Ellos Vienen Con El Chip Incorporado

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ELLOS VIENEN CON EL CHIP INCORPORADO. Aproximacin a la cultura informtica escolar @2004. Instituto para la investigacin Educativa y el Desarrollo Pedaggico, IDEP Alcalda Mayor de Bogot, D.C A u t o r e s Roco Rueda Ortiz Departamento de Investigaciones de la Universidad Central, DIUC Antonio Quintana Ramrez - Universidad Distrital Francisco Jos de CaldasDireccin General del IDEP

Alejandro lvarez Gallego (E)Subdirectora Acadmica IDEP

Mireya Gonzlez Lara I n t e r v e n t o r Aurelio Usn JaegerAsesora (e) Centro de memoria pedaggica

Ruth Amanda Corts Salcedo Contrato No. 80-1999 Proyecto Ambientes Hipertextuales: modelos de uso en procesos de enseanza aprendizajeContratista

Universidad Central Investigadora Principal Roco Rueda Ortiz DIUC Universidad Central Primera Edicin Julio de 2004 Tiraje: 500 ejemplares ISBN 958-8066-32-8 E d i t o r Roco Rueda Ortiz C o r r e c t o r d e E s t i l o Luis Fernando Zamora Guzmn Apoyo revisin de textos y seleccin pginas web Andrs Castellanos Melo D i s e o C a r t u l a Andrs Felipe Naranjo www.estudionaranja.com D i s e o y Jhon Contreras Print Amrica I m p r e s i n Print Amrica Este libro no podr ser reproducido en todo o en parte, por ningn medio impreso o de reproduccin. Impreso en Colombia Printed in Colombia d i a g r a m a c i n

P r e s e n t a c i nAlrededor de la introduccin de los computadores en la educacin hay un discurso sobre su carcter renovador de los procesos educativos y sobre las transformaciones que stos producen en el aprendizaje, sin embargo, hasta el momento y luego de ms de una dcada de su llegada al mbito escolar, la escuela sigue estando en crisis, nuestros estudiantes sienten una grave apata hacia sta y los docentes estn siendo constantemente interpelados por la sociedad por su responsabilidad ante esta situacin. Desde nuestro punto de vista, uno de los problemas frente a la incorporacin de las tecnologas informticas en nuestro pas es que los computadores han entrado en nuestras escuelas ms por un afn modernizador y la presin de unas polticas econmicas internacionales (con las que nos seguimos endeudando) que por una reflexin filosfica, pedaggica, poltica y tica que les de sentido en relacin con el tipo de sociedad, de ciudadanos y de pas que queremos construir. Esto no significa que creamos que los computadores no introducen cambios, de hecho, las transformaciones que estas tecnologas estn produciendo en nuestra cognicin, en los modos de interactuar, en las relaciones con los otros y con lo otro y, en general, en la cultura, apenas las estamos describiendo y entendiendo. Pero, una cosa es usarlos sin saber qu significan, de dnde provienen y ser entonces parte de un engranaje para que todo funcione, porque otros dicen que as debe ser, y otra cosa es adoptarlos porque nosotros, como maestros, como padres de familia, como comunidad educativa los asumimos con respuestas claras al por qu y el para qu los usamos. Preguntas de carcter poltico respecto a las posibilidades de libertad, equidad, participacin y de resistencia social (frente a modelos hegemnicos y homogenizantes de la cultura) que tales tecnologas proveen, son fundamentales a la hora de pensar proyectos de esta naturaleza. Si estas cuestiones estn ausentes de nuestra reflexin colectiva, la adopcin de tales tecnologas no asegura ninguna innovacin o transformacin educativa.

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As que si queremos asumir las riendas de hacia dnde vamos con estas tecnologas, requerimos construir una cultura tecnolgica, una cultura informtica escolar que nos permita apropiarlas, no slo en el sentido de internalizar la lgica y las competencias que acompaan a tales tecnologas, sino, tambin, en el sentido de apropiadas, esto es, adaptadas (re-inventadas, deconstruidas, rediseadas) a nuestras condiciones, necesidades y sobre todo, a nuestras apuestas de pas. La tesis en la que insistimos continuamente es que las tecnologas informticas son mucho ms que los aparatos y los cables y que nosotros, como humanidad, como cultura, nos hallamos involucrados con stas ms all de su mero uso o acceso. Tal postura exige que nuestra actitud hacia las tecnologas supere cierto sonambulismo tecnolgico y realicemos, colectivamente, una reflexin sobre lo que implica esta segunda naturaleza para la experiencia humana. Reflexin que ha de ser crtica, creativa y propositiva pues si reconocemos que las tecnologas, como plantea Langdon Winner, son formas de habitar el mundo, son formas de vida, tal reflexin deber incidir en el rumbo de nuestras sociedades. Evidentemente este es un reto enorme para la educacin y para las y los profesores, pues tal como lo sealamos aqu, es el grupo de docentes, como comunidad acadmica, quien puede jalonar procesos de renovacin y cambio en las culturas escolares tradicionales que se han quedado atascadas en modelos pedaggicos que siguen de espaldas a los cambios tecnoculturales contemporneos. Esto no quiere decir que introducir computadores, por lo menos como hasta ahora se ha venido haciendo, asegure una evolucin beneficiosa para toda la sociedad. De hecho, las actuales redes de comunicacin e informacin dirigidas por empresas multinacionales, enfatizan y refuerzan modelos de exclusin ya vigentes en nuestras sociedades, disolviendo culturas tradicionales y resistencias locales. Nuestra apuesta es por una pedagoga crtica que, sustentada en una reflexin filosfica, sea capaz de orientar su prctica escolar hacia la generacin de espacios que nos permitan explorar nuevas y viejas modalidades expresivas y

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narrativas, donde las preguntas por quines somos y qu clase de mundo nos gustara vivir, sean preguntas centrales, as como la evidente accin social para que aqullos que han estado y estn expuestos a la desigualdad, la iniquidad y la injusticia social, tengan cabida en el mundo contemporneo. Para nosotros, este reto se liga con otra de nuestras apuestas fundamentales, de la mano de Langdon Winner: entender las tecnologas como sistemas tcnicos que involucran a los seres humanos como partes de su funcionamiento y que reconstruyen roles y estructuras sociales. En consecuencia, las tecnologas representan, con su uso y paulatina apropiacin, una forma de vida que favorece o no un tipo de relaciones de poder, de interacciones sociales y de experiencia social as como un tipo de relacin con el medio que nos rodea. Por lo tanto, lo que hagamos o dejemos de hacer con ellas incide en nuestras vidas, en nuestras actividades y en nuestra organizacin social. Esta reflexin es objeto de nuestro primer captulo donde acudimos precisamente a un marco analtico desde la filosofa de la tecnologa.

5Ellos vienen con el chip incorporado, expresin de una maestra de educacin secundaria, se convirti en la imagen que nos permita sintetizar tres aspectos interesantes para pensar las tecnologas informticas hoy. Por una parte, el sentimiento de angustia e impotencia que los docentes sienten respecto a esa cualidad tecnolgica de las generaciones jvenes, haciendo evidente una brecha generacional acentuada por el dominio de las tecnologas. Desde este presupuesto los nios y nias prcticamente no requeriran de un aprendizaje intencional sobre lo tecnolgico, pues ellos son expresin, hijos de dichas tecnologas, colocando a los maestros en desventaja en conocimientos y habilidades tecnolgicas. Sin embargo, tal y como lo describimos en el segundo captulo de este libro, si bien es cierto que muchos de nuestros estudiantes tienen una relacin con los medios y tecnologas ms natural que la de los adultos, es evidente que, en los sectores menos favorecidos, los jvenes tienen competencias tecnolgicas muy bajas y han tenido pocas experiencias creativas y expresivas de uso de computadores, a pesar de tener cursos de informtica educativa. En consecuencia, la escuela pblica tiene mucho trabajo por hacer,

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no slo en el desarrollo de las competencias propias de las lgicas y los nuevos lenguajes que estas tecnologas tramitan, sino que para muchos jvenes de sectores populares, la escuela es el nico lugar donde pueden acceder a estos nuevos dispositivos simblicos de la cultura. Nuestra apuesta didctica por la narrativa de la hipertextualidad, que presentamos aqu en nuestro tercer captulo, es slo una posibilidad por la que hemos transitado y queremos compartir. Sin embargo, sabemos que existen otras propuestas que se estn desarrollando, a veces desde el anonimato, desde los mrgenes e incluso fuera de las aulas, por grupos de profesores y de colectivos sociales que tratan, a pesar de las imposiciones, las rutinas escolares y la falta de reconocimiento, de otorgarle sentido al uso de tales tecnologas, inventndoles nuevos usos o justamente adaptndolas a las necesidades de sus grupos o localidades. Este es sin duda un campo de investigacin y de accin social interesante y promisorio en la perspectiva de una apropiacin cultural de las tecnologas.

6De otro lado, la expresin de la maestra refleja en buena cuenta una manera de percibir y de pensar hoy las tecnologas: la fusin hombre-mquina, biologa e inteligencia artificial, realidad y ficcin. Asuntos que requieren de toda nuestra atencin respecto a las decisiones e implicaciones ticas y polticas que les rodean. Esta no es una decisin exclusiva de expertos, cientficos o especialistas, es tambin un problema de la sociedad en su conjunto, por lo tanto no podemos quedarnos a la espera de que aquello pase, sino que desde ahora debemos formar a nuestros estudiantes como ciudadanos, con criterio de decisin y eleccin frente a las posibilidades y trampas- que nos ofrece el mundo contemporneo. Finalmente, diremos que Ellos vienen con el chip incorporado es parte de esa mezcla extraa y transgresora que genera la ficcin y que nos coloca en un lmite donde no sabemos hasta dnde es real o imaginaria una imagen como sta. Lmite borroso y extrao, pero al mismo tiempo una oportunidad para pensarnos como personas, como seres humanos, como colectivo social. La

decisin sobre cmo ser el mundo que queremos habitar es un asunto de apropiacin crtica, de resistencia y de invencin de nuestra parte. Cualquiera otra posicin es quedarnos a la espera, annimos y ajenos frente al destino de nuestras sociedades. *** La investigacin Ambientes Educativos Hipertextuales: modelos de uso en procesos de enseanza-aprendizaje que dio origen al presente libro fue realizada por el Departamento de Investigaciones de la Universidad Central, con el apoyo de la Universidad Distrital Francisco Jos de Caldas y el Instituto de Investigacin Educativa y Pedaggica IDEP, a travs de la convocatoria pblica de proyectos de investigacin en el rea de informtica educativa para el ao 2000. El equipo de investigacin estuvo conformado por: Antonio Quintana, Juan Carlos Martnez, Andrs Castellanos, Sandra Liliana Martnez, Alejandro Arias, Sandra Milena Velandia, Nubia Urrea y Roco Rueda. El asesor externo del proyecto fue Germn Vargas y la asesora estadstica Zoraida Castillo.

