Prólogo

Un rencor perduró entre la humanidad y los semihumanos. El comienzo de esa grieta, de hecho, no comenzó hace tanto tiempo. Esta Tierra, llena de conflictos continuos, no tenía mucho en el camino de la investigación arqueológica y por lo tanto era difícil de discernir. Pero asumiendo que la humanidad de este mundo evolucionó de manera similar a como lo hizo la humanidad en el mundo de Ryoma, uno puede asumir que la civilización humana y la historia existieron sólo unas pocas decenas de miles de años. Dentro de ese período de tiempo, las dos razas sólo se entrelazaron relativamente recientemente. Si nada más, su relación no se ajustaba a la representación más bien trillada de dos razas rivales cuya oposición fue decretada por el Dios Creador cuando el mundo se formó por primera vez. Todo lo contrario, de hecho. La verdad es que en su primer encuentro, las dos razas de hecho vivían en armonía y coexistencia. Los semi-humanos usaron sus características raciales únicas para traer beneficio a la sociedad humana, y se beneficiaron de la presencia de la humanidad. Lo mismo podría decirse de la humanidad. Por supuesto, eso no quería decir que no había absolutamente ningún sentido de animosidad o repulsión entre una raza y la otra, pero si nada más, que no era lo suficientemente frecuente como para dar lugar a ninguna guerra. Pero un día, el delicado equilibrio en el que dependía esa relación se rompió de repente. Sucedió hace unas cuatrocientas docenas de años. Dos hombres provenientes del mundo paralelo de Rearth aparecieron en esta tierra y desviaron los engranajes del destino. No estaba claro cómo esos dos hombres encontraron su camino a este mundo. Tal vez eran almas perdidas que fueron convocadas a

través de las dimensiones por un país u otro que existía en ese momento. Pero cualesquiera que fueran las circunstancias, todo comenzó cuando estos hombres se infiltraron en la Iglesia del Dios de la Luz - una organización que en ese momento apenas tenía influencia en la parte más pequeña del continente occidental - y distorsionaron la fe. Los hombres abogaron por la gente, diciéndoles que la humanidad era una raza incomparable creada por el Dios de la Luz. Que los humanos eran la única raza reconocida por Dios como los gobernantes de este mundo. Por supuesto, no tenían pruebas de que nada de eso fuera cierto. Pero esa ideología se extendió entre los humanos de esa época como un narcótico. Elitismo. La percepción de que eran el pueblo elegido. La manera de pensar que fueron elegidos por Dios, o alguna otra fuerza que trascendió a la humanidad. En términos del mundo de Ryoma, era similar a cómo los caucásicos se veían a sí mismos como superiores, y miraban hacia abajo a otras personas, como los asiáticos. Ni un alma en este mundo podría saber por qué esos dos hombres propusieron una idea tan peligrosa. Pero quizás no era tan antinatural como uno podría suponer. La idea de que este tipo de elitismo era peligroso sólo se extendió entre la gente durante el siglo XX. Incluso Estados Unidos, que estaba estereotipado como excesivamente obsesionado con los derechos humanos, había legalizado la discriminación contra los afroamericanos y otras personas de color hasta la década del 2000. Tal vez realmente albergaban esas creencias, o tal vez tenían otras intenciones en mente. Pero independientemente de sus motivos, el resultado fue el mismo. Sus palabras melosas fueron defendidas una y otra vez, finalmente sublimando en la fe absoluta, e hizo a la humanidad altiva y orgullosa de su supuesta posición en el mundo.

Y eso llevó a un levantamiento sin precedentes. Una guerra sangrienta estalló entre la humanidad y las otras razas semihumanas. Al principio fueron los elfos, luego los enanos y las bestias. Como resultado, la mayoría de los semihumanos - que ya eran pocos en número - desaparecieron de la faz del continente occidental. Se refugiaron en escondites situados en las regiones inexploradas y subdesarrolladas del continente, como la península de Wortenia, donde apenas perduraba su linaje. Una franja boscosa de tierra existía en el noreste de la península de Wortenia. Escondida en el centro de ese bosque estaba una aldea modesta y aislada. Era una pequeña fortaleza, custodiada por un foso y un poderoso campo de barrera. Un pequeño refugio, construido sobre el sacrificio de muchos de los residentes del pueblo. Sentados en la única sala del consejo construida en esta aldea, siete hombres y mujeres se habían reunido para discutir el futuro inmediato. "Nelcius... Qué estás haciendo?" dijo uno de los hombres, que tenía la piel blanca clara y el pelo largo y dorado. "Sé que no habéis olvidado la injusticia que sufrieron nuestros antepasados a manos de la humanidad... Por qué te opones a esto? Tú también has participado en la guerra santa antes." Sus rasgos faciales eran bastante justos. Incluso ignorando el gusto personal, no había un alma viva que lo describiría como un hombre feo. Pero en este momento, su hermoso rostro estaba retorcido de ira. Y su gruñido lleno de ira y animosidad se encontró con el acuerdo de los que le rodeaban. "Así es. Una vez fuiste llamado el Demonio Loco, pero ahora pretendes quedarte de brazos cruzados y dejar que ese humano gobierne esta tierra?". "Patético... incluso los más poderosos se debilitan con la edad, parece..."

Palabras de desprecio y crítica surgieron de cada rincón de la mesa. Todas las personas sentadas en esta mesa redonda dirigieron miradas venenosas hacia el hombre de pelo plateado llamado Nelcius. Pero él mismo no parecía mostrar ningún signo de disgusto por esas miradas. O estaba excesivamente confiado o bendecido con un carácter descarado y audaz. No había más que una sombra de disgusto en sus ojos violetas. Era un hombre grande, mucho más que cualquiera de los otros elfos sentados en esta mesa redonda. Si no hubiera sido por los rasgos faciales justos y las orejas puntiagudas únicas para su raza, uno se sentiría inclinado a pensar que era demasiado grande para ser un elfo. De hecho, solo cuando a uno le dijeron que tenía la sangre de ogros - que lucían una fuerza bruta incomparable tanto por humanos como por elfos - uno creería eso por primera vez. "Qué estoy haciendo...?" Nelcius se hizo eco de la pregunta del otro elfo, apoyando su barbilla en su puño cerrado. "Bueno, para ser honesto, tengo que admitir que no entiendo por qué son tan obstinados." Pero esta actitud solo hizo que las miradas de todos se agudizaran. Ciertamente no resultó bien dada la situación. Esta fue una reunión crítica que trató de la supervivencia de su raza. Actuar de esta manera cuando todos los demás presentes lo miraban con animosidad parecía burlarse de todos los demás. Nelcius, sin embargo, tenía sus razones. De hecho, estaba bastante exasperado con todos los demás. Qué pérdida de tiempo... hubiera sido mejor pasar este tiempo en una siesta. Nelcius suspiró, con ese pensamiento cruzando su mente. La conmoción comenzó cuando las niñas elfos secuestradas fueron rescatadas y devueltas a la aldea por un humano. Al principio todos se regocijaron al ver la seguridad de las niñas, pero eso pronto se convirtió en miedo cuando escucharon lo que las niñas tenían que decir.

Tener demasiados tontos es un problema... no es que no entienda cómo se sienten, dado lo que pasó en el pasado. Incluyendo a Nelcius, los siete hombres y mujeres reunidos aquí formaban los jefes de varios clanes de elfos y elfos oscuros, y dada su posición, no podían dejar este incidente ignorado. Eso fue tanto más cierto porque algunos de los jefes aquí eran de la generación que experimentó la guerra santa de hace cuatro siglos. Habiendo librado una guerra espantosa en la que tuvieron que enfrentarse a enjambres de humanos en sangrientos combates, naturalmente serían extremadamente cautelosos con la humanidad. Nelcius, sin embargo, se preocupaba poco por tales argumentos sentimentales. Tomar la mejor decisión posible para el futuro de la raza élfica era la responsabilidad y el papel de estos jefes. No podemos dejar su reinado sin control... Eso puede ser cierto. Pero, qué más sugieren que hagamos...?. Fuerza militar. Ir a la guerra para defender a Wortenia, su paraíso libre de dominación humana, fue la primera idea que se me ocurrió. Pero lo único que esperaba al final de esa elección sería una guerra lenta y duradera que amenazaría la existencia continua de la raza élfica. La mayoría de los elfos sentados en esta mesa no podían ver nada más que al enemigo ante sus ojos - Ryoma Mikoshiba. El hombre que derrotó a los despreciables piratas y declaró tener posesión de las tierras de la península de Wortenia. Muchos de los jefes estaban ardientemente a favor de comenzar otra guerra santa, pero Nelcius volvió una mirada fría hacia ellos. Asertivos, no son...? Pero, han pensado en lo que ocurrirá suponiendo que derroquemos a Ryoma Mikoshiba?. Por lo que sabían, las fuerzas de Ryoma Mikoshiba no eran vastas. Sus exploradores informaron que sólo tenía quinientos hombres, en el mejor de los casos. Así que si nada más, si los siete jefes unieran sus fuerzas, los superarían en números. Cada clan

tenía unos pocos cientos de guerreros, así que juntos sus fuerzas alcanzarían cerca de dos mil individuos. Tampoco hubo ningún problema en términos de ventaja de ubicación. Los elfos vivieron en esta tierra durante varios siglos, después de todo, y así nadie conocía la topografía de la península de Wortenia mejor que ellos. Por lo tanto, si iban a ir a la guerra con Ryoma Mikoshiba, sus posibilidades de victoria eran de ninguna manera escasas. Pero el problema era lo que vendría después de que la guerra terminara. Los humanos eran excesivamente codiciosos. Si los elfos fueran a matar a un gobernador nombrado oficialmente, el Reino de Rhoadseria desplegaría su ejército a continuación. E incluso si rechazaran eso, un ejército aliado internacional vendría llamando a su puerta, igual que la guerra santa de hace cuatro siglos. Y Nelcius y los otros jefes no podrían oponerse a tal fuerza. Incluso si forzaran a las mujeres y los niños a luchar, su número total no llegaría a treinta mil. No, incluso la suposición de que ganaríamos una guerra contra ese hombre es optimista… El lado de Nelcius tenía la ventaja numérica y de ubicación, y al respecto, parecía que sus posibilidades de vencer a Ryoma eran sólidas. Pero su intuición como guerrero que vivió la guerra santa siguió intentando alertar a Nelcius del peligro. Ir a la guerra sería una mala jugada... en cuyo caso…

Ignorando la mirada de los otros jefes, el corazón de Nelcius se volvió más frío. Después de que terminó el consejo, Nelcius se retiró a su habitación y se sumió en la contemplación. Dado que su clan tenía la mayor población élfica y era conocido como el Demonio Loco por su destreza en el combate, la negativa de Nelcius a luchar no era algo que los demás pudieran soportar. Sin su ayuda, elegir ir a una guerra total con los humanos se volvió una opción demasiado arriesgada. Pero por otro lado, dependiendo de cómo vayan las negociaciones con Ryoma Mikoshiba, Nelcius podría perder mucha de su influencia sobre los demihumanos. Su manejo de las negociaciones también significó que asumió la responsabilidad sobre los resultados de estas conversaciones. Supongo que tendré que recurrir a eso, entonces. A decir verdad, el propio Nelcius no estaba entusiasmado por tomar esta decisión. Pero incluso si no quería tomar esa decisión, reconoció que era efectiva. Considerando cómo empezó todo, no puedo ordenarle a nadie que haga esto excepto a ella. Y si sucede lo peor y tenemos que lidiar con esta situación, la única con las habilidades para manejarlo de todas las tribus guerreras es ella. Su amada hija, Dilphina. Fue bendecida con una belleza que fue alabada como la joya de los elfos, y se erigió como una de las guerreras más grandes de su tribu, solo superada por su padre, Nelcius. Por supuesto, había una razón por la que los piratas la atraparon y la dejaron indefensa. Todo comenzó cuando un pequeño grupo de niños salió de la aldea por curiosidad. Mientras eran niños, sus cuerpos no eran muy diferentes de los de un adulto. Los elfos conservaron su juventud durante mucho más tiempo que los humanos. Sus vidas duraron mil, incluso dos mil años. Sus cuerpos

se desarrollaron durante las primeras décadas de sus vidas, y luego conservaron esa apariencia de tener veintitantos años durante la mayor parte de su vida. Este era un rasgo racial de los elfos, y se pensaba que provenía del hecho de que nacieron con una mayor cantidad de prana en comparación con los seres humanos. Sin embargo, se desconoce si eso es cierto. Independientemente de la causa, este era un rasgo que los humanos envidiaban mucho, ya que enfatizaba lo que veían como un defecto en su propia especie. Afirmaban ser formas de vida perfectas bendecidas por Dios, y esta discrepancia era la prueba de que esa creencia estaba equivocada. Había algunos problemas que los elfos tenían como raza, pero había dos fallas importantes. La primera era que sus tasas de fertilidad eran bajas. Los elfos sólo podían engendrar niños durante un período de apareamiento que ocurría una vez al año. Quizás este defecto provino de su longevidad. Si tuvieran la misma destreza productiva que la humanidad tuvo, el continente occidental probablemente habría sido controlado por los elfos en la actualidad. Pero el segundo problema aquí era su otro gran defecto. Mientras que sus características físicas siguieron desarrollándose hasta los cincuenta años de edad, fueron mucho más lentos en el desarrollo cognitivo. En términos humanos, era como tener jóvenes en su adolescencia con la capacidad mental de un niño de preescolar o de una escuela primaria. La altura de su curiosidad sólo fue igualada por lo bajo que era su auto-moderación. El período que pasaron como niños en cuerpos maduros duró aproximadamente un siglo. Esto era, por supuesto, el desarrollo natural de la fisiología de un elfo, por lo que normalmente no se veía como un problema. Pero de vez en cuando, esos niños causarían problemas. Y este caso fue uno de esos ejemplos.

No puedo culparlos por ello... A su edad, yo también deseaba salir. Mis padres a menudo me regañaban por ello. La infancia de Nelcius fue en los días antes de la Guerra Santa, por lo que no había muchas restricciones. Pero todavía se sentía ahogado y aburrido, y a menudo se aventuraba fuera del bosque con sus amigos para ir a aventuras. Y, como estas cosas a menudo sucedían, la mayoría de las veces terminó con ellos siendo severamente regañados por sus travesuras. Pero esta vez, la travesura de los niños fue inoportuna, ya que se encontraron con piratas en una cacería de esclavos. Dilphina y sus camaradas trataron de salvar a esos niños, sólo para terminar siendo capturados en su lugar. Y si Ryoma Mikoshiba no hubiera exterminado a los piratas y escoltado a Dilphina y a los otros elfos oscuros cautivos de vuelta a la aldea demihumana, Nelcius podría no haber vuelto a ver a su hija "Perdóname, Padre. He oído que me llamaste." Hubo unos cuantos golpes en la puerta, y la voz de Dilphina llegó a él desde detrás de la puerta. "Adelante", dijo Nelcius, incitando a Dilphina a abrir la puerta. Ella probablemente sabía lo que iba a decir, porque Nelcius podía ver que su expresión era más rígida de lo habitual. Perdóname… Ver esa expresión inundó el corazón de Nelcius con culpa. Como padre, no odiaba nada más que enviar a su amada hija de vuelta a los humanos. Pero como jefe, no podía priorizar su seguridad o el bienestar de su familia sobre todos los demás. Nelcius se dio cuenta de que ponía el peso de toda su raza sobre los hombros de Dilphina, pero Nelcius no tenía otra opción. Lanzando un pequeño suspiro, Nelcius hizo un gesto a su hija para que se acercara. Todo para salvaguardar el futuro de la raza élfica...

Capítulo 1: Las nubes de preparación de la guerra

Un único buque de la clase galeón conocido como el Atalanta navegó a través del mar sereno, corriendo hacia las regiones del noreste del continente. Navegaba tan rápido que sólo se podía suponer que sus velas estaban bendecidas con viento del cielo. Y aunque las velas fueron bendecidas por una especie de viento, no fue concedido por los dioses. "Repórte! El puerto de Sirius es visible al noreste!" gritó uno de los vigías. La tierra era apenas visible en el horizonte. "Entendido. Llamaré al capitán Brass," contestó uno de los tripulantes y bajó a cubierta. "Hmm, sí, esa es la ciudad de Sirius, de hecho..." El capitán bronceado miró a través de un telescopio, confirmando que estaban casi a la ciudad portuaria. "Hey! Estamos casi a babor. Comiencen los preparativos para atracar." No tener que esperar al viento y tener viento de cola constantemente... Eso hace que los viajes sean rápidos, no? Brass pensó para sí mismo mientras colapsaba su telescopio. Partieron de la ciudad de Myspos, en el extremo oriental de Helnesgoula, al final del noveno mes. Y ahora, cuatro días después, llegaron a Sirius. Y si bien era cierto que a diferencia de la última vez, no estaban navegando a lo largo de la costa, sino que optaron por navegar directamente a través del mar abierto, un viaje tan corto todavía desafiaba la lógica de este mundo. No estaba seguro de lo que pasaría al principio, pero hice bien en aceptar su propuesta... Pensé que sólo era un aficionado descarado, pero supongo que la broma está en mí esta vez.

El rostro de Brass se torció en una sonrisa de autocrítica. Sucedió tres noches antes de emprender este viaje. Había vivido durante años como un hombre de mar, y aunque ese chico era algo respetuoso, también dictaba su ruta y le indicaba que redujera la duración del viaje. De acuerdo con la lógica establecida, dado el tiempo que tomaría hasta que cogieran el viento adecuado, se esperaba que el viaje durara entre diez días y quince días. Entonces, cuando a Brass se le dijo de manera demasiado casual que completara el viaje en una semana, tuvo que dudar seriamente de la cordura de Ryoma Mikoshiba. Era demasiado ridículo reírse de la frívola petición de un aficionado. Pero al mirar los hechos ahora alineados ante sus ojos, pudo entender cómo hizo esa solicitud. Brass volvió su mirada hacia el grupo sentado en la popa del barco. En el viaje de regreso a Myspos desde Sirius, todos estaban mareados y prácticamente inútiles, pero esta vez las cosas fueron diferentes. Todos eran, después de todo, jóvenes y apenas tenían quince años. Y ninguno de ellos era marinero tampoco. Esos jóvenes vestidos con armaduras de cuero negro eran soldados al servicio de la Casa Mikoshiba. Y aunque eran novatos sin experiencia en navegar a bordo de un barco, ahora eran más importantes y confiables que los marineros más experimentados. "Cómo está el viento, Capitán Brass? Deberíamos hacerlo un poco más fuerte?" Una de las chicas del grupo le llamó, notando su mirada. "No, si lo haces más fuerte hay una posibilidad de que rompas las velas. Además, estamos casi en Sirius. Mantenga la velocidad actual por ahora. Muchas gracias, señorita Melissa." A pesar de que la niña ciertamente era lo suficientemente joven como para hacerse pasar por su hija, Brass se refirió a ella con el debido respeto. A bordo de este barco, esta joven y sus acompañantes eran en cierto modo incluso más importantes que el propio capitán.

"Entendido. Entonces mantendremos la velocidad del viento así". Melissa le sonrió e inclinó la cabeza. Simplemente la miró con afecto en sus ojos. Se sentía como si estuviera mirando a su propia hija... Todos los barcos de este mundo eran barcos de vela o galeras. Cada uno tenía sus ventajas, pero en términos de capacidad de carga y rango de navegación, se preferían los barcos de vela como barcos comerciales y de transporte. Y entre todos los barcos de vela, la clase de barcos galeones contaba con la mayor capacidad de carga. Su casco era alargado y su calado era poco profundo, y como tal se aceleró fácilmente. Su alta capacidad de carga también lo hizo un barco extremadamente conveniente. Pero el galeón, al igual que todos los barcos de vela, tenía la debilidad crítica de depender de los caprichos del viento para moverse. Utilizó múltiples velas para navegar. Algunos barcos de vela también estaban equipados con remos, pero eso requería llevar remeros a bordo. Y esos remeros naturalmente necesitaban comida y agua, lo que significaba menos espacio para almacenar bienes comerciales. Como tal, las velas se utilizaron como la principal fuerza motriz de un barco de vela. Esto hizo que el estado del clima y la dirección del viento fueran factores importantes. Afortunadamente, este mundo era similar a Rearth en el sentido de que los barcos se mejoraron, por lo que emplearon no solo velas cuadradas y velas de proa y popa, sino también varias velas auxiliares. Estos permitían a los barcos cierto grado de movimiento incluso cuando navegaban con viento en contra. Pero incluso esa solución tenía sus límites. Si el viento se agota por completo y el mar está completamente en calma, un barco de vela normal sin remos esencialmente quedaría varado en su lugar, sacudido por el agua hasta que el viento comience a soplar de nuevo. Y puesto que controlar el clima estaba más allá de la

humanidad, un marinero atrapado en esta situación sólo podía orar a Dios por ayuda. Al menos, hasta ahora… Lo que Melissa y sus camaradas estaban haciendo no era una tarea difícil. Desatar un vendaval de viento comprimido era el más básico de la taumaturgia del viento. La única diferencia es que en lugar de liberarlo de una manera comprimida, dispersaron el viento gradualmente sobre un área más grande. Tenía muy poco poder de ataque, pero el barco sólo necesitaba viento suave para moverse. Una ráfaga de viento que es demasiado fuerte en realidad sería perjudicial, porque podría rasgar las velas. Esto significaba que la inexperiencia de los jóvenes soldados era de hecho valiosa aquí. Y ver que sus hechizos eran tan significativos y efectivos llenó de alegría a Melissa y a sus compañeros, precisamente porque estaban conscientes de su inexperiencia. Esta fue la manera perfecta de aumentar su experiencia y competencia en taumaturgia. El hecho de que fueran necesarios y confiables llenó sus expresiones de confianza. Sin duda, también estaban encantados de regresar a Sirius después de un mes de viaje. La mayoría de la gente temía el lugar como una tierra de nadie maldita, pero la ciudad de Sirius era, sin duda, una segunda ciudad natal para ellos. "Ahora escuchen esto!" Brass gritó a los marineros, cambiando su actitud serena. "Lady Simone nos instruyó a no decirle a nadie nada de lo que veamos en este lugar, entendido?!" Todos los marineros asintieron a las órdenes de su capitán, y comenzaron a trabajar en bajar el ancla. Ya habían hecho el viaje de Myspos a Sirius cuatro veces, y estaban un poco enfermos y cansados de que les dijeran que se callaran una y otra vez. Sin embargo, sí entendieron por qué se les dijo que guardaran silencio, y qué pasaría si ignoraran esa advertencia. Su primer viaje a Sirius les dejó una gran impresión. El paisaje urbano se dividió adecuadamente en sectores. Los caminos eran

anchos, espaciosos, y pavimentados de piedra. Las paredes eran bastante altas, y rodeaban la totalidad de la ciudad. Eso por sí solo no les sorprendería mucho normalmente. Pueblos de una escala similar se podían encontrar en casi el territorio de cualquier otro noble. Pero la sorpresa vino del hecho de que tal ciudad fue construida en la península de Wortenia, y tan sólo en unos meses. "Capitán... Mis ojos me juegan una mala pasada?" preguntó uno de los marineros a Brass, frotándose los ojos cuando el paisaje urbano de Sirius apareció a la vista. Brass no le preguntó qué vio. También le costaba creer lo que veía ante sus ojos. "No te preocupes. Estás viendo muy bien", dijo. "Entonces es real...” murmuró el marinero. "Sí. La ciudad se está haciendo más grande." Habían pasado seis meses desde que Brass y su equipo llegaron por primera vez a Sirius. Estaba lo suficientemente listo para permitir que el puerto operara, y todavía tenía aproximadamente el tamaño de un pueblo de pescadores que se podía encontrar en cualquier lugar. Pero cada vez que el barco de Brass regresaba de un viaje, la ciudad cambiaba. Solo el puerto construido a lo largo de la costa tenía ahora el doble de su tamaño original. No, a estas alturas coincidía con las instalaciones de acoplamiento de Myspos.

No podemos decirle esto a nadie más. Y cualquiera se reiría de nosotros incluso si lo hiciéramos... Esto es lo peor… Ese pensamiento cruzó la mente de Brass. Después de todo, si esto fuera en cualquier otro lugar, se podría suponer que decenas o cientos de miles de personas trabajaron hasta los huesos en el nombre de la construcción de un muelle tan grande, pero esta era la península de Wortenia. Eso no era una opción. Hace varios meses, Brass llevó a mil esclavos de Myspos a Sirius a bordo del Merallion - el barco galeón de Simone. Pero incluso con ese número en mente, la vista ante sus ojos no se sentía plausible. Especialmente porque sabía que todos los esclavos que traía eran chicos y chicas con cuerpos subdesarrollados. Habían sido sometidos a abusos por sus esclavistas y todos eran extremadamente débiles y demacrados. No parecían en absoluto capaces de trabajar. Se les alimentaba adecuadamente a bordo de la nave, pero era difícil creer que su resistencia se recuperaría tan rápidamente. Ya veo por qué la señorita insiste en que no hablemos de esto… La mirada de Brass se volvió hacia la popa, donde estaba el grupo de Melissa. Se dio cuenta, muy débilmente, del truco detrás de esta vista increíble. "Qué miran fijamente? dije que se prepararan para bajar el ancla." Guardando su curiosidad, Brass regañó a un grupo de marineros que miraban con la boca abierta al horizonte. Brass sabía muy bien que la curiosidad podría matar fácilmente al gato… ♱ El nombre de la ciudad portuaria de Sirius provino del griego, donde significaba "lo que quema" o "lo que brilla." "Maestro Ryoma, el Atalanta ha atracado después de regresar de Myspos," Sara informó a Ryoma.

"Bien, entendido. Finalmente regresaron... El Capitán Brass dijo algo acerca de por qué llegaron tarde?" Preguntó Ryoma. Sara contestó su pregunta con sus ojos todavía en el pedazo de pergamino en sus manos. Si fuera el mundo de Ryoma, no le importaría el retraso tanto, pero en este mundo las cosas eran muy diferentes. Podría haber alguna razón absurda que Ryoma no pudiera considerar antes de tiempo. "Según el informe del capitán Brass, el equipo de Melissa estaba mareado durante el viaje a Myspos. En su camino de regreso, sin embargo, habían mejorado y cumplido sus papeles perfectamente." "Mareos, eh? Y por eso volvieron más tarde de lo planeado... Sí, supongo que no conté eso." Quizás decirles que trabajaran a bordo de una nave sin entrenamiento o advertencia pudo haber sido imprudente, se dio cuenta Ryoma. Algunas personas eran menos propensas físicamente al mareo, pero aparentemente las tropas que había enviado con Brass esta vez carecían de esa constitución. En todo caso, se sorprendió de que hubieran mejorado en el viaje de regreso. Supongo que fue su primera vez en un barco. Se pondrían ansiosos, y dicen que el mareo tiene mucho que ver con factores psicológicos… "Sin embargo, no hay problema con la carga. Afortunadamente, tuvieron buen tiempo, y las olas que mecían el barco no dañaron nada." Si un barco tuviera que atravesar una tormenta, la carga a menudo se dañaría. El agua también podría entrar en el casco y estropear la mercancía. La suerte estaba de su lado esta vez, aunque. "Muy bien. Por ahora, sigan trayendo armas y alimentos preservables. Los colmillos y pieles de los monstruos harán el pago como siempre, verdad?" "Sí, tenemos suficiente para hacer el pago," Sara asintió. "Pero según la carta de la señorita Simone, los suministros de sus

clientes se están agotando, y ella preguntó si podíamos enviar un mayor número de ellos. Ella pagaría el resto con oro, por supuesto." Ryoma se hundió en sus pensamientos. "Incrementando el número en el que trabajamos, eh...?" Los monstruos que se reproducían en la península de Wortenia eran considerados poderosos, y como tales los ingredientes cosechados de ellos obtenían un buen precio en el mercado. Simone estaba estableciendo un puesto en Myspos, e incluso para ella, los ingredientes traídos de Wortenia eran productos muy viables. Desearía poder hacer algo por ella, pero… Normalmente, le gustaría enviarle toda la piel y los colmillos que le conseguían, especialmente desde que Simone estaba en medio de una guerra de ventas con otros comerciantes astutos. Habían jurado compartir el lote del otro, y él quería darle cualquier ayuda que pudiera. Pero la triste realidad era que no podía permitirse vender menos de esos ingredientes a Epirus. O más bien, no era que no pudiera hacerlo, sino que temía la reacción que causaría. Y de repente dejar caer las cantidades que vendió podría exponer al Conde Salzberg el hecho de que estaba vendiendo cosas a comerciantes fuera de Epirus. "Cómo va el entrenamiento?" "No han pasado seis meses desde que empezamos." Desplegar más soldados les permitiría cazar más monstruos, pero si enviaran tropas antes de que su entrenamiento hubiera llegado a cierto punto, solo estarían alimentando a los monstruos en lugar de cazarlos. "Vamos a necesitar que Simone espere un poco más... no tenemos elección." Su oferta no podía seguir el ritmo del aumento de la demanda.

Por otra parte, volverse loco con las ventas hasta que los precios caigan en picada tampoco sería bueno... Simone va a tener que ser paciente. Ryoma asintió una vez a sí mismo. Viendo que Ryoma había tomado una decisión, Sara mencionó el otro asunto que le molestaba. "Hay... algo más, en realidad." "Qué es? No es propio de ti ser tan tímida..." dijo Ryoma frunciendo el ceño. Cada vez que Sara hablaba así, las buenas noticias nunca llegaban. No por culpa suya, por supuesto, pero Ryoma no podía evitar ponerse tensa. "Es sobre los demi-humanos?" Preguntó Ryoma. "No, es algo que la señorita Simone escribió en su carta..." contestó Sara, a lo que Ryoma se inclinó con curiosidad. El mayor problema en la mente de Ryoma era el problema de los demi-humanos. Recientemente había escoltado a las tres chicas demi-humanas que había salvado de los piratas de vuelta a su pueblo, lo que causó un poco de problemas. En las novelas que Ryoma leyó, un caballero blanco que salvó a una doncella fue bienvenido por los compañeros de esta muy pronto. La realidad, sin embargo, no era lo suficientemente amable para estar a la altura de la ficción. Eso no quería decir que los demi-humanos eran totalmente ingratos, pero tampoco confiaban en Ryoma Mikoshiba como persona. De hecho, esperar que confiaran en él era imprudente. Su historia con la persecución humana fue profunda y de larga duración, y el peso de esa historia ató sus corazones. Real y honestamente no querían tener nada que ver con la humanidad, y Ryoma tardó bastante en convencerlos. Los demi-humanos eran un problema que Ryoma sentía que no podía permitirse ignorar de ninguna manera. En el peor de los casos, quería que mantuvieran

una postura de no agresión mutua. En el mejor de los casos, esperaba absorberlos en sus fuerzas. Si no hubiera podido hacerlo, no habría tenido sentido establecer una base en las tierras áridas de Wortenia. Mientras mantuvieron el control de los mares, Epirus siguió siendo la única manera de entrar en la península de Wortenia. Ryoma podría concentrar sus fuerzas en el sur y mantener al enemigo fuera. Esta fue la mayor ventaja de tener su tierra como una península en la esquina del continente. Pero todo eso no significaría nada si una fuerza que se le opusiera existiese dentro de la península, incluso si su oposición no fuera explícita y directa. El hecho de que no fueran amigables con él era un problema suficiente. Significaba que tendría que mantener continuamente algún tipo de fuerza alrededor para proteger a Sirius. Así que cuando Ryoma devolvió a las chicas élficas secuestradas de los piratas, le hizo una proposición a Nelcius, el jefe. Su sugerencia era que Nelcius, junto con los otros jefes, realizaría visitas mensuales a Sirio donde cenarían con Ryoma. Esperaba que estas reuniones periódicas ayudaran a disipar su desconfianza de la humanidad. Era una solución indirecta, sin duda, pero Ryoma sentía que exigir algo más de ellos haría que las negociaciones fracasaran allí mismo. Su temor y sospechas de la raza humana eran simplemente muy altos. Como tal, Ryoma estaba principalmente nervioso por los demi-humanos. Y dicho de otra manera, cualquier otro problema no estaba en su mente. Al menos hasta que leyó la carta de Simone… “Hay movimientos en Helnesgoula. Hay indicios de que pronto un ejército de varias decenas de miles entrará de nuevo en Xarooda... Ugh." Al leer la carta hasta su conclusión, Ryoma chasqueó la lengua y la aplastó en sus manos.

"Maldita sea, la bestia del norte está a punto de interferir...!" La carta informó a Ryoma que el precio de los armamentos como espadas y armaduras estaba aumentando, junto con los costos de las raciones. Eso, junto con el hecho de que varias órdenes de caballeros que estuvieron estacionados en la frontera occidental para servir como un chequeo al Sagrado Imperio Qwiltantia se trasladaron al este, señaló que se trata de algún tipo de movimiento que estaba a punto de tener lugar dentro del próximo mes. El final de la carta fue la promesa de Simone para seguir recopilando información. "Parece que su organización de inteligencia está tomando forma", comentó Sara. El papel de Simone era manejar el comercio. Debía recaudar fondos, adquirir suministros y mantener y reunir información sobre los movimientos diplomáticos de las diferentes naciones. Esto fue, en efecto, ligeramente diferente del papel que Ryoma esperaba de Gennou, su nieta Sakuya y el resto del clan Igasaki. El papel de Gennou se centró en la contrainteligencia - la eliminación de espías que intentaron colarse en la península, así como el manejo de asesinos opuestos. El papel de Simone era mantener un ojo en los movimientos generales y el estado de los asuntos de las otras potencias en el continente, e informar a Ryoma. Hambrunas, plagas, guerras, revueltas. Siempre hay señales reflejadas en la economía de mercado que preceden a tales eventos. El costo de los alimentos se dispara durante las hambrunas, y el precio de los medicamentos aumenta durante las plagas. La economía de un país es una ventana a sus asuntos internos. Así que cuando los precios de las raciones y los armamentos aumentaron como lo hicieron ahora, era seguro asumir que una operación militar estaba a la mano. Con esto en mente, estaba claro que Simone estaba haciendo bien su trabajo.

"Sí, está haciendo un buen trabajo." Ryoma asintió silenciosamente. Pero su mirada, a diferencia de sus palabras, era severa. Viendo el estado de ánimo de su amo, Sara separó sus labios para hablar. "Es un mal momento, verdad...?" Hace varios meses, la batalla de las llanuras Notis tuvo lugar. El Imperio O'ltormea ganó la batalla, pero su invasión no surgió en los territorios de Xarooda porque el Reino de Helnesgoula lanzó su propia invasión de Xarooda. La única razón por la que el Reino de Xarooda no había sido borrado del mapa del continente occidental era porque O'ltormea temía la posibilidad de una invasión concurrente de la bestia del norte. Pero si esta carta dijera la verdad, la situación pronto cambiaría. "Bueno, supongo que quejarse de ello no va a cambiar nada..." La expresión de Ryoma se suavizó ante las palabras de Sara, y se encogió de hombros. Una guerra era como una roca gigante arrojada a una piscina serena. La roca sacude la superficie del agua, y sus ondas se extienden en todas direcciones. Similar a eso, una guerra influye en cualquier país circundante de muchas maneras. Esas influencias podrían ser para mejor o para peor, pero una cosa era cierta - siempre habría, ciertamente, algún tipo de influencia o cambio. El problema era que no se sabía dónde aparecerían esas influencias y cómo. Un aumento en el precio de mercado de ciertos artículos era insignificante, pero Xarooda podía pedir refuerzos a Rhoadseria. Y cómo reaccionaría la Reina Lupis si tuviera que enviar tropas?. La opción más probable sería que Helena Steiner liderara el ejército, pero era dudoso que las cosas terminaran con sólo ella tomando el campo. En el peor de los casos, él mismo se vería obligado a ir a la guerra, y este fue el peor desarrollo posible para Ryoma, que quería priorizar el desarrollo y el gobierno de su tierra.

