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DE VIAJEX. RAÚL GONZÁLEZ SIERRA

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Estamos en la Puerta del Sol, de espaldas al Edificio de la Comunidad de Madrid - que en principio fue Casa de Co-rreos, después Ministerio de Interior y Dirección de Segu-ridad del Estado - y ahora Palacio de la Comunidad de Ma-drid. Donde empiezan todas las carreteras nacionales, pues aunque el centro geográfico se ubica en el Cerro de los An-geles, que también esta en nuestra comunidad, el Km. “0” es más conocido y visitado, por ser el punto desde donde se miden todas las distancias a cualquier parte que queramos viajar.

Ya bien mediado el siglo XVIII, en 1768, la Puerta del Sol vió levantarse el ministerio de la Gobernación, y como en España por aquellas fechas todo es torpeza y paradoja, tor-peza fue no confiar su construcción a Ventura Rodríguez, el famoso arquitecto municipal, cuyos planos eran admi-rables, para confiar su elección al francés Jaime Marquet, de quien se afirma que olvidó la escalera al proyectar el edificio.

La paradoja fue bien patente, porque a Marquet, que venía de París para arreglar el pavimento, se le dio el edificio, y a Ventura Rodríguez se le encomendó el piso, y así el pueblo madrileño dijo: “Al arquitecto la piedra y la casa al empe-drador”.La Puerta del Sol, que pronto absorbió los callejones de la Duda y Coperos, y que para su ensanche le quitó pedazos a las calles de la Montera, Carmen, Preciados, Arenal y Ma-yor. Fue al correr de los años, el corazón de la Corte y no acaeció suceso de importancia que en la Puerta del Sol no tuviese su desarrollo.

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Y cuando llegaron los tristes días de 1808, en el madrileñí-simo lugar de la Puerta del Sol se congregaron chisperos y manolas, y caballeros y soldados los primeros días del mes de mayo. En este mismo sitio se dio el primer grito contra los franceses y empezó la Guerra de la Independencia el 2 de Mayo de 1.808.

Aquí, el pueblo de Madrid mantuvo una lucha desigual con las tropas de Napoleón, mamelucos, polacos y Guardia Im-perial y en la refriega perdieron la vida muchos madrileños. En la pared del edificio hay una placa que recuerda este hecho.No hay, repetimos, fecha memorable que la Puerta del Sol no conozca: en su centro se proclama la Constitución de 1812, y cuando se repatría Fernando VII apodado “el nari-zotas”, en ella se quema tan sagrado documento.

En el centro de la fachada se puso el reloj que existía en la iglesia del Buen Suceso, hasta que la generosidad del famo-so relojero Losada proporcionó al ministerio el actual reloj. Todos los españoles escuchan las doce campanadas del día 31 de Diciembre cada año y toman las “doce” uvas para comenzar el año nuevo con buena suerte.

Posicionandonos debajo de la torre del reloj está a mano derecha, las calles Carrera San Jeronimo y Alcalás. A mano izquierda las calles Mayor y Arenal, siendo esta por la que continuaremos el recorrido

Las calles de Preciados y Carmen, estan ubicadas en el Ma-drid antiguo. Los trazados de sus calle delatan el tiempo de este lugar. En esta área hay un edificio que conserva toda su antigüedad, y es la Iglesia del Carmen. Esta iglesia data de 1640, y fue destinada a la orden de las Carmelitas Descal-

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zas. En su construcción con mampostería se puede apreciar claramente su antigüedad con respecto al resto de los edifi-cios de la zona que en general datan del siglo XIX.

Actualmente estas dos calles paralelas están cortadas al trá-fico y son de uso peatonal. Esto ha hecho que se conviertan en uno de los puntos más comerciales del Madrid céntri-co. En ellas se encuentran los grandes almacenes El Corte Inglés así como Fnac, este último especializado en libros, música y computacion.

Detrás de la torre del reloj, y a la derecha. Encontramos escondida la Plaza Pontejos, desde donde podemos ver el Teatro Albeniz así como un conjunto de tiendas tradicio-nales, llamadas Mercerías. Esta calle del Arenal nos lleva al Palacio Real. El nombre le viene dado por la existencia en su tiempo de una zona arenosa, ya que por debajo había corrientes subterraneas.

Una vez en la calle Arenal a unos metros se encuentra a mano izquierda el Palacio de Gaviria, a esa misma altura a mano derecha llegamos. El Monasterio de las Descalazas Reales. Retomando la calle Arenal y siguiendo por ella, a mano derecha se encuentra la Iglesia de San Ginés.

Monasterio Descalzas Reales, del siglo XVI. Juana de Aus-tria hija de Carlos V, mandó convertir el palacio en el que nació, en un convento. Gracias a las numerosas donaciones que recibió de las familias feudales, actualmente cuenta con una gran colección de tapices, esculturas y pinturas.

El Palacio de Gaviria, data de 1846, y fue mandado cons-truir por un banquero, Manuel Gaviria. La Iglesia de San Gines, de origen Mozárabe, data de los siglos XII-XIII. Su

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campanario es de estilo mudéjar. Este lugar esta dedicado a San Ginés de Arlés

Camino por la calle Mayor en dirección oeste, llego a la Plaza Mayor. En el lugar de la llamada Plaza del Arrabal, Felipe III quiso hacer una gran plaza que diera prestigio a su reinado. La forma de la plaza rectangular, como corres-pondía a la nueva plaza de una ciudad barroca. De los dos edificios principales, uno era la Casa de la Panadería, en cuyos bajos estaba instalada la panadería de la Villa, mien-tras en la planta principal existían espléndidos salones y un gran balcón desde el cual los reyes podían presenciar los espectáculos que en aquel recinto se celebraban.

Frente a ésta, la Casa de la Carnicería, y bajo los soportales, diferentes vendedores de cáñamo, sedas, hilos, y por ello no es de extrañar que sus callejones y arcos lleven nombres de gremios de artesanos y comerciantes: Cuchilleros, Co-freros, etc...La plaza fue escenario de las celebraciones y acontecimien-tos más destacados de la villa: coronación de reyes, autos de fe, autos sacramentales, corridas de toros, etc.

Esta plaza ha sido centro de Madrid durante siglos, y tras varios incendios, remodelaciones, y modificaciones obtiene el actual aspecto. En un principio en su lugar había unas lagunas llamadas de Lujan, cuando este sitio quedaba ex-tramuros de lo que era la villa. Es una plaza cerrada con soportales y viviendas hasta cinco plantas.