7Posteriormente esta investigacin se nutri parcialmente con mis estudios de doctorado en la Universidad de las Islas Baleares, Espaa, a travs de una beca de la Agencia Espaola de Cooperacin Internacional, AECI (2000-2003) como se podr ver en los captulos uno y dos del libro y con los desarrollos pedaggicos que sobre la narrativa de la hipertextualidad han adelantado Antonio Quintana y la profesora Amparo Clavijo en la Universidad Distrital Francisco Jos de Caldas, presentados en el tercer captulo. Ambos insumos, nuevos respecto a nuestra investigacin del ao 2000, esperamos aporten otras perspectivas al campo. Agradecemos al Instituto Latinoamericano de Comunicacin Educativa, ILCE, de Mxico y, en especial, a Cesreo Morales Velsquez, por su apoyo, colaboracin e intercambio de ideas respecto al estudio de actitudes de actores escolares hacia el computador. Al Instituto para la Investigacin Educativa y Pedaggica, IDEP, tanto por su inters en la publicacin de esta investigacin as como por su eficiente apoyo institucional. A Humberto Cubides, sub-director del Departamento de Investigaciones de la Universidad Central, quien ley una versin preliminar de este texto, por sus comentarios, sugerencias y propuestas

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como par acadmico. Tambin damos gracias a Fernando Zamora Guzmn quien se encarg de la correccin de estilo del libro, por su trabajo cuidadoso y por sus comentarios de fondo y forma. Y finalmente, queremos hacer un reconocimiento a Andrs Castellanos Melo quien particip como auxiliar de la investigacin en aqul entonces y que en esta ocasin nos apoy en la reconstruccin de algunos textos y en la adaptacin de otros en el segundo captulo del libro. Adicionalmente Andrs hizo la seleccin de las pginas web educativas que aparecen como anexo. Por supuesto, nuestro mayor reconocimiento y agradecimiento a los maestros y maestras, as como a los y las jvenes de las instituciones escolares que nos abrieron sus puertas y nos permitieron compartir sus miedos, angustias, inquietudes, propuestas y sueos frente al uso de computadores en sus escuelas. A ellos y ellas, en primer lugar, esta dirigido este texto. Roco Rueda Ortiz

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P r l o g oEllos vienen con el chip incorporado es un libro cuya lectura nos sita frente a preguntas esenciales sobre el significado e impacto de las tecnologas de informacin y comunicacin (TICs) en la educacin, la ciencia y la cultura: cmo estn influyendo en nuestras formas de interrelacin personal?, qu aspectos de la cultura escolar estn cambiando?, cmo estn reconfigurando la relacin de docentes y alumnos con la informacin y el conocimiento?, de qu manera estn renovando o transformando la pedagoga como saber?, qu espacios acadmicos debe ocupar la informtica educativa en la escuela?, qu amenazas entraan estas tecnologas para la libertad humana?, qu discurso poltico orienta y sustenta la eleccin y utilizacin de tecnologas?, qu aspectos del proceso de enseanza se cualifican realmente con la incorporacin de determinadas tecnologas?, cmo estn cambiando nuestros modelos de lectura y escritura con el uso de Internet? Todas estas preguntas sugieren un horizonte de investigacin vasto, complejo, e inquietante. Con cierta irreverencia, muchas veces he pensado y sentido que la literatura es una fuente de conocimiento e inspiracin sobre la formacin y la enseanza, ms interesante que ciertos libros clsicos sobre la pedagoga que deben estudiarse en las normales y facultades de educacin. Borges, por ejemplo, pensaba que una misin esencial del maestro es conseguir amigos para las disciplinas, materias o temas que ensea, revelando su belleza. Si la formacin que reciben los docentes les permitiera alcanzar este propsito, con toda seguridad tendramos una educacin de mejor calidad, y un mayor desarrollo cientfico, tecnolgico, artstico, y cultural. As mismo, algunas obras biogrficas de diversos autores como Isadora Duncan, Vincent van Gogh, Thomas Mann, Charles Darwin, muestran de manera sobrecogedora lo traumtico, decepcionante, y estril que result para ellos su experiencia escolar. Comprender qu condiciones o factores han sido determinantes para que tantos nios y jvenes sensibles, creativos, lcidos y visionarios encuentren la escuela tan poco atractiva, podra inspirarnos el diseo de ambientes de aprendizaje mas estimulantes y cercanos a los intereses de los alumnos. Estoy convencido que las tecnologas de informacin y comunicacin pueden servir de soporte a una enseanza ms centrada en el alumno, a otros modos de aprender, de conocer, de pensar, y de representar el mundo; por lo tanto, al igual que ciertos aportes de la literatura, pueden sustentar los mejores ideales pedaggicos.

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En este libro se examina el tema de la tecnologa desde perspectivas mltiples, con gran lucidez, hondura, rigor conceptual, y sentido crtico. Est organizado en tres unidades o captulos: en la primera parte se hace una aguda reflexin y anlisis de la tecnologa desde postulados filosficos, es decir se intenta una aproximacin a la racionalidad tecnolgica; la segunda parte presenta una caracterizacin de la cultura informtica en una muestra de escuelas de Bogot, identificando los roles, actitudes, expectativas, valores, y conocimientos de los alumnos, los docentes, y la comunidad; en la tercera parte, se presenta y sustenta una propuesta de utilizacin de las TICs centrada en la el uso de formatos hipertextuales e hipermediales. Los prlogos suelen incluir anticipaciones y sntesis del contenido hechas por expertos. Aunque he realizado algunas investigaciones sobre el uso de recursos informticos y telemticos en los procesos de enseanza y aprendizaje de la lectoescritura, estoy muy lejos de considerarme un especialista en tecnologa. Me limitar entonces a resear y destacar algunas ideas, conceptos, reflexiones, hallazgos desde el punto de vista social, cultural y educativo: y propuestas de las que contiene este libro, y que a mi juicio tienen una especial relevancia

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Tenemos una visin muy reduccionista e instrumentalista de las tecnologas; pensamos que son simplemente mquinas, dispositivos o aparatos desarrollados para ayudarnos a realizar ciertas tareas con mayor facilidad y eficiencia. Esta perspectiva no permite comprender las transformaciones que han sufrido las tecnologas entre una poca a otra; as mismo soslaya la racionalidad e intencionalidad que les ha dado origen, los intereses econmicos, sociales, polticos, o militares de las empresas o personas que disean, fabrican, y distribuyen las tecnologas, y el impacto que tienen en la vida de las personas y la organizacin de la sociedad. Cualquier reflexin sensata sobre la tecnologa debe tener como referente obligado la condicin humana. Aunque en la actualidad la mayora de la gente interacta cotidianamente con un gran numero de dispositivos tecnolgicos, resulta alarmante su analfabetismo cientficotcnico. Casi de manera continua estamos manipulando y utilizando diversos aparatos y mquinas (televisores, videograbadoras, equipos de sonido, hornos microondas, computadores, refrigeradores, telfonos celulares, automviles) sin tener un conocimiento bsico de los principios cientficos y tcnicos que regulan su funcionamiento.

La manera como los adultos y los nios perciben la tecnologa, la exploran, la entienden y dominan, es diferente. Las nuevas generaciones muestran una mejor disposicin y capacidad para acercarse a estos medios, indagar su funcionamiento, y aprender a utilizarlos con naturalidad y eficiencia; como metafricamente lo describe el titulo del libro, vienen al mundo con el chip incorporado. En las instituciones educativas se utilizan programas y se replican estrategias de utilizacin de tecnologas tradas del exterior, desconociendo las condiciones particulares de nuestro entorno. No podemos sustentar o modelar la incorporacin de estas tecnologas al sistema escolar en los resultados de investigaciones y experiencias realizadas en otros mbitos o contextos que poseen condiciones econmicas, sociales y culturales muy dismiles. La tecnologa se ha convertido en una condicin imprescindible de la produccin cientfica actual. Las TICs han transformado las ciencias en sistemas de investigacin que dependen cada vez ms de analizadores automticos, procesadores de informacin, materiales avanzados, grandes sistemas de observacin y redes informticas. Algunas tecnologas, resultado de los grandes avances en la investigacin cientfica sobre la estructura de la realidad, se pueden integrar a entidades y procesos como si fueran uno de sus componentes naturales; es posible as controlar su dinmica interna y lograr su replicacin o reproduccin artificial. De esta manera se estn clonando especies vegetales y animales, e inventando otras nuevas. Las tecnologas se estn incorporando y utilizando en las instituciones educativas bajo un enfoque primordialmente instrumental y tecnocrtico; y aunque en muchos casos se invoca una orientacin cognitivista, es evidente que se ignoran los supuestos tericos bsicos de esta corriente psicolgica. Lo cierto es que el uso de las TICs en el mbito escolar no se inspira en las teoras filosficas, sociolgicas, psicolgicas y pedaggicas de ms actualidad como el constructivismo, la hermenutica, o la sociocrtica. Los trminos tcnica y tecnologa se utilizan de manera imprecisa; el primero hace referencia a la habilidad o destreza en el manejo de aparatos, instrumentos, o dispositivos en contextos laborales especficos; el segundo se refiere al conocimiento necesario para disear una tecnologa y asociarla a la solucin de un problema, o al control de un

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fenmeno o situacin, lo cual involucra procesos de investigacin, innovacin y desarrollo. Las tecnologas son procesos culturales que influyen en la forma como se transmite y recrea el conocimiento en la escuela y en otros espacios de aprendizaje. La comunicacin sincrnica y asincrnica, y la ausencia de barreras espacio-temporales configuran nuevos escenarios y espacios de enseanza y aprendizaje distintos a los que ofrece la educacin tradicional. Las tecnologas son fuerzas que van jalonando cambios profundos en la sociedad y en la cultura; estn impactando y transformando nuestra identidad, las formas de relacin humana, nuestra manera de percibir y experimentar la realidad, el tiempo y el espacio. Como la escuela representa para los nios y jvenes de los sectores econmica y socialmente menos favorecidos la nica posibilidad de insercin en la modernidad, si no se adapta a las nuevas exigencias tecnolgicas y culturales de la sociedad actual, se estar perpetuando su marginalidad. Es usual que los especialistas utilicen su conocimiento tcnico como una herramienta de poder y exclusin; para contrarrestar esta tendencia se pueden generar estrategias que socialicen y democraticen ms el dominio de la tcnica. Internet es uno de los entornos de socializacin, interaccin social, simulacin, y construccin de identidad ms poderosos que se vislumbran, lo cual convierte esta red en un mbito necesario de investigacin social y educativa. Los jvenes no asocian directamente el uso del computador con actividades de autoaprendizaje, autoestudio, o con el desarrollo de competencias de aprendizaje. Esto obedece, seguramente, a que no han tenido acceso a experiencias educativas en las cuales se utilicen las TICs con un enfoque que trascienda la visin instrumental. La verdadera transformacin educativa no puede centrarse en los medios o las tecnologas. No basta con llenar de computadores las aulas, es necesario disear programas de formacin que inviten a docentes y alumnos a apropiarse de estas tecnologas en un contexto de transformacin e innovacin educativa. La proliferacin de equipos no significa que la escuela est ms abierta al mundo, sea ms moderna, est formando consumidores crticos, o transformado sus modelos pedaggicos y prcticas culturales.

