Escuelas gnoselogicas

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LAS ESCUELAS GNOSEOLÓGICAS (Extraído del libro “un tiempo para pensar. Introducción al quehacer

filosófico”)- Fernando Onetto

Bibliografía de cátedra- Conocimiento- Prof. Dana Díaz 1

LAS ESCUELAS GNOSEOLÓGICAS

(Extraído del libro “un tiempo para pensar. Introducción al quehacer filosófico”)

Fernando Onetto

El Escepticismo- Pirrón de Elis

Filósofo griego (¿365? AC- 275 AC) No se conoce bien, ni directamente su doctrina. Esta fue difundida por un filósofo

romano muy posterior. Sexto Empírico (S. III D.C.) Su obra "Hipótesis pirrónicas".

Los escépticos son los primeros en problematizar el tema del conocimiento. La palabra "escéptico" en

griego se remonta a la expresión "mirar con cuidado".

Fieles a su nombre, los escépticos se detuvieron a considerar con cuidado algo que todos dan por

sentado, como que la piedra que yo veo allí está verdaderamente.

Si lo consideramos cuidadosamente esto no es tan claro. Los escépticos fueron los primeros en llamar

la atención sobre algo que es evidente: lo que nosotros vemos no es la piedra sino su representación.

Y ésta no pertenece a la piedra sino que pertenece al suelo y es construida por el que la ve o el que

conoce. Los escépticos retocarían nuestro esquema anterior, con toda razón, dejándolo así:

Ellos fueron los primeros en distinguir lo que lo que Kant retomaría muchos siglos después: una cosa es el

"fenómeno" o representación subjetiva del objeto, y otra el objeto en sí mismo: "el noúmeno". Nadie puede

asegurar que coincidan. Si no sabemos si lo que percibimos coincide con la realidad, hay que suspender toda

afirmación sobre las cosas. A esto los escépticos lo llamaban "epojé".

Es posible que hoy nos suene un poco extraña e imposible esta doctrina. No es tan así. Los seres humanos con

el paso del tiempo y las experiencias acumuladas, sobre todo las del dolor tienden al escepticismo. Una tendencia

a no pronunciarse sobre las cosas, descreer de las verdades absolutas, retraerse frente a los compromisos, poner

todo en duda. La razón de esto no está en un planteo filosófico. Simplemente se huye del dolor y no se quieren

reiterar los fracasos. Entonces, como los viejos escépticos, se suspende el juicio, se eluden las definiciones. Tienen

un mérito indudable estos filósofos. Ellos pusieron sobre la mesa de las discusiones el problema del conocimiento

con toda claridad. La filosofía no pudo ignorados de allí en más.

Su cuestionamiento pedía y pide aún una respuesta. Pero, cabe preguntarse si la intención última de los

escépticos que es buscar la serenidad interior encuentra respuesta en el camino que nos proponen. No, no hay

superación de la realidad por negación de la realidad. Replegarse en sí mismo frente al dolor no es una verdadera

respuesta. Si para evitar el dolor hay que inmolar la alegría, el negocio no es bueno. La propuesta escéptica es

una renuncia a la vida. Vivir es sufrir y celebrar. Por otra parte, es un supuesto falso el pensar que el dolor es

incompatible con la serenidad y aún con la alegría. El dolor es constructivo cuando se vive con una motivación

que le dé sentido. Vale el dolor en el amor.

Pero, todo esto nos ha llevado muy lejos. Nos dejan los escépticos una pregunta planteada. Veremos qué nos

dicen las demás escuelas filosóficas y, finalmente, plantearemos nuestra propia postura frente al tema.

EL Racionalismo

RENÉ DESCARTES

Filósofo, matemático y físico francés. Nació en la Haye (1596-1650). Creó la geometría analítica.

En filosofía se lo considera el fundador del Racionalismo. Obras: El Discurso del Método, Meditaciones Metafísicas. Autor de gran influencia en

todo el pensamiento moderno.

Descartes se sintió muy incómodo ante la clásica discusión entre los filósofos. ¿Cómo puede ser la filosofía una ciencia

si cada autor derriba lo anterior y comienza nuevamente? Toma su gran propuesta de su propia experiencia científica.

Es necesario encontrar un método para el pensamiento.

Los resultados serán serios si el método es serio. Recordémoslo: ésta será la gran preocupación de los filósofos de la

Sujeto Representación Objeto

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época moderna. Lo que ocurre es que existe un gran impacto de las ciencias experimentales.

Se empiezan a producir los grandes avances científicos.

Descartes es contemporáneo de Galileo y está muy próximo a Copérnico. Y la ciencia avanza sobre la seriedad de la

investigación, sobre un método riguroso.

Son los viejos escépticos los que le aportan a Descartes una pista. El mundo del S. XVII está revolucionado. La ciencia

desmiente lo que dicen los ojos. La tierra está en movimiento. Hasta las viejas enseñanzas de la Biblia parecen

derrumbarse.

