.Verteuil contenido en su libro sobreTrinidad que se publicó en 1884, la conferencia del difunto Vizcondede Elibank pronunciada en 19II ante el Comité de las Indias Occi­dentales en Londres y que fue escrita en su calidad de Administradorde San Vicente, y el Ebro que-el Dr. Meíkle publicó en 1912 y que, demodo sugestivo, tituló Confederation of tbe Britisb West lndies versusAnnexation to tbe United State's of Americe. Existen, igualmente, nu­merososantecedentes representados por conferencias oficiales y extra­oficiales. La Comisión Real de 1882 recomendó una unión adminis­trativa en áreas tales como el servicio civil; la recaudación de derechossobre el ron, los impuestos, las tarifas aduaneras, la administración dejusticia y las comunicaciones postales y telegráficas. La Comisión de1894 abogó por la unión siguiendoel modelo anterior, mientras quela de 1897 propuso un proyecto menos ambicioso, consistente en colo-

* Traducción del inglés por Pedro Bravo Gala;** Catedrático asociado en el Colegio de Ciencias Sociales de la Universidad de

Puerto Rico. Ha sido profesor en las universidades de Chicago, California y' Brandeis.Es autor de numerosos artículos sobre el gobierno y el desarrollo constitucional de diver­sos países. Formó parte del grupo de· asesores de la Convención Constituyente dePuerto Rico. . . .

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car las islas del grupo Barlovento bajo el gobierno de Barbados. Elinforme presentado en 1920 por el difunto Lord Halifax sobre los pro­blemas del área consideraba la federación como un objetivo necesario,pero.distante, El informe que en 1933 libró el "Comité para una Uniónmás Estrecha" sugería combinar los grupos de las islas de Barloventoy Sotavento en una colonia bajo un solo gobierno, pero los antagó­nicos intereses regionales de Antigua y Grenada destruyeron el pro­yecto. La Conferencia de las Indias Occidentales que se llevó a caboen Dominica en 1932 trazó aún otro plan para la federación, la mayorparte del cual, en sus detalles, era mucho más liberal que los acuerdosbasados sobre el Plan de Londres de 1953. El informe de la ComisiónMoyne, publicado en 1945, dio impulso a la idea y es digno de notarseque mucho de su entusiasmo por ella tuvo su origen en la ardiente de­fensa hecha por los grupos obreros y sindicales de las Indias Occiden­tales, especialmente en las deliberaciones habidas en ocasión del Con­greso Obrero de las Indias Occidentales y la Guayana Británica en'1938. La orden despachada el 14 de marzo de 1945 por el Ministrode Estado pata las Colonias dio el impulso final a este sueño. La sub­siguiente Conferencia de Montego Bay, celebrada en 1947, aceptó elprincipio fundamental de una federación en la cual cada una de laspartes constituyentes retendría control absoluto sobre todas las materiasque no fuesen específicamente asignadas, siguiendo el modelo austra­liano, al gobierno federal. Como resultado de esas recomendaciones,se creó más tarde el "Comité para una Asociación Permanente másEstrecha", presidido por Sir Hubert Rance, con objeto de que trazaseun bosquejo de la estructura federal. La Conferencia de Londres de1953 fue la escena donde se produjo el acuerdo formal de los terri­torios para la aceptación del convenio de federación. La Conferenciade Migración de 1955, celebrada en Trinidad, dio solución al delicadoproblema referente al movimiento de personas dentro de la federación.El toque final fue dado por las decisivas medidas adoptadas por laConferencia de Londres de 1956.1 Lo que aún resta por hacer estribaen la formidable tarea de llevar a cabo la transición del viejo al nuevorégimen y del establecimiento del gobierno federal en todas sus ramas.La índole de esta tarea se analiza en los informes de los tres Comisio­nados pre-federales."

1 West Indies. Repon of tbe Closer Union Commission (Londres. abril 1933);·BritishCaribbean Standing Closer Association Committee Repors (Londres: 15)48-49);Report by tbe Conjerence on West Indlan Federation, Crnd. 8837 (Londres: HMCO,1953); The Plan [or a British Caribbean Federation, Cmd. 8895 (Londres: HMCO, 1953);.Report on tbe Conjerence on Movement of Persons within a British Caribbea» Federation(Puerto España, Trinidad: 1955); Britisb Caribbean Pederation, Repon of tbe 1956 Con-[erence, Cmd, 9733 (Londres: HMSO, 1956). .

2. The Plan [or ti. Britlsb .Caribbean Pederation. Repon of tbe Fiscal Commisioner,Crnd. 9618 (Londres: HMSO, die. 1955); Repon of tbe Civil Service Commissioner, Cmd.

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Se trata, en cualquier caso, de una empresa atrevida. Federarquince unidades cuando se trata de sociedades isleñas, desparramadasen un vasto archipiélago y separadas por cientos de millas, no es unatarea insignificante y presta al grupo federal características singulares,desconocidas en empresas federales anteriores. El hecho de que Tri­nidad y Jamaica están separ.adas por una distancia de mil millas fueconsiderado, hace una generación, en el libro de Lord Elibank,comorazón suficiente para justificar la exclusión de esta última isla de suproyecto, y no es exagerado afirmar que el actual proyecto sólo ha sidoposible debido al notable desarrollo de las líneas aéreas comercialesen las últimas décadas. Todas estas islas se muestran característica­mente isleñas en sus actitudes y son celosas de sus prerrogativas; viviren medio de la peculiar incongruencia de su' sociedad durante algúntiempo supone tanto como saborear los recelos localistas que existíanen Inglaterra a principios de la era victoriana. Desde luego que se pue­de hablar, como 10 han hecho observadores tales como W ..M. MacMi­Han y el Profesor Simey, del desarrollo de una conciencia social comúnen las Indias Occidentales. Sin embargo, un desenvolvimiento económi­co independiente, unido al control de tarifas Y' a los escasos medios detransporte, han paralizado eficazmente, hasta la' fecha, el desarrollode un sentimiento regional fuerte. El aguijón de los intereses econó­micos atrae la atención local hacia los grandes países metropolitanos,bien se trate de Canadá, el Reino Unido o los Estados Unidos, hacialos cuales desemboca en su mayor parte el tráfico y el comercio, másque hacia las islas vecinas. Las anomalías, muchas veces cómicas, queson consecuencia de este hecho, en materias tales como el correo, losservicios aéreos y marítimos o la educación superior, son bien cono­cidos por cualquiera que viaje por el Caribe. La mayor parte del trán­sito intrainsular se limita todavía, eh efecto, a las visitas de funcio­narios o de equipos de cricket. Tampoco ayuda a aliviar la drnpresio­nante pobreza del área las formas ilógicas en que frecuentemente cris­taliza su estructura política y económica; para hablar de un ejemplo to­mado de las posesiones holandesas en el Caribe, podemos fijarnos enel nuevo Estatuto Real de 1954, que intensificó la dependencia polí­tica y constitucional de las Antillas holandesas con respecto a La Haya,aun cuando la industria de refinería del petróleo de Aruba y Curacaodepende en su totalidad de la corriente de petróleo crudo que viene deVenezuela. Por 10 que se refiere al sector británico, señalemos la ano­malía representada por las Islas Vírgenes británicas, .las cuales,aunquegobernadas por un presidente británico, dependen totalmente, en la

9619 (Londres: HMSO, die. 1955); Repon of tbe Judicial Commissioner, Cmd, 9620(Londres: HMSO, die. 1955).

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existencia precaria que arrastran, de vínculos familiares y económicoscon la isla norteamericana de Santo Tomás, lo cual nos muestra que laprueba más difícil a que se someterá la federación consistirá en sucapacidad para prestar ayuda a esas islas más pequeñas para que pue­dan salir de su desesperada situación económica. Como consecuenciade ello, la sociedad de las Indias Occidentales es furiosamente localista.A todo lo cual, debe añadirse el hecho de que la federación ha sidofrecuentemente considerada como Una invención del Ministerio de, Co­lonias para traspasar la responsabilidad de los hombros imperiales alos de las Indias Occidentales, prejuicio que aún hoy se encuentra; loshabitantes de las Indias Occidentales parece que todavía no han olvi­dado que el liberalismo gladstoniano, representado por concienzudosfuncionarios coloniales del estilo de Sir Henry Taylor, consideraba alas colonias como ruedas de molino que colgasen del cuello de la me­trópolis. La opinión pública que apoya el nuevo movimiento tiende aser, como resultado, una opinión de la pequeña burguesía y aplenashay pruebas de que, hasta la fecha, haya sido capáz de apoderarse de laimaginación popular. Tampoco se nota un gran entusiasmo por elsueño de alcanzar el status de Dominio, que, según algunos, surgirácomo resultado lógico de 'la federación. La anglofilia de las masasde las Indias Occidentales es, realmente, más cuestión de hábito que deconvicción. Sólo hace una generación, cualquier viajero americano condotes de observación, podía ver cómo las clases obreras de las islasparecían estar más bien' en favor de la idea de una anexión con losEstados Unidos,en la vaga creencia de que el sistema norteamericanoconsideraría las aspiraciones propias de la clase obrera con más ~ene­

rosidad que el británico, excepto en el dudoso problema referente a la"barrera del color"." Quizá hoy no sea éste el caso, cuando despuésde varios años de inversiones en el desarrollo y la seguridad social delas colonias, se ha revelado que 'los ingleses van dándose cada día máscuenta de cuáles son sus responsabilidades imperiales hacia las áreas"atrasadas", Sin embargo, existe todavía gran susceptibilidad entre elpueblo de las Indias Occidentales sobre la conducta de los que dirigenla Hacienda imperial. La advertencia hecha por el señor Adams en elsentido de que el pueblo de las Indias Occidentales debe cuidar que lafederación no signifique la entrega en cuerpo y alma a la Hacienda delReino Unido, es prueba de que, para muchos de ellos, el experimentofederal va a ser juzgado menos por sus ventajas específicamente polí­ticas que por sus ventajas económicas y por la prontitud con que losbritánicos estén dispuestos a revisar sus conceptos tradicionales por lo

3 Harry A. Franck, Roaming tbrougb the Westlndies (Nueva York: The CenturyCa., 1920), pág. 485. . . . . .

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que se refiere a las relaciones existentes entre libertad constitucional ydependencia financiera,"

El aislacionismo del Caribe se refleja, a su vez, len el hecho de quesu conformación política y constitucional se asemeja a un- abigarradomosaico. El desarrollo constitucional y político se ha producido de modomarcadamente desigual en las diferentes partes. Como resultado, seofrece Una gran disparidad en el grado de complicación política den­tro de la región. En Barbados, los poderes reservados del GobernadorGeneral se reducen a un veto inoperante y desusado, mientras que en lafederación de las islas de Sotavento aquéllos son mucho más efectivos.Si bien se han producido recientes y rápidos progresos en la estructuraconstitucional de Jamaica y Trinidad; en la primera se ha desarrolladoun gobierno de gabinete a partir de la Constitución de 1944, mientrasque la última ve todavía medio paralizada su vida política por el viejosistema de un Consejo Legislativo cuasi-representativo que impide acualquier 'líder hablar con autoridad decisiva por encima de sus colegas.La adopción del sufragio universal .durante la última década ha ve­nido, hasta cierto punto, .a rectificar la notoria debilidad del sistema degobierno colonial de la Corona. Muchas de esas debilidades continúanexistiendo, sin embargo: el insalvable conflicto entre las cámaras legis­lativas, más o menos populares y los consejos ejecutivos de la Admi­nistración; lo pernicioso del sistema de designación por nombramiento,que trae, casi como consecuencia automática, el que un jefe políticopierda la confianza de la masa de sus seguidores una vez que llega a_ocupar el puesto; las especiales dificultades en que se mueven los Go­bernadores, quienes deben mantener un cuidadoso equilibrio entre elMinisterio de Colonias, por un lado, y la sensitiva legislatura local,por el otro; el abuso público en el nombramiento de funcionarios; élbelicoso espíritu de una oposición perpetua e irresponsable que esterí­'liza, por su parte, la posibilidad ya sea de cualquier cooperación salu­dable entre el ejecutivo y el Legislativo, ya sea la existencia de un lide­razgo ejecutivo audaz, y por último la retención de funciones talescomo la de policía y la judicial bajo el control oficial, han venido frus­trando el desarrollo de un gobierno interno y local autónomo. Algunoscríticos de la federación, como consecuencia, han sugerido que el trán­sito a la federación sea acompañado, o incluso precedido, por la con­cesión de una total autonomía en el gobierno, al menos por lo que serefiere a los asuntos internos de las colonias. Esto constituye el meollode la crítica del Dr. Eric Wil1iams, de Trinidad, y, en parte, del memo­rándum "Open Mandate" de "siete puntos" del Sr. Manley, de Jamaica.

