Emilio Lledó, El Espejo Líquido de Las Palabras

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    ISSN: 0213-3563

    EMILIO LLED: EL ESPEJO LQUIDO DE LAS PALABRASEmilio Lled: the Liquid Mirror of WordsPablo GARCA CASTILLOUniversidad de SalamancaBIBLID [(0213-3563) 5, 2003 , 135-160]RESUMEN

    El breve recorrido por algu nos de los ms cono cidos escritos de Lled nos permite compro bar el carcter crtico y abierto de su herm enutica que , teniendo siempre a nte los ojos las pgina s ms sublimes de losDilogosplatnicos, especialmenteFedro,y siguiendo a cierta distancia la obra de Gadamer, descubre la ntima y fluidacomunicacin entre la memoria y el deseo en el espejo lquido, en el ro incesantedel lenguaje, tanto del efmero lenguaje oral, como del silencioso rostro de la escritura en el espejo, tambin termporal y lquido de la palabra.

    Palabrasclave:memoria, tiempo, lenguaje, silencio, escritura.ABSTRACT

    A short review of some among the best writings by Lled allows us to witnessthe critical yet ope n m inded app roac h of his Herm eneutics. By following closely themost captivating pages of Plato's Dialogues,mo stly thePhaedrus, and accepting upto certain ex tent some ideas of Gadamer. Lled proves that there is a kind of intmateand fluent comm unication be twee n mem ory and desire in the reflections of the water,in the continuous flowing of the speech, in both the unenduring flow of the spokenword s, and in the silent app eara nce of the written d iscourse, that is to say, in the temporal and fluent reflections of a written page.Key words:mem ory, time, language, silence, written discourse.

    Ediciones Universidad de Salamanca Azafea. Rev. filos. 5,2003,pp . 135-160

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    La herm enu tica filosfica de Emilio Lled ha sido objeto de nu m ero sos estudios que han penetrado con rigor y lucidez en la teora de la interpretacin queLled ha elab orad o, a partir de los textos platnico s, y ha practicad o sigu iendo , conl ibertad, el sendero t razado por su maestro Gadamer1 . Por este motivo, no es miintencin presentar una nueva visin de la filosofa de Lled, sino sencillamentedestacar algunos puntos esenciales de su hermenutica, que arrancan de su extraordina ria familiaridad co n los texto s filosficos griego s y de su cu ida do so trato filolgico con ellos.No resulta fcil reducir a unos cuantos elementos esenciales la obra siempreabierta de Lled. La lectura de sus textos muestra la fluidez y la ondulante trayectoria de un discurso que abre horizontes de significacin y nuevos cauces de sentido en los textos que interpreta e i lumina. Ese carcter dinmico y fluyente delpensamiento de Lled, que ha sido destacado ya por algunos intrpretes de suobra, no es ms que la expresin de su personalidad y de la actitud crt ica y dialogante de su herm enutica. Y sta no es nunca simple ni l ineal , com o tam poc o loes su trayectoria intelectual y filosfica. La filosofa, tal como l la ha entendido,explicado y practicado siempre, no admite la sencilla figura de una lnea, sino quealcanza, al menos, la profundidad de las tres dimensiones que forman el tringulosemntico de la hermenutica de Lled: anlisis del lenguaje en que se expresanlos textos filosficos, relacin de ese lenguaje con la historia y comprensin delvnculo de la estructura textual con las races de la sociedad que la sustenta 2.

    1. El ms completo estudio de la hermenutica de Lled es el de ESTEBAN,J ., EmilioLled: Unafilosofa de la memoria,Salamanca, Editorial San Esteban, 1997. El libro, prolo gad o p or el pro pio Lled,es el resultado de la tesis doctoral del autor. Tambin merecen citarse los siguientes estudios del mismoautor: ESTEBAN,J., Escritura y sentido en E. Lled yJ.Derrida,Naturaleza y Gracia, vol. XLIII (1996),pp. 261-281; ESTEBAN,J., La revitalizacin he rmen utico-lingstica de la mem oria en H. G. Gadam er yE. Lled,Pensamiento, ns204, vol. Lili (1996), pp . 403-428;ESTEBAN,J .,PhilayPaideia:La memoriacompartida en Emilio Lled,C uadernos Salmantinos de Filosofa,vol. XXIII (1996), pp. 347-368; ESTEBAN,J., Emilio Lled o el logos de la memoria, en: FARTOS,M.; PASTOR,J. T. yVELSQUEZ,L.(coords.),LaFilosofaespaola enCastillay Len.De la Ilustracin alsigloxx ,Valladolid, Universidad de Valladolid,Secretariado d e Pu blicaciones e Intercambio Editorial, 2000, pp . 815-833- Tam bin m erecen consultarse:ALEGRE,A., La hermenutica de la diafanidad,Anthropos,15 (1982), pp. 25-26;DAZ,G., Lled igo,Emilio, en: Hom bres y Documentos de la Filosofa espaola,vol. IV (H-LL), CSIC, 1991, pp. 895-900;GADAMER,H .-G., PrefacioaW.AA.,H istoria,Lenguaje ySociedad.Homenaje a EmilioLled,Barcelona,Crtica, 1989, pp. 9-10; MUOZ, J., Mundo, lenguaje, memoria. (Nota sobre la semntica filosfica deE. Lled), en: W.AA.,Historia, Lenguaje ySociedad o. c, pp. 330-337 y VALDECANTOS,A., Las tram pas de la letra, el ardid de la lectura y el nmero de maneras en que la memoria puede administrarse.(Tres glosas a dos libros d e E. Lled),La ba lsa de la Medusa, 23 (1992), pp .73-93.2. En la ltima publicacin sobre la filosofa de Lled, el profesorJ. Esteban seala tres centrosde inters en la trayectoria de la herm enutica de Lled: en primer lugar, el pensam iento platnico, alqu e se acerca mu chas veces co n la presencia de Kant, como interlocutor; en seg undo lugar, el lenguaje,analizado en la lnea marcada por Humboldt y Gadamer y, como tercer punto de anlisis, destaca elanlisis de la temporalidad e historicidad del lgos.Es una excelente sntesis, comentada con detalle.Vase:ESTEBAN,J., Emilio Lled o el logos de la memoria,o. c, pp. 816-818. Ediciones Universidad de Salamanca Azafea. Rev. filos. 5,2003,pp. 135-160

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    En otras pa labr as, la filosofa abierta de Lled ha sid o un a c ons tante profun-dizacin, una apertura crt ica hacia el horizonte humano que fluye en las palabrasracionales de la filosofa, tal com o sta naci y se ex pre s m edia nte ellgosgriego.Por esto, frente a cualquier forma dogmtica o sistemtica del pensamiento, la filosofa de Lled se presenta, no como un conjunto de respuestas definitivas, sinocomo un compromiso hermenutico que busca el sent ido de aquel las preguntasq u e , como Kant deca y Lled ha repetido muchas veces, no pueden rechazarseporque vienen de la misma naturaleza de la razn; pero no pueden responderseporque sobrepasan la misma capacidad de la razn3.LA MEMORIA Y EL RO DEL LENGUAJE

    Es algo digno d e notarse qu e la mayora d e los estudios so bre la herm enuticafilosfica de Lled sita la memoria como punto central de su teora de la interpretacin4. La m em oria es , para L led, la estructura o ntolg ica d e la subjetividad enla que se produce el fluir del t iempo, de la historicidad y del deseo, como bien hadesta cad o el profesor J. Esteban, que ha ti tulado su estudio m s exhaustivo sobre elpe ns am ien to d e Lled filosofa de la memoria. Basten un as pala bras d e su conc lusin para mostrar con precisin este acento especial en la memoria. Dice as:Ese ser, que segn Lled, es memoria, se de termina como subjetividad histrica; esdecir, una subjetividad en la que la razn se inserta con la vida... Este hecho tienesu origen en que la consciencia ya no plantea su actividad exclusivamente desde larepresentacin figurativa, sino desde la discursividad lingstica. El tiempo no seentiende nicamente como formaaprioridela sensibilidad o como m ltiple po tencialidad aglutinante y proyectiva de la experiencia sensible. El tiempo, desde estaperspectiva hermenutica, se retiene, se ralentiza histricamente en la palabra,siendo el propio lgosquien marca la cadencia cronolgica desde su enrgeicP.

    Ciertamente la memoria ocupa ese lugar destacado que los intrpretes le atribuyen, pero es el lenguaje, el discurrir de las palabras y de las letras, el que leotorga ese relieve. A la memoria asocia generalmente Lled la escritura. El lenguaje3. LLED, E., Palabras entrevistas. Treinta y siete conversaciones, Salama nca, Junta de Castil la yLen, Consejera de Educacin y Cultura, 1997, p. 20.4. Un breve repaso de los t tulos e ndices de las obras de Lled bastara para corroborar su preferencia p or la mem or ia c om o vr t ice de sus tex tos . As , vem os qu e oc upa e l lugar promin ente del t tu lode do s de sus gran des l ib ros : La memoria del Lgos,Madrid, Taurus, 1984 yMem oria de la tica, Madrid,Taurus, 1994. Y, aunque aparezca en el subttulo, la memoria y su relacin con la escritura es el conten ido esencia l de o t ra de sus obras ms logradas : El surco d el tiempo. M editaciones sobre el mito plat

    nico de la escritura y la memoria, Barcelon a, Crt ica, 1992. Pero no men os impo rtante s son los captu losde otros escritos dedicados a la memoria, como Memoria y escritura, en: El silencio de la escritura,Madrid, Ce ntro de Estudios C onstitucio nales , 1992, pp . 21-26 y Ser mem oria, en: Palabras entrevistas,o. c, pp. 216-220.5. ESTEBAN,J ., Emilio Lled: una filosofa de la mem oria, o. c, p. 278. Edicio nes Univ ersidad de Salamanca Azafea. Rev. f i los . 5, 2003, pp. 135-160

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    y, en espec ia l e l e sc r i to , mant iene l a memor ia de l pasado, que sus tenta nues t ro pre sente y abre l a pos ib i l idad de l fu turo . L led, en su breve y des lumbrante obra Elsilencio de la escritura, exce lente e je rc ic io he rm en u t ico qu e g losa con or ig ina l idadel mito pla tnico de la escr i tura del f inal del Fedro, se enf renta a l pr ob lem a funda me n t a l de l a s oc i e da d c on t e mpor ne a , que e s , a s u j u i c i o , l a c omun i c a c i n . Enuna s s os e ga da s r e f l e x i one s s ob re e s t e e ns a yo , de s t a c a L l e d que , e n e s t e mundode l a c omun i c a c i n t o t a l , ha y un e xc e s o de me ns a j e s de l p r e s e n t e que de j a n va c al a me n t e de l o s pa s i vos oye n t e s , que ne c e s i t a n d i a l oga r c on e l pa s a do y c onoc e re l l engua je que lo sos t i ene , pa ra no desvanecerse an te l as imgenes f r as de l pre sen te . La ve rda de ra t a rea de la ed uc ac in h a de cons is t ir , s eg n sus prop ias pa la b r a s , e n e s a r e i nc o rpora c i n de l a me mor i a , de l t i e mpo pa s a do c onve r t i do e nescritura6 . Y s l o el l e ngua j e de la me mo r i a b i e n s e e n t i e n da c om o me m or i a de llgos o c o m o e l lgos de l a memor ia es capaz de cons t i tu i r e sa d inmica cor r i en tede l r o de l a e xpe r i e nc i a y de l a t e mpora l i da d que nos ma n t i e ne v i vos y l c i dosf rente a es ta pres in sofocante de l a comunicac in impersona l y to ta l . He aqu susprec i sas pa labras :