El edificio del saber necesita una base sólida, hay que encontrada.

Es necesario hallar una “idea clara y distinta”

El planteo de Descartes tiene una sencillez y solidez admirables.

Si no encontramos una idea primera sólida, todas las ideas están en un equilibrio inestable, en cualquier momento

pueden derrumbarse.

¿Cuál es el camino para encontrarla?

Aquí reaparecen los escépticos. Es necesario someter todo a la duda. Pero, a diferencia de los escépticos, la intención

es salir de I alcanzar un conocimiento cierto, resistente a toda duda posible. Si lo encontramos, tendremos un punto de

partida sólido para la ciencia y el conocimiento humano en general. Poner todo en duda, es una tarea que supone

mucha valentía. No aceptar nada de lo que se da por supuesto. Lanzarse a la crítica universal. Un camino solitario y

muy valiente.

Descartes encarna al modelo de la modernidad europea: el individuo que se vuelve hacia su mundo interno a buscar

la verdad. Se acabaron los tiempos en los que el peso lo tenía la comunidad tradicional. Y al remontar vuelo hacia las

alturas como los místicos medievales. No, el campo de investigación es el hombre y su conciencia íntima. Con un férreo

espíritu matemático Descartes camina poco a poco. Todo debe ser sometido a la prueba de la duda.

En primer lugar, lo que sentimos: no soporta la prueba, los sentidos nos pueden engañar.

Ya Copérnico lo había demostrado. Descartes afirma que los sentidos nos pueden engañar porque no estamos seguros

sobre qué diferencia hay entre sentir en sueños y sentir despiertos.

¿No será real el sueño y falsa la vigilia?

Dejemos los sentidos vayamos a las ideas.

Allí están las veneradas matemáticas. Nadie mejor que Descartes Para comprender su valor y su coherencia. La lógica

y las matemáticas no se pueden discutir. Están en el pensamiento humano desde su nacimiento.

Pero, ¿qué nos asegura que este pensamiento funciona correctamente? ¿No habrá un genio maligno que nos engaña y

que ha impreso esta fantasía en nosotros?

• Todo cae frente a la "duda metódica" (así llama Descartes a su proceso de investigación).

Todo menos algo muy sencillo: de todo puedo dudar menos de que estoy dudando, y si dudo pienso, y si pienso exist o.

"Pienso, luego existo" la famosa frase cartesiana es aquella idea clara y distinta que se buscaba.

¿Qué es el hombre? La única respuesta cierta es: el hombre es un ser pensante.

En latín Descartes lo decía así: "res cogitans" (cosa pensante). El pensamiento es lo primero y más evidente y la razón. De allí que a la

doctrina cartesiana se la llama racionalismo.

• Creemos que las cosas hasta aquí son claras. Descartes es un pensador muy sólido pero muy sencillo en su

exposición.

Tal vez por esto ha influido tanto.

Sin embargo, quisiéramos avisarle al lector sobre un peligro un poco sutil.

La expresión: "pienso luego existo" no es un razonamiento.

No equivale a decir: "pienso, pensar es una acción, actúa lo que existe, entonces existo”. No, porque es to

sería retomar a la Iógica que Descartes ya dejó por el camino.

Mejor es decir así: "pienso y existo"

Descartes cambia la expresión en su obra "Meditaciones Metafisicas". Pensar y existir son ideas inseparables por sí

mismas. Una está contenida en la otra. Se conocen de un solo golpe, por intuición.

Una sola idea con dos aspectos inseparables: pensar- existir. Por esto, esta afirmación es el objetivo buscado por

Descartes.

El buscaba una idea primera no un razonamiento.

• Nosotros estamos en el tema gnoseológico.

Es decir perseguimos una respuesta a esta pregunta: ¿qué se puede conocer?

Descartes nos responde lo primero que conocemos, lo más seguro es que pensamos. Esto es lo que conocemos con certeza. Lo demá s

depende de esto:

Tal vez nos parezca un poco extravagante este genio francés.

Había viajado mucho, y conocía diferentes costumbres, opiniones, doctrinas. Esto lo ayudó a relativizar. Aquello que

en algunos lugares era indiscutible, para otros no tenía sentido, ni importancia.

Pero su pensamiento es algo más que el escepticismo que suelen tener los hombres que han vivido y viajado mucho.

Descartes encarna una preocupación muy humana, muy nuestra.

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El hombre necesita una seguridad, de lo contrario se ve dominado por la angustia. Todos sabemos lo duro que resulta

la inseguridad, la angustia que produce en el alma humana.

Lo complejo de la situación de Descartes es que él rehusó las seguridades tradicionales. Y su gran novedad es intentar

buscar la seguridad en su propio interior, en su pensamiento.

Se ha dado un giro muy violento en la cultura. Descartes lo expresa y desarrolla. Nace el humanismo. El hombre, la

razón, en el centro del mundo. También nace una actitud que tendrá una gran difusión: Se trata de la libertad para

pensar, hacer preguntas, criticar.

