Esp, Global Vote in Zimbabwe

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19 Lección de democracia en la escuela Mbizi de Zimbabwe La presidenta de Global Vote inaugura el local de votación Hay un ambiente tranquilo y ceremonioso cuando los niños ponen sus papeletas electorales en las vasijas de barro que son las urnas de la escuela Mbizi. La escuela queda en la capital de Zimbabwe, Harare. – Esto es muy importante para nosotros. El Premio de los Niños del Mundo es una lección de democracia, dice Vernon Muzorori, 12 años. ¡Visita las distintas estaciones de Global Vote con elec- ciones libres y democráticas! mos aprendido, tanto sobre los derechos del niño como sobre los candidatos. Y nos identificamos con muchos de los relatos. Muchos niños de Zimbabwe también son obligados a trabajar, por ejemplo. ¡El Globo es muy bueno! ¡Me encanta la revis- ta!, dice Tinotenda. – Son las dos y dieciocho minutos, ¡y declaro inaugura- do el local de votación! Empezaremos sellando nuestras urnas, dice con una voz fuerte Tinotenda Tongogara, de 11 años, y coloca tapas en las vasijas para que nadie pueda quitar o agregar papeletas electo- rales sin que se note. Luego se permite entrar a los prime- ros alumnos en el local y empieza la votación. – Hoy soy la presidenta de la Votación Mundial y mi res- ponsabilidad es asegurarme que todo funcione aquí en el local electoral. ¡Y hasta aho- ra va bien! Todos parecen preparados. Antes de la elección, leímos cuidadosa- mente la revista El Globo. En las clases de la escuela, pero también en el club de chicas de Girl Child Network, don- de participo. Luego habla- mos mucho de lo que había-

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World's Children's Prize promotes a more humane world. The program is open for all schools and 57,450 schools with 26.8 million pupils in 102 countries supports it. Every year millions of children learn about the rights of the child, democracy and global friendship through the program. They gain faith in the future and a chance to demand respect for their rights. In the Global Vote, the children decide who receives their prestigious award for their work for the rights of the child. The candidates for the Prize are chosen by a child jury who are experts in the rights of the child through their own experiences. The Prize Laureates become role models for millions of children. The prize money is used to help some of the world's most vulnerable children to a better life. The patrons of the World's Children's Prize include Nelson Mandela, Queen Silvia of Sweden, Aung San Suu Kyi and Graça Machel.

Transcript of Esp, Global Vote in Zimbabwe

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Lección de democracia en la escuela Mbizi de Zimbabwe

La presidenta de Global Voteinaugura el local de votación

Hay un ambiente tranquilo y ceremonioso cuando los niños ponen sus papeletas electorales en las vasijas de barro que son las urnas de la escuela Mbizi. La escuela queda en la capital de Zimbabwe, Harare.

– Esto es muy importante para nosotros. El Premio de los Niños del Mundo es una lección de democracia, dice Vernon Muzorori, 12 años.

¡Visita las distintas estaciones de Global Vote con elec-ciones libres y democráticas!

mos aprendido, tanto sobre los derechos del niño como sobre los candidatos. Y nos identificamos con muchos de los relatos. Muchos niños de Zimbabwe también son obligados a trabajar, por ejemplo. ¡El Globo es muy bueno! ¡Me encanta la revis-ta!, dice Tinotenda.

– Son las dos y dieciocho minutos, ¡y declaro inaugura-do el local de votación! Empezaremos sellando nuestras urnas, dice con una voz fuerte Tinotenda Tongogara, de 11 años, y coloca tapas en las vasijas para que nadie pueda quitar o agregar papeletas electo-rales sin que se note. Luego se permite entrar a los prime-ros alumnos en el local y empieza la votación.

