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    "#$% %'()'*+, -'./01, 0)2 '3, 45542

    Inmigracin, Educacin e Interculturalidad, en !"#$%& ()*%+, -$. /0.,Rumbo a la Interculturalidad en Educacin., Maestra enSociolingstica de la Educacin Bsica y Bilinge, Unidad Oaxaca dela Universidad Pedaggica y Departamento de filosofa de la UAM-Iztapalapa, Mxico.

    1El presente texto se ha desarrollado en el marco de la investigacin Inmigracin,

    Exclusin Social e Integracin en Espaa, financiada por la CICYT (SEC96-0796).Algunas de las ideas han sido expuestas y discutidas ya en otros foros y publicacionespero la presente versin es original. La presente versin ha sido preparado para larevista Migrance y ser publicado en edicin bilinge en 2002.

    INMIGRACIN, EDUCACIN E

    INTERCULTURALIDAD

    1

    F. Javier Garca Castao

    Antoln Granados Martnez

    Garca Castao, F.J. y A. Granados Martnez, 2002. Inmigracin, educacin e interculturalidad. AA.VV. Rumbo a la

    interculturalidad en la educacin. Mxico: Universidad Autnoma Metropolitana-Iztapalapa. pp 63-96.

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    l llamado "mundo de la educacin" se ha visto desbordado enlos ltimos tiempos por toda una serie de reflexiones en torno ala interculturalidad. Cientos de publicaciones en todo tipo de

    soporte impreso, artculos en prensa y revistas, libros, documentos,tesis doctorales, junto con Congresos, nacionales e internacionales,

    Jornadas, etc., han visto la luz en un perodo de tiempo losuficientemente corto para dudar de la madurez de sus contenidos,pero probablemente necesarios para iniciar un campo de reflexin y deproduccin terica y emprica que lo vaya consolidando. El presenteartculo viene a sumarse a todo lo que se ha producido, con mayor omenor fortuna, acierto o pertinencia sobre interculturalidad enEspaa.

    1. La interculturalidad como instrumento de transformacin de

    una realidad homogeneizadora

    Nuestro propsito no es, sin embargo, aadir un punto de vista ms, elnuestro, a lo que es o debera ser la interculturalidad. Partimos de laidea de que toda sociedad es multicultural, en el sentido en que latradicin anglosajona lo entiende, como convivencia de diversasculturas (de nacionalidad o de etnia, y tambin de clase social, degnero, de religin, etc.) en un plano de desigualdad estructural concaracteres diferenciadores y jerarquizadores de las mismas. La

    interculturalidad vendra a ser, por su parte, el modo en que losdiversos grupos sociales gestionan sus diferencias en un marco departicipacin democrtica y, por ende, formalmente igualitaria (deequidad y de justicia social). Pero los grupos sociales, en cualquier

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    forma de organizacin social son grupos cultural, social eideolgicamente identificados con unos intereses en comn (esto es,una misma posicin objetiva en la estructura social), constituidos a suvez por subgrupos con intereses distintos a los del primer nivel(pinsese en la situacin de las mujeres en las sociedadesandrocntricas, por ejemplo). La interaccin entre grupos discurre portanto sobre un marco de relaciones de dependencia, de sumisin, de

    exclusin o de discriminacin. Dicho marco se alimenta, se ajusta, seactualiza, se define y redefine permanentemente desde el sustratocultural que delimita el juego de relaciones entre grupos. Pensar lainterculturalidad en trminos histricos y socioantropolgicosdesborda sobradamente cualquier intento de aproximacin a la enormecomplejidad que la sustenta. La multiplicidad de variables queintervienen en su definicin -histricas, polticas, econmicas, sociales,antropolgicas o culturales- necesitan de una extensin y de untratamiento que no proceden aqu. Aun corriendo el riesgo de pasarpor derrotistas o, en el mejor de los casos, por pesimistas, hemos dereconocer nuestra incapacidad para elaborar un discurso que vaya ms

    all de planteamientos en los que procuramos desvelar las fracturas queaparecen insistentemente en los recovecos de nuestras sociedadesdiversas y plurales, formalmente igualitarias pero estructuralmenteinjustas.

    Por ello, vamos a centrar fundamentalmente nuestra aportacin en losintentos por construir un discurso ms o menos coherente, a la vez queutpico pero, por esa razn, cargado de fuerza renovadora ytransformadora de una realidad multicultural que quisiera devenirintercultural.

    Obviamente, en la tarea de analizar los espacios sociales en los queaparece la interculturalidad, habra que ir acotando uno a uno todos ycada uno de los rincones que ocupa: desde el peso de la cultura en ladefinicin de la edad o del gnero en una sociedad como la espaola,hasta el lugar que le reserva aqulla a las minoras tnicas o nacionales.

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    As, habra que ver el peso de determinados grupos de edad en laestructura social y/o el papel y la posicin social que la cultura asigna ala mujer en la institucin familiar, por ejemplo. Merece la penadestacar que los pocos estudios que abordan la cuestin de lasidentidades desde una perspectiva intercultural en Espaa slo se hancentrado en las identidades nacionales, y ello como consecuencia delreconocimiento constitucional de las nacionalidades histricas. Ni

    siquiera los gitanos, como minora tnica, ha suscitado estudiospropiamente interculturales. Por el contrario, su reconocimientoconstitucional como ciudadanos de pleno derecho se expresaformalmente en trminos de multiculturalidad en el sentido en el quela definamos anteriormente: se reconoce el derecho de los gitanos aconvivir con los payos, pero se les ignora, se les margina, se les excluyeo se menosprecia su cultura a base de programas de asimilacin o deintegracin en la cultura paya; o, en el mejor de los casos, mediantemodelos de compensacin de supuestos dficit culturales. Huelga decirque la pretendida cultura paya no es ms que un tipo ideal, enterminologa weberiana: un modelo de cultura que se ha impuesto

    histricamente a base de caracteres ideolgicos (sistema de creencias),polticos (distribucin de la autoridad y de poder) y econmicos(control de los medios de produccin, del capital y del mercado)dominantes. Desde la perspectiva intercultural, existen pues tantasculturas payas como gitanas; no hay una sola y nica cultura quedefina plenamente a todos los grupos sociales que conforman lasmodernas sociedades, en un difcil y frgil equilibrio entre tensionesdiversas: por un lado fuertemente homogeneizadas por un mercado deconsumo globalizado y, por otro, identificadas con valoresparticularistas enraizados en los mercados simblicos de mbito local ocomunitario.

    2. Interculturalidad e inmigracin

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    En este juego de relaciones entre culturas que se cruzan, se mezclan, sesuperponen o se oponen en espacios e instituciones sociales complejas,nos interesa centrarnos, como decamos ms arriba, en los que ocupa lacultura (las culturas) de grupos de poblacin heterogneos entre s -

    tanto en el endogrupo como en el exogrupo- que se han idosignificando en los ltimos aos por su presencia numrica en elterritorio espaol y, sobre todo, por una visibilidad meditica y socialque se esfuerza por representarlos homogneamente: los grupos deextranjeros inmigrantes. Resulta ocioso aclarar, por lo dems que, entanto que sociales, los espacios que ocupan las culturas (ms an si sonminoritarias) estn fuertemente determinados por el sistema de normasy valores dominantes en las que stas se insertan. La aclaracin valeespecialmente para el caso el que nos vamos a ocupar.