Así se afirman los derechos del individuo, y los derechos de la razón humana. Soplan nuevos vientos en el mundo,

después de la Edad Media.

El empirismo Inglés

DAVID HUME

Filósofo inglés nacido en Edimburgo (1711-1776). Junto con Francis Bacon y John Loke son los fundadores del empirismo y de la filosofía

inglesa más importante .. Su obra más importante: El Tratado de la Naturaleza Humana. Acerca del Entendimiento.

Antes de presentar la teoría de Hume creemos conveniente presentar al empirismo en general. La palabra "empírico"

se vincula con el término experiencia. Lo empírico es lo experimental. Esta corriente filosófica da el lugar principal a la

experiencia sensible. Lo que conocemos son los datos que nos aportan los sentidos.

Ahora bien, hay diferentes tipos de empirismo.

• En primer lugar hay un "empirismo psicológico".

Este afirma que todo conocimiento comienza por los sentidos y luego se prolonga en imágenes e ideas.

• Radicalizando un poco más las cosas aparece el "empirismo gnoseológico".

A esta escuela pertenecen los filósofos ingleses. Afirman que el conocimiento comienza y termina en los sentidos. Las

sensaciones, lo sensible, son el conocimiento válido.

• Finalmente las cosas se extreman del todo en el "empirismo metafísico".

Aquí se afirma no sólo que conocemos únicamente lo sensible, sino que s6lo existe lo sensible, es decir lo material.

Por resto, este pensamiento equivale al materialismo.

El empirismo gnoseológico no va tan lejos, afirma que sólo conocemos lo material, pero no niega que existan otras

realidades que no podemos conocer con la misma certeza.

LA TEORÍA DE HUME

Hume pasa revista al caudal de nuestros conocimientos. El primer material que encuentra son las sensaciones, y el

segundo las ideas. Hasta aquí poca novedad. Pero veamos cómo las entiende.

Las sensaciones se dividen, a su vez, en sensaciones simples y complejas. Simples son aquellas sensaciones indivisibles. Por

ejemplo, la sensación del color rojo, o del calor. Complejas son las sensaciones que se pueden dividir. Por ejemplo, la sensación de una

manzana que tiene color rojo, forma, sabor, calor o frío... Las sensaciones complejas se pueden reducir a las sensaciones simples. Bien,

ahora le toca el turno a las "ideas". Ponemos la palabra así entre comillas porque Hume tiene un concepto muy nuevo

sobre qué son las ideas. Las ideas son imágenes.

No son producto de la inteligencia sino de la imaginación.

La idea es la imagen que nos hacemos de una sensación.

Esto no tiene relación con lo que siempre se había pensado de la idea.

La idea era algo abstracto sin imagen ni figura y por lo tanto podía aplica: se a las distintas imágenes y figuras con que

existía en la realidad.

Así la idea del hombre: altos, bajos, negros y blancos, jóvenes y viejos...

Hume está muy lejos de Descartes que buscaba la idea primaria.

Esa idea para Hume no es confiable. Los sentidos, las imágenes merecen confianza.

Hume establece una estrecha vinculación sensación- idea, o lo que es lo mismo, sensación- imagen. No hay imagen sin

una sensación que la origine y viceversa.

Si hubiera una idea que no tenga ninguna referencia a la sensación estaría vacía. Las ideas teóricas, universales,

desnudas de toda representación sensible, no son verdadero conocimiento porque no tienen fundamento en la

experiencia.

Una vez que ha dejado sentado todo esto, Hume se dedica a pasar revista a las ideas que sostenía la filosofía

tradicional. Prácticamente no deja ninguna en pie. Ni la idea de sustancia, ni la de accidente, ni la idea de un ser

supremo causa de todo lo que existe, ni la de un alma inmaterial, se corresponden con alguna sensación o imagen.

El cuestionamiento se fundamenta, sobre todo, en que estas ideas suponen una continuidad y permanencia en las

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cosas que nosotros no percibimos. Nuestras sensaciones se suceden unas a otras y nosotros no percibimos un enlace

entre ellas.

La idea de una sustancia, de una realidad permanente que no cambia, no viene de nuestros sentidos. Ni siquiera

podemos extraer de nuestros sentidos la idea de la existencia real de los objetos, independientes de nuestras

sensaciones.

Si no nos olvidamos de lo que habían dicho los escépticos notaremos que Hume se les acerca mucho. El lo asume

deliberadamente. Incluso, piensa que toda filosofía comienza por un cierto escepticismo.

De todos modos, Hume no desea adherir a un escepticismo fuerte porque sabe que esto conduce a un camino sin

salida al pensamiento. El filósofo escocés piensa que un escepticismo extremo es rechazado por las leyes de nuestra

imaginación.

Hume se dedica detenidamente a examinar el concepto de causalidad, tan importante para la Física. También aquí

atribuye la idea a la imaginación.

