EVANGÉLICOS Y POLÍTICA EN COLOMBIA durante los 90s

13

Click here to load reader

Transcript of EVANGÉLICOS Y POLÍTICA EN COLOMBIA durante los 90s

Page 1: EVANGÉLICOS Y POLÍTICA EN COLOMBIA durante los 90s

EVANGÉLICOS Y POLÍTICA EN COLOMBIAEN LA DÉCADA DEL 90

A principios de los 90s Colombia experimentó un tumulto de eventos que sacudieron a la opinión pública nacional e internacional, como consecuencia de la agudización de la violencia, según algunos, tal como en los años 50s. En esta ocasión la crisis política y social fue resultado de los rastros de la violencia de los 60s conformados por guerrillas, grupos de autodefensa, paramilitares, pandillas urbanas, agrupaciones de “limpieza social” y otras similares; sin embargo, ahora permeados por la irrupción cada vez mayor del narcotráfico en todas las escalas de la delincuencia urbana y rural, la corrupción de la clase política y la incapacidad del Estado para hacer de la democracia más que un discurso de opinión pública una práctica en todos los sectores de la vida nacional1.

La constitución del 91 tenía el propósito de responder a un objetivo explícito, tal como lo señala Marco Palacios “.. hallar fórmulas para que el Estado, gobernado por líderes honestos y competentes, pudiera asegurar la paz, liquidar la impunidad y ensanchar los ámbitos de la democracia participativa”2.

Para los evangélicos este último asunto era muy importante, debido a la historia de marginación política que habían experimentado decidieron desde la Asamblea de CEDECOL realizada en el campamento del Coro, Cali en 1990 participar en la Asamblea Constituyente. De hecho esta Asamblea abrió sus puertas a sectores sociales como los indígenas, sindicalistas, guerrilleros (M19) y otros movimientos sociales y religiosos.

La Asamblea de CEDECOL en 1990 acordó presentar una lista única a través de del movimiento Unión Cristiana y nombró a Jaime Ortíz Hurtado y Arturo Mejía Borda; pero después de la Asamblea Constituyente Unión Cristiana decidió convertirse en un movimiento político permanente para defender los logros alcanzados durante dicha Asamblea.

El campo político: ¿Refuerzo o renovación?

Desde la Constituyente del 91 la presencia de los evangélicos en la arena política se convirtió en una práctica obligada. Muy pocos han puesto en tela de juicio si esa participación es necesaria o válida, lo

Este trabajo hace parte de una investigación más amplia sobre el la Acción Social de las Iglesias en Colombia entre 1990-20041 Estudios sobre este tema y período, Marco Palacios, Entre la legitimidad y la violencia Colombia 1875-1994. Bogotá: Norma, 1995. Gonzalo Sánchez, Guerra y Política en la sociedad colombiana, Bogotá: El Áncora Editores, 1991. El Conflicto, callejón c on salida, Informe Nacional de Desarrollo Humano. Bogotá: PNUD, 2003 2 Marco Palacios, Ibid. p. 335

Page 2: EVANGÉLICOS Y POLÍTICA EN COLOMBIA durante los 90s

que se ha discutido es ¿en qué términos, con qué proyectos y con qué objetivos?.

Lo que fue entre los años 60s y 80s ilegítimo para el cristiano evangélico, la participación en política, hoy se presenta como un imperativo, respecto al cual muchos responden sin tomar en cuenta todas las implicaciones de esa participación.

Este elemento es parte del proceso de irrupción del neo-pentecostalismo que ha perneado prácticamente a todo el protestantismo en Colombia, debido a su crecimiento en la última década se dio una visibilidad mayor de las iglesias protestantes (históricas, evangélica, pentecostales y neo-pentecostales). En los 90s se llegó a instancias antes vedadas para estas iglesias, la televisión, la radio, la élite empresarial, y ejecutiva, los deportes y la política.

No hay una amplia reflexión y producción bibliográfica sobre el tema, pero ya se ve la necesidad de tener un estudio académico y más sereno acerca de la incidencia o no de los protestantes en la política, si hay síntomas de cambio o por el contrario de reforzamiento de las prácticas políticas tradicionales.

