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EL TRIBUTO DE LA MONEDA FICHA AUTOR: Tommaso di ser Giovanni di Mone Cassai (1401-1428) MASACCIO FECHA: 1424-1427 LOCALIZACIÓN: Capilla Brancaci en la Iglesia del Cármine – Florencia - Italia ESTILO: Pintura del Quattrocento ANÁLISIS La obra que vamos a analizar es “El tributo de la Moneda” del pintor Masaccio, uno de los pintores más importantes del Renacimiento italiano y junto con Botticelli uno de los genios que dominan el Quattrocento. Es una obra pictórica, en la que se ha usado la técnica al fresco sobre los muros de la iglesia del Carmine en Florencia. La técnica al fresco se seguirá usando en el Renacimiento así como el temple sobre tabla aunque se irá imponiendo poco a poco la técnica al óleo por las facilidades que esta comportaba ( sobre lienzo, transportable y permite correcciones) El conjunto está organizado en torno a un retablo gótico y , está constituido por varios frescos, de los cuales éste se amplía a la izquierda del retablo. Representa uno de los episodios del a vida de Cristo narrado por San Mateo, en el que se cuenta el milagro producido cuando el recaudador de impuestos exigió a Jesús el pago del impuesto de la alcabala y este ordeno al apóstol san Pedro que sacase la moneda con que pagarlo, del vientre de un pez que tenía que pescar en el río que se ve en escena. Se utilizan unos colores planos, pero en los que se incorporan matices y gradaciones ( grisalla) para incorporar el volumen además del uso de la luz, consiguiendo una sensación de volumen mediante un modelado estatuario , con efecto de tridimensionalidad, pareciendo figuras muy corpóreas. Además estos colores varían de tal manera que en primer plano se sitúan colores más cálidos, mientras que en el fondo los colores tienden a ser más fríos, profundizando en ese sentido de profundidad y perspectiva que Masaccio tanto cuidó en sus obras. Así podemos decir que técnicamente, es el primer artista que construye con el color, preocupándose del volumen y de los efectos tridimensionales. Respecto al dibujo tenemos que decir que aunque se ha preocupado por la gradación del color, es todavía el dibujo y la línea los que predominan en la obra , aunque es una linea suave, a veces ondulante, que lo alejan de la rigidez medieval; aquí otra vez tenemos que recordar la herencia de Giotto. Masaccio crea una composición cerrada siguiendo los esquemas que ya había aplicado Giotto, pero en la que logra compartimentar el espacio en tres momentos distintos, esto es, se representa en una misma escena el inicio , desarrollo y desenlace de un episodio bíblico , el del tributo de la moneda. A la hora de representarlo se ha elegido poner en el centro el inicio , es decir, el momento en el que el recaudador romano pide el impuesto y Cristo imperativo manda a Pedro a cumplir con esta obligación. Sitúa Masaccio este momento en lugar central , priorizando la actitud de Cristo “ al César lo que es del César” frente al milagro , que se narra en el espacio izquierdo , desde un punto de vista casi dogmático. Es esta escena , cuando Pedro recoge el óbolo del pez muerto , que como hemos dicho constituye el verdadero milagro pero que se trata aquí de manera marginal. El tercer momento, a la derecha, cuando Pedro accede a pagar al recaudador

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EL TRIBUTO DE LA MONEDA

FICHA

AUTOR: Tommaso di ser Giovanni di Mone Cassai (1401-1428) MASACCIO

FECHA: 1424-1427

LOCALIZACIÓN: Capilla Brancaci en la Iglesia del Cármine – Florencia - Italia

ESTILO: Pintura del Quattrocento

ANÁLISIS

La obra que vamos a analizar es “El tributo de la Moneda” del pintor

Masaccio, uno de los pintores más importantes del Renacimiento italiano y junto

con Botticelli uno de los genios que dominan el Quattrocento.

Es una obra pictórica, en la que se ha usado la técnica al fresco sobre los

muros de la iglesia del Carmine en Florencia. La técnica al fresco se seguirá usando

en el Renacimiento así como el temple sobre tabla aunque se irá imponiendo poco a

poco la técnica al óleo por las facilidades que esta comportaba ( sobre lienzo,

transportable y permite correcciones)

El conjunto está organizado en torno a un retablo gótico y , está constituido por

varios frescos, de los cuales éste se amplía a la izquierda del retablo.

Representa uno de los episodios del a vida de Cristo narrado por San Mateo,

en el que se cuenta el milagro producido cuando el recaudador de impuestos exigió

a Jesús el pago del impuesto de la alcabala y este ordeno al apóstol san Pedro que

sacase la moneda con que pagarlo, del vientre de un pez que tenía que pescar en el

río que se ve en escena.

Se utilizan unos colores planos, pero en los que se incorporan matices y

gradaciones ( grisalla) para incorporar el volumen además del uso de la luz,

consiguiendo una sensación de volumen mediante un modelado estatuario , con

efecto de tridimensionalidad, pareciendo figuras muy corpóreas. Además estos

colores varían de tal manera que en primer plano se sitúan colores más cálidos,

mientras que en el fondo los colores tienden a ser más fríos, profundizando en ese

sentido de profundidad y perspectiva que Masaccio tanto cuidó en sus obras. Así

podemos decir que técnicamente, es el primer artista que construye con el color,

preocupándose del volumen y de los efectos tridimensionales.

Respecto al dibujo tenemos que decir que aunque se ha preocupado por la

gradación del color, es todavía el dibujo y la línea los que predominan en la obra ,

aunque es una linea suave, a veces ondulante, que lo alejan de la rigidez medieval;

aquí otra vez tenemos que recordar la herencia de Giotto.

Masaccio crea una composición cerrada siguiendo los esquemas que ya había

aplicado Giotto, pero en la que logra compartimentar el espacio en tres momentos

distintos, esto es, se representa en una misma escena el inicio , desarrollo y

desenlace de un episodio bíblico , el del tributo de la moneda. A la hora de

representarlo se ha elegido poner en el centro el inicio , es decir, el momento en el

que el recaudador romano pide el impuesto y Cristo imperativo manda a Pedro a

cumplir con esta obligación. Sitúa Masaccio este momento en lugar central ,

priorizando la actitud de Cristo “ al César lo que es del César” frente al milagro ,

que se narra en el espacio izquierdo , desde un punto de vista casi dogmático. Es

esta escena , cuando Pedro recoge el óbolo del pez muerto , que como hemos dicho

constituye el verdadero milagro pero que se trata aquí de manera marginal. El

tercer momento, a la derecha, cuando Pedro accede a pagar al recaudador

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Además de la composición por escenas tenemos que decir toda está

enmarcada por el fondo de montañas esquemáticas, así como por el edificio que

aparece en el lado derecho, creando esa perspectiva matemática que Masaccio

desarrolló .Consigue además dominar la inserción de figuras cada vez más

pequeñas en distintos planos y además incorpora una arquitectura que ayuda a

determinar el punto de fuga . El contraste paisaje-arquitectura hace que la escena

se amplíe . Las cuestiones compositivas están resueltas siguiendo los dictados

matemáticos de la perspectiva que había enunciado Brunelleschi , lo que resultó

totalmente revolucionario para el mundo de la pintura, como después

recordaremos. Toda la escena está unificada por las líneas en diagonal que cierran

toda la composición.

Destaca también la captación psicológica de los representados, con una clara

comunicación entre los representados , sobre todo las actitudes de Pedro y Cristo,

unido al hecho de prescindir de todo lo anecdótico o secundario, así como el sentido

de unidad existente entre Cristo y los apóstoles que crean una apariencia de masa

compacta, y a la aparente isocefalia ( recurso medieval) pero en la que la figura de

Cristo no se destaca por su altura o tamaño sino por su monumentalidad y

atracción de las miradas y líneas compositivas. Ello recalca el sentido de

solidaridad y unidad entre Cristo y los apóstoles

COMENTARIO

Los frescos del iglesia del Carmine suponen el inicio de la pintura moderna

gracias a las aportaciones de Masaccio que tiene en el campo de la pintura, la

misma importancia que la cúpula de santa Maria dei Fiori o las esculturas de

Donatello.

Masaccio pertenecea la generación de jóvenes artistas que en el siglo XV

florentino permite el paso del lenguaje gótico al renacentista, junto al arquitecto

Brunelleschi y al escultor Donatello .

Nació en el seno de una familia noble del norte de Italia, se formó en

Florencia, donde coincidió con Brunelleschi , con el que le uniría una profunda y

prolífica amistad

Los textos lo mencionan por primera vez como pintor en 1422 , año en el que

ingresó en el Gremio de Florencia, pero a pesar de esta fecha temprana puede

decirse que con Masaccio comienza un nuevo estilo pictórico , lo que permite hablar

de un auténtico genio, que a los 25 años ya había madurado su propio estilo

Los frescos de la capilla Brancacci, en la iglesia florentina del Carmine, son

una obra maestra. Felipe Brancacci era un acaudalado comerciante de sedas que

quería decorar su última morada con un ciclo iconográfico dedicado a San Pedro .

El encargo debe compartirlo Masaccio con Masolino de Panicale y la historia más

famosa es la que hemos comentado del tributo de la moneda, junto con otros , como

la expulsión del Paraíso .

En esta escena ( el tributo) Masaccio elige dar predominancia al a postura

ética de Cristo, que manda pagar el impuesto y cumplir así con las obligaciones

cívicas de manera ejemplarizante antes que al propio milagro. Este tema se ha

interpretado como una alusión al nuevo sistema fiscal impuesto en la época, ante la

necesidad de la Iglesia de obtener nuevos recursos.

A destacar en esta obra son , por un lado , el nuevo sentido de la perspectiva

matemática, desarrollada conjuntamente por Masaccio y Brunelleschi, así como la

captación psicológica de los personajes, como la monumentalidad de los paisajes.