– Hoy soy la presidenta de la Votación Mundial y mi res-ponsabilidad es asegurarme que todo funcione aquí en el local electoral. ¡Y hasta aho-ra va bien! Todos parecen preparados. Antes de la elección, leímos cuidadosa-mente la revista El Globo. En las clases de la escuela, pero también en el club de chicas de Girl Child Network, don-de participo. Luego habla-mos mucho de lo que había-

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Policía de orden público

Ejecutor 1 – lista electoral

– Bien, ahora pueden entrar en el local electoral, dice Panashe Makamba, de 12 años, y deja pasar al alumno que espera en la larga, larga fila de compa-ñeros que van a votar. Panashe es uno de los tres policías de orden público hoy y se ocupa del ingreso.

– Controlamos las filas para que no haya peleas ni desorden. Es importante que haya orden, pues de otro modo se puede arruinar todo y entonces no ten-dremos el resultado de la votación. Cuando los adultos votan en sus elec-ciones, a menudo hay peleas y desor-den. Entonces es muy difícil que haya un resultado justo y auténtico. ¡Pero no en nuestras elecciones!, dice Panashe.

– Ayudo a los que lo necesitan con el compartimiento y las urnas. Y me ocupo de que todos sepan adónde deben ir, dice Munyaradzi Mazhangara, de 13 años.

– Yo muestro la salida del local elec-toral y controlo que todos los que vota-ron tengan tinta en el dedo, dice Tanaka Murungweni, de 12 años.

– Les preguntamos a todos los que van a votar cómo se llaman y luego tacha-mos el nombre en la lista electoral. Si el nombre no figura en la lista, la persona no puede votar. También preguntamos los nombres para asegurarnos que nadie vote más de una vez. Es impor-tante para que haya un resultado justo y auténtico, dice Everjoy Dumbu, de 11 años.

Panashe Makamba, 12 años, Munyaradzi Mazhangara, 13 años, y Tanaka Murungweni, 12 años, son policías de orden público en la Votación Mundial.

El policía hace pasara al locala un votante por vez.

Pamela Madhibha, 10 años, Belinda Makawa, 12 años, y Everjoy Dumbu, 11 años, son escrutadoras.

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Respon - sable del escáner

Ejecutor 2 – marcas de tinta

Ejecutor 3 – papeletas

– Les pido a todos los que van a votar que pongan ambas manos en el escá-ner. En el escáner se puede ver si hay tinta en los dedos y si es así la persona no puede votar, ya que significa que él o ella ya ha votado. Este escáner lo hice yo misma. Primero corté la parte supe-rior y un lateral de un cartón de leche. Luego cubrí el agujero del costado con papel celofán. ¡Listo!, dice riendo Monica Masvavike, de 11 años.

– Elige al candidato y pon la cruz en el lugar correcto. ¡Si haces más de una cruz no se contará tu papeleta electo-ral!, dice Paidamoyo Mukwinya, de 11 años, y le extiende la papeleta a uno de los compañeros de la fila.

– La mayoría está al tanto de todo y viene bien preparada. Y es importante estar preparado, saber a quién uno vota y por qué. ¡Se trata de nosotros y de nuestros derechos!, dice Chantel Mhembere, de 11 años.

Monica Masvavike, 11 años, hizo su escáner para des-cubrir el fraude electoral.

Rumbidzai Gondora, 11 años, Chantel Mhembere, 11 años, y Paidamoyo Mukwinya, 11 años, explican cómo marcar el candidato que uno vota.

Tsitsidzashe Chikanga, 11 años, se ocupa de que todos los que votaron mojen el dedo en tinta.

– Me ocupo de que todos los que votan mojen el dedo en la tinta, para que nadie pueda votar más de una vez. Ahora que todos aprendimos estos pasos en la Votación Mundial, sabre-mos cómo se hacen las elecciones libres y democráticas cuando seamos adultos, dice Tsitsidzashe Chikanga, de 11 años.

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Inspectoras electorales

Representantes de los candidatos

Detrás de los escrutadores hay dos chicas que siguen atentamente todo el procedimiento.