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Es necesario que las teoras pedaggicas orienten el uso de las TICs. Los docentes requieren formacin y capacitacin que les permita apropiarse estas tecnologas como intelectuales del saber pedaggico e introducirlas comprensivamente en el mundo escolar. La incorporacin de TICs al entorno educativo debe centrarse en aspectos como: 1) una formacin terica que permita a los docentes comprender en toda su complejidad el impacto social y cultural de las TICs, 2) entender la educacin como desarrollo de la autonoma personal, 3) relacionar la tecnologa y la organizacin social en una perspectiva que examine crticamente los intereses de la industria y el comercio. Las tecnologas han entrado a formar parte del conjunto de medios y recursos disponibles en las instituciones educativas con un dficit terico que restringe su uso a un nivel puramente instrumental. Esta ausencia de teora refuerza el instrumentalismo tecnolgico y aleja a los docentes de la produccin de saber pedaggico en este campo. Las tecnologas, mas que herramientas son mediaciones culturales, o si se quiere constituyentes fundamentales de la cultura. Un artefacto es un aspecto del mundo material que se ha modificado durante la historia de su incorporacin a la accin humana, y que a su vez ha modificado a los humanos. En general, los docentes no han reflexionado con suficiente seriedad y profundidad sobre la relacin entre educacin y tecnologa. En todos los niveles y reas del sistema educativo es comn que muchos docentes subvaloren, desprecien, y critiquen la tecnologa, aunque desconocen sus fundamentos cientficos y su funcionamiento. Hay un dficit de comprensin de las tecnologas informticas tanto en las polticas y planes educativos como en los programas de formacin; en ellos se asumen las tecnologas como artefactos ajenos a nuestra cultura o extraos a nuestros modos de vivir y de ser. Los maestros utilizarn los computadores cuando su formacin les permita apropiarse creativamente estas tecnologas, y cuando puedan dilucidar claramente las ventajas y limitaciones pedaggicas de su uso.

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Octavio Henao lvarezProfesor Dr. Universidad de Antioquia

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I N D I C E

Presentacin Prlogo I. EN EL MARCO DE UNA FILOSOFA DE LA TECNOLOGA 1. La necesidad de repensar la tecnologa 21 En el contexto de una filosofa de la tecnologa 25 La tradicin alemana: el misterio de la esencia de la tcnica 27 Heidegger y la pregunta por la esencia de la tcnica 28 Sobre la tecnocracia y el Estado tcnico 32 La tradicin espaola: ser hombre significa ser tcnico 33 De la tcnica a los sistemas sociotcnicos 33 De los sistemas tcnicos a la tecnocultura 37 La tradicin norteamericana: los males tecnolgicos bajo el control social democrtico 39 Filosofa de la tecnologa en Colombia: la pregunta por la identidad latinoamericana 43 La postmodernidad de la filosofa de la tecnologa 45 De la racionalidad instrumental y el determinismo tecnolgico 46 El constructivismo tecnolgico: el texto cientfico como los artefactos son construcciones sociales 49 La perspectiva ciencia, tecnologa y sociedad (CTS) 52 La convergencia en los estudios de CTS: evaluacin y polticas pblicas 55 2. Sobre la relacin tecnologa y educacin: Tecnologa en educacin o tecnologa educativa o educacin en tecnologa? 58 De la filosofa de la tecnologa a la tecnologa educativa: la sombra de la ciencia 59 Los supuestos de la tecnologa educativa: de los medios al currculo 60 De la Tecnologa Educativa a la Educacin en Tecnologa 64

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La Educacin en Tecnologa en el contexto nacional 66 La tecnologa como componente transversal del currculo 67 Sin un espacio para la educacin en tecnologa 67 La formacin docente 68 Las instituciones piloto como estrategia de dinamizacin del rea 68 De la tecnologa educativa a la informtica educativa: el computador, las aulas informatizadas y las redes educativas 70 Las viejas y nuevas tecnologas. El caso colombiano 74 De la investigacin a la formacin: un trnsito necesario pero insuficiente 76 Una pedagoga crtica y la necesidad de una tecnodemocracia 82 II. UNA APROXIMACIN A LA CULTURA INFORMATICA ESCOLAR 1. Las actitudes hacia el computador como parte de la cultura escolar: sombras y matices 87 Una breve disquisicin e inquisicin metodolgica 88 Sobre el concepto de representacin y de actitud 91 El contexto de los estudios sobre actitudes hacia el computador 95 Diferenciacin por gnero en docentes 98 Diferenciacin por gnero en estudiantes. Las jvenes son ms empticas 99 Actitudes de acuerdo con la edad. Las diferencias generacionales 101 Los estudiantes prefieren los medios y las tecnologas, pero siguen aprendiendo con el libro de texto 103 Tener computador en casa no significa que se use 105 Recin nos estamos conectando y nos faltan muchas horas de navegacin 108 El contexto de formacin docente. Entre cascadas de mquinas y la capacitacin en cascada. 112 2. El uso del computador en la escuela: hacia una cultura informtica escolar 117 Cuando se nos presenta algo nuevo, todos nos entusiasmamos, pero, cuntos perseveramos? 118

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Activismo y aislamiento 119 Conservadurismo e innovacin 126 Los profes y los computadores: Eso es como la gripa, les da como por quince das y luego les pasa 133 Los estudiantes y los computadores: ellos vienen con el chip incorporado No hay currculo oficial pero s Office de Windows 146 La fuga por las ventanas 148 Diferencia y desigualdad de gnero en el mundo digital 155 Medios y mediaciones entre los medios: un nuevo ecosistema escolar 160 El aula de informtica: Era un cucuruchito, una sala pequeita... oscura 168 El profesor de informtica: entre la llave y la clave 172 3. Abramos una nueva ventana: Ms all de los aparatos y ms ac de los trnsitos culturales III. HACIA UNA PROPUESTA DIDCTICA

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Propuesta de uso crtico y creativo de las Tecnologas de la Informacin y la Comunicacin en el aula 181 1. Las potencialidades de las TICs 183 La interactividad y la ruptura de la linealidad 183 Conectividad e inteligencia colectiva 184 La hipertextualidad: nuevas posibilidades para nuevos caminos186 El hipertexto: pros y contras 190 2. Sobre los ambientes educativos 194 Los Componentes Bsicos 195 Los aspectos configuradores 196 La propuesta de ambientes educativos hipertextuales 198 Los componentes de los ambientes educativos hipertextuales 200 Aspectos que configuran los ambientes educativos hipertextuales 201

3. Creando hipertextos 202 Del texto al hipertexto: produciendo hipertextos con programas bsicos 202 Una propuesta didctica para la construccin de hipertextos 203 Qu y para qu hipertextualizar 203 Caracterizacin de los estudiantes 204 Elaboracin del mapa conceptual 205 Creacin de libreras 206 Elaboracin del Storyboard o del mapa conceptual mural 208 Ensamblaje de medios de interaccin 208 Validacin y depuracin del hipertexto 209 Evaluacin 209 El Peridico Electrnico Hipermedial (PEH): un modelo para la produccin 210 Qu es el (PEH)? 211 La caracterizacin tecnolgica del PEH 212 La discusin terica 212 Cul es el sentido de la formacin en el PEH? 217 La participacin: fundamento de una cultura tecnolgica 217 Convergencia de tradicin e innovacin 219 Escritura de hiperhistorias: entre el juego y la ficcin 221 Estrategias para dinamizar la escritura de hiperhistorias 224 Hemos esbozado un camino 227 EPILOGO: Abramos una nueva ventana: Ms all de los aparatos y ms ac de los trnsitos culturales 231 ANEXOS 239 BIBLIOGRAFA 243

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En el marco de una filosofa de la tecnologa

I

1. La necesidad de repensar la tecnologa1Las llamadas artes mecnicas llevan consigo un estigma social y son deshonrosas en nuestras ciudades; pues tales artes daan el cuerpo de quienes las ejercen y hasta de quienes vigilan, al obligar a los operarios a una vida sedentaria y encerrada, y al obligarlos, ciertamente en algunos casos, a pasar el da entero junto al fuego. Esta degeneracin fsica determina tambin un dao al espritu. Adems los que se ocupan de estos trabajos, no disponen de tiempo para cultivar la ciudadana o la amistad, por ello se les considera malos amigos y ciudadanos. Jenofonte en boca de Scrates

Una nia de tres aos explora un computador y de repente pierde la visin del cursor del ratn en la pantalla, entonces pregunta dnde estoy? No pregunta qu se hizo el ratn, sino dnde est ella, su lugar fsico lo traslada al lugar de la pantalla, ella est dentro. Esta pequea ha identificado la tecnologa y la ha integrado a su naturaleza. Su organismo, como dira Piaget, est preparado, tiene la maduracin necesaria, y a travs de la exploracin e interaccin con el entorno, ha apropiado la tecnologa y es capaz de hacer transferencia de su comportamiento a otro computador, o a otro programa similar. Esta cualidad de apropiacin y naturalizacin tecnolgica a temprana edad es una gran marca o huella generacional que nos diferencia a los adultos de los nios y jvenes en nuestra relacin artificial o natural con los medios y tecnologas. Mas, cmo es nuestra relacin con las tecnologas? De hecho, lo tecnolgico, como seala Aronowitz (1998), no se puede distinguir tan fcilmente de lo humano, ya que lo tenemos dentro (tecnologas mdicas, vacunas, medicinas, alimentos elaborados), cerca (televisores, telfonos) o fuera (satlites). A veces lo habitamos (oficinas con temperatura controlada, salas de cmputo) y otras nos habita (lgicas de procesamiento informtico, vlvulas, marcapasos). A veces parecen ser un apndice, una prtesis (relojes, gafas), mientras otras veces somos los humanos los que parecemos un apndice (en una fbrica de

21En el marco de una filosofia de la tecnologia

1 Este apartado retoma, en parte, algunas de las reflexiones realizadas por Roco Rueda Ortiz en el marco de su tesis doctoral Para una pedagoga del hipertexto: una teora entre la deconstruccin y la complejidad, finalizada en el 2003, en la Universidad de las Islas Baleares, Espaa.

