Ficha "El Otro Modelo" Atria

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ATRIA, Fernando; LARRAÍN, Guillermo; BENAVENTE, José Miguel; COUSO, Javier; JOIGNANT, Alfredo, El otro modelo. Del orden neoliberal al régimen de lo público, Debate-Random House Mondadori, 2013, Santiago de Chile. “Qué duda cabe: algo importante sucedió en 2011 para que tantos eventos y movilizaciones hayan tenido lugar. A nuestro juicio, la explicaciñon está en una característica fundamental del modelo chileno. Se trata, en términos genéricos, de su desprecio por lo público y su exaltación de lo privado. En prácticamente cualquier esfera de la vida vemos instituciones construidas sobre la idea de que, sujeto a ciertos requisitos, el despliegue irrestricto del interés privado promoverá adecuadamente el interés público. Es decir el interés público se reconoce por la existencia material en el mercado de los intereses de agentes privados” P. 12 Caracterización del plano político: “la idea de que, más que una forma de debate y acción orientada al interés general (bien común), la política parece ser un espacio de negociación de intereses particulares en el que, además, algunos actores tienen poder de veto (lo que hace incomprensible la tradición democrática en su dimensión deliberativa)”. P. 13 «consenso de la transición» : ciertas caracteristicas centrales que componen el nucleo del rechazo ciudadano manifestado en 2011 P. 15

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ficha de libro el otro modelo del regimen de lo privado al regimen de lo público

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ATRIA, Fernando; LARRAÍN, Guillermo; BENAVENTE, José Miguel; COUSO,

Javier; JOIGNANT, Alfredo, El otro modelo. Del orden neoliberal al régimen de lo

público, Debate-Random House Mondadori, 2013, Santiago de Chile.

“Qué duda cabe: algo importante sucedió en 2011 para que tantos eventos y

movilizaciones hayan tenido lugar.

A nuestro juicio, la explicaciñon está en una característica fundamental del modelo

chileno. Se trata, en términos genéricos, de su desprecio por lo público y su exaltación

de lo privado. En prácticamente cualquier esfera de la vida vemos instituciones

construidas sobre la idea de que, sujeto a ciertos requisitos, el despliegue irrestricto del

interés privado promoverá adecuadamente el interés público. Es decir el interés público

se reconoce por la existencia material en el mercado de los intereses de agentes

privados” P. 12

Caracterización del plano político:

“la idea de que, más que una forma de debate y acción orientada al interés general (bien

común), la política parece ser un espacio de negociación de intereses particulares en el

que, además, algunos actores tienen poder de veto (lo que hace incomprensible la

tradición democrática en su dimensión deliberativa)”. P. 13

«consenso de la transición» : ciertas caracteristicas centrales que componen el nucleo

del rechazo ciudadano manifestado en 2011 P. 15

descripción modelo politico: “en esta cultura hecha de vetos y reflejos condicionados

destinados a concordar en algún mínimo común, había mucho de negociación

desequilibrada entre partes desiguales, poco de acuerdos racionales y nada de

deliberación (ni pública, ni privada), cuyo resultado era disfrazar lo negociado

presentándolo como el bien común”. P. 21

“El modelo chileno vigente ha provocado que la ciudadanía se convierta en un concepto

prácticamente formal que carece de sustancia, lo que explica el escaso uso del término

«ciudadano» (y su correlato, «pueblo») en un país como Chile, en el que se habla

habitualmente de «persona» (y su correlato, «gente»)”. P. 25

articulación: “implica identificar su contenido más relevante, explicaren qué sentido se

justifican, y conectarlas a algunas de las características centrales del modelo, de manera

de mostrar que la demanda no es solo una reivindicación asilada y motivada por un

interés particular, sino más bien una exigencia política que interesa a todos”. P. 28

“Son muy pocos los casos de medios en los que estos no son, o al menos no determinan,

lo que es un fin” p. 29

“la educación deja de ser algo acometido por todos como una empresa común (la

comunidad educativa), sino como un campo de conflicto en el cual cada uno (o cada

grupo) deberá pujar para obtener mayor satisfacción de sus intereses. Como veremos

una y otra vez, la pregunta no es si hay de hecho o no intereses comunes entre las partes

involucradas, porque aisladamente puede haberlos. La pregunta es si la organización

institucional de la educación hace más o menos probable que sus participantes

construyan comunidad de intereses”. P. 30

“un sistema educacional guiado por el lucro entra fácilmente en conflicto con la calidad

de la educación, en particular con aspectos de dicha calidad que están menos

relacionados con ganancias tangibles que los estudiantes podrían obtener a cambio del

servicio que están comprando. Es en este sentido que los fines (la educación que

queremos dar a todo ciudadano) se anticipan en los medios (si se ofrece con fines de

lucro, si es privadamente financiada o no). P31-32

“La expresión «ciudadano» hoy se usa para identificar a organizaciones no

gubernamentales o movimientos sociales que actúan sin mediación institucional. No es

ese el sentido en el que usamos aquí la expresión.

