Estructura Económica y Social Argentina

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Germani El término de estructura social tiene dos acepciones: 1. Configuración de la organización de cualquier grupo social. Caracteriza la suma total de las relaciones q los miembros del grupo mantienen entre sí y con el grupo mismo. 2. Se pueden distinguir dos clases de estructura social: (a) la división de los grupos sociales en subgrupos y finalmente en miembros individuales o personas q con frecuencia difieren unas de otras por su función y status, y (b), la división de un tipo de cultura en sus elementos constituyentes, tales como usos sociales, costumbres, instituciones y creencias. En los apartados a y b, cada uno corresponde en realidad a un diferente enfoque especial, el objeto del primero es el grupo social, la "sociedad", en el segundo la "cultura". Por “cultura” entendemos al conjunto de las formas de obrar, pensar y sentir adquiridas por los hombres, incluyéndose tanto los elementos “inmateriales” como valores o significados, cuanto los materiales, q constituyen su bases física. El concepto de sociedad refiere en cambio al elemento humano, a los individuos y grupos q son los sujetos, los portadores de la cultura “material” e “inmaterial”. El estudio de la estructura social según la primera acepción, se refiere a los grupos, al elemento humano, mientras q de acuerdo a la segunda, el objeto es el elemento impersonal; y para esta acepción creemos q el término más adecuado sería el de estructura cultural. Se trata de dos perspectivas de una misma realidad. Esta realidad es el mundo sociocultural. Resulta claro q una investigación sobre la estructura social, es decir, sobre la formación, composición e interdependencia de los grupos sociales, presupone un conocimiento de la estructura cultural. Porque un grupo social no es una categoría aislada, sino un conjunto de individuos q se distinguen por ciertas formas de obrar y de pensar q le son propias, o sea, por una “cultura”. En efecto, nuestra percepción de un grupo social es en realidad, una diferencia cultural. Podemos así referirnos a una sociedad nacional, en función de los rasgos específicos de su “cultura nacional”. Una de las características más genéricas de

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Resumen

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Germani

El término de estructura social tiene dos acepciones:

1. Configuración de la organización de cualquier grupo social. Caracteriza la suma total de las relaciones q los miembros del grupo mantienen entre sí y con el grupo mismo.

2. Se pueden distinguir dos clases de estructura social: (a) la división de los grupos sociales en subgrupos y finalmente en miembros individuales o personas q con frecuencia difieren unas de otras por su función y status, y (b), la división de un tipo de cultura en sus elementos constituyentes, tales como usos sociales, costumbres, instituciones y creencias.

En los apartados a y b, cada uno corresponde en realidad a un diferente enfoque especial, el objeto del primero es el grupo social, la "sociedad", en el segundo la "cultura".

Por “cultura” entendemos al conjunto de las formas de obrar, pensar y sentir adquiridas por los hombres, incluyéndose tanto los elementos “inmateriales” como valores o significados, cuanto los materiales, q constituyen su bases física.

El concepto de sociedad refiere en cambio al elemento humano, a los individuos y grupos q son los sujetos, los portadores de la cultura “material” e “inmaterial”.

El estudio de la estructura social según la primera acepción, se refiere a los grupos, al elemento humano, mientras q de acuerdo a la segunda, el objeto es el elemento impersonal; y para esta acepción creemos q el término más adecuado sería el de estructura cultural.

Se trata de dos perspectivas de una misma realidad. Esta realidad es el mundo sociocultural.

Resulta claro q una investigación sobre la estructura social, es decir, sobre la formación, composición e interdependencia de los grupos sociales, presupone un conocimiento de la estructura cultural. Porque un grupo social no es una categoría aislada, sino un conjunto de individuos q se distinguen por ciertas formas de obrar y de pensar q le son propias, o sea, por una “cultura”. En efecto, nuestra percepción de un grupo social es en realidad, una diferencia cultural.

Podemos así referirnos a una sociedad nacional, en función de los rasgos específicos de su “cultura nacional”. Una de las características más genéricas de la sociedad es la "intersección de los círculos sociales", es decir, el hecho de que no solamente cada sociedad se compone de numerosos grupos sociales, sino que un mismo individuo pertenece a diferentes grupos sociales a la vez. Su "pertenencia" corresponde a ciertas cualidades observables en un individuo, y por las cuales esa múltiple “pertenencia” se manifiesta con ciertos rasgos de su conducta manifiesta y encubierta.

Otra dimensión, q llamaremos bio-social por su más estricta vinculación con las condiciones biológicas del sexo y la edad.

Es la q se relaciona con la posición del individuo en la familia y con su estado civil. Una serie de diferenciaciones surgen la estructura económica de la sociedad: grupos de ocupaciones y clases sociales constituyen sin duda el eje central de la organización y el funcionamiento de las sociedades actuales hasta el punto que a menudo el término de estructura social se refiere únicamente a la estructura de clases, con exclusión de todas las restantes formas de diferenciación.

Sin embargo, aún cuando la estructura económica-social pueda ser tomada como variable independiente en el estudio de la mayoría o de todas las demás diferenciaciones, no debemos olvidar q el concepto de estructura social se refiere a la composición e interrelación de todos los grupos sociales. La religión, la política, la educación, la recreación, originan otras dimensiones en virtud de grupos sociales dotados de diferentes grados de importancia colectiva; pero todos ellos son integrantes de la estructura social.

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Tal unidad, para este trabajo, es una sociedad nacional: la Argentina. Los propósitos de este estudio se limitan al estudio del volumen numérico de la distribución espacial de los principales grupos y subgrupos q en su conjunto y en sus recíprocas relaciones constituyen la estructura social argentina.

Su cometido es “el estudio de la forma material de las sociedades, es decir, el número y la naturaleza de sus partes y a la forma en q éstas aparecen sobre el suelo, así como las migraciones internas de país a país, la forma de las aglomeraciones, las habitaciones, etc.

La distinción entre formas “materiales” y “no materiales” debe considerarse como metodológica. Para cualquier hecho sociocultural podemos emplear el siguiente esquema de análisis.

En el estudio morfológico concedemos prioridad metodológica a los llamados aspectos “materiales” de la sociedad.

En conclusión, el tomar como punto de partida en la investigación las “formas materiales” es una manera de apuntar al objeto estudiado en toda su concretes. Por ello los conceptos, clasificaciones e hipótesis q se emplean en este trabajo suponen un conocimiento de la estructura cultural y de las características psicosociales de la sociedad argentina.

Según una metodología científica, tales supuestos deberían ser formulados en cada caso de manera explícita y fundarse en observaciones verificadas; desgraciadamente. Las investigaciones empíricas sobre la realidad social de nuestro país no son abundantes.

Por ese motivo se han ignorado sectores importantes de la realidad social de nuestro país.

STAVENHAGEN

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Clases sociales y estratificación social:

Estratificación social: Por estratificación social se entiende generalmente el proceso mediante el cual los individuos, las familias o los grupos sociales son jerarquizados en una escala, unos en los escalones superiores y otros en los inferiores. Esta concepción presenta 4 problemas:

1. Para Davis y Moore, las estratificaciones son universales y representan la distribución desigual de derechos y obligaciones en una sociedad. La sociedad tiene la necesidad de situar y motivar a las personas en la estructura social, y la base para ello lo constituye el prestigio diferencial de las distintas posiciones en la sociedad y de las personas q ocupan esas posiciones. Puede tratarse del prestigio q el investigador le atribuye a las posiciones, o del prestigio q un individuo atribuye a su propia posición; cuya valoración es aceptada por toda la sociedad.

2. Pero si se acepta q la estratificación social está basada en criterios objetivos, reales, y no solamente en una concepción subjetiva, el problema consiste en conocer estos criterios. Davis y Moore señalan la existencia de dos factores que, según ellos, determinan el rango dentro de una jerarquía, de las distintas posiciones en la sociedad:

Su importancia para la sociedad

Las funciones principales con respecto los cuales se establecen las estratificaciones son la religión, la riqueza, propiedad y trabajo y el conocimiento técnico

En general, se toman como índices para el establecimiento de sistemas de estratificación, los siguientes criterios: el monto del ingreso, el origen del ingreso, la riqueza, la ejecución, el área residencia, la raza y otros criterios secundarios. Es evidente q una estratificación social basada solamente en uno de estos criterios no correspondería a la realidad social. Por ello se habla de sistemas multiestratificados.

Al considerar los distintos criterios de la estratificación es necesario distinguir aquellos q son cuantitativos (como el monto del ingreso, o la educación) y los q son cualitativos (como la posesión o no de ciertos bienes, el tipo de trabajo), y los criterios q aún siendo objetivos, están basados en evaluaciones subjetivas, como es el prestigio o los diferentes grupos raciales. Otro problema es el delimitar el universo social en el q tal o cual estratificación es válida.

3. El tercer problema es el de conocer la unidad de estratificación: el individuo o el grupo social. Es éste uno de los problemas fundamentales de la estratificación, ya que implica establecer la diferencia entre la descripción taxonómica y el análisis estructural de la sociedad. La posición de un individuo en un sistema de estratificación, como resultado de una serie de atributos individuales, se considera como su status social.

Sin embargo, se reconoce no solamente una escala de status individuales, sino la existencia objetiva, jerarquizada, de una serie de categorías sociales más o menos homogéneas. Estas categorías son llamadas estratos o capas, o bien, clases. El concepto de clases sociales tiene esta significación: agrupamientos discretos jerarquizados en un sistema de estratificación.

4. Queda por ver cuáles son las relaciones entre la estratificación y la estructura social en general. Max Weber hizo una distinción entre las tres dimensiones de la sociedad:

El orden económico: Representado por la clase, El orden social: Representado por el status o estamento, El orden político: Representado por el partido.

Cada una de estas dimensiones tiene una estratificación propia: la económica, representada por los ingresos y los bienes y servicios de que dispone el individuo, la social, representada por el prestigio y el honor de que disfruta y la política representada por el poder que ostenta.