– Llevamos anotaciones precisas de todo lo que ocurre dentro del local elec-toral. Luego las anotaciones son docu-mentos de lo que en realidad ocurrió aquí hoy. Es importante que alguien supervise las elecciones democráticas, pues de otro modo es fácil que ocurran fraudes y entonces la elección no es justa y el resultado está mal, dice Nyaradzo Muduve, de 12 años.

A una mesa en el local electoral están sentados los representantes de los tres candidatos 2011 de la votación y pue-den dar información a los electores que están inseguros hasta el final.

– ¡Creo que Monira es fantástica! Piensa en cuántos chicos dañados en ataques con ácido en Bangladesh ha ayudado. ¡Es mi heroína!, dice Drusilla Tapah, de 11 años.

– ¡Cecilia también es fantástica! Lucha por los chicos que sufren la trata de personas y el trabajo infantil. Pienso ser como ella cuando sea grande. ¡Yo también quiero darles a los niños en riesgo la posibilidad de ir a la escuela, seguridad y amor!, explica Rutendo James Chakala, de 11 años.

– Murhabazi es un hombre que ayuda y protege a los niños obligados a ser soldados y esclavos. Es un hombre muy especial y diferente. Todos los adultos deberían ser como él. Quiero ser así cuando sea adulto, dice Ashton Masona, de 11 años.

Drusilla, “la candidata opositora”, se ve satisfecha al oír eso:

– ¡Bien! Pues también aquí en Zimbabwe muchos hombres usan a los chicos. Los niños son expuestos a violaciones y a la trata de personas. ¡En verdad se necesitan hombres como Murhabazi también aquí!, dice Drusilla.

Las inspectoras Kimberly Nhika, 13 años y Nyaradzo Muduve, 12 años.

Rutendo James Chakala, 11 años, Drusilla Tapah, 11 años, y Ashton Masona, 11 años, representan a los candidatos en la votación.

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Votantes

¡Fraude imposible!

– Hoy participé en la Votación Mundial y fue fantástico votar a personas que luchan por nosotros. Por los chicos en riesgo de todo el mundo. A través del voto, apoyamos a los candidatos y a su trabajo, y de ese modo se siente como si ayudáramos. ¡Y opino que está muy bien que nosotros los chicos podamos participar y ayudar cuando se trata de cosas realmente importantes! También es muy importante participar en la Votación Mundial por otro motivo. Ahora los chicos sabemos cómo debe reali-zarse una elección democrática y lo vamos a recordar incluso cuando seamos adultos. ¡El Premio de los Niños del Mundo es una única gran lección de demo- cracia!, dice Vernon Muzorori, de 12 años.

A la salida del local electoral, se debe enseñar el dedo con la marca de tinta a la policía electoral de la puerta para poder salir. Nadie con la mar-ca de tinta puede regresar y votar otra vez.

¡Fiesta de cierre!Cuando el día de la Votación Mundial de la escuela Mbizi empieza a acercarse a su fin, todos se reúnen en el patio de la escuela para festejar los derechos del niño y que el día de elecciones salió tan bien. Algunos alumnos se pusieron trajes de baile y actúan para los demás.

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Tanaka

– Tuve una sensación especial, casi como un sue-ño, cuando voté hoy en Global Vote. Vi ante mí cómo un día seré una candidata a la que puedan votar porque lucha por los niños en riesgo. En verdad pienso hacer realidad ese sueño, dice Tanaka, 15 años, de Zimbabwe. Es huérfana y también ella fue expuesta a abusos cuando era pequeña.

Tanaka creció junto a su mamá y su abuela, pues su padre ya había muer-

to antes de que ella naciera. La mamá y la abuela trabaja-ban en una finca tabacalera y era allí donde vivían las tres. Mientras los adultos trabaja-ban en el campo, Tanaka iba al preescolar junto a los otros niños. Con el tiempo empezó la escuela y siempre tenían comida en la mesa.

