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    Revista Boliviana de Estudios del Hbitat Vol. I, N 1, marzo de 2013,

    ISSN 2307-616X

    tica de la sustentabilidad

    Marko Quiroga BerazanInstituto de Investigaciones de Arquitectura

    y Ciencias del HbitatUniversidad Mayor de San Simn

    La propuesta del desarrollo sustentable surge en un contexto de crisis del modelo de desarrollo orientado hacia el crecimiento, en tanto que haba generado desequilibrios sociales, culturales y medioambientales. Interesa debatir sobre el desarrollo sustentable en Amrica Latina incorporando la discusin tica como un ele-mento central que debe fundamentar las decisiones para el cam-bio de condiciones sociales, polticas, econmicas y ambientales, basadas en un acuerdo que considere el respeto por las personas y la naturaleza. Para ello se analiza en primer lugar una aproxima-cin al concepto de desarrollo sustentable, identificando princi-pios ticos que es posible derivar de este modelo de desarrollo, as como las opciones desde las que es posible abordar alguno de los conflictos o dilemas que surgen en la sociedad, al optar o no por la sustentabilidad en los distintos mbitos.

    Palabras clave: tica, sustentabilidad, desarrollo, utilitarismo, imperativo categrico.

    Introduccin

    La preocupacin por alcanzar sociedades sustentables es parte de los discur-sos y prcticas oficiales desde hace algunas dcadas. A pesar de haber pretendido proponer respuestas a los problemas en las diferentes dimensiones de la susten-tabilidad, no se ha logrado revertir la ecocrisis1 que afecta al planeta en general y a las sociedades en desarrollo en particular. Tampoco se han podido revertir las relaciones ms destructivas entre naturaleza, sociedad y economa, ni reducir la explotacin indiscriminada creciente de los recursos naturales y los seres huma-nos; menos an la obtencin de materias primas de los pases subdesarrollados a

    1 Roberto Guimares (1999). Referencia la ecocrisis como la existencia de pobreza, sobre-explotacin de recursos naturales y deterioro medioambiental.

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    favor de los productos realizados por empresas de los pases centrales, amn del discurso de que los recursos naturales deban ser sustentablemente manejados. Ya que varios estudios demuestran que es imposible garantizar la continuidad eco-lgica o social de los modelos vigentes de produccin, consumo e intercambio, el desarrollo sustentable se constituye en una alerta para la sociedad invitando a recuperar el equilibrio perdido.

    En 1987 surge en el Informe Brundtland (UN-WCED 1987) este paradig-ma que defini el sustainable development como: satisfacer las necesidades de la presente generacin sin comprometer la habilidad de futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades. Este modelo que an no logra consolidarse remite al componente de la satisfaccin de necesidades como un piso mnimo para alcanzar el bienestar. Ms all de este mnimo, la disputa sobre si es priorita-riamente sustentable o prioritariamente desarrollo no est resuelta automticamen-te. De hecho el nombre desarrollo sustentable es ms un desafo o una tarea por cumplir que una propuesta acabada o una receta precisa. Tal como afirma Luz Alicia Crdenas (1988), la definicin de desarrollo sustentable depende de los enfoques que se asigne a cada concepto; en general hay dos grandes tendencias: la primera se enfoca en los objetivos de desarrollo; la segunda, en controlar el impacto de la accin humana en el medio ambiente.

    Ante cada anlisis y estudio de las diversas problemticas que se originan a partir de la instalacin del modelo de desarrollo, surge una determinada concep-tualizacin de la sustentabilidad. Un examen de estas conceptualizaciones per-mitira apreciar los avances y retrocesos en la elaboracin terica del modelo de desarrollo sustentable, as como tambin, por sus connotaciones, las dificultades y presiones polticas y econmicas y los cambios en las posturas gubernamentales y las distintas propuestas para el planteamiento general de polticas y programas en sus diferentes niveles. Son considerables las acepciones que se han planteado para este vocablo. En todo caso, es importante adquirir conviccin respecto de aquello que se quiere sustentar, la forma de hacerlo y las metas que se quieren alcanzar, tarea que se vuelve tremendamente compleja dados los intereses y los contenidos de alta relevancia econmica, tica y poltica que se ponen en juego.

    El concepto de sustentabilidad permite la emergencia de un nuevo estilo de desarrollo ambiental, en la medida en que considera de otro modo el acceso y uso de los recursos naturales y la conservacin de la biodiversidad, de un nuevo estilo de desarrollo social, que pone nfasis en la superacin de la pobreza, la erradicacin de las desigualdades sociales y la promocin de la justicia social, y de una nueva sustentabilidad cultural, que se sostendra en la conservacin, respeto de valores y prcticas que identifiquen a las distintas comunidades y pueblos y en la promo-cin de la tolerancia y la interculturalidad, como condiciones de una sociedad sin discriminaciones. Una sociedad polticamente sustentable tiende a la profundi-zacin de la democracia y garantiza la participacin de la ciudadana en la toma de decisiones pblicas. El desarrollo sustentable supone una tica fundada en tres dimensiones: el respeto de la biodiversidad, la responsabilidad con el futuro planetario y la democracia participativa (Guimares 2002).

    De esta manera, la base de una accin orientada a construir una sociedad sustentable est en el ejercicio de una racionalidad prctica abierta a la comple-

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    jidad de todos los procesos sociales y naturales, con capacidad de desarrollar un pensamiento crtico frente a los dilemas de la crisis ecosocial global. Una mirada a la realidad desde la sustentabilidad significa, por tanto, abandonar la idea de una racionalidad estratgica que funciona conforme a la dinmica de los resultados inmediatos, y transitar hacia una nueva racionalidad orientada por estas dimen-siones hacia un desarrollo global e inclusivo (Grfico 1).

