Exclusión de la prueba derivada

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Exclusión de la prueba derivada: garantía de Derechos Fundamentales UNIVERSIDAD DE LOS ANDES. FACULTAD DE DERECHO. Bogotá D.C., noviembre 2017. Joan Sebastián Gallo Mora. Trabajo de Grado. Director: Carlos Perdomo Guerrero.

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Exclusión de la prueba derivada: garantía de Derechos Fundamentales

UNIVERSIDAD DE LOS ANDES.

FACULTAD DE DERECHO.

Bogotá D.C., noviembre 2017.

Joan Sebastián Gallo Mora.

Trabajo de Grado.

Director: Carlos Perdomo Guerrero.

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TABLA DE CONTENIDO

I. ABSTRACT ................................................................................................................... 2

II. INTRODUCCIÓN ..................................................................................................... 3

III. MARCO TEÓRICO .................................................................................................. 7

IV. ESTADO DEL ARTE ............................................................................................. 10

V. NORMATIVA VIGENTE: ORIGEN JURISPRUDENCIAL E

IMPLICACIONES ............................................................................................................. 23

a. Sentencia de unificación 159 de 2002: el origen ....................................................... 23

b. Artículo 455 del Código del Procedimiento Penal en relación con el artículo 29

superior ................................................................................................................................ 26

VI. DESARROLLO JURISPRUDENCIAL EN COLOMBIA .................................. 28

a. Corte Constitucional ................................................................................................... 28

b. Corte Suprema de Justicia ......................................................................................... 31

VII. CONCLUSIÓN ........................................................................................................ 35

VIII. BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................. 37

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2

I. ABSTRACT

Uno de los fines esenciales del Estado colombiano, en términos del artículo 2° de la

Constitución Política, es la garantía efectiva de los derechos fundamentales consagrados en

la Carta. No obstante, la configuración de ciertas excepciones a la regla constitucional de

exclusión de la prueba ilícita, como se demostrará, implica una contradicción a este principio

en tanto se legitima la obtención de pruebas aún en contravía al debido proceso y a otros

derechos fundamentales. Con lo anterior en mente, es congruente llevar a cabo una

investigación que busque generar las herramientas necesarias para evitar la proliferación de

este estado de cosas. Se pretenderá analizar qué cambios son necesarios en el régimen

probatorio colombiano, para evitar lo ya mencionado. Se esperará llegar a que la vulneración

al debido proceso y de otros derechos fundamentales individuales, causados por la admisión

de la prueba derivada de prueba ilícita, es producto de una legislación insuficiente y de una

jurisprudencia que se queda corta en su interpretación constitucional. Una vez allí, podremos

proponer un cambio legislativo que deje de lado las insuficiencias acá reseñadas. Lo anterior,

bajo el entendido que con la declaración de exequibilidad del artículo 455 del Código de

Procedimiento Penal (Corte Constitucional. C-591 de 2005.), que establece las mencionadas

excepciones, y la posterior declaración de cosa juzgada constitucional (Corte Constitucional.

C-1154 de 2005.) cierran la puerta a un acercamiento del caso en términos de un análisis de

constitucionalidad.

PALABRAS CLAVES: Debido proceso, prueba ilícita, prueba derivada, exclusión de la

prueba, teoría del fruto del árbol envenenado.

KEY WORDS: Due process, illicitly obtained evidence, derived evidence, evidence

exclusion, theory of the fruit of the poisonous tree.

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II. INTRODUCCIÓN

El artículo 29 de la Constitución Política de Colombia, diferentes tratados internacionales

integrantes del bloque de constitucionalidad1 de nuestro país, la Convención Americana de

DDHH, el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional2 y las consideraciones de la

Corte Interamericana de Derechos Humanos plantean una regla de exclusión de la prueba

ilícita dentro de un proceso dado su carácter vulneratorio de derechos fundamentales.

Aunado a lo anterior y como se estudiará más adelante, jurisprudencialmente se ha adoptado

como regla general la teoría del “fruto del árbol envenenado” para excluir de un proceso

determinado una prueba que se derive de otra que sea ilícita (Corte Constitucional. SU-159

de 2002). Se entiende, bajo esta teoría, que el fruto de un árbol envenenado también está

envenenado y por tal debe excluirse del proceso. Lo anterior fue recogido, a manera de

principio, en el artículo 23 del Código de Procedimiento Penal.

De conformidad con los parámetros establecidos en la sentencia unificación arriba citada, el

legislador previó una serie de excepciones para la exclusión de la prueba derivada, que

intentaba recoger el desarrollo jurisprudencial que se había venido dando al respecto en el

artículo 455 del mismo Código. De acuerdo con el precitado artículo, el hecho de que exista

un vínculo atenuado entre la prueba ilícita y su derivada, que ésta provenga de una fuente

independiente3 o que el descubrimiento de la prueba derivada haya sido inevitable, han de

considerarse como excepciones a la regla de exclusión. Del mismo modo, vale mencionar

que el precitado artículo abre la posibilidad de otras excepciones de ley4.

1 Véase la Convención Americana sobre Derechos Humanos; La Convención Interamericana para prevenir y sancionar la

tortura; Convención contra la Tortura y otros Tratos Crueles, Inhumanos o Degradantes. 2 En el artículo 69 de dicho Estatuto se consagra lo siguiente: “no serán admisibles las pruebas obtenidas como resultado de

una violación del presente Estatuto o de las normas de derechos humanos internacionalmente reconocidas cuando a) Esa

violación suscite serias dudas sobre la fiabilidad de las pruebas; o b) Su admisión atente contra la integridad del juicio o

redunde en grave desmedro de él. 3 Esta excepción no será objeto de la investigación puesto que, a mi juicio, no es realmente una excepción de la exclusión

de la prueba derivada sino más bien un supuesto de hecho en el que no existe realmente una prueba derivada. 4 En el proyecto de ley estatutaria número 001 del 20 de julio de 2003, presentado por la Fiscalía General de la Nación, se

proponía un tratamiento aún más extenso a los casos en que se debía aplicar la regla de exclusión. Adicionalmente a los

casos ya estudiados, se encontraban la buena fe, el balance de intereses, legitimidad en la invocación de la exclusión y el

fundamento disuasivo de la violación. (Gaceta del Congreso núm.89 de marzo de 2004).

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4

Al menos dos de las excepciones5 a la regla general de exclusión de la prueba derivada de

prueba ilícita contenidas en el artículo 455 del Código de Procedimiento Penal, vigente en

nuestro ordenamiento, representan una amenaza a la garantía de derechos fundamentales que

se erige como uno de los fines esenciales del Estado de Derecho: por un lado, creer que el

vínculo atenuado entre la prueba original e ilícita y su derivada desvirtúa la vulneración de

derechos es un sin sentido. Esta disposición no es suficiente en la medida que no entiende

que interpretar cuándo se da esta atenuación es un concepto vacío que permite arbitrariedades

y no garantiza derechos fundamentales; por otro lado, considerar que existe un

descubrimiento inevitable de una prueba, independientemente de la existencia de la prueba

ilícita de la que se derivó, tampoco convence en tanto vulneratorio de derechos

fundamentales. En efecto, la inevitabilidad del descubrimiento siempre será un ejercicio

retórico en donde la policía o los agentes de investigación estarán en la capacidad de

argumentar, con posterioridad a la obtención de una prueba, que la habrían conseguido de

alguna otra manera. Es por eso que una investigación juiciosa de esta eventualidad que se

proponga puntualmente encontrar posibles soluciones a lo que se está dando, es

completamente necesario dentro del ordenamiento colombiano.

De esta breve contextualización del tema y el propósito con el que se va a desarrollar la

investigación, se desprende la siguiente pregunta central de investigación: ¿qué cambios son

necesarios en el régimen probatorio colombiano con respecto a las excepciones a la exclusión

de la prueba derivada para evitar posibles vulneraciones al debido proceso y a los derechos

fundamentales que, dependiendo del caso, puedan vulnerarse en estos supuestos?

De conformidad con la respuesta a la arriba expuesta y s sus auxiliares, la investigación

intentará demostrar la hipótesis de que la vulneración al debido proceso y a otros derechos

fundamentales individuales por la admisión de la prueba derivada de prueba ilícita, es

5 Adicionalmente a las excepciones ya consagradas legalmente y que serán objeto de estudio, debe mencionarse que el

artículo 455, al dejar abierta la posibilidad a que haya nuevos criterios de aplicación establecidos legalmente, no es capaz

de acotar los efectos que acá se verán y posibilita nuevos escenarios de vulneración. No obstante, al no haber sido el caso

aun, no se estudiará en el presente escrito. Pero se hace referencia al problema posible.

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5

producto de una legislación insuficiente y de una jurisprudencia que se queda corta en su

interpretación constitucional.

El estado actual de cosas podría legitimar la obtención de pruebas por medio de la violación

de derechos fundamentales y, debido a ello, un estudio al respecto es de vital importancia

para el ordenamiento jurídico. Dicha importancia se acrecienta exponencialmente si se tiene

en cuenta que la Corte Constitucional, en sede de control de constitucionalidad, declaró la

exequibilidad de este artículo en sentencia C-591 del 2005 con una argumentación que se

pretenderá debatir a lo largo de la investigación y que en sentencia C-1154 de 2005 la misma

Corporación se estuvo a lo resuelto en aquella y argumentó la existencia de cosa juzgada

constitucional.

Se entiende que esta es una investigación conveniente en la medida que intenta dotar de

herramientas suficientes al legislador en aras a garantizar derechos fundamentales. Como se

ha venido argumentando, el estado de cosas actual legitima de cierta forma la obtención de

pruebas con violación a derechos fundamentales. Debe entenderse que dado que el control

de constitucionalidad de la referida normatividad fue insuficiente y no proporcionó una

protección efectiva del artículo 29 superior6 y de los diversos derechos que se pudieran violar

para la obtención de prueba, la salida pertinente al estado actual de cosas es una reforma

legislativa que derogue la polémica disposición o un desarrollo jurisprudencial que dote de

un contenido mucho más rico a las disposiciones legales.