– Fue una época muy bue-na. Una época normal. Mamá y la abuela me amaban y me cuidaban, dice Tanaka.

Pero cuando cumplió siete años, su mamá enfermó gra-vemente y todo cambió.

Mamá murió– Intenté ayudar a mamá todo lo posible. Iba a recoger

agua y le preparaba la comi-da, pero nada ayudaba. Sólo podía estar acostada. Me preocupaba tanto que ni siquiera podía dormir.

A Tanaka le resultaba difí-cil concentrarse en la escuela. Como la mamá no tenía fuer-zas para trabajar, Tanaka tuvo que dejar la escuela. No tenían los medios para que ella pudiera continuar. Luego de estar enferma varios meses, la mamá de Tanaka murió mientras dormía.

– Me puse triste y sólo gri-taba y lloraba. Extrañaba mucho a mamá. Como la abuela empezaba a envejecer y a estar muy cansada para trabajar, entendí que nada iba a ser como antes.

Empeoró aún másLuego del funeral, la abuela logró comunicarse con el tío paterno de Tanaka, que pro-metió ocuparse de ella.

– Me sorprendí y me preocupé, pues mi tío había echado a mamá de nuestra casa cuando papá murió. ¿Por qué ahora quería ocuparse de mí? Lo que más quería era quedarme con mi abuela, pero no era posible.

Al comienzo, la vida en casa del tío de Tanaka fue mejor de lo que ella había

candidata al premiosueña ser

Tanaka deposita su voto en la Votación Mundial. Quiere ayudar a otros niños cuyos derechos fueron violados y sueña con ser candidata al Premio de los Niños del Mundo algún día.

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Así se violan los derechos de las niñas en Zimbabwe

La lista de Tanaka sobre cómo se violan los derechos de las niñas en Zimbabwe:

No recibe educaciónSi una niña pierde a sus padres, a menudo se ve obligada a dejar la escuela, pues casi nunca hay alguien que quiera pagar su educación.

Sufre abusosLas niñas huérfanas a menudo acaban en la calle, donde se ven obligadas a vender su cuerpo para sobrevivir.

Trata de personasLas chicas pobres son lle-vadas con engaños de los pueblos a la ciudad, cre-yendo que van a tener una buena vida, pero en cambio son obligadas a trabajar duramente en el campo o en la prostitución. A menu-do las chicas son llevadas a los países vecinos de Botswana y Sudáfrica.

Matrimonio infantilLas familias pobres pueden ganar dinero con una niña pequeña vendiéndola como novia a un hombre adulto. A veces sólo por dos sacos de maíz.

Las amigas del pueblo seguro son como una familia. Aquí desayunan juntas.

Limpieza de fin de semana– Los fines de semana siempre limpiamos las casas y barremos el patio. También lavamos la ropa. ¡Pero ante todo tenemos tiempo para jugar y divertirnos!

creído. Tuvo comida, ropa y pudo ir a la escuela. Pero eso no duró mucho.

– Un día me acusaron de decir mentiras sobre la fami-lia. Mi tío dijo que yo le había contado a otros que su familia era mala y que no me trataba bien. A pesar de que nada de eso era verdad, de repente él cambió totalmente conmigo. Dijo que a su familia nunca le había agradado mi mamá y que sentía el mismo desagra-

do hacia mí. Me dieron menos comida y se negaron a pagar mis cuotas escolares, así que tuve que dejar la escuela otra vez. Los hijos de mi tío comían bien y podían ir a la escuela. Yo pensaba que la vida no podía ser peor ni más injusta que eso. Pero me equivocaba.

– Mi hermanastro, que tenía 26 años, había bebido cerveza en un bar toda la noche y estaba ebrio cuando

regresó a casa. Me desperté porque estaba en el cuarto donde yo dormía y me retó porque la comida no estaba en la mesa. Me ató un jirón de tela en la boca y me arrancó la ropa. Yo sólo tenía nueve años y no entendía nada. Luego me dijo que me mata-ría si le contaba a alguien lo que había ocurrido.