Peor aún, no había garantía de que esto no fuera lo que Lupis y sus seguidores estaban tramando. Espero estar ansioso sin razón… Ryoma lanzó otro profundo suspiro. Se dio cuenta de que estaba pensando demasiado las cosas, pero también sabía que la realidad era una serie de acontecimientos inesperados. Sabía que debía prepararse para lo impredecible si era posible. Después de recibir el informe de Boltz de que su tarea iba bien, pensé que podría ser capaz de tomar un respiro. Supongo que no, aunque... En serio, es un dolor de cabeza tras otro. Ryoma tenía una fortaleza construida a los pies de la Cordillera Tilt, que estaba en la base de la península. Boltz estaba actualmente a cargo de la seguridad del territorio, y se dirigía allí con cincuenta de sus mejores tropas. Ryoma se reunió recientemente con el conde Salzberg, y la fortaleza fue construida con su aprobación. Sobre el papel, era una instalación defensiva construida para detener la progresión de los monstruos procedentes de la región al sur de Epirus. La verdad era que el propósito detrás de su construcción era todo lo contrario. Era un punto de control destinado a mantener fuera aventureros y espías que intentan entrar en la península. La presencia de aventureros no era normalmente una molestia. Exterminaban monstruos, que solían ser plagas y amenazas peligrosas. Pero ahora mismo, la caza de monstruos era una de las principales industrias de Wortenia. Ryoma prefería que sus propios soldados se ocuparan de cualquier monstruo que necesitara matar antes que dejar que los aventureros lo hicieran. Además, la península se ocupa actualmente de la cuestión de los demi-humanos. Si Ryoma iba a alimentar las relaciones entre su lado y los elfos, tenía que conseguir que confiaran en él como un humano, y no había forma de saber lo que un aventurero que vagaba en Wortenia podría hacer. Podrían capturar a un

demi-humano como hicieron los piratas, y eso sería un golpe devastador a sus intentos de construir una relación con Nelcius. Para todos los demi-humanos, los actos de un humano reflejaban a la totalidad de la raza. Y por esa razón, Ryoma no podía permitirse que un aventurero hiciera algo inapropiado. Y fiel a las intenciones de Ryoma, el trabajo de Boltz resultó en una caída notable en el número de aventureros que entraron en la península. Algunos intentaron entrar sin pasar por la carretera, pero Gennou y su clan se estaban deshaciendo de ellos. Hasta ahora, la participación de sus esfuerzos se veía bien. Pero si estallaba una guerra en un país vecino, había la posibilidad de que se extendiera. No, no era una posibilidad - los fuegos de la guerra se propagarían. Eso era seguro. Y eso no era algo que Ryoma necesitaba en este momento, cuando estaba centrado en el desarrollo de la península de Wortenia. Para un espectador, probablemente parecía un héroe que se elevó a la nobleza a pesar de ser un plebeyo, pero en verdad, no era tan noble. De hecho, Ryoma estaba muy convencido de que la diosa del destino lo odiaba. Si ella lo hubiera favorecido, nunca habría sido convocado a este mundo para empezar. "Pero la lucha sólo tendrá lugar en el Reino de Xarooda. No debería influenciarnos demasiado directamente..." Sara dijo, a lo que Ryoma sonrió amargamente. Ella tenía razón. No había duda de que la guerra influiría en ellos de alguna manera, pero incluso si Xarooda pidiera refuerzos a Rhoadseria, la guerra no debería afectarlos demasiado siempre y cuando a Ryoma no se le pidiera ser el que enviara esas fuerzas. Sin embargo, Ryoma no pudo asentir ante su evaluación. Un mal y ominoso sentimiento se gestaba en su corazón. Ryoma poseía un pequeño número de tropas. Su número era algo mayor desde que se reagruparon con el clan de Gennou, pero sólo tenían cuatrocientas tropas listas para la batalla. Tomaría un poco más de

tiempo antes de que los esclavos que Simone le había entregado puedan ser usados. Pero incluso si Ryoma asumiera que su entrenamiento estaría completo a tiempo, aún así sólo podría movilizar menos de mil tropas. En el mejor de los casos, podía reunir ochocientos o novecientos. En el peor, sólo se las arreglaría con seiscientos. En comparación, el tamaño medio de una orden de caballeros era de dos mil quinientos soldados. Las fuerzas disponibles de Ryoma ni siquiera alcanzarían la mitad de esos números. Dicho esto, estos números coincidían con lo que el gobernador de un solo territorio tendría como tropas de reserva. Y considerando que todos eran capaces de taumaturgia, no eran en absoluto insignificantes. Como fuerza para defender su territorio, eran más que suficientes. Sin embargo… Necesitamos más números, incluso si eso significa empujarlo. tendré que pedirle a Simone que nos envíe urgentemente otros mil esclavos... Y necesitaremos acelerar el trabajo en esa cosa, también. Los instintos de supervivencia de Ryoma le decían que su número actual de tropas lo habían dejado en peligro. Y Ryoma obedeció esos instintos, que sólo se habían vuelto más agudos mientras engañaba a la muerte una y otra vez desde que fue convocado a este mundo. Y sabía que su supervivencia y la supervivencia de sus compañeros dependía de lo mucho que pudieran prepararse antes de tiempo. ♱ "Mmm... Gennou me lo ha dicho, pero esta ciudad está construida muy elaboradamente. Están las trincheras construidas a lo largo de la carretera para asegurarse de que el agua de lluvia no se

desperdicie?" preguntó Jinnai, entrecerrando los ojos mientras miraba por la ventana. La luz de la luna brillaba en las calles. Hace unos días, Ryoma concedió al clan Igasaki un sector de la ciudad para llamar a los suyos. Cinco hombres y mujeres se sentaron alrededor de una mesa, en una finca construida en el centro de ese sector. Esos eran el consejo de ancianos, que era la voluntad del clan Igasaki. "Sí. Fue idea de nuestro señor. La carretera está construida de manera similar," dijo Gennou. "A pesar de su juventud, esa fue ingenioso." Gennai asintió. "Es un poco grosero, pero es una ciudad muy funcional y eficiente. Y se desarrolla a un ritmo impresionante", dijo Ryuusai, con su voz bastante impresionado. El paisaje urbano que se extendía más allá de su ventana parecía estar cambiando cada día. Esta ciudad creció continuamente, y rápidamente. Y sus desarrollos no fueron de ninguna manera fortuitos o aleatorios, tampoco. Se hizo bajo cálculos detallados y una planificación urbana cautelosa. "Pero le falta elegancia." Sae respondió a las palabras de Ryuusai con un tono provocador. Fiel a sus palabras, la ciudad de Sirius fue construida mientras enfatizaba la funcionalidad, pero ignoró completamente la idea de la estética. Tenía una especie de impresión artificial e inorgánica. Era diferente de la antigua construcción japonesa, que utilizaba principalmente madera. Ryoma tenía la mayoría de los edificios hechos de piedra, probablemente para disminuir las posibilidades de un peligro de incendio. Eso sólo sirvió para hacer Sirius más monótono y antiestético. "Bueno, vivimos en una época de guerra. La elegancia ofrece pocas ventajas prácticas", dijo Gennai. "Puedes decir eso, Gennai, pero piensa en la capital de la abuela de Kioto de la que una vez nos habló," Ume le amonestó ligeramente. "Realmente no tenemos necesidad de un toque de

elegancia? Después de todo, no sería bueno que nuestro señor fuera visto como el gobernador de un país atrasado." Elegancia. Una palabra que implicaba gusto y refinamiento. La fragancia de la cultura, o un sentido artístico refinado. Por supuesto, la brusquedad rústica no era inherentemente algo malo, pero por sí sola no era suficiente. La cultura era poder. Era un aspecto del poder nacional - diferente del poder militar, pero todavía crucial. Un aspecto importante a considerar al construir un país. "Eso puede ser cierto... Pero tampoco es que tengamos una pizca de elegancia en nuestros nombres". Por la naturaleza de su profesión, los ninjas no eran completamente inexpertos en temas de canto, danza o música. Fingir ser trovadores ambulantes o bardos les dio una historia de portada bastante flexible para cuando necesitaban infiltrarse en otros países. Pero al mismo tiempo, no eran verdaderos artistas - eran ninjas. No tenían ninguna actividad artística real. Sus habilidades eran suficientes para entretener a un oído aficionado, pero no lo suficiente para mantener la atención de un público. En el mejor de los casos, sólo estaban ligeramente por encima de la media en términos de sus habilidades artísticas. "Gennai, quizás deberías dedicarte a la poesía? Creo que tu familia publicó una antología de poemas durante el período Heian?" Dijo burlonamente Ryuusai mientras Gennai se rascaba la cabeza torpemente. "Hmm. Tal vez debería." Gennai respondió en un tono abiertamente serio, incitando a todos a reírse agradablemente. “Pero dejando las bromas de lado, deberíamos discutir eso en otro momento,” continuó Ryuusai. "Creo que perseguir cualquier concepto de elegancia en este momento solo serviría para hacer que nuestro señor se sintiera más ansioso". La cultura es una fuente importante de poder nacional, pero los países que se apoyan demasiado en la riqueza cultural sólo se

conducen a la ruina. Las palabras de Ryuusai tenían verdad para ellos. "Nuestro señor muestra gran interés en la cultura de los demi-humanos," dijo Gennou. "Pero por supuesto, eso depende de si él puede hacer que abran sus corazones a él. Y eso tomará un tiempo considerable." Todos bajaron la cabeza ante esas palabras. "Los semihumanos... por lo que he oído, son muy cautelosos con nosotros?" Preguntó Jinnai. "Sí, así es." Gennou asintió Gennou recordó las expresiones de miedo y hostilidad que les dirigían. Cuando los ninjas que envió a explorar la península de Wortenia los encontraron en el bosque, los demi-humanos los atacaron sin ninguna oportunidad de diálogo. Muchos de los ninjas fueron gravemente heridos en el intercambio. Escoltar a las chicas elfas que rescataron de los piratas de regreso a la aldea también requirió un gran esfuerzo. Pero afortunadamente, y debido a las negociaciones persistentes e implacables, la relación entre los semihumanos y el lado de Ryoma fue mejorando poco a poco, en comparación con la hostilidad abierta que mostraron inicialmente. Aunque todavía no se puede llamar una relación verdaderamente cordial. La única parte realmente buena era que la gente de su lado no mostraba mucha aversión hacia los demi-humanos. La mayoría de los residentes de Sirius estaban en su adolescencia, y el resto eran mercenarios. Ninguno de esos eran creyentes en el Dios de la Luz, Meneos. Pero por supuesto, si los semihumanos se volvieran hostiles contra ellos, ninguno de los residentes de Sirio dudaría en ayudar a expulsarlos. Aun así, el hecho de que su gente no se opusiera a los demi-humanos por una razón religiosa fue un golpe de suerte para Ryoma. Si todo fuera como Ryoma planeó, sólo tomaría tiempo

para que se cerrara la brecha entre la humanidad y los demi-humanos. Todo lo que queda es… Gennou había servido al lado de Ryoma desde la guerra civil de Rhoadserian, y creía que tenía una buena comprensión de las capacidades de ese joven. “Sigo creyendo que mi señor es el tipo de persona que buscaban nuestros antepasados. Pero, qué piensan? Gennou preguntó. Los otros cinco se callaron. El deseo del primer líder del clan Igasaki - el motivo por el cual el clan Igasaki había perfeccionado sus habilidades durante el largo período de cinco siglos. Vagaban por la tierra, sin dueño, en busca de alguien que los guiara. A veces eran rechazados como forasteros. Otras veces, fueron perseguidos. Pero ahora, finalmente encontraron a alguien. Ryoma Mikoshiba. "Siento que podemos arrojar nuestro destino con él," dijo Ryuusai. “Estoy de acuerdo con la opinión de Ryuusai. También está el asunto de lo que pasó el otro día..." Jinnai estuvo de acuerdo. Sae asintió en silencio. “Puede que sea el momento adecuado para que los jefes de las familias de cada rama se reúnan... Solo queda por ver si nuestro señor sería capaz de manejarlo, creo...” susurró Ume. "Eso, no lo sé. Pero gritó recientemente . Lo más probable es que pueda manejarlo." Los cinco dirigieron sus miradas a una sola katana presentada en un estante en esa misma habitación. Esa espada, conocida como Kikoku - el Demonio Aullador - se durmió en el abrazo de su vaina blanca. Permaneció en silencio, esperando la llegada de su digno portador… ♱

Aproximadamente al mismo tiempo que Ryoma recibió la carta de Simone, un tal Owen Spiegel - primer ministro de cierto país sentado en el extremo oriental del continente occidental - entró en la oficina de su maestro. El propósito de esa visita era una reunión secreta para discutir la guerra contra el Imperio de O'ltormea. "Su Majestad... he hecho los preparativos según su carta anterior... estoy seguro de que un mensajero de Xarooda está en camino ahora," dijo Owen. Ante esas palabras, el anciano con el que habló asintió profundamente. "Y cómo va la guerra?" "Diez mil hombres liderados por Ecclesia Marinelle se acercan a la frontera de Rhoadseria". "Entendido. Un trabajo bien hecho, Owen... El camino a Xarooda debería abrirse pronto". "No soy digno, Su Majestad." Owen inclinó profundamente su cabeza, a pesar de la ansiedad que llenaba su expresión. "Pero crees que la reina aceptará nuestra apelación tan fácilmente?". Owen estaba preocupado por la nueva reina del reino de Rhoadseria, Lupis Rhoadserians. A sus ojos, ella era una mujer indecisa. Esto fue a pesar de que, al considerar la ubicación de los países en el continente, estaba claro qué país sería atacado si Xarooda caía. En la mayoría de los casos, sería Rhoadseria quien estaría enviando llamamientos de ayuda al Reino de Myest. Entiendo que su régimen aún no es estable debido a la reciente guerra civil, sin embargo… Incluso con eso en mente, el hecho de que no había reunido suficiente influencia sobre el país en todo este tiempo se reflejó mal en su gobierno. Y eso solo hizo que la destreza militar que se rumoreaba que tenía pareciera dudosa. Incluso si era tan hábil como decían los rumores, era un talento perdido si no podía tomar una decisión.

"Por supuesto, creo que es bastante probable que lo haga. Y sabes qué hacer entonces, verdad?". "Por supuesto, Su Majestad. También he subrayado el punto de Ecclesia. Sin embargo... Está seguro de que esta es la decisión correcta?" "Entiendo tus dudas, Owen. Tampoco tengo ningún deseo de involucrarme en una guerra sin sentido. Y sin embargo... Incluso los caballeros de Xarooda, tan poderosos como se les canta, no podrán aguantar mucho más. El tercer hijo del General Belares es bastante capaz, pero concuerda conmigo en que es poco probable que supere a su padre." Incluso con la posición ventajosa que les daba la topografía de Xarooda, la brecha entre sus fuerzas y los números del Imperio O'ltormea era demasiado grande. Y además de eso, la pérdida del General Belares - el héroe alabado como la deidad guardiana de Xarooda - fue un golpe demasiado doloroso. "Y no se sabe cuándo la zorra del norte podría actuar según sus ambiciones." La gobernante del Reino de Helnesgoula, Grindiana Helnecharles, no era tan codiciosa y avariciosa como los rumores la hacían parecer. Owen lo sabía muy bien, habiéndola conocido cara a cara una vez antes. No era lo suficientemente imprudente como para hacer intentos ciegos de expandir su territorio, pero al mismo tiempo, no era tan ingenua como para dejar pasar una batalla que confiaba en que podía ganar. Ahora mismo, las cosas podrían ir de cualquier manera... Pero las cosas se volverán mucho más difíciles cuando el Reino de Helnesgoula esté decidido a destruir a Xarooda… Y qué camino elegirá Myest entonces? Owen no pudo evitar dar un fuerte suspiro.

Capítulo 2: Un mensajero de un país vecino. El castillo que se alzaba sobre la ciudad capital de Pireas se llenó de un aire pesado y ansioso. Los burócratas de alto rango se apresuraban a sus puestos con rostros pálidos, y los oficiales militares estaban todos reunidos a la fuerza en una sala de conferencias, sin importar si eran comandantes o no. Incluso los caballeros fueron llamados al cuartel sin tener en cuenta si estaban de servicio o no y se les ordenó asegurarse de que sus equipos estuvieran reparados y listos para la batalla. Todos se movían apresuradamente por el palacio. La mayoría de ellos simplemente estaban haciendo lo que se les decía, y solo unos pocos elegidos realmente tenían una idea de la situación. No... Incluso ellos no entendieron realmente lo que estaba pasando. Mientras todos pasaban por un cierto conjunto de puertas en el palacio, se alejaron rápidamente mientras echaban una mirada de preocupación a la entrada de esa habitación. Esas puertas de hierro bien cerradas... "Sí... entiendo lo que dice la carta, pero... no creo que podamos permitirnos hacer esto...", dijo la reina Lupis con un profundo suspiro. La explicación de Meltina solo sirvió para ensombrecer aún más su estado de ánimo. Los rostros de todos en esta sala estaban llenos de dolor y preocupación. Esto fue válido para la reina Lupis, así como para sus ayudantes, Mikhail y Meltina. La representante y encargada del ejército era Helena. El conde Bergstone era el líder de varios otros nobles influyentes que representaban a los funcionarios civiles.

“Pero Su Majestad, ignorar esta solicitud ahora significaría...” intervino Meltina. "Lo sé... Pero nuestro país actualmente tiene el poder para hacer esto?", preguntó Lupis, con su voz llena de resignación. La Reina Lupis no tenía intención de ignorar este tema. Todo lo contrario; su conclusión era que no era una situación que deberían ignorar. Pero aunque tenía el defecto de dejar que sus emociones se apoderaran de ella, no era en absoluto una tonta. Como miembro de la familia real, se le dio la mejor educación disponible en este mundo. Mientras conservaba su compostura, era una gobernante capaz de ver la realidad de las cosas. Y podía ver que el problema que esta carta detallaba conducía al Reino de Rhoadseria a una situación de la que no podía retirarse. "No, es imposible... Especialmente ahora, cuando debemos permanecer cautelosos y velar por los movimientos de facción de los nobles... Sin embargo..." Meltina dijo con vacilación. "Pero tampoco podemos ignorar esta apelación," continuó el Conde Bergstone. "Si esta carta hubiera llegado poco después de haber sofocado el levantamiento las cosas habrían sido diferentes, pero ha pasado casi un año desde la guerra civil. Todavía tomará tiempo para que nuestro poder nacional se recupere, por supuesto, pero ya no podemos usar eso como justificación... Y además, esta vez..." La mirada del conde Bergstone cayó sobre dos letras colocadas sobre la mesa. Después de haber cambiado al lado de la facción de la princesa durante la guerra civil, el Conde Salzberg fue elegido como uno de los ayudantes de la Reina Lupis por su destreza política superior. Él era muy consciente del equilibrio de poder político en el reino, y fue lo suficientemente sabio para mantener un ojo hacia fuera para los otros países vecinos. Si hubiera ganado más de la confianza de la reina Lupis, seguramente habría sido nombrado primer ministro. Y podía decir

que el dilema que los otros reinos les impusieron ahora era una invitación a un laberinto sin salida. Es probable que no importa lo que decidamos hacer, la perspectiva de este país es sombría... él pensó. Dos cartas se sentaron ante la reina Lupis. Una era una carta que habían recibido con bastante regularidad desde que el Imperio de O'ltormea lanzó su invasión al Reino de Xarooda. Fue una petición de refuerzos del rey Julianus I, gobernante de Xarooda. El Reino de Xarooda perdió ante O'ltormea durante la batalla de las llanuras de Notis, que empujó su línea defensiva hacia el interior de sus territorios. Para salir de este punto muerto, naturalmente pidieron refuerzos a sus países del este, Myest y Rhoadseria. O'ltormea gobernaba las regiones centrales del continente occidental, poseyendo un vasto territorio y población. Xarooda por sí solo no fue capaz de contener su poderío militar. Pero tres países formaban el lado oriental del continente occidental: Rhoadseria, Myest y Xarooda. Si se aliaran, habrían sido capaces de oponerse a O'ltormea. Y de hecho, en guerras pasadas, una alianza entre los tres había mantenido bajo control las ambiciones de O’ltormea. Pero esta alianza apenas se formó por camaradería o amistad entre los países. Los tres países estaban simplemente en un estado de dependencia mutua. Sin Xarooda para servir como rompeolas, las olas de la guerra arrasarían Rhoadseria. Y en caso de que Rhoadseria cayera, la guerra creciente estallaría sobre Myest a continuación... Y así, en nombre de su propio beneficio y bienestar, ambos países tuvieron que enviar refuerzos a Xarooda. Pero durante el último año, la reina Lupis había rechazado los llamamientos de Julianus I para obtener refuerzos, ya que necesitaba estabilizar el poder nacional y el clima político de Rhoadseria. Y el hecho doloroso del asunto era que incluso cuando

no se tiene en cuenta eso, Rhoadseria simplemente carecía de las tropas para enviar. El general Albrecht mantuvo el mando sobre el ejército durante años, y su eliminación significaba que las órdenes de los caballeros tendrían que ser reorganizadas. Esto hizo que el ejército de Rhoadseria pudiera declinar grandemente. Con los caballeros de las familias establecidas fuera del camino, muchos soldados que fueron rechazados y retenidos de la promoción ahora se apresuraron a reclamar esas posiciones abiertas. Muchos caballeros incluso se batieron en duelo por ellos. Helena trabajó duro para mitigar esta situación, pero las llamas de la ambición eran difíciles de apagar. Y con la gente constantemente avivando esas llamas, tenía sentido que ella luchara por extinguirlas. Con todo eso en mente, enviar sus tropas al extranjero con la facción de los nobles comenzando a moverse fue efectivamente un suicidio. Realmente deberíamos haber rechazado la oferta de lealtad del Conde Gelhart... la oferta de lealtad del Vizconde Gelhart y eliminarlo en ese entonces... Tener su rango en la corte rebajado no le molesta mucho. Aceptó esos términos con demasiada facilidad, después de todo. Incluso con su rango rebajado de Conde a Vizconde, Gelhart tuvo una gran influencia sobre la nobleza. Peor aún, desde que la princesa Radine fue reconocida formalmente como miembro de la familia real, los nobles que estaban disgustados con la reina Lupis estaban comenzando a unirse bajo un firme estandarte. Para construir una estructura de poder con ella en el centro, la reina Lupis expulsó a muchos de los nobles del palacio después de que terminó la guerra civil. Era natural que se volvieran hacia Gelhart y la Princesa Radine. Desde la perspectiva de Lupis, solo tenía sentido eliminar a aquellos que se enfadaron con Gelhart en

el pasado. Pero aquellos que fueron expulsados no iban a aceptar simplemente ser tratados de esa manera. Matar a Gelhart no habría disipado el disgusto que sentían los nobles, pero les habría hecho mucho más difícil unirse contra la reina Lupis. Gelhart tenía poder y la princesa Radine podía servir como causa justa. Y ahora, eran un obstáculo para la reina Lupis. Deberíamos haber detenido esa negociación, incluso si eso significaba dejar morir a Mikhail Vanash. Aunque decir eso ahora no importa realmente, verdad...? La mirada del conde Bergstone se volvió hacia Mikhail, que estaba de pie con los brazos cruzados al lado de Meltina. Un sentimiento amargo llenó su corazón. Una victoria perfecta debería haber estado a su alcance en la guerra civil. Si no hubieran aceptado la oferta de lealtad de Gelhart... Puede que no hayamos tenido elección, pero Sir Mikoshiba podría haber encontrado una manera… El Conde Bergstone entendía perfectamente la posición en la que se encontraban en ese momento. Formaba parte de esa reunión, y Helena se lo explicó también. No había mucho que pudieran hacer. Pero aún así, no pudo evitar resentirse por el hecho de que Ryoma simplemente asintió y permitió que la Reina Lupis siguiera adelante y aceptara la propuesta de Gelhart. Sabía que esto era un rencor equivocado, pero el hecho era que si hubieran rechazado a Gelhart y ejecutado a Radine por suplantación, la mitad de sus problemas actuales no habrían existido. Cualquier fuerza subversiva en el país se vería obligada a obedecer a la Reina Lupis, al menos en la superficie. Y en ese caso, quizás hubieran podido enviar soldados a Xarooda antes. Por lo menos él sabe su lugar ahora. Ese es el único lado bueno aquí… En el pasado, Mikhail Vanash simplemente soltaba tonterías sin pensar sobre la caballerosidad y el camino del caballero y solo serviría para llevar cualquier reunión al desorden. Pero hoy,

mantuvo la boca cerrada. Esto provocó un pequeño suspiro del Conde Bergstone. La idea de que el crecimiento de Mikhail como persona tuvo que venir al precio de que Rhoadseria fuera llevada a su situación actual se sintió como una especie de broma triste. Con ese pensamiento en mente, el Conde Bergstone devolvió la conversación a su tema principal. “Nuestro mayor problema son las acciones de Myest. Ya han reunido sus refuerzos a lo largo de nuestra frontera oriental, por lo que pueden estar en camino tan pronto como les permitamos pasar. Y no podemos negar su solicitud, o podrían declararnos la guerra. Y además, ahora es nuestra última oportunidad de salvar a Xarooda”. Todos miran la otra carta colocada sobre la mesa. Myest no retrocederá, pase lo que pase… El conde Bergstone notó fácilmente la ira y la determinación que tenía Myest cuando escribieron esta carta. Estaba claro que dejar Xarooda a su suerte significaría que O’ltormea se inundaría en las regiones orientales como una avalancha, y ninguno de los tres países podría oponerse por sí solo. En todo caso, fue sorprendente que Myest aguantara la actitud de Rhoadseria hasta ahora. "Esta carta no lo dice directamente, pero la demanda de Myest es clara... Tiene la intención de que vayamos a la guerra con ellos, Su Majestad?" No dejar que Myest cruzara su territorio no era una opción, no importa qué. La pregunta era si los dejarían simplemente cruzar solos o enviarían sus propios refuerzos para unirse a ellos. No, esa tampoco es una elección… Qué pasaría si dejaran que los militares de Myest cruzaran sin ayudar a Xarooda? Puede que las hostilidades no estallen de inmediato contra O'ltormea, pero crearán una brecha entre los tres países, una brecha profunda e irreparable. Una grieta que podría manifestarse en Rhoadseria siendo atacada tanto desde el este como desde el oeste a la vez, llevando a su

destrucción. Ni Xarooda ni Myest tolerarían una nación amiga que no les enviaría ayuda durante tal emergencia. "No hay más remedio que enviar nuestras tropas, verdad...?" dijo, con su voz llena de amargura absoluta. Pero no tenían otra opción. Entonces ella entiende mucho... Pero la pregunta sigue siendo... El conde Bergstone volvió los ojos hacia Meltina. "Cuántos podemos desplegar?" "Nuestras fuerzas están mayormente reorganizadas, gracias a los esfuerzos de Lady Helena... Pero dado el estado del país, lo máximo que podemos darles es una simple orden de caballeros. Podríamos hacer que los nobles nos prestaran su fuerza, por supuesto, pero si dependiéramos sólo de nuestra propia fuerza..." Un aire abatido se asentó sobre la habitación. "La existencia del reino pende de un hilo, y solo podemos enviar dos mil quinientos hombres...", susurró el Conde Salzberg en estado de shock, representando los pensamientos de todos los presentes. Era un número demasiado pequeño para enviarlo como refuerzos a otro país. Necesitarían al menos cinco mil, y la situación efectivamente requería diez mil. Por supuesto, no podían enviar a todos sus caballeros para esto, pero tampoco podían esperar ayuda de los nobles. Todos eran conscientes del aire de inquietud que se cernía sobre Rhoadseria y vigilaban con cautela los movimientos de Gelhart. En este caso, sin embargo, no fue una cuestión de facciones. El Conde Bergstone, el Conde Zeleph y los demás nobles alineados con la Reina Lupis tampoco pudieron enviar tropas. Eso se debía a que era evidente que si enviaban a los soldados de su territorio fuera del país, esos territorios no podrían resistir y quedarían reducidos a cenizas si volvía a estallar una revuelta. Si fuera dentro de los territorios del reino, las cosas serían diferentes,

pero no podían permitirse enviar a nadie para ayudar en la guerra de otro país. "Los nobles no se mueven", dijo Meltina. “Nuestra única otra opción es reclutar a los plebeyos, pero... Honestamente, probablemente no podamos esperar grandes números allí. Por supuesto, si los amenazamos las cosas son diferentes, pero..." "Pero eso solo terminaría haciéndonos retroceder". La reina Lupis negó con la cabeza y suspiró. Reclutarlos les permitiría reunir hasta veinte o treinta mil. Incluso cien mil no era imposible. Pero los plebeyos reclutados no representaban mucho en términos de poderío militar. En todo caso, eran un lastre. El problema fue que esta guerra no fue una invasión de otro país. Una invasión significaba que se les permitiría saquear ciudades y pueblos, devastar a las mujeres y vender a los aldeanos supervivientes a la esclavitud. Pero esta vez, estaban enviando refuerzos. No se les permitiría saquear y violar como quisieran. Después de todo, quién aceptaría refuerzos que causen estragos en su propio país? Y aunque se les daría comida y alojamiento, sería lo mínimo. Las cosas pueden cambiar si toman la cabeza de un comandante en el campo de batalla, pero no pueden confiar en ese tipo de golpe de suerte. La mayoría de los soldados simplemente recibirían una cantidad insignificante de dinero como pago por su servicio del gobierno, y eso sería todo. La recompensa no justificaba arriesgar la vida. La moral de los soldados estaría baja y probablemente argumentarían en contra de la mayoría de las órdenes que recibirían. El peor escenario posible era que los reclutas descontentos pudieran volverse contra las ciudades de Xarooda, saqueándolas en su lugar. Si fuera una operación corta en un país vecino quizás las cosas serían diferentes, pero no podrían enviarlos como refuerzos.

"En cuyo caso... tendremos que enviar un comandante con el que ambos países estarían complacidos". Todos asintieron ante las palabras del Conde Zeleph. No podían permitirse perder esta guerra. Una derrota aquí significaría que Rhoadseria sería la siguiente en ser amenazada por las ambiciones de O’ltormea. Además de eso, necesitaban lograr logros que hicieran que Xarooda y Myest no los despreciaran. Si enviaran un puñado de soldados después de eludir sus solicitudes de refuerzos durante el tiempo que lo hicieron, los otros países tendrían la peor impresión posible de Rhoadseria. Si no contribuían en gran medida a la lucha, Xarooda y Myest nunca los perdonarían. Exigirían a Rhoadseria que hiciera grandes concesiones comerciales para compensarlo, suponiendo que no declararan la guerra directamente al país. "Iré," dijo Helena, abriendo sus labios por primera vez durante este concilio. Toda la sala se quedó en silencio ante su declaración. "Estás segura, Helena?" dijo finalmente la Reina Lupis después de una pausa. Su cara estaba llena de dudas y culpa. Los únicos refuerzos que podían enviar de forma fiable eran dos mil quinientos caballeros, y no debían simplemente salir y ofrecer un poco de ayuda. Tendrían que actuar admirablemente y cosechar victorias resonantes que convenzan a los otros países. Hacer esto de buena gana fue, con toda honestidad y para todos los efectos y propósitos, sacar la pajita corta a sabiendo. Helena, sin embargo, no vaciló. "Por supuesto, Su Majestad". Helena asintió con la cabeza, sus ojos brillaban con fuerte voluntad. No se detendría ante nada para salvar el Reino de Rhoadseria, y Helena también era la única persona presente en esta reunión que podía comandar los refuerzos. Eso no era tanto una cuestión de las

capacidades de Helena, sino más bien de su fama y logros pasados. Meltina y Mikhail también eran ayudantes de la reina Lupis, pero sus nombres no se conocían en otros países. Si sus dos mil quinientos hombres fueran dirigidos por un novato desconocido, nadie los tomaría en serio y simplemente crearía más fricción. Sin embargo, los otros países recibirían mucho mejor a la Diosa de la Guerra de Marfil de Rhoadseria. "Entonces haremos que lady Helena sea la comandante de nuestros refuerzos. Sin embargo, necesitaremos un segundo al mando", dijo Meltina después de confirmar que todos estaban de acuerdo con la oferta de Helena. Los logros de Helena fueron únicos e históricos, pero no los logró del todo por sí misma. Y dado que los estaban enviando a otro país, nadie sabía lo que podría pasar. Necesitaban un vicecomandante que pudiera funcionar como reemplazo de Helena si fuera necesario. "Eso es lógico... Necesitaríamos un ayudante capaz... Pero quién debería ser?" Preguntó el Conde Zeleph. “Sir Mikhail, o quizás Lady Meltina? Esos son los dos primeros que nos vienen a la mente entre la mano de obra que podemos desplazar actualmente. Pero, podemos sacarlos del reino con seguridad durante lo que potencialmente podrían ser años?". Era una pregunta natural. No había muchos oficiales militares conocidos en Rhoadseria en este momento, y la mayoría de ellos recibieron roles que los hicieron difíciles de reemplazar. Cualquier fuerza enviada a Xarooda regresaría solo seis meses después como muy pronto, y tal vez incluso años después, dependiendo de cómo vaya la guerra. Esos oficiales no tuvieron tiempo para hacer eso. Aun así, no podían enviar a Helena sola a un campo de batalla letal. Y todos guardaron silencio, hasta que un hombre finalmente habló. "No podrías preguntarle a Sir Mikoshiba?"

El sonido de alguien tragándose el aliento con nerviosismo resonó en la habitación mucho más fuerte de lo que debería. Ese nombre era un tabú que todos habían considerado, pero nadie se atrevía a hablar. Un momentáneo silencio se apoderó de la habitación, seguido de los airados gritos del Conde Bergstone. "Tonto! Qué estás proponiendo, Mikhail?! Tienes idea de lo que acabas de decir?!" El conde Bergstone le gritó, arrojando por los aires todas las nociones de cortesía y ceremonia. Su enfado estaba claro. Pero nadie juzgó al Conde Bergstone por llamar a Mikhail directamente por su nombre de pila. Las palabras de Mikhail fueron simplemente tan descaradas e inesperadas. Ese idiota... pensé que se había vuelto un poco más manso después de que su arresto domiciliario fue levantado… Al ver a Mikhail mantener la lengua durante toda la reunión hasta ahora, el conde Bergstone asumió que había aprendido su lugar y sabía cuándo no interferir. Esa impresión, sin embargo, parece haber sido errónea. "Sir Mikhail... Qué estás tratando de hacer, precisamente?" El Conde Zeleph exhaló un profundo suspiro lentamente mientras miraba a Mikhail. Sus palabras estaban llenas de cautela hacia Mikhail. "Yo? No estoy tratando de hacer nada," dijo descaradamente Mikhail, ignorando las miradas dirigidas hacia él. "Simplemente estoy señalando que no tenemos otras opciones. Creo que Sir Mikoshiba es la elección natural, sin embargo, dados sus logros." En términos de las habilidades de Ryoma, la propuesta de Mikhaíl se convirtió en la elección natural. No había duda de que fue su fuerza lo que permitió a la reina Lupis reclamar la victoria a pesar de que su posición inicial era una de inferioridad abrumadora. Su nombre habría sido el primero en aparecer, pero nadie lo nominó. No, quizás sería más sabio decir que todos los demás borraron intencionalmente su nombre de la lista de posibilidades.