Lo anterior es claramente relevante, en términos sociales, dado que implica el cumplimiento

de las finalidades últimas del Estado Social de Derecho. Adicionalmente, entendiendo de la

mano de la Corte Constitucional que la regla de exclusión tiene la finalidad de “evitar [que]

los derechos de quienes participan en actuaciones judiciales o administrativas, sean afectados

por la admisión de pruebas practicadas de manera contraria al debido proceso” (Corte

Constitucional. SU-159 de 2002). Debe saberse que la garantía de derechos fundamentales

6 Véase el acápite VI. a.

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6

es un requisito determinante para garantizar la legitimidad del Estado y el carácter preferente

de las disposiciones constitucionales ha de materializarse en toda manifestación estatal. Los

resultados de esta investigación beneficiarán a cualquier sujeto procesal cuyos derechos se

puedan ver vulnerados, so pretexto de garantizar la administración de justicia. Se pretende

sentar bases suficientes para motivar al legislador a subsanar este defecto que se materializa

en los distintos casos en que se admite una prueba derivada de una prueba ilícita

fundamentándose en las excepciones previamente mencionadas.

El objetivo general de este estudio es proponer la necesidad de un cambio legislativo o un

desarrollo jurisprudencial suficiente dentro del régimen probatorio colombiano que dote de

contenido a las excepciones propuestas en el artículo del Código de Procedimiento Penal

arriba citado. Para el efecto, el presente escrito se dividirá en los siguientes acápites que

pretenderán estudiar suficientemente la problemática acá introducida. Primero, se

desarrollará un marco teórico que delimitará el contenido de ciertos conceptos claves a

entender a lo largo de la discusión que se lleva a cabo. Segundo, se dará un análisis de la

doctrina sostenida por diferentes expertos y las sentencias de altas cortes, encasillándolas en

relación a su posición en el tema. Estudiando la manera en que estos entienden el problema

y las posibilidades alternativas de solución. Tercero, se estudiará la normatividad vigente en

Colombia haciendo énfasis en la sentencia de unificación que dio lugar a los preceptos

adoptados en el Código de Procedimiento Penal y en el artículo 455 del mismo Código en

relación con el artículo 23 de esa misma normatividad, el artículo 29 de la Constitución y el

bloque de constitucionalidad. Cuarto, se estudiará y problematizará el desarrollo

jurisprudencial de la norma discutida desde su declaración de exequibilidad por parte de la

Corte Constitucional y desde su uso en casos por parte de la Corte Suprema de Justicia. Por

último, se darán las conclusiones en las que se pretende proponer demostrar la necesidad de

un cambio, en consideración de las distintas posiciones doctrinarias, la manera en que las

altas cortes han tratado este problema y el estado actual de cosas.

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III. MARCO TEÓRICO

Como se anunció en el acápite anterior, es menester realizar una clarificación de los

conceptos que se van a utilizar como horizonte interpretativo de los argumentos presentados

en este escrito. Por esta razón, es relevante explicar los conceptos que se relacionan a

continuación. Cabe aclarar, con anterioridad a la precisión conceptual, que la delimitación

del marco teórico se hará desde las instituciones locales que han aceptado la legitimidad de

las excepciones y, como tal, podrán ser objeto de debate durante la investigación.

1. Prueba ilegal e ilícita: Para empezar, debe diferenciarse entre las pruebas ilegales e

ilícitas. Las primeras hacen referencia a aquellas pruebas que se hayan obtenido a raíz

del irrespeto trascendente de la normatividad dispuesta por el legislador para su

recaudo, aducción o aporte al proceso. Para que aplique la regla de exclusión referida

enseguida, será necesario que la vulneración a la ley haya sido respecto de

formalidades que representen una vulneración al derecho a la defensa del procesado.

(Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal. SP12158. 2016). Por su parte, la

prueba ilícita refiere a aquel medio probatorio que haya sido obtenido mediante la

violación de derechos o garantías fundamentales como por medio de la tortura,

constreñimiento ilegal, violación a la intimidad etc. (Ibíd.).

2. Regla de exclusión: aquellas pruebas que sean practicadas con violación del debido

proceso habrán de excluirse del mismo. Esto con la intención de proteger los derechos

de quienes participan en las actuaciones judiciales o administrativas que pueden ser

afectados por la admisión de pruebas ilícitamente obtenidas. Debe entenderse la

distinción de pruebas obtenidas en contra a disposiciones meramente legales y no

constitucionales (Corte Constitucional. Sentencia. SU-159 de 2002), al respecto, debe

tenerse la aclaración conceptual entre prueba ilícita y prueba ilegal contenida en el

punto anterior. La anterior regla se desprende del artículo 29 de la Constitución

Política en la medida que en su último inciso se dispone que “[e]s nula, de pleno

derecho, la prueba obtenida con violación del debido proceso”.

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3. Debido proceso: es una institución que ha de entenderse como una de las columnas

inescindibles del Estado de Derecho. Esta intenta suplir la necesidad imperiosa de

generar un aglomerado de garantías jurídicas en veras a defender a la persona de

cualquier tipo de arbitrariedad y otorgarle oportunidades y medios idóneos y

suficientes de defensa en vista a una justa aplicación de la normatividad nacional. El

debido proceso se debe entender como un derecho fundamental en tanto que tiene la

función de defender y preservar el valor de la justicia consagrado en el preámbulo de

la Constitución. Está constituido para proteger contra abusos y desviaciones en la

aplicación de la justicia y en ese sentido se ha reconocido como un derecho

fundamental7. “[E]l debido proceso es un derecho constitucional fundamental,

consagrado expresamente en el artículo 29 de la Constitución Política, el cual lo hace

extensivo “a toda clase de actuaciones judiciales y administrativas” (Corte

Constitucional. C-980 de 2010.). Así las cosas, la presunción de inocencia y las

diferentes garantías procesales se erigen como fundamento indispensable del debido

proceso (Corte Constitucional. C-053 de 1993). Desde la jurisprudencia

constitucional, debe entenderse que el derecho al debido proceso es precisamente ese

conjunto de garantías previstas en el ordenamiento, por medio de las que se intenta

garantizar la protección de quien se encuentre inmerso en una actuación judicial o

administrativo. Lo que se pretende con este derecho es que se salvaguarden los

derechos del individuo y se materialice una correcta administración de justicia:

“Hacen parte de las garantías del debido proceso: (i) El derecho a la

jurisdicción [entendida como acción judicial], que a su vez conlleva los

derechos al libre e igualitario acceso a los jueces y autoridades

administrativas, a obtener decisiones motivadas, a impugnar las decisiones

ante autoridades de jerarquía superior, y al cumplimiento de lo decidido en el

fallo; (ii) el derecho al juez natural, identificado como el funcionario con

capacidad o aptitud legal para ejercer jurisdicción en determinado proceso o

actuación, de acuerdo con la naturaleza de los hechos, la calidad de las

7 Al respecto véase: Corte Constitucional. Sentencia C-214 de 1994. M.P.: Jorge Arango Mejía

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personas y la división del trabajo establecida por la Constitución y la ley; (iii)

El derecho a la defensa, entendido como el empleo de todos los medios

legítimos y adecuados para ser oído y obtener una decisión favorable. De este

derecho hacen parte, el derecho al tiempo y a los medios adecuados para la

preparación de la defensa; los derechos a la asistencia de un abogado cuando

sea necesario, a la igualdad ante la ley procesal, a la buena fe y a la lealtad de

todas las demás personas que intervienen en el proceso; (iv) el derecho a un

proceso público, desarrollado dentro de un tiempo razonable, lo cual exige

que el proceso o la actuación no se vea sometido a dilaciones injustificadas o

inexplicables; (v) el derecho a la independencia del juez, que solo es efectivo

cuando los servidores públicos a los cuales confía la Constitución la tarea de

administrar justicia, ejercen funciones separadas de aquellas atribuidas al

ejecutivo y al legislativo y (vi) el derecho a la independencia e imparcialidad

del juez o funcionario, quienes siempre deberán decidir con fundamento en

los hechos, conforme a los imperativos del orden jurídico, sin designios

anticipados ni prevenciones, presiones o influencias ilícitas.” (Corte

Constitucional, sentencia C-341 de 2014).

4. Descubrimiento inevitable: este concepto hace referencia a que una prueba

directamente derivada de la ilícita sea admisible en virtud de que se demuestre

convincentemente que esa misma prueba habría sido recaudada por un medio lícito

(Corte Constitucional. Sentencia SU-159 de 2002).

5. Doctrina del vínculo atenuado: respecto de una prueba derivada de una prueba ilícita,

si el vínculo entre la conducta ilícita y la prueba derivada es muy tenue debe

entenderse que la prueba derivada es admisible. (Corte Constitucional. Sentencia SU-

159 de 2002)

6. Teoría del árbol envenenado: hace referencia a los casos en que se cuestiona la validez

de la prueba cuya obtención haya tenido un origen indirecto en la ilicitud primigenia

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de otra prueba. A manera de ejemplo, debe entenderse que un testigo cuya existencia

se descubrió a partir de una interceptación ilegal de comunicaciones no puede obrar

dentro del proceso (Díaz & Martín, 2001).

IV. ESTADO DEL ARTE

Para realizar congruentemente un estado del arte que refleje la situación actual en la que se

ha desarrollado la problemática planteada y la manera en que se puede relacionar este trabajo

con las obras acá estudiadas, es procedente empezar por analizar las distintas tendencias que

agrupan las distintas posiciones al respecto. Así las cosas, vale mencionar que se identificaron

cuatro posiciones diametralmente distintas que aprecian diferentes maneras para solucionar

la situación problemática que se pretende atacar con la presente investigación y de

conformidad a esto se categorizaran las lecturas.

Primero, se tratarán las lecturas que defienden una posición que valida las excepciones a la

regla de exclusión entendiendo que esta debe ser una norma integrante del ordenamiento

jurídico. Segundo, se estudiarán los documentos que defienden la tesis de que no debe haber

una regla de exclusión fija sino propiamente la generación de unos mínimos de tratamiento

de la prueba ilícita que deberán someterse a la especificidad del caso concreto. Tercero, se

expondrá de manera crítica la posición de quienes entienden que debe haber una norma lo

suficientemente amplia para que permita la tasación caso a caso del alcance de la regla de

exclusión. Cuarto, se analizarán las lecturas que puedan ser categorizadas por medio de la

tesis de que no puede haber una excepción a la regla de exclusión en la medida en que esto

implica una vulneración de derechos fundamentales.