La participación en política durante la década de los 90s se dio con la presencia de los dos representantes evangélicos en la Constituyente del 91, provenientes del Movimiento Unión Cristiana (apoyado por CEDECOL) y del Partido Nacional Cristiano (de la Iglesia Carismática Internacional) Jaime Ortiz y Arturo Mejía estuvieron presentes en esa histórica asamblea.

Daniela Helmsdorf, estudiante de la Universidad de los Andes, hizo un trabajo descriptivo y evaluativo de la participación evangélica en la Constituyente3. Allí sostiene que esa participación fue significativa porque contribuyó a la ampliación de la representatividad de las minorías en Colombia.

Sus aportes son evaluados en ese trabajo de acuerdo a los proyectos presentados o apoyados por ambos constituyentes, por ejemplo, se constata que la prioridad estuvo en apoyar el desmonte del concordato que la Iglesia Católica tenía desde 1887, mientras que su participación en otros campos fue discreta, como en los asuntos económicos.

El tema de la libertad religiosa, libertad de conciencia e igualdad de todas las confesiones religiosas fue un asunto de importancia para los

3 Daniela Helmsdorf, Participación política evangélica en Colombia, 1900-1994 en revista Historia Crítica No, 12. Bogotá: Facultad de Humanidades, Universidad de los Andes, 1996 pp. 77-86

Page 3: EVANGÉLICOS Y POLÍTICA EN COLOMBIA durante los 90s

constituyentes evangélicos, pero “..no puede atribuirse exclusivamente a los representantes evangélicos..”4 ese logro.

En el siguiente período legislativo (1991-1994) hubo nuevos candidatos protestantes elegidos al Senado, Fernando Mendoza por Unión Cristiana y Claudia Rodríguez por el Partido Nacional Cristiano, además una representante a la cámara, Viviane Morales quien posteriormente continuó siendo elegida por varios períodos más aunque haciendo parte de listas liberales. También apareció el Movimiento C4 formado por la Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo, dirigida en Colombia por Néstor Chamorro y cuyo movimiento político ha sido liderado por su hijo Jimmy Chamorro.

A lo largo de los 90s los movimientos Unión Cristiana (MUC) y el Partido Nacional Cristiano (PNC) tuvieron el papel protagónico de la participación de los evangélicos en la política electoral colombiana, aparte del C4 algunos esfuerzos independientes no prosperaron y otras opciones no fueron consideradas como evangélicas en su accionar político. Estas dos organizaciones inscritas debidamente ante las instancias reguladoras de las elecciones llevaron a las instancias tanto nacionales como locales a varios líderes evangélicos, algunos pastores y algunas mujeres.

La MUC siempre estuvo más cerca de CEDECOL que el PNC, y quizá debido a esto logró un alcance más nacional con sus candidatos, mientras que el PNC vinculado más a una sola iglesia establecida en la capital logró sus mejores resultados en dicha ciudad.

Las diferencias entre estas organizaciones fueron más de tipo organizativo y de liderazgo antes que teológicas o propiamente políticas, pero en ambos casos siempre se habló de hacer presencia en la política para alcanzar influencia en una sociedad que se considera está afectada por la corrupción. Jaime Ortiz decía sobre el papel de los políticos evangélicos que “.. Colombia necesita gente diferente. Colombia nos necesita a nosotros los cristianos. Es apenas natural que el impío obre impíamente y es apenas natural que el cristiano actúe cristianamente”5, sin embargo, cabe anotar que el curso posterior que experimentó este movimiento de la MUC, hacia 1997, fue debido en gran parte a las pugnas internas por el poder, los renglones en las listas y los acuerdos que unos y otros alegaban no haber sido respetados.