"Si de verdad, honestamente dice eso, entonces puede que tenga que cuestionar sus motivos", gruñó el Conde Zeleph enojado, haciendo evidente su descontento. Normalmente, el Conde Zeleph tendía a esconderse detrás de las posturas del Conde Bergstone y no solía hablar en consejos como este. Esto solo sirvió para hacer que su agresividad aquí fuera aún más sorprendente. Pero incluso con esa clara ira dirigida a él, Mikhail se mantuvo sereno. Sus ojos brillaron con una luz fría mientras hablaba con una sonrisa. "Lo harías ahora? A pesar de ser un plebeyo, el Reino de Rhoadseria convirtió a Sir Mikoshiba en un noble. Es natural que preste su ayuda a este país en tiempos de crisis. Y además, esta es nuestra última oportunidad. Si dejamos pasar esta oportunidad, este país se arruinará. Me equivoco?" No lo estaba. Ryoma era de hecho un ex plebeyo - un mero mercenario de orígenes desconocidos. Si uno se centraba en ese hecho, las palabras de Mikhail sonaban verdaderas. Y desde esa perspectiva, sería natural que pagara a la casa real por el privilegio de ser un noble protegiendo este reino con su vida. Suponiendo que uno ignorara que la Reina Lupis temía a Ryoma y lo condujera a la tierra de nadie infestada de monstruos que era la península de Wortenia, por supuesto… Sinvergüenza, desagradecido... Te crees el rey de este país?! Ese pensamiento cruzó el corazón del Conde Bergstone y de casi todos los demás presentes en este consejo. Él fue la causa de la mayoría de sus problemas, pero empujó el deber de limpiar los estragos dejados por sus errores sobre otros. Todos los demás lo miraban con ojos duros y críticos. Pero en contraste con la indignación del conde Bergstone, la reina Lupis permaneció en silencio. Su expresión estaba llena de culpa, terror... y la más mínima esperanza. Todos los presentes podían decir lo que estaba pensando. La reina Lupis había pensado en lo mismo que hizo Mikhail en algún rincón de su corazón.

"Muy bien. Estoy de acuerdo con Sir Mikhail en que es apropiado para este papel... Pero la pregunta permanece. Sir Mikoshiba estará de acuerdo con eso?" El conde Bergstone habló de sus dudas mientras negaba con la cabeza. Su voz era extremadamente sarcástica y amarga, y de alguna manera terriblemente burlona. Mikhail, sin embargo, pareció ignorar por completo su tono. "El hecho es que su fuerza rivaliza con la de Lady Helena. E incluso la más preciada de las espadas es inútil si no se pone en uso, verdad?" El conde Bergstone no podía negar eso. También esperaba confiar en la fuerza de Ryoma. Teniendo en cuenta las capacidades que mostró Ryoma durante la guerra civil, fue una gran carta de triunfo para Rhoadseria. Y dada su situación, no podían permitirse el lujo de no usarlo, ya que eran los siguientes en la fila para ser atacados. Y si eso sucediera, serían destruidos bajo las mayores fuerzas de O’ltormea. La mayor parte del territorio de Rhoadseria eran llanuras abiertas y planas. Su población era vasta y su tierra madura para la agricultura gracias a las abundantes fuentes de agua. Pero, por otro lado, esto también significaba que la topografía de su país tenía pocas defensas naturales. Y cuando se trataba de luchar en llanuras abiertas, el número de tropas de cada ejército era el factor decisivo. Una vez que fueran invadidos, probablemente no podrían esperar refuerzos de Myest. Si O’ltormea cruzara la cordillera occidental que servía como la frontera de Rhoadseria con Xarooda, el reino probablemente sería aplastado rápidamente por la abrumadora población del imperio. Entonces, en términos de las circunstancias de Rhoadseria, la sugerencia de Mikhail tenía sentido. Sus palabras se basaron en la situación y el poder nacional actual de Rhoadseria. Incluso la carta

de triunfo más fuerte no valía nada si no se jugaba en el punto más crítico del juego. Pero si simplemente pudieran pedirle ayuda a Ryoma, no estarían en esta situación. Era natural que las palabras del Conde Bergstone estuvieran tan cargadas de resentimiento como lo estaban, porque Mikhail Vanash era la causa de sus problemas aquí. Su obsesión por ganar méritos en la guerra fue la razón por la que no pudieron detener a Gelhart, lo que los llevó directamente a la difícil posición en la que se encontraban. "Y el cumplimiento de Sir Mikoshiba no importa. Sólo necesitamos darle la orden. Y, si se niega, simplemente lo manejaremos como cualquier forajido y lo mataremos. Qué noble rechazaría una orden real cuando la existencia del Reino está en riesgo, después de todo?" No había ningún rastro de emoción en la voz de Mikhail. Reverberaba fríamente, casi mecánicamente a través de la habitación. "Eso es absurdo... Tu cordura te ha abandonado por completo?" Dijo el Conde Bergstone, olvidando que estaba en presencia de la Reina Lupis. Mikhail, sin embargo, simplemente lo miró con una expresión que casi parecía sorprendido. "Bueno, ahora... Conde Bergstone, he dicho algo extraño? Qué sentido tiene conservar a un noble que carece de lealtad a la casa real?" "Qué estás diciendo? Si afirmas que es el deber de la nobleza, entonces también puedes poner a la mayoría de los nobles de este país a la espada." "En efecto. Y es por eso que debemos hacer un buen uso de Sir Mikoshiba”. Ambas voces aumentaron de volumen y mostraron una clara enemistad el uno con el otro. La mayoría de los nobles de Rhoadseria no mostraron lealtad incondicional a la casa real. Si lo

hubieran hecho, no habrían sido tan poco cooperativos, incluso con la presencia del estandarte que era la Princesa Radine. Lo mismo sucedió incluso para los nobles presentes aquí. El Conde Bergstone era profundamente leal a la Reina Lupis, por supuesto, pero su lealtad no era incondicional. Él solo la sirvió con tanta lealtad como lo hizo porque ella lo colocó en una posición clave después de que terminó la guerra civil. Era la diferencia entre recibir el favor de uno y recibir un servicio. Hace un año, el conde Bergstone era parte de la facción neutral, y se negó a prestar su ayuda a la facción de la princesa a pesar de las repetidas peticiones de Meltina. Eso fue porque Meltina esperaba que le ayudara por pura lealtad al trono. La idea de la lealtad al trono tenía un sonido agradable, sin duda, y algunos darían la vida por ello. Pero la mayoría de la gente no lo haría. La gente necesitaba saber que cualquier cosa que haga les dará algún tipo de beneficio. Mikhail sabía esto terriblemente bien. Casi nadie se puso del lado de la reina Lupis hace un año... No hasta el día en que apareció Ryoma Mikoshiba. "Por qué estás tan asustado?" Helena interrumpió su discusión, después de vigilarla en silencio durante un rato. "Qué, preguntan? No es obvio? No nos queda mucho tiempo. No es ejecutar al Barón Mikoshiba y unificar la voluntad de los nobles nuestra opción más rápida?" Mikhail fue tomado por sorpresa por la pregunta, y sin querer dejó escapar sus verdaderas intenciones. La mirada de Helena se agudizó. "Ya veo... Así que eso fue lo que realmente quisiste decir", dijo. "N-No..." La cara de Mikhail se contrajo. "No lo hice... no dije nada..." Sus palabras hicieron que Mikhail se diera cuenta de que acababa de decir algo que era mejor dejar sin decir. Es cierto que hacer un ejemplo de Ryoma puede haber unificado al país. Pero no había

necesidad de convertir específicamente a Ryoma en el objetivo. Había muchas otras personas prescindibles que podían sacrificar. A pesar de llamar a Ryoma su carta de triunfo, Mikhail sugirió que no la usaran contra su enemigo, sino que la descartaran para hacer un punto ante sus otros aliados. Evidentemente, sus palabras y sus intenciones eran dos cosas distintas. Lo sabía... Todavía le guarda rencor a Sir Mikoshiba... El conde Bergstone se dio cuenta de inmediato. A primera vista, las afirmaciones de Mikhail parecían razonables, pero una vez que se dio cuenta de sus verdaderas intenciones, fue difícil no juzgarlo con dureza. "Odias a Sir Mikoshiba?" Preguntó el Conde Bergstone. "No tengo idea de lo que estás hablando", respondió Mikhail tranquilamente, tratando de disimular su confusión. Aparentemente, eligió fingir ignorancia, pero sintió que era demasiado tarde para eso. Su actitud hace unos momentos dejó en claro a todos los presentes cuáles eran sus intenciones. Y, sin embargo, trató de ocultar su intención. "Tanto odias a Sir Mikoshiba?" El Conde Bergstone repitió la pregunta. "Ese fracaso fue tuyo y solo tuyo. Resentirlo sería un error." "No tengo la menor idea de lo que quieres decir". Mikhail repitió esa farsa una vez más. Pero al verlo decir esas palabras por segunda vez, el Conde Bergstone sintió que un escalofrío le recorría la espalda. Esos ojos...! Estaban llenos de una oscuridad profunda y sin fondo. La mirada de Mikhail se llenó de llamas de odio y obsesión. Por lo que podía ver el conde Bergstone, el Mikhail Vanash que conocía no estaba allí. Es cierto, siempre supo que era una persona miope, pero nunca había visto a Mikhail ignorar completamente las apariencias y considerar a otra persona con un antagonismo tan claro y descarado.

El Conde Bergstone podía entender un poco por qué odiaba a Ryoma desde el fondo de su corazón. Quizás era natural para él desear que Ryoma desapareciera. Pero fue un rencor injustificado. Y no podía permitir que esos deseos personales hundieran a Rhoadseria en más caos. Te compadezco, pero… Las chispas parpadearon entre los dos. "Basta!" El grito de la Reina Lupis resonó por toda la habitación. "Ya basta... daré un decreto real. En primer lugar, Helena. Contacta al Barón Mikoshiba e infórmale que es convocado a la capital, de prisa. No necesariamente se negará, así que por ahora le explicaremos nuestra situación. Podemos decidir qué hacer en caso de que se niegue más tarde.... Entendido?" “Su Majestad...” susurró Meltina, horrorizada. Pero la reina Lupis dio sus órdenes rápidamente, ignorando las palabras de su ayudante. No tenían tiempo para una pontificación inútil. A pesar de que las dudas la devoraban, la reina Lupis tomó su decisión. No... fue más que eso. Sintió las frías miradas fijadas en Mikhail por todos los demás en esta habitación, y quería protegerlo de eso. O tal vez fue porque vio su mano alcanzar la espada envainada en su cintura por un momento. “Informar a Xarooda que les enviaremos refuerzos. Dígales que nos llevará algo de tiempo prepararnos y que nuestras fuerzas partirán en un mes. E informe a las fuerzas de Myest que esperan en la frontera que pueden pasar. Entendido, Conde Bergstone? Tendremos que estar preparados dentro de un mes ". “Un mes, dices... será difícil. Y estás segura de que deberíamos permitirles entrar?". Si bien compartían un enemigo común, las circunstancias no habían cambiado. Existía la mínima posibilidad de que el lado de Myest ya se hubiera impacientado y hubiera decidido suprimir a Rhoadseria primero. Con ese fin, tal vez hubiera sido más prudente

esperar hasta que el ejército de Rhoadseria estuviera preparado antes de darles permiso para pasar. Ese fue el razonamiento detrás de la pregunta del Conde Bergstone, pero la Reina Lupis negó con la cabeza. "No tenemos otra opción. La impresión que ambos países tienen de nosotros es mala ya que no nos hemos movido hasta ahora. Y dejarlos pasar solo una vez que estemos preparados significaría dejarlos esperar demasiado tiempo... Si Xarooda termina cayendo por eso, no tendría sentido que enviemos refuerzos de todos modos". Mover un ejército llevó tiempo, especialmente cuando se trataba de enviarlo al extranjero. Habría que preparar suministros y armamento de repuesto. Los temores del conde Bergstone no eran infundados, pero efectivamente estaban fuera de tiempo. Y también Xarooda. El contenido de su carta lo dejó en claro. "Todos tienen claro su papel?" Preguntó la reina Lupis. Cualesquiera que fueran sus razones, la monarca tomó su decisión y sus vasallos solo pudieron asentir. """Por su voluntad, Su Majestad!""" Todos se levantaron de sus asientos y se inclinaron por la cintura en obediencia. Todo en nombre de proteger el Reino de Rhoadseria. Cuando el consejo llegó a su fin, la mayoría de sus participantes se fueron, dejando solo tres figuras en la sala. "Por qué dijiste eso?" Preguntó la reina Lupis. "Como tu vasallo, he ofrecido lo que pensé que era la mejor solución posible", respondió Mikhail con calma, sin una pizca de vacilación. Su voz era más fría de lo que nunca había escuchado. "Es eso... realmente la totalidad de tu intención?" preguntó con cautela.

“Qué quieres decir? Te resulta tan difícil creer en mi lealtad?" Incluso con la mirada interrogante de Lupis sobre él, la expresión de Mikhail no cambió. Era inquebrantable, como un muñeco que perdió sus emociones. "Sir Mikhail! No puede hablarle a Su Majestad así!" Meltina reprendió enojada su actitud. Quizás todavía estaba irritada por su actitud durante el consejo, lo que bien podría haber justificado desenvainarlo con una espada dependiendo de las circunstancias. "Está bien, Meltina". La reina Lupis la detuvo, sin embargo. "Pero, Su Majestad!" A pesar de que Mikhail era un vasallo que la apoyó durante muchos años, su actitud últimamente fue irrespetuosa. Ignorarlo solo tendría un gran impacto en la autoridad de Lupis como reina, y eso era algo que Meltina no podía permitir. Pero al ver la emoción que llenaba los ojos de la reina Lupis, Meltina se tragó las palabras. "Por favor..." Cuánta determinación se escondía detrás de esas palabras?. "Mis disculpas, Su Majestad." Al ver el escalofrío en los hombros de la reina Lupis, Meltina inclinó la cabeza y retrocedió contra la pared. Asintiendo hacia ella, la Reina Lupis se volvió hacia Mikhail con una mirada triste. "Bueno, buen trabajo hoy. Puede retirarse." "Entendido. Me iré, entonces." Milkhail inclinó la cabeza y se dio la vuelta para irse. La vista de su espalda en retirada dijo todo lo que había que contar. Una profunda, oscura, profunda obsesión se apoderó del corazón de Mikhail Vanash. Dos pares de ojos tristes lo vieron salir sin pestañear de la habitación. "Qué lo llevó a esto ...?" La reina Lupis susurró una pregunta a la que Meltina no pudo ofrecer una respuesta.

Sin embargo, la razón estaba clara. Sin embargo, ninguno podía expresarlo con palabras. Hacer eso rompería el corazón de la reina Lupis como un cristal. "No ha hecho nada, Su Majestad". Meltina no pudo decir nada más. ♱ En la habitación asignada a Mikhail en el castillo, dos hombres conversaron, iluminados por una única lámpara colocada sobre la mesa. Uno era el dueño de esta habitación y el otro era una persona que no debería haber estado en esta habitación. "Parece que el envío se ha decidido según lo programado", dijo Akitake Sudou inesperadamente, provocando una mueca de Mikhail, que estaba sentado en el sofá frente a él. "Como sabes eso? Eso aún no se ha hecho público ". La decisión de enviar refuerzos al Reino de Xarooda se decidió el mediodía de ese día. Aquellos en una posición de funcionario público fueron informados de ello, pero el hombre sentado frente a él no ocupaba ese tipo de posición. En la superficie, la posición de Sudou era la de un sirviente enviado por el vizconde Gelhart para servir a la princesa Radine. Es posible que eventualmente se enterara de esta noticia, pero Mikhail tendría que sospechar si esa noticia se le hubiera filtrado el mismo día en que se decidió. Sudou, sin embargo, simplemente sonrió en diversión ante la sospecha de Mikhail. "Es posible que todos intenten ocultar las noticias, pero cuanto más se esfuerzan por ocultar algo, más rápido parece extenderse la voz... Y se propaga rápido, de hecho..." Mikhail se burló de disgusto por la actitud condescendiente de Sudou. "Tu oído es tan agudo como siempre, Sudou", dijo.

A primera vista, puede haber parecido un cumplido, pero Mikhail claramente miraba a Sudou. Lo veía como un plebeyo humilde que corría por el castillo como una rata. No lo puso en palabras, pero la forma en que miró a Sudou lo comunicó claramente. "Qué duro de tu parte... Lamentablemente, no tengo otros talentos a mi nombre". Sudou se encogió de hombros, sin mostrar ninguna preocupación por el desprecio de Mihkail. “Hmph. No tengo idea de por qué sirves como ayudante de la princesa Radine... "Mikhail resopló con una pizca de molestia por la actitud escurridiza de Sudou. "Eso sería porque yo, al igual que usted, Sir Mikhail, soy apreciado por mi lealtad incondicional a la casa real", dijo Sudou con una sonrisa. "Tonterías... No tienes la más mínima lealtad por Rhoadseria", escupió Mikhail con disgusto. Un hombre tan absolutamente tonto... Sudou pensó para sí mismo burlonamente. Ni siquiera puedes aferrarte a tu calma sin toda esa valentía. La posición de Mikhail había estado en un fuerte declive desde la guerra civil del año pasado. La verdad sea dicha, no era apenas tan bajo como la posición de uno podría conseguir - fue más allá de eso y directamente en valores negativos, si tal cosa es incluso posible. Y tu estupidez te llevó contra la pared... todo lo que queda es acabar contigo. Estoy deseando ver cómo terriblemente te estrellas y quemas… Siendo el espadachín número uno en Rhoadseria y el muy leal y cercano ayudante de la reina Lupis, el nombre de Mikhail Vanash alguna vez tuvo gran gloria y alabanza. Su lealtad fue vista por el reino como un tesoro. No estaba exento de sus defectos, por supuesto, pero Mikhaíl era visto como un joven digno de confiar el futuro del reino.

Y todo eso ahora era una reliquia del pasado. Su búsqueda del mérito lo llevó a caer prisionero vergonzosamente, y al ser liberado fue condenado a varios meses de arresto domiciliario. Como resultado, la opinión de todos sobre él había empeorado enormemente. Después de que se levantara su arresto domiciliario, la reina Lupis usó la reorganización de su gobierno para instalarlo como capitán de la Guardia Real, lo que provocó mucha ira tanto de sus subordinados como de sus colegas. Incluso se habló de que la reina Lupis despidió a Helena para elevarlo al rango de general, lo que solo sirvió para empeorar su posición. Tenía sentido que la Reina Lupis pusiera vasallos en los que confiaba en posiciones cercanas a ella, pero todos los demás no entendían esto. Por todo lo que les preocupaba, Mikhaíl se ganó el favor de la reina mientras actuaba activamente para saborearla. Y gracias a que Sudou difundió rumores fuera del palacio que eran una hábil mezcla de verdad y mentiras, la reputación de Mikhail se estaba desplomando cada vez más. Sus colegas y subordinados lo despreciaron mientras los nobles se burlaban de él. Para un caballero orgulloso como Mikhail, esta situación era efectivamente un infierno viviente. Si fuera realmente un tonto, no le haría caso a esas opiniones. Y si fuera realmente tan humilde y despreciable, ajustaría su posición un poco más inteligentemente. Pero, lamentablemente, Mikhail Vanash era un hombre demasiado simple y honesto. Y fue porque podía distinguir lo bueno y lo malo y sabía cómo funcionaba el mundo, y se mantuvo orgulloso y honesto a pesar de eso, que no pudo tolerar este resultado. Había una brecha entre los ideales y la realidad, y la mayoría de las personas que caen en esa brecha pierden de vista sus corazones. Para escapar del sufrimiento ante sus ojos, atormentan y maldicen a quienes los rodean. Sin saber que hacerlo solo aprieta aún más la soga alrededor de sus cuellos…

Y siendo muy consciente de eso, Sudou vertió un dulce veneno en el corazón de Mikhail. Veneno que devastaría aún más su corazón y lo privaría de la capacidad de razonar. Y eventualmente, toda la verdad sería drenada de su corazón, dejando solo ficción conveniente para ser utilizada. “Eso es evidente. No soy rival para usted, Sir Mikhail, pero la Princesa Radine es una hija ilegítima. Es posible que haya sido reconocida formalmente como miembro de la familia real, pero tiene pocos vasallos que creen en ella desde el fondo de sus corazones. Así que incluso un hombre humilde e inferior como yo recibe el honor de su confianza". "Ya veo." Mikhail sonrió satisfecho por la respuesta de Sudou. El veneno en las palabras de Sudou hizo cosquillas en el sentido de importancia personal de Mikhail. Podía ver a través del halago transparente que el hombre sonriente ante sus ojos estaba tratando de alimentarlo. Pero después de haber sido atacado con desprecio y burla por sus subordinados y colegas durante tanto tiempo, estas palabras eran la única fuente de curación que le quedaba. Se aferró a ellas, aunque sabía que eran mentira… "Por cierto..." Dijo Mikhail, tomando una copa llena de vino de la mesa y dirigiendo una mirada inquisitiva a Sudou. “Hice esa propuesta durante el consejo, tal como me dijiste. Estás seguro de que fue sabio?" “Por supuesto,” Sudou asintió tranquilamente ante la pregunta. "Mis disculpas, Sir Mikhail, pero quizás se le ocurrió alguna idea mejor?" Mikhail perdió todas las palabras al ver ese comportamiento confiado. "Bueno, no... Pero no puedo imaginar que simplemente obedecerá sin discutir". "No, probablemente no lo haría. Pero en ese caso, simplemente te dará un pretexto para ejecutarlo ".

“Sí, lo entiendo mucho. También lo expliqué durante el consejo. Pero, sinceramente, ese hombre tiene una forma de ser extremadamente impredecible. Quién puede decir lo que podría intentar ". La afirmación de Mikhail fue un análisis bastante sensato de la situación. Tan obsesionado como estaba con su odio por Ryoma, aún conservaba tanto juicio. Esas palabras solo sirvieron para exasperar a Sudou, sin embargo. Te estás contradiciendo… De hecho, fue una contradicción. Dijo que Ryoma nunca se tragaría estas demandas de buena gana, y que no había forma de saber qué tipo de complot podría inventar para vengarse de ellos por tratar de obligarlo a aceptar esto. Pero incluso sabiendo eso, lo propusiste durante ese consejo. En qué está pensando este hombre? Sé que la gente tiende a actuar de formas impredecibles cuando se está contra la pared, pero... Bueno. Él es una marioneta útil. Reprimiendo la mueca burlona que amenazaba con aparecer en su rostro, Sudou miró a Mikhail con una suave sonrisa. Sudou pudo haber sido quien le indicó que lo hiciera, pero el pensamiento de Mihkail ahora carecía de consistencia y cohesión. Todo lo que quedaba era su dolor por la posición en la que se encontraba y su resentimiento por Ryoma, a quien percibía como la fuente de sus problemas. Impaciencia, odio, envidia, aborrecimiento. Estas emociones rugían en el corazón de Mikhaíl, negándole la capacidad de razonar con sensatez. "Eso en sí mismo sería un resultado satisfactorio. Un vasallo desleal sería removido del lado de Su Majestad, y su linaje como un leal servidor se elevará." "Pero-!"

"No debes aborrecer el derramamiento de sangre si quieres hacer cumplir la justicia", enfatizó Sudou, sus ojos brillando con un destello peligroso. "Pero... Realmente irá tan bien?" La expresión de Mikhail estaba inundada de ansiedad. "Sir Mikhail, no debes temer esto. Todos los demás se darán cuenta de lo acertado que estuvo. No podrás guiar a este país si dejas que la culpa te venza." Sudou silenció a Mikhail con palabras poderosas. "A veces hay que ser incluso irracional para defender su país. Y el único que puede hacerlo ahora es usted, Sir Mikhail. Por favor, proteja el Reino de Rhoadseria. ¡Salve a Su Majestad, la Reina Lupis!" Pasó un minuto. Luego otro. Las miradas de los dos estaban cruzadas sobre la mesa. "Bien... confiaré en ti." "Espléndido. Entonces todo lo demás debería salir según lo planeado”, dijo Sudou antes de inclinar la cabeza y salir de la habitación. Mikhail lo vio irse sin decir palabra. ♱ Después de dejar la habitación de Mikhail, Sudou silenciosamente se dirigió a su propia habitación, asegurándose de evitar miradas indiscretas. Me tomó bastante tiempo configurar esto... Pero tal vez debería elogiarlo por un trabajo bien hecho después de todo. Una oscura sonrisa apareció en los labios de Sudou mientras recordaba la conversación que acababa de tener lugar. La gente tiende a creer solo lo que quiere creer. Desde que terminó la guerra civil, Mikhail había tenido sus capacidades y carácter negado por todos los que lo rodeaban. Y gracias a eso, las palabras de afirmación de Sudou se deslizaron fácilmente en su corazón.

Lo que llenaba el fondo del corazón de Mihkail, como heces oscuras y sucias, era el odio y el rencor hacia Ryoma Mikoshiba. Un rencor fuera de lugar, sin duda. Pero durante todo este año, Sudou había logrado distorsionar esas emociones, colocando ese rencor infundado donde debería haber estado el sentido de la justicia de Mikhail. Su deseo de hacer justicia y defender a Rhoadseria. Pero cuanto más ama a su país y más leal es a la casa real, más lo devora... Je je, un hombre tan trágico. La confianza que la reina Lupis depositó en Mikhail fue contraproducente. Cuanto más trataba de cubrirlo, más las miradas de quienes lo rodeaban hacían retroceder a Mikhail y lo hacían cometer errores. La reina Lupis lo cubrió una vez más, completando este círculo vicioso. Por supuesto, todo esto se debió a que el propio Sudou difundió rumores por todo el castillo. Un vínculo entre un señor y su vasallo puede ser peligroso si se lleva demasiado lejos... Realmente fue irónico. Tan ferozmente leal como era, Mikhail carecía del poder para cambiar este país, pero Ryoma Mikoshiba, quien no tenía ninguna lealtad hacia la reina, estaba encargado de decidir su destino. Solo queda por ver cómo actuará el joven Sr. Mikoshiba… Realmente es impredecible. Pero esta es la tercera vez que interfiere conmigo... Ya es hora de que desaparezca. Ahora bien, cómo saldrán las cosas...? Habían pasado casi dos años desde que Ryoma Mikoshiba llegó a este mundo. Mató al taumaturgo de la corte del Imperio O’ltormea, Gaius, e interfirió en la guerra civil de Rhoadseria. Y ahora, estaba a punto de interferir con las intenciones de Sudou por tercera vez. Preferiríamos que él no participara en esto, pero las posibilidades son bajas. Y así… Si se le preguntara si quiere participar en los refuerzos, su respuesta probablemente sería no. Sin embargo, la situación actual

no podía permitirlo. Si se negara, Ryoma Mikoshiba sería colocado en una posición peligrosa, independientemente de lo que pudiera pasar con las fuerzas que se envían. Si realmente se preparara para romper y ser independiente antes de que la guerra llegara a un punto crítico, tal vez las cosas serían diferentes, pero razonablemente hablando, eso era imposible En ese caso, la cuestión no era si participaría, sino cuáles serían sus condiciones para participar. Si lo haría sin esperar nada a cambio, o negociar para tratar de ganar algo. Dada la personalidad de Ryoma y las acciones de la Reina Lupis hasta ahora, parecía probable que estableciera algún tipo de condición. Buscaría dinero, o más territorio...? Quizás le gustaría que su título de noble se elevara… Dado que el desarrollo de la península de Wortenia aún estaba en marcha, recibir más tierra ahora solo haría que fuera demasiado para él administrar todo adecuadamente. Tal vez podría administrar tierras que estaban directamente adyacentes a Wortenia, pero si se le dieran tierras separadas para gobernar, no podría vigilarlas adecuadamente. Si mal no recuerdo, la tierra más cercana a la Península es el territorio del Conde Salzberg, Epirus... Pero está cerca de la frontera con Xarooda, y el Conde ha consolidado el control sobre los nobles del norte y actúa como su líder. Incluso si el cielo se cayera, no colocarían a un barón recién llegado en su lugar… Lo que significa que tendría que elegir un título noble u oro, y dada su personalidad, no puedo imaginar que le interese un título. Probablemente esté planeando dejar a Rhoadseria atrás en algún momento, por lo que le importan poco los títulos. Quizás hubiera sido diferente si Ryoma tuviera la intención de permanecer en Rhoadseria hasta el final de sus días, pero Sudou pensó que eso era muy poco probable. El mismo Sudou hizo que esto sucediera, pero dada la forma en que la reina Lupis trató a

Ryoma después de la guerra civil, no era probable que quisiera quedarse en este país. En cuyo caso, las opciones eran bastante limitadas. Intentaría formar su propio país o quedaría bajo la protección de otro país. Y cualquiera que sea su elección, un título noble otorgado por la casa real de Rhoadserian no valdría nada. Y además de eso, desarrollar la península de Wortenia costaría una gran cantidad de dinero. Entonces pedirá dinero... Me pregunto cuánto exigirá. La pregunta de cuánto pediría facilitaría la predicción de sus acciones futuras. Si pide decenas de millones, le llevaría más de diez años. Pero si pide más... Es posible que tengamos que adelantar el horario de nuestro lado. Sudou estaba absolutamente entusiasmado con la anticipación. Cuando fue convocado por primera vez a este mundo, lamentó la disparidad en la calidad de vida, pero resultó que en realidad era más adecuado para este mundo que para Japón. Manipular a la gente... Trazar conspiraciones... Lo satisfaceaba de una manera que su tibia vida en Japón nunca lo hizo. Especialmente en momentos como estos, cuando sus estratagemas decidían los resultados de las guerras. Y más aún cuando su victoria ya estaba asegurada. Ahora bien, qué va a pasar después...? Sudou sonrió, era la sonrisa de un hombre que confía en su victoria.

Capítulo 3: La brecha entre los ideales y la realidad

La ciudad de Sirius estaba llena de actividad y vida. Nuevos niños esclavos fueron llevados a la ciudad durante los últimos días, y ahora estaban blandiendo sus espadas desesperadamente, para no dejar ir el destino afortunado en el que habían tropezado. Los niños que habían terminado sus varios meses de formación y habían ganado su libertad estaban trabajando duro para construir su nueva ciudad natal. Todos estaban poniendo todas sus fuerzas para ir construyendo esta ciudad poco a poco. Su dignidad les fue robada cuando se convirtieron en esclavos, por lo que el hecho de que tuvieran la suerte de recuperar su respeto a través del esfuerzo puro les dio orgullo. Pero no sabían que la sombra de la guerra se acercaba cada vez más desde el suroeste. Al igual que el otro día, se convocó una reunión de emergencia. La presencia de un invitado que no debería haber estado allí hizo que todos los que estaban sentados alrededor de la mesa redonda se pusieran tensos. "Eso es todo... Deseo escuchar sus opiniones." Después de que Ryoma leyó la carta que Helena le envió desde la capital en voz alta, la atmósfera en la habitación cambió. La fecha de la carta mostraba que fue escrita hace tres días, lo que significa que llegó bastante rápido, dada la distancia entre la capital y la península de Wortenia. Como era una orden secreta de suma importancia, se envió a través de un mensajero, que había cambiado de caballo en cada puesto de control para asegurarse de que llegara a su destino lo más rápido posible.

"Ya nos dijiste que esto sucedería, chico, pero la forma en que las cosas siempre parecen suceder exactamente como dices que sucederán ya no es graciosa", dijo Lione con una sonrisa terriblemente sardónica en los labios. Todos los demás parecían sentir lo mismo, con sus rostros llenos de asombro. En verdad, no tenían otra opción que reírse irónicamente de la situación. La única persona en la habitación con una sonrisa realmente compuesta en sus labios era Ryoma. "La expansión de la ciudad va por buen camino, y creo que finalmente podríamos empezar a poner las cosas en marcha... La reina Lupis Rhoadserians tiene una forma de entrar en nuestros planes," susurró Gennou, entrecerrando los ojos mientras miraba la tumultuosa actividad fuera de la ventana. "Supongo. Pero al final, no tenemos más remedio que ir, y estamos mejor con ellos llamándonos. Si hubieran insistido en no pedirnos ayuda y se hubieran ido a perder porque enviaron sus refuerzos sin nosotros, nos veríamos atrapados en esta guerra de todos modos", dijo Ryoma con una sonrisa. Sus palabras fueron tan horribles como pudieron ser. Casi estaba diciendo abiertamente que las personas a cargo del palacio eran terriblemente incompetentes. Todos en la habitación asintieron. "Incluso con Lady Helena guiándolos...?" Preguntó Gennou, a lo que Ryoma negó con la cabeza. "No perderían si Helena estuviera al frente de todo el ejército. Incluso si perdiera, las pérdidas que sufriría no serían demasiado graves. Pero…” Ryoma volvió sus ojos hacia Lione, como preguntando si ella entendía. "Entiendo... Sí, puedo ver que eso está sucediendo".

Se dice que demasiados cocineros pueden estropear el caldo. En pocas palabras, significa que colocar a demasiadas personas en una posición de liderazgo hace que las cosas giren en direcciones inesperadas. La discusión es importante a medida que se desarrollan las cosas, utilizando las opiniones de los demás para corregir los problemas que surgen. Ésta era una lógica básica que incluso los niños eran capaces de comprender: una forma de pensar eficaz y, de hecho, democrática. Pero por otro lado, ese método no siempre fue óptimo. Tener demasiada gente con la autoridad para el mando absoluto podría ser especialmente problemático. A pesar de sus logros anteriores comprándole el puesto de General de Rhoadseria, la posición de Helena Steiner no era estable. No, considerando los complots de la Reina Lupis, Helena probablemente caminaba sobre hielo muy delgado. Dada esa situación, si enviaban a Helena a comandar los refuerzos a Xarooda, su autoridad sería muy débil. Las cosas seguirían bien si su ayudante cooperaba. Pero si le dieran un tonto que discutiera con ella sobre el derecho a mandar, sucedería el peor de los casos y su ejército se dividiría incluso antes de que se enfrentaran al enemigo. Ese fue, por supuesto, el peor resultado imaginable. Las posibilidades de que las cosas se pusieran tan mal eran escasas, pero incluso si las cosas no se convirtieran en una revuelta en toda regla, la moral de los soldados seguiría sufriendo debido a esto. Y como ya eran muy inferiores al ejército de O’ltormea, esto sería un golpe fatal. "Eso significa que tienes que ir, verdad, muchacho?" preguntó Boltz. "Eso es lo que decía la carta de Helena." Ryoma se encogió de hombros. "Parece que hemos tirado de la proverbial paja corta", comentó Gennou.

"Sí, suena bastante bien. Y que corta es la pajita..." Ryoma suspiró. Incluso cuando se hace una solicitud con una explicación adecuada, aún se puede rechazar. Pero ciertamente no fue tan fácil, ya que habría consecuencias. El Reino de Rhoadseria fue esencialmente un barco que se hundía. No podía haber ninguna duda de eso. La estructura de poder que Lupis estaba construyendo iba a actuar en su contra, principalmente por su falta de decisión. Era natural que la casa real esperara construir una administración donde el monarca estuviera en el centro. Después de todo, Hodram y Gelhart habían robado su autoridad durante tanto tiempo como lo hicieron. Pero los ideales no siempre se alineaban con la realidad. Y el problema era la personalidad de Lupis Rhoadserians. No es una mala persona. No, incluso puedo llamarla buena persona, y tampoco es tonta. Ella es conocedora, y se preocupa por sus súbditos. Normalmente, ella sería una buena gobernante. La valoración de Ryoma de Lupis no fue de ninguna manera negativa. Sus ayudantes, Meltina y Mikhail, tenían sus defectos pero seguían siendo personas capaces. Eran leales a la casa real y su destreza marcial se contaba entre las más grandes del país. No eran eruditos, pero sabían leer y escribir y eran capaces de aritmética básica. Si nada más, no eran incompetentes. Pero al final, su defecto es que no se conoce lo suficiente… Una cita del Arte de Guerra de Sun Tzu me vino a la mente. Si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo, no debes temer al resultado de cien batallas. Era un proverbio bien conocido que la mayoría de la gente conocía, incluso si nunca leyeron El arte de la guerra, pero tenía una continuación. Si te conoces a ti mismo pero no al enemigo, por cada victoria obtenida también sufrirás una derrota. Si no conoces al enemigo ni a ti mismo, sucumbirás en cada batalla.