Ser ciudadano es ser miembro de una comunidad organizada, es decir, una comunidad

política. Que uno sea miembro de la comunidad política quiere decir que uno asume un

cierto grado de responsabilidad por todos y, recíprocamente, todos asumen algo de

responsabilidad por uno” P. 34

“las instituciones politicas son maneras de crear condiciones en las cuales la acción

ciudadana (y no autointeresada) se hace probable. Podríamos decir: las instituciones

políticas son instituciones que, sin desconocer que cada individuo tiene intereses que

mueven su accion, pretenden crear condiciones en las cuales el ciudadano se hace

probable”. P. 36

“es esta función de interes común lo que diferencia más radicalmente la deliberación

política de la interacción de mercado. La característica esencial de la deliberación

política es que reclama perseguir el interés común y por lo mismo tiene un estándar

interno de refutación: cualquier acción política que no persiga o no aparezca

persiguiendo el interes común está condenada al fracaso. Es este que se entiende que, en

este caso, cada parte intenta maximizar sus propios intereses. De esto se sigue que

entender lo político como pura negociación de partes que buscan maximizar sus

intereses particulares corrompe el espíritu de la política”. P. 38

“En la práctica, la relación política en el Chile de los últimos veinte años ha sido una de

negociación (entre esa Concertación pro interés general pero crecientemente menos

hostil al modelo y una derecha exitosa en su freno a los intentos de reforma sustancial

sin negar todo tipo de reformas) más que de deliberación (en la cual ambas coaliciones

persiguen sin ambigüedad su visión particular del interés general). Así, es la actividad

política la que ha resultado damnificada, porque se ha privatizado en el sentido que

hemos señalado”. P. 39

«la hipocresía es el tributo que el vicio rinde a la virtud» François de La Rochefoucauld

“cuando la política misma pasa a entenderse a la manera de la interacción de mercado,

es decir, como negociación entre individuos (o partes) que no tienen un interés común,

el proceso que podríamos denominar «privatización de la política» está cerca de

completarse y la utopía neoliberal de un mundo sin política y solo con gestión «técnica»

de las cosas, sin ciudadanos y solo con individuos, está por llegar”. P. 47

“el problema de la reducción del contenido de la ciudadanía no se describe haciendo

alusión a formas parciales de privatización (las sanitarias, los puertos, la gran minería, la

salud, la seguridad social, la educación, etc.), sino a que es la política misma la que se

ha privatizado. Es decir, la política ha derivado en formas de intercambio y negociación

entre partes, en las que ninguna de ellas pretende que lo logrado es algo que va en el

interés general, sino lo que cada uno pudo obtener gracias a sus habilidades

negociadoras”. P. 47-48

“el hecho de que la obligación de votar haya sido abolida en Chile constituye una

declaración formal y consagratoria (¡por la vía de una reforma constitucional!) de cómo

entre nosotros se entiende el acto de votar: como un acto que solo toma en cuenta el

interés individual del que vota. Votar entonces es ahora un acto privado

Esto pudo haberse resuelto de otra forma. Por ejemplo, si se aceptaba el voto voluntario

con el argumento de que el problema es que en la realidad el voto no adopta una

dinámica deliberativa y que por lo tanto mientras no lo haga no vale la pena votar, pudo

intentarse darle tal dinámica al proceso eleccionario. Ello por supuesto hubiera

requerido eliminar los vetos que hemos señalado y que generan las dinámicas de

negociación que hemos comentado. En lugar de dar esa lucha política, se prefirió abolir

la obligatoriedad”. P. 49

“Nuestro interés común, de ciudadanos, se reduce siempre a la fijación de un estándar

mínimo, sobre el cual lo que ocurra más adelante es una cuestión de interés puramente

privado. En la óptica neoliberal, la ciuddanía no es una categoría de igualdad”. P. 55