    La estructura de la vida humana se sustenta, en buena parte, sobre el pasado. Seres ser memoria. Nuestro cuerpo, nuestra persona como sujeto personal e inconfundible, es lo que ha sido. El latido de cad a pre sen te no slo se esfuma com o gotadel tiempo, sino que va creando y configurando nuestra propia consistencia, nuestra persona lidad. D e ah la importancia qu e tiene el cultivo de un p asad o qu e llegaa nosotros a travs de la escritura. Las letras son privilegiados testigos del tiempo,la eterna presencia de los textos. Ese inmenso horizonte de experiencia que constituye la escritura frente a la inmed iata y efmera o ralidad precisa h oy un ajuste m safinado para q ue la historia qu e nos ha p reced ido, esa maravillosa herencia de arte,de literatura, de filosofa, de historia, sirva de en se anz a, d e estmulo, y sea capaz deenganc har a los hombres en nuevas formas de solidaridad y com paa 7 .

    Es ta concepc in de l a memor ia rene los t res v r t i ces semnt icos de l a he r m e n u t i c a de L l e d qu e a n t e s m e nc i on a m os : l e ngua j e , h is t o ri a y s oc i e da d 8 . Y creoadiv inar que , en muchas ocas iones , a l concebi r l a memor ia como esa f lu ida t ex turaque nos c ons t i t uye d i s c u r s i va me n t e e n e l t i e mpo , L l e d t i e ne p r e s e n t e l a i ma ge nc ls ica de l r o de Herc l i to . Porque t a l vez l a imagen ms adecuada para desc r ib i rl a he rmenut ica de Lled sea l a de l r o de Herc l i to , que t an tas veces ha g losadoen sus esc r i tos 9 . E l r o de Herc l i to , cor r i en te profunda de l lgos, que enc ie r ra e l6. LLED, E., Palabras entrevistas, o. c, p. 218.7. Ibid. pp. 217-218.8. Sin duda, con total acierto, s tas son las tres palabras que recoge el t tulo del homenaje dedicado a Lled y que co nt iene a lguno s es tudios muy val iosos para en ten der su ob ra . Me refiero a W .AA.,

    Historia, Lenguaje y Sociedad. Hom enaje a Emilio Lled, ya citado en una nota anterior .9. Herclito ha s ido uno de los primeros f i lsofos cuyos fragmentos han ejercido una notable fasc inacin para e l p rofesor Lled . Merece des tacarse la impor tancia que a dquie re co mo pr imer au tor es tudiado en su tesis doctoral (LLED,E. ,El concepto Poiesis en la Filosofa Griega. Herclito-Sofistas-Platn),

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    cauce comn del lenguaje, de la memoria, del t iempo y de la sociedad, que termina por consti tuirse como solidaria manifestacin de la naturaleza que gusta deocultarse. El lenguaje, el lgos comn al hombre y a la naturaleza, aparece en losaforismos de Hercli to no slo como la palabra racional que es preciso escucharen la interioridad del alma, s ino la ley, la expresin humana de la comunicacinsocial y el texto com part ido po r la com unid ad, q ue funda lapolis, como lo rubricAristteles, en suPoltica, dos siglos ms tarde de la genial expresin del filsofode feso.Justamente con ese r o del t iempo abre Lled uno de sus l ibros para mostrarnos que en l se encuentra una de las ms poticas metforas de su hermenutica.Sus palabras son stas:Fue una de las primeras imgenes del tiempo la de ese ro de Herclito, en el queno es posible baarse dos veces, porque el agua es siempre distinta y porquesomos distintos nosotros. El fluir del ro iba paralelo a esa otra corriente interiorque, a travs del corazn, marcaba en sus latidos la presencia de la mismidad y laalteridad, de lo distinto y de lo idn tico... Pero ese movimiento de las cosas, de lashojas cadas, de los rosfluyentes de la juventud m architada, llevaba consigo tambin un principio de p ermanencia. Cada maana el sol volva a descubrirse en lalnea del horizontey elnmero distinto de los das dejaba ver la repeticin, la identidad o, al me nos, la sem ejanza10.

    La herm en utica de Lled realiza una a som brosa recreacin de la interpretacinplatnic a del ro de Herclito, tal co m o es pre sen tad a e n elCrtilo11y en elTeeteto12 .En el primero de estos dos dilogos, Platn seala precisamente esa imposibilidadde baarse dos veces en el mismo ro, que se transforma en la imposibil idad deMadrid, CSIC, 1961). Vanse tambin los dos breves, pero lcidos anlis is de algunos fragmentos defilsofo presocrtico: LLED,E., Herclito y los poetas, Revista de Filosofa, 15 (1956), pp . 273-277 yLalucha por la ley. (Herclito, fragmento B-44), en: Athlon. Satura Gram matica in honorem Francisci R.Adrados, vol. II , Mad rid, Gre dos, 1987, pp . 575-586. Un anlisis her m en uti co d e los fragm entos deHerclito y del carcter l ingstico de su lgos como ant ic ipacin del d i logo p la tnico puede verse enLLED, E., El m od elo f i losfico grieg o al sesgo d e la actualidad, en: Actualizacin cientfica en filologa griega, Madrid, ICE, Universidad Complutense, 1984, pp. 685-703.10 . LLED,E., El ro del tiempo, en: LLED, E., Das y Libros, Salamanca, Junta de Castil la y Len,Consejera de Cultura y Turismo, 1994, p. 35.11 . Un estudio breve, pero interesante, de esta primera piedra en el vasto edif icio de la f i losofadel lenguaje, que es el Crtilo, puede ve r s e en LLED, E. , Filosofa y lenguaje, Barcelona, Ariel, 1970,p p . 20-27.12 . El texto fundamental para la interpretacin posterior de Herclito se halla en el Crtilo (402a) En a lgn lugar d ice Hercl i to que todo se mueve y nada permanece y , comparando las cosas con lacor r ien te de un r o , d ice que no nos baamos dos veces en e l mismo r o . En e l Teeteto (152 d, 160 d y180 c-d), l lega a atr ibuir es ta concepcin dinmica y f luyente de todas las cosas tanto a Homero y Herclito, co m o a Emp docles y Pro tgoras . La teor a del hom bre com o me dida de las cosas y la ident if icac in del conocimiento con la percepcin sens ib le es e l ob je to centra l de P la tn , qu ien cons idera queen el fondo del relativismo de Protgoras se halla la misma concepcin f luida de lo real que afirman lostextos de Herclito. Edic iones Univers idad de Salamanca Azafea. Rev. filos. 5,2003, pp. 135-160

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    ba arse incluso una sola, por la incesante fluidez tanto del ro com o del que se baaen l, pues ni al entrar ni al salir del bao son iguales ni el hombre ni el ro. Eseflujo incesante, concluir Platn al final del dilogo sobre el discpulo de Herclito,hace imposible cualquier conocimiento de la realidad de las cosas, porque steexige permanencia, tanto del sujeto, como del objeto conocido 1 3 .Pero la interpretacin de Lled une al fluir del t iempo la repeticin y la permanencia de los das y las estaciones, une movimiento y reposo, y transforma elro en un espejo lquido. El ro del lenguaje, el espejo lquido de las palabras. Esespejo, porque presenta ante nuestros ojos una superficie que tiene la suficienteperm anencia para en el la pod am os m irarnos y mirar nuestro ento rno , y es l quido,porque cada mirada, cada inmersin en la profundidad de su fluyente textura, nospermite ver algo distinto, sentirnos distintos, aunque seamos los mismos. Porque,desde la interpretacin famosa de Aristteles, en su obra Del cielo14 , ya sabamosque los primeros que filosofaron afirmaron la existencia de un elemento permanente del que nacen y fluyen las cosas. Pero Lled nos ha hecho ver que esareal idad es el lgos, el ro del t iempo y de la memoria que fluye en la escritura,que, segn el cono cido aforismo d e Hercl ito , no es sino un m ismo cam ino quepresenta direcciones opuestas para el caminante, un camino hacia arriba y haciaabajo que es el mismo camino 15 o, mejor an, un camino recto y curvo que esuno y el mismo 16 . El lenguaje y la memoria son los caminos mviles, como losros, a travs de los cuales transitamos fluida y discursivamente de la interioridadde la consciencia al territorio comn de la racionalidad compartida. El espacio dela memoria se transforma en tiempo que es, a la vez, fluidez de lo mismo o permanencia del ri tmo acompasado de los movimientos del cielo y de los latidos delcorazn, como bel lame nte expresa el comentario de Lled que antes he m os ci tado.

    13- El famoso argu me nto p la tnico a favor de la ex is tencia de las ideas com o obje tos pe rman entes de un cono cim iento in mutab le es de nom inad o p or Ar is t te les e l argumento de las c iencias, en unconocido pasaje de la Metafsica (I , 9, 990 b), en el que crit ica la exis tencia sep ara da de las ideas platnicas . All seala Aris tteles que Platn considera la exis tencia de las ciencias una prueba de que existen sus obje tos , que son permanentes y universa les , como las ideas . As d ice que de acuerdo con lasargum entacion es qu e par ten d e la ex istencia de las c iencias , habr Ide as de todas aquel las cosas de qu ehay ciencias. Argumento que no le parece convincente a Aris tteles .14. Aris tteles intro duc e la prim era afirmacin de la un ida d y lo pe rm an en te en la interpretacinde Hercl i to , al sealar qu e los pr imeros q ue hablaron de la natura leza d icen qu e tod as las dem s cosasse generan y f luyen , s in qu e haya nad a f irme, pero que s lo una co sa perm ane ce, d e la cual todas aq uel las nacen por t rans formacin: es to parece que quieren decir tan to Hercl i to de feso como muchosotros {Del Cielo, III, 1, 298 b).15. HERCLITO, DK 22 B 60 . Au nqu e es te f ragmento ha s ido in terpre tad o gene ra lm ente en sent idocosmolgico , en tendiendo como camino hacia abajo la convers in del fuego en las cosas y comocamino hacia arr iba la vuelta de las cosas al fuego, creo que no debe descartarse la interpretacin deeste doble camino como la realizacin f s ica de la escritura y de la lectura.16. HERCLITO, DK 22 B 59. Este fragmento es s in duda la expresin metafrica del ejercicio dela escr i tura que cons is te en t razar renglones rec tos gracias a las per fectas curvas de las le t ras que loscons t i tuyen . Edicione s Univ ersidad de Salama nca Azafea. Rev. f i los. 5,2003, pp. 135-160

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    Pero la metfora d el ro no la encu entra Lled slo en los fragmentos de Her-clito ni en las interpretacione s qu e Platn ha ce en el Crtilo.Lled conoc e p alm o apalmo el territorio potico de la escritura platnica y no ha dejado de lado las tresbrillantes metforas platnicas sobre la mem oria y el olvido qu e se hallan encerr adas,co mo u n val ioso tesoro para u n h erm eneuta curioso, en las pginas delTeeteto.La primera metfora, la de la mente como una tablil la de cera 17 , ha sido glosada ampliamente por Lled, que la ha relacionado con la ms conocida del librodel alma, que aparece en elFilebo, expresada con estas hermosas palabras:

    Cuando la memoria coincide con la sensacin, esta coincidencia y otros p rocesosinteriores parecen como si fueran palabras que se escriben en nuestras almas, ycuando ese escribano que hay en nosotros escribe cosas verdaderas, d e ello resultacoincidir en nosotros opinin verdadera y discursos verdaderos, mas cuandoescribe cosas falsas, resulta lo contrario de la verdad18 .