'4 House ól Assembly Debates. Offkial Report, Sesión 1950-51 (Bridgetown, Bar-bados, BWI: 5 de nov. 1951), Col. 1232. . .

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La razón estriba en que establecer un gobierno federal, por ejemplo, conamplios y mal definidos poderes reservados para su Gobernador Gene­ral, en una época en que el cargo de Gobernador General dentro delsistema colonial de la Corona está siendo reducido gradualmente a unaespecie de monarca constitucional en un país democrático, constituye,sin duda, una manifiesta anomalía eh la estructura constitucional. Lacrisis de 1953 en la Guayana Británica ha dilatado sin duda el procesohacia la autonomía. Pero esto no puede durar mucho tiempo y se reco­noce generalmente que un retorno al tipo de constitución anterior a1953, o al antiguo modelo de un consejo legislativo en el que la mayo­ría sea designada por nombramiento, representaría un paso hacia atrás.La concesión de la federación significa -a pesar de que, como revelaen sus detalles, todavía retiene mucho de la actitud colonial propia delantiguo sistema -el reconocimiento del hecho fundamental de que elpueblo de las Indias Occidentales ha pasado de la etapa de paterna­lisrno Imperial a la de democracia política. Cuando incluso la IglesiaAnglicana colonial refleja el espíritu del cambio -en 1955 la Iglesiade Inglaterra nombró como Obispo de la diócesis de Jamaica al primercandidato nativo en los trescientos años de su historia en la isla ---"1esevidente que la sociedad, en su conjunto, está rompiendo los grilletesque la hacían depender del exterior en cuanto a la provisión de líderes.

De todo esto se deduce que, a pesar de cuanto orgu'llo y prejuiciopropios de la vida isleña pueda haber, los habitantes de las Indias Occi­dentales tendrán que acabar cediendo ante la lógica del argumento delos federalistas. Historia, economía, comunicaciones, refuerzan la lec­ción de que, de algún modo, las islas compartirán la misma suerte. Escierto, que de la lec-tura de los numerosos debates que sobre este temase han llevado a cabo en las asambleas legislativas desde 1945, sededuce dolorosa, pero claramente, la existencia de una mentalidad in­sular egoísta. Es verdad también que la lucha que se desarrolló sobreel lugar en que establecer la proyectada capital federal fue una desa­gradableexhibición de intereses mezquinos en conflicto, la cual muybien podía volver a representar en el Caribe la comedía de la disputaacerca de la capital federal de Australia en 1901. Sin embargo, la lógicaestá, desde luego, de parte de los optimistas, como el señor Gómez, deTrinidad. Las Indias Occidentales no son un área ricamente dotada.Ninguna isla es 10 suficientemente grande o rica como para mantener,por sí sola, el grado de poderío económico y técnico que se requierepar.a obtener una mejoría significativa en productividad o en estabilidadeconómica. Las unidades más pequeñas, especialmente, no pueden es­perar elevarse muy por encima de una existencia marginal en recursosfinancieros, como no sea por medio de Una cooperación regional con las

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demás; leer la historia de los planes locales de desarrollo industrialproyectados para una pequeña economía, tal como la de Antigua, esdarse cuenta de los peligros escondidos en una autosuficiencia sentí­mental y azarosa. La economía del área, en su totalidad, es débil yvulnerable. A pesar de los esfuerzos realizados hacia una industria­lización de segundo grado, pasará mucho tiempo antes que llegue a seralgo más de lo que es en el presente, una sociedad cuyo nivel de vida­depende del precio mundial de sus productos agrícolas y que, por con­siguiente, 'está a merced de factores del comercio mundial que no estáen sus manos controlar. Es sugestivo, por tanto, que el estado de suscosechas principales -azúcar, café, cítricas, plátanos- dependa deacuerdos de comercio preferente con el Reino Unido, e, igualmente,sugestivo que p.ara asegurarse la garantía de precios y mercado parasus exportaciones, sólo ha llegado a conseguirlo -como ocurrió en lasconversaciones de 1955 sobre cítrlcas~ por medio de una zepresen-'tación regional concertada. Por caminos diversos, tal cooperación haido creciendo entre las dependencias del Caribe. El trabajo del Comitéde Economía Regional, desde su origen en 1949, ha sido como unaadvertencia sobre la necesidad que hay de organismos federales, por·que sin su continuado esfuerzo no existiría hoy un Comisionado de Co­mercio de las Indias Occidentales en Londres, un Servicio de Embarquede las Indias Occidentales y una maquinaria apta para las negociacionescon el Gobierno del Reino Unido. Puede decirse que en todo sectorimportante se han desarrollado nuevas formas de colaboración funcio­nal. La Organización para el Des.arrollo y el Bienestar en Barbadosha provisto un centro para la investigación de problemas comunes, espe­cialmente en materias de educación y servicios sociales.. La normali­zación de la moneda ha sido obtenida finalmente a través de la acciónregional. Los productores principales de toda el área han creado di­versos organismos para la contratación y 'la conquista de mercadosextranjeros. Institutos de investigación tales como la Estación de Cul­tivo de la Caña de Azúcar en Barbados y, el, aún más famoso, ColegioImperial de Agricultura Tropical, en Trinidad, vienen trabajando paratoda la región. La Universidad de Mona llegará a ser, Con toda segu­ridad, en los años venideros, un semillero de administradores para elgobierno federal. La unificación de los servicios públicos de la regiónha sido prevista en el Informe Holmes de 1949, s,i bien al no dar solu­ción al problema de un escalafón unificado y de sueldos básicos comunes.-indispensable para un servicio civil federal- hace que, ahora, en al­gunas de sus partes, resulte anticuado. Si damos un paseo por la KentHouse, nos daremos cuenta de la gran cantidad de investigaciones quehan sido llevadas a-cabo por la Comisión del Caribe para los problemas

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:'ecolióínicos;de la 'agricultura' del: áreá, Ld que se necesita ahcras-sebte-cualquiér otra 'cosa; es una estructura gubernamental que, posea.labuena'voluntad 'Y ef·poder necesariosopara traducir esa sabiduría en realidadpülítita,paraáplicar las recomendacioneshechas por la legión deespe­eialistas que; ha inundado .las Indias :Occidentales por tantotitempo.:~Ex.iste .Ía necesidadapremiante ,.,.,.,.leemo~ en 'eL Informe Rance-e-de'4fearalgún organismo que pueda hablar :y actuar con autoridad, .plenoconocimiento yrapidez.en nombre de toda.Ia región y en un amplio,campo de actividades, de las cuales, la contratación comercial sería: sólo.el. ejemplo más prominente. Esto; exige que se trate de un organismoquepuedaactuar por .propio derecho; yno por delegación, de otros, y,suj.eto a su confirmación. Ello, a su vez, requiere un órgano .delibe­.nante plenarnente.representativo, del cual se derive la necesaria auto­,~údad -es decir, una legislatura en la cual los representantes--diseota­mente elegidos.porélpueblo de la región; tengan voto predominante"."-Esa.necesidad, que durante tan largo tiempo parecía sólo de.una visión,está siendo ahora rápidamente' realizada.ol-la sido una visión a cuyoservicio muchos de 'los líderes de las Indias Occidentales ---:Rawle yCipriani, Renwick y Marryshow- consagraron sus vidas .de devotoesfuerzo. Es justo que, a medida que las Indias Occidentales asisten:aun nuevo alumbramiento de la libertad, su contribución sea generosa-.mente recordada. " '

II

,Las formas de gobierno, sin embargo, son consecuencia de las.funciones de gobierno, porque en política, como en la naturaleza, es lafunciónIaque determina la forma. Los fines que la nueva estructura

:gubernamental de las Indias Occidentales deba perseguir, son, porlotanto, del mayor interés para nuestro análisis. "El Estado -escribióBurke, en uno de sus más famosos textos~ debe ser considerado comoalgo más eminente que un contrato de sociedad para el negocio de'pimienta, café, calicó o tabaco, 9 parecido tipo de baja especulación,. establecido para satisfacer mezquinos intereses temporales y para serdisuelto según el capricho de las partes". Muchas de las discusiones-habidas en 'las Indias Occidentales acerca del proyecto de federación'han tendido a caer en la cortedad de miras contra la cual Burke tannotablemente protestaba. Ha sido aplaudido como el medio adecuadop,ara rehabilitar las economías locales o crear un solo bloque comercial

1) Britisb Caribbean Standing Closer Association Commlttee Repon, par. 19 (1948­1949) ,