Antes de empezar a desarrollar el estado del arte conforme a la categorización previamente

reseñada, es pertinente recalcar que de las lecturas hechas hay tres que no serán tratadas en

este punto dada su relevancia. La primera de ellas es Pruebas Judiciales de Devis Echandía

(Devis Echandía, 1984). La razón por la que esta lectura no será incluida en el presente estado

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del arte obedece a que este es un texto que servirá en el desarrollo de la investigación para

hacer una aclaración conceptual de lo que es una prueba y sobre lo que es que esta sea ilícita,

sin embargo, este texto no tiene una posición al respecto de la prueba derivada. La razón de

ser de lo anterior podría ser que ese es un texto que fue editado con anterioridad a la creación

de la Carta vigente y tal vez por eso no incluye una problematización de este punto. En todo

caso, dicho texto tiene un valor distinto en la investigación que no es relevante a lo que se

pretende ver acá.

La segunda lectura que no se tratará en el estado del arte es Droit Pénal Comparé de Pradel

(Pradel, 1995), ya que este es un tratado de derecho comparado que servirá en el momento

de buscar posibles soluciones al problema a partir de la experiencia comparada pero no para

problematizar en sí. Este es un libro que no pretende dar una aproximación crítica a lo que

en él está contenido sino que más bien pretende dar una explicación lo más clara posible de

las distintas instituciones penales en Europa y las diferencias entre los sistemas. De esta

manera, entendiendo que lo que se busca es encontrar las diferentes posiciones respecto de

la prueba derivada de la prueba ilícita, este texto no nos dará mayores luces al respecto ya

que se limita a exponer, sin proponer nada; sin tener una posición clara al respecto.

Por último, no se puede categorizar dentro de las tendencias identificadas al Auto inhibitorio

de la Corte Suprema de Justicia en el caso de Wilson Alfonso Borja de 2011. Este texto

jurídico nos beneficiará en la investigación aportando los alcances de la regla de exclusión

en la medida que en él se establece que las vulneraciones a la soberanía de otros Estados

implican la aplicabilidad de la regla de exclusión. No obstante, para lo que se pretende ver

en el estado del arte no nos es útil en la medida que no habla propiamente de las pruebas

derivadas. Sin embargo, sobre esta providencia vale recalcar que sí toca un punto

concerniente al presente estado del arte consistente en la aplicación del criterio de

esencialidad que se explicará y debatirá con mayor profundidad cuando se toque la categoría

de quienes creen que se deben generar unos mínimos de tratamiento de la prueba ilícita

conforme al caso concreto.

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Conforme a lo previamente anunciado, se procederá a estudiar los autores que defienden la

existencia de unas normas excepcionales que limiten la exclusión de la prueba derivada. Se

procederá mostrando el alcance de cada una de las tesis defendidas para posteriormente hacer

una claridad en las semejanzas entre ellas para posteriormente dar un enfoque crítico de esta

posición.

En relación con el primer grupo, en la sentencia de control de constitucionalidad C-591 de

2005, que será objeto de estudio detallado más adelante, es donde se ve el mayor respaldo

jurisprudencial de la norma que presenta ciertas excepciones a la regla de exclusión de la

prueba derivada de la prueba ilícita. Es precisamente en esta sentencia donde se declara la

exequibilidad del artículo 455 del Código de Procedimiento Penal bajo el precepto de que las

excepciones a que se hace referencia no implican una vulneración al artículo 29 Superior. En

esta providencia la Corte dice:

“[P]ara la Corte es claro que, en virtud del artículo 29 constitucional, se debe excluir

cualquier clase de prueba, bien sea directa o derivada, que haya sido obtenida con

violación de las garantías procesales y los derechos fundamentales. En tal sentido, los

criterios que señala el artículo 455 de la Ley 906 de 2004 para efectos de aplicar la

regla de exclusión se ajustan a la Constitución por cuanto, lejos de autorizar la

admisión de pruebas derivadas ilegales o inconstitucionales, apuntan todos ellos a

considerar como admisibles únicamente determinadas pruebas derivadas que

provengan de una fuente separada, independiente y autónoma, o cuyo vínculo con la

prueba primaria inconstitucional o ilegal sea tan tenue que puede considerarse que ya

se ha roto” (Corte Constitucional. Sentencia C 591 de 2005.).

Por su parte, en la sentencia de constitucionalidad C-1154 de 2005, la Corte reitera la posición

sentada en la C-591 de 2005, al estarse en lo dispuesto en la sentencia previamente analizada.

De nuevo, se presenta una posición insuficiente que no es capaz de dar una mayor

argumentación y que tristemente se queda en determinar que existe una cosa juzgada

constitucional. En efecto, se limitó a manifestar que:

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“la Corte encuentra que ya se ha emitido un pronunciamiento por el mismo cargo que

se presenta en esta oportunidad contra el artículo 455. Dicho cargo, en resumen,

consiste en la vulneración del artículo 29 de la Constitución por permitir excepciones

a la regla general de la exclusión de la prueba obtenida con violación al debido

proceso, según el demandante. Por lo tanto, la Corte declarará estarse a lo resuelto en

la sentencia C-591 de 2005 que declaró la exequibilidad del artículo 455 de la Ley

906 de 2004, por el cargo analizado” (Corte Constitucional. Sentencia 1154 de 2005.).

En estas dos sentencias se encuentra una semejanza absoluta ya que la segunda ni siquiera se

cuestiona por la posible vulneración de derechos, sino que se atiene a la argumentación dada

en aquella. Vale recalcar que son estas dos sentencias son las que dan una firmeza casi

irrevocable a la normatividad controvertida y que es debido a ellas que la única solución a

este problema es una reforma legislativa por parte del Congreso que pueda llegar a delimitar

el alcance de estas normas. La Corte se fundamentó en que supuestamente los casos

excepcionales, donde no procedía la excepción de la prueba derivada, eran casos en los que

no había una vulneración puesto que se había “perdido” la conexión con la prueba ilícita

original. Esta interpretación es claramente limitada en la medida que no obedece a la realidad.

De su hilo argumentativo no se sigue la conclusión que le permite declarar la

constitucionalidad del artículo. La Corte pretende entender el artículo como la delimitación

de criterios mediante los cuales se pueda determinar la existencia de una prueba derivada que

deberá excluirse del proceso. No obstante, es difícil concebirlas de esta forma puesto que no

hay parámetros claros de aplicación. El entendimiento del contenido del artículo 455 del

Código de Procedimiento Penal como criterios para entender si se está ante una prueba

derivada, no será suficiente dentro de su aplicación, como se evidenciará en el análisis

casuístico, mientras que no se delimite su contenido específico.

La Corte falla al suponer, sin fundamento, que en el caso del vínculo atenuado se ha perdido

la conexión con la prueba original. Por más lejana que sea la relación, esta no deja de existir.

Por más que se trate de un caso en el que la prueba derivada no lo es directamente, no se

puede arbitrariamente deducir que ya no aplica el precepto constitucional que no discrimina

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entre tipos de pruebas derivadas. Esta interpretación se da en un artículo que no permite tal

confusión y matiza preceptos que fueron claramente definidos en la Asamblea Nacional

Constituyente8. De los pronunciamientos de la Corte hasta acá mencionados ha de rescatarse

su argumentación respecto a la excepción de la fuente independiente puesto que se reconoce

que en este caso no hay lugar a una prueba derivada. Pero, en las otras excepciones es dar un

paso muy largo que en realidad no tiene sentido. Suponer que el vínculo se ha roto por su

lejanía no es sino un artilugio para validar la vulneración. Del mismo modo, el argumento

que da la Corte es insostenible respecto a la excepción de descubrimiento inevitable puesto

que falla en acotar su alcance y aplicación suficientemente.

Además de las anteriores fuentes mencionadas, en esta categoría también se encuentra la

doctrinante Palomino Doza (Palomino Doza, 2013). Para esta autora, la importancia radica

en la materialización de una seguridad jurídica respecto de la admisión o inadmisión de la

prueba ilícita que solo puede llegar a ser por medio de la fijación de parámetros legales claros.

Lo que busca la doctora Palomino es evitar criterios dispares a como dé lugar. Para esto,

propone establecer una serie de estándares uniformes con cierta claridad y precisión

conceptual en aras de proteger el derecho a la igualdad y la ya mencionada seguridad jurídica.

La posición de esta autora se parece a la posición de la Corte, en la medida que ambos aceptan

ciertas limitaciones a la exclusión de la prueba.

No obstante, la tesis defendida carece de contenido en la medida que solo se está expresando

que debe haber una normatividad clara y compuesta a partir de la institucionalidad, pero no

da ninguna luz acerca de cuál debe ser esa salida. La doctrinante nos está diciendo que debe

haber reglas de excepción más no nos dice cuáles; solo nos dice que es labor de cada Estado

establecerlas dentro de sus limitaciones sociales, políticas, económicas y espacio-temporales.

Esta posición es tan amplia que carece de contenido. En abstracto es posible defender la

posibilidad de reglas de excepción, pero el verdadero problema se encuentra en las reglas en

concreto. De todo lo anterior, se puede rescatar el entusiasmo que muestra la doctrinante por

8 Remítase al acápite V.b. del presente texto.

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la materialización de una seguridad jurídica a partir de la claridad normativa, más se reconoce

la limitación de una proposición así de amplía.

Por su parte, la doctora Ana Giacometto en Teoría General de la Prueba (Giacomette, Teoría

general de la prueba, 2014) y en Algunas consideraciones de la prueba ilícita (Giacomette,

Algunas consideraciones de la prueba ilícita, 2000) nos presenta una sumaria argumentación

al respecto donde también parece defenderse la existencia legal de las excepciones a la regla

de exclusión. Si bien en el primero de los textos se pretende solamente exponer el régimen

probatorio, la autora hace un juicio de valor al respecto sosteniendo que no hay lugar a una

vulneración de derechos fundamentales en los casos excepcionados. Para ella, la existencia

de alguno de los supuestos fácticos que dan lugar a la aplicación del artículo 455 del CPP

demuestra la inexistencia de una vulneración de derechos fundamentales en la medida que es

una medida proporcional en aras a defender la correcta administración de justicia. En el

segundo texto mencionado, esta autora reitera su posición después de dar una amplia

explicación de la generación estadounidense de la teoría del fruto del árbol envenenado.