    Henri Acselrad (1999) seala que son muchas las acepciones y apropiaciones que se hacen de este trmino, desde distintas matrices discursivas en el mbito poltico, cientfico y de la sociedad civil. Se ha sealado que existe una lucha sim-blica de distintos sectores que disputan legitimidad para poder definir lo que es sustentable, adjudicndose autoridad para discriminar prcticas buenas y malas, para validar algunos actores por sobre otros (Cf. Rattner 2002).

    Existen otros aportes que ponen nfasis en la sustentabilidad como un pro-ceso abierto y continuo, entendiendo el desarrollo sustentable como un metaob-jetivo social de largo plazo, y como una lnea base idealista a partir de la cual pueden evaluarse las prcticas contemporneas:

    Es el resultado que prosigue cuando el desarrollo genuino se mantiene dentro de las fronteras de la prudencia ambiental, tambin un estndar normativo exigente que requiere el equili-brio entre medio ambiente, actividad econmica y equidad so-cial en la toma de decisiones actuales (Meadowcroft 1999: 37).

    En su propuesta de desarrollo a escala humana, Manfred Max-Neef plantea una matriz de necesidades de carcter universal y finita que considera una de-finicin axiolgica y existencial. Esta combinacin permite reconocer, por una parte, las necesidades de ser, tener, hacer y estar y, por la otra, las necesidades de subsistencia, proteccin, afecto, entendimiento, participacin, ocio, creacin, identidad y libertad. Lo infinito son los satisfactores, que van variando en los distintos con-textos histricos sociales y culturales. Ello abre una posibilidad de acuerdo para

    Grfico 1. tica de la contemporaneidad. Modelo conceptual de las dimensiones de la sustentabilidad, social, ambiental, econmica e institucional.

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    el establecimiento de ciertos mnimos recomendables para la sociedad en su con-junto (Max-Neef et al. 2001).

    En otro intento de precisar el contenido de este paradigma, es interesante lo propuesto por Patricio Gross, quien define el desarrollo sustentable:

    como una transformacin cultural que tiende a superar las injusti-cias presentes en la estructura social, detener la extraccin irracio-nal de recursos naturales y las formas de contaminacin resultantes de los sistemas de produccin y tecnologas en uso, e impulsar un crecimiento econmico equitativo y limitado por la sustentabilidad del medio ambiente, con miras a resguardar el bienestar de las ac-tuales y futuras generaciones (Gross 2002: 21).

    Lo expuesto denota una preocupacin por el tema del desarrollo y por la evolucin del pensamiento disciplinar sobre los factores econmicos polticos, socioculturales y ticos que lo condicionan y el contenido que este debe susten-tar. Adems de asumir al desarrollo sustentable como un desafo que implica la apropiacin de nuevos contenidos tericos y metodolgicos, se requiere el le-vantamiento de principios ticos ordenadores, compatibles con la idea de respeto por la persona y la diversidad. Su enfoque es bastante complejo, ya que avanzar hacia una sociedad sustentable implicara tener conciencia de la interrelacin entre todas las formas de vida y los procesos sustentables de la naturaleza; com-prender los valores morales, culturales y sociales implicados en este proceso de toma de conciencia, y desarrollar tecnologas que contribuyan a la sustentabili-dad global del planeta (Guimares 2002).

    Los discursos polticos a nivel nacional, regional y local no estn exentos de estos debates, aunque, ms que entrar en una discusin conceptual profunda, han hecho uso del trmino en diversos contextos y con diferentes aproximacio-nes, muchas veces ligndolo a una dimensin casi exclusivamente ambiental. No obstante, puede generalizarse que existe una valoracin positiva de la nocin de sustentabilidad, as como una intencionalidad poltica recurrente que promete incorporarla dentro de las metas del desarrollo a distintas escalas. Sin embargo, la discusin ha soslayado la reflexin tica profunda, centrndose ms bien en el falaz antagonismo antropocntrico vs. biocntrico.

    La reflexin tica sobre el desarrollo sustentable tiene distintos puntos de entrada en funcin de las dimensiones que se identifican: econmica, social, po-ltica, cultural y propiamente tica. En razn de lo anterior, son tambin distintas las perspectivas que es posible poner en juego. El debate de la problemtica de la sustentabilidad en filosofa se debe en gran medida a pensadores posmodernos, que identificaron la crisis ambiental con las consecuencias indeseadas de la mo-dernidad y de su principio de transformacin del mundo (de lo que se trata es de conservarlo, es la frase que se plante como reverso de la Tesis 11 de Marx sobre Ludwig Feuerbach, que afirmaba: de lo que se trata es de transformar-lo). Los pensadores postfundamento contribuyeron a establecer el debate pero no necesariamente propusieron salidas vlidas para todos los pases, probablemente por su crtica de las ideas universales y los grandes procesos.

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    Las ticas kantiana, utilitarista y cvica son algunas de las aproximaciones que permiten reflexionar respecto de aquello que est en disputa cuando se to-man decisiones relacionadas con la sustentabilidad. Desde la perspectiva del de-sarrollo humano sustentable y de las enseanzas de la tica tradicional, existen pistas que hacen ver la posibilidad de analizar las intervenciones que se dan en el marco de las decisiones sociopolticas, econmicas y ambientales. Tal es el caso de la equidad social, la distribucin de los bienes, el uso de los recursos naturales, el control del tamao poblacional o la transmisin de la vida, entre otros. Im-porta reflexionar sobre la tica no solo como una forma de comprender la crisis de la sociedad actual sino tambin para pensar nuevas formas de intervencin orientada a la superacin de la crisis.

