Enfoque conductista
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Enfoque conductista
Desde el enfoque conductista se defiende como objeto de estudio el comportamiento de aquellas personas que realizan un trabajo con eficacia y con un rendimiento notablemente superior al resto de personas que desempeñan el mismo puesto.Los puestos de trabajo y las competencias necesarias para su desempeño se definen por tanto atendiendo a los atributos y caracteristicasde dichas personas, que en los artículos de divulgación de management son en ocasiones denominados "trabajadores estrella". Bajo este enfoque, el desempeño laboral efectivo constituye el eje central del análisis y construcción de competencias, motivo por el cial es el paradigma preferentemente adoptado en entornos empresariales.Para el análisis de los comportamientos de las personas objeto de estudio, se puede emplear la técnica de Incidentes críticos, mediante la cual se solicita a los trabajadores de alto rendimiento y eficacia que identifiquen y posteriormente describan en detalle, aquellas situaciones que consideren importante en relación con el logro de objetivos en sus trabajos, destacando tanto los resultados positivos como los negativos. Bajo esta óptica que considera las competencias como caracterísitcas casualmente relacionadas con el desempeño eficiente de las persoans en sus puestos de trabajo, las competencias pueden estar compuesta spor motivos, rasgos de personalidad, habilidaes, actitudes, valores y conocimientos que las personas aplican para el desempeño de un puesto de trabajo determinado en una organización concreta. Estas características no pueden ser estudiadas de forma directa, pero sí permiten su análisis gracias a su manifestación como comportamientos observables o competencias.En las décadas de los años 70 y 80 del siglo XX, y básicamente a raíz de los planteamientos inciiados por McClelland (1973), los seguidores del efoque conductista centraron sus trabajos en la identificación de aquellas competencias que permitiesen predecir el desempeño excelente de directivos y gerentes de grandes empresas y, en este sentido, son pioneros los trabajos de Boyatzis (1982), cuyos resultados con una muestra de 2000 mandos de veintiuna empresas diferentes, permitieron identificar cinco agrupaciones (clusters) de competencias genéricas que explicaron la variación existente entre el desempeño de un gerente eficaz y el desempeño de otros gerentes con rendimiento promedio o bajo. Los cinco clusters en lso que se agruparon las veintiuna competencias genéricas fueron la gestión y acción por objetivos, el liderazgo, la gestión de los recursos humanos, la diección de subordinados y la interacción social.Ampliando el marco de estudio inicial, a principios de la ´decada del 1990 se elaboró en Estados Unidos el informe de la Secretary's Commision on Achieving Necessary Skills (SCANS) en el que se identificaron y describieron las habilidades necesarias para obtener un empleo en el país tras realizar entrevistas y grupos de discusión con una muestra representativa del mundo empresarial, sindical, educativo y expertos en formación y empleo (Mertens, 1996).En enfoque conductista ha recibido críticas por la amplitud de la definición de competencia, lo cual dificulta el consenso sobre qué características de las personas deben ser objeto de análisis. Otras caracterísitcas se centran en que se trabaja con modeos históricos, relacionados con el excelente desempeño laboral en el pasado, cuya aplicación puede ser arriesgada especialmente en aquellas organizaciones habituadas a cambios rápidos (Cariola y Quiroz, 1998).
Fases de un programa de modificación conductual[editar · editar código]
1. Recogida de datos para identificar el problema y ver quién debe realizar el tratamiento.
Ésta consiste en rellenar un formulario con la historia personal del sujeto: nombre, dirección,
edad, estado civil y una descripción breve de por qué quiere cambiar. Además se verá qué
especialista es más adecuado para la intervención y se verá si su conducta atenta contra la
seguridad de las personas como ocurre por ejemplo en los casos de pedofília.
1. Evaluación previa al tratamiento. Se realiza una evaluación conductual para saber la
dimensión del problema antes de la introducción del programa de modificación de
conducta. Supone la recogida y análisis de datos e información con el fin de identificar
y describir los objetivos comportamentales, especificar las causas probables del
comportamiento, elegir las estrategias de intervención más adecuadas para modificarlo
y evaluar los resultados del tratamiento.
