Este es mi hijo, el amado

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Sal 105.. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. ¿Quién podrá contar las hazañas de Dios, pregonar toda su alabanza? Dichosos los que respetan el derecho y practican siempre la justicia. Acuérdate de mí por amor a tu pueblo, visítame con tu salvación: para que vea la dicha de tus escogidos, y me alegre con la alegría de tu pueblo, y me gloríe con tu heredad. ………… Alégrame, Señor, con la alegría de tu pueblo, con tu salvación, para que me gloríe en tu heredad….como lo has dicho por boca de Isaías (66,11…) Porque así dice el Señor: «Yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz, como un torrente en crecida, las riquezas de las naciones. Llevarán en brazos a sus criaturas y sobre las rodillas las acariciarán; como a un niño a quien su madre consuela, así os consolaré yo, y en Jerusalén seréis consolados. Al verlo, se alegrará vuestro corazón, y vuestros huesos florecerán como un prado; la mano del Señor se manifestará a sus siervos, y su cólera a sus enemigos. En Jerusalén…¿Qué pueblo, Señor? De manifiesto y con belleza, lo pone en el Sermón de la Epifanía, Fausto Riez, cuando dice, con el simbolismo de “ a los tres días hubo… la boda”: …A los tres días hubo unas bodas. ¿Qué otras bodas pueden ser éstas, sino las promesas y gozos de la salvación humana? Las mismas que se celebran evidentemente o bien a causa de la confesión de la Trinidad, o bien por la fe en la resurrección, como se indica en el misterio del número tres. Así como también, en otra de las lecturas evangélicas, se acoge con cantos y música, y con atuendos nupciales, la vuelta del hijo más joven, o sea, la conversión del pueblo gentil. Por eso, como el esposo que sale de su alcoba, descendió el Señor hasta la tierra para unirse, mediante la encarnación, con la Iglesia, que había de congregarse de entre los gentiles, a la cual dio sus arras y su dote: las arras, cuando Dios se unió con el hombre; la dote, cuando se inmoló por su salvación. Por arras entendemos la redención actual, y por dote, la vida eterna.

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Sal 105..

Dad gracias al Señor porque es bueno,porque es eterna su misericordia.

¿Quién podrá contar las hazañas de Dios,pregonar toda su alabanza?

Dichosos los que respetan el derechoy practican siempre la justicia.

Acuérdate de mí por amor a tu pueblo,visítame con tu salvación:

para que vea la dicha de tus escogidos,y me alegre con la alegría de tu pueblo,

y me gloríe con tu heredad.…………

Alégrame, Señor, con la alegría de tu pueblo, con tu salvación, para que me gloríe en tu heredad….como lo has dicho por boca de Isaías (66,11…)

Porque así dice el Señor: «Yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz, como un torrente en crecida, las riquezas de las naciones. Llevarán en brazos a sus criaturas y sobre las rodillas las acariciarán; como a un niño a quien su madre consuela, así os consolaré yo, y en Jerusalén seréis consolados. Al verlo, se alegrará vuestro corazón, y vuestros huesos florecerán como un prado; la mano del Señor se manifestará a sus siervos, y su cólera a sus enemigos.

En Jerusalén…¿Qué pueblo, Señor?

De manifiesto y con belleza, lo pone en el Sermón de la Epifanía, Fausto Riez, cuando dice, con el simbolismo de “ a los tres días hubo… la boda”:

…A los tres días hubo unas bodas. ¿Qué otras bodas pueden ser éstas, sino las promesas y gozos de la salvación humana? Las mismas que se celebran evidentemente o bien a causa de la confesión de la Trinidad, o bien por la fe en la resurrección, como se indica en el misterio del número tres.

Así como también, en otra de las lecturas evangélicas, se acoge con cantos y música, y con atuendos nupciales, la vuelta del hijo más joven, o sea, la conversión del pueblo gentil.

Por eso, como el esposo que sale de su alcoba, descendió el Señor hasta la tierra para unirse, mediante la encarnación, con la Iglesia, que había de congregarse de entre los gentiles, a la cual dio sus arras y su dote: las arras, cuando Dios se unió con el hombre; la dote, cuando se inmoló por su salvación. Por arras entendemos la redención actual, y por dote, la vida eterna.

Como Tú decías, Señor: Vino Nuevo en pellejos nuevos. Expresado así, en palabras de De Riez:

….como dice el Apóstol: Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado-; y como el agua aquella que se contenía en las tinajas, sin dejar de ser en absoluto lo que era, comenzó a ser lo que no era, de la misma manera la ley, manifestada por el advenimiento de Cristo, no perece, sino que se mejora.

Si falta el vino, se saca otro: el vino del Antiguo Testamento es bueno, pero el del Nuevo es mejor; el Antiguo Testamento, que observan los judíos, se diluye en la letra, mientras que el Nuevo, que es el que nos atañe, convierte en gracia el sabor de la vida.