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en el.mercadornundíal, O atraer más: capital mversionista.s.La-saludeconómica es, desde luego, un ingrediente importante del. bienestar hu­mano. Sin embargo, mucho del idealismo)': de las gtandesoportuni·dades existentes, se perderán si nose acierta. ti ver.en toda su amplitud;que e,1 establecimiento de la nueva forma de .gobierno-apunta, comoobjetivo más' alto, .nada menos que.a la reconstrucción de la sociedadde las Indias Occidentales.." Desde que se publicó el libro proféticodel-Profesor Maclvíillan,IP'arninKfrom tbe West lndies; hace cosa de veinte años, 'se ha reco­nocido siempre como un hecho indiscutible la debilidad de la sociedaddel Caribe. Es la opinión común que el haber retrasado hasta 1945 lapublicación del-Informe de la Comisión Moyne de 1939 fue debido ;aque· constituía 'un arma ideal para la propaganda 'enemiga en contradel imperio colonial. Gran cantidad de este Informe constituye aún unfiel reflejo' de-la vida de ·las Indias Occidentales. Sus campesinos yobreros viven en la mayor pobreza, aliviada sólo por el sol tropical.Enfermedades crónicas y males endémicos, viviendas.-rudimentarias,bajonivel educativo, especialmente en las zonas .rurales, una gran cano.tidad de desempleo e "infraernpleo", son·rasgos característicos de suexistencia. Las ciudades en las que les ha tocado vivir, en su conjunto;son feas y construidas sin ningún plan; 'las barriadas más pobres-deciudades tales como Puerto España, Georgetown y Bridgetown son con­glomerados de hambre; enfermedades e ignorancia. La clásica herenciade la esclavitud -la identificación del trabajo manual con un statussocial ínfimo- todavía subsiste, de tal modo que las industrias agrícolasde la región se ven paralizadas como consecuencia de la preferenciaque los trabajadores muestran por trabajos "respetables", "de cuelloblanco"." Debido a que las instituciones oficiales han hecho muy pocopor encauzar la capacidad de las gentes para fines de carácter social.las masas se han inclinado hacia sectas como la de 'los "exclamantes"o los Ilrastafaris" que les conforten en su desconsuelo. Extremos deriqueza y pobreza han producido, usando 'una frase de Platón, ha unasociedad sino dos, para que así en cada isla sea posible pasar, casi sintransición, de la elegancia propia de una estancia georgiana a la feal­dad de un barrio de chozas. Las casas ochocentistas de Savana, enPuerto España, y las mansiones señoriales de Barbados revelan gustoy elegancia, pero un gusto y una eleg.ancia que se reservan para lospocos; tampoco se ha desarrollado, hasta la fecha, una amplia clasemedia local que esté en condiciones de cruzar el abismo entre las dossociedades y l'leg.ar a ser, en palabras de Aristóteles, la salvación del

. 6 Simon Rottenberg y Nora Siffleet, Report on Unemployment in tbePresidency 01Antif!.ua (Antigua, Leeward: Departamento del Trabajo, 1951),págs. 9-10. '

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Estado. Como resultado, el proletariado de las Indias Occidentales hasido arrastrado hacia 'las tabernas y los hipódromos, como lugaresdonde refugiarse, y, de este modo, ha adquirido hábitos personalesy sociales que ni aun el prestigio victoriano de las iglesias ha sidocapaz de romper. Ha tenido poca oportunidad de ver o gozar las be­llezas de toda su región, ya que el viajar se ha reservado para las clasesricas y para los funcionarios, mientras que la migración de la claseobrera ha sido siempre en busca de trabajo y no de placer. El traba­jador promedio de las Indias Occidentales, como los miembros de laComisión Moyne notaron, ha permanecido,en verdad, confinado másestrictamente a su propia isla que atado estaba a su parroquia el tra­bajador inglés en la etapa más rígida de 'las Leyes de Asentamientoy, de este hecho, resulta el sentimiento de amarga frustración que elviajero percibe, especialmente entre los jóvenes con ánimo aventurero.Debido a que se ha hecho tan poco para elevar los niveles de vidadel pueblo (no deja de ser una coincidencia irónica que el establecí­miento de planes y fondos para el desarrollo de la seguridad socialde las colonias tuviese justamente lugar 'en 1940, cuando más neceositado estaba el Gobierno británico de la ayuda de los pueblos colo­niales), la atmósfera social que se respira en muchas de las islas esuna atmósfera de deprimente apatía que acepta la ausencia de espe­ranzas en una vida mejor casi más como un Ley de carácter social quecomo resultado de una determinada estructura social. Ciudades comoCastries, Santa Luda, Kingstown, San Vicente, no son sino pequeñosy pretenciosos centros comerciales, controlados por comerciantes y mer­caderes y, si donde permanecemos durante algún tiempo es en unasociedad decadente tal como la de Antigua, sentiremos el letargo capazde devorar a toda una comunidad cuando se ha perdido el senti­miento de la esperanza. El juego y la prostitución, en tales condiciones,llegan a convertirse en válvulas de escape para los solitarios, los frus­trados y los indolentes. "Es fácil condenar, y uno siente pena al hacer­lo, la futilidad de tal despilfarro -leemos en el Informe Moyne­pero no hay más remedio que reconocer que es resultado lógico de lanatura'! necesidad de excitantes que deben sentir quienes gozan de pocasdiversiones, y una manifestación de ese soñar con dinero llovido delcielo que tan frecuentemente atrae a aquellos cuyos mejores esfuerzospara crearse una situación económica desahogada fracasaron"." El fac­tor sexual de la vida adquiere, a su vez, una exagerada importancia;por algo el calipso de Trinidad es, en el mejor de los casos, una vigo­rosa mezcla de sátira social y de imaginación obscena. Sociedades is-

7 Report, Jj7est Indiá¡l ROJal Commission Cmd, 6607 (Londres: HMSO, 1945)"pág. 34, pár, 13.

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leñas que pudiendo haber sido, por sus prodigiosos dones naturales,de los lugares más bellos del mundo, se han convertido en informesmasas de pobreza y miseria tropicales que, desde hace poco, van dán­dose gradualmente cuenta del gran abismo que separa la realidad y laleyenda de las Indias Occidentales y tratan de hacer algo que ayudea cruzar el abismo.

En gran medida, por supuesto, todo ello 'es una herencia de lahistoria de las Indias Occidentales. No es exagerado afirmar que elactual descontento de la región data de la histórica transformaciónoperada, como consecuencia de la Emancipación y el libre cambio, en elsiglo diecinueve. La Emancipación destruyó la base esclavista de laeconomía colonial, mientras que el libre cambio privó a los colonosde la posición privilegiada de que habían gozado, durante dos siglos,en el mercado mundial del azúcar. Tales cambios exigían nada-menosque una renovación en la psicología con que enfrentarse al desafío deuna nueva sociedad, pero ni las clases locales dirigentes, ni, a largoplazo, el Ministerio de Colonias, mostraron estar listos a aceptar taltransformación, o darse cuenta de la tarea que tenían por delante.Ya que si, por un lado, gobernadores capaces, como el GobernadorHarris, 'y funcionarios coloniales con imaginación, como el gran SirJames Stephen, la percibieron, sus esfuerzos se frustraron por efectodel liberalismo manchesteriano, fácilmente inclinado a suponer 'que elsistema de libre contratación transformaría automáticamente a los escla­vos liberados en obreros activos; mientras, que por otro lado, ningunaclase social en las islas produjo líderes capaces de hacer frente a lacrisis con visión política. El libro del señor Curtin acerca del períodoposterior a la Emancipación, titulado Two [amaicas, muestra cómo lamutua desconfianza entre blancos y negros desarraigados perpetuó ladesarmonía en una sociedad en la cual quizá sólo los mestizos se sen­tían verdaderamente en su casa. Los esclavos liberados, como reaccióna la antigua explotación, reincidieron en hábitos de trabajo que noeran difíciles de ser denunciados por los blancos como muestra de laper¡eza negroide. Los patronos, a su vez, utilizaban su todavía intactopoder para sabotear el ascenso social del nativo valiéndose para ellode la importación de trabajadores contratados en las Indias Orientales.Se hizo muy poco para despertar en los campesinos la creencia de quelas instituciones gubernamentales existían para su beneficio; la abdi­cación, por ejemplo, por parte del Estado de sus responsabilidades edu­cativas, fue compensada sólo por el trabajo llevado a cabo por lasiglesias cristianas, lo cual explica el gran respeto de que todavía gozael clero en la sociedad de las Indias Occidentales. La clase gobernanteinglesa estableció en la administración colonial" es verdad, modelos

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de dedicación e incorruptibilidad que serán de valor incalculable parael nuevo gobierno federal; ni siquiera un gobernador como Eyre alcanzólas dimensiones de un Warren Hastings. Pero, como clase, siempre'permanecieron distanciados de aquéllos a quienes gobernaban. No seconvirtieron en parte integral de 'la vida local, como hicieron los fran­ceses en Martinica o los 'españoles en Cuba. Despertaron respeto, perono afecto, Resultado final de todo ello ha sido, y todavía lo es engran medida, la ausencia de modos viables para la reconstrucción de lavida en las Indias Occidentales siguiendo 'líneas democráticas. El bienconocido comentario hecho por Lord Harrisen 1848 -"el problemaes ahora éste: se ha liberado una raza, pero no se ha creado una so­dedad"- continúa siendo un desafío a los líderes delas Indias Occi­dentales. Puede haber poca duda de que la tarea principal de la nuevaFederación será el formular alguna gran respuesta a ese desafío. Laúnica' justificación para establecer la complicada y costosa maquinariaque se considera necesaria para sostener la rutina federal en una so­ciedad tan pobre es, como ha señalado un competente observador delas Indias Occidentales, que tenga algo que ofrecer para enfrentarsecon los problemas básicos de la sociedad de las Indias Occidentales."

No existe duda alguna en cuanto a cuáles sean esos problemas.Existe, en primer lugar, la necesidad de un audaz programa de plani­ficación económica con que hacer frente a los problemas del mono­cultivo, 'el sistema de propiedad Iundiaria, 'la conservación de los suelos,la migración y, quizá el más importante, la industrialización. Existe, ensegundo lugar, la necesidad de resolver la notoria desintegración ydesarmonía existente en el conjunto de la sociedad de las Indias Occí­dentales y que es producto de su estructura racial y, clasista, porquenada resulta más deprimente, aun para el visitante de paso, como ladesagradable agresividad, tan característica de la personalidad del Ca­ribe británico, que se manifiesta entre clase y clase, individuo e indi­viduo, blanco y negro, oriundo de las Indias Orientales y mestizo. Exis­te, finalmente, como reconocimiento de una nueva fase en la historiadel Caribe, la necesidad de alentar el crecimiento de una nueva con­ciencia colectiva en la India Occidental que termine por desprendersedel yugo que la ataba a un concepto indo-occidental de cultura bri­tánica, el cual pertenece ya a un pasado victoriano irreversible. Latarea es, sin lugar a dudas, enorme. Potentes intereses creados, fuerzassociales y psicológicas poderosas, se interponen en su camino. Gruposfinancieros como los de las compañías petrolíferas de Trinidad hanmostrado, hasta ahora, poco interés por el bienestar de sus trabaja­dores Y«. cuando gran parte de la literatura sobre la economía de las

