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  • GQUPhr INMAIFiOO

    2WO 67: GIOCONDA BELLI 1

    I I

    EL OJO DE LA MUJER

    Prólogo de José Coronel Urtecho

    1 2&JUh0 1999

    >. ! r VISOR MADRID 1995

  • 2. edici6n 1995

    3" edición 1997

    I DE LA COLLECCI~N VISOR DE POES~A

    O Gioconda BeUi O VISOR LIBROS

    lsaac Pexal, 18 - 280 15 Madrid ISBN: 84-7522-29 1-9 Depósito Legal: M- 16409-1997 hnpreso en Espaüa - Piírited in Spaiti Gráficas Muriel. C/ Biihigas, s/n. Getafe (Madiid)

    . . . -

    EL OJO DE LA MUJER

  • ENTRADA A LA PoES~A DE GIOCONDA BELLI

    Giocoiida Belli ocupa ya un lugar visible en la poesía de Nica- ragua. l'or la inisma razón -de ser inás conocida- lo ocuparía cii la de América, coino lo ocupará, no cabe duda, cuando se la conozca. A i i i i ver, por lo ineiios, ticiie ya asegurado su sitio eii I;I pocsí:~ (le la Iciigiin cspahola.

    Con inás o inenos esplendor, ese proceso se Iia 1-epetido no pocas veces en la poesía nicaragüeiise desde Rubéii. Alguna vez Iie escrito que los poetas iiicaragüeiises -coino también los de los otros países de 1-Iispanoamérica- adquirieron en y por Ru- béii no sólo su verdadera libertad americana, sino también con- ciencia de su universalidad. Desde entonces la mayoría de los poetas nicaragiieiises pasaron del nivel provinciano al universal. Muclias voces de iiiconfiindiblc acento iiicaragüeiise eiiipeza- ron a oírse eii cl áiiibito de la poesía de la lengua. En Espaíia y eii Cuba, y otro países, se,lian editado aiitologías de poesía ni- caragüense y cada vez. Iiay más poeinas de poetas iiicaragiieiises eii las antologías generales de la poesía Iiispaiioainericaiia. Mu- chos de esos poemas haii sido en otras lenguas. Sus traductores Iiaii sido a vcccs poetas bici1 coiiocidos cii sus Iciigiias respccti- vas y los poeiiias iiicaragiierises traducidos por ellos Iiaii aparcci- do cii alguiias dc las piiblicacioiies iiortcaiiicricai~as y curopens inás prestigiadas y exigeiitcs. Tliornas Mcrtoii tradujo poeinas de Alfoiiso Cortds, coino taiiibi6ii de P:iblo Antoiiio Cuadra y liriicsto Cnrdcii;il. Ésrc taiiibi6n Iia sido ti.;idticido al iiig16s por el notable poeta iiorteainericaiio Keiinetli Rextrotli, que tanta iiifliieiicia tiivo Iiace algiiiios aiios en la poesía jovcii de la costa del I'acífico. Sus traducciones de poesía nicaragücnsc, igual que las de Merton, se publicaron en el anuario de NEW Directions, de Nueva Yorlc, donde se suele11 acoger las novedades más inte-

  • resantes y las nuevas tendencias de la literatura mundial con- teinporánea. Por lo deinás, como se sabe, Ernesto Cardenal, quizá el iiiás conocido de los actuales poetas de Latinoaméri- ca -más de lo que en su tiempo lo fue Rubéii-, se ha tradu- cido a casi todas las lenguas ciiropeis. Hoy Nicaragua es coiio- I cida cii casi todo el iiiuiido sólo por sus poetas. Auiiqiie apenas se sabe dónde está este país, hoy se puedeti leer o escucliar por la radio pocinas iiicaragiienscs, no solaiiieiite eii ruso siiio tim- biéii en finlatidés. Pero quizá cl poema nicaragüense inás tradu- cido y publicado en casi todos los idiomas y países Iiaya sido La tierra es un satdite de la lz6na, del poeta guerrillero Leonel Ruga- ma, muerto en Managua en un asalto de la Guardia Nacional a la casa donde él se liallaba en coinpañía de otros jóvenes del Frente Sandiiiista. Su poema no s61o salió eii la contraportada de tina revista de iiiforiiiacióii católica de I);iris, qtie se publica en varias lenguas, sino que se tradujo y reprodujo en perióclicos y revistas de casi todas partes y hasta lo vi citado entero den- tro del texto de un artículo sobre la situación latinoamericana en el semanario Commonwealtll,, de Nueva Yorlc. Donde menos se aprecia y se corioce la poesía nicaragüense es, por lo visto, en Nicaragua. Su difusión en el extranjero debiera al menos indi- carnos que la poesfa nicaragüense es ya una realidad. Aun- que algunos le quieran quitar importancia al heclio como tal, no solamente es ya iitia realidad inás o ineiios clasificable coino nicaragüense -con elementos y características específica- ineiite nicaragüenses dentro de la poesía americana de la lengua espafiola y de la Iiispánica en general-, sino quizá tainbién una continuidad y hasta una especie de tradición que con nota- bles ramificaciones y contramarchas, a fin de cuentas viene de Rubén.

    Lo significativo es que la continuidad de la poesía nicara- güense, desde Rubén hasta los jóvenes que por prirnera vez han visto aparecer algunos de sus poemas en los úlciinos números de La Prensa Literaria, más que nada consiste en la continuidad de la novedad. No se debe olvidar que Rubén fue sobre todo el

    gran renovador y el gran maestro de la novedad en la poesía de la lengua. Especinlinente en csto Rubéii demostró ser de Nica- ragua y representó coiiio iiingiiiio la plenitud de lo riicaragücii- se. Probablemente por la riqueza del mestizaje en Nicaragua, lo quc caracteriza en prinier tfrinino a lo iiicaragüeiisc cs qiiiz:i su varicclad y sii cap:icidml dc variedad, qiic cii la ~iocski sc iii:iiii- fiesta corno coritiiiua novedad. Aunque hacerlo sería sin duda iiitcrcs;intc, iio calx :iqiii ii1ostr;ir dóii

  • dcbiera ser lo contrario -puesto que vitaliiieiite al menos la tnujcr cs de suyo más Profunda que el Iioinbre- la supcrficiali- dad y la frivolidad cn la vida iiicaragüeiise, se Iiaceti seiitir iiiás aún , si cabe, en las iiiujcrcs que en los hombres. Desde Rubéri y ])ni- Riilitii. la ci~ri.iriitc coiitrai.i:i -cii Nicaragiia por 1 0 iiic- tios- sólo Ii;i csistiJo cii la pocsía. S610 cii pocsía ha Iiabido ciitre iiosorros profundidad y seriedad. Lo que la gente más so- ~>crficial y csciicialmeiire frívola con aparieiicia de seriedad tic- iir pi-ccis:iiiici~tc por jiicgri (> ]"ir v ~ ~ i i c i i " . C L I : I I I ~ O 110 1)or I O C ~ I - i.;i -1>0rquc rIi~ciiv;iiiiciitc cs lúclico y no ii~ilit:irio-, rcsiili:i ser, cii i-c:ilid;id, lo único serio. I'cro, a no ser por la poesía, leti-

  • en Nicaragua el más alto nivel. Lo verdaderamente nuevo -si es que sc puede cstablecer iinn arbitraria separación- no es tanto lo que aportan por ser ellas poetas, cuanto por ser m~ije- res y cxprcsarlo en sus poeinas. En algiiiia medida, es lo q ~ i c Iiaii Iicclio siciiiprc I:is iiiiijercs poct;is qiic re;iliiieiiic lo Iiaii si- do desde Safo Iiasta hoy. Pero una cosa es, sin eiiibargo, exptc- sarsc coiiio iniijcres y otra cxprcsar cii su poesí:i sil iiiisiiia fciiii- iieiclad, tal coiiio ellas la sienten y la viven o la qiiiereii vivir. Ni que decir que no cs lo inisnio utia poesía de inujcrcs en la Icii- gua del Iioinbre y con leyes y reglas impuestas por hombres, que la poesía de la mujer. Las mujeres poetas que han logrado sobresalir en la literatura iiiiiversal, desde Safo hasta hoy, son las que, al menos ensu poesía, han liberado y revelado de alguna manera su verdadera femineidad. Lo que hoy nos dicen las abanderadas de la liberación femenina -tuomen'r lib- de que la fciniiieidad que conoceinos f~ ie uiia invciicióii del Iioinbre, iinpuesra a las mujeres por el patriarcalisino doiniiiaiite y maii- 1 tenida gracias al machismo o al chauviiiismo masculino -mnle i rhnrrvinism-, puede ser que contenga su parte de verdad. Esto 1 I no quita, sin embargo, que siempreexista, en una forma u otra,

    1 la femineidad. Pero sobre eso no hay acuerdo iii siquiera entre las iniijercs que sc ticiieii por Iil>crnd:is y es difícil qiic i i i i 110111- 1 bre, o las misiiins inujeres, puedan prever las coiisecueiicias de i la Iiasta aquí minoritaria y por siipiicsto relativa liberación de la niiijei; como tainbiéii la nueva forina o posibles estilos de la fc-

    t niineidad futura. Aunqiie las predicciones están sujetas a incal- 1

    ! culables probabilidades, yo me incliiio a pensar que, en Nicara- i gua por lo menos, de ocurrir tales cambios, será mucho más tarde que en otros países. Quizá eso indica que los cambios se- rán más profundos y ojalá más humanos. En tal sentido es sig- i 1 nificativo que, como dije antes, la liberación o revolución de la inujer nicaragüense haya empezado en la poesía. Es ya bastante, i en todo caso, que todo un coro de mujei-es (laya irrumpido casi ! de súbito en ese campo y un buen número de ellas tomado po- siciones en primera línea. Vistas así las cosas y aparte, claro, del '

    valor poético, lo que más vale eti la poesía de la niiijer nicara- güense es para nií la revclacióti de su femineidad. Cada cual de la suya. Pero ciitrc todas, al t i i i de cuciiras, la dc la actiial iiiiijcr iiicnragiieiise, o niás bicii, siinpleniciite l:i actiial fciiiiiicidad de I;i iiiiijcr cii Nic:ii.;igii:i. 110s c~s: is Ii:iy, por lo

  • iiicaragüense y dentro de ésta en la de la lengua. Pero todo eso, desde luego, es meramente circunstancial, o mejor dicho, acci- dental, y no tiene que ver con su poesía como poesía, que en realidad es única. Sin sefialcs particulares, ni trucos estilísticos, su poesía no puede ser ni& original, en el se~itido de que al ins- tante se reconoce como suya y no sólo distinta de todo lo de- iii;is. Eii Nicaragua, las poetas, igual que los poetas, se distiii- giieti por ser iiicoiifuiidihles entre sí. Pero inás que de foriiia, sus verdaderas diferencias son de carácter. Cada poeta, desde luego, vive y crea sil muiido, que en Nicaragua, felizmente, es el de todos, vivido y creado por él o ella en su propia poesía. Eii esti. caso en la poesía de Giocoiida Rclli. En todo caso, cii Cst:i, aunque iio sca, no pueda ser mís quc poesía de Gioconda, iiiás que cii Gioconda es eii poesía donde cae el acento. Cierto que sil ~iocskí wt:i Iiccli;i clesdc u i i :~ stiyo LI:ISL:I p a n Iiaccr ver que sil poc"a no sólo es de cll:i. siiio ella misma. !3 en ese sentido que parodiando lo de I3i.cil11i.r sc lx~ciría dccir a Ciocoiida: ti1 pocsía eres ríi. Todo lo qiie rlla es y todo lo q ~ i c vivc, por lo ~iiisiiio qiic lo es y lo vivc conio poesía, puede Iiacerlo poesía, convertirlo en pocsía y de- cirlo cn pocsín. Para la gciitc a la q ~ i c desagrada aiiii la sola pala- bra poesía, porque evoca para ellos algo ajeno a la realidad o desligado de la vida. liay que advcrtir que para Giocoiida la pocsía es su vida plenaineiite vivida con un alto voltaje de eiier- gía vit:il y iiiia riqueza extraordinaria de lo que Gide Ilainaba rror~rri~rira rrrr~st~.er. I'ero t:iiii~>c~clcs, dc donde se origina < ~ u c el resiilt:iclo, es [lecir el pocina, sea todo poesía. Lo icii rcviviclo po'r ella cii siis iiiisnios pocni:is. Cccliciido L I I ~ po- co a la tentación de la pedantería, alguien podría qiiizá decir de sus poemas que son a su manera wcorrclativos objetosr, con re- ferencia al objetive correhtive de Eliot, que aún conserva su uti- lidad para indicar la fórmula -el conjuiito de cosas, la situa- ción o la cadena de sucesos- que encierra en sí y evoca en el lector una emoción o juego de emociones de que un poema se origina. Paci dccirlcl iiiris sciicillaiiiciire, los Iioeiiias de Giocoii- da preseiitarínii cquivaleiicias poéticas exactas

  • arte de magia trasladados, vivos y palpitantes, al plano de la poesía. No es ya un conjunto imaginado lo que hace veces de lo vivido y evoca su emoción. Es de su vida misma y de su expre- sión de doiide nace cada poema de Giocoiida Belli.

