El Ultimo Gran Patriota

7/26/2019 El Ultimo Gran Patriota

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PRLOGO

Pienso que los hombres se conocen por sus he-chos, es por ello mi intencin de escribir algunas vi-vencias y ancdotas del Coronel Seineldn, a la esperaque otros contribuyan con las suyas, para ir pintado laimagen de este gran hombre, y permitir de esta mane-

ra, que otras personas que no tuvieron la oportunidadde conocerlo, puedan hacerlo a travs de estas lneasy formarse una idea aproximada de quien es este se-or.

Las crticas como as tambin las correccionessern bienvenidas, esperando un generoso aporte deideas para mejorar esta humilde iniciativa, que solo

persigue como nalidad, el reconocimiento de esteextraordinario soldado, gran patriota y ejemplar serhumano.


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INTRODUCCIN

Muchas personas quizs escucharon hablar delCoronel Mohamed Al Seineldn, pero creo que sonpocos los que conocen sobre esta extraordinaria per-sona y ejemplar soldado.

Por ello, es mi intencin compartir algunasancdotas con los lectores, por que creo que a travs

de ellas podrn formarse una opinin aproximada deeste gran hombre, a quien la vida y sus contempor-neos trataron tan mal.

Solo recordemos que debi soportar 14 aosde prisin, aceptando toda la responsabilidad de unlevantamiento militar, que se produjo mientras l seencontraba preso.

Recuerdan lo que sucedi en la poca de Me-nem por la venta de armas a Ecuador?Nadie se responsabiliz por ese gravsimo he-

cho, los ministros y el propio presidente que habanrmado el decreto, ninguno saba nada, seguro quede poder hacerlo se lo hubieran endilgado a algn or-denanza, como nico culpable de todo.

El Coronel tampoco acept que se le diera lalibertad por medio de un indulto que lo pona en elmismo plano, que el guerrillero Gorriaran Merlo.

Debi soportar el duro golpe que signic lamuerte de su ho, que ocurri despus de que ste so-portara una larga enfermedad, esto sucedi mientrasel Coronel se encontraba en prisin.


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El amargo premio que recibi cuando regres

de Malvinas, donde tuvo una destacada actuacin,nicamente reconocida por los soldados rasos quecompartieron con l esa heroica gesta, y que lo acla-maban cuando concurra a declarar por el juicio que lesiguieron a los Jefes de Unidades, fue quitarle el man-do de su querido Regimiento 25 de Infantera.

Tantos fueron los sinsabores que debi soportar

este hombre honesto, transparente, patriota y profun-damente religioso, que quisiera que estas lneas fue-ran un acto de desagravio.


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Prlogo .................................................................. Pg. 5Introduccin ......................................................... Pg. 7Recopilacin ....................................................... Pg. 13Sangre derramada en Malvinas ...................... Pg. 17Ni siquiera San Martin ..................................... Pg. 21Hable con energia .............................................. Pg. 25Esa esquirla ........................................................ Pg. 27Retire preservativos ........................................... Pg. 29Parece un prcer ................................................... Pg. 31El abuelo ............................................................... Pg. 33Daher y Seineldn ................................................ Pg. 35Experiencia traumtica ...................................... Pg. 37Siempre pensando en los dems ......................... Pg. 41Coincidencias o... la mano del destino? ............. Pg. 43

Otro caso .......................................................... Pg. 46Otra coincidencia ........................................... Pg. 47Siguen las coincidencias ................................. Pg. 50

Una gran amargura .............................................. Pg. 53Pas Roberto ......................................................... Pg. 56Panam .................................................................. Pg. 59

Un hecho curioso .............................................. Pg. 69La crcel ................................................................. Pg. 73Una charla poco comn con el Coronel ................. Pg. 78

Ustedes cambiaron esta crcel! ......................... Pg. 79El nal de Marianito ................................................ Pg. 84Freses del Cnel. Seineldn ....................................... Pg. 87

INDICE


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SEINELDN, ELGRANPATRIOTA

RECOPILACIN

Finalizaba el ao 1964. Me encontraba en LaCalera, a unos 20 Km. de la ciudad de Crdoba, rea-lizando ejercicios nales como cadete de primer aodel Colegio Militar. Llevbamos aproximadamenteunos 10 das acampando a orillas de un arroyo, conuna arboleda que haca agradable ese lugar.

La proximidad del nal de estas maniobras y loque ello signicaba: volver a Buenos Aires, la licenciade n de ao, el regreso a mi provincia, ver a mis fa-miliares y amigos, disfrutar de las tan ansiadas vaca-ciones, todo ello me provocaba una gran ansiedad. Aeso se sumaba el hecho de que al ao siguiente, comocadetes de segundo ao, no seramos el ltimo orejn

del tarro, sino el penltimo.Y all estaba yo, esa noche de sbado, repartien-do la comida al resto de los cadetes, eso signicabaque despus de que ellos terminaran de cenar, y sefueran a dormir nos tocara a nosotros, los rancheros,el turno de comer y lavar los elementos utilizados. En-tonces disponamos de cierta tranquilidad, para ha-cer cosas que no estuviesen programadas, por lo quedecid aprovechar para lavar mis medias, suponiendoque al da siguiente, por ser domingo, nos levantara-mos de gimnasia para realizar alguna actividad comolimpieza de armamento u otra de ese tipo. De maneraque lav todas, incluso las que tena puestas.

Grande fue mi sorpresa al da siguiente, cuan-


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do a diana, ordenaron vestirse de instruccin, en ese

tiempo no haba uniforme de combate como el actual,y usbamos una bombacha marrn, una camisa de co-lor caqui y borcegu con planta de suela.

De manera que me vest con ese calzado y sinmedias. Despus del matecocido nos ordenaron co-locarnos el equipo aligerado y marchar a la sala dearmas, all despus de tomar nuestro fusil FAL, de-

bimos cargar un mortero 81, una ametralladora 12,7,blancos, municiones etc., etc. y formamos para dar co-mienzo a una marcha, que se inici muy temprano enla maana. Para evitar un peso adicional, llevbamoslas caramaolas vacas, es decir, sin agua.

A las diez de la maana el calor era insopor-table, la camisa se nos pegaba por la transpiracin, yla sed y el cansancio se hacan sentir cada vez ms,seguimos marchando por esas serranas, y as lleg elmedio da. Entonces nos dimos cuenta de que nuestroocial instructor se haba perdido y que andbamossin rumbo. Los minutos que nos daban de descanso,entre marcha y marcha, lo aprovechbamos para re-costarnos en alguna sombra, usando nuestro cascotipo alemn de almohada. Nuestros organismos cada

vez ms reclamaban por agua, como para reponer loque perdiamos por la transpiracin. Y as seguimosmarchando hasta las dos de la tarde, la sed era casiintolerable. Y en uno de esos descansos escuchamos,como un murmullo, el ruido de un motor; vimos a lolejos un camin del Ejrcito que llevaba enganchada


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una cocina y un carro aguatero. Salimos corriendo gri-

tando y haciendo seas para que nos vieran. Ese ocial que haba salido a buscarnos, era

el teniente Mohamed Ali Seineldn, quien al ver nues-tra desesperacin por el agua, nos deca: Tienen quepelar la penca1, cadetes, y chupar, l ya saba de su-pervivencia.

Ese fue mi primer contacto con este maravillo-

so ocial, a quien solo conoca a travs de comentariosde otros cadetes, por tratarse de un ocial instructormuy exigente.

1- Penca:Hoja grande, carnosa, con espinas grandes y otras muy

pequeas llamadas janas que concentra agua, de la planta cuyo fruto

es la tuna, muy comn en zonas semiridas.


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SANGREARGENTINADERRAMADAENMALVINAS

El Capitn de Fragata Don Pedro Giachino, fueel primer soldado argentino en derramar su genero-sa sangre en esa parte de nuestra patria. Este valien-te marino recibi la orden de recuperar las islas y lacumpli an a costa de su propia vida

Sea este recuerdo un simple homenaje a su me-

moria, y a la de aquellos otros hroes menos conoci-dos que cayeron luchando por lo que consideraron unideal.

A continuacin deseo transcribir, casi literal-mente, un prrafo del libroMalvinas un Sentimiento,en el que se reeja el grado de motivacin que tenanlos soldados, subociales y ociales del Regimiento

25 de Infantera del entonces Tte. Cnl. Seineldn.La compaa del Tte. Estvez fue asignadacomo refuerzo del Regimiento 12 de Infantera, que seencontraba en la zona de Darwin-Ganso Verde. El jefede esta unidad imparti la siguiente orden: TenienteEstvez, como ltimo esfuerzo posible, para evitar lacada de la posicin Darwin-Goose Green, su Seccincontraatacar en direccin NO, para aliviar la pre-

sin del enemigo sobre la compaa A del Regimiento12 de Infantera. Tratar de recomponer a toda costala primera lnea.

Estvez se march a cumplir con la orden yareng a sus hombres de la siguiente manera: Solda-dos en nuestras capacidades estn las posibilidades


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para ejecutar este esfuerzo nal, y tratar de recom-

poner esta difcil situacin. Estoy seguro que el des-empeo de todos ser acorde a la calidad humana decada uno de ustedes y a la preparacin militar quedisponen.

Finalmente, todos los integrantes de la frac-cin, escucharon la mejor y ms hermosa orden quepuede dar un jefe: Seguirme.

Pronto estaran inmersos en el combate.Para la Seccin, sobre las fracciones enemigasque se encuentran detrs del montculo. Fuego! Arti-lleros, sobre el lugar, deriva 20 grados, alza 400 me-tros. Fuego! Est atento cabo Castro, en direccin asu anco derecho, pude surgir una nueva amenaza...

Diversas rdenes se entrecruzaban en mediodel fragor y la tenacidad de la lucha; nalmente, selogr bloquear el avance y aliviar en parte la presinejercida por los ingleses.

Cabo Castro, me hirieron en la pierna, perono se preocupe, continuar reglando el tiro de artille-ra. Grit sin titubear el Teniente Estvez.

Enfermero, rpido, atienda al teniente, or-den Castro, con un grito.

Me pegaron de nuevo, esta vez en el hombro,cabo Castro, no abandone el equipo de comunicacio-nes y contine dirigiendo el fuego de artillera, fue sultima orden, un certero impacto en la cara, quizs deun tirador especializado, lo desplom sin vida.

Soldados, el Teniente est muerto, me hago


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cargo, grit Castro, y continu con la misin orde-

nada, hasta que es alcanzado por una rfaga de pro-yectiles trazantes, que llegan a quemar su cuerpo.

