Ensayo La Neurosis de Trasferencia
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Ensayo sobre la Neurosis de Transferencia
“Los que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”
(Jorge Santayana)
Desde tiempos muy remotos, en los inicios del psicoanálisis, Freud descubrió que la
transferencia y las resistencias tomaban un papel muy importante (sino es decir que
esencial) en la labor psicoanalítica, a partir del famoso y transcendental caso de ‘Dora’. En
éste trabajo se pretende proporcionar un breve repaso del desarrollo de la Neurosis de
Transferencia e ilustrar su constitución y su proceder técnico en la situación analítica.
No cabe duda que un gran aporte del psicoanálisis es el posibilitar la cura en consideración
a la “Neurosis de Transferencia”. Pero ello conlleva por detrás una larga historia
transcurrida para su clasificación y entendimiento, pues la forma en que se opta por dividir
las neurosis no es llevada a cabo sólo por los síntomas manifiestos orgánicos, como es el
caso del ámbito médico. Sino más bien, es desarrollada respecto a un dinamismo y
comprensión que implica procesos llevados en el plano psíquico, incluyendo también la
dimensión de la primera (Inconsciente, Preconsciente y Consciente) y la segunda tópica de
Freud (Ello, Yo y Superyó).
Anteriormente las neurosis contaban con una división, determinada por la capacidad del
paciente para formar y conservar las reacciones de transferencia de manera cohesiva y
significativa (en las cuales entrarían las neurosis histéricas, las neurosis fóbicas y las
obsesivas compulsivas), a comparación de las que no contaban con dicha capacidad para la
transferencia (como tal es el caso de las neurosis narcisistas y las diversas formas de
psicosis).
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Ensayo sobre la Psicología de las Masas
Dentro de éste último grupo de neurosis, la “neurosis narcisista” quedaba incapacitada
(además de establecer una trasferencia propiamente dicha) para laborar un tratamiento
psicoanalítico legítimo. Esto porque, considerando la forma en que depositan su libido, es
dirigida (o retraída) sobre el Yo, y no sobre objetos reales ni imaginarios. Así, este grupo de
neurosis sólo podían establecer reacciones (o intentos) transferenciales esporádicas pero
nunca constantes, lo cual imposibilitaba su análisis por esta vía psicoanalítica.
De este modo, y a comparación de la neurosis narcisista, la Neurosis de Transferencia
contaba con la capacidad de establecer vínculos con objetos externos al Yo, y por ende, una
trasferencia accesible y disponible al tratamiento también. Es importante mencionar
también que Laplanche (1996) sintetiza la Neurosis de Transferencia como una “neurosis
artificial en la cual tienden a organizarse las manifestaciones de transferencia. Se constituye
en torno a la relación con el analista; representa una nueva edición de la neurosis clínica; su
esclarecimiento conduce al descubrimiento de la neurosis infantil”.
Pero antes de continuar con nuestro desarrollo de la explicación de ésta neurosis, y además
para entender mejor lo anterior, cabría preguntarnos primero ¿qué es la transferencia?
La transferencia se refiere al “sentir impulsos, actitudes, fantaseos y defensas respecto de
una persona en la actualidad que no son apropiados para tal persona y son una repetición,
un desplazamiento de reacciones nacidas en relación con personas que tuvieron importancia
en la primera infancia” (Greenson, 1983). Freud en su práctica con pacientes, se percata de
estos fenómenos y acontecimientos que acaecen en los sujetos al ser puestos en una terapia.
Y además menciona que “el analizado no recuerda, en general, nada de lo olvidado y
reprimido, sino que lo actúa. No lo reproduce como recuerdo, sino como acción; lo repite,
sin saber, desde luego, que lo hace” (Freud, 1914). Destacando que el paciente en terapia
repite acciones que anteriormente había reprimido, nos exige considerar un breve repaso de
la concepción que el psicoanálisis refiere al modo en que éstos comportamientos son
‘reactivados’ en la sesiones con el analista.