    De acuerdo con algunos pensadores, la tica propone elaborar los principios de la vida capaces de orientar al hombre hacia una accin moralmente correcta y reflexionar sobre los sistemas morales elaborados por los hombres:

    La tica tiene preocupaciones prcticas y se orienta por el de-seo de hacer, de unir o de saber hacer. Como filosofa prctica, busca aplicar el conocimiento sobre el ser para construir lo que debe ser, lo que demuestra la interaccin dialctica entre reflejo interior y accin exterior (Chau 1995).

    Tal como seala Marilena Chau, los valores y las obligaciones que forman el contenido de la conducta moral pertenecen a la dimensin tica, donde el sa-ber normativo de los actos humanos establece normas moralmente obligatorias que precisan lmites al manejo irracional respecto del medio ambiente natural y social, es decir, de la vida misma. Solo un individuo activo y consciente de s y de los otros puede cuestionar los valores vigentes en la sociedad en un mo-mento dado y conducir su comportamiento a partir de la adopcin crtica de estos valores. Para ello debe estar dotado de una voluntad libre y de un sentido de responsabilidad amplio que le permita comprender y responder frente a las consecuencias que sus acciones pueden tener en su entorno personal y material. Los seres humanos somos los nicos que, individual o colectivamente, nos plan-teamos problemas ticos.

    Slo el hombre en la creacin est constituido como un ser ti-co, siendo slo l, el responsable, slo l quien da una respues-ta a la propuesta que viene de la creacin. El ser humano vive ticamente, cuando renuncia a estar sobre los otros para estar junto a los otros. l no es un ser slo de deseos sino que, tam-bin, es un ser de solidaridad y de comunin (Leonardo Boff en Negro 2000).

    La tica orientada hacia el s mismo est basada en valores incompatibles con el equilibrio entre el hombre y la naturaleza y entre los hombres; la bsqueda de la acumulacin y el xito sacrifica el medio ambiente y la fraternidad. Siguiendo a Rachel Negro Cavalcanti, la accin humana es orientada por principios morales

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    que, en la modernidad, estn dados por una concepcin individualista, en la que los sujetos instituyen sus normas y juzgan su actuar. La moral individualista llev a la multiplicacin de sus deseos, al consumismo, al crecimiento obsesivo, al reduccio-nismo de la vida, a la interferencia humana en el ms nfimo nivel de la naturaleza, al progreso material ilimitado (Negro 2000). Lo anterior correspondera a la base moral sobre la que se instala el sistema de mercado, en que el individualismo se opo-ne a una tica de la responsabilidad pblica, descuidando la relacin que el sujeto tiene con otros seres vivos y el medio natural en la bsqueda de intereses propios.

    A pesar de lo establecido y que los valores del liberalismo econmico, antropo-centristas e individualistas, son los que dominan la moral de la sociedad moderna, existen otros valores que deben ser potencializados, ya que no hay una correspon-dencia natural o necesaria entre el individualismo y la modernidad y esta aparente identidad puede ponerse en discusin. De hecho, los dilemas entre, por ejemplo, libertad e igualdad podran constituir ms bien un rasgo eminentemente moderno de la modernidad. Los sistemas de informacin tienen una relacin de ida y vuelta con los valores sociales, ya que los expresan y al mismo tiempo contribuyen a su establecimiento. Estos sistemas pueden asegurar el compromiso, el desarrollo, la educacin, la concientizacin, la responsabilidad, el estmulo de relaciones frater-nales y solidarias y por tanto deben ser establecidos con tica, para permitir un acceso mayoritario de los diversos segmentos sociales y producir transformacin de valores. Sin embargo, no podemos ser ingenuos, ya que no hay certeza sobre un fundamento indiscutible o matriz universalmente vlida de la sociedad reconciliada, solidaria y sustentable, y, adems, no deben olvidarse los riesgos de pretender con-ducir la sociedad en funcin de cualquier matriz semejante.

    1. La poltica como base de la sustentabilidad

    A pesar de que existe un gran esfuerzo por definir conceptualmente el desa-rrollo sustentable, se encuentra como una propuesta emergente, que exige ms la reflexin tica explcita, para permitir una mejor vinculacin entre los humanos y su entorno, diferente de la que se construy bajo el paradigma del crecimiento econmico (en cuyo caso la discusin tica no necesariamente fue abierta). Se trata de una empresa compleja, ya que avanzar hacia una sociedad sustentable con una tica sustentable implica tener conciencia de la interrelacin entre todas las formas de vida y los procesos de la naturaleza; comprender los valores cul-turales y sociales implicados en este proceso de toma de conciencia (sin olvidar la mirada de intereses creados alrededor de las riquezas naturales), y desarrollar tecnologas que contribuyan a la sustentabilidad global del planeta. En esto, la poltica importa, frente a la asuncin tcita del neoliberalismo de que algunas de-cisiones que afectan a todos las toman unos cuantos en funcin de la dinmica del mercado. Temas como las relaciones entre pases (que todava arrastran mucha carga colonialist), las relaciones de gnero o la interculturalidad influyen nece-sariamente en la sustentabilidad y deben encararse desde las polticas, ya que el Estado no puede desentenderse de su papel en el equilibrio sistmico.

