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Evaluación de un Ajuste Fiscal Inadecuado Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles, Inc. (CREES)

Miguel Collado Di Franco

Agosto 2013

Evaluación de un Ajuste Fiscal Inadecuado

Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles 2


Introducción

A casi ocho meses de iniciado un proceso de ajuste fiscal implementado a partir

de la aprobación de la ley 253-12, y del incremento generalizado de impuestos

resultado de la misma, es necesario colocarlo en perspectiva y realizar una serie

de preguntas en torno al mismo. Primero, ¿qué tan determinante está siendo

dicho ejercicio de ajuste para reducir el déficit fiscal, y el ritmo de endeudamiento

público? Segundo, ¿cuál es el impacto que está teniendo el ajuste sobre la

actividad económica? Tercero, ¿cómo podría hacerse un ajuste efectivo

acompañado de un estímulo sano al crecimiento económico?

Este artículo analiza estas preguntas, a partir de las informaciones con que se

cuenta para el primer semestre de la economía, y partiendo de la evidencia

internacional y local sobre ajustes o consolidaciones fiscales exitosas.

El ajuste implementado y la alternativa existente

Antes de iniciar el análisis, es preciso entender el tipo de ajuste que emprendió el

gobierno a partir de finales del pasado año 2012. A inicios de octubre de 2012 las

autoridades estimaron un déficit de RD$155,946 millones1 para 2012, a partir del

cual entendieron que era necesario realizar un ajuste o consolidación fiscal para

reducirlo. A inicios de octubre de 2012 el gobierno presentó sus estimados de

déficit fiscal ante el Consejo Económico y Social (CES) y fue el momento cuando

las autoridades anunciaron que el ajuste sería realizado en base a una

modificación impositiva con el objetivo de incrementar las recaudaciones en

2013.

A partir del anuncio de que el ajuste se haría por la vía impositiva, se introdujo al

Congreso un proyecto de ley que daría a la luz, días después, la ley 253-12. El

resultado en términos de la creación y modificación de impuestos de la ley 253-

12, aprobada el 8 de noviembre de 2012 por el Congreso y promulgada dos días

después por el Ejecutivo, se resume en los siguientes dos cuadros.

1 El déficit calculado por el Banco Central de la República Dominicana (BCRD) terminó cercano a esta cifra original, aunque el Ministerio de Hacienda luego proporcionó una cifra inferior al cerrar el año. Concretamente ambas cifras fueron RD$153,803 millones y RD$124,585 millones, respectivamente.



“Sin duda alguna, tocar 18 figuras impositivas es alterar sensiblemente

la economía del país ya que se están afectando todas las actividades

realizadas por los agentes económicos.”

Como se aprecia a partir de los cuadros, siete impuestos fueron creados y 11

modificados. Sin duda alguna, tocar 18 figuras impositivas es alterar

sensiblemente la economía del país ya que se están afectando todas las

actividades realizadas por los agentes económicos. Estas modificaciones a los

impuestos implican: 1) costos más altos para vivir y hacer negocios en el país; 2)

crean incentivos para la elusión, la evasión y la informalidad; y 3) crean

desincentivos a realizar actividades relacionadas con el ahorro, la inversión, la

producción y el consumo.

Con las modificaciones impositivas creadas a partir de la ley 253-12, se pretendía

recaudar cerca de RD$45,000 millones de acuerdo a estimados del gobierno.

Dentro del Presupuesto General del Estado de 2013 fueron incluidos ingresos

fiscales estimados en RD$380,147 millones para todo el año. Este monto

representaría un incremento con relación a 2012 de 19.3%. Por el lado del gasto

se pretende, de acuerdo al presupuesto de 2013, reducir su monto total en

RD$17,206 millones hasta llevarlo a RD$454,727 millones. Esto representa

apenas una reducción de 3.6% con relación a los RD$471,934 millones

ejecutados en 2012 según el Banco Central. A partir de estos porcentajes es

evidente que el ajuste fiscal incluido en el presupuesto elaborado y aprobado para

2013 está basado en un incremento de las recaudaciones por medio de impuestos

y no en una reducción del gasto.

“El ajuste alternativo que implicara resultados exitosos de políticas

públicas debió apoyarse en tres ejes: i) reducir el gasto público; ii)

realizar una reforma que simplificara el código tributario, eliminara los

impuestos más distorsionadores, redujera las tasas de los existentes y

ampliara sus bases; y iii) implementar reformas estructurales en

diferentes sectores que permitieran incrementar la productividad

promedio en la economía para elevar los ingresos de los dominicanos.”