Para 1998 los candidatos al Senado y Cámara por la UC, Jaime Ortiz, Víctor Velásquez y Colin Crawford, perdieron su oportunidad de acceder o continuar en el congreso, lo que provocó una crisis en el Movimiento que ya había perdido algunos de su más destacados líderes debido a las conflictos internos no resueltos.4 Ibid. p. 815 Marco Fidel Ramírez, Los Cristianos evangélicos frente al país, Diálogo abierto con Jaime Ortiz Hurtado. Bogotá: EdiSión 1995 p. 17

Page 4: EVANGÉLICOS Y POLÍTICA EN COLOMBIA durante los 90s

Por su parte el PNC mantuvo su presencia casi ininterrumpida en el Consejo de Bogotá y en la cámara, pero experimentaron una disminución en los votos en 1998. El período presidencial de Ernesto Samper Pizano (1994-1998) fue favorable para los evangélicos en el sentido en que logró regular las relaciones entre el clero y el Estado, de tal manera que abrió las puertas para que los evangélicos pudieran tener una participación menos restrictiva en la sociedad. A esto algunos medios lo llamaron “El Concordato Evangélico” considerado como histórico por los pastores participantes y las 16 iglesias firmantes, además de CEDECOL que reúne a un importante porcentaje de iglesias en el país.

Este “Concordato” incluyó temas como: validez ante la ley de matrimonios celebrados por pastores, asistencia espiritual en condiciones de igualdad en cárceles, hospitales y batallones, libertad de cultos en establecimientos educativos oficiales y otras medidas que ayudaron a reglamentar la ley de libertad religiosa. Para el presidente Samper este convenio “..es la apertura oficial de espacios institucionales para el desarrollo de la labor evangelizadora que cumplen las Iglesias Cristianas y Evangélicas”6.

Es interesante que los evangélicos que participaron en la política durante el período del gobierno de Samper no manifestaran abierta y públicamente ninguna preocupación por todas las acusaciones que acompañaron al gobierno durante casi todo su período, respecto al tema de la financiación de la campaña electoral. Por otro lado, se mantuvo hasta ese período como preocupación central para la participación en política, el hecho de defender sus propias reivindicaciones de tipo religioso.

Esto continuó hasta la siguiente coyuntura electoral en la que líderes del MUC invitaron a votar por el candidato Horacio Serpa para evitar que el ascenso del candidato conservador, Andrés Pastrana pudiera darle reversa a los avances de la ley de libertad religiosa. Esta coyuntura electoral estuvo agitada por las declaraciones de Monseñor Pedro Rubiano sobre la preocupación que tenía por la inclusión de Viviane Morales en la dirección alterna del partido liberal, tal como lo dispuso el candidato a la presidencia Horacio Serpa7. En el fondo lo que estaba de por medio era la preocupación por el creciente protagonismo de los evangélicos en la política alcanzado en poco menos de una década.

En el mismo número de la revista Semana, se publicaron “los votos de la fe” en la que se mencionaban los resultados de las recientes elecciones parlamentarias y en la que a pesar de perder varias curules los evangélicos habían logrado sumar 150.347 votos para el

6 El País, Cali 3 de diciembre de 19977 Revista Semana, marzo de 1998

Page 5: EVANGÉLICOS Y POLÍTICA EN COLOMBIA durante los 90s

Senado y 77.754 para la cámara, teniendo en cuenta que para el Senado eran suficientes poco más de 39.000 y para la Cámara algo más de 25.000 votos. Esto muestra un nivel de movilización electoral de los evangélicos progresivo en número aunque disperso en candidatos, razón por la cual no lograron acceder sino 4 de los 7 que se habían postulado en esa ocasión.

En los siguientes períodos electorales y hasta el 2005 el MUC perdió protagonismo debido a el retiro por jubilación, dedicación a otra actividad pública o búsqueda de opciones políticas diferentes de algunos de sus fundadores.

Por su parte el PNC ha continuado manteniendo un protagonismo importante en las dos últimas administraciones, tanto la del presidente Andrés Pastrana como la actual, del presidente Alvaro Uribe, en la que estrecharon sus lazos de amistad y respaldo político y religioso al gobierno. Este a su vez ha facilitado la participación del PNC en cargos públicos como la embajada de Brasil dirigida por varios meses por la Sra. Claudia Rodríguez de Castellanos, y en otras instancias del gobierno.