8 Charles Archibald, TbeCleeion (Puerto España, Trinidad, BWI: marzo 31, 195"6.

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Indias Occidentales subraya la crudeza e irresponsabilidad de sus típi­cos líderes sindicales, tales como Gairy en Grenada y Bustamante, ante"riormente, en Jamaica, se olvida con demasiada frecuencia qqe dichascualidades eran, quizá, la reacción lógica' ante un capitalismo corno-elazucarero, cuyos propietarios y administradores no han renunciado ja..más seriamente al complejo del amo blanco y el negro trabajador. To.davía consideraban al trabajador --como atestiguan las .aldeaapetro­leras de la .Trinidad del sur~ como objetos que debían ser tratados, encuanto fuera posible, siguiendo el dicho de un viejo colono que vivióen Antigua hace un siglo: "Cuanto peor te portes con un negro, mejorse portará él contigo"," El arte de combinar la esclavitud con las viretudes de la civilización es un arte greco-romanoque el colono de lasIndias Occidentales jamás aprendió, y la herencia de esta incapacidadpesa todavía, aunque quizá sólo: deun modo subconsciente, sobre susdescendientes. Nunca se ha estimulado al trabajador de las; IndiasOccidentales a considerar las instituciones sociales, el gobierno, los tri­bunales de justicia y los consejos municipales como instituciones propia,mente suyas, que actúan en defensa. de sus intereses. Un resultado deese modo de ver las cosas se traduce len una actitud general hacia elgobierno consistente enconsiderarlo, o bien como .un odioso organismodedicado a la recaudación de impuestos, o bien como un mecanismogeneroso del que pueden obtenerse· prebendas. Lo cual explica, a suvez, por qué muchos movimientos radicales de la región han subra­yadoelcaráder fundamentalmente distributivo del Estado, y por qué-de acuerdo con las -conclusiones obtenidas por el Profesor Simeyen su valioso estudio-la historia de los planes de seguridad social enel Caribe se limita a la adopción. de medidas paliativas tales como laorganización de servicios a la juventud o de programas de bienestarmoral, y no se han abordado los problemas fundamentales del desarrolloeconómico y la planificación urbana.'? Es significativo a este respectoque .Ias amplias recomendaciones hechas por el Comisionado Fiscalen su Informe sobre un plan efectivo de .recaudación de impuestos parael.nuevo gobierno federal, basándose en el hecho comprobado del con;tinuo .desarrollo que ha ido haciendo el campo contributivo desde quese establecieron' los sistemas federales más antiguos, como el norteame­ricano y el. canadiense, fueron .derrotadas en 'la Conferencia. de LondresCOn el mezquino argumento de evitar que la nueva organización fues~

identificada por la opinión pública de las. Indias Occidentales conun

9 Citado en Antigua al1dAhÚgttanJ[An6nimo~ 2 v~is: (Londres: Saunders :ibdOtléy,.1844). 'Para las presentes condiciones,' véase Ge¡~úallndttJtriar'Conditions ·rmdLabor Relations in Trinidad, Informe por F. W. Dal1ey, C. B. E. (Puerto España, Trini-dad: C. B. E. Imprenta del Gobierno, 1954), pár. 20-25.' ... ".. :l0 T. S.Simey, WeJfareand P!anni¡¡lJ,. in the West.lndies(Oxford:<;:lare~qonl'ress,1947), pág. 228. ...... . .. .. ". ,.. ' i : :,:,

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aumento sobre la carga contributiva de los ciudadanos. Cualquier in­tento serio de reconstrucción del Caribe exigirá cambios irevolucio­narios en el concepto popular del gobierno. Deberá considerarse alestado político como un factor necesario y activo para el diseño deuna nueva vida, 'entre cuyos objetivos se contará la ampliación de losprocesos productivos de toda la región y el crecimiento de un nuevosentido de responsabilidad social, que lo convertirá, en palabras de SirFrank Stockdale,en el "resultado lógico de una común ciudadanía"."La aventura de la federación no se justificaría con menos.

Aún más. Se ha considerado a las Indias Occidentales, durantela mayor parte de su historia, tanto por gobernantes como por gober­nados, como enclaves en territorio extranjero, pero irrenunciablementeingleses. Desde sus orígenes, una anglofilia insistente impuso a lasociedad normas de conducta bastante inadecuadas a sus diferentes con­diciones étnicas y sociales. Con la decadencia de los "barones" delazúcar, las clases media y alta nativas asumieron gustosamente el papelde servir de vehículo de ese proceso artificial de asimilación cultural.Nada resulta tan cómico como 'los conflictos e incertidumbre engen­drados por' sus complejos victorianos. Su arquitectura religiosa es unacuriosa muestra híbrida que el Sr. Patrick Fermor ha catalogado comoestilo "gótico tropical". El sistema educativo ha calcado modelos in­gleses hace tiempo olvidados en el Reino Unido, siendo id resultadoque los estudiantes de las Indias Occidentales unen, de modo incon­gruente, un conocimiento'formal de la historia inglesa a una alarmanteignorancia de su propia historia regional. Este hecho significa, en elnivel de 'la escuela elemental, un sistema ilógico y ruinoso puesto queva dirigido, en un país predominantemente agrícola, a formar a losalumnos para el desempeño de carreras de "cuello blanco", cuandopara ellos, desgraciadamente, no hay muchas oportunidades, mientrasque, en el nivel de la educación superior, ha producido el desajuste que,sin duda, siente el becario enviado a Oxford cuando regresa a las IndiasOccidentales. Hace casi un siglo que Trollope señaló las deficienciasque se derivan de tal género de educación para las damitas de laso­ciedadde color de las Indias Occidentales. "Aman con todas sus fuer­zas el esplendor -observa nuestro autor- correr por el piano suságiles y ruidosos dedos, bailar con destreza, lo cual todas lo hace".ya que tienen buenos tipos y oído fino; conocer y exhibir los pequeñostrucos y gracias de las damas inglesas, según éstos son aprendidosentre los quince y diecisiete años en Ealing, Clapham y Hornsey" .12

Con alguna diferencia, 'la misma respetabilidad caracteriza a los.ideales

11 [bid., pág. 161.112 Anthony Trollope, The lFest Indles aná the Spanish Main (Londres: Chapman

and Hall, 1860), págs. 87-88.

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apropiados por la clase media de hoy en las Indias Occidentales, paracuyos miembros los símbolos del éxito social son los mismos que losde la cultura competitiv.a metropolitana: automóvil, radio, nevera y unacasa residencial que, a menudo, resulta de lo más inadecuado para elclima tropical. También a menudo, las mujeres visten, en las IndiasOccidentales, de modo igualmente impropio, y-como un viajero nor­teamericano señaló- resulta tan penosa la falta de gracia en el vestirque, por contraste, la aparición de una mujer de Martinica vestidaa la manera nativa sería como un fogonazo en la oscuridad." Lacocina local, salvo el carácter exótico del tipo de comida de 'las IndiasOrientales que se encuentra en Trinidad y la Guayana británica, es uneco colonial dexlacocina inglesa. El criche¡ ha sido adoptado con talardor como el juego nacional que el modo más efectivo de que unnegro obtenga aceptación social es, a menudo, alcanzando categoríade jugador de campeonato. Se ha tomado a Inglaterra como modelo,sin tener en cuenta si sus modos de vida son aplicables a las condi­ciones locales; por eso, no es sorprendente que, como resultado, se exa­geren aquellas normas que prueban ser inadecuadas para preparar a losemigrantes indígenas para hacer frente, po.! ejemplo, a un prejuiciode color contra ellos de no escasas proporcionesr'" o se traduce en es­fuerzos para "depurar" las diversiones populares nativas, como el car­naval de Trinidad; o para eliminar la extensa costumbre del concubinatoentre las clases bajas, sin darse cuenta que éste es un problema no tantode inmoralidad consciente como un sistema de valores de la culturalocal que se basa en expectativas irreconciliables con Ila ética puritana.Los maestros y políticos de la clase media han tratado de levantar a supueblo imponiéndole los ideales de,: respetabilidad propios de una clasemedia victoriana sobre los que ellos mismos se encuentran en precarioequilibrio; a su vez, éstos se han visto estimulados por los adminis­tradores coloniales ingleses quienes dieron por supuesto que cualquierproblema colonial podía ser resuelto por una mejor comprensión-delmodo de vida británico. De esta forma, como observó un escritor jamai­cano, aristócratas y campesinos se han encontrado fatalmente separadospor los ideales de la clase media. "En Jamaica -señala el autor-,ideales de segunda mano, tomados prestados de su común enemigo,se alzan entre ellos como una espada.' El político Yel administrador declase media (tanto inglés como jamaicano) ha vendido a los jamaicanoslos ideales de la botánica francesa, del matrimonio monogámico-pa­triarcal de tipo victoriano y de los radios, y les han persuadido de queel horror que siente el aristócrata por tales pequeñeces no es sino una

13 Franck, o". cit., pág. 356. '14 Clarence Senior yDouglas Manley, Jamaican Migra/ion tosbeUnited Kingdom,

(Kingston, Jamaica: Imprenta del Gobierno, 1855).

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astuta trama para conservarlos encadenados a la servidumbre. En efec­to él fue quien, sembrando .inteligentemente la desconfianza,separá alcampesino: del único hombre que podría ayudarley comprenderle,.ygracias a esta división obtuvo la victoria (aunque pírrica) para el victo­rianismo, la respetabilidad y la sociedad pseudo-industrial" .15

',: Finalmente, todo ello se ha envenenado con 'los terribles complejosde una psicología de color que se manifiestan en la vida de las IndiasOccidentales. Toda ella se resiente de la herencia de la esclavitudque pesa, como espada' de Damocles, sobre todas 'las facetas de las rela­ciones interpersonales. Es cierto que las barreras existentes'entre losblancos y las demás razas no se han transformado, como ha ocurridoen otras áreas coloniales, en rígidas fronteras de castas, e igualmentecierto que, debido a su fortaleza puramente numérica, el negro indo­occidental está raramente dispuesto a aceptar de buen grado la discri­minación; en su mundo hay pocos Tíos Toms, ,He aquí la razón porla cual en Harlem se considera al elemento indo-occidental como el másagresivo de los organizadores negros; habría que escribir un libro sobrela influencia de Harlem en los movimientos políticos de las IndiasOccidentales. La enfermedad racista adopta formas distintas y mássutiles. Existe un sistema de valores que subraya el color de la piely la filiación étnica como símbolos del status social, símbolos que hansido adoptados de la dase blanca alta. Un sistema de estratificaciónsocial que estimula, mejor compele, una enorme y desproporcionadacantidad de esfuerzo-y creación personales a la búsqueda de aceptaciónde parte de los grupos superiores -blancos o de piel clara. La búsquedase revela en una diversidad de fenómenos: la importancia de tener pielclara en la elección de esposa, especialmente para e'l profesional depiel oscura; la discriminación, incluso dentro de la familia, contralos niños de "mal" color; la popularidad de 'los salones de bellezaespecializados en el tratamiento de "buen pelo"; la suspicacia de los"morenos" dentro de los propios grupos de color; la discriminaciónorganizada 'en los clubs sociales que proliferan en la vida urbana delas Indias 'Occidentales; los métodos preferentes de empleo que deter­minan-que los puestos en tiendas, oficinas y bancoscaaiIosrnonopc­licenIas muchachas de tez clara; su preocupación por un-inglés "ade­cuado", yel desarrollo -quizá sea esto 'lo más significativO"- de' acti­.vidades.sustitutivascapaces de mitigar en el negro indo-occidental.Yladesgracia de ser negrrl,.16 La vida social de la Casa del' Gobiernoadquiere simbólica' importancia, ya que una .invitación 'oficial se con­vierteenun reconocimiento-de prestigio social, ala vez que el .papel

15 Thomas Wright, The Daily Gleaner (Kingston, ]amaica,BWI: julio 1955) ..,,' al¡ Llovd. Braithwaite, ·"Sodal··Stratification in: Trinidad: .. A· Preliminary ..Analysis",Social and Economic Studies, Vol. JI, Núms.;i.,Y3 (oetubre:1953); pág. 123. ,:.