En pocas palabras, recopilar información antes de la batalla era importante, pero comprenderse a uno mismo también era importante. Conociendo ambos aspectos, uno podría ganar. Y una vez que uno sabía si podían ganar una batalla, el resto era fácil. Sin embargo, si uno juzga que no puede ganar, sabría evitarlo o buscar otra forma de resolver las cosas. Pero dicho a la inversa, qué pasaría si uno no tuviera un control sobre el enemigo o su propia destreza? Sería lo mismo que tener a un aficionado jugando una partida de ajedrez con los ojos vendados. Uno perdería antes de que comenzara la batalla. Entonces, lo que importaba era la cuestión de qué tipo de persona era uno. Cuáles eran sus fortalezas y dónde radicaban sus debilidades. Y si Lupis hubiera entendido sus debilidades, no habría intentado construir un sistema político con ella en el centro. El papel de un monarca era tomar decisiones y asumir la responsabilidad de los asuntos. Pero aunque su corazón era amable y cálido, también significaba que le faltaba decisión. Ryoma creía que una mejor forma de gobierno para ella sería fortalecer la autoridad del primer ministro y los otros ministros al mismo tiempo que se introducía un sistema parlamentario. De esa manera, mantendría su derecho de veto mientras cumplía con las decisiones de sus ministros. Existía la posibilidad de despotismo como en el caso de Gelhart, por supuesto, pero mientras la guardia real y los caballeros responsables de la seguridad de la reina aseguraran la autoridad militar, no causaría tanto problema. Y, de hecho, si Lupis hubiera consultado a Ryoma sin recurrir a pequeños complots, él le habría dicho que hiciera lo mismo. "No queremos quedar atrapados en esto, pero, realmente tenemos que ir sin importar qué? Seré franca, chico. No estoy a favor de esto". Lione habló tan a la ligera como siempre, pero sus ojos estaban serios.

Lione y Boltz no podían actuar como si esto no fuera asunto suyo. Los dos estaban solos a cargo de la enseñanza y la crianza de los niños que una vez fueron vendidos como esclavos. Esos niños serían los que serían enviados en caso de que estalle la guerra - y aquellos cuyas vidas serían puestas en peligro. Por supuesto, si fuera para proteger a Sirius, Lione les ordenaría morir si fuera necesario. Pero no podía estar del todo contenta con hacerlo por el bien de un país tan tonto como Rhoadseria. Lione tiene un fuerte sentido de la obligación, después de todo... Esta mujer mercenaria de melena roja de hecho tenía una disposición bastante fraternal. Ella lideró un grupo de mercenarios compuesto casi en su totalidad por hombres rudos a pesar de ser una mujer, y eso fue una prueba de su calibre. Ella era fundamentalmente una persona amigable y extremadamente confiable, pero tenía un defecto mayor. Hizo hincapié en las obligaciones de uno por encima de todo. Eso tenía sentido a su manera. Cuando vivir una vida en la que luchar hasta la muerte era un acontecimiento cotidiano, nadie quería confiar sus espaldas a alguien que falló sus deberes sociales. Y por eso Lione despreciaba profundamente a Lupis Rhoadserians, que los forzó a entrar en la tierra de nadie que era la península de Wortenia después de que la sirvieran en la guerra. Esa no fue una emoción que ella expresó con palabras, por supuesto. Tenía que considerar la posición de Ryoma, ya que en la superficie todavía era un noble que miraba a Lupis como su Reina. Pero Ryoma podía entender sus sentimientos por su expresión y gestos. Pero no podía permitirse el lujo de priorizar su opinión esta vez. "Lo siento, Lione, pero no puedo ceder en esto. Dije que tiramos de la pajita, pero no vamos a la guerra por Lupis o Rhoadseria aquí. Luchamos por sobrevivir. No podemos evitar esto si queremos seguir viviendo y alcanzar un mayor poder".

"Estamos haciendo esto para evitar que O'ltormea invada... Correcto?" Preguntó Gennou. Ryoma asintió. "No hace falta decirlo, pero si Xarooda cae, Rhoadseria es la siguiente en estar en la tabla de cortar. Dado el tamaño de sus territorios y el poder nacional, los tres reinos orientales sólo pueden retener a O'ltormea si están unidos. Myest y Rhoadseria solos sólo serán capaces de ralentizarlos, pero no detenerlos." "Me imagino", respondió Lione con un movimiento de cabeza. Ella también entendía la situación, pero la idea de salvar a Lupis en el proceso no le sentaba bien. "Así que ahí es donde estamos... Aún así, no voy a dejar que esa mujer me use como quiera. Usaré esto como una oportunidad para exprimirla hasta dejarla seca", dijo Ryoma, sus labios se curvaron hacia arriba viciosamente. Una expresión aterradora, de hecho. "Exprimirla con qué? Dinero?" preguntó Lione, mirando sospechosamente a Ryoma. "No, algo que es incluso más valioso que el dinero. La ciudad ya está bastante desarrollada, por lo que es hora de que empecemos a desarrollar a fondo Wortenia. Necesitaremos migrar agricultores y artesanos con habilidades especiales. Y estoy pensando en que envíen a algunos oficiales civiles también". Lione y Boltz intercambiaron miradas. "Entonces vas a establecer condiciones a cambio de unirte a los refuerzos?" Boltz ladeó la cabeza. Eso era algo que nunca hubiera esperado escuchar, ya que era una espada a sueldo durante el tiempo establecido. "Sí. Después de todo, no podemos confiar sólo en los esclavos para construir nuestra población. Por más grandes que parezcamos, no significará nada si nos faltan nuestros contenidos." “Supongo... Terminamos de levantar los muros y pavimentar las carreteras, y tenemos las casas listas. Estamos dispuestos a

aceptar a más personas cuando vengan, pero...", dijo Boltz, sus palabras tenían un toque de confusión. En verdad, la población de Sirius estaba compuesta por el clan Igasaki, los niños esclavos que reunieron de diferentes lugares y los mercenarios. Soldados, mercenarios, ninjas y sus familias. Algunos de los ninjas podían funcionar como herreros, por lo que reparar el equipo no era un problema, pero sin agricultores ni comerciantes, esta era una ciudad bastante homogénea formada solo por soldados. La única excepción fueron algunas sirvientas que les habían dado de la finca del conde Salzberg. El propio Boltz se dio cuenta de que no podían durar mucho tiempo así. Tendrían que desarrollar tierras agrícolas y establecer industrias si tuvieran que recaudar impuestos. Y así, la demanda de Ryoma no fue de ninguna manera equivocada. Sin embargo, la pregunta que pasaba por la mente de Boltz era por qué ahora. La Reina Lupis aceptaría eso...? La perspectiva de Ryoma parecía ser la opuesta, aunque. “Creo que ahora mismo aceptará nuestras demandas, aunque sean un poco exageradas. Incluso si ella es cautelosa de que construyamos nuestras fuerzas". La capacidad de una persona para viajar a través de este mundo estaba generalmente fuertemente regulada. La tecnología de este mundo no era avanzada, por lo que las manos humanas eran absolutamente necesarias para producir bienes. En otras palabras, la población se traduce directamente al poder y autoridad de un gobernador. Y debido a eso, los gobernadores restringieron enormemente la libertad de movimiento de sus súbditos. Dicho de manera más precisa, puede que acepten personas que vengan de otros territorios, pero intentaron reducir el número de personas que abandonan su territorio. Muy pocas personas pudieron alejarse de la tierra en la que nacieron. Esto fue especialmente cierto con los

nobles que en su mayoría tenían aldeas con pequeñas poblaciones como su dominio, y más aún con los artesanos. Las tecnologías no se pueden adquirir en un día y algunas pueden ocultarse por completo. Adquirir esas técnicas requiere tiempo y dinero, y, quién renunciaría a las suyas solo para ayudar a otra persona? Pero ahora, la reina Lupis se quedó sin otras opciones, y muy bien podría aceptar demandas que normalmente no aceptaría. De hecho, era mucho más probable que cediera a esas demandas en comparación con el dinero o más tierras. "Oh, ya veo... Estás aprovechando esta oportunidad para impulsar el desarrollo de la península aún más", dijo Lione, a lo que Ryoma respondió con una sonrisa fría. “Se tomó la molestia de invitarme. Bien podría aprovechar esa oportunidad para exprimir todo lo que pueda de ella". Para Ryoma, Lupis no era más que una presa, un punto de apoyo para avanzar en este mundo. Y con esa sonrisa en los labios, volvió su mirada hacia el único hombre que permaneció en silencio durante la duración de esta reunión. "Por cierto, Nelcius. Tienes alguna pregunta?" Preguntó Ryoma. La expresión de Nelcius fue superada por la confusión ante esas palabras, y se levantó de su asiento. Su piel era oscura, de color azulado y sus ojos eran dorados. Su pelo plateado brillaba a la luz del sol. Sus rasgos cincelados eran claramente hermosos y justos. Era como una escultura que cobra vida, la imagen misma de cómo la gente percibía que era la raza semihumana de los elfos. La única excepción fue su enorme y musculoso cuerpo, que se comparaba favorablemente incluso con Ryoma. "Solo tengo una pregunta... Por qué me llamaste aquí?" preguntó con una voz baja y tranquila.

Solo parecía tener unos treinta años, pero la sensación de su voz se sentía mucho más envejecida. Normalmente, probablemente parecía mucho más digno y confiado. Pero ahora solo parecía confundido. "Es una molestia?" Ryoma preguntó, a lo que Nelcius negó con la cabeza en silencio. "No, creo que he tenido el honor de escuchar una conversación muy importante... Pero no puedo dejar de preguntarme por qué llamaste a un semi-humano como yo para participar en esta reunión". Era de esperar la sorpresa de Nelcius. A esta reunión asistieron las personas que se encontraban en el corazón de la noble casa del barón Mikoshiba, y él era el único extraño presente. No... No era solo un extraño. Era un enemigo potencial y latente. Es cierto que durante los últimos días estuvo conversando sobre el futuro de Wortenia con Ryoma, lo que explica su estadía en Sirius. Ninguno de los dos quería que los humanos y los semihumanos lucharan por el control de Wortenia, y en ese sentido, ciertamente compartían una visión común. Pero por otro lado, tal diferencia entre dos especies no fue tan fácil de superar. Espera que les ofrezcamos algún tipo de ayuda...? Al menos, Nelcius no pudo evitar sospechar esto. Ryoma simplemente le devolvió la sonrisa. "Oh, no te preocupes por eso. No intentamos pedir nada a tu gente aquí. Por ahora, solo quería que estuvieras aquí". “Eh...? Qué quieres decir?" Nelcius ladeó la cabeza ante la declaración de Ryoma. No es como si le hubieran pedido su opinión, o le hubieran pedido suministros o ayuda. Solo fue invitado aquí para poder escuchar su reunión. Nelcius pensó que estaría informado de algún tipo de demanda, pero este hecho le pareció terriblemente inesperado.

Al encontrarse con la mirada sospechosa de Nelcius, Ryoma simplemente asintió. "Solo míranos un rato... Está bien?" Y con esas palabras, Ryoma concluyó la reunión. Un hombre tan extraño... No muestra signos de temernos. No, no es ese hombre el que es extraño, sino más bien… Mientras Nelcius se dirigía a la habitación en la que había estado durmiendo durante los últimos días, recordó el consejo al que acababa de asistir. Pero por qué, de hecho, me dijo que estuviera allí...? Ninguna de las personas en esa habitación parecía ver a Nelcius con odio o disgusto. A pesar de ver a un semi-humano como él, ninguno de ellos contorsionó sus rostros con disgusto o lo miró con desprecio. Se había dado cuenta de esto desde que llegó por primera vez a Sirio, pero los ciudadanos de esta ciudad mostraron muy pocos signos de discriminación hacia los semihumanos. Eso no era decir que no había tales sentimientos en absoluto, pero por lo menos no había suficiente prejuicio para hacer que alguien tome la vida de otro. Y durante la fiesta de hace unos días, me trataron muy generosamente… Lo trataron lo suficientemente bien como para inducir con éxito la atmósfera de comer, beber y hablar juntos. Pero en el fondo de su corazón, Nelcius aún no se atrevía a creer. No podía negar el sentimiento abatido que llenaba su corazón cuando uno de los sirvientes le dijo que asistiera al concilio esta mañana. Después de todo, pensaba que no era más que otro humano. Pero Ryoma simplemente lo miró con una sonrisa amistosa también hoy. Los elfos y elfos oscuros poseían un conocimiento único en el campo de la taumaturgia dotada. Conocimiento transmitido desde épocas pasadas, que permaneció ininterrumpido incluso ahora, muchos años después. Los elfos nacen con una capacidad

inherente de taumaturgia que podría otorgarles suficiente poder para igualar al caballero promedio. Sus habilidades latentes eran grandes, y como tales, esperando usarlos como soldados parecía una conclusión natural. Pero la primera vez que Nelcius conoció a Ryoma Mikoshiba, el hombre no mostró señales de ansiar ese conocimiento o esa fuerza potencial. No les pidió que le prestaran sus técnicas ni que enviaran soldados. Cuando Ryoma rescató a Dilphina de los piratas y la escoltó de regreso a la aldea, solo le pidió a Nelcius que visitara a Sirius una vez cada dos semanas. Nada más. Al principio, solo tenía que venir y quedarse allí por un tiempo. Si alguien le hablaba, solo daba respuestas breves, casi mecánicas. Pero a medida que los visitaba cada vez más, poco a poco comenzó a responder a bromas, a mantener intercambios y a compartir comidas con la gente de allí. Por ahora, su acuerdo para que él visitara una vez cada dos semanas sólo era una formalidad, Los semihumanos habían recibido una residencia para alojarlos, y había constantemente un grupo de varios de ellos viviendo allí en un momento dado. Algunos de los miembros más jóvenes de los clanes guerreros - jóvenes en sus estándares por supuesto, ya que tenían doscientos años de edad - habían oído hablar de la forma en que la humanidad discriminaba contra los elfos, pero nunca realmente lo experimentaron por sí mismos. Y Nelcius vio cómo sus interacciones con los humanos se volvieron más positivas y asertivas más rápido de lo que jamás imaginó. Es difícil de creer, pero el informe de Dilphina respalda esto… Habían pasado cuatrocientos y unas pocas docenas de años desde que los semi-humanos lucharon contra la humanidad en nombre de su dignidad y existencia continua. Incluso para los elfos, esto fue hace mucho tiempo. Por supuesto, algunos de los clanes guerreros todavía veían a los humanos con hostilidad y odio. Fueron expulsados de sus hermosas patrias y asesinaron a sus

familias, y esos no eran rencores que pudieran ignorar fácilmente. Algunos de los jefes de los otros clanes guerreros incluso menospreciaron a Nelcius, llamándolo un traidor que eligió acurrucarse más cerca de los humanos. Ya veo... Me llamó allí para mostrarme, Nelcio se dio cuenta con un gemido. Para demostrar que no tienen nada que ocultar. Esa era su intención… Esta era la forma de Ryoma de mostrar a los humanos que tenían la intención de caminar junto a los semihumanos. E hizo esa declaración no con palabras, sino con acciones. Nelcius tenía la intención de darse la vuelta y regresar por donde vino. No podía dejar que todo saliera exactamente como dice este hombre. Muy bien... Haré lo que quieras por ahora, pensó Nelcius, mientras sus labios se curvaban naturalmente hacia arriba. Si devolver un rencor con un rencor era la forma de las cosas, entonces sólo tenía sentido devolver la confianza con confianza. Nelcius era, después de todo, el orgulloso jefe de un clan guerrero elfo oscuro. No podía olvidar su rencor contra la humanidad. Pero tampoco podía ignorar el futuro que se extendía ante él. Si realmente fuera posible que la humanidad y los elfos vivieran juntos, podrían volver a la vida que tenían antes de la despreciable Guerra Santa. Esa emoción lo impulsó a seguir adelante. ♱ Aproximadamente una semana después de recibir la carta de Helena, Ryoma se dirigió a la capital de Rhoadseria, Pireas, por primera vez en un año. Era la primera vez que estaba en una gran ciudad en mucho tiempo. Por supuesto, la población y el paisaje urbano no eran rival para las grandes ciudades que él conocía, como Tokio u Osaka, pero seguía siendo una gran metrópoli para los estándares de este mundo. Supongo que esa es la capital de Rhoadseria para ti…

Epirus estaba a cargo de salvaguardar el norte del reino. Era una ciudad ciudadela bajo el control directo de un noble y se jactaba de una escala sorprendentemente grande. Pero la capital del reino, sin embargo, claramente la empequeñeció. "Aunque no puedo decir que el aire es demasiado bueno..." Tan pronto como cruzó la primera puerta, Ryoma frunció el ceño mientras miraba alrededor de la ciudad. Sus declaraciones sobre el aire de la ciudad no se referían al olor de la ciudad. Por supuesto, si uno se esforzara lo suficiente, captaría el hedor del agua sucia, pero eso era cierto para todas las ciudades de este mundo. Las grandes ciudades estaban lo suficientemente bien mantenidas como para que el hedor no fuera lo suficientemente intenso como para justificar un comentario. La típica obsesión japonesa con la higiene podía llevarlo a ser quisquilloso, pero, sinceramente, no era un mal ambiente. Entonces, qué quiso decir Ryoma con "el aire"? Se refería a la atmósfera opresiva que se cierne sobre las calles de Pireas. Una veintena de soldados vigilaban a Ryoma mientras cabalgaba hacia el castillo. "Todo el mundo parece bastante inquieto, no?" Sara comentó. "Los puestos también están bastante inactivos..." Laura asintió. Las gemelas compartieron la sospecha de Ryoma. Miraron a su alrededor con curiosidad. "La pregunta es, qué provocó esto?", dijo Ryoma, con la mirada fija en el camino frente a él. Por lo que Ryoma recordaba, después de la guerra civil las calles estaban llenas de gente y los puestos del mercado en la plaza siempre estaban llenos de actividad, y los vendedores siempre llamaban para atraer clientes. Pero ninguno de ellos estaba al alcance del oído ahora, lo que significaba que a pesar de estar abierto, los dueños del puesto tenían pocas ganas de vender. Una situación así no habría ocurrido con un régimen adecuado. Pero aún así, en la superficie, la gente caminaba por las calles.

Sin duda hay más fugitivos por aquí, aunque... la mirada de Ryoma se dirigió a una madre y sus hijos en cuclillas en una de las calles laterales. "Quizás el reinado de la reina Lupis no va muy bien", sugirió Sara. "Podría ser..." dijo Ryoma, chasqueando la lengua mientras miraba al castillo que tenía delante. Ella insistió en retener la hegemonía para si misma y esto es lo que lleva a... No hay forma de salvarla. El idealismo era necesario para la política, y Ryoma no iba a negarlo. Pero lo que importaba cuando todo estaba dicho y hecho no eran los ideales de uno, sino los resultados de uno. No importaba cuáles fueran sus intenciones. Mientras no pudieras darte cuenta, no traerían nada más que daño. "Pero supongo que con estas condiciones, conseguir nuevos residentes no debería ser demasiado difícil". Los fugitivos fueron aquellos que descartaron sus hogares y tierras. Eran bastante similares a los refugiados, pero a diferencia de estos últimos, que fueron expulsados de su tierra por la guerra o la presión religiosa, a los fugitivos les robaron sus casas o tierras por circunstancias económicas. Pero dejando de lado las sutilezas, ambos eran personas que perdieron sus hogares y no tenían a dónde acudir, dejándolos con dos opciones. Serían vendidos como esclavos o morirían en el camino sin nadie que los cuidara. Lamentablemente, a diferencia de la sociedad moderna, las naciones no tenían un concepto de bienestar y no existían organizaciones sin fines de lucro para apoyar a las poblaciones debilitadas. Los débiles no tenían forma de salir de su angustia excepto con sus propias fuerzas. Por lo tanto, era muy probable que aceptaran migrar a la península de Wortenia a pesar de ser una tierra salvaje y sin desarrollar. “La reina Lupis podrá deshacerse de las molestias. Dudo que se queje”, señaló Laura.

"Sí, está a nuestro favor. Pero, por qué las cosas empeoraron tanto?" Sara se preguntó en voz alta. Como dijo Laura, era probable que la reina Lupis aprobara el envío de los muchos fugitivos a Wortenia, ya que eran una amenaza para el orden público. Lupis seguramente preferiría que los enviaran a la península en lugar de que deambularan por las calles de su capital. Sin embargo, la pregunta era, por qué aumentó tanto el número de fugitivos durante el último año? Tener algunos fugitivos no era del todo inusual. Algunos tenían mala suerte o se declararon en quiebra por deudas de juego. Otros se enfermaron y no pudieron trabajar, por lo que perdieron sus hogares. Había un número notable de personas tan desafortunadas en esta capital incluso hace un año. Pero aun así, la cantidad de fugitivos que caminan por los callejones secundarios fue incluso mayor que hace un año. Y los fuegos de la guerra aún no habían llegado a Rhoadseria. El número de personas que salieron a las calles fue una prueba indiscutible de que el régimen de la reina Lupis tenía problemas. “Tal vez ella tomó medidas enérgicas contra los impuestos de los nobles. O tal vez sean los burócratas siendo corruptos..." Podría haber habido otras razones, pero la causa más probable fue que Lupis tenía todo el poder, lo que significaba que las cosas estaban menos organizadas a un nivel micro. Incluso en Japón, cuando la oposición toma el poder, las autoridades caen en el caos… Ryoma recordó las noticias que había visto en los días antes de ser convocado a este mundo. En ese momento, las masas animaron a la oposición, creyendo que su ascenso al poder mejoraría las cosas. La realidad tenía una forma de hacer volar fácilmente ese idealismo a los vientos, aunque. Los reformistas alzaron la bandera de sus ideales, chocando con aquellos que deseaban salvaguardar sus intereses creados. Y las personas en esas situaciones tenían dos métodos para elegir. O

pisotear a los otros lados con pura fuerza para realizar sus ideales, o dejar de lado sus ideales y elegir la realidad. Este fue un efecto adverso de la democracia, donde los candidatos corean consignas agradables para ganarse el apoyo de las masas. Y así, quizás fue un resultado obvio que después de unos años de estar expuesto a una oposición que solo supo enunciar ideales de manera irresponsable, la gente terminó votando por el partido gobernante anterior. Pero dejando de lado las conversaciones sobre política japonesa, era obvio con una mirada que el régimen de Lupis no iba bien. Están bastante aislados… Si así era la capital del reino, no era difícil imaginar el estado de las áreas provinciales gobernadas por los nobles. Y esto me trajo un tema a la mente: los movimientos de la princesa Radine. En tiempos de tal inestabilidad política, era casi inevitable que un rival levantara la cabeza en un intento de romper el status quo. Y eso seguramente conduciría a otra rebelión, sin importar si desciende a un conflicto violento o simplemente termina con un silencioso cambio de gobierno. Eso era algo que el Reino de Rhoadseria, que tenía a la monarquía como centro, no podía evitar. Cuando terminó la guerra civil, Ryoma predijo que Rhoadseria tendría cuatro años para sobrevivir, pero resultó que su vida útil fue incluso más corta que eso. Diría que espero que el fuego no termine extendiéndose a nuestra tierra, pero... Eso simplemente no es posible. A pesar de lo distante y descuidada que era Wortenia, seguía siendo parte de Rhoadseria. Y como era parte del colectivo que era este reino, la expectativa de que la agitación no tendría implicaciones para Wortenia tampoco era realista. Supongo que tendré que dejar eso a Boltz y Gennou… Después de recibir la carta de Helena, ya habían discutido algunas contramedidas. Normalmente traía a todos sus ayudantes para participar en los refuerzos, pero no podían permitirse dejar a Sirius

vacío. Y así, dejó a las personas que creía que serían las más adecuadas para manejar sus asuntos internos: Lione, quien dirigió el grupo de mercenarios Leones carmesí durante años, y su mano derecha, Boltz. En ese momento, Ryoma volvió su mirada hacia Boltz, quien se quedó al final de la fila. Parecía insatisfecho por no haber sido enviado a la batalla, pero Ryoma confiaba mucho en su capacidad para manejar los asuntos internos. Boltz no recibió una educación adecuada, ya que nació plebeyo. Pero sabía mucho sobre el mundo por experiencia real y tenía la sabiduría para poner en práctica esa experiencia. Sus muchos años como mercenario le enseñaron a leer, escribir y manejar las matemáticas básicas. Y dada la situación, donde la mayoría de su gente eran guerreros y brutos, tener a alguien con la capacidad de manejar los asuntos internos era raro y valioso. Encontrarme con él podría haber sido solo una coincidencia, pero aún así estoy agradecido… Ryoma cruzó el puente levadizo del castillo a caballo mientras apreciaba la suerte de haberse involucrado con alguien como Boltz. ♱ Los condujeron a una habitación donde podían descansar, momento donde Sara separaba los labios para hablar. "Maestro Ryoma...Puedo decir algo?" Habló después de confirmar que no había nadie cerca, lo que implicaba que no quería que otros escucharan esto. "Por supuesto. Qué es?" Ryoma sonrió mientras volvía sus ojos hacia Sara. "No es nada demasiado serio... Simplemente me preguntaba por qué rechazaste la ayuda que mencionó Nelcius", dijo. Se refirió al consejo que tuvieron hace unos días. Nelcius regresó a la sala del consejo e hizo a Ryoma una oferta muy generosa.

Específicamente, propuso que enviaran jóvenes elfos para salvaguardar la península como una forma de reparar la relación entre los humanos y los elfos. Sin embargo, Ryoma rechazó la oferta de inmediato. Ryoma no se lo contó a nadie más, pero Sara estaba en la habitación en ese momento y quería saber por qué se negó. Ella había tratado de pensar en una razón desde entonces, pero no pudo encontrar una respuesta. "Oh, te refieres a eso?" Ryoma preguntó, asintiendo como si estuviera satisfecho. Entonces ella no pudo encontrar una respuesta por su cuenta. Ryoma no pudo evitar reprimir una sonrisa mientras se imaginaba a Sara devanándose los sesos en un intento de averiguar por qué se negaba. Sin embargo, me alegro de que se esté acercando a cosas como esta. Ryoma tenía grandes expectativas en Sara y esperaba que ella, así como su hermana Laura, se convirtieran en asistentes aún más capaces para él. Y para hacer eso, sus esfuerzos por pensar y encontrar soluciones por sí mismas fueron indispensables. "Lo que te molesta es que rechacé la oferta de Nelcius y no se lo conté a los demás. Correcto?" Ryoma confirmó sus dudas. "Sí exactamente." Por lo que Sara escuchó de su intercambio, la propuesta de Nelcius parecía bastante atractiva. Dejar que los elfos más jóvenes ayuden a asegurar la península y hacer que los elfos compartan sus técnicas sería una bendición para Ryoma en este momento. Tener a los elfos más jóvenes migrando a Sirius fue especialmente bueno, ya que se alineaba con los ideales de Ryoma. Todos sabían que Ryoma promovía la paz con los semihumanos. Si no lo hiciera, Ryoma ya habría lanzado un ataque contra los semi-humanos, al igual que cuando mató a los piratas.

Pero Nelcius se tomó la molestia de ofrecerlo por su cuenta, y Sara no podía entender por qué se negaría de inmediato. Que él se rehusara en sí mismo no era tan inusual. Pero había asumido que él contemplaría las cosas, le pediría consejo a ella, a Laura y a Lione, y tal vez se negaría entonces. Pero él no hizo eso. Se negó sin tener en cuenta las opiniones de los demás y Sara no supo por qué. "Eso es simple", dijo Ryoma como si la respuesta fuera obvia. "Es porque Nelcius me estaba probando allí". "Poniéndote a prueba...?" Sara no pudo ocultar su confusión. Nada de lo que Sara escuchó en su intercambio le dio la impresión de que Ryoma estaba siendo probado. “Bueno, ya ves, estaba tratando de ver cuán serio soy acerca de hacer las paces con los semi-humanos. Por qué crees que llamé a Nelcius allí?". Sara vaciló un momento antes de dar su respuesta. "Para expresar... tu deseo de negociar la paz entre nosotros y los semi-humanos?" Ryoma asintió sin decir palabra. Ella entendió sus pensamientos sobre el asunto. "Pero si ese es el caso, no es la oferta de Nelcius una bendición para esa paz?" "Lo es... Pero si lo aceptamos, seríamos los que tendríamos problemas". "Problemas...?" La expresión de Sara estaba teñida de confusión. Ryoma esbozó una sonrisa forzada y asintió sin decir palabra. Supongo que tiene sentido que no lo entienda todavía. Fue una diferencia de experiencia, o quizás talento. Fuera lo que fuese, era un rasgo necesario para un gobernante. Lupis no lo tenía y estaba preparada para perderlo todo. "Es sencillo. No mostramos ninguna aversión hacia los semihumanos, pero eso solo se aplica a las personas que viven en

Sirius ahora. No se sabe qué pensarán los nuevos plebeyos que migran a Wortenia. Correcto?" "Cierto…" "Y el problema no somos solo nosotros". " Que quiere decir?" “Hay algunas personas problemáticas en el sur. Gente que asume el nombre de Dios cuando habla", escupió Ryoma, su voz llena de odio. Al escuchar esto, Sara se dio cuenta de inmediato de lo que molestaba a Ryoma. "La Iglesia de la Luz..." Ella susurró. Piezas dispersas de información encajaron en su lugar como piezas de un rompecabezas en la mente de Sara. Tiene razón... Laura y yo somos del continente central, así que no lo notamos tanto, y todas las personas que trabajan bajo el mando del Maestro Ryoma en este momento son ex esclavos y mercenarios. Ninguno de nosotros adora al Dios de la Luz Meneos tan religiosamente. Pero eso no significa que sucederá lo mismo con los agricultores o campesinos que puedan emigrar a Wortenia… El centro religioso de la Iglesia de la Luz estaba en la Ciudad Santa de Meneus, ubicada cerca de la frontera de los reinos del sur y el Santo Imperio Qwiltantia. Debido a la gran distancia que los separaba, la fe en la religión era más laxa en las zonas norte y este del continente. Pero había diferencias individuales en cuanto a la devoción de cada persona, y una disputa religiosa podía convertirse fácilmente en un levantamiento armado. Por supuesto, eran solo plebeyos y agricultores, por lo que reprimir cualquier levantamiento sería fácil, pero su descontento hacia los semi-humanos solo aumentaría como resultado. Además, la sugerencia de Nelcius no era realista de todos modos. Definitivamente es el jefe de una tribu de guerreros elfos oscuros, pero no es un dictador. Por lo que me dijo Dilphina, los elfos tienen

algo así como un sistema parlamentario. Su opinión por sí sola no es suficiente para movilizar a los semihumanos en el acto ". Nelcius fue ciertamente influyente entre los semihumanos, pero no podía movilizar soldados fácilmente por su propia voluntad. Y la historia de la persecución de los semihumanos no iba a desaparecer tan fácilmente. “Dejando a un lado los sentimientos personales de Nelcius, algunos semi-humanos no pueden dejar ir su rencor hacia los humanos. Nos llevará tiempo llegar realmente a un compromiso. Eso también es cierto para nuestro lado, por supuesto". "Entonces la sugerencia de Nelcius fue..." "Una prueba para ver si estoy viendo todo este asunto de manera realista. Él podría reconocer mi ideal, pero quería ver si tenía el derecho y la determinación para lograrlo. Si hubiera aceptado la sugerencia de Nelcius allí mismo, probablemente nunca me volvería a creer". Cuando Sara vio a Ryoma puntuar sus palabras con una pequeña sonrisa, sintió algo frío deslizarse por su espalda. Solo qué es lo que este hombre puede ver...? El pensamiento se deslizó en su mente. Un ideal lejano o la realidad que tiene por delante? Fue entonces cuando alguien llamó a la puerta. Un guardia real vestido con armadura completa abrió la puerta desde afuera y habló con Ryoma. "Disculpe, milord. Diríjase a la sala de audiencias". Al parecer, vino a llamar a Ryoma a su audiencia con Lupis. "Ahora entonces, vamos", dijo Ryoma y se levantó de su asiento, limpiando la sonrisa de sus labios. ♱ Una atmósfera densa y opresiva se cernía sobre la sala de audiencias. Los caballeros que hacían guardia a ambos lados de la

alfombra roja tenían sus expresiones tensas por el nerviosismo. Su ansiedad era natural: el héroe nacional que puso fin a la guerra civil estaba a punto de encontrarse cara a cara con el gobernante que decidió desterrarlo. También estaban presentes en la sala la guardia del palacio y los oficiales civiles, así como nobles influyentes. Las miradas de todos estaban fijas en el hombre arrodillado ante la reina y el ayudante detrás de él. Ryoma se arrodilló ante el trono, con el rostro hacia abajo, cuando la voz de Lupis sonó sobre su cabeza con el sonido de la seda moviéndose. "Levanta tu cabeza." Su voz era como el repique de una campana. Ella es tan hermosa como siempre... aunque un poco demacrada... Ryoma pensó mientras levantaba los ojos para mirar a la reina Lupis. Y ella tampoco ha cambiado mucho… pensó mientras miraba a Meltina, que estaba junto a Lupis luciendo igual que cuando la conoció. "Ha pasado demasiado tiempo, barón Makoshiba", dijo la reina Lupis. “Lo ha sido, Su Majestad,” respondió Ryoma, levantando la cabeza con una serena sonrisa según sus palabras. Su expresión no traicionó ni una pizca del odio, la ira o el desdén que sentía hacia la reina Lupis. Actuó con los modales de un noble y la miró con una sonrisa amistosa. Al ver esto, la tensión que llenaba la sala de audiencias se aflojó un poco. Nadie lo puso en palabras, por supuesto, pero la mayoría de los altos mandos entendieron el antagonismo que existía entre la reina Lupis y Ryoma. Les preocupaba que esta audiencia pudiera convertirse en un intercambio amargo, pero todo fue más tranquilo y pacífico de lo que pensaban. Su alivio fue claro. Pero las palabras que dijo la reina Lupis a continuación hicieron que sus expresiones se volvieran tensas.

“Creo que Helena explicó la situación en su carta, así que permítanme ir al meollo del asunto. Quiero que te unas a nuestros refuerzos para Xarooda como ayudante de Helena". Todos los presentes contuvieron la respiración ante su proclamación. Esperaban que ella solo entrara en este asunto después de concluir algunas cortesías corteses, aunque solo fuera por el bien de la formalidad. Sobre todo teniendo en cuenta todo lo que pasó hasta ahora. Pero Lupis eligió algo completamente diferente. Ella fue directo al grano. Este no era un método que la nobleza, que enfatizaba procesos tan educados, normalmente tomaría de buena gana. Ryoma, sin embargo, no era de las formalidades sin sentido y vio esto favorablemente. Mientras todos a su alrededor tragaban nerviosamente, Ryoma respondió con una sonrisa tranquila. "Acepto gentilmente". Su respuesta fue completamente inesperada. No solo las personas que los rodeaban, sino incluso la reina Lupis, quien fue quien le preguntó, no pudo contener su sorpresa. "De Verdad? Por supuesto, como ya dijimos, haremos todo lo posible para proporcionar suministros y equipo, pero…" La reina Lupis se recuperó de su conmoción, dirigiendo una mirada interrogativa a Ryoma. No confían mucho en mí, eh… Advirtiendo acertadamente la sospecha en las miradas fijadas en él, Ryoma chasqueó la lengua internamente. Aún así, esta vez Ryoma estaba equivocado. Dadas sus acciones en el pasado, era obvio cómo todos los demás pensarían en él. Las palabras que dijo a continuación, sin embargo, resonaron en la habitación. “Por supuesto, Su Majestad. Seguramente responderé a sus expectativas". "En serio...?" Los ojos de la reina Lupis se llenaron de ansiedad.