“las instituciones bajo las cuales vivimos, y que definen nuestra autocomprensión

política, son instituciones neoliberales en el sentido de que descansan sobre la idea de

que no hay tal cosa como el interés general y que sólo existen intereses particulares. Por

consiguiente, la función que cumplen dichas instituciones es la de arbitrar entre esos

intereses. El interés público es definido residualmente: fijar el mínimo que todo arreglo

de arbitraje entre intereses privados debe satisfacer”. P 57-58

“La concertación, casi inconscientemente, hizo suyo el discurso neoliberal, ya que

entendía el interés público en las dos dimensiones que hemos identificado: el arbitraje

entre intereses privados y la garantía de un mínimo. En esto, ella mostró continuidad

respecto de la comprensión política introducida a la fuerza durante la dictadura: si algún

sentido tiene sostener que la Concertación heredó y reprodujo el modelo de Pinochet, es

a esto a lo que cabría referirse”. P. 58

“La pregunta por si hay o no tal cosa como el interés general no es empírica, sino

política. La comunidad de intereses se construye dialogando, no se encuentra. Por eso es

que una pregunta central es cómo configurar institucionalmente los espacios de vida

común, un interrogante que ha estado sistemáticamente ausente de las discusiones sobre

políticas públicas los últimos treinta años en Chile”. P. 64

“Como consecuencia de casi cuarenta años de existencia baho el imperio de

instituciones que nos hacen entendernos como individuos cuyos intereses se encuentran

en una relación de oposición (o en el mejor de los casos, de independencia), el modelo

chileno ha derivado en una aguda desigualdad y segregación”. P. 64

“Así, el propio éxito del movimiento estudiantil y otros movimientos sociales (como

Barrancones, Aysén, Freirina, HidroAysén) es lo que explica que se haya comenzado a

instalar en el sentido común nacional que una democracia sin partidos representaría una

forma superior de acción política. Es importante notar que esta idea ha podido afirmarse

porque da cuenta de un reclamo que no puede perderse de vista: que la clase política

perseguiría sus propios intereses a espaldas del pueblo. Este reclamo tiene también una

iconografíaa: el acuerdo de educación alcanzado con las manos en alto y que llevó a la

derogación de (parte) de la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza y a su reemplazo

por la Ley General de Educación. Dicho acuerdo fue interpretado en su momento como

una demostración de madurez de la clase política, cuyos integrantes eran capaces de

trascender sus diferencias ideológicas en aras de alcanzar consensos en temas-país. Sin

embargo, esa interpretación hoy ha desaparecido, del mismo modo en que se ha

transfigurado el significado del episodio. Lo que antes marcaba madurez,

responsabilidad y seriedad, hoy denota capitulación y desprecio por el pueblo. Esta

brutal resignificación es la medida de la crisis de representatividad”. P 73

la crítica a las formas institucionales de representación política: dos criticas: 1) a la

representatividad en si y; 2) a la representatividad en particular en el marco del régimen

constitucional chileno: “La primera sugiere reducir todo cuanto sea posible la

mediación institucional, y avanzar todo lo que se pueda hacia una democracia

totalmente directa. La segunda crítica, en cambio, obliga a identificar, en el régimen

constitucional chileno vigente, los mecanismos a través de los cuales dicho régimen

pretende negar la acción política del pueblo y reemplazarlos por otras formas

institucionales. Ambas críticas a menudo se confunden, lo que constituye una poderosa

contribución a la crítica a los partidos políticos, al Congreso Nacional y, tras ellos, a la

propia democracia representativa.

Esta confusión de ambas críticas es problemática en dos sentidos: primero, porque la

crítica a la mediación institucional resulta ilícitamente fortalecida por la realidad del

autoritarismo antidemocrático que habita en las instituciones políticas chilenas legadas

por Guzmán/Pinochet; segundo, porque en la medida en que la objeción es a la

mediación institucional misma, el carácter antidemocrático y autoritario de la

Constitución de 1980 es negado o reducido, significativamente, a un dato puramente

marginal”. P. 75

“la crisis de legitimidad de la democracia chilena no se explica porque la idea misma de

representación política sea problemática, sino porque las instituciones políticas

nacionales no fueron diseñadas para efectivamente representar, sino para neutralizar; no

para permitir la acción política, sino para crear vetos en contra de ella”. P. 77

“precisamente en la medida en que un movimiento social vaya alcanzando niveles más

y más relevantes de acción política, este requerirá de una estructura en la que uno puede

por supuesto llamar como quiera, pero que será cada vez más parecida a la de un partido

político.