La pregunta obligada ante la decisión de realizar una consolidación o ajuste fiscal

basado en cargas fiscales y no en la reducción del gasto es: ¿qué alternativa de



políticas se tenía en el momento? Frente a un gasto público que entre 2004 y

2011 casi se había triplicado y ante los elevados déficits que ya habían

promediado RD$54,500 millones entre 2008 y 2011, era necesario tomar

medidas efectivas. Si a lo anterior añadimos que el país venía implementando, en

promedio, una modificación tributaria cada 18 meses, y que la economía no era

capaz de reducir el número de desempleados que ya alcanzaban 689,000

dominicanos, todo indicaba que en términos de políticas públicas debían

implementarse un conjunto de medidas que tuviera un impacto positivo para

equilibrar las finanzas y propiciar actividades productivas y la creación de

empleos. El ajuste alternativo que implicara resultados exitosos de políticas

públicas debió apoyarse en tres ejes: i) reducir el gasto público; ii) realizar una

reforma que simplificara el código tributario, eliminara los impuestos más

distorsionadores, redujera las tasas de los existentes y ampliara sus bases; y iii)

implementar reformas estructurales en diferentes sectores que permitieran

incrementar la productividad promedio en la economía para elevar los ingresos de

los dominicanos. Una serie de medidas como estas han sido las que CREES ha

estado recomendando desde antes de que la institución empezara a socializar su

Propuesta de Reforma Fiscal Integral en junio de 2012, documento que abarca

estas medidas y su análisis.

Con la aplicación de un ajuste basado en estos tres pilares, se hubieran alcanzado

tres objetivos de política muy deseables y necesarios para incrementar el

bienestar de los dominicanos: i) reducir el déficit fiscal y el ritmo de

endeudamiento público; ii) propiciar el crecimiento de la economía junto con la

reducción de la informalidad y la creación de empleos formales productivos; y iii)

detener la práctica que hemos mantenido en el país de modificar el código

tributario cada dieciocho meses que, en la mayoría de los casos, han implicado

incrementos de la carga tributaria.

Es pertinente señalar que estos objetivos hubieran estado relacionados con otros

más que hubiesen permitido la complementariedad entre todos, creando un

círculo virtuoso para propiciar mayores ingresos a partir de un crecimiento

sostenible. El tercer objetivo arriba mencionado, por ejemplo, tiene implicaciones

muy amplias en la economía, ya que de lograrse se reducirían las distorsiones

sobre la actividad económica que introducen las constantes modificaciones a los

impuestos, disminuirían los incentivos existentes al crecimiento de la informalidad

y se crearía un ambiente institucional más estable y predecible para los

inversionistas, tanto locales como extranjeros.



La lógica del diseño de los ajustes

“…los ajustes basados en reducciones del gasto público provocan una

disminución en el endeudamiento como porcentaje del PIB, son más

duraderos y no tienen los efectos contractivos sobre la actividad

económica que tienen los ajustes basados en incrementos de impuestos.”

La literatura económica que favorece ajustes fiscales basados en el gasto es muy

persuasiva. También lo son la gran cantidad de estudios empíricos realizados

para verificar los efectos de este tipo de ajustes o consolidaciones fiscales. En

septiembre de 2012 publicamos un trabajo sobre ajustes fiscales basados en

reducciones del gasto público. En el mismo citamos diferentes estudios realizados

por diferentes investigadores afiliados a universidades, centros de pensamiento

económico y al FMI. La conclusión principal a la que llegan estos economistas es

que los ajustes basados en reducciones del gasto público provocan una

disminución en el endeudamiento como porcentaje del PIB, son más duraderos y

no tienen los efectos contractivos sobre la actividad económica que tienen los

ajustes basados en incrementos de impuestos. En cambio, aquellos ajustes

sustentados en modificaciones impositivas reducen el crecimiento y no son

efectivos en lograr consolidaciones fiscales.