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Para que el fenómeno de la estratificación adquiera este aspecto dinámico y estructural es necesario que esté ligado al análisis de la estructura de clases sociales.

Movilidad social ¿Cuál es la doble función q tiene la movilidad/estructura social?

La movilidad social implica un “movimiento en la posición económica, social y política de un individuo o de un estrato”.

Pero generalmente lo q se estudia es la movilidad individual, pues el cambio en la posición tiene q ver más con la evolución o el desarrollo social. Los sistemas de estratificación del mundo moderno no son rígidos y permiten el paso de un individuo de un status o de una “clase” a otra. La movilidad social es una movilidad vertical, q se distingue de la movilidad horizontal y de la movilidad geográfica. Los investigadores toman como punto de partida los cambios en la ocupación del individuo.

Dos tipos de movilidad han sido señalados: la oferta de status vacíos (el vacío demográfico de las clases superiores) y el intercambio de rangos (para cada movimiento hacia arriba hay un movimiento hacia abajo).

La mayoría de los estudios sobre la movilidad tienen una tendencia psicológica, tratan de los problemas de la motivación, de las actitudes, de la conciencia de clase, etc, del individuo móvil, y al ignorar las condiciones sociales y económicas propias del fenómeno de la movilidad.

La movilidad social no puede ser tomada como un índice de determinadas modificaciones de la estructura de clases. Es un hecho importante en todas las sociedades, sobre todo si se estudia en relación con las estructuras del poder y la conducta política, y con los cambios en las estructuras sociales.

Clases sociales

a. Si los estratos, en el sentido de una estratificación constituyen categorías descriptivas, estáticas, las clases sociales, constituyen categorías analíticas. Es decir, forman parte de la estructura social. El concepto de clase solo adquiere valor analítico como parte de una teoría de clases.

b. La clase social es también, una categoría histórica. Las clases están ligadas a la evolución y al desarrollo de la sociedad; se encuentran constituidas históricamente. Las clases existen en formaciones socio-históricas específicas. Cada época tiene sus clases sociales propias q la caracterizan.

Las clases tienen un contenido sociológico específico, las categorías sociales a que se refieren pueden ser descritas siempre con términos específicos. Así, Marx habla en sus análisis de proletariado, de pequeña burguesía, de aristocracia financiera estos términos tienen en cada caso un contenido específico y concreto , de acuerdo con el momento histórico al que se refieren.

Las clases no son inmutables en el tiempo: Se forman, se desarrollan, se modifican a medida que se va transformando la sociedad. Representan las contradicciones principales de la sociedad; son el resultado de estas contradicciones y a su vez contribuyen al desarrollo de las mismas. Las clases surgen de determinadas condiciones estructurales de la sociedad y constituyen elementos estructurales de la misma.

c. El problema es el del criterio o los criterios que sirven para distinguir las clases, las bases sobre las que se constituyen las clases sociales.

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Según Lenin “las clases son grandes grupos de hombres q se diferencian entre si por el lugar q ocupan en un sistema de producción social históricamente determinado, por las relaciones en q se encuentran con respecto a los medios de producción, por el papel q desempeñan en la organización social del trabajo, y por el modo y la proporción en q perciben la parte de riqueza social de q disponen. Las clases son grupos humanos, uno de los cuales puede apropiarse del trabajo del otro, por ocupar puestos diferentes en un régimen determinado en la economía social”.

Para el marxismo, la base económica de la constitución de las clases sociales, el criterio fundamental para su integración: la relación con los medios de producción. Según el autor no se trata de un criterio arbitrario, escogido al antojo sino de una consecuencia lógica del análisis estructural de la sociedad. Si la relación con los hombres a los medios de producción determinara la existencia de esos agrupamientos humanos que llamamos clases, es porque las fuerzas de producción, por un lado, y las relaciones de producción, por el otro, dan a cada estructura socioeconómica, a cada etapa histórica, su contenido y su forma, su fisionomía propia.

Sólo si se toma la relación de a los medios de producción como el criterio fundamental para la determinación de las clases sociales es posible ligar éstas a la estructura social y llegar al análisis estructural de la sociedad y a la explicación sociológica e histórica.

Lo que importa es que estas distinciones ocurren dentro de un sistema socioeconómico determinado, en el que las clases en oposición (dominantes- dominadas) son también complementarias y están dialécticamente ligadas entre sí, ya que son parte integral del funcionamiento de un todo (explotadores- explotados).

Uno de los aspectos fundamentales del concepto de las clases es q éstas no existen aisladas, sino como parte de un sistema

de clases. Una clase social sólo puede existir en función de la otra. Lo que define y distingue a las diversas clases son las relaciones específicas que se establecen entre ellas. Están determinadas por los intereses objetivos q tienen, como resultados de las posiciones específicas q ocupan en el proceso productivo, como resultado de la relación q tiene cada una de ellas con respecto a los medios de producción. Estas posiciones diferenciales, que permiten, según Lenin, que una clase social se apropie el trabajo de otra, determinan que los intereses objetivos de las clases no solo sean distintos, sino contrarios y opuestos.

Por lo tanto, las relaciones que se establecen entre las clases son de oposición, las mismas son asimétricas ya que las clases no se enfrentan en un plano de igualdad. Estas relaciones de oposición son relaciones de dominación- subordinación. Las clases en oposición son al mismo tiempo complementarias, porque forman parte integral del funcionamiento del sistema y clases antagónicas porque representan las contradicciones internas fundamentales del sistema.

La base del antagonismo está en la posición diferencial, de las clases con respecto a los medios de producción, es decir, las clases en oposición son clases explotadas unas y clases explotadoras las otras y sus relaciones constituyen relaciones de explotación.

Explique los conceptos de clase en si y clase para si. ¿La importancia del proceso de toma de conciencia en el pasaje de una a otra?

Las clases constituyen agrupamientos de intereses político-económicos particulares, los cuales, en circunstancias históricas específicas, adquieren conciencia de sí mismos y de estos intereses, y tienen la tendencia de organizarse para acción política con el objeto de conquistar el poder del Estado. La conciencia de clase es el eslabón q permite el paso de la clase “en si”, agrupamiento con intereses objetivos “latentes”, a la clase “para si”, grupo de poder q tiende a organizarse para el conflicto o la lucha política, y cuyos intereses han llegado a ser, por lo tanto, “manifiestos”.

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Pero la conciencia de clase no surge automáticamente de la "situación de clase". Hay dos fases consecutivas en el desarrollo de las clases:

1. La clase constituye solamente una clase respecto a otra, debido a su posición en la organización socioeconómica, y las relaciones específicas que resultan de esta posición.

2. La clase ha tomado conciencia de sí misma y de sus intereses, y de su "misión" histórica, y se constituye como una clase, como grupo de acción política en potencia y que contribuye a los cambios sociales y al desarrollo de la sociedad.

La contradicción principal que constituye el motor fundamental de las luchas de clases, es la q hay entre las fuerzas de producción y las relaciones de producción. Ésta es la causa de los antagonismos principales entre clases opuestas. La clase dominante q ostenta poder y los medios de producción, representa las relaciones de producción, y la clase dominada, cuyo trabajo es apropiado por la otra, las fuerzas de producción q tarde o temprano entran en contradicción en ese sistema de relaciones.

¿Qué relación existe entre estratificaciones y relaciones de clases?

Las características de cada sistema de estratificación dependen del contenido específico de las relaciones y de las oposiciones entre las clases. Las estratificaciones están basadas en las relaciones entre las clases, y tienden a reflejarlas. Estas estratificaciones tienen su origen en una situación de clases, por ejemplo: la posición del obrero industrial en situación de proletariado.

Las estratificaciones representan, la mayoría de las veces lo que podríamos llamar fijaciones o proyecciones sociales. En estas fijaciones sociales intervienen otros factores secundarios y accesorios (religión, étnicos) que refuerzan la estratificación. En consecuencia, las estratificaciones pueden ser consideradas también como ideologías.

Las clases son incompatibles unas con otras, es decir, se excluyen mutuamente, pero no sucede lo mismo con los estratos de diversos sistemas de estratificación. Esto significa que un individuo puede tener diversos status en la sociedad, participar en diversas estratificaciones, en tanto que sólo puede pertenecer a una clase.

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RUBINSTEIN

El hombre se articula con una red de relaciones con sus semejantes. Desde que nace hasta que muere vive inmerso en esa red que define su naturaleza histórica (conciencia de su existencia) y dialógica (relación directa entre el tu y el yo). Su inteligencia le impulsa a establecer jerarquías dentro de aquélla red, prestando mayor atención a unas relaciones que a otras.

Cuando esas relaciones de convivencia se disponen de modo jerárquico nos encontramos frente a un sistema, sistema que definirá su status o posición.

Siendo un sistema un “conjunto de cosas relacionadas entre sí, según un orden y que contribuyen a determinado objeto”, cuando aplicamos este concepto a la realidad, nos encontramos con distintas estructuras. Una estructura constituye un sistema de relaciones cuyas características concretas dependen del objeto motivo de las mismas. Así puede haber una estructura política, social, económica, etc.

No tiene por ende la estructura una existencia independiente del hombre, ni tampoco su esencia es trascendente al tiempo. Por el contrario, ella es un producto humano y por tanto un producto histórico en su manifestación concreta.

La comunicación como elemento fundamental en el proceso de comprensión de la realidad resulta palmariamente evidente.

En definitiva, estructura y comunicación son factores esenciales para el conocimiento de las cosas en general y mucho más necesarios para la investigación de la realidad desde un punto de vista sociológico.

Definida la noción de estructura como sistema de relaciones, parece la estructura como un aspecto de la realidad donde ese sistema de relaciones establecidas por los hombres se nuclea alrededor del poder. La estructura política se configura de esa manera como una variable particular del sistema de relaciones que conforman la sociedad humana.