En este sentido, entonces, la función insustituible de un partido político consiste en

articular demandas locales en un contexto mayor, a partir de un discurso político

referido al interés general. Dicho rol es insustituible. Es posible, por supuesto, que sea

un rol que los partidos políticos actualmente existentes ya no son capaces de cumplir,

pero alguien tiene que hacerlo”. P. 84

“otro de los aportes del movimiento estudiantil de 2011 es que hizo evidente que la

ideologíaa se encuentra más presente que nunca en el Chile supuestamente pragmático y

tecnocrático de la segunda década del siglo XXI. En efecto, cuesta imaginar una

discusión más ideológica que el debate acerca de si la educación debiera ser provista por

privados que persiguen fines de lucro, por el Estado, o por privados sin fines de lucro (o

una combinación de los anteriores). Considerar la educación como un servicio

económico común y corriente –como el mercado de las peluquerías-, como un mero

«bien de consumo» (como lo dijo el presidente Piñera) o como un derecho ciudadano,

es una cuestión que solo puede decidirse en un debate de marcado carácter ideológico”.

P. 85-86

“lo que caracteriza a esta crisis no es la acción ilegal de uno o varios manifestantes, sino

la incapacidad del sistema político de procesar las demandas populares y,

correlativamente, la indiferencia del pueblo ante las instituciones políticas”. P. 87

lo que hizo y no hizo la concertación en 20 años: “”lo que no hizo fue impugna la idea

de que no hay un interés público superior al mínimo. Lo que sí hizo, lo que manifestó su

autocomprensión de centroizquierda, fue subir consistentemente ese mínimo. En todas

las áreas de la política estatal uno puede ver el mismo desarrollo a partir de 1990: un

énfasis en mejorar el piso mínimo públicamente garantizado, pero sin impugnar la idea

de que lo que debía ser garantizado era eso: un piso, de modo que sobre dicho piso cada

uno se compraría lo que pudiera en el mercado. (…) Por eso aquí hay que tener

claridad: en cuanto a la comprensión del sentido de lo político (el interés público se

reduce a la garantía de un mínimo) hubo continuidad, aun cuando la línea bajo la cual

no podía permitirse que nadie cayera fue subiendo. Pero esto último, en algún sentido

bastante evidente, legitima lo primero”. P. 138

“diferenciamos estos dos problemas: uno es el régimen del Estado en tanto Estado,

cuyo objetivo es asegurar que su acción busque el interés general y no un interés

particular que ha sido exitoso en capturarlo; otro es el régimen del Estado cuyo sentido

está en que su contraparte es un ciudadano. Es lo que llamaremos el «régimen de lo

público». La razón por la que esta diferencia es importante es que ambos regímenes son

importantes, pero por distintas razones. El primero (el régimen del Estado) se funda en

la naturaleza pública del Estado, y es por lo tanto sensible al agente (es decir, se aplica

solo al Estado por ser Estado), mientras el segundo se funda en la naturaleza pública

derecho del ciudadano, y por lo tanto es sensible no al agente (estatal o no) sino a la

función que desempeña”. P. 147

“no se trata de que cuando el Estado provee el régimen es público y la función es

pública; es precisamente al revés: cuando se trata de servir una función pública, debe ser

bajo un régimen público, y el agente del cual se puede exigir hoy que actúe en un

régimen público es el Estado”. P. 150

“El que acusaba de dogmatismo al que sostenía que solo el Estado podía atender

necesidades públicas, tení razón: es posible que individuos particulares también lo

hagan. Pero él reemplazó ese dogmatismo por otro, porque mantuvo la idea de que lo

que determinaba el régimen era el agente, y esta idea es tan dogmática como la idea en

contra de la cual él se alzó. Para reconstruir la relación debemos dar el paso que él no

dio: es verdad que iniciativas privadas pueden satisfacer funciones públicas, pero para

hacerlo deben actuar sujetos al régimen de lo público”. P. 151

“El régimen de lo público no se aplica a un agente dada su característica (estatal o no)

sino dada la función que se espera de él. El neoliberalismo se manifiesta no en el