La lógica que apoya una reducción del gasto público para lograr una consolidación

fiscal está relacionada con el rompimiento del círculo vicioso del financiamiento

fiscal. Este se caracteriza por aumentos del gasto que generan déficit fiscales y,

consecuentemente, incrementan el endeudamiento público. Para tratar de evitar

déficit futuros, la dinámica fiscal lleva a los gobiernos a incrementar los

impuestos por medio del aumento de tasas o por la creación de nuevas figuras

impositivas. Estos impuestos resultan insuficientes debido a que desincentivan

aumentos en la actividad económica, al tiempo que promueven la evasión, la

elusión y las actividades informales. Al continuar el ritmo de incremento en los

gastos, vuelven a generarse los mismos desbalances en las cuentas del gobierno

y la situación llega a niveles que ponen en riesgo la economía dada la alta carga

de deuda que se genera. La única forma de romper con ese círculo sin introducir

las distorsiones, los costos y los desincentivos a generar riqueza que introducen

los impuestos es reduciendo el nivel de gasto público.

La recomendación de política fiscal para llevar un ajuste fiscal es clara en cuanto

a su diseño a los fines de reducir el déficit y propiciar el crecimiento. En cuanto a



la política monetaria, también la prudencia es una virtud en tiempos de ajustes.

En un estudio de 2012 de Alberto Alesina y Silvia Ardagna2, los autores concluyen

algo muy relevante para tener en cuenta con relación al uso de la política

monetaria para tratar de compensar por las decisiones de política fiscal

implementadas. En base a sus investigaciones, ambos economistas expresan: “el

efecto expansivo debido a la política monetaria no elimina el efecto de la

composición de un ajuste fiscal.” De acuerdo a Alesina y Ardagna, los resultados

de una política monetaria flexible que reduzca las tasas de interés de corto plazo

no elimina el efecto negativo sobre el crecimiento proveniente de haber

implementado un ajuste fiscal basado en incrementos de tasas de impuestos.

Gasto público, ingresos y balance fiscal

Partiendo del marco de referencia anterior, es posible realizar un análisis de la

situación de seis meses de ejecución presupuestaria y casi igual número de

meses de implementados casi todos los impuestos de la ley 253-12. El primer

análisis que es necesario realizar está relacionado con el nivel de gasto y los

ingresos, así como el nivel del balance fiscal reportado y esperado. La gráfica No.

1 resume los primeros seis meses del año de acuerdo al informe de ejecución

presupuestaria de la Dirección General de Impuestos Internos (DIGEPRES),

órgano del Ministerio de Hacienda.

2 Alesina, A. y Ardagna, S. (2012) “The design of fiscal adjustments.” National Bureau of Economic Research Working Paper, No. 18423.



La principal característica que hay que destacar con relación al gasto público

reportado por el Ministerio de Hacienda a través de DIGEPRES es que en los

meses de mayo y junio cambió la tendencia que mantuvo durante los anteriores

cuatro meses. Mientras el gasto promedió RD$29,911 millones en los primeros

cuatro meses, la tendencia de mayo y junio lo ha llevado a promediar RD$41,419

millones. Esta propensión a aumentar es la que uno esperaría en los próximos

meses debido a que las señales que ha dado el gobierno han sido de que se

mantendrá la meta de un déficit de 2.8% del PIB, lo que equivale a los

RD$70,000 millones presupuestados para 2013. En este sentido, aunque el déficit

acumulado para los primeros seis meses, según el Ministerio de Hacienda, es de

RD$18,800 millones, el déficit combinando de los meses de mayo y junio fue de

RD$21,183 millones. Es decir, la mayor parte del déficit se ha producido en mayo

y junio, solo compensado por los superávit reportados en enero, febrero y en

abril.

Es necesario analizar el gasto público de los primeros seis meses del año y

observar, además de su comportamiento, su composición relativa. Con relación a

enero-junio de 2012, el gasto total fue RD$9,676 millones ó 4.5% menor, tal

como se observa en el gráfico No.2. Con relación a su composición, hay que

señalar que el gasto corriente se incrementó en 16% con relación al mismo

periodo de 2012. Aún si se excluye el gasto por concepto de intereses y se toma

únicamente el gasto proveniente de las operaciones del gobierno o primario, este



gasto creció en 15% con respecto al primer semestre de 2012. En cambio, el

gasto de capital se contrajo en 48% con respecto a enero-junio de 2012.

“El esfuerzo actual de las autoridades debiera ser de reducir el gasto

corriente y no de incrementar rúbricas del mismo como son los gastos en

sueldos y salarios, y las transferencias corrientes tal y como ha estado

sucediendo en los primeros seis meses del año en curso.”