Girl Child NetworkÉl se marchó temprano la

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Tanaka, 15

Adora bailar– ¡Me encanta bailar! Me puse muy feliz cuando festejamos la Votación Mundial con canciones y baile, ¡pues nuestras canciones tratan de que las chicas también tenemos derechos!, dice Tanaka.

AMA: Jugar, jugar al voleibol, bailar y cantar.ODIA: Que abusen de las chicas.LO MEJOR QUE LE OCURRIÓ: Cuando GCN me rescató y pude vivir en el pueblo seguro para chicas.LO PEOR QUE LE OCURRIÓ: Haber sufri-do abusos.QUIERE SER: Médica, rescatar chi-cas y luchar por sus derechos.SUEÑO: Que todas las chicas pue-dan estar bien y tengan la oportu-nidad de hacer cosas importan-tes en la vida, como ser médicas.

mañana siguiente y Tanaka quedó sola en casa por varios días. Estaba asustadísima, esperaba y rogaba que no vol-viera a ocurrir. Pero no ayudó en nada. Un tiempo después, su hermanastro volvió a abu-sar de ella.

Al principio, Tanaka no se atrevía a contarle a nadie, pues temía ser asesinada. Pero un día se encontró con una compañera de la escuela que estaba en el club de chicas Girl Child Network, GCN. Sin saber lo que le había pasa-do a Tanaka, le contó sobre otra chica de la escuela que había sufrido abusos y sobre cómo la habían ayudado en GCN.

– Entonces no pude conte-nerme y conté todo. También yo quería recibir ayuda. Como no me atrevía a con-társelo a mi tío, lo hizo mi compañera.

Primero el tío se puso furioso porque Tanaka le había contado lo ocurrido a una compañera. Pero cuando empezó a correr el rumor sobre lo que había pasado entre los vecinos, el tío se dejó convencer de llevar a Tanaka a Girl Child Network, donde podría estar a salvo. GCN se ocupó de Tanaka. Primero la llevaron a un hospital para recibir asistencia y luego se mudó a un pueblo seguro para chicas en riesgo. Su her-manastro fue arrestado y aca-bó en prisión.

– Se sentía hermoso estar en el pueblo seguro. Como si hubiera llegado a casa. Al fin había gente a mi alrededor que se preocupaba por mí. Las demás chicas del pueblo habían pasado cosas pareci-das y me entendían muy bien. Se transformaron en mis her-manas y las mamás del pue-blo fueron mis nuevas mamás. Me sentí amada.

Le gusta El GloboLuego de un tiempo, Tanaka pudo volver a la escuela y se unió al club de chicas Girl

Child Network, que se reúne todos los miércoles luego del almuerzo a charlar sobre los derechos de las niñas.

– A menudo leemos la revista El Globo en el club de chicas y allí aprendí que lo

“Las demás chicas del pueblo seguro pasaron cosas parecidas a mí y me entienden totalmente. Son como mis hermanas y me siento amada.”

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En 2007, Betty Makoni recibió el Premio de los Niños del Mundo por su larga lucha para proteger de los abusos a las niñas de Zimbabwe y para que se les brinden las mismas posibilidades en la vida que a los varones. A través de la organización Girl Child Network (GCN), Betty ha levantado tres pueblos seguros para niñas especialmente en riesgo, y fundado 500 clubes de chicas con 30.000 miembros, principalmente en poblados rurales y barriadas pobres. Betty rescata a las niñas del trabajo infantil, matrimonio forzado, mal-trato, trata de personas y abusos. Les brinda a las niñas alimento, ropa, asistencia médica, un hogar, la posibilidad de ir a la escuela y seguridad. Ante todo les da valor para que exijan sus derechos. Decenas de miles de chicas han tenido una vida mejor gracias al trabajo de Betty.