La estructura política en tanto variable de la estructura social es un resultado condicionado por esta, así como la última de algún modo también es resultado condicionado de la primera; ambas son sistemas de relaciones recíprocamente condicionantes y mutuamente condicionantes.

En conclusión, la estructura política es la variable de la estructura social en la que juegan las relaciones humanas a través de la utilización del poder, que a su vez constituye en sí mismo una relación caracterizada por el "mando" y la "obediencia", se observa que todo el planteo estructural descansa en definitiva en el análisis del comportamiento humano. Esta estructura política tiene una directa dependencia con el hombre que la concreta, tanto en sus circunstancias materiales (modos de producción) como inmateriales (relaciones entre sí), construye un producto histórico.

Estructura y proceso histórico:

La peculiar característica de la estructura como un sistema de relaciones humanas, nos lleva a considerar al análisis estructural como un método de hacer inteligible el mundo complejo donde habita el hombre. Es decir, un instrumento formal que nos sirve para comprender la vida.

Pero consideramos a la teoría estructural funcionalista insuficiente a los fines de hacer comprender y abarcar en un todo la realidad sociológica en la que nos movemos.

(Método Dialéctico: es preferible antes que el M. Funcional)

El análisis funcional, aún cuando no excluye las fuentes potenciales de cambio social como resultado de una dinámica entre funciones y disfunciones (al entender a las funciones como " Las consecuencias observadas que favorecen la

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adaptación de un sistema dado" y a las disfunciones como "Las consecuencias que aminoran la adaptación del sistema") opera dentro de un esquema fiel al principio de contradicción (dos juicios contradictorios que no pueden ser ambos verdaderos, si uno es verdadero, el otro será necesariamente falso)

Al plantearse la investigación como una determinada estructura tomamos a esta como un concepto transitorio, porque ni siquiera alcanza por si misma nada que implique un pasaje temporal cronológico. En otros términos, lo real es el proceso histórico ubicado en un tiempo cronológico, mientras que la estructura se corporiza como instrumento de trabajo. De ahí que bien podemos decir que la estructura constituye un modo de aprehender la realidad histórica, porque no hay estructura sin contenidos históricos concretos. Es decir, no hay comprensión o mejor comunicación a otros del proceso histórico sin la utilización de estructuras que lo hagan inteligible.

La estructura política argentina como sistema de relaciones humanas nucleadas alrededor del poder y determinando un modo especial de desenvolvimiento del estado nacional como “estructura de dominio”, constituye el instrumento que facilita la comprensión de nuestro proceso histórico.

El subdesarrollo como categoría histórica y como condición del desarrollo: (desarrollo y subdesarrollo)

En general, se entiende que tanto el desarrollo como el subdesarrollo constituyen calificaciones adjudicadas a un país, una región o una sociedad particular. Pero en nuestros tiempos esta calificación representa un cambio cualitativo distintivo: el grado de industrialización.

El grado de industrialización en un país o región implicaría entonces en este periodo histórico la variable exógena dinámica que impulsa el cambio cualitativo en aquellos y que determina una fractura cada vez más abismal en relación con esos otros que aún no ingresaron en ese estadio económico o, si lo han hecho, todavía se encuentran a considerable distancia de los que primeramente hicieron el cambio.

Este enfoque es bien explicado por Myrdal: “No existe la tendencia hacia la auto-estabilización automática del sistema social, el sistema no se mueve por si mismo hacia ningún tipo de equilibro entre fuerzas, sino que se está alejando constantemente de tal posición. Normalmente, un cambio no da lugar a cambios compensadores, sino que mueven al sistema en la misma dirección que el cambo original, imputándolo más lejos”.

El subdesarrollo constituye una categoría histórica, que por tal circunstancia no es producto dado por la actual división del mundo entre potencias industriales y sociedades en diferentes etapas de evolución, sino una condición indispensable para la existencia contemporánea de las primeras y para su nacimiento como tales.

Al ubicar el subdesarrollo como condición dentro de un proceso histórico, intentamos para el caso general de Latinoamérica y en especial Argentina. La existencia de la Sudamérica subdesarrollada fue la condición indispensable que viabilizó el desarrollo económico y social europeo antes del inicio de su primera revolución industrial.

Dualismo estructural conforma una de las características del mundo moderno, aquí en América resulta más intenso y explosivo, porque su virtualidad estriba en la entremezcla de ellas en un complejo compuesto dinámico derivado de la convivencia de hombres portadores de distintas “personalidades básicas” dentro de un mismo espacio geográfico.

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VILLARREAL

Introducción:

Los resultados electorales de las elecciones nacionales de 1983 en la Argentina pueden ser vistos como la punta del témpano que se asoma a la superficie, ocultando más de lo que muestra. La derrota electoral del peronismo, resulta de fenómenos coyunturales y se expresa en ciertos cambios estructurales producidos en las relaciones de dominación y en la constitución de la sociedad.

Frecuentemente, las mutaciones en las relaciones de fuerzas políticas se entrelazan con cambios en la estructura social, con alteraciones en la configuración de los grupos sociales. La dictadura militar argentina (1976-1983) y la concentración de poder, posibilitaron la realización de profundas transformaciones sociales.

No se trató simplemente de cambios en el peso de ciertos grupos q constituyen los hilos sociales del poder, sino de una reestructuración q afectó también los lazos tradicionales de representación, el comportamiento de los actores de la sociedad civil y la constitución de las identidades políticas, culturales, ideológicas. Podría decirse que el poder dictatorial no actuó solamente en o represivo, sino también como formador de consenso. Más allá de los objetivos explícitamente formulados, se "produjo" un vasto proceso de reestructuración social tendiente a fortalecer las bases de dominación, a fragmentar las clases subalternas, a individualizar las conductas sociales.

Para llevar adelante esta estrategia de poder fue necesario desarrollar una política represiva que creara las condiciones de posibilidad de los cambios a producir.

Los avances de las movilizaciones populares q presentó la Argentina en la década de los '60 y primera mitad de los '70, se vinculaban con la recurrencia de una crisis política protagonizada por la ingobernabilidad de las masas y posibilitada por la indefinición hegemónica de los sectores dominantes en los ámbitos político, económico, cultural.

La presencia amenazadora de la movilización popular, se asentaba en una peculiar configuración de las bases sociales de poder: una estructura social que podríamos caracterizar como heterogénea por arriba y homogénea por abajo. Una sociedad q conjugaba una escasa centralización de capital q masificaba la estratificación interna de los propietarios y una considerable diversificación productiva q potenciaba el fraccionamiento de intereses en el campo de los sectores dominantes, con una gran difusión de la relación salarial y un peso mayoritario de los trabajadores industriales, en el plano de las clases subalternas.

Por un lado, los conflictos entre estratos o fracciones de las clases propietarias, sus fracturas ideológicas q se expresaban en términos de “nacionalismo” frente al “liberalismo”, sus contradicciones políticas, hablaban de una fragmentación por arriba q no alcanzaba a resolverse en hegemonía sino q expresaba situaciones de empate, exclusión, enfrentamiento, y por otro, unas clases subordinadas cuya capacidad de movilización se potenciaba por el peso dominante de los obreros industriales y la homogeneidad de las condiciones de trabajo, de ingresos, de vida comunitaria. Esto presentaba un cuadro de heterogeneidad conflictiva que se potenciaba con las alianzas sectoriales que incluían las clases subalternas.

El marco de sectores populares que incluía entre las bases sociales del peronismo a determinados sectores propietarios de la industria, conjugados con las clases subalternas y especialmente, con los obreros, se constituía en el índice de un eje industrial- obrero desestabilizador. El peso del movimiento obrero se asentaba en la homogeneidad de las clases subalternas. El predominio de los asalariados entre los trabajadores y de los obreros entre los asalariados, expresaban el núcleo de una homogeneidad básica.

La heterogeneidad clásica de América Latina que distingue a los trabajadores entre obreros y campesinos, asalariados y no asalariados, estables y marginales, no pesaba fuertemente en el perfil estructural de los sectores no propietarios de la Argentina. Estas condiciones estructurales estaban en el proceso de cambio cuando hizo se aparición la dictadura: Las fuerzas sociales y los factores que impulsaban el acentuamiento de la dependencia, el

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achicamiento de la sociedad, la fragmentación de los sectores populares, generó en la Argentina un proceso de "latino-americanización", el período de la dictadura llevó éstas tendencias al límite, lo que dieron lugar a una reestructuración social.

La concentración de poder, la multiplicidad de efectos que conformaron el proceso social regresivo, se expresaron en una estrategia de mutación de la estructura social. Se produjeron efectos de poder tendientes a fortalecer las bases de la dominación de los grandes sectores propietarios, homogeneizando su situación social y fragmentando las bases sociales de los grupos subalternos.

El intento de unificación por arriba se desarrolló en un triple movimiento de concentración, hegemonía y representación. Concentración, ya q una de las consecuencias del proceso fue la centralización de capital, con la reconversión del aparato productivo, y el fortalecimiento del poder en la cúspide. Hegemonía, porque la tendencia al predominio del sector financiero constituyó la forma genérica de articular intereses. Representación, en fin, en tanto la defensa del conjunto de los intereses de los grandes sectores por parte de los militares, constituyó un intento unificador q, no por fallido, dejó de tener una gran significación y consecuencias sociales.

La desindustrialización redujo el peso de los obreros industriales, la clausura sindical bloqueó sus formas de expresión. El crecimiento del trabajo no asalariado fortaleció la figura social de los trabajadores cuenta propia. El avance de la terciarización multiplicó la presencia de empleados marginales y completó el cuadro de modificación de la estructura social.La mayoría obrera dentro del predominio salarial dejó de ser la imagen de homogeneidad y hegemonía característica de la clase subalterna en la Argentina. En su lugar, como herencia de la dictadura quedó un espectro complejo de empleados, obreros, independientes y marginales.