La Estatua Ecuestre de Felipe III, preside la Plaza Mayor. Si bien el destino inicial de esta fue la Casa de Campo, en 1848 Isabel II la cede al Ayuntamiento que la ubica final-mente en la plaza dado el interés que tuvo este rey por este

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lugar. La Casa de la panadería, es la parte más destacada de la plaza. Adornada por frescos. Justo en frente, ubicamos la casa de la carnicería, ocupada hoy por el Ayuntamiento.

El Arco de cuchilleros. Esta esquina de la plaza es una de las más populares por su desembocadura en una de las ca-lles más tradicionales por sus mesones como es la Casa Bo-tín. Calle y Arco deben su denominación por ser el lugar donde se estableció el gremio de artesanos cuchilleros, con su tiendas y talleres.

La Cueva de Luis Candelas, en este lugar fue objeto de mu-chas celebraciones sociales, tanto religiosas como popula-res. Hubo autos de Fe llevados a cabo por la Santa Inquisi-ción. Corridas de toros a caballo así como se proclamaron los reyes Felipe V Fernando VI y Carlos III. Actualmente los domingos por la mañana tiene lugar bajo su pórticos un mercado de sello y moneda. En Navidad se instalan casetas con artículos navideños.

Alrededor Plaza Mayor, esta la Cava y Mercado de San Mi-guel. Original mercado de abastos que sustenta su cubierta en airosas columnas de hierro. Anteriormente en este lugar estaba la puerta de Guadalajara que permanecio hasta fi-nales del siglo XIX en que se construyo dicho mercado. Respecto a la cava de San Miguel, el nombre le viene dado por ser lugar donde estuvieron los fosos que lindaron con la murallas medievales. La apariencia de todos estos alre-dedores ha cambiado bastante excepto la parte de la Plaza Mayor. Se trataba de edificios con soportales, para dar abri-go a las intempestades del tiempo, y de altura de 3 plantas.

La Calle Mayor, tal como su nombre indica fue una de las calles mas importantes durante los Austrias. Esta via en

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años properos ha contenido a mercaderes de calidad como joyeros o comerciates de sedas etc. En general fue lugar para el paseo cortesano de la época.

La Plaza de la Villa, fue el centro del Madrid cristiano ya que estaba ubicado equidistante de las dos principales puer-tas de entrada a la ciudad, La puerta de Guadalajara (Mer-cado de San Miguel) y Puerta de la Vega, al final de la calle Mayor. Esta tranquila plaza peatonal, está encuadrada por varios edificios interesantes cargados de historia. Hay una mezcla de estilos desde gótico, plateresco y se llega al ba-rroco.

El Ayuntamiento, fue casa consistorial desde 1619, este edi-ficio ha sufrido varias modificaciones, del primitivo estilo clásico, más palpable en la primera planta al estilo barroco en el resto del conjunto. Es en este edificio donde tiene su sede el Ayuntamiento de Madrid. En la Torre de los Lujanes, estuvo prisionero el rey Francis-co I de Francia tras la batalla de Pavía. Dato de principios del siglo XV y es parte del resto de un palacio. Mas ade-lante, la Casa Cisneros, corresponde al que fue sobrino del famoso cardenal, que inauguró la Universidad de Alcalá de Henares. Es uno de los pocos edificios que quedan en Ma-drid de la época Medieval

La Calle Sacramento es una de las calles más señoriales que se pueden encontrar en la ciudad de Madrid. En ella nos encontramos con palacios medievales e iglesias de la época, conservadas gracias a las sucesivas restauraciones. La Igle-sia de San Miguel, es una de las pocos iglesias españolas inspiradas en un estilo barroco italiano. Está dedicada a los santos Pastor y Justo.

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En su parte final esta zona se convierte en un conjunto de calles cortas que se cruzan con plazas irregulares, perderse por estos lugares siempre va a ser de gozo y disfrute. El resultado de este “laberinto” es fruto de una villa que creció sin proyección cuando adquiró la capitalidad.

Gran parte de los centros religiosos que hay en esta calle fueron financiados por donaciones realizadas por la nobleza para lavar su concienca ante los pecados cometidos. Tam-bien los numeros centros religiosos de esta calle, se debe a la actividad religiososa de carácter obligado que se desarro-llo entre los siglos XVII y XVIII.

El Convento del Sacramento, fue mandado construir por el primer ministro de Felipe III a principios del siglo XVII, su construcción fue lenta debido a varios pleito referentes a titularidad de su propiedad. Todo esto suposo que los es-tilos arquitectonicos de moda fueran cambiando en su larga edificación. En la Calle Bailen vemos a mano derecha el Amplia facha-da neoclásica obra de Sabatini, es un templo circular con seis capillas radiales. El edificio fue demolido y construi-do nuevamente en el siglo XVIII. Su origen se debe a San Francisco de Asís, que recibiendo como limosna un terreno sobre el río, levanto un pequeño habitáculo con paja y ado-be. Con posterioridad su discípulos gracias a los donativos mandaron construir la actual iglesia. Este convento acogió las sepulturas de ilustres familias madrileñas. Desde Las Vistillas, se aprecia un bello paraje típico del an-tiguo Madrid, donde se han celebrado y se celebran los fes-tejos de San Isidro y Virgen de la Paloma. Desde este punto no encontramos con un conjunto de edificios testimoniales

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y representativos de cómo fue la vida en el Madrid antiguo. La Plaza de la Paja, de forma irregular fue junto con la pla-za de los Carros el centro comercial medieval. A un lado está el Palacio Vargas que data del siglo XVI.

La Puerta Cerrada, Su nombre primitivo fue el de la culebra, dado que se encontró esculpido una imagen de este animal. Luego paso a llamarse Puerta Cerrada, dado que fue anula-da y cerrada ya que por la forma de esta era propensa a los robos y atracos. Actualmente hay un cruz en su lugar que embellece lo que fue en su momento un registro de agua.

San Pedro, Iglesia del siglo XIV se corresponde con la épo-ca de Alfonso XI.Capilla del Obispo. Unico templo gótico de la ciudad, con-serva retablo de las época y las puertas son de estilo plate-resco siendo de gran valor artístico Las Calles de Cavas alta y baja, corresponden a los fosos que rodearon las murallas cristianas, y en su momento es-tuvieron ubicadas en estos lugares. Si nos fijamos en el tra-zado de sus calles tienen forma curva, que es la que corres-ponde con el trazado de las defensas.

Estas calles han sido frecuentadas por cualquier personaje de la época del Madrid antiguo, como San Isidro Labrador, hasta los árabes cuando fueron expulsados huyeron por es-tos lugares. Fue lugar de tascas y fondas que dieron cobijo a pícaros, maleantes y charlatanes. Actualmente abundan antiguos comercios y restaurantes con el sabor del antiguo Madrid.