Era de esperar su preocupación. Esta era una demanda claramente irrazonable, por lo que ella inmediatamente afirmó que su lado ayudaría con suministros y equipo. Cuanto mejor se conocía a Ryoma Mikoshiba, más difícil era creer en esta visión. Eso fue tanto por su carácter, como principalmente porque las tierras no desarrolladas de Wortenia eran su territorio. Era una tierra abandonada por el reino durante muchos años y no tenía ciudadanos de los que cobrar impuestos. Hablando de manera realista, no había forma de que pudiera tener soldados para enviar después de que le impusieran esa tierra. Casi todos los presentes en esta sala esperaban que Ryoma rechazara la orden de la reina Lupis. La única que no lo creía era Helena, que conocía a Ryoma más personalmente que los demás y tenía una mayor comprensión de su personalidad. “Pero tengo algunas solicitudes que hacer, Su Majestad,” dijo Ryoma. Un zumbido de susurros una vez más se apoderó de la sala de audiencias ante esas palabras. Sí, eso es de esperar... pensó Lupis mientras tomaba una respiración profunda para calmar su corazón. Parecía tranquila en la superficie, pero esperaba que Ryoma rechazara completamente su solicitud. En cambio, se sorprendió por la facilidad con la que aceptó, pero Ryoma no era tan ingenuo, por supuesto. Su rostro, que parecía más viejo de lo que realmente era, estaba fijo en una agradable sonrisa. Su físico era grande y sólido, pero se veía bastante normal en general. Pero Lupis sabía muy bien que el hombre ante sus ojos era una bestia peligrosa y carnívora.

Hace solo un año y medio que el vizconde Gelhart, entonces duque, presentó a Radine como la hija del pasado rey, su padre, y la sostuvo como su estandarte. En ese momento, la reina Lupis era esencialmente impotente. Ella solo tenía dos guardias reales, y no tenía cartas o armas que pudiera jugar en su mano que aseguraran su control sobre la casa real. El ochenta por ciento de los caballeros estaban bajo el control del general Hodram, y los únicos en los que Lupis podía confiar durante años eran Mikhail Vanash y Meltina Lecter, los dos a cargo de su seguridad. Su situación era completamente desesperada. Pero fue entonces cuando apareció ante ella. Al principio fue cautelosa con Ryoma, pensando que fue enviado allí como parte de una estratagema de los nobles. Ella solo aceptó su oferta no por confianza, sino simplemente por la resignación de que si no hacía nada, no tenía futuro para empezar. Ella esperaba que él fuera bueno para algo y actuó completamente con una actitud derrotista. Pero después de su primer encuentro, Ryoma rápidamente cambió la situación. Se las arregló para traer a los nobles de la facción neutral a su lado. Y después de eso, ahogó a miles de soldados mientras formaba una cabeza de puente a lo largo del río Tebas, una hazaña que le valió el apodo de "El demonio de Heraklion". Un hombre astuto, vicioso y de corazón frío que se rebajaría a cualquier medio para lograr sus objetivos… Pero a pesar de ese nombre, siempre trató a Lupis con dignidad y sinceridad. Él nunca le mintió ni una sola vez. Al menos, era mucho más confiable y digno de confianza que los nobles frívolos. Y sin embargo, lo traicioné… En la superficie, ella le otorgó el estatus de noble como recompensa por sus logros en la guerra y le dio el dominio sobre la península de Wortenia. Pero Lupis sabía mejor que nadie que la acción fue provocada por su miedo y sospecha hacia él. Otorgarle una tierra abandonada, sin urbanizar, sin perspectivas de impuestos no fue un acto de hospitalidad de ninguna manera. Y

eso era, de hecho, un secreto a voces entre la clase dominante de Rhoadseria. "Expresa tus términos". Lupis estaba preparada. Ella era la que tomaba esa decisión, por lo que tendría que asumir la responsabilidad. Lupis había decidido aceptar cualquier condición siempre que salvara a su país, sin importar el dolor que pudieran traer. Ya no tenía otros medios para protegerlo. ♱ Esa noche, Ryoma visitó la habitación de Helena. Los dos se sentaron en sofás opuestos, con sus miradas entrelazadas. "Nos volvemos a encontrar, antes de lo que pensaba", dijo Helena, mirando el rostro de Ryoma con una sonrisa maternal. "Si. Yo también me sorprendí". Ryoma asintió. La lámpara colocada sobre la mesa iluminó el rostro de Helena. Está más delgada… Mientras hablaban, Ryoma fijó la mirada en las arrugas del rostro de Helena. Solo la había visto desde la distancia en la cámara de audiencias, así que no lo notó, pero aparentemente ella había estado trabajando duro. "Tu advertencia ya no tiene sentido?" Dijo Helena, haciendo referencia a la predicción que le dio antes de separarse el año pasado. "Si. Seré honesto, Helena, no pensé que las cosas se deteriorarían tanto... ni siquiera sé qué decir..." Ryoma dijo lo que pensaba sin pasar por alto los hechos. Fue Ryoma quien hizo que Helena retomara su puesto como general a cambio de vengarse del general Albrecht por el asesinato de su familia. La había puesto en el barco que se hundía que era el Reino de Rhoadseria, y no iba a eludir la responsabilidad de haberlo hecho.

"Lo sabía... Deberíamos haber ejecutado al vizconde Gelhart..." susurró Helena con un suspiro. "No, mirando la situación en este momento, incluso si hubiéramos abandonado a Mikhail y matado al vizconde Gelhart, las cosas no habrían cambiado mucho". Ryoma negó con la cabeza. "No está calificada como monarca?" La mirada de Helena se agudizó mientras fijaba sus ojos en Ryoma. Esto fue efectivamente una calumnia contra el gobernante del país. Ryoma no parecía en absoluto arrepentido, aunque. "No diré que no está completamente calificada, pero sí creo que no tiene la aptitud del todo", Ryoma se encogió de hombros. "Bueno, si alguien en quien pudiera confiar tuviera el poder y ella simplemente fuera una figura simbólica, las cosas podrían ser diferentes". Los ojos de Helena perdieron esa agudeza y su expresión se volvió taciturna. Estaba abrumada por el arrepentimiento. “Sí... Sería mejor tanto para este país como para Su Majestad de esa manera. Si tan solo alguien como tú pudiera apoyarla..." Esos eran los sentimientos honestos de Helena, pero al mismo tiempo no era más que una fantasía sobre la que solo se podía formular hipótesis sin sentido. Si bien logró grandes logros durante la guerra civil, Ryoma ni siquiera era ciudadano de Rhoadseria. Este país estaba obsesionado con las ideas de linaje y el pedigree, y los nobles y caballeros objetarían mucho. Y tan obsesionados como estaban con su linaje y orgullo, su prejuicio dominante hacia los plebeyos era igualmente intenso. Algunos de ellos se creían privilegiados elegidos por Dios. Y esas personas nunca aceptarían a un noble elevado del estatus de plebeyo como uno de los suyos, ni siquiera de mala gana. Ryoma, sin embargo, era diferente. Era un mercenario de origen desconocido. Es posible que el Reino de Rhoadseria le haya otorgado el rango de barón, pero eso solo se hizo para mantenerlo a raya para que no causara ningún problema. Que le dieron la

península de Wortenia, con su terreno único, mantuvo en silencio sus quejas. Normalmente, un plebeyo nunca sería promovido a tal título. Ese país nunca permitiría que Ryoma tomara una posición de mando. Helena también era de origen plebeyo, por supuesto, pero en su caso, construyó sus logros a lo largo de muchos años e hizo muchos aliados para apoyarla. Su nombre incluso se había extendido a los países vecinos. Su posición era demasiado diferente a la de Ryoma. Todos los hechos hicieron que lo que había dicho Helena fuera efectivamente imposible. Pero no pudo evitar sentirse frustrada por todo. La idea de "qué pasaría si" estaba ataba a su corazón. "Bueno, basta de eso..." Suspiró con una expresión rígida y se volvió hacia Ryoma. Al final, esto fue solo una discusión hipotética. El arrepentimiento no haría nada para cambiar la realidad de las cosas. Solo necesitamos hacer lo que podamos ahora mismo. Porque ahora mismo, Rhoadseria estaba siendo amenazada por un gran poder. "Entonces? Por qué pediste esos términos?" Lupis aceptó todos los términos que Ryoma dijo durante la audiencia. Eso estaba dentro de las expectativas, ya que Ryoma preparó esos términos para que no parecieran opresivos. Eso quedó claro por el hecho de que los aceptó sin tener que consultar a los ministros que asistieron a la reunión. Se podría decir que esto se debió a que Ryoma bajó sus términos, pero no tenían forma de saberlo. "Te pareció algo sospechoso, Helena?" Ryoma sonrió mientras respondía a su pregunta con una pregunta. Su expresión no lo hizo parecer como si hubiera algún tipo de intención implícita. Helena sabía bien, aunque.

"Sospechoso? Por supuesto que no. En todo caso, sus términos eran demasiado discretos." Helena enfatizó las dos últimas palabras. "Me estás culpando por no sospechar? Eso no es razonable," dijo Ryoma, su sonrisa volviéndose irónica. La respuesta de Ryoma era comprensible. Podía aceptar ser interrogado si algo le resultaba alarmante, pero no lo hizo. Aunque la expresión de Helena no cambió. "Ryoma... en qué estás pensando?" Sus ojos eran serios e inquebrantables. No iba a retroceder hasta que escuchara una respuesta convincente. Bueno, maldición... supongo que Helena lo encontraría sospechoso, aunque… Ryoma no pudo evitar una sonrisa autocrítica. Realmente no había ningún motivo oculto detrás de ello. Simplemente hizo una oferta destinada a aumentar sus escasas posibilidades de victoria. Era él, después de todo, quien estaba a punto de salir al campo de batalla y poner su vida en peligro. Y el ejército que dirigía no era lo suficientemente fuerte para cambiar la marea. Unos pocos cientos de soldados no podían esperar influir en un campo de batalla donde varios países chocan. Lo máximo que podían hacer era aprovechar una apertura para anotar un golpe paralizante, pero la fuerza principal sería la orden de caballeros de Helena o los refuerzos de Myest. Como tal, tenía sentido reducir la carga sobre Helena. Todo lo que realmente hizo fue hacer las cosas un poco más ventajosas para ellos, y como tarifa por todos los problemas que tendría que emprender, fue excepcionalmente barato. Supongo que tengo que decírselo. Tener a Helena sospechando que podría volver para morderme... Ryoma exhaló un pequeño suspiro y preguntó. "Te refieres a los fondos de guerra?"

Ryoma le pidió a Lupis el derecho de emigrar fugitivos y plebeyos con habilidades especializadas - como agricultores y herreros - desde la capital y sus regiones circundantes a la península de Wortenia. Y también pidió un mes para prepararse para el envío. Lupis consideró que su solicitud de trasladar a los plebeyos era un poco problemática, pero no lo suficiente como para objetar o rechazar. Pero alejar a los fugitivos ayudaría a restablecer el orden público en la capital, y un mes fue poco tiempo para prepararse para el envío. En cuyo caso, a Helena le preocupaba el hecho de que Ryoma le pidiera a Lupis que convirtiera el apoyo que le propuso en una miserable suma de apenas diez mil monedas de oro. "No te dije que nuestro lado manejaría equipos y suministros?" Helena volvió una mirada inquisitiva a Ryoma. Con toda honestidad, la pretensión de que el dinero fuera fondos de guerra se sentía antinatural y forzada, y la suma era demasiado pequeña. Helena sabía que Ryoma necesitaba fondos para desarrollar Wortenia, pero si ese era el caso, prefería que él simplemente lo dijera. Todos sabían que a Ryoma se le estaba pidiendo lo imposible en esta situación, y nadie se quejaría si mencionaba el apoyo financiero como condición para su participación en los refuerzos. No era necesario que solicitara esa suma en lugar de los fondos de guerra, y que el reino les proporcionara suministros y equipo sería mucho más fácil, incluso si pudiera administrarlo por su cuenta. Sin embargo, la sonrisa natural de Helena se encontró simplemente con otra sonrisa. "Tienes razón, hacer que el reino manejara los suministros hubiera sido más fácil... Pero después de ver cómo está la capital, estoy demasiado ansioso para confiar en ellos para esto". "Qué quieres decir?" Preguntó Helena, inclinando la cabeza.

“Exactamente lo que dije. Su Majestad no tiene control sobre toda la capital en este momento. Crees que realmente puedo confiar en ella para recopilar y administrar suministros de todo el país cuando ni siquiera puede administrar el lugar que debería tener bajo control directo?" La expresión de Helena se endureció. "Bueno, Su Majestad no los recogerá ella misma..." Mientras Ryoma se encogía de hombros con una sonrisa irónica, Helena sintió que algo frío se deslizaba por su columna vertebral. Este chico... se dio cuenta de esto sólo con mirar el estado de la capital? Las reformas en Pireas no iban bien, eso era seguro. No, simplemente no iban bien. Efectivamente, estaban paralizados. Pireas estaba tradicionalmente dirigido por el capitán de la guardia real, por lo que no tuvo mucha interacción con los nobles y burócratas. Como resultado, la intención de Lupis de consolidar el poder en manos del monarca se encontró con la resistencia de la nobleza y la burocracia, quienes temían que el poder que tenían estaba a punto de ser muy limitado. Desde su perspectiva, un novato que no sabía nada sobre gobernar estaba usando la autoridad del monarca para invadir su dominio. Esa es la única imagen que tenían de ella. Si el vizconde Gelhart hubiera muerto, tal vez se habrían rendido. Pero todavía estaba vivo y apuntaba a la princesa Radine como miembro de la familia real, y eso significaba que incluso con su rango bajado de duque a vizconde, su poder y autoridad eran mayores que nunca. Para ser exactos, efectivamente asumió el cargo de ministro. Los condes Zeleph, Bergstone y otros nobles de la facción neutral habían tomado oficialmente esas posiciones después de un largo período de decadencia. Pero los que seguían sus órdenes eran los mismos burócratas de clase media y baja que trabajaron con

Gelhart cuando todavía tenía el poder. Y si le dieran la espalda al régimen, el país no podría funcionar correctamente. De hecho, desde que se tomó la decisión de enviar refuerzos a Xarooda, solo dos tercios del equipo y las provisiones necesarios se reunieron en la capital. Por supuesto, podían obtener suministros de Xarooda, pero no podían depender completamente del país que necesitaba refuerzos. Solo tenía sentido prepararse tanto como fuera posible por su cuenta. Y de hecho, los orgullosos caballeros de Myest lideraron la vanguardia, con grandes carros llenos de suministros detrás de ellos. No sólo tenían comida y equipo, sino también caballos adicionales y suministros médicos para atender a los soldados heridos para ayudar al ejército de Xarooda. Era una muestra del poder financiero de Myest, que se debía a tener a Pherzaad, el puerto comercial más grande del continente occidental. "Ryoma, tú..." Helena se quedó sin palabras. Incluso a esa corta edad, el hombre que tenía delante conocía las sutilezas que se esconden detrás de un ejército. Un ejército era esencialmente un ser vivo masivo. Devoró grandes cantidades de suministros y equipos y no produjo nada. Y si no se alimentaba lo suficiente, esa criatura se volvería loca. Pocas personas realmente se dieron cuenta de esto, incluso dentro del ejército. Solo los de los escalones más altos lo sabían. Pero a pesar de su sorpresa, una cierta sospecha se deslizó en el corazón de Helena. Entonces, de dónde... tiene la intención de conseguir esos suministros? No cabía duda de que los suministros eran absolutamente necesarios. Y era evidente que el gobierno de Rhoadseria no podía proporcionarlos, por lo que podía entender por qué Ryoma eligió convertirlo en fondos militares. Pero cualquier cantidad de dinero carecería de sentido si nadie le vendía los suministros que necesitaba.

Helena lideraba una orden de caballeros, mientras que Ryoma lideraba varios cientos de soldados. Entre los dos, tenían menos de tres mil hombres, pero ningún comerciante de la ciudad podía abastecer a una fuerza tan grande. Tendrían que hacer un pedido de una empresa de tamaño considerable y ninguna empresa aceptaría un pedido de este tipo de un cliente nuevo. Sin algunos logros reales que mostrar, ninguna empresa aceptaría su pedido, ya que suministrar tal ejército conllevaba riesgos. Ryoma, sin embargo, simplemente se rió de sus dudas. "Oh, no te preocupes por eso", dijo Ryoma como si realmente fuera un asunto trivial. “En realidad, ya lo hablé con ellos. Solo necesitan que les paguemos más tarde". "Eh?" Helena solo pudo manejar esa respuesta. “Ya tengo arreglos con una empresa en Epirus. Aunque debo admitir que fue solo un golpe de suerte. Pero de todos modos, nos proporcionarán suministros para medio año". "Ya veo... De ahí el mes que pediste". Dijo Helena, lanzando un profundo suspiro. Preocuparse por eso era inútil… Al final, fue realmente trivial. El sonriente joven sentado frente a ella ya lo había preparado todo antes de llegar a la capital. La única forma en que era posible era asumiendo que lo llamarían y estaría preparado con anticipación. Ryoma eligió trabajar para este país, por su propia voluntad. Y eso era algo por lo que Helena debería haberse sentido feliz. Pero dada la forma en que lo trataron en el pasado, simplemente no tenía sentido. Cuánto tiempo... no, no es eso. Por qué hace esto? La duda surgió dentro de Helena, pero no le preguntó a Ryoma. Algo le dio la sensación de que si preguntaba... todo se derrumbaría.

Capítulo 4: Hacia el oeste

Un grupo de unos trescientos soldados acamparon en los campos a las afueras de Epirus. Junto con ellos había un centenar de hombres vestidos con ropa sucia. Los soldados llevaban una armadura de cuero negro, y sus rostros, aún jóvenes, observaban el área con miradas agudas. Una ráfaga de viento sopló a través del campamento, ondeando una bandera negra blasonada con el emblema de una serpiente de dos cabezas con escamas de oro y plata enrolladas alrededor de una espada. La serpiente miró a los alrededores con ojos carmesí y brillantes. Era como si la bandera estuviera destinada a intimidar a cualquiera que la viese. Pero todos en este campamento lo miraban con respeto y orgullo. La espada representaba el poder y la fuerza, y la serpiente de dos cabezas que parecía protegerla representaba la sabiduría y la estrategia. El diseño parecía simbolizar a su maestro, como prueba de la tierra que construyeron con sus propias manos. Diez carros estaban sentados en el lado sur del campamento, y las voces de los soldados resonaron desde su dirección. "Cuarenta barriles de pescado salado!" "Cincuenta barriles de dátiles secos!" "Cuarenta barriles de cecina de cerdo!" La carga se descargaba de los vagones uno por uno, e inspeccionar el contenido de los barriles era una tarea sencilla y aburrida. “Sé que es un trabajo irritante, pero casi hemos terminado. Sigan adelante, todos!" Laura exclamó, a lo que los soldados asintieron sin decir palabra y volvieron al trabajo. Al lado de Laura había un mercader regordete, que inspeccionó un pergamino mientras los soldados alzaban la voz.

"Eso parece ser todo..." Suspiró el mercader, habiendo concluido finalmente de revisar todos los carros. "Vaya, incluso con la recomendación del Conde Salzberg de apresurarme, reunir todo esto en un período tan corto de tiempo es impresionante, si me permite decirlo." Este comerciante solo llevó los diez carros al campamento, y comparó los muchos suministros cargados en ellos uno por uno con su libro de contabilidad. El comerciante no se dedicó a ningún trabajo físico, a excepción de hojear el pergamino, por supuesto, pero la tarea en sí era abrumadoramente aburrida. El comerciante estaba comprensiblemente exhausto, pero con esta tarea de dos horas finalmente terminada, su rostro redondo resplandecía de alivio. Por supuesto, haber completado una transacción tan grande significaba que se iría con sus bolsillos significativamente más pesados. La suma prometida para ella era una que este comerciante astuto muy bien no podría ignorar. Su cara, sin embargo, se puso pálido en el momento siguiente. "Sí, somos muy conscientes de que esto era una tarea difícil. Sin embargo, es por eso que hemos pagado más y sus precios eran bastante caros para empezar". Laura volvió una mirada fría al comerciante, quien murmuró para sí mismo mientras miraba los pergaminos en su mano. El resultado de su inspección mostró que la cantidad y calidad de los bienes era la prometida, pero la factura que le dio a Laura enumeraba un costo extremadamente alto. La verdad del asunto era que todos los mercaderes presentes aquí eran del tipo celoso del que uno debería ser siempre cauteloso. Eran empresarios testarudos que estaban más acostumbrados a las negociaciones que la mayoría de los nobles. Aprovecharían cualquier oportunidad para aumentar sus ganancias, esperando con vigilancia depredadora cualquier oportunidad para hacerlo.

Y este comerciante, que sonreía a Laura mientras se inquietaba y hojeaba sus pergaminos, no era diferente. Su sonrisa amistosa ocultaba el hecho de que no era un santo, ni era ingenuo. "Seguramente bromeas. Estos son los mismos precios que ofrezco al Conde Salzberg." El comerciante dijo sus excusas como si se sintiera ofendido. .

Es cierto que mencionar el nombre del conde Salzberg normalmente cerraría la boca a cualquier noble de menor categoría. No había forma de saber qué pasaría si estallara una conmoción y la noticia llegara a oídos del Conde Salzberg, y la mayoría de los nobles no podrían moverse ante ese miedo. Lo juro... todos piensan que son tan altos y poderosos… Esta farsa ha estado ocurriendo durante días. Al principio le pareció divertido todo el espectáculo, pero después de repetirlo una y otra vez, se había cansado de ello. Laura lanzó un pequeño suspiro. Los suministros que este mercader les entregaba eran en su mayoría alimentos conservados, como pescado salado y carne seca. Estos eran efectivamente alimentos que se podían encontrar en un hogar común, y aunque sus números eran realmente grandes, su precio no coincidía con la suma en la factura. Ryoma aumentó la cantidad que pagarían en un diez por ciento, diciéndole que esto debería mantener a los comerciantes callados, pero el precio listado era cinco veces el precio de mercado. Esto era lejos, demasiado codicioso. Laura había comprobado el mercado antes de tiempo, y francamente podría haber comprado la misma cantidad de otro comerciante. Esos precios eran mucho más razonables que esto. Ryoma no fue tan tonto como para confiar ciegamente en un comerciante y dejarse engañar por sus halagos. Y con ese fin, Laura no dudó ni un poco en llamar a este comerciante astuto. "De verdad? Entonces por favor tome su mercancía y váyase. Encontraremos otra empresa que nos suministre". Necesitaban suministros con urgencia, pero todo tenía sus límites. No podían darse el lujo de costearlo. "Qué?! Eso es inaceptable! Trabajamos bastante duro a petición del Conde Salzberg para entregarlos, así que decirnos que los devolvamos ahora... Esto influirá en sus tratos futuros tanto con el Conde como con nosotros. Entiendes eso?"

Aparentemente pensó que Laura era solo una chica joven e ingenua, porque trató de amenazarla con el respaldo del Conde Salzberg. Qué tonto… Y normalmente, su amenaza habría funcionado. Pero continuaría lamentando sus palabras poco después de esto. Porque en el momento en que le levantó la voz a Laura, una persona inesperada habló. "Qué está pasando aquí, exactamente?" Al escuchar esa voz, ambos se dieron la vuelta y el comerciante exclamó con sorpresa. "Qué?!" El conde Salzberg había aparecido detrás de él, acompañado por un grupo de caballeros. Al parecer, había estado allí durante algún tiempo. Los labios del conde Salzberg se torcieron levemente. Aparentemente estaba reprimiendo las ganas de reír a carcajadas. "Vaya, si no es el Conde Salzberg. Estamos encantados de tenerlo aquí". Laura hizo una reverencia respetuosa con impecable decoro aristocrático. "Mm. he venido aquí para dar mis saludos al Barón Mikoshiba, ya que está a punto de partir en su campaña..." El Conde Salzberg le preguntó a Laura con un tono amable y una sonrisa agradable. "Creo que envié a un mensajero antes de tiempo para informarle de esto. Tiene tiempo reservado para mí, espero?" "El Barón está bastante ocupado con los preparativos para la marcha, pero dudo que se niegue una vez que escuche que se ha tomado la molestia de venir aquí, señor Conde." "Ya veo... muy bien, llévame con él si pueden." El Conde Salzberg luego cortó sus palabras y volvió su mirada al ahora muy pálido comerciante. "Y tú eres de la compañía Raphael, creo?" El tono del conde Salzberg no fue particularmente duro, pero el comerciante se puso rígido como si el noble acabara de declarar su sentencia de muerte. La economía de Epirus estaba bajo el control

del sindicato y la Compañía Mystel estaba a la cabeza. Y el que le hablaba era el gobernador de Epirus y el marido de la única hija de la Compañía Mystel. Para este comerciante asustado, las palabras del conde Salzberg equivalían al veredicto del juez del inframundo. “El barón Mikoshiba está arriesgando su vida por Rhoadseria. Sé que te he pedido mucho pero, puedo pedirte que seas considerado con las circunstancias?" No era una orden, sino una solicitud para ser considerado con Ryoma. Pero el comerciante no fue tan tonto como para no comprender el significado de las palabras del conde Salzberg. "M-Mis disculpas, parece que hubo un error de cálculo aquí..." El comerciante tartamudeó mientras descaradamente bajaba el precio. El conde Salzberg no necesitó decir nada más. Sabía que sus intenciones estaban perfectamente claras. "Bien", asintió. “Me doy cuenta de que la gente de la Unión trabajó bastante duro en todo este asunto, pero todo es por el futuro de Rhoadseria. Sigue así". "Por supuesto. Mis disculpas por el problema, haré que se vuelvan a confirmar los productos de inmediato". El comerciante articuló esta excusa y se fue corriendo. Probablemente aprovecharía este chequeo para inventar alguna excusa con respecto al número o la calidad de las mercancías, y utilizarla como pretexto para reducir el costo. Tu suerte se acabó, no es así...? Laura sonrió en su corazón mientras veía al comerciante revisar los productos nuevamente en un sudor frío. Su intento de obtener un beneficio de ellos probablemente resultaría en su venta a un precio más bajo de lo habitual. Por supuesto, nunca imaginó que el Conde Salzberg llamaría a su farol allí, por lo que era más probable que el comerciante maldijera su suerte en lugar de reflexionar sobre la profundidad de su codicia.

"Vámonos, entonces." El conde Salzberg ordenó a Laura que lo guiara como si nada hubiera pasado. Después de todo, esto era una secuencia de eventos intrascendente para él. Todo lo que hizo realmente fue amonestar a un mercader codicioso. " Honestamente, eres demasiado blando de corazón. Incluso si vinieran rogando por ello, no puedo creer que te unirías a los refuerzos de Xarooda. No es tu vida ya lo suficientemente peligrosa como es?" Al entrar en la tienda, Laura lo acompañó, los labios del Conde Salzberg se rizaron en el momento en que vio a Ryoma. Él todavía estaba sonriendo sin embargo, y su tono no llegó a ser sarcástico. En todo caso, parecía tan cercano cómo cuando se golpea a un amigo. Laura se deslizó apresuradamente al lado de Ryoma y le susurró al oído, después de lo cual él habló sin sorpresa en sus ojos y le susurró algo al oído. "Ha pasado un tiempo, Conde Salzberg. También te agradezco toda tu ayuda con este asunto". Dijo Ryoma, inclinando la cabeza. El conde Salzberg lo detuvo con una mano levantada y se sentó en una silla cercana. Claramente estaba de buen humor. “Oh, acaba con las bromas. Después de todo, he obtenido un gran beneficio de su participación en todo esto". "Oh, no podría. Todo va tan bien gracias a su ayuda, Conde". Ryoma inclinó la cabeza de todos modos. “Hmm. Espero que podamos continuar esta relación mutuamente beneficiosa de dar y recibir en el futuro”, dijo el Conde Salzberg con una sonrisa de satisfacción. Esto era de esperarse. Lo único que hizo el conde Salzberg fue ponerse en contacto con su suegro, el presidente de la compañía Mystel, y pedirle que todas las empresas del sindicato le ayudaran a conseguir los bienes que necesitaban.

El propio Conde no hizo ningún trabajo real, y eso solo le valió una buena cantidad de dinero. Ryoma le envió una buena suma como tarifa por actuar como intermediario, y también obtuvo una tarifa muy atractiva del sindicato. Ryoma no sabía cuánto ganaba el Conde Salzberg en total por la transacción de suministros, pero probablemente no era menos de mil oros. El hecho de que Ryoma no estuviera tratando de hacer un favor con este asunto, incluso considerando cuánto ganaba el Conde Salzberg por ello, hizo que el noble también estuviera bastante satisfecho. Bueno, eso es lo que esperaba. Al ver la sonrisa de satisfacción del Conde Salzberg, Ryoma se dio cuenta de que su suposición era correcta. Las personas como el conde Salzberg tendían a actuar siguiendo uno de varios patrones establecidos. El patrón más sorprendente fue que odiaban ver a la gente ser condescendiente y esperar gratitud a cambio. Sin embargo, por otro lado, tenían un fuerte sentido del deber y recompensarían a sus benefactores siempre que fueran modestos. En cierto modo, tratar con él fue muy fácil. Al menos mientras uno tomara nota de no agitar su orgullo. "Por cierto, escuché que Helena Steiner ya está de camino a Xarooda?" El Conde Salzberg rompió el tema de la guerra al ver que la atmósfera estaba lo suficientemente tranquila. Después de todo, originalmente era más del tipo guerrero y tenía un gran interés en los refuerzos que se enviaban a Xarooda. "Sí, ir más tarde no dejaría una buena impresión en Xarooda y Myest", respondió Ryoma. Decir "no dejaría una buena impresión" era quedarse corto. Extender las cosas más podría resultar en que Myest declare la guerra a Rhoadseria. “Es comprensible, diría yo. Desde la perspectiva de Myest, Xarooda es su escudo más grande y principal. Es una sorpresa que hayan sido tan tolerantes durante un año".

"Probablemente sabían en qué estado se encuentra Rhoadseria. Además, Myest quería evitar cruzar el territorio de Rhoadseria cuando Su Majestad todavía no había consolidado el control sobre los nobles". "Enviar una expedición es bastante difícil, pero para un país con un régimen tan inestable como el nuestro, es aún más difícil…" El conde Salzberg tenía razón. Desplegar un ejército en una expedición sería una tarea difícil incluso en el mejor de los casos. El solo hecho de mantener la moral de los soldados, que se vieron obligados a mudarse de sus hogares, fue un desafío. Y eso se sumaba a todas las demás preocupaciones involucradas, desde la obtención de suministros hasta la organización de las fuerzas que protegerían el país en ausencia del ejército enviado a innumerables otras consideraciones. De hecho, fue un montón de problemas que provocaron dolor de cabeza. Y si el país por el que iban a atravesar estuviera plagado de disturbios e inestabilidad política, el ejército de Myest dudaría en atravesarlo incluso si fuera para salvar a Xarooda de su difícil situación. "Entonces, qué piensas hacer?" “La compra de los suministros debería estar completa en varios días. Luego iremos al oeste de Epirus y cruzaremos la frontera hacia Xarooda. Después de eso, tomaremos la autopista hacia el sur y nos dirigiremos a la capital de Xarooda, Peripheria, y nos reagruparemos con las fuerzas de Helena". "Sí, supongo que esa sería la elección natural... Rezo por tu buena suerte". El Conde Salzberg dirigió una mirada un tanto burlona a Ryoma, quien simplemente respondió con un asentimiento sin palabras. Los afortunados sobreviven, mientras que los desafortunados mueren. Esto era cierto tanto en este mundo como en el de Ryoma. ♱

Después de concluir su conversación, el Conde Salzberg se dispuso a abandonar el campamento con sus escoltas cuando sus ojos se posaron en la bandera negra ondeando al viento. Hmph. Una espada y una serpiente... El diseño le sienta bien. La serpiente, al menos, le encaja perfectamente. He decidido apostar por sus estratagemas y espero ver adónde lleva esto. El conde Salzberg no confiaba en Ryoma, la verdad. Simplemente usó sus conexiones para pagar las ganancias que Ryoma le trajo. El acercamiento amistoso que mostró a Ryoma en esta reunión no fue más que una apariencia superficial y delgada. Sin embargo, el conde Salzberg entendió esto. Si salva a Xarooda, es bueno en un sentido. Si no lo hace, solo necesito reunir a los nobles del norte y negociar con O'ltormea. Mientras insistieran en la continuidad de Rhoadseria, los nobles tenían sus formas de garantizar su propia supervivencia. Por supuesto, no quería tener que enfrentarse a una invasión o'ltormeana. Después de todo, no había dinero para la guerra, incluso si no se cruzaban realmente las armas. Cualquier dinero perdido en la guerra ciertamente serviría para presionar sus fondos de entretenimiento personal. Veamos si este hombre tiene la sabiduría de la serpiente en este estandarte... y el poder de esa espada. Si esa pancarta no es más que una amenaza vacía... es algo que anhelo saber. Una sonrisa fría se dibujó en los labios del conde Salzberg. Como si estuviera mirando a un debilucho que luchaba con todas sus fuerzas… ♱ Habían pasado diez días desde la reunión de Ryoma con el Conde Salzberg. Los soldados estaban vestidos con armaduras teñidas de negro, formando una larga fila mientras se dirigían hacia el sur por

la carretera principal hacia la ciudad capital de Xarooda, Peripheria. Detrás de esa línea había grupos de carruajes llenos de suministros. Avanzaron con el sol rojo hundiéndose por debajo de la cordillera como telón de fondo, haciéndolos parecer como una horda de demonios ensangrentados. "Oye! Esos soldados, a qué ejército noble pertenecen?!". Un hombre que araba los campos a lo largo de la carretera le preguntó a su esposa, que estaba delante de él, mientras soltaba el arado. Mantener fijo el arado tirado por caballos era un trabajo agotador, por lo que usó esto como una excusa para un descanso. Frotándose las manos entumecidas, el hombre volvió a mirar hacia la carretera. Sus ojos ardían de odio. Día tras día... Guerra, guerra y más guerra... Lo juro, no sé qué están haciendo esos malditos nobles o qué son, pero no tiene nada que ver con nosotros… Esas emociones afloraron en el corazón de este hombre, que vivía cada día con el sudor de su frente. Para los agricultores comunes, no importaba a quién pagaran sus impuestos. Al final, lo único que importaba era que sus vidas y sus medios de subsistencia estuvieran asegurados. Y ahora mismo, Xarooda estaba a punto de caer a manos del Imperio de O’ltormea. Afortunadamente, la sección norte de Xarooda había escapado de los estragos de la guerra hasta ahora, pero eventualmente las llamas del conflicto también llegarían a esta región. Y aunque había escapado de las influencias directas de la guerra, el norte todavía estaba influenciado por ella. Durante el último año, el costo de vida en este país había aumentado gradualmente y los gobernadores estaban imponiendo aumentos especiales de impuestos usando la guerra como pretexto. La vida se estaba volviendo más difícil. Supongo que aún estamos mejor…

Este hombre era dueño del terreno en el que se construyó su casa, por lo que solo tenía que pagar impuestos al gobernador. En comparación, las personas a las que les prestaron sus tierras tuvieron que pagar a sus propietarios además de sus impuestos. La mente del hombre vagó a la imagen del hombre que tuvo que vender a su hija llorando a la esclavitud para pagar sus impuestos. Ella solo tenía ocho años... Maldita sea. Tenía el pelo color avellana y bonitos ojos azules, y para sus padres, era la niña de sus ojos. Si fuera un año cualquiera, una chica como ella nunca sería vendida. Pero lo que provocó este trágico resultado fue que sus productos no crecían bien fuera de temporada y estalló la guerra con O'ltormea, lo que obligó al gobernador a aumentar los impuestos para cubrir los gastos de guerra. Solo espero que esta maldita guerra termine rápidamente. De todos modos, no tiene nada que ver con nosotros… Si este país se arruinara, al menos podría ser rápido. La resistencia continua significaba que los gastos de guerra solo estaban aumentando, y esas pérdidas se les impusieron. Pero, por supuesto, el razonamiento de este hombre tenía un gran vacío. Si este país cayera y se convirtieran en vasallos, no había garantía de que fueran tratados con justicia. Y era muy posible que se vieran obligados a pagar impuestos aún más elevados. Este mundo no tenía Naciones Unidas ni un concepto de derechos humanos, por lo que no había ninguna razón para que un país tratara a sus vasallos conquistados de manera justa. Incluso si los nobles de Xarooda actuaran de la forma en que este hombre quería que lo hicieran y renunciaran a la resistencia contra O’ltormea, el futuro que les esperaba podría muy bien ser uno en el que serían explotados hasta la muerte. Por supuesto, este hombre carecía de los conocimientos necesarios para pensar con tanta antelación. No sabía cómo escribir su propio nombre y ni siquiera podía contar el cambio que

recibía de los vendedores ambulantes sin la ayuda del jefe de la aldea. Era un hombre sencillo que sentía que su vida sencilla estaba siendo presionada por fuerzas externas, y todo lo que podía hacer era odiar cualquier aumento de los impuestos que tenía que pagar ese mes. “Eh? Por qué estás holgazaneando? Vamos, tenemos que terminar con esto". Al darse cuenta de que el arado se ralentizaba porque su marido lo soltaba, la mujer dejó de azotar a los dos caballos y levantó la voz. Era algo así como una mujer ruda, del tipo que usa los proverbiales pantalones en la casa. "Olvídalo por un segundo, mira hacia allá!" "Mirar qué? Tenemos que terminar esto antes del atardecer, zoquete!" Pero mientras decía esto, volvió los ojos en dirección a la mirada de su marido, hacia la carretera. “De dónde es ese ejército? Tengo un mal presentimiento sobre esos soldados..." Negro, negro, negro. Desde la distancia, los soldados parecían vestidos de negro de arriba a abajo. "Sí, tienes alguna idea de dónde son?" el esposo preguntó. "Nunca he visto gente como ellos", respondió la esposa con un escalofrío. "Yo tampoco... No parece que pertenezcan a ningún noble de la zona", asintió y susurró, mirando hacia la carretera. Un ejército que dejó una impresión tan sorprendente era inusual. Sus números no eran terriblemente impresionantes, pero pocos nobles gastarían dinero para asegurarse de que todos sus soldados estuvieran vestidos con armaduras teñidas del mismo color. Los únicos a quienes se les otorgaría esa cantidad serían los caballeros del reino, o quizás la guardia real que había demostrado su habilidad y lealtad para estar por encima de todo. O de lo contrario, solo el más importante de los nobles.