2. Fase de tratamiento: Una vez evaluada la conducta problemática los especialistas
idearán un programa para lograr la mejora de esa conducta. Los programas de
modificación de conducta implican la observación y el registro continuo del
comportamiento a lo largo del tratamiento.
3. Fase de seguimiento En esta última fase se observa atentamente si se mantienen los
avances conseguidos en el tratamiento una vez concluido éste.
Características de la conducta a registrar[editar · editar código]
Topografía.
Cantidad: Frecuencia, duración.
Intensidad.
Control de los estímulos.
Latencia.
Estrategias para registrar la conducta[editar · editar código]
Según Martin y Pear (2007, pp. 297-298) para registrar la conducta se utilizan las siguientes
estrategias:
Registro continuo: Recoge todas las apariciones del comportamiento durante un período
concreto.
Registro por intervalos: Se selecciona un período específico en el que se va a observar y
registrar todas las apariciones del comportamiento.
Registro de intervalo parcial: Sólo se registra la conducta de manera dicotómica (si
aparece la conducta en un intervalo de tiempo concreto o no aparece).
Registro de intervalo completo: Sólo se registra la conducta si persiste durante un intervalo
de tiempo completo.
Registro de muestreo temporal: Se puntúa una conducta como presente o ausente en
intervalos de tiempo breves y temporales.
Muestreo temporal momentáneo: Registro dicotómico de momentos puntuales, como por
ejemplo; las horas en punto.
Observación y registro: Se puede dar un tiempo breve para observar y el mismo para
registrar las conductas.
Técnicas operantes[editar · editar código]
Introducción histórica[editar · editar código]
Las técnicas operantes han sido de las primeras que comenzaron a emplearse dentro de la
Modificación de Conducta siendo también las que se han aplicado con mayor frecuencia
(Méndez y otros, 2001).
Estas técnicas se han originado a partir de los trabajos de aprendizaje animal realizados a
finales del siglo XX por Thorndike (1898) y que constituyeron las bases del modelo del
condicionamiento instrumental. Sin embargo, fue B. F. Skinner (1938), quien desarrolló
definitivamente este modelo, introduciendo por primera vez el término de condicionamiento
operante.
Bases teóricas y experimentales[editar · editar código]
Las bases teóricas y experimentales de la modificación de conducta surgen fundamentalmente
tras los estudios de Thorndike (1898) y de Skinner (1938).
B. F. Skinner (1904-1990).
Thorndike realizó experimentos con animales en los que éstos (perros, gatos o pollos) eran
encerrados en las que él llamaba “cajas-problema”. Para poder escapar de estas cajas y
acceder a la comida que tenían visible, los animales debían mover un cerrojo o presionar una
palanca.
Caja de Skinner desarrollada a partir de las "cajas-problema" de Thorndike).
A partir de aquí, Skinner desarrolló dicho modelo utilizando el término de condicionamiento
operante. Su principio básico era que las conductas se aprenden y se mantienen como
resultado de sus consecuencias, sentando así la importancia del ambiente. Skinner llama
conductas operantes a aquellas que pueden ser controladas mediante la alteración de sus
consecuencias; así, el sujeto realiza una conducta operante cuando ésta produce unas
consecuencias en el medio, que a su vez pueden controlar dicha conducta.
Pero además, para que podamos cambiar la conducta mediante la alteración de sus
consecuencias, éstas deben ser contingentes a la conducta. Es decir, las consecuencias deben
producirse justo después de la aparición de la conducta.
Los procedimientos en los que se basan las técnicas de modificación de conducta del
condicionamiento operante son el reforzamiento, el castigo, la extinción y el control de
estímulos.
Procedimientos operantes básicos[editar · editar código]
Los procedimientos operantes básicos se definen como la presentación o eliminación
contingente de un estímulo que puede ser apetitivo o aversivo para el individuo. Además,
según la presentación o retirada y el tipo de estímulos que estemos manipulando, obtendremos
diferentes variantes de los procedimientos mencionados.