Camaradas, me hago cargo del mando de laSeccin, nadie se mueva de sus puestos, economicen lamunicin, apunten bien a los blancos que aparezcan.El soldado Fabricio Carrascul, llevado por el ejemploheroico de sus Jefes que yacen inermes en el glorioso

campo de la guerra, imparti con rmeza su primeraorden.....Los ingleses se repliegan, bien, los hemos de-

tenido y los obligamos a retirarse. Viva la patria!Grit con alegra Carrascul al ver la maniobra de losingleses. En ese momento, un preciso disparo, quizsdel mismo tirador especial que elemin a sus jefes, lequit la vida.

Habiendo cumplido con su misin, sin jefes,agotadas las municiones y transportando sus muer-tos y heridos, la veterana y gloriosa primera seccinde tiradores especiales, se retir a sus posiciones ini-ciales.

La carta pstuma, que el Tte. Estvezdej es-crita, en cumplimiento de la orden impartida por Sei-

neldn, estaba dirigida a sus padres. sta se convir-ti en un documento histrico, que revela a su vez, elsentimiento ms noble que joven alguno haya sabidotransmitir para la posteridad.

Querido Pap: Cuando recibas esta carta yo es-tar rindiendo cuenta de mis acciones a Dios, nuestro


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Seor. l, que sabe lo que hace. As lo ha dispuesto:

que muera en el cumplimiento de la misin. Pero f-jate vos que misin. Te acords cuando era chico yhaca planes, diseaba vehculos y armas, todo des-tinado a recuperar las Islas Malvinas y restaurar enellas la soberana? Dios, que es un padre generoso, aquerido que ste, su ho, totalmente carente de m-ritos, viva esta experiencia nica y deje su vida en

ofrenda a nuestra patria.Lo nico que a todos quiero pedirles es, pri-mero: que restauren una sincera unidad en las fami-lias bajo la cruz de Cristo; segundo: que me recuer-den con alegra y no que mi vocacin sea la aperturaa la tristeza, y muy importante, que recen por m.

Pap, hay cosas que como en un da cualquie-ra, se dicen entre hombres, y hoy debo decrtelas:gracias por tenerte de modelo de hombre bien na-cido, gracias por creer en el honor; gracias por tenertu apellido, gracias por ser catlico, argentino, hode sangre espaola, gracias por ser soldado, graciasa Dios por ser como soy y que sea fruto de se hogardonde vos sos el pilar. Hasta el reencuentro si Dioslo permite.

Un fuerte abrazo Dios y patria o muerte Roberto


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NISIQUIERASANMARTIN

En una oportunidad en que viajamos con mi se-

ora a Paso de Los Libres, de donde era ella, conver-sando con un vecino de mi suegra, que result ser unSubocial retirado, surgi el tema inevitable, hablarde Seineldn.

Me do que l lo tuvo de Jefe de curso de Sar-

gentos, cuando el turco era Mayor, y en ese relatopude apreciar la admiracin que senta por l.Me cont que cuando se encontraban realizan-

do unas maniobras como integrantes de una patrulla,en la zona del Delta del Paran, al llegar la noche, elMayor Seineldn le do a un Tte. 1ro, ocial instruc-tor, que hiciera la lista de imaginarias. Recibi como

respuesta que ya estaba hecha. En el primer turnoestoy Yo, en el segundo el sargento fulano, el terceroel sargento mengano y en cuarto est Ud..

Bien, respondi Seineldn, cuando terminesu turno me despierta a m. Solo durmi dos horase hizo el turno de los dos sargentos y el suyo. Ya casial amanecer, con esa forma enrgica de expresarse,orden. Vamos, vamos, levantarse... est subiendo el

agua,... Vamos, all hay una mujer muerta, tenemosque dar la novedad. Haba recorrido el lugar con sulinterna y descubierto el cadver de una mujer en laorilla. Quera poner este hecho en conocimiento de lasautoridades.

El subocial, deca. No creo que ni San Martn,


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haya tenido las condiciones de sacricio por sus sol-

dados, como el turco.A lo que yo quiero agregar. Cuando se sala demaniobras, a la hora de la comida, el cocinero no la re-parta, si primero no serva al jefe, luego a los ocialessiguiendo el estricto orden jerrquico, despus a lossubociales, y por ltimo los soldados.

Cuando Seineldn lleg a Jefe, ese orden se mo-

dic, primero los soldados, despus los subociales,luego los ociales, y por ltimo, si quedaba, a los Je-fes.

Una de las virtudes del turco, fue su constantepreocupacin por el bienestar de sus subordinados.Predicaba con su ejemplo, razn por la cual sus solda-dos lo seguan ciegamente dispuestos a realizar cual-quier sacricio que l les pidiera.

Siempre estaba preparado para soportar los es-fuerzos que pudiera demandarle entrar en combate,se preocupaba permanentemente por su condicin f-sica, la que no descuidaba ni siquiera estando en cam-paa.

En el ao 1965, nos encontrbamos realizan-do ejercicios nales en Mendoza, en el Challao, vi-

vaqueabamos en carpas de Seccin, formando partedel Batalln de Infantera del Colegio Militar. Noso-tros ocupbamos el ltimo lugar. A una distancia deaproximadamente 100 mts, se encontraban las carpasde los ociales.

A la maana, a diana, mirando hacia el sector


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de los ociales, se vea a uno de ellos en ropa de com-

bate con el torso desnudo, y unas pesas hechas conun tronco y piedras haciendo gimnasia, era el Tte. Sei-neldn.

Hace poco tiempo, cuando tuve oportunidadde volver a ver a este gran hombre, le recordaba estacircunstancia, y le preguntaba con qu ataba las pie-dras a cada extremo del tronco, por que desde donde

yo observaba no poda denir el elemento, me doque las sujetaba con unas correas. Que siempre buscformar su gimnasio a donde iba.

Tambien puedo dar testimonio, por haberlo vis-to, cuando suba al ring que haba en el gimnasio ce-rrado del Colegio Militar, calzando guantes de boxeoy cabezal, al igual que sus cadetes, les peda Peguefuerte cadete, pegue fuerte, en alguna oportunidad,lo vi hacer subir a dos cadetes, a los que enfrentabadefendindose de los golpes que le tiraban ambosoponenetes.

Hoy a sus 74 aos, sigue el a sus principios,con su infaltable seccin de gimnasia diaria, lo que lepermite tener un estado fsico, que muchos ms jve-nes que l envidiamos.

Es el prototipo del soldado espartano, aquelque se hizo famoso en la Grecia antigua por su prepa-racin para la guerra, acostumbrados al sacricio quedebe aceptar en la vida el soldado. y que se inmortali-z con su jefe Leonidas en la batalla de Termpilas.

Su vida la dedic a prepararse para la carrera


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que haba elegido, fue uno de los primeros comandos

argentinos, y formador de casi todos ellos, buzo tcti-co, alpinista, paracaidista, en n, su norte fue adqui-rir la mejor preparacin para el combate. Un soldadocompleto, nico.


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HABLECONENERGA

Mi Coronel, a pesar de las oportunidades en laque estuvimos juntos; en algunas de ellas, imitandotu forma de hablar a los subordinados, te recordabalas ancdotas que hoy escribo aqu; pero hay una quenunca te la cont, es para vos una primicia.

Hace ya algunos aos, por no decir muchos,

que un joven cadetorio de 1er ao, en la formacinde la noche y por la orden del da, que se lea en esaoportunidad, se enter de que el ocial de servicio erael Tte. Seineldn.

Por los comentarios que tena sobre l, se trata-ba de un ocial pomo (muy exigente), casi un sdicoque se solazaba maltratando cadetes.

Esa noche, ese recluta estaba de imaginaria (al-guien que debe velar por el sueo de sus compae-ros), en turnos de dos horas.

Se encontraba cumpliendo con ese servicio, ab-sorto en la lectura de un libro como forma de hacerpasar ms rpido el tiempo, cuando escuch pasosque suban las escaleras, se le hel el corazn y otracosa ms, supona que se trataba de Seineldn, y luegosu sospecha se conrm.

El cagaso de este cadete era total, de manera quepara evitar alguna recriminacin del ocial, se presen-t casi gritando, supuesta forma de mostrar energa,Shhhh. Hable ms bajo, va a despertar a sus compa-eros, do el Tte. cumpliendo con la orden, el cadete


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inici la presentacin en casi un murmullo, Hable

con energa, interrumpi nuevamente Seineldn, porlo que el recluta levantaba nuevamente el tono de lavoz, Mas bajo, y se repeta la escena.

Despus del tercer intento, y con un gesto defastidio, por no haber podido hacer entender al cadeteque tambin se poda hablar en voz baja y con ener-ga, como lo haca l. El teniente, se retir.

Despus, cuando al pobre cadetetorio se le fueun poco el julepe y pudo pensar, se dio cuenta de loque el teniente pretenda, y se ech a rer. Si el turcohubiese regresado habra pensado que estaba loco.

Yo era ese recluta, te pido disculpas por lo deesa noche, por tenerte entonces en tal mal concepto,eso se transform en admiracin cuando te empec aconocer, y esto lo digo cuando no tengo motivos parachuparle la media a nadie, sino que lo hago con la cer-teza y el convencimiento que sos un hombre extraor-dinario e inimitable.


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ESAESQUIRLA

Siendo Seineldn ocial instructor en el Cole-gio Militar, en una oportunidad dio una clase sobreel uso de la granada antitanque energa, en los fondosdel predio de ese Instituto. All haba un viejo tanqueSherman destruido que serva para realizar las prcti-cas de tiro de ese tipo.

Quizs muchos crean que acertarle a un tanquedesde aproximadamente 50 m. es muy sencillo, soytestigo de que no es as.

Esta operacin la realizbamos con un fusilMauser, con una mira rebatible especial, y el proyectildescriba una parbola en su viaje al blanco, es decirno era un tiro recto.

Despus de la teora, los cadetes de Seineldnpasaron a la prctica, el que iba disparar, se adelanta-ba del resto del grupo y de una posicin de cuerpo atierra, realizaba el disparo, Seineldn se encontraba depie a la par del que tiraba, y al estallar el proyectil, unaesquirla lo hiri en la pierna. Los cadetes corrieron aauxiliarlo, pero el se lo impidi. Sigui dando la clasecomo si nada hubiese ocurrido, hasta nalizar.

La herida segua sangrando, luego, nalizadala instruccin, hizo formar el curso y orden marcharhacia la cuadra, al llegar frente a donde se encontra-ba la Compaa Intendencia, le orden al cadete msantiguo que se hiciera cargo del curso y el se dirigihacia la enfermera, donde lleg y debi ser atendidocon urgencia.