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LA TRINIDAD

FICHA

AUTOR: Tommaso di ser Giovanni di Mone Cassai (1401-1428) MASACCIO

FECHA: 1425-1427

LOCALIZACIÓN: Iglesia de Santa María Novella – Florencia - Italia

ESTILO: Pintura del Quattrocento

Además de iniciar la arquitectura del Renacimiento, Brunelleschi es el

"descubridor" de la perspectiva. Hasta ahora no se habían formulado las leyes

matemáticas por las que los objetos disminuyen de tamaño a medida que

retroceden hacia el fondo. Fue Brunelleschi quien proporcionó a los artistas los

medios matemáticos de resolver este problema. La Trinidad de Masaccio es una de

las primeras pinturas hechas de acuerdo con estas matemáticas.

ANÁLISIS Y COMENTARIO

Representa la Trinidad con la Virgen y san Juan bajo la cruz, y los donantes -

un mercader y su esposa- arrodillados. Nos podemos imaginar la sorpresa de los

florentinos al ver esta pintura mural, como si fuese un agujero en la pared a través

del que se pudiera ver una nueva capilla en el moderno estilo de Brunelleschi. Pero

quizás les impresionó más la simplicidad y la magnitud de las figuras. En lugar de

la delicadeza del gótico internacional, vemos pesadas y macizas figuras; en lugar de

curvas suaves, sólidas formas angulares; y, en lugar de pequeños detalles como flores

y piedras preciosas, arquitectura majestuosamente austera.. Quizás sí que las

figuras eran menos agradables a la vista que aquellas a las que estaban habituados,

pero eran mucho más sinceras y emotivas. El gesto sencillo de la Virgen señalando

al Hijo en la cruz es muy elocuente e impresionante porque es el único movimiento

en el conjunto solemne de la pintura. Sus figuras, efectivamente, parecen estatuas,

lo que se realza mediante la perspectiva del marco que las encuadra. Parece que las

podamos tocar, y esta sensación es la que hace de ellas y de su mensaje algo nuevo

para nosotros.

¿Por qué Masaccio inscribe este tema religiosa en una arquitectura

brunelleschiana?. Por coherencia con el significado conceptual del fresco. Este

representa a la Trinidad, cuyo símbolo es el triángulo, y la composición queda

rigurosamente inscrita en un triángulo. Pero si el pintor hubiese querido expresarse

por símbolos no se habría limitado a implicar el triángulo en la disposición de las

figuras. El símbolo, al que con tanta frecuencia recurría la pintura del Trecento, no

interesa ya a Masaccio: le interesa la idea, y ésta no se comunica mediante símbolos

sino a través de formas clarísimas. La Trinidad es una idea-dogma, y no hay dogma

sin revelación ni revelación sin forma. En su eternidad, el dogma es también historia,

y por ello las figuras, incluso la del Padre, son figuras reales e históricas que "ocupan

un espacio". Pero el espacio que se revela y se concreta con el dogma debe ser un

espacio verdadero, cierto, absoluto, histórico (es decir, antiguo y actual)

La policromía aparece en las terracotas y en los rosas y azules de los casetones de la

bóveda; al unir estos colores con el rosa, el rojo y el azul oscuro de los vestidos,

Masaccio establece un equilibrio, abstracto en su orden pero enraizado con las cosas

materiales -la ropa, la piedra y la terracota.

En la época que pintó este fresco Masaccio era un pintor joven y de absoluta

actualidad. Es por ello que una de las más poderosas familias florentinas después de

los Médicis le encargara su realización en un lenguaje que nadie aún había tenido

oportunidad de contemplar. Frente a la imagen plana del Gótico italiano, que

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bloquea la mirada sobre la superficie a través del fondo dorado, lo que Masaccio y los

pintores de su generación planteaban era ni más ni menos que abrir una ventana

imaginaria sobre una supuesta realidad pictórica. Habían logrado abstraer la mirada

humana para proporcionar un ordenamiento racional del mundo visible; así, en este

cuadro se finge abrir una capilla real, con su altar y todo, donde tiene lugar ante el

fiel el misterio de la Santísima Trinidad. En el primer término situó el clásico altar

que se construía en las capillas laterales de las catedrales mediterráneas. En él se

abre un nicho, con un sepulcro donde la figura de un esqueleto se rodea de una

inscripción que reza: "Fui lo que tú eres y serás lo que yo soy". Sobre este espacio

aparecen los donantes, el gonfaloniero, el más alto cargo cívico, con traje rojo, y su

esposa. Esto supone una ruptura total con el arte precedente, que adjudica a los

donantes un tamaño menor al de las figuras divinas en atención a su menor jerarquía

en la concepción teocrática del mundo. Aquí, sin embargo, se respetan las recién

aplicadas leyes de la perspectiva y la proporción para plantear dos figuras de tamaño

natural, similar al de los personajes divinos, y pintados en escorzo al tener en cuenta

la mirada del fiel, que los contempla desde el suelo. Sin embargo, sí existe una

diferencia en el nivel de la jerarquía de los donantes y los santos, pero se expresa en

un lenguaje diferente: tras los donantes se abre una supuesta capilla real, donde la

Virgen y San Juan lloran a los pies de la cruz, donde Cristo aparece en eje con la

paloma del Espíritu Santo y la figura de Dios Padre. Los puntos de vista para unos

y otros son diferentes: punto de vista desde abajo para los donantes, que fingen

pertenecer al espacio real del espectador. Punto de vista frontal para el misterio

cristiano, que adquiere así un espacio sobrenatural. A la intención de realidad

Masaccio suministra recursos tales como el claroscuro, que proporciona sombras y

luces en vez de un fondo plano, y un diestro manejo de las texturas y las gamas

tonales para dar tangibilidad y solidez a los cuerpos. No sólo se realiza un manifiesto

de la nueva pintura del Renacimiento sino que en la capilla representada se recogen

los elementos de la nueva arquitectura basada en los restos romanos y románicos de

Italia. Aún así, Masaccio traduce un gazapo de la época, que consiste en el número

de los casetones de la bóveda, pares, mientras que en Roma siempre se realizaban

en cifra impar.

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LA ANUNCIACIÓN del Convento de San Marcos

FICHA

AUTOR: Guido di Pietro da Mugello - Fra Giovanni da Fiésole (1390-1455)

FRA ANGÉLICO

FECHA: 1426-1428

LOCALIZACIÓN: Convento de Santo Domingo – Fiésole – Italia (Museo del Prado)

ESTILO: Pintura del Quattrocento

ANÁLISIS

La Anunciación de Fra Angelico es una obra realizada en témpera y oro

sobre tabla de estilo renacentista. Esta obra fue realizada para el altar derecho de

la iglesia del convento de Santo Domingo en Fiesole, Florencia. El famoso retablo

del convento se conforma a través de una tabla superior más grande en la que

aparece representada la Anunciación, en la predela (parte inferior del retablo que

se dispone a modo de banco corrido) aparecen las escenas de: El nacimiento y

desposorio de la Virgen, La visitación, La epifanía de los Reyes Magos, La

purificación y por último El tránsito de la Virgen.

La técnica pictórica que utilizó el autor en la obra es el temple sobre tabla.

Para preparar la tabla, se realiza un proceso llamado imprimación, que consiste

primero en alisar la tabla y darle una capa de cola para tapar sus poros. Encima, se

la aplica una capa de yeso mezclado con agua o con cola, con lo que resulta un fondo

blanco. Sobre éste, se realiza el dibujo preparatorio y se procede a pintar con los

pigmentos disueltos en agua y templados o engrosados con huevo, caseína, goma, o

una solución de glicerina.

El retablo está pintado sobre tabla, preparada con imprimación, técnica

pictórica detallada anteriormente.

La pincelada es muy fina, consiguiendo como resultado una imagen de gran

belleza; la textura que presenta la pintura, es lisa. Tanto el dibujo como el color son

de gran importancia en el cuadro, puesto que gracias al dibujo se consigue esa

perfección en las figuras tan fascinante, y el color aporta a la escena la paz,

tranquilidad y belleza del momento representado.

La imagen se encuentra muy bien iluminada, ya que el sol brilla en todo su

esplendor, por lo que la apariencia que le aporta es de ser un día maravilloso, por

tanto es luz natural. Esta es la impresión que quiso ofrecer el autor, porque esta

escena tan fantástica no podría haber estado iluminada de otra forma, ya que ese

rayo de luz que alumbra el bello rostro de María, significaba un rayo de esperanza

para el ser humano.

Las pálidas encarnaciones de los personajes resaltan sobre los colores

brillantes típicos de la primera etapa de Fra Angelico. El brillante azul de las

bóvedas y del manto de María se contrapone con el rojizo de la túnica que viste el

arcángel y el vestido de la Virgen. Los colores fríos y sosegados ayudan a trasmitir

la paz y trascendencia del momento. El detallismo de la composición es asombroso

destacando las exquisitas alas del ángel, de cuya minuciosidad se desprende el

estudio de Fra Angelico en las alas de las aves.

COMENTARIO

Fra Angelico representa en su obra dos escenas íntimamente ligadas. Por un

lado, en la parte derecha de la tabla y ocupando la mayor parte de ésta, aparecen

representados María y el arcángel San Gabriel. La Virgen sedente estaba leyendo a

la llegada del ángel, ha posado el libro en su regazo y cruza las manos sobre su

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pecho inclinándose para realizar una reverencia. El arcángel llegado desde el cielo,

responde con la misma reverencia a la Madre de Dios. Ambos personajes son

rubios, de rasgos estilizados y poco proporcionados, sus dimensiones (demasiado

grandes) nos remiten todavía a ecos medievalistas de proporciones jerárquicas.

Ambos personajes están cobijados bajo un pórtico abierto realizado en mármol, que

remite al Hospital de los Inocentes realizado por Brunelleschi en aquellos años. Al

fondo una estancia abierta en la que se dejan ver algunos sencillos muebles induce

a la profundidad.

La parte izquierda de la tabla está ocupada por la expulsión del paraíso de

Adán y Eva. Ambos ya vestidos y completamente avergonzados son expulsados del

Edén por un ángel. Sobre ellos, en la esquina superior derecha, las manos de Dios

asoman resplandecientes enviando un haz de luz y al Espíritu Santo, representado

en forma de paloma, hacia la joven María.

El simbolismo de la obra es patente: Adán y Eva, los primeros padres,

fueron el origen del pecado, la caída del hombre. María, es la madre del Salvador,

con ella comienza la salvación del hombre y el fin del pecado.