Las preguntas que surgen sobre la participación en política merecen un tratamiento exclusivo en un estudio especializado sobre el tema, pero para nuestra investigación es importante preguntarse ¿de qué manera esa participación ha servido para ampliar la democracia en Colombia? ¿Cómo ha incidido esa participación nacional y regional en las comunidades locales y su proyección social? ¿en qué medida y porqué ha existido una separación entre el quehacer social y político de las iglesias con su reflexión o pensamiento teológico?

Otros interrogantes que surgen son: ¿En qué sentido la participación de los evangélicos ha sido un factor de renovación del quehacer político? ¿Cuál ha sido el efecto de esta participación, en la búsqueda de una solución pacífica al conflicto cincuentenario que arrastra nuestro país? ¿Cómo es posible sobrevivir en el quehacer político sin desarrollar un proceso continuo de reflexión, formación y proyección para participar de esta tarea?¿De qué manera es posible que los evangélicos superen el interés exclusivo por las reivindicaciones religiosas?¿Qué pasos se deben dar para aprender a pensar el país completo, digerir la crisis y proyectar a largo plazo la acción política?

Los evangélicos y el problema de la paz

Por otro lado CEDECOL continuó impulsando otra forma de participación en la sociedad que no se limita a la electoral y coyuntural, esta consiste en el trabajo social, de organización y formación para desarrollar un compromiso por la paz y el cambio social con las comunidades locales. Esta propuesta ha sido

Page 6: EVANGÉLICOS Y POLÍTICA EN COLOMBIA durante los 90s

adelantada por la que en principio se llamó Comisión de Derechos Humanos y Paz de CEDECOL, dirigida por Ricardo Esquivia, menonita y alma de este proyecto.

Rompiendo con una visión bastante arraigada en la mentalidad evangélica sobre lo infructuoso de hacer algo para cambiar la sociedad diferente a la evangelización, esta propuesta de la comisión de paz y derechos humanos dio los primeros pasos en los 90s para animar a los pastores, líderes e iglesias a sensibilizarse frente a la agudización del conflicto en Colombia.

En gran parte el hecho de que los mismos evangélicos han sufrido los embates de esta violencia en los 90s, por medio de asesinatos de pastores, desplazamientos forzados de comunidades y presiones en zonas de presencia de movimientos armados, forzó a que esta propuesta tuviera viabilidad en CEDECOL. El tema de la persecución religiosa siempre ha sido un problema sin resolver tanto por lo que se quiere decir con ese término como por la conciliación entre lo que se piensa de la persecución y la realidad de los hechos. Este es un asunto que como se ha citado anteriormente fue abordado en los 70s para dar explicación a la marginación social y política experimentada durante la Violencia de los 50s.

De ahí que cada vez que se toca este asunto entre los evangélicos se despiertan memorias heridas, resentidas y muy sensibles a resistirse de vivir de nuevo momentos de marginación y discriminación por asuntos religiosos o de conciencia. Por esa razón y teniendo en cuenta que durante los 90s aparecieron de nuevo hechos de violencia contra pastores, miembros e iglesias evangélicas las propuestas de la Comisión tuvieron eco en gran parte del liderazgo nacional.

Claro que así como evolucionaron los estudios sobre la violencia en los últimos 15 años, pasando de la consideración de la Violencia en singular al análisis de las violencias,8 así la reflexión sobre el tema entre los evangélicos debe avanzar de la autoconsideración como perseguidos por causas religiosas a la de involucrados en el conflicto mismo y en todas sus variantes de violencia resultantes. Es por esto que los hechos de violencia experimentados por pastores y miembros de las iglesias hoy, no pueden atribuirse a un solo actor armado ni a razones exclusivamente religiosas en todos los casos. El problema de la violencia en Colombia se creció y se hizo más complejo en su análisis y resolución, lo que amerita desde la perspectiva evangélica

8 El estudio clásico sobre la Violencia en Colombia es el de Germán Guzmán Campos, Orlando Fals Borda y Eduardo Umaña Luna, La Violencia en Colombia 2 tomos. Bogotá: Carlos Valencia editores, 1988. Pero en los años 90s fueron publicados varios estudios desde el Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional, dirigido por Gonzalo Sánchez y con la participación entre otros de Darío Betancur y Carlos Miguel Ortiz, que realizaron estudios regionales y locales sobre la violencia, identificando otras variables en el curso de este proceso desde los 50 hasta el presente en algunos casos.