    El l ibro del alma es moldeable y dctil , como la cera. En ella, puede sin dudael fuego del discurso marcar sus formas de manera continua y fluyente como discurre el ro de la memoria y del lenguaje. Nada mejor que recurrir a las mismaspalabras de Lled para entender el sentido profundo de esta metfora del l ibro delalma, que comenta as:Era posible la metfora de un libro interior, de una escritura en el alma que supo na algo as como la tinta indeleble e invisible, que slo haca acto de p resencia en

    17 . PLATN, Teeteto 191 c-191 e. El texto platnico, en el que Scrates le explica a Teeteto la raznde la memoria y el olvido, dice as:SC. - Co ncd em e, pu es , seg n e l razonam iento , q ue ha y en nues t ras a lmas una tab li l la de cera ,la cual es mayor en unas personas y menor en o t ras , y cuya cera es ms pura en unos casos y msimpura en o t ros , de la misma manera que es ms dura unas veces y ms b landa o t ras , pero en a lgunosindiv iduos t iene la cons is tencia adec uada .TEET. - Te lo concedo.SC. - Pues b ien , d igamos que es un don de Mnemos ine , la madre de las Musas , y que, s i queremos recordar a lgo que hayamos v is to u o do o que hayamos pensado nosotros mismos , ap l icando aes ta cera las perce pcio nes y pensam iento s , los graba mo s en e l la , com o s i impr im iramos e l se l lo de u nan i llo . Lo que haya q ued ado g r abado lo r eco rdamos y lo s abemos m ien t ra s pe rmanezca s u imagen , pe rolo que se bor re o no haya l legado a grabarse lo o lv idamos y no lo sabemos.La fortuna de esta met fora en la his toria de la f i losofa h a s ido inm ensa . Baste citar el clsico te xtode l De anima (III, 4, 430 a) , en el qu e la ma rca del anillo se transforma en la escritura po ten cial d e lasformas en el alma, que no es s ino una tablil la en la que nada est escrito. Y tambin los estoicos antiguos, como recoge Digenes Laercio (VII, 45-47), vuelven a repetir la imagen del anillo y la cera. Entoda la t rad ic in empir is ta ha dejado una profunda huel la es ta metfora , como b ien puede verse en e lmuy conoc ido comen ta r io de ORTEGA Y GASSET, J., Las dos grandes metforas, en: El Espectador, IV,Madrid, 1925, pp. 180 y ss .18 Platn, Filebo 39 a. Esta metfora del l ibro del alma en el que se escriben las palabras de lamem oria es una d e las ms co me ntad as en los escr itos de Lled . No pue de o lv idarse qu e e l la es la me tfora que sustenta el mito de la escritura del f inal del Fedro, cuya in terpre tac in cons t i tuye la t rama deEl silencio de la escritura y El surco del tiempo, como comen ta r emos ms ade lan te . Edicion es Unive rsidad de Salam anca Azafea. Rev. f i los . 5, 2003, pp. 135-160

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    el momento en que pudiera resonar la doble y analgica perspectiva de un silencioso dilogo interior. Esa interioridad est constituida p or tres elem entos : silencio,memoria y t iempo 19 .T re s e l e me n t os que c onfo rma n e n a rmon a l a c a l l a da ms i c a s oc r t i c a , que e lf i lsofo ha de t ras ladar de su so ledad sonora a l e spac io orques ta l de l a polis.

    La. s e g u n d a m e t f o r a d e l Teeteto que Lled rec rea en su t eor a de l a in te rpre t a c i n de l l e ngua j e c omo e s pe j o l qu i do de l a me mor i a e s l a de l a l ma c omo pa j a re ra . Una met fora en l a que e l a lma ya no es de ce ra , s ino de a i re . Es e l nuevom u n d o d e la pa l a b ra , qu e de j de s e r f o rma g ra ba da e n la c e r a , e s c r i tu r a , pa r a c on ver t i r se en pa labra socr t i ca , pa labra hablada , una rea l idad a rea y vol t i l . E l brevetexto p la tnico d ice as :De la misma manera que antes disponamos, en nuestras almas, esa especie detablilla de cera, pongamos ahora en cada alma un palomar con toda clase de pjaros,unos en ban dadas separadas d e los dems, otros en pequ eos grupos , y unospocos, aislados, volando al azar entre los otros2 0 .

    S in duda a lguna , es ta be l l a met fora p la tnica t ra jo a l a mente de Lled aquel l a pa l oma ka n t i a na de l pe ns a mi e n t o que vue l a g r a c i a s a l a i r e de l l e ngua j e , c omolo expresa en su ensayo sobre e l l engua je y l a in te rpre tac in f i losf ica . He aqulas pa labras f ina les de es te esc r i to :En la introduc cin a laCrtica de la razn pura haba expresado Kant, con un ejemplo clebre, el problema que, en un contexto muy diferente, ha motivado estasreflexiones: La ligera paloma que en fcil vuelo corta el aire, sintiendo al par laresistencia que le ofrece, podra pensar que en un espacio sin aire volara mejor.Pero ese aire es, precisamente, el que le permite el vuelo. Pues bien, el aire delpensamiento es el lenguaje 21 .

    P l a t n mi s mo c ome n t a s u o r i g i na l i ma ge n a f i rma ndo que l o s s a be re s que e la l ma a l c a nz a s on c omo a ve s que e l hombre l og ra a t r a pa r y t i e ne a s u d i s pos i c i ne n e l i n t e r i o r de l a l ma . P e ro , e n oc a s i one s , c ua ndo no a l c a nz a e l s a be r ve rda de ro ,e l a l ma o l v i da que e n e l l a r e s i de n e s a s a ve s e n ba nda da s y no e nc ue n t r a l a s pa l a b ra s qu e l e s de n la l i be r ta d de vo la r . Y l o qu e s uc e d e c on l a t o rpe z a de l pe ns a m i e n t os e da t a mbi n c ua ndo e l hombre p r e t e nde e xpre s a r me d i a n t e pa l a b ra s l a r e a l i da d

    19 LLED,E.,Las palabras en su espejo,Madrid, Real Academia Espaola, 1994, p. 40.20. PLATN, Teeteto,197 d.Apesar de la interpretacin de Cornford {Lateora platnica delconocimiento,Bueno s Aires, 1968, pp . 129 y ss.), seg n el cual los pjaros y sus ba nda das represen tan las ideasy sus relaciones, el mismo Platn se encarga de interpretar su propia metfora, comparando los saberescon las aves y su p osesin y cuidado, con el acierto en con seguir las palabras para expresar el verdade roconocimiento. Por este motivo, considero ms ajustada al sentido del texto la interpretacin de Lled.21. LLED,E .,Filosofay lenguaje, o. c, pp. 114-115. Ediciones Universidad de Salamanca Azafea. Rev. filos. 5,2003,pp. 135-160

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    PABLO GARCA CASTILLO 1 4 3EMILIO LLED: EL ESPEJO LQU IDO DELAS PALABRAS

    percibida, porque tambinlaspalabrassonaves ligerasquetrasmitenpor elcauceareode labocaese seretreodelaspalabrasquedicenloque lascosasson.Ahora no es el fuego, sino elaire, ele l emen to quesirvedevehculo de lamemoria ,ydel fluir disc ursivode las palabras. Esta airosa imagen platnica diceLled alude al todava m isterioso suceso del espritu hum ano que m ueve yalienta,ensuinterior,esemicrocosmos q ue nos const i tuyeycuya estructuray movimientod e p e n d ede lahistoria,de lasociedadenla quehem os nac ido,de laeducacin,dela naturaleza22 . Porque el espritu es otra enorme metfora de la fluidez delaliento vital hecho lenguaje interioro c o m ounayotravezcita Lled, co nver tidoen es e plat nico dilogo del alma cons igo m isma23 .Undesdoblamientode laintimidadquesemiraen elespejodel discurso interior,de laautoconcienciay de lareflexin.La tercera metfora del Teeteto,la del espejo lquidodelagua,es la metforadefinitiva. Ju nto al fuego q ue m oldea lacerayel aire qu e pe rmite el vuelodelas avesdel alma, queda anellquido elem ento c om o image n discursivade lamemoriay latemporal idaddellenguaje. Las palabra sdePlatnnopuedenserms poticas:

    Uno hace clarosupensam iento dice Platnenel Teeteto por mediodela vozquesearticula en verbos y nombres, expresando as la opinin,enla corrientedela boca, como si fuera en unespejooen elagua .Las palabra squefluyendelcaudalde laboca t ienenunavidatan fluida comoladelalientodelesprituoladel fuegoqueimprimeen latablilladecera los caracteresde lasletrasdellenguaje. Frentealconcepto del pensamiento especulat ivo,q u eno esms quelamiradaenun esp ejo quereproduce ,en unsolo pla noy enel espacio, sinrelieveysinvida,delcristal,laimagendelosojos25,elo do percibe lavoz como habla, t ransformando lasestticas im gen esdelespejo espacialen ligeras aves qu e surcan el m bito librede latemporal idad. La especulacin espacialdelavistasetransformaen lacorriente tempo raldel ro dellenguaje.Poreso,concluye Lled,

    el paradigmtico espejodelaescritura, dondeseposan las palabrasylos sutiles,montonos, rasgosquelas perfilan, espera tambinque nospongamos antelapgina, cuya presenciasealteraconlanuestra porqueesnuestro lenguaje,el rode nuestro discurso, nuestra percepcin, nuestro tiempodelector el que pon eenese espejo-pgina lavozde unas inconfundibles palabras. La supuesta finalidadde ese singular espejo es desaparecer como objeto y aparecer como espaciosonoro que alumbraalotro ser que mira26 .