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desempeñado por el Gobernador como distribuidor de los "honores"procedentes de Londres agrava lo delicado de su posición; vale la penaseñalar que aunque la indo-occidentalización de la Administración haido lejos se han conferido muy pocas prebendas a ciudadanos indo­occidentales de piel oscura. El sector de las diversiones sociales Sé con­vierte en un campo de batalla del color. Una buena muestra de inge­niosa discriminación la tenemos en Barbados con el sistema de clubsde "propietarios". En Trinidad se elige invariablemente, como Rei­na de su Carnaval, a la muchacha que teniendo un aspecto presentable,vaya más ostentosamente vestida y sea de tez clara.F El Sr. Len Huttonha expresado su alarma ante la supuesta disminución de participantesblancos en las competiciones de cricket.18 El fomento del turismo en laregión dará lugar, a no ser que los gobiernos lo impidan mostrandouna decidida actitud, como se ha hecho en Puerto Rico, a la existenciade lujosos hoteles que practiquen una discriminación total, como ocurreen las Bahamas. La amargura, la frustración, el chauvinismo empapanla personalidad de muchos seres. Se halla tan diseminado como meca­nismo de defensa una especie de individualismo agresivo que casi hallegado a convertirse en parte esencial del carácter de estas gentes.La energía y el talento que debían dedicarse a un esfuerzo social posi­tivo y creador, se malgastan en las contiendas personales de aquelloshombres y mujeres a quienes todo lo que hay en su sociedad les haenseñado a sentirse medio avergonzados de su color. Por si fuera poco.todo ello se da dentro de los estlrechos límites de sociedades geográ­ficamente pequeñas, de modo que la psicología propia de quienes sesienten enclaustrados én la sociedad echa más fuego al complejo deinferioridad racial; consecuentemente, vivir en cualquier isla de lasIndias Occidentales durante algún tiempo supone sentir las tensionesde una especie de rivalidad entre Capuletos y Montescos de cualquierciudad-estado de la Italia medieval.

Esto es tr,ágico. Sociedades como las de Trinidad y la Guayanabritánica, que podían haber sido centros de un cosmopolitanísmo ecléc­tico y encantador, se han despedazado debido a las suspicacias y temoresentre razas y grupos sociales. La tarea que en el futuro deberán abor­dar los estadistas de las Indias Occidentales consistirá en conducir asus pueblos a formas más saludables de cooperación comunal, fundadassobre la existencia de una sociedad multicolor ~como es el caso en elBrasil de hoy~ liberada del complejo blanco. "El saldo en refina­miento, normas morales, educación y energía ~escribió el GobernadorSmith de Barbados al Ministerio de Colonias en r833- es general-

17 T he Clarion (Puerto España, Trinidad, BWI: -11 febrero, 1956). -. . .18 Len Hutton, Tbe Len Hutton- Stoey, Citado en Tbe Clarion (Puerto España,

Trinidad, 31 marzo, 1956).

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mente favorable a morenos y negros, y apenas si cuentan los blancosen su haber con otra cosa que los viejos derechos y prejuicios sobrelos que mantener su postura egoísta en contra de sus propios her­manos't." Si adoptan este punto de vista, las personas de las IndiasOccidentales aprenderán a mantenerse firmes en la orgullosa afirma­ción de su propia y singular historia y cultura. Adquirirán una con­ciencia indo-occidental que tratará, a la vez que mantiene lo mejorde la tradición británica, de reafirmarla en su versión indo-occidental,no en términos copiados de Inglaterra. Una autobiografía indo-occi­dental como In the Castle 01 My Skin, de George Lamming,es expre­sión de ese nuevo tipo de conciencia. Si bien es verdad que la Admi­nistración Colonial ha ofrecido a 'las Indias Occidentales un buen ser­vicio, como modelo de honestidad política y de administración pública,no lo es menos el hecho de que Inglaterra, en conjunto, no ha miradocon simpatía las más amplias posibilidades de la región. Con la marchade los primeros reformadores, como Taylor y Stephen, la administracióncolonial mereció la acritud de John Bright, quien mofándose de elladijo que era un gigantesco sistema de beneficencia exterior para laaristocracia de la Gran Bretaña; ni el liberalismo de Bentham, ni elsocialismo fabiano hicieron mucho para interesarse con los problemasdel imperio. En tanto que los fabianos -como mostró un famoso fo­lleto escrito por Bernard Shaw en la época de la guerra del Transvaal­dieron por supuesta la permanencia de los lazos imperiales, sus ante­cesores liberales incurrieron muy frecuentemente en la falacia de iden­tificar la condición servil de los nativos coloniales con la prueba de suinferioridad racial. El rencor de Carlyle sobre "el problema de la ne­grada", el paternalismo ingenuo de Trollope, la negrofobia sañudade Froude, siendo este último 'en realidad un ataque disfrazado sobre laextensión de la autonomía local en la metrópoli 20 identificaron todos, "la ideología liberal con el dogma de la supremacía blanca, una ecua-ción que incluso fue aceptada por un espíritu tan humano como el dejefferson." Su liberalismo tiene que ser ahora reafirmado en términos,en primer lugar, políticos, de modo que la doctrina de los derechos tras­cienda por fin la barrera del color, y, en segundo lugar, económicos,puesto que es un hecho histórico, como demuestra la historia de laEmancipación, que la elevación moral del negro sólo puede producirsecuando vaya al paso de las fuerzas económicas que den apoyo material

19 Citado en Documenrs 0'/ Britisb West lndian History, 1807-1833, por EricWilliams (Historical Society of Trinidad and Tobago, Puerto España, Trinidad: TrinidadPublishina Co.. 1955), pág. 222.

20 C. S. Salmon, Tbe Caribbean Conjederation, A Plan [or the Union of tbe PifteenBritlsb West Indian Colonies (Londres: Cassell and Ca. Ltd., págs. 6,7).

21 Eric WilIiams. Tbe Historical Background of Race Relations in tbe Caribbean,Public AHairs Pamphlets Núm. 3 (Puerto España, Trinidad, 1955) págs. 25-26.

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a sus demandas. Lo cual requerirá que el pueblo británico, sin dis­tinción de clases, se dé cuenta de que su Estado Providencia no puederetener su posición privilegiada, ahora que las revoluciones naciona­listas de los territorios coloniales han comenzado a minar la estructuraeconómica sobre la cual se ha basado, durante dos síglos.rsu nivel devida. Aún más, requerirá la aceptación del hecho de que con la en­trada en 'la Comunidad de sociedades tales como la India y, posible­mente más tarde, la Federación del Caribe, la composición étnica deesa histórica institución empezará a reflejar la creciente importanciade los pueblos extra-europeos en el mundo moderno. La nueva Fede­ración suministra el instrumento para lograr los primeros avances a lolargo de esas direcciones. Sólo queda por esperar que los hombres deEstado de las Indias Occidentales terminen la tarea.

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Disraeli definió al gobierno parlamentario como un gobierno departidos. Desde 1945, los territorios coloniales vienen luchando conlas implicaciones de este axioma. Al encontrarse dé la noche a 'la ma­ñana con instituciones representativas, se han visto obligados a reexa­minar los problemas de los principios y de la organización de partidos.La crisis constitucional de 1953 de la Guayana británica reveló cómo lainexistencia de partidos de naturaleza politica, dispuestos a encararsecon las tareas de gobierno cuando llegan las reformas, puede dar lugara desagradables resultados. El cuadro de los partidos políticos indo­occidentales adquiere, por tal razón, una considerable importancia cuan­do se trata de ana'lizar 'el desarrollo federal.

La evidente inmadurez de que adolece el sistema de partidos enesta área no es difícil de explicar. El sistema de gobierno colonialde la Corona hizo muy poco por estimular hábitos responsables en elliderazgo político local. Los miembros electos del Consejo legislativono participan en la .responsabilidad del gobierno. Su voto, aun siendounánime, podía siempre ser anulado por los poderes omnímodos delGobernador. A su vez, una inteligencia entre los miembros por nom­bramiento y los funcionarios ex officio podía anular la voluntad mayo­ritaria de la asamblea. La presencia de funcionarios en la asambleaproducía el pernicioso efecto de inhibir en su actuación parlamentariaa los miembros por elección, ya que aquéllos cargaban con la tarea depresentar y defender proyectos de ley, lo cual no quiere decir, se nosinforma, que un acerado debate entre un político local experimentado>y un funcionario resultase siempre espectáculo edificante. Por otra

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parte, el sistema de miembros designados por nombramiento contribuíaa debilitar todavía más la idea de parrído; ya que hombres que se sen"tían seguros. en el disfrute del. cargo asignado no se mostrarían dis­puestos a arriesgar todo.a la carta azarosa de un partido' que les apo·yas¡e;Todo ello condujoa..una fatal separación•. entre poder y respon­sabilidad, conla lógica consecuencia de que, .al vergue el prestigio deIasdecisiones.descansaba en los otros, el líder político cultivó el artede una oposición irresponsable, dando lugar a que personajes qll,eamenudo no contaban con otra 'cosa que la retórica viesen acrecer .51.1

popularidad por medio de fáciles llamadas al prejuicio :existente contrael "colonialismo"; Todo esto no sólo tiene un interés histórico. ja­rnaica, una de las islas más desarrolladas en el aspecto constitucional,sólo desde 1953 goza 'de un sistema ministerial completamente .desa.rrollado que abona el terreno para el fortalecimiento de una legislaturade carácter parlamentario y de un ejecutivo de carácter colectivo, mien­tras que a la mayor parte de las demás islas aún les queda mucho paraalcanzar la total autonomía interna. Podemos señalar, por ejemplo,que la nueva Constitución de Trinidad de 1956 todavía mantiene en elConsejo a miembros por nombramiento y a funcionarios, de tal modoque bastaría que seis miembros se pusieren de acuerdo para la elec­ciórrdel Ministro y del Deputy-Speaker para que pudieran controlar,al viejo estilo, la maquinaria del gobierno. Como resultado en las In­dias Occidentales, el político que ha triunfado ha sido el demagogoretórico, dispuesto a explotar los llamamientos al sentimiento nacio­nalista públicamente y que sólo colabora a escondidas con la Casa delGobierno por miedo a perder su papel de "personaje" colonial. Debidoa que apenas existe gobierno de partidos tiende a convertirse en el indi­vidualista irresponsable, el socialista antisocial, el líder sindical sin es­crúpulos que maneja un "aparato" sindical inmaduro, como es el casode un David Boyuer.en el libro del Sr. Waugh, Island in the Sun, quienutiliza el poder que tiene sobre obreros y campesinos ignorantes paralograr ventajas personales que a veces terminan por la obtención de unpuesto -ya en pleno conservadurismo colonial- en la "Lista de Con­decoraciones con Motivo del Cumpleaños". La historia del Sr. Busta­mante nos prueba cuán fácilmente puede ser domado el león indo­occidental por el manejo juicioso de los "honores".