Es nuestra imaginación la que nos hace pensar que el agua hierve porque el recipiente fue puesto sobre el fuego. Los

sentidos, lo que percibimos, no fue esto, es un enlace que hacemos en nuestro interior.

Ya volveremos sobre esta idea porque va a ser retornada muy detenidamente por Kant.

Han pasado muchos años desde que David Hume escribió sus obras.

Pero este filósofo inglés camina cotidianamente por las calles de nuestra ciudad. ¿Cuántas personas hoy en día sólo se

confían en lo que sienten, ven, tocan? No hay que subestimar esto. Los sentidos son una aproximación privilegiada con

la realidad. Hume encabeza un movimiento de revalorización del cuerpo y de la materia. Lo material había sido muy

marginado por escuelas tradicionales muy pesimistas y espiritualistas. No se trata del cristianismo que es la religión que

más valoriza la materia y el cuerpo.

Pero la filosofía inglesa nos empuja por un camino complejo. Si sólo podemos conocer la dimensión material del

mundo, ¿qué lugar queda para la interioridad del hombre? ¿Qué le ocurre a la verdad? Para el empirismo no hay

verdades universales. No hay verdad porque la verdad no se puede percibir por los sentidos. Sin verdades universales

no habrá derechos universales. No habrá derechos del hombre válidos en todo país y época.

La filosofía inglesa tenía una preocupación política. Daba por sentado que el hombre vivía en comunidad. Pero, en

realidad, su pensamiento empuja hacia el individualismo.

Emmanuel Kant

Ya conocemos al celebre pensador alemán. Caso contrario al de Descartes, pasó su vida encerrado en su pequeño

Kónigsberg. Famoso J1< >r sus costumbres ordenadas y metódicas hasta el extremo.

Los vecinos de Kónigsberg ponían en hora sus relojes por los pasos de Kant. Siempre eran a la misma hora con total

exactitud. Rigor, voluntad, método, fueron no sólo su pensamiento sino...también su estilo de vida.

Ahora nos toca encarar la parte fundamental y más difícil de Su pensamiento: su doctrina sobre el conocimiento.

Kant no es una excepción. También él sueña con otorgar a la filosofía un nivel científico. Y también él piensa que el

problema está en el método.

Lo primero que se debe hacer es limitar las pretensiones. La filosofía lo ha querido abarcar todo. Su ambición la ha

perdido llevándola por caminos sin salida, perdiéndose en afirmaciones sin fundamento.

Lo primero que tenemos que descartar es la metafísica. Pretender definir qué son las cosas no está a nuestro alcance.

Hay que hacer un giro copernicano. El centro no está en el objeto sino en el sujeto. Las cosas no están ahí para ser

conocidas, sino que están ahí porque las conocemos.

El sujeto construye la realidad. El pensamiento es activo no receptivo. El problema del conocimiento para Kant

está en el que conoce. Es necesaria una labor crítica. Es decir, poner en cuestión los conocimientos pero no en sí

mismos, sino indagando en las disposiciones, en las condiciones por las que un hombre conoce algo. El hombre tiene

en sí una manera de recibir al mundo. Y aquí está el problema. Las cosas son conocidas de acuerdo con una estructura

que hay en nosotros para recibirlas. Es necesario descubrir esta estructura.

¿Cuáles son los presupuestos que hay en nosotros para conocer? ¿Cómo funciona el aparato cognoscitivo humano?

Este es tema del conocimiento.

Kant tiene en sus manos las respuestas del racionalismo y del empirismo. A ambos los respeta profundamente. Las

sensaciones son un elemento indiscutible. La idea cartesiana del "yo pienso" le parece también un hallazgo sin

desperdicio. El intentará una vía intermedia.

Debemos empezar por mostrar de un pantallazo la visión de la estructura cognoscitiva del hombre según Kant

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La crítica es la palabra clave de Kant

Sus obras más importantes llevan este nombre. Más bien se trata de una autocrítica. Hay que someter a crítica al

sujeto, al hombre. Medir sus posibilidades. Por ello, el esquema que presentamos deja intacto al objeto el "noúmeno", y

se lanza al análisis del sujeto, del hombre en tanto ser que conoce.

Veamos de a uno los niveles del sujeto cognoscente.

• El primero de ellos es la sensibilidad.

Kant se alía aquí con el empirismo. Según Kant nuestra sensibilidad n es una tabla rasa, o una superficie lisa recubierta

de cera sobre la que dejan las huellas o impresiones de las cosas. No, nuestra sensibilidad tiene una estructura activa.

Tiene sus propias formas. Kant las llama formas "a priori". Esta palabra significa: independiente y anterior a la

experiencia.

¿Cuáles son esas formas?

El espacio y el tiempo. ¡Afirmación sorprendente!

El espacio y el tiempo no están en las cosas, están en nosotros. ¿Por qué?