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Esto se deba a su obsesin por cumplir con las

tareas asignadas, ms all de los lmites de la pruden-cia.Recuerdo que en una oportunidad me do so-

bre su forma de conducir a su tropa. En el peligroel superior siempre adelante y el subalterno siempreatrs, en cambio en las actividades de bienestar, elsubalterno adelante y el superior atrs.

Quizs su valiente forma de comportarse anteel peligro, demostrada tanta veces en Malvinas, fuecontraproducente cuando debi considerarse su as-censo a General. Pareciera que sus superiores conside-raban que tomaba muchos riesgos en caso de peligro,y que eso poda dejar sin conduccin su Brigada. Yocreo que en realidad envidiaban su coraje.


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RETIREPRESERVATIVOS

El hermano de un ntimo amigo, subocial reti-rado, con el cual comparta mi gusto por la pesca, enuna de esas excursiones nos contaba, a su hermano ya m, que cuando el se encontraba haciendo la carrerade subocial, siendo aspirante, en un n de semanano pudo salir de franco por que no tena dinero.

Ms tarde le presentaron al Tte. Seineldn, losprivados de salida.El turco comenz a averiguar a cada uno de

ellos las causas por la que no salan, obteniendo dis-tintas respuestas. Estoy de imaginaria mi Tte., es-toy castigado, y otras por el estilo, cuando lleg a l,y usted, le pregunt. Como no responda, lo inte-

rrog si tena que cumplir algn servicio. A lo que l lecontest que no, Est castigado?. No mi TenienteDe donde es usted?. Del interior mi Te-

niente.Despus de observarlo un momento, le orde-

n.Tiene 5 minutos para cambiarse de salida,

pase por la enfermera, retire preservativos y se mepresenta en la guardia. Como los soldados tenannormalmente relaciones ocasionales, y muchas vecesen los prostbulos, se buscaba evitar que contrajeranenfermedades venreas.

As lo hizo, se present frente a la guardia y envoz alta pidi parte para el Tte. Seineldn.


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Cuando este sali, le pas revista de pauelo,

cdula y tambin de los preservativos. Entonces sacdinero de su bolsillo y se lo dio.El turco percibi cul era la causa por la que no

sala este aspirante, y sin hacerlo sentir mal delante desus compaeros y con total delicadeza le permiti quepudiera disfrutar de la salida tan esperada por todojoven.

Esta accin, marc tanto a este subocial quecuando l lleg a encargado de compaa, imit lamisma con sus soldados ms de una vez.


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PARECEUNPRCER

Un amigo que tiene una relacin uida con elCoronel Seineldn, y suele compartir con l algunosalmuerzos en su casa, por lo que conoce como estformada su familia e incluso al personal de servicio,un da recibe una llamada de larga distancia, y des-pus de los saludos de prctica, el Coronel le pide ha-

blar con su empleada.Seguramente se dio cuenta de la perturbacinque esto le provoc a mi amigo, por lo que debi acla-rar rpidamente, Es que hoy es su cumpleaos yquiero saludarla.

Mi amigo qued ms asombrado, dado que nisiquiera l lo saba.

Demuestra permanentemente su condicin decaballero con todo el mundo sin importar la condicinsocial de las personas.

A la semana de suceder lo arriba comentadoSeineldn viaj al interior, donde vive mi amigo quees abogado, y al visitarlo se present con dos ramosde ores idnticos, uno de ellos para la esposa del Dr.que haba cumplido aos un mes atrs y otro para laempleada, por que no debe hacerse distingo alguno,segn sus propias palabras.

Tiempo despus, hablando con estas dos da-mas, me contaban que para ellas Seineldn era unhombre muy especial, su forma de tratar a la gente, lacaballerosidad en todos sus actos. Una de ellas deca,


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despus que naci este hombre rompieron el molde, y

la otra, parece un prcer. Es tan atento.Manifestaban su admiracin para esta personatan especial. sta es la forma que impacta el turco so-bre terceros cuando lo conocen. No hay nada estudia-do, l es as.

En otra oportunidad, al compartir un asado conel coronel y algunos amigos, no empez a comer has-

ta comprobar, que el pen de la nca tambin estabaservido y que tena su vaso con vino. Entonces recinfue a sentarse. Siempre preocupndose por el ms d-bil, el mas humilde. Ese es el turco.


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ELABUELO

Deseo compartir con los lectores un prrafo ex-

trado del libroMalvinas un Sentimiento, para aque-llos que no tuvieron la oportunidad de poderlo leer.

Seineldn comparaba su regimiento con la fa-milia. En ese orden natural, con deberes y derechosprivativos del padre, o de la madre o de los hos.

En el libro se consigna: En una oportunidad,ante un grupo de soldados, cuando me refer a estetema, pregunt. Si el Ocial es el padre, el Subocialla madre y el soldado el ho Yo que rango tengo den-tro de la familia del Regimiento 25?. Uno de ellos merespondi con rapidez y seriedad: El abuelo mi Tte.Coronel. Esta respuesta me sorprendi gratamente,

comprend que haban entendido el sentido trascen-dente del orden militar nacional, y el porqu del Ser-vicio Militar.

En otro prrafo del texto expresa En unaoportunidad en que se distribua la comida, yo es-taba formado en la la con los setecientos hombres,de acuerdo a la ley establecida para el Regimiento,y observ al soldado que distribua las raciones mi-

rando nerviosamente hacia donde yo estaba; entendque el estaba contando el nmero de soldados que seencontraban delante de m en la la. Supuse que habaproblemas con la cantidad de las raciones, me acerqupor detrs de la cocina de campaa tratando, adems,de inspeccionar la calidad de la comida del fondo de


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la olla- lugar donde se dene la coccin y sabor del

conjunto-. Observ que si bien todo estaba normal,haba una generosa porcin de carne apartada de lasotras que eran ms chicas.

Soldado para quin es ese buen pedazo decarne que apart?, lo interrogu enrgicamente.

Es para usted mi Teniente Coronel , me res-pondi casi con una sonrisa.

Soldado, cuando usted se case y tenga hos,cuando se distribuya la comida en su hogar a quinle dar las mejores partes? Volv a interrogarlo, tra-tando de hacerlo razonar.

Mirndome sin entender mucho, me contest:A mis hos, mi Teniente Coronel .

Entonces proceda aqu de la misma forma ,le de mientras lo obligaba a entregar el pedazo decarne a uno de sus camaradas. A partir de esta anc-dota, fui una permanente vctima de mi propio in-vento, pues raramente alcanzaba a disponer de unabuena racin; aunque reconozco que esa situacin mehacia feliz.


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DAHERYSEINELDN

El General Daher y el entonces Tte. Coronel Sei-neldn, recibieron la orden de iniciar la preparacinde los elementos del Ejrcito que participaran en larecuperacin de las Malvinas. El peso de la operacin,recaa en la marina por tratarse de una operacin an-

bia, solo una Seccin del Subteniente Reyes, perte-neciente al Regimiento de Infantera 21, como compo-nente de una fuerza mayor, a las rdenes del Tte. Cnl.Seineldn, recibiran la misin de tomar el aeropuerto,y de esa forma permitir el aterrizaje de las aeronavesque traan el resto del Regimiento 21.

Los sucesos de las islas Georgias, conicto de

obreros argentinos que se encontraban desmantelan-do una factora, con autoridades inglesas, adelantaronla fecha prevista del 24 de mayo al 2 de Abril.

La operacin de la recuperacin de Malvinas,de por s compleja, tena un aditamento que la hacams difcil, era la orden de no derramar sangre ingle-sa, con la intencin de evitar una reaccin exageradapor parte de Inglaterra.

Adems, los soldados que defendan la isla es-taban enterados del ataque argentino, de manera quese perdi el factor sorpresa. A pesar de ello, la opera-cin result tal como fue planeada, debiendo lamen-tarse solo la prdida de vida del valiente Capitn Gia-chino.


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No obstante el poco tiempo de preparacin de

los jvenes soldados argentinos, estos demostraronestar a la altura de las circunstancias y con una granmotivacin cada vez que les toc participar en el con-icto.


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EXPERIENCIATRAUMTICA

Estas lneas son dedicadas a los ex combatien-tes de Malvinas, como un especial re conocimiento alesfuerzo y penurias sufridos durante el conicto. Espor eso que deseo pedirles mantener la pureza de lossentimientos que embargaron a los argentinos cuando

se produjo esa heroica gesta de recuperacin de lasislas. Y, tratemos de no mezclar con los intereses pol-ticos que pretenden degradar los verdaderos ideales.

Siempre me fascinaron los documentales sobreguerra, y los libros sobre ese tema, no por que tengaun espritu truculento, sino que me imagino lo terri-ble que debe ser pasar por esa experiencia. Solo basta

observar la cantidad de veteranos de Malvinas que sesuicidaron despus del conicto y de otros que que-daron con sus facultades alteradas.

Uno de ellos, a quien suelo ver a veces, juntabolsas de residuos y las amontona en su casa, los ve-cinos lo denuncian por los malos olores, y un caminde la municipalidad tiene que ocuparse de llevar todala basura.

No puedo dejar de pensar en las vivencias, losmiedos y los horrores que puede haber visto, y quehan provocado ese bloqueo en su mente.

El Regimiento de Seineldn que tena por mi-sin custodiar el aeropuerto de Puerto Argentino, sevio sometido a constantes bombardeos, ya sea por


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parte de aviones o por el caoneo de los barcos.

Gran tensin debi producirse cuando se escu-chaban el zumbido del proyectil aproximndose, sinsaber si el mismo caera lejos o encima de uno.

En el libro Malvinas un Sentimiento, se des-criban la situacin vivida despus de un bombardeo,cuando un soldado sale de su pozo de zorro y se en-camina a una zona minada, dejada por los ingleses, en

total estado de shok. El turco sali corriendo y gritn-dole para que se detenga, pero al advertir su confu-sin, le aplic un par de cachetadas con lo que consi-gui que el soldado reaccionara y se detuviera.

Cuando este soldado vea a Seineldn, le decaen son de broma, que no saba que era preferible, si lasbombas de los ingleses o sus cachetadas.

Continuando con otro comentario del mismo li-bro, deseo transcribir parte del encuentro de Seineldncon el padre Martnez.

M teniente Coronel, se aproxima el padreMartnez.

Buenos das, Teniente Coronel SeineldnCmo est usted?

No obstante su cordial saludo, lo not preocu-

pado. Teniente Coronel, quiero expresarle mi preocu-pacin por las condiciones en la que estn viviendolos soldados en las trincheras, do con rmeza.

Lo escucho padre.Viven metidos en sus pozos, similares a ni-

chos de cementerios, el esfuerzo que estn realizando


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es sobrehumano, crame que deprime hasta el color

verdoso de su rostro.Haba realizado una prola observacin du-

rante su accin pastoral.Comprob, con alegra, que el recordado y ac-

tivo seminarista que un da conoc, no haba cambia-do absolutamente en nada.