La tabla se trata de una obra de juventud, en ella son notables las diversas

corrientes que influyeron el arte de Fra Angelico. Por un lado el detallismo y la

minuciosidad lo relacionan con las obras del norte de Europa, seguramente

conocidas a través de Gentile da Fabriano; la búsqueda de la perspectiva se hace

ecos de los avances introducidos por Masaccio y el tratamiento de la arquitectura

responde a las directrices arquitectónicas recomendadas por el

mismísimo Brunelleschi.

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LA MADONNA DEL DUQUE DE URBINO (Pala Brera)

FICHA

AUTOR: Piero di Benedetto dei Franceschi (1415-1492) PIERO DELLA

FRANCESCA

FECHA: 1474-75

LOCALIZACIÓN: Pinacoteca Brera – Milán - Italia

ESTILO: Pintura del Quattrocento

ANÁLISIS Y COMENTARIO

Las obras de Piero della Francesca son siempre serenas, pulcras y dotadas

de una majestuosidad clásica que las hace ejemplos de la máxima perfección

formal. Esto se debe a los rigurosos estudios geométricos que este artista realizaba

previo a la ejecución de las mismas, ejemplificando con ello su adhesión al principio

fundamental que rige el arte del primer Renacimiento: la construcción geométrica

del espacio inmutable.

Este espacio, generado por la aplicación literal de los principios de la

geometría de los griegos y pregonado por Platón dentro del mundo ideal se convirtió

en el paradigma de todos los espíritus creadores desde la segunda mitad del siglo

XV en Italia y posteriormente en otras regiones de Europa, generando con ello el

fenómeno que hoy conocemos como el Renacimiento. El espacio inmutable es, como

su nombre lo indica, un espacio invariable, contenido en sí mismo, conformado por

relaciones matemáticas generadoras de patrones geométricos, cuyo fundamento es

la proporción y la simetría y cuyo propósito es la belleza formal. El espacio

inmutable es un espacio que se ha construido de acuerdo a ideas y principios

matemáticos puros y por lo tanto es una representación de un mundo ideal cuya

belleza radica precisamente en la perfección de su geometría.

Por otra parte, la perspectiva se consideraba el medio más adecuado para

representar esta belleza formal, siendo un vehículo científico y por lo tanto juzgado

como objetivo para su realización. En todo caso, la realidad de la percepción del ojo

humano se distancia de la perspectiva, ya que ésta supone un único punto de vista

y es esencialmente plana, además el ojo humano tiene una visión estereoscópica

que capta el mundo en tres dimensiones. Pero, a pesar de sus limitaciones, la

perspectiva renacentista se convirtió prácticamente en el único medio de

representación del espacio desde el renacimiento hasta el siglo XX, a pesar de

algunas tentativas de buscar otros medios como ocurrió con algunos artistas del

barroco.

Piero della Francesca no solo era pintor, sino también geómetra y

perspectivista, estudió matemáticas y se interesó por desarrollar estos

conocimientos hasta donde era posible en su época. Oriundo de Toscana, se

desconoce el año de su nacimiento, pero se calcula que fue entre 1415 y 1420. Piero

era hijo de un rico comerciante de la localidad y de una dama de la nobleza de

Umbría. Recibió una esmerada educación y seguramente fue iniciado en el negocio

familiar por su padre, sin embargo se desconocen las razones por las cuales no se

dedicó al comercio, decidiéndose por la carrera artística. De su primera formación

no se tienen detalles, especulando que fue en su ciudad natal con un pintor, o bien

en Umbría.

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Florencia era por ese entonces una ciudad en la que las manifestaciones

artísticas se encontraban en una franca eclosión: Nuevas obras, nuevos lenguajes y

un incesante estímulo hicieron que Florencia se convirtiera en ese tiempo la ciudad

de las artes, situación que perduraría por muchos años más. Piero se sumergió en

este nuevo mundo y empezó a estudiar con ahínco los principios de la geometría

euclidiana y el método de la perspectiva lineal, que por entonces estaba en su punto

máximo de desarrollo. La huella florentina perduró en Piero durante el resto de su

vida, manifestándose en prácticamente toda su obra.

Después de su estancia en la ciudad toscana llevó una vida itinerante, que le

hizo viajar por muchas regiones de Italia, donde siempre se le consideró como uno

de los artistas más importantes de su época. Dejó testimonios pictóricos en Ferrara,

Ancona, Arezzo, Bolonia y Rímini, donde conoció a Alberti, que hacía poco había

escrito su tratado de pintura y perspectiva. Estuvo en Roma trabajando para dos

Papas y en 1469 llegó a la ciudad de Urbino, donde sus servicios fueron requeridos

por el duque Federico de Montefeltro, para quien trabajó en el nuevo Palacio Ducal.

Fue en esta ciudad donde realizó algunas de sus más importantes obras y donde

entabló nuevas relaciones con artistas.

Dedicó los últimos años a dictar su obra teórica sobre matemáticas,

geometría y perspectiva. Considerado el más importante geómetra de su tiempo,

murió en 1492 en Sansepolcro y enterrado con honores.

Esta Sacra Conversación es considerada una de las obras maestras de Piero

della Francesca. Aunque no está fechada, se supone que fue terminada en 1474 o

quizás 1475, encargada por el duque Federico de Montefeltro para decorar la

iglesia de San Donato degli Osservanti de Urbino. El tema de la Sacra

Conversación es propio del siglo XV y se refiere a una composición en la cual

diversos personajes sagrados conversan con algunos comitentes, generalmente el

donante del cuadro y su familia.

En la tabla, de una composición espacial de gran profundidad y perfecto

equilibrio, la Virgen y el Niño Jesús ocupan el lugar central. Alrededor de sus

figuras se encuentran diversos santos y ángeles, que forman un semicírculo. Entre

los santos se encuentran San Juan Bautista, San Francisco y San Bernardino de

Siena, que están relacionados con la familia del duque. Éste ocupa un lugar frontal,

aparte del grupo circular y se encuentra en oración, siendo representado siempre

de su perfil izquierdo, ya que perdió su ojo derecho en un torneo. El espacio,

simétrico y clásico, es el perfecto elemento acompañante de las figuras serenas y

majestuosas que se encuentran en él. Representa el ábside de una iglesia con una

bóveda de cañón con casetones y el remate de una media cúpula en forma de

concha, de la cual cuelga un huevo de avestruz. Es una arquitectura propia de los

tiempos del clasicismo renacentista. La presencia de la concha y el huevo, además

de la pulsera de coral que lleva el Niño Jesús, representan la fertilidad y el

nacimiento. La perspectiva cónica de este cuadro tiene su punto de fuga en la

cabeza de la Virgen y está perfectamente construida, como corresponde a un

consumado maestro de este arte. La luz que baña las figuras y el entorno es cálida

y diáfana, como si surgiera de la propia bóveda celeste y es un elemento que dota a

los personajes de la mayor dignidad y magnificencia.

Fue trasladada a Milán, a la Pinacoteca de Brera por orden de Napoleón y

desde entonces es considerada una de las más grandes joyas de esta colección,

llamándola la Pala de Brera. Una magnífica y suprema creación de uno de los más

grandes artistas del renacimiento.

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LA VIRGEN DE LAS ROCAS (Del Louvre)

FICHA

AUTOR: Leonardo di ser Piero da Vinci (1452-1519) LEONARDO DA VINCI

FECHA: 1483-1486

LOCALIZACIÓN: Actualmente en el Museo del Louvre- París – Francia. *Hay otra versión en la National Gallery de Londres- Reino Unido.

ESTILO: Pintura del Cinquecentto Italiana

ANÁLISIS Y COMENTARIO

La Virgen de las Rocas es el nombre usado generalmente para denominar

dos cuadros de Leonardo da Vinci pintados con idéntica composición pictórica.

Aunque hay algunas versiones más, las más conocida es la que se exhibe en

el Museo del Louvre de París. Se considera de forma generalizada que es la

versión original. Otra versión de este tema existen en la National Gallery de

Londres, posiblemente de un estilo más maduro y con colaboración de su taller.

A pesar de su gran tamaño (dos metros de alto por uno veinte de ancho), lo

cierto es que no se trata de una composición tan compleja como otras obras de

Leonardo. La tabla nos muestra la escena como si de un arco de medio punto se

tratara, inserta en una naturaleza en la que las rocas crean una perfecta

arquitectura natural que adorna con las plantas que en ella surgen y recibe vida a

través del agua, que es también foco de luz.

Leonardo eligió pintar un momento apócrifo de la infancia de Cristo, cuando

Juan el Bautista niño (San Juanito), huérfano, refugiado dentro de una gruta y

protegido por un ángel, encuentra a la Sagrada Familia en su huida a Egipto. De

acuerdo con la interpretación tradicional de las pinturas, representan a la Virgen

María en el centro, empujando a Juan hacia Jesús, que está sentado con el ángel

Uriel. Jesús está bendiciendo a Juan, que extiende su mano en un gesto de

oración. En este cuadro, tal como lo pinta Leonardo, Juan reconoce y venera al

Niño como Cristo y Mesías.

La composición es una perfecta muestra del equilibrio clasicista que acabará

imponiéndose en el siglo XVI, sobre todo con las obras de Rafael, admirador de

Leonardo. Leonardo plantea una composición piramidal y centrada, ordenada

mediante la disposición de las figuras y por las actitudes de las mismas, que

confluyen en la visión del Niño como punto central. El vértice superior sería la

cabeza de la Virgen, que está ladeada y oculta sus formas corporales bajo amplios

ropajes y que, en un perfecto escorzo extiende su mano sobre la cabeza de su

Divino Hijo; está arrodillada y protege dulcemente a San Juan niño con su mano

derecha, mientras que con la izquierda ampara y muestra respeto a su hijo; San

Juan, también arrodillado, se muestra en actitud de adoración extendiendo sus

manos hacia el niño Jesús; tras él se sitúa un bellísimo ángel, que mira de frente

hacia el exterior de la composición, y señala a San Juan. La posición de las manos

de los personajes y sus actitudes marcan un ritmo apacible y van definiendo un

círculo, establecido por las propias cabezas de los personajes, que complementa la

centralidad establecida mediante la pirámide compositiva.