    Para Aristteles, la felicidad se constituye, entre otros aspectos, en el bien-

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    estar material,2 que sera una responsabilidad del Estado, a travs de la poltica.3 La poltica latinoamericana actual no es la virtud que describe Aristteles, ya que hay una serie de instituciones, prcticas, valores y actitudes que alejan nuestra sociedad de las posibilidades de equilibrio entre la satisfaccin de necesidades humanas y el respeto por la naturaleza. La incapacidad de la poltica para produ-cir una distribucin justa de los bienes y el bienestar de la poblacin, ms all de la sustentabilidad o la vigencia efectiva de los valores democrticos, ha puesto en peligro las posibilidades de gobernabilidad de los pases de la regin. Al decir de Norbert Lechner, la poltica se ha vuelto un sistema autorreferido, y aunque los polticos estn informados de los problemas de la gente, no logran traducirlos al debate pblico y a una voluntad poltica de transformacin (Lechner 2002).

    Si bien es de imperiosa necesidad hacer que las economas regionales deven-gan emergentes, es igualmente imprescindible reducir la pobreza y la indigencia, mejorando la distribucin de ingresos, disminuyendo la brecha entre ricos y po-bres; tambin es insoslayable garantizar que las relaciones entre las comunida-des humanas y la naturaleza sean sustentables. Como plantea Ramn Folch, lo anterior supone un cambio de mentalidad y de objetivos socioecolgics para la adopcin de una tica solidaria (Folch 1998).

    Si se acude a la nocin aristotlica de frnesis (prudencia), la tica de la sustentabilidad constituye la armona y la reconciliacin necesaria entre la razn y la moral, de forma tal que la humanidad en pleno alcance un nuevo estado de conciencia, hacindose los hombres responsables de sus actos hacia s mismos, los dems y la naturaleza en la reflexin de lo justo y lo bueno. La tica ambiental se convierte as en un soporte existencial de la conducta humana hacia la naturaleza y de la sustentabilidad de la vida. Es una tica de la diversidad donde se fusiona el ethos de diversas culturas, y es una tica radical que como plantea el Manifiesto por la vida:4

    va hasta la raz de la crisis ambiental que revuelva todos los cimientos filosficos, culturales, polticos y sociales de esta civilizacin hegemnica, homogeneizante, jerrquica, despilfarradora, sojuzgadora y excluyente (...) Es una tica para el reencantamiento y la reerotizacin del mundo, donde el deseo de vida reafirme el poder de la imaginacin, la creatividad y la capacidad del ser humano para transgredir irracionalidades represivas, para indagar por lo desconocido, para pensar lo impensado, para construir el porvenir de una

    2 El bienestar se entiende en la tica a Nicmaco como la dotacin de bienes externos que posibilitan la felicidad pero no son la felicidad.3 La poltica es un medio y un fin en s mismo y una forma de superar las limitaciones indi-viduales a favor de los pueblos y Estados. El bien es ciertamente deseable cuando interesa a un solo individuo, pero se reviste de un carcter ms bello y ms divino cuando interesa a un pueblo y a un estado entero (tica a Nicmaco Libro I, Cp. 2)4 La XIII Reunin del Foro de Ministros de Medio Ambiente de Amrica Latina y el Caribe (Ro de Janeiro, octubre 2001), en colaboracin con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Consejo de la Tierra, Auspicio del Pro-grama de la ONU para el Desarrollo (PNUD), CEPAL y Banco Mundial, convocaron al Simposio sobre tica Ambiental y Desarrollo Sustentable, Bogot, mayo de 2002.

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    sociedad convivencial y sustentable, y para avanzar hacia estilos de vida inspirados en la frugalidad, el pluralismo y la armona en la diversidad. (Manifiesto por la vida, 2002).

    Por otra parte, la sustentabilidad, como plantea Henrique Rattner (2002), nos remite a una dimensin temporal por la comparacin de caractersticas de dos contextos determinados del presente, del pasado y del futuro: un contexto ecolgico, visto como el parmetro de la sustentabilidad, y un contexto sociocultural, que plantea la definicin de un estado deseable de la sociedad del futuro.

    Se debe asumir el desarrollo sustentable en los contextos polticos y socioculturales como un desafo que implica la apropiacin de nuevos contenidos tericos y el levantamiento de metodologas innovadoras, compatibles con la idea de respeto por la persona y la diversidad.

    2. Los principios ticos del desarrollo sustentable

    Puede entenderse que la bsqueda de mejores formas de vivir no es exclusiva de la modernidad ni tampoco solo endosable al unipolar sistema capitalista y neoliberal que corresponde a la cultura occidental. Desde pocas remotas, las sociedades se han esforzado por alcanzar el desarrollo como una forma de enfrentar sus necesidades y amenazas, crisis y carencias, ya sea para defenderse ante la misma naturaleza y sus fenmenos, como para la resolucin de sus problemas bsicos de subsistencia, tales como la obtencin del alimento, el abrigo o la vivienda.

    En esta bsqueda del desarrollo se han intentado diversos caminos y modelos que han ido generando nuevos problemas por el uso indiscriminado que los hombres han hecho de la naturaleza y los recursos de que provee para la satisfaccin de estas necesidades. El modo de apropiacin y utilizacin de estos recursos ha hecho surgir una crisis ambiental global que provoc que las naciones se renan repetidamente (aunque las declaraciones multilaterales y la asuncin de compromisos no se reflejan en el cumplimiento efectivo de metas).