La vida de sus hermanos, segua siendo su pre-

ocupacin principal.Padre, el color verdoso es consecuencia delhumo de las estufas de turba; permtame invitarlo aentrar en mi trinchera para conversar ms tranqui-los.

Adelante!El querido padre ingres haciendo un gran es-

fuerzo, en razn de la estrechez del lugar. Luego deobservar los nichos, que haba sido lo que ms lo im-presionaron, hizo que cediera la tensin. La demostra-cin clara, de que as tambin vivamos los ocialesmiembros de la Plana Mayor del Regimiento, obviotra explicacin. La realidad de lo que observaba erasuciente. Le ofrec sentarse en el suelo, sobre unaplancha de metal recogida de la pista de aterrizaje del

aeropuerto, le serv un jarro con mate cosido caliente-preparado en una especie de cocina que funcionabacon turba-, encend mi grabador, el que utilic en eldesembarco, con algunas marchas militares.

Padre, lamento no poder ofrecerle mayores co-modidades, es todo lo que tengo.


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Tambin trajo la bandera del Regimiento?

pregunt cuando vio la bandera de guerra del Regi-miento, cubierta con su funda, acostada sobre la frapiedra.

Donde est el Regimiento, debe estar la ban-dera, es lo que nos distingue en el combate, y estamosen guerra. Dnde ms podra estar?

Tambin los sables de ceremonia. Hizo esta

observacin algo consternado.De pronto, dos ratas salen de su escondro, pe-lendose por su mendrugo.

Y esto? Pregunt, ms que sorprendido.Es nuestro entretenimiento en las pausas de

los bombardeos. Festej con risas, mi contestacin,pronto se olvid de su enojo inicial. Continu.

Nosotros los soldados, ofrecemos nuestrosesfuerzos y sacricios, para gloria de las generacio-nes que pasaron, para proteger a las actuales y paraasegurarles una mejor existencia a las generacionesque nos sucedern. Hoy usted nos observ en ese duro,pero maravilloso esfuerzo.

Despus de despedir al padre, aprovech laspocas horas de luz que quedaban para prepararme y

enfrentar otra noche ms.


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SIEMPREPENSANDOENLOSDEMS

Mi amigo deba viajar al interior de la provin-cia en compaa de Seineldn. Cuando lleg el veh-culo que deba trasladarlos, una camioneta pequeadel tipo de una furgoneta, de manera que adems delchofer solo una persona poda viajar adelante y la otradeba acomodarse en la caja.

Mi amigo invit al turco a subirse adelante, te-niendo en cuenta tambin su edad.Suba usted Doctor.No, suba usted Coronel.No, suba usted Doctor.No, suba...Esto termin cuando Seineldn uni la accin a

las palabras y se encaram a la parte trasera del veh-culo. As, estoicamente, en esa incomodidad viaj has-ta que llegaron a caminos secundarios de tierra. La d-bil lluvia de la noche anterior en la capital, haba sidoms intensa en la campaa y haba dejado los caminosen malas condiciones, la furgoneta no tard en quedarempantanada. Seineldn se baj inmediatamente indi-cndoles al chofer y a mi amigo que permanecieran enel interior del vehculo para no embarrarse, y que lempujara. As lo hizo consiguiendo moverla apenasunos metros, atascndose nuevamente y esta vez demanera ms complicada, por que al patinar se enterrhasta el eje.

El Coronel comprendi que resultara imposi-


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ble sacarla de all sin ayuda, y do que la buscara en

un rancho que poda verse a lo lejos.Cubierto de barro como se encontraba, inicisu camino hasta la precaria vivienda. Me imagino laimpresin de los moradores del rancho al verlo en eseestado. Seguramente esa gente no tena idea de quienera la persona que les solicitaba ayuda.

En denitiva con una yunta de animales yegua-

rizos consiguieron liberar el vehculo y continuaronel viaje.No slo en la vida militar el Coronel elega dar-

les las comodidades a los dems tomndose para slas peores tareas, sino en todos los actos de su vida.Esto qued demostrado cuando debi hacerse cargodel Regimiento 25 de Infantera que se encontraba casien estado deplorable. Le asign a cada uno de sus o-ciales y subociales tareas para revertir tal situacin,y l se ocup de solucionar el problema de cloacas delbarrio militar, es decir la tarea ms degradante y pe-nosa, esto le ocasion una importante infeccin por loque debi estar internado por unos das.


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COINCIDENCIASO... LAMANODELDESTINO?

El joven Seineldn, saba exactamente lo que se-guira una vez nalizados sus estudios secundarios.Ingresara al Colegio Militar de la Nacin por que lquera ser un soldado. As fue como llegado el mo-mento, abandon su Entre Ros natal (Concordia) y se

dirigi a Buenos Aires, lleno de ilusiones a cumplir susueo. Lo que no saba era que su condicin de ho deextranjeros, su nombre y su apellido Mohamed AlSeineldn, le jugaran una mala pasada.

En esa poca, los aspirantes a cadetes del Co-legio Militar, eran objeto de un anlisis previo de suscondiciones generales por parte del servicio de inte-

ligencia, para ver si calicaban para el ingreso o no.Tambin se discriminaba mucho sobre el origen delpostulante, en la creencia que poda inltrarse unagente extranjero.

Todo eso inuy negativamente, y nalmen-te, fue rechazada su solicitud de ingreso. Este fue unduro golpe que no le sera fcil superar.

De regreso en su pueblo de Concordia, un davio cuando un grupo de dos o tres jvenes golpeaba aotro; lo desigual de la pelea hizo que tomara partidoen ella a favor del ms dbil. Emparejada la lucha poresa accin, los agresores decidieron huir.

El joven Seineldn se ofreci para acompaara su domicilio a su ocasional defendido, por las du-


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das se repitiera el ataque de la misma patota. Una vez

en la casa y ya con la presencia del padre, un ocialretirado del Ejrcito, este agradeci al muchacho quelo acompaaba por la ayuda brindada a su ho, y alpreguntarle su nombre y obtener por respuesta Mo-hamed Al Seineldn, ese nombre le repiquete en susodos, por que le recordaba que era de l de quien sele haba pedido informes, y que su opinin haba sido

negativa por el origen extranjero de sus padres. Poresas vueltas de la vida ese joven, sin saberlo, ayudabaa su ho. Entonces le pidi que se preparara nueva-mente para ingresar al Colegio Militar, que l mismose encargara de recomendarlo. As, alguien llamadoMohamed Al Seineldn, pudo vestir el uniforme decadete y dar su primer paso para transformarse enuno de los mejores soldados argentinos.

Pero esta no ser ni la nica ni la ltima coin-cidencia. Para hacer referencia a las siguientes, es ne-cesario tomar un prrafo del libro Malvinas un Sen-timiento, que escribi el Coronel Seineldn donde noscuenta una ancdota de su niez, que transcribir acontinuacin:

Ho Por qu lloras?An permanece en mis odos, y conmueve mi

corazn, la pregunta que me formul mi maestra deprimer inferior, Emma de Cava,... ho Por qu llo-ras?, mientras cantbamos la Marcha de Malvinas,al nal de un da de clases all por el ao 1940, en laquerida Escuela N 12 Salta ( o del puerto, denomina-


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da as, por su cercana con el Puerto de la Ciudad de

Concordia, en la Pcia de Entre Ros).Seora estoy emocionado por el canto.A pesar de mi corta edad, conservo an con cla-

ridad ese maravilloso momento; all se produjo unasntesis fundamental: de imagen (Por los mapas y laslminas con paisajes que nos exponan durante lasclases) y la atraccin que ejercan las islas sobre mi

espritu, quizs por su lejana, o por saber que habansido expropiadas por manos extranjeras. Los maravi-llosos acordes que provenan de un piano ejecutadopor una maestra, aceleraron mi emotividad y, nal-mente no pude contener las lgrimas.

Ho, acompame, iremos a ver al seor Di-rector.

El Director Don Cipriano Pio Soraides, era unhombre muy alto, serio y de rostro amable y sereno.Viva en la Escuela con toda su familia; diariamentelo veamos recorrer las aulas, vestido con un impeca-ble traje, y conversar con las maestras y alumnos.

Mientras los alumnos se retiraban a sus domi-cilios, luego de nalizar el canto de despedida, respe-tando la formacin, la Seora Emma me tom de la

mano y me condujo al despacho de ese seor que nosinspiraba tanto respeto. Durante el trayecto muchascosas circularon por mi mente: Qu hice?, Seralgo malo llorar?, Habr sido una debilidad de miparte?, Habr ofendido a alguien?, Qu dirn mispadres cuando llegue a casa? y Cuantas cosas ms!


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Cuando estuve en presencia del seor Soraides,

cre que estaba al pie de una enorme montaa; sentuna gran presin, una mezcla de temor y de inquietud.De repente escuch la voz de la seora Emma.

Seor director, mientras se cantaba la Mar-cha de las Malvinas, a este nio se le cubri el rostrode lgrimas.

Al tiempo que ese hombre grande me miraba

jamente y, atemorizado, esperaba una reprimenda,escuch su voz enrgica pero suave a la vez:Bien!, cuando una persona llora en un acto

patritico, es por que tiene muchos y buenos senti-mientos en su corazn Te felicito!, Sigue as!.

No poda creer lo que haba vivido, senta unagran alegra; ped a mi hermana Katef -Quien era laresponsable de esperarme y llevarme a casa- que apre-surramos el regreso, para llegar lo antes posible ycontarle a nuestros padres lo sucedido.

OTROCASO

Al recin ingresado subteniente Seineldn, letoc en su primer destino el Regimiento 4 de Infante-ra en Monte Caseros, Corrientes, disertar en las clasesde ociales, que se daban semanalmente con gran celoprofesional. El mismo jefe de Regimiento anunciabapersonalmente a cada ocial el tema que deba desa-rrollar. Quieren adivinar qu tema le toc? S, hablarde Malvinas.


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Nuevamente reproduciremos prrafos de su li-

bro donde nos cuenta sobre el particular:Subteniente Seineldn le asign para este ao

entrante, una conferencia que le gustar: pasado, pre-sente y futuro de las islas Malvinas

Instintivamente, por la sorpresa, hizo un gestoque motiv la expresiva mirada del Jefe.

Subteniente, si no est en condiciones, puedo

asignarle otro tema ms tcnico y acorde a su gra-do.Mi Teniente Coronel, Ud. me privilegia con

este tema!. Es el origen de un sentimiento que llevo enel corazn desde muy pequeo, muchas gracias.