reclamo de desvinculación del agente y la función (es decir, el reclamo de que la

función es neutral al agente: «soluciones privadas a problemas públicos»), sino en su

incoherente retención de la relación entre agente y régimen: el neoliberal cree que

cuando los privados desempeñan funciones públicas deben hacerlo sujetos al régimen

del derecho privado, porque el régimen es determinado por el agente. Esto es lo que

debe ser corregido (…) lo dominante es la función, que entonces determina el régimen,

o sea, si la función es pública, el régimen debe ser público, sea privado o estatal el

agente que la desempeña”. P. 151

“El Estado se define por desempeñar funciones públicas, por lo que la presencia del

Estado es garantía de que habrá al menos un agente dispuesto a desempeñar la función

pública, y por eso el que la función pública sea desempeñada no depende de la

contingencia de que haya privados dispuestos”. P. 151

Reformulación del principio de subsidiaredad: “cuando un bien se provee a través del

mercado, la cuestión de si cada uno podrá obtener lo que quiere es una cuestión privada;

cuando la provisión se hace conforme al régimen de lo público, esa provisión satisface

un derecho social. La idea de que el Estado no debe participar de una actividad, en

particular, respecto de la provisión de derechos sociales cuando haya particulares

dispuestos a hacerlo con fines de lucro, no es el principio de subsidiariedad, ya que

existiendo un derecho no satisfecho, mal se podría decir que tal principio se aplica. Lo

que hay es puro y simple neoliberalismo”. P. 153

“la idea de lo público no es un sucedáneo del mercado cuando este no funciona, sino

una esfera que funciona con una lógica opuesta a la del mercado. Esa lógica es la de la

ciudadanía. Entender lo público como un sucedáneo del mercado, es decir, entender que

lo que define lo público no es la lógica de la ciudadanía sino la misma lógica del

mercado, es precisamente vaciar de contenido esta idea”. P. 171

“lo público no se define por el fracaso de lo privado y lo privado no es condición

suficiente de la libertad. Lo público es la esfera en la que nuestros intereses se nos

parecen como comunes, donde recibimos porque tenemos derecho a recibir, donde

proveemos todos colectivamente porque es nuestro interés común proveernos. Es la

esfera caracterizada por los derechos sociales. Este espacio de responsabilidad mutua es

el que finalmente genera condiciones para una libertad más plena para todos los

ciudadanos”. P. 174

“lo público, ahora, no es per se el espacio donde fracasa el mercado, necesitando por eso

un complemento estatal en la forma de regulación, y el sentido de la acción del Estado

no es dar la solución más parecida a la que daría el mercado. Es al contrario: lo público

es un espacio informado por la lógica contraria a la del mercado, en que se trata de

atender a la necesidad del que necesita, y no a la utilidad del que provee. En sociedades

avanzadas, lo público y el mercado coexisten y se complementan mutuamente”. P. 175

“la razón para excluir al mercado en tanto espacio de libertad no es fundamental sino

derivada: lo importante para los derechos sociales puros es excluir al mercado como

criterio de distribución. Si para excluir al mercado como criterio de distribución es

necesario excluir toda oferta privada, eso sería consecuencia no de la incompatibilidad

entre oferta privada y derechos sociales, sino de la imposibilidad de distinguir las dos

dimensiones del mercado que estamos separando”. P. 178-179

“el hecho, como hemos mencionado varias veces, de que las ideas neoliberales son

actualmente tan unilateralmente dominantes, implica que ellas constituyen el sentido

común no solo de sus partidarios, sino también de quienes se entienden como sus

adversarios. Esto ha afectado a los derechos sociales, transformándolos en conceptos

que, pese a que se oponen en un nivel superficial al neoliberalismo y a la comprensión

de lo público como una falla del mercado, lo hacen aceptando su trasfondo. Su sentido

político ha sido, de esta manera, neutralizado. En particular, los derechos sociales dejan

de ser pensados como derechos que descansan en la idea de responsabilidad recíproca y

ciertos bienes (como educación y salud) se transforman en derechos individuales, que

en tanto derechos individuales tienen la misma forma que otros derechos. El sentido de

los derechos entonces es garantizar al individuo una provisión mínima de un

determinado bien, y la marca de «seriedad» con la que son tratados esos derechos es la

efectividad de los mecanismos jurisdiccionales de aseguramiento de esa provisión.”. P.