"Y esa pancarta..." “Eso es una serpiente? Esos ojos rojos son desconcertantes..." Una bandera negra ondeaba al viento, y cosida sobre ella estaba la marca de una serpiente de dos cabezas con escamas de oro y plata enrolladas alrededor de una espada. Un diseño bastante llamativo, del tipo que uno nunca olvidaría después de verlo una vez. "Dime... No deberías decirle al verdugo sobre esto y pedirle que se comunique con el gobernador?" preguntó la esposa, la ansiedad era clara en sus ojos. "El verdugo..." murmuró. Su sugerencia fue razonable. Las regiones del norte se salvaron de los enfrentamientos directos hasta ahora, pero Xarooda todavía estaba en medio de una guerra con O'ltormea. Un ejército no identificado marchando por su territorio era demasiado peligroso para que simplemente lo pasaran por alto. "Y si terminan saqueando nuestra ciudad...?" preguntó la esposa, a lo que el hombre solo pudo tragar nerviosamente. Eso era algo en lo que el hombre intentó activamente no pensar hasta ahora. Y si el fuego estallara aquí esta vez? Podía imaginarse la aldea envuelta en un manto de humo negro. La gente del pueblo que yacía sin vida en el suelo, disfrutando de charcos de su propia sangre. Los niños tenían collares abrochados alrededor del cuello cuando fueron llevados a la esclavitud. Maldita sea! No estaban las líneas del frente al oeste, cerca de la frontera?! No podrían estar aquí... Pero, espera... Pero y si están…? Hubo algunos fugitivos que escaparon de la guerra y se refugiaron con algunas de las familias del pueblo. Por lo que dijeron, el campo de batalla estaba al oeste, cerca de la frontera con O'ltormea. Los rumores decían que el ejército de Xarooda estaba siendo rechazado severamente, pero aun así, el enemigo no debería estar marchando por una carretera del norte como esta.

Aún así, no se podía negar la realidad de la vista ante sus ojos. "Oye, vamos a informar a la aldea sobre esto", dijo el hombre, agarrando los dedos temblorosos de su esposa mientras hacía a un lado su equipo agrícola y se dirigía al sur. Atravesaron el campo agachándose para evitar ser vistos por los soldados que marchaban por la carretera. Estaban pisoteando el suelo que acababa de arar esa misma mañana, pero en este punto eso ya no importaba. Su mayor posibilidad de sobrevivir a una guerra era ponerse a cubierto por su cuenta, pero los dos vivían en un pequeño pueblo a poca distancia de la carretera. Toda la gente de la aldea era como una familia para ellos. Tomando a su esposa del brazo, el hombre se apresuró desesperadamente hacia el pueblo. Después de todo, no podían abandonar a su familia… ♱ . "Maestro Ryoma... Los granjeros". Laura acercó su caballo a Ryoma y señaló una de las tierras de cultivo al costado de la carretera. Ryoma volvió la mirada hacia allí y, de hecho, vio siluetas negras agachadas que se retiraban y pisoteaban los campos mientras huían. Aaaah, están arruinando los campos... En serio, se supone que debemos estar de su lado… Ryoma suspiró profundamente. Había visto que esto sucedía una y otra vez desde que dejó Epirus. "No te molestes con ellos innecesariamente... podrían confundirnos con enemigos y arremeter contra nosotros". Los agricultores de este mundo eran ciertamente débiles en comparación con los caballeros que eran capaces de realizar taumaturgia marcial. Pero una pala o una azada era un arma potencialmente peligrosa incluso en manos de un plebeyo. Si

cargaran contra sus soldados, los hombres de Ryoma resultarían heridos, incluso si no podían morir directamente. E incluso si fueran ellos los atacados, lastimar a la población de la tierra a la que vinieron a ayudar haría que su llegada aquí fuera inútil. El prolongado paseo a caballo dejó a los soldados con dolor en el trasero, y las punzadas ocasionales de dolor estaban destrozando los nervios de todos. Ryoma no esperaba que sus pueblos los saludaran con los brazos abiertos y agradecidos, pero no podía negar el deseo de que fueran capaces de tener un poco de consideración. Deseaba poder al menos enviar a su vanguardia hacia adelante para informarles con anticipación, pero cualquier intento de los soldados de acercarse a los granjeros simplemente resultaba en que estos últimos huyeran. Y dividir demasiado su unidad facilitó que sus fuerzas fueran eliminadas una por una. El norte de Xarooda era relativamente seguro, pero no se sabía dónde podría estallar la lucha. Hace apenas unos días, casi estallaron las hostilidades entre ellos y un ejército mixto organizado por uno de los nobles. Habían confundido las fuerzas de Ryoma con un grupo de asalto enviado por el enemigo. Afortunadamente, el entendimiento se aclaró antes de que las cosas llegaran a los golpes, pero a decir verdad, todo el asunto fue bastante desalentador. "Cuántos días nos quedan?" Ryoma preguntó cuánto tiempo más les tomaría antes de llegar a Peripheria. "Alrededor de siete, según la distancia... Pero hay un pequeño problema", respondió Laura. El mapa que le habían prestado a Helena estaba hecho con fines militares, por lo que era bastante preciso. Por supuesto, este mundo no tenía satélites hechos por el hombre, así que esto hablaba relativamente. Aún así, era mucho más preciso y útil que los mapas utilizados por los civiles. Gracias a este mapa, su marcha se había desarrollado con relativa tranquilidad.

El rostro de Laura se ensombreció cuando revisó su mapa, sacudida por su caballo. "El camino de aquí a la capital está terriblemente mezclado con el dominio de un noble menor". "Supongo que eso demuestra que los mensajeros se equivocaron en algunos lugares, eh...?" Ryoma hizo una mueca amarga. Debido a su enfrentamiento con las fuerzas locales el otro día, le pidieron al noble que enviara mensajeros para informar a las áreas cercanas que eran refuerzos de Rhoadseria. Pero debido a que estamos en una época de guerra y no hay suficiente gente para enviar, muchos nobles no recibieron la noticia. Y los nobles más pequeños, que solo tenían pequeñas comunidades agrícolas fuera de la carretera como esta como sus territorios, eran los más propensos a no escucharlo. Habían pasado cinco días desde que abandonaron la ciudad ciudadela de Epirus. Fue una marcha bastante exigente, y cruzaban más de cuarenta kilómetros cada día. Marcharon a cuatro kilómetros por hora. Habían cruzado un total de más de doscientos kilómetros en una carretera que no estaba pavimentada, aunque estaba mantenida. Para colmo, las filas que lideraba Ryoma también incluían la unidad de logística que transportaba sus suministros y raciones. Para los estándares de este mundo, marchaban con bastante rapidez. Dado lo excesivos que fueron sus esfuerzos para ayudar al ejército de Xarooda, perder a cualquier hombre por un malentendido derivado de un error de comunicación reduciría sus esfuerzos a la nada. "No hay elección, supongo... Está bien, los perseguiremos con nuestros caballos. Sin embargo, no pongas una mano sobre ellos, entendido?" No estaría bien meterse en peleas sin sentido aquí también. Por orden de Ryoma, algunos de los caballeros que rodeaban a Ryoma se separaron del grupo y fueron tras las siluetas que huían.

Deberíamos haber ido a Peripheria con Helena, incluso si eso significaba perder algo de tiempo… Las fuerzas de Helena se adelantaron a ellos, partiendo de Pireas hacia el Reino de Xarooda. Su fuerza de avanzada pasó por las aldeas y ciudades por las que pasarían, evitando ese tipo de malentendidos. Normalmente, mover su ejército junto con el de ella habría sido la mejor opción. Pero como tenían que llevar sus provisiones con ellos, marchar hasta Pireas habría hecho que su ya lenta marcha durara aún más. Deberíamos haber comprado al menos una pancarta xaroodiana antes de partir… Enarbolar su estandarte significaba que el nombre de Ryoma podría extenderse por los otros países, cambiando la forma en que lo ven a largo plazo. Pero un grupo de soldados armados que marchaban sin previo aviso con una pancarta desconocida para cualquiera, excepto unas pocas personas en Rhoadseria, hizo que los nobles confundieran este ejército con el enemigo. Pero lo único que Ryoma tenía para demostrar su identidad era una sola carta que había recibido de Lupis. Sus opciones eran limitadas. Maldita sea, esto va a ser una gran tarea, verdad...? Ryoma lanzó otro profundo suspiro. ♱ "Lord Baron, Peripheria está a la vista". Ryoma volvió sus ojos en la dirección hacia la que apuntaba la chica del pueblo, y de hecho pudo ver lo que parecía un punto gris más allá de las llanuras. A medida que sus fuerzas avanzaban por la carretera, ese punto se estaba volviendo más claro lentamente.

Una ciudad ciudadela inquebrantable, rodeada de altas murallas. Pero a diferencia de Epirus, fue construido para ser mucho más grande y sólido. "Ah, padre!" Al ver a su padre salir a saludar a los soldados que se acercaban con un grupo de otras personas, la niña del pueblo sonrió y saludó. Pudo haber sido por trabajo, pero estuvo separada de su familia durante varios días. Ryoma esbozó una sonrisa forzada. La niña puede haber parecido una adulta, pero verla así la hacía parecer mucho más joven. Debe haberse preocupado mucho por ella. No es que pueda culparlo… Ryoma sentía lo mismo por las hermanas Malfist detrás de ellos. Las acciones de la niña probablemente fueron una muestra de ansiedad y miedo. A cambio de comida y algo de oro como pago, ella les mostraría el camino a Peripheria y les serviría como mediadora. Durante los últimos días, estuvo expuesta a una serie de eventos estresantes. Los estrictos impuestos de los tiempos de guerra les hicieron la vida más difícil. Se había visto obligada a hacer esto, y ser contratada por un ejército extranjero era una apuesta clara. Su excusa era que eran un ejército enviado desde Rhoadseria, pero su única forma era un papelito entregado al jefe de la aldea. Bien podrían haber sido soldados o'ltormeanos que pretendían ser soldados aliados. Y si lo fueran, todos los aldeanos serían ejecutados como traidores que colaboraron con el enemigo. Podían insistir en que les mintieron y engañaron, pero nadie los escucharía. Ser ejecutado como ejemplo facilitaría el gobierno del país. Los aldeanos eran todos conscientes de esto. Puede que no hayan sido educados o sabios, pero entendieron eso en un nivel instintivo.

Aún así, aceptó la oferta de Ryoma porque su aldea estaba en una condición desesperada. Cuando la distancia entre ellos se redujo y el otro grupo apareció en la vista de su padre, Ryoma frunció el ceño al darse cuenta de que algo estaba mal. Qué es? No es como si nos persiguiera el enemigo… Uno de los hombres que encabezaban el grupo tenía el rostro contraído por el miedo. La niña probablemente notó la expresión de su padre, porque su mirada se volvió malhumorada. Si fueran perseguidos por soldados, no se estarían acercando al grupo de Ryoma tan lentamente. Y los seguían caballeros armados. Esos son probablemente caballeros xaroodianos... Entonces, de qué tienen miedo? "Maestro Ryoma..." Sara volvió una mirada preocupada hacia Ryoma, quien colocó una mano calmante en su cabeza. "Estaremos bien", dijo, mirándola con una sonrisa. "Las tengo a ustedes dos conmigo... probablemente no necesito decir esto, pero no bajen la guardia, de acuerdo?" Las hermanas Malfist asintieron. "Ten cuidado..." pronunció Laura. Ryoma asintió en respuesta y ordenó a sus fuerzas que se detuvieran. Después de todo, si no conocen la situación, es difícil juzgar cuál podría ser el curso de acción correcto… Un grupo de soldados a caballo se detuvo ante Ryoma. No es esto pretencioso…? Ryoma pensó mientras los miraba Había aproximadamente un centenar de ellos, y cuando ese pensamiento cruzó por la mente de Ryoma, sus filas se dividieron a izquierda y derecha. Un solo caballero a caballo atravesó el camino que abrieron, acompañado de robustos guardaespaldas. La armadura que llevaba dejaba en claro que era un caballero de alto rango, y sus guardaespaldas también llevaban equipo de alta calidad.

Parece el capitán de una orden de caballeros, o una especie de general... Ryoma entrecerró los ojos con sospecha. Por qué hay alguien de tan alto rango aquí? Está Xarooda realmente en tan mala posición? Normalmente, se podría suponer que vinieron aquí para recibir a Ryoma como refuerzos que venían de lejos, pero las miradas que los caballeros estaban fijando en su grupo eran demasiado duras. "Sois los refuerzos enviados por Rhoadseria?" preguntó el hombre, dirigiendo una mirada aguda a Ryoma mientras llevaba su caballo para enfrentarlo. Fue extremadamente descortés en lo que respecta a los saludos, especialmente cuando se dirigían a alguien a quien conoció por primera vez, y mucho menos al líder de una fuerza que había viajado lejos para ayudar a su país. Ryoma sin embargo, simplemente inclinó la cabeza, sin mostrar consideración por la rudeza de este saludo. “Soy un barón del Reino de Rhoadseria, Ryoma Mikoshiba. Mis hombres y yo somos refuerzos, enviados por la reina Lupis Rhoadserians para ayudarlos a ustedes ya su país en su momento de angustia. Buscamos audiencia con su soberano, Julianus I de Xarooda. Podemos?" La respuesta de Ryoma podría llamarse perfectamente cortés. A menos que uno supiera lo contrario, probablemente no se imaginarían que Ryoma se había convertido recientemente y de repente en un aristócrata. Pero el hombre ante Ryoma pisoteó sin piedad la cortesía de Ryoma. Simplemente se quitó el casco y se lo entregó a uno de sus asistentes. Era un hombre en la flor de la vida, con el pelo rubio corto. Parecía estar entre sus primeros años y mediados de los cuarenta, y aunque era difícil de decir mientras montaba a caballo, al parecer tenía bastante el físico construido en gran medida. Era, a todos los efectos, una gruesa pared de carne y músculo. Menos humano y más de un mono antropoide, como un gorila.

"Hmph... Solo hay quinientos de ustedes, de un vistazo..." se burló el hombre, dirigiendo una mirada aguda a los soldados detrás de Ryoma. "Ustedes se llaman refuerzos, pero qué esperan lograr con estos números?" El hombre habló con desprecio, palabras de burla aguda dejando sus labios. El hecho de que pudiera estimar el número de soldados que traía Ryoma con una mirada fue impresionante, pero la actitud autoritaria del hombre arruinó cualquier impresión positiva que sus habilidades pudieran haber producido. No era, de ninguna manera, una persona con la que Ryoma quería asociarse. Pero Ryoma sólo mantuvo su silencio y sonrió, a lo que el hombre decidió girar el cuchillo aún más. "Debemos considerar que su reina, Lupis Rhoadserians, busca abandonar a Xarooda? Ha ignorado nuestros repetidos llamados a refuerzos, y cuando finalmente lo hizo, envía a una mujer senil reconocida del retiro y a un cachorro de orígenes desconocidos... No me parece que se dé cuenta de la profundidad de nuestro aprieto." Las palabras del hombre habían descartado completamente todas las nociones de dignidad. Si Mikhaíl o Meltina hubieran estado allí para escuchar esas palabras, una guerra seguramente estallaría entre Rhoadseria y Xarooda. Las palabras del hombre eran, de hecho, simplemente un insulto hacia Lupis. Pero Ryoma no tenía emociones patrióticas hacia Rhoadseria ni respeto por la reina Lupis, por lo que la provocación del hombre cayó en oídos apáticos. "Ya veo. Supongo que la forma en que lo presenta no está muy lejos de la verdad. E incluso viste que ciento cincuenta de mis hombres se dedican exclusivamente a llevar provisiones... Ese es el ojo impresionante y perspicaz que tiene ahí. Asumo que es un hombre distinguido de algún tipo. Me harías el honor de compartir tu nombre?"

El tono de Ryoma permaneció tan educado y compuesto como antes. Dependiendo de lo que dijo, ese tono podría parecer provocativo, pero en este caso Ryoma no tenía tales intenciones. El hombre simplemente frunció el ceño ante la actitud de Ryoma. "No tienes una concepción del orgullo?" preguntó, exasperado por el hecho de que la intención de Ryoma ni siquiera cambió. Ningún guerrero normalmente sostendría su lengua ante tal insulto, y cualquiera que lo hiciera sería visto como débil. Si fuera Meltina o Mikhail en lugar de Ryoma, seguramente desenvainarían sus espadas con furia, ignorando completamente las consecuencias. La verdad sea dicha, sin embargo, exponer el estado mental de uno a otros era un acto tonto. Solo un tonto expone sus emociones en público! En su mente, Ryoma se burló de la provocación abierta del hombre. La parte importante no era mostrar a la otra persona sus verdaderos sentimientos. Es exactamente cuando uno siente ira o sed de sangre que debe mostrar el máximo respeto y dignidad. Esa era una verdad que Ryoma Mikoshiba aprendió de niño; una lección que aprendió de cierto incidente. Y esa verdad mostró su valor en este mundo de guerra. Y además, este refuerzo de Xarooda era a los ojos de Ryoma nada más que un medio para asegurar su supervivencia y la de sus compañeros. Solo vino aquí porque no tenía muchas opciones y, cuando lo llevaron al extremo, a Ryoma realmente no le importaba que Xarooda cayera ante O’ltormea siempre que las secuelas no lo alcanzaran. Pero, por supuesto, Ryoma no fue tan tonto como para ponerlo en palabras para que este hombre lo escuchara. “Puedo disculparme en nombre del Reino de Rhoadseria por ignorar sus solicitudes durante más de un año. Pero entienda que la situación en nuestro país aún no se ha estabilizado del todo, y admito que la orden de caballeros dirigida por Lady Helena solo cuenta con tres mil hombres. Las aprensiones de su país son

claras... Todo lo que podemos hacer es demostrar lo contrario en el campo de batalla". “Oho. Si estos son tus sentimientos honestos, eso es bastante admirable…" Era difícil saber si creía en las palabras de Ryoma, pero el hombre miró a Ryoma evaluándolo. Es cierto que, sin pruebas, sus palabras solo parecían simples tópicos. "Muy bien... Lady Helena ya está en un consejo de guerra en Peripheria." Aunque era difícil saber si el hombre le creía a Ryoma, su expresión se suavizó. "También participará en el consejo de guerra una vez que haya terminado su audiencia con Su Majestad". Ya está todo preparado, eh? En ese caso... todo el cuento de este tipo era sólo un acto... supongo que tiene sentido que estuvieran ansiosos por nosotros… Probablemente querían conjeturar la actitud de Ryoma hacia ellos insultándolo de repente. Eso quedó claro por la forma en que la audiencia con el rey ya estaba arreglada. Y supongo que los soldados necesitaban desahogarse, también... astuto. Aquellos en el corazón del gobierno probablemente se dieron cuenta de las dificultades de Rhoadseria, pero un caballero en el campo tendría dificultades para comprender los problemas políticos. En ese sentido, la actitud de Ryoma suavizó un poco sus corazones endurecidos. "Por cierto, todavía tengo que presentarme. Soy Grahalt Henschel, capitán de la guardia real de Xaroodia. Un placer." Grahalt luego giró su caballo e hizo un gesto con la mano para que Ryoma lo siguiera mientras se dirigía hacia Peripheria. Ahora bien, qué pasará después…? Mientras Ryoma observaba a Grahalt avanzar, Ryoma metió la mano en su bolsillo y sacó las monedas de oro que había preparado. Todavía tenía que pagarle al hombre que estaba

parado al lado de la carretera, sus ojos iban de un lado a otro con ansiedad… ♱ Un hombre y una mujer estaban uno frente al otro en una de las habitaciones del castillo de Peripheria. Uno de ellos era una mujer anciana con una suave sonrisa en los labios. A pesar de contar con logros y habilidades inigualables en el campo de batalla, la atmósfera que desprendía era cálida y serena. Ella nunca cambia... Es la misma que era en ese entonces… Grahalt susurró para sí mismo mientras veía a Helena llevarse una taza de té a los labios. Conoció a la diosa de la guerra de marfil de Rhoadseria poco después de convertirse en caballero. Muchos de los caballeros de Xarooda estaban enamorados de su naturaleza y actitud francas, e incluso acercarse a sus años dorados hizo poco por disminuir su encanto. Su belleza se había deteriorado a medida que envejecía, por supuesto, pero su encanto personal solo se había refinado con la edad. "Entonces, qué piensas de él, ahora que lo has visto con tus propios ojos?" A pesar de ser una generación mayor que Grahalt, Helena le habló con educada dignidad. Dada la brecha en los logros y la experiencia entre ellos, Grahalt estaba incómoda y enferma en paz con este tratamiento, pero Helena no cambiaría su actitud hacia ellos. Mirándola con una sonrisa tensa, Grahalt honestamente describió su expresión. "Lo conocí cara a cara, según su sugerencia... Pero a decir verdad, me resultó difícil de juzgar." Se las arregló para exprimir una respuesta. En verdad, no entendía a Ryoma lo suficientemente bien como para albergar una impresión positiva o negativa de él.

“Una cosa que reconoceré de inmediato es que su autocontrol es admirable. Ni siquiera se inmutó ante mis provocaciones y fue capaz de expresarse con elocuencia suficiente. En ese sentido, parece capaz... Pero los números que lidera todavía son demasiado pequeños. Simplemente no puedo verlo cambiando esta guerra de una forma u otra... Y, además..." Grahalt cortó sus palabras por un momento y dirigió una mirada interrogativa a Helena. "Los soldados que dirige son demasiado jóvenes, y muchos de ellos son mujeres... verdad?" Helena pronunció las palabras que Grahalt dudó en decir, como si las leyera directamente de su mente. Grahalt se quedó en silencio. "No te preocupes por mí y di lo que piensas," le reprendió Helena, sonriendo inocentemente como un niño que había hecho una broma con éxito a alguien.

"Ya lo sabías?" Grahalt se rascó el pelo torpemente. "No, lo acabo de ver desde lejos. Después de todo, ese chico lidera un ejército que construyó de la nada después de que se le concediera la península de Wortenia." "Lo supe ahora mismo?" Probablemente miraba desde algún lugar mientras Grahalt mostraba a Ryoma y a sus hombres los alrededores del campamento. Eso fue lo primero que me vino a la mente, pero Grahalt lo negó. No... No es imposible? Por lo que él sabía, Helena no había puesto un pie fuera de este palacio desde que llegó aquí. Sin embargo, Helena no respondió a su duda y, en cambio, cambió de tema. "Esperaba hablar con él ante su audiencia, sin embargo..." suspiró Helena, echándole una mirada de culpa. Helena reconoció a Ryoma como su mano derecha. Dependiendo de la situación, ella incluso transferiría el mando sobre las fuerzas Rhoadserianas a él. Habían reunido información antes de tiempo, pero había demasiado que no podían aprender antes de llegar a Xarooda. Helena sabía por experiencia que este tipo de información detallada y precisa se convertiría en un factor importante en la formación de estrategias. Y quería consultarle sobre lo que deberíamos hacer a continuación también… Sin embargo, esto no era algo sobre lo que Grahalt pudiera hacer nada. Helena tenía sus propios asuntos de los que ocuparse, mientras que Xarooda tenía sus propias preocupaciones de las que ocuparse. “No hay nada que hacer. Su Majestad espera mucho de los refuerzos de Rhoadseria..." La posición de Xarooda en la guerra no fue de ninguna manera positiva. Durante el último año, resistieron por sí solos la invasión

de O’ltormea, y la fatiga de la guerra se apoderó de sus territorios y sus soldados. Los campos en áreas cercanas a las líneas del frente fueron incendiados, los hombres adultos fueron obligados a reclutamiento y las mujeres y los niños restantes no tuvieron más remedio que buscar refugio en las ciudades cercanas. Y, por supuesto, los gobernadores no pudieron ofrecer la protección adecuada para todos, lo que obligó a algunos a venderse como esclavos. El poder nacional de Xarooda estaba disminuyendo día a día, por lo que Xarooda tuvo que recurrir a su último recurso. En este momento, con Rhoadseria y Myest proporcionándoles refuerzos, podrían atacar a la fuerza que marcha por su país en una batalla decisiva. Por supuesto, esta fue una apuesta en la que la existencia continua de su país estaba en juego, pero una apuesta que valía la pena. Al menos, eso era lo que el rey y sus subordinados, incluido Grahalt, creían ardientemente. Pero había un problema importante aquí. La cuestión es si Myest y Rhoadseria estarían dispuestos a derramar sangre por Xarooda. Normalmente, la caída de Xarooda equivaldría a la caída de los otros condados del este, pero no pudieron evitar dudar de la gente de Rhoadseria después de que su país había ignorado su solicitud de refuerzos durante tanto tiempo. Fue por esta razón que Grahalt siguió la recomendación de Helena y realizó ese pequeño espectáculo al saludar a Ryoma. Todo para afirmar las verdaderas intenciones de Rhoadseria. "Y además, si hubiéramos dejado que Lord Mikoshiba se reuniera con usted primero, no se sabe qué acusaciones podría tratar de plantear la facción de la reconciliación", escupió Grahalt con odio. Para él, la facción de la reconciliación eran traidores a la patria. "Grahalt... entiendo cómo te sientes, pero no debes rechazar ciegamente las afirmaciones de la facción de la reconciliación".

Helena notó hábilmente la leve emoción que Grahalt mostró al pronunciar sus nombres, y le habló como una madre regañando a su hijo. "Pero-!" "Escucha esto. La facción de la reconciliación no son traidores. A sus ojos, están tomando la mejor decisión para este país y Su Majestad, Julianus I. Incluso si sus métodos difieren de los de los caballeros, todavía buscan lo mismo... verdad?" Incluso mientras decía esas palabras, Helena no pudo evitar reírse de sí misma con sarcasmo en su corazón. Aunque el hecho de que sus pensamientos no tengan malicia es probablemente el mayor problema aquí… Las buenas intenciones no siempre conducen al mejor resultado posible. Por triste que sea, esa es la realidad de la política. Pero tenía que aplacar a Grahalt aquí, para que no intentara lograr su propia idea de justicia con la fuerza bruta. Una unificación por la fuerza militar. De hecho, si aplastaran a la facción de la reconciliación mediante el poder militar, el país llegaría a un consenso. Pero ese tendría que ser su último recurso, una vez que hubieran agotado todos los demás cursos de acción. "Por supuesto... la supervivencia de Xarooda está por encima de todo..." Grahalt logró balbucear esa respuesta, sin darse cuenta de los pensamientos de Helena. "Convertirse en vasallo de O’ltormea permitiría que la casa real de Xarooda sobreviviera, y esa es de hecho una opción...", dijo Helena. “El precio sería fantástico, por supuesto, pero es mejor que perderlo todo. Es natural que algunas personas piensen eso". "Y cree que es una buena idea, lady Helena?" Grahalt preguntó, con su rostro contorsionado por una amarga agonía. Nada odiaba más que tener que escuchar estas palabras salir de los labios de la mujer a la que secretamente respetaba y admiraba. Pero esa pregunta fue un insulto para la mujer conocida como la Diosa de la Guerra de Marfil de Rhoadseria.

"Por qué crees que vine aquí personalmente, liderando este ejército?" En el momento en que esas palabras salieron de los labios de Helena, la atmósfera de la habitación se congeló. El brillo en sus ojos, las expresiones en su rostro, todo cambió. Lo único que no cambió fue la serena sonrisa en sus labios. El cuerpo de Grahalt se estremeció de terror. "M-Mis disculpas... Perdóname por decir algo tan tonto". Rhoadseria no podía pasar por alto que Xarooda se convirtiera en vasallo de O'ltormea. Si pudieran, no enviarían a Helena Steiner para esta tarea. Sin cambiar nada de expresión, Helena siguió hablando. “Aunque soy una anciana senil llamada del retiro después de todo. Tu ansiedad es comprensible ". En el momento en que escuchó esas palabras, Grahalt sintió que algo frío se deslizaba por su espalda. "T-Tú has oído eso…" Solo lo había dicho cuando conoció a Ryoma para evaluar su reacción, pero nunca imaginó que Helena estaba escuchando. Fue tan incómodo como descubrir que el jefe de uno estaba escuchando en uno de los puestos mientras cotilleaban sobre él con sus compañeros de trabajo. "Sí, tan senil y vieja como soy, mis oídos y ojos todavía funcionan tan bien como siempre". Dichos ojos y oídos ciertamente no se referían a sus facultades físicas, sino a sus fuentes de información dentro de Xarooda. Qué mujer tan aterradora… Muchos llamaban la diosa de marfil de la guerra de Rhoadseria, pero su verdadera fuerza no residía en sus estratagemas y tácticas en el campo de batalla. Nadie sabía cómo lo logró, pero tenía el poder de recurrir a innumerables fuentes de información en todo el continente. Y a través de esos diversos flujos de información, pudo descartar cualquier tema que necesitara y construir una hipótesis.

En el campo de batalla, ciertamente podría exhibir la majestad de un general hábil y sabio, pero ese era solo un lado de ella. Grahalt apartó la mirada de Helena y bajó la mirada. “Por favor, no bromees...” logró balbucear. Luego se cubrió la cara, esperando escapar de su mirada. Un largo silencio se instaló en la habitación. "Sí, sólo es una broma... Por supuesto", dijo Helena. La boca de Grahalt se abrió, a lo que Helena se tapó la boca, riendo divertida. "Eso fue natural de tu parte..." dijo Grahalt, suspirando pesadamente y bajando sus hombros. Al ver esto, Helena no pudo evitar reírse en voz alta. "Si eso es suficiente para impresionarte, no puedo ver cómo serás capaz de contener a ese chico." Ante esas palabras, Grahalt entrecerró los ojos y preguntó. No fue tan brusco como para no entender a qué chico se refería. "Es él realmente… para tanto?" "Porqué sí. Entre las muchas personas que he visto, es el caballo más rebelde de todos." "Un caballo salvaje, dices..." "Aunque tenga la mente de una serpiente, o de un escorpión." Sus descripciones de él le parecieron contradictorias a Grahalt. Llamarlo un caballo rebelde e indómito no era tan difícil de entender. El físico de Ryoma era realmente asombroso. Sus rasgos faciales eran tranquilos y amigables, pero tal vez su naturaleza cambió en el campo de batalla, al igual que la de Helena. Pero el intelecto de un escorpión o una serpiente? No sintió nada por el estilo de él. "No debes subestimarlo, Grahalt. A menos que quieras que te coman vivo". "Eso no se siente como una forma de describir a un aliado de nosotros."

Helena lo describió con un tono que encajaba con el general de otro país o con un rival político. Helena simplemente negó con la cabeza en silencio. "No lo malinterpretes. Confío en él y él también cree en mí. Pero, Grahalt... Tu lado no es ni amigo ni enemigo para él todavía. En cuyo caso debes mostrarle la debida gratitud y buscar su ayuda… Porque si te marca como a sus enemigos, te quitará todo lo que tienes". Esas palabras fueron la franca advertencia de Helena a un amigo. "Si ese hombre... realmente tiene el poder del que hablas... En ese momento... Lo haremos". El silencio se instaló una vez más en la habitación. "Bueno. Porque pronto lo entenderás muy bien... Todos en este país lo entenderán... Ya verás". Helena sonrió silenciosamente, imaginando el momento en que la joven serpiente muestra sus colmillos…

Capítulo 5: Probando el poder de uno

Un aire tenso llenó la sala de audiencias. Los soldados se pararon en ambos lados de la alfombra roja que se extendía desde la entrada al trono, inmóviles. Detrás de ellos se encontraban funcionarios civiles y militares de ambos lados. Muchos de ellos también eran nobles con títulos. Los funcionarios estaban vestidos con lujosas prendas de seda, recubiertos de plata e hilos de oro que tenían piedras preciosas incrustadas en ellos, como si fueran símbolos de su autoridad. Tal vez la única razón por la que este traje no resultó demasiado llamativo fue por la sangre noble que corre por sus venas... A pesar del destino de su país que pende de un hilo, todavía se esfuerzan por mantener su dignidad, tan vacía de un gesto como puede ser. Esto era tan cierto para los oficiales como para los caballeros. Por supuesto, iban vestidos con armadura y usaban sus espadas envainadas. Pero sus armaduras tenían diseños elaborados hechos a manos de maestros artesanos. Las espadas que llevaban no parecían armas para usar en el campo de batalla, sino más bien obras de arte para admirar. Supongo que lucir demasiado sórdido solo bajaría la moral de las tropas... Supongo que ese es el tipo de personas con las que tendré que lidiar… Aunque reconocía su elección de decoración hasta cierto punto, Ryoma soltó un suspiro internamente. Según su experiencia desde que fue convocado a este mundo, los nobles que se envolvían en ropa cara para demostrar su posición eran las personas más peligrosas e inútiles de todas, independientemente de lo hábiles o incompetentes que fueran.