    Para algunos autores, no solamente las declaraciones sin cumplimiento sino el discurso ambientalista como tal pueden constituirse en una legitimacin de varias formas de explotacin de los hombres y la naturaleza. Desde la ptica de Mara Fernanda Espinosa (2002), el desarrollo sustentable plantea dos visiones. En primer lugar est una visin tecnocrtica, que funda su anlisis en la teora de los lmites del crecimiento, el reconocimiento de la crisis ambiental global, la necesidad de una reconversin tecnolgica, la internalizacin de costos ambientales en la produccin, el establecimiento de instituciones y polticas ambientales, entre otros. La segunda visin, la visin poltica, referencia una crtica poltica del desarrollo sustentable como discurso hegemnico que legitima prcticas de intervencin, crea nuevos sujetos, nuevas categoras de anlisis, acta como mecanismo legitimador para reafirmar formas de control de espacios y recursos. El desarrollo sustentable como discurso hegemnico sera capaz de moldear e incluso crear nuevos sujetos sociales, nuevas nomenclaturas para explicar la sociedad, la poltica y las relaciones naturaleza y cultura. A

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    partir de entonces los conceptos de sustentabilidad y desarrollo sustentable se convierten rpidamente en una frmula legitimadora que es aplicada a una gama de iniciativas locales de desarrollo. Esta situacin potencia la aparicin de numerosas temticas recurrentes, as como corrientes crticas cuestionadoras del concepto y de sus usos retricos.

    Pero el desarrollo sustentable no debera reducirse a su connotacin legitimadora. Cuando hablamos de desarrollo sustentable hablamos de una suerte de tica del desarrollo. Como seala Anthony Giddens, un principio que surge a raz de la modernizacin ecolgica y que pretende poner en cuestin las relaciones vigentes entre sociedad-naturaleza-poltica y economa (Giddens 1999). Para Habermas, en su Teora de la accin comunicativa, una forma de vida consiste en un conjunto de convicciones morales gobernadas por principios universales, los mismos que se traducen en prcticas sociales concretas. Estas convicciones surgen, no de un deber ser abstracto, sino de una serie de orientaciones valorativas que deben permitir, por un lado, saber cmo las formas de vida pueden conducir a prcticas que asocien juicios de valor con principios universales, y por otro, que conduzcan a acciones y comportamientos enmarcados en tales convicciones morales (1987).

    El debate del contenido tico del desarrollo sustentable conduce a una reflexin necesaria sobre la responsabilidad moral de los sujetos y colectivos sociales para garantizar la continuidad de la vida. Esta responsabilidad se asocia a una serie de convicciones y a principios de solidaridad entre actores, sujetos y esferas sociales, que definen y legitiman el orden social, las formas de vida, los discursos y prcticas de sustentabilidad.

    3. Una mirada a la sustentabilidad desde la tica cvica

    Hablar de una tica civil democrtica involucra los ideales y aspiraciones de la democracia y la ciudadana, ms all de las caractersticas de las democracias realmente existentes. Equivale a una tica no solo de lo pblico, sino de lo pblico dentro del marco democrtico, inspirada en sus valores, con mecanis-mos apropiados, donde los conductores polticos se sujeten estrictamente a sus normas, medios y fines. Es necesario ajustar las obligaciones del Estado con las tareas que corresponden a la sociedad civil. Aqu emerge uno de los debates fun-damentales de la filosofa poltica contempornea, sobre cunto se puede hacer desde el Estado y desde la ciudadana. Las posturas liberales tratan de reducir la labor del Estado, tanto en la prctica como en la construccin de la ciudadana que se debera encargar de la prctica. Para John Rawls, el mximo representante contemporneo del liberalismo, una tica mnima se basara en los siguientes principios de justicia:

    1 Toda persona tiene igual derecho a un rgimen plenamente suficiente de libertades bsicas iguales, que sea compatible con un rgimen similar de libertades para todos; 2 Las desigual-dades sociales y econmicas han de satisfacer dos condiciones. Primera, deben estar asociadas a cargos y posiciones abiertos a

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    todos en las condiciones de una equitativa igualdad de oportu-nidades; y segunda, deben procurar el mximo beneficio de los miembros menos aventajados de la sociedad (Rawls 1991: 33).

    Segn Adela Cortina, el desarrollo de propuestas a partir de la cultura de organizaciones cvicas y de la opinin pblica es rol de la sociedad civil, lo que se denomina ticas de mximos. Por otra parte, se puede entender que el plu-ralismo moral consiste en la convivencia de distintas ticas de mximos, que pueden alcanzar la convivencia armnica en la medida en que comparten ciertos principios mnimos de justicia, (una tica mnima), sin los cuales no se podra ejercer esta armona. Por tanto el pluralismo moral consistira en compartir unos mnimos de justicia y respetar activamente unos mximos de felicidad y de sentido (Cortina 1986, 1994, 2001). Segn Cortina, las sociedades moralmen-te pluralistas son aquellas que se posicionan ms all del monismo moral y del politesmo moral (1986). El monismo moral afirma la existencia de un nico cdigo moral, una nica propuesta de felicidad para todos los ciudadanos porque se supone que es verdadera. El politesmo moral, por su parte, consiste en el ex-tremo opuesto; reconoce la existencia de un nmero infinito de cdigos morales diferentes, por lo que es prcticamente imposible establecer entre ellos ciertos mnimos compartidos. Los cdigos son inconmensurables; por ello es casi intil la bsqueda de valores, principios o derechos comunes.

    El pluralismo moral reconoce la posibilidad de construir ciertos consensos en torno a unos mnimos ticos constituidos por la adhesin a ciertos valores, el respeto a determinados derechos y una actitud dialgica para construir los acuerdos. El pluralismo moral, por tanto, se dara da en aquellas sociedades en las que coexisten distintos cdigos morales que encarnan propuestas diversas de lo que es una vida en plenitud, pero que son capaces de interactuar y reconocer, de modo progresivo, principios y valores comunes a los cuales pueden recurrir como sociedad para enfrentar los problemas morales que vayan surgiendo.