    I,;i ~>rcgunta por 1" poesí:i -;quC es poesía?- :iiiiiqiie es cierto que ha sido mil veces respoiidida con Iiimiiiosas defiiii- cioiics, no lia habido, ni puede haber una sola respuesta que abarque todas las realidades catalogadas o catalogables en esa palabra. Tan poesía es, supongo, la de los indicios chorotegas coino la de Rubén: sus diferei1ci;is soii miis bicii de valor y dc grado que de naturaleza. De otra manera no sería propio desig- narlas con la misma palabra. Si la poesía es algo real -como yo creo que lo es- no sólo es indefinible, sino en sí misma indes- criptible y de suyo inefable. Pero aunque no sabemos cómo lo sabemos y con frecuencia nos equivocamos, lo que creemos po- der decir con iiittiitiva seguridad es que iin verso, una frase, iin conjunto de pocas o iiiuchas palabras, es o iio poesía. En defi- nitiva sólo podemos afirmar que lo es por el placer incoiifundi- ble que en nosotros produce. Por la poesía, en la realidad, sólo responde el poema. Más concreto sería, sin embargo, decir - como lo hacían las antiguaspreceptivas literarias- que la poe- sía propiamente dicha sólo se da en el verso. Siempre recuerdo a este propósito lo que un escritor francés de priiicipios de siglo contestó, en tina encuesta, a la pregunta jquk es poesía?: Ce qnón dit en vers. LO que se dice en verso. La respuesta, aunque irónica, sería al menos clara, si no fuera que Iioy no se sabe ni siquiera qué es verso. No es que yo vea esto como pérdida, sino al contrario, como ganancia, pues más aún que de libertarse del antiguo concepto del verso y de participar en el proceso de for- mación del verso de mañana, en realidad se trata de percibir y transmitir, cada uno según su carácter y sensibilidad, el ritmo o pulso de hoy o la Iíiiea o lavoz o hasta quizá inás propianieiite la longitud de onda necesaria para comunicarnos de verdad en la actual dimensión de la poesía. Cada poeta de hoy, si no es que emplea aún la versificación tradicional -lo que en Ainéri-

    ca, por lo iiiciios, es ya niiiy raro-, iio tiene iiiás reinedio quc descubrir su modo de versificar o su manera de dcstribuir s~is propios ritinos o intensidades de sonido y movimiento en las lí- neas o moldes gráficos que inejor correspoiidaii a lo que quiere coinoiiicar. Giocoiida Belli escribe, :i veces, poc~nas que ;túti li:icc poco sc 1i:ibri;iii 1l:iiii:ido poeiii:is cii pros:i i~ bicii I>rosciii;is -como nosotros los denominábaiiios hace más dc treinta aíios-, :11111~~ue ~ C . I ~ I I I C I I ~ C ~ o r ~ ~ c s ~ ~ o i i d ~ ~ i :I otrii F

  • la maneta en que clla, al parecer, escribe su poesía y algo tam- bién sobre la leiigua en que le da la forma correspondiente, porque la siente como necesaria. Mejor diría que surge en ella como de ineludible necesidad. Tanto sus versos como su lengua prodiicen, por lo mismo, esa constante y a la vez siempre fresca impresión de absoluta cspoiitaneidnd que es q u i d lo prinicro eii llamar la atención en la lectura de su poesía. Verso, lengua y poesía forman en sus poeinas una unidad inseparable en la que apenas cabe distinguir el verso del moviiniento natural de la Iciigii:~ o I:i Iciigiia de I:i cstriictiira l~;irticul:ir clcl vcrso o los dos del cfccto total de pocinn. Es que el verso y la leiigua y la poc- sí:i. cii el pociii:~, soii i i i i ; i sola cosa. 1.21 clc C;iocoii

  • terior a Rubén. Forman, por consiguiente, parte del proceso - el deseiivolvimiento o desarrollo- del verso y la lengua de la poesía en Nicaragua. No liay que olvidar que el verso es sola- mente un inolde, visual o auditivo, más o meiios elástico, cii que depositamos, por así decirlo, el contenido -el seiitido, cl calor, el color, el sabor- de iiiiestsa lengua para la comunica- ción dc la pocsía. S610 podeiiios escribir pocsín cii iiliestra pro- pia leiigua o eii otra que liayarnos beclio realineiitc nuestra. Yo, siti eiiibargo, iio coiiozco iiiiigúii gran poeta qiie lo haya sido a la vez en dos leiigiias. Los pocos poemas q ~ i c hizo Rubéii cii francés no son siquiera parecidos a los de su poesía en nuestra lengua. Aunque de haber seguido cscribicndo en inglés, proba- hleiiieiite habría dado, Salonióii de la Selva, su propia medida -como se puede presentir eii siis poemas de livpicfil town-, no cabe duda que su grnti poesía la escribe eii español. Ni qiiC decir que Maiagall úiiicairieiire cii cava1;iii es M:ii.;ig;ill y Ros;i- lía ..., Rosalía solatnente en gallego. Cuanto más grande es un poeta inás hondamente se identifica con su lengua. Sólo en ella descubre y establece su propia identidad, que en otra lengua, desde luego, no sería la misma. Las lenguas tienen, como los hombres, su personalidad -lo que aún suele llamarse su pro- pio genio- por lo que se distinguen de las otras como los Iioriibres entre sí. Uii gran poeta en dos lengiias, sería quizá un caso de doble personalidad. Aun los que hablar1 y escriben dos o inás lenguas con10 propias, sólo se identifican en realidad - si es que pueden hacerlo- con una de ellas. Según parece, los polígloras lo pueden ser precis~inente porque no se identifican con iiiiig~iiia de las Iciiguas que saben. En todo caso, es eii su lengua donde el poeta es poeta y donde sólo puede realizarse conio el poeta que es él. Dicho de otra manera, sólo en su len- giia y por su Leiigiin, el ser Iiiiiiiaiio se rediza plenamente coino Iioiiil>re o iiiujer o siiiipleiilciitc coiiio ser Ii~imaiio, cti el iniiii- do de la poesía.

    En Nicaragua lo que Iiii Iiabido, desde Rubéii hasta cl prc- seiite, iio sólo es iin proceso de iiaturnlizacióii dc la pocki, sino

    también y simultáneametite de la lengua de la poesía, con el objeto de adaptarla a nuestra propia realidad persoiial y riacio- iial -o invirtiendo más bien el orden-, naciotial y personal. El proceso cs sin duda inuy ainplio y complejo para tratar :iq~ii de resuniirlo eii uiias cuantas frascs. Hay qiie teiicr eii cuciit:i, sin embargo, que antes de Rubén, aunqiie estaba muy exteiidi- da I:i afici6ii ;i Ins versos -bastante iii:is, al ~i:irccci; qiir ;ilio- ra- y iiiiiciia gciitc los Ii:icía pira coiiiiiciiioi-ar Ins acoiiteci- iiiicntos cspecialcs dc la vida ordinaria, no sr piicde afiriii:ir q ~ i c haya cxistidocii Nic;iragii:i vci.d:idcra y dircct:~ cxpcriciicia de la poesía. No, por lo meiios, expei-ieiicia creativa y muclio ineiios de lo qiie hoy -precisamente gracias a la revolución iniciada por Rubén- se rcconoce corno poesía. No hay qiie olvidar que esta revolución -qiie no se debc identificar, coiiio generalnien- tc lo hacen los profesores de litcratura, con sólo el inodcrnisiiio, y:i qiic lo s~ll~rc~1:i.Y~~ y clil~,:llill~~ C ~ ~ t l l:1 :ict(i:rl- 11:1 siclc, cri ,.O sc 1x1- dría dccir sol~re la leiigiia de R~ilifiii quc era iiiil>crial. c1, iiidu- dal~lciiiciitc, tiivo en s ~ i tieiiipo lo qiic inirclios critoiiccs Ilaiiia-

  • ban el imperio de la poesía, que de alguiia manera se extendía por todo el espacio geográfico y cultural de la lcngua espafiola. Aunque no fuera más que por eso, la lcrigua de Rubéii era na- turalmente la que correspondía a su situación tanto como a su genio. Taii por encima estaba entonces de lo que se consideraba la cxperieiicia comúti -el común de la gente decía no enten- derlo- como de las diferencias y matices del habla en los dis- tintos pueblos y países de la inisina leiigua. No se trataba tanto de las li;~labras valor?f;adns súlo coiiio piilal>i.:is tiiis o iiiciios iii- I I C ~ I C I I < I ~ C I I I C S L I C 511 signifi~:~do. coi110 t:iinl>oco de co i i t~ i~~o i i e r la iealiclad poétic:i a la ordinaria, ciiaiitu del liso de la Iciigiia :11)rtilii3

  • dación actual de casi todo sentimiento. En general se trata, me parece, de mantener el contacto directo de la vida con la poesía.

    Los dos procesos que Iie scfialado, el del verso y su lengua cii la poesía de Nicaragiia, no cabe diid;i qiic Iioy ciiliiiiiiiiii, o por lo liieiios se Iiaceii sentir, en I:i ~~oes ía de la mujer nicara- güciisc y dc niodo l,articul:ir, o tids hicii pcrsi~ii:tl, cii I:i clc Giocoiida Belli. Por eso Iie dicho que, cti el orden de adapta- ción a iiiicstra propia realidad, estii primero lo iincioiial q ~ i c lo personal. De igual inaiicra que solainente cii nuestra propia lengua podemos dar con toda nuestra propia poesía, sólo cii el marco dc lo nacional se da con toda pkiiitud Lo per- sonal. La verdadera personalidad puede considerarse como una persorialización de la nacionalidad. También en tal sentido es que soinos de nuestra leiigua, o mejor dicho, en nuestra lengua, tanto o más que en la tierra o simplemente de la tierra donde tenemos nuestras raices. Es en su leiigiia, por cotisiguieiitc, donde Giocoiida Belli puede ser, como lo es cn efecto, pleiia- mente ella riiisina. Auiique es uii hecho que la lengua natural y corriente que usa Giocoiida en su poesía, ya cii cierto modo cs- taba preparada por el proceso de naturalización -en sil doble seiitido- de la poesía nicaragütii~se, coiiio lo estaba eii realidad para todos los jóvciics, iio es inciios cierto qiie por lo iiiis!ii' i a 1ciigii:i ci de csc iiiod~i sil pocsí:~ y vivc lcll:llliciiic coi1 i0'I;l lillcrl:l

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    dás o dejas, según lo pida cl inovimiento natural del verso y más aún la auténtica naturalidad,

    porque ~mra cm pscci~aniciitc SLI leiigiia es silya, para poder de- cir cxactainciite lo que qiiicrc decir y que lo puedan entender cxacrainciite coiiio lo dice, con palabras usadas igiial que iiiusi- tarlas, pero sicinprc felices, inesperadas y certeras, coino cuaiido nos dicc qiie esr;irA ~diliicidaiido iiiibcs» o abaiidonaiido toda ciigciicia vcsbal. tieiic el raro valor de escribir la iuás sciicilla y cspoiir~iica dc I;is cxclamacioiics:

    que se parece al estupendo alejaiidrino medieval del Arcipreste dc Hita:

    t i I

    ;Ay Dios, czl

  • de entrar en la poesía de Gioconda Belli, a no ser a la Par de sus otros lectores, es decir, simplemente, por la lectura de sus poemas. L~ lectura de un poema -mucho más rara entre cierta de loqiie suele imaginarse, cuando no, en algún POSDATA caso, sccren o vergoll~ntitc- y m" aíiii de un libro de poesía, suele iiidicar algiina forin;i de gusto por'clla y aLiiliiblicaciói~ del pl.iiiicr ~ i l , ~ ( , lilia cxperielicia aiitciitica 'ic 1;i pocsía coiii« t:il. Los cllic Icciii de ~ ~ ~ a n a s c l c Giocoiid;~ Ilclli, S o h 1 , ~ ~ l u i ~ r ~ ~ ( 1 974) y I ; ~ '1': cs- este libro de poenlas de Gioconda Belli y no logren el iiiinedia- ta posdata (1983), ha succditlo nada niciios que el acoiitcci- to conocimieiilo, la cxpcriericia direcra de 10 que es poesía, q"" inierito capital, irrcpctiblc, irrcvcrsil~lc, de I:I Iiisloria de ~ i ~ ; ~ ~ : ~ . pierdan la esperaliza -1mcirrtr ogni speranza- de llegar a gua: la revolución. La Revolucióii Popular Saiidinista.