Otros factores de la vida de la región tienen que ver con la anar­quía del sistema de partidos. A pesar de que la mayor parte de loslíderes políticos afamados hayan sido capao.es de formar alianzas departidos y sindicatos, el hecho no significa, como en la Gran Bretaña,una unión saludable de fuerzas económicas y políticas, sino, por elcontrario, el control personal por 'un "zar" sindical de sindicatos inma-

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daros, por ·locua'1 la política sindical' se parece, a.menudo; ,:a1' retratoqué Díckenshace en Hard.Times de la:épocavietorüma;Udah::Butlercomo 'promotor que emplea; a .obreros irresponsables y violentos.paraprogresaren su carrera 'mesiánica-se asemejamucho al personaje:Slack;­hridgede esa:novda.22 El' complejo de .clase y de. color actúac.además,como.impedimeneo para .el.crecimiento de partidos responsables en elala conservadora, ya que la clase media blanca, sobre la que..légica­mente -deberían apoyarse, se ve atrapada, entre la mayoría de. color por'un lado yJa.élite colonial inglesa, por el otro. Como resultadorauncandidato blanco le resulta prácticamente-imposible qsegurar su.elecciónen cualquier parte, del mismo modo que los partidos a los que se.iden­tifica. con el blanco y el patrono, como la desaparecida "¡\soqia~i9n,de

Electores" en Barbados, se desploman con rapidez fatal. Ha s~cl()difí~

cilforjar cualquier clase de unión dign:l de confianza entre.Ja clasemedia y.los obreros, debido a que muchos líderes de la clasemedía~t;l!el pasado se interesaron por los .trabajadores no tanto movidos poruna, verdadera simpatía por 'las quejas de las clases obreras, comopor el deseo de explotarlos en beneficio de susvindicaciones perso­nales en su lucha contra la éliie, por la cual. se habían sentido odiadosy despreciados; uno de los mayores méritos del Sr. Manley en Jamaicaha consistido en la victoria conseguida por su socialismo moral.al su­perar. esernal. Las animosidades raciales en estas, regiones .rnultirra­cialesdanlugar, finalmente, a hábitos localistas, COn todos 10$ viciosconsiguientes, y así líderes como el Sr. Maraj, en Trinidad, prqsperanusando como armas el miedo entre 'las distintas comunidades. La únicaluzq,ue brilla en el horizonte, .por lo que a este problema se refiere,estárepresentada por el éxito del Partido Progresista del Pueblo ele laGuayana Británica en unir en un grupo a los trabajadores indo-orien­tales de 'las estancias con los africanos de Georgetown, y no hay queolvidar que puede tratarsede la excepción que confirma la regla. Escierto que empieza a crecer una nueva generación, como la que la inte­lectualidad caribe-criolla ha producido en Honduras Británica al dar aluz jóvenes líderes idealistas como Richardson y Goldson, que podríareemplazar a la vieja estirpe de políticos indo-occidentales con un nuevomodo de hacer basado sobre el sistema británico de partidos. Es igual~

mente cierto que ¡el sueño alimentado por intelectuales cualificados deltipo del Dr. Eric Williams por un sistema de partidos políticos co­piado del modelo propuesto por Burke ha encontrado ya su expresióninstitucional en el Partido Nacional.del Pueblo. de jamaica.: y' éste .es. elideal a seguir. Además, la notable' victoria de su propio partido polí­tico en las elecciones de Trinidad del 1956, augura el fin del culto

22 Dalley Report, op, cit., pár. 99.

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de la independencia en la política de Trinidad y el principio de unsistema de partidos que encuentra particular respaldo entre la clasemedia, para quien la política.es ahora una expresión aceptable de res­ponsabilidad cívica. Aun así, Trinidad ha de esperar largo tiempo antes.de qu¡e los defectos notorios que la "Capital Site Commission" le señalóen su contencioso informe de 1957 cedan ante el avance de las nuevas.reformas."

El reto a la Federación está claro. Para su funcionamiento ade­cuado requiere partidos y, con éstos, un liderazgo capaz de superar loslímites del parroquialismo insular. Un gobierno federal necesita unapolítica federal. Esta verdad fue subrayada por Adam Smith en unpenetrante pasaje contenido en el famoso capítulo que dedica, en sugran obra, a 'la riqueza económica de las colonias. Percibió que su plan,en el cual proponía 'Ia incorporación de representantes coloniales alParlamento imperial, les abriría nuevos horizontes para la especulacióny la acción. "En vez -escribe- de perder el tiempo con los pequeñospremios <Jue salen en lo que pudiéramos llamar la mísera rifa de la di­sensión colonial, podrían en cambio aspirar, basándose en la confianzaque los hombres naturalmente tienen en su propia capacidad y buenasuerte, a que les toque algunos de los grandes premios que a veces salende la gran lotería estatal de la política británica"." El subsiguiente desa­rrollo constitucional del imperio, salvo las singulares excepciones deMalta e Irlanda del Norte, se ha alejado del proyecto smithniano de laincorporación y se ha movido hacia el status de dominio. Sus comen­tarios son aplicables igualmente, y con especial relevancia, al nuevoexperimento de las Indias Occidentales. Ofrece a partidos y políticosindo-occidentales un escenario mayor y más noble donde moverse. Elgobierno federado prevé la federación gradual de los servicios públicosexistentes y el establecimiento de un servicio civil federal junto a lasnuevas instituciones políticas federativas, Sir Hilary Blood ha subra­yado la importancia de una Comisión de Servicio Público organizadasobre una base funcional que escape al espíritu de representación loca­lista." Prevé, igualmente, un Senado designado por nombramiento,principalmente a causa que una segunda cámara de este tipo podríaconvertirse en la mejor plataforma federal para hombres públicos deexperiencia que de otro modo no estarían dispuestos a servir." El

Z3 Eric Williams, Constitution Reform in Trinidad and Tobago, Public AffairsPamphlets Núm. 4, passim (Puerto España, Trinidad, 1955). Repon of tbe BritishCaribbean Federal Capital Commission, Colonial Núm. 328 (Londres: HMSO, 1956),48 págs.

24 Adam Smith, The Wealth of Nations, Every Man's Library edition; Dent. Vol. JI"págs. 1l1l·1l9. '

25 Reporz of tbe Civil Sercice Commissioner, op, cit., pár. 141·145.:26 British Carlbbean Standing Closer Assoeiation Committee Report, pár. 60.

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cargo de Primer Ministro federal da por supuesta la doctrina de un' ga­binete de responsabilidad colectiva y la existencia de una rnayoría par­lamentaria, encabezada por él, en el Consejo Ejecutivo del Estado." Pe­se a esto es difícil imaginarse cómo cualquiera de estos cargos y funcio­nes pueden ejercerse adecuadamente sin el impulso de partidos políticos

organizados. El federalismo, casi por naturaleza, favorece la creación defuerzas centrífugas, demostrándonos la historia que todo sistema federalha tenido que recurrir a partidos de ámbito nacional c0!D0 la más se­gura garantía contra la disolución. Basta echar una ojeada a los comen­tarios políticos de cualquier periódico publicado en las Indias Occiden­tales para darse cuenta de que aún queda mucho camino por andarantes de que esa verdad sea aceptada y puesta en práctica. Muchosde ellos dan por sentado que el gobierno federal no será muy distintoa una especie de Organización de las Naciones Unidas, completadacon el veto, donde no se puede hacer nada importante si no es con elapoyo de la opinión pública y donde los grupos existentes en la Legis­latura votarían estrictamente siguiendo los intereses insulares. Muchasde las colonias mantienen todavía, sin duda, ese criterio, y quizás nosea sólo la Guay.ana la que tenga el temor de que ser miembro de unafederación signifique impuestos adicionales y 'el desparramamientode la pobreza indo-occidental en una particular colonia que se veráinvadida por los desempleados que acuden del exterior." La propiaConferencia de Londres dio pruebas de esta tendencia centrífuga yaq'ue nada podría haber puesto más dramáticamente de manifiesto lafalta de objetivos comunes como el fracaso en que incurrieron los go~

biernos territoriales, en sus esfuerzos por convocar una reunión previaa la conferencia entre ellos mismos en el Caribe, antes de enviar susdelegados aLondres. Aún más, al fracasar la Conferencia en el intentode llegar a un acuerdo amistoso sobre el delicado problema de la UniónAduanera federal (la prueba más delicada a que debe someterse cual­quier aventura federal) nos mostró ostensiblemente que las disensionesdel Caribe son todavía disensiones predominantemente isleñas y no di­sensiones de partidos; si, por una parte, el fracaso se debió al temorde Trinidad de que su economía fuese afectada por las decisiones quesobre los derechos de importación adoptase un gobierno central, porotra parte, se debió al temor de Jamaica a que un libre cambio puestoen práctica de inmediato pudiese afectara sus industrias incipientes.Los argumentos presentados por la delegación de Trinidad para justi­ficar el fracaso son poco convincentes, puesto que si bien es cierto que

27 Ibid., párs, 84, 85,86., '28 The Daily Cbronicle (Georgetown, Guayana Británica: 31 enero, 1956). Véase

también Hansard, Proceedings and Debates 01 8th Legislative Council, Trinidad l/lidTobago, 15 de.abril 1955. Cols. 1088·1139.

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federaciones tan maduras como la australiana o la norteamericana nohan 'podido resolver aúnciertas dificultades sobre el control del comer­cio ínter-estatal, ello no es sino una razón más para que la nueva fede­ración se aprenda bien la lección en vez de tratar de justificar con eseejemplo sus propios defectos." Después de todo, la tendencia queanima a las repúblicas federales es ir hacia un "nuevo federalismo"que incremente los poderes del gobierno nacional para hacer frente alCarácter cada vez' más nacional de la vida económica e industrial. Locualha significado, en los Estados Unidos de Norteamérica, el desa­rrollo de una legislación nacional uniforme y dirigida, usando palabrasdel Juez Roberts del Tribunal Supremo, a reducir los estados a distritos

·administrativos más que a considerarlos como cuerpos soberanos funcio­>nando en coordinación. Es interesante señalar que una autoridad puer-

o torriqueña recientemente recordó a aquéllos de sus conciudadanos que·desean la estadidad norteamericana para ese país, que la esencia de laestadidad ha sufrido tanto desgaste desde 1898 que hoy día los estadosindividuales se han convertido cada vez más en simples elementos for-

-males de un sistema nacional." Si la Federación del Caribe desdeñala importancia que todo esto tiene, si no acierta a comprender que lasfuerzas económicas regionales deben ser sustentadas por fuerzaspoli­ticas igualmente regionales e igualmente fuertes y que en las sociedadesdemocráticas raramente se constituye un gobierno central fuerte sobrela base de partidos políticos débiles y divididos, entonces no tendrá nin­gunagarantía de éxito en su aventura, ni siquiera echándole mano aesas metáforas del criclset que tan a menudo se aceptan en las asam­bleas de las Indias Occidentales como argumentos decisivos.