OBJETO NOUMENO

Dato sensorial + Formas a Priori (espacio y tiempo)

Fenómeno

SENSIBILIDAD

Imaginación: Imagen+ concepto= esquema de imaginación

ENTENDIMIENTO

Categorías a priori

Sustancia Situación Pasión

Cantidad Relación Posesión

Acción Cualidad

RAZÓN

Ideas puras de la razón Alma

Mundo

Yo

SUJETO TRASCENDENTAL

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Porque, según Kant, nunca podríamos sentir el tiempo, ni el espacio

“Nuestras sensaciones son puntuales y separadas. Ahora tengo una sensación y en el instante que vendrá siendo algo distinto.

El tiempo es la relación, la sucesión de los instantes, esto lo puedo sentir. Dicho en forma gráfica mis sensaciones son puntos y, sin embargo, el

tiempo sería la línea, la relación de esos puntos.

El "antes" y el "después" son líneas trazadas desde el instante presente hacia atrás y hacia adelante. Esto no lo pueden dar las sensaciones

aisladas. Luego lo pone nuestra sensibilidad que tiene esa estructura temporal, que espontáneamente relaciona los instantes dándonos la

experiencia del tiempo”.

¿Y qué decir del espacio?

La sensación de algo como cercano o lejano, grande o pequeño, circular o rectangular, ¿de dónde proviene? Nuestros

sentidos son materiales, la materia se divide en partes sucesivamente hasta llegar al punto, la parte que no se puede

dividir. Luego e! contacto con la realidad es el contacto de los puntos de nuestros sentidos con los puntos de las cosas.

¿De dónde proviene la imagen que relaciona los puntos como una figura como una distancia?

No de los sentidos que nos proporcionan puntos aislados, ni de las cosas. Hay también un esquema espacial en

nosotros que espontáneamente relaciona los puntos como figuras.

Experimentamos sólo instantes o puntos aislados y, sin embargo, sentimos el paso del tiempo, el tiempo y la

dimensión de las cosas.

El espacio y el tiempo no nos viene de la experiencia, son formas de nuestra sensibilidad anteriores a toda

experiencia.

Ahora podemos ver mejor lo que Kant anunciaba como un giro copernicano. Así como Copérnico sorprendió a

todos diciendo que no era el sol el que se movía sino la tierra con todos nosotros encima. Así Kant nos dice que el

espacio y el tiempo que vemos en las cosas no están en ellas sino que las construimos nosotros. De esta afirmación tan

original, Kant saca la misma conclusión que los escépticos. Una cosa es el fenómeno y otra el noúmeno.

Nosotros recibimos las cosas en nuestra "película" que tiene espacio y tiempo. ¿Cómo son las cosas fuera de esa "película"? No lo

sabremos nunca. Las cosas en sí mismas son un misterio. El noúmeno, la cosa en sí, no se puede conocer.

Tenemos, entonces, una presencia de las cosas a nuestro estilo que es el fenómeno: el objeto tal como aparece

proyectado sobre la pantalla del espacio y el tiempo con que lo recibe el hombre.

¿Qué más hay en el sujeto?

Están los conceptos del entendimiento. Aquí Kant se aleja del empirismo y se acerca al racionalismo. Tenemos un

sinnúmero de conceptos en el entendimiento. Pero ya Aristóteles logró hacer una clasificación de los conceptos en

grandes grupos. Son las categorías.

Kant da la bienvenida a este aporte. Sí, en nuestro entendimiento tenemos clasificaciones en las que reunimos los

múltiples datos de las sensaciones. Toda experiencia se reduce a la sustancia, la acción, la pasión, el tener... etc.

En estos casilleros reunimos la infinitud de la experiencia. Porque el movimiento de este aparato del conocimiento es

un movimiento de síntesis. Conocer es reducir la multiplicidad a la unidad. Pero las cosas no son fáciles.

Kant le ha dado una mano al empirismo aceptando la experiencia sensible. Ahora le tiende la otra al racionalismo

aceptando la función sintética de los conceptos. Pero resulta que empirismo y racionalismo n podían verse las caras.

¿Cómo salir del atolladero? Kant tiene una frase célebre: "las sensaciones sin ideas están ciegas, y las ideas sin

sensaciones son vacías". El empirismo que renuncia al entendimiento condena a la ceguera. El racionalismo que

renuncia a la experiencia queda flotando en un cielo vacío, abstracto.

Es imprescindible encontrar algo en el sujeto que tienda un punto entre el concepto y la sensación. Tiene que ser algo

en parte sensible y en parte racional. ¿Qué es? La imaginación.

Kant fue el filósofo que dio a la imaginación todo su valor constructivo.

La imaginación es la capacidad de darle una imagen a una idea. Tiene algo de la sensibilidad: la imagen.

Tiene algo de la razón: su independencia de los sentidos, la imaginación no recibe las imágenes sino que las crea. Así

la imaginación produce un esquema que toma de las categorías y lo vuelca en la sensibilidad.

Es la facultad que incluye en las categorías las sensaciones. Kant diría que las "subsume".