    2.1 La emigracin espaola y su integracin al retorno

    Espaa, como la mayor parte de los pases europeos ha sidosecularmente un pas de emigracin. En los ltimos siglos emigraronfuera de su pas entre 8 y 10 millones de espaoles, sobre todo aAmrica Latina. Ms recientemente, coincidiendo con el perodo3 deexpansin econmica de posguerra en la Europa occidental, entre losaos cincuenta y sesenta, y en pleno apogeo franquista, Espaafuncion como periferia pobre de Europa,

    enviando dos millones de emigrantes. Slo a partir de 1970, en plenaetapa desarrollista en Espaa, coincidente con la recesin econmicaque afectaba a los pases ms desarrollados de Europa, se detuvo

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    bruscamente la emigracin hacia el exterior y retornaron ms de mediomilln de emigrantes, la mayora desde otros pases europeos.2

    Dado el volumen de emigracin espaola hacia otros pases, cabraesperar de la administracin una especial sensibilidad para acoger eintegrar en la sociedad espaola a quienes han sido educados ysocializados en otros lugares, con otras referencias culturales, y han

    decidido retornar a la tierra de sus ancestros, Espaa,fundamentalmente los de segundas o terceras generaciones. Pero, noha habido ninguna propuesta encaminada a articular medidas yprogramas de actuacin intercultural con un colectivo que, por elhecho de mantener la nacionalidad espaola, era considerado comoportador de una identidad cultural cuyas races se perdan en lasprofundidades de las esencias del ser espaol y, por lo tanto,impregnado de dichas esencias; aunque no hubiere tenido mscontacto con la cultura espaola que la representada por los propiosfamiliares quienes, a su vez, es probable que su contacto y suconocimiento se limitara en muchos casos a las distintas versiones quede la misma daban sus progenitores. Aqu, la perspectiva intercultural

    al uso encuentra en la nacionalidad un elemento poderosamentediscriminador en tanto en cuento entiende que esexcluyente/incluyente de la accin intercultural. Lo mismo habra que

    2Los datos relativos a los ltimos cuarenta aos muestran la siguiente tendencia: de24,6 emigrantes por mil habitantes en la dcada de los sesenta, su nmero era de algoms de la mitad una dcada despus (13,1 por mil habitantes) y poco ms de unaquinta parte (5,2 por mil habitantes) en la dcada de los ochenta. Pese a estatendencia de disminucin, de estancamiento y de retorno, sucesivamente, de laemigracin espaola, hay que decir que, en trminos absolutos, el nmero deemigrantes -esto es, el nmero de espaoles censados como residentes en lasembajadas y consulados de todo el mundo- sigue creciendo. En el censo de poblacin

    de 1991, 1.600.000 espaoles residan en el extranjero; cinco aos despus eran algoms de dos millones. Segundas y terceras generaciones de espaoles nacidas en elextranjero, junto a la nacionalidad por matrimonio, etc., han provocado dichoincremento.

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    decir, como sostenamos anteriormente, respecto de los gitanos que,aun representando formas diversas de entender la realidad y, por ello,otras tantas formas de responder culturalmente a la misma, no hanrepresentado especial inters desde la perspectiva intercultural, por elhecho de tener la nacionalidad espaola.3

    Pero, como veremos a continuacin, la variable nacionalidad

    condiciona la perspectiva intercultural cuando se trata de colectivosextranjeros.

    2.2 Espaa, pas de inmigracin

    Mientras se producan los flujos migratorios desde Espaa hacia otrospases, comenzaba a desarrollarse lentamente un proceso en el quemigrantes de otros pases tenan como destino a Espaa y que en ladcada de los noventa del pasado Siglo XX alcanzo las cuotas msimportante que ahora continan. No obstante, esto se produce en uncontexto econmico internacional muy distinto al que recibi losflujos migratorios de posguerra hacia Europa del Norte: mientras starecibi la inmigracin en la poca de mayor crecimiento industrial,Espaa empez a registrar la afluencia de trabajadores extranjeros enun contexto de crisis econmica, de fragmentacin del mercado detrabajo y de expansin y generalizacin de la economa sumergida oinformal.

    Pero, conviene reparar, adems, en un dato importante para mejorcomprender la interculturalidad que es el de que la poblacin

    extranjera en Espaa rene otro componente diferencial con respecto a3No es menos cierto que, pese a todo, muchos payos crean que los gitanos no sonespaoles.

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    la de los pases del Norte de Europa. A lo largo de las dos ltimasdcadas, vienen residiendo en Espaa dos grandes categoras deextranjeros: los europeos, en su inmensa mayora de la Europacomunitaria4, que se han multiplicado por seis entre 1960 y 1990; ylos no europeos que se han multiplicado por siete en el mismoperodo, incrementando su presencia de forma notable y sostenida,fundamentalmente a partir de 1985. En los aos 1994, 1996 y 1998 el

    nmero de extranjeros residentes en Espaa era de 461.364, 538.984 y719.647 respectivamente a cada ao.5

    Con relacin a los extranjeros, en tanto que portadores de culturasdiferentes a la cultura espaola, la interculturalidad en Espaa opta, enesta ocasin, por ser claramente selectiva. La emigracin adultaprocedente del centro de Europa y de pases del llamado PrimerMundo no ha suscitado estrategias interculturales que procuren suadaptacin a la realidad espaola; ms bien parece apreciarse el procesoinverso. Sectores importantes de la esfera econmica del pas handesarrollado estrategias de adaptacin y de acomodacin a lascostumbres de aqullos: desde horarios comerciales, pasando por

    nuevas formas de gerencia empresarial, a cambios importantes en ladieta mediterrnea, fundamentalmente, en el sector turstico-

    4La poblacin extranjera ms antigua instalada en Espaa es la procedente de otrospases europeos, especialmente de Portugal.5El porcentaje de los que eran originarios de algn pas de la Unin Europea, paracada uno de los tres aos de referencia era de 45% para el primero, de 47% para elsegundo y de 44% para el tercero. De este ltimo porcentaje de extranjeros obtenidoa finales de 1998, el 20% tena su permiso de residencia en Catalua, otro 20% enMadrid, un 13% en Andaluca, un 10% en la Comunidad Valenciana, otro 10% enCanarias, un 8% en Baleares, y el resto (19%) se reparta entre las demscomunidades espaolas. Conviene resaltar el dato relativo al ao 1998: mientras que

    el nmero de residentes extranjeros se incrementa en 180.663 personas en dos aos,el porcentaje de extranjeros con alguna de las nacionalidades europeas desciende trespuntos, lo que indica claramente que el incremento de extranjeros se produce entrelos que proceden de pases no miembros de la Comunidad/Unin Europea.

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    residencial y en zonas de costa. Los hijos de estos extranjeros han sidoescolarizados en las escuelas espaolas sin grandes problemas deadaptacin y de integracin (Pulido 1996) o se han procurado escuelasdiseadas por y para ellos mismos. Tanto en un caso como en otro noha habido ni hay hasta el presente inters o preocupacin pordesarrollar desde la escuela programas de mediacin intercultural o deatencin a la diversidad representada por este tipo de alumnado.