186

“Así, el derecho a la educación deja de ser un derecho que descansa en la idea de que,

en lo que se refiere a educación escolar y prebásica, todos tenemos derecho a recibir una

educación igual, y se transforma en el derecho a no ser discriminado por un

establecimiento educacional; el derecho a la salud no es un derecho cuyo contenido

principal sea la configuración de un régimen común para todos en tanto ciudadanos de

protección de la salud («no puede haber dos clases distintas de medicina, una para los

obreros y otra para los empleados»), sino un derecho a obtener una determinada

prestación de un proveedor reacio o a que la isapre respectiva no suba los planes”. P.

186-187

“El reconocimiento de derechos sociales es la condición para que el principio de

responsabilidad sea un principio fundamental de una sociedad libre, y no una mera

cobertura formal para el autointerés de los afortunados que pueden comprar todo lo que

necesitan en el mercado (…) precisamente porque ciertas dimensiones especialmente

fundamentales para la vida no dependen de lo que cada uno haga, es que en el resto

puede regir sin restricciones el principio de responsabilidad”. P. 190 ….CITAR EN LA

PARTE DE HABERMAS!!!

“Como la desigualdad surge después de que hemos satisfecho nuestros deberes de

justicia, esa desigualdad no puede ser calificada de injusta. Y esa es una consecuencia

clara del modelo vigente: la desigualdad es políticamente irrelevante, solo es relevante

la situación de los que están peor situados. El sistema educacional o de salud o de

pensiones, entre otros, no pretende asegurar o tender a la igualdad, sino evitar la

pobreza”. P. 213

la ciudadanía como aprendizaje: “Un sistema estructurado por el régimen de lo público

crea las condiciones para la comunidad de intereses. Para que yo vea que el interés del

otro es que su hijo reciba buena educación, que es el mismo interés que el mío; o que su

interés en recibir un servicio médico adecuado es el mismo interés mío.

¿Qué razón hay para pensar que es posible este aprendizaje, la emergencia de intereses

comunes? La razón tiene que ver con el hecho de que los seres humanos vivimos en

comunidad, y es a través de las relaciones que ella implica que entendemos al otro. En

esta perspectiva, los bajos índices de confianza intersubjetiva existentes en Chile no se

explican por razones morales sino por la exacerbación de la lógica de mercado como

forma normal y habitual de relación Caveat emptor. Todo chileno debe estar siempre en

guardia; la experiencia del abuso entre nosotros muestra el riesgo al que se expone en

caso contrario”. P. 217

la comunidad de intereses: “la comunidad de intereses surge de la experiencia de ver a

otro con quien me identifico sufrir un problema. Mi identificación con quien lo sufre me

permite entender el problema y por lo tanto buscar una solución, como si fuera mío”. P .

219

«La historia no se repite, pero rima» Mark Twain P. 250

visión no compartida: “En efecto, en la dimension de reducción de la pobreza, en la de

fortalecimiento del Estado y su recaudación tributaria, de ampliación sucesiva de los

derechos sociales, el modelo parecía estar funcionando. Y muy bien. La interpretación

que uno puede hacer a la luz de la tesis de North es que las ganancias percibidas por el

mundo político y fruto del modelo tal como estaba siendo desarrollado era consistente

con sus creencias iniciales. Esta consistencia entre realidad y creencias, sin embargo, se

ha ido deteriorando en el tiempo producto fundamentalmente de la incapacidad para

reducir las desigualdades y reformar el sistema político”. P. 255

“El régimen de lo público es un régimen que, aplicado a los derechos sociales, crea

condiciones para la emergencia de esa comunidad de intereses”. P. 219

afirmación bajo Sospecha: “La prioridad que le asignamos al desafío de enfrentar

decididamente este problema en Chile es que el reclamo de la sociedad chilena por

mayor inclusión y menor desigualdad hay que canalizarlo por mecanismos democráticos

e institucionales”. P. 259

caracterización del sistema tributario chileno 261-263 IMPORTANTE LO DEL FUT

“Es claro que no hay necesariamente una relación de causalidad entre la carga tributaria

y las mejoras en los niveles de bienestar. Pero sí existe una clara explicación: cuando el