Veamos un ejemplo: la causalidad.

La imaginación toma los datos de las sensaciones.

Vemos a alguien lanzando una piedra contra una botella.

El sujeto que lanza (A) y la botella que luego se rompe (B). Nosotros no decimos simplemente:

"(A) lanzó Una piedra y luego se rompió la botella (B)". Decimos: "(A) rompió la botella (B)".

El sujeto es la causa responsable de la botella rota.

En realidad nosotros hemos visto los distintos instantes sucesivos de la trayectoria de la piedra.

En el instante 1 vimos partir la piedra. Luego dejamos de ver eso, y en el instante 2 la vimos en el aire...

Hasta que en el instante 8 vimos la piedra romper la botella, y ya no veíamos más los instantes anteriores.

Sí vimos instantes separados,

¿Cómo estamos tan seguros de que A fue la causa de la rotura de B? Porque la imaginación ha tomado nuestra

experiencia y espontáneamente la ha organizado según la categoría de causa- efecto que, a su vez, pertenece a la

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categoría de relación.

Nuestros lectores percibirán ahora por que la filosofía suele contar con pocos adherentes. Los razonamientos se

vuelven intrincados. Pero, en definitiva, Kant ha encontrado lo que buscaba: una síntesis entre sensaciones y conceptos.

Esto le preocupaba mucho.

En la física, Newton había aplicado el cálculo infinitesimal. Es decir, los conceptos puros de las matemáticas a los

fenómenos concretos de la física. Las matemáticas habían dejado de ser un puro análisis y habían pasado a la síntesis

con la experiencia, formulando "juicios sintéticos a priori" juicios anteriores a la experiencia a los que se sometían los

fenómenos físicos. ¿Cómo es posible esto?

Kant aporta ahora la respuesta: es en el interior del sujeto donde realiza esta síntesis entre experiencia y concepto.

Pero el gran principio queda pendiente. El camino del conocimiento, según ese principio, debe ir de lo complejo a lo

simple. Se ha dado un gran paso. Se redujo el mundo de la experiencia al pequeño grupo de las categorías. Pero la

síntesis debe continuar.

¿Existen otros conceptos por encima de las categorías, para avanzar en la síntesis?

Sí, Kant los llama "ideas".

Pertenecen a la Razón, no al entendimiento. Las ideas son la última síntesis. Son solamente tres y engloban a todo el

conocimiento humano la idea de Mundo, de Dios y del Yo. ¿Cuál es el último punto de la síntesis? la idea del yo en su

expresión cartesiana del "yo pienso".

Kant sigue en esto a Descartes. Según el filósofo alemán la idea del "yo pienso" acompaña a todo el resto del conocer.

Por esto, es el polo de síntesis que reduce todo conocimiento a la unidad. Lo inmediato y primero es la idea del yo y de

la razón. Esta posición llevó a los comentaristas a ubicar a Kant dentro del racionalismo.

Las ideas puras no tienen puente con la realidad, porque no hay nada que las vincule con la sensibilidad.

En esto difieren de los conceptos del entendimiento.

No hay experiencia del yo, del mundo, ni de Dios en los fenómenos.

Por lo tanto, no es posible hacer ciencia sobre ellas.

De este modo Kant establece la imposibilidad del acceso racional a lo divino. Lo intentará después a través de la

acción. Dios es un presupuesto necesario de la ética. La herencia de Lutero pesa también en Kant.

Bien, muy sintéticamente, hemos expuesto el pensamiento de Kant. ¿Qué decir de él?

Sin duda es un sistema genial y sumamente respetable. Un mundo construido desde el sujeto.

¿Por qué este viraje hacia el hombre?

Las razones hay que buscarlas más lejos. Están en la historia de la humanidad. Lo veremos en el capítulo próximo.

Pero allí queda el espíritu crítico, la valoración del carácter activo del hombre frente a la realidad: la realidad no sólo se

recibe sino que se construye; el papel de la imaginación, el pensamiento como síntesis... etc., como los grandes dones

que Kant ha dejado a la posteridad.

IMAGINACIÓN SENSIBILIDAD

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Una vez leído el texto realiza un cuadro comparativo entre las diferentes escuelas gnoseológicas.

DESCARTES

Descartes, considerado "Padre de la Modernidad", definió con claridad el objetivo de los filósofos de este período histórico: la búsqueda de la certeza.

Mediante sus meditaciones y su método intentó dar respuesta al escepticismo reinante. Su estrategia no fue el rechazo o la negación de la duda sino su aceptación hasta las últimas consecuencias. Es decir, utilizó la duda como método y sometió todo conocimiento a duda con el fin de encontrar una verdad de la que ya no pudiese dudar ni el más escéptico. Así llegó a alcanzar una certeza primera: “Pienso, existo.” Y teniendo en ella una base inconmobible, reconstruyó el edificio filosófico. En primer lugar, alcanzó una segunda certeza: la existencia de Dios. En segundo lugar, reafirmó la confiabilidad del conocimiento científico, el cual tenía a Dios por garante.