Contrasta el uso de colores fríos (azul, verde) y cálidos (naranja, marrones)

que dan vitalidad a las personas y acercan los objetos. Hay contrastes de luz y

sombra que provocan el efecto de que el sol ilumina la imagen. Los personajes,

que son lo principal, los hace resaltar más para conseguir profundidad en la

superficie plana. Aqui se puede apreciar su teoría de la perspectiva aérea, según

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la cual la profundidad en los cuadros se consigue usando tonalidades de azul y

que sean cada vez menos detallados conforme se alejan del primer plano, creando

así una ilusión óptica. Utiliza la técnica del claroscuro en la que la luz es creadora

de sombras que también ayuda a modelar el espacio.

La Virgen está sentada en el suelo de un refugio rocoso de alta montaña. El

paisaje que se divisa entre las rocas es alpino, sin parecido a la Toscana ni a las

más famosas cumbres de los Apeninos. Es un ambiente absolutamente innovador,

un paisaje salvaje de rocas que caen y aguas que se arremolinan. Tanto las flores

como las plantas acuáticas están representadas con gran precisión.

Las figuras están llenas de un profundo simbolismo logrado por la técnica

del esfumato, entendido éste como la capacidad simultánea óptica y pictórica de

anteponer entre el que mira y las formas, el velo inmaterial aunque perceptible de

la atmósfera. Para Leonardo la luz no se concibe como una gradación paulatina de

colores en tonos distintos, sino como una lenta fusión del negro y del blanco,

dando lugar a su característico claroscuro.

Las figuras de Leonardo oscilan entre lo femenino y lo masculino, entre lo

divino y lo terrenal. Su realismo idealizado llega a una minuciosidad que nos

recuerda a Van Eyck en el tratamiento de las telas y, en especial, en las plantas.

La escena es familiar, los personajes hablan entre sí y se dirigen unos a

otros con sus manos; al tiempo es cortesana, las ricas ropas de la Virgen y el ángel

los presentan como personajes nobles como recurso de idealización del tema.

Leonardo concibe la naturaleza como algo misterioso y en perpetuo

movimiento; cuando se refiere a ella en sus escritos, de lo que habla es de

tempestades, diluvios... Sobre esta visión de la naturaleza inserta Leonardo la

figura humana, como lo hace en esta obra, concebida -en su arquitectónica

disposición- como un símbolo de la Salvación que, a través de la Virgen

mediadora, realiza Cristo. El contraste entre el jardín del primer término,

dibujado como lugar de delicias, y la indefinición del fondo de la gruta y del

paisaje rocoso y marino, pintado como naturaleza en destrucción y movimiento

continuo, se suaviza con las figuras religiosas que simbolizan la transición entre

una naturaleza sin dominar y la certidumbre del paraíso. Hay un interés por el

movimiento, naturaleza agitada, que vibra...

Leonardo da Vinci había nacido en Florencia y fue uno de los grandes

maestros del renacimiento, famoso como pintor, escultor, arquitecto, ingeniero y

científico. Su profundo amor por el conocimiento y la investigación fue la clave

tanto de su comportamiento artístico como científico. Sus innovaciones en el

campo de la pintura determinaron la evolución del arte italiano durante más de

un siglo después de su muerte, sus investigaciones científicas —sobre todo en las

áreas de anatomía, óptica e hidráulica— anticiparon muchos de los avances de la

ciencia moderna. En 1482 Leonardo entra al servicio de Ludovico Sforza, duque

de Milán. Del periodo milanés son las dos versiones de la comentada Virgen de las

Rocas .

Leonardo de Vinci vive en la transición del Quattrocento y el Cinquecento,

aunque podemos considerarlo como uno de los principales genios de la pintura de

este último período. Junto a Rafael Sancio y Miguel Ángel Buonarotti representa

los nuevos ambientes culturales del Siglo XVI en Italia.

La Virgen de las Rocas adquiere incluso relevancia cultural por su utilización

mediática. En la popular novela El Código da Vinci, escrita por el novelista

estadounidense Dan Brown, se cuenta que la versión del Louvre contiene símbolos

ocultos.

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LA ÚLTIMA CENA

FICHA

AUTOR: Leonardo di ser Piero da Vinci (1452-1519) LEONARDO DA VINCI

FECHA: 1495-1497

LOCALIZACIÓN: .Refectorio de Santa María delle Grazie – Milán - Italia

ESTILO: Pintura del Cinquecento Italiana

ANÁLISIS

Pintura mural realizada por encargo de su mecenas en la época milanesa,

Ludovico Sforza el Moro.

La pintura representa la Última Cena que celebra Jesús en compañía de sus

discípulos. Apartándose de la iconografía, hasta entonces tradicional, no aísla a la

figura de Judas al otro lado de la mesa. Ni siquiera lo señala especialmente

ofreciéndole comida, quedando, su figura, integrada en el resto del grupo, sin la

importancia (por lo menos visual) que suele tener en otras composiciones del tema.

En vez de ella es Cristo el centro de atención. Su figura tranquila en medio de

la crispación general de los apóstoles que acaban de escuchar de sus labios que

alguno de ellos le traicionará. De esta manera, Leonardo deja el tema de la traición

en un segundo plano, centrándose en las distintas reacciones psicológicas de los

apóstoles ante la noticia.

La rapidez e imposibilidad de retoques que tenía la tradicional técnica al

fresco, utilizada habitualmente para este tipo de trabajos, hizo que Leonardo buscara

nuevas formas que le permitieran un trabajo más sosegado (por lo que de intelectual

tenía) y con posibilidad de reformas. Fue por ello por lo que probó una técnica de óleo

sobre el muro que muy pronto (antes de terminarse) demostró su poca estabilidad y

adherencia. Este inadecuado uso de técnica para ese soporte mural se vió agravado

por la situación del comedor contiguo a la cocina, eso provocó que el calor acentuará

la degradación de la película pictórica.

La composición se encuentra regida por un fuerte rigor geométrico puesto al

servicio del tema y su lectura. Parte de una simetría marcada por Cristo como eje.

Su figura, en forma piramidal (como es muy habitual en el pintor) ocupa una porción

importante del espacio central, aislado del resto y recortada a contraluz contra la

ventana que, con su frontón curvo, vuelve a remarcar su figura, casi como si fuera

un nimbo.

A sus lados, los apóstoles se ordenan en dos grupos de tres personajes que se

relacionan entre sí a través de los gestos de las manos. Estos grupos generan una

serie de tensiones internas y contrapesadas en la composición, y así, mientras a la

izquierda de Cristo los apóstoles más cercanos retroceden, este movimiento se

contrapone y anula con los de la derecha, que avanzan. El mismo efecto, aunque

suavizado por la distancia, se opera en los grupos exteriores, quedando de esta

manera Cristo como el centro inmóvil de las tensiones, lo cual reafirma aún más su

preponderancia dentro del lienzo.

Resulta muy complicado su análisis debido al mal estado de conservación de

la obra. Sin embargo, y basándonos en otras obras, debemos pensar que se encuentra

muy estudiado (se conservan multitud de bocetos parciales de la obra).

Page 12: EL TRIBUTO DE LA MONEDA policromía aparece en las terracotas y en los rosas y azules de los casetones de la bóveda; al unir estos colores con el rosa, el rojo y el azul oscuro de

El color se emplea de forma equilibrada, sobre todo en los dos básicos (azul y

rojo), que se distribuyen por el cuadro haciendo pareja con el lado contrario. Esta

alternancia se culmina en la figura de Cristo, dividida en dos zonas cromáticas que

resumen todo el cuadro. El resto de la obra está ocupado por tonos terrosos de

carácter neutro que eliminan distracciones y concentran la mirada en la acción.

Encontramos dos focos de luz en la obra. Uno procede desde el exterior, a la

izquierda del espectador. Su función es iluminar la escena y sus personajes

suavemente, sin crear un claroscuro excesivo ni expresivo. En el fondo, tras las tres

ventanas abiertas, proviene otra luz, esta vez exterior y azulada. Su origen puede

encontrarse en el mundo flamenco del que tantas cosas extraería Leonardo (luz fría

y azulada, las ventanas que producen un diálogo interior-exterior, la propia técnica

del óleo...).

Leonardo utiliza en la obra tres formas de conseguir un espacio

tridimensional. Por una parte las paredes y el techo crean líneas de fuga a través de

los tapices y casetones que nos conducen hacia la pared del fondo (perspectiva lineal).

Por otra parte se busca una definición del espacio a través de la nitidez de los perfiles

(más cuanto más cerca) que contrastan con el fondo azulado y borroso del paisaje

tras las ventanas. (Perspectiva aérea).

Es importante señalar que Leonardo no quiso, tan sólo, crear este artificio de

tridimensionalidad en el espacio representado, sino que intentó unificar éste (el

figurado) con el real del propio refectorio. La forma de realizarlo se basa en conseguir

una simulación de continuidad en la zona pintada que se cubre con la misma

techumbre que la real, sigue el ritmo de las paredes. De esta manera se

consigue unificar escena con realidad acercando el tema al espectador que se siente

incluido en el mismo espacio.

La plasmación del hombre y los movimientos de su alma siempre habían sido

el objetivo de Leonardo. Para ello se vale de la constante observación de las

fisonomías y los gestos que luego reutiliza para sus obras. La variedad de gestos y

actitudes constituye un verdadero catálogo de las distintas reacciones humanas

representado mediante el lenguaje de las manos y los gestos de la cara.

En cuanto a las anatomías son correctas, aunque menos idealizadas de las

que podemos encontrar en otros pintores del Renacimiento.

COMENTARIO

Pese a todos sus problemas de conservación, la Última Cena constituye uno

de las obras centrales de Leonardo debido a su interés por la perspectiva aérea, la

composición equilibrada pero dinámica e interrelacionada, el estudio psicológico de

los personajes... En ella podemos observar el equilibrio final que había encontrado la

pintura del Cinquecento, uniendo el interés por la perspectiva, volumetría y

composición de los pintores más avanzados del siglo anterior (Masaccio, Ucello, Piero

della Francesca...) con la expresión de los sentimientos y el carácter narrativo y

emocional que caracterizaba a los pintores más tradicionales (Fray Angélico,

Lippi, Botticelli...), buscando el equilibrio entre representación y expresión que

caracterizará los primeros años del siglo XVI (Cinquecento).