    La auroral, primaveral y corporal poesía de Gioconda Be& era más que un anuncio, un adelanto, una especie de previo

    /osé Comnel Urtecho florecimiento poético de la revolución, como de otra maiiera, Las Brisas, febrero de 1974' en otra dimensión, lo era también la sangre de la guerrilla sall.

    dinista en la montaña y la de la guerrilla urbana en la propia Managua. Gioconda misma y su poesía, que no son dos sino una sola cosa, era ya parre de la materia prima de la revoliición. Porque ya hacía muclio tiempo, mejor diría, siglos, que la revo- lución ardía en las entrañas del pueblo nicaragüense, pero hasta hacía poco, hasta quizá poco después del último terremoto de Managua, es que empezó la revolución a dar signos de vida eii el alma y cl cucrpo de las mujeres del país. Siis rn

  • rarnc a la lengua, del cuerpo al habla; q ~ i c cs, en cfccto, cuino ciiipezó a pasar en mujeres poetas, coino Ana Ilse y Gioconda Bclli, dos persoiias tan diferentes casi opuestas, pero insupcra- bles.

    Mientras Ana Ilse, la intensa y contenida morena, se diría que extrae, con excruciaiite necesidad, de la médula de sus hue- sos, la deliciosa concreción poética de su más íntima experieii- cia femenina. Gioconda Belli como que exuda por todos sus poros la poesía vital, viva, carnal que llena toda su humanidad y que iiattiralmente brota de su piel, coniocl sudor del cuerpo de una muchacha quc corre desnuda en la costa del mar.

    Ambas insuperables poetas de Nicaragua, junto con tres o cuatro más de su generación, no sólo fueron pioneras o precur- soras de la iiiejor poesía revolucioiiaria y por lo inismo de la mismare~olución, sino además desde la victoria del 19 dc julio de 1979 son también las que más y mejor han cultivado la poe- sía, las que la han hccho florecer con más frescura y abundancia y deliciosidad, contribityendo con ese aporte maravilloso a la belleza y la riqueza y la fascinación del proyecto, el proceso, el hccho revolucionario, a la realidad revolucionaria, con tanta o i r i s intimidad y rclcvaticia que los viejos o nuevos poetas del otro sexo, con más autonomía y libertad y más independencia de los tabús, tapujos y tapojos del pasado colonial y burgués. Esto lo digo especialmente de Gioconda Belli. En Nicaragua, entre las mujeres, hay por lo menos media docena de poetas ex- ccpcionalcs, tan buenas como las mejores de cualquier parte. I~I:iy tan liiiciias poci:is corno I>~iciios poctns. Eiitrc cllas, coino citti-c cllíls, gi.aii~lcs p0ct;is.

    I < I I ~ ) & I I 1 ):ii-¡u, I~r11cst11 (~:irclcii;tl, C;irlos M:trtIiic~, I

  • 1 I

    l ! Y DIOS ME HIZO MUJER ! 1

    Y dios me Iiizo inojci; ! dc pclo largo, 1 1 ojos,

    k ii;~riz y h«c:i de ii~~ijcr. ! f Coii curvas

    1 y ~ ) l i c ~ ~ i c s y sLl~l\,es ll~llls. 1 Tcjiú Jclicadaiiieiicc inis iiervios \ y balaiiccó con cuidado j el iitímero de iiiis Iiorinonas. i 1 Compuso ini saiigre j y iiic iiiycctó coi1 ella

    1 para que irrigara todo mi cuerpo; tiacieron así las ideas, los sueños, el itistinto. Todo lo que creó suaveineiite a iiiarrillnzos de sopli

  • 1.' SOY LLENA DE GOZO j ' Soy Ileiia de gozo,

    llena

  • METAMORFOSIS

    1.a cilrctl:i~lcr:i se iiie esti saliciido por 13s orcj:is.

    Mis ojos c Ii:i~i coiivcrtido eii pistilos inovibles y ~ i i i boca está repleta [le flows iiioradas.

    Miciitr;is c:iiiiiiio sigo Ileiiaiido de Iiojas la casa.

    Mis raiiias cstorbaii cii cl cuarto, sigo enred5iidome en todo; ya mi nariz también se ha puesto verde y mis olores Iiaii caiiibiado, tropiezo con los mucblcs y iiiis picrii:is están roiiipiciido 10s I:idrillos, buscando la ticrra, ciircdiiidoiiic.

    Mi pclo ya no nic deja iiiovcrine, csti al>i.:iz:ido a 1;)s ~>:irc

  • SIENTO QUE VOY ALEJANDOME

    Siento quc ine voy alejando, que voy saliéiidonie poco a poco, de esta realidad de 1:is inafi:iiias y las tardes y voy eiitraiido a un mundo que estoy coiistruyéndome con mis deseos y iiiis aiisicdadcs y todas las cosas rcpritiiid:~~ qiie empiezan a querer salírseme y que me etiipujaii, casi sin darme cuenta en la incertidumbre, allí donde deberé quedarme sola, donde me da miedo ir porque sé que tendré que asumir toda la responsabilidad del haberme dado cuenta, del saber que no todo es aire y agua y pan y leche y que Iiay algo i d s que tios rodea, que está en la atiiibsfera, que 110s persigue y espera para ciivolveriios en esa belleza dolorosa que quisiéramos compartir y acercarla a los demás pero que, al contrario, nos aleja, nos Iiace sentirnos irreales, diferentes, como que acabáramos de nacer a un miiiido que no conocimos hasta entonces o conio que Iiiibi6semos llegado de la estrella iiiás cercana

    ( 1 ; o de la mds lejaiia y estamos abiertos totalmente a las Iiojas, al ruido, sintieiido derramarse la vida, sintieiido que 110s acercamos a esa, la verdadera realidad, aunque todos crean lo contrario y nosotros no podamos explicárselos.

    SIEMPRE

    Sieiiipre esta sciisaci6n de inquietud. Dc csperar iiids. Hoy son las riiariposas y rnafiaiia scri la tristcza iiiexplicable, el abiirritnieiito o la actividad deseiifreiiadn por :irreglar este o aqlicl cuarto, por cosci; por ir acluí i, allá a liacer mandados, mientras trato de tapar el Universo con un dedo, liacer ini felicidad con ingredientes de receta de cocina, cliupándome los dedos a ratos y a ratos sintiendo que nunca podré llenarme, que soy uii barril sin fondo, sabiendo que riio me conformaré i;~iiica. pero biiscaiido abs~iirlainciite coiiforiii:~rii~c iiiiciiti.as ini c~ici-1") y iiii iiieiitc sc abren, sc cxticiidcii coiiio pol.

  • ESCRIBIRTE

    Escribir, escribirte, dibujarte. Llenarte el pelo de todas las pdlahi-as detenidas, colgadas en el aire, en el tiempo, eii aquella niiia llena de floirs ainarillas del cortés cuya bcllcza iiie pone los pelos de punta cuando vciigo bajando sola, 1)or la c;iri-etcra, ~>ciisandn. Dcfiiiir el iiiistcrio, el moriiciito prcciso dcl descubritnieiito, ci amo& esta sensacidii de aire cniiiprimido dentro del cuerpo curvo, la explosiva Felicidad que iiic saca las lágrimas y me colorea los ojos, la piel, los dientes, rnieiitras voy volviéiidome flor, enredadera, castillo, poema, entre tus inaiios que ine acarician y ine van deshojando, sacándome las palabras, volteándonie de adentro para afuera, chorreaildo mi pasado, iiii infancia de recuerdos felices, de sueños, de inar reventando contra los años, cada vez más hermoso y iiiás grande, más grande y más Iicrmoso.

    Cómo puedo agarrar la ilusión, emptiíiarla en la inano y so1i:íriel:i cii la ciii-a cniiio una paloma feliz que salie1.a a dcsciihi-ir I;i tierra clcspii6s del diluvio; dcscubrirle Iiast;i cn los reflejos inSs ignorados, irtc absorbiciido Icritaiiiciitc, coiiio 1111 scc:iiitc, 1>cr

  • .i+

    BIBLIA

    Seati mis matlos con10 ríos etltre tus cabellos.

    Mis pechos como ~iaranjas maduras.

    Mi vientra uti coma1 cálido para tu hombría.

    Mis picriias y mis brazos seaii como puertas, como pticrtos para tiis tci~i~cstades.

    Mi como algodón en rama.

    Todo mi cuerpo sea hatnaca para el tuyo,

    ...

    YO SOY 1 i ! Yo soy tii caliia, 1 tu sttclo, I soy ti1 g1i:ical ! en cl qiie te dcrrarnh siti perderte 1 porque yo aino tii semilla 1 y la I

    1

  • LLENA DE GRUMOS

    Llciia de gruiiios.

    Aspera de vida.

    Estoy tciisa coino un arco C h [ > ~ ~ ~ l i l < l < > 1Cl llCc-ll~l, p;11:1 ;irl.iivcsiir dc go%o los caiiil>os II~.iios de :iiii:ip«las explor:iiido.

    Mc lic :iropl;i

  • amarte, amarte Iiasta que todo se nos olvide y no sepamos quién cs quién.

    -- ,:a-

    CASTILLOS DE ARENA

    ¿Por qué no iiie dijistc q ~ i c cstabas coiistruyciiclo ese castillo dc arena?

    Hubiera sido tan Iicrmoso i poder entrar por su peqiieña puerta, / recorrer sus salados corredores, esperarte en los cuartos de conchas, Iiabláiidote dcsde el balcón

    i con la boca llena de espuma blanca y transparente como mis palabras, 1 esas palabras livianas que te digo, que no tienen más que el peso

    b del aire entre mis dientes. 1, / Es tan hermoso conteiiiplai el iiiar. !

    Hubiera sido tan Iicrmoso el mar desde nuestro castillo de arena, relamiendo el tiempo COII la teriiiii.;i honda y profunda del agua, divagando sobre las Iiisrorias qiie nos coiit:il>:in ciiaiido, iiiiios, Ci-aiiios 1111 solo poro abierto a la Nat~iraleza.

    Alioi.;~ cl ;igii:i sc Ii:i 1lcv;iclo ti1 c:istillo clc ;ii.cii:i en la marca alta.

    Se 1ia llevado las toiies, i

    i

  • lo\ fosos, la puertecita por doiidc Iiubiéramos pasado eii la inarca baja, ciiaiido la icalid.id está lejos y Iiay castillos de areiia sobre la playa ...

    EL RECUERDO

    La música, el mar y esa sensación caliente que se me va regando por dentro. El recuerdo, la rertiura, la depresión y todas csas cosas que me van haciendo, que van dibujaiido las hebras dc mi pelo eii tu camisa, que van llegando a inis ojos, a mi boca, Ilciiáiiduiiic dc iiustnlgia, dc agua salada, ~ l c I ~ i i i : ~ corrad;~ ciipcdazos y ciivuclta cii papel plateado, de tu iioinbrc, del iioiiibre que no existe, de lo que teiiemos y lo que nos falta, de todo eso que tengo dentro, qlic ine recorre y iiie da esa sensacióii caliente que te lleva y te trae.

  • ABANDONADOS

    Tocaiiios la iioclic con las iiiaiios, escurriéndonos la oscuridad entre los dedos, sobándola como la piel de una oveja

    negra.

    Nos liemos abandonado al desamor, al desgano de vivir colectando Iioras en el vacío, en los días que se dejan pasar y se vuelven a repetir, intrasceiidentes. sin hoellas, ni sol, ni explosiones iadiantes de claridad.

    NOS liemos abandonado dolorosa~iieiite a la soledad, sintiendo la necesidad del aiiior por debajo de las iiíias, el Ii~ieco de un sacabocados en el peclio, el recuerdo y el ruido como dentro de un carawl que lia vivido ya detiiasiado en una pecera de ciudad y ;ipeiias si lleva el eco del niar eii su labcriiiro de coiiclia.

    ;Cóino volver a recapturar el tiempo?

    ;Interpoiierle el cuerpo fuerte del deseo y la angustia, hacerlo retroceder acobardado por nuestra inquebrantable decisión?

    Pero ... quién sabe si podremos recaptiirar el inomento que pcrdiiiios

    Nadie puede predecir el pasado cuando ya quizás no somos los inismos, ,

    cuando ya quizás liemos olvidado el nombre de la calle donde alguna vez ~>~icliiiins encoiicrariios.