    El discurso intercultural se produce, pues, con los extranjerosprocedentes de los pases llamados del Tercer Mundo.6El grueso de laproduccin terica y de investigacin emprica a la que se haca alusinen la introduccin de este texto tiene que ver por tanto con el tipo dediversidad representada por el colectivo identificado con el calificativode inmigrante. Los parmetros bsicos de dicha diversidad se diseana partir de una lnea fuerte como es la nacionalidad, asumiendo queeste concepto informa de los rasgos culturales de un grupodeterminado: lengua, religin, cultura, nivel de desarrollo, etc.7 Adiferencia de los extranjeros del Primer Mundo, los procedentes del

    6Para algunos, la perspectiva intercultural ante la diversidad tiene, en Espaa, cita enel espacio y en el tiempo: coincide con la presencia cada vez ms numerosa deinmigrantes extranjeros extracomunitarios y los hijos de stos en las escuelas (Zabalza1992, 121)7Todo lo relativo a lo intercultural ha sido entendido como algo que concierne demanera exclusiva a determinados grupos de poblacin que representan un cierto tipode diversidad relacionada estrechamente con la nacionalidad, la religin y laprocedencia geogrfica. De modo que la cultura es reducida a slo tres de susmltiples dimensiones y reconocida por tanto por slo tres de las grandes identidadescon las que se categorizan hoy a los grupos y a sus miembros; categoras de identidadtpicas de la modernidad, luego fundamentalmente polticas, y construdas a espaldasde las identidades premodernas, precoloniales yprenacionales. Tal aclaracin valetanto para la diversidad representada por los grupos a los que nos estamos refiriendo

    como para la de los individuos-ciudadanos de los estados-nacin que conformanlaUnin Europea: la modernidad se ha encargado de diluir cualquier clase deidentidad que no sea la estrictamente "nacional" y de homogeneizar la diversidad asus expresiones ms folclricas o exticas.

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    Tercer Mundo traen consigo culturas "tan diversas" y extraas aOccidente -culturas a las que se asocia a la marginacin, a la pobreza y,a menudo, a la barbarie- que necesitan de acciones interculturalesencargadas de hacerles comprender, a ellos, a los inmigrantesextranjeros, que han de integrarse en la sociedad espaola olvidndoselo ms rpidamente posible de su cultura, y que han de hacerloempezando por aprender el espaol y realizar los trabajos ms penosos

    y sacrificados que los espaoles no quieren hacer ya. Ello se observamejor atendiendo al modelo que se esconde detrs de gran parte de losdiscursos que se emiten en la actualidad en Espaa sobre intervencinintercultural, y que no es otro que el conocido genricamente como"asimilacionista".

    3. Y entonces, Qu hay de intercultural en la llamada Educacin

    intercultural?

    La inmensa mayora de estos extranjeros son adultos que, una vezinstalados en Espaa, regularizada su situacin, y con un trabajo y unavivienda, tarde o temprano hacen venir a su familia, mujer e hijossobre todo. Los adultos solos se suelen relacionar entre s agrupndosepor nacionalidad o por grupos tnicos, concentrndose en un mismotipo de actividad laboral o comercial, en zonas geogrficas o enciudades muy determinadas8(Colectivo Io 1996). El apoyo solidario

    8

    Un reciente estudio realizado por CC.OO., citado en El Pas (Edicin paraAndaluca del domingo 4 de junio de 2000, suplemento Andaluca, pg.1) indicaque Andaluca fue la tercera comunidad (9%), despus de Madrid y Catalua(60%), en nmero de contratos concedidos entre 1989 y 1998 y que los sectoresagrario y de servicios absorbieron el 95% de las contrataciones () Los destinos

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    del grupo les hace sentirse en un primer tiempo arropados y lespermite desplegar su cultura (lengua, costumbres) en un entornorestringido: sus relaciones personales se reducen casi en exclusiva algrupo. El analfabetismo y el desconocimiento total del espaoldificultan las posibilidades de actuar, en algunos casos, de manerarelativamente autnoma, sobre todo frente a la administracin, y derelacionarse laboral y socialmente.

    3.1 El aprendizaje de la lengua como instrumento de integracin

    de los extranjeros inmigrantes adultos

    Por ello, desde distintas instancias e instituciones sociales (ONG,Sindicatos, etc.) se vienen desarrollando toda una serie de propuestasde educacin que bajo el calificativo de intercultural procuran, lamayora de las veces, un aprendizaje de la lengua espaola como

    instrumento de integracin para facilitar la insercin laboral y social deeste colectivo de extranjeros. La enseanza de la lengua espaola se haconvertido as en el caballo de batalla de la integracin. Tanto lospropios inmigrantes como diversos agentes sociales encargados de laacogida de los extranjeros inmigrantes, de facilitarles informacin,vivienda y asesoramiento legal, ven en el aprendizaje de la lengua elpaso previo y necesario para su progresiva integracin ya que la lenguaes para ellos el instrumento comunicativo previo y esencial queposibilita la interaccin social en la vida cotidiana. Sin embargo, amnde la necesaria revisin de la legislacin relativa a los extranjeros, deldesarrollo de servicios sociales especficos, de las campaas de

    sensibilizacin dirigidas a la poblacin autctona, no parece que la

    ocupacionales no son muy variados : peones agrcolas, empleadas domsticas,vendedores ambulantes y limpiadoras de edificios.

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    ecuacin adquisicin de la lengua igual a integracin social debapermanecer incuestionada, por cuanto el dominio de los aspectosverbales de la comunicacin no asegura, por s solo, el conocimiento yel manejo de las claves simblicas que definen el contextosociocultural, necesarias para una relativa integracin. Por supuestoque hablar de plena integracin resultara, adems de utpico,peligroso desde el punto de vista de la interculturalidad que lo

    entendera ms como un proceso de absorcin o de asimilacin.Pero junto a esta objecin central existe otra no menos importante decarcter metodolgico. Como decimos, son fundamentalmente lasONG las que desarrollan una buena parte de los planes de formacinlingstica de las poblaciones inmigrantes extranjeras adultas; lacuestin est en saber las razones de que sean tan pocas las instanciaspblicas donde se desarrolle tal formacin. Si lo que se pretende es laintegracin, como es que resulta tan necesario e imprescindible quela enseanza de la lengua se realice en canales no normalizadosdiferentes de los que utilizan la poblacin adulta autctona. Larespuesta de la diferencia de sujetos no puede resultar satisfactoria toda

    vez que sabemos que lo que debemos adaptar son los centros y losmtodos y no disear espacios especiales para la poblacininmigrante.

    3.2 La escolarizacin como proceso de integracin de los hijos de

    los extranjeros inmigrantes

    Pese a que la inmigracin extranjera es mayoritariamente adulta9, es enel espacio escolar formal donde la interculturalidad ha producido ms

    9El mismo estudio de CC.OO. citado en la anterior nota establece que el perfil deltrabajador extranjero en Andaluca es el de un hombre (74%), procedente delcontinente africano y de edades comprendidas entre los 25 y los 34 aos.