Estado cobra más impuestos y los gasta, dicho gasto provee ciertos bienes públicos y

también satisface derechos sociales que, en promedio, aumentan el bienestar de sus

pueblos, ya que no serían provistos de no ser porque los ofrece el Estado”. P. 264

los tres pilares del modelo chileno: “el modelo económico chileno descansa sobre tres

pilares: responsabilidad macroeconómica, apertura al exterior y una estrategia no

intervencionista de desarrollo. A nuestro juicio, el problema del modelo vigente no está

en los dos primeros pilares, que deben ser mantenidos, sino en el tercero. Respecto de

este, el enfoque dominante ha sido uno en el que el rol del Estado en la asignación de

recursos es mínimo (…) La asignación de recursos en Chile la resuelve el mercado a

través del mecanismo de precios”. P. 276

modificación del tercer pilar de no intervencionismo estatal en el desarrollo: “La

estrategia para desarrollar un nuevo rol para el Estado tiene dos dimensiones:

(a) Un nuevo marco jurídico para la actividad privada en aquellos ámbitos donde se

espera de la iniciativa privada que satisfaga intereses públicos en el sentido de

derechos sociales, sin transformarlos en bienes de consumo. Como ya hemos

discutido con detención, esto no implica necesariamente que los proveedores

privados de educación, salud y pensiones dejen de hacerlo, sino que se sometan

a un marco jurídico distinto del que rige la actividad comercial pura (que hemos

llamado el régimen de lo público).

(b) Una nueva política de fomento del sector productivo que reconozca las

limitaciones de las políticas neutras y la necesidad de impulsar nuevos

mecanismos de fomento, innovación e incrementos en la productividad de largo

plazo.” P. 289-290

«estabilidad macroeconómica»: “la estabilidad macroeconómica se puede definir en

forma amplia como la situación en que las políticas económicas –en el plano fiscal,

monetario, financiero y cambiario- son sostenibles”. P. 333

“El neoliberalismo al que nos enfrentamos fue durante treinta y cinco años un cuerpo de

ideas coherente muy influyente en la vida de los chilenos de ayer y de hoy. Tan

influyente que –entendido como una ideología que redefinió duraderamente el interés

general- se transformó en una verdadera cultura. Si se hizo cultura, puede entonces

entenderse que durante años buena parte de las conductas económicas y políticas

eludieran la pregunta acerca de las especificidades de lo público y de las áreas de la

existencia que nos debiesen interesar a todos, ciñendo el interés general a la mera suma

de preferencias individuales. Durante mucho tiempo hemos asumido como natural y

evidente una forma de pensar y habitar el mundo que de obvio no tiene nada. Si esta

naturalización fue posible, no se debe a una supuesta superioridad de dichas ideas. Se

explica también y sobre todo porque la cultura y los reflejos neoliberales estuvieron –y

siguen estando- amparados por un dispositivo constitucional especialmente diseñado

para preservar el modelo político, social y económico, introducido por el régimen

militar que buscó explícitamente bloquear la voluntad democrática mediante una serie

de trampas, lo cual, más allá de los triunfos electorales de la centroizquierda, hacen casi

imposible la transformación sustantiva del modelo chileno”. P. 351-352

ejemplos de privatización de lo público: TVN, Transporte público (Transantiago)

“¿Qué razones de peso justificaron que cuando se diseñó e implementó el Transantiago

esta solución respaldada por el sentido común y la experiencia de prácticamente todas

las ciudades de tamaño comparable a Santiago fuera desechada? ¿Qué tenía de especial

la ciudad de Santiago, o los usuarios chilenos, que justificó una solución radicalmente

opuesta a la que es normal? La respuesta es que no se trata de que se hayan sopesado las

razones a favor y en contra de un sistema público u otro de concesiones a privados, y

que algún criterio técnico haya justificado preferir la segunda opción; es que en Chile la

primera opción nunca fue considerada realista. En Chile, la solución sugerida por el

sentido común y la experiencia de prácticamente todo el resto del mundo fue

considerada ideológica e irrealizable”. P. 358

“en chile vivimos bajo un modelo de desarrollo y una comprensión de lo público que es

exagerada, unilateral y extremista en su neoliberalismo. Es hora de que la tratemos

como eso: una forma utópica de pensar la organización de la sociedad que ha sido

influyente entre nosotros porque ha tenido algunos éxitos, porque está protegida por un

sistema político diseñado para impedir que cambie y porque finalmente el tiempo y la

discusión dentro de los términos políticos de «lo posible» han terminado por

naturalizarla cómo lógica”. P. 368