  • DESPARRAMADAS

    Estahaii allí, desparramadas, las flores del árbol grande q i ~ c iio S& c6i11o sc Ilaiiia v quv fli~iccc rr~s:ido cii 1:is tardes. ',s:ls l:lrrc los icclios clc I:is aisas, sc ciircd;iii cii cl pelo dc aqiiclla vieja caiiiitiaiido despacio, o eii a

  • TE DUERMES

    Te diicrmcs a ini lado. Caes silciiciosanieiite en ese iiiuiido doiidc yo piicdo ser alg~iii;i remota conocida, itiia compañera de banca de parque o la amante que acabas de dejar para evadirte a esa rcgióii donde, iiiiituainente, nos privainos de la palabra.

    Me conmueve verte dormido, hundido en las sábanas con el abandono del sucíio, eiiigmáticaineiite eiiccrrado eii tu ciicrpo.

    También yo ine donniré y entonces quizás te despiertes y pienses esto que yo estoy peiisarido, tal vez me imaginarás enredada en algún árbol enmarañado de los qiie sabes que me encantan y ine quieras alcanzar tocándoine, saciiidoiiie del niiitisino de estación de radio apagada, volviéiidoiiie a traer Iiacia tii lado, Iiacia el anior qiie nos dio el sueño.

    Iliiiie que no nic confi:l ll1;lllcr;l clc cilicil~lcrll~ls; ni los días, iii las Iioras podrán :itrapnriios

    I

    f porque cstarcinos escoiididos dcl ticiiipo eii la iiicbla. l

    Crecerán las ciudades, 1 se extenderá la Iiiiinaiiidad iiivadiéiidolo todo; nosoti-OS dos sereinos eternos, porque siempre habrá un lugar del niundo que nos cubra y un pedazo de tierra que nos alimente.

  • l'or la iiiañaiia iiie alzo corno gacela gozosa critre el monte

    cspcráiidotc

    Al iiicdio din, I ~ i i ~ ~ ( l i c l . i C I I I ~ C florcs, voy dibiij:iiido r i i iii~iiilirc cii cl viciitrc dc :ig11:1 dcl río

    En el crepúsciilo, llena de aiilor, tile doblo y luego voy a espeiarte .I < ~ I I C vu1g.1~ dc iioclie, a quc vengas a posditc CII nií como u11 pá j a~o y ondees tu cuerpo como bandera sobre mi cuerpo.

    Tengo la ~cnferinedad,> de las inujercs.

    Mis Iiormoiias cst.iii alborotadas, mc siciito parte de In iintiiraleza.

    Todos los meses esta comunión del alma y el cuerpo; este seiitirse objeto de leyes naturales fuera de control; .el cerebro recogido volviéndose vientre.

  • TENGO

    I I í I pocinas sin eiilpezai; IIaiitos y risas congelados. I Quisiera poder visitar csos enormes almacenes,

    diminiiros,

    I l I I - I I~ 1-, C ~- ..*',.+- I '*

    MATERNIDAD II

    Ya las plaiiicics de ini vientre, van cogiendo la forma de una rcdotida coliiia palpitante, iniciiirns por dentro. en quiCii sabe qué niisterio de agua, sangre y silcncio va creciendo como un puño q ~ i c se abre el hijo que sembraste en el centro de mi fertilidad.

  • FETO

    '1.6 I > L ' < ~ U C ~ < ' scr, rsr.ís ci-cciciido dctitro dc i i ~ í ~I:iiicli~iiic iiii:i iiiicv;~ ~liiiiciisii>ii.

    (1 1.1s ;111iiici11:1:ijo I:is rsci~lc~.i~s iio piicdo vci-iiic los pics. 'l'ciigo qiic siil~ir coi1 cuidado a los carros y caniiiiar despacio por las calles.)

    I'or las iioclics ya inc

  • Mc :ici~crdo cuando nació mi Iiija.

    Yo era u11 solo dolor miedoso, esperando ver salir de entre mis piernas un sueño de nueve meses con cara y sexo.

    DANDO EL PECHO

    Es c o i ~ i i ~ ti.:ii:ii. d c c:irg:ir i i i i iiioiitoiiciii~ dc ;igii:i sin que se dcrraiiie.

    Me siento en la mecedora, la acuno, y al priiner quejido, empiezo a dar leclie coino vaca tranquila.

    EII:1 viiclvc :i scr ilií:i, pcgidita a mí, dependiendo de mí como cuando sólo yo la conocía y vivía en mi vientre.

  • LA MUCHACHITA

    Ya se quedó dormida la inucliachita.

    Cerró dc iiuevo su corazón dc palnia.

    Terminó su Icccióti dc 24 horas en qiic la vida es un juguete que se arma y desarma.

    ¡Qué linda se vc mi muchachita dormida!

    Parece un mar que se quedara quieto de repente, o una canción que no necesitara viento para oírse; mi muchachita-milagro, mi deslumbrante mujercita en

    iniiiiatiira ... Pcq~ieña y inisteriosa iiiaiio, pestañas que salieron de mi

    vientre.

    iDóiide estará escondida esa inaravillosa fuerza qiic me tejió por dentro csa iiiliñcca?

    ;(:iinio fiic que el :]mor florcci6 dc csra iii:iiici-n?

    iQ116 csircll:~ iiie rcvciiió cii cl sexo y iiic ciiircg~i cstc clii~l~iico ~>l:iiici:i ~>crkcio ... !

    A MELISSA, MI HIJA

    Te quiero con el pelo, los ojos, los brazos y las piernas.

    Todo lo que soy yo te qiiicre y te conoce.

    Mi amor es coino un cántaro que, lleno de agua, nunca se rebalsa.

    Mi amor me lince ~iiiiversal y planetaria, me une a los animales y las plantas, tne hace enorme, incontenible, inmensa, canta en !ni ciicrpo, reboza de ternura, te hace nacer de iiuevo en un parto iiifiiiito, mientras te duermes apretadita y contenta contra iní.

  • Escribir para darle foriiia al inundo, para delinear el perfil de la lágrima, la tristeza del árbol cortado.

    Escribir para despojarnos de la mañana recién nacida, para irnos desnudando del dolor y la alegría, para re-vestirnos otra vez, del sol, del mar, 1 de la pareja que inspira ternura sin saberlo.

    Ir deshaciéndonos del propio cuerpo, sustituirlo por otros cuerpos que viven y sienten en nosotros, con~partir la angustia, la risa, el pan con los seres que creamos, con el mundo que nos alimenta sin saberlo

    i¡ mientras nos damos, mientras seiitin~os cada día con inás fuerza la necesidad de von~itariios, de darnos coinplet;iineiite, de morir para abonar la tierra que de nuevo alimentará nuestras raíces.

    CREDO

    Crco ~ N C mi pocsía ii;ice de la fclicic¡;id, de csa coiiciciicia dolorosa clc scr fcliz sin motivo, ser feliz como una necesidad intransigente que no admite los momentos de tristeza, que exige la risa, el sol, a lo largo de todos los días, en los ratos más inesperados porque para escribir necesito ser feliz, sentirme como un caballo relinchón, explotar las palabras como inalinchazos, llenarme de maleza cos- quillosa hasva el bol-de, Iiasta que se inc salga el alina, el goce qiie nie hace poeta.

  • DATEME POEMA

    DSrcme poema.

    No te me nicgucs como el nino jugiietóii dc inis sucfios, coino cI Iiijo que existe cii cl aiiil~ieiitc iiitcrior

  • MI SANGRE

    Mi sangre acarrea letras dentro de iiii ciicrpo.

    Ando iiiia sensación extraíia en la cabeza, una sensación de olas reventando, de presa contenida de túnel de viento.

    A través de varios días todo es inL bello de repente, cada calle y cada cara son bellas, hasta los botes de basura son bellos.

    Siento que soy un bosque que hay ríos dentro de mí, montaíias, aire fresco, ralito y me parece que voy a estornudar flores y que, si abro la boca, provocaré un huracán con todo el viento que tengo contenido en los pulmones.

    Me va persiguiendo el presentimieiito del poema próximo a nacer, naciendo como ahora, brotando tina primavera en mis inanos.

    A BORBOTONES

    A boi-l~otoncs esroy ci.eaii

  • . . . ,. -m- a7.3: f ' I 7 i ;irrugadas, coino eii un iiiacabable prostíbulo de ojos y inanos. 1 e f POEMA A LAS HOJAS DE PAPEL

    Nos csl>ri.:iii las vírgciics Ihlaiicas coii siis cii.:is dcs:ifiaiiics y yl;iiias sobre I:is iiicsas.

    ; C ~ I I I O Iiciiios dc violar siis sccretos? ;Su antigua historia iiacida de madera?

    Deseiivaineinos la iiiiagiiiacióii, los sueños, 10s rcciierdos, I;is pcstníi:is soiiihrí;is de la Naturaleza, lo que IIO existe inás que cn iiiiiguria parte y cainiiieiiios sobre estas vírgeiies blaiicas, ~n~idainciitc dcsafiii~itcs, niigiisrii~s:iinciire fi.i~sti.adas, coi1 reiiior al clcspcrdicio.

    1 I;iy qiic cs:i

  • LA ETERNA PREGUNTA

    1.:i ctcrii;i ~>rcgiiiit;i (Ic I:I idciiiid:id: ser o no sci:

    Dejarse ir, o quedarse cn esta orilla, en la seguridad, o ir allá donde el paisaje se adivina froiidoso, se percibe y casi nos parece oler las flores del otro lado y nos vamos embriagando del olor presentido que nos va penetrando, y son las flores, las enredaderas, el agua del otro lado que nos esrá sonando en la memoria con su olor a mango, y es ese sentir que el corazón está próximo a estallar (el olor del tnalinche, las explosiones del nialinche), los faunos, un día'que se va, un día que pildimos Iiaber estado al otro lado y no estuviinos.

    ESCRITO ANTE UNA TUMBA INDIA

    Tú, ir i i :iiii;iiitc tiiilciiarin.

    I'iiedc que estés eiiterr.ido en csc túni~ilo vcgcral de ciiatro lajas, puede que estés coiisutnido, reducido a un conjunto clc Iiiicsos tu cuerpo de guerrero, cazador de jaguares, Iioiiibre ancestral.

    Puede que estés allí enterrado con todas las ollas que yo pinté para ti en las largas noclies de luna llena, cuando esperaba que regresaras con el espleiidor de i i i i Ieóii cansado despiiés de la caza, a buscar abrigo sobre niis piernas.

    Puedc qiie estés allí, que seas nada más que un recuerdo blanco y polvoso, un conjiinto de meinorias.

    Yo te traigo cii el tiempo Iiacia iiii riucva rcencariiacióii iiiestiza y atíllo de dolor porqiic te Iic perdido.

  • Indio salvaje, me haces señas a través de los siglos, a través de todos los descubrimientos, viiclves a vivir en mis ansias de monte, de desnudez ...

    de milpas ... ALGUNOS POETAS

    Coiiio libros abiertos, llenos dc citas, Ilegaii a las rciiniones dejando cacr iioinbrcs, obras y feclias como trofeos, csgi-iiiiiciido la lógica Iiast~ el final de las coiisecuciici;is.

    Así qiiicrcii Iiaccriios a sil niodo algunos poetas, siguiendo la vieja tradición paternalista tratan de adoptariios a falta de poder alircsar cl viciito, la fi.iit;i proliibicla, la inisteriosa fertilidad de nuestros poemas.

  • INVITACION A VAGAR

    !

    j l I Edifiquemos nuestras vidas siii patrociiiadores,

    i 1 teniendo sólo a Dios coiiio juez y testigo.

    1 1 Prcficro acnb:ir inis di;is cii ;iIgiiiia i.ibcr;i dcscoiic~cid:~. I si11 I I ~ I I I I ~ ~ V , I I ~ ; ~ p c ~ ~ i ~ ~ ~ ~ 1 . I l 1

  • UNO NO ESCOGE

    Uiio iio cscogc el país doiidc iiacc; pei-o aiiia cl p;iís doiidc Iia iiacido.

    Uno iio cscogc el tiempo para veiiir al inutido; pero debe dejar Iiuella de su tiempo.

    Nzidie piiede evadir su responsabilidad.

    Nadie pucde taparse los ojos, los oídos, enmudecer y cortarse las manos.

    Todos teiieiiios un deber de amor que cumplir, iiii:~ 1iistori:i que Iinccr llli:, I i I C l ~ l ,111c ~ l l ~ ~ l l l 7 . ; l r .

    No cscogitnos cl inoiileiito para vciiir al miiiido: Ahora podemos Iiacer el inundo cn quc iiaccrá y crecerá la semilla que trajimos coi1 nosotros.

    ENTRE LAS MILPAS

    Eiitre las milpas seinbraremos nuestros sueíios iiidigciias, iiuestro amor a la Tierra y la fecundidad de nuestros cuerpos.

    Eiitre las milpas, enterraremos los cadáveres de los heroes para que les den el color dorado a las mazorcas y nos alimenten.