    El reconocimiento y apertura hacia el otro es importante a la hora de cons-truir sociedad; no basta solo con permitir la coexistencia de los distintos cdigos morales o ticas de mximos, sino que es importante impulsar procesos de re-flexin e intercambio colectivo que permitan ir construyendo la base en comn de principios y valores compartidos. El fortalecimiento de la democracia y la sociedad civil pasa por la construccin de acuerdos que reflejen esta base comn compartida. Cortina denomina tica cvica a esta base comn de mnimos ticos construidos colectivamente (Cortina 2001). Las ticas de mnimos y de mximos son igualmente pblicas, pero difieren en la forma en que actan sobre el com-portamiento de las personas y los grupos. La tica de mximos busca el segui-miento de aquellos que se sienten atrados por sus preceptos; en cambio, la tica cvica se constituye en un requerimiento insoslayable de una sociedad pluralista, un mnimo innegociable si no se quiere perder el sentido de humanidad.

    La tica cvica, en tanto que tica de la vida social, es dinmica en su elabo-racin y funcionamiento, ya que debe ser capaz de dar respuesta a los cambios de contexto y los problemas emergentes, resignificando los valores y requerimien-tos de justicia que los procesos de globalizacin van planteando. Debe ser capaz

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    de acoger los planteamientos de distintos pases respecto de situaciones vincula-das a dilemas de carcter biotico, responsabilidad social empresarial, tica de los mass media; en suma, problemas locales y globales que necesitan de los valores y derechos de la tica cvica (Cortina 2001).

    La elaboracin de esa tica cvica es una tarea difcil. Debe considerar la partici-pacin del Estado, el mercado y la sociedad civil, de modo que los acuerdos surjan de un consenso social amplio. Se requiere de un Estado interesado en construir acuer-dos democrticamente, capaz de autolimitarse para no privilegiar solo una postura, capaz de limitar los procesos antidemocrticos en la sociedad y el mercado, y capaz de comprometerse con el proceso de articulacin institucional y social requerido para la definicin de los contenidos mnimos de este pacto social. Por su parte, la sociedad civil debe ser capaz de participar en la bsqueda de esos mnimos comparti-dos, respetando la diversidad de posturas y exponiendo asertivamente sus creencias, de modo que luego de un proceso abierto de debate y reflexin se decidan los mo-mentos ticos que orientarn el comportamiento de la sociedad en su conjunto.

    La tica cvica est constituida por principios mnimos aceptados por la sensibilidad pluralista de las sociedades democrticas, aceptando que, desde el respeto de esa sensibilidad, puede hacerse posible la convivencia pacfica entre sociedades que buscan alcanzar sus propsitos como pacto de una variedad de cosmovisiones. En opinin de la autora, estos principios plantean ineludibles requisitos de justicia de obligado cumplimiento para todos; no admiten excep-cin en cuanto a castigos o desagravios. Alcanzar una tica cvica es un proceso complejo, especialmente en Amrica Latina, que es desde hace dcadas la re-gin con mayor desigualdad del mundo. De hecho es imposible plantearse el establecimiento de un consenso mnimo cuando grandes capas de la poblacin sufren discriminacin y explotacin por parte de grupos de su misma sociedad. En Amrica Latina el reconocimiento de distintas cosmovisiones o de distintos grupos puede legitimar y ahondar las desigualdades sociales si es que no acom-paa un conjunto de polticas, de distribucin de recursos y de poder, de las que el Estado no puede estar ausente.

    En concordancia con Guimares, se asume que la generacin de bases de convivencia requiere de un nuevo paradigma de desarrollo que coloque al ser humano en el centro de este proceso, que no entienda el crecimiento econmico como un fin en s mismo y que respete los ecosistemas que permitieron la pervi-vencia de la vida en la Tierra (Guimares 2002). Lo anterior implica rescatar el principio de la solidaridad. La construccin de un nuevo acuerdo solidario impli-ca el reconocimiento de la diversidad, evitando la supremaca tnica, de gnero, clase social, religin. Una tica de la sustentabilidad basada en la adhesin al valor de la justicia, la solidaridad y la responsabilidad y el respeto de los derechos de las personas requiere el cuestionamiento de las formas vigentes de domina-cin establecidas por las diferencias de gnero, etnia, clase social y opcin sexual, para apuntalar una relacin dialgica basada en la reciprocidad y el respeto de la diversidad. Ello implicara, siguiendo al manifiesto por la vida:

    reconocer la imposibilidad de consolidar una sociedad democr-tica dentro de las grandes inequidades econmicas y sociales en

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    el mundo y en un escenario poltico en el cual los actores socia-les entran al juego democrtico en condiciones de desigualdad y donde las mayoras tienen nulas o muy limitadas posibilidades de participacin (Manifiesto por la vida, 2002).

    Se deben considerar en estos acuerdos la heterogeneidad cultural y social, el reconocimiento de los disensos y conflictos, as como tambin las diferentes posiciones de los actores en el juego democrtico. Solo el establecimiento de es-tos principios ticos puede llevarnos a la creacin de nuevas formas de sociedad, sustentables e inclusivas, que generen oportunidades para la integracin social de pobres y excluidos, reduciendo la brecha existente entre los grupos sociales.

    La tica para la sustentabilidad debiera incorporar mnimos legitimados so-cialmente, inspirando la reformulacin de los marcos jurdico-institucionales, de modo que respondan oportuna y adecuadamente a las dinmicas ecolgicas y culturales y tengan la fuerza suficiente para hacer frente a las inequidades en la distribucin econmica y ecolgica, la concentracin de poder, la corrupcin e ineficacia de los diferentes rganos de gobierno y gestin para avanzar hacia formas de gobernabilidad ms democrticas y participativas. El concepto de sus-tentabilidad, tal como lo plantea Guimares (1998), incide en un nuevo estilo de desarrollo ambiental, al considerar el acceso y uso de los recursos naturales y la conservacin de la biodiversidad; de un nuevo estilo de desarrollo social, que manifiesta el nfasis en la superacin de la pobreza, la erradicacin de las des-igualdades sociales y la promocin de la justicia social. Por su parte, la sustenta-bilidad cultural se basara en la conservacin y respeto de valores y prcticas que identifiquen a comunidades y pueblos, y en la promocin de la tolerancia y la multiculturalidad. Una sociedad polticamente sustentable tiende a la profundi-zacin de la democracia y garantiza la participacin de la ciudadana en la toma de decisiones pblicas.