La diferenciación categorial entre los trabajadores fue acompañada por una estratificación salarial, diferenciaciones sectoriales y ruptura de los mecanismos tradicionales de solidaridad social. El proceso militar generó mecanismos represivos basados en la sospecha personal generalizada e instituyó una cultura del miedo en la que el poder ejerció el máximo individualizador en los sectores populares.

Se impulsó una modificación en las clases subalternas q apuntaba a convertir la solidaridad en individualismo, la cooperación en competencia y la homogeneidad en fragmentación.

En el proceso de la dictadura militar, se eliminan organizaciones políticas, formas de expresión de los intereses populares, entidades sindicales y grupos culturales o artísticos. Se fuerza la transformación de los objetivos políticos de los partidos, se deja a sectores sociales sin mecanismos de expresión corporativa o política. La ausencia o debilitamiento de los canales de representación de la sociedad crea nuevos grupos, produciéndose cambios en las identidades políticas tradicionales y en consecuencia, resultados electorales inesperados por una crisis orgánica, de ruptura de lazos de representación, desorientación y desmovilización política.

La Sociedad:

Las transformaciones sociales que dejó como herencia la dictadura militar, se sitúa en una mirada al poder. Estos cambios en la estructura social con efectos del poder. La sociedad había puesto en jaque al poder y el poder debía responderle a la sociedad. La respuesta que aquí nos ocupa se refiere al proceso de reestructuración social q se generó en ese momento histórico.

Toda la reacción histórica al avance contradictorio de las masas populares, aparece asociada a la necesidad de resolver problemas de ingobernabilidad de las clases subalternas y de creciente movilización de las masas. Había dificultades económicas, pero todo ese conjunto de problemas adquiría una dimensión concentrada en la figura del poder.

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El Poder

De esta perspectiva, el período militar q se inicia en 1976 aparece como una expresión de un proceso social regresivo. La concentración autocrática del poder permitió la aplicación represiva tanto como “productiva” del mismo.

Represiva porque se destruyeron organizaciones diversas de la sociedad y se aplicó la fuerza sobre los individuos y los grupos sociales. Productiva, porque se generó un consenso de restauración del orden, se estimuló el individualismo social y porque se desarrolló un proceso de reestructuración general de la sociedad.

Las consecuencias del accionar militar fueron más producto del juego de conflictos sociales q de los planes políticos y proyectos económicos.

2. LA SOCIEDAD MOVILIZADA

Una configuración social

Nos centraremos en un aspecto del problema, el q tiene q ver con la configuración de una estructura social heterogénea por arriba y homogénea por abajo. Las desavenencias entre industriales-agrarios, terratenientes-capitalistas, propietarios grandes-pequeños, recorre con su secuela de conflictos permanentes la historia argentina de las últimas dos décadas, hablándonos de una heterogeneidad en los grupos dominantes, y de la imposibilidad de establecer un proyecto hegemónico de poder estable. Se expresa como un conflicto entre estratos de las clases dirigentes.

Por abajo, en cambio, la industrialización capitalista, la alta urbanización, dieron lugar a un grado de homogenización de las clases subalternas sobre la base de la localización común, y la condición obrera. Los grupos subalternos en la Argentina no presentaban la clásica fractura latinoamericana entre obreros y campesinos, asalariados y no asalariados, urbanos y rurales. Sobre la inmensa mayoría salarial, proyectaba su sombra el predominio obrero.

Estas características venían transformándose en un proceso de “latino americanización”. Se verificaba un triple mecanismo de centralización, independización y teciarización. El proceso de latino americanización señalado, se observa cuando se presenta el progresivo aumento del trabajo independiente y la pérdida de peso de los propietarios en la Argentina.

Aun así, la sociedad sigue presentando los rasgos diferenciadores de los países latinoamericanos. El predominio asalariado y la escasa centralización siguen definiendo a una estructura social singularizada.

Las clases sociales

La fragmentación u homogeneidad de las clases, se vuelve un punto de dilucidación de poder. En la estrategia de poder de los sectores dominantes está presente el “dividir para reinar”, fragmentar, individualizar, estratificar, a unas clases subalternas q no deben homogeneizarse para mantenerlas en el papel subalterno, subordinado y disgregado. Pero si bien en estos procesos de fragmentación- homogeneización juegan un papel relevante, más importante es la posibilidad de desarrollar mecanismos de cohesión ideológica propios. En este sentido, la relativa homogeneidad de los sectores populares en la Argentina es producto de una historia conflictiva en la q los grupos dominantes impulsaban la fragmentación.

Se trata, más bien de grupos y fragmentos de grupos sociales con historias y tradiciones específicas, con sus propios líderes, símbolos, valores y objetivos. Esto es así en todas las clases sociales pero particularmente en las clases dominadas. Los grupos sociales no son independientes de las historias nacionales. Una clase históricamente situada se gesta a través de un proceso de desarrollo económico, de configuración de determinadas relaciones de poder y de recuperación de tradiciones de lucha, organización y conciencia.

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En el temprano papel del Estado en la formación de las clases en América Latina, el fuerte desarrollo de un aparato estatal actuando en relación a una sociedad escasamente articulada, dieron lugar a la constitución de agrupamientos sociales heterónomos y a una identificación política q no se corresponde con la pertenencia objetiva de clase. Trata de una historia de la sociedad sobre determinada por el Estado y las relaciones de poder.

Volviendo a la situación de la Argentina, no parece posible caracterizar estructuralmente en forma clara a la clase obrera argentina moderna, sin hacer referencia al proceso de desarrollo político del peronismo. La clase obrera Argentina fue constituyendo su identidad difusa en el interior de su adscripción al movimiento popular. A través de múltiples enfrentamientos, organizados desde y contra el Estado, los obreros fueron desarrollando su propia unidad política peronista bajo una envoltura contradictoria de identidad de clase y subordinación al Estado, de autoconciencia y conciencia difusa. Así se constituyó la forma de articulación política de amplios sectores populares.

La movilización

El proceso de constitución del peronismo se fue desarrollando efectos de poder que fortalecieron sus bases de sustentación social. El poder nacional-popular reprodujo permanentemente las bases de su propio poder.

Los sectores industriales establecieron así un cuadro de alianzas con las clases subalternas. Impulsaron un desarrollo industrial orientado al mercado interno que requería una redistribución de ingresos, dando el tono general de las políticas estatistas y posibilitando una armonización de intereses con los obreros.

Socialmente homogéneos y ampliamente mayoritarios (los asalariados y entre ellos los obreros), potenciada su capacidad de resistencia al poder por su unidad política peronista; fortalecidos más allá de su relativa subordinación, por la heterogeneidad y contradicciones de los grupos dominantes, los obreros peronistas comenzaron a presentarse, a principios de los 70, como virtual amenaza al orden establecido. Se trataba de una peligrosa combinación de una masa asalariada homogénea con poder social y peso económico creciente, potenciada por el poder político que le confería el peronismo.

3. LA ESTRATEGIA DE PODER

El proceso

En estas condiciones se produjo el golpe militar de 1976, los problemas q enfrentaba eran fundamentalmente políticos y quizás, las medidas económicas, sociales, culturales, se subordinaron a los objetivos de una estrategia de poder regresiva impulsada por las fuerzas sociales dominantes.

Objetivos Manifiestos del programa económico de la dictadura militar: Bajaron los salarios reales abruptamente para combatir la inflación, Desindustrializaron el país para aumentar la eficiencia capitalista de la producción abriendo el mercado

interno a la competencia externa, Liberalizaron el mercado de capitales para estimular el uso eficiente de los recursos financieros Eliminaron las restricciones al ingreso de capital extranjero para promover el desarrollo económico, Proclamaron la subsidiariedad del Estado con su secuela de privatización a fin de controlar el déficit

fiscal y estimular auge del capital privado.

Así planteados, parecen objetivos dirigidos a promover el desarrollo económico, eficientizar la economía y maximizar el uso de recursos disponible

Objetivos Latentes: tuvieron que ver con destruir, golpear o dividir a sus enemigos: los sectores populares. Los fundamentos del poder social de los sectores populares se asentaban en esa combinación estructural de heterogeneidad por abajo en la sociedad argentina, con implicancias económicas, culturales y políticas.

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Condiciones económicas:

La ampliación del Estado en sus actividades "no productivas" es otro factor que determina un proceso de heterogeneidad estructural, de formación de sectores económicos informales, y de crecimiento de trabajo independiente. El estancamiento de la demanda de fuerza de trabajo productiva produce como consecuencia, los problemas estructurales del marginamiento ocupacional y el estancamiento o retroceso de las relaciones salariales y la estimulación de trabajo independiente.

La débil reinversión en el ciclo productivo, tiene como efecto, la caída de la demanda de mano de obra en la industria, el crecimiento de la tasa de desempleo y la derivación de trabajadores hacia actividades de servicios. Estos fenómenos contribuyen a fragmentar a los sectores populares y se combinan con estrategias de poder dirigidas a debilitarlos para reestructurar las condiciones de dominación.

La implementación de una política monetarista concentradora de la riqueza, estimularon la concentración de poder económica q homogeneizaban a las clases dominantes de la cúspide.

La unificación

Fue un proceso que combinó una alta concentración de poder en manos de una élite militar, el capital financiero, los sectores terratenientes y del gran capital monopolista. De esta forma, centralizando el poder económico, destruyendo o debilitando a los empresarios menores se homogeneizaba a los sectores dominantes alrededor de una élite productiva, financiera y comercial.

Pero también hay otro aspecto en este proceso de homogeneización social y articulación de intereses. Es el problema de la hegemonía. Homogeneizar los intereses dominantes y promover a un sector o grupo económico, forma parte de un mismo proceso de poder consistente en unificar la dominación. De este modo, homogeneidad y hegemonía harían posible enfrentar a los sectores subalternos con un poder multiplicado.