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Por la Calle Toledo, a mano dercha esta la iglesia de San Isidro, que se comenzó a construir en 1626 perteneció en un principio a los Jesuitas, tras la expulsión ordenada por Car-los III recuperaron este lugar cuando les fue devuelto por Fernando VII. Durante su ausencia este lugar fue destinado como lugar de devoción al santo de la ciudad San Isidro.

La iglesia, de estilo barroco se comenzó a construir en 1626 para el colegio de la compañía de Jesús. Es una iglesia de fachada austera con dos torres una a cada lado. Esta iglesia ha hecho la función de catedral de la ciudad con carácter provisional hasta 1993 en que se concluyo la construcción de la Catedral de la Almudena. Actualmente se encuentran los restos del santo patrón y los de su esposa Santa María de la Cabeza.

El Palacio de comunicaciones, se construyo sobre uno de los jardines que estaba dentro del antiguo recinto del Par-que Retiro. Las obras comenzaron en 1908 y duraron 13 años. Es de estilo catedralicio como se puede apreciar en sus torres. En dicho palacio realiza la función de Central de Correos.

La creación de la Plaza de Oriente, se debe a los proyectos del Hermano de Napoleon, en su idea de abrir una gran ave-nida hasta la Puerta del Sol y continuando por la calle Alca-lá, en 1811. Esta bella plaza ajardinada contiene la estatuas de los reyes Godos. En el medio preside la estatua ecuestre de Felipe IV. Debido a su ubicación frente al Palacio Real, este lugar siempre ha sido objeto de acontecimientos histó-ricos; coronaciones, rebeliones y revoluciones consecuen-cia de los constantes cambios políticos del país. Del lado derecho encontramos el conjunto de estatuas de los reyes, y en el centro una estatua ecuestre, al fondo el inminente Palacio Real.

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El Palacio Real de Madrid es la residencia oficial de Su Ma-jestad el Rey de España, que lo emplea en las ceremonias de Estado, aunque no habita en él. El origen del palacio se remonta al siglo IX en el que el reino musulmán de Toledo construyó una edificación defensiva que después usaron los reyes de Castilla, sobre la que en el Siglo XVI, se construyó el Antiguo Alcázar. Destruido este por un incendio en la Nochebuena de 1734, Felipe V quiso que el Palacio Nuevo ocupase el mismo lugar. Toda la construcción se hizo abo-vedada, en piedra y ladrillo, sin madera, para que ningún incendio pudiera destruirlo. Las obras se realizaron entre 1738 y 1755, estableciendo Carlos III su residencia en él en 1764. La decoración del Palacio Real de Madrid ha ido cambian-do con el paso del tiempo según los diferentes estilos artís-ticos de cada momento. Del reinado de Carlos III se conser-van el Salón del Trono, la Cámara del Rey (o de Gasparini) y la Sala de Porcelana, obra de la Real Fábrica del Buen Retiro. Para su realización se emplearon ricos materiales: mármoles españoles, estucos dorados, madera de caoba en puertas y ventanas e importantes obras de arte, en especial las pinturas al fresco de los principales artistas del Salón Gasparini, Giaquinto,Tiepolo y Mengs y sus seguidores es-pañoles Bayeu y Maella. De Carlos IV destacan el Salón de Espejos y el Gabinete de la Reina María Luisa y de época Alfonso XII el Comedor de Gala.

La decoración del Salón del Trono se conserva intacta des-de el reinado de Carlos III. La bóveda fue pintado al fresco por Tiepolo, que la terminó en 1766, y representa la Ale-goría de la Monarquía Española, con personificaciones de sus posesiones en el mundo. El mobiliario de talla dorada y el bordado de la colgadura de terciopelo fueron realizados en Nápoles, donde Carlos III había reinado. Los espejos, enormes para la época, son de la Real Fábrica de La Granja,

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y las arañas de cristal de roca fueron adquiridas en 1780 en Venecia. Velázquez trajo en 1650, desde Roma, los leones de bronce dorado que flanquean el dosel del trono para el antiguo Salón del Trono del Alcázar, situado prácticamente en este mismo lugar.

Los jardines de Palacio llamados Campo del Moro, tienen su origen en época de Felipe II, aunque su aspecto actual data de 1890. La plaza situada al Este de Palacio, llamada por esto de Oriente, recientemente remodelada, está ador-nada con varias de las esculturas de reyes de España reali-zadas durante el reinado de Fernando VI.

La Real Armería está considerada como una de las colec-ciones más importantes de su género. Conserva armas y armaduras pertenecientes a los reyes de España y a otros miembros de la Familia Real, desde el siglo XIII. Tras un largo periodo de restauración, se reabre al público la Real Armería, a partir del mes de junio de 2.000, presentando una importante selección de armas y armaduras del periodo medieval, así como la armería de Carlos V y Felipe II. En los primeros años de reinado de Alfonso XIII se acomete su construcción, la que será la sede definitiva de la Casa de Correos, que anteriormente compartía con el Ministerio de la Gobernación el viejo caserón de la Puerta del Sol. Se eligió para su ubicación las Huertas de San Juan, conocidas como Jardincillos del Buen Retiro, en la esquina del Prado con Cibeles, un lugar muy frecuentado antes y ahora; antes por ser escenario de numerosas representaciones teatrales y verbenas.

Construido por Antonio Palacios (1874-1945) y Joaquín Otamendi (1874-1960) entre 1907 y 1918 e inaugurado al

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año siguiente con asistencia de los reyes, este hermoso edi-ficio centraliza el reparto de correos de Madrid. Alberga el museo de comunicaciones, donde se hace un recorrido por el avance de las técnicas postales.Sus muros exteriores, de concepción neobarroca, presentan rasgos de angulosa geometría y recargada decoración orna-mental.

Su interior, organizado alrededor de un grandioso patio, que consta de una gran rotonda con remate torreado, está en perfecta sintonía con el monumental aspecto exterior. Su criticada monumentalidad se explica desde la visión cos-mopolita que sus autores otorgaron a este incipiente centro neurálgico de la ciudad. Contrasta su acusada verticalidad frente a la horizontalidad del resto de edificios de la plaza.

El Palacio del Congreso de los Diputados es un edificio de estilo neoclásico construido entre 1843 y 1850, obra del ar-quitecto Narciso Pascual y Colomer. Su fachada principal esta compuesta por un pórtico clásico con seis columnas corintias; al acceder por la Escalera de Honor nos encontra-mos con la Puerta de Bronce en la Maestranza de Sevilla en 1866. El frontispicio de Ponzano representa a España abra-zando la Constitución y rodeada de la Fortaleza, la Justicia, las Ciencias, la Armonía, las Bellas Artes, el Comercio, la Agricultura, los Ríos y Canales de navegación, la Abundan-cia y la Paz.