Reforzamiento positivo[editar · editar código]
El reforzamiento positivo es un procedimiento mediante el cual se le presenta al sujeto un
estímulo que le gusta o le interesa inmediatamente después de la realización de la conducta
(presentación contingente). Con esto se consigue aumentar la probabilidad de que la conducta
vuelva a ocurrir. El estímulo o situación apetitiva que se pone en juego en este proceso se
conoce como reforzador positivo (Méndez y otros, 2001). Cuando se descubre un reforzador
positivo para un individuo (por ejemplo, un caramelo para un niño), podemos utilizarlo en otras
situaciones. A pesar de ello, no deberíamos abusar de un solo reforzador positivo ya que
podríamos caer en la saciedad.
Tal como refleja Méndez y otros (2001), diversos autores han puesto de manifiesto el
procedimiento básico que debe seguirse para aplicar el reforzamiento positivo:
1. Especificar de forma concisa la conducta a modificar.
2. Identificar y seleccionar los reforzadores eficaces (que dependen de cada individuo).
3. Administrar de forma inmediata los reforzadores.
4. Aplicar los reforzadores contingentemente.
5. Evitar la saciedad empleando diversos reforzadores que el sujeto no tenga.
6. Aproximar la cantidad adecuada de reforzador.
7. Ajustarse al programa de reforzamiento fijado (puede ser reforzamiento continuo o
reforzamiento intermitente).
8. Planificar la transición de un tipo de programa a otro (por ejemplo, de un programa de
reforzamiento continuo a uno de reforzamiento intermitente) con el fin de generalizar
los efectos.
Reforzamiento negativo[editar · editar código]
En este caso, se trata de incrementar una conducta deseable mediante la eliminación de un
estímulo o situación que sea desagradable para el sujeto, justo después de la realización de
dicha conducta (retiro contingente). Éste tipo de procedimiento suele emplearse menos que el
anterior por las implicaciones éticas que supone utilizarlo.
Un reforzador positivo es un estímulo que se añade al entorno y que trae consigo una
respuesta precedente. Si se otorga alimento, agua, dinero o elogios después de una respuesta,
es más probable que ésta se repita en el futuro.
Castigo positivo[editar · editar código]
Consiste en presentar un estímulo o situación desagradable para el individuo tras lo cual se
espera que disminuya su conducta.
Castigo negativo[editar · editar código]
Éste procedimiento supone la retirada de una situación o estímulo agradable para el sujeto tras
la realización de la conducta problemática. Lo que se pretende es disminuir la frecuencia de la
conducta castigada negativamente.
Cuando un individuo realiza una respuesta, que ha sido anteriormente reforzada, y no obtiene
el reforzamiento la frecuencia de dicha respuesta disminuye. Esto es lo que se conoce como
extinción.
En palabras de Méndez y Olivares (2001, p.146), la extinción trae consigo dos efectos: “En
primer lugar, es esperable que inmediatamente después de poner en marcha un programa de
extinción se produzca un aumento de la frecuencia de la conducta que se pretende disminuir
[…]. En segundo lugar, al implantar la extinción es probable que se produzcan reacciones
emocionales (por ejemplo, frustración) y agresivas […]".
Estas características principales hacen que sea un procedimiento inadecuado para personas
que realizan conductas peligrosas para ellas mismas (conductas autolesivas) o cuando sea
intolerable que aumente temporalmente la conducta.
Técnicas para desarrollar y mantener las conductas[editar · editar código]
Se destacan tres técnicas para llevar a cabo el desarrollo y mantenimiento de las conductas a
lo largo del tiempo: moldeamiento, desvanecimiento y encadenamiento. Antes de aplicar
cualquiera de estas técnicas, así como cualquier técnica de modificación de conducta, es
preciso definir la conducta en términos operacionales. Es decir, en forma de conducta
observable y de manera objetiva. Así nos será más fácil llevar a cabo el registro de las mismas
y la contrastación realista de los resultados.