A continuación se presenta un esquema del proceso de conocimiento tal como lo entiendía Descartes, acompañado de una breve descripción de los elementos que lo componen.

Duda metódica: en busca de una certeza, decidió rechazar como falsa toda afirmación de la que se pudiese dudar.

Duda del conocimiento sensible: los datos de los sentidos no son seguros, podemos dudar de ellos. De hecho, los sentidos nos engañan a menudo. Incluso no hay indicios ciertos para distinguir el sueño de la vigilia, por lo que todo lo que percibimos por los sentidos podría no ser real. En consecuencia, todos los datos de los sentidos, inclusive el propio cuerpo, quedan a un lado en esta búsqueda de la certeza.

Duda del conocimiento racional: como no se basan en los datos de los sentidos, las verdades de razón (lógicas y matemáticas) no son alcanzadas por la duda, la cual recae sobre el conocimiento sensible. Sin embargo Descartes señala que más de una vez nos equivocamos al realizar algún cálculo, y lleva la duda al extremo de afirmar que podríamos estar siendo engañados por un "genio maligo" o "dios engañador", astuto y poderoso. ¿Cómo podríamos defendernos de él?

“Pienso, existo”: más allá de toda duda se encuentra nuestra propia existencia. Incluso aunque admitiese que soy engañado por un genio maligno, ello no invalidaría la certeza que tengo respecto de esta proposición mientras la estoy concibiendo en mi espíritu. Pues no se trata de un razonamiento o una deducción (como todo lo que piensa existe, si yo pienso, yo existo) sino de una evidencia que se impone, de un conocimiento intuitivo que se obtiene de modo inmediato y directo.

Criterio de verdad: Descartes analiza su primera certeza para descubrir las notas distintivas que le

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servirán de criterio para identificar otras afirmaciones verdaderas. La afirmación “Pienso, existo” se presenta a la conciencia con "claridad" y "distinción". Por lo tanto, serán aceptadas como verdaderas aquellas ideas que sean claras (ciertamente presentes a la conciencia) ydistintas (no confundidas con otras ideas).

Existencia de Dios: a pesar de haber encontrado una certeza absoluta (“Pienso, existo”), y a partir de ella un criterio de verdad, de todos modos sigue en pie la duda que sobre todo otro conocimiento nos genera la Hipótesis del Genio Maligno. La demostración de la existencia de Dios despeja las dudas sobre el conocimiento racional, que tiene en Dios a su garante. Su existencia se demuestra como causa externa de la existencia en la conciencia de la idea de perfección, que no puede provenir del yo que duda y es imperfecto. Y siendo Dios perfecto no puede ser engañador ni puede habernos hecho para que nos confundamos sistemáticamente. Podemos equivocarnos porque no somos perfectos, pero no estamos hechos para el error.

Conocimiento racional seguro: con Dios como garantía, el conocimiento lógico y matemático recobra su seguridad y se desecha la Hipótesis del Genio Maligno.

Ideas innatas: son las ideas que no proceden ni de la experiencia ni de la imaginaición, son las únicas verdaderamente claras y distintas (la idea de Dios, por ejemplo).

Conocimiento sensible: se refiere a las ideas adventicias que, se supone, representan las cosas reales. Pero ¿cómo superar la duda respecto de este conocimiento? ¿No será sólo un sueño? ¿Cuál es su causa, su origen? Nosotros no, porque nos sentimos pasivos ante ellas. Dios tampoco, porque él no es engañador. Debemos concluir que la causa de nuestras ideas adventicias son las cosas esternas realmente existentes. De todos modos, sólo conocemos de ellas con claridad y distinción que son substancia extensa.

Ideas facticias: son las ideas producidas por la propia conciencia mediante la imaginación (la idea de minotauro, por ejemplo).

Ideas adventicias: son las ideas que nos vienen del exterior, a través de los sentidos (la idea de azul, por ejemplo).

HUME

Hume fue uno de los máximos representantes del empirismo británico. Sus críticas claras y profundas al racionalismo despertaron a Kant de su "sueño dogmático".

Hume aplicó el método científico al estudio del espíritu humano, analizando los procesos psíquicos con un modelo similar o equiparable al utilizado por Newton para el análisis de los fenómenos físicos. Los elementos básicos o "átomos" son aquí las percepciones (impresiones e ideas simples) que se relacionan espontáneamente entre sí según las leyes de asociación de ideas (semejanza, contigüidad espacial y temporal, y causalidad). Como todas las ideas derivan de las impresiones, no cabe hablar, como hacían los racionalistas, de "ideas innatas".

A continuación se presenta un esquema del proceso de conocimiento tal como lo entiendía Hume, acompañado de una breve descripción de los elementos que lo componen.

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?: Según Hume, las impresiones provienen de causas desconocidas.

Percepciones: son los elementos básicos o primigenios de la actividad del espíritu, la cual consiste precisamente en relacionarlos.