En el interior nos encontramos con numerosas salas de in-terés como el salón de conferencias, biblioteca, retratos, sala de columnas, escritorios del reloj y de la Constitución, Hemiciclo, etc. Siendo este ultimo el mas conocido por ce-lebrarse, además de las sesiones ordinarias, las extraordi-narias de Cortes Generales, siendo la más importante la so-lemne sesión de apertura de cada legislatura. Esta presidido

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por un tapiz con el escudo de España bajo dosel y a cada lado dos esculturas en mármol de Carrara que representan a Isabel la Católica y Fernando el Católico, obras de José Panucci y Andrés Rodríguez, respectivamente.

Antiguamente llamada Plaza de San Salvador, fue la plaza principal del Madrid cristiano, entre otras cosas por pasar por aquí la vía más importante desde tiempos árabes, la ca-lle que iba desde la Puerta de la Vega a la de Guadalaja-ra, es decir, la calle Mayor. Estaba también la Parroquia de San Salvador, donde el Concejo celebró sus reuniones en la Edad Media. Fue Enrique IV quién a finales del siglo XV realizó aquí diversas reformas, peró la plaza que hoy cono-cemos no guarda parecido con la que él dejó.

En el siglo siguiente se construye la Casa de Cisneros, y en el XVII desaparece la parte occidental de la plaza, al levan-tarse la Casa de la Villa, el Ayuntamiento. En el XIX sucumbe la Parroquia de San Salvador, producto de la especulación. Por suerte, la parte meriodinal aún se conserva, donde se pueden observar las más antiguas edificaciones civiles de la ciudad, dos edificios de finales del XV conocidos como Casa de los Lujanes, de entre las que destaca la de alta y maciza torre, muestra de la arquitectura mudéjar. Estas ca-sas fueron restauradas a principios del siglo XX.

El Parque del Retiro, actualmente es un lugar de paseo, fue un recinto cerrado al publico para divertiemento de la aris-tocracia. Tiene una dimension de 130 hectareas. Contiene frondosos y macizos árboles y elegantes jardines, adonados con fuentes y estatuas etc. En el centro un estanque con alquiler de embarcaciones.

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La puerta esta formada por 5 pasajes, uno central que solo es usado por los reyes o personalidades importantes, a am-bos lados dos pasajes para los carruajes, uno de entrada y otro de salida, y por último a ambos extremos dos más, para los peatones, uno para cada sentido. Se trata de una puerta de estilo Neoclásico realizada en granito. Contiene alego-rias militares.

Parque creado durante el reinado de Felipe IV, quien levan-tó allí un palacio del que solo queda el Casón y el Salón del Reino o Salón Grande, que hoy alberga al Museo del Ejército. Hoy es el parque de carácter histórico-artístico más importante de la ciudad, con una superficie de 116,84 Ha, y unos 15.000 árboles. Sus elementos de atracción más singulares son el Jardín de Vivaces, los Jardines de Cecilio Rodríguez, los Jardines del Arquitecto Herrero Palacios, la Rosaleda, el Parterre Francés con el Ciprés Calvo, el Estan-que grande donde se puede practicar el remo, las rías y la-gos artificiales, fuentes ornamentales, Palacio de Velázquez y Palacio de Cristal utilizados como salas de exposición.

La exquisitez en las formas y la gran calidad del manteni-miento de las plantas, hacen de esta obra natural un ejemplo de gran gusto y admiración por la naturaleza. Se suceden en el Retiro las hileras de bojs y los suelos de verde aterciope-lado donde más de una vez se improvisan picnics y siestas los visitantes.

En su parte más alejada del exterior se sitúa su jardín ocha-vado, con sus curiosas formas que se ha granjeado por parte de los niños el fantasioso apelativo de “jardín de las co-liflores”. Pero,sin duda, el soberano en el parterre francés es otro elemento. Se trata del ciprés calvo, para muchos el árbol más valioso de España. Este enorme ejemplar, que cuenta con 400 años de edad, tiene forma de candelabro y

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tras la intensa vigilancia y cuidados que se le profesan goza de buena salud. Oriundo de México, se trata de una de las más antiguas especies arbóreas actualmente vivas. El elemento agua no puede faltar en un jardín.

El estanque del retiro es el espejo de Narciso del recinto pues, gracias a sus magníficas dimensiones, permite al par-que mirarse así mismo reflejado en sus aguas. Una oportu-nidad para aquellos que quieran disfrutar de un paseo en barca o practicar el deporte del remo en las aguas de este lago artificial recientemente renovado.

Un gran número de emblemáticas fuentes pueblan el Retiro. “La fuente de la alcachofa”, trasladada desde su emplaza-miento original en una de las entradas de Madrid a la plazo-leta de Honduras en la orilla suroeste del estanque grande es la más veterana. Hoy en día existe una copia exacta en bronce que forma parte de la remodelada Glorieta de Ato-cha. La otra fuente llevada al Retiro fue la de los Galápa-gos, que había sido erigida con motivo del nacimiento de la futura Isabel II en la Red de San Luis entre 1831 y 1832. Esta fuente antes de llegar al Retiro pasó una temporada en la Plaza de Santa Ana por capricho del gobierno liberal. Podemos encontrar otras fuentes con menos historia pero no de menos importancia. Para los paseantes sedientos o los habituales del deporte al aire libre, el parque cuenta con numerosos surtidores para refrescarse repartidos por todo el parque.

La oferta del Retiro se extiende al ámbito cultural de mano de sus museos y salas de exposiciones: Palacio de Veláz-quez, Palacio de Cristal, Casa de las Vacas, el Museo del ejército y el Casón del Buen Retiro son los emblemas artís-ticos del parque que renueva sus exposiciones con la mis-ma cadencia que los árboles del Retiro mudan sus hojas,

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siempre para ofrecer al visitante la novedad y la inusitada belleza de cada estación. El Palacio de Velázquez es uno de los lugares más representativos del Retiro. Contiene una incuestionable pinacoteca que atrae diariamente a turistas y amantes del arte de variadas procedencias.

El Museo del Ejercito, está ubicado en uno de los Palacios el Vestíbulo de Reinos o Vestíbulo Grande, arquitectura del siglo XVII, que formaron parte del Parque Retiro. Contiene salas dedicadas a la historia militar que conservan gran va-riedad de armas y otros utensilios de defensa desde la época musulmana a nuestros días. Se exponen armas, armadura, imágenes de batallas históricas. Como objeto protagonista figura “La Tizona”, espada del Cid Campeador.

Museo de Arte Español del XIX (Casón del Buen Retiro). Anexo al Museo del Prado. Erigido durante el reinado de Felipe IV. Casa de las Vacas. Internada en el verde pulmón de Madrid, acoge puntualmente cada año la prestigiosa ex-posición fotográfica de la publicación National Geographic.