  • iDcq~oj611ioiios de los artificios!

    Regalémosle al mundo la hermosura de la desnudez, regalémosle nuestras vidas sin taparrabos.

    No dcbciiios iieg:irlcs la verdad a los amigos, iii a los ciiciiiigos, auiiiliie les duela coiiio iiiia Il:iga eii la cara, iio debciiios giiardarla.

    Hay qiie reventarla con deteriiiinacióii en sus c;iiniiios, seiiibr:liidoles la gran iiitcrrogacióii, ecliiíiidolcs a rcvolote;ir la iiiqiiietiid del iiisoiiiiiio y el

  • QuEDARÁ DE NOSOTROS

    Al merzosflores, al menos cantos ... Quedará dc iiosotros algo iiiis q ~ i e cl gcsto o la palabra: Este deseo candente de libertad, esta intoxicación,

    se contagia!

    HUELGA

    Quiero una Iiuelga donde vayamos todos. Uiia huelga de brazos, de piernas, de cabellos, iiiia huelga iiaciendo cii cada cuerpo.

    Quiero una Iiuclga de obreros de palomas de choferes de flores de t6cnicos de niíios de médicos de mujeres

    Quiero uiin huelga grande, que hasta al amor alcance. Una huelga donde todo se deteliga, el reloj las fábricas cl plaiitcl los colcgios el bus los hospitales la carretera los puertos

    Una huelga de ojos, de manos y de besos. Una Iiuelga donde respirar no sea permitido, una Iiiielga donde nazca el silencio

    para oír los pasos dcl tirano

  • HASTA QUE SEAMOS LIBRES

    Ríos iiic atraviesaii, iiioiitañas Iioradaii iiii cuerpo y la geografía de este país va toinaiido foriiia eii iiií, Iiaciéndome lagos, breclias y quebradas, tierra donde sembrar el amor que me está abriendo como un surco, Ileiiándoine de ganas de vivir para verlo libre, hermoso, pleno de sonrisas.

    Quiero explotar de aiiior y que mis cliariieles acabe11 con los opresores cantar con voces que revienten mis poros y que mi canto se contagie; que todos iios enierineinos de amor, de deseos de jiisricia, que todos empiiñeiiios el cor:izóii siii micclo dc q ~ i c no resista porque un corazón tan como el nuestro resiste las iixis crueles torciiras y iiada aplaca su amor devastador y de latido en latido va creciendo, más fuerte, más fuerte, más fuerte, ensordeciendo al enemigo que lo oye brotar de todas las paredes,

    lo ve brillar en todas las miradas lo va viciido acercarse con cl ciiip~ijc dc ~ i i i ; i in;irc:i b'b. .I ,'IIltc cii c:ida iiiaíiniia cii qiic el ~>iieblo se Icv:iiita a rl.ab;ijai. cii ticrras qiic tio Ic pertciicc

  • ¿QUÉ SOS NICARAGUA?

    ¿Qué sos siiio un triaiigulito de tierra perdido cii la initad del mundo?

    i q u i . sos siiio u11 vliclo cIc ~>áj;iros

    guardabarraiicos cetizontles colibríes?

    2 Qué sos sino un ruido de ríos Ilev;iiidose las pulidas y brillanies dcj:iiido pis:id;is J e agiia por los iiiotitcs?

    ¿Qué sos sino peclios de mujer hechos de tierra, lisos, puntudos y amenazantes?

    ;y SOS 51110 c:iiit:ir

  • ?

    e [ Es dolor, EL TIEMPO QUE NO IIE TENIDO EL CIELO AZUL

    El tiempo que no Iie tenido el ciclo azul y sus nubes gordas de algodón en rama, sabe que el dolor del exilio lia liecho florecer cipreses en mi carne. Es dolor el recuerdo de la tierra mojada, la lectura diaria del periódico que dice que suceden cada vez iiiis atrocidades, que mueren y caen presos los amigos que desaparecen los campesinos coino tragados por la montafin.

    Es dolor este iiiovertne en calles con noiiibres de otros días, otras batallas, de otros personajes que iio son de iiii historia. Es dolor caiiiiiiar entre caras descoiiocidas coi1 quienes no puedo coinpartir uti poema, Iiablar de cosas de la Limilia o simplemciite despotricar contra el gobierno.

    Es dolor llegar hasta el borde, ver de lejos el lago. los rótulos en la carretera: Frontera de Nicaragua y saber qiic aún no se puede llegar inás allá, que lo iiiás que se puede es cmpiiiarse y tratar de sentir el olor de las flores y campos

    y quemas.

    pero se crece el1 canto porque el dolor es fértil como la alegría riega, se riega por dentro, ciiscfi:~ cos:is it~sosliccli;~i:is y viciic florccir~itlo cii r:ilit;is c:ii:is que n punta clc dolor es seguro tl~ic p:"'irciiios 1111 amanecer para esta noche larga.

  • CLARO QUE NO SOMOS UNA POMPA FÚNEBRE

    claro que no somos unnponzpdfiineb>o, zuamos el do.Eclio n In alegrz'n ...

    Mario Betiedetti

    Claro que iio somos una poinpa fíiiicbre, a pesar de todas las lagrimas tragadas esr:iinos coi, la alegría de coiistruir lo iiiievo

    gozamos del día, de la noche y hasta del cansancio y recogemos risa en el viento alto.

    IJsaiiios el ciereclio a la alegría, n ciicoiitrar el amor CII la tierra Icjaiia y sciitii-iios dicliosos por Iiahcrtios hallado co~iipaíicro y coinpartir el pan, CI dolor y la cania.

    Aunquc nacimos para ser felices nos veinos rodcados de tristezas y vainas, de muertcs y escondites forzados. I Iiiyci,clS ii:ics, IKW siciiil>rr por sicii,prc iios [>crsigiic I:I iis:i :~iii:ir~id:~ ~:iiiibi6ii :I lus c:il~~iics y sal>cinos tirarnos tina hiiciia carcnjad;~ y ser felices eii la iioclie iiiis Iioticla y 1116s cerracla, porquc estaiiios consirliidos de una gran esperanza,

    [le ~ i i i graii optiiiiisnio qiic iios lleva alcaiiz;idos y aiidaiiios la victoria colgáiidoiios del cuello, soiiando SU ceiicérro cada vez inás sonoro y sabemos que nada puede pasar que nos detenga porque soiiios semilla y habitación de una sonrisa

    íntima que explotari ya pronto eii las caras de todos.

  • NECESITAMOS AIRE PARA RESPIRAR

    .li~ilos pcdiiiios tiirc, aire para reír y siispirar, :iire 1 x 1 ~ que i i u c s t ~ q ~ > : i l ~ b ~ s no se estrcllcii cii n i~ i~ i l las construidas a ptiiita de muerte.

    Es por el airc por lo qtie ciiiir:iiiios, poet:is, iiiíisicos, liabladores, titicstro lxichlo cstA scdiciito de airc, sc está aliogaiido iiitcstro piicl>lo cn el olor lirido de la carroiía.

    Es aire lo que se respira en el subsuelo allí doiidc sc cscoiide cl vcrbo ii~icvo. Es aire lo que se respira en las moiitaiías, a pesar de los gritos, es aire lo qiie se respira, es aire, todos est;iii oliciido -siibrcpriciameiite y a escoiididas- un aire liinpio.

    Coii ~~>rc~iii".:i ~~ic:il.:~giici~sc viviiiios. colll~l llliig~ls, sacáildoiios de la manga la idii y ~~rcliiciciidi, desde el sotiil>rcro lii iii:~c:~l>iil>lc íil;~ (Ic ~>iiíl~icI~)s dc colores para s011rcír para qiic brote la ris:i coiiio giiitilrr:~ del ~ i io~i tc , para rcíriios hasta dc nuestra propia desgracia.

    Así caiiiiiiainos, descalzos sobre esta tierra labrada -dc Iágriiiias y inucrtos- como caballos pero sieinprc cniniiiniido iiiveiitaiido alqiiiiiiias para que brote el pan nuestro de cada día y iio inurarnos Iioy y sigamos Iiichaiido.

  • VESTIDOS DE DINAMITA

    Me teiigo que ir a comprar las pinturas con las que me disfrazo todos los días para que iiadie adivine que teiigo los ojos chiqui- tos -corno de ratón o de elefante-. Estoy y6ndoiiie dcsde ha- ce iiiia Iiora pero iiie reticnc cl calor de i r i i cuarto y la soledad que, por esta vcz, iiic está g~istaiido y los libros que tengo dcs- parraiiindos cn i i i i caiiia conio Iioiiihi-es coii los qiie inevoy :ic

  • ARMAR TU MDA

    Armar tu vida. Irla haciendo corno rompe-cabezas. Conjurar el firruro. Construir la esperanza. Aunque a veces te sintás marchita, cerrada, envuelta en noche amarga, punzante tu centro, sabés que siempre habrá sol para revivirte, zarandearte, para que levantés la cabeza y volvás a sonreír, a estar, con esa fuerza vital que te asemeja a malinche o al cortés, cuando secos y n~ustios persisten, en la certeza vegetal de que habrá de llegar el día en que despertarán florecidos, vi- brantes, llenando el campo con sus llamaradas naranjas, amari- llas, cuando pase el tiempo de las vainas y de las ramas secas.

    ESTOY GUARDANDO EL ARCO DE LA PALMERA

    Estoy guardando el arco de la palmcra, la brisa que la mueve de iin lado a otro. Estoy esperando la palabra que Iiabrá de salvarme de

    los artificios, la contraseña que habrá de revestirme de nube o

    arcoiris, la que me apartará del gesto ocupado de levantar el

    teléfono para decir fórmulas, la que me sacará de las serias paredes de una oficina donde estoy coino paloma enjaulada, haciendo que

    hago, mientras por fuera hay flores, rabia, sudoi; manos que esperan el redondo amor gatillo de pistola.

  • LA MADRE

    La madre se ha caiiibiado de ropa. La falda se ha convertido en pantalón, los % ~ J > : I I I ~ S cii botas, la cartera en mochila. No c:iiita ya caiicioiics de cuna, canta canciones de protesta. Va despciiiada y llorando iin amor que la envuelve y sobrccoge. No quiere ya sólo a sus hijos, ni bc da sólo a sus hijos. Lleva preiididas eii los pechos iiiilcs dc bocas Iiainbricntas. Es iiiiidrc clc iiifios rotos dc inucliacliitos qiir juegan rrotnpo cn aceras polvosas. Se ha parido clla misma sintiéndosr -a ratos- iiicapnz dc soport:ir unto amor sobre los Iioinbros, peiisaiido en el fi.~ito de sil carne -lejano y solo- llamándola en la noche sin respiicsta, iiiir.ii~i:is rll;i irsliiiiiclr. ;I otros griii~s. :i ii~iicliris g~.itos. I>CNI siciiilrc I > C I I ~ ~ I I I I ~ cii el grito solo dc s ~ i c:iriic ~ U C C S I I I I grito iii:ís cii csc grircrío dc ~)iichlo qiic

    Ir1 ll:1111:1

    y Ic ari.aiic;i hasta siis pi-opios Iiiji~s dc los brazos.

    i YA VAN MESES, HIJITA Ya vaii inescs, hijita que no te veo. Meses e11 que ini calor no Iia arr~illacio 1-11 sucíio. Meses en qiie sólo heinos Iiablado por tcléfoiio -larga distancia, hay que hablar aprisa- ;Cóino explicarte, mi amor, la revolución a los dos aiíos y medio? iCónio decirte: Las cárceles están llenas de gente, eii las montaiías el dolor arrasa poblados enteros y Iiay otros nifios que no escucharán ya la voz de sus

    madres? ;Cómo explicarte que, a veces, es necesario partir porque el cerco se cierra y tenés que dejar tu patria, tu casa, tus hijos Iiasta q u i h sabe cuándo (pero sicinpre con la fe eii la victoria) ¿Cómo explicarte que te estamos haciendo un país

    niievo? ;Cóiiio cxplic:iric csiii giicrra contra cl dolor, la iiilicrtc, la iiijiistici:i? ¿Cbtiio cxplicartc raiitas, liero tantas cosas, i i i i iiiiicliaclii m... ?

  • Yo fui uiia vez una inuch~clia risueka que andaba con su risa por toda iiiia ciudad que le pertenecía. Yo fui una vez una mujer poeta que salía con un poema nuevo, como quien sale con un hijo, a enseíiarlo, a gozarlo. Yo fui una vez la inadre dc dos niíias preciosas y andaba segura de mi felicidad, desafiando al viciito y a las cosas.