Todo este bagaje anterior, Leonardo no se limita tan solo a copiarlo, sino que

introduce nuevas técnicas (esfumato, importancia de la psicología, relación del

espacio pintado con el real...) que tendrá una influencia radical en el futuro arte

posterior, como el propio Rafael, la escuela veneciana o el mundo del barroco, siendo

su influencia decisiva en el desarrollo del arte.

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LA GIOCONDA o La Mona Lisa

FICHA

AUTOR: Leonardo di ser Piero da Vinci (1452-1519) LEONARDO DA VINCI

FECHA: 1503 - 1519

LOCALIZACIÓN: .Actualmente en el Museo del Louvre – París - FRANCIA

ESTILO: Pintura del Cinquecento Italiana

ANÁLISIS Y COMENTARIO

El retrato de Mona Lisa o La Gioconda puede considerarse, sin lugar a dudas,

como la obra de este género pictórico más famosa que existe en el mundo. A las

calidades pictóricas del cuadro hay que sumar un conjunto de elementos, anecdóticos

e históricos, que aumentan su popularidad. Esta fama, no obstante, le ha

perjudicado: la hemos visto tantas veces reproducida que nos resulta difícil

considerarla como obra de un ser humano de carne y hueso en la que representó a

otra persona también real.

En esta obra, que nunca ha sido tasada, parte de su fama proviene de los

puntos aún no aclarados. Suponemos que la modelo es Mona (apócope de Madonna,

es decir, señora) Madonna Elisa Gherardini, nacida en Florencia el 1479 y casada el

1495 con el banquero napolitano Francesco di Bartolommeo di Zanobi, marqués del

Giocondo. Monna Lisa y Francesco se casaron en el año 1495. Sin embargo, esta

identificación no goza del consenso de todos. Se dice que la encargó Giuliano de

Médicis y, por tanto, no puede ser Mona Lisa, a menos que ésta tuviera relaciones

amorosas con Giuliano.

El cuadro fue robado del museo del Louvre, el 21 de agosto de 1911 por

motivos patrióticos y recuperado en Italia dos años más tarde. Es un óleo sobre tabla

de álamo de 77 x 53 cm, pintado entre 1503 y 1506.

Nos consta que Leonardo no se separó nunca del cuadro; desde la fecha de su

ejecución -también discutida- lo retuvo siempre con él. Esto abona la suposición que

el pintor trabajó en él durante muchos años, según un concepto perfeccionista típico

de su mentalidad.

Su ejecución acusa ciertamente una técnica minuciosa y reiterada, en la que

es imposible de distinguir la individualidad de las pinceladas. Por ello, posee una

unidad difícilmente igualada en la historia de la pintura.

La dama está sentada en un sillón, y apoya sus brazos en los del asiento.

Como telón de fondo aparece un paisaje inspirado en las vistas que Leonardo pudo

alcanzar a ver en los Alpes, cuando hizo su viaje a Milán. “Los ojos de Monna Lisa

tienen una brillantez lustrosa y los matices de la figura están realizados en colores

pálidos, rosados y grises... Las pestañas y las cejas están perfectamente diseñadas,

lo cual implica una gran técnica y mucha dificultad.

La limpia calidad del rostro, con su enigmática y equívoca sonrisa, el diáfano

modelado de las manos y el extraordinario verismo de los efectos de luz sobre las

telas son producto de un procedimiento exquisito, de una inusitada insistencia y de

un criterio científico aplicado a la captación de la realidad. Intentemos mirar el

cuadro como si fuera la primera vez que lo vemos. "Lo que al pronto nos sorprende

es el grado asombroso en que Mona Lisa parece vivir. Realmente se diría que nos

observa y que piensa por sí misma. Como un ser vivo, parece cambiar ante nuestros

Page 14: EL TRIBUTO DE LA MONEDA policromía aparece en las terracotas y en los rosas y azules de los casetones de la bóveda; al unir estos colores con el rosa, el rojo y el azul oscuro de

ojos y mirar de manera distinta cada vez que volvemos a ella. Unas veces parece

reírse de nosotros; otras, cuando volvemos a mirarla nos parece advertir cierta

amargura en su sonrisa. Todo esto parece un tanto misterioso, y así es, realmente,

el efecto propio de toda gran obra de arte. Sin embargo, Leonardo pensó

conscientemente cómo conseguir ese efecto y por qué medios.

Vio claramente un problema que la conquista de la Naturaleza había

planteado a los artistas; un problema no menos intrincado que el de combinar

correctamente el dibujo con la composición armónica. Las grandes obras de los

maestros del Quattrocento italiano que siguieron la vía abierta por Masaccio tenían

una cosa en común: sus figuras parecían algo rígidas, esquinadas, casi de madera.

La razón de ello puede proceder de que, cuanto más conscientemente copiamos una

figura, línea a línea y detalle por detalle, menos podemos imaginarnos cómo se

mueve y respira realmente. Parece como si, de pronto, el pintor hubiera arrojado un

espejo sobre ella y la hubiera encerrado allí para siempre. Los artistas intentaron

vencer esta dificultad de varios modos. Botticelli, por ejemplo, trató de realzar en sus

cuadros el ondear de los cabellos y los flotantes adornos de sus figuras, para hacerlas

menos rígidas de contornos. Pero sólo Leonardo encontró la verdadera solución al

problema. El pintor debía dejar al espectador algo que adivinar. Si los contornos no

estaban tan estrictamente dibujados, si la forma era dejada con cierta vaguedad,

como si desapareciera en la sombra, esta impresión de dureza y rigidez sería evitada.

Esta es la famosa invención de Leonardo que los italianos denominan sfumato: el

contorno borroso y los colores suavizados que permiten fundir una sombra con otra

y que siempre dejan algo a nuestra imaginación.

La sistemática observación de los fenómenos físicos llevó a Leonardo a

degradar los colores para marcar la lejanía progresiva del paisaje y suavizar el dibujo

difuminando los perfiles como efecto de la atmósfera que envuelve figura y

naturaleza, de manera que ambas queden armónicamente unificadas. Así, mientras

pinta las figuras y los objetos situados en primer término con una mayor precisión,

va suavizando y matizando el trazo a medida que los objetos se alejan, de manera

que quedan difuminados por la masa de aire interpuesta, dando la sensación de una

auténtica lejanía (Perspectiva aérea). La expresión de un rostro reside

principalmente en dos rasgos: las comisuras de los labios y las puntas de los ojos.

"Precisamente son esas partes las que Leonardo dejó deliberadamente en lo incierto,

haciendo que se fundan con sombras suaves. Por este motivo nunca llegamos a saber

con certeza cómo nos mira realmente Mona Lisa. Su expresión siempre parece

escapársenos. La enigmática sonrisa es “una ilusión que aparece y desaparece debido

a la peculiar manera en que el ojo humano procesa las imágenes”.

Leonardo da Vinci pintó la Mona Lisa con el efecto de que la sonrisa

desaparezca al mirarla directamente y sólo reaparezca cuando la vista se fija en otras

partes del cuadro. El ojo humano tiene una visión central, muy buena para reconocer

los detalles, y otra periférica, mucho menos precisa pero más adecuada para

reconocer las sombras. Da Vinci pintó la sonrisa de la Mona Lisa usando unas

sombras que vemos mejor con nuestra visión periférica. Por eso para ver sonreír a la

mona lisa hay que mirarla a los ojos o a cualquier otra parte del cuadro, de modo que

sus labios queden en el campo de visión periférica.

LA ESCUELA DE ATENAS

FICHA

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AUTOR: Rafael Sanzio (1483-1520) RAFAEL

FECHA: 1508-1511

LOCALIZACIÓN: Museos Vaticanos – Roma - Italia

ESTILO: Pintura del Cinquecento Italiana

ANÁLISIS

La Escuela de Atenas nos ofrece una magistral composición en pintura mural

al fresco inspirada en edificios clásicos romanos y en los proyectos “bramantescos” de

la basílica de San Pedro.

Vasari nos dice que su diseño fue obra de Bramante: planta de cruz griega,

bóvedas de cañón, crucero en el que soportan una amplia cúpula sobre pechinas, en

un rico armazón constructivo de mármol También están inspirados en modelos

clásicos las hornacinas con las estatuas de Apolo y Minerva y los bajorrelieves de su

parte inferior

Todo el conjunto queda referenciado en un punto de fuga central que recoge

las líneas de perspectiva y organiza, de manera ordenada, la estructuración espacial

con punto de vista bajo.

La arquitectura marca la progresión en profundidad y ayuda a visualizar y

concretar la composición, pues cada elemento tiene el tamaño que le corresponde,

según el lugar que ocupa. La perspectiva artificial o geométrica, con sus líneas de

fuga, organiza la composición de manera que los elementos de ésta adquieren su

propia dimensión en un lugar del espacio pictórico. Todo ello en una composición

armónica equilibrada llena de ritmo y en una clara exaltación a la razón humana.

Centran la composición las figuras de Platón y Aristóteles, cuyos gestos

sintetizan el espíritu de sus respectivas doctrinas: Platón, con el Timeo bajo el brazo,

con la mano dirigida al cielo (idealismo) expresa el valor de las ideas; Aristóteles, con

la Ética en su mano, señalando al suelo (realismo) expresa el valor de la experiencia.

A su alrededor, dispuestos en varios grupos, están los filósofos y sabios de la

antigüedad, algunos de ellos con rasgos de artistas, humanistas y príncipes de la

corte pontificia.

Se ha sugerido que al hacer esta identificación Rafael intenta que pintores y

escultores entren a formar parte de la asamblea de doctos. Así podemos identificar a

Leonardo en Platón, a su derecha un grupo de filósofos con Sócrates marcando con

los dedos silogismos, siendo escuchado por un grupo de discípulos entre los que

destaca con su armadura Alejandro Magno; más abajo Pitágoras escribe sobre un

grueso volumen mientras un joven le ayuda sosteniendo ante él una tabla; al lado y

en primer término, Miguel Ángel como Heráclito (pensativo y escribiendo apoyado

en un bloque de piedra), en el ángulo inferior derecho Bramante como Arquímedes

explica algo, trazando con un compás una figura, detrás Ptolomeo lleva una esfera

en la mano y en el extremo de este grupo el propio pintor, Rafael. En el centro,

delante, aislado y tendido en las gradas, Diógenes.