El Palacio de Cristal es el joyero del Parque. Su volumétri-ca personalidad que le convierte en heredero del Cristal Pa-lace de Paxton, hace de la contemplación de la arquitectura industrial de principios de siglo todo un acontecimiento. Los días soleados se convierte en crisol de miradas, ante los haces de luces que lo atraviesan como contundentes espada. Un exterior aderezado con un uso inteligente del interior que acoge exposiciones de arte moderno con frecuencia distribuidas en dos alturas.

Al igual las fuentes de Cibeles y Apolo, la Fuente de Nep-tuno representa al dios de los mares, esta sobre una concha y esta es tirada por caballos. Neptuno representa uno de

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los campos de actuación en que Carlos III quería basar sus reformas para recuperar la maltrecha economía española. Con Neptuno se aludía a la Marina, que el monarca reformó hasta hacerla competitiva, a parte de la evidente interpreta-ción de Agua, Fuego, Aire y Tierra.

Antes que la fuente de Neptuno estaba aquí la del Caño Dorado, mencionada por Cervantes en el Quijote, junto con otras como las del Piojo, Leganitos y Lavapiés. El proyecto para la construcción de la fuente fue hecho por Ventura Ro-dríguez en 1777, formando parte del conjunto urbanístico de paseo del Prado.

El Paseo del Prado nace de un proyecto de Carlos III en su deseo de dar a Madrid un realce en su estilo urbanístico. Antes de que se configurara este paseo en su lugar había como su nombre indica un gran prado.

Museo del Prado, Su base principal es un edificio neoclá-sico perteneciente al proyecto urbanístico de Carlos III. Se inicio como museo tras albergar los cuadros de las familias Reales de los Austrias y Borbones de los siglos XV, XVI y XVII. El Museo, que se creó como museo de pintura y escultura, tiene también colecciones importantes de dibujos (más de cinco mil), grabados (dos mil), monedas y medallas (cerca de mil), y casi dos mil piezas de artes suntuarias o decora-tivas. La Escultura a su vez está representada por más de setecientas piezas y por una cantidad menor de fragmentos escultóricos.

Pero la colección de pintura con su enorme riqueza, en can-tidad (ocho mil seiscientas pinturas) y en calidad, ha os-curecido la importancia de las otras colecciones. Aún así,

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dada la endémica limitación de espacio, el Prado sólo puede exhibir, en sus dos sedes, la más rica selección posible de sus pinturas (una séptima parte aproximadamente) y de sus esculturas; y aún éstas lo están con un criterio decorativo, al igual que algunas piezas de mobiliario y artes suntuarias (salvo la exhibición completa, y como conjunto ordenado, de El Tesoro del Delfín).

Los fondos de la colección de pinturas se articulan en tres conjuntos fundamentales: las pinturas que proceden de las colecciones reales (poco más de tres mil), las que aportó la fusión con el Museo de la Trinidad (que rebasan ligeramen-te las dos mil) y el fondo llamado de Nuevas Adquisiciones (más de tres mil quinientas) que es el bloque vivo en el que se asientan desde las primeras adquisiciones que realizaron ya museos como el del Prado y el de la Trinidad mientras existió, hasta los últimos ingresos. Estas adquisiciones han venido siendo por compra, por donaciones y legados, y también por suscripciones públicas.

Entre los artistas de la escuela española están: El Greco, Velázquez, Ribera, Murillo, Goya. De la escuela italiana; Fray Angelico, Rafael, Tiziano, Tintoretto, y Veronés De la escuela flamenca; El Bosco, Van der Weyden, Memling, Rubens De la escuela holandesa; Rembrant. De la escuela francesa, alemana e Inglesa. Este museo es el más completo en pintura española de los siglos XIII al XVIII. Después de una visita al Museo del Prado, visitamos el Jar-dín Botánico, dado su proximidad. Este lugar forma parte de los deseos de Carlos III por disponer de un jardin que abarcara las diversas especies botánicas incluyendo aque-llas que proceden de las colonias. El invernadero con su columnata y las portadas que dan al paseo. El jardín termina en la plaza de Murillo. Que se abre a la izquierda en la añeja Plaza de Las Cuatro Fuentes.

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Estas cuatro fuentes que rodean la glorieta representan del-fines que juegan con niños tritones. Se cruza junto al Museo del Prado. El edificio del museo concluye en la Plaza de Canovas del Castillo. El centro de la plaza está adornado con la Fuente de Neptuno que empuña el tridente, alzado sobre un carro en forma de caracola del que tiran caballos marinos, entre dos altos chorros de agua que caen en un estanque circular. A esta plaza se asoman los hoteles mas característicos de Madrid, construidos en un estilo francés, el Hotel Ritz, de la Belle Epoque, y en el flanco derecho el Palace en el izquierdo. Hoy en día sus servicios de hospeda-je están orientados a altas personalidades como presidentes de gobiernos y altos cargos.

También en el flanco occidental, formando esquina entre la carrera de San Jerónimo y el Paeo del Prado, se encuentra el Palacio de Villahermosa de estilo neoclásico, que alberga la valiosa colección Thyssen-Bornemiza. Tiene sus cuadros expuestos de forma cronológica que permite realizar una completa visita de la pintura europea.Consta de aproximadamente 800 obras, que abarcan desde el siglo XIII en adelante. La exposición está distribuida en tres plantas. Entre su principales artistas tenemos a: Fray Angélico, Van Eyck, Durero, Rembrandt, Hals, Tiziano, Van Dick o Rubens, Entre los impresionistas destacan: Ma-net, Monet, Renoir, Gauguin, Tolouse-Lautrec, Cézanne o Van Gogh, llos cuales completan la colección de las obras clásicas del Museo del Prado.

El tramo que va desde la plaza de Canovas a las Cibeles se diseñó para hacer de él la parte más exclusiva y se conoce como el Salón del Prado. En su inicio a la derecha, se abre el círculo regular de la plaza de la Lealtad, en cuyo centro se alza el Obelisco del Dos de Mayo, en memoria a los caídos en el levantamiento del 2 de Mayo de 1808 contra las tropas napoleónicas. En un aurna adosada a su pie se guardan las

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cenizas de algunos de los héroes muertos en aquellos días. En esta plaza de la Lealtad se encuentra situado el edifico de La Bolsa de Madrid, con un gran pórtico y una escalina-ta en la entrada está inspirado en el edificio de la Bolsa de Viena. Este edificio se levanta sobre el lugar donde había un teatro, llamado Dorado.