    22. LLED,E. Las palabras en suespejo,o. c p. 26.23 . PLATN, Sofista 263 e y Teeteto 189 e.24. LLED,E. Las palabras en suespejo,o. c 46. Lacita es dePLATN, Teeteto, 20 6d.25 . LLED, E. ibid.26. LLED, E. ibid. pp. 46-47.

    Ediciones Univers idaddeSalaman ca Azafea. Rev. f i los .5 2003,pp. 135-160

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    144 PABLOGARCA CASTILLOEMILIO LLED: EL ESPEJO LQUIDO DE LAS PALABRAS

    Ese espejo lquido, ese ro de la memoria y del lenguaje nos permite el reconocimiento y el dilogo interior y silencioso y la posibilidad de comunicacin conlos dems ciudadanos, cuyo lenguaje ha de formar con el nuestro enormes bandadas de pjaros y un ro de caudal inagotable.EL LENGUAJE SIMBLICO DE LOS MITOS PLATNICOS

    Una de las indudables aportaciones de la hermenutica de Lled ha sido laincesante tarea de abrir nuevos cauces en la interpretacin de los textos platnicos.La ape rtura d e una persp ectiva m s amplia en la visin del platonism o fue unade las tareas qu e se pro pus o Lled, com o p ue de d esp rend erse de su cr tica al l ibrode Friedlnder, hace ya casi medio siglo 27. Al final de esta resea, Lled se refiereal he ch o de qu e la seg un da ed icin del libro de Friedlnder, que es la qu e com enta ,haya podido despertar el mismo inters que suscit la primera, treinta aos antes,lo que habla de sus indudables mritos. Sin embargo, concluye Lled,

    ah reside tambin la principal objecin de este tipo de estud ios: el tradicionalismo,la monotona en los trabajos sobre Platn, que despus de un siglo de extraordinaria labor filolgica, se repiten ininterrumpidamente, dentro de unos lmites anno franqueados, en espera de una obra verdaderamente nueva que arranque anuestro filsofo del marco en el que convencionalmente se le encuadra y nos loponga en otra nueva perspectiva. Sin duda que estn dados los presupuestos paraesta tarea28 .

    Parece todo u n programa investigador y herm enu tico que Lled ha c um plidogenerosamente 2 9 . Tal vez el prl og o a su La memoria delLogossea la mejor e xpr esin de ese inters co nstan te de Lled po r ma nte ne r viva la llama de la palabra platnica, de esa forma peculiar bajo la cual nunca ms ha vuelto a presentarse lafilosofa, la forma irrepetible del dilogo platnico. l se propone, segn lo recon o c e , levantar la dura superficie de la tradicin y transitar por el puente del lenguaje hasta la orilla en que se halla la fi losofa platnica. Un puente tendido nosobre el ro de H erclito, sino sobr e un ro qu e, co m o dijo el poe ta, canta s iem preel mismo verso, pero con distinta agua. Un agua llena de las preguntas platnicas,que son las nuestras. As lo dice Lled:27. LLED, E., Platn, seg n Friedlnder, en: LLED, E. , Das y libros, o. c, p p . 279-283-28 . LLED, E. , ibid. p. 283.29- Dejan do a un l ado los num eroso s a rt cu los que v er san sobre t em as p la tn icos y de su tes isdoc to ra l , en la que ocupa una par te s ignif icat iva, hay al menos t res l ibros de Lled dedicados enteram en te a P la tn : La memoria del Logos Estudios sobre el Dilogoplatnico), El silencio de la escritura y

    El surco d el tiempo Med itaciones sobre el mito platnico de la escritura y la memoria). Sin du da el msatract ivo es tudio de la in terpretacin de Platn l levada a cabo por Lled se encuentra en los cap tulosEl platonismo hermenutico y La orientacin histrico-lingstica de la dxa, e n : ESTEBAN,J ., EmilioLled: Una filosofa de la mem oria, o. c, pp. 105-136. Ediciones Univers idad de Salamanca Azafea. Rev.filos. 5,2003, pp. 135-160

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    Elpuente del lenguaje nos perm ite transitaraotra orilla, separada de la nuestra slopor un ro en el que, contra el dicho de Herclito, por mucho que fluya, siemprees la misma agua. Entre la orilla de Platn y lanuestra corren, pues, las mismas preguntas: Cmo vivir? Para qu pensar? Cmo puede relacionarse la idea y la realidad?Cmose puede influir en los hombres para construir una ciudadjusta?Ques sentir? Qu es amar? Cmo puede el lenguaje comunicar eso que se llama verdad?. Puede la educacin,\.paideam ejorar a los hombres? Cules son las condiciones de posibilidad de una vida feliz? Tiene sentido la palabra felicidad?30.Tras las preguntas platnicas se halla la expresin originaria de la situacinintermedia e indigente del hombre. El carcter intermedio, el metaxy platnico,profundam ente anal izado antes por Gadamer y Friedlnder31. Ellgosplatnico, en

    su dimensin dialgica y lingstica, se sita en ese territorio intermedio en quePlatn sita a Eros, el puente entre la interioridad y la experiencia, el espaciom ediador de la palabra, que habi ta , como eldaimon, entre lo divino y lo hu m an o,entre las ideas y sus apa riencias.Por ello, entre los muchos aspectos destacados de la interpretacin platnicade Lled, sobres ale su constan te ocu paci n co n el lenguaje simb lico de los mitos.Y, entre ellos, hay tres que han merecido reiteradas lecturas y una permanenteatenc in de Lled: el mito de la anam nesis, el mito de la caverna y el mito del na cimiento de la escritura.El lenguaje de los mitos per tene ce al m un do s imblico, cuyo horizonte ha de scrito Lled en uno de sus trabajos ms originales32. Los mitos son relatos simblicos que , median te imgenes , genera lmente d inmicas y dramt icas , cuentanhechos legendarios de personajes extraordinarios como dioses o hroes, en un lenguaje potico que permite su recuerdo. El mythos es palabra, discurso, conversacin, proverbio, e incluso palabra meramente pensada y no pronunciada, en elsent ido de plan o proyecto. Tambin pued e en tenders e com o el suceso po et izado,el relato de una historia inventada33 .El mito es un relato, expresado en el lenguaje oral de la poesa, creado deforma annima, por una sociedad oral, que lo confa a la memoria para que puedaser salvado como fuente de educacin para el futuro. Los viejos mitos de Homeroy Hesodo son el lenguaje simblico que relata la actuacin memorable y paradigmtica de unas figuras extraordinarias que vivieron en un tiempo prestigioso yesencial. Por eso los mitos viven en el pas de la memoria.

    30 . LLED, E., La memoria del Logos, o. c, pp. 10.31. Vas e conc re tamen te ESTEBAN, J . , La potencialidad del metaxy platnico en la filosofa hermenutica del logos, en: Estudios filosficos, nQ 122, vol. XLIII (1994), pp. 120-144. Y FRIEDLNDER, R,La func in del metaxy, e n : FRIEDLNDER, R, Platn. Verdad del ser y realidad de vida, trad. S. GonzlezEscudero, Madrid, Tecnos, pp. 56-58.32 . El ho riz on te d e las forma s simblicas, en: LLED, E. , Lenguaje e historia, Barcelona, Ariel ,1978, pp. 13-39.33- As lo recoge PIEPER,J. , Sobre los mitos platnicos, Barcelo na, Herder, 1984, pp . 15-16. Edicion es Univ ersidad de Salamanca Azafea. Rev. f i los . 5, 2003, pp. 135-160

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    Per o a Lled no l e in te resa n t an t o los mi to s t rad ic iona les de l a f ilosof a , cu an tol a s ge n i a l e s c r e a c i one s po t i c a s que s on l o s mi t os p l a t n i c os . Es t os r e l a t o s po t i c o s , l l e nos de s uge re nc i a s i ma g i na t i va s , e n l o s que s e r e p re s e n t a l a ve rda d deforma cas i p ic tr ica , l e jos de l a r igurosa geomet r a de l lgos. Lled se a le ja de lasi n t e rp re t a c i one s r e l i g i os a s , c omo l a de P i e pe r , o r e t r i c o -pe da gg i c a s , c omo l a deS c h l e i e rma c he r , p r e s e n t a ndo una v i s i n he rme n u t i c a que e xp l o ra t oda l a r i que z ade c on t e n i dos de l mi t o p l a t n i c o . Ta l ve z l o que m s ha ya de s t a c a do L l e d ha yas i do e s e c a r c t e r po t i c o y s i mb l i c o de l o s mi t os p l a t n i c os , c uya r i que z a e xp re s iva los convie r t e en un l engua je ab ie r to a ml t ip les in te rpre tac iones .S e gn L l e d , e l m i t o p l a t n i c oes un sistema gratuito de imgenes, de relaciones que no existen ms que en ellenguaje. Sin embargo, esa existencia absoluta, a la que no se corresponder realidad alguna, slo tiene sentido por el paralelismo de su significacin. El mito tieneque descargar sus alusiones en otro sistema conceptual que reduce su informacinhasta alcanz ar el nivel del lgos.El hom bre se ve, enton ces, coh erentem ente reflejado en esta simbologa q ue se le dirige, y en la que recon oce los esquem as de sucomportamiento o el pasaje ante el que se desatan sus deseos. En el fondo, lanarracin mtica quiere decirnos cmo somos, qu esperamos bajo el manto deaquello que se nos presenta como lo que imaginamos3 .

    Los mi t os p l a t n i c os t a mbi n s e ha l l a n i nme r s os e n e l r o de l l e ngua j e , pe ros on c omo r e ma ns os de l a i mpe t uos a c o r r i e n t e de l d i l ogo . S i n e mba rgo , e l l o s nosp re s e n t a n , c on e l l e ngua j e de l a i ma g i na c i n , e l i nme ns o e s pe j o de l a me mor i a ye l de s e o , que c ons t i t uye n l o que s omos , s e gn l a i n t e rp re t a c i n po t i c a de L l e d .P or e l l o , no ha y dogma s n i c e r t e z a s e n e l m i t o . C omo ha b a s e a l a do ya F ru t i ge r ,e n s u c l s i c o mi t o s ob re l o s mi t os p l a t n i c os , he mos de c ons i de ra r m t i c o a de m s de l o s r e l a t o s ne t a me n t e l e ge nda r i os , pe ro c on e xc l us i n de l a s a l e go r a s t odo a que l l o que e l f i l s o fo e xpone , s e a de fo rma s i mb l i c a , s e a a l ma rge n de l ac i e nc i a y s i n a yu da d e la d i a l c ti c a , e s de c ir , c o m o un a p ro ba b i l i da d , n o c o m o u nacerteza 35 .La t ex tura de l mi to es l a de l a indagac in de lo que somos , de l a inves t igac ins oc r t i c a que c onduc e a l a ma y u t i c a , l a mi s ma e s e nc i a de l p r e gun t a r p l a t n i c o .P or e s o ,

    los mitos dice Lled recogen un maravilloso estadio de la religin griega, endo nd e se manifiesta su lenguaje sin clase sacerdotal q ue lo adm inistre... Los mitosflotan sin amarras en el mar del lenguaje pla tnic o. No hay nadie q ue pu ed a m ono polizar su interpretacin. . . No tienen verdad ni la pre ten de n.. . Por eso, su verdadconsisti en su maravillosa expresin de libertad 36.