Lee más en www.worldschildrensprize.org

Girl Child Network

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Los fines de semana, las chicas del pueblo seguro se divierten mucho juntas. Pero cada tarde juegan un poco y practican voleibol.

que me ocurrió cuando abu-saron de mí les ocurre a niños de todo el mundo. Es muy triste. A la vez, no me siento tan sola al saberlo. Las chicas que vivimos en el pueblo nos apoyamos mutuamente y también siento exactamente lo mismo por todos los chicos en riesgo de El Globo. Pienso que El Globo es muy impor-tante, pues es una revista en la que los niños tienen la oportunidad de contar su his-toria y aconsejar a otros niños sobre cosas difíciles e impor-tantes. Siento que los que lee-mos nos hacemos amigos de los que cuentan y que de algún modo, realmente le hacemos más fácil la vida a los demás. Y leer sobre los candidatos me da fuerzas e inspiración para poder traba-jar duro en la escuela, para

luego ser yo también una per-sona que dedica su vida a luchar por los niños expues-tos. ¡Ese es mi sueño!

Votación MundialA Tanaka no sólo la inspiran y le dan fuerzas los relatos de El Globo, sino también parti-cipar en la Votación Mundial.

– Cuando voté hoy, sentí como si pudiera decir libre-mente lo que opinaba. Pude expresar mi opinión total-mente. ¡Y mi opinión es que se deben respetar los derechos del niño en todos los lugares de la Tierra entera! Además fue maravilloso que un día tan importante para los niños como el de la Votación Mundial, pasara justo aquí en mi pueblo, junto a mi casa. ¡Es casi demasiado bueno para ser real!

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Tanaka y su día en el pueblo seguro

06.15 Prepara gachas de maíz– Cada mañana voy a la cocina y preparo el desayu-no para todas. Lo más común es hacer gachas de maíz. Como soy la más gran-de, soy la hermana mayor y me ocupo de las demás chi-cas. Cuando terminamos de comer, cada una lava su pla-to. La única que se salva es la más pequeña, que sólo tiene seis años. Ella nunca tiene que lavar los platos ni cocinar, las demás la ayuda-mos con eso.

06.00 Empieza un nuevo día– Casi siempre nos desper-tamos solas, pero la mamá del pueblo también se fija que todas nos hayamos levantado, tal como haría una mamá normal. Luego hace-mos la cama y vamos a lavar-nos y cepillarnos los dientes.

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Tanaka y su día en el pueblo seguro

06.45 la escuela cantando– Luego de ponernos el uniforme escolar, vamos juntas a la escuela. Lleva alrededor de 45 minutos. ¡A menudo charlamos y cantamos todo el camino para que no se sienta tan largo!

07.30 – 16.00 Clases– Girl Child Network paga las cuotas escolares, uni-formes, libros, ¡todo! De otro modo, yo no habría podido ir a la escuela. El pri-mer recreo es a las diez y entonces comemos el almuerzo que nos preparó la mamá del pueblo la noche anterior. Si hay tiempo antes de que empiecen de nuevo las clases, aunque sean sólo dos minutos, ¡aprovecho a jugar al voleibol con mis compa-ñeras de clase! No sólo con las que viven en el pueblo seguro, sino con todas. Me tratan igual que a todas las demás y se siente muy hermo-so. Creo que tiene que ver con que todas las chicas están en el club de chicas Girl Child Network de la escuela. Nos reunimos todos los miércoles a charlar sobre los derechos de las niñas y lo que le puede ocurrir a las chicas. Todas entienden lo que nos ocurrió a mí y a las demás chicas del pueblo seguro.