Moldeamiento[editar · editar código]
El moldeamiento es una técnica mediante la cual se adquieren conductas ausentes o presentes
muy vagamente en el repertorio conductual del sujeto (Méndez y Olivares, 2001). Consiste en
reforzar consistentemente conductas semejantes a la conducta que pretendemos que el sujeto
adquiera y eliminar mediante extinción aquellas que se alejan de la conducta deseada.
Para realizarlo correctamente, deben seguirse una serie de pasos:
Definir de forma precisa la conducta final que pretendemos obtener.
Elegir una conducta más amplia que incluya la que pretendemos que el sujeto adquiera o
que tenga semejanza con ésta.
Reforzar dicha conducta (2), hasta que se presente de forma frecuente.
Reducir la amplitud de la conducta para que se parezca cada vez más a la conducta meta
utilizando para ello el refuerzo diferencial.
Tal como dice Larroy (2008), el moldeamiento se utiliza de forma espontánea en el aprendizaje
de habilidades cotidianas como aprender a hablar. Así, cuando un niño produce los primeros
balbuceos es reforzado por sus padres, pero cuando produce las primeras sílabas ya no le
refuerzan el balbuceo sino lo último. Lo mismo ocurre cuando pronuncian las primeras
palabras. De esta manera, mediante el refuerzo diferencial los padres van reforzando aquellas
conductas que cada vez se parecen más a la conducta deseada (hablar), pero no las
anteriores.
Desvanecimiento[editar · editar código]
El desvanecimiento se basa en la disminución gradual las ayudas que se le han dado al
individuo para que realice la conducta deseada. Pretende que se mantenga el comportamiento
del individuo a pesar de la reducción de las ayudas que se le proporcionaron para aprenderlo.
Diversos autores (Méndez, Olivares y Beléndez, 2001; Larroy, 2008) coinciden en que el
desvanecimiento consta de dos fases:
Fase aditiva: se le suministra al sujeto todas las ayudas necesarias para la consecución de
la conducta meta.
Fase sustractiva: las ayudas se van reduciendo de forma progresiva hasta que el sujeto
pueda realizar la conducta sin ninguna ayuda externa. La disminución puede desarrollarse
de distintas maneras: disminuyendo o demorando la ayuda o bien reduciendo su
intensidad.
En ambas fases, se han de facilitar tras la emisión de conductas cercanas a la conducta
objetivo, un refuerzo continuo y contingente a dicha emisión. Esta técnica es utilizada junto con
el moldeamiento y, al igual que ella, suele emplearse tanto para el aprendizaje cotidiano como
para conductas más específicas (ámbito educativo, por ejemplo).
Encadenamiento[editar · editar código]
La técnica del encadenamiento supone descomponer una conducta compleja en conductas
sencillas, de manera que cada una de ellas suponga un eslabón de la cadena. La adquisición
de la conducta se produce mediante el reforzamiento de los “eslabones”, los cuales son
estímulos reforzadores para la respuesta anterior y estímulos discriminativos (Ed) para la
siguiente. Tal como ejemplifica Larroy (2008, p. 299):
Si una chica quiere prepararse para salir a la calle tendrá que realizar distintas conductas como
ducharse, vestirse, peinarse…De manera que cada uno de estos actos funciona como estímulo
discriminativo del siguiente (si ya me duché, ahora tengo que vestirme) y como reforzador de
anterior (poder peinarme es el reforzador de haberme vestido, que a su vez es el reforzador de
haberme duchado).
El aprendizaje mediante esta técnica puede realizarse de varias formas:
Encadenamiento hacia atrás. Es el más utilizado. Se empieza por el último eslabón y se
van enseñando los restantes en dirección al inicio de la conducta.
Encadenamiento hacia adelante. En este caso sucede al contrario. Se enseña el primer
paso y se refuerza, luego se enseña en segundo y se refuerza la realización de ambos
juntos, etc.
Tarea completa. Utilizado para tareas sencillas, se trata de que el sujeto realice todos los
pasos seguidos, repitiendo la operación hasta que se consolide el aprendizaje de la
conducta. El reforzador se proporciona tras la realización de todos los pasos.