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    reflexiones tericas y estudios etnogrficos de aula, de centro, deprogramas curriculares, etc. Conocer el volumen de poblacin queprovoca la accin intercultural10es una tarea ardua y difcil si se quieretener una dimensin real desde el punto de vista estadstico. Lasfuentes a las que se puede acudir suelen alertar de los errores quepresentan los datos disponibles y de las dificultades para obtenerlos,tanto de los centros escolares como de otras fuentes. Estas dificultades

    empiezan cuando se trata de establecer la categora de extranjero.As, algunos slo consideran extranjeros a los nios cuyos padres y/omadres poseen nacionalidad distinta a la espaola. Para otros si el nioo la nia no presenta problemas de integracin, aun dndose lasituacin anteriormente descrita, pierde la condicin de extranjeroindependientemente de su condicin jurdica. Pero las modalidades deidentificacin, en la forma en que son percibidas por los informantescuando son requeridos para notificar la presencia de nios extranjeros,se complican ms an cuando la categora que se utiliza es la deinmigrante. Dicha categora tiende a ser aplicada habitualmente enla escuela a nios y nias cuyos rasgos culturales, pero sobre todo

    fenotpicos, coinciden con los de la poblacin trabajadora adulta. Deeste modo, se reserva la categora de inmigrante a los nios negros oa los que aparentan ser marroques, por ejemplo y la de extranjeroa los nios blancos, norteamericanos o europeos. Otro inconveniente,que hay que sumar a los ya sealados, es que las estadsticas oficialespresentan los datos ya explotados y resumidos, de modo que nopermiten reparar en cuestiones tales como las concentraciones escolaresni ofrecen la posibilidad de contrastar los datos que manejanormalmente la polica sobre la poblacin extrajera por edades con los

    10No debemos perder de vista que la interculturalidad concierne, o debera, a todoslos grupos sociales en presencia, luego conviene tener siempre presente que implicatanto a los alumnos de padres extranjeros como a los alumnos espaoles, a los padresde unos y otros, al profesorado, al centro, a la comunidad

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    que maneja la correspondiente administracin educativa sobreescolares extranjeros en los centros educativos.

    3.3 Debera la interculturalidad comenzar por la estadstica?

    Si resaltamos todos estos problemas relacionados con las estadsticas aluso, es porque reflejan un estado de la cuestin muy precario que slopermite una aproximacin relativa y prudente aunque suficiente paradar cuenta de una realidad que tiende a ser presentada de manera muysobredimensionada y, lo que es ms importante desde la perspectivaintercultural, con criterios de clasificacin estadsticos que informan deuna manera muy particular de percibir y de contabilizar la diversidad.Veamos algunos ejemplos que ilustren el tratamiento estadstico deestas poblaciones. Para empezar, la poblacin escolarizada de origenextranjero es muy baja con respecto a los escolares autctonos, tanto

    en trminos absolutos como relativos. Al inicio de la ltima dcada, sepoda sacar la conclusin de que, en su conjunto, el sistema educativo,tena una presencia muy poco significativa de alumnado extranjero11.Pero en el informe elaborado por el Consejo Escolar del Estado sobreel estado y la situacin del sistema educativo del curso 1994-95 sereconoce ya que () se ha producido un incremento notable delnmero de nias y nios procedentes de otros pases escolarizados encentros pblicos y, en menor medida, en centros concertados(Consejo Escolar del Estado 1996, 279). Por nacionalidades, el mayor

    11En el curso 1991-92 slo un 0,53% del alumnado de los niveles de la educacin

    obligatoria era de origen extranjero: apenas un escolar extranjero por cada 200espaoles (Prez Rescalvo 1992). En trminos comparativos, el porcentaje depoblacin extranjera de todas las edades en el conjunto de la poblacin residente enEspaa estaba en torno al 1% en las mismas fechas.

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    contingente de alumnos extranjeros12. en el curso 1996-97corresponda a los pases europeos con un 45%, principalmenteoriginarios del Reino Unido, Alemania y Francia; a los que haba queaadir los procedentes de Amrica del Norte, con un 3%, sobre todode Estados Unidos, seguido de otro muy numeroso delatinoamericanos que representaban el 28%, de entre los quepredominaban los que tenan como pases de origen Argentina,

    Venezuela, Chile y Cuba. Por ltimo, y en fuerte ascenso, los niosmagrebes que con un 13% proceden fundamentalmente deMarruecos, y un 9% de asiticos, China, Filipinas e India.

    No obstante, estos datos ms o menos ponderados se obtienen a pesarde los desajustes que ofrece el contraste entre distintas fuentes.Citemos dos ejemplos muy ilustrativos en los que los datos deescolarizacin para el curso 1996-97 y los extranjeros residentes engrupos de edad similar a la escolar no coinciden. (1) El ConsejoEscolar del Estado ofreca para Madrid la cifra de 11.105 escolaresextranjeros en la educacin obligatoria en centros pblicos y en centrosconcertados mientras que el Anuario Estadstico de Extranjera13

    indicaba que eran 12.189 los menores de 16 aos. (2) Para el caso deCeuta y Melilla las diferencias eran an ms llamativas. En Melilla, elConsejo Escolar del Estado indicaba que haba un total de 3.736

    12Es probable que estos escolares a los que denominamos extranjeros hayan nacido enEspaa y que su condicin de extranjera les sea atribuida porque su padre, su madreo ambos tengan una nacionalidad diferente a la espaola. Esta es una muestra ms decmo la diversidad cultural es construida, adems de en clave de nacionalidad, concriterios muy poco rigurosos. El que un hijo de extranjeros haya nacido en Espaa noreduce la posibilidad de ser percibido y considerado por su diversidad; pero si no seconsidera su lugar de nacimiento la diversidad es construida slo en clave denacionalidad, lo que no es ni muy operativo ni muy correcto en trminos

    conceptuales. La cultura no puede reducirse a la nacionalidad indicada en elpasaporte.13 Se trata de un Anuario que publica la Comisin Interministerial de Extranjeradependiente del Ministerio del Interior.

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    extranjeros escolarizados y 4.756 en Ceuta; el Anuario Estadstico deExtranjera indicaba, por su parte, que en Melilla haba 48 extranjerosmenores de 16 aos y 79 en Ceuta14. Sin duda los dos ejemplos norepresentan el mismo tipo de desajuste, pero en ambos casos seobservan claras diferencias. Uno de los desajustes se explica, en parte,porque no se contabilizan los escolares extranjeros inscritos en centrosprivados que s son registrados por el Anuario Estadstico de Extranjera

    como extranjeros residentes. Otro tiene que ver con la percepcin quese tiene de ellos: son extranjeros, inmigrantes, miembros de otrasculturas u otra religin...? A ambos podemos aadir la posibilidad deque existan escolares extranjeros o hijos de extranjeros que s aparecenen las estadsticas de las administraciones educativas pero que suspadres o madres, al no tener su situacin de residencia regularizada, noaparecen en las estadsticas de extranjera y, como ellos, tampocoaparecern sus descendientes. Con todas estas confusas y complejasmaneras de tratar la cuestin, estamos muy lejos de tener claro elconcepto de grupo sobre el que quiere actuar la bienintencionadainterculturalidad.

    Pero este baile de cifras orquestado por las distintas fuentes no puedeocultar la realidad de la situacin, que es dependiente de discursos yprcticas interculturales dirigidos y diseados para un determinadotipo de extranjeros. Para desentraar con cierto detalle dicha realidadpuede resultar muy til que comparemos dos contextos geogrficosms pequeos y muy localizados en sus prcticas y discursosinterculturales. Se trata de las provincias de Almera y Mlaga quepresentan en Andaluca los dos perfiles opuestos de la inmigracinextranjera.