Se trata de «buen vino» siempre que oigas hablar de un buen precepto de la ley: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Pero es mejor y más fuerte el vino del Evangelio, como

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cuando oyes decir: Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen.

¿Qué es lo Nuevo, Señor que con tu Encarnación ha comenzado y con tu Bautismo se ha dado a conocer perfectamente a todos los que quieran Mirate con Fe?Pues el Padre ha dado testimonio y también el Espíritu Santo…y el Agua……y Juan Bautista y los Apóstoles y los Santos y la Iglesia Santa de Dios……en el tiempo, en el Espacio-tiempo de la historia de cada uno en el que estamos encerrados, pero para activar y desarrollar LA LIBERTAD DE LOS HIJOS DE DIOS.Pues, Cristo, el Verbo Eterno del Padre, aceptó encarnarse y encerrarse en el espacio-tiempo de su vida personal para, arrancando las puertas de la muerte en la que estábamos encerrados por el pecado, se las cargó a su espalda en la Cruz y liberó al hombre del infierno en el que había caído por el pecado de Adán y los de cada uno. Clavó en la Cruz todas las actas que nos eran desfavorables e incorporó a su cortejo triunfal a toda potestad y gloria que pudieran someternos a justa esclavitud por las maldades cometidas. Así, arrancando las puertas de la muerte en su muerte, nos hizo libres y vació el infierno. Transformó nuestra esclavitud en libertad, nuestra muerte en Vida Eterna. El quiso someterse a sus padres en el espacio-tiempo, en su pueblo, paraabrir el nuestro a la eternidad con ese poder que tiene para someter a sí todas las cosas.

San Agustín lo escribe como los ángeles: Hoy se cumple aquella profecía que dice: Cielos, destilad el rocío; nubes, derramad al justo; ábrase la tierra y brote el Salvador.

El Creador ha sido creado para que fuera encontrado el que se había perdido. Esto es lo que el hombre reconoce en los salmos: Antes de ser humillado, pequé. (Añado: me estuvo bien el sufrir, reconozco que tus mandatos son eternos) El hombre pecó y se convirtió en reo; Dios nació como hombre para que fuera liberado el reo. El hombre cayó, pero Dios descendió. Cayó el hombre miserablemente, bajó Dios misericordiosamente; cayó el hombre por la soberbia, bajó Dios con su gracia.-----------------------

Y en perfecta comunión con lo dicho y vivido por el Señor, sigue exponiendo San Hipólito las maravillas de Dios con los hombres:

“El que se halla presente en todas partes y jamás se ausenta, el que es incomprensible para los ángeles y está lejos de las miradas de los hombres, se acercó al bautismo cuando él quiso. Se abrió el cielo, y vino una voz del cielo que decía:

«Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto».

 El amado produce amor, y la luz inmaterial genera una luz inaccesible: «Este es el que se llamó hijo de José, es mi Unigénito según la esencia divina».

 Este es mi Hijo, el amado: aquel que pasó hambre, y dio de comer a innumerables multitudes; que trabajaba, y confortaba a los que trabajaban; que no tenía dónde reclinar su cabeza, y lo había creado todo con su mano; que padeció, y curaba todos los padecimientos; que recibió bofetadas, y dio al mundo la libertad; que fue herido en el costado, y curó el costado de Adán”.

…El Padre de la inmortalidad envió al mundo a su Hijo, Palabra inmortal, que vino a los hombres para lavarlos con el agua y el Espíritu: y, para regenerarnos con la

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incorruptibilidad del alma y del cuerpo, insufló en nosotros el espíritu de vida y nos vistió con una armadura incorruptible.

 Si, pues, el hombre ha sido hecho inmortal, también será dios. Y si se ve hecho dios por la regeneración del baño del bautismo, en virtud del agua y del Espíritu Santo, resulta también que después de la resurrección de entre los muertos será coheredero de Cristo.

 Por lo cual, grito con voz de pregonero: Venid, las tribus todas de las gentes, al bautismo de la inmortalidad. Ésta es el agua unida con el Espíritu, con la que se riega el paraíso, se fecunda la tierra, las plantas crecen, los animales se multiplican; y, en definitiva, el agua por la que el hombre regenerado se vivifica, con la que Cristo fue bautizado, sobre la que descendió el Espíritu Santo en forma de paloma.

 Y el que desciende con fe a este baño de regeneración renuncia al diablo y se entrega a Cristo, reniega del enemigo y confiesa que Cristo es Dios, se libra de la esclavitud y se reviste de la adopción, y vuelve del bautismo tan espléndido como el sol, fulgurante de rayos de justicia; y, lo que es el máximo don, se convierte en hijo de Dios y coheredero de Cristo.