Impresiones: son percepciones vivaces e intensas y pueden provenir de la sensación externa, también llamada simplemente "sensación" (oír, ver, etc.); o de la sensación interna, también denominada "sentimiento" (desear, odiar, etc.).

Ideas simples: son percepciones débiles y oscuras. Se trata de copias de las impresiones y provienen de ellas (recuerdos, fantasías de la imaginación, etc.).

Razonamientos: a partir de las ideas simples, el espíritu razona y construye proposiciones eideas complejas.

Ideas complejas: el espíritu tiende naturalmente a asociar las ideas simples conformando ideas complejas. Las ideas más generales y abstractas provienen de las ideas más simples y éstas de las impresiones. Si las ideas simples que componen una idea compleja no se dan en ella en el mismo orden en que se nos dan las impresiones de las cuales provienen, la idea compleja no responde a las impresiones sino a la imaginación.

Proposiciones de razón: son proposiciones cuya verdad depende de las mismas ideas pensadas. Permiten lograr un conocimiento verdadero porque su contenido es necesario y no contingente (Matemática y Lógica). Sólo en en este plano es posible la "demostración".

Proposiciones de hecho: sobre las cuestiones de hecho no hay posibilidad de alcanzar un conocimiento cierto, demostrativo, ya que allí no hay necesidad sino contingencia y, en consecuencia, siempre lo contrario puede ser pensado sin contradicción. Sin embargo, Hume sostiene que, en base a la observación regular y a la experimenación, pueden formularse "pruebas" (que no permiten una duda razonable) o "probabilidades" (que recogen experiencias con resultados variables). De todos modos, no tenemos de las cuestiones de hecho verdadera ciencia, ya que la idea de causalidad que nos permite unir los fenómenos, explicarlos y predecirlos, no se respalda en ninguna impresión y, por tanto, halla su fundamento sólo en la imaginación y la costumbre.

Palabras: representan a las ideas, por lo que su significado deriva en última instancia de las impresiones de las que proceden éstas.

KANT

La teoría del conocimiento de Kant, presentada en su Crítica de la razón pura, es uno de los grandes hitos en la historia de la Filosofía. Con ella pretende responder las objeciones de Hume respecto del fundamento del conocimiento científico, basado, según el filósofo inglés, sólo en la costumbre.

Kant no duda que el conocimiento científico, universal y necesario, es posible; la física deNewton lo

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prueba. Y sabe que un conocimiento de este tipo no puede tener su fundamento en la mera costumbre. De ahí que no se pregunta por la posibilidad sino por las "condiciones de posibilidad". Su teoría le permite encontrar el suelo firme para la Ciencia no en el noúmeno —en la realidad, en la cosa en sí— sino en el propio sujeto, portador de formas universales que obtienen de la experiencia la materia indispensable para construir su objeto de conocimiento, elfenómeno.

A continuación se presenta un esquema del proceso de conocimiento tal como lo entiendía Kant, acompañado de una breve descripción de los elementos que lo componen.

Revolución copernicana: mientras los filósofos anteriores (racionalistas y empiristas) habían puesto el acento en el objeto del conocimiento, Kant pondrá el acento en el sujeto que conoce. El sujeto no encuentra al objeto como algo dado sino que lo construye.

A priori: independiente de la experiencia y condición de posibilidad de toda experiencia.

Noúmeno: la cosa en sí, la realidad tal como es en sí misma. (Permanece incognoscible.)

Caos de impresiones: las impresiones constituyen la materia del conocimiento. Sin ellas el intelecto no conocería nada. Pero irrumpen en el intelecto en forma caótica y es éste quien las ordena con sus formas a priori construyendo el fenómeno. Kant dice que las impresiones sin las formas y las categorías que aporta el intelecto serían "ciegas". Entonces, si bien les reconoce a los empiristas que todo conocimiento comienza con la experiencia, no admite que todo conocimiento provenga de la experiencia pues el mismo sería imposible sin el aporte que hace el sujeto de sus formas a priori.

Formas y categorías a priori: las formas y categorías a priori construyen el fenómeno a partir del caos de impresiones. Kant sostiene que, sin las impresiones, las formas y categorías permanecerían "vacías".

Objeto de conocimiento: el intelecto, con sus formas a priori de la sensibilidad y sus categorías del entendimiento, construye, tomando como materia las impresiones caóticas, el objeto de conocimiento, el fenómeno, que es intramental. El intelecto no conoce las cosas tal como son en sí mismas (noúmeno) sino tal como él mismo las construye (fenómeno).

Ideas de la razón pura: las ideas de Dios, de alma y de mundo permanecen vacías. Son las impresiones las que dotan de contenido a las formas vacías del intelecto, pero de las ideas de la

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razón no tenemos impresión alguna. Estas ideas proyectan la tendencia de la razón a realizar una síntesis cada vez más abarcativa, hasta un plano en el que este objetivo ya no puede ser logrado

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