    Ahora, yo soy una mujer que no conoce la tierra donde vive, sin amor, sin risa, sin Nicaragua, soy uiia poeta que csciibe a escondidas en oficinas serias y casas de Iiuéspedes, soy una niuchaclia que Iloia debajo de un paraguas cuando la muerde el recuerdo, soy uiia madre que ahora la alegría de sus hijas: Ahora, soy un canto de lluvia y de iiostalgia, soy de ausencia.

    LO QUE Vi EN UNA VENTANA EN HOUSTON, TEXAS, E.U.

    Desde aquí tc veo, tc visliiiiibl-o, oficinista del F21iiriin Baiil< en Houston, Texas, absorto en balances y cuentas. Nunca sabrás quién soy -~xobableriicnte no te qlicde muclio ticiiipo de lccr y ineiios cosas quc yo escribo y que n o se publican eii ~>cri

  • VENCER LAS TRAMPAS

    Vnlvds a seiitir cl calorcito en la yema de los dedos, I;i cn~

  • que coiioccii la trasceiideiicia de iiiia coiivers:icióii tranqiiila bajo los árboles,

    a esos poetas vitales que siifreii las,lágriinas y van y dejan todo y inuercii

    IXM que IIXCJII Iioiiibi-cs con la Irciitc alta. Aiiio a los piiirorcs -1ioiiibres colorcs- c11ic 6~~:w0riro sicii~o q t ~ c cl I I ~ I I I I ( ~ I > t 1 1 ~ l o TIIII.:I

    cii i i l í y sale con algo inío, por estos poeirias que escribo y lanzo al viento para alegría de los pájaros, por todo lo que soy y rompe el aire a mi paso, por las flores que se mecen en los caminos y los peiisamicntos que, deseiifienados, alborotan en

    1:is cal~czas, por los 1l;iiitos y las rebclioiics. Me felicito porque soy partc de una nueva época porque he coniprendido la iniportancia que tieiie iiii

    existencia, la importancia que tiene tu existeticia, la de todos, la vitalidad de ini iiiaiio iiiiida a otras manos, de iiii canto iinido a otros caiitos. Poi-qiie be coinprendido iiii misióii de ser crcadoi; de :ilf.ircra de iiii ticiiipo qiic es el riciiipo nuestro, quiero irine a las calles y a los cainpos, a las iiiaiisioiies y a las cliozas a saciiclir a los til>i»s y Iiai-agaiics, a los c~iic rciiicgaii de la vida y dc los iiialos negocios, a los qiic dcj:iii de vcr el sol piii-a ciiadr:ir I~:il;iiiccs, a los iticr6dulos, a los desamparados, a los que Iiaii

    1)erdiclo la csl,ci.:ii,za, a los

  • la vida que nos espcra dctrás de cada atardecer -últiino testimonio de un día que se va para siempre, qiie sale dcl tiempo y que nunca volverá a repetirse-. Quiero atraer a todos hacia el abrazo de una alegría

    que comienza, de un Universo que espera que rompamos sus puertas con la energía de nuestra marcha incontenible. Chiiero llevarlos a recorrer los caminos por doiide avanza -inexorable- la Historia. I'orque los amo quiero llevarlos de frente a la niieva

    iiiatíana, tnaíiana Iavivnda de pesar que habremos coiistruido

    todos.

    Vá~noiios y que nadie se quede a la zaga, quc n d i c perezoso, anicdrentado, tibio, habite la faz

    de la ticrra para que este amor tenga la fuerza de los terremotos,

    de los maremotos, de los cicloiies, de los Iiuracanes y todo lo que nos aprisione vuele coiivcrtido en

    desecho iiiieiitras hombres y mujeres nuevos van naciendo erguidos Iiiminosos como volcanes ...

    LA ORQU~DEA DE ACERO

    Amarte en esta guerra qiie nos va desgastando y enriqueciendo. Amarte sin pensar en el minuto que se escurre y que acerca el adiós al tiempo de los besos. Aiiiarte en esta guerra que peleamos, amor, con pieriias y con brazos. Amarte con el iiiiedo colgado a la garganta. Amartc sin sabcr cl día del adiós o dcl ciicirciitro. Aiiiarte porque hoy salió el sol entre nuestros cuerpos

    apretados y tuvimos una sonrisa sofiolienta en la inafiatia. ! Amarte porque pude oír tu voz y aliora espero verte aparecer saliendo de la noche. Amarte en toda esta incertidumbre, siiitieiido que este amor es un regalo, una tregua eiitrc tanto dolor y tanta bala, un momento inserto en la batalla, para recordar cómo necesita la piel de la caricia en este quererte, ainor, encerrada en un triángulo de tierra.

  • YO, LA QUE TE QUIERE

    Yo soy r i i iiidóinita gacela, el trueno que rompe la luz sobre tu peclio. Yo soy el viento desatado en la moiitaña y el fiilgor coticeiitrado del fuego del ocote. Yo caliento tus noches encendiendo volcanes en mis manos, mojándote los ojos con el hiimo de mis cráteres. Yo he llegado hasta vos vestida de lluvia y de reciierdo, riendo la risa inmutable de los años. Yo soy el inexplorado camino, la claridad que rompe la tiniebla. Yo pongo estrellas entre tu piel y la mía y te recorro entero, seiidero tras sendero, descalzando ini ainor, desniidando mi rnicdo. Yo soy ~ i i i noiiibre ~ L I C caiita y te ciiaiiiora desde el otro lado de la luna, soy I:i ~wc1loiigaci6ii

  • AHUYENTEMOS EL TIEMPO,

    Ahoyenteiiios el tiempo, ainor, que ya no exista; esos iiiinutos largos qiic

  • blandas y feineniiias. Besar tiis pies, amor, que tanto tienen aún qiie recorrer sin mí y volver a escalarte Iiasta apretar ti1 boca con la mía, Iiasta Ileiiariiic toda de tii saliva

    y tu aliento Iiasta que entres eii iiií con la Siierza de la ti1are.i y iiic itiv:id$s con tii ir y vciiir de mar furioso y qtiedeinos los dos tendidos y sudados e11 la arena de las sábanas.

    INVENTAREMOS NUESTRO PROPIO IDIOMA

    ! Iiiveiitareiiios iiuesti-o propio idioma, ! ini ainor,

    y sc iios circii-:iii los «jos. Vcrciiios ciis:~s qiic ii;~

  • TEXTURA DE SUERO

    No he visto el día iixis que a rrav6s de t i i aiiscncia

  • ?

    E i t f

    SOLO EL AMOR R E S I S T I ~ k COMO SERÁ BUSCARTE EN LA DISTANCIA ... sabes qtir sólu el amor es capaz dc resistir micntvar todo se ~Lerrirrribn ...

    Sergio Raiiiírez

    Sólo el amor resistirá mientras caen como torres dinamitadas los días, los meses, los años.

    Sólo el amor resistirá alimentaiido silencioso la lámpara encendida, el canto anudado a la garganta la poesía anudado a la garganta, la poesía en la caricia del cuerpo abandonado.

    Algúii día, cualquier día, doblará otra vez el recodo del cainiiio lo veré alto y distante, acercándose, oiré su voz ~~aiiiá~icioiiie, sus ojos mirándome y sabrá que el amor Iia resistido mientras todo se derrumbaba.

    .cómo srrd hurcarte err /a dis/,rri~.i~~ Eiiiiicc Odio

    ;Cóino será buscarte en la distancia, ainor, ainor que me has llevado a la puerta del áibol, al vuelo de la mariposa, a la fuerza, a la vida, y que inc llevaste, despiiés de la alegría,

    a la tristeza?

    ;Cómo será buscarte en la distaiicia, entre balas silbándome cn los lionibros, ciitre el ruido de la guerra y de las lágrimas?

    ¿Cómo será, amor, este buscarte en el tiempo, en los niiclios pasillos dc los días, despeiiia?a, descalza, con este aiiiot; amos, qiie se revoelve eii mí coiiio i i i i iiiar deiittr~ de i i i i a pccer;~?

    ;Cóiiio será buscartc eii la disraiicia, eii el no estai; cn el cstar sola, eii esta nada que goza coi1 saña iiii iiiccrtiduinbre de iiiiijer abaiidoi~ada?

  • TU RECUERDO SE ENREDA A MI ALREDEDOR

    Cuando ya nada pido y cai nada espero y apenas puedo nada es cuando mrís te qzrielv

    José Coronel Urteclio

    Tu recuerdo se eiireda a iiii alrededor como una iiiaiita cobijáii- dome del frío, brilla coii mi cuerpo en el silencio mojado de es- ta tarde en la que te escribo, eii la que no puedo hacer nada inás que pensarte y decir tu nombre en secreto, para dentro de mi boca, envolviéndolo en el 1-eciiito de mis dientes, iiiordiéii- dolo hasta gastarle las letras, Iiasta gastar tanto nombre tuyo qtir iiie Iia ido acoiiipaíiatido, para volvcr a revivirlo, arrullán- cloiiie yo iiiisiiia coii tu voz y tus ojos, ineciétidoine cii cstc tiempo sin lloras en que te quiero, cn que aiiio cada iiiinuto que Iia qucdado iiiipreso en mi memoria para siempre.

    Me pregunto cómo puedo reírme entre tanta tristeza, entre tan- ta flor mojada y asfalto brillante y lavadito de lluvia. Me pre- gunto cómo puedo sentir estar sensación de triunfo cuando la derrota de no tenerte es un hcclio y tus inarios estin lejos de mis manos y las gotas que voy lavando, chupando de tu cara con inis besos no son más que imaginación, que este deseo de rescatar del territorio del recuerdo las cosas que sentía cuando vos eras de carne y hueso y no esa figura lejana acariciada por mis pensaiiiientos.

    Sin embargo, esta noche brillante, te siento lleno de mí en la le- janía, lleno de mi sudor, mi saliva, del olor de ini piel. Tesiento cantaiido, carniiiaiido, llevándome entre las minos como un pajarito y siento tu amor sobre las nubes que ine mojan, eiivol- viciidoine con su calorcito, su música y siento tu mirada lumi- nosa, transparente, atravesando iilis ojos coii su color de Iiierba, de mar de cosas lindas y sos mi amor, ini sábana, mi cama, mi almoliada, mi cuaderno, mi pluma, sos tan real corno estas ga- nas de reírme que tengo por sentirte tan cerca, por tenerte, por no tenerte, por haberte tenido, por hoy, por mañana por todos los días.

  • ESTA SOLEDAD, ESTE VAC~O INDEFINIBLE

    Fstn soledad, cstc v:icío iiidcliiiil>le qiic va crcciciido cii Iiigar de la alegría, es como estar pcrdido en una ciudad Iiostil y cx- traña haciendo y diciendo lo que no seiitinios, ni deseamos, atíorando la explosiva felicidad, la euforia irreprimible y animal que invadía los sentidos como grandes flores que reventaban eii las entrañas, salían por los ojos, por la boca, embelleciendo el transcurrir de la vida en mil y una formas hermosas. Debo mo- rir para volver a nacer, para convertirme de nuevo en un animal joven y contento y poder reír en grandes e inmensas carcajadas que quiebren todos los vidrios de la ciudad en mil pedazos, inientias tile alejo en alguna nube, montada sobre la alegría que he buscado recapturar en tu sonrisa, en ese furtivo movimiento que te aleja de mí, que me parte el cuerpo en pedazos, Iiaciéii- dome sentir que las lágrimas nunca Iiaii estado más profutida- mente dciitro de iiiis oios.

    AL COMANDANTE MARCOS

    El riiido dc I;i inct~illa nos dej6 coi1 I;I pticrta cii las narices.

    La puerta de tu vida cerrada dc repente en la iiiadera que tc ducriiie y aciirriica en el vientre

    de la tierra.

    No puedo creer tu muerte, tan sin despedida,

    ' -sólo ese lejano prcseiitimiento de aquella noche, ;te acordás?-

    en que llorC r;ihiosaineiite viéndote dorinido, sabiéndote pájaro migratorio en rápida fiiga de la vida.

    DespiiC.~, cuando partistc, cuando ag:irrastc cl peligro poi- las crines y te sabías r«dc;ido de furiosos pcrros, empecé a creer que eras indestructible. ;Cónio poder creer cii el final dc tus inaiios, de tus ojos, de tu palabra? ¿Cómo creer en tu filial cuando vos eras todo

    principio; la cliispi, cl priiiier disparo, la ordcii de fticgo, los pl;iiies, In calma?

    Pero allí estaba la iioticia cn el pcri6dico y tu foto inirátidome sin verme y esa dcfiiiitiva seiisacióii de tii aiiseiicia

  • corriéndome por dentro sin coiisuelo, dejando muy atrás la fsontera de las lágrimas, ecliándose en mis venas, reventando contra todas mis esquinas.