    34. LLED, E., La mem oria delLogos, o. c, pp. 101-102.35. FRUTIGER, R , Les mythes de Platn, Pars, Alean, 1930, p. 37.36. LLED, E., La mem oria delLogos, o. c, pp. 107. Edic iones Univers idad de Salamanca Azafea. Rev. filos. 5, 2003, pp. 135-160

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    Y en este lenguaje simb lico y libre, en el que no h ay respu estas, sino eternaspreguntas, se halla, a juicio de Lled, el pensamiento ms original de Platn. UnPlatn distinto al de la terminologa y el escolasticismo al uso, un Platn que nospresenta el saber de las cosas humanas, que siempre es un saber intermedio, quenecesita un smbolo para atisbar lo verdadero.Porque el mito es una especie de lgos,de relato o palabra, p ero llena de imgenes sugestivas, poticas, encantadoras y persuasivas, en las que se encuentra lointeligible bajo el ropaje d e lo sensible. Hay, pu es, saber e n el mito, pe ro n o po r m ediode rigurosos conc eptos , sino po r med io de lo verosmil, de un cam ino intermed io en trela dxa y la epistme. Su mbito es lo que llama Platn la opinin verdadera, ladxa alethso dxa orth.La verosimilitud es algo ms que opinin, ms que conjetura o creencia, per o no alcanza la certeza de la ciencia. Es el m un do interm ediode lo imaginativo, del lenguaje, del metaxy, que sirve de puente entre lo sensibley lo inteligible. Creo que Lled comparte la hermosa definicin del mito de Olim-piodoro 3 7 Comm . In Gorg., 73) que dice: Mythos esti lgos pseuds eikondsonaltheian. El mito es un lenguaje potico que simboliza la verdad.Pero la verdad de Platn, como nos la presenta la hermenutica de Lled, noson las proposiciones cientficas rotundas y definitivas, ni el inmutable mundo delas ideas, separado por el abismo insalvable de las inconsistentes apariencias. Laverdad al alcance del hombre se hal la en ese mundo intermedio de la recta opinin, qu e salva las aparien cias, el t iemp o y la mem oria en la sntesis del m ito. Asconcluy e Lled:Estas cuestiones inevitables: destino, m uerte, felicidad, justicia, amor se entretejenen la materia de los mitos. No hay ciencia que pueda levantar todava, ante ellas,la ceida lectura de una semntica que, como la vida, es inagotable. Los jardinesde letras dice Platn, hay q ue plantarlos para la edad de l olvido Fedro,276 d),para cuando haya que atesorar medios de recordar. Los mitos traen, pues, a lamemoria los eternos problem as de los hom bres, las eternas preguntas que , aunquesin respuesta, dan sentido y contenido a la existencia38.

    El mism o testimo nio de P latn confirma esta interpretacin de su s mitos. As,en laR epblica^, dice qu e toda su teora de la justicia y de la edu cac in est presentada en un relato en forma de mito e incluso con relacin al Estado ideal dicequ e est mitologizando, es decir, presen tand o la verdad por m edio de imgen es 4 0.37. OLIMPIODORO, Comm. In Gorg.,73 . Un excelen te com entar io de es ta in terpre tac in del mi to sehalla en el l ibro de ROMANO, R, Logos e mythos nella Psicologa diPlatone, Pado va, CEDAM, 1964.38. LLED, E., La mem oria del Logos, o. c, p. 108.39- PLATN, Rep., I I , 376 d : Vamos a suponer dice Scra tes que educamos a esos hombrescomo si tuviramos tiempo suficiente para contar mitos.40. PLATN, Rep.,VI , 501 e . Habla P la tn de qu e no cesarn los males de los c iuda dano s has ta qu eno gobiernen los f i lsofos en la ciudad que hemos forjado mediante imgenes.

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    El mi to re la ta , pues , lo veros mi l , aque l lo que , por su na tura leza , no puedee xpre s a r s e e n r i gu ros os c onc e p t os d i a l c t i c os , c omo l a c os mol og a de l Timeo, queel mismo Platn jus t i f ica as :

    Si aportamos razonamientos que no ceden a ningn otro en verosimilitud, hay quefelicitarnos por ello, recordando que yo, el que habla, y vosotros que juzgis, nosomos m s que ho mbres, de m anera qu e en estas materias nos basta aceptar unanarracin verosmil y no deb em os buscar ms .E l mi to es l a nueva re tr ica p la tnica , f ren te a l a embaucadora pa labre r a delos sof i s t as . Es un d i scurso que encanta , porque se d i r ige no s lo a l a lma rac iona l ,s ino t ambin a l as o t ras par tes de l a lma . Es emot ivo y persuas ivo . Es l a nueva poes a p la tnica , que ha echado de su c iudad de pa labras a l a v ie ja poes a mimt ica

    d e H o m e r o , p o r q u e s t e , c o m o y a h a b a d e n u n c i a d o J e n f a n e s , n o p r e s e n t a b a i m ge ne s de l a ve rda de ra v i da d i v i na , s i no i mi t a c i one s de ma s i a do huma na s de d i os e spoco imi tables . Pero los mi tos p la tnicos son imgenes de l a ve rdad , de esa nicave rda d que e l hombre pue de a l c a nz a r po rque s e ha l l a e n l a f ron t e r a de l o huma nocon lo d iv ino .C omo s e a l a e l i n i c i o de l mi t o de P rome t e o , mi t o y lgos s o n c a m i n o s c o m p l e me n t a r i o s e i n s e pa ra b l e s . P e ro e l m i t o e s m s a g ra da b l e , m s pe r s ua s i vo s i s esab e conta r con l a ma es t r a po t i c a y mu s ica l de P la tn . El m i to es l a na r rac i n m sp l a us i b l e s ob re a que l l a s r e a l i da de s que e l hombre no pue de a l c a nz a r c on c e r t e z a .Es l a c reac in po t i ca que inc i t a a cor re r e l r i e sgo de imaginar l a ve rdad .Al final del Gorgias, cuando Scra tes desc r ibe e l ju ic io t ras l a muer te , l e d icea Calicles:

    Escucha, entonces, como se suele decir, un relato muy bello, que pienso que considerars una fbula, pero que yo considero un discurso verdadero. Como verdad,pues , te prese ntar las cosas que voy a decirte .En el Fedn, t ras narrar con ampli tud la geografa del ms a l l , dice Scrates :

    Es preciso que el hombre sensato se haga a s mismo el encantamiento con estascreencias: y es justamen te por esto qu e yo pro long o mi mito .Y c onc l uye c on a que l l a s he rmos a s pa l a b ra s :

    Ciertamente sostener que las cosas son verdaderam ente as como las he expuesto nose corresponde con un hombre que tenga buen sentido. Pero sostener que esto oalguna cosa semejante a sta debe acontecer con nuestras almas y con sus moradas,41. PLATN, Timeo, 29 d. Es aceptado, desde los comentaristas antiguos, que to do el Timeoes uninmenso mito, como n o pue de ser de otra manera para quien niega que pued a hab er ciencia del mundosensible.42. PLATN,Gorgias, 523 a.43. PLATN,Fedn,114 d.

    Ediciones Universidad de Salamanca Azafea. Rev. filos. 5,2003,pp. 135-160

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    PABLO GARCA CASTILLO 1 4 9EMILIO LLED: EL ESPEJO LQ UIDO DE LAS PALABRAS

    desde el momento en que el alma ha resultado ser inmortal, esto me parece que conviene y vale la pena arriesgarse a creerlo, porque el riesgo es hermoso .En este caso el riesgo de creer en la inmortalidad del alma no es un salto alvaco, pue sto q ue to do el dilogo ha consist ido en presentar arg um entos sobre ellamediante ellgos.Los mitos son, pues, imgenes poticas, persuasivas, l lenas de la musicalidadde la palabra oral de Scrates, en las que se nos incita a buscar una verdad alalcance de nu estras l imitadas posibilidades hum ana s. Es difcil , amig o mo diceel extranjero a Scrates , hac er com pren sibles las cosas superior es sin un m od elosensible. Nos ocurre com o al que en el sue o lo ha sabido todo y cua ndo despiertaya no sabe nada 45 . Y el m ode lo q ue usa P latn son los mitos, imgene s qu e simbolizan las primeras letras que el nio aprende y a partir de las cuales llegar aleerlo todo, no sin un duro esfuerzo y entrenamiento. Porque lo bello es difcil . Yconcluye el extranjero su razonamiento lo mismo que los nios reconocenms fcilmente las letras que les son ya familiares y llegan poco a poco, por comparacin, a descifrar las otras, igualmente en los problemas oscuros, un ejemploconcreto pardeigma esc ogid o en razn de su analoga con tal co nc ep to, facili ta el estudio y permite alcanzar una recta opinin aleths dxaf.Estos textos platnicos no hacen sino corroborar ese carcter de smbolo, demed iacin entre la men te y la experiencia que tiene siempre el lenguaje de los mitos.Pero Lled no se contenta con presentar esta teora hermenutica, sino quehace interesantes apl icaciones a mitos muy conocidos de Platn. Mencionamosantes tres de los que se ha ocupado en distintas obras: el mito de la anamnesis, elde la caverna y el del nacimiento de la escritura.Respecto a la interpretacin de la anamnesis platnica, es induda ble q ue Lledha s eguido a G adam er a cierta distancia47 . Hay, al m enos , dos imp ortantes textos deLled sobre la anamnesis, uno, que pertenece a los primeros aos de su andadurahermenutica48y el seg und o, q ue a pareci veinte aos desp us, den tro de la Introduccin General a los Dilogos de Platn49 . Puesto que las variaciones existentesentre ambos textos no son significativas, me limitar a hacer un comentario general.44. PLATN, ibid.45 . PLATN, Poltico, 277 d.46 . PLATN, Poltico, 278 b .47 . Vase e l a t inado es tudio de es ta inf luencia en ESTEBAN, J. , Emilio Lled: Una filosofa de la

    mem oria, o. c, pp. 124-126.48 . LLED,E. ,La anamnesis dialctica en Platn,Emrita, tomo XXIX, fascculo 2 (1961), pp. 219-239- Fue inclu ido pos ter iormente en La memoria del Logos y de esta publicacin tomaremos las citas .49 . LLED,E. ,Ele spacio mental , en : PLATN, Dilogos, I , Madr id , Gred os , 1981, pp .75-91 .Y recog ido en La memoria del Logos, o. c, pp . 76-88 , por donde c i taremos . Tambin son fundamenta les paracom pren der la in terpre tac in de la anamn es is , dos cap tu los de es te l t imo l ibro c i tado , e l qu e se t i tulaLa m em oria del Logos (p p. 119-139) y el m s breve El fun dam ento de la "ana mn esis" e n el Menn(pp . 197-201). Edic iones Univers idad de Salamanca Azafea. Rev. filos. 5, 2003, pp. 135-160