    14En Ceuta y en Melilla los ciudadanos espaoles de origen marroqu, rabe y/omusulmn son muy numerosos, lo que a veces confunde a los que hacendeterminados censos. Hay centros escolares en estas dos localidades en los que elalumnado de origen rabe sobrepasa el 90% en algunos cursos.

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    Si bien Mlaga es una de las provincias ms importante de todo elEstado por el nmero de extranjeros residentes en su territorio, lo es,tambin y sobre todo, por ser extranjeros del llamado Primer Mundo.Por el contrario, Almera, con menor nmero de extranjeros queMlaga, se hace significativa en los temas de extranjera porconcentrarse en ella el mayor volumen de extranjeros del llamadoTercer Mundo de toda Andaluca.

    En lo referente a la situacin escolar la cosas son muy similares. En elcurso 2000-01 haba en Mlaga un total de 5.016 escolaresextranjeros, entorno al 40% de los extranjeros escolarizados en todaAndaluca, mientras que en Almera eran 2.468, entorno al 20%. Algoms del 60% de los escolares extranjeros de Andaluca se concentrabanpues en dos de sus ocho provincias15. Independientemente de lasvariaciones porcentuales segn la fuente que se utilice y segn la fechade la estadstica, lo que intentamos saber es si el discurso y la prcticaintercultural en los centros escolares tienen algn nivel diferencialcomo consecuencia de la mayor o menor presencia de extranjeros enlas escuelas. A la vista de los datos que hemos podido observar y

    obtener, las diferencias entre las dos provincias no ofrece ningngnero de duda: es en la provincia de Almera, con un menorporcentaje de extranjeros que Mlaga, donde ms se han desarrolladolas prcticas y discursos interculturales de toda Andaluca. Esto nos daalgunas claves acerca de la interculturalidad, entre las que hay quedestacar el que sta no reside en el objeto sino en la mirada que seproyecta sobre l.

    15Datos posteriores confirman esta misma tendencia de concentracin escolar de losextranjeros en las dos provincias (concentracin similar se da en el caso de losadultos). En el curso 1998-99, de los 6.239 escolares extranjeros de educacin

    infantil, educacin primaria y educacin secundaria en Andaluca, 3.356 seencontraban en la provincia de Mlaga (53,7%) y 1.155 en la provincia de Almera(18,5%). Para ms informacin, se pueden consultar los datos sobre poblacinextranjera en las escuelas andaluzas en la pgina web de la Consejera de Educacin yCiencia de la junta de Andaluca (htpp://www.cec.junta-andalucia.es)

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    Para el caso de Almera16, tres mbitos de trabajo han centrado laactividad relacionada con la interculturalidad. (1) Se han realizado ypublicado varios trabajos de investigacin que tratan la extranjera y laeducacin; concretamente, los de Marisol Navas, del rea de PsicologaSocial de la Universidad de Almera (1997a, 1997b, 1997c), y los deEncarna Soriano, del rea de Pedagoga de la misma Universidad(1995, 1997, 1997b, 1998). La lista podra ampliarse si se incluyen

    las investigaciones que han estudiado la inmigracin en general y handesarrollado algn trabajo sobre la educacin en particular. (2) Enrelacin con la formacin del profesorado, slo el Centro de Profesoresde El Ejido ha desarrollado una intensa actividad organizandoconstantemente cursos, seminarios y jornadas, de entre los que hay queresear las primeras jornadas sobre invernaderos e inmigrantes conms de 150 participantes y dirigidas especialmente al profesorado quetrabaja con inmigrantes-, el curso celebrado en marzo de 1996 Por unaprctica educativa intercultural, y el celebrado en febrero de 1997Interculturalidad en las aulas. El propio Centro de Profesores seinvolucr ya hace varios aos en el Programa Europeo Scrates, dentro

    de las acciones Comenius en las que se desarrollaban estrategiasinterculturales mediante redes de profesores europeos. (3) En relacincon los aspectos curriculares, dos centros de la localidad de El Ejido (elColegio Pblico Jos Salazar y el Colegio Pblico Artero Prez) hanincorporado ya a los planes de centro diferentes aspectos de lainterculturalidad, lo que ha supuesto una nueva definicin de losplanes de trabajo en las aulas. En la misma lnea, los Equipos de ApoyoExterno de la provincia de Almera han

    16Para una ampliacin de lo desarrollado en Almera sobre la educacin interculturalpuede consultarse el informe de investigacin de Garca Castao y otros (1998)

    sobre el impacto en el sistema educativo de la inmigracin no comunitaria en ElEjido. Se trata de un estudio realizado en 1996, financiado por la Consejera deEducacin y Ciencia de la Junta de Andaluca, que presenta la situacin de losinmigrantesen relacin con la escuela y la educacin.

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    dinamizado diferentes publicaciones de apoyo y ayuda al profesoradoque trabaja con escolares extranjeros (un texto de apoyo para elaprendizaje de la lengua: Espaol para inmigrantes, y un texto para elprofesorado: Educacin intercultural). Estos ejemplos son slo algunosdatos incompletos17 que muestran la presencia de los discursos y lasprcticas interculturales en la provincia de Almera. Sicontemplramos, adems, el trabajo desarrollado por las ONG la lista

    de acciones sera interminable. Se da el caso concreto de que unaONG, Almera-Acoge, tiene firmado con la Consejera de Educacin yCiencia el nico convenio de Andaluca para el desarrollo de accionesinterculturales en mbitos escolares, lo que puede dar una muestra delalto volumen de actividades que esta asociacin lleva a cabo (accionescon nios y con adultos, acciones de formacin y de sensibilizacin,acciones de acogida y de asistencia jurdica, etc.).

    En Mlaga, donde como se ha visto el nmero de escolares extranjeroso de nios extranjeros en edad escolar es tres veces superior al deAlmera, las cosas son muy diferentes. A pesar de que la ONG Mlaga-Acoge, federada con la ya citada Almera-Acoge, desarrolla igualmenteun nmero importante de actividades de las que se denominaninterculturales, y de que existen otras ONG con igual vinculacin a lasactividades interculturales, la comparacin parece indicarnos que amenor nmero de extranjeros mayor nmero de actividadesinterculturales. Llegados a este punto, la pregunta que cabra hacersees: cul es la razn de que a menor nmero de inmigrantes extranjerosmayor actividad intercultural...?. Sin duda deben existir variasexplicaciones entre las que deberan citarse las que hacen referencia alvoluntarismo y a la sensibilidad de los actores sociales en uno y otrombito geogrfico. Aunque, como es lgico entender, no es fcil medireste tipo de variables. Para nosotros existe un elemento diferencial

    17Se trata simplemente de recoger un listado de trabajos sin intencin de valorar sucalidad y la pertinencia de los mismos en los discursos y las prcticas interculturales.

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    clave, aunque no exclusivo, que permite responder a la preguntaformulada.