Salud y me retir con la formalidad militar;esos movimientos lo hice con tanta energa, dado mientusiasmo por el resultado de la entrevista, que pro-voc que el Teniente Coronel Garuti, con humor medera:

Me parece bien que est contento, pero por fa-vor no me desarme mi despacho

Cuando lleg el tan ansiado momento de la cla-se, fue para l como un da de esta. Estaba pleno dealegra y con la sensacin de que, ese da, aunque sea

por tres horas estara espiritualmente recuperando lasMalvinas.

OTRACOINCIDENCIA

Cuando el Mayor Seineldn prestaba serviciosen la Jefatura de Operaciones del Estado Mayor Gene-


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ral del Ejrcito, una maana se present a su superior

jerrquico y le do: Mi Coronel, creo que deberamos iniciar la

preparacin de Hiptesis de conicto probable porlas Islas Malvinas

Seineldn, usted lo dice en serio?, fue la res-puesta del Coronel Villanueva, con maniesta sorpre-sa.

Si mi Coronel, lo digo en serio.El Coronel baj la cabeza, la movi hacia loscostados, en seal de desaprobacin; seguramente lapropuesta le result tan absurda que pareca una bro-ma; pero conociendo de quien provena, lo hizo dudar.Su respuesta fue tajante.

Seineldn usted est loco!... Cmo se le ocu-rre la posibilidad de prepararnos para enfrentar a unapotencia atmica? Lo que me propone no tiene aside-ro. Usted sabe que yo siempre le brind un especialafecto, pero lo que me est proponiendo no condicecon las cualidades que debe poseer un Ocial de Es-tado Mayor, que debe caracterizarse por su criterio ysu sentido comn; su propuesta se aleja de estas cua-lidades.

Mi Coronel, permtame expresarle que unasituacin similar a sta me ocurri en 1975. Haba lo-grado reunir los datos sucientes que me indicabanque nos encontrbamos prontos a tener que participaren una guerra civil, la que sera dura y larga, carac-terizada por la modalidad de la guerrilla y el terro-


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rismo. Fue cuando inform de mis conclusiones a mis

superiores; en esa oportunidad tampoco fui tomadoen serio.

En esa oportunidad me encontraba prestandoservicios en la Escuela de Infantera, en 1975. Quienera mi jefe respondi Los argentinos por su idiosin-crasia, no son proclives a la guerra no convencional;es as que todas las aventuras guerrilleras que se pro-

dujeron terminaron en fracasos. Ahora en el caso deque suceda, sern resueltos por las Fuerzas Policialesy, a lo sumo por las Fuerzas de Seguridad, pero jamslas Fuerzas Armadas.

En esa ocasin, uno de los jefes Superiores medo con sorna Seineldn, revise debajo de su cama,quizs encuentre guerrilleros.

Seineldn demostr su capacidad para predecirlas cosas ms all de lo que podan ver muchos de sussuperiores. Estas premoniciones que entonces haca,eran para ellos algo totalmente alejado de la realidad,pero el tiempo se encarg de demostrar lo contrario ypocos aos despus el Ejrcito se encontraba comba-tiendo contra la guerrilla en los montes de Tucumn.Nada de eso fue hecho mediante conjuros o estudios

astrolgicos, sino que resultaban del anlisis de losdatos que dispona, lo que le permita ver desde unaperspectiva lgica, como se proyectara la situacin.

El Coronel Villanueva, luego de un instante desilencio me do:

Bueno, vamos a trabajar, tenemos muchas


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tareas, con esas palabras y una mirada agradable y

una ligera sonrisa, fui invitado a retirarme.Tampoco aqu fue tomado en serio, y recorde-

mos que esta situacin se daba en el ao 1979. Quhabr pasado por la mente del Coronel Villanueva,cuando apenas tres aos despus, en 1982, Argentinarecuperaba Malvinas y mantendra un conicto arma-do con Inglaterra?

Una vez ms el visionario Seineldn se adelan-taba a los sucesos y una vez ms el tiempo le daba larazn.

SIGUENLASCOINCIDENCIAS

El Teniente Coronel Seineldn, fue designadoJefe del Regimiento 25 de Infantera, en la localidadde Sarmiento, Pcia de Chubut. Esta Unidad no tenatradicin histrica, ya que no haba participado enningn hecho trascendente.

Despus de unos meses de duro trabajo paraponerla en las mejores condiciones operativas (ins-truccin de los soldado, reparacin de los vehculos,alistamiento de armamentos etc.), un da recibi la vi-sita del Comandante del V Cuerpo de Ejrcito, quiendespus de la recorrida de inspeccin para compro-bar el estado de la Unidad, le do:Teniente CoronelSeineldn quiero hablar con usted y el General Daher,(Quien se desempeaba como Jefe de la Brigada IX) asolas.


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Luego de felicitar a Seineldn por el excelente

estado de su Regimiento, les pidi que en el ms ab-soluto secreto concurrieran a Baha Blanca, asiento deese Cuerpo de Ejrcito, el primero de febrero de 1982.

Cuando se concret dicha reunin el GeneralGarca do:

Teniente Coronel Seineldn, Jura por su ho-nor de soldado, guardar el secreto que le revelar?...

S mi General, lo juro.He seleccionado su Regimiento, el 25 de Infan-tera, para recuperar nuestras Malvinas.

No lo puedo creer mi General, usted me asignala ms hermosa de las responsabilidades, le exprescon gran emocin. Senta que todo mi cuerpo se ex-presaba, desde mi piel erizada, hasta mi corazn quelata ms de lo normal.

Ese nio, ese joven, y el hoy hombre hecho sol-dado, senta que se cumpla su ms anhelado sueo.

El General Daher y l participaran en la plani-cacin de la operacin que deba ejecutarse el da 24de mayo; luego esa fecha se adelant para el 2 de abrilpor los sucesos que se dieron en las Islas Gergicasdel Sur.

De esta manera, el Teniente Coronel Seineldn,con una seccin de su Regimiento, integrando partede las Fuerzas Anbias de la Marina de Guerra, se en-contrara entre los primeros en pisar las Islas.

Su misin inicial era la de tomar la casa del Go-bernador, luego fue cambiada por la toma del Aero-puerto y se le asign al Capitn Giachino la primera.


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En su cumplimiento muere este valiente marino.

Otra coincidencia?... De no haberse producidoese cambio de ltimo momento, quizs Seineldn hu-biera sido el primer muerto argentino por la recupera-cin de esas, sus queridas Islas.

Quizs el destino preserv su vida para quecontinuara luchando luego, por el prestigio y la digni-dad de su amado Ejrcito y por la Causa Malvinas.


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UNAGRANAMARGURA

Al Poco tiempo de su llegada de Malvinas, elentonces Teniente Coronel Seineldn, recibi una lla-mada telefnica del Comandante en Jefe General Ni-colaides, producindose el siguiente dialogo:

Teniente Coronel Seineldn, le hablo perso-nalmente para comunicarle que, por exigencia de los

generales debo relevarlo. Conozco el buen desempeodel Regimiento 25, pero no me queda otro camino quedecidir su relevo, do el General

Mi general le informo que no me afecta y loacepto. Desde el primer momento que supe que serael nico jefe que continuara en funciones, me sentincomodo, en razn que todos mis camaradas Jefes de

Unidades, cumplieron correctamente con su misin,le respond. Ante esta contestacin, que creo l no es-peraba, me do:

De todas maneras, sepa que lo voy a conde-corar por su desempeo

Mi General, le ruego que no lo haga, pues sirecibo alguna condecoracin, correr el riesgo de caeren la soberbia; mi obligacin moral es seguir traba-

jando por la Patria y el Ejrcito; una condecoracinsignica que la tarea ya fue acabada, y no es as; aho-ra me impulsan los espritus de todos los camaradasque dejaron su vida en el campo de combate.

Cumpliendo con esa orden, Seineldn se trasla-d a la ciudad de Sarmiento donde fue recibido por el


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nuevo Comandante de la Brigada Novena, el General

D. Teolo Saa, quien haba reemplazado al GeneralDaher.

Seineldn, en el lapso de una semana deberentregar el Regimiento al nuevo Jefe. Le ruego que eltraspaso se haga en orden. Recuerde que nos conoce-mos desde hace mucho tiempo. Esta expresin no es-taba acorde con el lxico militar que se usa para estas

circunstancias.Mi general me sorprende un poco la formacomo usted se expresa

Mire Seineldn que entre los Generales haymucha desconanza de los que regresaron de la gue-rra. Existen temores.

Mi general, usted me conoce desde hace mu-cho tiempo. Desde que ingres al Ejrcito he tenidoel mismo comportamiento. Qu sospechan de m?Yo fui a la guerra cumpliendo una orden superior, yregres con la misin cumplida y hroes para la his-toria del Regimiento. Cul es la preocupacin de losGenerales?

No se intranquilice, yo confo totalmente enusted

Mi General, ahora me doy cuenta del porqudel relevo urgente de todos los Jefes de Unidades y delrecibimiento penoso que nos hicieron.

Tuve la triste sensacin de la traicin, lo queme trastorn realmente. Sospech que la conversacintelefnica con el General Nicolaides era parte de unapuesta en escena.


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Triste reconocimiento a los valientes que arries-

garon su vida en Malvinas, ahora eran tratados comoleprosos de los que haba que cuidarse, Que mal pagodamos a los que se juegan el pellejo en defensa de laPatria!

Luego de nalizar las tareas de traspaso delmando y despedirse de la Guarnicin Militar y de losamigos de Sarmiento, a punto de iniciar viaje a la ciu-

dad de Comodoro, Seineldn fue sorprendido por losacordes de la Banda de msica del Regimiento y pormuchos ciudadanos de Sarmiento, que junto a O-ciales y Subociales, le daban la despedida con susaplausos.

Seineldn se baj para estrechar la mano decada uno de ellos profundamente emocionado por esaafectuosa demostracin, y luego subi al vehculo quelo esperaba al nal de la columna junto a su esposa.

Cuando el vehculo comenz alejarse, algunaslgrimas cubrieron su rostro, mientras su esposa disi-mulaba ver el paisaje para permitirle que se desaho-gara de tanto dolor, emocin, afectos y recuerdos.

Comenta Seineldn en el libro Malvinas unSentimiento, sobre ese instante: Record las ltimas

palabras del Segundo Sombra, de Ricardo Giraldes,que tantas veces leyera en mi juventud, y que no habalogrado interpretar en su plenitud hasta ese precisomomento:M .