La posición de esta autora está en la misma línea que la interpretación de la Corte y en ese

sentido le valen las mismas críticas ya mencionadas en su lugar. Con todo, vale mencionar

una crítica específica a la argumentación acá expuesta, a saber: si bien la supuesta

proporcionalidad de la medida puede predicarse de las violaciones a otros derechos

fundamentales, esto no se puede decir del debido proceso. El artículo 29 de la Constitución

es claro en delimitar su alcance y la prohibición de las pruebas derivadas de ilícitas ha de

entenderse como parte del núcleo esencial del debido proceso, razón por la cual dicha

proporcionalidad queda en suspenso para la Corte. Si se acepta la premisa formulada en la

frase anterior, necesariamente debió estudiarse la constitucionalidad de este artículo a la luz

de un test de proporcionalidad en sentido estricto para saber si esta pudiera llegar a darse.

A continuación, se analizará el segundo grupo, es decir, aquellos que consideran que no debe

existir una regla de exclusión fija, sino propiamente la generación de unos mínimos de

tratamiento de la prueba ilícita que deberán someterse a la especificidad del caso concreto.

Page 17: Exclusión de la prueba derivada

16

Por consiguiente, se estudiará la Sentencia de Unificación de la Corte Constitucional SU-159

de 2002. Antes de empezar vale mencionar que esta sentencia se da en medio de unas

condiciones distintas a las ya abordadas en la medida en que no se había generado la norma

que en este trabajo se pretende controvertir. Esta puede entenderse como una interpretación

previa del alcance del artículo 29 de la Constitución y no había importado preceptos

importantes en el desarrollo de esta institución. Con la anterior claridad en mente, debe

decirse que en esta ocasión la Corte tuvo una interpretación aún menos garantista que en las

que ya estudiamos.

A falta de una norma concreta, en esta ocasión se intentó sostener la tesis de que una norma

específica o unas cuantas no eran suficientes para alcanzar lo que el Constituyente quiso

plasmar en el artículo 29. En este sentido:

“[L]a experiencia a la cual se refirieron los delegatarios de la Asamblea no puede

reducirse a un par de reglas simples. Además, dicha experiencia es muy diversa, de

tal forma que no se puede identificar un patrón común que pueda servir de referente

para resolver cuestiones puntuales relativas a los alcances del artículo 29, inciso

segundo, de la Constitución. No obstante, sí coincide con el tenor de dicha norma la

tendencia detectada en dichos países en el sentido de que no deben ser admitidas las

pruebas que son el resultado de conductas ilícitas o inconstitucionales, sobre todo

cuando éstas son realizadas de manera premeditada por agentes del Estado que han

de dar ejemplo de respeto a las reglas de juego que distinguen a las democracias

constitucionales de los regímenes de corte autoritario y a los Estados de derecho de

los estados policivos” (Corte Constitucional. SU-159 de 2002).

La Corte reconoce el mandato de excluir las pruebas derivadas de ilícita, pero nos lleva a

pensar que la manera de materializar ese mandato debe ser algo que se analice en un caso

concreto.

Se entiende que esta providencia pretende llenar un vacío legal con una discrecionalidad

indefensable. El hecho de que el artículo 29 no sea completamente claro respecto de su

alcance no puede servir de pretexto para dar una discrecionalidad absoluta al juzgador. Dicha

Page 18: Exclusión de la prueba derivada

17

discrecionalidad atentaría directamente contra la seguridad jurídica y, por consiguiente,

contra la igualdad de todos los individuos que sean juzgados bajo estos parámetros. No se

puede pretender generar un problema mayor para solucionar otro y eso es precisamente lo

que hizo la Corte en esta ocasión.

El segundo autor que defiende una tesis parecida es el doctor Hairabedián. Para él:

“[H]a quedado claro que el problema que se detecta en el orden jurídico nacional es

el de las “lagunas jurídicas” que implica la ausencia de solución explícita para un

universo de casos. De esta firma, se torna complejo tratar de analizar lógicamente

cuándo una excepción es válida, habida cuenta de que ni siquiera la regla de exclusión

general tiene conminación positiva. Según se ha señalado, la vía adecuada para

solucionar el problema de las “lagunas del derecho” es extraer del sistema normas

implícitas en cada caso” (Hairabedián, 2002, pág. 192).

De nuevo, se cree que una solución de esta naturaleza es insuficiente en la medida que deja

una potestad desproporcional al juzgador que deberá fundamentarse en su sentido propio de

justicia para determinar cuándo se debe y cuándo no se debe excluir una prueba determinada.

Esta solución es inviable en Colombia debido a la normatividad de carácter constitucional

que cobija la exclusión de la prueba obtenida por medios ilícitos de manera clara. La

imposibilidad de normativizar todos los supuestos fácticos posibles no debe entenderse como

una carta a la arbitrariedad.

Bajo la misma línea argumentativa, podemos hablar de la sentencia de constitucionalidad C-

053 de 1993. En esta providencia, la Corte Constitucional evalúa la exequibilidad de la

justicia regional9 que existía en su momento y nos da una serie de parámetros interpretativos

de la Constitución. La Corte argumenta que la Constitución no se puede entender como un

ser estático, sino que ha de interpretarse de conformidad con ciertos parámetros sociales de

un determinado momento histórico. Así, una norma que en abstracto parece rígida no lo es,

sino que se adecua a las necesidades del momento. Dicha interpretación aplicada a lo que nos

9 Popularmente conocidos jueces sin rostro.

Page 19: Exclusión de la prueba derivada

18

compete permitiría la existencia de excepciones que respondan a aquello que se necesita en

cierto momento. No obstante, esto vacía de contenido a la misma Constitución y le da una

facultad extraordinaria a la Rama Judicial que no solo aplicaría el derecho, sino que lo

conformaría permanentemente con el pretexto de estar adecuándolo a las necesidades

sociales10. Se entiende el hecho de que las necesidades sociales cambian junto con la sociedad

misma y se reconoce la necesidad de un cambio institucional que responda a estos cambios.

No obstante, llevar estos cambios al rango constitucional parece excesivo en los casos en que

se modifica el sentido de la norma conforme a parámetros insuficientes. La interpretación

judicial deberá responder al derecho positivo, no necesariamente entendido estáticamente,

pero siempre considerado.

En el tercer grupo se encuentran aquellos que consideran que se deben generar unos mínimos

de tratamiento de la prueba ilícita, los cuales deberán someterse a la especificidad del caso

concreto. La primera expositora de esta concepción es la doctora Teresa Armenta en La

prueba ilícita (un estudio comparado) (Armenta, 2011). En este texto la autora defiende la

idea de que hay diferentes clases posibles de ilicitud y cada una de ellas debe ser entendida

de manera diferente. Suponer que la misma norma debe aplicar a pruebas que son ilícitas en

razón de su temporalidad o territorialidad es un equívoco en el que no puede caerse dado que

cada una tiene sus particularidades propias y así ha de entenderse. Cualquier aproximación a

la prueba ilícita ha de suponer ciertas limitaciones respecto del modo y el tiempo. Todos los

supuestos serán parciales e imperfectos. Los fundamentos de la prueba ilícita dependen no

solo de la adopción de un sistema u otro sino también a circunstancias sociopolíticas

complejas y variables que conducen a una preservación más o menos garantista dependiendo

de la clase de prueba ilícita y el lugar donde se trate.

10 Se reconoce, en términos de Francois Geny (2000) que mantener una perspectiva puramente exegética tiene como efecto,

en la práctica, el de “inmovilizar el derecho y verrar el camino al desarrollo de toda idea nueva. (…) toda cuestión jurídica

debe [según el método tradicional] resolverse mediante las soluciones positivamente consagradas por el legislador (…) se

permanece forzosamente en la situación que nos encontrábamos al momento mismo de aparecer la ley.” No obstante, se

cree que la aplicación de esta teoría a preceptos constitucionales se debe entender limitada en el sentido que la Constitución

dicta principios y derechos cuyo contenido será objeto de estudio. Una vez delimitado el alcance de los derechos

consagrados constitucionalmente, no debería, a no ser que se redefina el derecho, permitir interpretaciones arbitrarias que

desechen lo construido.

Page 20: Exclusión de la prueba derivada

19

En este orden de ideas:

“[N]o existe un tratamiento perfecto ni en el modo, ni en el tiempo, ni probablemente

con vocación universal (…) Esta realidad, sin embargo, no debe impedir fijar unos

mínimos con arreglo a los principios señalados en líneas anteriores. Mínimos que se

extiendan y comprendan a los presupuestos que regirán las limitaciones de derechos

fundamentales, pero también relativas a garantizar las actuaciones policiales, ya sean

previas al proceso, ya se incluyan en su fase investigadora, así como la incorporación

de su resultado al proceso o su admisión y práctica o reproducción en el juicio”

(Armenta, 2011).

Al respecto vale decirse lo siguiente: si bien es cierto que siempre va a haber algo de

arbitrariedad en la limitación jurídica de un supuesto fáctico, esto no puede ser una excusa

para justificar dentro del sistema a dicha arbitrariedad; se rescata la idea de que hay distintas

clases de ilicitud con aristas distintas en términos de que la obtención de la prueba puede ser

mediante la vulneración de ciertos derechos o garantías fundamentales específicos.

Claramente, es distinto que una prueba haya sido obtenida por medio de la interceptación de

comunicaciones sin orden judicial (caso en el que el derecho afectado será la intimidad) y

una adquirida por medio de tortura. Pero no se comparte la conclusión de que deben

establecerse solo unos mínimos ya que, en la medida de lo posible, la normatividad al

respecto debe fundamentarse en la garantía de la Constitución Política y su sentido, por lo

menos en lo que respecta al núcleo esencial de todos los derechos fundamentales. Partiendo

de lo anterior, no cabe dar un margen tan amplio de interpretación por lo menos en Colombia.