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    15 PABLO GARCA CASTILLOEMILIO LLED: EL ESPEJO LQUIDO DE LAS PALABRAS

    Lo primero que cabe destacar en la interpretacin de este tema mtico de laanamnesis es que Lled, siguiendo en este punto a Gadamer, se aparta de cualquier interpretacin religiosa o metafsica, p ara pre sentar nos u na inteligente y fundada interpretacin dialctica y lingstica de la anam nesis. Po rqu e es precisam enteel espacio intermedio del lenguaje el mbito de la memoria y del recuerdo.Segn Ga dam er el carcter lingstico de la anamn esis cons tituye el pu nt o central del platonismo. He aqu sus palabras: Nos encontramos aqu ante el motivocentral del platonismo. En su doctrina de la anamnesis Platn piensa la representacin mtica de la rememoracin juntamente con el camino de su dialctica, quebusca la verdad del ser en los logoi, esto es, en la idealidad del lenguaje50 . Y estemismo sen t ido d ia lc t ico , que supone un conocimiento que avanza desde lamemoria del pasado hasta la bsqueda de la verdad del ser en el lenguaje, constituye el punto central de la interpretacin de Lled. As lo manifiestan sus propiaspalabras, en las que describe los pasos dialcticos de este rememorar que aprendede lo hallado el sentido de lo que ha de buscar:Locaracterstico de la anamnesis dice Lled no es que sea, de alguna manera,apropiacin de un saber establecido y firme, ni siquiera actualizacin de conocimientos que yacen olvidados en nuestra conciencia. El manthnein,que componecon eldseteinla definicin de la anamnesis, es fruto de una actividad continuada yest condicionado, en su esencia, porel dsetein. Sifalta esta actividad investigadora,que va creando dialcticamente su objeto, pierde sentido y mbito el saber51.

    En realidad, la anamnesis consiste en un interrogar constante, co m o el que po neen prctica Scrates con el esclavo de Menn, pe ro n o para qu e ste alcance u n sab erdefinitivo y apodctico, sino para que aprenda a buscar en su dilogo interior y conla colaboracin de cualquier interlocutor. Por eso el aprender es recordar lo sabidoy, por medio de ello, alcanzar lo no sabido, gracias a la fluidez del dilogo.En consecuencia, slo en el lenguaje podemos aprenderlo todo. Ms an, enel lenguaje lo sabemos todo, porque en l vivimos y somos, ya que l nos convierte en buscadores de la verdad del ser, que existe sin duda, pero que slo vamosatisbando en la dialctica incesante del ro del lenguaje. Creo que Lled ha sabidoiluminar este simblico mito de la anamnesis al hacernos ver que es el lenguaje ellugar de la reminiscencia y, a partir de ella, el impulso de una nueva bsqueda. Lapregunta esclarecedora de la anamnesis delMenn es, co m o ha repetido Lled, la pregunta que abre la conversacin con el esclavo: Es griego y habla griego?52 , porqu e la leng ua es el do m ino pr eex isten te al esclavo y a Scrates, el cau ce d e se ntidode toda conversacin y de todo dilogo que busque el saber.

    50. GADAMER, H.-G., Verdad y Mtodo. Fundame ntos de una hermenu tica filosfica, trad. A. Agudy R. de Agapito, Salamanca, Sigeme, 1977, pp. 158-159.51'. LLED, E., La memoria del Logos, o. c, pp . 133-52. PLATN,Menn 82 b.

    Ediciones Univers idad de Salamanca Azafea. Rev. filos. 5,2003, pp. 135-160

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    PABLO GARCA CASTILLO 1 5 1EMILIO LLED: EL ESPEJO LQUIDO DE LAS PALABRAS

    En conclusin, creo qu e esta interpretacin del mito de la anam nesis qu e, co m otodo mito platnico no es sino lenguaje simblico cargado de significaciones, es un acoh eren te aplicacin de la teora herm enutica de Lled, qu e venimos co m enta nd o.Otro mito al que Lled ha aplicado su metodologa hermenutica ha sido elmito de la caverna 5 3 . El mismo Lled reconoce que este mito destaca entre las msfamosas pginas de mitos y smbolos, porque sus metforas e imgenes siguenvivas como en el da en que Platn imagin esta caverna nica en la historiahumana. Sin embargo, por esa inagotable sugerencia de los textos simblicos clsicos, que nunca terminan de decir lo que quieren decir, Lled afirma y lodemuestra que an es posible descubrir esa riqueza inagotable de sent idos queencierra el misterio del m ito.

    Despus de describir el escenario, los personajes y el rodaje de esta pelculade accin, cuyo guin original es de Platn, Lled lleva a cabo la adaptacin delguin original y presenta al m eno s och o versiones o lecturas que no s hacen no yalectores sino protagonistas d e la accin. Nos ofrece, primero , su lectura an tropo lgica, pu es el mism o Scrates afirma q ue aq uellos prisioneros son iguales que no sotros. Y, as, la vida es como una prisin, un nacer sin libertad en una sociedad, enun lenguaje y en una sociedad heredada, de la que no resulta fcil salir, porquehay siempre personajes ausentes que mantienen el fuego interesado que proyectaimgenes atractivas, pero engaosas, que nos impiden distinguir los ecos de lasvo ces y el su e o de la realidad. La vida es sue o, eng ao y apariencia, por qu e hayengaadores que mantienen la farsa.Pero hay tambin otro personaje ausente que es Scrates, el que nos libera delas ataduras de lo aprendido sin crt ica, el que nos ensea a buscar ms all de lassombras de la ignorancia, el que nos convierte al mundo de la luz y nos enseaque la verdad no es ms que la rectitud de la mirada que, vuelta hacia el mundode arriba, logra ver las cosas en el espejo d e las aguas, d esp u s las con tem pla en smismas y, tras descubrir de noche el ri tmo armonioso de los astros y escuchar lamsica de las esferas, alcanza la visin del Bien, del sol que ilumina a todo hombreque es capaz de desearlo. El hombre es memoria y deseo, como dijo el poeta.Maravilloso smbolo de lo intermedio este prisionero que alcanza la l ibertad.Porq ue hay una lectura t ica, ya que es preciso ab an do na r la com odid ad y la costumbre de la vida sin reflexin y hay que real izar el compromiso de buscar laverdad y la justicia para volver, segn la lectura poltica, al interior de la caverna,de lapolis, para curar los ma ltrechos ojos de los com pa ero s. Si el eros le lleva abuscar la luz y el bien, es phila qu ien le gua en su vuelta para resca tar a suscompaeros5 4 . El viaje de regreso es la meta de todo el ascenso. Es una inversin

    53- LLED,E., Lecturas de un mito filosfico, Resurgimiento. Revistade pensam iento y Esttica),1 (1980), pp. 77-89- Incluido, como primer captulo de La memoria del Logos, o. c, p p . 15-33, con elttulo de El prisionero de la caverna.54. El anlisisd e phila es muy impo rtante en la obra de Lled. Le importa tanto desde el mbitode la necesidad humana de la comunicacin (Phila y Logos, en: LLED,E .,El silencio de la esc ritura, Ediciones Universidad de Salamanca Azafea. Rev. filos. 5,2003,pp. 135-160

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    de la odisea, porque el alma regresa a la l lanura de la Verdad, que jams poetaalguno podr cantar como se merece, pero no para quedarse al l contemplando,en una estri l especulacin sin com prom iso co n la polis, sino para volver de nu evoa la arena de la lucha por la justicia en la comunidad.Hay una lectura pedaggica, otra social, hay tambin una lectura esttica yhasta otra trgica. El mismo Platn nos ofreci su lectura epistemolgica. Tangrande es la sucesin de imgenes y metforas que no hay seguramente un textoen el que pueda demostrarse con mayor eficacia la tarea hermenutica.Esta enorm e riqueza herm enutica qu e Lled nos descu bre en el mito viene amostrarnos las posibilidades y los lmites de la interpretacin. El lenguaje simblico del mito transforma tambin las palabras en un espejo lquido, en un espejoen el qu e nuestra im agen es diversa y tan l lena de colores y matices que u na superficie esttica y pulida jams la podra reflejar. La enorme riqueza de los textos platnicos nos incita a seguir dialogando con ellos, porque son el mejor espejo paramirarnos, es decir, para practicar la reflexin.LA MSICA CALLADA DE LAESCRITURA

    El mito de Theuth y Thamus, que relata de forma potica y enigmtica el nacimiento de la escri tura, ha sido el texto ms comentado por Lled. Al menos dosl ibros estn dedicados a su interpretacin y su presencia se descubre en la mayora de las pginas del resto de sus escritos. Y hay razones para esta especial atencin, porque el Fedro, como re i te radamente ha sealado Gadamer5 5, es un textoqu e ant icipa, en algunos pun tos, la herm enutica m odern a. Y el m ismo Lled reconoce que en este dilogo platnico se hal la el primer planteamiento de los problemas de la escritura y de su temporalidad. Dice as: Tal vez sea en el origen denuestra tradicin filosfica, en elFedroplatn ico y en el fam oso m ito de las letra s...donde se plantea por primera vez y en distintos niveles el problema de la escritura,de su temporal idad y de su posibi l idad de comunicacin 56.Sin duda sta es la razn por la que ha sido la obra platnica ms comentadapor Lled. Su frecuente trato con ella le ha llevado a realizar una excelente traduccin, que va precedida de una adecuada introduccin y unas notas precisas 57.o. c, pp . 17-21) , como en e l marco de la comunidad afect iva , que une a l au tor con su obra y a l au torcon e l lec tor (LLED, E., El surco del tiempo, o. c, pp . 210-217) . Tambin es in teresante e l anl is is delt ra tam iento ar is to t l ico de la amis tad en LLED,E.,Mem oria de la tica, Madrid, Taurus, pp. 107-113. Unes tudio f i lo lgico y semnt ico del trmino se hal la en LLED, E., Lenguaje e historia, o. c, p p . 111-121.55. Vase , por e jemplo , sus per t inentes acotaciones en GADAMER, H.-G., Verdad y Mtodo, o. c,pp. 439-447.56. LLED, E. , El silencio de la escritura, o. c, pp . 113 .

    57. PLATN, Fedro, t raduccin , in t roduccin y notas de E. Lled , en PLATN, Dilogos, III, Fedn,Banquete, Fedro, Madr id , Gred os , 1986, pp . 289-413- La in t roduc cin ha s ido inclu ida tamb in e n LLED,E. , La mem oria del Logos, o. c, pp. 220-230. Citaremos por este lt imo texto. Edic iones Univers idad de Salamanca Azafea. Rev. filos. 5, 2003, pp. 135-160

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    mundodelasideas,lossmbolosqueplasman,ensusdioses,lossueosde loshombres,las contradicciones entreelegosmoy laentrega, entrelapasiny larazn. La tensin entreelcuerpoquepesay elalmaque aspira, corre paralelamenteaesavisin que sigue vivaatravs del recu erdo anamnesis)de lo visto,y ese otro mun do qu e el lenguaje ha ido construyendo, en el que tambin apareceel ecodelarealidad que, ms allde lacurvadelos cielos,lo esplenamente^.