COMENTARIO

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En 1508, por sugerencia de su paisano Bramante y a petición del Papa Julio

II, llega Rafael a Roma. Tiene 25 años. Es la fecha en la que Miguel Ángel acaba de

iniciar su labor en la bóveda de la Capilla Sixtina, también por encargo papal. Y este

mismo Papa encomienda a Rafael la decoración de varias stanze (estancias o

cámaras) que forman parte de la planta superior del palacio y donde ahora Julio II

va a colocar sus habitaciones privadas.

El conjunto del fresco se acoge al lema de la "causarum cognitio", que resume

las intenciones del pensamiento renacentista en cuanto a la conciliación de la razón

y de la fe. Así, la representación de tantos filósofos y científicos de la Antigüedad

simboliza la idea de la época de que a la "verdad" se llega por el conocimiento

racional, mientras que en otros frescos quedaban reflejadas otras vías de acceso al

conocimiento, en este caso a través de la fe.

Es un conjunto formado por cuatro estancias, comunicadas entre sí, en este

orden: Estancia del Incendio del Borgo, Estancia de la Signatura, Estancia de

Heliodoro y Estancia de Constantino.

Será El Papa Julio II, por consejo de Bramante, el que se decida a llamar a

Rafael para encargarle toda la obra, despidiendo a los otros artistas pensados por él

inicialmente e incluso haciendo destruir las historias pintadas en las paredes,

aunque en las bóvedas quedó parte de lo ya realizado.

LAS BÓVEDAS DE LA CAPILLA SIXTINA

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FICHA

AUTOR: Miguel Ángel Buonarrotti (1475-1564) MIGUEL ÁNGEL

FECHA: 1508 - 1512

LOCALIZACIÓN: Capilla Sixtina - Palacios Vaticanos – Roma - Italia

ESTILO: Pintura del Cinquecento Italiana

ANÁLISIS Y COMENTARIO

Pintada entre en exclusiva por Miguel Ángel sin ayuda alguna, fue un encargo

del papa Julio II. El autor tenía 37 años cuando la terminó.

Esta bóveda mide 36 metros de longitud por 13 de anchura. Simuló diez arcos

fajones que le permitieron dividir la bóveda, de cañón rebajado, en nueve tramos

sucesivos atravesados por dos falsas cornisas que producen la partición en tres

registros. Aloja nueve historias del Génesis, que van desde la Separación de la luz y

las tinieblas, sobre el altar, a la Embriaguez de Noé, aunque las pintó en sentido

inverso, pues comenzó sobre la puerta de entrada.

Miguel Ángel elaboró los frescos durante tres periodos de tiempo: el primero

abarcaba los meses entre enero y septiembre de 1509; la segunda etapa duró un

año entero, desde septiembre de 1509 a septiembre de 1510; y por último la tercera

etapa, que iría desde enero de este mismo año hasta agosto de 1511.

Al parecer, el papa Julio II tenía planeado que la temática de la bóveda

fuese una serie de los doce Apóstoles. No obstante, el asunto cambió y se acabaron

representando historias del Antiguo Testamento junto a una serie de sibilas y

profetas que proclaman la llegada de Cristo.

En total hay nueve escenas centrales: cuatro rectángulos de grandes dimensiones y

cinco de pequeño formato. Los más amplios narran cronológicamente:

1. La separación de la luz y la oscuridad

2. La creación de Adán

3. La caída del hombre: El pecado original y la expulsión del jardín del Edén

4. El Diluvio Universal

Mientras que los cinco rectángulos más pequeños cuentan:

5. La creación de los astros

6. La separación de las aguas y la tierra

7. La creación de Eva

8. El sacrificio de Noé

9. La embriaguez de Noé

La escena más famosa de ellas, es la de La creación de Adán. Se dice que la

inspiración de Miguel Ángel para esta pudo provenir del himno medieval Veni

Creator Spiritus, en la cual se pide el dedo de la mano derecha del Padre (digitus

paternae dexterae).

Para evitar la monotonía, hizo alternar los rectángulos centrales en dos

medidas o escalas distintas; los cuatro de menor escala están flanqueados por los

sedentes Ignudi, emparentados con los esclavos esculpidos después para la tumba de

Julio II. Los Ignudi sostienen diez gigantescos medallones de bronce que representan

escenas del Antiguo Testamento y sirven de complemento a las narradas en los

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paneles principales. La función de los ignudi no queda clara, aunque son un elemento

crucial en el concepto global de la obra y representan la concepción renacentista del

hombre como medida de todas las cosas. Las hojas y bellotas de roble que sostiene

un ignudo aluden a la familia Della Rovere, a la que pertenecía el propio papa Julio

II, en cuyo escudo de armas aparece el roble. También el árbol del Bien y del Mal

en la escena de La caída es un roble.

Entre los lunetos sitúa las figuras a mayor escala de los siete Profetas bíblicos

y las cinco Sibilas, anticipadoras de la venida de Cristo y nexo de los antepasados de

Jesús que incluye en el interior de los tímpanos.

Se considera el conjunto pictórico de la Capilla Sixtina como la culminación de

su ideal universalista, en la que todos los elementos figurativos están integrados en

una síntesis de las tres artes mayores y representados, desde la creación de la

Humanidad hasta la visión escatológica del Juicio final, según la más pura

concepción de la técnica florentina y del monumentalismo romano.

La bóveda reúne toda la Historia de la Salvación a través de episodios

significativos del Antiguo Testamento.

Verdaderamente reseñables son la novedad y grandiosidad del conjunto, el

completo estudio de la figura humana en anatomía y expresión, la variedad y

sabiduría compositivas, el dominio virtuosista de la perspectiva, la potencia el dibujo,

el encuadre y simulación arquitectónicos de total atrevimiento que confiere por su

especial disposición una especial tensión y dramatismo de lo colosal, que envuelve al

espectador y lo incluye en el dinamismo de las fuerzas desencadenadas.

LA TEMPESTAD

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FICHA

AUTOR: Giorgione Barbarelli da Castelfranco (1477-1510) GIORGIONE

FECHA: 1505

LOCALIZACIÓN: Galería de la Academia - Venecia- Italia

ESTILO: Pintura del Cinquecento Italiana. Escuela Veneciana

ANÁLISIS Y COMENTARIO

Se trata de una pintura al óleo sobre lienzo.

Este es uno de los cuadros más misteriosos de la Historia del Arte, a pesar de

su pequeño tamaño, porque ha traído de cabeza a los investigadores que no se ponen

de acuerdo sobre el tema representado ni el significado de esta obra.

Si analizamos la escena detenidamente, vemos que dentro de un paisaje

boscoso aparece una mujer semidesnuda, sentada amamantando a un niño en su

regazo, mientras una figura masculina la observa a un lado. Al fondo, se puede ver

una ciudad y un cielo tormentoso que acecha y amenaza a los personajes. La

oscuridad se acerca sobre ellos que siguen ajenos a la llegada inminente de la

tempestad, este hecho es el que ha dado nombre a la obra puesto que ni siquiera

sabemos su título original.

Un coleccionista contemporáneo de Giorgione, un tal Marcantonio Michiel,

nos habla de este cuadro describiéndolo como “un pequeño paisaje con

tormenta, mujer gitana y soldado“. Esto es realmente lo que podemos ver, pero

la disposición de los personajes y su relación con el paisaje hacen que la escena

atraiga irrempediablemente al espectador desde el primer momento. Se advierte

algo más, algo simbólico y misterioso que no alcanzamos a comprender y que

resulta inquietante.

La mujer, que algunos consideran una representación profana de una

Madonna, mira desafiante al espectador sin ningún reparo, mientras que el

personaje masculino gira su cabeza hacia la escena como si quisiera presentarla.

Entre ellos no parece haber conexión y se representan aislados uno del otro aunque

formando parte del mismo escenario: el bosque.

En principio, esta interpretación pudiera parecer correcta sino fuera porque

un profundo análisis con rayos X ha demostrado que la figura masculina fue en un

principio otra mujer desnuda inclinada para tomar un baño. Esta rectificacion tan

radical no hace más que añadir incógnitas a la obra y dificulta su comprensión.

Así para algunos investigadores, la escena sería un tema religioso identificado

como la Huida a Egipto o Adán, Eva y Caín expulsados del Paraiso, siendo el rayo

que se abre en el cielo al fondo del bosque la alegoría de Dios Padre. Mientras que

para otros, estamos ante un tema mitológico relacionado con la infancia de Paris (la

ciudad al fondo sería Troya) e incluso, una escena del “Sueño de Polífilo”. Como

vemos nada está claro en esta pintura.

Además existen otros elementos contradictorios que no ayudan a aclarar

nuestras dudas. Por ejemplo, la columna situada detrás del personaje masculino

podría simbolizar la Fortaleza pero al aparecer rota, también sería símbolo de la

Muerte. ¿Por qué el autor la coloca precisamente allí? No lo sabemos, puede ser que

simplemente quisiera representar un paisaje con personajes al estilo clásico sin

ninguna intención oculta o alegoría, pero desde luego no lo aclara.

En lo que sí se han puesto de acuerdo los críticos es en considerar “La

tempestad” como la primera obra paisajística de la Historia del Arte, y en su

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gran influencia posterior en la pintura occidental, sobre todo en los pintores

románticos del siglo XIX.

El paisaje aquí no es una mera excusa recreativa para la escena principal,

sino el propio tema central que envuelve a los personajes y que atraen las miradas

del espectador. Cautiva su fuerza poética y sugestiva, no es un paisaje real sino

una ensoñación de un momento etéreo e irrepetible. Es la representación pictórica

de una emoción, algo que se realiza por primera vez en la historia de la pintura y

que la convierten en una obra maestra.

LA VENUS DE URBINO

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FICHA

AUTOR: Tiziano Vecelio ( 1477-1576) TIZIANO

FECHA: 1538

LOCALIZACIÓN: Galería Uffici – Florencia - Italia

ESTILO: Pintura del Cinquecento Italiana. Escuela Veneciana

ANÁLISIS Y COMENTARIO

La Venus de Urbino es una obra pictórica realizada en óleo sobre lienzo.