Se rescata la posibilidad de que la adopción de mínimos sea una posibilidad para el caso

colombiano, pero deberá hacerse conforme a reglas de interpretación definidas y vinculantes,

se retomará esta posición en el acápite de Normativa Vigente y en el de Conclusiones.

A su vez, la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia sostuvo una tesis similar

en la sentencia del 7 de septiembre de 2006. En esta se adopta la tesis de la esencialidad que

anteriormente se enunció. La aplicación de la regla de exclusión está supeditada a la

Page 21: Exclusión de la prueba derivada

20

definición de qué es un requisito legal esencial. Lo esencial hace relación a lo importante y

característico de una cosa. La regla de exclusión debe aplicarse cuando las pruebas se hayan

obtenido por medio de una violación de requisitos legales esenciales. La regla de exclusión

debe ser limitada en aras a proteger la correcta administración de justicia. En la medida que

se avance ha de verse una restricción de su uso cada vez mayor.

“Se colige de lo anterior que la aplicación de la regla de exclusión incluida en el

artículo 29 de la Carta Magna, ha de tener una aplicación restrictiva siempre que no

exista, a razón de la prueba que se pretende invalidar, una irregularidad suficiente

para afectar la estructura del proceso o que no se vulnere por ella el derecho a la

defensa del procesado. Es por esto necesario entender la naturaleza del debido proceso

y sus respectivos requisitos esenciales puesto que solo en tanto exista una vulneración

a estos, procederá la regla de exclusión (…)”.

Esta posición es la que menos se comparte de todas. No se comparte la posición de la Corte

Suprema de Justicia en lo más mínimo. El entendido de que haya una referencia vaga a los

requisitos esenciales es completamente insuficiente y permite toda clase de arbitrariedades.

El intento por restringir la aplicación de la regla de exclusión es inconstitucional y no debe

aceptarse una interpretación de este talante. Esta sentencia va en contravía del artículo 29

Superior que no solo habla de una excepción sino de una regla general que se pretende

desconocer. Se reconoce la importancia de esta tesis en la delimitación de lo que es una

prueba ilegal y una prueba ilícita, no obstante, y de acuerdo a la caracterización del debido

proceso como derecho fundamental en los términos del marco teórico, esta distinción se

empieza a desdibujar en el entendido que parece que el defecto de una prueba ilegal no es

más que el defecto prueba ilícita específica, a saber, aquella que se obtiene mediante la

vulneración del debido proceso. Adicionalmente, lo que definitivamente no se comparte es

la posición de que el caso en el que se puede aplicar la regla de exclusión a la prueba ilegal

es el caso en el que se haya violado el derecho fundamental al debido proceso.

Page 22: Exclusión de la prueba derivada

21

El doctor Esteve Pardo en El desconcierto del Leviatán. Política y derecho ante las

incertidumbres de la ciencia defiende una posición similar (Pardo, 2008). Para este autor, la

naturaleza misma del derecho le genera unos impedimentos hermenéuticos que no pueden

ser subsanados por el derecho mismo, sino que requieren de la incidencia de un factor

humano. La maquinaria tan grande que predica el derecho no es más que un titán dormido

cuyo contenido no está en sí sino propiamente en los profesionales que lo ejercen y dan

contenido. La única posibilidad ante este desconcierto es generar una serie de principios

amplios que permitan a los usuarios del derecho la posibilidad de dar un contenido que no

sea absolutamente amplio. Debe entonces entenderse que solo pueden definirse unos

contenidos mínimos y que de ahí en adelante habrá lugar a una determinación caso por caso.

Esta posición se asemeja a las otras ya mencionadas, pero tiene la particularidad de no

referirse al caso concreto sino a los problemas hermenéuticos del derecho en abstracto. De

nuevo, el hecho de que sean unos planteamientos tan amplios lleva inevitablemente a que no

se pueda ver un contenido serio puesto que es distinta la manera de afrontar estos problemas

en cada área del derecho. Conforme al modelo estatal y a los preceptos constitucionales que

rigen en Colombia, esta posición es insuficiente y por efecto improcedente.

Por último, nos referiremos a aquellos autores que consideran que no debe haber excepciones

a la regla de exclusión de la prueba derivada. El primer autor en defender esta tesis es el

doctor Parra Quijano en Manual de Derecho Probatorio (Parra, 2009). Vale recalcar que este

tratado tiene un carácter fundamentalmente expositivo y no pretende controvertir a

profundidad el contenido mismo de lo que pretende explicar. De cualquier modo, cuando en

él se habla de las excepciones contenidas en el artículo 455 del CPP, el autor hace una

mención a que “por más validez constitucional que le pretenda inculcar la Corte

Constitucional a esta norma, es claro para cualquier intérprete juicioso de la Constitución que

ésta se encuentra en clara contravía del artículo 29 de la Carta (…)” (pág. 125). No hay mucho

más que se diga al respecto, pero, igualmente se encuentra toda validez en lo que sostiene

este autor.

Page 23: Exclusión de la prueba derivada

22

Aunado a lo anterior, los españoles Díaz y Martín en La garantía constitucional de la

inadmisión de la prueba ilícitamente obtenida (Diaz & Martín, 2001), nos dicen que la

aplicación de las excepciones a la regla de exclusión de origen norteamericano no tiene

cabida dentro del ordenamiento español, en la medida que contraría la norma constitucional.

La excepción de nexo causal no es aplicable en la medida que esta no podría haberse obtenido

sin una vulneración a derechos fundamentales. La interpretación de cuándo existe un vínculo

atenuado es un concepto vacío que no garantiza los derechos fundamentales. El

descubrimiento inevitable no puede ser una excepción en la medida que siempre se podrá

argumentar la posibilidad de llegar a una prueba de alguna manera. La policía siempre tendrá

la capacidad de argumentar, con posterioridad a la obtención de una prueba, que la habrían

conseguido de alguna otra manera. De esta forma, esta excepción abre la puerta para volverse

en regla general en contravía a los derechos fundamentales en cuestión.

Debe entenderse que una norma legal que incluyera estas disposiciones contrariaría normas

jerárquicamente superiores y por esto es inviable. Se está hablando de una garantía

constitucional de carácter procesal y, dada su naturaleza, el impacto de una norma legal debe

ser relevado a un segundo plano. Respecto de estos autores y una vez hecha la aclaración de

que se trata de autores extranjeros inmersos en un ambiente de producción distinto, puede

decirse que su interpretación de las normas de exclusión puede traerse a aquellas que son

aplicadas en Colombia y su argumentación es compartida. Se comparte el razonamiento

respecto de la inaplicabilidad de estas excepciones y se cree que en Colombia el mandato

superior genera las mismas aristas que proponen ellos.

Habiendo desarrollado un estado del arte que clasifica las diferentes fuentes, es necesario

detenernos en la manera en que la institución debatida se desarrolló en Colombia. Los

siguientes acápites retomarán ciertas sentencias ya clasificadas en el estado del arte pero que

requieren un mayor detenimiento debido a su importancia en el tema. Se hará énfasis en el

génesis de esta institución en la sentencia de unificación 159 de 2002 para ver los orígenes

locales. También se hará énfasis en las sentencias que declararon la exequibilidad de la norma

y la existencia de cosa juzgada en el acápite de Aplicación Jurisprudencial en Colombia. En

Page 24: Exclusión de la prueba derivada

23

ese mismo acápite, se estudiarán casos en los que esta disposición fue aplicada por la Corte

Suprema de Justicia para evidenciar como en la práctica, hace falta, bien sea una

modificación legislativa, bien sea una delimitación mucho más precisa de los conceptos

desarrollada jurisprudencialmente.

De lo estudiado en el estado del arte se puede rescatar la importancia de un acotamiento

suficiente a las limitaciones legales a normas jurisprudenciales. Junto con Palomino, debe

reconocerse la importancia de una seguridad jurídica respecto de la admisión de conformidad

con parámetros legales claros y homogéneos. Pero, se entienden sus limitaciones de

formulación. De la mano de Díaz y Martín, se puede ver la insuficiencia de las excepciones

adoptadas en Colombia. Del mismo modo, se demostró que la posición de que lo necesario

son unos parámetros amplios cuyo contenido será desarrollado por el intérprete judicial tiene

limitaciones de raigambre constitucional, aun así, se reconoce que esta puede ser una, más

no la única, de las consideraciones para acotar el alcance de las excepciones.

V. NORMATIVA VIGENTE: ORIGEN JURISPRUDENCIAL E IMPLICACIONES

En el presente acápite, se pretende dar un acercamiento a los argumentos sostenidos por la

Corte Constitucional para introducir los criterios de aplicación de la regla de exclusión.

Adicionalmente, se busca contextualizar al lector del contexto legislativo en el que se

desarrolló la creación del artículo 455 del Código de Procedimiento Penal en relación con

sus debates en el Congreso y el contexto normativo.

a. Sentencia de unificación 159 de 2002: el origen

Como se ha venido diciendo, es por medio de esta sentencia que se delimita la regla de

exclusión proveniente del artículo 29 superior y se habla de la teoría del árbol envenenado y

sus posibles excepciones. Por esta razón, se considera que es preciso detenernos a estudiar

Page 25: Exclusión de la prueba derivada

24

esta decisión para entender de una manera más completa el desarrollo de esta institución en

Colombia.

Esta sentencia, sustanciada por el magistrado Manuel José Cepeda, hace referencia al caso

de Saulo Arboleda Gómez, quien interpuso acción de tutela en contra de la Fiscalía General

de la Nación y la Corte Suprema de Justicia. El exministro de Comunicaciones sostuvo una

conversación telefónica con el exministro de Minas y Energía, Rodrigo Villamizar, acerca

de la adjudicación de una emisora en la ciudad de Cali. Dicha conversación se filtró a los

medios de comunicación y fue publicada por la revista Semana en su edición número 798. A

raíz de esta publicación, la Fiscalía General abrió investigación en contra de los dos ministros

y decidió acusarlos por el delito de interés ilícito en la celebración de contratos. La Corte

Suprema de Justicia condenó, mediante sentencia del 25 de octubre de 2000, a Saulo

Arboleda por este delito con una pena de 54 meses de prisión.