No es esto todo. El método para la 'libertad es el método de -lospartidos políticos. Nada que no sea una completa autonomía interna,

· realizada por partidos de su propia elección, puede satisfacer ahora el·espíritu de indo-occidentalismo, Después de todo, las Indias Occiden­tales cuentan con un buen historial de constítucíonalismo; la constitu­ción liberal de Barbados data, de un modo u otro, de 1639. El Pro­tesar Maclnnes ha justificado, por ejemplo, las limitaciones de la cons­titución federal con el viejo argumento de la inmadurez 10cal;31 a loque se puede responder, muy obviamente, que la madurez sólo llegacon la experiencia y que, para dar algún ejemplo histórico, el Parla­mento inglés de la época de Burke en el que delegó el poder Jorge III

29 T he Trinidad Guardian, Informe sobre el discurso de Hon. Albert Gomes, 10de marzo de 1956.

130 Antonio Fernós Isern, en El Mundo (San Juan. P. R.) 10 de abril de 1956.Véase también J. Owen Roberts, The Court and the Constitution (Cambridge, Mass.:Harvard University Press, 1951). pág. 63.

31 C. M. Mac Innes, Deoelopments T owards Self-Government in the Caribbean(La Haya, Bandung: W. Van Hoeve. Ud., 1955), págs. 168.

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no era ni más sabio ni más responsable, quizá' menos; que 10 son hoylas legislaturas coloniales. El método de la gobernaduría liberal no esya adecuado, pese a la existencia continua de gobernadores de primeraclase como Olivier YFoote, por la razón de q'ue la tendencia.existenteenelcargozle Gobernador en los dominios es hacia una neutralidadconstitucional, una tendencia que más tarde o mas temprano habráque adoptar en el caso del cargo del nuevo Gobernador Generalde la;Federación. Tampoco es satisfactoria la idea de un: liderazgo público.apolítico, algo de 10 cual va implícito en el sistema.deun Senado desig­nado por nombramiento, como 10 prueba el funesto antecedente delSenado de Canadá. La ascensión de los partidos obreros 'en la regióndel: Caribe, producida durante las dos últimas décadas, muestra la direc­ción a seguir, 'la de partidos basados sobre amplias' fuerzas sociales 'yque se alcen sobre las fronteras geográficas y raciales. El impulso queanima 'la vida' indo-occidental, como ha señalado el Sr. Adams, se dirigehacia 'un gobierno unitario. Su subsiguiente observación acerca de lasprecauciones que deben adoptarse si no se quiereque, al ubicar la ca­pitalfederal en Puerto España, la Federación se convierta en un instru­mento manejado por la Cámara de Comercio de .Ias Indias Occiden­tales,32 supone la aceptación del hecho de que la verdadera batalla,a la larga, será la batalla de los intereses sociales agrupados en torno atodos los partidos políticos del Caribe. Tampoco puede insinuarse quefalte el material humano que se requiere para ese objetivo. Líderescomo Manley, Bird y Adams harían un buen papel en la Cámara de losComunes. El hecho de que, además, procedan de la creciente clase mediaprofesional es prueba de que ha pasado a la historia aquella época enque se daba por supuesto que las personas dirigentes de una federacióndebían ser reclutadas entre las clases de los colonos y administradoresblancos." Han inyectado ya una nota refrescante en un sistema tanentregado tradicionalmente a la corrupción en pequeña escala que, se­gún palabras del Dr. Eric Williams, había hecho posible que los minis­tros fuesen y viniesen con gastos pagados como si fuesen rentistasausentes que girasen visitas rutinarias de inspección a sus haciendas delCaribe. El desarrollo de una disciplina de partido, al modo del Par­tido Nacional del Pueblo en Jamaica, deberá eliminar 10 que envenenala política del Caribe, un individualismo exótico pero indigno de con­fianza, que ha hecho casi imposible predecir la actitud de los políticosante los problemas vitales, con la excepción de la referente a salariosmás altos y la extensión de autonomía; la aguda frase de que las ideas

32 Barbados House of Assembly Debates, Official Repon: Sesión 1950-51, Vol. 1234(Bridgetown, Barbados: 5 de noviembre, 1951). .

33 Hon. C.Gideon Murray, A Scbeme [or the Federation 01 Certain oj the WestIndian Colonies (Londres: The West India Committee, 1911), págs. 46-47, 54.

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ce los políticos indo-occidentales son una extraña combinación de Dios,Marx y el Imperio Británico, tiene su justificación. Seria de desear queun corolario de tal reforma fuese la desaparición de lo que es uno de losrasgos más característicos de 'la política regional, es decir, la disCusi?npública de personalidades, que frecuentemente llega a extremos VIO­

lentos, lo que hace pens.ar qu;e los altercados políticos se han convertidoen válvulas de escape de las tensiones que se acumulan en la desagra­dab'le monotonía de la vida isleña. En las Indias Occidentales, la polí­tica es considerada, en mayor medida que en los Estados Unidos, comoun tinglado montado más para la propia satisfacción, que encaminadoa objetivos más nobles. A algo se deberá que nadie considere extrañoel que un famoso jugador de cricket se retire a la política para seguirejercitando en este campo sus habilidades.

La metafísica de la política consiste en la organización de una vidabuena para la mayor parte de la comunidad, Traducido al caso de lasIndias Occidentales británicas, significaría la rehabilitación planeadade la economía en cuanto al conjunto regional y para el auténtico pro­vecho de sus obreros y campesinos. Los políticos muy frecuentementese han limitado a ofrecer un radicalismo espurio que viniera a remen­dar la estructura actua'l de la sociedad sacando salarios más altos delos patronos o regateando con Londres para obtener mejores preciospara los productos locales, y no han hecho nada para atacar ~comolo han hecho el Gobernador Muñoz Marín y su partido en Puerto Ricodesde 1940- el problema de planificar la producción para el consumode la comunidad. Se ha hecho muy poco para dirigir la agricu'lturasegún normas científicas, llegándose al resultado absurdo de que unaregión que podría producir muchos de sus alimentos tiene que seguirimportando conservas inglesas, o para iniciar un audaz programa deindustrialización. Las industrias existentes como la petrolífera de Tri­nidad han podido, por eso, alcanzar una posición privilegiada en laeconomía, con capital extranjero que subordina los intereses locales alos intereses de los inversionistas extranjeros y pagando muy poco, en

.formas de impuestos, al gobierno local. En la Guayana Británica, el ca-pital extranjero ha ido tan lejos en las inversiones locales que grandessectores de su economía no pertenecen sino al imperio privado de laempresa Booker. El significado de una pobreza tan extendida es queincluso las economías isleñas más avanzadas, como la de Jamaica (dondela Hacienda Monymusk de la Compañía Azucarera de las Indias Occi­dentales es un modelo en las prácticas de 'empleo que sigue) dependenpeligrosamente de sus mercados de exportación.i" Este peligro tendrá

34 Alfred P. Thorne, Size, Structure alld Grousb of tbe Economy of Jamaica.Supplement. Social and Economic Studies, University of the West Indies, 1955, págs..55-56.

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que ser remediado por la planificación regional de los procesos de pro­ducción y de consumo en la región, a realizar por el gobierno federalpara evitar, de ese modo, ese mercantilismo miope que llevan a cabo laseconomías individuales cuando intentan competir aisladamente en losmercados mundiales. La clase de plan que lleva implícito tal puntode vista ha sido construido, sobre bases isleñas, por el Movimiento Na­cional del Pueblo en Trinidad." Lo que queda por hacer es extenderel plan sobre bases regionales y para objetivos regionales. Pero ellorequerirá un cambio en la psicología de los líderes políticos de lasIndias Occidentales. Dieron por seguro, en el pasado, que todo lo quese necesitaba para resolver sus males lera la completa autonomía. Enrealidad, la autonomía sin contenido social y sin igualdad económicaes una caricatura del ideal de la libertad. La historia de Haití y laRepública Dominicana suministran duras pruebas de ello. La transiciónde la servidumbre colonial al status de dominio no será suficiente. Loshombres de estado de la Federación tendrán que ir en busca de solu­ciones para los problemas de la planificación, de las relaciones finan­cieras con el Reino Unido, de la conquista comercial del mercadomundial y, sobre todo, de la reconstrucción de su propia sociedad sobreprincipios igualitarios que han debido estar en vigor desde 1834.

IV

Debe considerarse a la nueva Federación, en último lugar, comola expresión política del nacionalismo cultural que ha comenzado ahacer acto de presencia en el Caribe, del mismo modo que en Asia,África y el Mediano Oriente. La promesa de la constitución federal­es sólo una parte de la promesa de la vida indo-occidental como tal.Durante tres siglos, las normas que rigieron la vida en el Caribe fueronlas impuestas por las potencias europeas ocupantes: Francia, Inglaterra,España, Holanda. "Progreso" se identificó con las costumbres, lasideas, incluso la apariencia física del blanco; "atraso", con la del negro.La gente de las Indias Occidentales que piensa se han sentido aver­gonzados de sus tradiciones semiafricanas, semi-inda-occidentales y nie­gan, como Pedro, sus propias creencias. Acritud, suspicacia,despreciode sí mismo, han emponzoñado las posibilidades de armonía y coope­ración social. De esta manera, la sociedad de las Indias Occidentalesse ha vuelto contra sí misma.

Pero la decadencia del prestigio de los europeos en el Siglo Veinteestá preparando la escena para la vuelta del nativo, para un renaci-

30 The People's Cbarter. The Peoples National Mot'ement (Puerto España, Tri­nidad, BWDI: 1956).

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miento cultural en todas las áreas "sin desarrollar". En arte, literaturay música, un.nuevosentimiento orgulloso de las tradiciones locales, laherencia africana hasta ahora reprimida, se alza ya en el Caribe. Apa­rece claro ese sentimiento en las novelas de Lamming y Míttelholtzer,en el estilo de bailar de artistas como Geoffrey Holder, en el movi­miento artístico haitiano de pintores como Héctor Hypolite y RignaudBenoit, en el desarrollo. de bandas de tambores de metal en Antigua yTrinidad, en las investigaciones del Centro de Estudios Económicosy Sociales de Jamaica, en la aparición de una nueva clase de soció­

-Iogos y antropólogos nativos que han emprendido una reevaluacióny reapreciación de 'la cultura y formas artísticas locales, especialmenteel grupo de los Authentiques en Haití que ha producido los estudiospiloto de René Víctor y Dorsainvil, en la aceptación, en una palabra,de que el folklore del Caribe debe considerarse como una expresión de

,su cultura y no como copias serviles de las sociedades metropolitanas,con el subsiguiente vasallaje cultural, Kingsley, en el estilo victoriano'que le era propio, se dio cuenta de esta verdad hace ochenta años.