    Va pasando el tiempo y va siendo más grande el hueco de tu nombre, los ~iiiiii~tos cargados de tli picl, del canto rítmico de tu corazón, de todo lo que ahora nada en mi cerebro y tc llcva y te trae coino el fl~ijo y rcflujo de tina iiiarca dc sangre, doiidc veo rojo de dolor y de rabia y escribo sin poder escribir este llanto infinito, redondo y circular coino tu sirnlolo, doridc no puedo visluinbrar tii final y siento solaineiite coi1 la fuerza del abrazo, de la lluvia, dc los cahallos en fuga, t i i principio.

    ES TU NOMBRE QUE RETUMBA

    He aiiancado los árboles que Iiabitaban en tu casa de espuma y Iie regado mis días con el antiguo y nuevo verdor de tus ojos. Ii Me he llenado la piel de polen, camiiiando en las alas de las iiiariposas,

    a robarle la miel a las abejas, porque tu amor Iia florecido en iní como una orquídea en un tronco fibroso y desolado, naciendo de la muerte para parirse en mil llantos furiosos y continuarte amando en todo lo que se te parece; cn la luna redonda de los noclies, en la callada y tersa piel del mar, cn todo lo que ticiie la potencia salvaje de tus besos.

    He convertido en I~iciériiagas mis niaiios cncieiido luces cii la iioclie,

    vibiidote en cada parpadeo, eii la rcspiracióii iiinieiisa de las iiiihcs, $ cn el ruido silencioso del secreto a gritos repetido.

    1 El ainoi coire por ini pclo y se agita en el aiie, se desperdiga liacia todos los horizoiitcs donde alguna vez anduvimos p

  • gozando piel con piel, calor contra calor.

    Me siento caliente de lágrimas, de abrazos, de sangre, de protestas.

    Me siento cqntenta con tu recuerdo, retumbante como el vientre de los volcanes.

    BAJO EL ARCOIRIS

    La Iias emprendido con tu pluinero de estrellas y caricias contra los fantasmas que Iiabitabaii mis pulmones, ini cerebro, mi vieiitrc, vas barriendo con un viento suave las sonrisas pegadas a i i i i saiigic y las veo irse rcsigiiadas al lugar de los rccuci-dos, donde deberían haber estado ya hace días si yo no nic hubiera aferrado a sus pliegues como a un árbol durante una tormenta.

    Sin eiiibargo ahora estás vos y el mundo va recobrando poco ;I poco su redondez de naranja, su calorcito, la intimidad de su aire de calle conocida y piiedo volver a reír, saltar, caerme, co- iiociciido la ccrcaiiía de tus niaiios para toiiiariiic por los liuiii- bros y acercariiie allí donde late tu vida, iiiiciitras voy poniciido tierra y arcna sobre caminos inciertos; haciendo el caminito de mi huella al lado de la tuya, sembrando flores, piedritas blan- cas, bajo cl arcoiris que salib triunhiite y lleno de colorcs des- puts de la última lluvia.

  • EMBESTIDA A MI HOMBRO IZQUIERDO

    Se v3n tus manos sobrc mi mirada la sostienes, la sueltas. Embistes mi hombro izquierdo, lo sitias dcsde el cuello, lo asaltas con las flechas de tu boca. Embistcs mi hoinbro izquierdo ferozy dulcemente a dentelladas. Nos va envolviendo el amor c.1111 SII 111o

  • ES HORA DE PENETRAR EL SUE&O

    Es Iiora de penetrar el sucfin, decirte adi6s inoiiieiiráiicaiiieiite y perderiiie para vos así conio vos ya estás perdido para iní en el sileticio de tus pestañas apretadamente cerradas.

    Estás hernioso así, coi110 i i i i niiio iibai~doiiiiclo e i ~ i o c ~ ~ i t e a todo. 1)arece que no existieras 1115s que para dorinir, sólo yo SE de I:i fiici.z:i aciirriicacla que lia puesto iiii aiiior eii estado de sitio.

    MANUSCRITO

    Voy a escribir la Iiistoria de i i i i ciicrpo ciitre tiis niaiios. Mc Ciic iiaciciido coiiio iiii;i iiiicv:i iiiiidn dc ciilcl,r;i. I~lorcci6 I);ijo el sol y se Ilciió de begonias, broiiielias y coiiiecis aiite tus ojos y inis ojos :isoiiibrados. Mi cuerpo, cuando lo cercan tus bmos , se convierte eii caballo, en yegua y sale a galopar por el placer de un beso. Se llena de hiedra para escalar las paredes de tu cora- zón y cubrirlo de susurros iiacidos desde la tnisma etitraíia d e la tierra. Mi ciierpo coi1 todos siis rcsqiiicios iniprelcs, rasga la iioclic coi1 sil nitit:ir de gi1irari.a del iii~jiirc y ciicicii~lc I;i os- ciiriclad con SLI brillo de Iiici6rii;ig:i. Sc picitlc cii vos coi) el nh:iiidoiio iIc 1111 ilifio y :il)rc siis vciii:iii:is :ir 1 ~ i r . i rr- cibir I:i Iioiidn c;iricia, el ~>ciis;iiiiiciiio coiivcriido ci) l i l i ~ I i t I ; i alada, iiicitaiido :i la sclv;i :i dcsl>crtarse con su criijido de rn- iii:is. Mi ciicrl>o se viiclvc Iil;iiict:i iiicxl,lo~.;ido cloiidc ~pos:i cl tii- yo sil ii:ivío del csl);icio; ticiiil)l;i coii I:I ciicrgki riiii> ~lcsliii6s cIc c:ii;iclisiiiiis siii iirr y siii liistoria.

    Mi cuerpo desde sicinpre parece Iiabcrrc qiicrido, Iiabertc cst:i- do esperando.

    Se Iia revelado desnudáiidosc coiiio una cueva que necesitara de tu palabra para abrir su secreto aiite la magia de tu sonrisa, de tu cercanía, aiite vos que te sabias la coiiibiiiación oculta desde antes de teiier Aernoria.

  • DEL Q U I HACER CON ESTOS POEMAS

    Pienso qiie jiintaré inis poemas, agarrados como uiia fila de Iiuracaiies y haré iin libro desafiante y bello para vos. Uii lihia donde cstarctnos felices o ;ii.iscos coiiio gatos disciitieiido, iin libro que flote eii el tiempo de tu tiempo y que podás eiiseñar a tus nietos y dccirlcs:

    $(Miren c61iio ine ami> cbta iniijct~, con osgiillo dc macho idolatrado.

    COMO GATA BOCA ARRIBA

    Te quiero como gata boca arriba, panza arriba te quiero, maullando a travks de tii mirada, dc este amor-jaula violento, lleno de zarpazos como una noclie de luna y dos gatos cnaiiiorados discuticiido su amor cii los tejados, ainindose a gritos y llantos, a maldiciones, lágrimas y sonrisas (de esas que hacen temblar el cuerpo de alegría).

    Te quiero como gata panza arriba y ine defiendo de huir, dc dejar esta pelea de callejones y noches sin Iiablarnos, este amor que me marea, que me llena de polen, de fertilidad y me anda en el día por la espalda Iiaci6iidonic co~

  • te busco desperezándome en la alfombra, poniéndome los anteojos para leer libros de educación del hogar y no :iiidnr cliifl:ida y s:ihcr iiini~cjar l;i casa, poner la coiiiida, ascilr los Cllal.toS, niiiarte sin polvo y sin dcsordeii, ainarre org:iiiiz:id:iiiieiitc, I>~>ni4iirl«lc orclcii ;I csic ;ill>oi.oio de revolucióii y trabajo y amor a tiempo y destiempo, de iioclie, de madrugada, en el baño, riéndonos como gatos mansos, lamiéiidonos la cara como gatos viejos y cansados a los pies del sofi de leer el periódico.

    Te quieio como gata agradecida, gorda de estar mimada, te qiiiero como gata flaca perscg~iida y Iloiona, te quiero como gata, mi amor, coino gata, Gioconda, como mujer te quiero.

    TERNURA DE LOS I'UEB1,OS

    Yo ic clcci:i qiic I:i soliil:iricl:i~l cs la i c r i i ~ i ~ i los. 'li: I I I clccl:i ~IcspiiCs clcl iriiiiili>, dcsp~ics que pasamos los ticinpos duros dc I>:it:illns y llantos; ahora mieiitras recocrdo cosas qiie pasaron al15 afiicra, cuando todo era soñar y soñai; despiertos y dormidos, sin cansarnos nunca de ponerle argamasa al sueño hasta que dejó de serlo, liasta que vimos las

    banderas rojiticgras -de verdad- ondeando sobre las cascis, las c:isir:is,

    las chozas, los árboles del camino y pensamos en todo lo

    que nos tocó vivir y era coino un gran rninl>ccabezas de rabias y fiiego y sangre y esperanza ...

  • ÁSPERA TEXTURA DEL VIENTO

    Nacida de la selva me tomaste arisca yegua para estribos y albardas.

    Duraiitc muchas noches nada FC oyó sino el chasquido del látigo CI I umol del forcejeo 1.1s maldicioiie~ y el roce de los cuerpos midiéndose la fuerza en el espacio.

    Cabalgamos por días sin parar dc~l>ocados corccles del ainor dando y quitaiido, riendo y llorando

    -el tiempo de la doina : el celo de los tigres-

    No pudimos con la áspera textura de los vientos. Nos rendimos ante el cansancio a pocos inctros de la lpradcra donde hubiéramos realizado todos nuestros encendidos sueños.

    PARA TOMAR DE NUEVO EL RUMBO

    Hemos cruzado ríos aiiclios como el Iyas, montañas elevadas como el Kilambé. Ya conocemos la lectura de las huellas, el paso del piiina y el danto. Apicndimos a encoiitrarnos cn los soeíios y a conocer el sentido preciso de los silencios.

    A ratos cainiiic sola iiiieiitras vos adelantabas la iiiarcha. Lloré viéndote lejano. Vos me diste la mano y seguimos cnmiiiando.

    Hubo acecho, rendición, huida, besos, emboscada; acampa~os , anduvimos, maldecimos ... ¿Cómo, amor, pensar aliora en poner espadas de fuego a la entrada del paraíso?

  • EH, HOMBRE, AMADO M ~ O

    Eh, lionibre amado mío, desecha ya los viejos mapas, ven a recorrerme sobre ariscos caballos, hincha las velas y descubre este nuevo continente nacido entre cataclismos y catástrofes. Escala estas montaíias azules para ver tu nombre inscrito en le horizonte; húndete en los lagos y conoce los nacarados monumentos a cada uno de tiis besos. Descifra los mensajes pintados eii las grandes paredes ' y ve aparecer tu risa en los árboles friitales de cst:i tierra donde coino zumo vital

    guardarte sicinpre.

    CONJUROS DE LA MEMORiA

    No sf si i i i i sol dcsincdido y biirlóii inc atravesará de punta ;i p~iiita cuando salten de mi pecho todos los gritos guardados, cuando se rompan las oscuridades de ini perfecta catedral secreta con el sostenido sonido del órgano medieval ululaiido su voz de parto, su alarido de queja y de tristeza.

    Estoy como nací -desnuda- iiiojada de IAgriinas con el pelo cliorrciiidoiiie iiost:ilgi:i y iiii c;iiis:incio vetusto acoiiiodado eii iiiis Iiucsos y mientras me dejo ir eii el humo,

    "iciie sil mano y me sostiene y inc levaiit;~ y iiic hace troii;ir de júl~ilo, iiie zarandea I:is ganas de vivir, iiie dice vede con ojos de nioiitc aziil coi1 el pclo espiiinoso (le iii:ir estrclla con I;is iiíias brill:iiiics viciito y sopl:i i i i i :iiigiisti:i y I:i dcspcr

  • en las correntadas de mayo y todo vuclve a einpezar cuando cruzamos lavados y nuevos el iimbral dcl paraíso. PATRIA LIBRE: 19 DE JULIO DE 1979

    Extraño sentir este sol otra vez y ver júbilo de las calles alborotadas de gente, las banderas rojinegras por todas partes y una nueva cara de la ciudad que despierta coi1 cl Iiiiino dc las llantas quciiiadas y las altas Iiilcras de barricadas.

    I:I viciito nic va dando cii plena cara donde circiilaii librcs polvo y liígrinias, respiro Iioiido para coiivcnccrmc de q ~ i c no es uii suciío, que allá cstá cl Motastepe, el Momotombo, el lago, que lo Iiicimos al fin, que lo logramos. 7aiitos años creyendo csto contra viento y iiiai-ea, crcycndo que este día era posible, i ; aún después de saber la muerte de Ricardo, de Pedro,

    de Carlos ... i de tantos otros que nos arrancaron, i ojos que nos sacaron, / sin poder dejarnos nunca ciegos a este día / que nos revienta Iioy entre las manos.