El accionante consideró que se había vulnerado el debido proceso fundamentándose en la

supuesta existencia de las siguientes vías de hecho: por defecto sustantivo, en tanto que la

adecuación típica fue errada; por defecto procedimental, dado que no se practicaron algunas

pruebas solicitadas por la defensa y; por defecto fáctico en tanto que la decisión judicial se

tomó con base en una prueba obtenida ilícitamente y sus derivadas. Por razones de contenido,

la exposición de esta sentencia se centrará en el último cargo.

Al respecto de la posibilidad de existencia de este cargo, la Corte se propone resolver los

siguientes problemas jurídicos: “¿violan el derecho al debido proceso una resolución de

acusación y una sentencia penal dictadas dentro de un proceso que se inició a partir de una

noticia que divulgó una grabación ilícitamente obtenida por personas desconocidas” y

respecto de la ilicitud de las pruebas supuestamente derivadas de la grabación ilícita: “¿están

dichas pruebas afectadas por la ilicitud de la grabación y, por ende, han debido ser excluidas

expresamente del acervo probatorio?”

Dentro de sus consideraciones sobre la regla de exclusión, la Corte hace un recuento del

alcance de la regla constitucional de exclusión. Al respecto, vale recalcar que se interpreta el

inciso final desde las consideraciones del constituyente y las normas procedimentales

Page 26: Exclusión de la prueba derivada

25

vigentes en su momento. Las segundas no serán objeto de estudio, en tanto tratan normas

derogadas. Respecto de las primeras se hace la observación de que, como se estudiará más

adelante, este inciso se enmarcó en la discusión acerca de las declaraciones obtenidas por

medio de la tortura pero que luego se extendió a cualquier vulneración de carácter

constitucional.

Del mismo modo, la sentencia hace una interpretación exegética de la norma y entiende que

la palabra “obtenida” en el inciso, debe entenderse como el resultado directo e inmediato. No

se comparte esta interpretación en el sentido que el participio del verbo obtener no tiene esa

significación. Adicionalmente, se descalifica la doctrina de la manzana envenenada, según la

cual una prueba obtenida ilícitamente vicia el proceso, en la medida que lo importante es la

relación de la prueba viciada para la determinación adoptada. No necesariamente una prueba

obtenida por estos medios puede viciar el acervo probatorio11, solo cuando no existan otros

medios de prueba conforme a los cuales se pueda llegar a una decisión. También se da un

recuento de los diferentes sistemas jurídicos que contemplan una regla de exclusión de la

prueba y sus particularidades apropiándose de un entendimiento estricto de la regla de

exclusión de la prueba en el sentido que no es potestativo del juez excluirla o no, sino que es

un mandato constitucional. Sin embargo, parece olvidar esta interpretación en sentido estricto

a la hora de determinar reglas excepcionales de valoración de pruebas derivadas.

De acuerdo a la jurisprudencia estadounidense, la Corte acepta la teoría del árbol envenenado

que se explicó anteriormente. También de conformidad a la jurisprudencia americana, se

proponen las excepciones a la regla de exclusión de la prueba derivada12. Por último, lleva

sus consideraciones al caso concreto y decide no tutelar el derecho en la medida que no se

11 Esto, en contra de la doctrina de la manzana contaminada en el cesto de frutas. Según esta doctrina, el hecho de que una

prueba esté viciada debería contaminar el acervo en su totalidad. Para la Corte, la nulidad de una prueba obtenida con

violación al debido proceso depende del caso específico. La nulidad solo afecta la prueba viciada a no ser que no haya otras

pruebas válidas y determinantes que sirvan al juzgador como base para dictar sentencia. (Corte Constitucional. SU159 de

2002.) 12 Se hace énfasis en que, si bien se mencionan las tres excepciones americanas, en la aplicación al caso concreto se

determina que las pruebas que fundamentaron la sentencia objeto de la acción de tutela son provenientes de una fuente

independiente en relación a la doctrina del acto de voluntad libre “según la cual, cuando una prueba es obtenida por la

decisión libre de una persona se rompe el vínculo que podría unir a esa misma prueba derivada de la prueba principal

viciada” (Corte Constitucional. Su-159 de 2002.). Conforme a lo anterior, debe entenderse que las otras dos excepciones

solo hacen parte del obiter dicta de la sentencia y en ese sentido no eran vinculantes sino hasta su concreción en la Ley 906

de 2004.

Page 27: Exclusión de la prueba derivada

26

dio la existencia de pruebas derivadas excluibles del proceso y en la medida que la grabación

ilícitamente obtenida sí se excluyó oportunamente del mismo.

Para quedarse con los parámetros estadounidenses, la Corte también realizó un análisis de

los sistemas jurídicos existentes y su manera de afrontar el problema. Respecto de la prueba

derivada, se hace un análisis de la tradición francesa, alemana y anglosajona. En la primera,

dice la Corte, de acuerdo al artículo 174 del Código de Procedimiento Penal de ese país, el

juez penal tiene la libertad de determinar la extensión de los efectos de la invalidez de la

prueba primaria. En la tradición germánica, no existe una disposición legal que hable sobre

la existencia de pruebas derivadas y jurisprudencialmente se adopta la noción de que la

prueba derivada se puede admitir salvo en casos de “efecto lejano” donde se debe inadmitir

la prueba que retransmite la vulneración de la primaria. Por último, sobre la tradición

anglosajona, se habla que los efectos de la invalidez de una prueba primaria se deben

transmitir a sus derivadas. En este sentido, la Corte Suprema de los Estados Unidos, respecto

de la Cuarta Enmienda, sostiene que “la esencia de una disposición que prohíbe la obtención

de evidencia por cierta vía es no sólo que la evidencia así obtenida no sea usada ante una

corte, sino que no sea usada de ninguna manera” (Silverthorne. 1928). Del caso citado, se

extrae también la excepción de la fuente independiente en los términos ya ampliamente

estudiados. También se estudian las sentencias que delimitan el concepto del vínculo

atenuado y descubrimiento inevitable (Nardone. 1939) (Nix. 1984). En el entendido que de

lo dicho en la Asamblea Constituyente13, no se pueden reconocer parámetros propios de

aplicación de la regla de exclusión a la prueba derivada pero, supuestamente, las excepciones

propuestas en Estados Unidos coincidían con el tenor del artículo 29 superior, la Corte las

reconoce para el caso colombiano.

b. Artículo 455 del Código del Procedimiento Penal en relación con el

artículo 29 superior

13 Remítase al siguiente literal dentro del presente acápite.

Page 28: Exclusión de la prueba derivada

27

El artículo 455 del Código de Procedimiento Penal se debe estudiar a la luz del artículo 29

de la Constitución Política. No obstante, al mencionar que “[e]s nula, de pleno derecho, la

prueba obtenida con violación del debido proceso”, dicho artículo consagra expresamente la

regla de exclusión de las pruebas practicadas con violación al debido proceso y no se hace

una distinción entre si la manera en que se da esa obtención tenga que ser directa o derivada.

No se desconoce que este inciso dispone una regla general y que el legislador tiene, en

principio, potestad para desarrollarlo. Lo que se pretende es demostrar que el desarrollo

contenido en el artículo 23 y 455 del Código de Procedimiento Penal es insuficiente.

En este sentido, se procede a analizar las discusiones, dentro de la Asamblea Nacional

Constituyente, respecto de este tema. En primera instancia, la discusión acerca de la regla de

exclusión se dio en el marco de las pruebas obtenidas por medio de la tortura dentro de la

Comisión Primera y buscaba desincentivar estas prácticas y proteger a los procesados14.

Posteriormente, se retomó este debate en la misma Comisión y se extendió el ámbito de

aplicación a las pruebas obtenidas por medio de vulneraciones a derechos y garantías

fundamentales15. Finalmente, en plenaria, se incluyó la noción de que la prueba sería nula de

pleno derecho16.

De lo anterior se entiende que la intención del constituyente era precisamente la de

salvaguardar la protección de los derechos fundamentales dentro de las actuaciones penales

o administrativas. De la mano del magistrado Alfredo Beltrán Sierra, en su salvamento de

voto de la sentencia C 591 de 2005 que declara la exequibilidad del artículo acá cuestionado

y que se estudiará en el siguiente acápite, se entiende que “La Carta establece que las pruebas

ilícitas son nulas de pleno derecho. No hace las distinciones que el artículo 455 de la Ley 906

de 2004 incluyó en su texto, sino que es perentoria, clara, contundente al sancionar con la

nulidad cualquier prueba ilícita.” (Corte Constitucional. C-591 de 2005).

14 Ver Gaceta Constitucional No. 126, Actas de Comisión, Comisión Primera, Acta No.24 del 19 de abril de 1991, página

22. 15 Ver Gaceta Constitucional No. 126, Actas de Comisión, Comisión Primera, Acta No. 26, del 23de abril de 1991,

página 27. 16 Ver Gaceta Constitucional No.137, 12 de noviembre de 1991, página 14.

Page 29: Exclusión de la prueba derivada

28

Respecto del proyecto de ley presentado por la Fiscalía General de la Nación, vale decir que

daba un tratamiento más amplio al tema de la regla de exclusión que el que finalmente se

materializó en la norma en el entendido que contenía, además de los criterios de la fuente

independiente, el descubrimiento inevitable y el vínculo atenuado a la buena fe, el balance

de intereses, legitimidad en la invocación de la exclusión y el fundamento disuasivo de la

violación. Durante los debates, tanto en la Cámara como en el Senado, siempre hubo un

consenso en el hecho de la necesidad de excluir del proceso a aquellas pruebas que se

obtuvieran en detrimento de las garantías y derechos fundamentales17. En plenaria del

Senado, se aprobó el texto tal como quedó en el Código y se entendió que las excepciones a

la norma contenida en el artículo 23 ejuisdem debían entenderse como criterios de aplicación

de la nulidad en términos de la prueba derivada.