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Ensayo sobre la Psicología de las Masas
El sujeto desde el primer momento en que emprende su desarrollo (incluyendo el estado
prenatal) va reuniendo el conjunto de impresiones respecto a todo los eventos significativos
que acontecen en su vida, sean situaciones agradables o displacenteras.
Desde el plano metapsicológico, toda esta serie de eventos quedan ‘guardados’ o escritos en
lo que Freud denominaría como “huellas mnémicas”, considerando al sujeto como una
‘tabla rasa’ la cual será alterada y constituirá un lugar para que las impresiones de la
realidad con el contacto del mundo exterior causen un influjo en el sujeto a lo largo de su
vida.
No obstante, los eventos desagradables que causan displacer en el sujeto (como por
ejemplo el hambre que siente al no poder ser atendido rápidamente por su madre [la cual,
en determinado momento inicial es concebida por el bebé como parte de sí mismo]); estos
sucesos que no causan placer no son soportados y aquí interviene un mecanismo psíquico
que es ‘la represión’: “operación por medio de la cual el sujeto intenta rechazar o mantener
en el inconsciente representaciones (pensamientos, imágenes, recuerdos) ligados a una
pulsión. La represión se produce en aquellos casos en que la satisfacción de una pulsión
(susceptible de procurar por sí misma placer) ofrecería el peligro de provocar displacer en
virtud de otras exigencias” (Laplanche, 1996), pues es preciso mencionar que el Yo está al
servicio del Ello y el Superyó.
Así, por otro lado, se otorga a la vez una comprensión para entender mejor Freud y su
“Teoría de la Defensa”, donde específicamente (respecto a los neuróticos) es manifiesto un
conflicto entre el Yo y el Ello, por causa de las exigencias simultáneas del Superyó. Ahora,
dentro de la técnica psicoanalítica y dentro de la técnica predilecta: la asociación libre; el
paciente puede presentar una resistencia al hablar y por lo tanto, al recordar. Todo ello
acontece porque el modo de obrar de la psique está constituido a manejar las situaciones de
tal forma, de una manera repetitiva. Freud (1914) nos esclarece además que “tampoco es
difícil discernir la participación de la resistencia. Mientras mayor sea esta, tanto más será
sustituido el recordar por el actuar (repetir)”.
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Ensayo sobre la Psicología de las Masas
Desde determinado momento, la neurosis clínica es puesta a consideración y labor de una
Neurosis de Transferencia, entre otros aspectos, por la centralidad de la relación terapeuta-
paciente que toma ahora en la situación analítica. Por tal motivo, las características
patológicas del paciente toman una nueva consideración de ésta herramienta psicoanalítica
que es la Neurosis de Transferencia. Dicho en otras palabras, el paciente empieza a
depositar cierta libido en la figura del terapeuta (al inicio es de forma difusa e
irreconocible) y éste último empleará este proceso para beneficio del paciente.
En este momento, la relación terapeuta-paciente logra ‘revivir’ (o evocar) la repetición de la
relación objetal patógena del paciente. Es lo que J. D. Nasio (en cuanto a la histeria)
menciona en su obra “El dolor de la histeria” (1993), en cuanto que “para tratar y curar a
histeria hay que crear artificialmente otra histeria”. De modo muy similar esto es aplicado
en la Neurosis de Transferencia, pues dentro de ésta puede presentarse una histeria de
cualquier índole traumática.
Pero considerando todo lo anteriormente expuesto, podemos preguntarnos el por qué revivir
de nuevo todos esos recuerdos que alguna vez, en cierto momento de la vida del sujeto,
fueron algo más que recuerdos, es decir, que fueron vividos en su propia experiencia. La
respuesta podría recaer en que esta nueva relación patógena que (como anteriormente se
mencionó) es implantada en la situación analítica, tiene la cualidad de ser diferente con una
ventaja muy valiosa. Es decir, esta enfermedad que es provocada ‘artificialmente’, cuenta
con la posibilidad de que el analista pueda tener cierto control sobre ella de manera plena.