Siguiendo por el Salón del Prado en el lado izquierdo está si-tuada la Fuente de Apolo que está coronando el monumento mientras las alegorías de las cuatro estaciones se enmarcan en los cuatro frentes. En el lado derecho del paseo está el Museo Naval, esta ubicado dentro del Cuartel General de la Armada, este museo ofrece libros e instrumentos de nave-gación así como armas y pinturas de batallas navales. Como elemento a no perder cabe destacar la Carta de Juan de la Cosa, que ya en 1500 muestra el continente americano.

La Fuente de la Cibeles, preside el centro de la plaza y re-presenta a la diosa de la fertilidad en un carro tirado por leones. Los leones simbolizan a Hippomenes y Atalanta la fertilidad del campo y los animales, a Hippomenes y Ata-lanta condenados por Afrodita a tirar del carro de la diosa, mientras que la cara que arroja el agua es otro personaje mitológico -Atis-, a quien Cibeles tras su muerte resucito. Antiguamente, además de decorativa, servía para dar de be-ber a hombres y caballerías, ese es el origen de su caño en la parte trasera.

Esta fuente que embellece la ciudad hizo la función propia de fuerte, proveyendo agua desde dos puntos de la fuente. Desde la plaza de la Cibeles se aprecia una zona ajardinada detrás de una hermosa verja, corresponde al recinto del Pa-lacio de Buena Vista, el cual a penas se puede ver debido a la frondosidad de los arboles.

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El Paseo finaliza en la explanada de las Cibeles, a la que circundan cuatro grandes edificios. El Palacio de Comuni-caciones, al que los madrileños llaman con ironía Nuestra Señora de las Comunicaciones. El Banco de España, esta ubicado sobre el antiguo Palacio de Alcañices. Posterior a la primera construcción se realizaron ampliaciones sobre el lado del Paseo del Prado. Este lugar es un importante cen-tro neurálgico donde convergen las vías más importantes de la ciudad. Se caracteriza por pertenecer al Madrid señorial rodeado de palacios y zona ajardinada.

El Palacio de Buenavista, actualmente es el cuartel Gene-ral del Ejercito de Tierra y antigua posesión del Ducado de Alba. El Palacio de Linares es de estilo barroco y alberga una riqueza de pinturas murales, decoración de tallas y mo-biliario. Hoy es la Casa de América, destinada a promover las relaciones culturales.

Desde Cibeles camino por Alcalá en dirección este, a la derecha está la monumental puerta de Alcalá. Aunque la primera Puerta de Alcalá se construyo en 1599 para el re-cibimiento de doña Margarita de Austria, esposa de Felipe III, el nueve de diciembre de 1759 Carlos III entra en la Villa por la Puerta pero, no siendo de su agrado, la manda derribar en 1764.

El monumento consta de un arco del triunfo, tres entradas con arco de medio punto, flanqueadas por otras dos puertas adinteladas, diez columnas con capiteles jónicos realizadas según el modelo de Miguel Ángel para el Capitolio y cabe-zas de leones en las claves de los tres arcos centrales, obra de Roberto Michel.

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La Puerta de Alcalá fue concebida para dar acceso a la ciu-dad por una de las parte más elegantes, pretendiendo que estuviera a la altura del lugar. Símbolo de Madrid junto con La Cibeles, fue construida en 1778 a petición de Carlos III por Francisco Sabatini. El gran escudo sostenido por la Fama y el Genio es obra de Francisco Gutiérrez.

Caminamos por el paseo del Prado, en direccion a la esta-cion de trenes de Atocha. Antes de llegar, a mano derecha, encontramos el Museo Reina Sofía, edificado sobre lo que era un antiguo hospital llamado de San Carlos que pertene-ce al proyecto urbanístico de Carlos III. Este museo, pre-senta un recorrido de 17 salas en las que hay que prestar especial atención a las salas de Picasso, Miró y Dalí. Ofrece una exposición de los principales movimientos artístico es-pañol del siglo XX; pinturas, esculturas, dibujos y graba-dos que se distribuyen en una exposición permanente y otra temporal.

Más adelante llegamos a la Glorieta del Emperador Carlos V, conocida como la glorieta de Atocha, por concluir aquí la calle de este nombre. Es una plaza animada, ya que en la zona se halla uno de los nudos de comunicaciones mas im-portantes de la ciudad. En el lado derecho está la Estación de Atocha que es una magnifica muestra de la arquitectura en hierro. Tiene una gran bóveda de cristal y hierro, que forma un frente diáfano, rematada por una esfera terrestre a la que rodean animales fantásticos tallados en hierro. Los antiguos andenes se han convertido en jardines.

El centro de Madrid hasta comienzo del presente siglo, lo componían en su mayoría callejones, casi un laberinto que exigían construir vías que descongestionaran el centro. A la ciudad llegaban noticias de la renovación urbana de Pa-rís. Los bulevares embellecen la ciudad y disminuyen las

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índices de rebeldía política y delincuencia. Finalmente se aprobaron las obras para construir la Gean Vía, cuya pri-mera casa está en el numero 8 de la calle, en la esquina con Víctor Hugo. La calle contiene tres tramos, el que vá de la calle Alcalá a la Red de San Luis, luego a la Plaza Callao y finalmente en la Plaza España. En la primera zona proli-feraron edificios muy al gusto francés, pues Paris marcaba la pauta de l época. En los otros dos tramos está presente la moda norteamericana.

Inicio el paseo en la esquina que forman la calle de Alcalá y la propia Gran Vía. El edificio que cubre todo el ángulo es el de la Unión y el Fénix, propiedad de una compañía de seguros. Cuenta con una rotonda de columnas corintias y entablamientos rematados con grupos escultóricos. Sobre la cúpula se alza la estatua de una Victoria Alada. En la acera del lado norte, justo donde concluye Alcalá y casi en la es-quina con la calle del Marqués de Valdeiglesias, en donde está la iglesia de San José. Continúo por la acera sur donde se encuentra el oratorio del caballero de Gracia. La fachada que da a la Gran Vía es de estilo neoclásico y cuenta con unos frescos en la cúpula.

Más adelante, está el edificio de la Telefónica, en la Red de San Luis. El edificio es una estructura que en su tiempo fue el más alto de Europa. Diseñado por un arquitecto ame-ricano y terminado por uno español que le agregó a la fa-chada algunas formas barrocas de tradición madrileña. Más adelante hay numerosos cines y cafeterías. En la acera del lado derecho, está la Casa del Libro, una de las más grandes librerías. En esta zona el comercio es variado con algunas tiendas de lujo.

Al llegar a la Plaza Callao, veo dos edificios curiosos. El Palacio de Prensa que muestra una decoración art decó y el

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Cine Callao que imita en su estilo la escuela norteamerica-na de Chicago de los años veintes. La Gran Vía termina en Plaza España, que es un espacio ajardinado presidido en el centro por un monumento de Cervantes. El angulo derecho de la plaza, lo cierran dos edificio que fueron orgullo en décadas pasadas como espejo de progreso económico. La Torre de Madrid y el Edificio de España.