A diferencia de la posición sentada por la Corte Constitucional en la sentencia C 591 de 2005,

se considera que el hecho de aceptar un criterio estricto respecto de la exclusión de la prueba,

desconoce la posibilidad de crear criterios excepcionales para la de aplicación a la misma. El

legislador desconoció el alcance del artículo 29 de la Constitución y por tal, la norma debió

declararse inexequible. No obstante, este punto se retomará con más fuerza en el acápite VII.

VI. DESARROLLO JURISPRUDENCIAL EN COLOMBIA

a. Corte Constitucional

En el presente acápite, se desarrollará la jurisprudencia constitucional respecto de la

exequibilidad de la norma acá estudiada. En este sentido, se pretenderá argumentar las

falencias de la Corte en sus fallos para entender por qué sigue siendo necesaria una

modificación a las excepciones a la regla de exclusión a la prueba ilícita. Así, se estudiarán

17 Al respecto, véase: Gaceta del Congreso num.339 del 23 de julio de 2003, p.11. para el debate sostenido en la Cámara de

Representantes y; Gaceta del Congreso núm. 89 de marzo de 2004, p.3 para el debate sostenido en Plenaria del Senado.

Page 30: Exclusión de la prueba derivada

29

a fondo las ya citada sentencias C 591 de 2005 y la sentencia 1154 del mismo año en lo que

respecta a las pruebas derivadas de aquella obtenida con violación a derechos fundamentales.

Respecto de la sentencia C 591 de 2005, es pertinente mencionar que se trata de una sentencia

de constitucionalidad que analiza la exequibilidad de varias normas contenidas en el en ese

entonces nuevo Código de Procedimiento Penal. No obstante, para efectos de este escrito,

solo es interesante analizar los fundamentos para declarar la exequibilidad el artículo 455 de

ese Código. Al respecto, la demandante considera que no debe haber una excepción a la

prueba obtenida con violación al debido proceso y que, de acuerdo al artículo 29 de la Carta,

la consecuencia de una prueba de este tipo es la nulidad de pleno derecho, que debe ser

inexistente.

Por unidad normativa, la Corte estima que el estudio de los cargos propuestos a este artículo,

debe integrar al artículo 23 y el artículo 457 del mismo Código18. Después de dar un recuento

de la manera en que se desarrolló el proyecto de ley en el Congreso, la Corte considera que,

además de los artículos mencionados, el estudio de la constitucionalidad de ese artículo

también debe hacerse de manera sistémica considerando la jurisprudencia constitucional

sentada en la ya estudiada sentencia 159 de 2002. Al respecto, se debe recordar que las

excepciones acá analizadas fueron parte del obiter dicta de la sentencia 159 de 2002 y que,

en ese sentido, la Corte falló al interpretar que ya había un precedente vinculante que le

exigiera interpretar la norma sistémicamente con el fallo respecto de esas excepciones.

En el examen propio de constitucionalidad de las regulaciones, la Corte entiende que el

artículo 23 del C.P.P. reafirma el contenido del artículo 29 superior. Respecto del artículo

455 de la misma normatividad, dice que

“la disposición acusada, considera la Corte que el legislador, actuando dentro de su

margen de configuración normativa, reguló un conjunto de criterios que le servirán al

juez para realizar una ponderación cuando deba proceder a excluir de la actuación

procesal pruebas derivadas, es decir, las que son consecuencia de las pruebas

18 Se recuerda que el artículo 23 incluye la regla de exclusión de la prueba a manera de principio. Por su parte, el artículo

457 ejusdem habla de la causal de nulidad de los actos procesales por la violación al derecho de defensa o al debido

proceso por aspectos sustanciales.

Page 31: Exclusión de la prueba derivada

30

excluidas o que solo puedan explicarse en razón de su existencia. Para tales efectos,

el juez deberá adelantar una valoración acerca de los hechos; examinar la incidencia,

relación y dependencia existentes entre unos y otros; y además, determinar si el

supuesto fáctico se tipifica o no en alguna de las reglas legales dispuestas con el

propósito de determinar si el vínculo causal se rompió en el caso concreto.” (Corte

Constitucional. Sentencia C 591 de 2005.).

Y concluye sosteniendo que, si bien el artículo 29 constitucional establece que se debe excluir

cualquier clase de prueba, directa o derivada, que haya sido obtenida con violación a derechos

o garantías constitucionales, el artículo estudiado solo establece ciertos criterios “para efectos

de aplicar la regla de exclusión [que] se ajustan a la Constitución, por tanto, lejos de autorizar

la admisión de pruebas derivadas ilegales o inconstitucionales, apuntan únicamente a

entender como admisibles a pruebas derivadas que provengan de una fuente separada,

independiente y autónoma, o cuyo vínculo con la prueba primaria inconstitucional o legal

sea tan tenue que puede considerarse que ya se ha roto.” (Corte Constitucional. Sentencia C

591 de 2005.).

La Corte no se detiene, en ningún momento, a dar razones para declarar la exequibilidad de

la excepción del descubrimiento inevitable y solo se contenta con explicarlo. Su

argumentación, en referencia a la sentencia de unificación 159 del 2002, se fundamenta en el

hecho de que los “criterios” de aplicación no son más que eso y que solo están mostrando

casos en los que ya no hay una dependencia entre la prueba derivada y aquella obtenida en

violación a derechos o garantías constitucionales. La cita anterior es la única referencia a por

qué esta disposición no es inconstitucional. Para los efectos de este análisis se cree que el

hecho de que el vínculo pueda considerarse ya roto, en el caso del vínculo atenuado, no es

suficiente para sentar bases interpretativas de aplicación. Esta conclusión se verá

explícitamente en las sentencias de la Corte Suprema estudiadas en seguida, donde se

pretende dar aplicación a esta excepción.

Por su parte, la sentencia C 1154 de 2005, en lo que respecta al artículo 455 de la Ley 906 de

2004, se atiene a la decisión arriba reseñada por tanto considera que ya fue objeto de estudio

constitucional y declara la cosa juzgada constitucional. Por esta razón, se inhibe a conocer

Page 32: Exclusión de la prueba derivada

31

de los cargos presentados por ineptitud sustantiva de la demanda. Con mención a esta

sentencia, se pretende mostrar que efectivamente ya se dio un análisis de fondo de esta norma

en sede de control de constitucionalidad y demostrar el hecho de que el cambio que pretende

proponer el presente artículo ya no tiene lugar por medio de jurisprudencia constitucional.

b. Corte Suprema de Justicia

En el presente acápite se mostrará, por medio de ejemplos, cómo la manera en que se ha

desarrollado la institución estudiada es insuficiente en términos prácticos. Para el efecto, se

verán dos procesos penales que terminaron en casación de la Corte Suprema de Justicia.

Este es el caso de Yira Natalia Orjuela, quien habiendo sido condenada por el delito de

rebelión mediante la sentencia proferida el 22 de febrero de 2013 por el Juzgado Cuarenta y

Uno Penal del Circuito de Bogotá, confirmada por la sentencia del 4 de diciembre de 2013

por la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá. La investigación en su contra se origina

conforme a documentos incautados al frente Antonio Nariño de las FARC el 28 de noviembre

del año 2005 en los que se vinculaba a esa agrupación. La demanda de casación se

fundamentaba en el hecho de que el único elemento de convicción que había llevado a su

condena, tanto en primera como en segunda instancia, era el testimonio de Natalia del Pilar

Lara Álvarez y se entendía que era una prueba derivada de un medio de persuasión ilegal.

Dicho testimonio se solicitó debido a que la deponente era nombrada en una memoria USB

indebidamente recaudada el 5 de febrero de 2008 en el sector de Caño Mansitas de La

Macarena Meta. El Tribunal excluyó del proceso la mencionada USB, pero admitió el

testimonio referido.

La Corte entra a analizar el alcance constitucional que prohíbe la valoración de pruebas

viciadas de ilegalidad primarias y derivadas. Considera cuatro pasos a seguir para determinar

la procedencia de la cláusula de exclusión: establecer que el medio de persuasión principal

haya sido obtenido:

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32

“i) de forma sustancialmente ilegal o con violación de las garantías fundamentales, ii)

existe un vínculo fuerte de antijuridicidad entre ese elemento de convicción ilícito o ilegal

y la prueba derivada que se tacha también de inválida porque la ilicitud o ilegalidad de la

prueba originaria trasciende por su intensidad y nexo causal a la subsecuente, iii) ninguno

de los criterios doctrinales y jurisprudenciales dominantes de desconexión entre una y

otra prueba operó en el caso particular, y iv) los restantes instrumentos de conocimiento

sobre los cuales se fundó el fallo, son insuficientes para mantener la decisión de

condena.” (Corte Suprema de Justicia. Sentencia del 5 de agosto de 2014.).

Hace una distinción entre pruebas ilícitas, aquellas obtenidas con violación a garantías y

derechos fundamentales, y pruebas ilegales, aquellas producto de un desconocimiento severo

de las formas propias de recaudo, práctica y aporte a la actuación. Respecto de las primeras,

considera que en cualquier caso deben excluirse del proceso. Respecto de las segundas,

considera que solo las que afectan el proceso de manera fundamental son las que deberán

excluirse.

Acerca del régimen de la prueba derivada, considera la ya desarrollada teoría del fruto del

árbol envenenado. Basado en jurisprudencia del Tribunal Superior Español, considera que

para que una prueba derivada deba excluirse del proceso es necesaria una conexión de

antijuridicidad en tanto que la derivada también vulnere el derecho infringido por la primera.

Para determinar la existencia de ese vínculo remite a los criterios sentados jurisprudencial y

legislativamente en el artículo 455 de la Ley 906 de 2004. A la luz de estos criterios, sostiene

la Corte, se puede llegar a

“declarar la inexistencia de la prueba derivada se requiere, entonces, acreditar que

existe una relación inescindible y particularmente fuerte entre los dos medios de

convicción, esto es, que existe un hilo conductor ineludible, infranqueable entre ellos,

capaz de lesionar una garantía del mismo orbe, pues, se recaba, no basta que el

mecanismo probatorio primario esté viciado por la infracción de una garantía esencial

fundamental sino que tal carácter efectivamente haya sido trasmitido de la fuente

primaria al material demostrativo reflejo.” (Corte Suprema de Justicia. Sentencia del

5 de agosto de 2014.).