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produccin en serie, por ejemplo). En otras palabras, a menudo nos relacionamos con las tecnologas, y en otras ocasiones las tecnologas se relacionan con nosotros, producindose flujos e intercambios que muy pocas veces son unidireccionales. Diferentes tipos de tecnologas nos afectan de modo diverso, la generacin del chip incorporado, por ejemplo, lleva la tecnologa dentro, en los modos de percibir, de organizar y procesar la informacin, la habita en computadores personales, como en salas de cmputo y cafs Internet, a veces es la fuente de una interaccin, otras, es un nodo, una interfase en relacin con otras personas y con otras tecnologas. La tesis sobre las tecnologas como motores fundamentales de transformaciones radicales en la sociedad y en la cultura, empieza a ser cada vez ms difundida, afirmada y criticada, desde diferentes mbitos de saber. Preguntas acerca de cmo se desarrolla su impulso, cules son los criterios de seleccin que se aplican, cules son las finalidades de uso, cmo se insertan en las culturas y cmo stas las transforman, son, entre otras, cuestiones que hacen necesaria una reflexin acerca de la tecnologa y de los fenmenos que procura. Por cierto, digamos por adelantado, que para nosotros aunque la discusin contempornea sobre las tecnologas parece observarse principalmente a travs de la llamada Sociedad de la Informacin y los dispositivos tecnolgicos que le acompaan, la discusin en torno a la tecnologa, sus explicaciones y sus implicaciones, no se agota en aqulla. Somos conscientes, adems, de que estamos tratando de comprender la transformacin de la cultura al tiempo que la reflexionamos: vulnerabilidad, potencialidad y fragilidad de nuestro discurso. De esta manera, asumimos que hoy en da la tcnica es una de las dimensiones en las que se juega la auto transformacin del mundo humano. Cambio, mutacin, alteracin, mezcla en donde los esencialismos no caben y donde emergen nuevas categoras para comprender nuestra cultura, en tanto tecnocultura. Por lo tanto, el vaco entre la naturaleza de los problemas planteados a la colectividad humana por el curso de la evolucin tcnica, y el momento en el que se encuentra el debate colectivo sobre este tema, requiere ser objeto de reflexin acadmica y de deliberacin pblica.

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Las preguntas por quines somos, o en quines nos estamos convirtiendo en este mundo tecnolgico, qu implica relacionarnos con el mundo a travs de artefactos, cmo se modifican nuestras experiencias, nuestra identidad, o cules son las consecuencias de los cambios en el espacio, el tiempo, la velocidad, son, entre otras, cuestiones que nos ataen. De hecho, con nuestras ideas sobre la tecnologa ocurre algo particular, pues cuando pensamos en ella, la tecnologa siempre es ms de lo que habamos advertido: es ms que un instrumento, es un proceso de innovacin, una manera de ver el mundo. A la tecnologa hoy se le reconoce un estatus igual al de la ciencia, e incluso, con el advenimiento de las tecnologas de la informacin y de la comunicacin, han llegado a convertirse en motores fundamentales de la produccin cientfica, lo cual por supuesto es una razn importante para pensar en ella, pero insistimos en que hay algo ms. Cuando reflexionamos sobre la tecnologa no tardamos en advertir que en las ideas bsicas con las que intentamos entenderla, aparece siempre una referencia a lo que nosotros somos, de manera que cualquier pensamiento sobre la tecnologa es deudor de otro pensamiento sobre nosotros mismos. Las ideas sobre la tecnologa han sufrido transformaciones y slo recientemente han empezado a ser objeto de cuestionamiento. Como lo plantea Javier Echeverra (2001), el uso comn de las palabras puede hacernos creer que sabemos qu es la ciencia (o la tcnica, o la sociedad) porque hablamos de ella y conseguimos comunicarnos y hacernos entender. Mas el anlisis conceptual, en este caso y por la va de las definiciones, permite descubrir matices y dificultades que suelen quedar ocultas en el uso corriente de estos vocablos. La tecnologa es definida en general como un discurso sobre la tcnica y se le ha concebido como el dominio especfico de herramientas, de instrumentos y no solamente de mquinas. La tcnica (tekhn) designa, tambin, el dominio de habilidades para transformar la materia de un nivel primario a un segundo nivel o de productos. Siguiendo a Bernard Stiegler (1998), la tecnologa es en consecuencia el discurso que describe y explica la evolucin de procedimientos especializados y de tcnicas que forman un sistema. La tecnologa es, en esta perspectiva, el discurso de la evolucin de este sistema. Sin embargo, esta evolucin tiene una doble tensin entre la cultura y la tcnica: la civilizacin industrial descansa en un desarrollo intensivo

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de los procesos permanentes de innovacin. El resultado de ellos es un divorcio, si no entre la cultura y la tcnica, al menos entre los ritmos de evolucin cultural y los ritmos de evolucin tcnica (Stiegler, B. 1998:15). En este orden de ideas, la tecnologa, hoy ms que nunca, conjuga la pregunta por el tiempo en trminos de velocidad de la evolucin tcnica y por los procesos de desterritorializacin que la acompaan. Adems, conduce a la irrupcin de grandes sistemas tecnosociales en los que estn implicados tcnicas, conocimientos, instituciones sociales, investigadores, ingenieros y patrones de uso. Es un producto de transformaciones industriales, econmicas, polticas y cientficas que han situado el desarrollo tecnolgico como la fuerza econmica ms importante, atendiendo a la dimensin de sus consecuencias econmicas, sociales, ambientales o cientficas. La tecnologa ha convertido la ciencia en un sistema masivo de investigacin que depende de los analizadores automticos, de los procesadores de informacin, de los materiales avanzados, de los grandes sistemas de observacin, de las redes informticas (Broncano, F. 2000:20-21). Esta capacidad de la tecnologa de impregnar el conjunto de todas nuestras dimensiones culturales y sociales, nos obliga a repensar su naturaleza y a reflexionar sobre la novedad de su creciente dominio. En efecto, lo tecnolgico lo podemos localizar en tres direcciones: una ontolgica, que concibe a las tecnologas en tanto mezcla de ciencia, cultura y tecnologa en un continuo donde los objetos son, en grados variables, el resultado de las tres. La otra es pragmtica, es decir, lo que hacen las tecnologas. La tercera, fenomenolgica o experiencial, referida a cmo afectan las tecnologas nuestra experiencia, ms all de los aspectos funcionales e instrumentales. Pero nuestra experiencia cotidiana se produce en una relacin de opacidad con las tecnologas, es decir, nosotros no comprendemos inmediatamente qu es lo que hay detrs de cada tecnologa, qu se est jugando con cada una de ellas, ms an, debemos tomar decisiones sobre stas, pero las consecuencias de nuestras decisiones cada da se escapan ms de nuestras manos. Sensacin de inseguridad e incertidumbre que es evidente en las instituciones escolares donde directores, profesores y padres de familia deben, como

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comunidad educativa, tomar decisiones sobre la compra de equipos y tecnologa de las que tienen un conocimiento muy reducido (este mismo desconocimiento lo podemos extender a los representantes de ministerios e instituciones encargadas de las polticas educativas). Ante tal sensacin hay actitudes tanto de filiacin como de rechazo o resistencia a la innovacin y al cambio2, percepcin que es ms fuerte en las generaciones adultas, pues para los nios y jvenes, las tecnologas no representan un mundo artificial, por el contrario, representan su mundo natural. Estamos hablando de representaciones e imgenes que socialmente hemos ido construyendo sobre las tecnologas, que se arraigan en las narraciones cotidianas y que se hacen presentes tambin en los medios de divulgacin cientfica, en los medios de comunicacin en general, y en los grupos de expertos. Para valorar adecuadamente estas imgenes de la tecnologa, para poder pensar sobre ella, sobre su pasado y presente, es importante revisar su historia en el marco de una filosofa de la tecnologa. Consideramos que existe un papel importante al pensamiento filosfico, pues ste puede crear ideas, actitudes, valoraciones y posibilidades para los individuos pudiendo llegar a ser, en grado incalculable, un factor esencial en la marcha de las cosas. A continuacin intentaremos esta tarea que, sin pretender ser exhaustiva, esperamos nos permita tener un marco para reflexionar sobre nuestro quehacer educativo, cuando de tecnologas hablamos. En el contexto de una filosofa de la tecnologa3Cualesquiera que sean las aclaraciones y los adelantos benficos que la explosin universal de la investigacin produce en nuestro tiempo, el principal inters de quienes financian prdigamente esa investigacin seguir polarizado hacia el armamento, las tcnicas de control social, la objetera comercial, la manipulacin del mercado y la subversin del proceso democrtico a travs del monopolio de la informacin y el consenso prefabricado. Theodore Roszak, 19702 En la segunda parte de este libro nos dedicaremos a analizar los resultados de un estudio realizado en Bogot, en el que investigamos tanto actitudes como usos y prcticas e interacciones escolares alrededor de la incorporacin de computadores en escuelas pblicas. Tal anlisis nos presenta algunas pistas sobre las contradicciones y paradojas alrededor de las nuevas tecnologas en nuestro pas y en nuestra escuela.

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3 Nos referiremos aqu slo a aquellos autores que han escrito directamente en el campo de la llamada filosofa de la tecnologa, pero reconocemos que desde los filsofos griegos, hasta filsofos de la educacin como Dewey han dado pistas para comprender nuestra relacin con las tcnicas y/o tecnologas.

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Qu tiene que ver la tecnologa con la filosofa? A juzgar por la falta de cultura filosfica de casi todos los tecnlogos, nada. ...Y qu tiene que ver la filosofa con la tecnologa? A Juzgar por el desinters por la tecnologa -y en ocasiones el odio por ella- de que alardean casi todos los filsofos, nada. Mario Bunge, 1977

Empecemos sealando dos (pre)supuestos. En primer lugar, la concepcin predominante de la tecnologa como una ciencia aplicada ha contribuido a que se realicen pocas investigaciones ya que se ha considerado como un objeto de conocimiento de reducida dignidad e importancia. De hecho, se cree que si la tecnologa no es ms que ciencia aplicada, lo que se debe hacer es analizar el proceso cientfico, siendo ste la clave para entenderla. Adicionalmente, la idea dominante del desarrollo del conocimiento cientfico como un proceso progresivo y acumulativo, articulado a travs de teoras cada vez ms amplias y precisas que van subsumiendo y sustituyendo la ciencia del pasado, ha alejado a la ciencia de la tecnologa. Se considera que las teoras cientficas son previas a cualquier tecnologa, de manera que no existe tecnologa sin teora, pero pueden existir teoras sin contar con tecnologas. En segundo lugar, bajo el supuesto de que la ciencia tiene un valor neutral, otro tanto se puede afirmar de los artefactos resultantes de su aplicacin: ms bien el uso es el que planteara problemas ticos, polticos y sociales. Estas dos condiciones han demorado, retrasado, y en cierto modo, invisibilizado cualquier reflexin sobre las tecnologas. Esta imagen instrumentalista es la ms difundida y arraigada en Occidente, donde se ha considerado que las tecnologas son simples herramientas o artefactos construidos para unas determinadas tareas. Esta idea se convierte, como lo denomina Gastn Bachelard, en un obstculo epistemolgico para comprender las transformaciones de las tecnologas de una poca a otra (un ejemplo tpico de ello es el computador, concebido como una mquina de escribir ms potente, ms rpida, por lo que en esencia se considera que es la misma tecnologa y la misma racionalidad). Tal perspectiva reduccionista impide su anlisis crtico e ignora, por una parte, la racionalidad que le subyace a cada tecnologa y, por otra, las intenciones e intereses sociales, econmicos y polticos