En el lado izquierdo de la plaza está el Templo Nacional de Santa Teresa de Jesús, un edificio reciente que imita y mezcla estilos anteriores, del gótico al modernista, cin una cúpula decorada en cerámica. En la acera de enfrente, el Edificio Gallardo, es un bello ejemplo del modernismo. Siguiendo por la calle Ferraz, en la esquina con Ventura Rodriguez se encuentra el Museo Carralbo, situado en el palacio del marques con valiosas colecciones de arte y pie-zas arqueológicas.

En su angulo norte de la plaza de España, inicia la calle de la Princesa, que continua recta hasta finalizar en la plaza de la Moncloa. Es una vía muy animada, con grandes alma-cenes, hoteles, restaurantes y bares. Al final de la calle es una zona de reunión para gente joven, cerca está la Ciudad Universitaria. Poco después del cruce, junto a una plazuela está el Palacio de Liria, propiedad de los Duques de Alba. El edificio, del siglo XVIII, fue destruído por completo du-rante un bombardeo de la aviación franquistala en la Gue-rra Civil. En su interior hay lienzos de Rembrant, Rubens, El Greco, Zurbarán y Goya entre otros. Detrás del palacio, por la calle Duque de Liria, se encuentra el antiguo Cuar-tel del Conde Duque. La portada del lado norte, en estilo barroco, con una decoración desbordad conn todo tipo de ornamentos a los que corona el escudo de Carlos III. Cerca de ahí, está el Convento de las Comendadoras de la Orden de Santiago. Volviendo a la calle Princesa apartir del cru-ce con Alberto Aguilera, se extiende un bullicioso barrio.

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Al final de la calle, al final de la Plaza de la Moncloa, se encuentra un edificio que demota añoranzas imperiales. El Cuartel General del Aire, construído por el General Franco. Lo mismo sucede con el Arco de Triunfo, imitación de la arquitectura romana. Mas adelante se encuentra la glorieta de San Bernardo o Ruiz Jiménez. De ahí inicia la calle del mismo nombre.

Camino por la calle Fernando VI y siguiendo por la calle Bárbara, llego a la Plaza de las Salezas, donde se encuen-tran el palacio de Justicia y la Iglesia de Santa Barbara. Los dos edificios forman parte de un monasterio que com-prendía el palacio y multiples jardines. Cuando las monjas fueron exclaustradas pasó a ser el Palacio de Justicia. La parte más interesante es la iglesia. Una cornisa divide en dos la fachada del templo y hay en la parte interior sólidas pilastras rematadas con capiteles de orden jónico. Las dos estatuas instaladas en los nichos de la fachada representan a Francisco de Sales y a Santa Juana Francisca de Chantal. El templo remata con una gran cúpula. Más adelante subiendo por la calle Almirante, hasta llagar a la calle del Barquillo, doy vuelta a la derecha hasta la Plaza del rey donde se hall la casa de ls Siete Chimeneas, propiedad del Ministerio de Cultura. Es el edificio más antiguo de madrid. Sirvió de vi-vienda al marqués de Esquilache, ministro de Carlos III.La calle del barquillo acaba precisamente en el lugar donde se cruzan Alcalá y la Gran Vía.

El Paseo de la Castellana tiene su inicio en la Plaza Colón, como prolongación urbanística del Paseo del Prado y del de Recoletos, atravieza la Plaza de castilla hasta finalizar en el pueblo de Fuencarral. Es la avenida más larga de Ma-drid y funciona como una columna vertebral de la ciudad, dividiéndola en dos hemisferios. Hasta mediados del siglo XIX era una barranca con un arroyo maloliente. Comenzó a urbanizarse durante el reinado de Isabel II y a los lados se

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contruyeron numerosos palacetes pertenecientes a l nobleza que ahora se han converido en embajadas, centrales banca-rias y complejos comerciales. Hacia la derecha se extiende el barrio de Salamanca que se planificó como un ensache de Madrid para alojar a la alta burguesía.

La Plaza Colón, donde se alza la estatua más alta de la ciudad. A sus pies se extienden los Jardines del Descubri-miento, en el subsuelo se encuentral los locales del centro Cultural de la Villa de madrid. En el angulo de la drecha, se encuentran la Biblioteca nacional y el Museo Arqueológi-co, en el ala que da a la calle de Serrano. Este edificio es el primero en el que se usó de un modo masivo el hierro como material de construcción. La fachada, a la que se accede por una escalinata, muestra un espectacular pórtico, con tres puestas de hierro, numerosas estatuas, una columnata estilo corintio y un frontón con la alegoría del Triunfo de las Le-tras, las Ciencias y las Artes. En la Biblioteca se guardan 5 millones de volúmenes.

Enfrente de la biblioteca nacional, en el Paseo Recoletos, se situa el Museo de Cera. Enfrente están las Torres de Jerez, de la llamada arquitectura en el aire. Camino por el paseo de la castellana hacia la drecha veo el edificio del diario ABC. La fachada esta en la calle de Serrano. Bajo el puente que cruz la calle Eduardo dato hasta la calle de Juan Bravo está el Museo de Escultura al Aire Libre. En esta zona contem-plo edificios modernos que alternan con los palacetes, como las sedes de la Unión y el Fenix Bankunión y Adriática.

Por la calle de Serrano, entre Goya y Diego de León se concentra el comercio más lujoso de la ciudad, esta zona es conocida como la Milla de Oro. Mas adelante, en el si-guiente tramo de la Castellana está la Plaza de San Juan de la Cruz. En el lado derecho se encuentran el Museo de

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Ciencias Naturales y la Escuela de Ingenieros Industriales. Es una construcción de hierro y cristal, la cúpula y las cu-biertas fueron importadas de Bélgica, Bajo el museo, junto a un pequeño estanque se halla el monumento a Isabel la Católica. En la esquina de la plaza está el complejo que se conoce como Nuevos Ministerios.

La Madrid futurista, el Manhattan madrileño comienza a partir del cruce de la Castellana con Raimundo Fernandez Villaverde. El complejo Azca, donde se encuentran las to-rres más altas, como el Edificio Europa y la torre Picasso. En esta zona hay un centro comercial, edificios de oficinas y viviendas con los alquileres mas caros de la ciudad. Junto a la Torre de Picasso, está rl edificio Windsor y el Trieste, dos construcciones que conjugan la belleza y la sencillez al mismo tiempo. También el rascacielos del Banco de Bil-bao visible desde muchos puntos de Madrid y el edificio Torre Europa, singular por los elementos estructurales de su fachada y los remates metálicos que hacen de sostén al heliopuerto.