17.00 Cena– Cuando volvemos al pueblo nos cambiamos de ropa y vamos a la cocina, donde la mamá del pueblo nos espera con la cena. Toda la comida es sabrosa aquí, pero mi favorita es las gachas de maíz sadza con verduras. Alguna de las dos mamás está aquí todo el día. Son exactamente como mamás normales que nos preguntan cómo fue el día en la escuela, cómo nos senti-mos y esas cosas. Las chicas que viven aquí son mis hermanas y nos cuidamos unas a otras. Somos una familia. Por eso aunque mi herma-nastro haya salido de prisión, me siento segura aquí, dice Tanaka.

Hoy la mamá del pueblo Tagoma preparó sadza con carne, verduras y arroz.

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18.00 Tareas cotidianas y juego– Las chicas que están de “servicio”, lavan los platos después de comer y a las que les toca preparar la comida, hacen el sadza que comemos en la cena más tarde en la noche. Cuando terminamos, si es necesario lavamos el uniforme escolar y las medias para el día siguiente. Los días de semana no solemos tener mucho tiempo para jugar, pero siempre intentamos jugar un poco al voleibol todos los días. Los fines de semana juga-mos, cantamos y bailamos mucho, ¡y me encanta!

Tanaka cuelga con cuidado las medias recién lavadas. El alambre de púas sirve para tender la ropa, pero debe colgar las medias entre las púas.

19.00 Tarea– Vamos a la casa que llamamos biblioteca y hacemos la tarea. Vamos a distintas clases y años, así que tenemos tareas diferentes, pero siempre nos ayudamos.

21.00 Hora de acostarse–Todas vivimos en la misma casa, menos la niña más pequeña, que duerme con la mamá del pueblo. A menudo hablamos mucho antes de dormirnos. Nos contamos secretos y esas cosas. Confiamos totalmente en las demás. Las chicas son mis hermanas, mi familia. ¡Las amo!

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Global Vote en el pueblo seguro de las chicas

La fila es larga hacia los dos compartimientos electo-

rales bajo el árbol mupangara en el pueblo seguro de las chi-cas de Chihota, Zimbabwe. Dos días atrás, Forward y sus amigos salieron a cortar dos grandes gomeros y juntaron pasto para construir los com-partimientos. Al llegar al pueblo seguro de las chicas cavaron hoyos profundos en el suelo, donde hundieron los postes que habían hecho de gomero. Luego cubrieron los postes con pasto ayudándose con tiras de corteza del árbol

musasa. Al final, los compar-timientos quedaron bastante bonitos, pero Forward no está satisfecho…

– Estuvo bastante bien, pero esperaba que los com-partimientos quedaran mucho más hermosos. Para mí es importante que todo sea lo más hermoso posible cuando se trata de la Votación Mundial, ya que es un día muy significativo para noso-tros los niños. ¡Todo debe ser perfecto!, dice Forward Takawira, de 16 años.

¡Hicimos el compartimiento electoral!De izquierda a derecha: Misheck Mureverwi, 15 años, Trymore Munemo, 15 años, Faith Mudyiwa, 15 años, Godknows Chinyangu, 16 años, Forward Tahawira, 16 años.

Compartimiento de gomero

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Los varones votan en el pueblo de las chicas

¡El club de chicas y Global Vote dan valor!

“Hoy voté aquí, en el pueblo seguro para chicas en

riesgo de Girl Child Network. Pienso que el pueblo es un excelente lugar donde hacer la Votación Mundial. ¿Puede haber algo mejor que votar por nuestros derechos en un lugar que protege los dere-chos del niño? ¡La Votación Mundial y los pueblos para chicas de GCN son como la misma cosa! GCN lucha por los derechos de las niñas y verdaderamente apoyo esa lucha. Es importante que niñas y niños tengan los mismos derechos. Antes no era así para nada. Entonces la mayoría de las chicas no iba a la escuela, por ejemplo. Antes los varones también pensábamos que éramos mejores, más fuertes y más inteligentes que las chicas.

Es increíblemente ridículo, ¡pues no es verdad en abso-luto! Todos valemos lo mismo, sin importar si somos varones o chicas. Eso pen-samos todos mis amigos y yo. Sin embargo, es gracias a la lucha de GCN que las chicas están mucho mejor en Zimbabwe.