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de quienes disean, desarrollan, financian y controlan la tecnologa. Tambin nos impide ver hacia dnde nos dirigimos como humanidad, tecnohumanidad o tecnocultura. Veamos a travs de algunas tradiciones del pensamiento filosfico cmo se han abordado estas preguntas, en lo que se ha denominado como el campo de la filosofa de la tecnologa. Si bien hoy da estas tradiciones son objeto de discusin acadmica, consideramos de vital importancia tener un conocimiento de cmo se han pensado las tecnologas, cmo ciertas preguntas permanecen, ciertas dudas an nos habitan, y sobre todo, tratar de retomar y confrontar estas reflexiones con el conocimiento y la tecnologa hoy disponibles. La tradicin alemana: el misterio de la esencia de la tcnica La tradicin alemana en la reflexin sobre la tcnica ha sido de ms largo aliento respecto a la de otros pases. Como nos cuenta F. Rapp (1981), se considera al gegrafo y filsofo E. Kapp como el fundador de la filosofa de la tcnica. En su Grundlinien einer Philosophie der Technik, publicado en 1877, interpreta las invenciones tcnicas como concrecin material del mundo interno de las representaciones, como proyeccin de los rganos. Es decir, la mano constituye el modo del artefacto tcnico y la protoforma de todas las herramientas. El hombre proyecta o traslada la forma de sus rganos a las herramientas originarias, mostrando una destacada afinidad interna de la herramienta con el rgano. En este sentido, el hombre siempre se muestra a s mismo en la herramienta. Para Kapp, todo lo que procede del hombre no es sino la propia naturaleza humana que se autodisemina y que de este modo alcanza su verdadera conciencia. Al igual que la mayora de los autores del siglo XIX, Kapp juzga las posibilidades de la tcnica de una manera francamente optimista. Ve en sta un medio para un ms alto desarrollo cultural, moral e intelectual y para la autoliberacin de la humanidad. Tal como lo comenta Irme Hronzsky (2001), en la cultura alemana se destaca la reflexin crtica sobre el afn de poder y de dominio de la naturaleza como la caracterstica fundamental de la ciencia y tecnologa modernas. De hecho, un

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filsofo alemn que ha sido objeto de crtica por haber permanecido en la Universidad durante el rgimen nazi es Heidegger, pero quien sin duda es un referente clsico cuando de filosofa de la tcnica se habla. Abordaremos a continuacin con ms detalle la reflexin de este autor, pues sus planteamientos sobre la tcnica invitan a no limitarnos a representar nicamente lo tcnico y a impulsarlo, a resignarnos o a esquivarlo, sino a reconocer que siempre estamos y estaremos ligados a la tecnologa tanto cuando la adoptamos como cuando la ignoramos. Heidegger y la pregunta por la esencia de la tcnicaAll donde surge el peligro, tambin crece lo que salva M. Heidegger

Para Heidegger lo tcnico lo invade todo; la denominacin de nuestra poca como era atmica alcanza probablemente lo existente, ya que lo restante como cultura (teatro, cine, radio, filosofa, religin, literatura), va claudicando tras el sello que se asigna a la poca. De hecho, considera que la tcnica domina tambin las ciencias a travs de la objetividad, los esquemas de causas y efectos, y el clculo en el anlisis de los resultados. Por lo tanto, lo que Heidegger indaga es la esencia o el ser de la tcnica que el universo tcnico disimula y cuyo desvelamiento supone la ruptura con el ser-en-el-mundo metafsico y con la manera tecnolgica de pensar y hablar4 . Sin embargo, nos interesa destacar aqu que para Heidegger no es en las cosas tcnicas donde se revela el ser de la tcnica sino en el lenguaje; el lenguaje que habla de la ciencia y de la tcnica, en efecto, el sentido profundo de la techn para Heidegger hay que buscarlo en los vnculos que establece con otros trminos, en la evolucin de stos y en sus traducciones. Es entonces en el lenguaje (en la palabra) donde resuena el ser: se revela y se retira. SloSe han revisado para esta descripcin de la obra de Heidegger lo siguientes textos: Heidegger, M. (1994) La pregunta por la tcnica. En conferencias y artculos. Barcelona, Ed. de Serbal. Heidegger, M. (1989) Serenidad. Barcelona, Ed. de Serbal. Pggler, O. (1993) El camino del pensar de Martin Heidegger. Madrid, Alianza. Safranski, R. (1997) Un maestro en Alemania: Martin Heidegger. Barcelona, Tusquets. Vattimo, G. (1986) Introduccin a Heidegger. Barcelona, Gedisa. Hottois, Gilbert (1997) Historia de la filosofa del renacimiento a la postmodernidad. Madrid, Ctedra.4

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una palabra una meditacin- hermenutica, potica, dialgica, es capaz de romper con el extravo objetivante, terico y tcnico del lenguaje occidental que aleja el ser. Semejante mediacin reconoce que: el lenguaje es la casa del ser. El hombre vive bajo su proteccin. La nica solucin posible, en consecuencia, en el reino de la tecnociencia sera una revalorizacin del lenguaje, asociado a un modo de pensar y de decir que nos reconduzca al ser. Pero, Heidegger tambin sospecha de la invasin de la tcnica en el lenguaje. La metalingstica est, segn l, emparentada con la metafsica y con la tcnica. Por lo tanto, tambin se da una tecnificacin del lenguaje. As, pues, la metalingstica es la tecnificacin general de todos los lenguajes para convertirlos nicamente en un funcional e interplanetario instrumento de informacin. De hecho, para Heidegger, la formalizacin y el clculo son considerados, en este contexto, como el fin y la norma del lenguaje. Esto significara, segn l, la muerte del lenguaje natural y espontneo, del lenguaje vital (al que por cierto pertenece la literatura, una vez convertida en objeto por la filologa con su pluralidad de significados), por lo cual, la conmutacin de la palabra viva y vibrante, tras la rigidez de una sucesin de signos establecidos de manera uniforme y mecnica, sera la muerte del lenguaje y, en consecuencia, la desolacin del ser. En este sentido, para Heidegger, las visiones instrumentalistas y antropolgicas de la tcnica deben ser complementadas. Dirige la tcnica a la naturaleza? La naturaleza ha llegado a ser el asistente, el auxiliar de la tcnica? Si la tcnica es duea de la naturaleza, es tambin duea de nosotros, como parte de sta que somos? Esta es una de las cuestiones que Heidegger se plantea en La pregunta sobre la tcnica, donde argumenta que las tcnicas no pueden ser definidas slo como medios, o solo como los instrumentos. Vemos en este filsofo, ms que una oposicin romntica por el mundo no tecnologizado, un llamado urgente a la reflexin sobre la tcnica como un fenmeno de la poca actual, que habla de lo que somos y que adems debe ser racionalizado. Broncano (2000) distingue entre el pensamiento de Heidegger en Ser y Tiempo, que ha sido fecundo en ideas acerca de los sistemas tecnolgicos, incluso en

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nuestros das, y las crticas que expresa tras la guerra en La pregunta por la tcnica y otros escritos ms contemporneos. Este segundo Heidegger consideramos que tambin ha tenido una gran influencia, pues confronta el nuevo universo de la tecnologa contempornea con el mundo cotidiano en el que transcurren nuestras vidas. La reflexin de Heidegger analiza la poca en la cual la naturaleza diriga a la tcnica, por lo que la relacin con el mundo, y la insercin en l a travs de los objetos tcnicos, se produca en medio de un equilibrio dirigido por el discurrir de un mundo natural. Los cambios, cuando ocurran, eran lentos y no tenan efecto en el tiempo de las vidas de la gente, no afectaba sus expectativas psicolgicas sobre el mundo ni los lazos que les ataban a los otros. El cambio tcnico en esas sociedades es indistinguible en velocidad e importancia de los otros factores que configuran el cambio social. Pero la irrupcin de la tecnologa contempornea ha producido una ruptura

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con esta situacin originaria de equilibrio. Los grandes sistemas tecnolgicos y el cmulo de artefactos que nos rodean estaran perturbando estas formas de vida normativamente constitutivas, llevndonos a otras en las que nos sentiramos extraos y que nos alejaran de la comprensin de la propia esencia de la tcnica. Extraamiento de nuestra cultura ante los objetos que nos rodean para convertirse en meros medios de uso. Para nosotros, Heidegger est hablando de un mundo constitutivo humano en el que no cabe hablar de lo natural como opuesto a lo artificial, y mucho menos de lo interno y representacional como opuesto a lo externo causal. De ah que el lenguaje y los artefactos comparten el modo de conectar con el mundo. Por lo tanto, se trata de una mirada dirigida al proceso, ms que al objeto, es decir, a la manera como habitamos el mundo atravesados por la tcnica, mediados por una tecnicidad que permite o no la expresin del ser. Sin embargo, el Heidegger de la postguerra, irremisiblemente pesimista respecto a la tecnologa, nos dice: nuestra relacin con el mundo tcnico se hace maravillosamente simple y apacible. Dejamos entrar objetos tcnicos en

nuestro mundo cotidiano y al mismo tiempo los mantenemos fuera, o sea los dejamos descansar en s mismos como cosas que no son algo en absoluto, sino que dependen ellas mismas de algo superior... (1989:27). Mientras esta actitud de Heidegger puede ser interpretada como un llamamiento a una relacin libre con la tcnica, a una manera de usarla sin quedar atrapado por ella, tambin podra resultar peligrosa. Es decir, si aceptamos la tcnica como un desvelamiento de un destino al que la accin intencional es ajena, nos puede conducir a un fatalismo y a un desinters por la cuestin de la transformacin del presente como produccin del futuro. Nos restara posibilidades de hacer transformaciones, o de plantear una resistencia crtica a las tecnologas. Volvemos pues a la cuestin que el mismo Heidegger planteara sobre la decisin del hombre de convertirse en esclavo o seor de sus planes. Mas, dice Heidegger, lo peligroso no es la tcnica, -no existen los demonios de la tcnica- sino ms bien el misterio de su esencia. La amenaza del hombre no viene ante todo de las mquinas y aparatos de la tcnica que es posible que acten mortalmente; la amenaza propiamente dicha ha afectado ya al hombre en su esencia, lo que supone entonces preguntarnos por la esencia del hombre y cmo es posible diferenciarla de la tcnica. Cmo salir de este crculo? A la larga, el camino que Heidegger nos propone enfrenta a la tcnica con la esttica, con el arte. En sus propias palabras:Como la esencia de la tcnica no es nada tcnico, la meditacin esencial sobre la tcnica y la confrontacin decisiva con ella tiene que acontecer en una regin que, por una parte, est emparentada con la esencia de la tcnica y, por otra, no obstante, sea fundamentalmente distinta de ella. Esta regin es el arte. Aunque sin duda, slo cuando, por su parte, la meditacin sobre el arte no se cierre a la constelacin de la verdad por la que nosotros nos preguntamos. Preguntando de este modo damos testimonio de este estado de necesidad: que nosotros, con tanta tcnica, an no experienciamos lo esencialmente de la tcnica (1994:37).