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PASROBERTO

Un gran amigo, un ex Ocial Jefe del Ejrci-to, un hombre brillante, perteneciente al crculo msprximo al Coronel Seineldn, autor de varios libros,presentaba en Buenos Aires a nes del ao 2007, su l-tima obra, en la que entre otras cosas explicaba sobrelos motivos de los levantamientos militares produci-

dos durante los gobierno de Alfonsn y de Menem,remarcando que con ellos no se haba intentado de-rrocar al gobierno, sino que estaban dirigidos contrala cpula de la Fuerza.

En ella cuenta especialmente los sucesos dellevantamiento del 3 de diciembre del 90, que lo tu-vieron como uno de los protagonistas principales, los

objetivos perseguidos, para evitar la destruccin delEjrcito. El tiempo conrmara que no estaban equi-vocados.

Al no poder concurrir a Buenos Aires, con unpequeo grupo de amigos le propusimos al autor, quetambin presentara el libro en Santiago del Estero, yeste acept. Con suciente antelacin, y con gran ale-gra nos encargamos de organizar el evento con fechaestimada en marzo o abril del ao siguiente.

Conseguimos que un profesional mdico nosofreciera el auditorio de su clnica para hacer el acto,pero cuando se fue aproximando la fecha, el profe-sional cambi su actitud y nos neg lo que nos habaofrecido, quizs al saber que era un ex militar el autordel libro.


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Al recorrer otros locales se dieron similares cir-

cunstancias, en principio se nos aseguraba que no ha-bra problemas y luego cuando llegaba el momento deconcretar, surgan las disculpas y el no puedo.

Por n nuestro amigo, el autor, pudo venir apresentar su libro, y lo hizo acompaado del CoronelSeineldn y otro camarada.

El acto en s se desarroll en forma amena con

la disertacin de los tres ex ociales del Ejrcito, quefue seguida con atencin por los presentes en un n-mero aproximado de 70 personas. Terminada la mis-ma, muchos adquirieron el libro que se promociona-ba y procuraban conseguir que los disertantes se loautograaran. Uno de los presentes, mi amigo Rober-to, quien hasta entonces no conoca al Coronel, se meacerc libro en mano, y me do Quisiera que me lorme l tambin dirigiendo su vista a Seineldn, queestaba haciendo eso con otras personas que se lo pe-dan. Esper que se liberar un poco del asedio al queestaba sometido y le de, mi Coronel, l es mi ami-go Roberto, quera conocerte y adems que le rmesel libro, pero como no Roberto con mucho gusto,fueron las palabras del Coronel, quien despus sigui

complaciendo con el mismo pedido a mucha gente.Concluida esta parte, Seineldn salud a todos

los presentes antes de retirarse, mientras que el restopas a un saln contiguo donde se sirvi un copetn.Estaba previsto que la reunin continuara para ungrupo ms reducido en la casa de un amigo donde se


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alojaba el Coronel, pero el copetn se estaba prolon-

gado, entonces le ped a Roberto retirara unas empa-nadas que se haban encargado y se fuera directo allugar de reunin.

As lo hizo, al llegar y tocar el timbre el mismoCoronel fue a abrirle la puerta y al verlo le do pasRoberto, Cmo!... pens mi amigo, me vio du-rante un minuto entre 60 o70 personas y ya me tiene

registrado?... No puede ser!Sus dudas se despejaron cuando debamos re-tirarnos, a pesar que durante la reunin, por nuestraubicacin con Roberto, no pudimos dialogar con elCoronel. Al despedirnos, despus del fuerte abrazoque l suele dar a sus amigos y en este caso quien loreciba era Roberto, Seineldn le do:

Te agradezco Roberto por todas tus atencio-nes y desde ya te considero mi amigo, Roberto alcan-z a balbucear:

El agradecido soy yo por haber tenido laoportunidad de conocerlo.

En el trayecto hasta su casa me segua diciendo,me vio un minuto entre tanta gente, cmo hizo paraacordarse mi nombre?, qu persona agradable!...

qu tipo sencillo!,... qu educacin!, qu Marado-na ni ocho cuartos, este es un tipo grande, en n,a pesar de sus 68 aos lo vea conmovido como unjoven por esta su primera vez, que haba podido estarjunto a este hombre: El Coronel Seineldn


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PANAM

Al asumir el Dr. Alfonsn como presidente dela Nacin luego de su triunfo electoral, apoyado tam-bin por la Internacional Socialista, se avizoraban dasduros para las instituciones armadas. El se haba des-empeado como abogado de los Derechos Humanos

y, como es sabido por todos, esta Institucin que su-pone la defensa de los derechos de todas las personas,solo deende los derechos de los simpatizantes de iz-quierda.

Las Fuerzas Armadas, junto con las de seguri-dad, como Instituciones orgnicas de la Nacin, ha-ban sostenido en los 70, una dura guerra contra los

guerrilleros subversivos de izquierdaEl Presidente tena en claro lo que deba hacercon las Fuerzas Armadas, reducirlas a su mnima ex-presin y de ser posible, suprimirlas.

Seineldn era por entonces un Ocial Jefe conel grado de Coronel, con gran predicamento entre los

ociales y subociales por sus cua-lidades de soldado, patriota y cris-tiano.

Tena una excelente forma-cin para la carrera elegida, lucaen su uniforme casi todas las dis-tinciones de las diferentes especia-lidades, el huevo frito, llamada


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vulgarmente de esta manera a la que identica a los

ociales de estado mayor. El brevet de paracaidista,insignias de montas, buzo tctico, comando (forma-dor de casi todos los comandos argentinos), en n unverdadero profesional. Tambin gozaba de una exce-lente preparacin fsica, aspecto este que nunca des-cuidaba.

Era exigente. No peda nada que el no pudie-

ra hacer. Su probado valor, demostrado en ms deuna oportunidad, pero especialmente en la Guerra deMalvinas, lo convertan en un Jefe que todos deseabantener.

A su profunda fe cristiana y su permanente pre-ocupacin por sus subalternos, lo transformaba en unverdadero lder carismtico.

Pero este hombre incorruptible y de slidosprincipios, poda resultar un escollo en los planes deAlfonsn. Se busc de quitarle preponderancia, evi-tando darle mando de tropa y envindolo al exterior.

As fue designado como Agregado Militar yNaval en Panam, Costa Rica, Hait, Repblica Domi-nicana y Jamaica por el trmino de un ao, desde ene-ro de l985 a enero de l986, luego Instructor y Asesor

Tcnico de las Fuerzas de Defensa de Panam por eltrmino de dos aos (1987 a 1989).

Es necesario aclarar, que gran parte de lo verti-do en estos prrafos fue extrado del libro escrito pordel Dr. Norberto Chindemi, Historia y Poltica (Pa-peles de Seineldn).


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Apenas llegado a su nuevo destino, realiz un

viaje por toda la jurisdiccin para ponerse a disposi-cin de los Ejrcitos. En Hait y Jamaica, por motivosde idioma, no pudo concretar ningn tipo de trabajo,en los dems pases su accin fue intensa. Ms adelan-te se brindar mayores detalles sobre ellos.

En Panam, contigua a la base de ese pas, seencontraba otra norteamericana, que entre otras fun-

ciones deba dar la seguridad al canal del mismo nom-bre.Por el tratado Torros-Carter, los Estado Unidos

se comprometieron a devolver ese paso interocenicoa Panam el 31 de Diciembre de 1999. Los panameosdeban crear una Fuerza de 15.000 hombres para darla seguridad al mismo.

Al presentarse Seineldn, al General Noriega,jefe de la Guardia Nacional Panamea, convertidaluego en Fuerza de Defensa, este le solicit su colabo-racin para la formacin de las tropas que deba cus-todiar el Canal. Noriega conoca bien la capacidad yel profesionalismo del Jefe argentino, adems ambosprofesaban un mismo sentimiento nacionalista.

Recordemos que Noriega haba sido subordi-nado de Omar Torros, que este ltimo siendo Te-niente, haba sido ayudante de Juan Domingo Perncuand se hallaba exiliado en Panam, y haba asimila-do muy bien las lecciones del General en el sentido dela defensa de la soberana, sentimiento que tambin setransmitira a Noriega.


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Seineldn, se aboc de inmediato a la tarea en-

comendada, poniendo en ella como era su costumbre,todo su empeo y dedicacin. Para dar una idea de suactividad, nicamente en Panam, entre1985 y 1986solo citar las siguientes:

a) Fund y organiz la Escuela Militar paracadetes. Hizo los planes de estudios (tresaos de carrera) supervisando personal-

mente la forma como se imparta la instruc-cin.b) Envi a la Argentina ms de cien alumnos

para los diversos Institutos Militares.c) Realiz alrededor de 70 asesoramientos mi-

litares.La instruccin no solo haca hincapi en la for-

macin militar, sino que tambin en la exaltacin delos valores espirituales, morales y ticos.

La profunda fe catlica puesta en evidencia porCoronel argentino, sirvi para que sus hombres laasimilaran como propia. Esa circunstancia comenza notarse en los servicios religiosos impartidos en elcuartel, al principio con una escasa concurrencia, has-ta que se hizo necesario aumentar el nmero de misas

para que todos pudieran asistir a ellas.Aparte de estas tareas que cumpla con las Fuer-

zas Panameas, en su condicin de Agregado Militar,tambin deba atender los compromisos sociales pro-pios de esta funcin. Es por ello que reciba frecuentesinvitaciones a reuniones y estas que se realizaban es-


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pecialmente en la Base Norteamericana, cuyas autori-

dades buscaban por este medio seducir a Seineldn.El Coronel asista a algunas de ellas, disculpndosepor no hacerlo en otras, invocado razones de fuerzamayor. Tambin recibi una tarjeta para realizar com-pras en el supermercado de la base, con descuentosespeciales, la que fue devuelta con una nota de agra-decimiento.

En otra oportunidad, con motivo de la proxi-midad del arribo de la Fragata Libertad de la ArmadaArgentina a Panam, los norteamericanos llamaron aSeineldn para ofrecerles sus instalaciones a n de queamarrara en ellas y no en el puerto panameo. Seinel-dn agradeci el ofrecimiento, pero lo rechaz expli-cndoles que de hacerlo as, provocara un desaire enlas autoridades panameas, de las que contaba con laautorizacin.

Como las sutilezas no dieron resultado, se cam-bi la tctica y se busc presionarlo, a tal n fue a vi-sitarlo, un ocial norteamericano, con buen dominiodel idioma castellano. Al iniciarse la conversacin, elmilitar le sugiri como importante para su carrera unacercamiento a las autoridades norteamericanas. Sei-

neldn reaccion de inmediato, y casi de un salto sepuso de pie, enfrentando a su interlocutor y sealn-dolo con su dedo ndice a la cara, arrinconndolo, ala vez que casi a los gritos le deca No trate de pre-sionarme reprochndole su osada. El militar norte-americano, que no esperaba una reaccin semejante,con rostro trmulo, le pedi que bajara la voz, y bus-


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caba disculparse diciendo que solo cumpla rdenes.