    En Mlaga, aproximadamente el 60% de los escolares extranjeros en elcurso escolar 2000-01 eran procedentes (ellos o sus padres y/o madres)de los pases de la actual Unin Europea. En Almera,aproximadamente el 55% de los escolares extranjeros eran procedentes

    de frica. Estas cifras y aquellas acciones parecen indicarnos que notiene mucho sentido plantearse un discurso y una prctica interculturalpara los procedentes de los pases ricos y, por el contrario, s esnecesario y recomendable para los procedentes de los pasespobres. Dicho de otro modo, si lo intercultural responde a lanecesidad de actuar cuando se da la diversidad cultural en la escuela,parece como si slo existiese tal diversidad cultural cuando la escuelatiene moros, negros, musulmanes o gitanos, pero no haydiversidad cultural cuando los escolares son blancos, rubios yhablan como primera lengua el ingls. Y ello, pese a que cuandomaestros y maestras que trabajan con escolares extranjeros (seanmarroques o britnicos, por ejemplo) son consultados sobre los

    problemas en la escolarizacin de estos nios, siempre coinciden en elprimero de ellos: la falta de dominio de la lengua quehomogneamente se utiliza en la escuela. Pero las soluciones alproblema son diferentes. Cuando los marroques no saben hablarcastellano y quieren ir a la escuela, la escuela decide montar unsistema de adaptacin lingstica que algunos han llegado adenominar escuelas puentes: se les aparta de la escuela a un aula deformacin en la nueva lengua y, cuando adquieren la capacitacinnecesaria, se les devuelve a la escuela. Si el escolar en cuestin fuesebritnico, es bien sabido que la solucin nunca sera de ese tipo.Incluso su lengua materna, el ingls, sera un instrumento de progreso

    y prestigio en la escuela. Nada que ver con el valor que la lengua rabepuede tener para el resto de los escolares y el personal de la escuela.

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    En este contexto y con estos condicionantes, resulta necesario quedemos un breve repaso por lo que ha dado en llamarse educacinintercultural o formacin intercultural.

    4. Qu se ha hecho en el mbito de la formacin intercultural?

    Resulta bastante difcil realizar un repaso de las actividades deformacin intercultural realizadas en Espaa, ya que el concepto deinterculturalidad utilizado en muchas de estas actividadesdenominadas interculturales respondera mejor a una descripcincompensatoria y asimilacionista de la prctica que a una formacinintercultural real. El primer paso para intentar poner un poco de ordenen este campo de la formacin intercultural es establecer claramentelos diferentes grupos sociales a los que esta prctica denominadaintercultural se dirige.

    Existen muy pocos cursos diseados para grupos especficos de agentessociales como trabajadores sociales, funcionarios de los serviciossociales o profesorado. La mayora de las actividades de formacin parapoblacin autctona, congresos, jornadas o reuniones cientficas, vandirigidas a grupos muy heterogneos, por lo que resulta muy difcilanalizar el colectivo receptor de esta formacin. Un breve examen delos temas tratados en los diferentes cursos permite detectar unaformacin fundamentalmente acadmica; es decir, se informa delnmero de inmigrantes que hay, de dnde estn situados, de su

    situacin jurdica y de las actuaciones que se estn llevando a cabodesde las diferentes instituciones y organismos. Pero, podemos llamara esto formacin intercultural? Difcilmente, ya que si fuera realmenteintercultural esta formacin debera ofrecer mecanismos y

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    metodologas apropiadas para trabajar y convivir diariamente con larealidad multicultural. Dar nmeros reales sobre la poblacininmigrante no es proveer al trabajador social de herramientas detrabajo realmente interculturales. No se puede negar que elconocimiento de la realidad debe ser un paso previo en la convivenciamulticultural pero el problema es que nos quedamos ah, en la teora, yen muy pocos casos encontramos el necesario salto a la prctica.

    4.1 El caso concreto de las Universidades espaolas

    Slo a ttulo de ejemplo y sin nimo de ser exhaustivos, creemos queresultar til presentar, aunque sea muy sintticamente, lascaractersticas generales de la formacin intercultural en lasuniversidades espaolas y observar as cmo y dnde est penetrandoel discurso intercultural.

    En primer lugar, hay que decir que es en los centros de estudiospropios o en los centros de formacin continua, que en algunasuniversidades han venido a sustituir a los Institutos de Ciencias de laEducacin, donde se est haciendo de manera destacada la formacinintercultural en la universidad. Las caractersticas de los cursos que seestn impartiendo en estos centros son: (a) tratan el tema de lainterculturalidad, en parte o en su globalidad, desde el mbitoconcreto de la educacin; (b) estn dirigidos fundamentalmente aprofesionales de la educacin y/o a educadores en formacin inicial; enmenor medida, a profesionales de los servicios sociales o a trabajadoressociales en su formacin inicial (estos ltimos cursos ms enfocados en

    clave de tratamiento de la inmigracin extranjera); (c) tienen unaduracin variable: desde cursos de cuarenta horas de duracin hastacursos con nivel de experto y master que superan las doscientas y

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    trescientas horas de formacin; (d) la iniciativa de estos cursos suelevenir en algunas ocasiones de la demanda externa y, en otras, de laexistencia de investigadores y docentes en las propias universidades quehan hecho o estn haciendo de la interculturalidad su campo deespecializacin. Catalua y, en menor medida, Madrid, son los lugaresdonde ms se han desarrollado este tipo de cursos, aunqueuniversidades como las de Almera y Granada han comenzado, por su

    parte, a desarrollar y preparar los propios 18.Otro espacio de formacin en la interculturalidad en el mbitouniversitario son los diferentes programas de doctorado que se ofrecena los licenciados. Dichos programas suelen incorporar materias ocursos que traten la interculturalidad desde campos como el derecho,la psicologa, la pedagoga, la sociologa o la antropologa. Perotambin hay ya programas que introducen un nmero importante decrditos dedicados a interculturalidad: en los programas tituladosTeora de la Educacin y Pedagoga Social y Formacin en InvestigacinHistrica y Comparada en Educacin de la Universidad Nacional deEducacin a Distancia; en el programa titulado Cualidad Educativa enun Mundo Plural de la Universidad de Barcelona; en el programatituladoMulticulturalismo y Atencin a la Diversidad de la Universidadde Sevilla, y en el programa titulado Estudios Interculturales yMigraciones de la Universidad de Granada.

    En lo referente a la formacin inicial de licenciatura y de diplomaturase ha empezado a notar la incorporacin de disciplinas que con

    18 El Centro de Formacin Continua de la Universidad de Granada ha puesto enmarcha en el mes de marzo de 2000 el Curso de experto universitario en mediacinintercultural con una duracin de 290 horas (144 tericas y 150 prcticas). El mismoCentro ha montado en el mes de mayo de 2000 el Curso introductorio a laintervencin social con inmigrantes extranjeros no comunitarios desde la perspectivaintercultural, con una duracin de 50 horas y dirigido a Diplomados y Licenciadosen reas de Ciencias Sociales que estn trabajando en los Servicios Sociales de laDiputacin Provincial de Crdoba.