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Esta regin esttica que invoca Heidegger, nos deja una propuesta que habra que llenar de contenido. Tal y como est expresada, abre un nuevo horizonte que deslinda campos de saber y, en consecuencia, abre dimensiones a la

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experiencia humana que, de hecho, hoy en da podemos ver en lo que se conoce como techno-art, donde arte y tecnologa crean y recrean nuevos modos de expresin a veces provenientes de la imaginera humana, otras de la combinacin azarosa de cdigo y lenguaje de mquina. Sin embargo, para nosotros, una respuesta esttica ante la esencia de la tcnica no puede ni debe ser la nica va ante el acontecer histrico, ante las desigualdades e iniquidades del mundo contemporneo. Cmo habitar este mundo tcnico estticamente es una pregunta que, desde el aporte heideggeriano, dejaremos al menos aqu expresada. Sobre la tecnocracia y el Estado tcnico Con un acento diferente, se encuentra la discusin de la tcnica moderna dentro del marco de la Teora Crtica de la Escuela de Frankfurt (T.W. Adorno, J. Habermas, M. Horkheimer, A Schmidt). Para sta, en nuestra poca la tcnica produce el total perfeccionamiento de los medios tcnicocientficos y la prdida simultnea de metas objetivamente obligatorias y racionalmente fundamentadas (Rapp, F. 1981:18-19). Segn Marcuse, el progreso tcnico se ha convertido en norma general y ha trado como consecuencia, conjuntamente con la exigencia de productividad y crecimiento, que la cultura, la poltica y la economa se hayan fundido en un sistema de dominacin omnipotente que no tolera ninguna alternativa y que integra sin mayor esfuerzo todas las opciones opuestas. Quizs la crtica ms dura de Marcuse a la tcnica moderna se encuentra en su libro El hombre unidimensional. Ensayo sobre la ideologa de la sociedad industrial avanzada, donde plantea que una de las caractersticas de la sociedad moderna desarrollada consiste en el ejercicio de dominio, sobre la doble base de una abrumadora eficacia y un nivel de vida cada vez ms alto. Posteriormente, Habermas retoma a Marcuse coincidiendo en la necesidad de sacudir a los afectados, de sacarlos de su actitud irreflexiva y acrtica a travs de una sistemtica ilustracin, hacindoles ver sus verdaderos intereses (su verdadera conciencia). Sin embargo, mientras Marcuse propone medidas revolucionarias, Habermas ve la solucin en una reorientacin hacia otras pautas axiolgicas y comunicativas que han de conducir a una existencia plena, liberadora de la dominacin y de la coaccin del rendimiento.

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Finalmente, sealemos que los filsofos alemanes han reflexionado sistemtica y continuamente sobre la evaluacin de las tecnologas, concebidas como una tecnologa social crtica en cooperacin con la ingeniera, pero sobre la base de criterios ticos y ecolgicos. La tradicin espaola: ser hombre significa ser tcnico En el mbito espaol, el trabajo de Ortega y Gasset en Consideraciones sobre la tcnica, ubica a la tecnologa en un contexto antropolgico-cultural. Para l, la caracterstica de las tcnicas no se encuentra en las diferentes innovaciones. Por el contrario, considera que las innovaciones estn ordenadas en el repertorio tcnico de una determinada poca. Creamos posibilidades completamente nuevas produciendo objetos que no hay en la naturaleza del hombre. Por ejemplo, el navegar, el volar, el hablar con el antpoda mediante el telgrafo o la radiocomunicacin (Ortega y Gasset. 1983:30). La tcnica, para Ortega, est indisolublemente vinculada a la naturaleza del hombre en tanto ser que se crea a s mismo: ser hombre significa ser tcnico. Necesitamos ropa, zapatos para cubrirnos del fro y poder caminar largos trayectos, necesitamos medicinas, vacunas que nos curen de virus, es por ello que en el mundo natural nuestra naturaleza humana enferma. El nuevo mundo de la tcnica es, por tanto, como un gigantesco aparato ortopdico. De la tcnica a los sistemas sociotcnicos Otro pensador en el contexto espaol es Miguel ngel Quintanilla, quien ha desarrollado una conceptualizacin sobre la tcnica y la tecnologa en estrecha relacin con la configuracin cultural de las diferentes sociedades. As, para l hay una cierta coherencia entre las tecnologas que una sociedad es capaz de crear o de asimilar, y el resto de los rasgos culturales que caracterizan a esa sociedad5. Pero Quintanilla aporta dos aspectos ms, interesantes para nuestro recorrido. El primero tiene que ver con una diferenciacin de los enfoques o5 Dentro de las obras de Miguel Angel Quintanilla podemos mencionar: (1989) Tecnologa: un enfoque filosfico, Madrid, Fundesco; (1991) El conocimiento operacional y el progreso tcnico. Mxico; (1993-1994) Seis conferencias sobre filosofa de la tecnologa. En: Plural, Vol. 11-12.

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teoras sobre la tcnica o la tecnologa y, el segundo, con una reflexin sobre la cultura tcnica. En cuanto a los enfoques, distingue tres grandes orientaciones: el cognitivo, el instrumental y el sistmico:a. Para el cognitivo, las tcnicas empricas son formas de conocimiento prctico, siendo sus fuentes principales la invencin tcnica y el desarrollo y aplicacin del conocimiento cientfico. b. El enfoque instrumental identifica las tcnicas con los artefactos, los instrumentos, y los productos resultados de la actividad o del conocimiento tcnico. c. Y el enfoque sistmico consiste en considerar que las unidades de anlisis para estudiar las propiedades de la tcnica, o el desarrollo tecnolgico, no son conjuntos de conocimientos o de artefactos, sino sistemas tcnicos (Quintanilla. 2001: 58).

El enfoque que parece ms completo es el de un sistema tcnico, por ser una unidad compleja formada por artefactos, materiales y energa, para cuya transformacin se utilizan los artefactos y agentes intencionales (usuarios u operarios) que realizan estas acciones de transformacin. Sin embargo, para Quintanilla el fracaso de la aplicacin de este tercer enfoque es la insuficiente comprensin sobre los sistemas tcnicos, por lo que insiste en que se debe definir el sistema tcnico como un dispositivo complejo compuesto por entidades fsicas y agentes humanos cuya funcin es transformar algn tipo de cosas para obtener determinados resultados caractersticos del sistema (dem. p. 61). Desde esta perspectiva, un sistema tcnico se caracteriza por los componentes materiales o materias primas que se utilizan y transforman (la energa y el equipamiento); por componentes intencionales o agentes, -diferencia fundamental con un artefacto-, que generalmente son individuos humanos, aunque en sistemas complejos parte de algunas funciones pueden ser transferidas a mecanismos de control automtico; y adicionalmente, la estructura del sistema se caracteriza por las relaciones de transformacin y de gestin. Tales consideraciones transforman los sistemas tcnicos en sistemas hbridos, esto es, sociotcnicos, pues incorporan componentes culturales, organizativos y polticos que funcionan en entornos formados por otros sistemas sociales ms amplios, que influyen en ellos y a su vez son afectados por stos. He aqu uno de los aportes ms valiosos, desde nuestro punto de vista, de Quintanilla: la cultura tcnica.

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Una cultura especfica formada por todos los rasgos culturales (informacin descriptiva, prctica y valorativa) que se refieren a, o se relacionan de algn modo con, sistemas tcnicos. Los componentes principales de la cultura tcnica son pues: 1. Los conocimientos, creencias y representaciones conceptuales o simblicas sobre las tcnicas y sobre los sistemas tcnicos. Llamaremos a esto el contenido simblico o representacional de la cultura tcnica. 2. Las reglas y pautas de comportamiento, habilidades y conocimientos operacionales referidos a sistemas tcnicos. Llamaremos a esto el componente prctico de la cultura tcnica. 3. Los objetivos, valores y preferencias relativos al diseo, adquisicin, uso, etc., de sistemas tcnicos y de conocimientos tcnicos. Llamaremos a esto el componente valorativo o axiolgico de la cultura tcnica (dem. p. 64).

Sin embargo, para Quintanilla esta cultura tcnica no se presenta igual en las diferentes sociedades, discriminando entonces entre una cultura que ha sido incorporada a sistemas tcnicos y aquella que, an siendo parte de un grupo social, no est dentro de ningn sistema tcnico. Diferenciacin que encontramos muy importante a la hora de analizar el impacto, apropiacin y transferencia tecnolgica en diferentes regiones y pases. En efecto, no todos los contenidos culturales son igualmente incorporables a cualquier sistema tcnico ni a un mismo sistema tcnico, ni funciona igual en diferentes contextos culturales. As, un dispositivo creado para un uso especfico puede ser recibido y utilizado de modo distinto por diferentes grupos culturales. El caso en particular de la transferencia de tecnologas avanzadas a pases de la periferia muestra cmo la mayora de problemas derivan del desfase cultural entre el contexto en que se desarroll originariamente la tecnologa y el nuevo contexto al que se transfiere. Este desfase es muy importante de considerar pues puede afectar no slo el nivel de conocimientos tcnicos y de las habilidades de los usuarios, operarios y gestores del nuevo sistema, sino incluso las preferencias y valoraciones respecto a los objetivos del mismo. En consecuencia, el concepto de tecnologa incorporada tiene que ver con el de flexibilidad interpretativa de los aparatos, refirindose aqu Quintanilla a la obra de Bijker (1994)6, donde el conjunto de los6 Bijker explica los procesos de configuracin social de las tecnologas a partir de un concepto de interpretacin As, por ejemplo, para l los primeros modelos de bicicletas eran interpretados como un instrumento para pasear plcidamente por algunos grupos de usuarios (las mujeres entre otros) y como un artefacto deportivo y competitivo por otros. Las diferentes interpretaciones dan lugar tambin a valoraciones diferentes de las alternativas tecnolgicas disponibles (los diversos modelos de bicicleta) y, finalmente, la estabilizacin de un determinado modelo se consigue cuando uno de los grupos sociales implicados logra

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contenidos culturales (interpretaciones) que se pueden incorporar a un sistema tcnico no es ilimitado, pues existen restricciones impuestas por la propia estructura del sistema; es decir, aunque todos los artefactos admiten diferentes interpretaciones, no todas las interpretaciones lgicamente posibles son tcnicamente compatibles con cualquier artefacto. La razn de estas limitaciones no puede estar de nuevo en las condiciones sociales y culturales que contribuyen a configurar una tecnologa, sino en la estructura interna del sistema tcnico. Sin embargo, esta teora es criticada por el mismo Quintanilla al sealar que no deja lugar para analizar el diferente papel que en el desarrollo tecnolgico desempean las interpretaciones que se incorporan a los sistemas tcnicos. Por ejemplo, la interpretacin de las tcnicas de control de la maternidad como instrumento del diablo lo que impidi o limit su difusin; y aquellas otras, que permanecen fuera de ellos, pero que pueden tener una gran incidencia en su desarrollo y en su configuracin social, como la conciencia ecologista que ha conducido a innovaciones tcnicas.