Page 7: EVANGÉLICOS Y POLÍTICA EN COLOMBIA durante los 90s

una nueva mirada histórica, sociológica y teológica para los años venideros.

La Comisión de Derechos Humanos y Paz de CEDECOL realizó cada año una asamblea o encuentro nacional, con la participación de pastores, líderes, observadores internacionales en algunas ocasiones y especialmente con la presencia hombres y mujeres que viven y ministran en los lugares concretos donde la violencia experimentó su agudización.

Estos encuentros se caracterizaron por ser testimoniales, reflexivos y organizativos en torno al trabajo de la comisión. Los debates han sido por momentos muy importantes, especialmente aquellos donde se lograron reunir las diferentes expresiones teológicas de las iglesias evangélicas en Colombia, por ejemplo el encuentro del 2001 en Cachipay, Cundinamarca donde se reflexionó sobre el papel de las iglesias en el presente mismo del conflicto armado.

Uno de los logros más importantes de la Comisión ha sido la sensibilización sobre la realidad el país en diferentes regiones, el poder ofrecer estos talleres de sensibilización ha sido comparativamente con el pasado un avance importante. Se crearon equipos de trabajo a mediados de los 90s en más de 10 departamentos del país y comenzando el año 2000 ya había una representación casi nacional de la comisión.

Al lado de este esfuerzo de sensibilización se dio impulso desde el 2000 a la escuela de formación para la paz, que tiene el propósito de ofrecer herramientas para el análisis de la sociedad y sus problemas desde una perspectiva teológica. En este proyecto ha trabajado desde el principio el pastor David Illidge, presbiteriano.

Otro de los aportes de la comisión ha sido la formación e implementación de algunos proyectos de acción social, que han sido identificados y citados en los estudios de caso de esta investigación, como se verá se ha encontrado con las dificultades del paso de la sensibilización a la implementación concreta de propuesta de desarrollo sostenible y de impacto social para la transformación.

La comisión ha logrado desarrollar contactos con otras entidades y organismos internacionales como el Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI), el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) el Comité Central Menonita (MCC), la Lutheran World Relief (LWR), la Iglesia Protestante Unida de Holanda y otras agencias más con quienes se han implementado proyectos de formación, talleres de sensibilización y pequeños proyectos para la atención inmediata a situaciones de desplazamiento provocado por actores armados.

En Colombia han existido otros esfuerzos, en los 90s, desde los evangélicos para trabajar frente a los desafíos del conflicto armado

Page 8: EVANGÉLICOS Y POLÍTICA EN COLOMBIA durante los 90s

en Colombia, por ejemplo: La Fundación de Cristianos por la Paz, el Plan de Acción Pastoral de las Iglesias por la Paz de Colombia, con el apoyo del CLAI; La Federación de Iglesias Cristianas; La Comisión de Paz de la Iglesia Luterana de Colombia, el Comité Central Menonita a través de Justa Paz y el Comité de Paz de la Convención Bautista.

En esto se evidencia el creciente interés en el compromiso de la iglesia por trabajar en la búsqueda de nuevas condiciones de convivencia ciudadana. Desde luego que como en el caso citado de la participación política, también la improvisación, la experimentación y el voluntarismo han obstaculizado mayores desarrollos de esta presencia.

Un aspecto que vale la pena destacar es la apertura hacia otros grupos no evangélicos que trabajan por la defensa de los DDHH y la Paz. Desde la Comisión de Paz y Derechos Humanos de CEDECOL se impulsó la participación en el Foro de Cooperación Ecuménica, Foro por Colombia y Viva la Ciudadanía. Este esfuerzo ha permitido que los evangélicos participen de la Asamblea Permanente de la Sociedad Civil por la Paz, expresión ciudadana que procura ser alternativa o interlocutora no armada en medio del conflicto. La asamblea permanente tuvo representantes en los comités temáticos del diálogo con las FARC durante el gobierno de Andrés Pastrana.