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    nombres ms o menos diferentes empiezan a tratar el tema de lainterculturalidad. Las titulaciones en las que aparece msfrecuentemente son las relacionadas con educacin (magisterio,pedagoga y psicopedagoga) y con la diplomatura en Trabajo Social.En el caso de la diplomatura en Trabajo Social las referencias sonclaramente relacionadas con el caso de la inmigracin (con algunaasignatura dedicada al trabajo social con inmigrantes, como ocurre en

    la Universidad de Comillas). En los estudios de educacin lasdenominaciones son ms variadas y genricas, no especficas deinmigracin. Los ttulos de las disciplinas son: educacin para laconvivencia, orientacin y accin socioeducativa con el pueblo gitano(Universidad de Murcia); educacin intercultural (Universidad deSalamanca, Universidad de Len, Universidad de Mlaga, UniversidadAutnoma de Barcelona y Universidad de Santiago); curriculum,gnero y diversidad cultural (Universidad de La Laguna);multilingismo y educacin (Universidad de Barcelona); bilingismo yeducacin (Universidad Autnoma de Barcelona y Universidad deSantiago); etnicidad y relaciones interculturales (Universidad de

    Tarragona); pedagoga intercultural (Universidad de Sevilla);interculturalidad y educacin (Universidad de Granada); pedagogaintercultural comparada, multiculturalismo y ciencias sociales(Universidad de Valladolid); educacin urbana y educacinmulticultural, educacin multicultural (Universidad Autnoma deBarcelona); educacin y diversidad cultural, intervencin educativa enla marginacin y minoras (Universidad de Santiago); educacin parala cooperacin y educacin intercultural, educacin para la tolerancia,la solidaridad y los derechos humanos (Universidad de Alcal deHenares); educacin para la cooperacin y educacin intercultural(Universidad Ramn Llull).

    4.2 La formacin en mediacin intercultural

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    La mediacin intercultural en Espaa es un rea de reciente expansindentro del mbito de la formacin intercultural. Los principalesagentes de este auge de la mediacin como un nuevo yacimiento deempleo para inmigrantes extranjeros y, por tanto, una nueva rea deformacin intercultural, han sido fundamentalmente las ONGs, Pero

    el rol principal que se pide a un mediador intercultural en la prcticaes el de intrprete o traductor del lenguaje. La interpretacin de lasclaves culturales es otro requerimiento realizado a estos mediadores,aunque no es tan frecuente como la traduccin del lenguaje.

    La formacin que se propone a los mediadores interculturales,inmigrantes extranjeros en la mayora de los casos, se podracontemplar como el principio del debate sobre lo que debera ser unabuena formacin intercultural. Aunque en este terreno tambin surgenimportantes cuestiones que sera importante resaltar. Desde elprincipio del texto hemos estado resaltando la cuestin de lacoincidencia de la formacin intercultural con la llegada de

    inmigrantes del Tercer Mundo; en el caso de la mediacin estacoincidencia temporal es paralela. En ningn momento se plante lanecesidad de formar mediadores interculturales que sirvieran de puentecon los inmigrantes extranjeros del Primer Mundo establecidos enEspaa, nicamente se ha planteado esta necesidad cuando hablamosde inmigrantes del Tercer Mundo, en cuyo caso se plantea como unanecesidad importante el hecho de contar con un intrprete, no unmediador, que ayude a resolver conflictos. Aun a pesar de que lademanda del trabajo de un mediador intercultural est muy limitada ala tarea de interpretacin, lingstica en la mayora de los casos, ha sidoen este rea donde se han realizado los esfuerzos ms completos paradesarrollar un programa de formacin realmente intercultural. Sinembargo, quedan varias cuestiones por resolver. En la mayora de losprogramas de formacin de mediadores se seleccionafundamentalmente a inmigrantes extranjeros, con el pretexto de que

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    los autctonos no tienen un dominio de la cultura inmigrante y porlo tanto no pueden servir de intrpretes entre ambas culturas. Pero si ledamos la vuelta al argumento estamos ante la situacin de que uninmigrante extranjero puede no tener dominio suficiente de la culturaautctona para servir de puente. Se dice que con la formacin que seofrece a los mediadores se suplen las carencias que stos puedan tenersobre la cultura de la sociedad de acogida, pero estamos realmente

    frente a una formacin intercultural, o de nuevo nos encontramos conuna formacin que compensa las deficiencias de los inmigrantesextranjeros ensendoles cmo funcionan las cosas aqu? Si realmentequeremos plantear la formacin en mediacin como interculturaldeberamos seleccionar tanto a inmigrantes extranjeros como aautctonos ofreciendo una formacin paralela en las diferentes culturasrepresentadas, una formacin realmente intercultural. Y todo ello sinentrar ahora en el debate de si la mediacin intercultural no es unaforma especializada de tratar al otro, al que no es como nosotros, alque queremos seguir situando en la posicin de desigualdad.

    4.3 Ms all de los espacios formales de formacin

    Todo lo anterior nos lleva a apuntar algunos de los principios sobre losque debera asentarse la formacin en la interculturalidad. Para ello, estil definir la intervencin intercultural como el proceso a travs delcual se logra que los individuos beneficiados de tales intervencionesdesarrollen competencias en mltiples sistemas de esquemas depercepcin, pensamiento y accin, es decir, en mltiples culturas. Para

    que esto sea posible es importante que algunas ideas bsicas quedenclaras desde un primer momento:

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    1. La intervencin intercultural abarca muchos ms espacios que lospuramente escolares y formales, y debe hacerse notar en esos otrosespacios como muestra de una aceptacin recproca de influencia detodas las culturas en situacin de convivencia. Espacios como el de lasalud, el trabajo y la convivencia cotidiana deben pasar a ser objeto deatencin de la intervencin y de la actuacin intercultural. Lapromocin de la interculturalidad no puede dejarse en manos

    exclusivamente de la escuela como si de un conocimiento formal setratase, que puede ser enseado y aprendido a travs de losbienintencionados libros de texto con la ayuda de sus intrpretes, losmaestros19. Se abre as todo el terreno de la sensibilizacin en lainterculturalidad en la que, entre otros, los medios de comunicacindeben jugar un papel muy importante si son capaces de reinterpretarsus funciones en lo que se refiere a la forma y a la manera en quehabitualmente presentan la diversidad: como una forma de diferencia ydesigualdad.

    2. La equiparacin entre cultura, lengua y/o grupo tnicocorrespondiente es a todas luces un error que no resiste argumentacin

    antropolgica alguna y menos an si cabe cuando se trata deintervencin intercultural. Esto se traduce en una contribucin a laeliminacin de la tendencia a estereotipar a los individuos de acuerdocon sus identidades tnicas o la nacionalidad que indica su pasaporte ola lengua en la que hablan sus padres en su casa o sus abuelos en losrespectivos lugares de origen. No se trata de defender la creencia, porotra parte infundada, de que todos esos factores (lengua, origen

    19En su inevitable labor de intrprete de lo que se manifiesta en los libros de texto, elmaestro se ve confrontado a situaciones conflictivas que reclaman la negociacincuando los valores o los cdigos de comportamiento estn en juego. El maestro debe

    luchar contra el etnocentrismo y la xenofobia llevando al conjunto de sus alumnoshacia una necesaria descentracin. Para lograrlo con mnimas garantas de xito, esnecesario que l mismo haya realizado dicha descentracin y haya mantenido unaactitud de alerta permanente.