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Ante esta situacin, Quintanilla propone analizar con ms detenimiento los mecanismos de trasvase de contenidos culturales desde los sistemas tcnicos a los sistemas sociales, y a la inversa, esto es, de los sistemas sociales a los tcnicos, sin embargo, Quintanilla resalta la carencia de una teora comprensiva y suficientemente apoyada en datos empricos que nos ayude a comprender los cambios tcnicos, que son por lo general de alta complejidad. La leccin que nos deja Quintanilla es que este vaco se debe en parte a la parcialidad de los enfoques tericos sobre la tcnica, especialmente en el campo de la filosofa y de las ciencias sociales. As, la consideracin de la tcnica como una forma de conocimiento (prctico, aplicado, etc.) facilita la identificacinimponer su interpretacin (generalmente despus de haberla modificado para permitir la inclusin de otros grupos en un nico marco tecnolgico). Para Quintanilla, lo que Bijker denomina interpretacin es parte del contenido cultural incorporado a cada sistema tcnico a travs de la cultura de sus usuarios u operadores, el cual, como ya se ha dicho, se puede analizar en sus tres componentes principales: conocimientos o representaciones, habilidades y valoraciones. Vase: Bijker, W.; Hughes, T.P. y Pinch, T. (eds) (1987)The social construction of technological systems: new directions in the sociology and history of technology. Cambridge (MA), MIT Press. Y, Bijker, W (1994) Of bicycles, bakelites and bulbs. Steps toward a theory of sociotechnical change (MA), MIT, Press.

de la tcnica con la cultura, pero dificulta la percepcin de las complejas dimensiones de la cultura tcnica. De otra parte, la concepcin de la tcnica, como artefacto socialmente construido, si bien permite reivindicar un papel importante de los factores culturales en el desarrollo de lo tcnico, reduce todos los aspectos relevantes del cambio tcnico a cambios sociales. En pases como el nuestro tal vaco tiene unas implicaciones particulares. Por ejemplo, ni tecnlogos, ni ingenieros producen conocimientos para resolver problemas. La formacin de tcnicos y tecnlogos reproduce una instrumentalizacin de estos campos de saber, que reduce su accin a vincularse y adaptarse a un mercado laboral. En efecto, nuestra poltica educativa, en trminos de la formacin tecnolgica, est orientada bajo una lgica de educacin para el trabajo, ms que en una lgica de la educacin para la invencin, la expresin o produccin cultural. De los sistemas tcnicos a la tecnocultura Cerremos el grupo de espaoles con Jos Sanmartn, quien intenta interpretar la historia del ser humano como un proceso creciente de inadaptacin de la naturaleza y, a la vez, de adaptacin al entorno tecnocultural que l mismo ha ido construyendo sobre aqulla; entorno hecho de aparatos. Su hiptesis es que la historia del ser humano podra describirse como la evolucin de un ser que, adaptado en sus fases protohumanas a la naturaleza, inici el camino de la hominizacin en el momento mismo en que empez a huir de la naturaleza, interponiendo entre l y su entorno natural algunos productos de la tecnocultura. Para Sanmartn la caracterstica del siglo XX es la de ser el tiempo de la tecnologa ms que de la tcnica, entendiendo por aqulla una tcnica guiada por la ciencia hacia el control de una entidad o proceso. Sin embargo, Sanmartn destaca que los productos de la tecnologa ya no slo se superponen a la naturaleza, sino que se estn integrando en la estructura de lo real como si fueran naturales; es decir, el conocimiento cientfico de la estructura ntima de lo real est permitiendo controlar tecnolgicamente entidades y procesos naturales desde su interior, lo que se traduce, por ejemplo, en la

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reproduccin o replicacin artificial de esas entidades y procesos naturales. Los ejemplos desde la gentica, la biologa molecular y la microbiologa nos sealan cmo de igual modo que hemos creado artificialmente elementos naturales, podemos ahora producir seres vivos naturales e inventar nuevas especies, si no van dotados de la etiqueta made in, difcilmente pueden distinguirse de sus homlogos naturales (Sanmartn, J. 2001:88). En efecto, a partir de la segunda mitad del siglo XX se ha producido un cambio cualitativo notable en la construccin de nuestro medio. Y nunca mejor dicho lo de nuestro porque es a ese entorno tecnocultural que vamos interponiendo entre nosotros y la naturaleza al que nos hemos adaptado progresivamente conforme nos hemos alejado de la naturaleza (Sanmartin, J. 2001:80). En consecuencia esta red de la tecnocultura ya no se entiende por encima de la naturaleza sino que se encuentra en el centro mismo de sta, reconstruyndola, a modo de naturaleza artificialmente construida o tecnonaturaleza. Sanmartn avanza un paso ms y se pregunta cmo esa tecnonaturaleza ha perdido en algunos casos visos de realidad y se ha vuelto virtual. Una segunda reconstruccin tecnolgica de la naturaleza la ha convertido ahora en puros bits de informacin donde el ser humano empieza a adaptarse a esa tecnonaturaleza virtual, principalmente de redes digitales; adaptacin que ha comenzado por la esfera cultural, econmica y laboral. Una nueva realidad se construye en las pantallas, influyendo no slo en nuestra conducta, sino sobre nuestra percepcin del mundo, hacindonos vivir frecuentemente una realidad que es en cierto modo virtual, pero que desde los propios medios puede presentarse como realidad real. En suma, para Sanmartn comienza a percibirse adems una separacin drstica entre los que se adaptan y los inadaptados al nuevo orden de cosas. Se est dentro o fuera del nuevo sistema - aunque no exclusivamente-, segn se controle y maneje o no la informacin. El poder ya no consiste tanto en controlar tecnolgicamente la naturaleza, cuanto en controlar la informacin producida tecnolgicamente. Como sugerencia, Sanmartn propone una tica global y una Declaracin Universal de Responsabilidades, que se traducirn en un marco que, sin cercenar la curiosidad cientfica y sin lastrar a priori las

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potencialidades de la tecnologa, eviten que el ser humano, la sociedad y el medio ambiente se expongan a daos irreparables. La tradicin norteamericana: los males tecnolgicos bajo el control social democrtico En norteamrica, en general, hay acuerdo en considerar que una de las mayores contribuciones a la filosofa de la tecnologa norteamericana ha sido obra de Carl Mitcham (Thinking through technology. 1994), quien desarrolla un sistema conceptual sobre el conocimiento tecnolgico y la voluntad tecnolgica dirigida a las actividades de fabricacin y uso de objetos o artefactos tecnolgicos (en el sentido ms amplio). Sobre esta cuestin, Mitcham seala que un sistema debera ser a la vez suficientemente definitivo como para proporcionar alguna gua, y lo suficientemente abierto como para permitir reajustes y la posibilidad de conectar con nuevas ideas. Su anlisis recoge una serie de intentos europeos para distinguir la tecnologa de la ciencia, y revisa el punto de vista dominante sobre la relacin entre ambas actividades (Cf. Durbin, Paul T. 2001: 97 y ss). Segn la clasificacin de Paul Durbin se pueden encontrar dos grupos predominantes en la filosofa de la tecnologa norteamericana: los marxistas o neomarxistas de influencia marcusiana-, y los partidarios de la reforma social fragmentaria. Los marxistas argumentan que los males de la sociedad contempornea estn relacionados con la tecnologa y solicitan una revolucin para resolverlos. Andrew Feenberg (1999), ha cuestionado esta posicin, argumentando que es posible identificar detalladamente ciertas condiciones bajo las cuales se pueden lograr, sin revolucin, una sociedad ms justa orientada a los trabajadores. De otro lado, se encuentran quienes argumentando ms a favor de una evolucin social-demcrata, siguiendo los pasos del filsofo John Dewey, han puesto sus esperanzas en la reforma social fragmentaria como el modo de mantener los males tecnolgicos bajo el control social democrtico, incluso utilizando de forma adecuada cierta racionalidad instrumental, para evitar los excesos tanto de la izquierda como de la derecha en el tratamiento de los problemas tecnosociales.

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Pero para nosotros existe un pensador norteamericano que analiza el arraigo social y poltico de las tcnicas, la evaluacin de las tecnologas y la poltica cientfico-tecnolgica, a quien sin duda vale la pena resear aqu con mayor detalle como el filsofo que se atrevi a hablar de la poltica de los aparatos y de la poltica de las tecnologas. Estamos hablando de Langdon Winner. Winner retoma la obra filosfica del francs Jacques Ellul, para quien la autonoma de la tecnologa y su colorario, el determinismo tecnolgico, nos hace pensar en un ser humano tecnomrfico, condicionado por la civilizacin tecnolgica. Como solucin, Ellul propone una tica del no poder en la cual los seres humanos tienen en sus manos la posibilidad de decir no a todo aquello capaces de crear. Winner va ms all y propone que la tecnologa moderna implica, por una parte, entenderla como forma de vida, y por otra parte, requiere la creacin de una nueva forma de vida poltica o de poltica tecnolgica, cuyos desarrollos estn abiertos a la participacin de todos los implicados, que sean comprensibles para el pblico no experto, flexibles y no tendientes a crear dependencia (Cf. Winner, L. 1977, Citado por Gonzlez, Marta: 2000). De hecho, Langdon Winner (2001) propone la creacin de un nuevo tipo de movimiento social o movimiento de tecnologa profunda- preocupado directa y activamente no ya con las cosas naturales, sino con los sistemas tecnolgicos7. Un movimiento de este tipo prestara atencin a la calidad de los hbitats artificiales en los que vivimos y se preguntara, entre otras cosas, por el tipo de escenarios que, basados en la tecnologa contribuyen a la construccin de formas satisfactorias de familia y de vida comunitaria. Es decir, qu modelos tecnolgicos buscan estrechar en vez de expandir las desigualdades sociales que afligen a la sociedad propia y al orden social global y, en consecuencia, qu medios se pueden encontrar para incluir a la gente que ahora est normalmente excluida de la toma de decisiones sobre las nuevas tecnologas y sus beneficios.7 Las preguntas que se hace Langdon Winner tienen su origen en la cuestin sobre qu clase de mundo estamos construyendo. A medida que desarrollamos nuevos artefactos, tcnicas y sistemas tcnicos debemos preguntarnos por qu clase de vida social, moral y poltica estamos creando en este proceso? Ser ste un mundo amable con la sociedad humana o no? Qu patrones de libertad, poder, orden, autoridad, comunidad y justicia prevalecern en este mundo? Qu tipos de personalidad son compatibles con las prcticas y las instituciones que conllevan las nuevas tecnologas?