    Cuántas muertes se me agolpan en la garganta, queridos iiiliertos con los que algiiiia vcz soñamos este sueíio

    d y rccucrdo sus caras, sus ojos, la seg~iriclad con que conocieron esta victoria, la generosidad con que la construyeron,

    P ciertos de que esta llora feliz aguardaba en el futuro y que por ella bicn valía la pena morir. $

  • Me duele como parto esta alegría. me duele no poder despertarlos para que vengan a ver este pueblo gigante saliendo de la noche, con la cara tan íresca y la sonrisa tan encima de los labios, como qiie la Iiiibieran cstado aciimulaiido y la soltaran en tropeles, de repente.

    Hay milcs de sonrisas saliendo de los cajones, de las casas queiiiadas, de los adoq~iiiies, sonrisas vestidas de colores como pedazos dc sandía, de melón o níspero.

    Yo siento que tengo que gozarme y regocijarnie como lo hubieran hecho mis hermanos dormidos, gozariiie con cste triiinfo tan de ellos, tan hijo de su carne y de su sangre y en medio del bullicio de este dia tan azul, montada en el camión, l pasando entre las calles, en medio de las caras hermosas de mi gente, quisiera que me nacieran brazos para abrazarlos a todos y decirles a todos que los quiero, que la sangre nos ha hermanado con su vínculo doloroso, que estarnos juntos para aprender a hablar de nuevo, a caininar de nuevo; que en este futuro -herencia de miierte y de gemidos- sonarán estrepitosas descargas de martillo, rafagazos de torno, zumbidos de machete; que estas serán las armas para sacarle luz a las cenizas, cemento, casas, pan, a las cenizas; que no desmayareinos, nunca nos rendiremos, que sabremos como ellos pensar en los días hermosos que, verán otros ojos

    y en esta borrachera de libertad que invade las calles, mece los árboles, sopla cl humo de los incendios

    que nos acoiiil>aíicii tranqiiilos

    fclices sicnilirc-vivos

    11~1cstros intiertos.

  • 5 I'or eso, amado, g hoy más que nunca, oigo tictaquear el reloj,

    AYUDAME A CREER QUE NO SEREMOS el momento que se escurre entre los dedos LOS ÚLTIMOS POBLADORES DE LA TIERRA I v estov triste

    1 ante la certcza del Iiuracán. Mi deseo dc vos, amado, es coino el viciito en las colinas de w~slala, corricticio siii parar y siciiiprr rcgrcsaiido.

    Jndeo de tristeza y lloro dc aiiior ciiccrrada coiiio tigre enjaulado en las noches, «yendo tu palabra, tu cabeza en la almohada cercana.

    C>uc scr& para vos, alnado, en este trapiche donde no quedará nada en pie de nuestra estatura, eii estos días en que todo es más vivo porque cercana cstá la muerte y yo te abrazo iiiiciitr;is aprct;idaiiiciitc nos ccrcati las manadas

  • 1 PELIGROS DEL INVIERNO

  • 1)riricá el erizo que quiso estorbar la coristrucción de iiuestra casa de algas inarinas; VIIS, ;riiior, ~ L I C Ii:is coiiocido dc paiit:iiii>s y sclvas y iiiuertes, no devolvás tus pasos a la hosca soledad irialcaiiz;iblc a mis gritos.

    Yo instalaré iiiiillidas alfoinbras p w ~ que ~ m ~ i r i & s siii tropiezos y ol)crar6 por aiios y siglos ciitci-os cii ciialquier casa sobre los árboles, a ~ I I C

  • LA SANGRE DE OTROS

    Leo los poemas de los muertos yo que estoy viva yo que viví pata reiriiic y llorar y gritar l'atria Libre o Morir sobre un camión el día qiie Ilegainos a Managua.

    Leo los poemas de los muertos, veo las hormigas sobre la graina, iiiis pies descalzos, tu pelo lacio, espalda encorvada sobre la reunión.

    Leo los poemas de los muertos y siento que esta sangre con que nos amamos, 110 nos pertenece.

    i IR DEJANDO EN JIRONES 1.A PIEL EN El. AMOR Qué clificil escalar las iiiterrngaiites, ir rlcj:iiido cii jirones l:i piel cii cl aiiioi; sciitirte c:icl:i día 1115s sola y ;irriiicoiiad:i iiiiciiiras el iiiiiiiclo se va volviciido c o i i i ~ i i i i ciiibiiclo, con un solo camiiio recto y sin torceduras y vas caiiiiiiando a enipcllones, sentándote a llorar en las picdi-as, aliineiitándote de hierbas o amaiiecien

  • ESTO ES AMOR

    #Esto cs amor, quien lo pi.o6ó, lo sabe» Lope de Vega

    La mente se resiste a olvidar las cosas Iiermosas, se aferia a ellas y olvida todo lo doloroso, inágicanicnte anonadada por la bellcza.

    No rccucrdo discursos contra mis débiles brazos, guardando la cxacca dimciisión de tu ciiittira; recuerdo la suave, exacta, lúcida transparencia de tus manos, tus palabras en un papel que eticueiitro por allí, la sensación de dulzura eii las mañanas.

    1>11 pros tic^^ sc vvelvc bcllo ciiando el aiiior lo toca con sus alas de Féiiix, ceniza dc t i i i cigarro que es el Iiuino después de hacer el amor, o el humo compartido, quitado suavemeiitc de la boca sin decir nada, ínrimainciite conociendo qiie lo del uno cs del otro c~iaiido dos se perteiieccii.

    No te cnticiido y qiiisiera odiarte y quisiera no sciitir coiiio aliora cl calor dc las Iágriinas cii iiiis ojos por tanto raro ganado al vacío, al hastío de los días intrascendentcs, vucltos inmortales en el eco de tu risa y te aino monstruo apocalíptico de la biblia de mis días

    y re lloro con ganas de odiar todo lo que alguna vez me Iiizo sentir flor rara eii un paraíso recobrado donde toda felicidad era posible y me dolés en el cuerpo sensible y seco de caricias, abaiidonado ya meses al sonido de besos y palabras susurradas o risas a la hora del baño.

    Te añoro con furia de cacto en el desierto y sé que no vcndrás que nunca vendrás y que si venís seré débil coiiio no debería y ine rcsisto a creceriiie en roca, cii Tarpeya, en esparraiia mujer arrojando su amor lisiado para que no viva y te escondo y te cuido eii la oscuridad y entre las letras negras de mis escritos volcados coino río de lava entre débiles rayas azules de

    cuaderno q ~ i c iiie recucrdaii que la líiica es recta pero qiic el iiiiiiido es curvo coiiio la pendiente de mis caderas.

    Te amo y te lo grito estés donde estés, sordo como estás a la única palabra que pucde sacarte del infierno que esr;ís labrando coino ciego destructor de tu íiitiiiia y reprirnida teriiiira que yo coiiozco y dc cuyo conociiiiieiiro yn iiiiiica podr;ís escapar.

    Y sé que mi sed sólo se sacia con tu agua y que nadie podrá darine de beber ni amor, ni sexo, ni rama florida sin que yo le odie por querer parecérsere

  • y no quiero saber nada de otras voces aunque me duela querer ternura y conversación larga y entendida entre dos porque sdlo vos tciiés el cifrado secreto de la clave de mis palabras y s61o vos parecés tciicr el sol, la luna, el ~iiiiverso de iiiis alcgrias y por eso quisiera odiarte coino no lo logro, como sé que no lo haré porque me hechizaste con tu mochila de hierbas y nostalgias y chispa encendida y largos silencios y me tenés presa de tus manos mercuriales y yo me desato en Venus con tormentas de hojarasca y ramas largas y mojadas coino el agua de las cañadas y el ozono de la tierra que siente venir la lluvia y sabe que ya no Iiay nubes, ni evaporización, ni ríos, que el mundo se secó y que iio volverá jamás a llover, ni habrá ya nieve o frío o paraíso donde pájaro alguno pueda romper el silencio del llanto.

    SOÑAR PARA DESPERTAR SOÑANDO

    ;Qui&n cs rsa qri~ curr~, LW los ciclus co~i s r ~ / l o ~ ~ r r ~ i r ~ U / I Y I C / ~ I L/L, L T ~ > I ~ L I , corr nfrestra tierra y el sol ronda~z~lo como nbejrs su c u r d n e~zJur? Sus pies van en los vientos donde el espacio es hondo. Szrs ojos son velados, nebulosos, vuela en la noche en busca de un amante lejano.

    James Oppenheim

    Ya que no me queda más que soñar y el tiempo de esperar parece uiia playa que nunca se termina, levantaré las noches, los umbrales de la madrugada y me lanzaré al siieiío como uiia florante bailarina sin velos, desiitida para que nada tne estorbe, para que el cielo me ven como soy y 1>uednii decidir 1:is csrrel1:is qué planeta me asigiiaráii de residencia, en qué Revolución me seinbraráii

    -porqiie taiiibiéii debe haber en las Galaxias; todo está eii coiistante rnovimieiito-

    Me harán fertilizar con todo el llanto evaporado desde inis ojos y también con mi sudor, mis heces, todo lo que segrego porque vivo y funciono

  • y 10 quc mi cuerpo hace o destruye, tiene razón de ser y es Iierinoso.

    Allí, cii csc vacío del espacio -qliirro. ,>"-turbador, ;iiiiciinzaiite- coiiio cste cii el que aliora estoy, habré de encontrarlo, de verlo, de tocarlo. Desde el asteroide B-612, lo veré conforinarse como una

    nebulosa; piernas, maiios, acento, labios, ojos para vcriiie coino iiaclie me ha visto -1iasta el fondo, sin miedo, ni prejuicios-. Sciitiré q ~ i c nic ccrca, mc :icoiia, que recoge inis poemas y los lee y le gustan, que traspasamos juntos Iliivins de meteoritos y calla o es misterio o transparente, me deja contemplarlo, ver cómo corre su sangre, trabaja su cerebro, iiic aiiia coi1 el fiicgo prendido de los astros, iiie toma de la mano eii paseos iiimeiisos por las Siete Cabritas, los aiiillos de Saturno, por las lunas de Júpiter, y iios vainos saciatido de la sed de Universo.

    Dcsp~iCs, lo S:, ciiipc~u'f a sofiar otra \,cz coi, iiiicstra Liiiia, coi1 rl plaiict:~ 'Ticr~i, coi1 II I I lugar iiiiiy dcliiiiclo cii el ombligo de uii lar$« coiitiiiciite, y ciiil>m;~rí. :i coiii;irlc del sol ~ . i ~ t r c los dl.li~lcs, del caloi; de las selv;is, el canto de los liijaros y las hermosas voces de 13s gentes.

    Le liaré cantos con trucnos, le Iiablaré de las inanos callosas, de la guerra, del Triunfo, de lo que nos costó, lo que sufrin~os, lo que ahora go7.amos, trabajamos, Iiacemos

    Sentiré la punzante nostalgia de la tierra mojada, pensaré en las cosas que 11e dejado de hacer por andar arrebujada en sucños, conociendo planetas. Y nos vendremos juntos aprovechando la conjunción de los astros.

    ;Para qué otros inuiidos otras constelaciones?

    Me dirá qlic tenía razón que es bello este lugar, inis volcanes tendidos sobre el paisaje como una mujer de

    (pechos desordenados, los lagos, las banderas, las sonrisas y me dirá: Trabaja, miijei; trabaja, trabajemos, que el sueno está aquí mismo,

    Aquí iiiisiii« q~iccl'fiiioiios dcspicrtcis eii medio de esta reciéii nacida, ainciiazada, cstrclln.

    1 en este mismo sitio.

  • NUEVA CONSTRUCCIÓN DEL PRESENTE

    Me veo cii cl cspcjo, desleída figiira, incierta iiiiiier desaliíiada.

    Estoy en el filo de la coiistrucción de mí misma, ansiosa de cimientos, estructura, sólidas paredes para proteger el bagaje de sueíios que ando a cuestas, requiero de certezas y veredas tranquilas, pasos firmes hacia mi propia patria conocida. Este barro necesita darse forma, ser ladrillo, construir un centro de donde fluir herinoso y sombrío. He acumulado tiempos como infantiles cubos de colores y ya los días piden estructurar el ritmo, la cadencia de mis audaces despertares, el sonido, la huella de mis pasos. Se fue ya el tiempo de meditar a solas, hay coros donde incluir mi voz, cantos brotados de gargantas gruesas, brazos invitadores descifrando la tierra, andanadas de cuerpos levantando la mota que se cae; todos los días nacen nuevos retos exigiendo respuestas, ruidos de edificios, de trochas que abren brecha en tierras de pájaros. Hay lugares que se crecen, de repente, en palmeras, gigantes que despiertan, vetustas niansiones cayendo en el olvido de las telaraíias.

    No puede haber en este presente que tanta sangre hiciera

    d