,. "Grandes y valiosos esfuerzos -escribía cáusticamente- se hacen cada'temporada en Londres paralogr.ar la conversión de negros y paganosy la abolición de sus bárbaras costumbres y danzas. Es de espera,! quealgún día negros y paganos nos muestren su gratitud enviándonos misio­neros que conviertan nuestros bailes y nuestra vida social, y nos ayudena quitarnos la viga dé nuestro propio ojo en agradecimiento por haber­les quitado la paja del suyo".36 Es tan verdad eso que se prueba consólo recordar la relativa indigencia cultural de los colonizadores blancosen el Caribe. No produjo ninguna mentalidad sobresaliente. Sus hijosfamosos, como Alejandro Hamilton, levantaron su fama en otros luga­res. Sus hombres de genio, administradores o guerreros, procedíari dela clase esclava: Dessalines, Henri Christophe, Toussaint L'Ouverture.Dio lugar, con su Edad de Oro, al "interés" por las Indias Occiderita­les; sin embargo, toda historia de esa época, bien proceda de un histo­riador local o de un viajero extranjero, rara vez deja de dibujar unaacusación,en una u otra forma, contra los hábitos de Iospropietariosde esclavos corrompidos por el arbitrario gobierno impuesto a la clasesubyugada..Las historias de Pere Labat y Bryan Edwards, los diariosde Lady Nugent y "Monk" Lewis, las observaciones de Abbe Raynalseñalan todos esos hábitos: inmoralidad, inmoderación en el comer ybeber, vestidos y casas extravagantes, vicio en el juego, vacaciones en

-Inglaterra, un despego arrogante, de las ideas y una desconfianza en laeducación que podían ser considerados, incluso por. la actitud gentil

, .3,6 Charles Kingsley, At Last: A Cbristmas in the West ludies (Londres: MaéMillanand Co., 1867), págs. 370-371.

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de los misioneros protestantes, como una invitación a la revolución,Estos hábitos, como siempre ocurre cuando se trata de dominioscolo­niales 'ultramarinos, llevaron su efecto corrosivo a la opinión metro­politana. Constituye una buena lección el hecho de que un defensorde la libertad de los negros como Kingsley hubiera sido también en lametrópoli un socialista cristiano preocupado con la elevación moraly.económica de las clases obreras victorianas, y que un campeón de loscolonos desposeídos como Fraude se hubiera opuesto a la extensióndel sufragio victoriano a los trabajadores de la ciudad y se pusieraal lado de Warren Hastings en el gran debate que Burke había desa­tado sobre la cuestión del dominio imperial en la India. El dicho deBurke de q'ue ganar un imperio es fácil, pero que bien gobernarlo noes cosa corriente, sirve como definición del dominio europeo en lasIndias Occidentales. No es exagerado afirmar que las futuras rela­ciones entre los pueblos de las Indias Occidentales y sus antiguos amos,puede ser considerada como el pago. de la inmensa deuda histórica queéstos deben. a aquéllos, aunque su iniquidad moral quizá nunca puedaser borrada.

Resultaría empresa difícil describir en detalle la nueva sociedadque surgirá len el futuro de las Indias Occidentales. Pero deberá contarcon ciertos r.asgos generales, si va a tratarse de una civilización valiosa.Tendrá que tratarse, para empezar, de una cultura mestiza, que tratede combinar lo mejor de la tradición inglesa y de los modos de serlocales. Quiere esto decir que tendrá que arbitrar una vía media entreuna anglofilia exagerada y un nacionalismo folklórico insularista.· Delo último existen ya síntomas en la vida del Caribe tales como la adu­lación oficial rendida al viejo tipo del jíbaro en Puerto Rico y ciertosaspectos nostálgicos q'ue pesan sobre la investigación del Vudú en Haití.La imprenta del "progreso" sobre las áreas "atrasadas" deja el campolibre a la resistencia reaccionaria para que actúe en nombre de la "pre­servación" de la cultura "nativa" o del estado idílico que se dice existíaen la gran época de la colonización, trasuntos ambos cuadros del viejoretrato de 'la "Bendita Inglaterra" antes de la industrialización y queno es otra cosa que la válvula de escape de un presente que se forja unpasado imaginario; La tarea consistirá más bien en planear la amal­gama que confiera al pueblo de las Indias Occidentales los beneficiosde la tecnología moderna, tanto en la agricultura como en la industria,sin destruir sus rasgos individuales en nombre de una ética adquisitiva.Ninguna lógica social exige que el "progreso" signifique la reducciónele las diversidades culturales a un molde COmún de insípida unifor­midad. De modo distinto a las sociedades. antiguas. del mundo occi­dental, las nuevas naciones del. Siglo Vcinte poseen ventajas _que .son

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consecuencia del nivel .histórico. Elestablecimiento del Estado Provi­dencia ya no hace inevitable que el desarrollo sea comprado al terribleorecio cultural y social que se hacía pagar hace un siglo a las clases tra­bajadoras inglesas. El surgimiento de un tipo de comunismo naciona­lista, como el de Yugoslavia y China, es prueba de que ni siquiera unafilosofía tan compulsivamente monista como el comunismo es capaz deroer completamente los viejos moldes históricos, especia'lmente si s~

trata de los representados por el Confucianismo clásico, con una cargaorgullosa de dos milenios sobre sí. La imprenta del cambio industrialsQbn~ ~a vida del campesino ignorado totalmente por el marxismo orto­doxo puede dar nacimientoa formas sociales y culturales ya señaladas,pero no debidamente apreciadas, por una sociología construida sobre.las presuposiciones inarticuladas de la sociedad industrialeuropeo-ame­ricana. Un .universo civilizado es un universo pluralista., En su cons­trucción hay reservado un importante papel par,a las naciones que ahoradespiertan. Y en ese papel tienen reservada una parte importante lasIndias Occidentales, que pueden aportar sus propias características:el ritmo picaresco de su vida isleña, su habilidad para gozar de la ocio­sidad sin esfuerzo, .su talento para las actitudes históricas, para el artede la conversación florida, casi inexistente en nuestro mundo anglo­americano más consciente de sí mismo, su rebeldía contra la ética pro­testante que siempre fracasó por completo en esclavizarle, el legado delas bellas ciudades como Falmouth, Scarborogh y Christiansted, evoca­das todas ellas de modo bello por la magia del Sr. Fermor en su libroT he Violins of Sto lacques. Sólo necesitan una oportunidad para enrioquecer al mundo y contribuir con su propia nota a la partitura musicalde la civilización mundial.

No es de lo menos fundamental que llegue la oportunidad de ter­minar con 'la larga y calamitosa historia de la guerra de color tanto enel Caribe como, por su ejemplo, en el resto del mundo. Raza y clase hanandado tan mezcladas en la vida indo-occidental que la una se ha con­vertido en el símbolo de la otra. La Administración Colonial Británica,aún más que 'la frances.a y quizá también que la holandesa, no tuvo éxitoen enfrentarse con el desafío de la cooperación y la comprensión racial,Ha hecho gala, como Sir Ralph Furse reconoce con una agradablefranqueza en su Memorándum de 1946, de inhibiciones características:un autoconvencimiento de la justicia que anima a la "misión" británica;una escasa conexión entre la enseñanza y la investigación; un conoci­miento deficiente de ciertas materias como la nutrición, la economía yla seguridad social y del trabajo, con la consiguiente falta de simpatíaentre los funcionarios generales y especializados del Servicio Oficial;una educación inadecuada en problemas coloniales antes de ser nom-

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brados, para el cargo; un criterio demasiado estrecho en el recluta­miento de funcionarios entre las clases sociales inglesas; y sobre todouna actitud general ante 105 problemas del imperio que determina elbrillante éxito del funcionario entre los nativos "incontaminados" yfrecuentemente un verdadero fracaso con la nueva intelligentsi¿ nativa.Como consecuencia, el funcionario colonial, .aunque quizá en menormedida por lo menos aparentemente que id blanco sin instrucción en lasociedad colonial, no ha logrado ajustarse emocional o psicológicamentea un medio en el que se ha sentido más como emigrante frustrado quecorno miembro aceptado. No es sorprendente que este desajuste hayadado lugar al mito del indo-occidental "desagradecido" que es com­parable desventajosamente al mito del africano "incontaminado", racio­nalizaciones ambas que tienen poco que ver con la realidad. Tampocoes sorprendente que el tipo de memorias que ha solido escribir en sujubilación hayan sido no mucho más perspicaces de la realidad que losrománticos libros de viajes escritos por visitantes ultraentusiásticos; li­bros debidos a funcionarios coloniales, como id que ha escrito MauriceCollís sobre el choque entre Oriente y Occidente, sólo surgen despuésde una prolongada y agradable residencia y de una auténtica simpatía,respaldadas por un verdadero instinto de investigador, por la culturae historia nativas. Sería verdaderamente trágico que todo esto condu­jese a una ruptura entre Inglaterra y la nueva Federación de las IndiasOccidentales, No hay que olvidar que la promesa de vida de las IndiasOccidentales descansa no en la adquisición de una nacionalismo extre­mista basado sobre sentimientos' de venganza contra un p.asado que esmejor olvidar, sino en seguir, como nueva nación, el camino de lacoop.eración internacional, no solamente con Inglaterra sino tambiéncon los hemisferios norteamericano y latinoamericano entre los cualesla Federación constituirá un puente de contacto. Todos aprenderíanmucho de ese entrelazamiento. No sería la primera vez 'en la historiaen que nuevos mundos han sido llamados para el reajuste del viejo.

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THEBRITISH CARIBBEAN FEDERATION: THE WEST INDIANBACKGROUND

GORDON K LEWIS

(Abstract)

The new Federation of the British territories of the Caribbean areawill come into being in 1957, with the first federal elections under thenew constítutional arrangements probably being held early in 1956.In this article Professor Lewís sets out the general background of WestIndian society wíthin which the Federal Government will operate. Ashort inítial historical background of the federal idea is followed by .adiscussion of the varied factors that make Federation a logical step forthese dispersed and poverty-stricken islands. This is followed, in turn,by two larger sections, The first of these deals in detail with the generalsocia'! and psychological conditions of West Indian society; with sorneparticular reference being paid to social attitudes of the peasant andworker in that society; the relationship between them and the elementsof West Indian government; the role of color in social and individualrelationships; the problem of a superimposed British culture-patternupon a colonial people; and the kind of public policy that will haveto be pursued by imaginative government if a West Indian answer 1Sto be provided to the West Indian question,

The second larger section analyzes the character of politics andpolitical parties in the British Caribbean. It includes a description ofthe pllesent forms of constitutional and political rule in the CrownColonysystem and an analysis of the various factors that explain thecomparative imrnaturity of disciplined and principled political partíesin the region. Note is taken of the recent rise of new party organizatíonswhich promise to replace the old forrns with new structures and newsocial and economic philosophies more attuned to the rising demandfor responsible self-government in the area, possibly to end in DominionStatus of the region within the Cornrnonwealth. Note is likewise takenof those aspects of the proposed Federa'! Constitution which impígeupon these aspects of West Indian government.

The final and shorter section of the article deals with the growthof a Caribbean national culture and consciousness within the Britisharea. For the development of federal self-government is only one aspect

Page 33: EL TRASFONDO DE LAS INDIAS OCCIDENTALES LEWIS · que hacia las islas vecinas. Las anomalías, muchas veces cómicas, que son consecuencia de este hecho, en materias tales como el

LA FEDERACIÓN BRITÁNICA DEL CARIBE 171

of the rise of colonial nationalism within the Caribbean; one of theproblems of the federal venture, in turn, will be that of adjusting itsmachinery and its outlook to the demands of that nationalist spirít. Inthis sense, the Caribbean reflects the larger spirit of racial and nation­alist self-assertiveness that is to be seen in the Asian and Africancontinents. The article closes by drawing attention to the fact that thestubborn anglophilism of the British Caribbean, along with its nearnessto the United States, suggests that the region may become an experimentin the meeting and the mixture of the old and the new worlds in thetwentieth century.