Un tercer aspecto del intento de unificación, homogeneización, recomposición de los intereses de la élite dominante fue el de la representación.

Los militares asumieron la defensa de las "fronteras ideológicas" del orden. Pero garantizar el orden coincidía con la defensa de los intereses de la élite económicamente dominante, de la seguridad, la eficiencia y la productividad. De este modo, las clases dominantes encontraron su representación, más exactamente, se conjugaron los sectores dominantes de los ciclos de producción, reproducción y poder.

Es por ello, que puede ser analizada como una estrategia de poder tendiente al fortalecimiento de la dominación. Homogeneización, hegemonía y representación, cierran el círculo de articulación de los intereses de la élite en la coyuntura del período dictatorial, evidencian la ocurrencia de una etapa de confluencia unificadora inusual de las cúspides de la producción y el poder.

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La fragmentación

El centro del problema, es el de los cambios en el poder de los distintos sectores de la sociedad argentina y, el efecto de poder q implicó una fragmentación de las capas populares, un desplazamiento de sus poderes relativos y una disminución de su poder en los diferentes niveles.

Los obreros: Los obreros industriales, era el sector de aglutinación clásica de las masas populares que fue constituyéndose en los años (1955-1976) en eje articulador de la resistencia peronista.

La política de levantamiento de las barreras arancelarias y de transferencia de recursos de la industria hacia otros sectores, q implementaron los militares y las fuerzas regresivas desde el aparato del Estado, produjo un desmantelamiento de la producción industrial y una considerable reducción del valor agregado de la industria manufacturera. Se puede hablar de una efectiva política de desindustrialización originada en la necesidad de fortalecer a los sectores agropecuarios, en la conveniencia de los sectores financieros en derivar capitales productivos hacia la circulación asociada a la centralización de capital.

El tema de la desindustrialización se vuelve un aspecto fundamental de la estrategia de poder puesta en juego, porque restaba poder económico y social a dos actores fundamentales: los propietarios industriales medios y los obreros manufactureros, el eje de la alianza industrial- obrera, núcleo social del peronismo. Esta estrategia de poder se basaba en restarles las bases de su poder económico, y convertirlos en trabajadores sin trabajo, excluirlos de la sociedad.

Otro tanto ocurrió con los salarios obreros, q decayeron en su capacidad adquisitiva, lo cual habla de la disminución del nivel de vida y el poder económico de los trabajadores. Poder de compra, pero también poder para solventar sus organizaciones y capacidad económica para ejercer la solidaridad de clase.

Pero no se trataba solamente de deteriorar el peso económico de los trabajadores por medio de una política salarial restrictiva, sino de dividirlos a través de un proceso de estratificación salarial. Para esto, se implementó una política de simple diferenciación salarial. Disminuyó el peso del salario básico por horas normales o extras, y aumentó la participación de otros rubros como premios y bonificaciones por incremento de productividad.

Lo q alteró una tradición histórica de uniformidades salariales, fue la intensificación de las diferencias intersectoriales. Tradicionalmente había habido en la Argentina una tendencia a la equiparación salarial de los trabajadores de similar calificación o jerarquía, independientemente del sector de actividad. Pero la estrategia de poder de heterogeneización, impulsó una gran diversificación de los ingresos entre sectores económicos. Esta estratificación salarial apuntaba a restar poder social a los obreros u otros sectores populares, disminuyendo su homogeneidad social y, en consecuencia, las probabilidades de un accionar unificado.

En el período 1975-1982 se registra una pérdida del papel de la industria y la aparición del sector financiero, que tendió a convertirse en núcleo económico del proceso. El cambio cualitativo de la etapa consiste en q los empleados desplazan a los obreros, como mayoría entre los asalariados.

Los empleados: El proceso de terciarización de la fuerza de trabajo global en la Argentina se remonta a la década de los ´60. Pero en los años 1960-1970 el proceso se acelera, produciendo un cambio cualitativo q lleva a q hacia 1978 la mayoría del personal ocupado sean empleados terciarios. Se produce una reestructuración social de los sectores populares, que aumenta su fragmentación y convierte en minoría a los obreros industriales, debilitando su poder social y desgranando las bases de apoyo de su accionar sindical.

¿Pero q son las actividades terciarias? Se trata de actividades heterogéneas. Se quiso distinguirlas en términos de su común papel improductivo, del hecho de no generar directamente excedente que fuera apropiado privadamente.

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Pero el centro de distinción entre el trabajo obrero y la actividad del empleado “terciario”, debe situarse en otro nivel. Se trata de las diferenciaciones entre actividades laborales que operan en el campo de la producción-acumulación y en el de la circulación-reproducción. En el ámbito de la producción, cuyos trabajadores no jerarquizados son los obreros. En el campo de la reproducción, a cuyos trabajadores directos denominamos empleados, se establecen relaciones que tienen que ver con la reproducción económica, la reproducción de relaciones sociales y la generación de poder social.

En cuanto al poder político de los terciarios, es común señalar la escasa combatividad de estos sectores, su limitada tradición de lucha y la falta de cohesión q deriva de pertenecer a un mosaico heterogéneo de actividades laborales diferenciadas. Un indicador político diferencial de los sectores populares, lo da la participación sindical y, más, el peso de las afiliaciones sindicales.

El sector de trabajadores terciarios no es homogéneo. Más allá de la presencia de ramas de actividades diversas, en este conjunto se manifiesta con particular intensidad la presencia de formas de organización del trabajo disímiles: la actividad estatal, el sector formal y el sector informal. Pero tanto los servicios estatales como la actividad informal, operan como áreas de refugio ocasional y con niveles de remuneración bajos. Ahora bien, gran parte del crecimiento del sector terciario tuvo q ver con la difusión del trabajo independiente.

Los independientes: El aspecto del proceso de heterogeneización de las clases subordinadas más evidente, es el del crecimiento del trabajo independiente. La Argentina presentaba tradicionalmente uno de los niveles más altos de difusión del trabajo asalariado en América Latina. Ni la economía campesina, ni el trabajo artesanal u otras formas de empleo autónomo, tenían una presencia significativa en la sociedad argentina, lo que daba al mundo de los asalariados un peso social considerable y, dentro de ellos, a los obreros industriales. Actualmente, los trabajadores independientes tienen una presencia numérica equivalente a la de los obreros de la industria manufacturera.

Se puede suponer q la mayor parte de la expansión del empleo independiente provino del cese de asalariados industriales y se dirigió a las actividades terciarias. Como se ha dicho, los sectores q más absorbieron el empleo autónomo fueron los servicios, construcción, comercio y transporte.

Si bien existe la estratificación interna de los trabajadores independientes, en conjunto tienen en común el hecho de desarrollar una actividad laboral no socializada, en pequeña escala y con escasos recursos técnicos, lo q los vincula a formas de conciencia social individualistas y poco propensas al accionar sindical colectivo. Con un escaso poder económico limitado por sus condiciones de baja productividad o su papel subordinado en la esfera de la circulación lo integra el conjunto de las clases subalternas.

Puede mencionarse q el proceso de independización bajo la dictadura resulta de: una política desindustrializadora q expulsa trabajadores del campo de la producción, una caída de los niveles salariales masivos q desalienta el trabajo asalariado y un endurecimiento de las condiciones de trabajo q estimula la búsqueda de la ocupación cuenta propia. El trabajador independiente que fue generando el proceso de la dictadura tendió a caracterizarse por su perfil proletariado, precario y marginal. Con un poder económico limitado, no ligado socialmente a actividades sindicales que potenciaría su fuerza política, el trabajador independiente se sitúa en una posición social distinta de la de los trabajadores asalariados, evidenciando el proceso de individualización referido y contribuyendo a fragmentar las clases subalternas.

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Torrado

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Periodización y modelos de acumulación:

Las cuatro décadas que cubre la investigación vieron alternarse varios modelos democráticos con varios gobiernos de facto. Cada uno de ellos intentó desplegar un modelo de acumulación acorde con los intereses de las clases aliadas en el bloque dominante. Estrategias de desarrollo:

Estrategia "justicialista": Período 1945-1955 Estrategia "desarrollista": Período 1958-1972 Estrategia "aperturista": Período 1976-1983

El modelo justicialista: 1945 – 1955 Estrategia “Justicialista”

Como consecuencia de la gran crisis mundial de 1930, la Argentina debe abandonar el modelo agro exportador. Se inicia un proceso de desarrollo basado en la industrialización sustitutita de importaciones que habría de perdurar casi 50 años.

El periodo 1930 – 1945 estuvo marcado por el estancamiento de la actividad agropecuaria tradicional y por el estimulo a la actividad industrial, verificándose una moderada implantación de capital extranjero mediante la inversión directa en actividades industriales que funcionaban en condiciones oligopolicas. Sin embargo, hacia 1945, predominaban en la estructura industrial las empresas pequeñas y medianas de capital nacional.

En 1945 hace su aparición el movimiento que lidera Juan Domingo Perón como expresión de la alianza de la clase obrera y los pequeños y medianos empresarios industriales, apoyado en una línea nacionalista de las fuerzas armadas, es portador de un proyecto del desarrollo industrial distinto al propugnado hasta ese momento por las diversas fracciones de la clase dominante.

En esta estrategia (distribucionista), la industria constituye el objetivo central del proceso del desarrollo. Se impulsa una industrialización sustitutiva basada en el incremento de la demanda de bienes de consumo masivo en el mercado interno, la cual es generada a través del aumento salarial. El modelo requiere así medidas redistributivas del ingreso que impulsan la demanda interna y la ocupación industrial y, por lo tanto, la acumulación.

El principal mecanismo para lograr estos objetivos fue la reasignación de recursos para la producción a través de la acción del Estado, transfiriendo los recursos así obtenidos al financiamiento del desarrollo industrial centrado en industrias de consumo masivo (alimentos y textiles). Las medidas que impulsaron la industrialización beneficiaron sobre todo a los pequeños y medianos empresarios de origen nacional y paralelamente, a los asalariados industriales.