    La base de una accin orientada a construir una sociedad sustentable est en el ejercicio de una racionalidad prctica abierta a la complejidad de todos los procesos sociales y naturales con capacidad de desarrollar un pensamiento crtico frente a los dilemas de la crisis ecosocial global. Una mirada de la realidad desde la sustentabilidad significa abandonar la razn puramente instrumental (inclusive en las metas de desarrollo).

    Tal como afirma Espinosa: La credibilidad y la legitimidad de la economa de mercado basada en la acumulacin de capital, la libre competencia y la mxima rentabilidad se revela cada vez ms disfuncional y menos equitativa. Esta asercin permite inquirir sobre la aparicin de nuevas posturas crticas frente al actual mo-delo capitalista como responsable de la crisis ecosocial y ambiental, y sobre el sur-gimiento de nuevos planteamientos de poltica que orienten la transformacin y la construccin de sociedades ms sustentables. Una tica basada en la construccin de mnimos que respeten el valor de la justicia, la solidaridad y la responsabilidad en las relaciones humanas de los hombres entre s y con el entorno demanda la construccin de un nuevo orden democrtico, que ponga al centro el bien comn.

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    4. tica del bien comn

    El Manifiesto por la vida expresa adecuadamente una postura tica alrededor de los bienes comunes, para evitar la tragedia de los bienes comunes, a partir de un cambio de perspectiva y racionalidad:

    37. Los actuales procesos de intervencin tecnolgica, de reva-lorizacin econmica y de reapropiacin social de la naturaleza estn planteando la necesidad de establecer los principios de una biotica junto con una tica de los bienes y servicios am-bientales. Los bienes comunales no son bienes libres, sino que han sido significados y transformados por valores comunes de diferentes culturas. Los bienes pblicos no son bienes de libre acceso pues deben ser aprovechados para el bien comn. Hoy, los "bienes comunes" estn sujetos a las formas de propiedad y normas de uso donde confluyen de manera conflictiva los inte-reses del Estado, de las empresas transnacionales y de los pue-blos en la redefinicin de lo propio y de lo ajeno; de lo pblico y lo privado; del patrimonio de los pueblos, del Estado y de la humanidad. Los bienes ambientales son una intrincada red de bienes comunales y bienes pblicos donde se confrontan los principios de la libertad del mercado, la soberana de los Esta-dos y la autonoma de los pueblos.38. La tica del bien comn se plantea como una tica para la resolucin del conflicto de intereses entre lo comn y lo uni-versal, lo pblico y lo privado. La tica del orden pblico y los derechos colectivos confrontan a la tica del derecho privado como mayor baluarte de la civilizacin moderna, cuestionan-do al mercado y la privatizacin del conocimiento la mercan-tilizacin de la naturaleza y la privatizacin y los derechos de propiedad intelectual como principios para definir y legitimar las formas de posesin, valorizacin y usufructo de la naturale-za, y como el medio privilegiado para alcanzar el bien comn. Frente a los derechos de propiedad privada y la idea de un mer-cado neutro en el cual se expresan preferencias individuales como fundamento para regular la oferta de bienes pblicos, hoy emergen los derechos colectivos de los pueblos, los valores cul-turales de la naturaleza y las formas colectivas de propiedad y manejo de los bienes comunales, definiendo una tica del bien comn y confrontando las estrategias de apropiacin de la bio-diversidad por parte de las corporaciones de la industria de la biotecnologa.39. La tica de la sustentabilidad implica cambiar el principio del egosmo individual como generador de bien comn por un altruismo fundado en relaciones de reciprocidad y cooperacin. Esta tica est arraigando en movimientos sociales ascendentes,

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    en grupos culturales crecientes, que hoy en da comienzan a en-lazarse en torno de redes ciudadanas y de foros sociales mundia-les en la nueva cultura de solidaridad (Manifiesto por la vida).

    Los dilemas sobre la sustentabilidad pueden expresarse en trminos de la disputa en filosofa entre el utilitarismo propuesto por John Stuart Mill y el im-perativo categrico de Kant. Ms all de las posibles compatibilidades de algunos casos de ambas posturas, la diferencia radica en que, mientras Mill basa la tica en las consecuencias de las acciones, Kant lo hace en el deber, que no se condi-ciona en funcin de los resultados de como se acte.

    El utilitarismo suele resumirse en la frmula: el mximo bienestar para el mximo nmero posible de personas. Basa las decisiones en sus posibles consecuencias prcticas, normativas o en funcin de la satisfaccin de prefe-rencias de las personas (Mill 1971). Fue criticado porque no hay una manera nica de definir qu es una consecuencia deseable y, desde el liberalismo, por limitar los criterios de accin a las consecuencias, sin importar los derechos individuales, que para los liberales, son previos a los dilemas de cualquier accin.