Page 34: Exclusión de la prueba derivada

33

Respecto del particular, considera que no se encuentra en un caso dentro del margen de

aplicación de la regla de exclusión por tanto que no encuentra esa conexidad antijurídica

debido a que, ni siquiera la prueba excluida, representaba una vulneración legal fundamental

que acreditara su exclusión. Fundamentándose en el precepto, dentro de las consideraciones

de la prueba ilegal, conforme al cual solo la prueba cuya obtención haya incurrido en una

falta normativa fundamental al debido proceso será objeto de la regla de exclusión, la Corte

establece que el primer paso, antes de aplicar los criterios del artículo 455, es delimitar si la

vulneración a las reglas procedimentales tiene ese raigambre (Corte Suprema de Justicia.

Sentencia 1 de julio de 2009). Al tratarse de una vulneración a las normas de cadena de

custodia, la Corte consideró que no se vulneraba fundamentalmente el debido proceso y que,

en ese sentido, la exclusión de la prueba primaria había sido insuficiente. Aun entendiendo

este caso como uno en el que no aplica la regla de exclusión, el razonamiento del Tribunal

Superior de Bogotá, mediante el cual consideró que la obtención de la prueba era

suficientemente vulneratoria del debido proceso como para excluirse del proceso y su

posterior refutación por la Corte Suprema, muestra que la aplicación de la regla de exclusión

está sujeta a más criterios que los contenidos en el artículo 455 del Código de Procedimiento

Penal.

Del caso anterior, se puede decir que la Corte Suprema hace una transición del concepto

definido hasta ahora para adicionar, de conformidad a jurisprudencia del Tribunal Superior

Español, el concepto de conexidad antijurídica. Después de analizar este caso, se abre la

puerta a que, por medio de interpretaciones judiciales en sede de casación penal, se vayan

llenando de contenido los criterios de exclusión. La Corte se enfrentó a un caso en el que

debió fijar nuevos parámetros de aplicación y más allá de que hayan o no sido suficientes,

dieron luces a una posible forma de afrontar el problema.

En sentencia del 31 de agosto de 2016, la Corte Suprema se encuentra, ahora sí, ante un caso

en el que considera que se está ante la existencia de una prueba derivada excluible del

proceso. Se trata del caso de Miguel Ángel Beltrán quien fue condenado por el delito de

rebelión gracias a la información contenida en una USB que llevaba consigo al momento de

Page 35: Exclusión de la prueba derivada

34

ser capturado. La única razón por la que este fue capturado fue por la información obtenida

en las bases de datos recaudadas en territorio ecuatoriano, por la fuerza pública colombiana,

tras el abatimiento de alias “Raúl Reyes”. En este caso, existe la diferencia fundamental de

que sí se considera que se está ante una vulneración legal suficiente para afectar el debido

proceso y, en consecuencia, aplicar la regla de exclusión.

Tanto el juez de primera instancia, como el Tribunal Superior, mantuvieron la información

contenida en dicha USB como prueba dentro del proceso en la medida que operaba, para

ellos, el criterio excepcional del vínculo atenuado. No obstante, excluyeron otras pruebas del

proceso. Su razonamiento no era erróneo en la medida que, al ser un concepto incompleto,

deja al arbitrio del juez su alcance. No obstante, la Corte determinó que sí se mantenía la

irregularidad y por ende debía excluirse la prueba del proceso.

Luego de reiterar la distinción arriba expuesta entre pruebas ilegales e ilícitas, la Corte

sostiene que respecto de las segundas que “La prueba ilícita que resulta nula por vulneración

de los derechos fundamentales no produce efecto alguno, su ineficacia se extiende a todas

sus consecuencias y contamina otros medios de convicción que de ella se deriven.” Mientras

que la ilegal “debe ser excluida cuando el rito pretermitido en su recaudo, aducción o aporte

es esencial, proyecta sus efectos a otro medio probatorio derivado, siempre que se acredite

una muy estrecha relación inescindible entre aquella y este, capaz de lesionar la misma

garantía” (Corte Suprema de Justicia. Sentencia del 31 de agosto de 2016.).

El anterior es un avance importante en el sentido que relega los criterios de aplicación de la

regla de exclusión exclusivamente a las pruebas ilegales. Se alaba esta decisión y se considera

completamente pertinente. No obstante, se critica la posición de relegar a la Fiscalía el deber

acreditar la existencia de estas situaciones exceptivas, si se supone que los criterios

contenidos en el artículo 455 del Código de Procedimiento Penal, son suficientes para

determinar la existencia de una prueba derivada, excluible del proceso, entonces no debería

necesitarse esa acreditación por parte de la Fiscalía.

De una manera demasiado sucinta contenida en solo tres párrafos y para argumentar la

existencia de un caso en el que la regla de exclusión es aplicable, la Corte entiende que no

Page 36: Exclusión de la prueba derivada

35

existen dichas excepciones, se dice que no hay una fuente independiente en tanto que solo se

pudo emitir la orden de captura conforme a los documentos obtenidos irregularmente. Dice

que no existe un vínculo atenuado “pues su relación es estrecha, intensa e importante, sin que

la ilegalidad de tales informes se haya atenuado, con mayor razón si no obran otros medios

probatorios para soportar la sentencia de condena por el delito de rebelión.” (Ibid.) y respecto

del descubrimiento inevitable se dice que no se demostró por la Fiscalía19 que habría podido

llegar a la misma conclusión sin los documentos obtenidos irregularmente. La Corte se

centró en la discusión acerca de la irregularidad por medio de la que se obtuvo la prueba

primaria, desconociendo el alcance de los criterios del 455 del C.P.P. Reiteró el

procedimiento de reconocer la esencialidad de la vulneración normativa como un primer paso

para reconocer la prueba ilegal y sin haber conocido de fondo, delimitó que no aplicaban los

criterios de aplicación.

Se considera que esta sucinta argumentación puede darse respecto de cualquier prueba, en

cualquier caso y por esa razón se considera que esta sentencia evidencia la falta de desarrollo

de los conceptos contenidos en el artículo discutido. Por estas razones, se casó la sentencia y

se absolvió al implicado.

VII. CONCLUSIÓN

A manera de conclusión y después de haber estudiado las diferentes posiciones, fundamentos

y limitaciones de la admisión de la prueba derivada de prueba ilícita bajo los criterios

contenidos en el artículo 455 del Código de Procedimiento Penal, se debe entender que la

hipótesis a la que se pretendía llegar se cumple parcialmente. Se considera que efectivamente

la normativa vigente al respecto de este tema es insuficiente por las razones expuestas a lo

largo de este escrito. No obstante, se cree que existe la posibilidad de abordar el problema

por medio de la adopción de criterios de aplicación definidos jurisprudencialmente. A este

19 En su comparecencia, la Fiscalía sostuvo que había una fuente separada, autónoma e independiente en tanto que la

obtención de la prueba se presentó en el margen de un registro incidental a la captura que fue efectivamente ordenada por

un juez de control de garantías y cuya legalidad se había avalado en segunda instancia. No obstante, la Corte consideró que

la evidencia utilizada para que se emitiera la orden de captura era precisamente aquella que se obtuvo por medios ilegales

y que, en ese sentido, no se podía considerar como una fuente independiente (Corte Suprema de Justicia. Sentencia del 31

de agosto de 2016.).

Page 37: Exclusión de la prueba derivada

36

punto se explicita, de acuerdo a los casos en sede de casación, que han utilizado las

excepciones a la regla de exclusión, la necesidad un cambio en la manera en que se aplican

en el sentido que es necesario, al menos dotarlos de contenido. La anterior conclusión se

fundamenta en: las distintas limitaciones a las doctrinas de la aplicación circunstancial de

criterios; las limitaciones interpretativas que tuvo la Corte Constitucional, tanto al introducir

los criterios norteamericanos como al declararlos adecuados a la Constitución en el artículo

455 del la Ley 906 de 2004; en el sentido en que se consagró el artículo 29 superior en los

debates en la Asamblea; y en el indeterminismo interpretativo ejemplificado en los casos de

estudio sentenciados por la Corte Suprema de Justicia.. De cualquier forma, se incentiva a

que se mantenga el concepto de la Corte Suprema de Justicia de relegar la aplicación de este

artículo a las pruebas ilegales, en la medida que acota sus posibles efectos negativos.

Se sigue creyendo que las excepciones a la regla de exclusión contarían la finalidad, la

literalidad y los fundamentos del artículo 29 superior siempre que se apliquen a los casos de

prueba ilícita. No obstante, después de haber realizado el estado del arte, se entiende que

puede haber una tensión constitucional en casos específicos en los que otros derechos

fundamentales puedan entrar en juego. De acuerdo a la anterior conclusión, se puede entender

que el problema estudiado puede llegar a ser saneado por medio de la incorporación de

parámetros de aplicación serios que eviten la arbitrariedad judicial y salvaguarden el derecho

al debido proceso y a la igualdad de los procesados.

Así las cosas, de no eliminarse las excepciones se propone que, por medio de desarrollo

jurisprudencial o legal, haya un acotamiento de la aplicación de las excepciones a la regla de

exclusión. Es necesario que en esta labor se tengan en cuenta, entre otras posibles: las

consideraciones respectro de la esencialidad contenidas en la jurisprudencia de la Corte

Suprema de Justicia estudiada anteriormente; una definición explícita del alcance de las

excepciones que delimite su aplicación, para el caso del vínculo atenuado es necesario

determinar cuándo se puede presentar esto por medio de una aclaración cuantitativa de

pruebas derivadas para que se dé esta excepción, para el caso del descubrimiento inevitable,

de conformidad con el problema reconocido del amplio margen de argumentación por parte

de las autoridades investigativas, debe proponerse la creación de parámetros claros como,

Page 38: Exclusión de la prueba derivada

37

por ejemplo, la inclusión de que este se fundamente en proyectos de investigación previos a

la obtención de la prueba ilícita. Solo por medio de la acotación del problema, será posible

considerar que estas excepciones sean solo eso y no una regla general aplicable virtualmente

a cualquier caso.

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