Por otra parte, el Estado también extiende su campo de acción económica y social al nacionalizar y crea importantes empresas de servicios públicos y a través de su estrategia redistributiva el aumento de la asignación de recursos a la educación, la salud, la vivienda y la seguridad social.

Una serie de restricciones estructurales y coyunturales en las variables que sostenían la acumulación interna se conjugaron para interrumpir el crecimiento industrial impulsado durante el período justicialista:

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1. La oposición del sector agroexportador: Al disminuir la producción exportable, favoreció una crisis en la balanza de pagos que redujo la capacidad de importación de los bienes intermedios y de capital para continuar y profundizar la industrialización sustitutiva.

2. La oposición de los grandes empresarios: Disminuyeron la inversión y trataron de recuperar ingresos a través del aumento de precios y de la consiguiente inflación.

3. El fracaso en la tentativa de obtener capitales externos que permitieran superar el estrangulamiento externo de la economía.

Estas fueron las fuerzas que derrocaron al gobierno justicialista en 1955. Hay dos variables macroeconómicas fundamentales: el PBI y la ocupación.

En el lapso de éste período el PBI creció, en tanto que el empleo lo hizo en magnitudes que ocultan fuertes disparidades: AGRO muestra una disminución del empleo agropecuario, en la INDUS por el contrario, tanto el producto como la ocupación crecen más rápidamente. Debe destacarse que éste período es el único donde la INDUS cumple un rol significativo en la creación de empleo no agropecuario, absorbiendo la fuerza de trabajo resultante de la expulsión del sector agropecuario y el crecimiento de la PEA. Por otra parte, se manifiesta una rápida expansión de la construcción y del sector terciario como mecanismo fundamental de la creación de empleo “urbano”.

Lo que respecta al PBI, pierde el AGRO lo que gana la INDUS, mientras que el peso de los otros dos sectores permanece casi inalterado.

En lo que concierne a la ocupación, disminuye el AGRO, mientras que avanzan los tres sectores urbanos. 1947-1960 ostenta un rasgo peculiar por comparación a etapas posteriores: mientras que en el futuro la CONS y el TERC seguirán aumentando ininterrumpidamente su absorción de mano de obra, éste será el único período en el que la estructura de empleo se modifique en favor de la INDUS.

El modelo desarrollista: 1958 – 1972 Estrategia “desarrollista”

Con la proscripción del peronismo de la vida política nacional, en 1958 accede al poder un nuevo bloque caracterizado por la alianza de la burguesía industrial nacional y el capital extranjero (grandes empresas transnacionales norteamericanas que afluyen a nuestro país gran cantidad).

Esta nueva estrategia (concentradora) la industria también constituye el objetivo central del proceso de desarrollo. Pero, se impulsa ahora una industrialización sustitutiva de bienes intermedios y de consumo durable, en la que el incremento de la demanda está asegurado por la inversión, el gasto público y el consumo suntuario del reducido estrato social urbano de altos ingresos. Este modelo implica, por lo tanto, un proceso regresivo de concentración de ingresos.

El Estado, mediante sus funciones como productor de bienes y servicios y como agente distribuidor de los recursos sociales. Las medidas implementadas para asegurar la hegemonía del nuevo modelo de acumulación fueron de distinta índole:

1. Reordenamiento legislativo que eliminó toda restricción al libre desplazamiento de capitales, creando así las condiciones requeridas para el ingreso de las empresas transnacionales.

2. Transferencia de ingresos desde el sector agropecuario hacia el empresariado urbano a través del manejo de la tasa de cambio y de la imposición de retenciones a las exportaciones.

3. Transferencia de ingresos desde los asalariados industriales hacia las empresas transnacionales, a través de la caída del salario real.

4. Beneficios directos a las actividades industriales consistentes en una fuerte protección aduanera y el otorgamiento de créditos subsidiarios.

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Así, aprovechando la existencia de mercados oligopólicos, se beneficiaron las grandes empresas de capital extranjero las que incorporaron tecnología avanzada, invirtieron principalmente en las industrias químicas, automotrices y metalúrgicas.

El freno a esta estrategia estuvo dado por la convergencia de varios factores económicos y políticos:1. La recurrencia de la crisis de la balanza de pagos, agravada ahora por la remisión de utilidades y pago por

tecnología al capital extranjero.2. Agudización del conflicto social, manifestado en las movilizaciones de protesta que en 1969 se tradujo como

rechazo de los sectores populares respecto de los objetivos del modelo desarrollista.

La década de 1960 – 1970 es la que ostenta mejor comportamiento global de la economía, si bien las disparidades intersectoriales son aun más pronunciadas que durante 1947 – 1960. En el Agro el crecimiento de la producción sigue siendo muy lento, al tiempo que continúa la expulsión de mano de obra. El sector Industrial crece 6,1%, por lo que el crecimiento de la economía es atribuible al sector industrial.

Pero el panorama es diferente cuando se observa la evolución del empleo sectorial. La tasa de crecimiento en la ocupación en la INDUS es ínfima. Crecimiento rápido del producto con prácticamente nula absorción de empleo da como resultado un salto espectacular en la productividad industrial.

Dado este comportamiento del sector manufacturero, el aumento intercensal de la oferta de mano de obra “urbana” debió ser absorbida casi en su totalidad por la CONST y el sector TERC. Otro hecho a destacar es que en este período constituye el más rápido crecimiento de la ocupación TERC.

En el período 1960-1970, la estructura sectorial cambia en forma consecuente. En lo que concierne al PBI, disminuyen su aporte al AGRO y el TERC. Por el contrario, se verifica un significativo aumento de la proporción correspondiente a la INDUS.

En lo que respecta a la ocupación se operan los siguientes hechos:

1. Una nueva pérdida relativa del AGRO2. Un sensible retroceso relativo en la INDUS3. Un salto importante en la ocupación del sector TERC

Puede afirmarse que la industrialización sustitutiva de importaciones del modelo desarrollista dejó impresa en la estrutura productiva: una inmediata (aunque no sea sostenida) capacidad de la INDUS para liderar el crecimiento económico global, acompañada por una débil o nula capacidad de crear empleo en este sector, con el consiguiente reflujo de los nuevos incrementos de fuerza de trabajo “urbana” hacia sectores de menos producción relativa, tales como la CONST y el sector TERC.

Como consecuencia del progresivo deterioro de las variables económicas a partir de 1966, en 1973 se llama a elecciones generales, y asume el tercer gobierno justicialista en mayo de ese año.

El modelo aperturista: 1976 – 1983 Estrategia “Aperturista”

En medio de una profunda crisis económica y política del gobierno constitucional justicialista instaurado en 1973, el nuevo equipo militar adopta una estrategia de desarrollo sustancialmente diferente a todas las experimentadas en el pasado.

El nuevo bloque se caracteriza por la alianza entre un estamento militar y el segmento más concentrado de la burguesía nacional y de las empresas transnacionales. La peculiaridad de este momento histórico es que las fuerzas armadas llegaron entonces al poder con intereses que claramente pasaban la esfera de lo económico, apuntando a lograr un

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disciplinamiento social generalizado mediante un cambio drástico de la antigua estructura de relaciones económicas, sociales y políticas.

Se dio por terminada la industrialización como objetivo central del proceso de desarrollo. En la concepción de las fuerzas armadas, para lograr el disciplinamiento político e institucional de la clase obrera, la estrategia debía consistir en una modificación drástica de las condiciones económicas funcionales que habían alentado históricamente el desarrollo de la clase trabajadora, es decir, una modificación drástica de los modelos industrializadores, de ahí la politiza de apertura externa de la economía.

La estrategia de Martínez de Hoz tuvo los siguientes objetivos:1. Vigencia de los precios del mercado como régimen básico de funcionamiento.2. Promoción de los sectores mas dinámicamente y más competitivos, lo que implicaba la concentración

del capital y la eliminación de las empresas de menor productividad.3. Amplia apertura de la economía a la importación de capital extranjero y de bienes de todo tipo.4. Contención del salario real como medio de controlar la inflación y asegurar bajos costos en mano de

obra a las empresas.

Para alcanzar estas metas se aplicó:

En el plano económico:

1. Reducción de los aranceles a la importación.2. Subvaluación de la paridad cambiaria.3. Supresión de los antiguos subsidios y créditos preferenciales a la industria.

En el plano político:

1. Cercamiento generalizado de todas las conquistas laborales de los asalariados.2. Intervención de las organizaciones sindicales 3. Represión brutal de cualquier protesta social.

Los principales beneficiarios de esta estrategia de acumulación fueron los grupos económicos de capital nacional y las empresas transnacionales que por su grado de concentración y centralización de capital y por su nivel de diversificación y/o integración sectorial, lograron adaptarse más rápida y flexiblemente a las cambiantes condiciones de la acumulación durante el régimen militar.

En 1982 la guerra de Malvinas comienza a ponerle fin a esta estrategia. Sus resultados eran:

Aguda contracción económica por disminución de la producción y la demanda interna. Disminución de las inversiones productivas a favor de especulación financiera. Importante incremento de la deuda externa (estatizada). Abrupto empeoramiento de las condiciones de vida de la mayoría de la población, debido a la reducción del

salario real y al fuerte retroceso de las políticas sociales. Todo esto sin que se redujera la inflación.

La tasa de crecimiento del PBI es la menor de los últimos tres periodos (2,3%).

Durante este periodo se incremento la productividad en el AGRO, con una tendencia a la disminución de la mano de obra ocupada en el sector. La INDUS crece a menor escala y la ocupación industrial crece lentamente. Es decir, durante 1970 – 1980, se produce en el sector industrial un quiebre absolutamente contrastante con las tendencias prevalecientes en el lapso anterior. El sector de la CONST, absorbe el 24% del aumento de la mano de obra "urbana". El resultado es una fuerte disminución del nivel de productividad sectorial

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El sector TERC, por primera vez la productividad de este sector se sitúa en el mismo nivel que la productividad global. Este sector continúa siendo el principal generador de empleo “urbano”, ya que absorbe el 62% de la PEA no agropecuaria.