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Estas son cuestiones desde las que se pueden abordar proyectos esperanzadores y movimientos de tecnologa profunda, tal y como Winner los denomina y que por cierto, suscitan dos cuestiones ntimamente relacionadas. Una, examinar crticamente los proyectos de innovacin tecnolgica existentes, preguntndose por los fines fundamentales que persiguen. Cules son los propsitos bsicos implicados en importantes variedades de investigacin y desarrollo? Qu ataduras institucionales presuponen? Otra, buscar respuestas a: Qu cambios se dan en el mundo cuando tienen efecto las innovaciones tecnolgicas? De dnde viene, por ejemplo, el apoyo financiero para la innovacin y dnde acabarn los costes econmicos y los beneficios?, Cmo cambian las prcticas humanas, las instituciones y las infraestructuras materiales para acomodar las nuevas tcnicas? El segundo foco de la investigacin, en referencia a la tecnologa profunda, se pregunta por los fines propios de los proyectos y polticas tecnolgicas de diversos tipos, lo que supone plantearse cuestiones: Qu fines y propsitos son los que deberamos intentar conseguir razonablemente los seres humanos de nuestra poca?, Qu tecnologas son apropiadas para una sociedad justa?, Cules son susceptibles de un cierto grado de ajuste, con miras a crear una civilizacin justa, democrtica y ecolgicamente sostenible?. Si para Winner hay dudas respecto a una perspectiva optimista frente a las posibilidades de las tecnologas, es porque reconoce que nuestra civilizacin global y tecnolgica carece de un sentido estructurador de los fines bsicos congruentes con la humanidad, puesto que muchos de los proyectos ambiciosos y abundantemente financiados, parecen ridculos cuando se los compara con las necesidades presentes que sufren hasta el 80% de los hombres y mujeres del planeta. En su texto La ballena y el reactor (1987:26) Winner aclara que su perspectiva, ms que tratarse de un determinismo tecnolgico en el que lo han ubicado, se refiere a una crtica al sonambulismo tecnolgico como un problema de nuestros tiempos que consiste en caminar dormidos voluntariamente a travs del proceso de reconstruccin de las condiciones de la existencia humana. En consecuencia, desde este punto de vista, es importante preguntarnos acerca de qu clase de mundo estamos construyendo, cuando

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hacemos funcionar las cosas. Esto significa que debemos prestar atencin no slo a la fabricacin de instrumentos y procesos fsicos, aunque por supuesto esto sigue siendo importante, sino tambin a la produccin de condiciones psicolgicas, sociales y polticas como parte de cualquier cambio tecnolgico significativo. Vamos a disear y construir circunstancias que aumenten las posibilidades de crecimiento de la libertad humana, de la sociabilidad, inteligencia, creatividad y autogobierno? o nos dirigimos en una direccin completamente diferente? Para Winner, el estudio de la poltica aporta sus propias caractersticas en este terreno. Cuando la poltica se confronta con las tecnologas, como formas de vida, debera poder decir algo sobre las elecciones (implcitas o explcitas) hechas en el curso de la innovacin tecnolgica y los motivos para efectuar dichas elecciones en forma sensata. Es decir, asumir las tecnologas como formas de vida, implica reconocer que mediante la creacin tecnolgica, as como mediante otros medios, construimos un mundo para poder convivir unos con otros. Mucho ms de lo que hemos reconocido en el pasado, debemos admitir nuestra responsabilidad por lo que estamos haciendo. En suma, las investigaciones sobre la tecnologa de Winner estn organizadas alrededor de las cuestiones de la filosofa de los asuntos pblicos, dado que las tecnologas penetran continuamente en nuestras actividades y estructuras sociales. Por lo tanto, desde su perspectiva, hablar sobre las condiciones bsicas de la vida poltica debe incluir la esfera de las relaciones instrumentales. Los politlogos se mostraban al principio reacios, pero en los ltimos aos esta idea ha sido aceptada como obvia. La idea de que los artefactos tienen poltica ha pasado de ser considerada una hereja, a convertirse en sabidura convencional. Sin embargo, no es suficiente con explicar el tipo de dinmicas sociales, negociaciones, interpretaciones y juegos de poder que intervienen en la realizacin, configuracin y construccin social de las tecnologas. Si la investigacin ha de ser fructfera, si quiere contribuir a la mejora de las circunstancias que rodean la construccin, aplicacin, operacin y consecuencias asociadas a las tecnologas, entonces, segn Winner, debemos estar preparados para buscar las respuestas a las cuestiones perennes de la filosofa aplicada a los asuntos pblicos, en cuanto tienen que ver con las tecnologas de todo tipo.

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En efecto, las tecnologas deberan ser criticadas no por sus usos y abusos, sino por las estructuras polticas que incorporan, sobre todo en sus rasgos antidemocrticos, autoritarios y de dependencia.

Filosofa de la tecnologa en Colombia: la pregunta por la identidad latinoamericana.Desafortunadamente la reflexin filosfica sistemtica sobre la tecnologa es bastante escasa en Latinoamrica y en nuestro pas, signo, en buena cuenta, de nuestra posicin subordinada frente a las tendencias eurocntricas y norteamericanas. Situacin que se traduce a su vez en la falta de nichos de creacin y produccin de pensamiento y de desarrollo tecnocientfico adaptado a las condiciones particulares de nuestras idiosincrasias. De hecho, es muy difcil considerar que existe como tal una filosofa latinoamericana sobre la tecnologa. Sin embargo, queremos destacar los estudios que el filsofo colombiano Germn Vargas Guilln ha desarrollado sobre las tecnologas y la educacin (desde hace unos diez aos aproximadamente). De la mano de la tradicin alemana instaurada por Heidegger y Habermas, por una parte, y de otra, desde la Inteligencia Artificial, Vargas ha logrado generar un debate sobre las tecnologas informticas y su sentido para nuestro pas. Su reflexin parte de dos aspectos centrales: el primero, tiene que ver con los efectos desestructurantes que la tecnologa ha trado consigo sobre la concepcin moderna de ciencia, cultura y pedagoga; y, el segundo, con el hecho de asumir que la tecnologa es una forma de ver el mundo, una cosmovisin que afecta nuestra vida cotidiana y es frecuentemente impensada, por lo tanto, no se reduce ni a los aparatos ni a un conjunto de procedimientos. En el contexto de las preguntas de Heidegger sobre la tcnica como esencia de una poca, Vargas destaca cmo el sujeto aparece con una funcin de dispositivo frente a ella. En consecuencia, la tecnologa, a diferencia de las formas modernas del pensamiento, carece de hroe del relato. As, una solucin tecnolgica no depende de la capacidad, conocimiento y talento de un sabio; en ella convergen tan mltiples nociones, saberes y sujetos que el principio de validez se traza en el terreno de la eficiencia (Cf. Vargas, G.1999:125 y ss).

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En consecuencia, la tecnologa opera como una estructura que est ah a la mano, tiene el carcter y el valor de un til, pero tambin es posible tomarla como instrumento de expresin o de realizacin de la intencionalidad subjetivaintersubjetiva, en cuanto dimensin del mundo de la vida. Pero no es una relacin fcil, es una relacin problemtica en tanto el mundo de la vida se puede oponer a los sistemas tecnolgicos en cuanto stos se entienden como aislados o separados del primero. La tecnologa aparece entonces como una ruptura con el mundo de la vida cotidiana; no obstante, su propia funcionalidad depende de la insercin dentro del mismo mundo de la vida que le da origen y del que empieza creando una ruptura. En consecuencia, la tecnologa, en su desarrollo, se caracteriza porque al mismo tiempo que interpreta los problemas de la cultura, creando una solucin, la altera. Pero Vargas va ms all y se pregunta si el camino de la filosofa es un sinsentido frente a todo esto que se nos hace presente, aqu en nuestra Amrica. Luego,qu sentido tiene toda esta transformacin de la llamada Era de la Informtica en nuestro mundo de la vida? (dem: 166) En primer lugar, su respuesta es por el sentido. Es decir, ante los esfuerzos por dotar de nuevas tecnologas a las escuelas de nuestros pases, es mucho ms importante clarificar el horizonte histrico cultural que se nos abre y, simultneamente, se nos cierra con estas pretensiones modernizadoras. La fe en los computadores tambin ha puesto en peculiar proclividad a los vaivenes de la moda informtica a sectores intelectuales y polticos de nuestros pases. En segundo lugar, Vargas considera que el potencial de la sociedad de la informacin y de las redes debe buscar la convergencia donde la informtica sea un dispositivo para universalizar la razn local, la razn de los vencidos, ayudando a la solucin de problemas y a la construccin de identidades locales (como el caso de los zapatistas). Es aqu donde, para nosotros, hay un aporte especial de este filsofo colombiano a la filosofa latinoamericana, pues las preguntas por la identidad, por re-conocer nuestros modos de razonar, o nuestras razones locales y su puesta en escena de lo glocal nos hace un llamado muy particular al pensamiento en nuestro continente, as como a una visibilizacin de las culturas que han estado al margen, en la periferia, resistiendo, en minora,

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pero tambin creando y sobreviviendo ante la hegemona de los discursos globalizadores. Cuestiones que sin duda nos conciernen y han de estar presentes en cualquier asunto de poltica educativa y tecnolgica. La postmodernidad de la filosofa de la tecnologa Una pregunta parece permanecer en las diferentes perspectivas que hemos venido revisando: podemos predecir, incidir y orientar la evolucin de las tecnologas? O, en palabras de Bernard Stiegler (1998) Es posible tener algn poder sobre el poder de las tecnologas? Si bien esta pregunta no es nueva, s pone en tela de juicio, o por lo menos seala el carcter problemtico de la divisin que ha hecho la filosofa entre tcnica y epistemologa. Veamos a continuacin dos corrientes contemporneas que han marcado tendencias de reflexin sobre las tecnologas: el determinismo tecnolgico, (en el marco de los movimientos ecologistas que surgieron en esta poca), y el constructivismo social, considerada la perspectiva propia de la postmodernidad, cuna de lo que hoy conocemos como el movimiento de Ciencia, Tecnologa y Sociedad (CTS). Tal como lo hemos visto, la filosofa de la tcnica se caracteriza por un amplio espectro de diferentes puntos de vista que por su propia naturaleza no seran vinculables entre s de manera inmediata. Esta pluralidad conceptual est constituida por las divergencias objetivas y de contenido que son especialmente notorias ya que, en los casos extremos, o bien la tcnica es celebrada como una panacea, o bien es condenada como la encarnacin del mal. Sin embargo,