Haban elegido el peor mtodo para tratar deconquistarlo.La poca o casi nula simpata que el jefe argen-

tino mostraba por sus colegas norteamericanos, sirvipara que lo fueran catalogando como poco conable.Posteriormente, cuando las tropas formadas por Sei-neldn participaron de un desle militar, y lo hicieron

con el armamento correspondiente y con un rosariocolgado de su cuello sobre su pecho, (demostracincabal de cmo haba inuido el jefe argentino en laformacin espiritual de estos hombres), les hizo pen-sar a sus colegas del norte, que tambin se trataba deun fundamentalista.

De poco conable, pas a ser casi un enemigono slo de los norteamericanos, sino de polticos ar-gentinos y de los propios militares de escritorios aquienes les convenas tener lejos a este brillante jefe.

El 17 de Noviembre de l988 fue citado Seineldnpor el General Noriega, para que tomara conocimien-to del mensaje del Embajador Kam. Las primeras pa-labras de aquel despus de saludarlo, fueron Al, noentiendo por que las autoridades de tu patria y de tu

Ejrcito, a quien tanto quers, proceden tan incorrec-tamente en contra de tu persona. Seineldn escribia un amigo luego contndole sobre esta situacin ydiciendo: Sinceramente debo reconocer, que pas unade las ms grandes vergenzas de mi vida.

A continuacin se transcribe el documento que


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es una prueba de los deseos de alejar al molesto Co-

ronel.

Misin Permanente en PanamAnte las Naciones Unidas

866 United Nations Plaza,Suite 544New York, N. Y. 10017

FECHA: 14 de Noviembre de 1998

REF: FAX MPP NY-158NUM. PAG. INCLUYENDO ESTA: 1

PARA: General Manuel Antonio NoriegaDE: Embajador Kam Representante Permanente

El viceministro de Relaciones Exteriores de la Ar-gentina, seor Ral Alconada, quien tambin fue Vicemi-nistro de Defensa, me ha solicitado transmitirles el intersdel Gobierno de la Argentina de que las Fuerzas de De-fensa de Panam le pidan a la Argentina que el CoronelSeineldn se quede un ao ms como instructor.

Me indica el viceministro Aleonada, que el Minis-terio de Defensa, y el Ministerio de Relaciones Exteriores

de su pas estn al tanto de esta gestinAtentamente. E. Kam

Si bien el grueso de las actividades del Jefe ar-gentino fue desarrollado en Panam, simultneamen-te cumpla tareas de asesoramiento en otros pases.


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Actividades desarrolladas en su primer ao de

Agregado Militar (1985-1986):

En Repblica Dominicana Profesor de Tctica y estrategia en la Escue-

la de Guerra. Prepar y remiti diez alumnos a diversos

Institutos Militares de la Argentina.

Dos asesoramientos sobre Instruccin y Edu-cacin de las Fuerzas Armadas.

En Costa Rica* Asesoramiento a la Polica sobre aspectos de

seguridad.

Durante ese perodo, se hicieron gestiones paraque Seineldn no regresara a la Patria, con la nalidadde evitar problemas dentro del Ejrcito, tal como lovimos en los prrafos anteriores.

A diferencia de otros agregados, Seineldnfue a trabajar. Al concluir su misin, fue despedidopersonalmete por el General Noriega y cerca de qui-nientos miembros de las Fuerzas de defensa, recibien-

do las condecoraciones ms altas que llevan el nombrede Omar Torros Herrera.

El 20 diciembre de 1989 se produjo la invasinnorteamericana a Panam. Segn los polticos delnorte, se deba juzgar a Noriega porque era un nar-


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cotracante. Pal Gorman, comandante del Comando

Sur (Comsur) declar ante el Senado de su Nacin:Nunca encontr pruebas que confrmasen las acu-saciones de narcotrfco lanzadas contra el GeneralNoriega.

Panam haba sido la nica Nacin, que en elConsejo de Seguridad de la Naciones Unidas habavotado por la Argentina cuando se trat la Resolucin

502 el 3 de Abril de 1982.Qu hizo la Argentina para corresponder a talhidalgua? El Presidente de la Repblica, arm conla liviandad que lo caracterizaba, que las relacionescon Estados Unidos no iban a perturbarse.

La nica voz que desde nuestro pas se alzcondenando este hecho, fue la del Coronel Seineldn,que lo hizo a travs de un documento, y por el cualrecibi una sancin disciplinaria.

Luego dira al respecto Es un honor haber sidosancionado por defender la soberana de un pas la-tinoamericano que en su momento apoy solidaria-mente la causa de Malvinas.

Cul fue el objetivo poltico esencial del Cnl.Seineldn en Panam?, lo expresa l mismo: Las ideas

de los Generales Torros y Noriega coincidan con lascorrespondientes al justicialismo Aprovechandoeste concepto, y otros ms, me propuse a trabajarcon la siguiente concepcin: Armonizar las FuerzasArmadas Panameas y Argentinas (pues la DoctrinaPoltica coincida), con la nalidad de establecer una


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estrategia comn, con el objetivo de mantener con r-

meza la lnea geopoltica cultural.Y contina: Cuando los norteamericanos y ar-

gentinos traidores, desconaron del camino que tra-zaba, comenz a producirse la vigilancia.

Se refera a la vigilancia a que era sometido porla propia Agregadura Militar Argentina, actitud estaque denunci ante las autoridades superiores y por la

cual solicit una sancin disciplinaria para el militarJefe que ejerca esa funcin.Era tal el prestigio de nuestro compatriota que

fue elegido secretario de la Asociacin de Agregadosde las Fuerzas Armadas, en la Asamblea del 6 de mar-zo de 1985.

Seineldn brill en todas y cada una de las fun-ciones que le toc desempear, pero un Jefe de tal Je-rarqua y de principios como l, no conseguira llegaral generalato. Se oponan a ello los polticos corruptosy algunos militares traidores. Las declaraciones delGeneral Caride, que fue Jefe del Estado Mayor Generaldel Ejrcito, ante la Cmara Federal de Apelaciones,por los sucesos del 3 de diciembre de 1990, cuando sele pregunt por que no haba ascendido a General elCoronel Seineldn merecen ser transcriptas: Se sabaque no iba acceder al generalato por su larga perma-nencia fuera del pas y por el contenido ideolgicode su pensamiento nacionalista y catlico.

Es un impedimento en la Argentina para ascen-der a General si se es nacionalista y catlico. Se


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podr ser liberal, masn, angllo, pro sionista, pero,

Jams, argentino. Menos CatlicoY, asimismo, su larga permanencia fuera del

pas, como expresara el citado Caridi, fue por obra ygracia de que molestaba a los polticos en sus planesde destruccin de las Fuerzas Armadas.

UNHECHOCURIOSO

Estando Seineldn en Panam, el Teniente Co-ronel Rico produjo dos levantamientos del sector delEjrcito llamado nacional, y que despus se lo conocicomo los cara pintadas, reclamando por la digni-dad de sus integrantes, reivindicando la lucha contra

la subversin, y en defensa de los sectores mediosy subalternos que haban participado de esa guerracumpliendo rdenes, y que por ello estaban siendojuzgados. En denitiva se juzgaba a aquellos que ha-ban arriesgado su vida para defender las Institucio-nes de la Nacin, es decir la Nacin misma. Y parael mejor logro de sus nes, se los sacaba de la rbitacorrespondiente, los Tribunales militares y se los juz-gaba en el Fuero civil, donde los jueces, permeables ala presin del poder, podan dictar sentencias conde-natorias sin bases rmes.

De esta manera, el Dr. Alfonsn, que senta re-pulsin por todo lo que signicara Fuerzas Armadas,comenz su proceso de destruccin. Pact con Rico en


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las dos oportunidades, luego, como algo propio de

los polticos, no cumpli, es ms los neg.De unos de estos levantamientos, acu la fraseque se hizo muy conocida La casa est en orden y deaquella otra con la democracia se come, se cura,parece que esta ltima no result tan cierta por quedebi abandonar anticipadamente el poder envueltoen una gran crisis social. As termin este poltico, con

grandes condiciones de orador, ms bien dira de em-baucador, que por el peso de su incompetencia tuvoque tocar retirada antes de tiempo.

Pero all no termin su nefasta actuacin, des-pus fue cmplice necesario en el pacto de Olivos,por el que se debi soportar cuatro aos ms a esaplaga llamada Menem.

Pero volvamos a Panam, todos saban que sibien Seineldn no haba tenido conocimiento ni parti-cipacin en esos levantamientos, comulgaba en todocon sus objetivos, es por ello que comenz a ser vigi-lado.

En una oportunidad, el General Noriega lo lla-m y le pregunt si conoca a una persona (Se tratabade un argentino), que el servicio de inteligencia pana-

meo haba detectado en reuniones con montonerosque vivan en Panam, y que realizaba averiguacionesy seguimientos del Jefe argentino, este hombre habasido enviado por la SIDE Argentina, y cuando se diocuenta de que haba sido descubierto, blanqueo su si-tuacin en la Agregadura Militar Argentina. Supues-


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tamente tena como misin encargar a terceros la eli-

minacin fsica del Coronel.Sobre esta situacin Seineldn, en una nota en-viada al General Caride y acusando al Jefe de la Agre-gadura Militar en Panam por actitudes desleales,entre otras consideraciones expresaba:

b) Me negaba el prstamo de una pistola 9 mmde dotacin de Agregacin Militar, solicitada ante

las circunstancias que viva mi persona.La tarea desarrollada por el Coronel Seineldnen Centro Amrica fue profusa y de altsima calidad,pero fue en Panam donde alcanza su mxima expre-sin.

La conanza que el General Noriega depositaraen l, producto del conocimiento de su capacidad y desus virtudes, le dieron marco necesario para explotarel bagaje de sus conocimientos sobre temas militaresy de organizacin.

Fue tan extraordinaria su labor en ese pas quecuando naliz su estada, recibi innumerables mues-tras de reconocimiento de los ms altos mandos de lasFuerzas de Seguridad Panamea; los que lo despidie-ron con un desle militar en su honor. En esa opor-

tunidad recibi la mxima condecoracin del EjrcitoPanameo.

nicamente en su pas todo ese trabajo no fuereconocido, y en uno de los argumentos esgrimidospor sus superiores para rechazar su ascenso a Gene-ral, se do que haba estado mucho tiempo en el exte-


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rior, como si ese tiempo hubiera estado de vacaciones.

Esa circunstancia no fue producto de su decisin.En n, de nada sirvieron los mritos de este jefe

a la hora de considerar su ascenso, era necesario suretiro.