    Pero eltema ms atractivo para Lled, sobre el que ha girado toda sup reo cupacin hermenut ica , es el delnac imientode lasletrasy la escritura, segnelsorprendente m i todeTheuthy Thamus que, segn sus propias palabras, es, efect ivamente,undilogo de ntrodel dilogo,que encierra en su "redondez"laesencia mismadelplatonismo com o fen m eno l iterario60 .Hay ,alm eno s, t res planteam ientos diferentesdelas relaciones entre oralidady escritura.Elprimero, siguiendo lospasosdeHavelock6 1 yO ng6 2 , seenfrenta aestas relaciones desde laperspect iva de latecnologa de la comunicacin. Segneste planteamiento,con lossofistasyPlatn, tuv o lugarlam s decisiva revolucindelacultura occiden talqueconsistien elpasode lacul tura oral , des de Hom erohastalatragedia,alaescritura,queinauguraunn u e v o m o d odepensam ien to ,msabstractoymenos mimt icoyrepetit ivoqueel de la oralidad potica. Desde estaperspect iva, elfinal delFedro,en el quePlatn considera la escritura comounmedio inferior a la oral idad, supone unaactitudderetaguardia, segu ram enteporsu desconocimiento de lasnuevas posibi l idades que ofreca la nueva tecnologa.CreoqueLled,queconoce ycita laobra de Havelock, hadejado de lado estehorizonte de interpretacin, talvezp o r q u ehay una contradiccin evidenteen latesis fuerte deesta pos icinalman tene rqueelmejor escritor griegonoapreciabael valorde la escritura. Ms bien, podemos afirmar que hay unahistoriade laliteratura, entre otras razones, porque Platn escribi sus Dilogosy especialmente,el Fedro,en elquePlatn tom auna posicin definida antelos quesepresentabany eran considera dos com o maestrosde laescritura,esdecir, los re tricos, c on Lisiasalacabeza ,que eratenidoporm uch os el ma yor escritordelm omento63 .De unamanera provocat ivay segn laacostumbrada puesta en escena dramtica, Platn

    demuestra estarporencimadeesos presuntos m aestrosyhastaser elmayorde losescritoresde sut iemp o, tantodehecho , com odederecho .59 . LLED,E. ibid. pp.225-226.60. LLED, E. ibid. p. 228.61 . HAVELOCK, E. A. Prefacio aPlatn, Madrid, Visor, 1994. Este libro, escritoen 1963,fue elinicio de losp l an teamien to sde laescr i tura p la tnica desd e laperspect ivade latecnologade lac o m u n i cacin . Perohat en idosucu lminac in en HAVELOCK, E.A. Lamusa aprende aescribir. Reflexiones sobre

    oralidad y escritura desde laAntigedad hasta nuestros das, Barcelona, Paids ,1996.62. ONG,W.J. Oralidad y escritura. Tecnologas de lapalabra, Mxico , FCE 1999-Recorridogene ra lporlas l t imas publ icac ionesdetecnologade la com un icac in .6 3 . PLATN, Fedro 228 a. Ediciones Univers idaddeSalamanca Azafea. Rev. filos.5 2003,pp.135-160

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    PABLO GARCA CASTILLO 1 5 5EMILIO LLED: EL ESPEJO LQUIDO DE LAS PALABRAS

    Dem uestra qu e es el mejor de hec ho ya en el primer acto del dilogo, que co nstituye un certamen de discursos. Hace que Fedro lea el discurso sobre ros escritopor Lisias e, inmediatamente despus, hace pronunciar a Scrates un primer discurso que sostiene la misma tesis errada de Lisias, pero que presenta un ordenlgico en la exposici n del asun to y, para term inar este prim er acto del dram a, h acepronunciar a Scrates un segundo discurso sobre el mismo tema, que es perfectotanto en la forma como en el contenido, alcanzando una de las ms altas cumbresdel arte l i terario universal. Y demuestra tambin ser el mejor conocedor del arte dela retrica, presentando en la segunda parte del Fedro las normas del arte de escribir discursos. Y el Fedro en su totalidad es una demostracin prctica y eficaz deese arte de la escritura que da la inmortalidad a los que saben cultivarlo como Platn, porque cuando un orador o un rey, despus de haber alcanzado el poder deun Licurgo o de u n Soln o de un Daro, se convierte, en la ciuda d, en u n inmortalescritor de discursos, no se considerara tal vez igual a un dios mientras an estvivo,y no pens ara de l esto mism o la poster idad, al contem plar sus escritos?64.La segunda perspectiva en el anlisis de las relaciones de la escritura con laoralidad es la de los defensores de las doctrinas no escritas de Platn 6 5. Especialmente Reale66ha ma ntenid o qu e los textos de los dilogos platnicos slo p ue de nser plenam ente ente ndid os a la luz de la ense anza oral de P latn en la Academia.Una enseanza, conocida por algunas alusiones de Aristteles a doctrinas que noaparecen en los Dilogos y la tradicin indirecta de comentaristas que parafraseanestas alusiones, co m o Aristxeno, Filp ono, Alejandro de A frodisia o Simplicio. Laenseanza esotrica de Platn comprenda la teora de los Principios el Uno y laDiada indefinida de los que provienen las ideas. Lo que supone que debemosleer los textos platnicos a la luz difusa de una enseanza oral que apenas podemos imaginar. El texto, vehculo esencial de la hermenutica, pierde toda su autonoma y su sent ido queda prendido de unos supuestos principios esotricos dedifcil comprobacin.Es indudable que el l lamado excursus de la Caa Vlfi7 y el mito de Theuth yT h a m u s 6 8 nos hablan del valor superior y de la seriedad e importancia de la oralidad y de la indefensin y orfandad de la escritura, pero una rigurosa hermenuticano puede restar valor al texto de los dilogos platnicos, ni puede dejar de lado laautonoma de la lectura. Y sta es la opcin metodolgica que Lled ha seguido

    64 . PLATN,Fedro 258 b-c .65. Una completa muestra de la diferentes posiciones respecto a las doctrinas no escritas apar ece en Mthexis, VI , 1993, dedicado n tegramente a l tema, con ar t cu los de los pr incipales defensoresdel Platn esotrico, como H. Krmer, T. A. Szlezak y G. Reale.66 . Vas e REALE, G., Platn. En bsqueda de la sabidura secreta, Barcelona, Herder , 2001, pp .125-149.67 . PLATN, Carta VII,340 b-345 c.68 . PLATN, Fedro, 274 b-278 e.

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    ensusdiversas lecturasdelmito finaldelFedro,una estricta interpretacin filosficade lasrelacionesde laoralidady laesc ritura.El mito cuenta una historia conocida de odas, segn la cual , en el lejanoEgipto,eldios Th euth leentregaal reyTham us a lgunasde susar tes , com olageometray laas t ronoma , eljuegoded a m a sy el dedados, y, sobre todo,lasletras.Y dijo Theuth: Este conocimiento,ohrey, harmssabiosa losegipciosy msmemoriosos, puesse hainventado comounfrmacode lamem oriay de lasabidura. Pero ldijo:Ohartificiossimo Theuth Aunos les es dado creararte,a otrosjuzgar qu da o o provecho aporta para los que pretenden hacer uso del.Yahorat, precisamente, pad re qu e eres de las letras, por apego aellas,les atribuyes po deres contrariosalos que tienen . Porque es olvido lo que p roducirn en las almas dequienes las aprendan,aldescuidarlamemoria,yaque, findosede loescrito, llegarn al recuerdo desde fuera, a travsde caracteres ajenos, no desde dentro,desde ellos mismosypor s mismos .

    Frentea lo que ha sostenido Havelock, Platnes aqu plenamente conscientedela diferencia entreunasociedad dom inadapor lacomu nicacin oraly elt iempohistricoen quenacelaescritura. C om ohadestacado Lled,la diferencia resideenla aplicacinde la memoria. Cuandoelsabery laeducacinhan de sercom unicadospormediode la palabra hablada exclusivamente,lamem oriaha de serel mediode conservacinde laforma devidade unasociedad. Pero laconservacinyprolongacinde lapalabrasehace difcily sedistorsionacon facilidad. Maslaescrituraprolongaelt iemp odelmensaje, a unq ueya noexigelanecesidaddeconservarloenla m emoriadecada individuo. Y aslasletras produc en olvido, por quesonellaslasportadorasdelsent idode latradicin.Enesto consisteel paso revolucionariode latecnologade laoralidad a la de laescritura,que Platn entendi perfectamenteysobre ello presenta lalcidaypotica reflexindelrelato m tico.Hay, pues,unaapare nte contradiccinen lanaturaleza mism ade laescritura.Fue inventada para hacera loshom bres ms mem oriosos , pero lostorna olvidadizos. staes laprime ra interpretacinde lasletrasque elmismo m i tonosregala,esla interpretacin a primera vistadel reyTham us, qu ien pros igue desgra nandolosterribles defectosde lasletras,con estas palabras:

    No es, pues,unfrmacode lamemorialo que hashallado, sinounsimple recordatorio. Apariencia de sabidura es lo que proporcionas atus alumnos, que n o verdad. Porque habiendo odo muchas cosassin aprenderlas, parecer quetienenmuchos conocimientos, siendo, al contrario,enla mayora de los casos, totalmenteignorantes,ydifciles, adems,de tratar porquehanacabadoporconvertirseensabios aparentesenlugar de sabiosdeverdad70 .69- PLATN, Fedro 21A.e-215 a.70. PLATN, Fedro 275 a-b.

    Ediciones Univers idad deSalamanca Azafea . Rev. filos. 5 2003,pp. 135-160

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    Como re i te radamente ha destacado Lled,lavidade lapa labra que fluyedelos labiosalo dodel interlocutor esefmera yfugaz. Laescritura pr ete nde ser unremed io , un frmaco para guardaren lam emor ia esavidade laspa labras , peroThamus consideraque sonslounasabidura ap arente ,un falso remedio, porqueslo pu ede guardarseen lastablillasdelalma aquel sab erquebrotade lainteriorid addellgos,no el que llega desde fuera, desdelaexterioridaddeuno s caracteresfros y estticos, que s lo puedenser una ayuda parael que ya sabe , un simplerecordatorio,no un saber verdadero.Y esaaparienciadesabidura sed e b ea su aparente elocuencia, pues parecenhablar, pero guardanel msaltivo silencio.Heaqu laspalabrasdeScrates,quees ahorael nuevo intrprete:Es impresionante, Fedro, lo que pasa conlaescritura, y por lo que tantoseparecea la pintura.Enefecto, sus vastagos estn ante nosotros comosituvieranvida;pero,si se les pregunta algo, responden con el ms altivo de los silencios.Lom ismo pasaconlaspalabras. Podras llegaracreer com osi lo que dicen fueran pensndolo;pero si alguien pregunta, queriendo apren derloque dicen, apuntan siempre y nicamenteaunay lamisma cosa71 .