    El imperativo categrico de Kant se conoce por las siguientes frmulas: obra slo segn una mxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne ley universal; obra como si la mxima de tu accin debiera tornarse, por tu voluntad, ley universal de la naturaleza (Kant 2003: 57; cursivas en el original); obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio (67) y todo ser racional debe obrar como si fuera por sus mximas siempre un miembro legislador en el reino universal de los fines (79). Las connotaciones universales, naturales, prcticas y de autonoma del imperativo son ampliamente reconocidas como origen de varias corrientes ticas que continan en la actualidad (puede nombrarse, por ejemplo, el constructivismo kantiano de John Rawls). Fue cri-ticado porque no ofrece detalles suficientes sobre la accin en relacin con ideas abstractas (mientras que sera relativamente sencillo en acciones cotidianas y concretas).

    Las connotaciones del debate se prolongan a las polticas pblicas sobre di-versos temas. Por ejemplo, se traducen en un dilema sobre la accin en relacin con indicadores de poltica sobre el cambio climtico:

    1. Un indicador de polticas sobre el cambio climtico de-bera basarse en un utilitarismo centrado en el Estado?

    Si se escoge el utilitarismo, uno podra construir un indi-cador del cambio climtico sobre la base del cumplimiento de obligaciones internacionales en trminos de costo-beneficio o en el enfoque del capital (...)

    Si se escoge la tica kantiana, surge la segunda eleccin: 2. Cmo medimos hasta qu punto un pas cumple con un

    hipottico tratado global sobre el cambio climtico? (Greaker et al. 2012: 6)

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    El desarrollo sustentable est, conceptualmente y en aspectos prcticos, en el dilema de la accin por su consecuencia o por la accin misma. Las decisiones relacionadas con la sustentabilidad tienen potenciales enormes, ya que en ltima instancia se pone en duda la continuidad misma de la vida en el planeta.

    5. Conclusiones y propuestas ticas

    La tica es el camino para volvernos una sociedad de iguales con sentidos comunes, respetuosos de los derechos propios y ajenos, solidarios, capaces de aceptar la diferencia. La tica viene a ocuparse de la tarea de recrear los sentidos de la vida, redefinir su conceptualizacin, movilizar las voluntades de poder para construir nuevas condiciones armnicas de sobrevivencia y convivencia humana, asumir la sustentabilidad como un devenir posible.

    La tica de la sustentabilidad implica cambiar el principio del egosmo individual como generador de bien comn por un altruismo fundado en re-laciones de reciprocidad y cooperacin y en acuerdos sociales basados en los mnimos compartidos. Remite a un esfuerzo colectivo por formular una nueva visin de la economa y de la sociedad, reconociendo distintos saberes locales y en la perspectiva de interculturalidad y dilogo de saberes. La tica en el saber ambiental supone el conocimiento valorativo que implica la recuperacin del valor de la vida y el reencuentro de nosotros mismos, como seres humanos sociales y naturales.

    Toda tica es una tica de la vida. La tica del desarrollo sustentable, ms que una armona de ticas y racionalidades del mercado, Estado, ciudadana y de la inclusin del ethos de las diferentes culturas, implica la necesidad de conjugar un conjunto de principios bsicos articulando el bien comn y la sustentabilidad.

    La tica que acompaa el desarrollo sustentable debe estar fundada en con-sensos basados en creencias, intereses y valores compartidos, construidos colec-tivamente a travs del dilogo y la participacin, por lo que su planificacin debe plantearse en el marco de los sistemas polticos vigentes; de los campos de poder, con los actores sociales, sus intereses, identidades y agendas; de los nuevos mapas geopolticos que caracterizan los procesos de globalizacin, de las implicaciones de la nueva divisin internacional del trabajo. Por tanto, definir principios ti-cos para el desarrollo sustentable no puede limitarse a una lista prescriptiva que incluya la participacin ciudadana, la transparencia, la voluntad poltica. Se trata ms bien de explicar y entender los contenidos ticos del desarrollo sustentable ms all de una normativa voluntarista, en el marco de relaciones polticas y econmicas concretas que permitan dimensionar los roles, derechos y deberes de los actores, de los Estados, de la sociedad civil, as como establecer mecanismos operativos que permitan poner en prctica los postulados de la sustentabilidad.

    La perspectiva tica del utilitarismo podra aplicarse en los procesos de toma de decisiones para alcanzar una mayor sustentabilidad, pero esto impli-ca un desarrollo del conocimiento y la ciencia capaz de proveer de evidencia confiable para la toma de decisiones. La tica kantiana consiste en el respeto a la naturaleza, donde la dignidad de los seres humanos es universalizable.

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    Es posible distinguir, en el discurso de quienes sustentan el paradigma de la sustentabilidad del desarrollo, un conjunto de normas que podran traducirse desde la estructura del imperativo categrico kantiano.

    Es necesario establecer escenarios de concertacin para la planificacin de los principios ticos del desarrollo sustentable, y hacer de la tica un referente operativo que sea reconocido, acordado, interiorizado por los actores de la sus-tentabilidad.

    El debate planteado desde el punto de vista aristotlico concluye que, para alcanzar una tica sustentable, esta necesariamente debe confluir hacia una ti-ca del bien comn, donde las actividades y acciones orienten la promocin de valores, principios, razones, sentimientos, actitudes, procedimientos, mtodos, que permitan llegar a conseguir sociedades sustentables. Es tarea de todos los actores sociales, desde las instituciones de planificacin, los gobiernos, las orga-nizaciones ciudadanas, los centros educativos y los medios de comunicacin de todo el mundo, el propiciar espacios amplios de dilogo y debate que conduzcan a establecer y practicar una tica para la sustentabilidad.

    De manera irrebatible, la tica para la sustentabilidad debe ser considerada como una tica de la solidaridad que sobrepase el concepto individualista para fundarse en el reconocimiento del otro; una tica democrtica participativa, que promueva el pluralismo, que reconozca los derechos de las minoras y los prote-ge, procurando alcanzar un bien comn basado en la justicia para todos.

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