Técnicas para reducir y eliminar conductas[editar · editar código]
Procedimiento de reforzamiento diferencial[editar · editar código]
Para Olivares y Méndez (2001, pp.160-165), los procedimientos de reforzamiento diferencial
son enfoques positivos para la reducción de conductas y podemos encontrar tres tipos:
Reforzamiento diferencial de tasas altas de conducta (RDAT)[editar · editar código]
Consiste en un programa de reforzamiento intermitente bien de intervalo, bien de razón en que
se refuerzan las conductas que se emiten por encima de un criterio determinado, criterio
establecido tras la observación de las características de la conducta de la persona cuya
conducta se quiere incrementar.
Reforzamiento diferencial de tasas bajas de conducta (RDTB)[editar · editar código]
Consiste en facilitar reforzadores contingentemente a las conductas emitidas tras un período
fijo desde la última respuesta. Es muy apropiado para reducir conductas problemáticas por sus
excesos, no porque en sí sean problemáticas. Puede aplicarse, por ejemplo, cuando alguien en
un grupo hace un uso muy frecuente de la palabra. El procedimiento consistiría en reforzarle
sólo cuando haga uso de la palabra tras un período establecido.
Reforzamiento diferencial de otras conductas (RDO)[editar · editar código]
El reforzamiento diferencial de otras conductas, se refiere, al refuerzo de la no ejecución de una
conducta determinada. Los autores J. A. Cruzado Rodriguez y F.J. Labrador Encinas (2002,
p.510) están de acuerdo en que la conducta que se trata de eliminar se pone bajo extinción,
mientras se refuerza cualquier otra conducta alternativa.
Se pretende buscar una media en el tiempo de emisión de esa conducta. Si la conducta no es
emitida en el tiempo establecido estando así bajo control, ésta se refuerza y el tiempo se
disminuye.
El RDO resulta un procedimiento efectivo para la reducción de una gran diversidad de
conductas autodestructivas, agresivas, vómitos, etc. Por ejemplo, si un individuo se golpea la
cabeza con una frecuencia de tres veces por minuto como media en la línea base, se
comenzaría con intervalos de 15 ó 20 segundos para asegurar al máximo el acceso al
reforzamiento. Si el sujeto no se golpea la cabeza, durante el intervalo, recibirá el refuerzo
inmediatamente al final de éste. Si se golpea la cabeza, se detendrá, no se le dará refuerzo y
se iniciará un nuevo intervalo.
Reforzamiento diferencial de conductas incompatibles[editar · editar código]
Se pretende el reforzamiento de conductas incompatibles a las que se quieren eliminar. Por
ejemplo, el reforzamiento de trabajar en silencio en el aula reducirá los ruidos.
Se debe tener en cuenta una serie de factores antes de aplicar de manera efectiva el RDI.
1. Se debe elegir de una manera adecuada la conducta que se pretende eliminar.
2. Así como la frecuencia con que se van a utilizar los reforzadores.
Una extensión del RDI en la práctica, es el entrenamiento en reacción de competencia
desarrollado por Azrin y Nunn (1987, citado por Olivares y Méndez 2001). Este entrenamiento
implica aprender a emitir una respuesta físicamente incompatible, es decir, el hábito nervioso
no debe tener posibilidad de producirse mientras la persona realiza la reacción de competencia.
Costo de respuesta[editar · editar código]
Los autores Olivares y Méndez (2001, pp. 165-167) definen el costo de respuesta como la
pérdida de un reforzador positivo disponible con el objeto de eliminar una conducta
desadaptativa. Un ejemplo de esta técnica seria la retirada del carné de conducir por exceso de
velocidad.
Para una aplicación efectiva se deben tener en cuenta las siguientes consideraciones:
1. Al plantearse la aplicación se deben tener en cuenta otros procedimientos que sean
menos aversivos.
2. Para que el sistema de costo de respuesta funcione es necesario permitir que el
individuo acumule una reserva de reforzadores.