La obra fue producida durante la estancia del artista en la corte de Urbino

como encargo del hijo del duque de la ciudad, Guidobaldo della Rovere.

La obra representa a una figura femenina muy sensual que aparece

desnuda en un lujoso lecho, la escena está ambientada en el interior de una lujosa

edificación palaciega de Venecia. Al fondo dos sirvientas rebuscan en un arcón

ropero de tipo nupcial.

La joven de largos cabellos y voluptuosas formas, aparece

completamente desnuda pero tapando con una mano su sexo por lo que nos

encontraríamos ante una venus púdica. Como único adorno porta una bella pulsera

de brazalete y unos pendientes de lágrima. Aparece recostada sensualmente, con la

mirada fija en el espectador y en su brazo derecho sostiene un ramillete de flores. A

sus pies la figura de un perro descansa plácidamente; su presencia no es en

absoluto banal ya que el perro desmitifica la posibilidad de asemejar a la joven con

una diosa, la hace carnal, humana.

Por otro lado su simbología se relaciona comúnmente con la fidelidad

aunque en este caso aparece dormido por lo que se puede interpretar como un guiño

al adulterio.

Si bien es cierto que Tiziano pudo inspirarse en la Venus de Giorgione, su

obra se muestra mucho más contemporánea y desligada de las premisas

renacentistas. La venus de Giorgione es una auténtica diosa mientras que Tiziano

plasma a una mujer real. Las diferentes interpretaciones han relacionado a la

joven con alguna cortesana de la época o quizás, con la futura esposa de Guidobaldo

della Rovere.

En la estancia contigua las criadas se afanan en sus tareas: una de ellas

aparece en un potente escorzo agachada dentro del arcón la otra, ajena a la mirada

del espectador, ayuda a su compañera en las tareas. A su lado un amplio ventanal

nos permite observar el paisaje veneciano, el cielo que es rasgado por la figura de

un árbol augura tormenta.

El realismo de la composición viene acentuado por el detallismo con el que el

artista plasma cada detalle. El palacio veneciano esta ricamente decorado, las

baldosas cuidadosamente colocadas guían la mirada del espectador hacia la

segunda habitación y la columna del ventanal actúa como punto de fuga.

La composición aparece dominada por la figura horizontal de la muchacha

que contrasta con el verticalismo del cortinaje y la presencia de la columna del

ventanal.

Page 22: EL TRIBUTO DE LA MONEDA policromía aparece en las terracotas y en los rosas y azules de los casetones de la bóveda; al unir estos colores con el rosa, el rojo y el azul oscuro de

La maestría que Tiziano demuestra en el colorido le permite presentarse

como uno de los mejores representantes de la escuela veneciana. La pálida

encarnación de la joven venus contrasta con el cortinaje que tiene a su espalda y

con la paleta más fría y oscura de las sirvientas.

Pese a ser la primera Venus pintada por Tiziano su maestría y calidad no

tiene duda, de hecho la Venus de Urbino será el modelo de otra de las Venus más

famosas de la historia del arte La Olimpia de Manet.

CARLOS V EN LA BATALLA DE MÜHLBERG

FICHA

Page 23: EL TRIBUTO DE LA MONEDA policromía aparece en las terracotas y en los rosas y azules de los casetones de la bóveda; al unir estos colores con el rosa, el rojo y el azul oscuro de

AUTOR: Tiziano Vecelio ( 1477-1576) TIZIANO

FECHA: 1548

LOCALIZACIÓN: Museo del Prado – Madrid - España

ESTILO: Pintura del Cinquecento Italiana. Escuela Veneciana

ANÁLISIS

Nos encontramos con un retrato, género que había comenzado a desarrollarse

en el Renacimiento italiano en relación con la importancia del individuo que trajo

consigo el humanismo.

Sin embargo, el retrato no se concibe como una pura celebración individual,

sino que su objetivo es otro, la propaganda. No interesa, tan sólo, la imagen del

personaje, sino su importancia política (En este sentido lo podríamos denominar

como retrato de aparato).

Para conseguir este efecto, Tiziano recurre a una fórmula que viene desde la

Antigüedad: el retrato ecuestre como símbolo del poder (estatua ecuestre de Marco

Aurelio, Roma). Este tema ya se había utilizado, también, en el Renacimiento por

escultores (Condotiero Gatamelata, Donatello; Condotiero Colleoni, Verrocchio) y

pintores (Andrea del Castagno o Ucello).

Carlos V aparece en su caballo a punto de entrar en combate, y vestido, por

tanto, con indumentaria militar. La batalla, de Mühlberg, tenía una especial

significación política, por ser la clave de todo el problema religioso que enfrentaba la

Europa del XVI entre católicos y protestantes.

De esta manera, lo que pinta Tiziano es una idea política, la defensa del

Catolicismo, encarnado en la figura del emperador, que se convierte en una especie

de nuevo héroe clásico a los ojos de sus súbditos.

Realiza esto sin renunciar a la idea de la fidelidad física ni, tampoco,

al retrato psicológico, dejándonos ver a un hombre ya cansado al que sólo su voluntad

le hace seguir adelante.

Esta doble condición (como personaje histórico y persona real) es una de los

grandes logros del lienzo que abrirá una profunda corriente de influencias,

Velázquez entre ellos, en sus retratos regios.

Tiziano utiliza el óleo, técnica que se había introducido desde Flandes hacia

el norte de Italia a finales del siglo XV y que será uno de los rasgos distintivos de la

escuela veneciana a la que pertenece. Gracias a ella, y como se irá viendo, consigue

una definición del paisaje y del tratamiento del color totalmente renovador.

Las figuras del emperador y su cabalgadura se inscriben en un triángulo,

forma muy normal en el Renacimiento. Sin embargo, no ocupan el espacio central

del cuadro, sino que se encuentran ligeramente desplazados hacia la izquierda,

cerrados por el fondo oscuro de los árboles.

Esta ligera descompensación la realiza el pintor para equilibrar

el movimiento de las figuras hacia la izquierda, marcada por el paso del caballo y la

lanza que apuntan hacia un fondo mucho más iluminado por el crepúsculo.

Tiziano consigue de esta manera, un equilibrio sin renunciar al

movimiento que debería tener el tema. (En el barroco esto se romperá hacia un

mayor sensación de movimiento: Rubens y, en menor grado, Velázquez).

Page 24: EL TRIBUTO DE LA MONEDA policromía aparece en las terracotas y en los rosas y azules de los casetones de la bóveda; al unir estos colores con el rosa, el rojo y el azul oscuro de

El dibujo, que era la base de las obras anteriores y contemporáneas del centro

de Italia (todo el Quattrocento, Miguel Ángel, Rafael), pierde su papel fundamental

a la hora de componer el cuadro. Tiziano, continuando la línea marcada por su

maestro, Giorgione, realiza las figuras sin un dibujo previo sobre el lienzo. En vez de

esto utiliza el color aplicado en cortas pinceladas para definir los volúmenes, con lo

que pierde algo de detalle a favor de una mejor representación del ambiente (que se

convierte en mucho más vaporoso) y de la relación del paisaje y los personajes.

El color es utilizado con gran maestría. En general se puede observar

la importancia de los cálidos, sobre todo en los rojos de la figura del emperador que

nos llaman la atención sobre él y su montura (Esta técnica influirá en gran manera

en pintores posteriores como Rubens o Velázquez).

El fondo se compone gracias a la contraposición de zonas oscuras sobre las

que sobresale el crepúsculo dorado que forma una especie de halo en torno a la figura.

Estos dorados, tan típicos del autor (aperturas de gloria, tono utilizado también en

muchos de sus desnudos mitológicos), serán luego muy utilizados por Rembrandt

entre otros.

La luz proviene desde la izquierda. El momento elegido, el crepúsculo, hace

que se opongan las zonas más iluminadas con las oscuras, creando un fuerte

contraste que redunda en una mayor resalte de la figura del emperador. (Esta técnica

de fuertes claroscuros será cada vez más evidente según envejezca, llegando a unos

límites al final de su obra que ya nos están anunciando a Caravaggio, con un empleo

contrastado y emotivo de la luz en sus últimos cuadros religiosos).

Cabe destacar la maestría en el uso de la luz y sus reflejos presente en la

armadura que luego podemos encontrarnos, entre otros, en el Entierro del Conde

Orgaz del Greco.

Las distintas calidades de los objetos se consiguen a través de la luz y la

pincelada, consiguiendo bruñidos en la armadura que contrastan con el carácter

vaporoso de las plumas del yelmo o la fragilidad de las hojas de los árboles.

Perspectiva. Se realiza utilizando la técnica de esfumato ya realizada

por Leonardo.

COMENTARIO

Como hemos ido viendo a lo largo del análisis, Tiziano, en esta obra, está

abriendo una serie de caminos que tendrán amplia repercusión en el futuro arte

barroco.

Aunque casi nunca saldrá de Venecia, sus cuadros viajarán por varias de las

cortes más importantes de Europa, entre ella la española. Gracias al interés de

mecenas como Carlos V o Felipe II, las colecciones reales estarán llenas de sus

cuadros en sus varios registros (retrato de aparato, temas religiosos, escenas de

mitología reservadas a los gabinetes secretos...), constituyendo un ejemplo para los

pintores posteriores como sería el propio Velázquez o Rubens que encontrarán en el

veneciano muchos de los registros técnicos que necesitaban para la creación de la

imagen del poder político y religioso fuertemente emocional.

EL LAVATORIO DE LOS PIES

FICHA

Page 25: EL TRIBUTO DE LA MONEDA policromía aparece en las terracotas y en los rosas y azules de los casetones de la bóveda; al unir estos colores con el rosa, el rojo y el azul oscuro de

AUTOR: Jacobo Comín (Robusti) (1518-1594) TINTORETTO

FECHA: 1548-1549

LOCALIZACIÓN: Museo del Prado – Madrid - España

ESTILO: Pintura del Cinquecento Italiana. Escuela Veneciana.

ANÁLISIS Y COMENTARIO

Se trata de una obra realizada con la técnica del óleo sobre lienzo.