"Por favor, pase al frente". Un chambelán que estaba a su lado le susurró al oído, lo que provocó que Ryoma subiera al trono. Bueno, mira eso… La sala de audiencias estaba llena de caballeros y nobles, y todos tenían expresiones variadas. Emoción, expectativa, decepción, exasperación, burla. Esas eran las cinco emociones principales que parecían llenar esta gran sala de audiencias. Aproximadamente el 30% de esas emociones fueron emoción y expectativa, y la decepción, la exasperación y la burla constituyeron el otro 70% por ciento. Supongo que esperaban refuerzos, pero en su lugar obtuvieron un mocoso sin nombre como yo. Tiene sentido que sean pesimistas. Un pensamiento masoquista cruzó por la mente de Ryoma. Pero aun así, observó tranquilamente su entorno, captando todo tipo de información. Hay... más de los que esperaba. Supongo que esa es solo la brecha de experiencia entre Lupis, que acaba de subir al trono, y un gobernante que se ha aferrado al trono durante treinta años. Era un palacio donde muchos complots e intenciones se cruzaban y actuaban en contra de los demás, pero el hecho de que hubiera gente aquí significaba que Julianus I todavía tenía influencia. Si fuera un monarca sin experiencia como Lupis, los nobles, con su inclinación por la autoconservación, habrían huido del palacio hace mucho tiempo. Al igual que ninguno de los aristócratas se reunieron bajo Lupis cuando estalló la guerra civil. A diferencia de los caballeros, que normalmente no tenían territorios y simplemente trabajaban por un salario con los empleadores, los nobles tenían tierras propias. Algunos eran más o menos ricos que otros, pero todos tenían influencia independiente, lo que los convertía en un grupo poderoso. Como tal, incluso si durante tiempos de paz permiten un gobierno autoritario centralizado bajo el rey, en caso de que se ponga en duda la capacidad del rey para gobernar, los nobles

inmediatamente recurrieron a la autopreservación. Y en ese sentido, dado que esto no sucedió aquí, fue una prueba de que Xarooda todavía tenía esperanza como reino. Por supuesto, podría haber traidores escondidos, y la mayoría de la gente estaba adoptando un enfoque de esperar y ver qué pasaba. Pero el hecho de que la gente estuviera dispuesta a esperar demostraba que todavía creían que Xarooda tenía la oportunidad de salir victorioso. Incluso si esa posibilidad era solo un pequeño porcentaje, la posibilidad ataba los corazones de los nobles, prohibiéndoles salir del palacio. Si hubieran sentido que la derrota era inminente, los nobles se lanzarían para mantenerse quietos sin prestar atención a lo que los demás pudieran pensar de ellos. Y será entonces cuando ese reino realmente llegue a su fin. Esta debe ser realmente su última oportunidad... Quien se dio cuenta de esto leyó bien la situación. Fue Lupis o Meltina? No… Quizás fue el Conde Bergstone... Sea lo que sea, es bastante irónico. La presión de Myest seguramente contribuyó, pero al final fue la dirección de Rhoadseria la que decidió enviar refuerzos a Xarooda a pesar de los riesgos. Y aunque estaban ciegos ante los problemas que asolaban a su propio país, se dieron cuenta de las circunstancias de su vecino. Ryoma reprimió la sonrisa que intentaba llegar a sus labios. Y fue entonces cuando lo sintió. Miradas frías se posaron sobre él mientras se acercaba al trono. Esto no es desprecio ni evaluación... Esto está más cerca de la ira y la sed de sangre. Ryoma volvió sus ojos hacia la fuente de esas miradas. Deben ser ellos... Parece que no les agrado demasiado. Fijó su mirada en los que lo miraban, de pie cerca del trono. Todas eran personas que nunca había conocido antes y, sin embargo, las miradas oscuras que le lanzaron no podían resumirse como

burlonas o desdeñosas. Estaban llenos de clara enemistad. Sus atuendos eran más lujosos que los que los rodeaban, lo que implicaba que tenían una posición bastante alta. Y dada su posición en la sala, probablemente poseían bastante poder y autoridad… La verdad del asunto es que la posición social de uno no siempre es igual de efectivo a su poder e influencia. Algunos duques tenían títulos que eran meramente nominales y no ofrecían una influencia real, mientras que había barones en los que el rey confiaba mucho y eran nombrados para puestos importantes. Pero el grupo que miraba a Ryoma con enemistad tenía tanto posiciones como poder. Tch... Esto va a ser molesto. Por qué nada puede salir bien por una vez...?! Sucedió durante la guerra civil Rhoadseriana y parecía que iba a suceder ahora también, pero de alguna manera parecía que Ryoma estaba destinado a tener siempre a los nobles más influyentes y poderosos en oposición a él. Ese gorila no está aquí, el tal... Grahalt, creo que así se llamaba…? Reprimiendo el impulso de suspirar por su falta de suerte, Ryoma miró a su alrededor buscando a Grahalt. Su posición era lo que más le interesaba en ese momento, y eso quedaría claro al ver su posición en esta sala de audiencias. Pero Ryoma no pudo ver su rostro entre los caballeros. Luego volvió su mirada hacia el trono vacío, encontrando a Grahalt de pie a la izquierda del trono. A pesar de estar cerca del rey, todavía estaba vestido con armadura y portando una espada, como el resto de los caballeros. Bueno, vaya... supongo que el rey realmente debe confiar en él. Grahalt se paró, como mostrando su gran físico, como un escudo que protege el trono. Ya que está tan cerca del rey... su actitud anterior debe haber sido sugerencia de alguien. Aunque supongo que no puedo ignorar la

posibilidad de que se le ocurra la idea por su cuenta, pero el principal sospechoso sería Helena, supongo… Los que estaban más cerca del trono eran los que tenían más influencia y una posición más alta, pero estar al lado del trono era diferente. La posición y la influencia no eran suficientes para permitir eso: el rey tenía que confiar en uno. La guardia real, los protectores del rey, eran tanto la espada como el escudo del monarca. El hecho de que el rey dejara que alguien se pusiera a su lado fue prueba de la gran confianza que tenía hacia esa persona. En comparación, era como Lupis confiaba en Meltina y Mikhail. Y esa persona fue enviada a las afueras de la capital para recibir a Ryoma. Había poca o ninguna posibilidad de que Julianus I conociera a alguien como Ryoma en cualquier nivel práctico. Si poseyera una red de información para conocer de cerca a Ryoma, Xarooda nunca habría sido colocado en tal posición de inferioridad. Alguien debió haberle aconsejado al rey, con algún propósito, por supuesto. Pero incluso si hubiera sido idea de Helena, no habría servido de nada a menos que él tuviera la tolerancia para aceptarlo... Julianus I... no debería subestimarlo. Ryoma se arrodilló ante el trono vacío y esperó nerviosamente la llegada del llamado rey mediocre ... "Has hecho bien en venir aquí desde lejos". Una voz serena finalmente habló desde arriba de la cabeza de Ryoma, desde la dirección del trono. "Si su Majestad!" "Ven, no hay necesidad de hacer una ceremonia. Muéstrame el rostro del joven héroe de Rhoadseria. No eres de la nobleza de Xarooda, así que puedes estar tranquilo". Ryoma levantó la cabeza, fijando su mirada en un anciano con una barba blanca y tupida. Llevaba un manto de seda roja y descansaba sobre su cabeza una corona forrada de brillantes

diamantes. Unas arrugas profundas estaban grabadas en su rostro sereno, y miró a Ryoma con sus ojos azules. Él no era de ninguna manera un hombre construido en gran medida. Era difícil de decir ya que estaba sentado en el trono, pero parecía ser de construcción media. Pero la atmósfera que dio fue, sin duda, la de un monarca. “Los saludo después de su largo viaje. Soy el Rey del Reino de Xarooda, Johann Julianus I". Tenía el linaje de una larga e ininterrumpida línea real, y el logro definitivo de haber conservado su gobierno durante décadas. Los dos se mezclaron, creando un tipo extraño de presión que se extendía sobre Ryoma. Bueno, maldición... Si llaman a Julianus I un rey mediocre, supongo que no puedes confiar en los rumores después de todo… Es cierto que su reinado no tuvo muchos logros notables, y el hombre mismo no parecía sobresalir ni ser demasiado malo en nada. Pero el hecho era que había podido retener la tierra que había heredado en un mundo de guerra constante, y esa era quizás toda la prueba que Ryoma necesitaba para saber que no era un hombre mediocre o promedio. "Hmm, Lady Helena me habló de ti antes de tiempo, pero... Sí, ya veo", dijo Julianus I, con una leve sonrisa en sus labios. Así que fue idea de Helena, después de todo… Las palabras del rey confirmaron la sospecha de Ryoma. Había una profunda conexión entre Helena y el rey de Xarooda. "En este momento, mi país está asediado por el Imperio de O’ltormea, y ha sido llevado al punto sin retorno", dijo Julianus I. Ryoma asintió sin decir palabra. “Sin embargo, ahora que tenemos refuerzos de Rhoadseria y Myest, es posible que tengamos la oportunidad de recuperar nuestra tierra. Que piensa usted? Tenemos una oportunidad?" preguntó el rey inquisitivamente.

"Si puedo, Su Majestad, le pido que me dé tiempo antes de responder esa pregunta". Ryoma negó con la cabeza. La respuesta de Ryoma hizo que todos los presentes se agitaran y comenzaran a susurrar unos a otros. Ahora que Rhoadseria y Myest habían enviado sus refuerzos, ahora habría sido el momento de arriesgarlo todo y pasar a la ofensiva. Eso era lo que la mayoría de las personas presentes en esta sala de audiencias esperaban. Pero Ryoma desaconsejó lanzarse imprudentemente a la batalla. Llegó a este país para ganar la guerra contra O’ltormea, y aliviar la ansiedad de la gente o aumentar su moral era algo secundario para él. "Oho... Crees que ahora no es el momento?" “No diré que no lo es, pero tampoco diré que lo es. Creo que el curso de acción correcto es que primero examine cuidadosamente la información que tenemos, entender la situación y luego le doy una respuesta más informada". Los susurros de los nobles se hicieron más intensos, y la enemistad dirigida a Ryoma creció en intensidad. Fue por pura animosidad, o quizás por algún tipo de razón…? "Ya veo... Eso es bastante cauteloso de tu parte". "Hay una delgada línea entre la valentía y la imprudencia, Su Majestad". Todas las personas en la habitación fueron sorprendidas por el hecho de que Ryoma le habló al rey tan directamente como hizo. Sus ojos volvieron a mirar hacia la fuerte mirada dirigida hacia él desde el trono. Era una mirada aguda, como si el hombre hubiera estado tratando de ver a través de su corazón. La conmoción cesó de repente y el silencio se apoderó de la sala de audiencias. Sus ojos son firmes... Julianus I sintió una fuerte voluntad ardiendo en los ojos de Ryoma. Todo lo que vio allí fue el poder del acero encarnado en la forma de un hombre.

Qué tipo de vida debe llevar uno para tener estos ojos a una edad tan joven…? Julianus I conocía a otras dos personas con el mismo tipo de ojos que este joven que lo miraba fijamente. Uno de ellos era el difunto general Belares, la deidad guardiana de Xarooda. La otra era la diosa de la guerra de marfil de Rhoadseria, Helena Steiner. Albergaban una cierta luz dentro de ellos. Confiaban en esa luz y se mostraba en sus ojos. "Muy bien... Deseo que me prestes tu fuerza, junto a Lady Helena", dijo Julianus I, la intensidad de su mirada inquisitiva dio a lugar a la mirada serena que mostró antes. "Haré todo lo que esté en mis humildes habilidades para asegurar la victoria de Xarooda". Ryoma inclinó la cabeza en silencio mientras prometía triunfar al rey.

“Hmm. Esperamos mucho de ti..." Las palabras de Julianus I hicieron que el aire en la sala de audiencias se relajara. Se aceptaron los refuerzos enviados por Rhoadseria. Pero algunas personas no estaban tan felices de recibirlos. Cuando Julianus I aprobó la respuesta de Ryoma con una sonrisa, un hombre rompió la restricción de la guardia real y se colocó ante el trono. "Espere, Su Majestad! " Julianus I miró en dirección al hombre y ordenó a los caballeros que intentaban tirar de él para que lo soltaran. "Qué pasa, Conde Schwartzheim?" El rey miró al hombre arrodillado ante su trono con una expresión algo divertida, apoyando la barbilla en sus manos mientras le daba permiso para hablar. El hombre, el conde Schwartzheim, estaba vestido con ropas de seda decoradas con hilos dorados y con incrustaciones de piedras preciosas. Aparentemente, fue bastante influyente dentro del palacio. El hecho de que incluso le dieran permiso para hablar después de atravesar la guardia real fue una prueba de su posición. Era un hombre de unos cuarenta años, con el pelo rubio peinado hacia atrás y una panza redonda y abultada. Pero sus hombros eran más anchos de lo que sugerían sus 170 centímetros de altura, y sus antebrazos eran tan gruesos como troncos. Estaba claro que no era solo un noble influyente. “Si puedo, me gustaría decir algo, aunque me gane su ira, Su Majestad,” dijo con la cabeza gacha. Mientras hablaba, las miradas dirigidas a Ryoma por los nobles a su lado se volvieron más agudas. Odio, ira, envidia, repugnancia. Emociones que eran demasiado vívidas para que uno las pudiera dirigir normalmente a un hombre que había conocido por primera vez. Cuál es el problema de estos tipos…?

Cualquiera se sorprendería si un extraño los mirara con descarado odio, pero Ryoma trató de reprimir su confusión. No podía permitirse el lujo de mostrar ninguna debilidad en esta sala de audiencias, donde los de su lado se mezclaban con sus enemigos. Por supuesto, podía verse intencionalmente débil para hacer que otras personas lo subestimaran, pero ahora mismo Ryoma necesitaba que los nobles de Xarooda estuvieran absolutamente asombrados de él. Y como tal, se cuidó de mantener su expresión tan dura como pudo. "Si tienes alguna opinión sobre mis decisiones, di lo que piensas". “Creo que este hombre, Mikoshiba, carece de la fuerza que espera de él, Su Majestad. Creo que sería mejor si se llevara a sus soldados y regresara a su país”. Fue una declaración tan provocativa y desvergonzada que todos los presentes en esta sala de audiencias no pudieron evitar comenzar a murmurar. “Ohoh. Me dices que envíe a Lord Mikoshiba y sus refuerzos devuelta después del largo viaje que hicieron para venir aquí?" Julianus I preguntó. "Efectivamente." El conde Schwartzheim asintió, sin mostrar ningún signo de vergüenza o remordimiento. "Conde Schwartzheim..." comentó Julianus I, con su voz agradable y casi divertida. “Te das cuenta del significado de lo que dices aquí, no? Tiene la intención de abrir una brecha entre nuestro país y Rhoadseria?" De hecho, enviar a Ryoma lejos ahora sería un movimiento diplomático terrible, pero eso es evidente. “Esa es una preocupación de la que soy consciente, sí. Pero Su Majestad, sólo puede decir eso porque no ha visto los llamados refuerzos que este hombre trajo consigo". Dijo el Conde Schwartzheim, silenciando el tumulto que llenaba la habitación. "Lady Helena me dice que todos son élites seleccionados".

“Si la general Helena Steiner realmente le dijo eso, Su Majestad, entonces me entristece decir que ella lo ha engañado mucho. He visto sus fuerzas, y suman apenas trescientos. No solo eso, sino que en su mayoría están formados por chicas plebeyas que apenas tienen la edad, si es que tienen edad alguna. No veo qué bien nos traerán en el campo de batalla. En el peor de los casos, serán arrebatados por el enemigo, lo que rebajará la moral de nuestro ejército. Y además, después de un año de mantener la línea, nuestras fuerzas no tienen abundancia de suministros de sobra. Dado que son inútiles en la batalla, postulo que deberían dar la vuelta y regresar a Rhoadseria " La voz del conde Schwartzheim resonó en la sala de audiencias. Los refuerzos de Rhoadseria fueron compuestos por los 2.500 caballeros liderados por Helena y los trescientos traídos por Ryoma, para un total de 2.800 soldados. Incluso con Helena, a pesar de todos sus elogios, sirviendo como su comandante, el simple hecho del asunto era que sus fuerzas eran mucho más pequeñas que las diez mil élites enviadas por Myest.. Si bien la actitud del conde Schwartzheim fue excesivamente grosera considerando que estaba hablando con un hombre que había acudido en su ayuda desde lejos, su postura no estaba del todo equivocada. Un aliado débil puede ser un riesgo mucho mayor que un enemigo poderoso, y la guerra depende de cómo se rompa el corazón del hombre. De hecho, a veces uno solo necesita reclamar la vida del general que lidera el campo de batalla, y otras veces uno debe derrotar a todos los soldados que tiene el enemigo. Pero cuando se examinan las cosas adecuadamente, la razón por la que la derrota de un general puede concluir una guerra se debe al hecho de que la muerte de un líder obliga a los corazones de los soldados a romperse bajo el peso de la realidad. Una guerra se decide cuando los soldados de un bando y su general comienzan a temer por su vida y se dan cuenta de su derrota.

Oh... Entonces él sabe cómo funciona la guerra. Este hombre no es estúpido. Tenía una razón lógica y bien razonada para decir lo que decía. Ryoma estaba honestamente impresionado con el hombre arrodillado a su lado. Parecía un tonto altivo, pero las primeras impresiones engañaban. Y con esos prejuicios desaparecidos, Ryoma comenzó a ver las verdaderas intenciones de este hombre. Aquí hay dos opciones. O habla en serio o está intentando engañar... Si habla en serio, este hombre es digno de confianza y de fiar. Pero si está engañando al rey aquí, este hombre es un gran villano. Ryoma miró en silencio el rostro del Conde Schwartzheim mientras gritaba. Como si tratara de mirar dentro de su corazón… Los problemas que señaló eran comprensibles. Si uno solo mirara la superficie, los trescientos soldados de Ryoma no valían nada, especialmente porque la mayoría de sus soldados eran niñas plebeyas. Si su ejército hubiera estado formado por hombres robustos, quizás el Conde no habría levantado tanto la voz. Normalmente, no se enviaría un ejército de tales reclutas en una misión así, pero dados los problemas de Rhoadseria, uno podría sentirse inclinado a tragarse su ira. Era comprensible que ya que se estaban recuperando de una guerra civil, no tendrían muchos soldados para enviar al extranjero... Con ese fin, el conde Schwartzheim apreció el hecho de que Rhoadseria se tomó la molestia de enviar 2.500 caballeros bajo el hábil y experimentado mando de Helena. Pero ese no fue el caso de Ryoma y sus soldados. Un ejército de soldados que no parecía ser de ninguna utilidad en el campo de batalla, liderado por un joven noble con poco o ningún mérito en su nombre. Traer a esta chusma y llamarlos refuerzos... Esto es un insulto para Xarooda!

Esa ira estalló en su corazón. Desde la perspectiva del Conde Schwartzheim, Ryoma disfrazó a los plebeyos como soldados y trató de hacerlos pasar por un ejército. “Aprecio que hayan venido aquí y ofrezcan su ayuda, pero no tenemos mucho tiempo libre. No sé cuáles eran sus intenciones al traer este ejército aquí, pero seré franco: ¡no es más que una molestia para nosotros! Pueden ser solo trescientos, pero no tenemos provisiones para ofrecer a sus soldados!" Sus gritos resonaron en la sala de audiencias. De hecho, uno no desperdiciaría valiosos suministros en soldados inútiles. "Conde Schwartzheim, no está llevando esto demasiado lejos?" Grahalt trató de reprenderlo por su arrebato. Grahalt había lanzado la misma acusación contra Ryoma antes, pero eso fue en un ambiente informal. Decir todo lo que hizo durante una audiencia, mientras todos están escuchando, fue excesivo. Pero en este momento, ese nivel básico de consideración estaba más allá del Conde. “Qué está diciendo, capitán Henschel? Para empezar, qué estabas pensando? Escuché que te enviaron a saludar a este hombre en las afueras de la capital. Si lo sabía de antemano, por qué no se lo contó a Su Majestad? Deberías haber hecho retroceder a este hombre antes de que llegara a esta audiencia!" Su argumento era sólido y estaba más allá de la refutación. Xarooda necesitaba refuerzos, no equipaje innecesario. Con eso en mente, Grahalt debería haber obligado a este ejército a regresar. Si bien esto podría no haber sido cierto para todos los demás nobles, el Conde Schwartzheim estaba dispuesto a arriesgarlo todo por la existencia continuada de Xarooda y su familia real. Puede que los otros países se hayan burlado de Julianus I como un rey mediocre, pero a los ojos del conde Schwartzheim, era un gobernante digno de servir.

Su Majestad no es en absoluto mediocre. Ha superado innumerables crisis en este mundo violento y ha conservado al país con respeto! Esa emoción impulsó al Conde a avanzar. Y, sin embargo, Julianus I no tenía ninguna intención de aceptar su consejo. "Hmm, entiendo tus dudas, Conde Schwartzheim..." Dijo Julianus I con una sonrisa, acariciando su barba mientras hablaba. "Sin embargo, no tengo ninguna intención de pedirle a Lord Mikoshiba que se vaya". Sus inquebrantables palabras resonaron en la sala de audiencias, haciendo que todos los presentes murmuraran una vez más. "Por qué?! Por qué no?!" El conde Schwartzheim se acercó al trono, con el rostro rojo de ira. "Desista, conde Schwartzheim! Estás al borde de la irreverencia!" El enorme cuerpo de Grahalt hizo retroceder al Conde. "Maldita sea! Suéltame!" El Conde Schwartzheim luchó por escapar del agarre de Grahalt, con su rostro enrojecido por la emoción. "Su Majestad, por qué?" “Henschel, está bien. Suéltalo" —dijo Julianus I con calma. El tono de la voz del rey hizo que el Conde Schwartzheim se diera cuenta del significado de lo que acababa de hacer. Lanzarse al trono con ira podría fácilmente ser tomado por traición. “M-Mis disculpas, Su Majestad... yo...” El Conde Schwartzheim cayó de rodillas como si se encogiera en su lugar, pero Julianus I le indicó que se levantara. "Está bien. Como he dicho, tus dudas son claras para mí... ”dijo, y luego desvió sus ojos tranquilos y divertidos hacia Ryoma, que estaba a un lado. "Que opina usted? Creo que todos los presentes comparten las dudas del Conde Schwartzheim. Por muy molesto que pueda parecerle, demostraría su fuerza y la fuerza de sus soldados?" Habiendo mantenido la boca cerrada mientras veía todo desarrollarse hasta ahora, Ryoma abrió los labios para hablar.

"Me estás pidiendo que pelee con alguien?" preguntó. Los labios de Julianus I se curvaron en una sonrisa provocativa y ligeramente viciosa. Oh, ya veo... Es un poco molesto haber sido guiado por la nariz, pero como sea. Habría tenido que hacer esto tarde o temprano. Probablemente debería estar feliz de que las cosas avancen más rápido… No vino hasta aquí solo para reforzar la defensa de Xarooda. Ahora que había asegurado el control de la península de Wortenia, necesitaba fama para dar sus próximos pasos. Y ganar esa fama fue, a todos los efectos, su principal objetivo aquí. Obtener esa reputación requeriría un sacrificio. Cuanto más sangre fluya, más fuerte resonará el nombre de Ryoma Mikoshiba en todo el continente occidental. "En efecto. O las dudas del conde Schwartzheim se basan en hechos?" "De ningún modo. Los soldados de mi ejército demostrarán su fuerza ante todos ustedes". “Entonces está decidido. Podemos sostener el desafío tan pronto como anochesca ". Al oír esas palabras, la expresión de Ryoma se contrajo. Era la sonrisa de un carnívoro, lamiéndose los labios al ver una presa. Pero con su rostro inclinado ante el trono, nadie en la sala de audiencias pudo ver la sonrisa cruel que se apoderó de los rasgos de Ryoma… Los terrenos de maniobra fueron iluminados por hogueras cuando un gran número de nobles y miembros de la realeza se reunieron en esta área, que generalmente estaba poblada solo por soldados. "Todos tienen tiempo libre, no es así?" Ryoma se burló, mirando a los curiosos que se reunieron alrededor para mirar.

"No puedes culparlos", lo reprendió Helena, de pie a su lado. “No encontrarás un espectáculo como este en medio de una guerra. Y no son solo ellos. También tengo curiosidad por ver cómo resulta esto". No se habían encontrado mucho desde que terminó la guerra civil de Rhoadseria, pero no había ni un indicio de distanciamiento o incomodidad entre ellos. Para cualquiera que los mirara de costado, eran como la imagen misma de una abuela amable y su nieto. "Lo juro, Lady Helena, haces que parezca que esto no tiene nada que ver contigo..." Ryoma se encogió de hombros con una sonrisa sarcástica. Helena simplemente sonrió pacíficamente. "Por supuesto," dijo ella. "Esta es una oportunidad para ver tu fuerza, y el poder de tus soldados. En ese sentido, este no es mi problema." "Eso está bien, pero Xarooda parece bastante serio sobre esto..." dijo Ryoma, volviendo su mirada hacia el grupo en el lado opuesto del terreno de maniobras. Estaba a punto de tener lugar una contienda en presencia del rey, entre la Guardia del Monarca Xaroodiano y los soldados del Barón Mikoshiba. Normalmente, ambos lados tendrían las armas que se les permite usar limitadas, para evitar que cualquier mala voluntad se interponga en el camino del encuentro. Esta vez, sin embargo, su oponente insistió en que su encuentro debería estar más cerca de una verdadera batalla, y como tal no se pusieron limitaciones a las armas. Estaban vestidos con armaduras y armados con lanzas. El brillo apagado de sus espadas dejó claro que la batalla por delante de ellos no era un combate de entrenamiento. “Conociéndote, creo que tienes posibilidades de ganar, pero no seas descuidado. Se sabe que Xarooda tiene una lanza y un escudo para protegerse de sus enemigos, y ellos son sin duda esa

lanza... Y están perfectamente decididos a matarte a ti y a tus soldados, bien?". En algún momento, la sonrisa se había desvanecido de los labios de Helena. En su lugar había una voluntad de acero. La expresión que tenía daba la impresión de que era ella la que estaba a punto de salir al campo de batalla. "No tienes que preocuparte tanto. Crees que tomaría una pelea que no sabía que podía ganar?" Ryoma dijo, dirigiendo una mirada burlona hacia ella. Helena suspiró y negó con la cabeza. "Esto no es una broma. Te conozco, por supuesto, y sé que tú solo derrotarse a Kael Iruna, uno de los principales espadachines de Rhoadseria. Puede que estés bien, pero no sé nada de esos niños. No es demasiado tarde, Ryoma. Sé que has entrenado mercenarios entre tus soldados. Haz que ocupen su lugar... y si no puedes retirarte, déjame manejarlo. se me ocurrirá algo." Ryoma simplemente sonrió y guardó silencio ante su sugerencia. Helena era solo la general de los refuerzos, e incluso ella no podría reprimir esta situación ahora que ha llegado tan lejos. Incluso con su conexión con Julianus I, ella no ejerció tanta influencia sobre los nobles y caballeros de Xarooda. En el peor de los casos, incluso podría llevar más abajo la ya difícil posición de Rhoadseria. Pero incluso sabiendo eso, Helena no podía simplemente quedarse quieta y no decir nada sin confirmar esto con Ryoma. Sus ojos se volvieron hacia el grupo que estaba detrás de ellos. Y todo lo que podía ver eran soldados jóvenes. Ni siquiera se les podía llamar inexpertos, solo eran jóvenes. Y no solo había niños allí, sino también niñas. Por supuesto, la forma en que sostenían y mantenían sus armas coincidía con la de un mercenario experimentado, pero cuando las cosas llegaban a un verdadero choque de espadas, las cosas podían resultar demasiado diferentes.

En muchos campos de batalla, Helena había visto los cuerpos de niños pequeños. Soldados plebeyos reclutados, hijos jóvenes de distinguidas familias de caballeros. El segador descendió para saludar a todos por igual en el campo de batalla, independientemente de su estatus social o su edad. Esa era una realidad ineludible. Y así, Helena no deseaba tener que ver los cuerpos de los niños esparcidos en cualquier lugar que no fuera el campo de batalla. Al final, esto es solo en nombre de mi propia satisfacción personal... El pensamiento culpable cruzó por la mente de Helena. Y ese pensamiento no podía no tener relación con el hecho de que ella había perdido a su propia hija en una lucha de poder. "Ahora comenzaremos el encuentro," exclamó el viejo noble que sirvió como árbitro, con su voz silenciando todos los susurros. "Barón Ryoma Mikoshiba del Reino de Rhoadseria, y Capitán de la Guardia del Monarca Xaroodiano, Sir Orson Greed. Los dos, acérquense al centro del terreno." "Oh, me están llamando... volveré pronto", dijo Ryoma con una sonrisa. El encuentro fue una batalla grupal de cinco contra cinco. El Conde Schwartzheim quería ver su capacidad en la batalla en grupo sobre su destreza marcial personal. Parecía que al Conde no le gustaba mucho Ryoma. Y como Grahalt no informó la verdad de las tropas de Ryoma a Julianus I, insistió en que Ryoma se enfrentara a la Guardia del Monarca y no a la guardia real. Desde su perspectiva, Grahalt y su guardia real podrían perder el encuentro intencionalmente. "Estaré bien. Oh, por qué no apostar quién ganará? Podrías hacer una fortuna. En realidad, ya he hecho mi apuesta... Oh, pero mantenlo en secreto", le susurró Ryoma a Helena, y luego, sin decir palabra, hizo un gesto con la mano para que los soldados dieran un paso adelante. Apostando...? Lo juro, este chico…

Aparentemente, Ryoma estaba apostando detrás de escena con los nobles de Xarooda. Se sentía bastante audaz dado que la supervivencia del reino estaba en juego, pero las personas tontas nunca escaseaban, sin importar a dónde fuera. Dicho esto, incluso Helena tuvo que admitir que esto tal vez era inevitable; la gente no podría durar mucho sin una salida para el estrés constante. No es de los que cambian de opinión solo con mis palabras... Pero aún así, de dónde viene esa confianza? Helena no pudo evitar hacerse esa pregunta al ver la sonrisa confiada de Ryoma. Por qué estaba tan seguro de que ganaría este partido? Un espectador apostando podría parecer irrespetuoso, pero Helena no podía culparlos por hacer eso. Pero Ryoma apostando por sí mismo sólo se mostró excesivamente descarado. Tiene alguna razón para creer que ganaría…? Ryoma alardeaba de intelecto e ingenio con un filo como una hoja de hielo. Era una agudeza que Helena conocía demasiado bien, porque fue gracias a ella que logró la venganza que buscó durante tantos años… Dos emociones encontradas chocaron en el corazón de Helena. Su corazón de guerrera anhelaba ver la habilidad que poseían los soldados que Ryoma crió. Pero a su lado materno le dolía la perspectiva de ver morir a los niños. Ambas cosas que le dijo a Ryoma antes fueron sus sentimientos honestos. Creo en ti, Ryoma... pensó Helena mientras miraba la espalda de Ryoma con expectativa y dolor. ♱ "Ahora bien, están ambos lados listos?" el anciano hombre de cabello blanco elegido como árbitro preguntó a Ryoma y a Greed. Este anciano a menudo se jactaba de sus días de juventud y los actos heroicos que una vez realizó, por lo que se nombró a sí

mismo para servir como árbitro. En realidad, sin embargo, fue menos árbitro y más facilitador y anfitrión del duelo, además de testigo. Una vez que comenzara la batalla, un anciano como él sería impotente para detener a un caballero completamente armado. Tener un árbitro solo en forma fue quizás el intento de los nobles de mantener la apariencia de un partido limpio. En verdad, solo podían ver lo que vendría como una matanza unilateral, y este fue su intento de hacerlo sentir menos espantoso. "Por supuesto," Greed respondió secamente con un asentimiento, dirigiendo una mirada de frío desprecio a Ryoma. Era evidente que estaba disgustado con esta batalla. Su mirada parecía preguntarse por qué la Guardia del Monarca, la lanza del reino, tenía que luchar contra un grupo de niños. La mayoría de las personas en estos terrenos de maniobras se preocupaban poco por quién ganaba o quién perdía. Esta fue una batalla entre caballeros fornidos y completamente armados y una banda de niños. Estos últimos estaban armados con una robusta armadura de cuero y armas reales, pero la diferencia en sus físicos era notoria. Las artes marciales modernas dividían los encuentros en categorías de peso, ya que la triste realidad era que el peso y el tamaño superiores lo hacían a uno más fuerte. El judo a menudo enfatizaba que la flexibilidad es más fuerte que los músculos, pero la verdad es que en la mayoría de los casos, el más grande y más fuerte supera al más pequeño y más débil. Greed, por supuesto, no sabía nada de las artes marciales modernas, pero incluso en diferentes mundos la gente pensaba en las mismas cosas. Este era, a todos los efectos, un encuentro que estaba destinado a ganar. Y dado que su victoria era una conclusión inevitable, tomarse la molestia de luchar se sintió como una pérdida de tiempo. Aún así, sabía que era mejor no simplemente dejar que ese pensamiento se mostrara. Este fue un encuentro hecho ante los

ojos del rey xaroodiano, Julianus I. Tan disgustado como estaba, no podía permitirse el lujo de parecer desmotivado ante el rey. "Sí, estamos listos cuando sea", respondió Ryoma con una sonrisa tan tranquila que hizo temblar las bien formadas cejas de Greed. "Muy bien. Ambos bandos den un paso adelante, entonces... Que no se guarden rencor el uno al otro, independientemente de los resultados de esta batalla! Entendido?" El árbitro animó a Ryoma y a Greed a dar un paso adelante. Aparentemente, quería que se estrecharan la mano antes de la batalla. “Por una pelea justa,” dijo Ryoma, extendiendo su mano derecha hacia Greed. El hombre, sin embargo, simplemente se burló de Ryoma, se dio la vuelta y se alejó. "O-Oye, Capitán Greed, a dónde vas?" El viejo noble levantó la voz sorprendido por la actitud de Greed. Cualquiera que fueran sus razones, sus acciones desafiaban el decoro y la cortesía. "Mis disculpas, pero no tengo la intención de hacerme amigo de un oponente antes de un encuentro... aceptaré cualquier reprimenda más tarde", escupió Greed de espaldas y se acercó a sus subordinados. “Qué molestia. Parece que me odia” murmuró Ryoma, moviendo su mano derecha extendida para rascarse la mejilla con torpeza. Su expresión, sin embargo, no parecía molesta en lo más mínimo. "Ese Greed... Parece que está emocionado antes del encuentro. No piense mal de él, Sir Mikoshiba". "Sí, eso tiene sentido dada su posición", le dijo Ryoma al viejo noble para consolarlo. "Además, puedo ver lo infeliz que estaría si le ordenaran ser nuestro oponente de repente. No necesitas preocuparte por eso, viejo".

Luego se dio la vuelta con una sonrisa serena y regresó. En verdad, a Ryoma no le importaba menos la actitud de Greed. Después de todo, no era más que una presa traída ante él. "Ahora, comienza la fiesta... espero que al menos hagas un buen espectáculo." Un suave susurro escapó de los labios de Ryoma. ♱ El silencio cayó sobre los terrenos de maniobra. Kevin apenas podía distinguir el sonido de la respiración tenue a su alrededor. Estaban en un lugar de casi cien metros de tamaño. A su alrededor había innumerables nobles y caballeros de alto rango. No había asientos como el coliseo en Roma - sólo tierra expuesta y guijarros. Este lugar es grande... estaríamos en desventaja en una pelea normal... Kevin pensó, sus ojos se volvieron hacia los caballeros de pie a cincuenta metros de distancia, esperando por la señal de inicio. Una batalla comenzaba evaluando la diferencia de fuerza entre el bando de uno y el oponente. La cita de El arte de la guerra de Sun Tzu, "Si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo, no debes temer el resultado de cien batallas", no fue en absoluto una exageración. Era un curso de acción natural para aquellos que se preparaban para emprender la batalla. Y así, como siempre hacía, Kevin observó a los cinco caballeros alineados en el lado opuesto de ellos. Todavía estaba en la mitad de su adolescencia, el apogeo de la adolescencia, y en comparación con él, medían 170 centímetros de altura, con cuerpos voluminosos y anchos. En términos de físico puro, el encuentro parecía decidido. Lo mismo se aplica a su equipo. Los caballeros llevaban armaduras de acero pesado y sus cabezas estaban cubiertas por cascos. Las lanzas en sus manos tenían tres metros de largo. En comparación, Kevin y sus amigos solo estaban protegidos por la

armadura de cuero que les había otorgado Ryoma y un escudo de hierro. Por supuesto, esta armadura, hecha de la piel de monstruos apilados unos sobre otros, no era de ninguna manera muy inferior a la armadura de acero. Pero esta armadura de cuero enfatizaba la movilidad y, como resultado, la armadura de metal, que también tenía sus articulaciones protegidas, ciertamente ofrecía una mayor defensa. Elegir una armadura ligera que favorezca la movilidad no fue un error en el terreno montañoso de Xarooda, pero en un choque directo de fuerza bruta, los colocó en desventaja. Kevin era muy consciente de cómo sus labios estaban secos por el suspenso. El pulso le latía como un tambor en los oídos y sentía como si le hormiguearan las caderas. Se sentía como si un insecto se deslizara sobre ellos, un insecto llamado terror. La emoción más familiar de todas que siempre parecía surgir antes de una pelea. Kevin se humedeció los labios secos mientras apretaba su espada de hierro personal con fuerza, mirando a sus camaradas. Sus expresiones eran tan tensas como las de él. Todos sienten lo mismo... Pero, quién nos puede culpar? Esta es solo nuestra segunda vez, después de todo… Fueron vencidos por el terror antes de un combate a muerte. El miedo de que les quitaran la vida se apoderaba de sus corazones - al igual que el miedo de quitarles la vida a sus enemigos. Incluso cuando lucharon contra los piratas - una batalla que tenía un significado de venganza para estos niños - todavía estaban sacudidos por el terror. Pero Kevin no negó el miedo. Lo convirtió en fuerza. El miedo no era en absoluto una debilidad, y sabía que, de hecho, podía convertirse en poder. Habían pasado meses y Kevin había sobrevivido a innumerables batallas contra los monstruos que infestaban la península de Wortenia. Formó parte de la fuerza enviada en los viajes a través de los mares agitados hasta Myspos. El miedo era su aliado más cercano, su arma para sobrevivir.