3. La efectividad del costo de respuesta depende de la magnitud del reforzador retirado.
Para que éste sea efectivo, debemos hacer diferentes ensayos para ver que magnitud
debemos usar para que la conducta sea retirada.
4. Resulta adecuado procurar que la persona no pierda todos los reforzadores. Si es así,
la conducta inadecuada no disminuiría, ya que no tendría nada que perder.
5. Los sujetos deben ser informados de las reglas del juego y llevar un control de las
ganancias y las pérdidas.
Tiempo fuera[editar · editar código]
Según Marta Albert, Psicóloga de la Asociación Española para el Síndrome de Prader-Willi, el
tiempo fuera consiste en retirar al sujeto de la situación en la que realiza la conducta que se
desea eliminar. Por ejemplo, “si el niño tira arena a sus amigos, la madre dice ¡eso no se hace!
o ¡no se tira arena! y le sienta un rato a su lado. Durante ese tiempo no se le dirige la palabra al
niño, ni se le echa la bronca durante y después del periodo de aislamiento. Luego se da opción
a seguir jugando”.
Se describen algunas pautas para su aplicación:
1. La primera vez que se aplique, se le deja claro al sujeto que no se le dejará de aislar
hasta que la conducta cese.
2. Antes de aplicar el aislamiento debemos intentar controlar la conducta de modo verbal.
3. El tiempo de aislamiento debe ser de minuto por año de edad y puede aplicarse así
hasta los 15 años. De esta manera evitaremos que pueda entretenerse con la
invención de alguna actividad.
4. No reforzaremos ni positivamente ni negativamente antes o después del aislamiento.
5. Si esta técnica no resulta en una semana debemos cambiar el procedimiento.
Cruzado y Labrador, (2002, p.522) consideran que este procedimiento es útil en el tratamiento
de la conducta alborotadora, agresiva y de desobediencia y se desaconseja en conductas
autoestimulatorias y autolesivas.
Saciedad[editar · editar código]
Con este procedimiento utilizaremos el reforzador, que mantiene la conducta, de una manera
continua hasta que éste pierda su valor.
Primero se debe detectar la frecuencia de la conducta para así determinar las sesiones. A
continuación se aplicará el reforzador de manera continuada y en grandes cantidades hasta
que la conducta adquiera un valor aversivo. Por ejemplo, si a un niño le encantan las
hamburguesas le daremos hamburguesas todos los días y a todas horas.
Se puede aplicar en trastornos como los tics, en el tabaquismo, etc. Y no pueden aplicarse en
conductas que son peligrosas para el sujeto como las conductas autolesivas.
Sobrecorrección[editar · editar código]
El objetivo principal es compensar las consecuencias de la conducta desadaptativa. Se puede
aplicar de dos maneras (Cruzado y Labrador, 2002, pp. 523-528):
Sobrecorrección restitutiva: el sujeto debe restaurar el daño que ha hecho.
Sobrecorrección de práctica positiva: consiste en repetir una conducta positiva.
Al observar que el sujeto realiza la conducta indeseable debemos dar un aviso verbal. Si esto
no funciona tenemos que aplicar la sobrecorrección de forma insistente e inmediata.
“Este método ha mostrado su eficacia en la reducción de conductas autoestimulatorias en niños
psicóticos y con retraso, así como en el control de la agresividad, en la rumiación y otras
conductas destructivas.”
Sistemas de organización de contingencias[editar · editar código]
Economía de fichas[editar · editar código]
Los reforzadores que se usan son fichas que después se intercambiarán por algo que al sujeto
le guste. Para eliminar la conducta indeseable se hará a través de la pérdida de las mismas.
Marta Albert, Psicóloga de la Asociación Española para el Síndrome de Prader-Willi, considera
que en primer lugar se deben dejar claros los objetivos que se van a trabajar, así como los
premios a los que se podrá acceder mediante la realización de conductas específicas, y fijación
de “precios en fichas” para cada uno de ellos.
Debemos tener en cuenta distintos aspectos:
Las fichas deben administrarse una vez realizada la conducta.
El tipo de fichas dependerá de las características y gustos del individuo.