Durante la década de 1970 – 1980 por primera vez:1. No disminuye el producto del AGRO2. Se reduce el producto de la INDUS.3. Aumenta el producto del sector TERC

En lo que tiene que ver con la ocupación: Disminución de la mano de obra en la INDUS y en el AGRO, y aumento de la empleada en la CONST y en el sector TERC.

Puede afirmarse que el principal resultado del modelo aperturista fue la pérdida del liderazgo que la industrialización sustitutiva había ostentado, sin que la misma fuera reemplazada por ningún otro factor dinamizador del crecimiento.

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Dalle

Germani enfoca el ordenamiento jerárquico de las posiciones de clase (o estratos) en base al estatus socio-económico y el prestigio social de los mismos.

Dado que es posible (y frecuente) la movilidad vertical entre las posiciones de clase, pueden distinguirse tipos de sociedades más o menos abiertas según las oportunidades de ascenso social que brindan. Este análisis capta la evolución del sistema de estratificación social en Argentina a través de la observación del cambio de tres dimensiones: el volumen y la composición de las distintas posiciones de clase, la distancia entre las posiciones de clase en cuanto a su poder económico que da cuenta del nivel de integración y equidad del sistema de estratificación, y los canales de movilidad social que se “abren” y “cierran” en la estructura social, especialmente las que afectan las posibilidades de ascenso para las personas de origen de clase popular.

Los cambios del sistema de estratificación social vinculados con otros procesos macro-sociales, como las oportunidades ocupacionales y educativas generadas por el tipo de desarrollo económico-social, el papel del Estado en la estructuración de dichas oportunidades, la influencia de las corrientes migratorias y el prestigio social atribuido socialmente a grupos de distinta ascendencia étnica.

Apertura del sistema de estratificación social durante la etapa de desarrollo económico agro-exportador e inmigración europea intensa

Entre 1860 y 1930, Argentina experimentó un cambio profundo de su sistema de estratificación social, que consistió en el reemplazo de una estructura tradicional y cerrada, por otra moderna, urbana, cosmopolita y abierta. Esta transformación estructural fue impulsada por el desarrollo agro-exportador, el flujo inmigratorio europeo, el proceso de urbanización, y la expansión de la educación pública.

El modelo de desarrollo agro-exportador fue el resultado de la estrategia adoptada para insertar al país en el capitalismo moderno. En este contexto, el Estado argentino impulsó un tipo de desarrollo económico cuyo eje de acumulación de capital era la producción agrícola y ganadera. Alrededor del crecimiento de la producción agrícola-ganadera se expandieron la industria y los servicios que, sumados al crecimiento urbano, generaron oportunidades ocupacionales para el ascenso social de los inmigrantes europeos.

La inmigración europea constituyó uno de los pilares del proyecto de organización nacional de la elite gobernante, la inmigración extranjera, que vino a suplir la escasez crónica de fuerza de trabajo. El impacto excepcional que tuvo el aluvión inmigratorio europeo sobre la estructura social: Argentina fue el segundo país que recibió el número mayor de inmigrantes europeos detrás de Estados Unidos, aunque el impacto fue comparativamente mayor en Argentina por el escaso tamaño de su población y su concentración en la región pampeana, la de mayor dinamismo económico, generando un acelerado proceso de urbanización estimulado por la demanda de trabajo de la industria y los servicios que crecían al calor de la expansión agropecuaria.

En cambio, en Estados Unidos, el país que recibió la mayor cantidad de inmigrantes en términos absolutos, la proporción de extranjeros nunca superó el 15% de la población total. Por eso mientras en Estados Unidos los inmigrantes extranjeros se incorporaban en los estratos más bajos del sistema de estratificación y lograban ascender económicamente y socialmente a través de sus hijos (movilidad intergeneracional), en Argentina, el ascenso social de los inmigrantes se realizaba más rápidamente a lo largo de sus propias vidas (movilidad intrageneracional).

El rol de los inmigrantes extranjeros en el surgimiento de la industria fue clave, ocupando la mayoría de las posiciones empresariales y suministrando la mayor parte de los integrantes de la clase obrera. Como consecuencia del crecimiento econó- mico y la diversificación de la estructura ocupacional entre 1860 y 1930, crecieron los estratos medios: propietarios de capital, cuenta propia y asalariados. Germani señaló que este proceso de modernización se tradujo en un

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proceso de movilidad estructural ascendente. La expansión de las posiciones de clase media, hizo que necesariamente éstas fueran cubiertas por inmigrantes europeos provenientes de la clase popular (campesinos, obreros calificados, obreros no calificados y jornaleros) en sus países de origen, lo que implicó para muchos de ellos una movilidad social intrageneracional.

Esto no excluye que una parte de los inmigrantes haya permanecido en la clase obrera urbana en formación, como trabajadores asalariados (ferroviarios, de los frigoríficos, portuarios, sastres, costureros, panaderos, etc.) o cuenta propia (carpinteros, albañiles, zapateros). Para ellos el camino de ascenso social se lograba a través de sus hijos nacidos en el país (movilidad intergeneracional), que se insertaban en el sistema educativo y lograban acceder a ocupaciones de mayor estatus.

Expansión de las clases medias y formación de una clase obrera consolidada durante la Industrialización Sustitutiva de Importaciones y las migraciones internas

En el período 1930-1970, se produjeron cambios considerables en la estructura social que afectaron las pautas de movilidad social intra e intergeneracional, vinculados con dos fenómenos decisivos: la industrialización por sustitución de importaciones y las migraciones internas. La industrialización por sustitución de importaciones (ISI) tuvo lugar en el período 1930-1976, durante el cual es posible reconocer distintas etapas:

En la década de 1930-1940, se aplicaron políticas arancelarias de protección de la industria local, controles cambiarios y provisión de crédito industrial. Este impulso industrializador no fue acompañado por políticas de redistribución del ingreso lo que implicó el crecimiento de una clase obrera urbana con demandas insatisfechas

La Segunda Guerra Mundial actuó en los hechos profundizando la barrera proteccionista lo que dio un nuevo impulso al desarrollo industrial. Luego, el peronismo (1943-1955) le otorgó al proyecto de desarrollo industrial un carácter social distinto, al impulsar la industria de bienes de consumo masivo mediante la expansión del mercado interno basada en una activa política estatal de redistribución del ingreso hacia los asalariados, la inversión pública directa en industrias y servicios, y una política de créditos subsidiados a los pequeños y medianos empresarios locales.

A partir de la segunda mitad de la década de 1950 y hasta mediados de 1970, se profundizó la sustitución de importaciones de insumos y bienes de capital, así como la de bienes de consumo durables a través del impulso de la inversión extranjera y estatal. Esto implicó cambios en la estructura de distribución del ingreso que favorecieron a segmentos asalariados de las clases medias.

El desarrollo industrial impulsó un movimiento migratorio interno de gran intensidad hacia los centros urbanos de la región pampeana. La migración interna tuvo un impacto sobre el crecimiento urbano análogo en volumen al de la inmigración europea, pero diferente en las pautas de movilidad social. A diferencia de la inmigración europea de 1860-1930 que había contribuido a la formación de las clases medias, los migrantes internos se incorporaron a los segmentos de clase inferiores del sistema de estratificación, provocando un efecto de “empuje” ascendente hacia posiciones de clase media a los residentes urbanos de origen inmigrante europeo. Entre 1930-1960 se mantuvo la línea de movilidad que va desde la clase obrera a la clase media pero no ya como movilidad intra-generacional de los inmigrantes europeos sino de la de sus hijos, como una movilidad inter-generacional.

El peronismo tuvo un papel muy importante en la formación de la clase trabajadora consolidada por varios factores: El Estado, contribuyó a organizar una estructura sindical fuerte para materializar las reivindicaciones sociales y económicas de los trabajadores y al mismo tiempo canalizarlas en el marco de la política macro-económica.

Como resultado, la clase trabajadora mejoró sustancialmente su posición relativa en la estructura social aumentando la porción del salario de los obreros fabriles en la distribución del ingreso. Se trató de un proceso de movilidad ascendente, en este caso, apoyada en la acción colectiva.

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La profundización de la sustitución de importaciones durante la era desarrollista (1958- 1976), orientada a la producción de bienes de consumo durables e insumos intermedios (petroquímicos, siderúrgicos, etc.) tuvo un carácter más concentrado y centralizado de acumulación de capital y un impacto diferente en el empleo y en la estructura ocupacional.

En síntesis, ambos modelos de desarrollo económico, el agro-exportador y la industrialización por sustitución de importaciones, contribuyeron a la conformación de una estructura social abierta e integrada, que hacia 1960- 1970 se distinguía en el contexto latinoamericano por las oportunidades de ascenso social que había brindado a las personas de origen de clase popular. Argentina tenía un perfil más equitativo de la distribución de ingresos5 en relación con otros países de América Latina.

El Estado desempeñó un rol importante en la conformación de aquella estructura social. En primer lugar, impulsó la expansión de la educación pública y el empleo en la administración estatal, mecanismos de ascenso social que acompañaron el crecimiento económico del país. Esto fue acompañado por medidas de regulación de precios y protección del mercado interno que contribuyeron a una redistribución del ingreso hacia la clase trabajadora, junto al desarrollo de una extensa red de protección social. Un rasgo distintivo de aquella sociedad era la permeabilidad de los distintos estratos de clase que permitían una alta fluidez social principalmente de abajo hacia arriba, de allí su carácter de “abierta”.

Cambios regresivos en el sistema de estratificación social y los canales de movilidad durante la apertura y liberalización de la economía.