Una organización hermana y casi cuna de la Comisión ha sido JUSTAPAZ9. Este es un ministerio de la Iglesia Menonita de Colombia que asume su legado histórico de la no-violencia, la transformación de los conflictos y la construcción de paz. Fue fundado en 1990 y tiene varios proyectos a nivel nacional que se dan en el nivel de formación, organización y la acción para la transformación de conflictos en la búsqueda de la paz y la justicia.

Entre los proyectos que JUSTAPAZ tiene pueden mencionarse Objeción de conciencia, iglesias santuarios de paz, centro de mediación y justicia comunitaria y Asvidas que trabaja en desarrollo y paz que se propone impulsar alternativas de economía solidaria junto con los proceso de resolución de conflictos.

Otro organismo que trabaja en esta línea de construcción de paz es la Red Ecuménica de Colombia10, promovida por iglesias, del tipo histórico, y afiliadas al CLAI como la Presbiteriana de Colombia y la Luterana. Hacia finales de 2001 se realizaron las primeras reuniones en la sede de la Iglesia Evangélica Luterana de Colombia y desde ese momento se optó por desarrollar una línea ecuménica en el trabajo por la paz, incluyendo la articulación con sectores de la Iglesia Católica.

9 Información tomada de la página web de JUSTAPAZ http://justapaz,org10 Oikoumene, Memoria histórica y Compromisos. Cartagena , marzo 22-24 de 2004

Page 9: EVANGÉLICOS Y POLÍTICA EN COLOMBIA durante los 90s

Inicialmente la Red desarrolló talleres de sensibilización y encuentros con comunidades que estaban experimentando en carne propia los rigores del conflicto armado. Posteriormente en el 2003 se dieron pasos más concretos hacia una planeación estratégica del trabajo del que se desprenden las principales líneas de acción que vienen desarrollando hasta el presente: apoyo a desplazados con el fin de que puedan retornar a sus lugares de origen, talleres de formación bíblico-teológica y pastoral para abordar desde esa perspectiva el problema de los desplazados, trabajo con mujeres, promoción y defensa de los Derechos Humanos, incidencia política ante organismos nacionales pero principalmente internacionales y participación en procesos y alianzas para las búsqueda de la paz. La Red ha sido dirigida por un equipo coordinador encabezado por el Rev. Milton Mejía de la iglesia presbiteriana de Barranquilla.

No podemos soslayar la gravedad de la situación, este es un problema que ha echado raíces durante más de 50 años, y que no será fácil de desarraigar; el fallido proceso de paz del presidente Pastrana dejó muchos resentimientos, muertos y un profundo escepticismo sobre este tipo de esfuerzos. Pero también ha dejado lecciones, como que la paz no se consigue en un acuerdo entre grupos armados, ni resulta de la buena voluntad de las partes; por el contrario, este es un proceso muy complejo, que implica la participación de toda la sociedad y en un largo plazo.

A manera de conclusión

El panorama antes descrito nos muestra de una parte la recomposición del campo religioso colombiano, la diversidad del protestantismo y la articulación de estos hechos en la dinámica política de los 90s.

De una parte es indudable que hay un paso del hegemonismo a la pluralización del campo religioso.

De otra parte la fragmentación del campo religioso tiene su eco en la diversidad existente en el protestantismo si miramos a CEDECOL como un ente representativo de esa dinámica, que resulta ser conflictiva, antagónica y complementaria.

Finalmente, el campo político se convirtió en un espacio de experimentación de nuevas posibilidades de gestión del poder en todos lo niveles debido a la crisis política generada por el desprestigio de los partidos tradicionales, la crisis del estado liberal y la

Page 10: EVANGÉLICOS Y POLÍTICA EN COLOMBIA durante los 90s

agudización del conflicto armado. La población en su crisis de anomía asume por momentos la opción de las expresiones antidemorácticas para hacer sobrevivir a la democracia colombiana.