La persona ha de poder elegir entre diversos premios.
Debe mantenerse un equilibrio entre las fichas que se ganan y las que se gastan.
El precio de los premios debe estar ajustado a la frecuencia de su consumo, a las
preferencias de la persona y a su coste económico.
Es conveniente fijar cuándo se van a hacer los intercambios y estipular un sistema de
ahorro.
Puede usarse tanto a nivel individual como grupal y es útil para una gran variedad de
conductas.
Contratos de contingencias o contrato conductual[editar · editar código]
Es un acuerdo escrito entre distintas personas (pareja, amigos, etc.) para cambiar alguna
conducta, ya sea por parte de ambos (contrato multilateral) o de una persona (contrato
unilateral). Los términos del contrato se negocian entre todos hasta llegar a un acuerdo.
Los autores Olivares y Méndez (2001, pp.180-181) creen importante seguir una serie de
orientaciones a la hora de diseñar un contrato de contingencias efectivo.
Las partes implicadas deben llegar a un consenso a la hora de marcar el objetivo del
contrato.
Deben especificarse los privilegios que se lograran tras la ejecución de la conducta y las
penalizaciones por no llevar a cabo los cambios correspondientes.
El contrato debe contener una cláusula adicional de bonificaciones por si la persona
excede las demandas mínimas del contrato.
Los contratos de contingencia se pueden usar en gran cantidad de problemas y tanto con
adultos como con niños. Por ejemplo en toxicomanías, tratamiento de la obesidad, problemas
de pareja, tabaquismo, etc.
Técnicas de resolución de problemas[editar · editar código]
El entrenamiento en solución de problemas según D’Zurilla (citado por E. Becoña Iglesias, 2002
pp. 710-733) consta de cinco fases o etapas:
Orientación general hacia el problema.
Definición y formulación del problema.
Generación de soluciones alternativas.
Toma de decisiones.
Puesta en práctica y verificación de la solución.
Técnicas aversivas[editar · editar código]
Lo que intentan es asociar un patrón de reacción de algún comportamiento no deseado con un
estímulo desagradable para que así el emisor deje de realizarlo.
Según Cáceres, (2002, p. 563-572) los procedimientos básicos empleados en las técnicas
aversivas pueden diferenciarse en:
1. Estímulos incondicionados: Aversiones eléctrica, olfativa, gustativa y bloqueo facial.
2. Estímulos condicionados.
Técnicas de autocontrol[editar · editar código]
Muchos problemas de autocontrol se relacionan con aprender a moderarse para reducir
comportamientos excesivos que son inmediatamente gratificantes, como por ejemplo; comer,
beber… Otros problemas de autocontrol requieren un incremento de la conducta como por
ejemplo estudiar, limpiar… Existen cinco fases básicas en la mayoría de los programas de
auto-modificación o de manejo personal (Martín y Osborne, 1993).
Causas de los problemas de autocontrol[editar · editar código]
Problemas relacionados con excesos comportamentales[editar · editar código]
Éstos problemas son generados por un exceso de una acción: comer demasiado, beber,
fumar…
Los comportamientos exagerados son reforzados inmediatamente por un sabor agradable,
sensación de saciedad… aunque acarrean consecuencias negativas, pero esas consecuencias
no son eficaces para el autocontrol de ese exceso comportamental.
En dichos casos se puede actuar de la siguiente forma:
Reforzar inmediatamente o castigar con demora un comportamiento[editar · editar código]
La persona realiza alguna acción para hacer algo que quiere aunque sabe que luego será
castigado, pero el reforzador instantáneo es el que prevalece sobre el castigo. Pongamos un
ejemplo: Un niño que quiere salir a la calle con sus amigos y sabe que sus padres no se lo van
a permitir; para conseguir salir, miente a sus padres aunque sabe que cuando llegue será
castigado, pero el placer de salir prevalece sobre el castigo.