En cualquier esquema de ajuste fiscal con intenciones de ser efectivo, el tipo de

gasto que debe ser reducido con más énfasis es el gasto corriente. El gasto que

determina la dimensión o tamaño de las operaciones del gobierno es,

precisamente, el corriente; por consiguiente su reducción otorga mayor

permanencia y credibilidad –dos características esenciales de un ajuste- a

cualquier esfuerzo por equilibrar las finanzas públicas de un país. El esfuerzo

actual de las autoridades debiera ser de reducir el gasto corriente y no de

incrementar rúbricas del mismo como son los gastos en sueldos y salarios, y las

transferencias corrientes tal y como ha estado sucediendo en los primeros seis

meses del año en curso.



De abril a junio de este año, cuando más se incrementó el gasto público, el gasto

corriente creció RD$5,563 millones y el de capital lo hizo en RD$4,115 millones.

Es decir, el gasto corriente pasó de RD$28,069 millones en abril a RD$33,634

millones en junio. De su lado, el gasto de capital creció de RD$3,721 millones a

RD$7,836 millones. Lo anterior evidencia que aunque el incremento en el gasto

de capital fuera mayor en términos proporcionales, dado que se ha mantenido

inferior en relación al corriente, en términos absolutos se continua dando

preferencia al gasto corriente que, a la postre, resulta más difícil de reducir a lo

fines de realizar una efectiva consolidación fiscal. A lo anterior es necesario

añadir que ya a junio el gobierno había transferido cerca de US$564 millones al

sector eléctrico, lo que representa el 71% de los US$800 millones

presupuestados en transferencias corrientes para 2013. En consecuencia, una vez

más, el presupuesto de transferencias para el sector eléctrico será inferior al

monto que se tenga que ejecutar en el año.

Los ingresos se mantuvieron promediando RD$30,500 millones mensuales

durante los seis meses reportados por el Ministerio de Hacienda a través de

DIGEPRES. El total de impuestos recaudados ha sido RD$192,212 millones, o

RD$11,661 más que en el primer semestre de 2012, lo que equivale a un

incremento de 7.7%.

Ante una modificación impositiva que tocó los principales tributos y creó siete

nuevos impuestos, la pregunta lógica sería, ¿qué tanto se está recaudando por

concepto de la Ley 253-12? Las recaudaciones de los primeros siete meses del

año fueron RD$9,789 millones de acuerdo a lo reportado por la Dirección General

de Impuestos Internos. Como se aprecia en el gráfico No.3, tres impuestos

recaudan más del 80% y dos –la ampliación y aumento del ITBIS y la retención

definitiva a los dividendos- recaudaron hasta julio el 72% de los ingresos

provenientes de las modificaciones impositivas que creó esta ley. Es de esperarse

que las recaudaciones por concepto del impuesto a los dividendos disminuya en lo

adelante con relación al primer semestre del año, lo que se debería a una

condición estacional relacionada con las declaraciones de impuestos de la mayor

parte de las empresas del país en la primera mitad del año. A juzgar por el

volumen hasta julio de las recaudaciones por la ley 253-12 y la disminución

esperada en los ingresos del impuesto a los dividendos, que recauda el 31% de

los ingresos, las recaudaciones por concepto de la ley quedarán muy por debajo

de lo estimado por las autoridades originalmente.



Como mencionamos anteriormente, el déficit acumulado hasta junio según el

Ministerio de Hacienda es de RD$18,800 millones. Sin embargo, el Banco Central

de la República Dominicana tiene calculado, de acuerdo a su metodología para la

computación del balance fiscal, un déficit de RD$28,380 millones. Ante unos



ingresos que se estima sean inferiores a lo presupuestado, la clave para

mantener el déficit dentro del presupuesto es mediante el control del gasto. A los

fines de controlar el gasto es necesario vigilar tanto el gasto corriente como el de

capital. Empero, enfatizamos que el control en el gasto corriente es fundamental

para poder llegar a un equilibrio en las finanzas públicas, meta deseada de una

consolidación fiscal.

¿Cuál ha sido el efecto directo de los déficits fiscales consecutivos de los últimos

cinco años? Los déficit se han traducido en mayor endeudamiento, tanto externo

como interno. Desde diciembre de 2008 a junio de 2013, el endeudamiento del

sector público no financiero (SPNF) creció en 98%. En 2012, la deuda del SPNF

creció en US$2,643 millones. Para este año 2013 el presupuesto contempla el

equivalente a US$3,520 millones en nuevos financiamientos de los cuales a junio

ya se habían contraído US$2,983 millones. El incremento de la deuda total

dependerá del compromiso del gobierno en reducir el déficit.