No pienses. Nuestro lado es más débil... Si dudamos, nos matarán sin pensarlo dos veces. Esto era solo una coincidencia en el papel, pero lo que les esperaba era una verdadera batalla con sus vidas en juego. El vencedor se decidirá cuando un bando muera o cuando el árbitro decida que no tienen voluntad de luchar. No hubo rondas ni puntos, solo la cuestión de qué lado fue derrotado. Si uno cuantificara la fuerza de los caballeros como cien, Kevin y sus camaradas solo tenían sesenta, o setenta en el mejor de los casos. Si uno preguntara cuál es más fuerte y cuál es débil, el grupo de Kevin se consideraría débil. Pero la fuerza y la debilidad no siempre fueron las que decidieron el resultado. Es lo mismo de siempre. Sólo tenemos que luchar de la forma en que los instructores nos enseñaron... Para que podamos sobrevivir a esto. La vida en la península de Wortenia ya había convertido el cuerpo de Kevin en el de un animal en forma humana. Todo lo que necesitaba hacer era que ese cuerpo actuara de acuerdo con su voluntad y dejar que ese terror suprimiera todo sentido de razonamiento y ética dentro de él. "Hagamos esto. Como siempre..." Un pequeño susurro escapó de los labios de Kevin, y sus camaradas asintieron sin palabras. El miedo de Kevin se había sublimado en sed de sangre que corría a través de su cuerpo. El prana que habían ganado matando a los monstruos de Wortenia surgió como una corriente violenta de los chakras en su perinea, fluyendo en su chakra muladhara y otorgando a sus cuerpos fuerza sobrehumana. Su espíritu de lucha había llegado a sus límites como la cuerda de un arco… "Comienzen!" La voz del viejo árbitro rompió el silencio. "Leon y Rina, vayan a la derecha. Annette, ve a mi izquierda. Melissa! Iguala mi tiempo!"

Después de ser admitidos oficialmente como soldados, se organizaron en pelotones de cinco. Desde entonces, el pelotón de Kevin había superado innumerables pruebas, inculcando esas tácticas en sus cuerpos. A la señal de Kevin, él y otros tres entraron en acción como flechas de un arco. Por supuesto, su velocidad estaba dentro de los límites humanos. Los cuatro giraron desde ambos lados, dibujando arcos mientras lo hacían. La única que se quedó atrás y se enfrentó a los caballeros fue Melissa. "Qué? Al final, están corriendo como los mocosos que son..." uno de los caballeros se burló. "Idiotas. Separarse solo solidifica tu derrota." Se sorprendieron al verlos correr hacia adelante tan pronto como se dio la señal, pero incluso agrupados, un grupo de niños incapaces de usar taumaturgia no eran una amenaza. Sólo estaban vestidos con armadura ligera, así que estaba claro quién ganaría en un choque directo. Esa era la percepción común de los caballeros, al menos. La única posibilidad de victoria de los niños dependía de que los cinco actuaran como uno solo para formar una defensa firme y esperar la oportunidad de atacar. "Oye... El capitán dijo que no se contuvieran, pero... no puedo decir que me guste esto. Acabemos con ellos rápidamente", dijo el líder del pelotón. Los demás asintieron y agarraron sus lanzas con fuerza. No eludirían el asesinato si esas fueran sus órdenes, pero no les gustaba matar. Por lo menos, podemos asegurarnos de que vayan sin ningún dolor… Probablemente solo pareció una pequeña hipocresía, pero esos eran sus verdaderos sentimientos. Los caballeros levantaron sus lanzas mientras observaban a los niños cargar hacia ellos. No

tenían la intención de utilizar la taumaturgia marcial. Pero pagarían un alto precio por esa decisión… "Melissa, hazlo!" El grito de Kevin resonó por los terrenos de maniobra. En el momento en que lo hizo, la velocidad de movimiento de los niños se aceleró y cubrieron los veinte metros entre ellos y los soldados en un momento. "Viento furioso, aliento de los espíritus, obedece mi oración y cubre la tierra!" Melissa, que se quedó atrás, comenzó a cantar. “Q-Qué ?! Taumaturgia verbal?" "No está bien, defiéndanse!" Al ver a Melissa comenzar su canto, los caballeros fluyeron rápidamente prana en sus chakras y levantaron los mangos de sus lanzas para protegerse. Normalmente, los hechizos defensivos aplicados a sus escudos los protegerían, pero como subestimaron a su enemigo, se negaron a activarlos. Aun así, su taumaturgia marcial normalmente habría sido suficiente para reforzar sus defensas. Al menos normalmente... Melissa concluyó su canto y tensó su cuerpo como un arco. "Wade Wind!" A continuación, bajó la mano como un tiro por debajo, rozándola apenas por encima del suelo antes de elevarla hacia el cielo. El hechizo que acababa de usar era considerado un hechizo de taumaturgia verbal de bajo nivel. No era usualmente letal, y todo lo que hizo fue liberar una ola de viento a través de un área grande. Sólo desataba el viento sin comprimirlo, por lo que era fácil de adquirir. Pero la desventaja de esa facilidad, por supuesto, era que carecía de la fuerza para ser útil en combate. En términos de cómo se sentía, era como una ráfaga de viento ligeramente fuerte que a lo sumo haría que uno cubriera su cara con una mano.

Los caballeros sabían qué hechizo usaba, por lo que simplemente se rieron con desdén. Pero no sabían que su objetivo estaba en otra parte. El vendaval rozó el suelo mientras avanzaba hacia los caballeros, levantando polvo en el aire, formando una cortina de arena y sedimentos. "Mierda! Mis ojos!" El humo y los sedimentos en el viento bloquearon la línea de visión de los caballeros. Sus rostros estaban cubiertos por cascos integrales que ya limitaban su campo de visión, dejándolos impotentes para resistir. Y mientras estaban allí ciegos, Kevin y las espadas de los otros tres niños se balancearon sobre ellos.

Kevin y los demás dejaron de lado todas las nociones de sigilo, exponiendo la mayor fuerza física que les brinda su taumaturgia marcial. "Qué?! Esto es imposible! Cómo pueden los mocosos como ellos usar la taumaturgia marcial?!" "Quién demonios son ellos?!" Los soldados exclamaron mientras balanceaban sus lanzas en resistencia. Pero cuando los caballeros se sintieron sorprendidos, balancearon sus armas con torpeza, sin ningún signo de los refinados y entrenados golpes que solían mostrar. Y para Kevin y los demás, que habían sobrevivido una y otra vez contra monstruos salvajes, un oponente que lanzaba ataques torpes que carecían de cualquier rastro de sed de sangre era lo mismo que un blanco fácil. Kevin esquivó la estocada de la lanza alejándose y balanceó su espada hacia los dedos del caballero que agarraban el mango. Por muy bien blindado que estuviera el caballero, debido a la anatomía humana, las áreas articuladas como los dedos tenían que estar ligeramente blindadas. Si uno se cubriera completamente los dedos con tablas de metal, no podría agarrar nada. “Gaaaaah! La pequeña mierda simplemente... Aaah, mis dedos!" La hoja de Kevin cortó a lo largo del mango de la lanza, cortando los dedos del caballero. Normalmente, el caballero no levantaría la voz con un grito tan patético, pero no estaba preparado para esto. "Qué diablos está pasando, no son sólo mocosos?" uno de los caballeros susurró en estado de shock mientras veía a su camarada ponerse en cuclillas por el dolor. Parecían demasiado indefensos considerando que estaban en medio del combate. Y los enemigos que los atacaban no eran lo suficientemente tontos como para ignorar una apertura tan clara. Kevin atacó con todas sus fuerzas al atónito caballero, apuntando a la articulación de su rodilla. La sensación de una ramita seca al romperse reverberó a través de la mano de Kevin.

Sin embargo, las cosas no terminarían con eso. Cuando el soldado se puso en cuclillas en un intento por reprimir el dolor, Annette corrió detrás de él y blandió su espada hacia su cabeza indefensa. La hoja barrió en diagonal sobre su casco. Si Ryoma no les hubiera dicho con anticipación que no mataran a sus oponentes innecesariamente, Annette seguramente le habría cortado la cabeza. Aun así, su fuerza seguía siendo aumentada por la taumaturgia marcial, por lo que el golpe tuvo la fuerza suficiente para dejar inconsciente al robusto soldado. Y efectivamente, el soldado recibió el golpe y cayó al suelo sin fuerzas. ♱ "Ya veo. Por eso. Por eso estaba tan confiado..." Helena, que estaba viendo el combate con Julianus I y Grahalt, murmuró sorprendida. El intercambio que se desarrollaba ante sus ojos hizo que el nivel y la calidad de los soldados que Ryoma había entrenado fuera claro para ver. “Imposible... Cómo son capaces los niños de usar la taumaturgia? Eso es imposible, son plebeyos", murmuró Grahalt, con expresión estupefacta. "Grahalt, los hechos se alinean ante nuestros ojos", Helena lo miró con frialdad. "Admitelo. No querrás que dude de tu valía como capitán de la guardia real". Grahalt se puso rojo de vergüenza. Un hombre que no podía admitir la realidad ante sus ojos no era digno de comandar a otros. "M-Mis disculpas, mi conducta fue vergonzosa... Por favor, perdóname". Grahalt inclinó la cabeza apresuradamente. “Hmm, entonces todos los soldados que trajo están al nivel de los que luchan ahí fuera. En cuyo caso... son una fuerza a tener en cuenta ", susurro Julianus I suavemente, acariciando su barba blanca.

"Su Majestad, no se refiere a cada uno de esos trescientos soldados...!?" Grahalt agitó la cabeza con incredulidad. Su suposición no estaba equivocada: según los estándares de este mundo, el territorio de Ryoma debería haber estado limitado en la cantidad de soldados que podía soportar. El propio Grahalt pensó que la estimación de Schwartzheim era correcta. Los rumores de la península de Wortenia también llegaron a Xarooda, y sabían que esta tierra no urbanizada no reportaría ningún beneficio. Y sin impuestos, no se podría mantener un ejército. "Y, sin embargo, no tenemos ninguna base para suponer que esos soldados son los pocos elegidos que poseen tal habilidad", le dijo Julianus I, sus labios se curvaron en interés. “Dejando a un lado cómo adquirieron la taumaturgia como plebeyos, si esos cinco pudieron aprenderla, no hay ninguna razón por la que los demás no puedan hacerlo. No tiene sentido suponer que los trescientos soldados de Sir Mikoshiba han obtenido ese poder? Por supuesto, esto podría ser un engaño, destinado a engañarnos haciéndonos pensar que son tan hábiles". El rey observó cómo se desarrollaba el encuentro no con los ojos de un anciano amable, sino con los ojos penetrantes de un águila que había detectado a su presa. "Eso es absurdo... Esto no puede estar pasando..." Orson Greed no podía creer lo que estaba viendo. Era un soldado valiente que había luchado en el campo de batalla desde su juventud, pero ahora ese susurro escapó de sus labios. Se había dado cuenta de que en algún momento, su puño cerrado estaba empapado de sudor. Xarooda fue elogiada como una potencia militar que había mantenido bajo control al Imperio de O’ltormea durante muchos años, y la Guardia del Monarca estaba formada por los soldados más elitistas. Los soldados elegidos para el encuentro también eran los miembros más certificados de la Guardia del Monarca.

Por supuesto, Orson no envió a sus hombres más hábiles porque pensaba que las fuerzas de refuerzo eran inferiores, pero todos eran soldados con mucho talento y muy experimentados. Confiaba en que podían más en un combate contra cualquier ejército capaz de mantener su posición en el continente occidental. Pero esos poderosos soldados de los que se enorgullecía tanto estaban siendo puestos de rodillas por el asalto de estas bestias jóvenes y adolescentes. "Esto no puede ser... Cómo los niños plebeyos adquirieron taumaturgia a esa edad...?" Dijo una de las personas que vieron la pelea, a la que los que le rodeaban tarareaban de acuerdo. Esa sorpresa era de esperar. Cualquiera podía adquirir taumaturgia con suficiente entrenamiento, pero los plebeyos rara vez tenían la oportunidad de aprenderlo. Había dos métodos para obtener taumaturgia. La primera era robar las vidas de muchos otros seres vivos hasta que el prana en el cuerpo de uno alcanzara naturalmente sus chakras, o ser enseñado por un maestro que ya había aprendido taumaturgia. Sin embargo, no fue fácil encontrar un maestro así. La principal razón de esto fueron los costos relacionados con el aprendizaje de la taumaturgia. En general, la taumaturgia era un arma poderosa, un escudo y un arte curativo que era, a todos los efectos, un símbolo de estatus. No todas las personas que habían aprendido taumaturgia eran nobles, por supuesto, pero todos los nobles tenían que haber aprendido a usarla. En el centro de ese pensamiento estaba la influencia de la creencia elitista de que aquellos que habían ganado taumaturgia eran elegidos por los dioses, y así una técnica tan preciosa no podía ser enseñada fácilmente. Y dejando a un lado la cuestión de la implicación de los dioses en el asunto, de manera realista, aquellos que ganaron taumaturgia no necesitaban vivir sin empleo. Los plebeyos podían trabajar para la casa real como caballeros, y

si su servicio en la guerra se distinguiera lo suficiente, podrían incluso elevarse a la nobleza. Incluso si no eligieron convertirse en caballeros al servicio de la corona, podrían convertirse en aventureros o mercenarios, ganando lo suficiente para llevar una vida rica. La taumaturgia era una técnica que podía permitirle a uno ganar dinero fácilmente y podía cambiar la vida de un hombre por completo. Y no se podía permitir que algo tan valioso se adquiriera tan fácilmente. Si un plebeyo fuera a buscar a un maestro de taumaturgia, sería difícil encontrar uno a menos que se relacionan con uno. E incluso si encontraran uno, cualquier maestro requeriría una gran suma de dinero para sus servicios. En algunos casos los maestros sí se interesaron por un estudiante debido a su potencial, pero fueron excepciones afortunadas que rara vez sucedieron. Y así, la mayoría de los plebeyos que adquirieron taumaturgia inevitablemente sólo lo hicieron a través del primer método; se convirtieron en aventureros o mercenarios, y adquirieron suficiente prana a través de la lucha para forzar naturalmente sus chakras en operación. Pero a diferencia de todos los demás en la audiencia, que se sorprendieron por la idea misma de que los niños usaran taumaturgia, Greed notó acertadamente algo que Kevin y los otros niños tenían en común y que los demás no podían captar. Cómo puede ser esto?... Están usando la taumaturgia perfectamente a esa edad... Pero la forma en que están organizados, sin embargo... Eso requiere una gran cantidad de entrenamiento y experiencia de combate en vivo… La taumaturgia era una técnica poderosa, y blandirla podría ser difícil. Y los caballeros tendían a sobreestimar la fuerza que les ofrecía la taumaturgia marcial y desafiar a sus enemigos solos. La visión de un caballero solitario siendo derrotado por varios soldados no era de hecho tan inusual.

La cantidad de prana que el cuerpo humano podía contener difería de una persona a otra, pero nadie podía poseer cantidades infinitas. Al igual que un automóvil consume gasolina para moverse, la taumaturgia consumía prana para otorgar poderes sobrehumanos a sus usuarios, y si uno se quedara sin prana, serían incapaces de usar esos poderes. Y sin taumaturgia, un caballero era solo un poco más fuerte que un plebeyo. Y así, incluso los caballeros, que fueron aclamados como ejércitos de un solo hombre, no podían esperar ganar y regresar con vida atacando a las líneas enemigas solos. Y, sin embargo, siempre habían entre los caballeros que seguían atacando temerariamente hacia adelante, y la razón de eso era que la taumaturgia era simplemente tan poderosa como una técnica. Tenía una manera de atraer a los que lo usaban. Pero Kevin y los otros niños no sólo ganaron el poder de la taumaturgia y lo manejaron a mano, sino que siguieron luchando como una sola unidad, cubriéndose unos a otros. Mientras la resistencia de los caballeros de la Guardia del Monarca Xaroodiano se reducía de forma lenta y segura, los niños observaban con atención la oportunidad de dar el golpe final. Esto es malo... A este paso, los niños ganarán empujándolos hacia abajo con números. Tengo que detener esta batalla aquí… Las manos de la codicia temblaban incontrolablemente mientras observaba la batalla claramente inclinarse a favor de los niños. En términos de habilidad y capacidad individual, los caballeros xaroodianos eran superiores. Pero su descuido los hacía vulnerables a un ataque sorpresa. A uno de ellos le cortaron los dedos, dejándolo incapaz de sostener armas. A otro lo golpearon en la cabeza y lo dejaron inconsciente. El combate ya estaba decidido. El grupo de Kevin actuó en perfecta coordinación y la diferencia numérica de cinco a tres les permitiría superar esa diferencia en habilidad y fuerza.

Pero... rendirse ahora significaría rendirse a estos niños… El hecho de que el golpe de Annette solo noqueara al caballero sin matarlo significaba que los niños no estaban decididos a matar a sus oponentes. Pero aún así, no dudaron en mutilarlos - como se podía ver por los dedos cortados del primer caballero. Así que les dijo que se detuvieran antes de matarlos... Que se vayan al infierno... El descaro de ellos. Ahora que el combate estaba casi decidido, sabía que su primera prioridad era asegurarse de que los cuerpos de sus soldados permanecieran intactos. Pero Greed sabía lo que significaba perder este encuentro, y por lo que no podía perder el combate para mantener a sus hombres a salvo. "Su Majestad..." La mirada de Greed se volvió hacia el único hombre que podría romper este punto muerto. ♱ "Melissa! No necesitamos el gran movimiento. Escucha, sólo mantén al enemigo inmovilizado y agotalo, como siempre! Annette, cúbreme. Podemos acabar con ellos una vez que se hayan agotado por completo!" Kevin gritó instrucciones en rápida sucesión mientras mantenía su espada fija en la dirección del caballero ante él. Su ataque sorpresa inicial dejó a dos de los caballeros de Xarooda fuera de servicio, y las dos fuerzas retrocedieron y se miraron entre sí. Los caballeros asumieron una formación defensiva alrededor de su camarada que había sido noqueado por Annette. En este punto, ya no subestimaron a los niños como meros plebeyos. Intentaron confiar en las defensas de su armadura de placas mientras buscaban una vía de ataque. Mientras tanto, el grupo de cinco de Kevin estaba acorralando gradualmente a sus oponentes usando una táctica de ataques cautelosos y repetidos.

"Capitán, a este paso perderemos!", gritó uno de los caballeros mientras rechazaba desesperadamente otro ataque salvaje del grupo de Kevin. "No tenemos elección, tenemos que cobrarles y esperar acabar con tantos como podamos antes de caer!" El capitán permaneció en silencio. El mismo pensamiento había pasado por su mente. Tiene razón. si vamos a ganar esto, tendrá que ser ahora… Cada uno de los golpes de los niños fue leve, pero sus ataques fueron muchos y rápidos. Los caballeros estaban siendo sacudidos y su resistencia disminuía, y aunque podían permanecer a la defensiva, había un límite de cuánto duraría. Eso los dejó con dos opciones. Podían admitir su derrota con valentía, o morir una muerte honorable abrazando su honor de caballero… Ellos sabían muy bien que ya que esto no era un verdadero campo de batalla, admitir la derrota podría garantizar su supervivencia. Pero incluso si esto no era de su voluntad, este era un partido donde se esperaba que mataran a sus oponentes. Ninguno de ellos pensó en confiar en el formato de la lucha para sobrevivir sólo porque habían terminado en el lado perdedor. Hacerlo sería demasiado patético para ellos. Y aunque nadie más lo supiera, sus propios corazones lo sabrían. Y tomar esa decisión también hundiría la reputación de Xarooda como un poder militar, convirtiéndolos en el hazmerreír de sus vecinos. "Hagámoslo!"Gritó el capitán. Uno de los caballeros, que había bloqueado un corte de la espada de León, asintió con la cabeza. El capitán no podía decir su expresión detrás del casco, pero de alguna manera sabía que la sonrisa pura de un hombre resuelto a morir estaba en sus labios. Perdónenme, todos ustedes... Tiramos de la pajita corta... Pero aunque no seamos capaces de ganar, no nos alejaremos de esto como perdedores.

Incluso si los elogios de la victoria no llegaran a ellos, esto era un combate a muerte. El capitán fue vencido por la culpa por involucrar a sus hombres en una batalla sin sentido. Y, sin embargo, no podían manchar el nombre de Xarooda. Ellos conservarían su honor caballeresco incluso si les costara la vida, o realmente habrán perdido todos sus medios de detener la invasión de O'ltormea. Pero justo cuando los caballeros se habían preparado para lanzarse de cabeza a una carga suicida, Grahalt irrumpió en la arena entre ellos con su espada desenvainada y sostenida. Y mientras lo hacía, la voz de Julianus I resonó a través de los terrenos de maniobra. "Basta! Eso es suficiente." Los vítores y abucheos de la audiencia se apagaron inmediatamente, y el silencio se asentó sobre el área. Grahalt estaba imponente entre el grupo de Kevin y los caballeros mientras Julianus I se levantaba de su trono y los miraba. Las miradas del público vagaban inquietas entre los dos lados de la batalla. "S-Su Majestad, qué está diciendo?!" El grito del viejo árbitro desgarró el silencio, su cara enrojecida. "El combate aún no está decidido!" "No, dejar que esto siga adelante no tiene sentido", dijo Julianus I. "Cualquier nuevo combate simplemente resultaría en bajas, y eso solo crearía una brecha entre nuestros dos lados. Los soldados de Sir Mikoshiba pelearon mano a mano con nuestros caballeros. No es eso todo lo que necesitamos saber?" Considerando por qué se sugirió este combate para empezar, el juicio de Julianus I era correcto. Normalmente, los soldados que vinieron a ayudar a su vecino no deberían tener que probarse a sí mismos poniendo sus vidas en juego hasta la muerte. Pero las reacciones de los nobles y caballeros que velaban por esta lucha fueron variadas. Algunos asintieron con la cabeza, mientras que otros lamentaron que perder ante esos niños es

vergonzoso. Pero el más insatisfecho de todos fue el viejo noble que sirvió como árbitro. “Su Majestad, esto dañará el orgullo de los caballeros de Xarooda! No es así, Capitán Greed?!" El viejo noble gritó, volviéndose hacia Greed en busca de apoyo. Ryoma frunció el ceño. Este comportamiento estuvo muy lejos de la postura neutral que se esperaba que tuviera un árbitro. "No", Greed negó con la cabeza. "Mis disculpas, pero yo también creo que dejar que esta batalla continúe no tendría sentido". "Qué?!" exclamó el viejo noble indignado. Y te llamas a ti mismo el capitán de la gloriosa Guardia del Monarca?! Siéntete avergonzado de ti mismo!". Los hombros de Codicia temblaron ante el sonido de ese grito. Él tampoco estaba satisfecho con esto. Pero si bien no dudaría en ordenar la muerte de sus subordinados si se trataba de una batalla por el destino del país, no podría hacerlo en un duelo como este. "Basta, detente," dijo bruscamente Julianus I. "Esta es mi orden como rey. Este combate termina en un empate. Nadie gana, y nadie pierde. Todos ustedes deben considerar el resultado como tal... Sir Mikoshiba, es esto aceptable?" Ante esas palabras, todos los ojos de la sala se volvieron hacia Ryoma, quien se abrió paso a través del público. "Por supuesto," dijo Ryoma, arrodillándose. "Que hayas permitido que mis hombres se enfrenten a los hábiles caballeros de Xarooda es un gran honor para nosotros. Sólo esperamos que nuestra fuerza pueda ser de ayuda temporal para usted, Su Majestad." "Hmm. Creo que después de ver este combate, nadie miraría hacia abajo a sus soldados como una carga innecesaria más. Le pido que se quede, y le preste a este país sus servicios... No hay objeciones, Verdad?" Julianus I declaró y miró a su alrededor bruscamente.

Nadie podía argumentar en contra de una declaración tan clara del rey. Todo el mundo se quedó en silencio, guardando cualquier descontento y refunfuñando. Parece que todo terminó como lo planeé... Me siento mal por Helena ya que apostó por nuestra victoria, pero tendrá que perdonarme por eso. Ryoma apostó por su propia victoria para enfatizar que este combate se hizo en serio, y Helena fue atrapada en él, pero Ryoma asumió que el encuentro terminaría en un empate. O, al menos, Ryoma no tenía la intención de que este combate terminara en una victoria matando a los caballeros. Este viejo es bastante impresionante... Si este es el tipo de persona que los otros países llaman un rey mediocre, sólo demuestra que los rumores no valen nada. El plan inicial de Ryoma era de sugerir el combate a Julianus I, pero el rey había tomado su decisión antes de que ocurriera. Eso significaba que Julianus I sabía que los caballeros xaroodianos perderían ante los soldados de Ryoma. Y sin siquiera revelar eso, hizo que el final de la batalla terminara en empate. Fue una impresionante demostración de astucia. Los otros países eran terribles jueces de carácter, o había mantenido sus colmillos ocultos a la vista durante muchos, muchos años… Sí, Lupis no es rival para él... y el viejo también lo notó. Había notado la presencia del venenoso aguijón que había sido inyectado en su país. Con la cabeza aún inclinada, Ryoma miró a escondidas. La primera persona en la que su mirada cayó fue el viejo noble que sirvió de árbitro. Ryoma no sabía si hablaba como lo hacía porque la responsabilidad que se le dio como árbitro lo espoleó a hacerlo, pero uno necesitaba mucho coraje para discutir directamente contra el rey. Pero las palabras que dijo tenían uno de dos significados. Ahora bien... Qué razón tenía para argumentar contra su rey?

Esas eran palabras inocentes pronunciadas por amor al país, o palabras cargadas de malicia... Los labios de Ryoma se curvaron en una sonrisa cruel.

Epílogo

Con el encuentro concluido, la audiencia comenzó a salir de los terrenos de maniobra. Todos estaban pensando en el combate celebrado esa noche, disfrutando del resplandor de lo que vieron. Y así, ninguno de ellos notó que la figura encapuchada se retiraba, después de vigilar los terrenos de maniobra desde detrás de un árbol a poca distancia. Entonces esos son los soldados de ese hombre… Dilphina volvió a pensar en el partido que acababa de ver. El coraje de enfrentarse a un oponente que es abrumadoramente más fuerte que tú sin dudarlo. Una forma de usar la taumaturgia que permite superar la brecha en la habilidad. Y una confianza y cooperación entre cinco personas. Este combate mostró todas estas capacidades. Como guerrera, Dilphina no pudo evitar admirarlo. Pero mientras ella quería alabar a el combate como guerrera, su estatus como hija de un jefe no le permitía el ocio para hacerlo libremente. Sirvo a ese hombre a petición de mi padre, pero… Su padre, Nelcius, le pidió que sirviera al lado de Ryoma con el fin de determinar sus intenciones y, si la necesidad lo requería, matarlo. Y Dilphina nunca olvidaría la expresión de Nelcius cuando le dijo que lo hiciera, incluso si ella tenía que sacrificar su propia vida por ello. Un padre ordenando a su hijo cometer asesinato incluso a costa de su propia vida. Uno podría imaginar el dolor y la tristeza que debe haber traído a Nelcius. Pero fue porque ella sabía esto que Dilphina se negó a traicionar las expectativas de su padre. Si las cosas se reducen a un asesinato, tendría que romper a través de una red defensiva formada por ese tipo de soldados…

Afortunadamente, no había ninguna razón que obligara a Nelcius a ordenar el asesinato de Ryoma, pero siempre había la posibilidad de que pudiera suceder. Se habían quedado en Sirius y habían obtenido una gran cantidad de información, pero esta fue la primera vez que Dilphina había visto a los soldados que Ryoma había entrenado actuar en un combate en persona. Había oído rumores, pero viéndolo por sí misma contaba una historia diferente de la que había oído. Por supuesto, Dilphina era la hija del infame Demonio Loco Nelcius, y la guerrera más fuerte de su tribu. Durante doscientos cincuenta años, había luchado contra los monstruos que infestaban la península de Wortenia. Y en ese sentido, los soldados de Ryoma, con sus varios meses de entrenamiento, no serían rivales para ella.

Pero tenían una voluntad y una fe inquebrantables. Sin duda lucharían por defender a Ryoma Mikoshiba incluso a costa de sus propias vidas. Y se dice que los soldados más fuertes del mundo son los que están decididos a dar su vida. Un corazón que no se rompe es la mayor fuerza de todas, e incluso Dilphina lucharía por romper un asalto frontal contra tales soldados. En ese caso, yo... Si un asalto frontal era imposible, quedaba una opción. Afortunadamente, ese hombre no parece ser muy cauteloso conmigo… Cuando Dilphina regresó a Sirius después de que Ryoma la rescatara de los piratas y la devolviera a la aldea, Ryoma simplemente la miró con una expresión algo confusa pero no dijo nada en particular. Y cuando ella pidió escoltarlo en esta expedición, él simplemente le advirtió que ocultara su identidad como un elfo de los demás y le permitió venir. Dilphina no sabía cuáles eran sus intenciones, pero sí sabía que este hombre le prestaba mucha atención. Quizás debería dormir con él una vez... oí que los humanos encuentran atractiva nuestra apariencia… En verdad, la idea de que los sucios humanos la encontraran atractiva la hizo enfermar del estómago. Los elfos eran llamados joyas vivas y se vendían a precios altos entre los humanos. Y Dilphina era considerada increíblemente hermosa entre los elfos. Si ella ofreciera su cuerpo, ningún hombre vivo se negaría. Compartir sus aposentos debería permitirme asesinarlo fácilmente... Con ese pensamiento en mente, Dilphina se fue a la oscuridad de la noche, sin que nadie se diera cuenta de su sombra… Y así, Ryoma Mikoshiba, que había llegado como refuerzos de Rhoadseria, se preparó para entrar en guerra con el Imperio de O'ltormea junto a los caballeros de Rhoadseria.

Palabras del autor

Dudo que queden muchos de estos lectores, pero doy la bienvenida a los nuevos lectores que recogieron la serie con este volumen. Y para aquellos de ustedes que han seguido con la serie desde el volumen 1, han pasado cuatro meses desde el último volumen. Este es Ryota Hori, el autor. Para cuando escribo este epílogo, la mitad del año ya ha pasado, y aunque estoy agradecido, junio significa que debo celebrar mi crecimiento por un año. Admito que no esperaba recibir ningún regalo de cumpleaños, y este día es sólo un triste recordatorio de que he crecido un año más. Pero eso me haría sentir muy lamentable, así que fui a un restaurante de anguilas y pedí la anguila kabayaki picada de primera clase en arroz. Personalmente, encuentro casi cualquier cosa sabrosa, pero las anguilas han sido mis favoritas durante mucho tiempo, y a menudo insisto en comer anguila sólo cuando se cocina sobre carbón vivo. No pretendo ser una especie de gourmet, pero a menudo tengo que comer anguilas cocinadas a gas, lo que no me gusta. Las anguilas se consideran un alimento que realmente representa la habilidad del chef, y así que desarrollé algo de una preferencia hacia ellos. Las tiendas que utilizan carbón vegetal vivo a menudo se consideran famosas, y el precio es en consecuencia alto. Excepto que había ido a una tienda tan famosa llena de expectativas, sólo para comer algo que estaba más cerca de pescado a la parrilla mal cocinado. Eso me enseñó que nunca se puede ser demasiado cauteloso… Si alguno de ustedes, lectores, conoce algún buen restaurante que sirva anguila, les agradecería que me lo hicieran saber! Ahora bien, dejando de lado asuntos triviales como mi edad y las anguilas, permítanme resumir la trama de este libro para aquellos

lectores que comienzan a leer desde el epílogo, como es habitual en esta serie. Ryoma sólo estará listo para cruzar espadas con el Imperio O'ltormea en el próximo volumen, pero por alguna razón Ryoma incluso se ve obligado a luchar contra sus aliados, los caballeros de Xarooda. Una característica de esta serie es su énfasis en examinar las luchas de poder internas y las luchas entre facciones, y como tal nuestro protagonista siempre está rodeado de oponentes en todos los lados, obligado a luchar tanto con amigos y enemigos por igual. En realidad, quería incorporar descripciones más llamativas, pero resultó ser bastante difícil. Las estrategias reales son algo que usted tendrá que esperar en el próximo volumen. En cuanto a otros aspectos destacados, también hay desarrollos en la relación de Ryoma con los semihumanos. En realidad, su vínculo con ellos no se había desarrollado muy lejos, ya que parte del escenario de la serie coloca a los humanos y los semihumanos como enemigos mortales. Tener esa relación mejorar de repente sería demasiado poco realista y abrupto de un desarrollo. Ryoma busca relaciones cordiales con los semihumanos en nombre de sus propios valores. Nelcius, por otro lado, arriesga su vida en nombre de la supervivencia de su tribu. Y Dilphina busca apoyar a su padre. Los tres tienen sus propias intenciones, y sus intenciones y estratagemas se enredan entre sí. Le agradecería que prestara atención a Nelcius y su hija Dilphina mientras comienzan a tomar el centro del escenario a partir de este volumen. Y no hay que olvidar el Reino de Myest y sus acciones. En el volumen 2, los introduje como uno de los tres reinos del este, y en el volumen 7 finalmente se elevan a la superficie. Comenzando con el siguiente volumen, están listos para tomar un papel más central, así que espera eso.

Me gustaría tomarme este tiempo para contarles sobre la adaptación al manga de Record of Wortenia War. El primer volumen está a la venta, y su segunda edición está siendo impresa. Las ventas se ven favorables, y el volumen 2 debe estar en venta antes de fin de año. Como autor, puedo ver mi trabajo siendo adaptado en forma de manga, y como fan espero ver los capítulos siendo lanzados mensualmente. Las escenas de batalla son mucho más convincentes en forma de manga, después de todo… Tendré que trabajar duro para asegurarme de que coincido con Yukari Yagi - el nivel del mangaka - . Espero que tanto la novela como las adaptaciones de manga permanezcan juntas hasta su conclusión mutua. Por último, quisiera expresar mi agradecimiento a los editores que ayudaron en la publicación del volumen 7, así como a todos los que participaron en su elaboración. Pero al final, esta serie sólo puede continuar gracias al cálido apoyo de lectores como ustedes. Debería haber publicado el volumen 8 a finales de noviembre de este año, por lo que espero que sigan apoyando Record of Wortenia War en el futuro.

Palabras del traductor

Que tal gente aquí Slayer_1987 compartiendo ya el séptimo volumen de Wortenia Senki, un volumen que tardé un poco más en traducir que los anteriores debido principalmente a la falta de tiempo, noté que hay otra página de traducción traduciendo está novela ligera también y que terminaron de traducirlo mucho antes que yo, aún así gracias a los que siguen mi versión de Wortenia Senki y han tenido la paciencia de leer mi traducción, espero verlos en siguiente volumen también, sin nada más que agregar me despido de momento y nos vemos en el octavo volumen de Wortenia Senki que sale a la venta el 11 de octubre de este 2020 en inglés por parte de J-novel club, adiós 😘