Después de la votación, cantamos, bailamos y feste-jamos nuestra Votación Mundial. Se debe festejar un día así, pues es un día impor-tante. Hemos podido mostrar nuestro apoyo a los que luchan por nuestros derechos y nuestros dere-chos son lo más importante que hay. Somos los líderes adultos del futuro y si nos tratan mal y sin respeto, se corre un gran riesgo de que también seamos malos líde-res que maltratan a los niños y a otras personas. Entonces no habrá un buen futuro.”Anesu Tomondo, 15 años, escuela Manyaira

oportunidad de hacer oír nuestra voz y hablar de cosas que nos parecen importan-tes. Algo que puede ser difí-cil en el aula común. Pues aquí en Zimbabwe los varo-nes y las chicas no somos iguales. Para los varones es mucho más fácil hacer oír su voz. La gente los escucha. A nosotras casi nadie nos escucha. Eso no está nada bien, pues todos tenemos el

“Participo en el club de chicas de la escuela. Fue allí

que leí El Globo y me prepa-ré para la Votación Mundial. El club de chicas es un lugar donde las niñas tenemos la

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Se maltrata a las niñas en todo el mundo El pueblo

de todas las chicas

¡El club de chicas y Global Vote dan valor!

chicas somos muy vulnera-bles, lo difícil que les pasó a las chicas del pueblo seguro también podría ocurrirme a mí.

Cuando leo El Globo, entiendo que no es sólo aquí en Zimbabwe que se trata mal a las niñas. Pasa en todo el mundo. Muchas sufren abusos, no pueden ir a la escuela, son obligadas a

“No vivo en el pueblo

seguro, pero este es un lugar muy importante. Aquí viven chicas que han sido expues-tas a lo peor que puedas imaginarte. Ellas son como mis hermanas. Estamos jun-tas y debemos cuidarnos unas a otras. Como aquí las

casarse a pesar de que son sólo niñas y muchas cosas más. ¡Eso me enoja mucho! Pero también me alegro al leer El Globo, pues veo que hay quienes luchan para que las chicas estén bien. Y creo que un día realmente va a ser así. ¡Los relatos de El Globo me dan esperanzas! ¡Cuando sea adulta, quiero ser líder de Girl Child Network e ir al frente en la lucha por los derechos de las niñas aquí en Zimbabwe!”Tnokozile Mapfumo, 14 años, escuela Manyaira

Cada sábado se reúne el club de chicas en el pueblo seguro y van alrededor de 100 chicas de la escuela y los pueblos vecinos. Juntas aprenden sobre sus dere-chos, actúan, escriben poemas que luego leen en voz alta, juegan al voleibol, cantan y bailan.

– Naturalmente, este pueblo les pertenece a las chicas que viven aquí. Pero no sólo a ellas. Es de todas las chicas, pues este es un pueblo que las hace más fuertes. Este es nuestro lugar, dice Faith Mudyiwa, de 15 años, responsable de la Votación Mundial de hoy y presidenta del club de chi-cas de la escuela Manyaira.

mismo valor y deberían tra-tarnos del mismo modo. Pero aquí no tenemos los mismos derechos y es por eso que los clubes de chicas son tan importantes. Los clubes nos dan conocimiento y fuerza

para que nos atrevamos a alzar nuestra voz. ¡Es exacta-mente lo mismo con la revis-ta El Globo y la Votación Mundial, que dan a los niños de todo el mundo conoci-miento, fuerza y valor para exigir que se respeten los derechos del niño!

Me alegré mucho cuando

leí en El Globo sobre perso-nas que habían sido vulnera-bles de niñas, pero que han podido seguir adelante y que ahora de adultas ayudan a los niños que pasan dificul-tades. ¡También quiero ser así cuando sea grande!”Heather Samuriwo, 14 años, escuela Manyaira

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