Las consecuencias de los déficit fiscales y su traducción a endeudamiento público

las hemos visto recientemente en el episodio de crisis que han estado

experimentando los países de la Eurozona. Los desajustes fiscales de esas

economías han contribuido con la crisis y su agravamiento. La prudencia ante el

ejemplo internacional, se hace necesaria. Si bien es cierto que los niveles de

deuda/PIB de nuestra economía no se comparan con los de los países europeos,

es necesario tener en cuenta que en 1982 la economía dominicana entró en

cesación de pagos con una proporción deuda/PIB de 31.8%. De igual forma,

experimentó cesación parcial de pagos en 2002 con una relación deuda/PIB de

22%, y en 2005 el país reestructuró su deuda con una proporción de 34.9%. En

todos esos episodios, la relación deuda/PIB era inferior al estimado actual de

43% para el sector público consolidado`.

Desde CREES hemos argumentado en diferentes oportunidades3 que existen dos

medidas más efectivas para medir la sostenibilidad de la deuda que la relación

que esta guarda con la producción. La relaciones intereses/ingresos tributarios y

servicio de la deuda/ingresos tributarios son mejores estimadores de la capacidad

de una país poder pagar sus compromisos financieros. Ambas estimaciones,

debieran mantenerse de forma prudente en niveles no mayores a 15% y al 30%,

respectivamente. Desde 2011 nuestra economía ya se encuentra exhibiendo una

relación intereses/ingresos superior al 15% y este año llegará al 17%. El servicio

de la deuda/ingresos cerrará 2013 con un monto superior al 37%. De acuerdo a

nuestros estimados con base a los estimados de la Dirección General de Crédito

3 Ver Selman, E. (2013) Deuda Pública: El Caso de la República Dominicana.

http://crees.org.do/es/ensayo/deuda-p%C3%BAblica-el-caso-de-la-rep%C3%BAblica-dominicana



Público, en 2014 la primera medida alcanzará el 20% mientras que el servicio de

la deuda sobre los ingresos se incrementará en cinco puntos porcentuales para

pasar a 42%.

Impacto sobre la actividad económica

Los resultados recientes del crecimiento de la actividad económica deben mover a

preocupación. De acuerdo al informe publicado por el Banco Central de la

República Dominicana sobre los resultados preliminares de la economía en el

semestre enero-junio, el PIB creció 1.6% en ese periodo. Subsectores

importantes de acuerdo a la metodología de medición del PIB que realiza el BCRD

experimentaron decrecimientos, tal es el caso de Manufactura Local (-1.2%) y

Construcción (-4.3%), al igual que la actividad Comercio (-2.9%). A partir de los

datos se observa que las actividades que crecieron fueron muy concentradas en

servicios y minería y que las que mayor número de personas emplean en la

economía decrecieron en la primera mitad del año.

Los resultados del crecimiento económico complementan análisis y comentarios

recientes de diversos economistas sobre la necesidad de un modelo económico

diferente dado que el aparato productivo no es capaz de generar riquezas

suficientes para reducir la pobreza y el desempleo. Lo que está reflejando la

realidad es que los problemas estructurales de la economía dominicana deben ser

corregidos. A partir de la implementación del ajuste en base a impuestos se han

agravado las deficiencias que tiene la economía para generar riqueza y empleo y

se están haciendo más evidentes. Las altas tasas impositivas que se han venido

acumulando a través de varios procesos llamados erróneamente reformas han

acrecentado las demás deficiencias estructurales y afectado la actividad

productiva.

Los efectos del incremento de impuestos se están percibiendo sobre la misma

estructura productiva que desde hace años no ha sido capaz de reducir el

desempleo que actualmente se sitúa en niveles cercanos al 15%; lo que es

equivalente a decir que esta estructura productiva no puede sacar del desempleo

a cerca de 689 mil dominicanos. Los impuestos están distorsionando y

penalizando las actividades que realizan todos los actores del sistema productivo,

sean estos PYMES, empresas agrícolas, grandes empresas, zonas francas, la

industria del turismo, el sector financiero y, por supuesto, a todos los ciudadanos.



“El sistema imperante está penalizando a quienes desean un trabajo

formal y no pueden encontrarlo o, de hacerlo, solo pueden emplearse en

la informalidad, al margen de las leyes.”

Si al efecto de los impuestos añadimos los costos laborales salariales y no

salariales que impone el sistema legislativo y, en particular, la legislación laboral

actual, nos damos cuenta de que están vigentes condiciones adicionales para que

el sistema productivo continúe generando pocos empleos y de baja productividad.