    Aqu estelpun to m s dbilde lasletras,el que lasconvierteenespejo o pac oq u e nopermi te la mirada reflexiva. Lostextos no t ienen voz,niv ida , po rqu e noest su padre para responder por ellos. Mientras la palabra hablada es un ro quecircula,alritmodelos latidosdelco razny dela vidadelque hablaydelqueescucha, laescritura no es ms que naturaleza muerta,unapinturadefiguras sinvidaq u eson los caracteres impresosen lapgina .Por eso dicen s iempre lo mismo,p o r q u enodicen nada .Y nopue den e scogerel interlocutor inteligentecon el queestablecer vnculosdeafectoy amistad, sinoqueruedan pordoqu ie rcon lasp iedrasde un ro que nodiscurrepor su cauce adecuado.No hay, al parecer, una s palabras m s negativas sobre laescrituraentodalaobraplatnica, nientodalaliteratura univers al.Y, sin em bargo , com o certeramente sealaLled,son palabras escritaslas quep roducen ennosotros esa sensacin, palabrasq u eno nosp roducenlaimpresindeguardarunsilencio altivo, sinoque noshacenpensar, nosprovocan la reflexin, l levndonos a mirarnos en el espejo fluido denuestro prop io lgos.Po rque hay una escritura capazdesem brar la verd aden elalmadel que aprende , un discurso vivoque como tambin indica Scrates,seescribecon ciencia en el alma del que ap rende ; capaz de de fende rse a s m i s m o , ysab i endoconquin es hablary ante quines callarse72 .Es fcil pensar que Pla tn cont rapone aqu la oralidad a la escritura. Pero lobe llo es difcil. La genia l inv ersi nen lainterpretacin del sent ido aparen te del m itoque realiza Lled le llevaa una de las grandes aportac ionesde la hermenut ica :

    71 . PLATN, Fedro 275 d-e.72. PLATN, Fedro 276 a. Ediciones Univers idad de Salamanca Azafea. Rev. filos. 5 2003,pp .135-160

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    1 5 8 PABLO GARCA CASTILIOEMILIO LLED: EL ESPEJO LQUIDO DE LAS PALABRAS

    el descubrimiento del lector. As podemos leerlo, entre otros muchos textos, enestas palabras:Ellgosno tiene sentido si no se convierte en dilogo. Esta conversacin suponeque el tiempo de la escritura, la supuesta inmovilidad de esa semntica aplastadaen el espacio de la letra, slo se reanima y vive en el tiempo de cada in trprete, enla temporalidad viva de una existencia condicionada por la educacin, por la biografa, por la particular historia. El verdadero contexto de la escritura es, efectivamente, el lector7^.

    El texto escrito libera la mem oria de la inmediatez de la oralidad y la prolong ahasta el tiempo del lector. Platn recobra la sublime metfora del libro del almapara hacernos entender que el sent ido de lo dicho en el texto permanece en elsilencio de la escritura exterior de la pgina, hasta que alcanza un dilogo vivocon el alma del intrprete, del lector, cuya fusin de horizonte con el autor hacebrotar el ro de la comunicacin. Si la palabra viva slo puede salvar, a duraspenas, su efmera presencia en la memoria del que escucha, las letras, esa pinturaen apariencia silenciosa e inerte, permiten una memoria histrica y fluida, como elmismo ro del lenguaje.La hermenutica de Lled transforma la orfandad de la escritura, el silencio dellenguaje, en el frti l surco del t iemp o q ue recorre el ro del lenguaje d esd e la exp eriencia y la vida del autor hasta la asombrada mirada del lector. En el alma del lector, del qu e sa be leer para ap ren de r a ver y a conoce rse m ejor, en esa pajarera vacaes donde vuelan libres las aves del espritu y donde se siembra esa semilla inmortal que da felicidad a quien descubre que los textos filosficos, como los platnicos,no encierran sino las preguntas que el lector mismo lleva escondidas en el alma:

    Cmo vivir? Para qu pensar? Cmo relacionar la idea con la realidad? Qu essentir? Qu es amor? Cmo puede el lenguaje comunicar eso que se llama verdad?...Tiene sentido la palabra felicidad?74.Entre la orilla del autor y la del lector, a travs del puente de la interpretacin,fluye ese ro del lgosqu e conv ierte la filosofa de la m em oria e n un co nsta nte dilogo en el t iem po. La figura inm utable de las silenciosas letras se transforma en latinta indeleb le e invisible qu e se imp rime e n el libro interior del alma d el qu e escucha la voz que habla en el texto. Una voz que est hecha, como dice Lled, desilencio, memoria y escritura75 . Tres elementos que conforman en armona lacallada msica socrtica.El silencio de la escritura se hace tiempo y memoria viva en la interpretacindel lector. Y aqu reside la ltima y sorprendente metfora que Lled ha creado73- LLED,E.,El silenciode la escritura, o. c, pp. 25-26.74. LLED,E.,La memoria del Logos, o. c, pp. 10.75. LLED,E.,Las palabras en su espejo,M adrid, Real Academ ia E spaola, 1994, p. 40.

    Ediciones Universidad de Salamanca Azafea. Rev. filos. 5,2003, pp. 135-160

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    para unir , como en un smbolo, la naturaleza audi t iva y visual de la comprensinhermenutica. Porque, desde sus primeras invest igaciones, Lled siempre ha destacado la ntima conexin de palabras e ideas, filologa y filosofa, escucha y visin.En un o de su s estudios so bre el orige n de la filosofa y de las palab ras co n las qu enaci, explica con claridad el significado del trmino synesis76 . Su significado escomprender por el odo. Por este motivo es el trmino tcnico que significa laescucha de l lgosen Herclito. Y es, seg n G adam er, la palab ra griega qu e significa el comprender y la comprensin 77. Porque comprender un texto es prestarlevoz a su silencio y escuchar lo que nos dice, segn el sentido que le dio Herclitoa la escucha del lgos, una sntesis de opuestos que se renen para formar, comolos tono s altos y bajos d e la m sica, un a armona invisible qu e es m ejor qu e la visible78 . Porque la vista nos descubre el ro de la letras como un espejo pulido yquieto, aun que , si acercam os el odo, logramos escuc har el rum or de su im parablecorriente.El espejo de la pgina nos permite mirar y ver las letras y escuchar en ellas eldiscurrir de nuestra propia vida y el argumento de otra historia, con la que entram os en c ontacto gracias a la prolongac in d e la mem oria y del t iem po qu e la escritura ha logrado salvar del olvido. La msica callada de las letras ha ensanchado elhorizonte de la vista. O, mejor, como dice Lled,

    podemos ver el mundo y seguir siendo hombres gracias al nico, verdadero,invento que nos sac de la animalidad, el lenguaje de las palabras; de esos mnimos impulsos auditivos la voz u pticos las letras que, sin embargo,ensanchaban hasta el infinito nuestra capacidad de ver, nuestra posibilidad de or.Y lo ensanchaban porque al incorporarse a nuestro nimo lo llenaban especulativamente y un espejo es luz y memoria de un modo abstracto que no servanicamente para entendernos con los otros sino, como resultado de ese entendimiento, para entendernos con no sotros mismos79.

    sta es la transformacin hermenutica del mito platnico de la escritura. Esla conversin de sus lejanas letras, silenciosas, en voz viva y fluida, gracias a laatenta escucha de su msica callada. La paradjica naturaleza de la escritura esconvertirse en una visin de odas, como la que tena Don Quijote de su idealDulcinea, como nos dice Lled:

    76. LLED, E., Lenguaje e historia, o. c, pp. 107-109.77. GADAMER, H.-G.,Laherm enu t ica com o teor a y prct ica , en : Verdad y Mtodo, II , Salamanca,S igem e, 1992, p . 305 . Ga dam er mu es tra e l s ign ificado mo ral que es te trmino adqu iere en la t ica ar is totlica.78 . HERCLITO, DK 22 B 54. El mismo Herclito seala su preferencia por la vis ta y el odo paraalcanzar e l saber del lgos, aunq ue s t e e s , an te todo , pa lab ra que s e e s cucha pa r a com prend e r s u s en t ido y v iv i r de acuerdo con e l la . As podemos leer lo en o t ros dos f ragmentos : De cuantas cosas hay ,vis ta, audicin, aprendizaje, a ellas prefiero DK 22 B 55) y El com pre nde r es la supr em a per feccin ,y la suprema sabidur a es hablar y obrar segn la natura leza , escuchando su voz DK 22 B 112).79- LLED, E., Las palabras en su espejo, o. c, p. 75. Edic iones Univers idad de Salamanca Azafea. Rev. filos. 5,2003, pp. 135-160

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    El mundo de la escritura es la paradjica visin de un mundo de odas. La visinde las letras es un a asom brosa co nfusin de sentidos, una visin, efectivamente deodas.La estructura de los signo s escritos, la silenciosa articulacin de su grafa, no slleva al territorio de una voz cuyo pleno sonido nunca alcanzaremos a or totalmente; pero que deja la posibilidad de or el nuestro, de or nuestra propia voz,ante el espejo com partido de las palabras 8 0 .

    E l r o de l l engua je es un espe jo l quido en e l que no s lo nos mi ramos parave rnos s i no pa ra e s c uc ha r e l r umor de o t r a s pa l a b ra s que nos a yuda n a s e n t i r nue s t ro p rop i o d i s c u r s o i n t e r i o r . La e s c r i t u r a , c omo l a pa l a b ra ha b l a da , t a mbi n nosha b l a .El odo, dice Lled, percibe la voz como habla, como articulacin sonora cuyosengarces, en los precisos mbitos de libertad que los modula, dejan fluir, en eltiempo de la mente, ese espejo lquido de la representacin. Por eso el paradigmtico espejo de la escritura, do nd e se pos an las palab ras y los sutiles, mo n ton os,rasgos que las perfilan, espera tambin que nos pongamos ante la pgina, cuyapresencia se altera con la nuestra porque es nuestro lenguaje, el ro de nuestro discurso, nuestra percepcin, nuestro t iempo de lector el que pone en ese espejo-pgina la voz de unas inconfundibles palab ras 8 1 .

    La hermenut ica f i losf ica de Lled ha s ido , s in duda , e l cauce abie r to por e lque he mos a p re nd i do a mi r a rnos e n e l e s pe j o l qu i do de l a s pa l a b ra s de P l a t n .

    80 . LLED,E.,ibid. p. 76.81 . LLED,E.,ibid. pp. 46-47.Ediciones Universidad de Salamanca Azafea. Rev. filos. 5,2003,pp. 135-160