 A él la gloria y el poder, junto con el Espíritu Santo, bueno y vivificante, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. (Sermón de la Teofanía)

Porque, decía esta Navidad Benedicto XVI, hermosamente:

 Después de haber adorado al Hijo de Dios hecho hombre y colocado en el pesebre, estamos llamados a pasar al altar del sacrificio, donde Cristo, el Pan vivo bajado del cielo, se nos ofrece como verdadero alimento para la vida eterna. Y lo que hemos visto con nuestros ojos, en la mesa de la Palabra y del Pan de Vida, lo que hemos contemplado, lo que nuestras manos han tocado, es decir, al Verbo hecho carne, anunciémoslo al mundo con alegría y testimoniémoslo con generosidad con toda nuestra vida".

Por eso….Dan testimonio de la Vida Eterna que nos ha ganado Cristo, por la fe en Él, ….. los Apóstoles:

San Pedro nos lo expone en el principio de su 2ª Carta, así:

1 Simeón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo les ha cabido en suerte una fe tan preciosa como la nuestra.

2 A vosotros, gracia y paz abundantes por el conocimiento de nuestro Señor.

-(San Pablo, como San Pedro, continuamente expresan a los fieles su deseo de que “progresen en el conocimiento de Dios, porque así podrán fructificar en “toda obra buena”)-

3 Pues su divino poder nos ha concedido cuanto se refiere a la vida y a la piedad, mediante el conocimiento perfecto del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud,

4 por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais partícipes de la naturaleza divina, huyendo de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia.

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5 Por esta misma razón, poned el mayor empeño en añadir a vuestra fe la virtud, a la virtud el conocimiento,

6 al conocimiento la templanza, a la templanza la tenacidad, a la tenacidad la piedad,

7 a la piedad el amor fraterno, al amor fraterno la caridad.--------------(Coment: toda la vida del Cristiano tiene un sentido fundado en Cristo, no es un hacer y comportarse porque sí…sino que, la práctica de las virtudes, resulta del conocer al Señor, sus mandatos, fundados en el Amor de Dios al hombre y que al final es un todo conexo y sublime, es un participar, por la Gracia, de la Vida de Dios. Eso es la rectitud establecida por Dios desde siempre y por toda la Eternidad, primero en los mandamientos antiguos y eternos, después en el nuevo mandamiento del Señor.)-----------------------

8 Pues si tenéis estas cosas y las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo.

9 Quien no las tenga es ciego y corto de vista; ha echado al olvido la purificación de sus pecados pasados.

10 Por tanto, hermanos, poned el mayor empeño en afianzar vuestra vocación y vuestra elección. Obrando así nunca caeréis.

11 Pues así se os dará amplia entrada en el Reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

12 Por esto, estaré siempre recordándoos estas cosas, aunque ya las sepáis y estéis firmes en la verdad que poseéis.

13 Me parece justo, mientras me encuentro en esta tienda, estimularos con el recuerdo,14 sabiendo que pronto tendré que dejar mi tienda, según me lo ha manifestado nuestro Señor Jesucristo.

15 Pero pondré empeño en que, en todo momento, después de mi partida, podáis recordar estas cosas.

16 Os hemos dado a conocer el poder y la Venida de nuestro Señor Jesucristo, no siguiendo fábulas ingeniosas, sino después de haber visto con nuestros propios ojos su majestad.

17 Porque recibió de Dios Padre honor y gloria, cuando la sublime Gloria le dirigió esta voz: «Este es mi Hijo muy amado en quien me complazco.»18 Nosotros mismos escuchamos esta voz, venida del cielo, estando con él en el monte santo.--------------------

y….Con mucha claridad, también, nos lo expone San Gregorio Nacianceno diciéndonos en el sermón de las S. luminarias:

Ojalá que estéis ya purificados, y os purifiquéis de nuevo. Nada hay que agrade tanto a Dios como el arrepentimiento y la salvación del hombre, en cuyo beneficio se han pronunciado todas las palabras y revelado todos los misterios; para que, como astros en el firmamento, os convirtáis en una fuerza vivificadora para el resto de los hombres; y los esplendores de aquella luz que brilla en el cielo os hagan resplandecer, como lumbreras perfectas, junto a su inmensa luz, iluminados con más pureza y claridad por la Trinidad, cuyo único rayo, brotado de la única Deidad, habéis

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recibido inicialmente en Cristo Jesús, Señor nuestro, a quien le sean dados la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.

Oremos, pues, con la Iglesia:

Dios todopoderoso y eterno, tú que nos has hecho renacer a una nueva vida por medio de tu Hijo, concédenos que la gracia nos modele a imagen de Cristo, en quien nuestra naturaleza mortal se une a tu naturaleza divina. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

AménLP