Reforzadores inmediatos frente a castigos menores con efecto acumulativo[editar · editar código]
Un reforzador que se da instantáneamente se impone ante un castigo que se da poco a poco,
como por ejemplo; el fumador se relaja fumando mientras el alquitrán se va depositando poco a
poco en sus pulmones dañándolos. Sólo ve las consecuencias de sus actos (castigo) cuando
ha fumado mucho y tiene tos, dolor de garganta.
Reforzadores inmediatos de conductas problemáticas frente a reforzadores diferidos de conductas alternativas deseables[editar · editar código]
En los problemas de autocontrol que implican escoger entre dos comportamientos alternativos,
ambos con consecuencias positivas, prevalece la que produce un refuerzo inmediato. Por
ejemplo, elegir entre estudiar sin saber si aprobarás o ver la serie preferida; probablemente se
escogería la serie preferida porque es un reforzador instantáneo.
Problemas relacionados con carencias comportamentales[editar · editar código]
Estos problemas están generados por conductas que habría que potenciar, como por ejemplo;
estudiar más, limpiar la casa… Veamos las consecuencias de estas conductas en el caso de
que no se realicen:
Pequeños castigos inmediatos o refuerzos acumulativamente significativos del comportamiento[editar · editar código]
Se trata de realizar comportamientos que generan un pequeño castigo inmediato para
conseguir con el tiempo efectos positivos. Por ejemplo: realizar deporte crea agujetas si no lo
has hecho anteriormente pero con el tiempo esas agujetas ya no aparecen, el cuerpo se estiliza
y nos vemos mejor en el espejo.
Pequeños castigos inmediatos si se produce el comportamiento o castigos mayores pero improbables si no se produce[editar · editar código]
Las personas eligen un comportamiento negativo porque saben que es muy poco probable que
reciban un castigo mayor que si eligen un comportamiento positivo que les proporciona
pequeños castigos. Por ejemplo: un ciclista que no se pone casco, porque le aprieta, le molesta
y le crea sudor. Sabe que es muy poco probable que se caiga y sufra una lesión cerebral.
Pequeños castigos inmediatos si se produce el comportamiento o castigos mayores diferidos si no se produce =[editar · editar código]
Se pueden realizar conductas positivas que producen un castigo débil instantáneo, o no realizar
esas conductas positivas, pero se consigue un castigo bastante mayor que se produce tras
muchos ensayos. En muchas ocasiones predomina la conducta con respuesta más aversiva.
Por ejemplo, ir al dentista para empastarse una muela aunque se sepa que va a doler un poco
o cancelar la cita una y otra vez aún sabiendo que se sufrirán terribles dolores de muelas.
Elegir el modelo de autocontrol[editar · editar código]
Para elegir un modelo de autocontrol eficaz, se deberán analizar las causas de los problemas
de autocontrol, emitir la conducta deseable frente a la que ha de ser controlada, elegir el
modelo y aplicar las técnicas elegidas para resolver el problema. El objetivo final será que la
persona emita su propia conducta controladora para así provocar un cambio en la conducta a
controlar (Skinner, 1953. p.240, citado por Garry y otros, 2007).
Fases de un programa de autocontrol[editar · editar código]
Los pasos que se deberían seguir para realizar un programa de autocontrol son:
1. Especificar el problema y establecer los objetivos: Qué se quiere modificar.
2. Comprometerse a cambiar: Se debe señalar la importancia que conlleva
personalmente modificar ese problema y el esfuerzo que va a realizar para
conseguirlo.
3. Registrar los datos y establecer las causas del problema: En este paso se toma nota de
todos los datos que acontecen del problema: dónde, cuándo y como suele ocurrir.
4. Diseñar y aplicar un programa de tratamiento del problema.
5. Prevenir la recaída y lograr que la mejoría perdure: Para prevenir las recaídas hay que
conocer primero las posibles causas de recaída y adoptar las medidas necesarias para
minimizar su efecto. En algunas ocasiones las recaídas suceden porque no se presta
el interés suficiente a los progresos que se hacen y la persona se desanima o bien
porque no se fija claramente unos pasos para la mejora y el sujeto no ve bien si ha
mejorado mucho, poco o nada