“La neurosis de transferencia es un instrumento de la situación analítica y solo puede
anularla la labor analítica. Facilita la transición de la enfermedad a la salud” (Greenson,
1983). No obstante, así como puede constituir una vía accesible para la Neurosis infantil del
individuo, a la vez también puede resultar lo contrario, socavando todo el trabajo del
análisis.
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Ensayo sobre la Psicología de las Masas
Pues cabe decir que la transferencia puede establecerse de manera positiva o negativa. Y si
el terapeuta no está bien enterado (ni capacitado) de lo que implica manejar cualquiera de
los tipos de transferencia puede realizar mayor agravio que procurar una cura para el
paciente.
Considerando de nuevo la resistencia en la situación analítica, “la transferencia es ya una
máscara del síntoma, instaurando una nueva neurosis sobre la primitiva: la neurosis de
transferencia ¿defensa entonces contra la neurosis primitiva?” (Thompson, 2005).
“La transferencia deviene, ella misma, una defensa contra la neurosis. Y, librada a su
decurso, amenaza convertirse en la solución” (Thompson, 2005) Pero desde la perspectiva
del terapeuta se puede dilucidar que la responsabilidad por el desarrollo de la cura no solo
depende del paciente y su ‘compromiso terapéutico’, sino también, y por su parte, a la vez
recae sobre el analista la cuestión ética de no claudicar en la labor analítica, en cuanto a
satisfacer los deseos provenientes del paciente en terapia. Proporcionar un desarrollo sobre
la cuestión de la ‘contratransferencia’ del analista quedaría con posibilidad de ser tomada
en posteriores trabajos. Empero, de ninguna forma se le da menos importancia a esta ‘regla
de abstinencia’ a la hora de considerar la Neurosis de Transferencia.
En definitiva, (y a manera de conclusión) el psicoanálisis es hasta ahora, la única y
exclusiva forma de psicoterapia que se encarga de atender las reacciones de la trasferencia
para su análisis. Y cualquier otro tipo de psicoterapia no centra su tratamiento a este punto.
Así, por ejemplo, cuando se establece implícitamente una transferencia (sea positiva o
negativa) sólo en la labor psicoanalítica puede resultar una cura, a comparación de otros
modos en donde esa ‘repetición’ de elección objetal no llegue a obtener resolución.
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Ensayo sobre la Psicología de las Masas
Referencias
Nasio, Juan David (1993) El dolor de la histeria. Buenos Aires, Argentina. Ed.
Paidós. Págs: 176.
Nasio, Juan David (1991) Acto psicoanalítico (compilación). Buenos Aires,
Argentina. 2ª Edición, Ed . Nueva Visión, Págs: 224.
Thompson, Santiago. Frydman, Arturo. Mordoh, Edmundo. Gurevicz, Mónica.
Lombardi, Gabriel (2005). Las dificultades para delimitar el síntoma neurótico.
Anuario de investigaciones, vol. XIII, págs: 109-114.
Laplanche, Jean., Pontalis, Jean-Bertrand (1996). Diccionario de psicoanálisis.
Buenos Aires, Argentina: Paidós. Págs: 535.
Freud, Sigmund (1914) Recordar, repetir y reelaborar en Obras completas. Buenos
Aires, Argentina. Ed. Amorrortu.
Greenson, Ralph R. (1983). Técnica y práctica del psicoanálisis. México: Siglo
veintiuno editores.
Universidad Autónoma de Nuevo León
Facultad de Psicología
Periodo Ago-Dic 2011
Asignatura: Psicopatología I
Elaboró: Rolando Calvillo Hernández
Grupo: 7º “B”
Monterrey, N.L. a 28 de Noviembre de 2011
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