El sistema imperante está penalizando a quienes desean un trabajo formal y no

pueden encontrarlo o, de hacerlo, solo pueden emplearse en la informalidad, al

margen de las leyes. Las legislaciones que rigen el mercado laboral, junto al

código tributario actual, están propiciando el crecimiento de la economía informal,

situación que reduce la productividad promedio de la economía y empeora las

mismas finanzas públicas al disminuir la base de contribuyentes.

Un problema adicional que ocasiona el constante incremento de los impuestos es

la disminución en la tasa de ahorro del país. Para tener mayor cantidad de

puestos de trabajos es necesario que existan inversiones, las cuales provienen de

ahorro previo. De igual forma, para incrementar los ingresos de los trabajadores

es necesario que exista un proceso de formación de capital que permita la



existencia de maquinarias y herramientas que les permitan a estos ser más

productivos. En toda economía, un incremento en los impuestos disminuye la

cantidad de ingresos disponibles para poder ser ahorrados. Lo anterior se agrava

en una economía como la nuestra con bajos niveles de ingresos. Si cambiar el

aparato productivo implica nuevas inversiones para crear procesos productivos

que generen mayor valor, como en efecto lo implica, entonces estamos

penalizando el crecimiento y las oportunidades de incremento en el bienestar de

los dominicanos en la medida en que continuamos implementando ajustes

fiscales basados en impuestos.

En adición al problema impositivo que padece la economía y a las distorsiones en

su mercado de trabajo, hay que añadir el costo de la electricidad como uno de los

tres problemas estructurales más graves en la actualidad. La electricidad es uno

de los costos más altos en la estructura de producción de cualquier empresa. En

2013, en el Informe Doing Business que prepara el Banco Mundial, bajamos seis

posiciones con relación a 2012 en la calificación relacionada con el servicio

eléctrico. Sin embargo, no se han emprendido soluciones que mejoren la calidad

del servicio y la reducción del costo de forma significativa en el corto plazo.

Muchas de las fallas en la estructura de la economía se reflejan, precisamente, en

el ranking del Doing Business que mide el clima de hacer negocios en los países

del mundo. En el informe de 2013 ocupamos el lugar 116 de 185 países; 19

puestos por debajo del promedio de América Latina y el Caribe que es de 97. Con

respecto a Centroamérica solo Nicaragua y Honduras presentan posiciones

inferiores a la nuestra, ocupando la 119 y la 125, respectivamente.

Es decir, a partir de la implementación del ajuste por medios de impuestos se han

incrementado los costos de hacer negocios en el país. En adición, el sistema

laboral continúa penalizando a quienes no poseen un empleo y a quienes deciden

arriesgarse a invertir en un negocio al tener que pagar costos laborales muy

altos. A los anteriores costos se añade la baja calidad y el alto precio del servicio

eléctrico. Todos estos factores se combinan para que la función del emprendedor

sea altamente difícil de realizar en la economía dominicana y se dificulte poder

crear puestos de trabajos y generar riqueza.

Un llamado a la reflexión

A partir de lo visto anteriormente en relación a la capacidad del ajuste

implementado para poder reducir el déficit fiscal y el endeudamiento público, así

como el efecto que el mismo está teniendo sobre la capacidad productiva, es



preciso reflexionar sobre el tipo de políticas que el país necesita implementar en

el futuro inmediato. En base a la experiencia local e internacional se desprende

que la mejor forma como el gobierno puede ayudar a la sociedad civil es

cuadrando sus cuentas, simplificando el código tributario, y realizando reformas

estructurales en los sectores electricidad, mercado laboral, seguridad social,

educación, transporte; y mejorando las áreas señaladas por el informe Doing

Business.

La única manera de poder crear más empleos e incrementar el bienestar de los

dominicanos es produciendo más bienes y servicios de mayor valor. La política

fiscal de los últimos seis años ha sido conducente a desincentivar las actividades

productivas en base a incrementos de impuestos y a estimular el consumo por

medio del endeudamiento. Lo que es prudente para un hogar o una empresa lo

es para el manejo del gobierno y la economía en general. En consecuencia, es

aconsejable revisar el ajuste fiscal implementado a partir del incremento de

impuestos de noviembre pasado y retomar la agenda de reformas estructurales

abandonada desde la década de 1990.

Autores:

Miguel Collado Di Franco

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