Esta escena del lavatorio de los pies que Cristo hace a los apóstoles es una

obra de encargo que recibe Tintoreto para la iglesia de san Marcuola en Venecia.

Tenía que hacer juego en la iglesia con otro cuadro con la escena de la Última cena

situado justo enfrente. Era un encargo importante y el joven pintor se esmeró para

demostrar su valentía en el arte y su dominio de las tendencias más actuales de su

época. Realizó dos pinturas que destacan por la calidad de sus acabados.

El cuadro se ha inspirado en el pasaje del evangelio de san Juan.

El centro del cuadro está ocupado por la mesa de la cena y el anecdótico perro

en primer plano. A ambos lados, se encuentran dos escenas, cuando menos graciosas

y anecdóticas, como el ya mencionado perro o la escena, aparentemente trivial y poco

decorosa, del apóstol ayudando a otro a quitarse las calzas y venido al suelo, o

el apóstol de la derecha descalzándose sobre el banco.

Es en el extremo de la derecha dónde vemos el tema del cuadro: Cristo de

rodillas lavando los pies a san Pedro mientras otro apóstol, (tal vez san Juan)

sostiene un aguamanil.

A la izquierda observamos la figura de gran tamaño de otro apóstol que

aparece descalzándose. Encima de la cabeza de Cristo sitúa una habitación, en

penumbra y con una perspectiva que no guarda relación con el resto del cuadro, en

la que se vislumbra, más que ver pues es como un esbozo, la escena de la Última

cena.

Así el Lavatorio tiene un significado teológico, pues es una metáfora de

la purificación que debe preceder a la comunión. La vinculación iconográfica entre

estos dos momentos (lavatorio y última cena) era algo bastante común. Pero en esta

iglesia adquiría un mayor sentido. Aquí era donde el Dogo (el más alto cargo de la

República de Venecia) solía lavar los pies a doce mendigos el día de Jueves Santo; un

episodio que se convertía en una manifiesta exaltación de la humildad.

Todas estas escenas se sitúan en una sala con un fondo totalmente abierto

desde el que se ve una arquitectura fantástica con referencias clásicas y entre la que

corre un canal con barca incluida, evocación clara de Venecia.

El espacio está representado por medio de una forzada perspectiva lineal en

la que el punto de fuga se coloca muy desplazado del centro de la imagen, dentro del

arco de triunfo de la izquierda del cuadro. Llama la atención la perspectiva del

cuadro y la situación de Cristo dentro de él. Esto se debe a que Tintoretto sabía que

el cuadro iba a estar situado en el muro lateral del ábside. Por eso pinta en función

del fiel situado en la nave de la iglesia. De esta manera, conseguía aproximar y

destacar al fieles que estaba en dicha iglesia la imagen de Cristo y de los dos

Page 26: EL TRIBUTO DE LA MONEDA policromía aparece en las terracotas y en los rosas y azules de los casetones de la bóveda; al unir estos colores con el rosa, el rojo y el azul oscuro de

apóstoles que lo acompañan. Así Cristo queda cerca del espectador, con lo que toma

el protagonismo que le corresponde en el cuadro. La mesa, el diseño de las losas del

suelo y la forzada perspectiva generaban, además una efectista sensación de

profundidad espacial .

Los pintores venecianos manieristas se distinguirán, siguiendo el ejemplo de

Tiziano, por la importancia concedida al color, que es en éstos el elemento

configurador de la imagen pictórica, y no el dibujo, y por la mayor soltura en la

aplicación de la pintura, lo que redundará en una mayor valoración de lo pictórico.

Así, Tintoretto usa una gama de colores es amplia; basta ver cómo combina colores

cálidos (como los rojos, rosas, carnes y marrones y fríos (como los azules) y los

distintos grados de saturación de éstos.

La luz que parece bañar la escena es difusa y crea en esta ocasión

un claroscuro bastante acusado que genera una gran sensación de volumen tanto en

la figuras como en la arquitectura en la que éstas se sitúan.

Este trabajo, atrevido en las perspectivas y la preponderancia del color sobre

el dibujo, como corresponde a la tradición de la escuela veneciana, nos indica

que Tintoretto fue un gran admirador de Miguel Ángel y de Tiziano, del que fue

discípulo. En su estudio figuraba un cartel con este lema: el dibujo de Miguel Ángel

y el color de Tiziano.

Para terminar, conviene resaltar que la soltura y precisión en la aplicación de

las pinceladas, el gusto por el color exuberante, las composiciones complejas y con

perspectivas a menudo forzadas de Tintoretto tuvieron una extraordinaria influencia

en la pintura barroca posterior.

LAS BODAS DE CANÁ

FICHA

Page 27: EL TRIBUTO DE LA MONEDA policromía aparece en las terracotas y en los rosas y azules de los casetones de la bóveda; al unir estos colores con el rosa, el rojo y el azul oscuro de

AUTOR: Paolo Cagliari (1528-1588) EL VERONÉS

FECHA: 1563

LOCALIZACIÓN: Museo del Louvre – París - Francia

ESTILO: Pintura del Cinquecento Italiana. Escuela Veneciana.

ANÁLISIS Y COMENTARIO

Pintor italiano, uno de los representantes del manierismo veneciano. Su obra

se puede clasificar de prebarroca, por la elegancia de la forma, su gusto por las

atmósferas diáfanas y el sentido decorativo de la composición. Veronés aprendió de

los grandes venecianos, Tintoretto y Tiziano.

Se le considera creador, junto con Tiziano, de un gusto suntuoso y colorista.

Este cuadro fue encargado para el refectorio del convento benedictino de San

Giorgio Maggiore de Venecia, estancia proyectada por Palladio. El cuadro fue

saqueado por Napoleón durante la Campaña de Italia, en 1797, y enviado a París.

Se encuentra en Museo del Louvre.

Cuando el escultor Antonio Canova negoció para recuperar todas las obras de

arte italiano confiscadas por Napoléon, dejó Las Bodas en Francia, convencido de la

gran fragilidad de este lienzo. Fuente: Wikipedia

Esta obra es una de las pinturas más famosas de la producción total del

pintor. Está realizada al óleo sobre tela. Es una obra de enorme formato: mide 994

cm de largo y 677 cm de alto.

La pintura representa las Bodas de Caná, tema recogido en el Evangelio de

Juan, una historia sobre un milagro tomada del Nuevo Testamento cristiano.

En la historia, la Virgen María, Jesús y algunos de sus discípulos están invitados a

una celebración nupcial en Caná, Galilea. Hacia el final de la fiesta, cuando se

quedan sin vino, Jesús ordenó a los siervos que llenaran tinajas con agua, que él

convirtió en vino, siendo este su primer milagro.

El artista mezcla lo profano y lo sagrado en la escena, algo usual en Veronés,

representa el episodio evangélico al estilo de las grandes fiestas venecianas de la

época, en un marco arquitectónico renacentista, con columnas dóricas y corintias

alrededor de un patio abierto. Causó escándalo, al insistir más en la fiesta que en

los elementos religiosos.

Los símbolos religiosos que anuncian la Pasión de Cristo aparecen junto con

el lujo de los platos y los cubiertos de plata del siglo XVI. El mobiliario, el tocador,

la jarras, copas y vasos de cristal muestran el esplendor de la fiesta. En esta doble

lectura, ningún detalle escapa al artista. Se mezclan elementos simbólicos de tipo

religioso con la materialidad de la comida: un funcionario corta la carne, se sirven

membrillo como postre para los invitados y al mismo tiempo en el centro de la

composición aparece un símbolo del cuerpo místico de Cristo y los símbolos del

matrimonio.

En la composición se enmarca la escena en una amplia arquitectura, rasgo

que lo hace precursor del barroco. En el cuadro aparecen columnas, arcos y

escalinatas. Se aprecia la influencia de Palladio y otros grandes arquitectos de la

época.

Frente a la perspectiva clásica que hace converger en un único punto todas

las perpendiculares en el plano del cuadro, Veronés, por el contrario, las dirige a

varios puntos repartidos por la zona central del lienzo, con ello abre el espacio, en

vez de limitarlo.

En lo que respecta al color hay que decir que junto a las gamas frías como el

gris, plata, azules, también selecciona los pigmentos preciosos importados de

Page 28: EL TRIBUTO DE LA MONEDA policromía aparece en las terracotas y en los rosas y azules de los casetones de la bóveda; al unir estos colores con el rosa, el rojo y el azul oscuro de

Oriente por los comerciantes venecianos, amarillo, rojo y brillante lapislázuli

utilizados en grandes cantidades para el cielo y algunos ropajes. Los colores

contribuyen, por su contraste, para distinguir a cada personaje. Gracias a una

restauración de tres años, han recuperado su fuerza y brillo, su color original.

El tema es religioso, pero representa la escena evangélica al modo de las

grandes fiestas venecianas, reflejando así la alegría de vivir y el esplendor de la

república. Los trajes son fastuosos y el ambiente, suntuoso. En su obra aparecen

multitud de personajes.

Estos alardes creativos chocaban frontalmente con la fidelidad histórica de

los hechos bíblicos, lo que motivó las fricciones entre el artista y la Iglesia.

Respecto al modo de pintar usa un empaste ligero, lo que permite

innumerables transparencias. Le interesa la perfección del dibujo.

Aunque es una fiesta, los participantes en ella no están ebrios ni hablan. Hay

que tener en cuenta que el destino del cuadro es un refectorio benedictino, donde el

silencio era algo fundamental.

Frente a los músicos, sobre la mesa hay un pequeño reloj de arena, que

simboliza la temática iconográfica de la "vanitas". Es el paso de la vida hasta la

llegada de la muerte. Arriba se representa el sacrificio del cordero que es el futuro

de Cristo, situado debajo. Simbolismo: los placeres terrenales son válidos pero

siempre hay que ser conscientes de la llegada de la muerte.

Veronés se pinta en su cuadro sosteniendo una viola, con una túnica blanca.

Mientras, frente a él está Tiziano con una túnica roja y un violonchelo; Tintoretto y

Bassano

Encima de Cristo, simbólicamente se sitúa el sacrificio de lo que parece un cordero,

aludiendo al cordero místico y al futuro de Cristo.