El sistema de estratificación social experimentó transformaciones sustantivas con la transición desde el modelo de desarrollo económico basado en la industrialización sustitutiva con fuerte participación estatal, hacia el modelo neoliberal de apertura económica, desregulación y privatizaciones iniciado durante la dictadura militar de 1976-1983 y consolidado en la década de 1990 con el menemismo.

En Argentina, estas políticas implicaron la transición de una economía industrial a otra financiera, agropecuaria y de servicios. La reestructuración capitalista, la desarticulación de la estructura productiva industrial y el deterioro de las instituciones del Estado de Bienestar erosionaron las bases que estructuraban el sistema de estratificación abierto e integrado de la década de 1960 y principios de 1970. Entre las transformaciones regresivas de la estructura social en el período 1974-2001, se destacan el aumento de la desigualdad de ingresos, el crecimiento de la pobreza, la instalación de la desocupación como problema estructural del funcionamiento de la economía y el aumento de la precariedad laboral.

Estos indicadores socio-ocupacionales muestran que la crisis de 1998-2002 no se trató de un fenómeno coyuntural sino de la fase final de una progresiva “decadencia social” de un país que desarticuló su estructura productiva y su entramado social. En el período 1998-2001 en el que se registra la crisis final del modelo de apertura y liberalización de la economía se profundizaron tendencias que venían desarrollándose en el mediano plazo. La tasa de desempleo aumentó aceleradamente, el empleo asalariado no registrado incrementó progresivamente su peso relativo en relación al registrado, el porcentaje de participación de los asalariados en la distribución del ingreso descendió abruptamente.

La apertura y desregulación de la economía produjeron la desaparición de gran parte de las pequeñas y medianas empresas manufactureras locales que habían crecido bajo la protección del mercado interno; cuando se liberaron las importaciones de bienes de consumo final e intermedios no pudieron soportar la competencia externa. Con ello, disminuyó la mano de obra en el sector industrial. Asimismo, la privatización de las empresas de servicios públicos y las industrias básicas de hierro, acero, petróleo y petroquímicos tuvo el mismo efecto de contracción de la mano de obra asalariada. En este contexto de desasalarización, aumentó el empleo por cuenta propia, el trabajo asalariado precario y la desocupación tanto en los estratos de clase media como en la clase obrera.

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El impacto de estos cambios en la estructura ocupacional y las condiciones del mercado de trabajo fueron la polarización y segmentación del sistema de estratificación social. La polarización implicó el aumento de la desigualdad de ingresos entre los sectores de clase media-alta que resultaron “ganadores” de la reconversión capitalista neo-liberal y los sectores medios que se pauperizaron tras perder el empleo estable, la condición salarial, o su pequeño comercio o taller. El proceso de des-industrialización y reducción del estado desestructuró a la clase obrera consolidada lo que generó la expansión de un estrato marginal-precario.

En este proceso, se habrían cristalizado las fronteras de clase y reducido los canales de ascenso social desde la clase trabajadora a las clases medias. Asimismo, las consecuencias visibles de este proceso de segmentación fueron el deterioro de los espacios de socialización inter-clases.

Canales de movilidad desde y en el interior de la clase trabajadora:

1. Una de las principales pautas halladas fue que disminuyó la movilidad social intergeneracional ascendente de larga distancia. Esta pauta en un contexto de expansión educativa en todos sus niveles es un indicador significativo del aumento de la desigualdad social, porque indica que la expansión de la oferta universitaria reclutó mayoritariamente a personas provenientes de los estratos medios

2. Dentro de la clase trabajadora se redujo la movilidad social ascendente de corta distancia rural-urbana, que implicaba el paso de peones rurales a trabajadores fabriles asalariados o artesanos cuenta propia con oficio.

3. El movimiento de los hijos de obreros especializados hacia ocupaciones en el comercio y los servicios y hacia el segmento no calificado de la clase trabajadora, sugiere un cambio de la composición de la fuerza de trabajo del sector industrial (manufactura) hacia los servicios. La pérdida intergeneracional del oficio manual fabril en gran medida estuvo acompañada de una precarización laboral sobretodo en las generaciones más jóvenes. El pasaje que implicó la desasalarización hacia ocupaciones cuenta propia (tipo changas) implicó una movilidad descendente.

4. Aumentó la movilidad ascendente de corta distancia desde la clase trabajadora calificada, especialmente entre las hijas mujeres de obreros, hacia ocupaciones técnicas (maestras, enfermeras, profesoras secundarias) y administrativas, que implicó un progreso en términos de prestigio social.

5. En la parte inferior del sistema de estratificación social aumentó la inmovilidad en el segmento de clase trabajadora no calificada, a través de la reproducción intergeneracional en ocupaciones precarias, condiciones de pobreza y áreas urbanas segregadas.

Canales de movilidad ascendentes y descendentes desde y al interior de la clase media que llevaron a su polarización:

6. La expansión de ocupaciones de servicios de alta calificación abrió canales de ascenso intergeneracional desde posiciones intermedias de la estructura social.

7. Como contraparte, un sector considerable de las clases medias asalariadas conformado por empleados de la administración y empresas estatales privatizadas transitaron trayectorias descendentes hacia ocupaciones de servicios de rutina (empleados de comercio) con un lato nivel de precariedad labora. Asimismo, se produjo el descenso de una parte importante de las clases medias autónomas: profesionales cuenta propia, y pequeños y medianos propietarios de capital (comerciantes, industriales y productores rurales) que, en el marco del proceso de concentración y centralización de capital que implicó la apertura y desregulación de la economía, tuvieron que cerrar sus empresas.

8. En el segmento de clase media-alta conformado por profesionales, gerentes y propietarios de capital aumentó el nivel de herencia intergeneracional reteniendo para sí sus privilegios de clase. El aumento de la herencia de padres a hijos en la clase media de mayor estatus (propietario de capital, profesionales) y la línea de movilidad ascendente de corta distancia desde otros estratos de clase media que se beneficiaron comparativamente más de la expansión educativa universitaria, implicaron un cierre progresivo del sistema de estratificación para la entrada de personas de origen de clase trabajadora.

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Esto implica que en los últimos 50 años se profundizó la desigualdad en la estructura social, que se hizo más polarizada, lo que provocó que la clase media ampliara sus oportunidades relativas de ascenso socio-económico frente a la clase trabajadora. La educación cumple un papel central en la apertura del sistema de estratificación social y la igualdad de oportunidades.

La educación universitaria había sido el canal privilegiado de movilidad social ascendente para las personas de origen de clase trabajadora en las generaciones que nacieron entre 1934 y 1959, especialmente los hijos y nietos de inmigrantes europeos. El título profesional era la llave para ingresar a la clase media y aumentar su prestigio social. En cambio, en las generaciones más jóvenes (nacidos entre 1960 y 1980) de hijos de padres obreros calificados y semi/no calificados se observa una mayor inclinación hacia carreras terciarias más cortas que habilitan una movilidad social de menor distancia.

Una visión de conjunto de las transformaciones del sistema de estratificación social y el régimen de movilidad durante entre 1970 y 2002, muestra que las fronteras de clase se fueron cerrando progresivamente, especialmente para los movimientos de larga distancia desde la clase trabajadora hacia la clase media. El régimen de movilidad social siguió siendo fluido pero predominó la movilidad de corta distancia en el interior de la clase media y la clase trabajadora, lo que implica una progresiva segmentación del sistema de estratificación. Aunque la fluidez es alta, no tiene el mismo significado de apertura que la en 1950-60, ya que los hijos de padres obreros calificados y semi/no calificados tienen menos chances que en el pasado de acceder a las ocupaciones de clase media de mayor estatus.

Nuevas tendencias ocupacionales en el período 2003-2009: significados de su impacto en el sistema de estratificación social y las pautas de movilidad:

El período de crecimiento económico impulsado por un cambio de modelo de desarrollo económico-social (2003-2010), se produjeron transformaciones aceleradas en la estructura social argentina. Una de las dificultades para tratar de comprender la estructura social actual es que la misma no es fácil de descifrar en una “foto fija” porque combina las huellas de dos procesos sucesivos y netamente diferenciados: 1. Un proceso de carácter regresivo iniciado durante la dictadura (1976) y que perduró hasta la crisis de 2001, y –como vimos– implicó el aumento de la polarización social.

Otro proceso de recomposición social, impulsado por un cambio de modelo del desarrollo económico implicó una reversión de las tendencias socio-ocupacionales precedentes.

Entre 2003 y 2008, se revirtieron las tendencias socio-ocupacionales de la etapa anterior. La evolución de los ocupados según categoría ocupacional en el período 2003-2009 muestra el crecimiento de los asalariados y en su interior el aumento progresivo de los trabajadores registrados (con cobertura social) y la disminución del empleo precario. Esto marca un punto de inflexión con la década de 1990.

En cuanto a la distribución del ingreso, la masa salarial creció progresivamente en el período 2003-2009. En este punto, el cambio de orientación del Estado retomando algunas funciones de la política macro-económica de la ISI cumplió un papel importante.

Respecto del tamaño de los segmentos de clase y su capacidad económica, se puede conjeturar que crecieron y mejoraron su posición relativa en la estructura social. Sin embargo, un segmento importante de la clase trabajadora aún no ha podido salir de una situación de pobreza y precariedad laboral. Esto hace que todavía la estructura social siga siendo “ancha” en términos de distribución del ingreso. Estas huellas del modelo neoliberal excluyente imponen el desafío de que se profundicen políticas de transferencia de ingresos e igualación de oportunidades hacia los segmentos de clase trabajadora. En relación a los canales de movilidad, en este período es muy probable que se haya mantenido la movilidad ascendente entre la clase media y media alta basada en la educación formal y empleos de alta calificación.

El crecimiento económico y la expansión de ocupaciones asalariadas registradas, impulsó una movilidad estructural intra e inter generacional ascendente de corta distancia al interior de la clase trabajadora y la clase media.

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Neiman