Nuestras Fuerzas Armadas perdieron a un ver-dadero soldado, un jefe capaz, brillante, que no ten-dra lugar en el Ejrcito del traidor Balza.


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LA CRCEL

Hace poco tiempo lleg a mis manos un libroescrito por el ex Mayor D. Hugo Reinaldo Abete Porque Rebelde, donde cuenta los motivos que lleva-ron a un sector del Ejrcito, conocido como los carapintadas, muy profesionales, la mayora de ellos co-mandos, paracaidistas, alpinistas, etc., con un gran

sentido nacional, con una fuerte conviccin religiosay de acendrados valores morales, a luchar contra lasagresiones que soportaba la Institucin por los gobier-nos de Alfonsn y Menem.

Ante la pasividad de los generales de enton-ces, este grupo produjo levantamientos reclamandola recuperacin del honor y dignidad del Ejrcito. El

primero de ellos encabezado por el Teniente CoronelRico en abril del 87 (Semana Santa) y en enero del 88,por la falta de cumplimiento del pacto celebrado con

Alfonsn y por la persecu-cin que sufran los cuadrosque haban participado enlos mismos. Sucedi luego ellevantamiento de Villa Mar-telli, encabezado por el Co-ronel Seineldn, lder naturalde los cara pintadas, por losmismos motivos, y para evi-tar la destruccin del Ejrcitotal como estaba sucediendo.Este hecho gener un nuevo


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pacto tambin incumplido.

Con motivo del triunfo electoral de Menem,distintos enviados de ese poltico tomaron contactocon Seineldn, conocedores de la ascendencia que esteJefe tena sobre gran parte del Ejrcito, y deseosos depacicar y normalizar la situacin de la Fuerza. El fu-turo presidente rmaba en febrero de l989 un docu-mento titulado: Pensamiento militar del Dr. Carlos

Sal Menem elaborado por el equipo asesor del Co-ronel Seineldn, que expresaba lo que su gobierno secomprometa a realizar para recuperar las FF.AA delproceso destructivo sufrido en el gobierno de Alfon-sn. Se trataba de la reivindicacin de las mismas porsu lucha contra la subversin.

Pero luego Menem se fue desplazando y apo-yando el ala liberal del Ejrcito, adoptando nuevasposturas, iniciando relaciones carnales con losEEUU, traicionando todo lo prometido, e iniciandouna nueva persecucin contra el sector cara pintada,que provoc el levantamiento del 3 de diciembre del990.

Por qu no triunfaron en sus levantamientosese sector del Ejrcito? Ninguno de ellos tuvo la in-

tencin de derrocar las autoridades nacionales, se di-rigan a la recomposicin de la Institucin. Jams uti-lizaron los medios de combate de los que disponancontra otros camaradas para evitar el derramamientode sangre entre hermanos. Muy distinta fue la acti-tud de los enviados a reprimir, que utilizaron todo el


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poder de fuego, sin intimacin previa, con el empleo

de caones y morteros en zonas densamente pobla-das, demostrando un total desprecio por las vidas hu-manas. Como as tambin de viviendas particulares einstalaciones.

El ex Mayor Hugo Reinaldo Abete, formaba par-te del estado mayor del Coronel Seineldn y l comotodos los ociales y subociales que participaron en

el levantamiento del 3 de diciembre de 1990 fueronenviados a la crcel comn, la Crcel de Caseros, enuna clara violacin de las disposiciones de la JusticiaMilitar.

El Coronel Seineldn lleg a ella unos das mstarde, dado que durante el levantamiento se encontra-

ba arrestado en una unidad del sur. El personal queya se encontraba alojado all mantena la moral alta,pero fue la llegada del Coronel que provoc un mar-cado cambio en los penitenciarios. A pedido de l co-menzaron las prcticas de gimnasia en conjunto parafortalecer el espritu de cuerpo. Se j un horario y a

esa hora, durante 15 minutos corran unos detrs de

otros por el pasillo central que exista entre las camas,en cada uno de los pabellones, para pasar luego a lasesin de gimnasia de media hora. Luego procedana baarse. Por la noche, antes de acostarse, todos for-mados al pie de la cama, rezaban el rosario y lean unpasaje del evangelio.


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En los recreos participaban con los presos co-

munes, de partidos de voley u otras disciplinas.Es muy interesante el comentario del libro Por

que Rebelde sobre este tema, por lo cual lo transcri-bir textualmente.

El Coronel Seineldn y los presos comunes.

El Coronel Seineldn ya tiene quien le escri-ba.

Este fue el ttulo con el cual el semanario ESTO,

en un artculo rmado porJuan Carlos Perez, descri-bi detalles de nuestra vida en el Penal de Caseros,que por ser muy dedignos, he considerado conve-niente transcribir parcialmente.

Mohamed Al Seineldn es un hombre respeta-do y apreciado no solamente por su tropa -sus cama-radas- , sino por parte de la poblacin carcelaria dela unidad 16 del Servicio Penitenciario Federal, dondecumple su pena. Tal estima con el respeto que l inspi-ra hacia los dems, y comprtanse o no sus ideales ymetodologa (impulso de un accionar no aceptado porquien escribe, valga la aclaracin), ese aprecio dentrode la crcel es un hecho concreto.

En una oportunidad me pregunt el apellido, ydesde entonces nunca ms lo olvid, y eso que ramosmuchos. Tiene una memoria prodigiosa- refera un de-tenido que permaneci parte de su encarcelamiento enesa Unidad penitenciaria. Por el contrario, cada vezque nos cruzbamos me preguntaba si recib visitas,


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si mi familia estaba bien, siempre muy atento.

Una de las cosas que le preocupaban era el mal-trato a que eran sometidos los menores. El piensa quedeberan alojarlos en otro tipo de establecimientos,por que all los adolescentes se ponen peor. Esa acti-tud amable y de preocupacin la tiene para con todoel mundo. Cuando se dirige a ellos, se pone rme, gol-pea instintivamente los tacos y no le importa que sea

un milico de quinta, no le haced sentir a nadie que les un ocial del Ejrcito, aunque dentro del penal semaneja con bastante soltura -aclara el penado que loconoci desde adentro-.

Todos los detenidos del movimiento carapin-tada, ocupan los pabellones N 12, 13 ,14, 15 y 16, ysuman entre la ocialidad, subociales y personal ci-vil, unas 130 personas. Seineldn en franca actitud deigualdad, convive durante 3 das en cada pabelln, yaunque la mayora est bien atendido por sus fami-liares, comparte con ellos la comida que en volumi-nosos paquetes le hacen llegar comerciantes amigosy simpatizantes, y otras veces llegan bolsas de ali-mentos con remitos del Ejrcito Argentino e inclusi-ve comparte con su gente el rancho que le suministra

el servicio penitenciario. A todos los trata de igual aigual...

...Mas all de su edad, su estado fsico es per-fecto, es puro msculos, pero lo que impresiona deSeineldn es su capacidad para inspirar la fe que tienecuando algunos camaradas por momentos decae an-micamente, comentaba quien tanto lo conoci.


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UNACHARLAPOCOCOMNCONELCORONEL

Comentario del ex mayor Hugo Reinaldo Abete:

Debido a una lesin que sufriera el citado exocial del Ejrcito que le impeda participar en unpartido de ftbol, por ese motivo haca gimnasia aun costado de la cancha acompaado por el Coronel

Seineldn.En esa oportunidad se le acerc un preso comny le pidi si lo poda aconsejar.

El Coronel suspendi la gimnasia y lo invit asentarse a su lado para escucharlo.

Mi Coronel, con el respeto que usted me merecey por la conanza que me inspira, quiero pedirle unconsejo.

Llevo 16 aos en esta crcel, exactamente elmismo tiempo que la edad de mi ho que no conozco,pues nunca lo he visto en mi vida. Cuando ca preso,mi esposa estaba a punto de dar a luz y, desde quenaci, ella nunca quiso trarmelo para que lo conocie-ra El domingo va a venir a visitarme y realmente nos que hacer, no s como enfrentar esta situacin.

Mira hermano, vos tens que enfrentar las co-sas con mucha valenta por que sos un hombre queha retomado el camino del bien a partir del arrepen-timiento. No debes sentir vergenza y tens que ha-blarle a tu ho con toda sinceridad. Contale como teequivocaste en la vida y delinquiste, pero que Dios te


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ha ayudado a darte cuenta de tu equivocacin y te has

arrepentido, que eso es lo ms importanteMientras quien relata esto, segua con sus

exiones de brazos, observaba el rostro de aquel pre-so comn que con admiracin, respeto y emocin es-cuchaba a la persona que tal vez, por primera vez loestaba haciendo sentir importante como hombre.

El Coronel continu.

Mira vamos a hacer una cosa, vamos a hablarcon el Director para que el domingo, cuando venga tuho, yo pueda ir a saludarlo.

Yo ira a ltima hora despus que hayas habla-do tranquilo con l, y con todo gusto le dir qu clasede padre tiene tu ho, que hoy desde la crcel le estofreciendo el mejor ejemplo de vida al volver al ca-mino del bien, luego de haberse equivocado. Le voy ahablar de tu arrepentimiento y valenta para admitirel error, y de tu profunda fe en Dios que, en denitiva,es la que te ha revalorizado como hombre...

Estas palabras dichas con mucha emocin ysentimiento motivaron que el preso con sus ojos lle-nos de lgrimas, abrazara interminablemente al Co-ronel.

USTEDESCAMBIARONESTACRCEL!

Comentario extrado tambin del libro PorQue Rebelde, sobre las experiencias vividas en la cr-cel de Caseros por el personal que haba participado


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en el levantamiento del 3 de Diciembre de 1990.

Haban sido enviados a una crcel comn comouna forma de humillarlos, y que vivieran con malvi-vientes, por que as lo consideraban, por eso tanto in-ters que vivieran con ellos y ese fue el gran desafodel que salieron airosos.

Trascripcin Textual:Respecto de tales mritos, creo que el 80 o 90

% de los mismos corresponde al Coronel Seineldn,quien con su particular forma de ser, permanentemen-te estaba pendiente de lo poda ocurrirle a los que lorodeaban. Siempre muy educado, preocupndose porlas personas sin importar su nivel social o culturaletc.

Permanentemente llegaban al pabelln presoso penitenciarios que tenan algn problema o simple-mente para transmitirle sus inquietudes al Coronel.

Fuera la hora que fuese, y sin importar lo queestuviera haciendo, suspenda todo y de inmediato sededicaba a atender a los visitantes.

Creo que uno de los factores ms importantespara ganarnos el respeto de los presos, f

El Ultimo Gran Patriota

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