En la esquina de General Perón con el Paseo de la castella-na, se encuentra el Palacio de ezposiciones y Congresos con un mural del pintor Joan Miró que cubre toda la fachada. Enfrente del palacio, en el otro lado de la castellana, está el estadio Santiago Bernabéu. Más adelante está el edifico Cuzco IV destinado a oficinas. En las calles vecinas hay ho-teles de calidad y numerosos restaurantes y bares. Continuo hasta llegar a la Plaza de Castilla, que es el final del Paseo de la castellana. A un costado se encuentra la Estación de Chamartin, principal nudo ferrioviario de España.En la plaza se alza el monumento a calvo sotelo, detras del cual sobresalen las siluetas de las torres gemelas y especta-cularmente inclinadas que se llaman Puerta de Europa.

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El Templo de Debod, desde hace algunos años instalado en Madrid, es una interesante muestra de la arquitectura reli-giosa de los últimos tiempos de la civilización egipcia y uno de los contados monumentos arquitectónicos que pueden verse fuera de aquel pais.

Fue donado en 1968 a España por la República Egipcia, en agradecimiento por la ayuda prestada en el salvamento de los templos de Abu Simbel. Entregado para su custodia al Ayuntamiento de Madrid, fue reconstruido e instalado en el solar del antiguo Cuartel de la Montaña, donde se abrió al público en 1972.

Su contrucción se inició hace 2.200 años por el rey Adija-lamani de Meroe, quién levantó una pequeña capilla, de-dicada a Amón en la localidad nubia de Debod, al sur de Egipto. Posteriormente, faraones de la dinastía ptolemaica y los emperadores romanos Augusto y Tiberio engrandecie-ron y decoraron el edificio originario, hasta darle su aspecto actual.

El Templo estaba dedicado al culto de los dioses Amón e Isis, cuyas imágenes se repiten en los relieves del templo. El edificio está constituido por dos plantas en las que se suceden distintas salas, destacando algunas por sus paredes decoradas con relieves (Capilla de Adijalamani o el Vestí-bulo) o la capilla donde se guarda la naos, sagrario de pie-dra que contenía la estatua del dios.

El Museo de Artes Decorativas, esta ubicado en un pre-cioso palacio que data del S XIX contiene una importante colección de muebles y otros objetos de arte. A destacar una cocina del siglo XVIII. Era costumbre en dicha época

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utilizar dicho prado para el esparcimiento y paseo. Después de la finalización del proyecto urbanístico se consiguió un autentico lugar para pasear que los madrileños utilizaron socialmente para el cortejo y el galanteo.

Interesante y típico mercado al aire libre que se celebra las mañanas de los domingos. En torno a la plaza al Héroe de Cascorro y la calle Ribera de Curtidores se extienden inmu-merables puestos de mercancías diversas (nuevas, usadas, artesanía...), atrayendo a gran cantidad de público.

Es casi uno de los símbolos emblemáticos de la ciudad, aunque ha tenido tiempos mejores. Cuando los puestos eran de artesanos o “anticuarios”, que deshacían su propia casa y la ponían a la venta. Hoy sigue habiendo algunos, pero ya hay mucho comercio puro y duro. A primeras horas de la mañana, comienza la llegada de los comerciantes que ins-talan sus puestos.

La policía controla que todos estén regulados, y por supues-to paguen su impuesto al Ayuntamiento. Sobre las 9.00 o las 10.00 llegan los más madrugadores, los que buscan las gangas u objetos determinados, como quizás algo que les hayan robado y tengan la esperanza de encontrarlo entre otros enseres. O simplemente los que les gusta el Rastro más tranquilo, sin el mogollón y los ríos de gente que llegan a partir de las 12.00.

El Rastro se dispersa por unas cuantas calles alrededor de la Ribera de Curtidores, y que llegan hasta la Ronda de To-ledo. Diferentes cosas, se reparten por diferentes zonas: La calle Ribera de Curtidores es principalmete de puestos de artesanía, jeans, ropa nueva, hecha a mano, etc. La Plaza del General Vara del Rey, tiene mucho de ropa de segunda

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mano, chupas de cuero, Levi’s usados, o chaquetas de pana de las de la época socialista. También hay algunos puestos interesantes de muebles y otras cosas de almoneda. Más antigüedades por la calle Rodas y en las Galerías Piquer, en Ribera de Curtidores. En Carlos Arniches y Mira el Río Baja, discos, ropa de segunda mano en Marmota y objetos imposibles en el Transformista.

En la esplanada del Campillo, herramientas, telas y pieles al metro o por piezas, discos, y revistas. Un poco de todo. Los puestos se alargan hasta casi llegar a la Glorieta de Emba-jadores. No recomendamos el autobús circular un domingo de Rastro por ir hasta los topes y siempre en esta zona pillar atasco. Pero de cualquier forma sí recomendamos la visita a este mercado, teniendo cuidado con las mochilas o bolsos para evitar disgustos, y parando a tomar unas cañas en cual-quiera de los muchos bares que hay. El 17 de junio de 1931, por fin, se inaugura la plaza de Las Ventas del Espíritu Santo; es la nueva plaza, la plaza que no atrae a los aficionados, la que está cerca del cementerio y de las chabolas, y a la que el Ayuntamiento ha negado su funcionamiento al no acondicionar los accesos hasta ella. Ningún organismo apoyó la construcción de la nueva plaza, y sin el empeño personal de Joselito y la ayuda esencial de José Espeliú (arquitecto del proyecto), la nueva plaza no sería hoy la cuna y el hogar de tantos y tantos toreros.

El 17 de junio se celebra en Madrid la discreta inauguración de la plaza de toros de Las Ventas, aunque no será hasta 1934 cuando se inicie de manera definitiva.No se la llamará Monumental, pero desde luego lo es; es esbelta, gallarda y bien formada; es el sueño de Espeliú, que consiguió a su muerte y que se demuestra en graciosas líneas, comodidad y ligereza; en definitiva, es un edificio trabajado con gusto y esmero, y muy bien logrado.

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Don Pedro Rico (alcalde de Madrid) organiza este primer festejo con un fin benéfico: remediar el paro obrero. Los espadas de la tarde serán: el estoqueador vasco: Diego Mazquiarán (Fortuna); el gran Marcial Lalanda; Nicanor Villalta, con el mayor récord de orejas cortadas en Madrid; el genial banderillero Fausto Barajas; Luis Fuentes Bejara-no, Vicente Barrera, Fermín Espinosa “Armillita Chico” (el Joselito mexicano) y Manuel Mejías “Bienvenida”, uno de los mejores en su época.

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