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    geogrfico, identidad, etc.) no contribuyen a la construccin cultural.La idea que defendemos es la de no reducir la cultura a uno slo deesos factores o a la simple suma de todos ellos. La cultura, comovenimos insistiendo, es una compleja reunin de esos factores ymuchos otros ms, pero en permanente cambio y transformacin quese explica mejor como un proceso que como un objeto. Hay queabandonar la idea de que en las situaciones multiculturales resulta fcil

    y til delimitar las fronteras de cada una de las culturas que se sitanen convivencia; dnde empieza una cultura y dnde concluye otra noes ni un conocimiento necesario, ni un conocimiento posible. Lasculturas carecen, a diferencia de los estados, de fronteras que indiquenquin es ciudadano y quin no. En trminos culturales las fronterasson construcciones ms tiles a las identidades que al propio conceptode cultura. Esta forma de conceptuar la cultura y las relaciones entreculturas, se traduce en una contribucin para promover unaexploracin ms profunda de las similitudes y diferencias entreindividuos de diferentes grupos tnicos, cosa bien distinta alestablecimiento de distancias (construidas arbitrariamente) como

    consecuencia de la pertenencia a grupos distintos.3. La invocacin a la universalidad y la bsqueda de rasgos comunes -con el postulado subyacente de que el descubrimiento de locompartido favorece la comunicacin y hace confluir lasrepresentaciones en un sentido positivo- traduce el rechazo hacia lacomplejidad e, inconscientemente, la negacin del sentido y del valorde referentes no compartidos. Dichos referentes pueden serconflictivos entre grupos culturalmente diferentes, pero tambinpueden serlo en el interior del propio grupo, entre generaciones oentre sexos e, incluso, en el nivel intrapsquico, en el individuo. Esimportante, pues, superar la reticencia a abordar los conflictos, con la

    ayuda de elementos de comprensin de tipo antropolgico ypsicosocial, con todo tipo de medios para la negociacin y la bsquedade compromisos que permitan a los distintos actores salvar su dignidad

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    y su integridad, y existir como grupo gracias a prcticas democrticas(Muoz 1999).

    4. La formacin intercultural promueve competencias en mltiplesculturas. La cultura que un individuo desplegar en cada momento esalgo que vendr determinado por una situacin concreta. En estesentido es necesario decir que un individuo puede ser capaz de

    desarrollar competencias en mltiples culturas si se le permite queacceda a los referentes bsicos de cada una de ellas. Una aproximacincrtica a la propia cultura, a partir de la observacin de los individuosque la componen y la construyen, y que presentan diferentes versionesdentro de una misma cultura (diversidad intracultural), y una aperturaa otras formas y estrategias culturales que faciliten la competencia enmltiples culturas, permiten comprender que los individuos son, comomiembros de cualquier cultura, individuos multiculturales.

    5. La formacin intercultural debe propiciar las condiciones para quelos individuos sean conscientes de la multiplicidad cultural que lesrodea y a la que estn accediendo. Si definimos a las sociedades como

    multiculturales -independientemente de la presencia de diversosgrupos tnicos, de diversas lenguas o, por ejemplo, de diversasreligiones-,si partimos de la idea de que siempre tendremos diferentesversiones culturales incluso dentro de una sola cultura, lo quehemos denominado la diversidad intracultural-, debemos entenderentonces que las sociedades deben prepararse, existan o no inmigrantesextranjeros en ellas, para que los individuos pueden desenvolverse entales diversidades. Todo ello constituir una muestra ms de lanecesidad de no vincular estrecha y exclusivamente la interculturalidada la presencia de la inmigracin extranjera.

    Desde esta perspectiva surgen importantes matizaciones a la idea de

    una formacin multicultural que complementan los planteamientosque hacamos al principio. Unas, acerca de las causas por las que hanaparecido los programas de intervencin intercultural; otras, acerca delas razones por las que se mantienen.

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    5. A modo de conclusiones provisionales

    Es importante recordar y tener siempre presente que cada uno denosotros es socializado en diferentes normas y reglas sociales, algunasde las cuales resultan difcilmente accesibles a nivel consciente.Cuando un inmigrante extranjero llega a una cultura diferente losproblemas que encuentra para vivir no se limitan a la fluidezlingstica o a su situacin jurdica. Tienen que empezar a aprenderlotodo desde el principio, como si hubieran nacido de nuevo en uncontexto completamente diferente al que conocan, aunque utilizandoen muchas ocasiones recursos cognitivos construidos en su lugar deorigen. Podramos comparar el proceso de aprendizaje que uninmigrante debe realizar en la sociedad de acogida con los procesos de

    socializacin infantil. Los padres a menudo no se dan cuenta de lasreglas y normas que estn transmitiendo a sus hijos, quienes parecenaprender sin ninguna dificultad. La diferencia con los inmigrantes esque los nios no poseen siempre un conjunto de normas y reglaspreviamente aprendidas y consolidadas como los inmigrantesextranjeros que interfieren constantemente con los nuevos procesos deaprendizaje. Es decir, el nuevo miembro de la cultura no aprendesin saber nada, tienen que aprender junto a lo que ya sabe.

    El conocimiento por parte de la poblacin autctona de estasestructuras previas y de los condicionamientos de los procesos deintegracin y adaptacin son elementos claves para transformar las

    situaciones de acogida y crear los espacios de convivencia necesariospara un entendimiento mutuo y eficaz entre la poblacin autctona yla inmigrante. Pero es de sobra conocido que el conocimiento del otro

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    no es suficiente ni favorece necesariamente su comprensin. Elconocimiento no implica el re-conocimiento: aprehender la diversidadno significa aprehender una suma de diferencias presentadas comoentidades homogneas (Abdallah-Pretceille 1999). Hasta ahora, en lasociedad espaola el otro slo se encontraba presente de formapuntual, fortuita u ocasional en los libros de texto, en la literatura, enel cine y la televisin (excepcin hecha, evidentemente, de los gitanos).

    Actualmente el otro, el extranjero y la extranjera forman parte, directao indirectamente (por los medios de comunicacin) de la vidacotidiana de cualquier espaol. El aprendizaje de la alteridad y de ladiversidad se ha convertido en algo prioritario. As pues, la preparacinpara la intervencin en medios multiculturales no debe sersimplemente un programa para grupos minoritarios, sino para todoslos grupos. Partimos de la idea de que, en situaciones multiculturales,la raz de los conflictos es de origen cultural y que el individuo queviva cotidianamente estas situaciones deber tener una especialcualificacin en esos dominios culturales. La formacin eninterculturalidad debe ser, a nuestro entender, aqulla que se desarrolla

    en la sociedad como un proceso de produccin y crtica culturalcaracterizado por: (a) contemplar la diversidad en los contenidosculturales transmitidos; (b) asegurar la diversidad en los mtodos detransmisin; (c) fomentar los mayores niveles de consciencia posiblesacerca de la diversidad cultural; (d) preparar a los educadores con losrecursos cognitivos necesarios para conocer la diversidad y lasdiferencias culturales existentes en sus entornos; percibir y analizar lasdesigualdades sociales en las que a veces se traducen las diversidadesanteriores, desigualdades en la distribucin del poder y los recursos enla sociedad; criticar dicha traduccin y construir propuestas detransformacin; favorecer la comprensin de las dinmicas de cambioen y entre los grupos; posicionarse crtica y activamente en la accinsocial; (e) desechar la idea de que siempre es irremediable unaexclusin mutua entre, por un lado, la preservacin de identidades ypeculiaridades tnicas o culturales de grupos minoritarios

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    desfavorecidos y, por otro, la movilidad social ascendente o el acceso ainstancias de mayor poder socioeconmico por parte de stos; (f)elaborar los programas a partir de una combinacin entre el anlisis delas comunidades concretas en las que se pondrn en marcha y elcompromiso con una concepcin global, universal, del hecho cultural.

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